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Un átomo de hidrógeno también puede compartir su electrón con un átomo de otro elemento diferente. El carbono tiene 4 electrones en la capa de valencia, pero necesita 8 para conseguir la estabilidad. Como muestra la Figura 2.7c, cuando se forma metano (CH4), el carbono comparte 4 pares de electrones con 4 áto- mos de hidrógeno (1 par con cada uno de los átomos de hidrógeno). Debido a que los electrones comparti- dos orbitan y “pertenecen” a toda la molécula, cada átomo tiene una capa de valencia completa durante el tiempo suficiente como para satisfacer sus necesidades de estabilidad. En las moléculas covalentes descritas hasta ahora, los electrones se han compartido equitati- vamente entre los átomos de la molécula. Tales molé- culas se denominan moléculas de enlace covalente no polar. Sin embargo, los electrones no se comparten por igual en todos los casos. Cuando se crean enlaces cova- lentes, la molécula resultante siempre tiene una forma tridimensional definida. La forma de una molécula de- sempeña un papel primordial en la determinación de las moléculas o átomos con que puede interaccionar. La forma también puede determinar que se compartan pa- res de electrones desiguales. Los dos ejemplos siguien- tes ilustran este principio. El dióxido de carbono se forma cuando un átomo de carbono comparte sus 4 electrones de valencia con 2 átomos de oxígeno. El oxígeno es un átomo con gran necesidad de electrones y atrae a los electrones com- partidos de modo mucho más fuerte que lo que el car- bono. No obstante, debido a que la molécula de dió- xido de carbono es lineal (O=C=O), el poder de atrac- ción de un átomo de oxígeno contrarresta el del otro (Figura 2.8a). Como resultado, los pares de electrones se comparten equitativamente orbitando por la molé- cula entera y el dióxido de carbono es una molécula no polar. Una molécula de agua se forma cuando 2 átomos de hidrógeno se unen por enlace covalente en un sólo átomo de oxígeno. Cada átomo de hidrógeno comparte un par de electrones con el átomo de oxígeno y, de nuevo, el oxígeno tiene la mayor capacidad de atraer electrones. Pero, en este caso, la molécula formada tiene la forma de una V (H H). Los dos átomos de O hidrógeno se sitúan en un polo de la molécula y el átomo de oxígeno en el otro (Figura 2.8b). Como con- secuencia, los pares de electrones no se comparten equitativamente y pasan más tiempo cerca del átomo de oxígeno, haciendo que ese polo de la molécula se vuelva ligeramente más negativo (indicado por ��) y el polo de los hidrógenos más positivo (indicado por ��). En otras palabras, se ha formado una molécula polar, es decir, una molécula con dos polos cargados. Las moléculas polares se orientan hacia otras molé- culas polares o partículas cargadas (iones, proteínas y otros) y juegan un papel importante en las reacciones químicas que tienen lugar en las células del organismo. Como los tejidos corporales son de un 60 a un 80% agua, el hecho de que el agua sea un molécula polar es especialmente significativo, como describiremos más adelante. Capítulo 2: Química básica 37 2 ClNa Átomo de sodio (Na) (11p+; 12n0; 11e–) Átomo de cloro (Cl) (17p+; 18n0; 17e–) ClNa Ión sodio (Na+) Ión cloro (Cl–) Cloruro sódico (NaCl) + – F I G U R A 2 . 6 Formación de un enlace iónico. Tanto los átomos de sodio como los de cloro son químicamente reactivos porque sus capas de valencia están incompletas. El sodio gana estabilidad perdiendo un electrón, mientras que el cloro se vuelve estable ganándolo. Después de la transferencia de electrones, el sodio se transforma en un ión sodio (Na+) y el cloro en un ión cloro (Cl–). Los iones con cargas opuestas se atraen entre sí.
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