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Fracturas de cráneo 179 14 La fractura linear es la más común 13 y base con- veniente para iniciar el estudio de fracturas craneanas en general. Las formas de los trazos tiene elementos en común; las fracturas conminutas tienden a ser expuestas y los hundimientos, en general, muestran cierto grado de elementos conminutos. 14 Desde el punto de vista de la relación entre el sitio de aparición de una fractura y el sitio donde tuvo lugar el impacto, se consideran fracturas directas las que resultan en el mismo lugar del impacto. Son in- directas las fracturas que ocurren alejadas del punto de aplicación de las fuerzas. En cuanto a la progresión del trazo fracturario, son fracturas irradiadas cuando el curso se extiende hacia o hasta la base del cráneo; son formas importantes de fracturas en patología neuroquirúrgica. Dicha irradiación se efectúa en general anatómica- mente, sin pasar por arbotantes óseos de mayor resis- tencia que son, entre otros, la cresta frontal interna, la protuberancia occipital interna, el ala mayor del esfenoides, el complejo peñasco-mastoides y la apófisis basilar del occipital. 97 También existen estructuras más resistentes que otras en el tercio medio del macizo facial: nasoetmoi- des, nasomaxilar, dentoalveolar y cigomática. Son contrafuertes relacionados con la transmisión de fuerzas para el proceso motor, trigeminal de modo primordial, de la masticación; como derivación clí- nica y radiológica de este diseño, su resistencia es relativamente eficaz sólo para soportar cargas de índole vertical, no aquellas que son horizontales. 63 De esa manera bóveda, base, cara y contrafuertes respectivos participan en la fisiopatología de las frac- turas craneanas. Clasificación Hay dos elementos fundamentales para clasificar una fractura craneana: • Por la forma de la fractura • Por la topografía de la fractura Las formas Las fracturas adquieren formas lineares (Figuras 14.8, 14.9) y no lineares. En la fractura linear solo existe separación en la superficie, sin modificación sensible en los diámetros de las tablas óseas, esto es, de sus segmentos de arco. Toda fractura linear, que puede ser recta, curva o angulada, exhibe un estrechamiento progresivo en su ancho que disminuye desde su origen. Usualmente el ancho de una fractura linear no supera los 3 mm. 71 Las fracturas no lineares, a su vez, se presentan como: • Depresión, en la que el compromiso óseo única- mente involucra la tabla externa, que fue movi- lizada dentro del diploe. • Impresión, en la que ambas tablas óseas se hallan comprometidas, al igual que el diploe que recibe pues una doble compresión; la fractura es mayor en la tabla externa. (Figuras 14.5 y 14.6) • Hundimiento, en aquella fractura con desplaza- miento de sus componentes hacia algún punto en el centro del elipsoide craneano. • Cabalgamiento, donde existe deslizamiento de un segmento óseo, separado de la unidad anatómica de la bóveda por el traumatismo, que se sitúa por debajo del segmento óseo opuesto. En cualquier caso la fractura es expuesta cuando el cuero cabelludo está abierto sobre la fractura. La topografía Es, en esencia, de la bóveda craneana, de la base del cráneo, o del cráneo facial propiamente dicho. En lactantes y primera infancia las fracturas cierran entre los 3 y 6 meses de producidas; en niños de 5 a 12 años de edad el lapso llega a un año, en los ado- lescentes se requieren unos 2 años y en el adulto, el tiempo para su cierre alcanza alrededor de 3 años. 72 En el macizo facial, la fractura compleja que do- mina la clínica y la radiología por su relación con la Figura 14.5: TAC cerebral (ventana ósea), corte axial. Fractura fronto-orbitaria
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