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Capítulo 25: Tumores del tercer ventrículo daNiel d’oSValdo Introducción Los tumores del Tercer ventrículo (III V) son poco frecuentes y constituyen del 1 al 2% de las neoplasias intracraneanas. La mitad de ellos son quistes coloides 24 con una incidencia de alrededor de 0,3/100 000/ año. 17 El III V está ubicado en el centro del cerebro y rodeado de estructuras neurales críticas que pue- den lesionarse por la presencia de un tumor o por el abordaje quirúrgico, razón por la que el tratamiento de estas lesiones es un desafío para los neurocirujanos. Consideraciones históricas A pesar de ser esta una patología ya reconocida, es Walter Dandy quien por primera vez estudia en pro- fundidad el tema. A partir de su interés en el estudio de la anatomía, fisiología y patología del LCR y de las cavidades ventriculares, en 1918 desarrolla la ven- triculografía gaseosa 44, permitiendo visualizar los tumores del III V por primera vez in vivo. Pocos años después, en Argentina, Balado y col. y Carrillo y col. desarrollan la ventriculografía con sustancias iodadas. 42 Dandy publica en 1922 el primer caso reportado de extirpación exitosa de un tumor del III V (Wilkins) y en 1933 su monografía sobre 21 casos de tumores intrínsecos del III V operados por él mismo (y algu- nos otros casos de autopsias mencionados hasta esa fecha en la literatura), excluyendo a los tumores de la región pineal y a los de origen supraselar. Sistematiza los abordajes transcallosos (en general posteriores) y transcorticales frontales. Su serie presentaba una mortalidad del 33%. 44 En las últimas décadas del siglo XX y gracias a los avances en las técnicas de diagnóstico por imágenes, un mayor conocimiento de la anatomía y fisiología de la zona y el refinamiento de las técnicas microquirúrgicas, se publican series con mortalidad de menos del 5%. 17, 43 Anatomía quirúrgica El III V es una cavidad estrecha, medial, que conecta ambos ventrículos laterales con el acueducto de Silvio y a través de éste con el IV Ventrículo. (Figura 25.1) Está localizado entre los dos tálamos y por debajo del cuerpo de los ventrículos laterales. El techo del III V tiene una forma arqueada, paralela a la curvatura del fórnix, y se extiende desde el agujero de Monro por delante hasta el receso suprapineal por detrás. Los dos elementos constituyentes del techo son el fórnix y la tela coroidea. El fórnix, estructura crítica en las funciones mnésicas, tiene un pilar posterior que se origina en la porción mesial del hipocampo, en relación al asta esfenoidal del ventrículo lateral, que asciende rodeando al pulvinar, encontrándose con el fórnix contralateral a nivel de la porción pos- terior del cuerpo calloso y la comisura hipocampal. A este nivel y ya en el cuerpo del ventrículo lateral, comienza el cuerpo del fórnix, que está en relación con la cara inferior del cuerpo calloso a través del septum pellucidum. Su pilar anterior forma el límite anterior del foramen de Monro y desde allí se dirige hacia abajo, hasta el cuerpo mamilar homolateral. La tela coroidea está por debajo del fornix y forma la porción inferior del techo del III V. Consta de dos finas membranas leptomeníngeas que limitan un espacio vascular (el velum interpositum) donde transcurren las arterias coroideas posteromediales y las venas ce- rebrales internas. Estas últimas se originan a nivel del agujero de Monro, forman parte del techo del III V en el velum interpositum y a nivel de la glándula pineal se unen formando la vena de Galeno. Drenan, a través de múltiples tributarias subependimarias, estructuras encefálicas profundas como los ganglios basales, el fórnix y la cápsula interna. La lesión quirúrgica de las venas cerebrales internas suele producir graves secuelas neurológicas. La tela coroidea se inserta la- teralmente en la cara inferior del fórnix y en la estría medular del tálamo. El velum interpositum se inser- ta y ocupa la fisura coroidea que es una hendidura Figura 25.1: Corte sagital microanatómico del tercer ventrículo
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