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Capítulo 59: Angiomas cavernosos JAvieR goLAnd, dAnieL d´oSvALdo Introducción y Epidemiología Las malformaciones cerebrovasculares constituyen un conjunto de anomalías del desarrollo vascular localizadas en el sistema nervioso central. Las clasi- ficaciones clásicas dividían a las malformaciones en: venosas, arteriovenosas, cavernosas y telangiectasias. 21 Desde el punto de vista de la histoarquitectura, aquellas lesiones formadas por vasos piales pueden clasificarse según tengan o no comunicación directa arteriovenosa (shunt A-V). Aquellas que no tienen comunicación A-V y nacen del lecho vascular posar- teriolar se las pueden dividir en tres tipos: capilar, venoso y cavernoso. 13 La prevalencia de malforma- ciones vasculares cerebrales se encuentra entre el 0,1 y el 4% de la población en general. 21, 1 Estudios poblacionales sobre autopsias y otros es- tudios en imágenes de resonancia magnética (IRM) concuerdan en que las malformaciones cavernosas conforman el 5-10% de las malformaciones cerebro- vasculares (0,4-0,5% de la población general). 21, 10, 25 También son denominados angiomas, hemangiomas cavernosos o cavernomas. El 80% son supratentoriales. Otras localizaciones posibles son el tronco del encéfa- lo, cerebelo, médula espinal y leptomeninges. Cons- tituyen malformaciones vasculares hamartomatosas formadas por capilares anormalmente dilatados, loca- lizados en cavidades carentes de parénquima cerebral interpuesto. Se presentan como causa de convulsiones o déficit neurológico focal. Existen formas esporádi- cas y otras familiares. 23, 24 Además, un tercio de los cavernomas esporádicos son múltiples; por otro lado, en el síndrome familiar la incidencia de cavernomas múltiples es del 70%. Se ha comprobado la presencia de lesiones de novo en seguimiento seriado con IRM de pacientes, por lo que existirían formas adquiridas de esta entidad. 7, 12 Las primeras descripciones de esta entidad datan de mediados del siglo XIX. Desde su descripción hasta la década de 1970 se habían reportado 126 casos sobre esta patología. 30 El diagnóstico tardío habitual se revirtió con la aparición de la tecnología de imágenes de resonancia magnética (IRM), lo que determinó un incremento significativo en el estudio de esta enfer- medad. 31 De esta manera, desde hace 20 años, es posible realizar estudios prospectivos de esta entidad de manera de poder determinar conductas razonables en base a la historia natural. Microscópicamente, los cavernomas se componen de una masa compacta de vasos en panal de abejas, con grado variado de colágeno y sustancia hialina en cada uno de ellos. Estos vasos carecen de capa mus- cular y de lámina elástica y están superpuestos unos sobre otros sin parénquima interpuesto y rodeados de hemosiderina. 28 Etiopatogenia La mayoría de los cavernomas son esporádicos, aun- que existe un síndrome de cavernomas familiares. La malformación cavernosa familiar constituye una entidad de tipo autosómica dominante con penetrancia incompleta, asociada a cambios en tres loci genéticos, denominados cerebral cavernous malformation loci (CCM): CCM1, CCM2, y CCM3. Casi todos los casos de malformaciones cavernosas estudiadas en fami- lias de origen hispanoamericano, estaban asociados a mutaciones de CCM1 en el cromosoma 7q11, que es un gen relacionado con la síntesis de una proteí- na de la pared arterial denominada KRIT1 11, 19; por otro lado, en aquellos pacientes de raza blanca de origen no hispánico el loci de mutación hallado fue el CCM2 (7p15-p13), que se asocia con la síntesis de otra proteína anómala de las arterias denominada malcavernim y CCM3 (3q26-q27), que constituye un gen de muerte celular programada. 9, 5 Varios autores relacionan las anomalías del desarro- llo venoso con las malformaciones cavernosas como entidades asociadas en su fisiopatología. En una serie de 102 pacientes, la asociación entre ambas entidades fue del 23%, con mayor incidencia en lesiones de fosa posterior; otra serie de 57 pacientes con malformación cavernosa estuvo asociada a anomalías del drenaje venoso en un 25% y con patrón atípico de drenaje venoso en un 35%, encontrando además en estos casos mayor riesgo de sangrado. En otro estudio retrospectivo de una población con diagnóstico de cavernoma, se describen diversas anomalías del parénquima, como atrofia o calcificaciones, localizadas en el territorio de drenaje venoso en 2/3 de los individuos estudiados. Una interpretación posible de estos hallazgos es que estas anomalías son adquiridas en forma secundaria a la hipertensión venosa crónica generada en la anomalía del drenaje venoso. 27 No obstante, algunos autores siguen cuestionando este concepto; por ejemplo, se ha presentado el caso de una familia en la que se pudo determinar que las mutaciones genéticas relacionadas
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