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Capítulo 34: Tratamiento quirúrgico de los adenomas de la hipófisis armaNdo baSSo, SaNTiago goNzález abbaTi, álVaro camPero Introducción En 1966 cuando Jules Hardy introdujo el microscopio quirúrgico para la resección de los adenomas hipo- fisarios, se abrió una nueva era en el tratamiento de los síndromes clínicos de hiperfunción (acromegalia, enfermedad de Cushing, síndrome de amenorrea, ga- lactorrea e impotencia sexual en el hombre). Como en la inmensa mayoría de los casos, el res- ponsable de estos cuadros es el adenoma hipofisario, a veces de tamaño muy pequeño (microadenoma), adenoma Grado 0 ó 1 intraglandular, la contribución de los neurocirujanos fue fundamental para el escla- recimiento de la fisiopatología de afecciones clínicas difícil de determinar hasta entonces. La inmunohistoquímica fue capital en la década del 70, para establecer con precisión el tipo de secre- ción patológica de la adenohipófisis. Posteriormente, la Tomografía Computada y la Resonancia Magnética Nuclear permitieron, en los 80, el exhaustivo cono- cimiento anatómico de la lesión, su extensión y re- laciones. La determinación del grado de agresividad del adenoma, su capacidad de invasión y su potencial de recidiva es patrimonio de la biología molecular que, en los últimos 10 años, mediante el estudio de marcadores, aporta información válida pero aún no suficiente. De todos modos, treinta y cinco años de progreso incesante han permitido el control casi com- pleto de esta patología. La experiencia internacional de los últimos 30 años ha establecido que el abordaje transesfenoidal es el procedimiento de elección para el tratamiento de la mayoría de los adenomas hipofisarios. El bajo riesgo y la eficiencia son razones primordiales en la popularidad de este procedimiento. Por fortuna, las complicaciones son relativamente poco comu- nes, con un promedio aproximado del 4% en series de instituciones con grandes volúmenes de cirugías pituitarias. 30 Historia Los abordajes transcraneanos 8, 14 realizados a fines del siglo XVIII y principios del XIX para tratar tumo- res de hipófisis presentaron una tasa de mortalidad alta. Pese a que Horsley tuvo una mortalidad del 20% en su serie de 10 pacientes, eso fue significati- vamente mejor que las series de sus colegas, que pre- sentaban una mortalidad entre el 50 y el 80%. Como consecuencia de esa alta mortalidad, los cirujanos pensaron que una ruta transfacial para acceder a la silla turca sería más segura. 25, 27 Así, basándose en la experiencia de Giordano con cadáveres 27, Hermann Schloffer, en Austria (Figura 34.1), fue el primero en operar a un paciente con un tumor de hipófisis por vía transesfenoidal en el año 1907; su técnica consistía en movilizar toda la nariz en bloque hacia la derecha, luego remover los cornetes y el tabique nasal, acceder a la pared anterior del esfenoides, luego al seno esfenoidal y por último abrir el piso de la silla turca. 31 Otros cirujanos generales siguieron esta técnica, siendo muchos los pacientes que morían durante la cirugía o después de ella por meningitis. 32 Surgieron así nuevas técnicas. Theodor Kocher, en Suiza, propuso en 1909 una disección y resección submucosa del tabique, evitando así la cavidad nasal; para ello era necesaria una compleja incisión en la nariz. 24 El concepto de la disección y resección sub- mucosa del tabique marcó el inicio del desarrollo de los abordajes extracraneanos inferiores a la hipófisis, ya que reducía el riesgo de infección y permitía, además, una fácil orientación de la línea media. 26 En 1910, en Austria, el otorrinolaringólogo Oskar Hirsch describió el abordaje endonasal transeptal transesfenoidal. 21 Ese mismo año, Albert Halstead, en Chicago, desarrolló la vía sublabial gingival. 16 Harvey Cushing usó inicialmente el abordaje trans- craneano (8 vías subtemporales y 5 vías subfrontales) Figura 34.1: Abordaje transesfenoidal propuesto por Schloffer
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