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Tratamiento quirúrgico de las malformaciones... 595 de vasos para evitar lesionar arterias en pasaje que irrigan parénquima normal. Las aferencias se carac- terizan por presentar una estructura displásica. Este hecho, asociado al estrés hemodinámico, determina la presencia de aneurismas en estas arterias, ya sean proximales, distales o intranidales. Venas eferentes: Las venas de drenaje pueden ser superficiales o profundas, únicas o múltiples. 21 Las MAVs superficiales drenan a través de venas corticales a senos sagital, transverso, cavernoso, sigmoideo y esfenoparietal. Aquellas que son profundas drenan al sistema subependimario y subsecuentemente a ve- nas cerebral interna, vena basal de Rosenthal, vena occipital interna, vena de Galeno, seno recto o seno petroso. El calibre del vaso de drenaje constituye un factor importante, dado que las venas dilatadas son secundarias a la presencia de shunts de alto flujo. 36 Debido a la hiperplasia de la íntima, es posible observar estenosis de una o más venas de drenaje. Estas este- nosis se asocian con aumento del riesgo de sangrado debido al aumento de presión dentro de la MAV. 22 También son frecuentes las dilataciones venosas. Tratamiento Antes de discutir el tratamiento a realizar, la primera pregunta a contestar es si ese paciente con esa MAV tiene indicación de tratamiento. Si la respuesta es afirmativa, deberá evaluarse cuál es el tratamiento más adecuado y evaluar su costo-beneficio. Todos los pa- cientes deberían ser tratados idealmente en un centro neuroquirúrgico que ofrezca todas las posibilidades terapéuticas: microcirugía, cirugía endovascular y radiocirugía. En un cierto número de casos pueden realizarse tratamientos multidisciplinarios, combinan- do dos o más modalidades terapéuticas. La elección del tratamiento ideal deberá tener en cuenta el riesgo asociado a cada opción terapéutica, comparada con la historia natural de enfermedad de cada paciente. Con respecto al paciente, deberán considerarse algunos factores como la edad, las condiciones clínicas y las comorbilidades, como así también su voluntad. Desde la terapéutica, la experiencia del cirujano en cirugías de MAVs y la viabilidad de realizar radiocirugía o ci- rugía endovascular constituyen las variables a analizar. Embolización preoperatoria En los casos de MAVs grandes o gigantes, la emboli- zación preoperatoria, que ayuda a reducir el tamaño del nido y el flujo sanguíneo, puede ser muy útil, en especial si es posible ocluir la porción profunda del nido. Habitualmente, las MAVs gigantes son tratadas en una o más sesiones preoperatorias. No está deter- minado cuál es el intervalo de tiempo ideal entre la embolización y la cirugía, pero puede variar desde días a 4 semanas según diferentes opiniones. En nuestro servicio se repiten las sesiones endovasculares cada 4 semanas y la cirugía se realiza el día posterior a la última embolización. 16 Técnica quirúrgica La cirugía, en los casos con indicación precisa, brinda el tratamiento más efectivo de curación inmediata del paciente. No obstante se trata de un procedimiento bastante complejo y la evolución posoperatoria se rela- ciona en forma directa con la experiencia del cirujano. A diferencia de la cirugía de aneurismas, la inter- vención no debe realizarse en la fase aguda de sangra- do, respetando un intervalo de 3 a 4 semanas luego del ataque agudo, una vez que el hematoma ha sido reabsorbido y el edema ha disminuido, facilitando de esta manera el abordaje quirúrgico. No obstante, en los casos de hematomas intraparenquimatosos grandes, asociados a importante efecto de masa y deterioro neurológico, la cirugía se realiza en forma urgente. Si es posible, sólo se drena el hematoma dejando el tratamiento de la MAV para un segundo tiempo. En general, las MAVs superficiales grado I, II y III pueden tratarse quirúrgicamente, teniendo en cuenta todos los factores relacionados con el paciente, la MAV y el cirujano, para decidir la mejor opción terapéutica. Por otro lado, en general, las MAVs grado IV y V se manejan en forma conservadora, con excepción de pacientes que presentan sangrados múltiples, deficit neurológico progresivo o epilepsia refractaria al trata- miento. Estos pacientes requerirán siempre un abordaje multidisciplinario combinando cirugía, embolización y radiocirugía. En forma rutinaria se administra la profilaxis con antibióticos, corticosteroirdes y antico- miciales, aun en aquellos pacientes sin antecedentes de convulsiones. La posición de la cabeza deberá ser la mejor con el objeto de prevenir la obstrucción del retorno venoso, y favorecer el efecto gravitatorio para minimizar la retracción cerebral. Se recomienda la realización de una craneotomía amplia con exposición de la porción de MAV cortical en forma completa, lo que facilita el acceso a ella y la visión desde diferentes ángulos. 23 La utilización de pinzas de coagulación bipolar con puntas antiadherentes permite una mayor conductancia y se adhiere menos al tejido durante la coagulación. Se sugiere la utilización de baja inten- sidad de corriente para evitar la ruptura de los vasos al coagular y realizarla junto a la irrigación continua con solución salina isotónica. 36 La utilización de mi- croclips optimiza la cirugía, permitiendo la oclusión temporaria de las aferencias formadas por pequeños vasos de paredes muy finas, facilitando la hemostasia durante la resección de la MAV. La disección del nido cortical se realiza abriendo la aracnoides a lo largo de los bordes de la malformación, seguido por una disección circunferencial del nido, desde la superfi- cie hacia la parte más profunda, tratando de evitar la
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