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Doing TCC (2016) A Comprehensive Guide to Working with Behaviors, Thoughts, and Emotions David Tolin Nueva York, Guilford Capítulo 2 ¡Oh, Compórtate! El Sistema Conductual y Cómo Puede Perturbarse Traducción: Psicóloga Alicia Facio Definir la conducta es muy difícil. En 1965, Ogden Lindsley dijo su famosa frase: "Si un hombre muerto puede hacerlo, no es conducta, y si un hombre muerto no puede hacerlo, entonces es conducta". Esta definición sugiere que casi todo es un comportamiento, excepto estar muy quieto y descomponiéndose. B. Skinner (1974), uno de los pioneros de la teoría del comportamiento, argumentó que lo que llamamos pensamientos y emociones son formas de comportamiento. Muchos teóricos del comportamiento contemporáneo sostienen lo mismo: que todo lo que hacemos, pensamos y sentimos es un comportamiento. Y esta conceptualización es cierta, hasta cierto punto. Después de todo, lo que llamamos pensamientos, sentimientos y acciones salen de nuestro cerebro y se experimentan y expresan de diferentes maneras. Sin embargo, desde la perspectiva de un terapeuta la definición de conducta es un poco más estrecha que la prueba del hombre muerto de Lindsley. Hablaremos sobre los "comportamientos" de pensar y sentir en los próximos capítulos. Pero por ahora, definiré el comportamiento como actos motrices. Es decir, voy a limitar mi definición a aquellos actos que involucran los músculos esqueléticos, esto es, cualquier cosa que haga con las manos, los pies, la boca, la cara, etcétera. Evitar las cosas es un comportamiento. Beber es un comportamiento. Cortarse a uno mismo es un comportamiento. Discutir es un comportamiento. ¿Qué hace desadaptada a una conducta? Consideramos que el sistema conductual está desadaptado cuando entorpece el funcionamiento de la persona, su calidad de vida. Los comportamientos pueden ser desadaptados por varias razones. La persona puede priorizar sentirse mejor sobre hacer lo mejor. Puede quedar atrapada en la ventaja a corto plazo del comportamiento sin reconocer los costos a más largo plazo. La respuesta conductual puede ser inflexible o inapropiada a la situación. O el comportamiento podría ser técnicamente "correcto", pero ejecutado pobremente. Excesos y Déficits Conductuales Algunos comportamientos son desadaptados porque ocurren con demasiada frecuencia. Lo llamamos un exceso conductual. Por ejemplo: • Samanta, nuestra joven paciente con tricotilomanía, se arranca el pelo. • Laurena, nuestra paciente con esquizofrenia, grita a las personas que ella cree (incorrectamente) están acosándola o siguiéndola. • Blaise, nuestra paciente que lucha contra el consumo de sustancias, continúa consumiendo cocaína pese a las graves consecuencias. • Shari, nuestra paciente bulímica, se involucra en conductas de atracones y purgas. Estos pacientes tienen algo en común: todos llevan a cabo un comportamiento desadaptado con demasiada frecuencia. Por el contrario, algunos comportamientos son desadaptados porque ocurren con poca frecuencia. Lo llamaríamos un déficit conductual. Por ejemplo: • Scott, el paciente socialmente ansioso, no sale con sus compañeros de trabajo, no habla con otros ni va a fiestas. • Cristina, nuestro paciente con depresión, se queda en casa viendo televisión todo el día en lugar de participar en actividades más gratificantes. • Guillermo, que depende mucho de los demás, rara vez toma decisiones o inicia actividades. ¿Por qué ocurren los excesos y déficits de la conducta? Tratar de sentirse mejor en lugar de tratar de hacer mejor A menudo, cuando alguien tiene un exceso o un déficit del comportamiento, vemos que la persona está involucrada en esas conductas (en el caso del exceso del comportamiento) o no participar en esos comportamientos (en el caso de déficit conductual) intentando sentirse mejor La persona selecciona un comportamiento particular o un conjunto de conductas no porque sean objetivamente útiles, sino debido a que predice (correcta o incorrectamente) que esa conducta la ayudará a reducir sus sentimientos desagradables. Algunos ejemplos son: • Evitación innecesaria. Cuando algo nos hace sentir miedo, generalmente estamos motivados para evitarlo. Está bien si lo que evitamos es peligroso. Pero cuando no es peligroso, la evitación puede convertirse en parte del problema. • Retraimiento. Es natural querer retraerse frente a factores estresantes abrumadores. Pero cuando una persona comienza a retraerse de las áreas importantes de su vida como la escuela, el trabajo, los amigos o la familia, como una manera de hacer frente a los sentimientos desagradables, el problema puede empeorar. • Anestesiarse. Algunas personas usan alcohol o drogas para "calmar el dolor" cuando se sienten infelices, ansiosas o tensas. Otros se involucran en esfuerzos excesivos, incluso frenéticos, para mantenerse ocupados y distraídos para no pensar en cosas desagradables o sentir emociones desagradables. • Agresión reactiva. Cuando están enojadas, algunas personas "estallan" de una manera casi refleja. Pueden gritar, tirar cosas, golpear a alguien o incluso lastimarse a sí mismos como una forma de desahogar su enojo. ¿Esto significa que todos los esfuerzos para sentirse mejor son desadaptados? Definitivamente no. La regulación de la emoción, tema que veremos en detalle en el Capítulo 19, desempeña un papel importante en nuestras vidas (y en la TCC). Pero note que todos los ejemplos precedentes implican intentos desesperados de sentirse mejor llevando a cabo conductas que tienen el potencial de empeorar, más que de mejorar, el problema. Por el contrario, los comportamientos adaptados a menudo intentan mejorar una mala situación. Como veremos más adelante en este capítulo, la solución de problemas y la aplicación de habilidades sociales son algunos ejemplos de comportamientos adaptados. Pero hay excepciones. No todos los esfuerzos por mejorar un problema son adaptados. Por ejemplo, un paciente que está constantemente tratando de resolver un problema insoluble, o tratando de mejorar una situación que no es mejorable, no funciona de manera adaptada. Los comportamientos como la resolución de problemas y otras habilidades son adaptativos cuando es probable que sean útiles. Entonces, lo que hace que un comportamiento sea adaptado o desadaptado es si es probable que mejore las cosas Los intentos desesperados de evitar sentirse mal probablemente sean desadaptados, pero algunas estrategias para regular emociones intensas pueden ser adaptadas. El uso de la solución de problemas y otras habilidades suele ser adaptativo, pero si se las usa de manera inflexible en situaciones en que es improbable que ayuden, pueden volverse desadaptadas. Una persona sana tiene que evaluar la situación, tomar una decisión saludable acerca de qué conductas hacen falta e implementar esas conductas Ganancia a corto plazo, dolor a largo plazo Las conductas desadaptadas a menudo implican un desequilibrio entre las consecuencias a corto y largo plazo. Es decir, muchas personas desean involucrarse en conductas que producen un beneficio a corto plazo, pero a un costo inaceptable en el largo plazo. Llamamos impulsiva a una conducta cuando es apetitiva, placentera y la persona parece no poder o no querer resistirla. El juego patológico, las compras excesivas, los atracones y las conductas sexuales arriesgadas son todos ejemplos de comportamientos impulsivos. Pueden producir una sensación de satisfacción o excitación a corto plazo, pero las consecuencias a largo plazo pueden ser perjudiciales para la persona. Pruebe esto ¿Qué preferirías tener? • $1 hoy, o $2 en una semana? • $5 hoy, o $10 en un año? • $50 hoy, o $100 en diez años? Estas preguntas se relacionan con el fenómeno de descuento por retraso. Cuanto más tiempo tengamos que esperar por una recompensa, más probabilidades hay de seleccionar una recompensa más pequeña pero inmediata (Bickel y Marsch, 2001). Todos nosotros somos propensosal descuento por retraso, pero es mucho más evidente en los pacientes con un control deficiente de los impulsos. No pueden superar la emoción de las recompensas inmediatas y tienen dificultades para retrasar la gratificación, incluso cuando hacerlo les conviene. Nuestra paciente Blaise, que es dependiente de la cocaína, es un buen ejemplo de ganancia a corto plazo y dolor a largo plazo. Cuando usa drogas, se siente bien en ese momento, pero el comportamiento es, en última instancia, autodestructivo. Cuando el comportamiento es simplemente incorrecto A veces, el comportamiento desadaptado de los pacientes no es un exceso o un déficit, es decir, no necesariamente están haciendo demasiado o demasiado poco, sino que están realizando comportamientos incorrectos en el momento equivocado. Se podría considerar que estos pacientes tienen un repertorio conductual deficiente (Goldfried y Davison, 1994). Es decir, tienen dificultades para seleccionar los comportamientos apropiados o para llevarlos a cabo de manera adecuada. ¿A qué se deben los repertorios conductuales deficientes? Ser inflexible Los repertorios conductuales deficientes a veces se asocian con una falta de flexibilidad, es decir, la persona no adapta su comportamiento a las circunstancias. La inflexibilidad del comportamiento se ve claramente en la dificultad para adaptarse a los cambios del contexto en individuos con trastornos del espectro autista (D'Cruz et al., 2013); sin embargo, el fenómeno opera a diferentes niveles en muchos trastornos mentales. En muchos casos, parece que el comportamiento responde menos a la situación que a "reglas" (a menudo no dichas o no reconocidas) que la persona cree debe seguir (Hayes, 1989). Por ejemplo, seguir estrictamente la regla "nunca dejes que nadie se aproveche de ti" puede hacer que la persona pierda los matices de la situación y se involucre en un patrón inflexible de comportamiento agresivo. Los comportamientos adaptativos, por otro lado, son flexibles. Es decir, la persona puede adaptarlos a las circunstancias. Tenemos una respuesta conductual diferente ante un desacuerdo con un colega, por ejemplo, que con un borracho beligerante en un bar. Esa flexibilidad nos permite modular nuestra respuesta para que sea apropiada a lo que está sucediendo. No hacer coincidir el comportamiento con la situación A menudo, un comportamiento que está perfectamente bien en una situación es desadaptado en otra. Algunos pacientes pueden no realizar el comportamiento necesario para una situación determinada (por ejemplo, no hacer una tarea necesaria), realizan un comportamiento que no es requerido por la situación (por ejemplo, hacer algo impulsivo, supersticioso o extraño), o realizar el comportamiento a un nivel demasiado alto o bajo para la situación (por ejemplo, una reacción exagerada ante acontecimientos estresantes). Nuestra paciente Laurena, que tiene esquizofrenia, habla cuando no hay nadie con quien conversar, generando a menudo miradas cautelosas de los transeúntes. Ese es un ejemplo perfecto de un comportamiento que no se corresponde con la situación. Hablar y tener una conversación son comportamientos perfectamente correctos, pero sólo cuando hay alguien más involucrado en la conversación. Desempeñarse pobremente Incluso cuando el comportamiento es apropiado para la situación, puede ser desadaptado cuando se lo realiza de manera deficiente. Un ejemplo podría ser Scott, nuestro paciente socialmente ansioso. Evita las situaciones sociales siempre que puede (un déficit de conducta) y cuando trata de interactuar con otros, su desempeño social no es habilidoso. Hace largas pausas en su discurso y no hace un buen contacto visual. Se lo ve nervioso y con poca confianza en sí mismo. ¿De dónde vienen los comportamientos? El cambio conductual es un objetivo principal en la TCC. Por lo tanto, es útil que repasemos algunos datos básicos acerca de dónde provienen los comportamientos, de modo que podamos diseñar intervenciones que puedan ayudar a modificarlos. El modelo TCC postula que los comportamientos desadaptados se aprenden, de una forma u otra. Diríamos, por lo tanto, que una persona se mete en peleas porque aprendió a pelear y que otra persona se corta porque aprendió a hacerlo. Hay algunas excepciones notables a esta regla: los tics motores simples, por ejemplo, probablemente no sean aprendidos, pero los comportamientos complejos que la mayoría de nuestros pacientes describen están presentes porque, de una forma u otra, aprendieron a hacerlos. En esta sección hablaremos sobre cómo se aprenden los comportamientos inadaptados y en capítulos posteriores discutiremos cómo crear nuevas experiencias de aprendizaje que ayuden a nuestros pacientes a adoptar conductas más saludables y adaptadas. Sabemos, por los procesos patológicos nucleares descriptos en el Capítulo 1, que los problemas psicológicos implican una relación mutuamente creciente entre los procesos cognitivos, emocionales y conductuales. Los comportamientos, por lo tanto, tienen un fuerte impacto en las emociones y los pensamientos (ver Figura 2.1). Repasaré un punto que planteé en el Capítulo 1: la etiología de un comportamiento y el mantenimiento de ese comportamiento pueden ser bastante diferentes. Entonces, al tratar de comprender cualquier comportamiento en particular, debemos diferenciar los factores que comenzaron el comportamiento (etiología) de los factores que hacen que el comportamiento persista (mantenimiento). En el modelo TCC, los factores de mantenimiento son más importantes porque son las cosas que tenemos el potencial de cambiar. FIGURA 2.1. Antecedentes y Consecuencias de las Conductas Son Influidas por Conductas Influyen en • Emociones • Pensamientos • Contingencias • Modelado • Déficits en Habilidades Conductuales • Emociones • Pensamientos • Qué le pasa a la persona Las conductas están influidas por pensamientos y emociones Las emociones se asocian con varias tendencias de acción: una motivación para participar en ciertos comportamientos generada por la emoción que se siente. Frijda (1987, p.133) identificó 18 tendencias de acción emocionales: 1. Aproximación: tendencia a acercarse para poseer, usar, disfrutar o inspeccionar. 2. Evitación: tendencia a evitar, huir o protegerse. 3. Estar-con: tendencia a permanecer cerca de. 4. Atender: tendencia a observar, mirar o pensar acerca de. 5. Rechazo: tendencia a rechazar o romper el contacto. 6. Indiferencia: tendencia a no prestar atención o ausencia de tendencia a atender. 7. Antagonismo: tendencia a eliminar obstáculos, herir, oponerse o resistir. 8. Interrupción: tendencia a interrumpir la acción en curso. 9. Dominancia: tendencia a controlar. 10. Sumisión: tendencia a someterse al control. 11. Apatía: ausencia generalizada de preparación para la acción y falta de respuesta. 12. Excitación: tendencia a la acción que no tiene dirección. 13. Exuberancia: activación libre, incrementada y generalizada disponibilidad a la acción. 14. Pasividad: ausencia de objetivos para la acción. 15. Inhibición: presencia de preparación para la acción pero ausencia de acción. 16. Impotencia: disposición para la acción pero incertidumbre sobre la dirección que podría tomar. 17. Sonrojo: ruborizarse o tendencia a sonrojarse. 18. Descanso: ausencia de preparación para la acción y aceptación de la misma. Podemos establecer vínculos directos entre estas tendencias de acción y ciertas experiencias emocionales. Por ejemplo, sentir miedo se asocia con evitación e inhibición. Sentirse enojado se asociado con antagonismo. Sentirse triste se asocia con apatía. Sentirse alegre se asocia con estar-con y exuberancia (Frijda, 1987). Estas tendencias de acción a menudo trabajan a nuestro favor. Es bueno evitar situaciones peligrosas, por ejemplo. Ciertas amenazas justifican una respuesta antagónica. Lentificarse cuando suceden cosas tristes puede permitirnos examinar con más atenciónlas situaciones. Sin embargo, hay momentos en que nuestras tendencias de acción no funcionan a nuestro favor. Por ejemplo, aunque el miedo está asociado con la tendencia a escapar de la amenaza, ese comportamiento no tiene sentido cuando la amenaza es imaginada en lugar de real. La ira se asocia con la tendencia a atacar lo que nos molesta, pero si lo hacemos cada vez que estamos molestos con un compañero de trabajo, nos vamos a meter en problemas. Eso significa que a veces para vivir bien tenemos que anular las tendencias de acción asociadas naturalmente con una emoción. En los capítulos 3 y 4, hablaremos más sobre cómo los pensamientos y emociones afectan el comportamiento. Los comportamientos están influidos por las contingencias El condicionamiento operante es un proceso de aprendizaje que puede contribuir a la etiología y mantenimiento de las conductas. El condicionamiento operante, descrito por E. L. Thorndike (1901) y luego desarrollado por B. F. Skinner (1938), significa que el comportamiento está controlado al menos parcialmente por contingencias. Las contingencias se definen como el contexto en el cual se produce un comportamiento, que incluye todo lo que sigue al comportamiento, aumentando o disminuyendo la probabilidad de que el comportamiento vuelva a suceder. Las Cuatro Contingencias: Refuerzo, Escape, Castigo, Penalización Las contingencias pueden ser positivas (es decir, se agrega algo a la experiencia de la persona que no estaba allí antes del comportamiento) o negativas (es decir, algo se quita de la experiencia de la persona luego del comportamiento). Es importante no confundir los términos positivos y negativos con buenos y malos. Solo significan "agregado después del comportamiento" o "retirado después del comportamiento". Las contingencias también pueden ser reforzadoras (lo que significa que es más probable que la conducta vuelva a suceder después de administrada la contingencia) o castigos (lo que significa que es menos probable que el comportamiento vuelva a ocurrir después de administrada la contingencia). Una vez más, es importante no confundir los términos refuerzo y castigado con buenos y malos. Solo quieren decir "aumenta la probabilidad de que la conducta vuelva a suceder" o "disminuye la probabilidad de que la conducta vuelva a suceder". Entonces, podemos imaginar una tabla de contingencias de dos por dos, como se muestra en la Tabla 2.1. Algunos de estos procesos están fuertemente implicados en la etiología y/o el mantenimiento de los trastornos mentales. El refuerzo (que Skinner denominó refuerzo positivo, que se muestra en la parte superior izquierda de la Tabla 2.1) se produce cuando el comportamiento es seguido por algo que se agrega (positivo), lo que hace que el comportamiento aumente posteriormente (refuerzo). En un experimento básico de condicionamiento operante, se demuestra el refuerzo cuando una rata recibe una bola de alimento por presionar una palanca, lo que da como resultado que la rata presione la palanca con mayor frecuencia. En este caso, la bolita de alimento es positiva (se agrega siguiendo el comportamiento) y un reforzador (aumenta la probabilidad de que el comportamiento vuelva a ocurrir). También podemos ver el mismo fenómeno en el mantenimiento del comportamiento humano desadaptado: • Mientras estaba en el hospital, Isabel se cortó las muñecas superficialmente y recibió una mayor atención del personal de la unidad. Como resultado, Isabel se cortó con más frecuencia. El comportamiento aumentó con el tiempo (fue reforzado) porque fue seguido por algo (positivo). • Nick usa los gritos para controlar a Juana. Cuando él grita, Juana obedece. Como resultado, Nick grita con más frecuencia. El comportamiento aumentó con el tiempo (reforzador) porque fue seguido por algo (positivo). El comportamiento de Juana también está siendo influenciado por contingencias, aunque en su caso las contingencias son diferentes (ver más abajo). • Samanta, quien tiene tricotilomanía, considera que la experiencia de tirarse el pelo es placentera. Como resultado, ella tira de su cabello con más frecuencia. El comportamiento aumentó con el tiempo (reforzador) porque fue seguido por algo (positivo). TABLA 2.1. Contingencias en el Condicionamiento Operante Refuerza (incrementa la probabilidad de que la conducta ocurra nuevamente Castigo (disminuye la probabilidad de que la conducta ocurra nuevamente) Positivo (algo se agrega luego de la conducta) Refuerzo positivo re- fuerzo) Castigo positivo (cas- tigo) Negativo (algo se retira luego de la conducta) Refuerzo negativo (es- cape) Castigo negativo (pe- nalización) El escape (que Skinner llamó refuerzo negativo, que se muestra en la parte inferior izquierda de la Tabla 2.1) se produce cuando el comportamiento es seguido por algo que se retira (negativo), lo que hace que el comportamiento aumente posteriormente (refuerzo). En un experimento básico de condicionamiento operante, el escape se demuestra cuando un ruido fuerte suena continuamente dentro de la jaula de una rata hasta que presiona una palanca y el ruido se elimina durante 30 segundos, lo que hace que la rata presione la palanca más frecuentemente. En este caso, el ruido es negativo (se retira siguiendo el comportamiento) y un reforzador (aumenta la probabilidad de que vuelva a ocurrir el comportamiento de presionar la palanca). La rata aprende que puede terminar un estímulo desagradable involucrando en la conducta. Este fenómeno también sucede en nuestros pacientes: • Blaise descubre que cuando no usa drogas, sus síntomas de abstinencia son intolerables. Cuando usa, los sentimientos intolerables disminuyen y ella se siente más "normal". Como resultado, usa con más frecuencia. El comportamiento aumentó con el tiempo (fue reforzado) porque fue seguido de escapar de algo (negativo). • Ana experimenta síntomas de pánico en el centro comercial. Salir del centro comercial alivia los síntomas de pánico. Como resultado, Ana deja las situaciones amenazantes con más frecuencia. El comportamiento aumentó con el tiempo (reforzador) porque fue seguido de un escape de algo (negativo). • Como se mencionó anteriormente, cuando Nick grita, Juana obedece y, por lo tanto, se refuerza positivamente el comportamiento de gritos de Nick. Al mismo tiempo, desde la perspectiva de Juana, cuando ella obedece, Nick deja de gritar. Entonces su comportamiento de sometimiento aumenta con el tiempo (reforzador) porque le sigue el escapa de algo (negativo). Entonces el comportamiento de Nick está influido por el refuerzo, mientras que el comportamiento de Juana está influido por el escape. ¡Se vuelve complicado cuando se trata de sistemas familiares! • En casa, Isabel está experimentando fuertes sentimientos de tristeza y enojo. Se corta sus muñecas superficialmente, y los sentimientos de tristeza y enojo disminuyen a medida que se distrae (momentáneamente) de ellos. Como resultado, Isabel se corta más a menudo. El comportamiento aumentó con el tiempo (fue reforzado) porque le siguió un escape de algo (negativo). Puse este ejemplo último a propósito. Tenga en cuenta que en algún momento, el comportamiento de cortarse de Isabel fue reforzado positivamente; en otro momento, fue reforzado negativamente. El mismo comportamiento puede mantenerse por más de una contingencia, simultáneamente o en momentos diferentes. El castigo (que Skinner denominó castigo positivo, que se muestra en la parte superior derecha de la Tabla 2.1) ocurre cuando el comportamiento es seguido por algo que se agrega (positivo), causando que el comportamiento disminuya posteriormente (castigo). En un experimento básico de condicionamiento operante, se demuestra un castigo positivo cuando una rata escucha un ruido fuerte desagradable cada vez que presiona una palanca, lo que resulta en que la rata presione la palanca con menos frecuencia. En este caso, el ruido es positivo (se agrega luego delcomportamiento) y un castigo (disminuye la probabilidad de que el comportamiento vuelva a ocurrir). El castigo aparece en muchos casos en los que un comportamiento deseado es escaso o se ha suprimido: • Guillermo nos dice que mientras crecía, intentó ser asertivo y expresar sus deseos a sus padres. Cuando intentó actuar asertivamente, a menudo lo abofeteaban y le ordenaban que se callara. Como resultado, Guillermo se volvió inseguro (es decir, ahora usa el comportamiento asertivo con menos frecuencia). El comportamiento disminuyó (castigo) debido a un historial de malas consecuencias (positivo). • Scott se arma de valor para presentarse a un extraño en una fiesta. La persona le hace un comentario mordaz y condescendiente, lo que lo hace sentir avergonzado. Como resultado, Scott se acerca a los demás con menos frecuencia. El comportamiento disminuyó (castigo) debido a un historial de malas consecuencias (positivo). Tal vez se pregunte, al mirar a algunos de nuestros pacientes, por qué algunas cosas que podríamos llamar "castigo" en realidad no disminuyen el comportamiento. Por ejemplo: • Cada vez que se atraca, Shari vomita. ¿Por qué la desagradable sensación de vomitar no hace que deje los atracones? • Después de una noche de consumo de drogas, Blaise se siente mal. Tiene resaca y se enfrenta al desastre en que se ha convertido su vida. Entonces, ¿por qué eso no detiene el uso de drogas? • Isabel a veces dice que se corta a sí misma para "castigarse" por cometer errores de juicio, como irse a casa con un extraño. ¿Por qué ese "castigo" no la lleva a tomar sus decisiones con más cuidado? • Cuando el hijo de Nick y Juana, James, obtiene una mala calificación en la escuela, lo "castigan" enviándolo a su habitación y quitándole sus videojuegos. Entonces, ¿por qué eso no lo hace mejorar en la escuela? Estas cosas no son "punitivas" en el sentido técnico de la palabra. En la TCC, llamamos a algo castigo sólo si realmente reduce la probabilidad de que el comportamiento vuelva a suceder. La mayoría de estos comportamientos no deseados, desde las purgas de Shari hasta el uso de drogas de Blaise y los malos hábitos escolares de James, están bajo el control de refuerzos más inmediatos (beneficios a corto plazo). Todos obtienen algo del comportamiento; ya sea un aumento en algo deseado (refuerzo positivo) o una reducción en algo no deseado (refuerzo negativo). Administrar consecuencias desagradables después del hecho, sin atender a los reforzadores, es una batalla perdida. Esta es la razón por la cual la tos seca no suele evitar que las personas fumen y el aumento de peso generalmente no impide que se consuma comida chatarra. Todos somos esclavos de lo inmediato, a menos que nos obliguemos a no serlo. La penalización (que Skinner llamó castigo negativo, que se muestra en la parte inferior derecha de Tabla 2.1) ocurre cuando el comportamiento es seguido por algo que se quita (negativo), lo que hace que disminuya posteriormente (castigo). En un experimento básico de condicionamiento operante, se demuestra un castigo negativo cuando a una rata le quitan bolitas de comida de su suministro cada vez que presiona una palanca y eso resulta en que la rata presione la palanca con menos frecuencia. En este caso, retirar las bolitas de comida es negativo (se eliminan luego del comportamiento) y un castigo (disminuye la probabilidad de que el comportamiento vuelva a ocurrir). Sobre intencionalidad y contingencias A menudo es tentador inferir que debido a que hay contingencias presentes, la persona debe estar actuando deliberadamente para obtener ciertas contingencias o evitar otras. Por ejemplo, vimos que a veces el comportamiento auto-lesivo de Isabel aumentaba cuando recibía más atención de los demás. Algunos concluirían que Isabel estaba siendo "manipuladora"; es decir, sabía que recibiría más atención si se cortaba, así que lo hizo. Isabel ciertamente había escuchado esa acusación de los miembros de su familia y el personal de la unidad. Pero, ¿era cierta la acusación? Es importante reconocer que las contingencias funcionan ya sea que se tenga conciencia de ellas o no, y funcionan, quiera uno o no. Nuestro comportamiento es impulsado y moldeado por una miríada de contingencias, y en muchos casos el efecto no tiene nada que ver con nuestros deseos o incluso con nuestra conciencia. Entonces, ¿Isabel sabía que cortarse era una forma de llamar la atención y decidía activamente que así era como quería llamar la atención? Tal vez sí, tal vez no. Es igualmente probable que la atención del personal haya aumentado su comportamiento de cortarse a lo largo del tiempo sin que ni ella ni el personal de la unidad lo notaran. Demos vuelta la ecuación: ¿quería el personal hacer que Isabel se cortara más? ¿Se juntaron y decidieron que la manera de hacer que ella se cortara más era prodigarle atención cada vez que lo hacía? Seriamente, lo dudo. Pero las contingencias estaban allí. Entonces, antes de saltar a la conclusion que Isabel manipulaba, es más exacto decir que tanto Isabel como el personal estaban siendo manipulados por las contingencias. Estaban atrapados en un sistema insalubre de reforzamiento recíproco que no entendían ni podían controlar por completo. La Ciencia Detrás El malestar en las parejas se ve, en parte, como una falla de refuerzo mutuo. Las parejas con problemas exhiben habitualmente altas tasas de comportamiento desagradable y/o bajas tasas de comportamiento agradable entre sí (Gottman, Markman y Notarius, 1977). Mientras que las parejas satisfechas utilizan principalmente el refuerzo para modificar el comportamiento del otro, las parejas en dificultades dependen principalmente del escape (refuerzo negativo) y el castigo como un medio de influencia conductual (N. S. Jacobson y Margolin, 1979). Las parejas responder a las contingencias del otro en una forma "ojo por ojo" (a veces llamada reciprocidad), de modo que el refuerzo de un miembro por lo general es seguido por el refuerzo del otro, y el castigo de uno generalmente es seguido por el castigo del otro (Gottman et al., 1977). Con el tiempo, las contingencias entre los miembros de la pareja se equilibran (Gottman et al., 1976), de tal manera que "un cónyuge que da mucho, obtiene mucho; un cónyuge que da un poco, obtiene un poco" (N. S. Jacobson y Margolin, 1979, p.15). En forma semejante, el malestar familiar, particularmente en el caso de un niño que demuestra un comportamiento de oposición o trastorno de conducta, se asocia frecuentemente con un proceso familiar coercitivo. Cuando observamos a estas familias, a menudo vemos que la disciplina es dura e inconsistente, con poca interacción positiva entre los miembros (Patterson, DeBaryshe y Ramsey, 1989). Las explicaciones conductuales no niegan la presencia de factores temperamentales propios del niño; sin embargo, enfatizan que los problemas de comportamiento infantil se desarrollan dentro de un contexto, como la familia y la escuela, y que existe una interacción entre las tendencias básicas del niño y las contingencias de las conductas deseables y no deseables (Strand, 2000). Se ha sugerido que dentro de estos sistemas familiares, los miembros entrenan al niño a comportarse mal, a veces con refuerzos positivos, pero generalmente a través del escape (refuerzo negativo), en el que el niño usa un comportamiento inapropiado para detener las intrusiones desagradables de otros miembros de la familia. El niño, a su vez, está entrenando a los familiares para intensificar sus conductas desagradables. Por ejemplo, el malestar conyugal de Juana y Nick a menudo "se derrama" en sus interacciones con su hijo James, ya que con frecuencia le gritan y regañan. Él tiene una conducta desagradable, lo que hace que temporalmente lo dejen de molestar. También le prestan más atención después que se involucra en un mal comportamiento. Entonces James está aprendiendo que puede controlar a Juana y Nick con una conductaindeseable. Juana y Nick, al no darse cuenta de las contingencias que existen, sienten que su única opción es gritar y regañar aún más, de modo que tanto los padres como el niño se vean atrapados en una escalada. Simultáneamente, las conductas positivas (prosociales) se ignoran o incluso castigan (Kazdin, 2008; Patterson, 1982). Juana y Nick no refuerzan sistemáticamente a James por pedir permiso, hacer su tarea, limpiar su habitación, etc., por lo que es menos probable que haga esos comportamientos. El proceso familiar coercitivo parece empeorar en condiciones de estrés familiar, como el desempleo, la discordia matrimonial y el divorcio (Conger, Ge, Elder, Lorenz y Simons, 1994). Lamentablemente, este patrón parece continuar a través de múltiples generaciones, ya que una generación utiliza la crianza deficiente que presenciaron como hijos en sus propios hijos (Elder, Caspi y Downey, 1983). Programas de refuerzo La frecuencia del refuerzo juega un papel importante en la adquisición y mantenimiento del comportamiento. Skinner (1938) identificó varios programas distintos: continuo, intervalo fijo, razón fija, intervalo variable y razón variable. Para nuestros propósitos, sin embargo, los resumiremos en dos grupos básicos: refuerzos continuos y refuerzos intermitentes. El refuerzo es continuo cuando siempre sigue al comportamiento. Por ejemplo, la rata recibe una bolita de comida cada vez que presiona la palanca, o el paciente recibe mayor atención de los demás cada vez que se corta. El efecto más importante del refuerzo continuo es que hace que el comportamiento aumente rápidamente, es decir, está más fuertemente implicado en la etiología o adquisición del comportamiento. De modo que muchos comportamientos desadaptados comenzarán bajo un cronograma de refuerzo continuo. El corte de Isabel, el uso de sustancias de Blaise, el tirón de pelo de Samanta y las compulsiones de Betania comenzaron bajo un programa de refuerzo continuo, por lo que los comportamientos se adquirieron y aumentaron rápidamente. El refuerzo es intermitente cuando a veces sigue al comportamiento. Por ejemplo, la rata recibe una bolita de comida sólo algunas de las veces que presiona la palanca, o el paciente gana dinero sólo algunas de las veces que juega. El efecto más importante del refuerzo intermitente es que hace que el comportamiento se "adhiera", incluso cuando no se proporciona ningún reforzador. Cuando el reforzador no sigue al comportamiento, la persona sabe que si sigue haciendo la conducta el reforzador llegará en algún momento. El refuerzo intermitente, por lo tanto, está implicado en el mantenimiento o persistencia del comportamiento. De modo que muchos comportamientos desadaptados pueden haber comenzado bajo un programa de refuerzo continuo, pero persisten bajo un programa de refuerzo intermitente (ver Figura 2.2). Susana, por ejemplo, revisa constantemente las puertas y ventanas de su casa para asegurarse de que estén cerradas. De vez en cuando, encuentra una sin cerrar. Este refuerzo intermitente asegura que siga controlando. Nick a veces puede (aunque no siempre) sacarse de encima a Juana gritándole, por lo que lo seguirá haciendo, incluso cuando claramente no funciona. Extinción Además del refuerzo y el castigo, existen otros principios importantes del condicionamiento operante que juegan un papel clave en los trastornos mentales. La extinción ocurre cuando un comportamiento que previamente se había reforzado ya no resulta en refuerzo. En un experimento básico, por ejemplo, después de enseñar a una rata a presionar una palanca para obtener bolitas de alimento, dejamos de darlos (es decir, el comportamiento ya no es efectivo). Es probable que ocurran dos cosas en este caso (ver Figura 2.3): Primero, la rata probablemente hará más el comportamiento para tratar de obtener el refuerzo nuevamente. Esto se llama explosión de extinción. Si eso no funciona, la rata presionará la palanca con menos frecuencia y con el tiempo se detendrá. Ahora se dice que el comportamiento se extinguió. La extinción puede contribuir a los problemas psicológicos humanos. Imagine, por ejemplo, que el hijo de una madre deprimida intenta que ella juegue con él. Ella no responde (es decir, no refuerza el comportamiento del niño). Como resultado, el niño dejará de intentar involucrarla, tendrá menos interés en jugar y finalmente puede mostrar algunos de los signos de depresión de su madre. Aprendizaje de evitación El aprendizaje de evitación ocurre cuando la persona se involucra en un comportamiento en anticipación de un estímulo y así impide que el estímulo se produzca. Tenga en cuenta que esto es ligeramente diferente del escape. En el escape, la persona se involucra en un comportamiento para terminar un estímulo desagradable, mientras que en la evitación el comportamiento se usa para evitar que el estímulo ocurra, en primer lugar. El comportamiento de evitación está fuertemente implicado en el mantenimiento de reacciones emocionales condicionadas. En un experimento clásico, Solomon, Kamin y Wynne (1953) entrenaron a perros a que teman la luz emparejándola con una descarga eléctrica (consulte sobre el condicionamiento clásico en el Capítulo 4). Los experimentadores mostraban una luz y luego administraban una descarga eléctrica a través del piso de metal de la jaula de los perros. Los perros rápidamente desarrollaron una reacción temerosa a la luz que persistía a pesar de que los choques habían terminado. Luego examinaron el proceso de extinción del miedo. Algunos de los perros tuvieron la oportunidad, cuando la luz brillaba, de saltar una pequeña valla y alejarse del piso de metal. Cuando los perros tenían la capacidad de evitar lo que los asustaba (la luz), sus miedos persistían indefinidamente. Los perros a los que se bloqueó el saltar sobre la cerca, por otro lado, mostraron una reducción del miedo. Por lo tanto, las conductas de evitación hacen que el miedo persista. Y el mismo fenómeno aparece en nuestros pacientes, también. • Scott, nuestro paciente socialmente ansioso, evita hablar en público mediante la elección de un trabajo que no requiere hablar frente a otras personas, no ofreciéndose como voluntario para hacer los brindis en bodas o fiestas, no siendo un lector en la iglesia y no dirigiendo actividades en el grupo de exploradores de su hija. Su miedo a hablar en público persiste a través del tiempo. • Melisa, que tiene TEPT, tiene miedo de recordar los detalles de sus experiencias traumáticas debido a los sentimientos dolorosos que le producen esos recuerdos. Por lo tanto, hace todo lo posible para evitar hablar sobre los traumas, ver personas o lugares que son objetivamente seguros pero pueden recordarle los traumas, ver cosas en la televisión que puedan recordarle los traumas, y así sucesivamente. • Susana, que tiene TAG, se preocupa excesivamente para evitar ser "tomada de sorpresa" por un desastre. A veces, bebe o usa sustancias para no sentir. Estas conductas de evitación hacen que persista su intolerancia a la incertidumbre. Los comportamientos se ven influidos por el modelado Los comportamientos también se pueden adquirir a través del modelado. En un experimento clásico, los niños que veían a un modelo adulto golpear agresivamente a un muñeco eran, cuando se frustraban ligeramente y se les daba acceso a un muñeco similar, más propensos a comportarse agresivamente que los niños que no habían observado al modelo adulto golpear el muñeco (Bandura, Ross y Ross, 1963a). Además, era mucho más probable que los niños imitaran el comportamiento agresivo cuando presenciaban que el adulto era reforzado por su agresión (Bandura, Ross y Ross, 1963b). Por lo tanto, podemos adquirir comportamientos viendo a otra persona involucrarse en ellos y el proceso de imitación se influido si se ve que la otra persona es reforzada o castigada por tal comportamiento. El modelado está implicado de muchas formas en la etiologíao el mantenimiento de los comportamientos desadaptados de nuestros pacientes. • Susana nos dice que su madre era una persona muy nerviosa que telefoneaba constantemente al padre de Susana y a Susana para asegurarse de que estaban bien y verificaba tres veces las cerraduras de la puerta y ventanas de la casa. • Shari, a quien se le diagnosticó bulimia, inicialmente comenzó a purgarse al enterarse de que otros miembros de su grupo de pares, las "chicas geniales", lo hacían. • Mientras está hospitalizada, Laurena, a quien se le diagnosticó esquizofrenia hace escándalo luego de ver a otro paciente recibir atención por comportamientos similares. • El hijo de Nick y Juana, James, al ver a sus padres aprende que los gritos y otras formas de agresión dan sus frutos. Su comportamiento se vuelve cada vez más agresivo. Los comportamientos se ven influidos por la presencia de déficits en las habilidades conductuales A veces las personas se involucran en un comportamiento porque no saben qué más hacer, o porque no son buenos en otros comportamientos más adaptativos. Nos referimos a esto como déficits en las habilidades conductuales. Los déficits en las habilidades sociales y en solución de problemas son ejemplos de déficits comunes. Déficits en las habilidades sociales Las habilidades sociales se refieren a un conjunto complejo de habilidades conductuales que incluyen aspectos verbales (qué decir, cómo decirlo, cuándo decirlo, cuánto tiempo se debe hablar, etc.) y aspectos no verbales (tono de voz, volumen, postura corporal, expresión facial, distancia interpersonal, etc.). Complica la cosa el hecho que diferentes contextos requieren diferentes habilidades (por ejemplo, las habilidades que se usan en una reunión con su jefe pueden diferir de las que se usan con sus amigos) y que las diferentes culturas tienen diferentes normas (por ejemplo, el grado de distancia interpersonal durante la conversación es diferente en los Estados Unidos y partes del Medio Oriente). Por lo tanto, no es sorprendente que algunas personas exhiban un déficit en uno o más aspectos de las habilidades sociales. Imagine: • Scott intenta conversar con otros en una fiesta. Sin embargo, hace un contacto visual deficiente, habla en voz muy baja y guarda silencio durante largos períodos. Fácilmente podríamos imaginar que esto no terminará con Scott recibiendo refuerzo por sus esfuerzos. • Isabel cree que su pareja la ha tratado injustamente. Sin embargo, instrumentar comportamientos asertivos (por ejemplo, expresar cómo se siente y pedirle a su pareja que cambie su comportamiento) es demasiado difícil. Al no manejar una forma saludable de lograr que la pareja cambie, Isabel se involucra en conductas agresivas como gritar y arrojar cosas. Podríamos fácilmente imaginar que estas conductas desadaptadas sean reforzadas (por ejemplo, logran que otros la noten o la dejen en paz), lo que llevaría a una mayor atrofia de las habilidades asertivas de Isabel. La Ciencia Detrás Muchos pacientes tienen déficits de habilidades sociales de diversos grados. Por ejemplo: • El pobre funcionamiento interpersonal visto en los trastornos de la personalidad puede conceptualizarse en parte como un déficit de habilidades. Por ejemplo, los pacientes con trastorno límite de la personalidad que se autolesionan muestran deficiencias de habilidades en el área de la comunicación emocional, tanto en la expresión de sus emociones como en la interpretación de la comunicación emocional de los demás (McKay, Gavigan y Kulchycky, 2004). Cuando se usan tests de desempeño social, tales como conversaciones simuladas, las personas con distintos rasgos de personalidad inadaptada muestran déficits en las áreas de iniciación de interacciones sociales, comportamiento asertivo y hacer confidencias (Muralidharan, Sheets, Madsen, Craighead, y Craighead, 2011; Waldeck y Miller, 2000). • Los trastornos del espectro autista, por definición, están asociados con un comportamiento interpersonal deteriorado. Observaciones de pacientes con trastornos del espectro autista indican que su comunicación interpersonal a menudo es demasiado palabrera y perseverante en temas fijos de su interés. A menudo muestran una falta de interés en la otra persona y tienen dificultades para turnarse en la conversación (Mandelberg et al., 2014). • Las personas con esquizofrenia muestran déficits marcados en los aspectos verbales y no verbales de la comunicación interpersonal (Bellack, Morrison, Wixted y Mueser, 1990). Entre las personas con esquizofrenia, las habilidades sociales deficientes se asocian con un peor funcionamiento psicosocial antes y después de la aparición de la enfermedad (Mueser, Bellack, Morrison y Wixted, 1990). • Muchos autores han sugerido la presencia de déficits de habilidades sociales en la depresión. Las teorías interpersonales de la depresión sugieren que las habilidades sociales deficientes conducen al rechazo de los demás (Coyne, 1976) y a menor refuerzo social positivo (Lewinsohn, 1974). La investigación sugiere que las habilidades sociales deficientes son tanto un factor de vulnerabilidad como una consecuencia del estado de ánimo deprimido (Segrin, 2000). Los estudios observacionales de personas con y sin depresión sugieren que aquellos con depresión muestran menos variación en el tono y la expresión facial, tienen silencios más prolongados, menor contacto visual, pasan menos tiempo hablando y se enfocan en temas negativos en la conversación (Segrin, 1990, 2000; Tse y Bond, 2004). El impacto del comportamiento social depresivo en los demás es notable e inmediato: a los pocos minutos de hablar con un individuo deprimido, incluso las personas no deprimidas muestran expresiones faciales menos agradables, hablan menos de contenido positivo y más de contenido negativo y hacen menos declaraciones de apoyo directo (Gotlib y Robinson, 1982). Vale la pena señalar que las personas deprimidas típicamente califican sus propias habilidades sociales como más pobres de lo que realmente son (Gotlib, 1983), lo cual no es sorprendente dadas las distorsiones cognitivas y los sesgos en el procesamiento de la información en la depresión (ver Capítulo 3). Por el contrario, las personas no deprimidas tienden a calificar sus propias habilidades sociales como mejores de lo que realmente son (Lewinsohn, Mischel, Chaplin y Barton, 1980). Lo más probable es que las opiniones negativas de las personas deprimidas sobre sus propias habilidades sociales se deban a una combinación de sesgos de procesamiento negativos y déficits de rendimiento reales (Dykman, Horowitz, Abramson y Usher, 1991). • Las personas socialmente ansiosas a menudo se inhiben cuando están con los demás. Se ha observado que las personas con ansiedad social muestran un contacto visual deficiente (Baker y Edelmann, 2002; Horley, Guillermos, Gonsalvez y Gordon, 2003) y parecen ansiosas (Alden y Mellings, 2004). Incluso cuando hablan con sus parejas amorosas, muestran menos contacto visual, menos sonrisas, menos sonidos estimulantes como "ah-uh", menos asentimientos de la cabeza, menos gestos, menos tocar, más retorcerse inquietos y hablar más bajo (Wenzel, Graff -Dolezal, Macho, y Brendle, 2005). La habilidad social deteriorada parece especialmente fuerte entre los individuos con trastorno evitativo de la personalidad (Turner, Beidel, Dancu, & Keys, 1986) y cuando la situación social es menos estructurada (S. Thompson y Rapee, 2002). Estas conductas sociales poco habilidosas pueden ejercer una influencia profunda pero a menudo no detectada en las percepciones de los demás sobre el individuo socialmente ansioso: tienden a calificarlo de menos agradable (Alden y Wallace, 1995) y aún menos inteligente (Paulhus y Morgan, 1997). También tienden a responder a la persona socialmente ansiosa de una manera más negativa, lo cual aumenta su retracción social (Creed & Funder, 1998; Paulhus & Morgan, 1997), una clásica profecía autocumplida.En la ansiedad social, vemos un sesgo cognitivo similar al que vemos en la depresión. Las personas socialmente ansiosas tienden a calificar sus habilidades sociales como más bajas de lo que realmente son (lo cual no niega la presencia de un déficit real de habilidades). Tienden a calificar su desempeño social menos por su comportamiento real que por la cantidad de ansiedad que sienten (Alden y Mellings, 2004), que está relacionado con el concepto de razonamiento emocional que discutiremos en el Capítulo 3 ("Si me siento ansioso, debo estar desempeñándome mal"). • Niños y adolescentes con trastorno por déficit de atención/hiperactividad despliegan peores habilidades sociales que sus pares normales. Su conducta interpersonal se describe frecuentemente como inapropriada o agresiva, lo cual conduce al rechazo de los pares (Frederick & Olmi, 1994). Las habilidades sociales pueden fallar por varias razones, entre ellas: • Déficit de adquisición. La persona simplemente no conoce la habilidad social apropiada. • Déficit de desempeño. La persona conoce las habilidades sociales apropiadas pero se inhibe al desempeñarlas debido a factores cognitivos o emocionales. • Déficit de fluidez. La persona conoce la habilidad social apropiada pero tiene dificultad para instrumentarla aceitada y naturalmente. Estos tres tipos diferentes de déficits pueden recibir capacitación en habilidades sociales, pero de distinto tipo (vea el Capítulo 12). La Ciencia Detrás Los déficits de habilidades sociales desempeñan un papel importante en los sistemas interpersonales perturbados, como las parejas y las familias. Aunque los miembros del sistema pueden conocer las habilidades apropiadas para usar, tienen dificultades para implementarlas de manera consistente. Las parejas perturbadas frecuentemente caen en pautas de comportamiento interpersonal poco habilidosas. Aunque pueden conocer los comportamientos apropiados, muestran un déficit de desempeño o habilidad en cómo interactúan entre sí. Gottman (1999) señala que cuatro categorías de comportamiento interpersonal, que denominó los "Cuatro Jinetes del Apocalipsis", predijeron el divorcio posterior: • Crítica: hacer declaraciones que implican que algo es globalmente incorrecto en el compañero, en lugar de abordar un comportamiento específico (por ejemplo, "Olvidaste pagar la factura del teléfono nuevamente. ¿Cómo pudiste ser tan estúpido?"). • Desprecio: palabras, acciones o expresiones que implican que uno es superior al compañero de alguna manera (por ejemplo, "Bueno, supongo que como priorizo a los niños más que tú, de alguna manera encontré el tiempo para ir a la fiesta de su escuela"). • Defensividad/Negar la responsabilidad o intentar evitar un ataque verbal percibido del compañero (por ejemplo, "¡Pero lo estoy intentando! ¡No es mi culpa! ¿Por qué me echas la culpa a mí?"). • Atrincherarse: "Salirse" de la conversación o la interacción (por ejemplo, minimizar las interacciones con la pareja o no participar de la conversación). Las familias perturbadas también pueden caer en patrones de interacción negativos. Un ejemplo importante es el fenómeno de la emoción expresada (Hooley, 1985; Leff y Vaughn, 1985) en familias de pacientes con trastornos psiquiátricos. La emoción expresada (que puede sonar como algo bueno, pero no lo es) se refiere a comportamientos interpersonales negativos por parte de los miembros de la familia. La emoción expresada incluye (Chambless, Bryan, Aiken, Steketee y Hooley, 1999): • Crítica (descripta arriba). • Sobre-involucración emocional: ser excesivamente intruso o sobreprotector, usar elogios excesivos o la culpa, mostrar reacciones emocionales exageradas o asumir demasiadas tareas que el paciente puede hacer. • Poca interacción positiva o cálida. El grado de emoción expresada en una familia es un fuerte predictor de recaída después de la hospitalización para pacientes con diversas enfermedades mentales como esquizofrenia, trastornos del estado de ánimo y trastornos de la alimentación (Butzlaff y Hooley, 1998) y también pueden predecir el mal resultado del tratamiento individual para el estado de ánimo y trastornos de ansiedad. Entre los adolescentes, la emoción expresada en la familia también parece ser un factor de vulnerabilidad para los síntomas externalizantes (Nelson, Hammen, Brennan y Ullman, 2003) y los pensamientos y conductas suicidas (Wedig y Nock, 2007). Déficits en la solución de problemas La solución efectiva de problemas generalmente implica (1) una orientación general positiva hacia la solución de problemas (por ejemplo, la creencia de que los problemas son una parte normal de la vida y pueden resolverse); (2) definir el problema e intentar entender su causa; (3) generar múltiples soluciones posibles; (4) decidirse por una solución; y (5) determinar si la solución fue efectiva (D'Zurilla y Goldfried, 1971). Esta secuencia puede salir mal de varias maneras. Un individuo puede no definir adecuadamente el problema, puede elegir la primera solución que se le ocurra sin evaluar alternativas, puede ser incapaz de decidir entre varias posibilidades, o puede no reflexionar sobre si las soluciones elegidas fueron realmente efectivas. Dependiendo de dónde se produce el déficit en la secuencia, varias conductas desadaptadas pueden surgir o persistir debido a los déficits de solución de problemas. Imagina: • Susana, que tiene TAG, sabe que no tendrá suficiente dinero para pagar la factura de electricidad este mes. Se preocupa excesivamente como una forma de seudo- solución del problema, piensa en todas las consecuencias potencialmente desastrosas de no pagar la factura. Sin embargo, no genera múltiples soluciones al problema, sopesando los pros y los contras de cada una, ni decide un curso de acción. Como resultado, permanece atrapada en el ciclo de la preocupación. • Guillermo, que es dependiente de los otros, tiene dificultades en el trabajo. Sin embargo, por una mala orientación al problema (es decir, en lugar de creer que los problemas son normales y se pueden resolver, cree que su problema es único e irresoluble) en lugar de esforzarse para solucionar el problema, se desespera y no toma medidas adaptativas. La Ciencia Detrás La solución deficiente de los problemas es bastante omnipresente en los trastornos mentales (Thoma, Friedmann y Suchan, 2013; Tisdelle y St. Lawrence, 1986). Aquí se presentan sólo algunos ejemplos: • Las personas con esquizofrenia y trastorno bipolar agudo muestran déficits demostrables en la solución de problemas sociales. Generan soluciones deficiente menos factibles y menos probables de resultar efectivas. Tienen dificultad para implementar estrategias efectivas de solución de problemas en las conversaciones con los demás. También son menos persistentes en la defensa de su punto de vista, con argumentos poco claros y habilidad disminuida para negociar soluciones a los problemas (Bellack, Sayers, Mueser, & Bennett, 1994). • La depresión también puede caracterizarse por déficits en la solución de problemas. Una orientación negativa del problema se asocia con la desesperanza, la depresión y la ideación suicida (D'Zurilla, Chang, Nottingham y Faccini, 1998), y las personas con pobres habilidades de solución de problemas tienden a tener una menor autoestima y apego inseguro (Davila, Hammen, Burge, Daley y Paley, 1996). La capacidad de resolver un problema parece moderar la reacción depresiva ante acontecimientos negativos importantes (Nezu, Nezu, Sarayadarian, Kalmar y Ronan, 1986), así como ante las dificultades cotidianas (Nezu y Ronan, 1985). Por lo tanto, las personas con pobres habilidades de solución de problemas parecen más vulnerables a desarrollar depresión en circunstancias estresantes. • Los déficits en solución de problemas también se han visto implicados en el suicidio y la autolesión. Se identificó una orientación negativa ante los problemas en individuos suicidas. Llamadaslas "Tres I" (Chiles y Strosahl, 1995), esta orientación asume que el dolor físico o emocional es intolerable y la situación en que la persona se encuentra es interminable e ineludible. Los pacientes con ideación suicida muestran una solución de problemas menos activa que otros pacientes psiquiátricos (Linehan, Camper, Chiles, Strosahl y Shearin, 1987), generan menos de la mitad de soluciones posibles a los problemas interpersonales, se centran en los aspectos negativos de las posibles soluciones e implementan menos alternativas (Schotte y Clum, 1987). Los adolescentes suicidas o que se autolesionan muestran igualmente una pobre capacidad de solución de problemas sociales (Speckens y Hawton, 2005), caracterizada en particular por elegir soluciones negativas a los problemas y tener baja autoeficacia para llevar a cabo soluciones adaptativas (Nock & Mendes, 2008). • La solución de problemas, incluida la solución de problemas sociales, se deteriora en las parejas perturbadas. Las habilidades usuales de solución de problemas de la pareja se nublan por los altos niveles de afecto negativo y las distorsiones cognitivas, como la sobre-generalización. Por ejemplo, una conversación que comienza con un desacuerdo entre los cónyuges acerca de a quién le toca cuidar a los niños puede convertirse rápidamente en una discusión sobre cuestiones más grandes y potencialmente irresolubles, como el egoísmo y el amor (D'Zurilla y Nezu, 1982). Se ha observado que las parejas perturbadas se involucran en "quejas cruzadas", en las que a la queja de un miembro le sigue la queja del otro, que puede o no estar directamente relacionada con la queja original (Gottman et al., 1977). En tal caso, nunca se llega a una solución real, y los problemas persisten. ¿Qué hacen las conductas? La conducta afecta las emociones Nuestros comportamientos pueden tener una gran influencia en nuestras emociones. Por ejemplo: • Scott, socialmente ansioso, evita ir a fiestas o interactuar con personas que no conoce bien. Su comportamiento de evitación, por más que lo alivie temporalmente, ha contribuido al mantenimiento de su miedo. Al evitar, se priva de la oportunidad de recibir información correctiva sobre las interacciones sociales. • Isabel, que se siente triste y abatida la mayor parte del tiempo, se aísla en su habitación. A veces, lleva a cabo conductas autolesivas que le dan un poco de alivio a corto plazo de su malestar, pero que hacen que sus sentimientos empeoren a medida que se siente cada vez peor consigo misma. • Shari, que lucha con la bulimia, cae en atracones luego de los cuales siente asco y vergüenza de sí misma y ansiedad de subir de peso. Luego trata de compensar produciéndose vómitos. Aunque vomitar la ayuda a reducir su miedo al aumento de peso, se siente aún más avergonzada y fuera de control. • Betania, que tiene TOC, se lava las manos compulsivamente cuando está ansiosa por la contaminación. El lavado de sus manos la alivia temporalmente, pero prolonga su miedo porque no tiene la oportunidad de aprender que las manos sucias no son tan dañinas como cree. • Nick "explota" explota durante una discusión con Juana, le grita y da un portazo al salir de la habitación. Mientras lo hace, sus sentimientos de enojo solo empeoran. Imagina lo que les hubiera pasado a las emociones de estos pacientes si hubieran elegido diferentes respuestas conductuales. ¿Qué hubiera pasado si Scott hubiera superado su miedo e interactuaba con la gente? ¿Qué hubiera pasado si Isabel hubiera salido de su habitación, a pesar de sentirse triste y participara en actividades que le dieran una sensación de placer o logro? ¿Qué hubiera pasado si Shari, después de un atracón, hubiera superado sus sentimientos de asco, en lugar de vomitar? ¿Qué hubiera pasado si Betania no se hubiera lavado las manos, a pesar de sentírse contaminada? ¿Qué hubiera pasado si Nick, a pesar de sus sentimientos de enojo, hubiera optado por hablar con Juana de una manera calmada y amable? Con el tiempo, sus emociones se hubieran resuelto. Ese es uno de los principios centrales de la TCC: HACER MEJOR PARA SENTIRSE MEJOR. Hablaremos mucho más sobre este principio en la Parte II del libro. La Ciencia Detrás La investigación ha demostrado que pedirle a las personas que cambien sus expresiones faciales lleva a un cambio en sus estados de ánimo (Levenson, Ekman y Friesen, 1990). A los participantes se les dieron instrucciones específicas sobre qué músculos faciales mover y cómo. Por ejemplo: "(a) baje las cejas y júntelas; (b) levante sus párpados superiores; (c) levante el labio inferior y junte los labios" (p. 365). A los participantes no se les dijo que imitaran ninguna emoción específica (en este caso, enojo). Sin embargo, cuando se les preguntó cómo se sentían, los participantes que hicieron esa expresión facial eran más propensos a describirse a sí mismos como enojados que los participantes a los que se les indicó que hicieran otras expresiones faciales. Del mismo modo, mostraron mayor excitación física relacionada con la ira: frecuencia cardíaca, conductancia de la piel (humedad) y temperatura de los dedos. También es probable que evitar un estímulo particular lo haga parecer más temible. En un estudio, se les pidió a los participantes que evitaran la contaminación durante una semana realizando conductas como tomar dos o más duchas al día, llevar desinfectante de manos, evitar tocar el dinero, y así sucesivamente. Después de una semana de estos comportamientos de evitación, los participantes informaron un aumento de sus temores de contaminación, así como un aumento en sus creencias sobre la peligrosidad de la contaminación (Deacon & Maack, 2008). En un estudio similar, después de una semana de realizar muchas conductas de seguridad relacionadas con la salud, como controlar la frecuencia cardíaca, consultar sitios web con información sobre salud, etc., los participantes informaron un aumento en la ansiedad relacionada con la salud y creencias hipocondríacas (Olatunji, Etzel, Tomarken, Ciesielski y Deacon, 2011). +++ Cosas que podrían molestarte acerca de esto A muchos de nosotros nos enseñaron que es una buena idea "desahogarse" con conductas agresivas inofensivas cuando nos sentimos enojados. Esta idea se basa en la teoría de la catarsis, que se remonta a Breuer y Freud (1893-1895). Por ejemplo, un popular libro de autoayuda sobre el manejo de la ira aconseja: Golpea una almohada o un saco de boxeo. Golpea con todo el frenesí que puedas. Si estás enojado con una persona en particular, imagina su rostro sobre la almohada o el saco de boxeo, y descarga tu ira física y verbalmente. Ejercer violencia contra una almohada o un saco de boxeo hará que no hagas violencia contra ti mismo reteniendo una ira venenosa (Lee, 1993, p 96). Según lo que sabes sobre la relación recíproca entre el comportamiento y la emoción, ¿te parece una buena o una mala idea? Sí, dijiste "mala idea", tienes razón. Se sabe desde hace tiempo que el comportamiento agresivo engendra enojo y más agresión (Bandura, 1973). Por ejemplo, cuando los participantes de una investigación se enojaban y luego se les daba la oportunidad de golpear un saco de arena, terminaban sintiéndose más enojados que los participantes que no golpearon un saco de boxeo (Bushman, 2002). Otra investigación, similarmente muestra que ese comportamiento agresivo "catártico" hacia objetos inanimados en realidad aumenta la probabilidad de que los participantes de la investigación se comporten agresiva-mente con otras personas (Bushman, Baumeister, & Stack, 1999; Geen, Stonner y Shope, 1975). Las emociones no son algo que "dejas escapar", como vomitar o ex-tirpar un tumor. Son algo que manejas de una manera saludable o no saludable. La Conducta Afecta los Pensamientos Los comportamientos afectan la forma en que percibimos e interpretamos las cosas. Es decir, actuar de cierta manera realmente puede influir en lo que piensas. Unbuen ejemplo de esto es el concepto de disonancia cognitiva de Festinger (1962). La idea básica de la disonancia cognitiva (al menos un aspecto de ella) es algo como esto: "Yo creo X." "Sin embargo, me estoy comportando de una manera Y que no es consistente con X". "Es incómodo creer en X y comportarme como Y". "Por lo tanto, estoy motivado para cambiar el comportamiento Y o, si eso es demasiado difícil, para cambiar la creencia X". Imagine todas las formas en que la disonancia cognitiva podría moldear nuestras creencias y actitudes. Por ejemplo: "Creo que soy una persona decente". "Sin embargo, me estoy involucrando en comportamientos indeseables, lo cual no es consistente con la creencia de que soy una persona decente". "Es incómodo creer que soy una persona decente y, sin embargo, participar en conductas indeseables". "Por lo tanto, estoy motivado ya sea para participar en menos comportamientos indeseables o, si eso es demasiado difícil, para creer que soy menos decente o para convencerme de que mis comportamientos indeseables estaban justificados y, por lo tanto, no tan indeseables". O. . . "Creo que las personas son básicamente buenas". "Sin embargo, me estoy comportando de forma agresiva, lo que no es consistente con la creencia de que las personas son básicamente buenas". "Es incómodo creer que las personas son básicamente buenas y actuar agresivamente". "Por lo tanto, estoy motivado para actuar menos agresivamente o, si eso es demasiado difícil, creer que las personas son menos buenas, o convencerme de que mi comportamiento agresivo estaba justificado (por ejemplo, la víctima se lo merecía)". O incluso. . . "Creo que el mundo es básicamente seguro". "Sin embargo, me estoy comportando de una manera evitativa, lo que no es consistente con la creencia de que el mundo es básicamente seguro". "Es incómodo creer que el mundo es básicamente seguro y, sin embargo, se comportarse de manera evitativa". "Por lo tanto, estoy motivado para comportarme de una manera menos evitativa o, si eso es demasiado difícil, creer que el mundo es menos seguro, o quizás convencerme a mí mismo de que realmente no estoy evitando y que mi comportamiento es perfectamente normal". Quizás te sorprenda que podamos ajustar nuestras creencias a nuestro comportamiento. Pero pasa todo el tiempo. Cambiamos lo que pensamos de acuerdo con nuestra conducta. Nuestro comportamiento ejerce una poderosa influencia (que a menudo desconocemos) sobre cómo nos vemos a nosotros mismos, a otras personas y al mundo, para bien o para mal. La Ciencia Detrás A menudo adaptaremos nuestras creencias para que se ajusten mejor a nuestros comportamientos. En un estudio de disonancia cognitiva, a los participantes de la investigación se les mostraron dos ítems y luego se les pidió que eligieran solo uno para llevarse a casa. Sus calificaciones de la deseabilidad de los artículos que eligieron aumentaron posteriormente mientras sus calificaciones de la conveniencia de los artículos que no eligieron, disminuyeron Brehm, 1956). Gustar de algo que uno rechazó es incómodo, y como no pudieron cambiar el comportamiento, cambiaron la creencia. Las novatadas en la universidad u otras organizaciones son un buen ejemplo del funcionamiento de la disonancia cognitiva. Cuanto más sufrimos para entrar en una organización, más tendemos a valorarla (Keating et al., 2005). Y cuanto más nos "ofrecemos" como voluntarios para la novatada, mayor es la disonancia, y más nos motivamos a resolver esa disonancia, ya sea minimizando los aspectos negativos de las novatadas (por ej., "No fue degradante, ¡fue divertido! "), sobrevalorando al grupo (por ejemplo," Pertenecer a este grupo es tan valioso que vale la pena sufrir para poder ser parte de él"), o ambas. En algunos experimentos clásicos, los participantes que se sometieron a una inducción vergonzosa encontraron que los miembros del grupo eran más atractivos que los participantes que experimentaron una inducción leve (Aronson & Mills, 1959), y los participantes sometidos a descargas eléctricas intensas durante la iniciación en un grupo exhibieron mayor gusto por su grupo, que aquellos que recibieron un choque leve (Gerard & Mathewson, 1966). Nuestras creencias se ven fácilmente influidas por lo que estamos haciendo, mientras tratamos de explicarnos a nosotros mismos Otra forma en que el comportamiento afecta los pensamientos es mediante los comportamientos desadaptados que permiten que persistan las creencias inadaptadas. Como ejemplo, veamos a Betania, que tiene TOC. Una de sus creencias obsesivas es que se contaminará y contraerá una enfermedad. Como se muestra en la Figura 2.4, su respuesta conductual evitar todo lo que ve "sucio" y lavarse las manos una y otra vez fortalece su creencia de que corre el riesgo de morir de una enfermedad. Que ella no muera parece demostrarle que la evitación y el lavado eran necesarios. En esencia, sus comportamientos han creado una situación en la que no puede aprender nada diferente. En realidad, ella no habría muerto porque dejara de evitar y lavarse, pero nunca lo sabrá si no cambia su comportamiento. Figura 2.4 Las relaciones recíprocas entre los pensamientos y las conductas de Betania Imagine, solo por un momento, qué pasaría si Betania adoptara una respuesta conductual diferente. Digamos que no evite tocar cosas que parezcan sucias y no se lave excesivamente las manos. ¿Qué pasaría? Para empezar, podríamos predecir que se sentiría más ansiosa. ¿Pero entonces qué? Lo más probable es que se diera cuenta de que no se estaba muriendo. Sus creencias comenzarían a cambiar. Mientras eso sucedía, probablemente se daría cuenta de que se iba sintiendo menos ansiosa. Ella habría llevado a cabo la acción opuesta: comportarse de una manera que tiene el potencial de refutar sus creencias, en lugar de confirmarlas. Cosas que podrían molestarte acerca de esto Estamos acostumbrados a pensar que el comportamiento es el resultado final de algo. Tiene sentido, ¿verdad? Encaja con la mayoría de las formas comunes de pensar sobre el comportamiento, y algunas veces se lo ha machacado durante nuestro entrenamiento. Puede ser difícil pensarlo de otra manera. Señalamos un diagnóstico como la causa del comportamiento patológico. Esa persona intentó suicidarse porque tiene depresión. Esa persona está bebiendo porque es alcohólica. Esa persona se cortó porque tiene un desorden límite en la personalidad. Esta forma de pensar se basa en un modelo médico, en el que existe una enfermedad subyacente (por ejemplo, depresión) y el comportamiento (por ejemplo, intento de suicidio) es un síntoma de esa enfermedad. Pero esa no es realmente la forma en que funcionan los diagnósticos psiquiátricos, que son puramente descriptivos: describen grupos de problemas emocionales, cognitivos y conductuales, pero no son estados patológicos que "causan" comportamientos. Incluso cuando salimos del diagnóstico, a menudo pensamos en los problemas de los pacientes como si fueran un proceso lineal. Por ejemplo, algunos argumentarían que el orden es el siguiente: pensamiento → emoción → comportamiento. Es decir, los pensamientos causan emociones y las emociones causan comportamientos. Pero no siempre es así. En este capítulo, vimos que todas las relaciones dentro del proceso patológico nuclear son recíprocas. Sí, los pensamientos y sentimientos pueden influir en el comportamiento, pero el comportamiento también puede influir en los pensamientos y sentimientos. Esta cuestión será importante para nosotros más adelante, porque veremos que muchas de nuestras intervenciones se centran en cambiar el comportamiento para ayudar al paciente a sentirse mejor. Entonces, ¿la adicción al alcohol causa beber? En parte, pero beber es también el principal factor de mantenimiento en la adicción al alcohol. ¿Los pensamientos y sentimientos depresivos causan intentos de suicidio? En parte, pero los intentos de suicidiotambién mantienen los pensamientos y sentimientos depresivos. ¿La desregulación emocional y el pobre autoconcepto de la personalidad límite causan las autolesiones? En parte, pero cortarse también mantiene esa desregulación emocional y pobre autoconcepto. La conducta afecta lo que le sucede a la persona Entonces, vemos que dentro del proceso patológico nuclear, el comportamiento inadaptado afecta tanto a las emociones como a los pensamientos. Los comportamientos inadaptados también tienen otros efectos negativos (ver Figura 2.5). Primero, el comportamiento afecta la experiencia de las contingencias de la persona, como ya se vio. Cristina, nuestra paciente deprimida, cree que no es digna de amor y que a nadie le gusta. Entonces se mete en la cama o se acuesta en el sofá y pasa el día en casa sola. No ha habido un refuerzo real (Ferster, 1973; McDowell, 1982) en su día. Cristina no recibe ningún refuerzo por salir y estar activa y, por lo tanto, tampoco es muy probable que salga al día siguiente. La ausencia de refuerzo positivo en la vida se ha identificado como un factor de mantenimiento importante de la depresión (Lewinsohn, 1974). A medida que Cristina se aísla más y más, pierde contacto con los demás y algunos de sus amigos se alejaron. Algunas de las personas con las que aún habla pueden reaccionar negativamente a ella (Coyne, 1976). De modo que la interacción social se vuelve menos reforzadora para y potencialmente más punitiva, y cada vez es menos probable que interactúe con los demás (y tampoco sería sorprendente saber que el comportamiento de Cristina también influyó en sus pensamientos: cuanto más tiempo pasaba sola, más se convencía de que era desagradable y nadie querría pasar tiempo con ella). Figura 2.5 Efectos de la Conducta Imagine lo que hubiera sucedido si, en lugar de estar tumbada en su apartamento, Cristina saliera e interactuara con la gente. Ella podría encontrarse con algunas personas amistosas, que sonreirían y serían amables con ella. Esas pequeñas experiencias reforzarían el comportamiento de Cristina, potencialmente levantando su ánimo y haciéndola más propensa a volver a salir al día siguiente. Los comportamientos también pueden causar que ocurran acontecimientos desagradables adicionales. Esto a menudo se pasa por alto. Pasamos tanto tiempo examinando cómo el paciente reacciona a su entorno que a veces no prestemos atención a cómo el paciente influye en su entorno. Por ejemplo, considere a nuestra paciente Juana, cuyo matrimonio con Nick está en problemas. Un día, ella llega a casa, y Nick la mira en una forma que ella considera extraña. Su respuesta conductual influirá enormemente en cómo será el resto del encuentro. En este ejemplo, le lanza a Nick una mirada agresiva y sale de la habitación sin decir nada. El circuito se han puesto en marcha, y no será agradable. No sabemos cuáles fueron las intenciones de Nick al comienzo de este encuentro, pero después de la respuesta conductual de Juana de mirarlo airadamente y salir de la habitación, es buena apuesta que los próximos comportamientos de Nick hacia Juana serán hostiles. Imagina lo que hubiera sucedido si Juana hubiera elegido una respuesta conductual diferente. Si hubiera ignorado el desaire percibido en la expresión facial de Nick y en su lugar lo hubiera saludado o le hubiera preguntado qué le pasaba en forma no confrontativa, las siguientes conductas de Nick probablemente hubieran sido más placenteras. Entonces vemos que los comportamientos influyen en las emociones, permiten que las creencias negativas persistan y cambian lo que le sucede a la persona. Hemos analizado algunos de nuestros pacientes en detalle, pero pautas similares están presentes en todos ellos. Por ejemplo: • Scott evita interactuar con personas a las que no conoce bien. Cuando interactúa, lo hace de manera poco habilidosa. Estos comportamientos exacerban su miedo porque mantienen su predicción de que se pasará terrible vergüenza, lo llevan a que evitar sea reforzante, lo privan del refuerzo de la interacción social y se traducen en una vida social mínima. • Ana evita ir a lugares concurridos, conducir sola y permitir que su ritmo cardíaco se acelere. Estos comportamientos aumentan su miedo a dichas actividades o situaciones, mantienen su creencia de que corre el riesgo de tener un ataque al corazón, la llevan a que evitar sea reforzante y hacen que su vida sea cada vez más restringida. • Blaise usa drogas cuando se siente aburrida o mal, o cuando tiene anhelo por la droga. Ese comportamiento mantiene su creencia de que el uso es la única forma en que puede sentirse mejor, hace que dependa de las drogas como reforzador y la pone en situaciones cada vez más desagradables y peligrosas. • Guillermo, quien es interpersonalmente dependiente y experimenta dolor crónico, deja en manps de su esposo todas las tareas domésticas y la toma de decisiones. Ese comportamiento lo hace sentir aún más abatido y fortalece su creencia de que es incompetente y frágil. No obtiene refuerzos por hacer cosas por sí mismo. Note que muchas de las conductas desadaptadas de los problemas psicológicos tienen algún beneficio en el corto plazo y consecuencias adversas a largo plazo. Como se muestra en la Figura 2.6, la respuesta conductual de Cristina de irse a la cama y quedarse sola en casa tiene como resultado que disminuir la interacción social y el potencial de experiencias sociales positivas, lo que probablemente contribuirá a que persista la tristeza. Su respuesta conductual también sirve para fortalecer su creencia de que ella no vale nada y que no es digna de ser amada; después de todo, ella pasará otra noche sola en casa, lo que parece confirmar sus creencias. Y así sigue el círculo vicioso. Note también que en muchos (aunque no en todos) los casos, más allá del diagnóstico psiquiátrico, los pacientes se comportan de una manera que crea una profecía autocumplida. Es la naturaleza humana hacerlo. Tendemos a suponer que nuestras creencias son correctas, por lo que nos comportamos en consecuencia, lo que a su vez crea cambios en nuestro entorno. Interpersonalmente, nuestro comportamiento ejerce una influencia sobre las otras personas para que actúen de manera coherente con nuestras creencias y expectativas (Curtis & Miller, 1986; Strupp & Binder, 1984). Entonces Cristina se comporta de una manera que parece afirmar, en lugar de refutar, sus creencias acerca de cuán no queriblel y sin valor es. Ella se ha retraído de sus amigos y familiares y actúa de una manera que otros consideran negativa y pesimista. Como resultado, las personas no quieren pasar tanto tiempo con ella y reaccionan con menos simpatía hacia ella, lo que coincide con las creencias de Cristina sobre sí misma. Juana interpreta la expresión facial de Nick como un signo de hostilidad, por lo que responde de manera similar, lo que desencadena un ciclo de maldad que, en su mente, sirve para confirmar su creencia. Figura 2.6 Los efectos de la conducta de Cristina Lo Esencial -Las conductas (actos motrices) son desadaptadas cuando deterioran el funcionamiento de la persona o su calidad de vida. -Las conductas desadaptadas pueden categorizarse en excesos conductuales, déficits conductuales y repertorios conductuales deficientes. -Las conductas son influidas por nuestros pensamientos y emociones. -Las contingencias ejercen una ponderosa influencia en la adquisición y mantenimiento de las conductas. Las contingencias que conducen a los excesos conductuales son el refuerzo y el escape. Las que conducen a deficits conductuales son el castigo y la penalización. -Las contingencias pueden ser continuas o intermitentes y tienen efectos diferentes sobre la conducta. -La extinción puede resultar en déficits conductuales. -El aprendizaje de la evitación puede resultar en excesos o déficits conductuales. -La conducta puede verse influida por el modelado. -La conducta puede verse influida por
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