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Las arañas * Viudas negras, mígalas o la mítica tarántula, etc. ¡Las arañas aterrorizan! Son unas desconocidas que alimentan numero sos miedos y fobias. Sin embargo, de las 35.000 especies co nocidas sólo una docena es peligrosa para el hombre * Estas criaturas sofisticadas merecen algo mejor que el temor y el desagrado que inspiran. Son indispensables para el equi librio ecológico de nuestro planeta: cada día de verano devo ran, m illones de toneladas de insectos. Los ecologistas las consideran como un testimonio de la salud y del equilibrio de nuestro mundo * El tiempo ha hecho que las arañas se hayan diversificado con siderablemente, en relación con el tamaño, los colores y las costumbres: en esta obra, 45 fichas le presentan las principa les especies para que pueda iniciarse en este tema * Este libro le hará descubrir la riqueza insospechada del mundo de las arañas, sus sorprendentes y, a veces, trágicos rituales de apareamiento, la extraordinaria calidad de su seda, su capacidad de mimetismo. Aprenderá a observarlas, a reco nocerlas y, por qué no, a criarlas V v e s M a s ia c es zoo técn ico especia lizado en la in fo rm ación científica. E stá inte resado en e i m undo a n im a l tan to p o r lo que e s en s i m ism o, com o p o r lo que aporta a los hombres. Es a u to r de d iferentes pub licac iones sobre pequeños roe dores, insectos y an im ales de com pañía. A pesar de haber puesto el máximo cuidado en la redacción de esta obra, el autor o el editor no pueden en modo alguno res ponsabilizarse por las informaciones (fórmulas, recetas, técni cas, etc.) vertidas en el texto. Se aconseja, en el caso de problemas específicos — a menudo únicos— de cada lector en particular, que se consulte con una persona cualificada para ob tener las informaciones más completas, más exactas y lo más actualizadas posible. EDITORIAL DE VECCHI, S. A. - Barcelona ( />< < CC < V) < YV ES M A S IA C YVES MASIAC -LAS. ARANAS clasificación - morfología - reproducción - alimentación en la naturaleza y en cautividad - vida social - costumbres CON 45 FICHAS TÉCNICAS____ GLOSARIO DE TÉRMINOS BÁSICOS EDITORIAL DE VECCHI www.FreeLibros.org Yves Masiac LAS ARAÑAS EDITORIAL DE VECCHI, S. A.www.FreeLibros.org © Editorial De Vecchi, S. A. 1996 Q uerría agradecer a l departam ento de aracnología d e l M useo de H istoria N atura l de Francia, y especialm ente a Jacqueline Kovoor y Christine Rollará, la paciencia y la gentileza con la que m e han aconsejado y han respondido a m is num erosas preguntas. Jacqueli ne K ovoor ha p uesto a m i disposición su colección persona l de f o tografías de m icroscopio de exploración, producto de m uchos años de investigación científica, de la que el lector encontrará algunas m uestras en este libro. También deseo expresar m i m ás profundo reconocim iento a Valérie Chansigaud, redactora je fe de la revista Pénélope _y gran erudita en m ateria de arañas, que m e ha prodigado consejos m uy útiles sobre m i m anuscrito dedicándom e gran parte de su tiempo. Finalm ente, quisiera agradecer a A la in Canard, de la F acultad de C iencias de Rennes la ayuda que m e ha proporcionado, en particu lar, dejándom e consultar su colección personal de fo tografías. En la cubierta, fo to principal: Dolomedes fimbriatus hace una pequeña demostración de equilibrio. Sufre una dura situación por la desaparición de los ambientes pantanosos y húmedos. Foto de A. Canard. En el recuadro: Aculepeira seropegi, de magníficos, colores Foto: A. Ca- E ditorial D e Vecchi, S. A. B A RCELO N A Pura Julien Masón www.FreeLibros.org A Indice Introducción P or qué un libro sobre a r a ñ a s ....................................... 9 O bservar las a r a ñ a s ......................................................... 12 Las arañas en su medio natural......................................... 13 La captura y el estudio de animales m u e rto s ................ 15 La cría de arañas en cautividad......................................... 19 Utilizar las asociaciones.................................................... 22 Las arañas en el reino a n im a l ....................................... 23 Honorables abuelas............................................................. 23 Orígenes poco conocidos.................................................. 24 Las arañas en la clasificación sistemática....................... 25 Las principales categorías de arañas................................ 27 M orfología de las a r a ñ a s ................................................ 30 El cefalotórax................................................. 31 El abdom en........................................................................... 35 Los apéndices...................................................................... 38 Los órganos de los sen tid o s ............................................. 43 El te j id o ............................................................................... 47 Tejedoras ante todo ............................................................. 47 Seda..., pero ¿para hacer qué?........................................... 47 Propiedades del hilo de seda............................................. 49 Las diferentes clases de h ilo ............................................. 51 Técnica del tejido de telas orb iculares........................... 52 La producción de s e d a ....................................................... 54 7www.FreeLibros.org C om er p a ra v iv ir ..................................................................... 59 M odo de a lim en tac ió n ............................................................ 59 Técnicas de ca z a ....................................................................... 60 Arañas desprovistas de te la ................................................ 60 Arañas que cazan desde su madriguera....................... 62 Arañas con telas irregu lares.......................................... 63 Arañas orbiculares (de telas regulares)........................... 64 Las o rig in a les ....................................................................... 66 L a re p ro d u c c ió n ..................................................................... 69 Encontrar p a re ja ....................................................................... 69 Galanteo y preliminares .................................................. 70 El acoplamiento .............................................................. 72 El bulbo gen ital..................................................................... 73 Los órganos genitales de la h e m b ra ................................ 76 Desarrollo de la fecundación.............................................. 76 La puesta y el sentido maternal.......................................... 78 Dispersión: la técnica del paracaídas ascendente 81 D efenderse de sus enem igos................................................ 84 Los enemigos de las arañas................................................. 84 Medios de d e fe n s a ............................................................... 86 El v e n e n o ............................................................ '. ........... 86 El m im etism o ................................................................... 89 Las m adrigueras............................................................... 90 La a u to n o m ía ....................................................................... 91 A lgunas a rañ as im p o r ta n te s .......................................... 92 Arañas eu ro p eas................................................................... 93 Arañas exóticas......................................................................... 118 G lo s a r io .................................................................................. 121 B ib lio g ra f ía ..........................................................................124 A so c ia c io n e s ........................................................................ 126 8 Introducción Por qué un libro sobre arañas Un defecto muy extendido, desgraciadamente, es el de intere sarse o sentir simpatía por todo aquello que se nos parece, e indiferencia hostil hacia aquello que nos es ajeno. A sí por ejemplo, los mamíferos son los grandes «preferidos» del gran público: podemos encontrar en la literatura inolvidables pa sajes sobre el misterio de los felinos, la fidelidad de los pe rros, la gracia de los caballos y las bellezas de los unos y de los otros. Los pájaros, aunque un poco más alejados de noso tros, también nos resultan graciosos y despiertan nuestra ad miración y curiosidad. Pero si pasamos a los animales de sangre fría — y en el caso de los invertebrados es peor todavía— la actitud que domina es el desagrado, incluso las fobias. Llegado el caso, hasta el mayor «amigo de la naturaleza» saca su producto insecticida. Las arañas son de los animales más detestados entre los in vertebrados: esta es su triste situación. Sin embargo, la arañas son casi inofensivas: tan sólo se cono ce una docena de especies que puedan ser peligrosas para el hom bre (entre un total de decenas de m iles), y ninguna de ellas puede encontrarse en España. Respecto a las picaduras, sin negar su realidad, son bastante menos frecuentes de lo que se cree, ya que son muchos los que atribuyen a una araña ima ginaria toda picadura de insecto de origen desconocido. Se 9www.FreeLibros.org trata de picaduras que, generalmente, no presentan una gra vedad considerable, y siempre son defensivas. Paradójicamente, las abejas, responsables de varias muertes por año en nuestro país son infinitamente más populares que las arañas, que, sin embargo, no provocan nunca la muerte. Seguro que se nos dirá que es debido a que las abejas son úti les. Pero los arácnidos también lo son: en España las arañas devoran cada día de verano más de trescientos millones de to neladas de insectos. Estamos ante un pesticida 100 % ecoló gico y muy eficaz, del que los cultivos — principales víctimas de los insectos— aprecian su labor. Ante todo, y es el motivo que justifica este libro, el universo de las arañas es de una riqueza extraordinaria. En primer lu gar, porque es inmenso: en la actualidad se conocen aproxi madamente treinta y cinco mil especies de arañas, y existen otras tantas por describir — cantidad mucho mayor que la que hay de vertebrados (mamíferos, pájaros, reptiles, anfibios y peces) en la tierra— . En segundo lugar, por su extraordinaria variedad. Nuestras protagonistas han conquistado todos los medios, desde las cuevas más oscuras hasta los desiertos más secos, pasando por los lagos, por las casas, por las copas de los árboles y por debajo de las piedras. Tan sólo faltan en la lista los ecosistemas marinos, desprovistos de insectos. Cada vez que ha sido necesario se han adaptado al medio mediante astutas estrategias y han modificado su fisiología y su com portamiento siempre y cuando ha sido imprescindible. A pesar de responder todas a las mismas características gene rales, carnívoras y provistas de órganos productores de seda, las arañas se han diversificado extraordinariamente en rela ción con el tamaño, el color y los hábitos. Algunos ejemplos son m uestra de ello. Si la araña rayada — denom inada en Francia epeira rayada— , muy extendida en nuestras regiones, teje telas que son verdaderos prodigios arquitectónicos, otras especies se contentan con un batiburrillo de hilos desordéna lo dos, y la Lycosa tarentula (frecuentemente llamada tarántula) caza sin necesidad de seda. La sorprendente Argyroneta aquatica habita bajo la superfi cie de aguas dulces. Al no estar provista de branquias (los arácnidos son principalm ente un grupo terrestre), necesita respirar aire como nosotros. Se fabrica, en consecuencia, una burbuja subacuática, fijada a una planta cualquiera, con la que respira y devora sus presas. * M ientras que la gran mayoría de las arañas son em inente mente solitarias, e incluso algunas de ellas errantes, existen especies llamadas «sociales» que forman colonias inmensas, de hasta diez mil individuos, unidas por relaciones sociales complejas (Anelosimus eximius). Muchos otros prodigios de las arañas merecerían ser mencio nados en esta breve introducción: las extraordinarias calida des de su seda, sus sorprendentes y a veces trágicos amores, su capacidad de mimetismo y los extraños «paracaídas» de seda gracias a los cuales se desplazan. Estas criaturas sofisticadas merecen, pues, algo más que el miedo y el desagrado que inspiran con frecuencia. Nuestros conocimientos acerca de las arañas han aumentado conside rablemente, a pesar de los escasos medios de los que dispo nen los investigadores españoles (la aracnología es, por otra parte, una de la raras ciencias que todavía cuenta con muchos aficionados entre los especialistas). Todo tipo de mecanismos fascinantes han sido descubiertos: promoverlos contribuye a hacer salir a las arañas de su gueto inmerecido. 11www.FreeLibros.org Observar las arañas Dirigiéndome hace poco a un auditorio de adolescentes — en principio mucho m ás interesados en las últim as novedades musicales que en los esplendores de la naturaleza— tuve la suerte de darme cuenta de que en una esquina de la sala había una tela absolutamente perfecta, una tela de «academia», en el centro de la cual, de alguna manera, una pequeña argiope, oscura e inmóvil, acababa de colocarse. Hice buscar a mi auditorio de adolescentes un insecto comesti ble («¡cuidado, eh, vivito y coleando!») para ofrecerlo a nues tro voraz objeto de estudio. Tras algunos momentos de agita ción me trajeron una hormiga roja de aspecto bastante activo y descontento, que podía convertirse en un adversario considera ble, siendo del mism o tamaño que la araña y, como todo el mundo sabe, armada de una nada despreciable picadura. Hice deslizar la hormiga por un tobogán hecho con una hoja de pa pel y la hormiga cayó finalmente en los hilos de la tela* Los espectadores se precipitaron a observar el drama inm i nente. La araña extendió sus patas y se precipitó sobre la in trusa: tras unos instantes de duda la agarró y la mordió. Re culó un paso, dudó un poco, y la mordió nuevamente. Ani mada clamorosamente por el joven público, la argiope liberó entonces la hormiga de los hilos secundarios que la retenían, y empezó a empaquetarla, haciéndola girar sobre ella misma a toda velocidad, al mismo tiempo que la cubría de seda. La 12 desgraciada hormiga roja, al margen de algunos sobresaltos, terminó su vida en un pequeño sarcófago de seda, ante un pú blico estupefacto ante un desenlace tan repentino. Digamos para concluir que la siguiente hora se quedó corta para res ponder a la avalancha de preguntas que la escena había susci tado entre los jóvenes. La observación de las arañas es, sin duda alguna, una activi dad fascinante para todo aquel que tenga un mínimo de pa ciencia y sienta una cierta curiosidad por los seres vivos. Es oportuno, sin embargo, tener algunos conocimientos básicos que permitan inteipretar lo que se ha visto. El deseo del autor es, por supuesto, proporcionarlos en este libro. Existen tres maneras de observar las arañas, com plem enta rias, pero bien diferentes entre ellas. La primera consiste en la que ha sido explicada anteriormente: el estudio de los anima les en su ambiente natural, sin intervención humana alguna, aunque a veces se autorice una pequeña «provocación» de los fenómenos naturales. La segunda es el estudio de animales muertos y conservados en alcohol que han sido capturados en su medio natural. Para realizar esta actividad es necesario el conocimiento de algu nas técnicas. Y, por último, la tercera es la observación de animales en cau tividad. L a s a r a ñ a s e n s u m e d i o n a t u r a l La observación de las arañas en su medio es, según mi opi nión, elmás desconocido y, a la vez, el más rico de los dife rentes modos de aproximación a estos animales. Puede cons tatarse rápidamente que el estudio del comportamiento de las arañas ha dispuesto, y dispone todavía, de menos adeptos que el estudio de su aspecto y de sus formas. 13www.FreeLibros.org Evidentem ente, esto se explica po r razones objetivas. Las arañas, como ya hemos dicho, constituyen un universo muy vasto y aún poco conocido, ya que se considera que el nú mero de especies conocidas representa el 50 % del total de especies existentes. Pero, antes de interpretar y analizar, es necesario haber acum ulado conocimientos y haber realizado un trabajo de clasificación; es com prensible, por lo tanto, desde este punto de vista, que los aracnólogos se hayan con sagrado sobre todo al descubrim iento y a la descripción de nuevas especies. Por otra parte, se trata de animales en los que la observación no es precisamente fácil. Primero existen los problemas rela tivos al tamaño: un gran número de especies miden tan sólo algunos milímetros. De hecho, pueden observarse los princi pales comportamientos (huida, caza, acoplamiento, tejido de la tela...), pero más allá de un determinado detalle — o de una determinada edad— la utilización de la lupa se hace necesa ria, y su manejo no es fácil si no se quiere perturbar el objeto de estudio. Si desea observarse la puesta, el acoplamiento, el lugar de impacto de las garras, es conveniente encontrar pri mero sujetos de estudio de un tam año grande, y armarse de paciencia y de concentración. A este problem a se añade el hecho de que las arañas son mie dosas en su inm ensa m ayoría y se esconden en cuanto se sienten am enazadas. A pesar de todo, gracias a su limitada vista, a veces es posible acercarse bastante, pero es siempre necesario ir con cuidado y ser precavido. F inalm ente, si quieren efectuarse observaciones durante un período prolon gado se corre el riesgo de que la araña desaparezca, por una razón cualquiera. Por fortuna, la arañas hem bras son por lo general sedentarias (los machos son normalmente errantes), y permanecen cerca de su tela o de su madriguera; por lo tan to, podemos esperar encontrarlas en el mism o lugar durante algún tiempo si no las molestamos. 14 Pero, a pesar de las dificultades, nuestras protagonistas son un sujeto de observación que puede proporcionar placeres memorables. A los reticentes — y a todo el mundo en gene ral— quiero recom endar la lectura de los trabajos de un ex traordinario observador de insectos y de arañas llamado Jean- Henri Fabre (1823-1915) que consigue maravillar y mantener en vilo al lector tan sólo con historias de invertebrados, tal es su curiosidad y su talento como narrador. La naturaleza es rica en prodigios, enigmas y paradojas a los que el aficionado menos erudito puede aproximarse con es peranzas de descubrirlos. Una araña ignora una presa que ha quedado atrapada en su tela, ¿no tendrá hambre? ¿está ocupa da con alguna otra cosa? ¿La presa es quizá de una especie que le desagrada, ya sea porque es peligrosa, ya sea por su gusto, o no se ha percatado de su presencia? Un determinado macho se hace devorar antes del acoplamiento y no cualquier otro, ¿por qué? En cada caso habrá que construir hipótesis e intentar verificarlas (encontrar otras presas, otras hembras de la misma especie, otros lugares...). Esta form a de observación es, desde mi punto de vista, la más gratificante y la más apasionante. Sin embargo, es necesario com binarla con otra si se quiere, al menos en parte, dominar el mundo de las arañas. L a c a p t u r a y e l e s t u d i o d e a n i m a l e s m u e r t o s A pesar de todas sus virtudes, las arañas consienten muy ra ramente seguir al naturalista aficionado hasta su casa, para a continuación prestarse a ser observadas bajo su lupa binocu lar. Es, por lo tanto, necesario, si querem os conocerlas un poco mejor, apresar sin vida un cierto número y conservarlas con el fin de estudiarlas después cómodamente. Concierne a la responsabilidad del aficionado, a pesar de esto, moderarse 15www.FreeLibros.org y no capturar más que los especímenes necesarios. Toda men talidad que encierre la voluntad de realizar «cuadros de caza» o bellos resultados debe ser enérgicamente combatida. Ade más, no deben capturarse arañas de especies poco frecuentes, siempre que sea posible. No existe un material de observación «estándar» que pueda ser recomendado al aracnólogo aficionado; todo depende de la precisión que se desee alcanzar. Sin embargo, la lupa bino cular (especie de gem elos m ontados sobre un pie) parece, más allá de un cierto estadio, difícilmente evitable, aunque al principio puede ser suficiente una lupa ordinaria potente. La lupa binocular permite, en efecto, observar sin cansarse du rante bastante tiempo, deja las manos libres y, si se la equipa de un pequeña retícula, se obtiene directamente la escala de los animales que serán dibujados. Esta será, indiscutiblemen te, la adquisición más cara del aprendiz de aracnólogo. En cuanto al material de captura, es sencillo y barato. Aunque parezca evidente, recordemos que utilizar la mano es impro cedente tratándose de la captura de arañas, al menos si no de seamos estudiar animales medio aplastados, a los que les fal ten patas u otros órganos (el abdom en y los apéndices son muy frágiles). El primer instrumento es el clásico paraguas japonés. Lo me jo r es fabricárselo uno mismo, con la posibilidad de adaptar el modelo en función de los gustos y de las aptitudes manua les. Se trata de un trozo de tela de un metro cuadrado aproxi madamente, con los bordes doblados hacia el interior. Una cruz metálica (mejor si es también desmontable) se coloca en las diagonales del cuadrado (fijada a las cuatro esquinas del trozo de tela), lo que asegura la estabilidad del conjunto y permite sostener el paraguas. El dispositivo se coloca en un árbol o en un arbusto bajo las ramas que golpeamos enérgicamente. Los insectos y las arañas caen entonces en el paraguas japonés (al igual que una cantidad 16 considerable de desechos diversos), y tan sólo se trata de reco gerlos. Con frecuencia las arañas se escapan precipitadamente y se refugian bajo el borde, que resulta en este caso muy útil, puesto que sin él las arañas saltarían al vacío y se escaparían. También es indispensable la red cortadora, variante aracnoló- gica del cazamariposas, en la que se ha sustituido la red por un trozo de tela consistente, montada en una armadura más consistente aún. Pasamos este instrumento por las hierbas al tas, los matorrales y los ramajes y seleccionamos el material recogido. Para actuar con mayor precisión es imprescindible utilizar el «aspirador», con el cual podrán «atraparse» las arañas reco gidas con los medios ya mencionados o bien las que encon tramos directamente en la naturaleza. Se trata de un pequeño tubo de cristal montado en el extremo de un tubo de caucho (parecido a una manga de riego o a una cocina de gas) de un metro de longitud aproximadamente; el paso entre los dos tu bos estará obstruido por un trozo de gasa o de tejido fino. Cualquier araña digna de interés puede ser aspirada por el tubo de cristal y luego soplada hacia el recipiente en el que se ha elegido conservarla. No deben dejarse nunca varias arañas vivas en el tubo, porque se devorarían entre sí. En función de su tamaño, es conveniente conservarlas en pe queños tubos transparentes (1 o 2 cm de diámetro, entre 4 y 5 cm de altura) de cristal o de plástico, previamente llenados con alcohol de 75°. A continuación hay que cerrar herméticamente los tubos y transportarlos a casa, donde con toda tranquilidad podrán llevarse a cabo las observaciones, teniendo en cuenta que las arañas deben estar siempre en contacto con el alcohol; de no ser así se secarían con rapidez. De esta manera, por ejem plo, el estudio a través de la lupa binocular, se hace con arañas que están ensuspensión en el líquido de conservación. Los especialistas cierran los pequeños tubos con algodón y los colocan en grandes recipientes llenos también de alcohol; 17www.FreeLibros.org sólo deben preocuparse del nivel de evaporación del alcohol del recipiente, y por lo tanto, no tienen que vigilar cada uno de los tubos. Este procedimiento está especialmente indicado para las grandes colecciones; en este caso es absolutamente necesario, desde el principio, aplicar un sistema de etiqueta do de los tubos, incluyendo el nombre de la especie, la fecha y el lugar de captura (detalles complementarios como el en torno del espécimen y la técnica de captura, pueden anotarse en un cuaderno dedicado a este tipo de observaciones). Los recipientes serán en seguida numerados y se realizarán fichas que indiquen su contenido. En cualquier caso, es recomenda ble anotar las observaciones pertinentes tan sólo llegar, para evitar que la memoria nos haga malas pasadas. También existen trampas para arañas que consisten en tubos enterrados, cuya abertura queda a ras de suelo. La evaporación del líquido de conserva puede representar un problema si las - trampas se dejan durante mucho tiempo: el alcohol se sustitui rá en este caso por etilenglicol, que tarda más en evaporarse. Para capturar arañas en el suelo o entre la maleza el aparato de Berlese constituye un dispositivo muy eficaz. Sobre una reja, colocada en el fondo de un embudo, se pone la tierra que va a parar a un recipiente lleno de alcohol. Una lámpara ilu mina el recipiente por arriba. Huyendo de la luz, del calor y de la desecación las arañas reculan hacia el fondo del aparato y acaban cayendo en la solución de alcohol. Es necesario manipular los animales capturados con mucho cuidado, ya que el contacto con el alcohol hace más frágiles sus tejidos. Pueden emplearse pinzas de disección muy finas, agujas y cuchillas finas montadas en el extremo de un mango. No trataremos aquí de las técnicas propias de la observación microscópica, ya que para ello es necesario un material más com plejo; las diferentes asociaciones aracnológicas citadas en el anexo pueden ayudar a los neófitos interesados a sol ventar estas cuestiones. 18 L a c r í a d e a r a ñ a s e n c a u t i v i d a d Criar arañas puede ser un pasatiempo original, enriquecedor y fuente de numerosos conocimientos sobre los hábitos y el modo de vida de nuestras bellas tejedoras. Sin embargo, con lleva un cierto número de problemas. El comercio dedicado a la cría, empezando por este proble ma, ha puesto en peligro algunas especies y comienza a ser una amenaza para otras. La Convención de Washington pro tege, por esta razón, a la muy conocida mígala tropical, que lleva el nombre de Euathlus (Brachypelma) sm ith i, o el más sencillo de «rodillas rojas» de México. El gusto que inspira a los aficionados, debido en particular a las franjas de color co ral que recogen sus patas y su cefalotórax, ha puesto la espe cie en peligro de extinción. Por lo tanto, pedimos no comprar esta araña e informar a las autoridades pertinentes de los es pecímenes existentes o de posibles nacimientos. Por desgracia existen razones para pensar que otras especies menos conocidas también están expuestas a graves peligros (particularmente las mígalas), sin que pueda verificarse total mente debido a los escasos estudios aracnológicos, sobre todo en los países tropicales, generalmente pobres. Lo más razonable es, pues, abstenerse de cazar o de comprar arañas procedentes de países tropicales. También otros problemas conciernen a las especies tropica les, en especial los de la seguridad. El veneno de las arañas es en la actualidad el tema de varios trabajos científicos, aunque todavía se conoce bastante poco. Se constata, sin embargo, una gran variedad en la sensibilidad a las picaduras en fun ción de los individuos. Por ejemplo, una araña determinada considerada inofensiva puede provocar en algunas personas reacciones de una gran violencia, algo que, de hecho, no tie ne nada de sorprendente ya que también se observa en el caso de otros artrópodos como las abejas o las avispas. En relación 19www.FreeLibros.org con este aspecto, las especies tropicales comportan un cierto riesgo, agudizado por la ignorancia o la negligencia del co merciante que puede estar vendiendo, con otro nombre, un animal de una especie diferente. Las grandes mígalas tropicales están equipadas, además, con un importante sistema piloso. Pero normalmente estos pelos son urticantes y constituyen un sistema de defensa: la araña desprende una nube de pelos cuando se encuentra en peligro. Por lo general, no provocan problemas de una gran gravedad, pero ha habido casos en los que estos pelos han originado considerables reacciones alérgicas en la piel, por el contacto, o en los bronquios en caso de inhalación. Por todas estas ra zones, aconsejamos a los neófitos que no manipulen gran des mígalas, aunque la prensa esté llena de fotos con niños manipulándolas o se enseñen ejemplos. Para acabar con estos problemas, digamos además que si bien existen personas que crían mígalas, proporcionándoles un en torno confortable, tomando medidas de seguridad y no com e tiendo imprudencias, también se da el caso de «migalófilos» ocupados esencialmente en impresionar a sus amistades, y en vivir sensaciones fuertes. Estas personas no demuestran tener ningún interés por el animal en sí, que utilizan tan sólo para hacerse valer, y al cual normalmente maltratan (más o menos de form a consciente). Les aconsejam os sim plem ente que busquen otra ocupación. En la práctica, la cría de arañas requiere pocos medios, pero implica conocer los aspectos fundamentales del modo de vida de la araña. Hay que tener presente en el momento de la cap tura (recom endam os especialm ente la cría de especies que uno mismo puede capturar) que los especímenes deben depo sitarse a razón de uno por recipiente. En caso contrario, el ca rácter carnívoro de la araña podría reducir considerablemen te el total de la captura. A continuación, hay que proporcionarles un hábitat que re 20 cree con mayor similitud el suyo natural. Así por ejemplo, las arañas que excavan madrigueras deben encontrar pequeños refugios (de 10 a 15 cm) preparados previamente en el suelo, sino existe el peligro del probable deterioro y de la posible muerte. Por otra parte, las arañas tejedoras de telas deberán encontrar a su disposición algunas ramas dispuestas de mane ra que les sirvan de punto de apoyo y a una cierta distancia del techo. El refugio puede tener infinidad de formas, según la imagina ción del criador; sin embargo, el sistema más eficaz para evi tar las evasiones es la mosquitera fijada a la pared mediante cinta adhesiva. También pueden utilizarse finas redes metáli cas, o cajas de plástico transparente que incluso cerradas per mitan que las arañas puedan respirar. En el fondo del recipiente se colocará una capa de tierra que habrá que mantener siempre húmeda; para esto existen mu chas técnicas basadas en la capilaridad, pero también puede hacerse regando un poco todos los días. Un pequeño reci piente con agua puede ser útil (no es indispensable); sobre todo hay que poner algunos obstáculos naturales que puedan servir de entorno al animal. Respecto a la alimentación de las arañas, el principal proble ma consiste en procurarse presas vivas, siendo prácticamente ignoradas las muertas (excepto si nos dedicamos a moverlas con un pequeño palo, lo que es com plicado, pero requiere tiempo, y no siempre funciona). Las tiendas especializadas en artículos de pesca, afortunadamente, venden presas que po demos ofrecer a la araña tanto en forma de larva como de gu sano (si dejamos que nazca). En verano los propietarios de jardines podrán dedicarse a la captura de saltam ontes para alimentar a sus arañas hambrientas; la mayoría de los otros insectos también sirven de alimento para las arañas. Algunos de mis compañeroscrían cucarachas para alimentar a sus ara ñas, se trata de algo simple y eficaz. Las arañas soportan fá 21www.FreeLibros.org cilm ente ayunar varios días, incluso algunas sem anas. Las migalas resisten a veces varios meses. Respecto a la manera de estudiar una cría, y el tipo de expe riencia que debe practicarse, no existen más límites que los de la imaginación y la paciencia del observador. Pueden estu diarse las técnicas de tejido, de preparación del nido, intentar que se produzcan acoplamientos, observar las estrategias de caza, la relación con la descendencia; en resum en, queda abierto un campo prácticamente infinito. U t i l i z a r l a s a s o c i a c i o n e s A pesar de que la aracnología no es una afición de «masas» dispone de adeptos fieles en toda Europa; estos aficionados se asocian normalmente para formar clubes o publicar revis tas. Las principales asociaciones se citan en el anexo. Pue den servir de gran ayuda a los principiantes, ya que los ini cios del descubrim iento del mundo de las arañas pueden ser bastante difíciles, sobre todo en lo relativo a la identificación de las especies. Un guía experimentado les enseñará las principales especies, los criterios esenciales de reconocimiento, y además les ex plicará los pequeños trucos que tanto facilitan la tarea. La mayoría de los apasionados de las arañas normalmente están dispuestos a ayudar a los neófitos, y existen incluso excursio nes y salidas organizadas... ¡Hay que saber aprovecharlas! 22 Las arañas en el reino animal H o n o r a b l e s a b u e l a s Incluso si no reconocemos ninguna virtud a las arañas, al me nos debem os tenerles cierto respeto debido a su venerable edad: los primeros fósiles de arácnidos se remontan efectiva m ente al período devónico, hace aproxim adam ente cuatro cientos millones de años. Son tres veces más antiguas que los dinosaurios, en la época de los cuales la presencia de nuestros ancestros mamíferos era bastante discreta ya que no medían más que algunos centímetros. Y si queremos compararlas con los primeros hombres que pisaron el suelo del planeta, hace aproximadamente dos millones de años, tendremos que cons tatar con hum ildad que las arañas son al menos cien veces más antiguas que nosotros. Desgraciadamente, sabemos muy poco sobre la prehistoria de nuestras protagonistas. Es casi seguro que precedieron a los insectos en la tierra firme, y que estaban, en todo caso, bien implantadas en una época en la que estos se desarrollaban to davía en formas muy rudimentarias. Algunas hipótesis sostienen que el vuelo de los insectos se desarrolló com o consecuencia de la intensa depredación de que eran víctimas por parte de las arañas. Por otra parte, la ca pacidad tejedora de las arañas — su principal característica— 23www.FreeLibros.org se desarrolló para permitirles capturar insectos con alas, que amenazaban con escapar por los aires. Pero es difícil d isponer de inform aciones precisas relativas a esta época ya que la fosilización, si bien es de gran utili dad para las conchas y sirve de ayuda para los esqueletos óseos, resulta aleatoria para anim ales de cuerpo blando, de los que generalm ente no queda nada (deben reunirse condi c iones excepcionales). Los investigadores deben basarse entonces en fragm entos casi inform es, o en huellas difíciles de interpretar. Sólo la conservación en ám bar — fam osa de bido a la película Parque Jurásico— puede proporcionar in form aciones más o m enos precisas, pero se trata de un fenó m eno rarísimo. Parece, sin embargo, que la araña identificada com o la más antigua es la m ígala, y que el resto de sus contem poráneas eran bastante diferentes de las especies que conocem os ac tualmente. Hace treinta millones de años, sin embargo, un pe ríodo de importante fosilización conservó un gran número de arañas muy próximas a las familias actuales. La sorprendente estabilidad de este grupo, que ha permanecido durante cente nas de millones de años sin sufrir grandes cam bios en su as pecto general, es un hecho que prueba sus grandes cualidades biológicas. O r í g e n e s p o c o c o n o c i d o s No se conocen con precisión los ancestros de las arañas. Como el resto de los artrópodos, proceden posiblem ente de gusanos marinos, los anélidos, denom inados metamerizados, es decir, constituidos por una serie de segmentos iguales que se repiten un gran número de veces. Cada uno de los segm en tos, en esta familia, contiene un par de ganglios nerviosos, un par de órganos excretores y un par de protuberancias, gene- 24 raím ente especializadas en la locom oción, que reciben el nombre de apéndices (el término «patas» es impropio debido a que su estructura es dem asiado primitiva). Los artrópodos habrían evolucionado a partir de los anélidos, por una parte, «inventando» el caparazón endurecido y, por otra, fusionando y perfeccionando los metámeros sucesivos. Es así como ciertos apéndices habrían evolucionado en patas para caminar, otros en alas, otros en antenas, otros en quelíce- ros, etc. Los diferentes órganos de cada segmento se habrían conectado a lo largo del animal para form ar los sistem as di gestivo, nervioso, excretor, sanguíneo, etc. El antepasado común de todos los arácnidos es pues posible mente uno de estos prim eros artrópodos rudim entarios, con aspecto de «gusano» corto y rechoncho con un caparazón de lantero del que salían cinco pares de apéndices prim itivos. Pero es muy posible que continúen aún durante un cierto tiempo las polémicas sobre los orígenes de este grupo de ani- malitos entre los paleontólogos. L a s a r a ñ a s e n l a c l a s i f i c a c i ó n s i s t e m á t i c a Las arañas pertenecen, como ya hemos dicho, al grupo de los artrópodos tam bién llam ados «articulados», es decir, al gru po que es a la vez el m ás vasto del reino animal (representa el 80 % de las especies) y el peor descrito, ya que más de la mitad nos resulta todavía desconocido. Como todos los artrópodos, las arañas son invertebrados, es decir, no tienen esqueleto interno. Su rigidez proviene de su epidermis, que secreta, a través de una gran número de poros, un caparazón externo llamado cutícula. Este tiene la función de proteger el cuerpo de posibles agresiones exteriores y de ser un esqueleto, proporcionando a los músculos unos puntos de apoyo sólidos. Este sistema de esqueleto externo presenta 25www.FreeLibros.org un problema considerable, sobre el que volveremos más ade lante: como no puede crecer al mism o tiempo que el animal, obliga a este a cam biar con in tervalos regulares, durante acontecimientos de alto riesgo que llamamos la muda. Las arañas pertenecen a una clase particular de artrópodos: la de los arácnidos. Encontramos a su lado los escorpiones, los segadores (norm alm ente confundidos con ellas) y los acári dos, así como una serie de grupos menos conocidos y menos representativos. Entre otras características de esta clase, señalam os cuatro pares de patas, la presencia de quelíceros (especie de pe queñas pinzas delanteras con m últiples funciones) y la au sencia de antenas y de alas. Precisarem os que los arácnidos son artrópodos, pero no son en absoluto insectos: estos últi mos (que constituyen a su vez una clase) tienen tres pares de patas, la gran m ayoría d isponen de alas y tienen antenas. A ñadirem os, que exceptuando algunos acáridos, los arácni dos son todos carnívoros, característica que no com parten los insectos. La persona que después de todo siga confundiendo los dos, que se im agine lo curioso que le parecería si alguien le dije ra que una carpa es un mamífero, y sin em bargo para un bió logo sería un error de la m ism a gravedad (confusión entre dos clases distintas). Las arañas pertenecen al orden de los araneidos (o arañas) — del que expondrem os las características más adelante— , cuyo rasgo esencial es tener un cuerpo en dos partes (abdo men y cefalotórax) y utilizar seda en diversos períodosde su existencia, según las especies: para la caza, para la puesta, para protegerse, para desplazarse, etc. Tam bién se d istin guen de otros arácnidos por sus pedipalpos (especie de «pa tas» anteriores m odificadas) que sirven para la copulación en el macho, gracias a la evolución que las ha convertido en una especie de «jeringuillas» reproductoras. 26 L a s p r i n c i p a l e s c a t e g o r í a s d e a r a ñ a s El orden de los araneidos, para term inar con los problem as de clasificación , se d ivide a su vez en tres subórdenes. El más evolucionado es el de los araneomorfos, llamados tam bién «arañas verdaderas». Este suborden es el labidognato, lo que significa que los quelíceros (ganchos venenosos que están delante de la boca) se cierran cruzándose horizontal m ente, com o lo harían unas tijeras. Los araneom orfos com prenden la inmensa mayoría de las especies de arañas (más del 95 %). Los araneom orfos están constituidos por un gran núm ero de fam ilias (más de cincuenta) de las que no hablarem os aquí, ya que hasta los especialistas debaten todavía hoy cuál es el m ejor m odo de clasificación; han sido propuestos m ás de vein te sistem as d iferen tes en este sig lo . D istinguirem os sim plem ente dos grandes categorías: los cribelados y los no cribelados. Los prim eros están provistos de un órgano de tejer destaca- ble, el críbelo — del que volveremos a hablar— , que les per mite tejer una seda especialm ente útil, constituida por millo nes de hilos elementales enm arañados entre sí; tan sólo siete familias de arañas están provistas de este sorprendente instru mento. Las otras — llamadas no cribeladas— también pueden ser, evidentemente, adm irables tejedoras, y a veces quizá es tén m ás evolucionadas en otros aspectos; pero les falta, sin embargo, este pequeño com plemento que, de todos modos, es prácticam ente invisible a simple vista. Los otros dos subórdenes, más primitivos, son ortognatos, es decir, que los quelíceros golpean la presa de arriba abajo, como dos puñales paralelos que no se cruzan nunca. Se trata de las migalomorfas y de las lifistiomorfas. Las migalomorfas — o mígalas— son más primitivas que las «arañas verdaderas», y principalm ente deben su renombre al 27www.FreeLibros.org T A R Á N T U L A S , T A R A N T E L A S ... En el imaginario popular, la tarántula tiene una celebri dad parecida a la de la viuda negra, y pocos son los aracnólogos a los que nadie haya preguntado cuál de las dos especies es más peligrosa. Pero, por muy sorpren dente que pueda parecer, nadie sabe qué araña es la ta rántula. Este término apareció en la literatura para describir una araña de la región de Tarento (de donde viene el nombre) en el sur de Italia donde su picadura habría provocado crisis similares a las de la epilepsia o la locura. El único remedio para estas crisis eran unos bailes (las tarantelas) que los aldeanos practicaban colectivamente y que proporcionaban la curación a las víctimas. En rea lidad, estos bailes no eran más que un pretexto y permi tían a los aldeanos organizar fiestas en el transcurso de las cuales los principios de la iglesia católica, muy po derosa en aquel entonces, quedaban al margen. En cuanto a la tarántula, muchas especies son candidatas a este nombre, como la Lycosa tarentula (a la que nor malmente se le atribuye el nombre), pero también la Ly cosa narbonensis, la Latrodectus tredecim guttatus (la «malmignatte», prima de la viuda negra) y un cierto nú mero de pequeñas mígalas de la región. En definitiva, para ser claros y precisos en lugar de decir tarántula diremos el nombre de la especie, es mucho más simple. 28 hecho de que com prenden las especies de arañas más gran des, que todo el mundo ha visto al menos una vez en el cine o en la televisión. La migala más grande, Theraphosa leblondi, puede llegar a tener 20 cm de envergadura (lo que mide un plato). Las mígalas son las arañas que viven más tiempo (a menudo superan los cuatro años), siendo el máximo, por el momento, los veinticinco años. También tienen la propiedad de poder ayunar durante varios meses sin resultar afectadas por ello (la mayoría de las arañas no resisten más que algunas semanas). Contrariamente a lo que se cree, no son más peligrosas que otras arañas, tan sólo una de ellas representa un riesgo mortal para el hombre. El tamaño no tiene nada que ver con la toxi cidad, y el principal problema con las grandes mígalas pelu das reside frecuentemente no tanto en su mordedura sino en los pelos urticantes que cubren su abdomen. El tercer y último suborden, el de los lifistiomorfos, también es ortognato. No comprende más que un reducido número de especies, presentes exclusivamente en Asia tropical, y su in terés principal es que aporta algunas indicaciones sobre cómo podrían ser las primeras arañas — es un grupo esencialmente fósil— . En particular, se trata del grupo de arañas que pre sentan un abdomen segmentado, es decir, donde se ven las marcas de una especie de anillos, parecido al abdomen de los escorpiones. 29www.FreeLibros.org Morfología de las arañas Este capítulo corre el riesgo de parecer a algunos un poco denso, ya que sobre todo es descriptivo y contiene un cierto número de términos poco atractivos. De hecho, estos térmi nos tienen una lógica que uno acaba encontrando fácilmente; así, por ejemplo, prosom a y opistosom a derivan del griego soma que quiere decir «cuerpo», y pro y opisto significan de lante y detrás, respectivam ente. Se trata simplemente de la parte anterior y posterior del cuerpo. Sin embargo, es necesa rio describir las partes de una araña utilizando los nombres exactos para, a continuación, poder hablar libremente de sus costum bres, de sus com portamientos y de sus técnicas. Por otra parte, estos términos también se emplean en otras publi caciones, por lo que deberán ser conocidos por aquellos que quieran saber m ás sobre las arañas. Esta es la causa por la cual pedimos un poco de paciencia y de atención del lector para este capítulo indispensable. Las arañas, como los otros miembros de la clase de los arácni dos, tienen el cuerpo dividido en dos partes: delante se en cuentra el cefalotórax (o prosoma) y, detrás, unido a este por un estrecho pedúnculo, se encuentra el abdomen (u opistoso ma). Como su nombre indica, el cefalotórax es el producto de la unión de la cabeza y el tronco, mientras que estas dos partes, en algunos grupos como el de los insectos, por ejemplo, están bien diferenciadas. En realidad, a pesar de las diferencias de ta maño, de color y de forma, la estructura de las arañas es bas- 30 tante homogénea, y la siguiente descripción puede aplicarse a la totalidad de ellas, con la excepción de algunas variaciones. E l c e f a l o t ó r a x El cefalotórax es la parte que lleva todos los apéndices ex cepto las hileras. La boca, delante, es un simple orificio uni do a un buche que sirve de bomba y permite la succión de lí quidos alimenticios y la espiración de enzimas digestivas. La boca está rodeada de varios apéndices de los que hablaremos más adelante. En la parte dorsal, el cefalotórax está protegido por una gruesa capa de un material duro, secretado por la epidermis, llamado quitina. La quitina, en realidad, cubre la totalidad de la epider mis del animal, pero puede ser de grosor variable, situándose las capas más finas en las articulaciones, mientras que en la zona cerebral presenta su máximo grosor. Este «escudo» dorsal pre senta unos orificios situados justo bajo los ojos que permiten la conexión, a través de los nervios últimos, con el cerebro. El cerebro de las arañas, a pesar de estar constituido por dos lóbulos en lugar de tres, como en los insectos por ejemplo, parece ser más concentrado y, por lo tanto, más sofisticado que el de la mayoría de los otros artrópodos. Además, el ce rebro de los artrópodos siempre está atravesado por el esófa go, hecho que impide su desarrollo. El esófago de lasarañas es muy reducido debido a que su alimentación es exclusiva mente líquida, y tan sólo deja pasar partículas de un diámetro inferior a 1 miera (una milésima de milímetro). Esta particu laridad, por lo tanto, confiere al cerebro de las arañas posibi lidades de las que no disponen los demás artrópodos. En el interior del cefalotórax, además del cerebro, encontra mos los potentes músculos que unen el cuerpo y ponen en movimiento las patas y los otros artejos o partes. También en 31www.FreeLibros.org contram os las glándulas de veneno, muy reducidas en algu nas especies (han desaparecido completamente en la familia de los ulobóridos), así como las glándulas digestivas. El cefalotórax está unido al abdomen por un pedúnculo más o menos visible, de grosor variable, por donde pasan la cadena nerviosa, el tubo digestivo y el sistem a sanguíneo. Vista in ferior de la «boca» de una araña araneomorfa. Las garras de acción la teral son bien visibles, a s í como la base de los palpos. En la boca se encuentran las lám inas maxilares, llenas de pelos. Foto: J. Kovoor 32 L O S T A L E N T O S D E LA A R A Ñ A : ¿IN S T IN T O O IN T E L IG E N C IA ? La casi totalidad de los com portamientos de las arañas están determ inados, evidentem ente, por el instinto, di cho de otra forma, están inscritos en los genes. No inter viene ningún aprendizaje, por ejemplo, en la fabricación de las telas: la araña sabe tejer sin que nadie le haya en señado, como lo han dem ostrado numerosas experien cias en las que se aislaba a una araña desde su eclosión. Las telas incluso son mejores en las arañas jóvenes que en las adultas. Además, si se presenta un acontecimiento imprevisto, la araña es incapaz de reaccionar adecuadamente, ya que no está «programada» para ello. Así por ejemplo, arañas capaces de tejer telas muy com plejas son incapaces de realizar una simple reparación en caso de accidente: tan sólo pueden reconstruir una tela en su totalidad. De la misma manera, en algunas arañas que se refugian bajo tierra, la aptitud para excavar una m adriguera no existe más que en el individuo joven. A partir de una de term inada edad, si se extrae al animal de su refugio y se le coloca ante tierra blanda y fácil de desplazar, la araña no sabrá qué es lo que debe hacer. Algunas semanas an tes, hubiera excavado con entusiasmo, ahora parece in capaz; y al no soportar la falta de refugio, se deteriorará y morirá. Sin embargo, dispone de algunas capacidades de apren dizaje: la Uloborus, por ejemplo, sabe reparar sus telas y puede rehacer la mitad de una en caso de accidente. M u 33www.FreeLibros.org chas arañas disponen de una cierta memoria «geográfi ca»: cuando han capturado una presa y se han visto obli gadas a huir, vuelven sin dudar un m om ento al lugar donde encontraron a la presa, una vez el peligro ha pasa do. Pasa lo mismo cuando dejan una presa empaquetada «en reserva», la encuentran sin problemas. Experiencias con la Araneus han dado resultados sor prendentes. Una de ellas consistía en tocar con un dia pasón «grave» a m oscas im pregnadas de quinina (por lo tanto, con gusto am argo), y con un diapasón «agu do» — un octavo m ás alto— a m oscas im pregnadas de glucosa, por lo tanto, con gusto dulce. Las arañas, con fundidas por las vibraciones, se precipitaban sobre las presas; luego despreciaban las m oscas «am argas» y consum ían las «dulces». Al cabo de un cierto número de experiencias, una bola de vidrio tocada con un dia pasón «agudo» era atacada por la araña, m ientras que otra bola, al contacto de un diapasón «grave», era cla ram ente ignorada: la A raneus había aprendido a aso ciar la frecuencia del sonido con el gusto de la presa. D igam os, pues, para finalizar que si en lo esencial el com portamiento de las arañas está bien predeterminado, existe un cierto margen abierto al aprendizaje, que hace que nuestras protagonistas no funcionen como unos «ro bots» genéticamente programados. 34 E l a b d o m e n Si bien aún podem os distinguir, observando atentam ente el cefalotórax, la organización en segmentos de los antepasados de las arañas, el abdomen por el contrario no presenta ningún tipo de señal — exceptuando una hendidura en el vientre— : es de una sola pieza, com o un pequeño saco, en la inmensa Vista de conjunto de las seis hileras de una araña n o cribelada. E n la parte infe rior, en e l extremo de! abdomen, se distingue e l tubérculo anal. Foto: J . Kovoor 35www.FreeLibros.org mayoría de las especies. El tegumento, más fino, aquí es par cialm ente extensible. Está provisto de numerosos dispositi vos sensoriales. En el abdom en se encuentran los aparatos circulatorio y respiratorio. Las arañas respiran gracias a cuatro pequeños orificios, situa dos en la parte delantera del abdomen, y no por la boca como los vertebrados. Esto no es nada sorprendente, ya que el apa- D etalle de una hilera de Segestria florentina. Se distinguen tres tipos de f usu tas d iferentes, y del extrem o de estas fu s u la s se em iten las fib rilla s de seda. Foto: J. Kovoor 36 rato respiratorio y el digestivo desempeñan funciones total mente independientes. Estos estigmas — así llamados— pue den estar conectados a los pulmones o a las tráqueas. Pode mos encontrar así, arañas que tienen cuatro pulmones (tetra- neum onas), otras con cuatro tráqueas, otras con dos pulmones y dos tráqueas, incluso arañas con dos pulmones y una tráquea — com o la muy com ún epeira— . Los estigmas posteriores se unen a veces en uno solo (no quedando más que tres), e incluso pueden no existir (quedando entonces dos). Las tráqueas son órganos respiratorios muy extendidos entre los artrópodos. Son completamente diferentes a las de los m a m íferos. Se trata de conductos, abiertos al exterior, que se hunden profundamente en el cuerpo ramificándose en nume rosas direcciones. El oxígeno, en lugar de ser transportado por la sangre, se pone directamente en contacto con las célu las, en forma gaseosa, por esta especie de «tuberías» a través de las cuales el aire se renueva sim plem ente con los m ovi mientos del cuerpo. Aunque pueda parecer extraño, las tráqueas resultan más efi caces que los pulmones, de forma que, durante la evolución de los arácnidos, han desaparecido en beneficio de las trá queas. Hay que decir que los pulmones de las arañas tienen una estructura prim itiva, «laminada», y el aire circula entre las capas de tejido muy irrigado de sangre, asemejándose al aire que pasaría entre las hojas de un libro, depositando en los tejidos el oxígeno (que, por otra parte, los ingleses los llaman book-lungs). Pequeñas columnas rígidas sostienen el montón de capas para evitar que el pulmón se derrumbe. De hecho, la ventaja de las tráqueas sobre los pulmones se ex plica, sin duda, debido a la mala calidad del sistema sanguíneo (llamado también circulatorio) de las arañas. Este sistema está movido por un corazón primitivo, que puede a veces apreciar se cuando se observa la cara dorsal del abdomen de una araña (es una mancha oscura y alargada). El corazón bombea, pero 37www.FreeLibros.org en un sistema que no está completamente cerrado, es decir, en el que la sangre se escapa de los vasos para extenderse por el cuerpo antes de haber sido recuperada por estos. Es evidente que la oxigenación se realiza peor de esta manera. Adem ás, en los artrópodos, las m oléculas que alm acenan y transportan el oxígeno son bastante menos eficaces que la he moglobina de los mamíferos. Por este motivo, las tráqueas, que permiten la oxigenación del organismo sin necesidad de la san gre, parecen ser de una eficacia superior. Señalemos somera mente que la «sangre» de los artrópodos es transparente y está sometida a una presión comparable a la que padece el hombre. El abdom en presenta también — en posición bastante ante rior— los orificios genitales. El orificio del macho es simple, mientras que el de la hembra está rodeado,en algunas especies (enteleginas), de una form ación epidérm ica m ás dura, y de formas variables, que recibe el nombre de epígino. En posición posterior se encuentran las hileras, especie de pe queños conos por los que sale la seda. Las hileras son ocho en las arañas más arcaicas (lifistiomorfas), y no hay nunca más de diez en las otras especies. Se observan involuciones en las arañas que tejen poco: dos pares solam ente en las m igalo- morfas y un solo par en algunos casos muy raros. Algunas arañas, llamadas cribeladas, disponen además de un órgano de tejer particular, el críbelo — del que volveremos a hablar en el capítulo dedicado a la producción de seda— . Finalmente, en el extremo del abdom en está el tubérculo anal por el que se expulsan los residuos de la digestión. LO S APÉNDICES Los quelíceros, o los ganchos de la araña, desem peñan una función biológica muy importante. Tanto si golpean de arri ba abajo (ortognatos), com o cruzándose el uno con el otro 38 Primer p lano de u n quelícero; se distingue bien su articulación y su orificio de veneno. Foto: J. Kovoor (labidognatos); estos ganchos son los que sirven para inyec tar el veneno, producido por glándulas situadas en la base de los quelíceros y que pueden ocupar tam bién una parte del ce- falotórax. Las glándulas están enrolladas en un músculo en forma de es piral que se contrae en el momento de la mordedura y expul sa el veneno. Este se desplaza a lo largo de un conducto, si tuado en una hendidura, que recorre el centro del quelícero, y 39www.FreeLibros.org Calamistro: este órgano, constituido po r una línea de pelos paralelos y rígidos, está situado en dos patas de la araña. Sirve para «peinar» la seda que sale del críbelo. Foto: J. Kovoor desemboca un poco antes de llegar a la punta. El veneno, en un gran número de especies, desem peña un papel determ i nante para inm ovilizar y capturar a las presas; de ahí la im portancia de los ganchos. En un gran número de mígalas, los quelíceros están equipa dos de una especie de «rastrillo» duro, con la ayuda del cual 40 Las tres garras term inales de las arañas con tela sirven para desplazarse por la seda. En esta fo togra fía están bien visibles: están rodeadas de pelos. Foto: J. Kovoor la araña excava su madriguera (a veces en suelos muy duros) y gracias al cual evacúa rápidamente la tierra sobrante. Los quelíceros también sirven en algunos casos para ocupar se del capullo. Hay arañas que se desplazan con sus huevos hasta su eclosión para proteger a su futura prole de posibles depredadores o agresores. O tras ponen en su m adriguera, 41www.FreeLibros.org pero sacan sus capullos al sol los días de buen tiempo, para acelerar la eclosión. Estas m anipulaciones norm alm ente se llevan a cabo con los quelíceros, al igual que el transporte de las presas, lo que lleva a denom inar este apéndice con fre cuencia «mano de la araña» (término impropio). En cuanto a los palpos (o «patas-mandíbulas»), es posible que deriven de un quinto par de patas delanteras, que habría evolu cionado para desem peñar otras funciones, restando los otros cuatro pares destinados a la locomoción del animal. Podemos comprobar cómo en los grupos de arañas primitivas, como las mígalas, los palpos están muy evolucionados y presentan un parecido sorprendente con las patas (pero sólo están constitui dos por seis artejos, frente a los siete de las «verdaderas» pa tas). En otras familias, por el contrario, parecen haber sufrido una involución, cam biando de forma, y su aspecto parece no tener ninguna relación con las patas. Incluso han desaparecido totalmente en las hembras de algunas familias. Los palpos están provistos de un cierto número de estructuras con sensibilidad quím ica — una especie de órganos del gus to— que informan a la araña de lo que se dispone a consumir. Así, se lleva a cabo una prim era selección; además otros re ceptores quím icos en el interior de su cuerpo desem peñan la m ism a función. Esta segunda operación es más selectiva, ya que puede darse el caso de que una araña empiece a consumir una presa y luego la escupa si el gusto no le conviene. La base de los palpos, que rodea la boca, está más o menos gruesa y deforme, lo que le confiere una estructura que reci be el nombre de lámina maxilar, normalmente provista de pe los, que ayuda al animal a conducir los alimentos hacia el ori ficio bucal. Los palpos, especialm ente en los machos, están provistos de extrañas estructuras, únicas entre los artrópodos: son los bul bos copuladores, una especie de jeringuillas, destinadas a la fecundación, con la ayuda de las cuales el macho aspira el es 42 perma que ha em itido sobre la tela y a continuación lo intro duce en la hem bra. Los bulbos a veces son muy sencillos, constituidos por un depósito unido m ediante un conducto a una punta que efectúa la penetración propiam ente dicha; otras veces, sin embargo, su estructura es muy com pleja, en trem ezclándose diferentes lóbulos. Los bulbos tam bién sir ven para reconocer y clasificar las especies. Las patas en sentido estricto (también llamadas «patas loco motoras», y cuya función principal es el desplazam iento) son ocho en todos los grupos de arañas. Están constituidas por siete artejos (partiendo del cuerpo): la cadera, el trocánter, el fémur, la rótula, la tibia, el metatarso y el tarso. Acaban en dos o tres garras, empleadas entre otras cosas para el despla zamiento por las telas. Las patas pueden estar provistas de d iferentes estructuras; órganos sensoriales (que detecten vibraciones, algunas sus tancias quím icas, los cam bios de tem peratura...), d ispositi vos que permitan la emisión de sonidos (muchas arañas estri dulan com o las langostas o las cigarras, pero norm alm ente sonidos inaudibles para nosotros), o incluso sistem as rela cionados con el tratam iento de la seda. A lgunas arañas, las cribeladas, llevan tam bién en un par de patas una especie de peine (el calam istro) form ado por una o dos filas de pelos muy duros; les sirve para extraer y «cardar» la seda especial producida por el críbelo. LOS ÓRGANOS DE LOS SENTIDOS Sin duda alguna es muy difícil para nosotros imaginar cómo una araña percibe el universo que la rodea. Es evidente que su percepción es muy diferente a la nuestra, ya que la nuestra es esencialm ente visual, m ientras que en las arañas es sobre todo táctil, porque su vista está muy poco desarrollada. La 43www.FreeLibros.org Vista fro n ta l de una araña araneomorfa. Se distinguen claramente palpos, que- líceros y grupo ocular. Foto: J. Kovoor araña no «mira» a su alrededor, sino que lo «toca» o, si se pre fiere, lo «escucha» (es lo mismo ya que «toca» las vibracio nes de aire, es decir, los sonidos). A lgunos científicos se dieron cuenta de que cegando a una araña, aplicando sobre sus ojos un poco de barniz opaco, su com portam iento apenas se veía m odificado: la araña tejía su tela, capturaba presas, se alim entaba, y conseguía repro ducirse. 44 Veamos, pues, de qué órganos dispone la araña para percibir su entorno. Los ojos de la araña están situados en la parte anterior del ce falotórax, encima de la boca, y son fundamentalmente ocho. Sin embargo, esta cifra varía de forma considerable según las especies, puesto que la evolución ha seleccionado determ ina dos ojos en detrim ento de otros que han acabado desapare ciendo. Un caso extremo es el de las arañas carvemícolas que viven en el fondo de las cuevas y ya no tienen ojos. Los ojos, norm alm ente, están dispuestos en dos filas con cuatro ojos cada una, formando el conjunto un «grupo ocular». La dispo sición de los ojos es muy útil para reconocer las especies y clasificarlas. El elevado número de ojos no impide que la visión de las ara ñas sea mala, ya que su estructura está poco desarrollada. No se trata de ojos com puestos, como los de los insectos, y sólo el par de ojos centrales, generalm ente más grandes que los otros, permitenuna visión directa. Este par m edio-anterior al canza un gran tamaño en la familia de las saltarinas (las saltí- cidas) que son las únicas que pueden ser calificadas de tener buena visión. En estas arañas el tam año de los ojos es supe rior al del cerebro. La araña a partir de la información que re cibe de los diferentes ojos laterales, que no perciben más que movimientos, gira sobre sí misma y se coloca ante el sujeto para exam inarlo con su par medio-anterior. Las saltícidas son arañas exclusivam ente diurnas y contra riam ente al caso de otras fam ilias, no pueden sobrevivir si pierden la vista. Dejan de alim entarse y se deterioran inclu so colocadas en la oscuridad o con luz roja (no visible para las arañas). El sentido del tacto, en las arañas, está dirigido por dos tipos de órganos: los pelos y los órganos liriformes. No todos los pelos de las arañas desempeñan una función sensorial, ya he mos hablado anteriormente de los pelos urticantes de algunas 45www.FreeLibros.org mígalas. Sin embargo, todas las especies tienen pelos senso riales, mientras que no todas tienen pelos urticantes. Pueden encontrarse dos clases de pelos: los más largos reciben el nombre de tricobotrios. Son unos pelos finos que en la base están en contacto con una pequeña bolsa a la que llegan va rios nervios. Los pelos de la otra clase son más pequeños y parecen ser formas involucionadas de los primeros. Las vi braciones del aire o de la tela excitan a estos pelos, los cuales emiten señales destinadas al cerebro. A lgunas frecuencias de vibración, características de los in sectos que intentan volar o se resisten provocan reflejos de ataque. Así por ejemplo, uno de mis amigos creía tener arañas melómanas, ya que escalaban el diapasón cada vez que lo ha cía vibrar. En realidad, buscaban alimento, y parecían bastan te molestas al no conseguir morderlo. Otros pequeños órganos son los llamados órganos liriformes. Son pequeñas hendiduras en la piel dura del animal, reparti das a lo largo de todo el cuerpo, a veces formando grupos. Se trata, de hecho, de receptores que informan al animal de su propia situación en el espacio, y de los problemas que afectan su piel. Finalm ente los receptores «quím icos» (que pueden llegar a ser aproximadamente unos ocho mil en algunas arañas adul tas) permiten al animal «probar» el entorno que las rodea. La mayoría de las arañas emiten feromas (sustancias que trans portan información), que pueden servir para propiciar el en cuentro de un macho con una hembra, para intimidar a los ad versarios, para inhibir la agresividad, etc. Por ejem plo, las hembras impregnan a sus hijos de feromas, lo que posibilita que los machos puedan localizarlos. Estas sustancias son cap tadas por receptores, generalmente asociados a pelos, que so bre todo están dispuestos en los apéndices (palpos y patas). 46 El tejido T e j e d o r a s a n t e t o d o Aracne, según la leyenda, era una joven cam pesina conocida por su extraordinaria habilidad para tejer. La diosa Atenea, que destacaba en el mismo arte, le propuso un desafío del que salió ganadora la mortal; tal era su maestría com binando hi los de colores, de oro y de plata. La diosa transformó enton ces a su rival en araña para que tejiera durante el resto de su existencia. La m itología griega pone de m anifiesto en esta historia un hecho muy importante: el tejido y sus múltiples aplicaciones es lo más característico de las arañas. En efecto, incluso si algunos insectos producen seda (el gusano de seda Bombyx m orí es el más conocido), normalmente para protegerse du rante sus metamorfosis, para construir pequeños refugios, e incluso si algunos acáridos también tejen, ningún grupo pue de rivalizar con las arañas en lo concerniente a la fabricación de seda. S e d a . . . , p e r o ¿ p a r a h a c e r q u é ? Todas las arañas, sin excepción, fabrican seda. Primitivamen te la seda servía para fabricar refugios rudim entarios en los 47www.FreeLibros.org que la araña podía resguardarse. Pero la sucesión de numero sos perfeccionamientos ha hecho que las arañas empleen sus dotes de tejedoras prácticamente en todos los aspectos de su vida. Los huevos, por ejemplo, siempre los ponen en pequeños re ceptáculos de seda. Cuando se trata de estructuras simples, a veces reducidas a algunos hilos, hablamos de sacos ovígeros. Pero, en ocasiones, pueden encontrarse capullos muy com plejos, fabricados con varios tipos de seda diferente. Más tar de, la araña m adre teje en algunos casos telas llam adas «guardería», que no desem peñan una función alim entaria sino que sirven de casa a los pequeños que acaban de nacer. Las recién nacidas utilizan generalmente la seda con el obje tivo de desplazarse, como veremos más adelante. La mayoría de arañas emplean la seda para acondicionar sus refugios: podemos encontrar desde los más elementales hasta los más complicados. Algunos hilos pueden reunir dos hojas, o delimitar un peque ño espacio entre una piedra y el suelo — se trata de los casos más simples— , verdadero minihabitáculo suspendido, prote gido de la intemperie por un confortable colchón, para las te jedoras más hábiles. Para la caza, la seda es, evidentemente, uno de los instrumen tos de captura y de detección de las presas más mortíferas, aunque parece ser que este uso lo habrían «inventado» las arañas más tarde, en el transcurso de su historia. Este instru mento, a veces constituido sim plem ente por un entrelazado rudimentario de hilos no pegajosos, alcanza en algunas fam i lias como las ulobóridas un perfeccionamiento sorprendente, con telas perfectamente circulares, en las que intervienen al menos cuatro calidades de hilos diferentes. Señalem os tam bién que si los machos no tejen nunca telas para alimentarse, ya que son errantes, sí fabrican, llegado el mom ento de la reproducción, una pequeña tela muy simple 48 sobre la que depositan su semen para introducirlo seguida mente en los órganos copuladores (véase el capítulo sobre la reproducción). M uchas arañas tejen un hilo llam ado de «desplazam iento» que van soltando en sus trayectos, fijándolo en el suelo de vez en cuando. Este hilo puede desempeñar diferentes funciones: como «hilo de seguridad» en algunas especies, para evitar po sible caídas (muchas son las arañas que se dejan caer en caso de peligro y quedan suspendidas de su hilo «haciéndose las muertas», para volver a su posición una vez pasado el peli gro). Este hilo también puede permitirles volver rápidamente a su refugio, en caso de duda sobre el cam ino de vuelta. Por últim o, parece que el «hilo de desplazam iento» desem peña un papel importante en la reproducción, ya que al estar im pregnado del olor de la hembra permite a los machos encon trarla fácilmente. Finalmente, en el momento de la muda de las arañas la seda siempre interviene: ya sea porque la araña se teje un pequeño nido sobre el que se extiende para la muda (las grandes miga- las normalmente proceden así), ya sea porque el animal efec túa la operación suspendido de su hilo (es el caso más fre cuente) dejando en el extrem o del hilo el tegum ento vacío cuando ha terminado la muda, o ya sea, por último, porque la araña construye una verdadera cám ara (más o menos cam u flada) en la que podrá realizar la muda resguardada de mira das indiscretas. P r o p i e d a d e s d e l h i l o d e s e d a El hilo que producen la arañas es, sin duda alguna, un peque ño prodigio físico-químico. En realidad, está constituido por un gran número (a veces, varios millares) de hilos elem enta les (llamados fibrillas) entrelazados entre sí formando un úni 49www.FreeLibros.org co hilo. Los hilos elementales a su vez están constituidos por una parte externa y otra interna cuyas propiedades y com po sición química son diferentes. Las fibrillas tienen un diáme tro de 0,05 p , es decir una veintem ilésim a de milím etro, el hilo oscila entre 25 y 70 p. (El símbolo p designa la mierao m ilésim a de milímetro.) Los componentes principales de la seda son proteínas y algu nos glúcidos diversos. La seda es muy resistente, presenta una sorprendente elasticidad y es extremadam ente ligera. Al gunos datos ilustran estas características. La resistencia de un hilo de araña es de 149 kg/m m 2, bastan te superior a la del nailon, por ejemplo. Algunas fibrillas pa rece que tienen una resistencia superior a la del acero. La elasticidad del hilo de seda le permite estirarse un tercio de su longitud (la mitad en algunos casos extremos) antes de rom perse, de forma que podemos im aginar los problemas de las presas que intentan rom per los hilos. Finalmente, algunos es pecialistas, para determ inar la relación entre ligereza y soli dez del hilo han calculado la longitud que el hilo debería te ner para que su peso conllevara su ruptura. El resultado habla por sí mismo: más de 40 km. Otro aspecto del mism o fenómeno: el conjunto de una tela de la com ún araña de jard ín (Araneus diadematus) — conocida en Francia como epeira diadema— pesa 0,25 mg aproxim a dam ente, y aguanta un animal cuyo peso supera, a veces, los 500 mg, o sea dos mil veces más pesado. Señalaremos también que una telaraña, incluso una vez aban donada, desaparece muy lentamente de la naturaleza. Esto es debido a que el hilo de seda apenas sufre agresiones produci das por hongos o bacterias, propiedad destacable para una sustancia proteica. Esta resistencia se explica por la presencia en la seda de una capa protectora muy eficaz, bactericida y fungicida, cuya com posición aún no ha sido claram ente de terminada. 50 L a s d i f e r e n t e s c l a s e s d e h i l o Según la proporción y los tipos de fribrillas em pleadas, la seda nunca tendrá las m ism as propiedades ni el mism o as pecto. Por ejemplo, el color varía más de lo que se cree. Las telas pueden tener una coloración blanca («la clásica»), pero también las hay am arillentas y azuladas. Los capullos pueden ser de un gran número de colores diferentes. Sólo en las ara ñas lycosas, podemos encontrar capullos blancos, amarillos, marrones, verdes, más o menos oscuros, incluso azules. Es posible que el tipo de entorno en el m om ento de la puesta ejerza una determinada influencia, lo que indicaría una capa cidad de mimetización respecto a la seda. Evidentem ente, el tipo de hilo varía tam bién según las fun ciones a las que esté destinado. A sí por ejemplo, una tela or bicular clásica está sostenida por unos hilos llam ados «de marco», denom inados así porque rodean la tela, y los dem ás hilos fijados encim a de este. Estos hilos «de m arco» son poco flex ib les, están desprovistos de sustancia pegajosa, pero son secos, espesos y muy resistentes. Los hilos radiales tienen una estructura parecida, pero distinta. Por otra parte, la espiral destinada a la captura que está dispuesta sobre los hilos precedentes es muy pegajosa y mucho más flexible y húmeda. El capullo de la Argiope bruennichi, que tiene forma de glo bo aerostático invertido, está constituido por un gran número de capas de sedas diferentes, que posiblemente tienen funcio nes particulares (im permeabilidad, protección térm ica, pro tección contra los depredadores, m imetización, etc.). En fin, aún nos quedan algunos comentarios sobre el súmmum del hilo de seda: el hilo rizado, producido por las arañas lla madas cribeladas. Tan sólo siete de cincuenta familias de ara ñas son capaces de tejer un hilo de este tipo, ya que disponen de los órganos necesarios (véase el apartado siguiente). Se tra 51www.FreeLibros.org ta de un hilo que sirve de tram pa y que tiene un pegamento que no es como el de las telas corrientes, sino que está provis to de una sustancia fibrilar mucho m ás eficaz. Además, este hilo es mucho más espeso que los otros hilos ya que está cons tituido de varios millares de fibrillas frente a sólo algunas de cenas en la mayoría de los otros (lo que hace que las presas se enganchen todavía más por las pequeñas asperezas de su piel). T é c n i c a d e l t e j i d o d e t e l a s o r b i c u l a r e s Las arañas orbiculares tejen en su mayoría una tela por día, em pezando exactamente en el lugar de la precedente, o en las cer canías inmediatas. Son guiadas en su tarea por un instinto muy preciso, que determina completamente su comportamiento. ¿Cómo trabaja la araña orbicular? Empieza por posarse y emi tir un hilo que el viento llevará hasta un obstáculo próximo. Re sulta un eje de partida más o menos de forma curva, por el que la araña se encamina: cuando llega al punto más bajo de este «cable destensado» la araña fija un hilo y se deja caer soltándo lo hasta que encuentra un obstáculo debajo. Resulta de esta ope ración una estructura en forma de «Y», que es el punto de parti da de la clásica tela de araña. El centro de la «Y» será el centro de la tela, los tres primeros radios constituirán las líneas de par tida y el animal empezará ahora a disponer las siguientes. La distancia entre los hilos es siempre más o menos constan te en cada especie, y por lo tanto el número total también (por ejemplo, en la araña de jardín, una treintena). La araña dispo ne sus hilos partiendo del centro, alternando entre los tres la dos de la «Y» inicial para no term inar un lado antes que el otro, lo que desequilibraría la construcción por la tensión de los hilos. Por otra parte, sitúa sus hilos partiendo del centro y 52 Visión de conjunto del extremo del abdomen de una cribelada. ü e abajo arriba encontram os el tubérculo anal, las hileras y e l críbelo. Foto: J. Kovoor parece medir con sus patas previamente la distancia entre los hilos ya construidos, así como su tensión, para saber dónde lanzar la siguiente. Una vez el marco y los hilos están dispuestos, la araña sale del centro de la tela y empieza un trayecto en espiral hacia el ex terior, en el transcurso del cual deposita la llamada espiral pro visional. Se trata de un hilo no pegajoso que tiene como fun ción constituir una infraestructura sólida que estará acabada 53www.FreeLibros.org cuando la araña haya llegado al extremo de los hilos. Llegado este momento, nuestra arquitecta da media vuelta y em pieza a colocar la tela pegajosa, o rizada en las especies cribeladas. A medida que la araña progresa destruye la espiral primaria, que ya no sirve para nada (la araña se com e esta tela) y la sustitu ye por la espiral definitiva, destinada a capturar a las presas; por ese motivo recibe el nombre de espiral capturadora. Esta últim a espiral no llega hasta el centro, ya que la araña deja una zona que no está pegajosa en el centro de su tela, donde generalmente se coloca, por lo que la sustancia pega jo sa no sería de ninguna utilidad. De esta forma, la zona cen tral se sostiene gracias a la espiral primaria. La araña también deja, normalmente, una zona de hilos muy separados entre sí para poder pasar de un lado a otro de la tela con facilidad. Po demos preguntarnos por qué una araña no se queda atrapada nunca en su propia tela. El motivo es que las células epidér micas de las patas secretan un líquido graso que impide que se adhieran. Además, puede cam inar perfectamente sobre la tela gracias a las garras term inales con que están equipadas sus extremidades para asirse fuertemente al hilo en sus des plazamientos. Este proceso de construcción dura com o máximo una hora sin ningún tipo de vacilación, ya que está inscrito con preci sión en los genes de la araña. No podemos resistir el placer de añadir con orgullo que nuestras tejedoras son también exce lentes astronautas, ya que dos arañas de jardín consiguieron tejer telas orbiculares en estado de ingravidez durante la m i sión espacial Skylab en 1973. L a p r o d u c c i ó n d e s e d a Los diferentes tipos de seda son producidos por glándulas si tuadas en el abdomen del animal, llamadas glándulas sericí- 54 Detalle de un grupo de fu su la s: la seda es emitida po r el extremo
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