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EVALUACION SALUD FUNCIONAL 03 de agosto

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Ana Bonifacio Página 1 
 
EVALUACIÓN DEL ESTADO DE SALUD FUNCIONAL EN UN ADULTO MAYOR 
Licenciada Ana Bonifacio 
 
1. A MODO DE INTRODUCCIÓN: ALGO MÁS QUE LOS OBJETIVOS 
 
Este texto tiene como objetivo general brindar a los psicólogos que trabajan con personas 
mayores conceptos y herramientas para la evaluación y valoración de la salud funcional de 
un adulto mayor (indicador más representativo del estado de salud de los Adultos Mayores 
según OMS/OPS, 1976). Como objetivos específicos se propone presentar y desarrollar las 
áreas a explorar y evaluar en la consulta de un adulto mayor y su entorno familiar junto con 
una serie de herramientas de uso difundido en nuestro medio para los diferentes dominios 
de evaluación. 
 
El marco conceptual tiene en cuenta paradigmas científicos actuales e interdisciplinarios 
que estudian el desarrollo de la vida humana como producto de la articulación e 
interdependencia de las dimensiones biológicas, psicológicas, sociales, culturales y 
económicas. Fundamentalmente se hace referencia a la perspectiva del curso de la vida 
Esta orientación teórico-metodológica investiga fundamentalmente cómo los eventos 
históricos y los cambios económicos, demográficos, sociales y culturales, configuran las 
vidas individuales y las distintas cohortes (Blanco, 2011). Según Dixon y Lerner (citado en 
Iacub, 2011) esta perspectiva no encuentra una causa única y singular para explicar el 
comportamiento y el desarrollo individual. Su comprensión es posible articulando los 
diferentes niveles involucrados: variables internas, tanto psicológicas como biológicas, 
variables interpersonales, y variables externas, tanto ambientales como institucionales. En 
cuanto a aspectos específicos se considera a la Psicología de la Vejez o Psicogerontología, 
“subdisciplina de la psicología científica que se ocupa del estudio del envejecimiento y la 
vejez y de las aplicaciones de estos conocimientos a la personas mayores” (Fernández-
Ballesteros, 2009), así como, a la Neuropsicología del Envejecimiento (Bruna, 2011) que 
estudia los cambios que acontecen en los procesos psicológicos complejos como la 
cognición, emoción y conducta en relación con los cambios que se producen en el cerebro 
(sustrato neural de los procesos psicológicos) durante el envejecimiento y a la 
Psicogeriatría que es la rama de la Psiquiatría que se ocupa de los trastornos mentales de 
las personas mayores de 65 años (OMS; 1996). También se consideran varios conceptos 
especificados del documento de la OMS (2002) Envejecimiento activo: un marco político. 
 
Para alcanzar el objetivo principal se propone un momento de reflexión: 
 
¿En qué cambia evaluar a un adulto mayor, a un viejo, desde una perspectiva más amplia 
que incluya la interacción de las dimensiones biológicas, psicológicas, sociales, culturales, 
espirituales y económicas en la producción de los signos y síntomas que encontremos en la 
evaluación? ¿En la selección de herramientas de evaluación psicológica? ¿En la 
administración de las técnicas? ¿En la interpretación de los resultados? 
 
Reflexionar sobre las preguntas nos permite: 
- deconstruir ciertas formas de entender a la vejez y a los viejos más ligada al 
deterioro inexorable de los años que nos limita y nos encierra en un modo de pensar 
reduccionista en cuanto a una causalidad única de los resultados de una evaluación. 
- considerar la multiplicidad de factores que inciden en la determinación de la salud 
funcional de un mayor. 
- estar alerta y cuestionar la Biomedicalización del Envejecimiento (Estés & Binney, 
1989) que centra la mirada principalmente en las enfermedades de los viejos y pone 
énfasis sobre el problema clínico. La habitual representación social del 
envejecimiento como un problema médico: 
o sesga nuestra práctica profesional. 
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o favorece una praxis que genera conductas y políticas de salud que parten de 
concebir al envejecimiento como una suma de problemas de salud, 
generalizando ciertas situaciones particulares de fragilidad con el conjunto del 
colectivo viejo (donde coexisten múltiples y diversos grupos etarios) sin 
considerar las trayectorias individuales de vida que se desarrollan en un 
marco socio-histórico particular. 
o lleva a pensar prioritariamente al envejecimiento y a la vejez como un costo o 
carga para la sociedad e impide, así, considerar a las personas mayores 
como activas y vitales en y para la comunidad. 
- pensar que si bien la edad covaría con la enfermedad no parece existir una relación 
causal entre la edad cronológica y la enfermedad (Fernández Ballesteros, 2009). 
- cuestionar críticamente el desempeño profesional que hace que cualquier resultado 
por debajo de la media esperada para la edad sea interpretado rápidamente como 
deterioro inevitable e inexorable de la edad. 
 
Reflexionar sobre las preguntas nos obliga a: 
- cuestionar paradigmas sobre la vejez que antes eran incuestionables. 
- tener marcos teóricos adecuados para comprensión de un proceso tan complejo y 
multideterminado como el envejecimiento. 
- revisar nuestra propia relación y prejuicios con la vejez, los viejos y el 
envejecimiento. 
 
Reflexión sobre los prejuicios en relación a la vejez y su impacto: 
La noción de viejismo (ageism) fue introducido por Butler hacia fines de la década del 60 
para describir un conjunto de ideas respecto de la vejez y de las personas de edad. La 
palabra viejismo es una traducción que realizó Salvarezza de ageism. Representa un 
conjunto de prejuicios, estereotipos, tanto positivos como negativos, y discriminaciones que 
se aplican a los viejos solamente en función de la edad. Involucra procesos psicosociales 
por los cuales las características individuales se diluyen y las personas son vistas según los 
estereotipos del grupo etario o colectivo viejo. 
 
Dentro de los prejuicios más comunes contra la vejez es viejo=enfermo (Salvarezza, 1988) 
que termina funcionando como profecía autopredictiva. Cada vez más investigaciones 
muestran el impacto que los estereotipos y las representaciones sociales sobre la vejez 
tienen en la conducta y en el desempeño cognitivo de las personas (Levy, 1996; Hess et al. 
2003, Chasteen et al., 2002, Mazerolle et al., 2012). La OMS (1990) sostiene que las 
expectativas de funcionamiento sobre la vejez contenidas en los estereotipos sociales 
actúan negativamente sobre la salud de las personas mayores. 
 
El profesional de la salud no está exento de estar atravesado por estos prejuicios con 
consecuencias directas sobre la evaluación del adulto mayor y la posterior interpretación de 
resultados. Ejemplo de ello es subestimar la pérdida de memoria o las dificultades en las 
actividades de la vida cotidiana como cambios esperables por la edad, así como, la 
consideración de ciertos síntomas depresivos como características propias de esta etapa 
vital, lo cual conlleva al subdiagnóstico de los cuadros depresivos y la consecuente falta de 
tratamiento adecuado. 
 
Reflexión sobre los sucesos vitales en la vejez y su impacto sobre el desempeño 
cognitivo y la esfera afectiva (absolutamente inseparables): 
Estos sucesos no siempre son tenidos en cuenta por el profesional de la salud y muchos de 
ellos pueden producir una marcada disminución en el desempeño cotidiano. Se seleccionan 
algunos sucesos de alto impacto (Butler, 1998; Iacub, 2011): 
 
 
 
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La jubilación compulsiva 
La viudez y otros duelos 
Los cambios en la pareja y en la sexualidad 
Los cambios económicos 
Las pérdidas a nivel de los sentidos, como el oído y la vista 
La deprivación o empobrecimiento del entorno familiar y social. La sensación de 
aislamiento. La accesibilidad o no a los recursos sociales 
El sentido de utilidad en el plano familiar y social que ayuda a dar sentido a la propia vida 
La disminución de la capacidad para cuidar de si mismo y de los otros 
La preocupación y ansiedad frente al cambio de imagen o la disminuciónen la capacidad 
física. 
La pérdida de coherencia vital 
El miedo a la muerte 
 
 
Las crisis vitales descritas producen quiebres en la identidad narrativa del sujeto (Iacub, 
2011) que, junto con los prejuicios sociales, pueden llevar a un desempoderamiento 
progresivo y una percepción de autoeficacia cada vez menor con alto impacto en su 
desempeño cotidiano. Siguiendo esta línea, Iacub y colaboradores (2012) exponen algunas 
de las causas y consecuencias del desempoderamiento progresivo en la vejez. Resalta la 
importancia de intervenir de forma clara y potente para el mayor empoderamiento de los 
adultos mayores, ya que el desempoderamiento que producen los prejuicios sociales no solo 
disminuye la eficacia, sino que también enferma psíquica y físicamente, reduciendo la 
calidad y la cantidad de años de vida. 
 
Estas reflexiones: 
- ponen en evidencia la compleja dinámica del envejecer donde se manifiesta la 
interacción de variables biológicas, psicológicas, socioculturales, espirituales y 
económicas que deben ser tenidas en cuenta al momento de realizar evaluaciones 
de la salud funcional de adultos mayores. 
- agregan posibles elementos explicativos a las tradicionales variables biológicas que 
hacen más rica la interpretación de resultados de una evaluación y las intervenciones 
posteriores. 
- promueven una dimensión ética en nuestra práctica pensando: para qué evaluamos, 
cómo evaluamos, cómo interpretamos los resultados y cómo intervenimos a partir de 
los resultados de la evaluación. 
- destacan que la evaluación de un adulto mayor (y posterior intervención) no es única 
y exclusivamente de la persona mayor, sino también de su entorno ambiental 
(familia, red social, accesibilidad, recursos económicos, etc.). 
- enmarcan la evaluación de un adulto mayor dentro del concepto más amplio de 
salud funcional más que presencia o ausencia de enfermedades. 
- orientan las intervenciones desde un marco salugénico, de promoción de un 
envejecimiento activo con potencial de realización. 
 
 
2. UNA PERSPECTIVA DEMOGRÁFICA 
 
La población mundial está envejeciendo a un ritmo progresivo sin precedentes en la historia 
de la humanidad. Cada vez más personas llegan a la vejez y, a la vez, son más longevas. 
No es raro ver en el consultorio o en las residencias geriátricas personas octogenarias, 
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nonagenarias y hasta centenarias. El crecimiento de esta franja etaria se acelerará aún más 
marcando una tendencia en aumento del peso relativo de la población adulta mayor en el 
total poblacional. El informe del INDEC (2010) habla de envejecimiento demográfico, al 
ganar importancia la población adulta mayor. 
En la Argentina el Censo del año 2010 (INDEC, 2010) arrojó sobre un total de 40.091.359 
de personas los siguientes indicadores: 
- 14,3% de la población tiene 60 y más años (5.736.000 personas). 
- el 59 % de las personas mayores de 60 son mujeres. 
Esperanza de Vida (media de la cantidad de años que vive una cierta población en un cierto 
periodo de tiempo): 
- 75,24 años 
- 71,56 años para los hombres 
- 79,06 años para las mujeres 
- hay más de 3.487 personas que tienen 100 años o más (al 2010). La longevidad 
femenina queda de manifiesto en esta franja etaria: de las 3.487, 2.703 son 
mujeres, es decir, casi ocho de cada diez personas. 
En la Ciudad de Buenos Aires: 
- hay más mayores de 70 años que menores de 10. 
- los menores de 15 años conforman el 16,9 % y las personas mayores 65 años el 
17,2 %. 
- el total de personas de más de 60 años en la Ciudad autónoma de Buenos Aires es 
de 626.186 de los cuales 103.481 mujeres de más de 80 años viven solas y 43.706 
hombres de más de 80 años viven solos. 
 
Estos cambios demográficos han producido un cambio en los patrones epidemiológicos que 
nos llevan a reflexionar sobre las problemáticas de la salud asociadas a este grupo etario, 
dado que muchas enfermedades tienen como factor de riesgo principal la edad avanzada. 
Entre estas patologías las demencias y en particular las demencias neurodegenerativas 
como la Enfermedad de Alzheimer encuentran un lugar preponderante (Arizaga, 1997). 
 
Según la Asociación Americana de Psiquiatría (2005) la estimación de la prevalencia de 
este síndrome depende de la definición y especificación del umbral de deterioro utilizado; de 
lo que sí no puede quedar duda es que la prevalencia aumenta dramáticamente con la edad. 
 
Si bien no existen en Argentina trabajos epidemiológicos completos con toda la información 
necesaria, se han realizado algunos estudios. Actualmente se encuentra en curso el 
Proyecto para el Primer registro Centralizado de patologías cognitivas en Argentina 
(ReDeCAr, 2011) que nos aportará valiosa información. La prevalencia de demencia en 
general que se estiman para nuestro país es de 12.18% en personas mayores de 65 años 
(Pagés Larraya, 2004). En el estudio piloto realizado en Cañuela por Arizaga y cols. (2005) 
se encontró un porcentaje de deterioro cognitivo del 23% en personas mayores de 60 años. 
Según estas cifras se puede inferir que hay en el país aproximadamente 1.000.000 de 
personas con deterioro cognitivo y 480.000 sujetos con demencia (ReDeCAr, 2011). 
Considerando los valores de prevalencia de alteraciones cognitivas y demencia citados 
anteriormente, el psicogerontólogo deberá estar atento frente a reporte de problemas de 
memoria u otra alteración de funciones cognitivas con/sin impacto en la habilidad para 
realizar las actividades cotidianas, y deberá pensar en la posibilidad de evaluación 
multidimensional del AM, teniendo siempre presente que los test no diagnostican ni 
determinan la causa del síndrome demencial pero ayudan a objetivar los posibles déficits. 
 
http://es.wikipedia.org/wiki/Promedio
http://es.wikipedia.org/wiki/Poblaci%C3%B3n_humana
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PRECISANDO LOS CONCEPTOS BÁSICOS 
 
3.1 Estado de Salud Funcional 
En el año 1976 la OMS/OPS (citado en Salud para todos en el año 2000) recomendaron el 
uso del estado de la salud funcional como el indicador más representativo del estado de 
salud de los Adultos Mayores. Se considera, por tanto, que el concepto de salud debe estar 
asociado al mantenimiento de la independencia funcional y no sólo a la presencia/ausencia 
de enfermedades o déficit, ya que éstas pueden estar presente y sin embargo, la persona 
puede mantener su capacidad funcional, siendo ésta la capacidad de ejecutar, de manera 
autónoma e independiente, aquellas actividades más o menos complejas, que componen la 
actividad cotidiana en el ámbito individual y social. A estas actividades se las conoce como 
Actividades de la Vida Diaria, y se agrupan en actividades básicas, instrumentales y 
avanzadas (se detallan en el párrafo 5.4.1). 
 
El estado de salud funcional en un momento dado es la resultante de la interrelación de 
tres dimensiones que la constituyen, a saber, la biológica, la psicológica (cognitiva y 
afectiva) y la social. Cuando se presenta una alteración en cualquiera de estas dimensiones 
puede verse limitada la independencia y la autonomía personal. En ese caso, el realizar la 
tarea cotidiana se verá perturbado limitando la participación social del individuo. 
 
Los conceptos de Independencia y Autonomía se consideran según la OMS (2002): 
 
Independencia: capacidad de desempeñar las funciones relacionadas con la vida diaria, es decir, vivir 
con independencia en la comunidad, recibiendo poca ayuda o ninguna de los demás. 
 
Autonomía: habilidad percibida de controlar, afrontar y tomar decisiones personales acerca de cómo 
vivir al día de acuerdo con las normas y preferencias propias. 
 
Estos cambios de enfoque en los lineamientos de evaluación de la salud de las personas 
mayores reflejan un cambio en la concepción de la vejez que considera a ésta como una 
etapa de vida activa, en la que se puede lograr el máximo de autonomía individual y la 
posibilidad de la autorrealización así como la posibilidad de contribuircomo miembros 
activos en sus familias y a la sociedad. 
 
3.2 ¿En qué consiste la evaluación del Estado de Salud Funcional? 
En términos generales una evaluación es un proceso formal de obtención de información 
relevante, a partir de metodologías científicas, sobre el problema que presenta la persona 
mayor o sus allegados, así como sobre las posibles situaciones y condiciones personales, 
biopsicosociales que pudieran explicar ese problema (Fernández-Ballesteros, 2009; 
Umpierre, 2006). En este proceso se integran un conjunto de procedimientos y herramientas 
tanto clínicos como instrumentales (test, escalas, inventarios y cuestionarios) que evalúan, 
estiman y valoran la capacidad del mayor para desenvolverse de forma integral es su medio. 
Como ya se explicitó en el apartado anterior el Estado de Salud Funcional es el resultado de 
la interacción de las dimensiones psíquicas, físicas y sociales que son de alguna manera 
mediadas o reguladas por el acceso a recursos económicos y sociales, y, por lo tanto, 
deben evaluarse. Para Rubenstein & Rubenstein (2007) la evaluación geriátrica es un 
proceso diagnóstico multidimensional y normalmente interdisciplinario que busca determinar 
las capacidades y problemas médicos, psicosociales y funcionales de un anciano frágil, con 
el fin de elaborar un plan general de tratamiento. Se diferencia de la evaluación médica 
estándar, ya que se centra en ancianos frágiles y en la evaluación del estado funcional y la 
calidad de vida. Se lleva a cabo por un equipo especializado en vejez y mediante el uso de 
instrumentos que permiten una evaluación cuantitativa. Luego de la evaluación se elabora 
un plan de intervención que puede ser desde un programa de rehabilitación o un 
asesoramiento al paciente y/o familia. 
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En otras palabras, es un proceso estructurado, de valoración global, multidisciplinaria que no 
debe dejar de lado la percepción subjetiva de bienestar y calidad de vida percibida por el 
adulto mayor. Según la OMS (2002) la calidad de vida es la “Percepción individual de la 
propia posición en la vida dentro del contexto del sistema cultural y de valores en que se 
vive y en relación con sus objetivos, esperanzas, normas y preocupaciones. Es un concepto 
de amplio espectro, que incluye de forma compleja la salud física de la persona, su estado 
psicológico, su nivel de independencia, sus relaciones sociales, sus creencias personales y 
su relación con las características destacadas de su entorno”. 
 
Este proceso ha de llevarse a cabo mediante los principios metodológicos clásicos de la 
evaluación sin dejar de lado los requisitos éticos, por ejemplo: si el consultante es un 
allegado del mayor, habrá que solicitarle la autorización de éste, a no ser que esté 
incapacitado. 
 
La evaluación debe (Shapira, 2005; Umpierre, 2006; Rubenstein & Rubenstein, 2007): 
- ser tanto cuantitativa como cualitativa. 
- considerar aspectos objetivos cuantificables, como: presencia o ausencia de 
enfermedades o situaciones limitantes, así como aspectos subjetivos, percepción de 
calidad de vida, etc. 
- ser dinámica, quiere decir, que debe repetirse en el tiempo para detectar cambios 
(mejoría o agravamiento) y actuar oportunamente. 
- permitir responder a determinadas cuestiones clínicas 
- mejorar la exactitud diagnóstica y la identificación de problemas, realizar un 
diagnóstico o aproximarnos a él. 
- permitir conocer patrones conductuales, personalidad, pensamientos, emociones, 
nivel de desempeño cognitivo, esfera afectiva y síntomas psiquiátricos. 
- permitir interpretar la capacidad del paciente para desempeñarse en la vida 
cotidiana, identificar las dificultades que lo limitan y con esta información desarrollar 
un plan de acción destinado a mantener y/o recuperar la independencia. 
- conocer qué cosas puede realizar el paciente, cuáles son sus fortalezas y con qué 
recursos cuenta, cuál es su sistema de apoyo, etc., lo que posibilitará implementar 
dispositivos que minimizarán la posible discapacidad. Que exista un déficit en un 
área no implica que no haya fortalezas y recursos en otra que puedan ponerse al 
servicio de mantener la independencia y fomentar la autonomía, prevención de la 
dependencia y paliar las dificultades. 
- identificar la presencia o no de factores de riesgo que puedan evolucionar o causar 
daños posteriores (estilo de vida, condiciones de salud, aspectos económicos, apoyo 
social, contexto social, etc.). 
- permitir tomar decisiones preventivas o terapéuticas, en las distintas dimensiones 
que generan el problema o lo perpetuán. . 
 
La evaluación del estado de salud funcional busca objetivar cualquier alteración en los 
diferentes campos de funcionamiento para realizar un diagnóstico multidimensional para una 
adecuada y oportuna intervención. La evaluación se realiza por 4 razones principales 
(Umpierre, 2006; Rubenstein & Rubenstein, 2007): 
 
- precisar un diagnóstico: lograr aproximación diagnóstica para diseñar el plan de 
cuidado integral. 
- definir un estado funcional: evaluar el nivel de desempeño o competencia funcional 
en interacción con el ambiente determinando la capacidad de realizar las actividades 
exigidas por el entorno o bien, la discrepancia entre aquellas actividades que el AM 
desea realizar y las capacidades para hacerlo. 
- escoger intervenciones idóneas: corregir causas reversibles de discapacidad y 
estabilizar aquellas que puedan estar progresando innecesariamente, posibilitando, 
de este modo, que el adulto mayor siga participando en la comunidad, objetivo 
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fundamental para su satisfacción y bienestar. Si no se detectan problemas 
reversibles, el objetivo será identificar las necesidades de la persona para disponer 
de los recursos apropiados para mantener la función y disminuir la dependencia. 
Estas no deben ser solo intervenciones desde las variables biológicas, se debe 
ampliar la mirada e incorporar actividades psicosociales, recreativas, educativas, 
comunitarias, 
- evaluar la evolución de las intervenciones para realizar ajustes. 
 
Applegate, Blass, & Williams (1990) refieren que las escalas de evaluación constituyen un 
método rápido de acercamiento a la evaluación del estado de capacidad funcional del 
anciano. Las impresiones clínicas para evaluar la capacidad funcional resultan poco fiables, 
por tal motivo, la estandarización y estructuración de la evaluación a través de la utilización 
de escalas y cuestionarios es recomendable. Los instrumentos buscan objetivar el nivel de 
desempeño y unificar criterios estándares de niveles de funcionalidad, a través de la 
estandarización y estructuración de la evaluación. Por tanto, constituyen un medio muy 
eficaz en el cuidado de pacientes mayores, siempre que se realice la interpretación de 
resultados en un contexto amplio y adecuado. 
 
El uso de instrumentos facilita el proceso y mejora precisión. En su elección, se debe tener 
claro su fin, y en su interpretación, no olvidar que ellos sólo dan puntuación numérica y son 
un elemento más dentro del contexto clínico integral. Los instrumentos pueden ser hetero-
aplicados o auto-administrados. Las pruebas han de ser aplicadas en un contexto favorable 
para la persona, donde haya una correcta iluminación, no haya distracciones, ruidos 
molestos, etc. Cada modalidad tiene sus particularidades de las cuales dependerá la 
fiabilidad de la respuesta, por ejemplo, en el cado de deterioro cognitivo es necesario contar 
con un informante fidedigno. 
 
Los componentes esenciales de la evaluación son la entrevista inicial a la persona mayor y/o 
a sus familiares o cuidadores, en caso de deterioro cognitivo que impida realizar una 
entrevista y como mínimo la exploración de los dominios sugeridos por la OMS (1989, 
1990). 
 
Si bien se ha destacado las bondades de la Evaluación Multidimensional y el uso de 
instrumentos, debe tenerse presente las limitaciones que pueden presentarse al evaluar a 
adultos mayores.Entre ellos, el nivel de educación formal alcanzado, muchas veces la 
escolarización primaria está incompleta y limita el uso de test. Existe un efecto de cohorte 
por el que la escolaridad en general es más baja que en poblaciones más jóvenes. Por lo 
cual hay que estar seguro respecto a si las técnicas a aplicar han sido validadas para 
adultos mayores y para ese nivel de educación. De acuerdo a Fernández-Ballesteros (2009) 
los adultos mayores están poco familiarizados con las tareas de lápiz y papel lo que a veces 
dificulta la evaluación. Otras veces, cuestionan la utilidad de evaluación psicológica para sus 
vidas y sus problemas o son tildadas de poco ecológicas (Carretero et al, 1991). Otra 
limitación muy importante que ha de ser tenida en cuenta a la hora de administrar e 
interpretar los resultados de una evaluación son los cambios sensoriales y motores (lentitud 
o temblor) que experimentan los adultos mayores y que sesga los resultados o directamente 
los invalida. Otras veces, la persona puede retraer su conducta para no exponerse en estas 
situaciones y generar falsos positivos. Debe considerarse también que ciertas 
características definitorias de estados emocionales y psicopatológicos fueron pensadas para 
adultos jóvenes y en adultos mayores los resultados pueden estar distorsionados/sesgados 
al relacionarse con enfermedades o declives asociados a la edad. A nivel global, en esta 
población existen poco datos normativos (Colsher, 1991 citado en Fernández-Ballesteros, 
2009). 
 
 
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3. AREAS A CONSIDERAR EN LA EVALUACION DE SALUD O ESTADO 
FUNCIONAL DE UN AM 
La OMS a través del Informe Técnico Nº 779 de Comité de expertos (1989) y del Informe 
Health of the Elderly (1990) propuso diferentes áreas en la evaluación del estado de salud 
funcional en un Adulto Mayor, que respondería a un modelo multidimensional de la vejez. 
 
4.1 Actividades de la Vida diaria (AVD) 
- Movilidad física. 
- Actividades básicas de la vida diaria – AVD (mantenimiento de las funciones de 
autocuidado básicas, por ejemplo, vestido, aseo, alimentación). 
- Actividades Instrumentales cotidianas – AIVD (evalúan capacidad para 
desempeñarse en interacción con el entorno, por ejemplo: realización de tareas 
domésticas, utilizar el teléfono, hacer compras). 
 
4.2 Estado Funcional en salud mental 
- Funcionamiento cognitivo. Explora la competencia cognitiva, el funcionamiento 
intelectual adecuado y la ausencia/presencia de sintomatología demencial. Los 
procesos cognitivos se refieren a los mecanismos mediante los cuales el organismo 
recibe, almacena y procesa la información (percepción, atención, nivel de 
información, orientación, comprensión, lenguaje, memoria). Frente a sospecha de 
deterioro o quejas del paciente y/o informante se aplican escalas abreviadas para 
determinar si corresponde una evaluación más detallada o una interconsulta. 
- Presencia de sintomatología psicopatológica. Busca principalmente identificar 
presencia de depresión y ansiedad. Se estudian los antecedentes y mediante 
preguntas sencillas se explora el estado de ánimo. Alteraciones de la percepción e 
ideas delirantes, alteraciones del sueño. 
 
Recordar que los instrumentos sólo miden presencia de sintomatología/riesgo pero no hace 
diagnóstico. 
 
4.3. Salud Física 
- Percepción subjetiva del estado de salud. 
- Sintomatología física de tipo médico y condiciones diagnosticadas. 
- Elaboración de listado de problemas, con severidad y grado de compromiso 
funcional. Se efectúa sobre la base de una historia clínica, destacando hechos en 
anamnesis y examen físico que son de importancia como factores de riesgo en un 
adulto mayor. Se dificulta por las características diferenciales de las enfermedades, 
interrelación de esferas y el atribuir síntomas al proceso del envejecimiento. 
- Utilización de servicios de salud. 
- Niveles de actividad y medidas de incapacidad. 
 
4.4 Recursos Sociales 
- Accesibilidad a la familia, amigos o a una comunidad familiar. La disponibilidad de 
estos recursos cuando son necesarios. 
 
4.5 Recursos económicos 
- Evaluados típicamente comparando los ingresos económicos y una medida estándar 
socioeconómica externa. 
 
4.6 Recursos ambientales 
- Disponibilidad del hogar, suficiencia de medios económicos para llevar la casa o 
condiciones en que ésta se encuentra. 
- Ubicación del hogar en relación a los medios de transporte colectivos, lugares de 
compra, servicios públicos, etc. 
 
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Para ampliar la evaluación de adultos mayores según sugerencias de la OMS consultar la 
obra de Fernández-Ballesteros (2009) donde se desarrolla una batería siguiendo esta 
propuesta. 
 
4. APLICACIÓN PRÁCTICA 
 
A modo de ejemplo se presentan instrumentos clásicos para la evaluación de algunos de las 
áreas sugeridas por la OMS (1989, 1990). También se presentan temáticas típicas para su 
consideración en la anamnesis, haciendo la salvedad que son sólo a modo de punto de 
partida. 
 
Para la ampliación de estos temas de Evaluación se recomienda Sánchez Pérez (2011) en 
particular el capítulo Exploración Clínica en Psicogeriatría de Agüera Ortiz; Psiquiatría del 
anciano de Urretavizcaya (2011), Métodos de Exploración Psicológica de Aymamí y S. 
Jiménez-Murcia (2011), Exploración psiquiátrica de Bulbena (2011), Umpierre (2006) en 
particular el capitulo Evaluación geropsicológica. 
 
El texto de Jordi Peña Casanova Test Neuropsicológicos (2004) presenta los instrumentos 
actuales por ámbito cognitivo, sus objetivos y alcances, población destinataria, sus 
propiedades psicométricas y las referencias a las versiones en castellano si las hubiere. 
También puede consultarse el capítulo Examen Neuropsiquiátrico (Lischinsky, 2008) donde 
se expone ampliamente diferentes alteraciones neuropsiquiátricas, su evaluación e 
instrumentos. 
 
5.1 Entrevista Inicial 
Antes de comenzar con las preguntas, cuestionarios y aplicación de test se debe tomar el 
tiempo suficiente para establecer un vínculo cálido y confiable, explicándole a la persona 
mayor en qué consistirá la entrevista. 
Se deberá recabar y documentar información no solo del problema actual, sino que se 
deberá realizar un registro detallado de Antecedentes y Situaciones Vitales que esté 
atravesando o que le hayan ocurrido a lo largo de la vida, estilo de vida y establecer el 
Motivo de Consulta. 
 
En la anamnesis se registra desde el aspecto externo y presentación, nivel de alerta, 
capacidad de introspección y estilo atribucional respecto a los problemas y situaciones 
complejas que presenta, impresión general en cuanto a su conducta en la entrevista (grado 
de colaboración y participación en la entrevista), nivel de escolarización alcanzado, nivel de 
actividad, ocupación y hobbies, funcionamiento de órganos sensoriales, medicamentos y 
dosis que toma (recetados y automedicados), abuso de sustancias (alcoholismo, drogas), 
antecedentes de enfermedades crónicas (por el alto nivel de limitación en la participación 
social que puede acarrear, o por ser un factor de riesgo para patología vascular cerebral 
tales como la diabetes, hipertensión, enfermedades coronarias con historia de cirugías de la 
arteria coronaria) o antecedentes de condiciones psiquiátricas, como depresión o 
esquizofrenia, que pueden impactar en la cognición. 
 
Se deberá evaluar el nivel de competencia funcional (actividades de la vida diaria) 
consultando a un allegado o visitando el domicilio, el funcionamiento cognitivo general, 
percepción (fenómenos alucinatorios) y pensamiento (forma y contenido), lenguaje 
espontáneo, afectividad, fenómenos relacionados con la ansiedad. También es importante 
registrar si hay historia familiar de enfermedades demenciales. 
 
5. 2 Acontecimientos Estresantes 
Ciertas situaciones vitales y situaciones clínicas inciden especialmente en los ancianos 
como factores de riesgo y acontecimientos que tienen más capacidad de producir estrés en 
edad avanzada. Los mismosdeben registrarse dado que pueden impactar negativamente en 
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el desempeño cotidiano y durante las pruebas, además de evaluar la necesidad de una 
intervención. Algunos de ellos pueden ser: Enfermedad del cónyuge, muertes de seres 
queridos, duelos, jubilación, institucionalización, preocupaciones económicas, delitos, 
problemas en la familia, mudanzas, las obras de reparaciones de las casas puede producir 
gran estrés. También supone gran impacto la costumbre o necesidad de pasar temporadas 
en casa de diferentes hijos. 
 
Para ampliar este apartado se recomienda Agüera Ortiz (2011). 
 
5. 3 Motivo de Consulta 
Al evaluar el motivo de consulta y la enfermedad actual es preciso considerar: 
- factores precipitantes y cambios en el entorno físico y emocional. 
- forma de presentación de los síntomas, no siempre en el adulto mayor es la 
presentación clásica. 
- atención a los signos físicos, especialmente vegetativos, relacionados con la 
enfermedad mental. Entre ellos estaría la pérdida de apetito, cambio en los hábitos 
alimenticios, ganancia o pérdida de peso, descenso del nivel de energía para realizar 
actividades cotidianas y variaciones temporales de estos parámetros. 
- discriminar entre cambios debido a la edad y procesos de enfermedad. Aunque esta 
cuestión no es siempre fácil, la mayoría de los errores se comenten por exceso, al 
considerar como normales para la edad procesos que son total o parcialmente 
patológicos. En este sentido, la velocidad del cambio es un factor de ayuda. Una 
disminución en el rendimiento de la memoria o retracción social puede ser normal si 
ocurre en el curso de cinco años, pero no si lo hace en cinco meses. 
- antecedentes personales y biográficos. La investigación debe retroceder también 
hasta la infancia, ya que los hechos acaecidos en la infancia y adolescencia pueden 
seguir ejerciendo un rol importante. 
- modo de afrontamiento de transiciones psicosociales de su ciclo vital. 
- personalidad previa, suele ser necesaria la colaboración de otros informantes, 
generalmente la familia. 
- las actividades extra-laborales. 
- los aspectos referidos al funcionamiento sexual, a menudo, se excluyen de la 
entrevista, lo que constituye un error, ya que suponen una fuente valiosa de 
información y, en no pocas ocasiones, es uno de los aspectos que han sido 
deteriorados por la propia enfermedad o por su tratamiento. 
 
Para ampliar este apartado se recomienda, Umpierre, 2006). Fernández-Ballesteros, R. 
(2008), Agüera Ortiz (2011). 
 
5.4 Instrumentos: escalas, cuestionarios y test 
La anamnesis y entrevista clínica puede/debe ser complementada con el uso de test y 
escalas específicas para determinados dominios y grupos de síntomas. 
 
Si bien lo ideal es trabajar en un Equipo Interdisciplinario con Terapistas Ocupacionales que 
puedan evaluar las actividades de la vida diaria y el nivel ocupacional; con Asistentes 
Sociales que puedan evaluar si existe precarización social, necesidad de recursos del 
Estado, etc. muchas veces no se cuenta con estos recursos y se hace necesario que el 
psicogerontólogo evalúe estas áreas. 
 
Por tal motivo, se desarrollarán varios de los aspectos propuestos en la Evaluación del AM 
por la OMS: 
 
5.4.1 Evaluación de las Actividades de la Vida Diaria 
Se utilizan Escalas de Evaluación Funcional. La información obtenida por medios de los 
instrumentos de recolección complementa pero no sustituye la evaluación clínica. Sin 
http://www.casadellibro.com/libros-ebooks/rocio-fernandez-ballesteros/95895
Ana Bonifacio Página 11 
 
embargo, los beneficios de la utilización de las escalas superan los inconvenientes 
descritos. 
Debe discriminarse la capacidad (nivel potencial) del desempeño o rendimiento (ejecución 
real). Es por ello que hay que tener en cuenta el contexto de los recursos proporcionados 
por un ambiente determinado. Por ejemplo, podría darse el caso de una persona mayor que 
se encuentra en una residencia de larga estadía y no cocine, no por una limitación, sino 
porque su contexto (la residencia) no le brinda espacio para hacerlo. Algunos hombres 
jamás cocinaron o lavaron ropa, son aspectos culturales que deben ser evaluados a la hora 
de interpretar los resultados. Otra causa de disparidad entre rendimiento y capacidad se 
puede deber a falta de motivación, depresión clínica, una enfermedad temporaria reversible 
(Applegate et al., 1990). Algunos instrumentos presentan dos columnas para diferenciar 
capacidad de desempeño. Si no se especifica, el instrumento pretende evaluar el 
desempeño real. 
 
Actividades Básicas de la Vida diaria (ABVD): autocuidado y movilidad. Proveen 
autonomía e independencia elementales. Las distintas Escalas normalmente incluyen: 
- Alimentación 
- Baño/aseo personal 
- Vestirse 
- Deambulación 
- Continencia 
- Transferencia (cama, sillón, aseo) 
 
Entre las Escalas más utilizadas se encuentran: 
 
- Índice de KATZ (Hospital Benjamín Rose de Cleveland en 1958, 1963). 
Puede encontrarse en: Índice de KATZ (Actividades básicas de la vida diaria); 
- Índice de BARTHEL (Mahoney and Barthel, 1965) 
 
Según Shapira (2005) solo el 2 % de los ancianos que viven en la comunidad necesitan 
ayuda para alimentarse, y otra minoría un poco mayor necesita ayuda para el baño (5-12 
%). 
 
Actividades Instrumentales de la Vida Diaria (AIVD): Evalúan la capacidad de 
adaptarnos al entorno y mantener la independencia en comunidad. Requieren el uso de 
instrumentos. Precisan mayor indemnidad del individuo. Están influenciadas por la 
experiencia previa en la tarea y por cuestiones socioculturales 
 
Aproximadamente el 50 % de los sujetos que no realizan alguna actividad instrumental no lo 
hacen por problemas de salud. El otro 50 % no la hace por múltiples razones: tienen quien 
se la haga, algunas actividades han sido desarrolladas mayormente por mujeres (por 
ejemplo las tareas domesticas), si la persona vive en una residencia de larga estadía 
muchas veces no está permitido hacerla, han decidido no hacerla. El 25 % de las personas 
que vive en la comunidad es dependiente para al menos 1 actividad instrumental (Shapira, 
2005). 
 
Generalmente incluye la valoración de: 
- Uso del teléfono 
- Cuidado de la casa 
- Hacer las compras 
- Preparación de los alimentos 
- Uso de medios de transporte 
- Uso y administración del dinero 
- Responsabilidad sobre sus propios medicamentos 
 
http://med.unne.edu.ar/revista/revista98/epa_1.jpg
Ana Bonifacio Página 12 
 
Entre las Escalas más utilizadas se encuentran: 
 
- Escala de Lawton y Brody (Publicada en 1969, Centro Geriátrico de Filadelfia, para 
población anciana, institucionalizada) (1993). 
Puede encontrarse en: Actividades instrumentales de la vida diaria (Escala de Lawton) 
- FAQ Functional Activities Questionnaire (Pfeffer, 1982). 
Puede encontrarse en: http://2011.elmedicointeractivo.com/formacion_acre2005/pdf/971.pdf 
 
La información que brinda este tipo de escalas es el nivel de dependencia/independencia 
que tiene el individuo. Por ejemplo, podría según la puntuación obtenida indicar que la 
persona presenta Dependencia total, Dependencia severa/moderada, Dependencia leve o 
Independiente. Estará indicando el grado de soporte/asistencia que necesita y nos permitirá 
analizar el grado de seguridad en las tareas. 
 
Actividades Avanzadas de la Vida Diaria (AAVD): Evalúan la capacidad para trabajar, 
relacionarnos socialmente, desarrollar actividades vinculadas al ocio, viajar o trasladarse a 
lugares poco habituales. Del mismo modo, se incluye la capacidad para practicar deportes, 
realizar actividades de socialización y responsabilidad, cuidado de otros, así como, la 
participación en actividades religiosas, entre otras. Estas actividades están muy 
relacionadas con los hábitos de toda la vida y el nivel socioeconómico y cultural. 
Permiten el control del medio físico, el desempeño laboral y el desarrollo del rol social. 
Exigen un amplio rango de funcionamiento.Su abandono permitiría suponer el inicio del declive funcional. Puede ser uno de los 
primeros problemas que llevan a consulta cuando la persona se encuentra en actividad. 
 
Los Déficit Funcionales son Estados Dinámicos, es decir, puede modificarse y mejorar con 
intervenciones precisas y oportunas. Estabilizar el avance de la limitación o Avanzar. De 
cualquier manera hay que tener presente que siempre es posible una intervención que 
mejore la calidad de vida del paciente y su entorno cercano. 
 
Casi todas las personas de 75-80 años que viven en sus casas pueden realizar todas las 
actividades básicas de la vida diaria (OMS & International Longevity Center – UK, 1998). 
 
Cuando se realiza una Evaluación Funcional frente a sospecha de síndrome demencial 
debe tenerse presente las fallas en la percepción de los déficit que puede presentar el 
paciente, por lo tanto, es recomendable recurrir al cuidador o familiar más cercano como 
fuente de información fidedigna o a la observación directa de la actividad por ejemplo, 
mediante una visita domiciliaria. También deben tenerse en cuenta los sesgos que puede 
introducir el informante. Si es un familiar, puede estar sesgada por ansiedad, sobrecarga del 
cuidador, negación por no poder tolerar ver a un ser querido disminuido, por la historia 
previa, etc. 
 
Limitaciones de las Escalas de AVD. 
Las escalas no hacen evidente el impacto que puede tener el déficit en un dominio en otro 
dominio, no objetivan las relaciones entre los déficit, este análisis debe ser hecho por el 
profesional. La misma puntuación puede ser producto de la suma de pequeños déficits o 
puede ser resultado de un déficit severo pero en pocas áreas o funciones. No aporta 
información acerca del proceso que está causando la discapacidad. También se encuentran 
limitaciones relacionados con las propiedades de los instrumentos. Finalmente, no son 
sensibles a cambios mínimos del desempeño, por ejemplo, mejoría dentro de una tarea 
luego de un tratamiento. 
 
5.4.2 Evaluación del Estado Funcional en Salud Mental 
 
5.4.2.1 Funcionamiento cognitivo 
http://med.unne.edu.ar/revista/revista98/epa_2.jpg
http://2011.elmedicointeractivo.com/formacion_acre2005/pdf/971.pdf
Ana Bonifacio Página 13 
 
Explora la competencia cognitiva, el funcionamiento intelectual y su adecuación y regulación 
a la situación y al contexto, así como la ausencia/presencia de sintomatología demencial. 
 
Es conveniente partir de un breve concepto de cognición: 
 
Habilidades psicológicas que dan cuenta de toda la vida mental. Incluye desde funciones 
más básicas como atención, percepción, memoria, movimientos voluntarios, hasta más 
complejas como razonamiento, juicio, toma de decisiones, lenguaje, cognición social, 
regulación emocional, etc. Es a través de la cognición que procesamos información 
proveniente del medio interno como externo. Nos permite la adaptación al mundo. 
Inseparable de la motivación, emoción y afectos. 
 
5.4.2.2 ¿Qué es la evaluación de las funciones cognitivas? 
La Evaluación Neuropsicológica es el proceso por medio del cual se recogen datos del 
funcionamiento de los sistemas cognitivos-comportamentales y sus posibles alteraciones 
causadas por anormalidades en la estructura o función cerebral de un sujeto. Está 
constituida por un conjunto de métodos, técnicas y herramientas que permiten definir de 
forma clínica, y, en parte, estandarizada, el estado de las funciones cognitivas-
comportamentales de los pacientes en un momento dado frente a determinados estímulos 
objetivos y estandarizados que presentan los test neuropsicológicos. Requiere de un 
especialista y lleva un tiempo que muchas veces no se dispone en la clínica diaria. Por tal 
motivo es recomendable en el consultorio no especializado en neuropsicología aplicar 
técnicas breves tales como cuestionarios, escalas y test de screening, que se explica en el 
punto siguiente. 
 
La exploración de las funciones cognitivas se lleva a cabo tanto en pacientes que sufren 
alteración de las mismas como en personas que quieran controlar su performance en 
diferentes etapas de la vida. Se evalúan fortalezas y debilidades que delinearán un perfil 
cognitivo comportamental que servirá de punto de partida para el tratamiento posterior si 
correspondiere. 
 
Según Grillo & Mangone (2006) la entrevista inicial es insoslayable ya que facilitará observar 
a la persona en un ambiente menos estructurado que durante la administración de las 
pruebas; ello permitirá definir las áreas a profundizar y los instrumentos más adecuados de 
evaluación según el cuadro que presenta el paciente. Se inicia con un minucioso 
interrogatorio con el objetivo de evaluar el desempeño y detectar la existencia de déficit en 
las diferentes esferas cognitivas. Los antecedentes familiares y los factores de riesgo, así 
como enfermedades concomitantes y medicación debe ser tenida en cuenta por el posible 
impacto cognitivo. Debe observarse el grado de atención y cooperación ya que son datos 
útiles a la hora de interpretar los resultados. Según Kipps & Hodges (2005) en aquellos 
casos que se presume demencia la evaluación de los dominios cognitivos debe comenzar 
por establecer el funcionamiento pre-mórbido conociendo el nivel educacional alcanzado, el 
tipo de trabajo realizado, las relaciones con otras personas e instituciones para poder 
comparar con el desempeño actual y determinar si hay un impacto negativo causado por el 
deterioro cognitivo u otra causa. 
Frente al deterioro cognitivo-conductual es imprescindible, para la identificación del 
síndrome, fijar (aproximadamente) el tiempo de inicio de los cambios, la evolución de los 
mismos, tipo de evolución y velocidad con que se producen los mismos. Se debe investigar 
la presencia de cambios en la personalidad o alteraciones de conducta y de ser posible 
éstos deben ser confirmados por un informante (cuidador o familiar). Los síntomas 
neuropsicológicos y comportamentales detectados deben interpretarse y valorarse en el 
contexto del sujeto y sus características específicas, sociodemográficas, historia médica, 
psiquiátrica, trayectoria vital, factores de estado de ánimo, etc. 
 
5.4.2.3 Cómo realizar la evaluación de las funciones cognitivas? 
Ana Bonifacio Página 14 
 
Se debe realizar una anamnesis detallada que permite la valoración clínica y luego 
administrar instrumentos sencillos y de fácil aplicación por el psicogerontólogo que 
complementen cuantitativamente la impresión más cualitativa. Permitirán discriminar entre 
declive asociado al envejecimiento y deterioro o patología. Dentro de la patología debería 
facilitar la identificación de deterioro cognitivo leve y deterioro de tipo demencial y cuál es la 
severidad del mismo. En relación a estas diferencias y especificidades referimos al lector al 
texto Deterioro Cognitivo y Demencias (Bonifacio & Jaskilevich, 2012) donde podrán 
encontrar una descripción detallada de las distintas entidades clínicas. 
 
El interrogatorio explorará las dimensiones cognitivas más sensibles a los cambios de la 
edad (declive cognitivo) y a los diferentes cuadros patológicos (deterioro) con preguntas 
sencillas pero específicas. También entrevistará cuidadosamente a los familiares y/o 
cuidadores realizando preguntas seleccionadas que permitan distinguir un aspecto de la 
función cognitiva de otro. Las preguntas no solo deben restringirse al síntoma principal o a la 
queja principal sino que debe realizarse un paneo por las distintas esferas cognitivas, para 
hacerse una idea global. Recordar que se debe interrogar tanto al paciente como al 
acompañante en forma independiente, aunque sea unos breves momentos. 
 
Leiguarda & Manes (2005) presentan una guía de preguntas que se puede tener de 
referencia para ir incluyendo en la anamnesis: 
 
Situaciones generales de la vida diaria: 
¿Ha notado: 
- alguna pérdida de memoria que afecta sus capacidades cotidianas? (citas, nombres, 
números de teléfonos). 
- dificultad para las tareas diarias? 
-problemas de lenguaje? (olvidos de palabras, nombres de objetos o personas, 
sustitución de una silaba o palabra por otra) 
- desorientación temporal o espacial? 
- problemas en la elección de vestimenta, por ejemplo vestimenta inadecuada, 
decisiones que le han cuestionado (posible alteración del juicio?) 
- problemas con el manejo del dinero (pago de facturas, supermercado, etc.) 
 
Preguntas por dominio cognitivo 
1) Atención 
a- ¿Se distrae fácilmente? 
b- ¿Es capaz de mantenerse concentrado en una tarea? 
 
2) Memoria 
a- ¿Repite las mismas preguntas una y otra vez? 
b- ¿Recuerda conversaciones recientes? 
 
3) Lenguaje y Escritura 
a- ¿Tiene dificultades para recordar o nombrar nombres conocidos por mucho tiempo? 
b- ¿Tiene dificultades para evocar palabras? 
c- ¿Pronuncia palabras incorrectamente o usa palabras equivocadas en una conversación? 
d- ¿Ha dejado de leer? 
e- ¿Se ha deteriorado su escritura manual? 
 
4) Función visuoespacial 
a- ¿Ha tenido dificultades manejando el auto? 
b- ¿Se confunde o se desorienta en shoppings o negocios con multitudes? 
c- ¿Tiene dificultades para encontrar el auto en un estacionamiento completo de autos? 
d- ¿Se pierde con facilidad? 
 
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5) Visión 
a- ¿Se queja de visión borrosa? 
b- ¿Tantea para tomar las manijas de las puertas? 
 
6) Función Ejecutiva 
a- Puede planificar una cena para varias personas con dos platos? 
b- Puede organizar una salida o unas vacaciones? 
c- Puede proponerse un objetivo e implementar las acciones para lograrlo? ¿Si se lo deja 
por él/ella solo/a, qué hace o consigue? 
 
7) Praxias 
a- ¿Tiene dificultad para utilizar los cubiertos o las herramientas del hogar? 
b- ¿Tiene dificultades al vestirse? 
 
El clásico artículo de Kipps & Hodges (2005) es muy claro y útil para la evaluación clínica 
de cada dominio cognitivo. 
 
5.4.2.4 Técnicas de screening 
Para una aproximación cuantitativa se puede utilizar un screening cognitivo o técnica de 
despistaje o rastrillaje. Es una evaluación breve que permite conocer de manera rápida el 
estado de las funciones cognitivas de una persona. Un resultado por debajo del valor límite 
sugiere deterioro cognitivo, sin embargo, un resultado por sobre el valor de corte no lo 
descarta, ya que muchas personas con alto nivel de funcionamiento pre-mórbido podrían 
desempeñarse bien. No se debe olvidar, que algunas demencias comienzan con cambios 
conductuales y no con cambios cognitivos sobresalientes, por eso debe complementarse 
con una evaluación de alteraciones conductuales (Ver punto 5.4.2.5). 
 
El screening cognitivo es una herramienta breve y válida para la detección temprana del 
déficit cognitivo asociados a demencia. Recordamos que los test utilizados para la detección 
de trastornos cognitivos no diagnostican ni determinan la causa del síndrome demencial. 
 
Una buena herramienta de screening: 
- permite detectar alteraciones cognitivas de forma temprana permitiendo el comienzo 
del tratamiento con la derivación oportuna al equipo de especialistas. 
- debe ser de fácil aplicación y breve para poder utilizarse en la clínica diaria por los 
distintos integrantes del equipo de salud no especializados en neuropsicología 
- debe ser de fácil realización para las personas mayores: tratar de evitar pruebas 
complejas o computarizadas o que requieran muchos materiales distintos. 
- debe tener un alto grado de sensibilidad (que detecte la mayor cantidad de casos 
posible) y especificidad (que evite la mayor cantidad de falsos positivos posible) 
- no debe afectarse demasiado por el sexo, la edad o los años de educación 
- debería evaluar aquellos procesos cognitivos centrales en el diagnóstico de 
demencias más prevalentes (Atención; Memoria; Lenguaje; Praxias constructivas; 
Funciones Visuoespaciales; Funciones Ejecutivas). 
 
Los screening cognitivo tienen como debilidades principales: 
- arrojan alto número de falsos negativos 
- son poco sensibles a alteraciones leves 
- los niveles educativos pueden afectar la ejecución 
- no aportan datos confiables acerca de diferencias culturales 
- la mayoría no incluye la evaluación de funciones ejecutivas por eso deben 
combinarse. 
 
Para ampliar este punto se recomienda el texto Test de Screening para Demencias (Roca & 
Manes, 2008). 
Ana Bonifacio Página 16 
 
 
Ejemplos de herramientas de screening cognitivo: 
- Minimental State Examinaton (MMSE), Folstein y Cols., 1975. 
Es una de las herramientas de screening más utilizada. Falla, sin embargo, en la detección 
de la demencia en sus estadios iniciales. Muy sencilla de aplicar y se administra en 5 a 10 
minutos. El puntaje total de este test es de 30 puntos. Debe administrarse únicamente a 
aquellos pacientes que tengan como mínimo educación primaria. 
Puede encontrarse en: Mini-Mental state examination de Folstein 
 
Se ha validado para la población de Buenos Aires. Butman. El “Mini – Mental State 
Examination” en español. Normas para Buenos Aires. Rev Neurol. Arg 26 (1): 11-12. 2001. 
 
- Cuestionario del Estado Mental (SPMSQ), Pfeiffer, 1975. Cuestionario muy sencillo 
de administrar a medida que se va dialogando con el paciente, adecuado si no se ha 
podido administrar el MMSE por el nivel de dificultad para el paciente. 
- Test del Reloj, Freedman y Cols., 1994. 
- Addenbrooke’s Cognitive Examination-Revised ACE-R. Torralva et al 2011 
- Frontal Assesment Battery (FAB), Dubois y Cols., 2000 
- INECO Frontal Screening (IFS) Torralva et al 2009 
 
Aplicación de herramientas de screening cognitivo 
A modo de ejemplo de aplicación se seleccionan dos técnicas de screening ACE-R y el IFS 
que se complementan en cuanto a los dominios cognitivos evaluados. La combinación de 
ambas permite completar la exploración cognitiva de diferentes dominios (orientación, 
atención, memoria, lenguaje, fluencia verbal, funciones visuoespaciales y funciones 
ejecutivas). 
 
A continuación se amplía información sobre el Addenbrooke’s Cognitive Examination-
Revised (ACE-R) y el INECO Frontal Screening (IFS) 
 
 
ACE-R Torralva, Roca, Gleichgerrcht, Bonifacio, Raimondi y Manes (2011). Es una 
herramienta de screening que incluye al MMSE que explora las siguientes funciones: 
 
Evalúa: 
Orientación: Se estudia en relación a la ubicación temporal, espacial y autopsíquica 
(nombre, edad y fecha de nacimiento). 
Atención y Concentración: los lapsus en la concentración y atención, perder el tren del 
pensamiento durante la entrevista, olvidar las consignas pueden estar indicando dificultades 
atencionales más allá de los resultados numéricos. Además de la actitud general frente a la 
evaluación, puede evaluarse en tareas sencillas: retención de una serie de palabras, 
deletreos de palabras en sentido inverso, cálculos sencillos que requieren el control 
atencional. 
Memoria: La memoria episódica (anterógrada, retrógrada), aprendizaje, recuperación de la 
información, presencia de confabulaciones, intrusiones, memoria semántica, permitirá 
acercarnos a los distintos síndromes mnésicos. 
Lenguaje: deben observarse en la entrevista inicial y durante la evaluación los trastornos 
del lenguaje como poca fluidez, prosodia y articulación, denominación de palabras, 
parafasias, comprensión. Permite evaluar la capacidad repetición de palabras y frases, 
lectura, escritura de denominación a través de la confrontación de estímulos visuales, 
comprender órdenes verbales de distinto grado de complejidad a nivel sintáctico y 
semántico. 
Fluencia verbal: tanto semántica como fonológica. 
Habilidades visuoespaciales se evalúa desde aspectos visuoperceptivos simples, 
visuoespaciales hasta la visoconstrucción: conteo de puntos, lectura de letras indefinidas, 
http://med.unne.edu.ar/revista/revista98/epa_3.jpg
Ana Bonifacio Página 17 
 
copiar formas de dos y tres dimensiones o el test del reloj son buenas pruebas para evaluar 
apraxia de construcción. 
 
Un puntaje por debajo de 85 sugiere la presencia de disfunción cognitiva de tipo demencial.Se marca nuevamente que este es un valor que debe ser enmarcado en el análisis de cada 
caso y situación particular. 
 
El artículo con su validación se encuentra disponible en: 
http://www.elsevier.es/en/node/2493173 
 
El test se encuentra disponible en: 
http://www.neurologiacognitiva.org/profesionales/materiales/item/1147-addenbrookes-
cognitive-examination-revised-ace-r 
 
INECO Frontal Screening (IFS) Torralva; Roca; Gleichgerrcht; López; Manes, 2009. 
Especialmente sensible para detección de la disfunción ejecutiva en pacientes con diversas 
patologías que afecten los circuitos frontoestriados. Según Torralva et al (2009) el diseño 
del IFS fue primariamente concebido, representando tres grupos de tareas cognitivas, como 
se indica a continuación: 
- inhibición de respuestas y cambio de sets: evalúa la habilidad de cambiar de un set 
cognitivo a otro y de inhibir respuestas inapropiadas tanto verbal como motora. 
- capacidad de abstracción: obtenida de la interpretación de refranes, siendo la 
interpretación concreta típica de pacientes con daño en el lóbulo frontal. 
- memoria de trabajo: referida a un sistema cerebral que provee un almacenamiento 
temporario y manipulación de la información necesaria para otras tareas cognitivas 
complejas 
 
Evalúa: 
Programación motora: Serie de Luria: Puño, canto, palma. Planificación motora, 
perseveraciones. 
Instrucciones Conflictivas: Resistencia a interferencia e inhibición de respuestas 
Go-No go Task: Actuar – no actuar 
Memoria de trabajo verbal: dígitos en orden inverso. 
Memoria de trabajo verbal: meses en orden inverso 
Memoria de trabajo espacial: adaptación bloques de Corsi. Evalúa la capacidad de la 
persona de manipular información espacial. 
Interpretación de refranes (Capacidad de Abstracción): Esta prueba fue elegida para integrar 
esta batería ya que los pacientes con lesión frontal presentan usualmente dificultades en 
alejarse del contenido literal o concreto de la oración para encontrarle su significado 
abstracto 
Control Inhibitorio Verbal: evalúa la capacidad de un sujeto de inhibir una respuesta 
esperada. La tarea consiste de seis oraciones, a cada una le falta la última palabra. Las 
oraciones están construidas de tal forma que la opción correcta está fuertemente sugerida 
por el contexto de la oración. 
 
Explora los diferentes subdominios a través de ocho Subtest en un total de 30 puntos. Un 
puntaje por debajo de 25 está indicando fallas a nivel de las funciones ejecutivas. 
 
El test, su manual de uso y el artículo con su validación se encuentra disponible en: 
http://www.neurologiacognitiva.org/profesionales/materiales/item/1150-ineco-frontal-
screening-ifs 
 
Interpretación de resultados 
http://www.elsevier.es/en/node/2493173
http://www.neurologiacognitiva.org/profesionales/materiales/item/1147-addenbrookes-cognitive-examination-revised-ace-r
http://www.neurologiacognitiva.org/profesionales/materiales/item/1147-addenbrookes-cognitive-examination-revised-ace-r
http://www.neurologiacognitiva.org/profesionales/materiales/item/1150-ineco-frontal-screening-ifs
http://www.neurologiacognitiva.org/profesionales/materiales/item/1150-ineco-frontal-screening-ifs
Ana Bonifacio Página 18 
 
Es de resaltar que más allá del valor o punto de corte para las dos técnicas de screening 
presentadas con mayor detalle (ACE-R e IFS), se deberán integrar los resultados de las 
distintas técnicas y analizar los mismos para su interpretación: 
 
Escolaridad: El desempeño está influenciado por el nivel cultural de los sujetos. Se requiere 
adaptar los puntos de corte a las características sociodemográficas de los pacientes. Por 
tanto, es importante verificar el nivel de instrucción formal o laboral alcanzado por la persona 
y contrastar con las características del test y de la población para la que se validó 
(promedio de 12 años de educación). 
 
Se deberá analizar las fallas encontradas: 
¿Es un rendimiento esperable para la edad y nivel educacional? 
¿Se presenta en un único dominio? ¿Cuál es el dominio más afectado? ¿Es esperable para 
el desempeño previo el nivel de rendimiento alcanzado en el test? ¿Sigue un patrón 
asimilable a un síndrome particular: DCL o demencia? ¿Es compatible con el relato de la 
familia o de la misma persona? 
¿Presenta cambios anímicos que podrían estar explicando los resultados obtenidos 
(memoria, atención)? ¿Existe una situación sociofamiliar que explique los resultados? Por 
ejemplo: deprivación de estímulos cognitivos, afectivos sociales, etc. ¿Presenta un cuadro 
médico conocido que explique o sea compatible con los resultados? 
 
¿Cómo impacta el desempeño detectado en las actividades cotidianas? Analizar el nivel de 
funcionamiento en las actividades de la vida cotidiana, cambios en las relaciones, etc. para 
evaluar cuál es el impacto de las fallas encontradas. 
 
Si hay presencia de deterioro: ¿qué grado alcanza? Se podrá aplicar una escala Global de 
demencia (ver punto 5.4.2.6) 
 
5.4.2.5 Presencia de sintomatología psicopatológica/neuropsiquiátrica 
La valoración de síntomas neuropsiquiátricos en el contexto de la evaluación 
psicogerontológica integral es importante para completar la impresión general de la persona 
que consulta. Estos pueden aparecer primariamente constituyendo toda la enfermedad, o, 
secundariamente a diversas afecciones somáticas o psíquicas. Por tal motivo, resulta útil 
incluir en el interrogatorio preguntas sobre cambios conductuales, tales como conflictos en 
el trabajo, con las relaciones interpersonales, conducta social vergonzosa, cambios en la 
preferencia de alimentos o conducta sexual inapropiada, apatía o falta de motivación, 
disminución de la iniciativa, impulsividad, cambios de humor, fluctuaciones inesperadas o 
repentinas, suspicacia, temor, ideas sobrevaloradas, alteraciones perceptuales, etc.. Sobre 
síntomas afectivos, 
 
Casi todos los trastornos mentales pueden aparecer a cualquier edad y la adultez mayor es 
otra etapa del ciclo de vida donde pueden aparecer. Su evolución y reacción frente al 
tratamiento son iguales en los ancianos como en los jóvenes. Sin embargo, está muy 
difundida la idea errónea de que en las personas mayores las enfermedades mentales son 
inevitablemente progresivas y que su tratamiento puede ser solo sintomático. Es muy 
importante erradicar ese falso concepto que lleva al nihilismo terapéutico (copia textual 
OMS, 1989). Sánchez (2011) plantea que se pueden dar los mismos trastornos psiquiátricos 
que en cualquier otra etapa de la vida pero el peso específico del deterioro cognitivo y 
demencias otorga a este grupo de enfermedades protagonismo en eta etapa vital. 
Se debe tener en cuenta que en ocasiones los cambios afectivos (ansiedad y/o depresión) 
pueden acompañar cuadros de alteraciones cognitivas, así como pueden presentarse como 
forma de inicio de los mismos. También se debe considerar para el diagnóstico diferencial 
que los trastornos afectivos primarios pueden deteriorar la memoria, la función ejecutiva y el 
uso del lenguaje. Según Manes (2005) este punto es importante por varias razones: la 
depresión es una consecuencia frecuente de muchas enfermedades neurológicas y, en 
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algunos casos, refleja una reacción normal a una pérdida. En otros casos, sin embargo, 
puede ser producto del daño de sistemas neurales específicos que subyacen la emoción. En 
cualquier caso, la depresión puede tener un impacto significativo en el estado funcional del 
paciente y en su recuperación luego de un evento neurológico. La depresión también puede 
servir como factor predisponente para el desarrollo de síntomas que mimetizan algunos 
síntomas neurológicos como la abulia y la pérdida de memoria. Distinguir entre deterioro 
cognitivo debido a depresión (pseudodemencia) y los escalones tempranos de la 
enfermedad de Alzheimer puede ser, en ocasiones, difícil. 
Frente a la presencia de síntomas psicopatológicos la pregunta a realizarnos es si 
corresponden a la evolución de un cuadropreexistente o aparecen por primera vez en una 
persona que nunca presentó alteraciones psicopatológicas. Otra pregunta pertinente es si 
los síntomas se presentan en el contexto de una demencia. 
Al momento de realizar una evaluación de las funciones cognitivas resulta muy importante 
conocer el estado sintomático, si existe un diagnóstico psiquiátrico previo y antecedentes 
farmacológicos y terapéuticos relevante. La presencia de síntomas afectivos (anergia, baja 
autoestima, ideas de ruina, trastornos del sueño, melancolía, anhedonia, apatía) claramente 
modifica el nivel de predisposición y esfuerzo que realizan las personas disminuyendo así 
las conductas orientadas a metas, como es una evaluación. La apatía influye en el nivel de 
cooperación, el interés puesto en función de la tarea, modificando el rendimiento o, en 
algunos casos, impidiendo la evaluación. 
 
Los síntomas psiquiátricos pueden modificar parámetros cognitivos. Por ejemplo: la 
Depresión o Hipomanía modifican la atención, la memoria, el curso del pensamiento. No es 
necesario que la persona tenga un síndrome completo para que se altere su cognición. 
Síntomas residuales o subsindromáticos pueden afectar la cognición. Los fármacos pueden 
afectar el desempeño, sobre todo si ha comenzado a tomar de forma reciente 
benzodizepinas o antipsicóticos, que pueden afectar la atención y la memoria. Por tal 
motivo es recomendable solicitar con antelación que la persona traiga anotado qué fármacos 
toma, en qué dosis, a qué hora. 
 
Algunas preguntas generales que orientan antes de utilizar cuestionarios para detectar 
síntomas de depresión y ansiedad pueden ser del tipo: ¿se siente triste/decaído? ¿tiene 
ganas de llorar? ¿piensa que sería mejor para su familia si Ud. desapareciera? ¿confía en el 
futuro? ¿se siente útil y necesario para su familia y la sociedad? ¿se siente atemorizado 
como si algo malo fuera a suceder?¿es muy impaciente y se irrita fácilmente? ? ¿tiene 
palpitaciones, ahogos o transpira sin causa evidente? 
 
Si la persona presenta sintomatología anímica muy severa al momento de la entrevista es 
conveniente ofrecer otra fecha de evaluación si es posible. 
 
Escalas para evaluar la intensidad o gravedad del síndrome depresivo 
Las siguientes son escalas muy utilizadas en nuestro medio: 
- Beck Depression Inventory. Inventario de Depresión de Beck (BDI II) Beck, 
Rush, Shaw & Emery, 1978 Versión español: BRENLLA 2005 
Permite evaluar síntomas psicológicos y autonómicos de la depresión. Es un Cuestionario 
de 21 ítems mide la severidad de síntomas de depresión en adultos y adolescentes a partir 
de los 13 años. 
Cada ítem es evaluado según una escala de cuatro puntos, de 0 a 3. La puntuación total 
máxima es 63. 
 
BDI-II PUNTUACION 
1 al 10 Altibajos considerados normales. 
11 al 16 Disturbios suaves del humor. 
17 al 20 Depresión clínica fronteriza. 
21 al 30 Depresión moderada. 
Ana Bonifacio Página 20 
 
31 al 40 Depresión severa. 
Más de 40 Depresión extrema. 
 
- Hospital Anxiety and Depression Scale. Escala Hospitalaria de Ansiedad y 
Depresión HADS. 
Características de Escala HADS. Utilizada en Servicios médicos no psiquiátricos. Sin 
contaminación de síntomas patología física. Diferencia trastorno ansioso (impares) de 
depresivo (par). Instrumento de screening. Complementar con otras escalas mas especificas 
14 ítems. 7 de cada uno. Intensidad de síntoma o frecuencia de presentación. 
Se recomienda que sea administrada por el profesional (heteroaplicada) 
Marco temporal: Releva la última semana. Tiene Adaptación y validación español. 
 
HADS PUNTUACION 
0-7: normal; 
8-10 probable; 
11-21: ansiedad o depresión. 
 
- Global Depression Scale. Escala de depresión geriátrica. GDS. (Yesavage, 
1983) en su versión completa consta de treinta preguntas relacionadas con la depresión en 
personas de edad. El paciente debe responder “sí” o “no” a cada pregunta. Existen 
versiones abreviadas de 15, 10 y 4 ítems. Las versiones de 10 y 4 ítems se pueden usar 
como screening. En los pacientes dementes es muy difícil de evaluar debido a los trastornos 
cognitivos. 
 
- Cornell Scale for Depression in Dementia. Escala de Cornell. CSDD. Alexopoulos 
et al, 1988. Para personas con demencia 
Valora la depresión en la Demencia. Contiene 19 apartados con una escala de puntuación 
de 0 a 4. Para realizar con el enfermo o su cuidador. Puntúa la gravedad del cuadro 
depresivo en una escala de tres grados. La completa el profesional. 
 
CSDD PUNTUACION 
Puntuación: ≥ 8 está asociado a un diagnostico de Depresión Mayor en un paciente con 
demencia. 
≥ 7 en paciente sin demencia 
 
No se debe olvidar que la evaluación de trastornos depresivo-ansioso, requiere, 
además de la medida fiable, el examen de otras condiciones socio-ambientales y 
personales que pudieran estar explicando el trastorno o perpetuándolo con el fin de 
proceder a su tratamiento. 
 
Escala para Evaluar los síntomas Neuropsiquiátricos: Inventario Neuropsiquiátrico. 
NPI Cummings (1994) 
Básicamente evalúa el funcionamiento neuropsiquiátrico del paciente, síntomas actuales y 
su gravedad: Presencia, Frecuencia y Severidad de los síntomas. 
Consta de un listado de 12 alteraciones neuropsiquiátricas: 
delirios, alucinaciones, agitación/agresión, depresión/disforia, ansiedad, euforia, 
apatía/indiferencia, desinhibición, irritabilidad/labilidad, actividad motora aberrante, sueño y 
conductas nocturnas, apetito y hábitos alimenticios. 
 
Inicialmente se pregunta sobre la existencia del síntoma y, si la respuesta es positiva, se 
evalúa la frecuencia y la intensidad del mismo. También se pregunta sobre la molestia que 
causa al cuidador. Entrevista al cuidador que conozca o conviva. Se utiliza para evaluar 
respuesta al tratamiento y observación longitudinal de los síntomas. 
 
http://med.unne.edu.ar/revista/revista98/epa_4.jpg
http://med.unne.edu.ar/revista/revista98/epa_4.jpg
Ana Bonifacio Página 21 
 
5.4.2.6 Escalas Globales de Demencia. Estadificación o Graduación del deterioro 
cognitivo 
Mediante las escalas globales de deterioro se puede graduar la intensidad del trastorno de 
forma estándar y global, siempre habrá particularidades para cada persona. Facilita la 
comunicación entre profesionales. 
 
- Graduación Clínica de la Demencia. Clinical Dementia Rating Scale- CDR. 
(Hughes, 1982) 
Es una escala clínica de valoración de la severidad de las demencias a través de la 
evaluación de la limitación o autonomía en las actividades de la vida diaria. Lo completa el 
familiar o cuidador con la guía del profesional. Se utiliza para distintos tipo de cuadros, 
permite especificar estadios desde sin demencia hasta severa. 
Se completa la planilla. Para la obtención de la puntuación de final de la escala CDR a partir 
de las puntuaciones de cada dominio 
 
Dominios cognitivos y funcionales que evalúa: Memoria, Orientación, Juicio y 
Resolución de Problemas, Función en la comunidad, Casa y Aficiones, Cuidado personal, 
Lenguaje y Afecto. 
 
Puntuaciones Globales: 
La puntuación final depende del conjunto de puntuaciones obtenidas en los diversos 
dominios, con la tendencia a que la puntuación de la memoria es la dominante. Responde a 
un algoritmo complejo por eso se facilita el cálculo a través de una página web de la 
Universidad de Washington: http://www.biostat.wustl.edu/~adrc/cdrpgm/index.html 
 
- CDR: 0 sin deterioro. 
- CDR: 0.5 deterioro cuestionable, homologable a Deterioro Cognitivo Leve 
- CDR: 1 Demencia leve 
- CDR: 2 Demencia moderada 
 
- Escala Global de deterioro. Global Deterioration Scale- GDS- Reisberg et al. 
(1982). 
 
La escala GDS está más indicada para la enfermedad de Alzheimer. Evalúa desde la 
normalidad hasta las fases más graves de demencia. Organiza la evolución del deterioro en 
siete fases características. La realiza el profesional con la información brindada por el 
familiar o por el conocimiento directo que tiene del paciente. Luego se escoge la fase que 
mejor describe la clínica actualdel paciente. 
 
Puntuación o Graduación del deterioro 
- GDS- 1: Ausencia de alteración cognitiva 
- GDS-2: Disminución cognitiva muy leve 
- GDS-3: Defecto cognitivo leve. Primeros defectos claros 
- GDS-4: Defecto cognitivo moderado. Defectos claramente definidos en una 
entrevista clínica cuidadosa. 
- GDS-5: Defecto cognitivo moderado-grave. El paciente no puede sobrevivir 
mucho tiempo sin alguna asistencia. 
- GDS-6: Defecto cognitivo grave 
- GDS-7: Defecto cognitivo muy grave. 
 
Puede ser complementada con la escala FAST (Reisberg, 1988). que permite dividir las 
fases más graves de la demencia tipo Alzheimer (GDS6 y GDS7) en once subestadios. 
 
 
5. A modo de Cierre: 
http://www.biostat.wustl.edu/~adrc/cdrpgm/index.html
Ana Bonifacio Página 22 
 
Todavía persiste un prejuicio muy extendido respecto al funcionamiento cognitivo en el 
envejecimiento confundiendo declive esperable para la edad con deterioro o patología. Este 
desconocimiento/prejuicio puede favorecer una interpretación errónea al momento de 
concluir una evaluación. Las investigaciones actuales dentro de la neurociencia (Bonifacio & 
Jaskilevich, 2012) no sostienen este prejuicio arraigado en la población en general y en los 
propios profesionales de la salud. Es de resaltar que en el año 1989 la OMS emitía los 
siguientes conceptos: 
 
Muchas personas incluso profesionales, tiene la idea exagerada y por demás pesimista acerca de los 
cambios que ocurren en la vejez con respecto a la capacidad mental. Esto se debe en parte a 
estudios transversales efectuados en sociedades que cambian muy rápidamente en los cuales los 
cambios inherentes a la vejez se confunden con efectos de cohorte como consecuencia de que el 
ambiente en el que crecieron y se educaron los ancianos difiere profundamente a aquel en el que 
crecen los jóvenes. Cuando una persona se somete a estudios longitudinales comparando los 
resultados con ella misma en una época anterior se ve que la declinación de la función mental es 
mucho menos pronunciada que lo que indica los estudios transversales. 
 
Así como se enfatizó, a través del texto, la conveniencia de la utilización de estándares e 
instrumentos para la evaluación del estado de salud funcional de un adulto mayor también 
se enfatiza tener un marco teórico claro y sólido de los cambios cognitivos-
comportamentales en la vejez para realizar una correcta interpretación de los resultados y 
oportunas sugerencias terapéuticas si correspondiere. 
Ana Bonifacio Página 23 
 
 
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