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Tolin Cap 2 El sistema conductual y cómo puede perturbarse

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Doing TCC (2016) 
A Comprehensive Guide to Working with Behaviors, Thoughts, and Emotions 
David Tolin 
Nueva York, Guilford 
Capítulo 2 
¡Oh, Compórtate! 
El Sistema Conductual y Cómo Puede Perturbarse 
Traducción: Psicóloga Alicia Facio 
Definir la conducta es muy difícil. En 1965, Ogden Lindsley dijo su famosa frase: "Si 
un hombre muerto puede hacerlo, no es conducta, y si un hombre muerto no puede 
hacerlo, entonces es conducta". Esta definición sugiere que casi todo es un 
comportamiento, excepto estar muy quieto y descomponiéndose. B. Skinner (1974), 
uno de los pioneros de la teoría del comportamiento, argumentó que lo que llamamos 
pensamientos y emociones son formas de comportamiento. Muchos teóricos del 
comportamiento contemporáneo sostienen lo mismo: que todo lo que hacemos, 
pensamos y sentimos es un comportamiento. Y esta conceptualización es cierta, hasta 
cierto punto. Después de todo, lo que llamamos pensamientos, sentimientos y 
acciones salen de nuestro cerebro y se experimentan y expresan de diferentes 
maneras. 
Sin embargo, desde la perspectiva de un terapeuta la definición de conducta es un 
poco más estrecha que la prueba del hombre muerto de Lindsley. Hablaremos sobre 
los "comportamientos" de pensar y sentir en los próximos capítulos. Pero por ahora, 
definiré el comportamiento como actos motrices. Es decir, voy a limitar mi definición a 
aquellos actos que involucran los músculos esqueléticos, esto es, cualquier cosa que 
haga con las manos, los pies, la boca, la cara, etcétera. Evitar las cosas es un 
comportamiento. Beber es un comportamiento. Cortarse a uno mismo es un 
comportamiento. Discutir es un comportamiento. 
¿Qué hace desadaptada a una conducta? 
Consideramos que el sistema conductual está desadaptado cuando entorpece el 
funcionamiento de la persona, su calidad de vida. Los comportamientos pueden ser 
desadaptados por varias razones. La persona puede priorizar sentirse mejor sobre 
hacer lo mejor. Puede quedar atrapada en la ventaja a corto plazo del comportamiento 
sin reconocer los costos a más largo plazo. La respuesta conductual puede ser 
inflexible o inapropiada a la situación. O el comportamiento podría ser técnicamente 
"correcto", pero ejecutado pobremente. 
Excesos y Déficits Conductuales 
Algunos comportamientos son desadaptados porque ocurren con demasiada 
frecuencia. Lo llamamos un exceso conductual. Por ejemplo: 
• Samanta, nuestra joven paciente con tricotilomanía, se arranca el pelo. 
• Laurena, nuestra paciente con esquizofrenia, grita a las personas que ella cree 
(incorrectamente) están acosándola o siguiéndola. 
• Blaise, nuestra paciente que lucha contra el consumo de sustancias, continúa 
consumiendo cocaína pese a las graves consecuencias. 
• Shari, nuestra paciente bulímica, se involucra en conductas de atracones y purgas. 
Estos pacientes tienen algo en común: todos llevan a cabo un comportamiento 
desadaptado con demasiada frecuencia. 
Por el contrario, algunos comportamientos son desadaptados porque ocurren con 
poca frecuencia. Lo llamaríamos un déficit conductual. Por ejemplo: 
• Scott, el paciente socialmente ansioso, no sale con sus compañeros de trabajo, no 
habla con otros ni va a fiestas. 
• Cristina, nuestro paciente con depresión, se queda en casa viendo televisión todo el 
día en lugar de participar en actividades más gratificantes. 
• Guillermo, que depende mucho de los demás, rara vez toma decisiones o inicia 
actividades. 
¿Por qué ocurren los excesos y déficits de la conducta? 
Tratar de sentirse mejor en lugar de tratar de hacer mejor 
A menudo, cuando alguien tiene un exceso o un déficit del comportamiento, vemos 
que la persona está involucrada en esas conductas (en el caso del exceso del 
comportamiento) o no participar en esos comportamientos (en el caso de déficit 
conductual) intentando sentirse mejor La persona selecciona un comportamiento 
particular o un conjunto de conductas no porque sean objetivamente útiles, sino 
debido a que predice (correcta o incorrectamente) que esa conducta la ayudará a 
reducir sus sentimientos desagradables. Algunos ejemplos son: 
• Evitación innecesaria. Cuando algo nos hace sentir miedo, generalmente estamos 
motivados para evitarlo. Está bien si lo que evitamos es peligroso. Pero cuando no es 
peligroso, la evitación puede convertirse en parte del problema. 
• Retraimiento. Es natural querer retraerse frente a factores estresantes abrumadores. 
Pero cuando una persona comienza a retraerse de las áreas importantes de su vida 
como la escuela, el trabajo, los amigos o la familia, como una manera de hacer frente 
a los sentimientos desagradables, el problema puede empeorar. 
• Anestesiarse. Algunas personas usan alcohol o drogas para "calmar el dolor" cuando 
se sienten infelices, ansiosas o tensas. Otros se involucran en esfuerzos excesivos, 
incluso frenéticos, para mantenerse ocupados y distraídos para no pensar en cosas 
desagradables o sentir emociones desagradables. 
• Agresión reactiva. Cuando están enojadas, algunas personas "estallan" de una 
manera casi refleja. Pueden gritar, tirar cosas, golpear a alguien o incluso lastimarse 
a sí mismos como una forma de desahogar su enojo. 
¿Esto significa que todos los esfuerzos para sentirse mejor son desadaptados? 
Definitivamente no. La regulación de la emoción, tema que veremos en detalle en el 
Capítulo 19, desempeña un papel importante en nuestras vidas (y en la TCC). Pero 
note que todos los ejemplos precedentes implican intentos desesperados de sentirse 
mejor llevando a cabo conductas que tienen el potencial de empeorar, más que de 
mejorar, el problema. 
Por el contrario, los comportamientos adaptados a menudo intentan mejorar una mala 
situación. Como veremos más adelante en este capítulo, la solución de problemas y 
la aplicación de habilidades sociales son algunos ejemplos de comportamientos 
adaptados. 
Pero hay excepciones. No todos los esfuerzos por mejorar un problema son 
adaptados. Por ejemplo, un paciente que está constantemente tratando de resolver 
un problema insoluble, o tratando de mejorar una situación que no es mejorable, no 
funciona de manera adaptada. Los comportamientos como la resolución de problemas 
y otras habilidades son adaptativos cuando es probable que sean útiles. 
Entonces, lo que hace que un comportamiento sea adaptado o desadaptado es si es 
probable que mejore las cosas Los intentos desesperados de evitar sentirse mal 
probablemente sean desadaptados, pero algunas estrategias para regular emociones 
intensas pueden ser adaptadas. El uso de la solución de problemas y otras habilidades 
suele ser adaptativo, pero si se las usa de manera inflexible en situaciones en que es 
improbable que ayuden, pueden volverse desadaptadas. Una persona sana tiene que 
evaluar la situación, tomar una decisión saludable acerca de qué conductas hacen 
falta e implementar esas conductas 
Ganancia a corto plazo, dolor a largo plazo 
Las conductas desadaptadas a menudo implican un desequilibrio entre las 
consecuencias a corto y largo plazo. Es decir, muchas personas desean involucrarse 
en conductas que producen un beneficio a corto plazo, pero a un costo inaceptable en 
el largo plazo. Llamamos impulsiva a una conducta cuando es apetitiva, placentera y 
la persona parece no poder o no querer resistirla. El juego patológico, las compras 
excesivas, los atracones y las conductas sexuales arriesgadas son todos ejemplos de 
comportamientos impulsivos. Pueden producir una sensación de satisfacción o 
excitación a corto plazo, pero las consecuencias a largo plazo pueden ser perjudiciales 
para la persona. 
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¿Qué preferirías tener? 
• $1 hoy, o $2 en una semana? 
• $5 hoy, o $10 en un año? 
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Estas preguntas se relacionan con el fenómeno de descuento por retraso. Cuanto 
más tiempo tengamos que esperar por una recompensa, más probabilidades hay 
de seleccionar una recompensa más pequeña pero inmediata (Bickel y Marsch, 
2001). Todos nosotros somos propensosal descuento por retraso, pero es mucho 
más evidente en los pacientes con un control deficiente de los impulsos. No pueden 
superar la emoción de las recompensas inmediatas y tienen dificultades para 
retrasar la gratificación, incluso cuando hacerlo les conviene. 
 
Nuestra paciente Blaise, que es dependiente de la cocaína, es un buen ejemplo de 
ganancia a corto plazo y dolor a largo plazo. Cuando usa drogas, se siente bien en 
ese momento, pero el comportamiento es, en última instancia, autodestructivo. 
Cuando el comportamiento es simplemente incorrecto 
A veces, el comportamiento desadaptado de los pacientes no es un exceso o un 
déficit, es decir, no necesariamente están haciendo demasiado o demasiado poco, 
sino que están realizando comportamientos incorrectos en el momento equivocado. 
Se podría considerar que estos pacientes tienen un repertorio conductual deficiente 
(Goldfried y Davison, 1994). Es decir, tienen dificultades para seleccionar los 
comportamientos apropiados o para llevarlos a cabo de manera adecuada. 
¿A qué se deben los repertorios conductuales deficientes? 
Ser inflexible 
Los repertorios conductuales deficientes a veces se asocian con una falta de 
flexibilidad, es decir, la persona no adapta su comportamiento a las circunstancias. La 
inflexibilidad del comportamiento se ve claramente en la dificultad para adaptarse a 
los cambios del contexto en individuos con trastornos del espectro autista (D'Cruz et 
al., 2013); sin embargo, el fenómeno opera a diferentes niveles en muchos trastornos 
mentales. En muchos casos, parece que el comportamiento responde menos a la 
situación que a "reglas" (a menudo no dichas o no reconocidas) que la persona cree 
debe seguir (Hayes, 1989). Por ejemplo, seguir estrictamente la regla "nunca dejes 
que nadie se aproveche de ti" puede hacer que la persona pierda los matices de la 
situación y se involucre en un patrón inflexible de comportamiento agresivo. Los 
comportamientos adaptativos, por otro lado, son flexibles. Es decir, la persona puede 
adaptarlos a las circunstancias. Tenemos una respuesta conductual diferente ante un 
desacuerdo con un colega, por ejemplo, que con un borracho beligerante en un bar. 
Esa flexibilidad nos permite modular nuestra respuesta para que sea apropiada a lo 
que está sucediendo. 
No hacer coincidir el comportamiento con la situación 
A menudo, un comportamiento que está perfectamente bien en una situación es 
desadaptado en otra. Algunos pacientes pueden no realizar el comportamiento 
necesario para una situación determinada (por ejemplo, no hacer una tarea 
necesaria), realizan un comportamiento que no es requerido por la situación (por 
ejemplo, hacer algo impulsivo, supersticioso o extraño), o realizar el comportamiento 
a un nivel demasiado alto o bajo para la situación (por ejemplo, una reacción 
exagerada ante acontecimientos estresantes). Nuestra paciente Laurena, que tiene 
esquizofrenia, habla cuando no hay nadie con quien conversar, generando a menudo 
miradas cautelosas de los transeúntes. Ese es un ejemplo perfecto de un 
comportamiento que no se corresponde con la situación. Hablar y tener una 
conversación son comportamientos perfectamente correctos, pero sólo cuando hay 
alguien más involucrado en la conversación. 
Desempeñarse pobremente 
Incluso cuando el comportamiento es apropiado para la situación, puede ser 
desadaptado cuando se lo realiza de manera deficiente. Un ejemplo podría ser Scott, 
nuestro paciente socialmente ansioso. Evita las situaciones sociales siempre que 
puede (un déficit de conducta) y cuando trata de interactuar con otros, su desempeño 
social no es habilidoso. Hace largas pausas en su discurso y no hace un buen contacto 
visual. Se lo ve nervioso y con poca confianza en sí mismo. 
¿De dónde vienen los comportamientos? 
El cambio conductual es un objetivo principal en la TCC. Por lo tanto, es útil que 
repasemos algunos datos básicos acerca de dónde provienen los comportamientos, 
de modo que podamos diseñar intervenciones que puedan ayudar a modificarlos. El 
modelo TCC postula que los comportamientos desadaptados se aprenden, de una 
forma u otra. Diríamos, por lo tanto, que una persona se mete en peleas porque 
aprendió a pelear y que otra persona se corta porque aprendió a hacerlo. Hay algunas 
excepciones notables a esta regla: los tics motores simples, por ejemplo, 
probablemente no sean aprendidos, pero los comportamientos complejos que la 
mayoría de nuestros pacientes describen están presentes porque, de una forma u 
otra, aprendieron a hacerlos. En esta sección hablaremos sobre cómo se aprenden 
los comportamientos inadaptados y en capítulos posteriores discutiremos cómo crear 
nuevas experiencias de aprendizaje que ayuden a nuestros pacientes a adoptar 
conductas más saludables y adaptadas. 
Sabemos, por los procesos patológicos nucleares descriptos en el Capítulo 1, que los 
problemas psicológicos implican una relación mutuamente creciente entre los 
procesos cognitivos, emocionales y conductuales. Los comportamientos, por lo tanto, 
tienen un fuerte impacto en las emociones y los pensamientos (ver Figura 2.1). 
Repasaré un punto que planteé en el Capítulo 1: la etiología de un comportamiento y 
el mantenimiento de ese comportamiento pueden ser bastante diferentes. Entonces, 
al tratar de comprender cualquier comportamiento en particular, debemos diferenciar 
los factores que comenzaron el comportamiento (etiología) de los factores que hacen 
que el comportamiento persista (mantenimiento). En el modelo TCC, los factores de 
mantenimiento son más importantes porque son las cosas que tenemos el potencial 
de cambiar. 
FIGURA 2.1. Antecedentes y Consecuencias de las Conductas 
Son Influidas por 
 
Conductas 
Influyen en 
• Emociones 
• Pensamientos 
• Contingencias 
• Modelado 
• Déficits en Habilidades 
Conductuales 
 
• Emociones 
• Pensamientos 
• Qué le pasa a la 
persona 
Las conductas están influidas por pensamientos y emociones 
Las emociones se asocian con varias tendencias de acción: una motivación para 
participar en ciertos comportamientos generada por la emoción que se siente. Frijda 
(1987, p.133) identificó 18 tendencias de acción emocionales: 
1. Aproximación: tendencia a acercarse para poseer, usar, disfrutar o inspeccionar. 
2. Evitación: tendencia a evitar, huir o protegerse. 
3. Estar-con: tendencia a permanecer cerca de. 
4. Atender: tendencia a observar, mirar o pensar acerca de. 
5. Rechazo: tendencia a rechazar o romper el contacto. 
6. Indiferencia: tendencia a no prestar atención o ausencia de tendencia a atender. 
7. Antagonismo: tendencia a eliminar obstáculos, herir, oponerse o resistir. 
8. Interrupción: tendencia a interrumpir la acción en curso. 
9. Dominancia: tendencia a controlar. 
10. Sumisión: tendencia a someterse al control. 
11. Apatía: ausencia generalizada de preparación para la acción y falta de respuesta. 
12. Excitación: tendencia a la acción que no tiene dirección. 
13. Exuberancia: activación libre, incrementada y generalizada disponibilidad a la 
acción. 
14. Pasividad: ausencia de objetivos para la acción. 
15. Inhibición: presencia de preparación para la acción pero ausencia de acción. 
16. Impotencia: disposición para la acción pero incertidumbre sobre la dirección que 
podría tomar. 
17. Sonrojo: ruborizarse o tendencia a sonrojarse. 
18. Descanso: ausencia de preparación para la acción y aceptación de la misma. 
Podemos establecer vínculos directos entre estas tendencias de acción y ciertas 
experiencias emocionales. Por ejemplo, sentir miedo se asocia con evitación e 
inhibición. Sentirse enojado se asociado con antagonismo. Sentirse triste se asocia 
con apatía. Sentirse alegre se asocia con estar-con y exuberancia (Frijda, 1987). 
Estas tendencias de acción a menudo trabajan a nuestro favor. Es bueno evitar 
situaciones peligrosas, por ejemplo. Ciertas amenazas justifican una respuesta 
antagónica. Lentificarse cuando suceden cosas tristes puede permitirnos examinar 
con más atenciónlas situaciones. 
Sin embargo, hay momentos en que nuestras tendencias de acción no funcionan a 
nuestro favor. Por ejemplo, aunque el miedo está asociado con la tendencia a escapar 
de la amenaza, ese comportamiento no tiene sentido cuando la amenaza es 
imaginada en lugar de real. La ira se asocia con la tendencia a atacar lo que nos 
molesta, pero si lo hacemos cada vez que estamos molestos con un compañero de 
trabajo, nos vamos a meter en problemas. Eso significa que a veces para vivir bien 
tenemos que anular las tendencias de acción asociadas naturalmente con una 
emoción. En los capítulos 3 y 4, hablaremos más sobre cómo los pensamientos y 
emociones afectan el comportamiento. 
Los comportamientos están influidos por las contingencias 
El condicionamiento operante es un proceso de aprendizaje que puede contribuir a la 
etiología y mantenimiento de las conductas. El condicionamiento operante, descrito 
por E. L. Thorndike (1901) y luego desarrollado por B. F. Skinner (1938), significa que 
el comportamiento está controlado al menos parcialmente por contingencias. Las 
contingencias se definen como el contexto en el cual se produce un comportamiento, 
que incluye todo lo que sigue al comportamiento, aumentando o disminuyendo la 
probabilidad de que el comportamiento vuelva a suceder. 
Las Cuatro Contingencias: Refuerzo, Escape, Castigo, Penalización 
Las contingencias pueden ser positivas (es decir, se agrega algo a la experiencia de 
la persona que no estaba allí antes del comportamiento) o negativas (es decir, algo se 
quita de la experiencia de la persona luego del comportamiento). Es importante no 
confundir los términos positivos y negativos con buenos y malos. Solo significan 
"agregado después del comportamiento" o "retirado después del comportamiento". 
Las contingencias también pueden ser reforzadoras (lo que significa que es más 
probable que la conducta vuelva a suceder después de administrada la contingencia) 
o castigos (lo que significa que es menos probable que el comportamiento vuelva a 
ocurrir después de administrada la contingencia). Una vez más, es importante no 
confundir los términos refuerzo y castigado con buenos y malos. Solo quieren decir 
"aumenta la probabilidad de que la conducta vuelva a suceder" o "disminuye la 
probabilidad de que la conducta vuelva a suceder". 
Entonces, podemos imaginar una tabla de contingencias de dos por dos, como se 
muestra en la Tabla 2.1. Algunos de estos procesos están fuertemente implicados en 
la etiología y/o el mantenimiento de los trastornos mentales. 
El refuerzo (que Skinner denominó refuerzo positivo, que se muestra en la parte 
superior izquierda de la Tabla 2.1) se produce cuando el comportamiento es seguido 
por algo que se agrega (positivo), lo que hace que el comportamiento aumente 
posteriormente (refuerzo). En un experimento básico de condicionamiento operante, 
se demuestra el refuerzo cuando una rata recibe una bola de alimento por presionar 
una palanca, lo que da como resultado que la rata presione la palanca con mayor 
frecuencia. En este caso, la bolita de alimento es positiva (se agrega siguiendo el 
comportamiento) y un reforzador (aumenta la probabilidad de que el comportamiento 
vuelva a ocurrir). También podemos ver el mismo fenómeno en el mantenimiento del 
comportamiento humano desadaptado: 
• Mientras estaba en el hospital, Isabel se cortó las muñecas superficialmente y recibió 
una mayor atención del personal de la unidad. Como resultado, Isabel se cortó con 
más frecuencia. El comportamiento aumentó con el tiempo (fue reforzado) porque fue 
seguido por algo (positivo). 
• Nick usa los gritos para controlar a Juana. Cuando él grita, Juana obedece. Como 
resultado, Nick grita con más frecuencia. El comportamiento aumentó con el tiempo 
(reforzador) porque fue seguido por algo (positivo). El comportamiento de Juana 
también está siendo influenciado por contingencias, aunque en su caso las 
contingencias son diferentes (ver más abajo). 
• Samanta, quien tiene tricotilomanía, considera que la experiencia de tirarse el pelo 
es placentera. Como resultado, ella tira de su cabello con más frecuencia. El 
comportamiento aumentó con el tiempo (reforzador) porque fue seguido por algo 
(positivo). 
 
TABLA 2.1. Contingencias en el Condicionamiento Operante 
 Refuerza (incrementa la 
probabilidad de que la 
conducta ocurra 
nuevamente 
Castigo (disminuye la 
probabilidad de que la 
conducta ocurra 
nuevamente) 
Positivo (algo se agrega 
luego de la conducta) 
Refuerzo positivo re- 
fuerzo) 
Castigo positivo (cas-
tigo) 
Negativo (algo se retira 
luego de la conducta) 
Refuerzo negativo (es-
cape) 
Castigo negativo (pe- 
nalización) 
 
El escape (que Skinner llamó refuerzo negativo, que se muestra en la parte inferior 
izquierda de la Tabla 2.1) se produce cuando el comportamiento es seguido por algo 
que se retira (negativo), lo que hace que el comportamiento aumente posteriormente 
(refuerzo). En un experimento básico de condicionamiento operante, el escape se 
demuestra cuando un ruido fuerte suena continuamente dentro de la jaula de una rata 
hasta que presiona una palanca y el ruido se elimina durante 30 segundos, lo que 
hace que la rata presione la palanca más frecuentemente. En este caso, el ruido es 
negativo (se retira siguiendo el comportamiento) y un reforzador (aumenta la 
probabilidad de que vuelva a ocurrir el comportamiento de presionar la palanca). La 
rata aprende que puede terminar un estímulo desagradable involucrando en la 
conducta. Este fenómeno también sucede en nuestros pacientes: 
• Blaise descubre que cuando no usa drogas, sus síntomas de abstinencia son 
intolerables. Cuando usa, los sentimientos intolerables disminuyen y ella se siente 
más "normal". Como resultado, usa con más frecuencia. El comportamiento aumentó 
con el tiempo (fue reforzado) porque fue seguido de escapar de algo (negativo). 
• Ana experimenta síntomas de pánico en el centro comercial. Salir del centro 
comercial alivia los síntomas de pánico. Como resultado, Ana deja las situaciones 
amenazantes con más frecuencia. El comportamiento aumentó con el tiempo 
(reforzador) porque fue seguido de un escape de algo (negativo). 
• Como se mencionó anteriormente, cuando Nick grita, Juana obedece y, por lo tanto, 
se refuerza positivamente el comportamiento de gritos de Nick. Al mismo tiempo, 
desde la perspectiva de Juana, cuando ella obedece, Nick deja de gritar. Entonces su 
comportamiento de sometimiento aumenta con el tiempo (reforzador) porque le sigue 
el escapa de algo (negativo). Entonces el comportamiento de Nick está influido por el 
refuerzo, mientras que el comportamiento de Juana está influido por el escape. ¡Se 
vuelve complicado cuando se trata de sistemas familiares! 
• En casa, Isabel está experimentando fuertes sentimientos de tristeza y enojo. Se 
corta sus muñecas superficialmente, y los sentimientos de tristeza y enojo disminuyen 
a medida que se distrae (momentáneamente) de ellos. Como resultado, Isabel se 
corta más a menudo. El comportamiento aumentó con el tiempo (fue reforzado) 
porque le siguió un escape de algo (negativo). 
Puse este ejemplo último a propósito. Tenga en cuenta que en algún momento, el 
comportamiento de cortarse de Isabel fue reforzado positivamente; en otro momento, 
fue reforzado negativamente. El mismo comportamiento puede mantenerse por más 
de una contingencia, simultáneamente o en momentos diferentes. 
El castigo (que Skinner denominó castigo positivo, que se muestra en la parte 
superior derecha de la Tabla 2.1) ocurre cuando el comportamiento es seguido por 
algo que se agrega (positivo), causando que el comportamiento disminuya 
posteriormente (castigo). En un experimento básico de condicionamiento operante, se 
demuestra un castigo positivo cuando una rata escucha un ruido fuerte desagradable 
cada vez que presiona una palanca, lo que resulta en que la rata presione la palanca 
con menos frecuencia. En este caso, el ruido es positivo (se agrega luego delcomportamiento) y un castigo (disminuye la probabilidad de que el comportamiento 
vuelva a ocurrir). El castigo aparece en muchos casos en los que un comportamiento 
deseado es escaso o se ha suprimido: 
• Guillermo nos dice que mientras crecía, intentó ser asertivo y expresar sus deseos 
a sus padres. Cuando intentó actuar asertivamente, a menudo lo abofeteaban y le 
ordenaban que se callara. Como resultado, Guillermo se volvió inseguro (es decir, 
ahora usa el comportamiento asertivo con menos frecuencia). El comportamiento 
disminuyó (castigo) debido a un historial de malas consecuencias (positivo). 
• Scott se arma de valor para presentarse a un extraño en una fiesta. La persona le 
hace un comentario mordaz y condescendiente, lo que lo hace sentir avergonzado. 
Como resultado, Scott se acerca a los demás con menos frecuencia. El 
comportamiento disminuyó (castigo) debido a un historial de malas consecuencias 
(positivo). 
Tal vez se pregunte, al mirar a algunos de nuestros pacientes, por qué algunas cosas 
que podríamos llamar "castigo" en realidad no disminuyen el comportamiento. Por 
ejemplo: 
• Cada vez que se atraca, Shari vomita. ¿Por qué la desagradable sensación de 
vomitar no hace que deje los atracones? 
• Después de una noche de consumo de drogas, Blaise se siente mal. Tiene resaca y 
se enfrenta al desastre en que se ha convertido su vida. Entonces, ¿por qué eso no 
detiene el uso de drogas? 
• Isabel a veces dice que se corta a sí misma para "castigarse" por cometer errores 
de juicio, como irse a casa con un extraño. ¿Por qué ese "castigo" no la lleva a tomar 
sus decisiones con más cuidado? 
• Cuando el hijo de Nick y Juana, James, obtiene una mala calificación en la escuela, 
lo "castigan" enviándolo a su habitación y quitándole sus videojuegos. Entonces, ¿por 
qué eso no lo hace mejorar en la escuela? 
Estas cosas no son "punitivas" en el sentido técnico de la palabra. En la TCC, 
llamamos a algo castigo sólo si realmente reduce la probabilidad de que el 
comportamiento vuelva a suceder. La mayoría de estos comportamientos no 
deseados, desde las purgas de Shari hasta el uso de drogas de Blaise y los malos 
hábitos escolares de James, están bajo el control de refuerzos más inmediatos 
(beneficios a corto plazo). Todos obtienen algo del comportamiento; ya sea un 
aumento en algo deseado (refuerzo positivo) o una reducción en algo no deseado 
(refuerzo negativo). Administrar consecuencias desagradables después del hecho, sin 
atender a los reforzadores, es una batalla perdida. Esta es la razón por la cual la tos 
seca no suele evitar que las personas fumen y el aumento de peso generalmente no 
impide que se consuma comida chatarra. Todos somos esclavos de lo inmediato, a 
menos que nos obliguemos a no serlo. 
La penalización (que Skinner llamó castigo negativo, que se muestra en la parte 
inferior derecha de Tabla 2.1) ocurre cuando el comportamiento es seguido por algo 
que se quita (negativo), lo que hace que disminuya posteriormente (castigo). En un 
experimento básico de condicionamiento operante, se demuestra un castigo negativo 
cuando a una rata le quitan bolitas de comida de su suministro cada vez que presiona 
una palanca y eso resulta en que la rata presione la palanca con menos frecuencia. 
En este caso, retirar las bolitas de comida es negativo (se eliminan luego del 
comportamiento) y un castigo (disminuye la probabilidad de que el comportamiento 
vuelva a ocurrir). 
Sobre intencionalidad y contingencias 
A menudo es tentador inferir que debido a que hay contingencias presentes, la 
persona debe estar actuando deliberadamente para obtener ciertas contingencias o 
evitar otras. Por ejemplo, vimos que a veces el comportamiento auto-lesivo de Isabel 
aumentaba cuando recibía más atención de los demás. Algunos concluirían que Isabel 
estaba siendo "manipuladora"; es decir, sabía que recibiría más atención si se cortaba, 
así que lo hizo. Isabel ciertamente había escuchado esa acusación de los miembros 
de su familia y el personal de la unidad. Pero, ¿era cierta la acusación? 
Es importante reconocer que las contingencias funcionan ya sea que se tenga 
conciencia de ellas o no, y funcionan, quiera uno o no. Nuestro comportamiento es 
impulsado y moldeado por una miríada de contingencias, y en muchos casos el efecto 
no tiene nada que ver con nuestros deseos o incluso con nuestra conciencia. 
Entonces, ¿Isabel sabía que cortarse era una forma de llamar la atención y decidía 
activamente que así era como quería llamar la atención? Tal vez sí, tal vez no. Es 
igualmente probable que la atención del personal haya aumentado su comportamiento 
de cortarse a lo largo del tiempo sin que ni ella ni el personal de la unidad lo notaran. 
Demos vuelta la ecuación: ¿quería el personal hacer que Isabel se cortara más? ¿Se 
juntaron y decidieron que la manera de hacer que ella se cortara más era prodigarle 
atención cada vez que lo hacía? Seriamente, lo dudo. Pero las contingencias estaban 
allí. Entonces, antes de saltar a la conclusion que Isabel manipulaba, es más exacto 
decir que tanto Isabel como el personal estaban siendo manipulados por las 
contingencias. Estaban atrapados en un sistema insalubre de reforzamiento recíproco 
que no entendían ni podían controlar por completo. 
 
La Ciencia Detrás 
El malestar en las parejas se ve, en parte, como una falla de refuerzo mutuo. Las 
parejas con problemas exhiben habitualmente altas tasas de comportamiento 
desagradable y/o bajas tasas de comportamiento agradable entre sí (Gottman, 
Markman y Notarius, 1977). Mientras que las parejas satisfechas utilizan 
principalmente el refuerzo para modificar el comportamiento del otro, las parejas en 
dificultades dependen principalmente del escape (refuerzo negativo) y el castigo 
como un medio de influencia conductual (N. S. Jacobson y Margolin, 1979). Las 
parejas responder a las contingencias del otro en una forma "ojo por ojo" (a veces 
llamada reciprocidad), de modo que el refuerzo de un miembro por lo general es 
seguido por el refuerzo del otro, y el castigo de uno generalmente es seguido por el 
castigo del otro (Gottman et al., 1977). Con el tiempo, las contingencias entre los 
miembros de la pareja se equilibran (Gottman et al., 1976), de tal manera que "un 
cónyuge que da mucho, obtiene mucho; un cónyuge que da un poco, obtiene un 
poco" (N. S. Jacobson y Margolin, 1979, p.15). 
En forma semejante, el malestar familiar, particularmente en el caso de un niño que 
demuestra un comportamiento de oposición o trastorno de conducta, se asocia 
frecuentemente con un proceso familiar coercitivo. Cuando observamos a estas 
familias, a menudo vemos que la disciplina es dura e inconsistente, con poca 
interacción positiva entre los miembros (Patterson, DeBaryshe y Ramsey, 1989). 
Las explicaciones conductuales no niegan la presencia de factores 
temperamentales propios del niño; sin embargo, enfatizan que los problemas de 
comportamiento infantil se desarrollan dentro de un contexto, como la familia y la 
escuela, y que existe una interacción entre las tendencias básicas del niño y las 
contingencias de las conductas deseables y no deseables (Strand, 2000). Se ha 
sugerido que dentro de estos sistemas familiares, los miembros entrenan al niño a 
comportarse mal, a veces con refuerzos positivos, pero generalmente a través del 
escape (refuerzo negativo), en el que el niño usa un comportamiento inapropiado 
para detener las intrusiones desagradables de otros miembros de la familia. El niño, 
a su vez, está entrenando a los familiares para intensificar sus conductas 
desagradables. Por ejemplo, el malestar conyugal de Juana y Nick a menudo "se 
derrama" en sus interacciones con su hijo James, ya que con frecuencia le gritan y 
regañan. Él tiene una conducta desagradable, lo que hace que temporalmente lo 
dejen de molestar. También le prestan más atención después que se involucra en 
un mal comportamiento. Entonces James está aprendiendo que puede controlar a 
Juana y Nick con una conductaindeseable. Juana y Nick, al no darse cuenta de las 
contingencias que existen, sienten que su única opción es gritar y regañar aún más, 
de modo que tanto los padres como el niño se vean atrapados en una escalada. 
Simultáneamente, las conductas positivas (prosociales) se ignoran o incluso 
castigan (Kazdin, 2008; Patterson, 1982). Juana y Nick no refuerzan 
sistemáticamente a James por pedir permiso, hacer su tarea, limpiar su habitación, 
etc., por lo que es menos probable que haga esos comportamientos. El proceso 
familiar coercitivo parece empeorar en condiciones de estrés familiar, como el 
desempleo, la discordia matrimonial y el divorcio (Conger, Ge, Elder, Lorenz y 
Simons, 1994). Lamentablemente, este patrón parece continuar a través de 
múltiples generaciones, ya que una generación utiliza la crianza deficiente que 
presenciaron como hijos en sus propios hijos (Elder, Caspi y Downey, 1983). 
 
Programas de refuerzo 
La frecuencia del refuerzo juega un papel importante en la adquisición y 
mantenimiento del comportamiento. Skinner (1938) identificó varios programas 
distintos: continuo, intervalo fijo, razón fija, intervalo variable y razón variable. Para 
nuestros propósitos, sin embargo, los resumiremos en dos grupos básicos: refuerzos 
continuos y refuerzos intermitentes. 
El refuerzo es continuo cuando siempre sigue al comportamiento. Por ejemplo, la rata 
recibe una bolita de comida cada vez que presiona la palanca, o el paciente recibe 
mayor atención de los demás cada vez que se corta. 
El efecto más importante del refuerzo continuo es que hace que el comportamiento 
aumente rápidamente, es decir, está más fuertemente implicado en la etiología o 
adquisición del comportamiento. De modo que muchos comportamientos 
desadaptados comenzarán bajo un cronograma de refuerzo continuo. El corte de 
Isabel, el uso de sustancias de Blaise, el tirón de pelo de Samanta y las compulsiones 
de Betania comenzaron bajo un programa de refuerzo continuo, por lo que los 
comportamientos se adquirieron y aumentaron rápidamente. 
El refuerzo es intermitente cuando a veces sigue al comportamiento. Por ejemplo, la 
rata recibe una bolita de comida sólo algunas de las veces que presiona la palanca, o 
el paciente gana dinero sólo algunas de las veces que juega. 
El efecto más importante del refuerzo intermitente es que hace que el comportamiento 
se "adhiera", incluso cuando no se proporciona ningún reforzador. Cuando el 
reforzador no sigue al comportamiento, la persona sabe que si sigue haciendo la 
conducta el reforzador llegará en algún momento. El refuerzo intermitente, por lo tanto, 
está implicado en el mantenimiento o persistencia del comportamiento. De modo que 
muchos comportamientos desadaptados pueden haber comenzado bajo un programa 
de refuerzo continuo, pero persisten bajo un programa de refuerzo intermitente (ver 
Figura 2.2). Susana, por ejemplo, revisa constantemente las puertas y ventanas de su 
casa para asegurarse de que estén cerradas. De vez en cuando, encuentra una sin 
cerrar. Este refuerzo intermitente asegura que siga controlando. Nick a veces puede 
(aunque no siempre) sacarse de encima a Juana gritándole, por lo que lo seguirá 
haciendo, incluso cuando claramente no funciona. 
Extinción 
Además del refuerzo y el castigo, existen otros principios importantes del 
condicionamiento operante que juegan un papel clave en los trastornos mentales. La 
extinción ocurre cuando un comportamiento que previamente se había reforzado ya 
no resulta en refuerzo. En un experimento básico, por ejemplo, después de enseñar a 
una rata a presionar una palanca para obtener bolitas de alimento, dejamos de darlos 
(es decir, el comportamiento ya no es efectivo). Es probable que ocurran dos cosas 
en este caso (ver Figura 2.3): 
 
 
Primero, la rata probablemente hará más el comportamiento para tratar de obtener el 
refuerzo nuevamente. Esto se llama explosión de extinción. Si eso no funciona, la rata 
presionará la palanca con menos frecuencia y con el tiempo se detendrá. Ahora se 
dice que el comportamiento se extinguió. 
La extinción puede contribuir a los problemas psicológicos humanos. Imagine, por 
ejemplo, que el hijo de una madre deprimida intenta que ella juegue con él. Ella no 
responde (es decir, no refuerza el comportamiento del niño). Como resultado, el niño 
dejará de intentar involucrarla, tendrá menos interés en jugar y finalmente puede 
mostrar algunos de los signos de depresión de su madre. 
Aprendizaje de evitación 
El aprendizaje de evitación ocurre cuando la persona se involucra en un 
comportamiento en anticipación de un estímulo y así impide que el estímulo se 
produzca. Tenga en cuenta que esto es ligeramente diferente del escape. En el 
escape, la persona se involucra en un comportamiento para terminar un estímulo 
desagradable, mientras que en la evitación el comportamiento se usa para evitar que 
el estímulo ocurra, en primer lugar. 
El comportamiento de evitación está fuertemente implicado en el mantenimiento de 
reacciones emocionales condicionadas. En un experimento clásico, Solomon, Kamin 
y Wynne (1953) entrenaron a perros a que teman la luz emparejándola con una 
descarga eléctrica (consulte sobre el condicionamiento clásico en el Capítulo 4). Los 
experimentadores mostraban una luz y luego administraban una descarga eléctrica a 
través del piso de metal de la jaula de los perros. Los perros rápidamente desarrollaron 
una reacción temerosa a la luz que persistía a pesar de que los choques habían 
terminado. Luego examinaron el proceso de extinción del miedo. Algunos de los 
perros tuvieron la oportunidad, cuando la luz brillaba, de saltar una pequeña valla y 
alejarse del piso de metal. Cuando los perros tenían la capacidad de evitar lo que los 
asustaba (la luz), sus miedos persistían indefinidamente. Los perros a los que se 
bloqueó el saltar sobre la cerca, por otro lado, mostraron una reducción del miedo. Por 
lo tanto, las conductas de evitación hacen que el miedo persista. 
Y el mismo fenómeno aparece en nuestros pacientes, también. 
• Scott, nuestro paciente socialmente ansioso, evita hablar en público mediante la 
elección de un trabajo que no requiere hablar frente a otras personas, no ofreciéndose 
como voluntario para hacer los brindis en bodas o fiestas, no siendo un lector en la 
iglesia y no dirigiendo actividades en el grupo de exploradores de su hija. Su miedo a 
hablar en público persiste a través del tiempo. 
• Melisa, que tiene TEPT, tiene miedo de recordar los detalles de sus experiencias 
traumáticas debido a los sentimientos dolorosos que le producen esos recuerdos. Por 
lo tanto, hace todo lo posible para evitar hablar sobre los traumas, ver personas o 
lugares que son objetivamente seguros pero pueden recordarle los traumas, ver cosas 
en la televisión que puedan recordarle los traumas, y así sucesivamente. 
• Susana, que tiene TAG, se preocupa excesivamente para evitar ser "tomada de 
sorpresa" por un desastre. A veces, bebe o usa sustancias para no sentir. Estas 
conductas de evitación hacen que persista su intolerancia a la incertidumbre. 
Los comportamientos se ven influidos por el modelado 
Los comportamientos también se pueden adquirir a través del modelado. En un 
experimento clásico, los niños que veían a un modelo adulto golpear agresivamente a 
un muñeco eran, cuando se frustraban ligeramente y se les daba acceso a un muñeco 
similar, más propensos a comportarse agresivamente que los niños que no habían 
observado al modelo adulto golpear el muñeco (Bandura, Ross y Ross, 1963a). 
Además, era mucho más probable que los niños imitaran el comportamiento agresivo 
cuando presenciaban que el adulto era reforzado por su agresión (Bandura, Ross y 
Ross, 1963b). Por lo tanto, podemos adquirir comportamientos viendo a otra persona 
involucrarse en ellos y el proceso de imitación se influido si se ve que la otra persona 
es reforzada o castigada por tal comportamiento. 
El modelado está implicado de muchas formas en la etiologíao el mantenimiento de 
los comportamientos desadaptados de nuestros pacientes. 
• Susana nos dice que su madre era una persona muy nerviosa que telefoneaba 
constantemente al padre de Susana y a Susana para asegurarse de que estaban bien 
y verificaba tres veces las cerraduras de la puerta y ventanas de la casa. 
• Shari, a quien se le diagnosticó bulimia, inicialmente comenzó a purgarse al 
enterarse de que otros miembros de su grupo de pares, las "chicas geniales", lo 
hacían. 
• Mientras está hospitalizada, Laurena, a quien se le diagnosticó esquizofrenia hace 
escándalo luego de ver a otro paciente recibir atención por comportamientos similares. 
• El hijo de Nick y Juana, James, al ver a sus padres aprende que los gritos y otras 
formas de agresión dan sus frutos. Su comportamiento se vuelve cada vez más 
agresivo. 
Los comportamientos se ven influidos por la presencia de déficits en las 
habilidades conductuales 
A veces las personas se involucran en un comportamiento porque no saben qué más 
hacer, o porque no son buenos en otros comportamientos más adaptativos. Nos 
referimos a esto como déficits en las habilidades conductuales. Los déficits en las 
habilidades sociales y en solución de problemas son ejemplos de déficits comunes. 
Déficits en las habilidades sociales 
Las habilidades sociales se refieren a un conjunto complejo de habilidades 
conductuales que incluyen aspectos verbales (qué decir, cómo decirlo, cuándo decirlo, 
cuánto tiempo se debe hablar, etc.) y aspectos no verbales (tono de voz, volumen, 
postura corporal, expresión facial, distancia interpersonal, etc.). Complica la cosa el 
hecho que diferentes contextos requieren diferentes habilidades (por ejemplo, las 
habilidades que se usan en una reunión con su jefe pueden diferir de las que se usan 
con sus amigos) y que las diferentes culturas tienen diferentes normas (por ejemplo, 
el grado de distancia interpersonal durante la conversación es diferente en los Estados 
Unidos y partes del Medio Oriente). Por lo tanto, no es sorprendente que algunas 
personas exhiban un déficit en uno o más aspectos de las habilidades sociales. 
Imagine: 
• Scott intenta conversar con otros en una fiesta. Sin embargo, hace un contacto visual 
deficiente, habla en voz muy baja y guarda silencio durante largos períodos. 
Fácilmente podríamos imaginar que esto no terminará con Scott recibiendo refuerzo 
por sus esfuerzos. 
• Isabel cree que su pareja la ha tratado injustamente. Sin embargo, instrumentar 
comportamientos asertivos (por ejemplo, expresar cómo se siente y pedirle a su pareja 
que cambie su comportamiento) es demasiado difícil. Al no manejar una forma 
saludable de lograr que la pareja cambie, Isabel se involucra en conductas agresivas 
como gritar y arrojar cosas. Podríamos fácilmente imaginar que estas conductas 
desadaptadas sean reforzadas (por ejemplo, logran que otros la noten o la dejen en 
paz), lo que llevaría a una mayor atrofia de las habilidades asertivas de Isabel. 
La Ciencia Detrás 
Muchos pacientes tienen déficits de habilidades sociales de diversos grados. Por 
ejemplo: 
• El pobre funcionamiento interpersonal visto en los trastornos de la personalidad 
puede conceptualizarse en parte como un déficit de habilidades. Por ejemplo, los 
pacientes con trastorno límite de la personalidad que se autolesionan muestran 
deficiencias de habilidades en el área de la comunicación emocional, tanto en la 
expresión de sus emociones como en la interpretación de la comunicación 
emocional de los demás (McKay, Gavigan y Kulchycky, 2004). Cuando se usan tests 
de desempeño social, tales como conversaciones simuladas, las personas con 
distintos rasgos de personalidad inadaptada muestran déficits en las áreas de 
iniciación de interacciones sociales, comportamiento asertivo y hacer confidencias 
(Muralidharan, Sheets, Madsen, Craighead, y Craighead, 2011; Waldeck y Miller, 
2000). 
• Los trastornos del espectro autista, por definición, están asociados con un 
comportamiento interpersonal deteriorado. Observaciones de pacientes con 
trastornos del espectro autista indican que su comunicación interpersonal a menudo 
es demasiado palabrera y perseverante en temas fijos de su interés. A menudo 
muestran una falta de interés en la otra persona y tienen dificultades para turnarse 
en la conversación (Mandelberg et al., 2014). 
• Las personas con esquizofrenia muestran déficits marcados en los aspectos 
verbales y no verbales de la comunicación interpersonal (Bellack, Morrison, Wixted 
y Mueser, 1990). Entre las personas con esquizofrenia, las habilidades sociales 
deficientes se asocian con un peor funcionamiento psicosocial antes y después de 
la aparición de la enfermedad (Mueser, Bellack, Morrison y Wixted, 1990). 
• Muchos autores han sugerido la presencia de déficits de habilidades sociales en 
la depresión. Las teorías interpersonales de la depresión sugieren que las 
habilidades sociales deficientes conducen al rechazo de los demás (Coyne, 1976) 
y a menor refuerzo social positivo (Lewinsohn, 1974). La investigación sugiere que 
las habilidades sociales deficientes son tanto un factor de vulnerabilidad como una 
consecuencia del estado de ánimo deprimido (Segrin, 2000). Los estudios 
observacionales de personas con y sin depresión sugieren que aquellos con 
depresión muestran menos variación en el tono y la expresión facial, tienen silencios 
más prolongados, menor contacto visual, pasan menos tiempo hablando y se 
enfocan en temas negativos en la conversación (Segrin, 1990, 2000; Tse y Bond, 
2004). El impacto del comportamiento social depresivo en los demás es notable e 
inmediato: a los pocos minutos de hablar con un individuo deprimido, incluso las 
personas no deprimidas muestran expresiones faciales menos agradables, hablan 
menos de contenido positivo y más de contenido negativo y hacen menos 
declaraciones de apoyo directo (Gotlib y Robinson, 1982). Vale la pena señalar que 
las personas deprimidas típicamente califican sus propias habilidades sociales 
como más pobres de lo que realmente son (Gotlib, 1983), lo cual no es sorprendente 
dadas las distorsiones cognitivas y los sesgos en el procesamiento de la información 
en la depresión (ver Capítulo 3). Por el contrario, las personas no deprimidas tienden 
a calificar sus propias habilidades sociales como mejores de lo que realmente son 
(Lewinsohn, Mischel, Chaplin y Barton, 1980). Lo más probable es que las opiniones 
negativas de las personas deprimidas sobre sus propias habilidades sociales se 
deban a una combinación de sesgos de procesamiento negativos y déficits de 
rendimiento reales (Dykman, Horowitz, Abramson y Usher, 1991). 
• Las personas socialmente ansiosas a menudo se inhiben cuando están con los 
demás. Se ha observado que las personas con ansiedad social muestran un 
contacto visual deficiente (Baker y Edelmann, 2002; Horley, Guillermos, Gonsalvez 
y Gordon, 2003) y parecen ansiosas (Alden y Mellings, 2004). Incluso cuando 
hablan con sus parejas amorosas, muestran menos contacto visual, menos 
sonrisas, menos sonidos estimulantes como "ah-uh", menos asentimientos de la 
cabeza, menos gestos, menos tocar, más retorcerse inquietos y hablar más bajo 
(Wenzel, Graff -Dolezal, Macho, y Brendle, 2005). La habilidad social deteriorada 
parece especialmente fuerte entre los individuos con trastorno evitativo de la 
personalidad (Turner, Beidel, Dancu, & Keys, 1986) y cuando la situación social es 
menos estructurada (S. Thompson y Rapee, 2002). Estas conductas sociales poco 
habilidosas pueden ejercer una influencia profunda pero a menudo no detectada en 
las percepciones de los demás sobre el individuo socialmente ansioso: tienden a 
calificarlo de menos agradable (Alden y Wallace, 1995) y aún menos inteligente 
(Paulhus y Morgan, 1997). También tienden a responder a la persona socialmente 
ansiosa de una manera más negativa, lo cual aumenta su retracción social (Creed 
& Funder, 1998; Paulhus & Morgan, 1997), una clásica profecía autocumplida.En 
la ansiedad social, vemos un sesgo cognitivo similar al que vemos en la depresión. 
Las personas socialmente ansiosas tienden a calificar sus habilidades sociales 
como más bajas de lo que realmente son (lo cual no niega la presencia de un déficit 
real de habilidades). Tienden a calificar su desempeño social menos por su 
comportamiento real que por la cantidad de ansiedad que sienten (Alden y Mellings, 
2004), que está relacionado con el concepto de razonamiento emocional que 
discutiremos en el Capítulo 3 ("Si me siento ansioso, debo estar desempeñándome 
mal"). 
• Niños y adolescentes con trastorno por déficit de atención/hiperactividad 
despliegan peores habilidades sociales que sus pares normales. Su conducta 
interpersonal se describe frecuentemente como inapropriada o agresiva, lo cual 
conduce al rechazo de los pares (Frederick & Olmi, 1994). 
Las habilidades sociales pueden fallar por varias razones, entre ellas: 
• Déficit de adquisición. La persona simplemente no conoce la habilidad social 
apropiada. 
• Déficit de desempeño. La persona conoce las habilidades sociales apropiadas pero 
se inhibe al desempeñarlas debido a factores cognitivos o emocionales. 
• Déficit de fluidez. La persona conoce la habilidad social apropiada pero tiene 
dificultad para instrumentarla aceitada y naturalmente. 
Estos tres tipos diferentes de déficits pueden recibir capacitación en habilidades 
sociales, pero de distinto tipo (vea el Capítulo 12). 
 
La Ciencia Detrás 
Los déficits de habilidades sociales desempeñan un papel importante en los 
sistemas interpersonales perturbados, como las parejas y las familias. Aunque los 
miembros del sistema pueden conocer las habilidades apropiadas para usar, tienen 
dificultades para implementarlas de manera consistente. 
Las parejas perturbadas frecuentemente caen en pautas de comportamiento 
interpersonal poco habilidosas. Aunque pueden conocer los comportamientos 
apropiados, muestran un déficit de desempeño o habilidad en cómo interactúan 
entre sí. Gottman (1999) señala que cuatro categorías de comportamiento 
interpersonal, que denominó los "Cuatro Jinetes del Apocalipsis", predijeron el 
divorcio posterior: 
• Crítica: hacer declaraciones que implican que algo es globalmente incorrecto en 
el compañero, en lugar de abordar un comportamiento específico (por ejemplo, 
"Olvidaste pagar la factura del teléfono nuevamente. ¿Cómo pudiste ser tan 
estúpido?"). 
• Desprecio: palabras, acciones o expresiones que implican que uno es superior al 
compañero de alguna manera (por ejemplo, "Bueno, supongo que como priorizo a 
los niños más que tú, de alguna manera encontré el tiempo para ir a la fiesta de su 
escuela"). 
• Defensividad/Negar la responsabilidad o intentar evitar un ataque verbal percibido 
del compañero (por ejemplo, "¡Pero lo estoy intentando! ¡No es mi culpa! ¿Por qué 
me echas la culpa a mí?"). 
• Atrincherarse: "Salirse" de la conversación o la interacción (por ejemplo, minimizar 
las interacciones con la pareja o no participar de la conversación). 
Las familias perturbadas también pueden caer en patrones de interacción negativos. 
Un ejemplo importante es el fenómeno de la emoción expresada (Hooley, 1985; Leff 
y Vaughn, 1985) en familias de pacientes con trastornos psiquiátricos. La emoción 
expresada (que puede sonar como algo bueno, pero no lo es) se refiere a 
comportamientos interpersonales negativos por parte de los miembros de la familia. 
La emoción expresada incluye (Chambless, Bryan, Aiken, Steketee y Hooley, 1999): 
• Crítica (descripta arriba). 
• Sobre-involucración emocional: ser excesivamente intruso o sobreprotector, usar 
elogios excesivos o la culpa, mostrar reacciones emocionales exageradas o asumir 
demasiadas tareas que el paciente puede hacer. 
• Poca interacción positiva o cálida. 
El grado de emoción expresada en una familia es un fuerte predictor de recaída 
después de la hospitalización para pacientes con diversas enfermedades mentales 
como esquizofrenia, trastornos del estado de ánimo y trastornos de la alimentación 
(Butzlaff y Hooley, 1998) y también pueden predecir el mal resultado del tratamiento 
individual para el estado de ánimo y trastornos de ansiedad. Entre los adolescentes, 
la emoción expresada en la familia también parece ser un factor de vulnerabilidad 
para los síntomas externalizantes (Nelson, Hammen, Brennan y Ullman, 2003) y los 
pensamientos y conductas suicidas (Wedig y Nock, 2007). 
 
Déficits en la solución de problemas 
La solución efectiva de problemas generalmente implica (1) una orientación general 
positiva hacia la solución de problemas (por ejemplo, la creencia de que los problemas 
son una parte normal de la vida y pueden resolverse); (2) definir el problema e intentar 
entender su causa; (3) generar múltiples soluciones posibles; (4) decidirse por una 
solución; y (5) determinar si la solución fue efectiva (D'Zurilla y Goldfried, 1971). Esta 
secuencia puede salir mal de varias maneras. Un individuo puede no definir 
adecuadamente el problema, puede elegir la primera solución que se le ocurra sin 
evaluar alternativas, puede ser incapaz de decidir entre varias posibilidades, o puede 
no reflexionar sobre si las soluciones elegidas fueron realmente efectivas. 
Dependiendo de dónde se produce el déficit en la secuencia, varias conductas 
desadaptadas pueden surgir o persistir debido a los déficits de solución de problemas. 
Imagina: 
• Susana, que tiene TAG, sabe que no tendrá suficiente dinero para pagar la factura 
de electricidad este mes. Se preocupa excesivamente como una forma de seudo-
solución del problema, piensa en todas las consecuencias potencialmente 
desastrosas de no pagar la factura. Sin embargo, no genera múltiples soluciones al 
problema, sopesando los pros y los contras de cada una, ni decide un curso de acción. 
Como resultado, permanece atrapada en el ciclo de la preocupación. 
• Guillermo, que es dependiente de los otros, tiene dificultades en el trabajo. Sin 
embargo, por una mala orientación al problema (es decir, en lugar de creer que los 
problemas son normales y se pueden resolver, cree que su problema es único e 
irresoluble) en lugar de esforzarse para solucionar el problema, se desespera y no 
toma medidas adaptativas. 
 
La Ciencia Detrás 
La solución deficiente de los problemas es bastante omnipresente en los trastornos 
mentales (Thoma, Friedmann y Suchan, 2013; Tisdelle y St. Lawrence, 1986). Aquí 
se presentan sólo algunos ejemplos: 
• Las personas con esquizofrenia y trastorno bipolar agudo muestran déficits 
demostrables en la solución de problemas sociales. Generan soluciones deficiente 
menos factibles y menos probables de resultar efectivas. Tienen dificultad para 
implementar estrategias efectivas de solución de problemas en las conversaciones 
con los demás. También son menos persistentes en la defensa de su punto de vista, 
con argumentos poco claros y habilidad disminuida para negociar soluciones a los 
problemas (Bellack, Sayers, Mueser, & Bennett, 1994). 
• La depresión también puede caracterizarse por déficits en la solución de 
problemas. Una orientación negativa del problema se asocia con la desesperanza, 
la depresión y la ideación suicida (D'Zurilla, Chang, Nottingham y Faccini, 1998), y 
las personas con pobres habilidades de solución de problemas tienden a tener una 
menor autoestima y apego inseguro (Davila, Hammen, Burge, Daley y Paley, 1996). 
La capacidad de resolver un problema parece moderar la reacción depresiva ante 
acontecimientos negativos importantes (Nezu, Nezu, Sarayadarian, Kalmar y 
Ronan, 1986), así como ante las dificultades cotidianas (Nezu y Ronan, 1985). Por 
lo tanto, las personas con pobres habilidades de solución de problemas parecen 
más vulnerables a desarrollar depresión en circunstancias estresantes. 
• Los déficits en solución de problemas también se han visto implicados en el 
suicidio y la autolesión. Se identificó una orientación negativa ante los problemas 
en individuos suicidas. Llamadaslas "Tres I" (Chiles y Strosahl, 1995), esta 
orientación asume que el dolor físico o emocional es intolerable y la situación en 
que la persona se encuentra es interminable e ineludible. Los pacientes con 
ideación suicida muestran una solución de problemas menos activa que otros 
pacientes psiquiátricos (Linehan, Camper, Chiles, Strosahl y Shearin, 1987), 
generan menos de la mitad de soluciones posibles a los problemas interpersonales, 
se centran en los aspectos negativos de las posibles soluciones e implementan 
menos alternativas (Schotte y Clum, 1987). Los adolescentes suicidas o que se 
autolesionan muestran igualmente una pobre capacidad de solución de problemas 
sociales (Speckens y Hawton, 2005), caracterizada en particular por elegir 
soluciones negativas a los problemas y tener baja autoeficacia para llevar a cabo 
soluciones adaptativas (Nock & Mendes, 2008). 
• La solución de problemas, incluida la solución de problemas sociales, se deteriora 
en las parejas perturbadas. Las habilidades usuales de solución de problemas de 
la pareja se nublan por los altos niveles de afecto negativo y las distorsiones 
cognitivas, como la sobre-generalización. Por ejemplo, una conversación que 
comienza con un desacuerdo entre los cónyuges acerca de a quién le toca cuidar a 
los niños puede convertirse rápidamente en una discusión sobre cuestiones más 
grandes y potencialmente irresolubles, como el egoísmo y el amor (D'Zurilla y Nezu, 
1982). Se ha observado que las parejas perturbadas se involucran en "quejas 
cruzadas", en las que a la queja de un miembro le sigue la queja del otro, que puede 
o no estar directamente relacionada con la queja original (Gottman et al., 1977). En 
tal caso, nunca se llega a una solución real, y los problemas persisten. 
 
¿Qué hacen las conductas? 
La conducta afecta las emociones 
Nuestros comportamientos pueden tener una gran influencia en nuestras emociones. 
Por ejemplo: 
• Scott, socialmente ansioso, evita ir a fiestas o interactuar con personas que no 
conoce bien. Su comportamiento de evitación, por más que lo alivie temporalmente, 
ha contribuido al mantenimiento de su miedo. Al evitar, se priva de la oportunidad de 
recibir información correctiva sobre las interacciones sociales. 
• Isabel, que se siente triste y abatida la mayor parte del tiempo, se aísla en su 
habitación. A veces, lleva a cabo conductas autolesivas que le dan un poco de alivio 
a corto plazo de su malestar, pero que hacen que sus sentimientos empeoren a 
medida que se siente cada vez peor consigo misma. 
• Shari, que lucha con la bulimia, cae en atracones luego de los cuales siente asco y 
vergüenza de sí misma y ansiedad de subir de peso. Luego trata de compensar 
produciéndose vómitos. Aunque vomitar la ayuda a reducir su miedo al aumento de 
peso, se siente aún más avergonzada y fuera de control. 
• Betania, que tiene TOC, se lava las manos compulsivamente cuando está ansiosa 
por la contaminación. El lavado de sus manos la alivia temporalmente, pero prolonga 
su miedo porque no tiene la oportunidad de aprender que las manos sucias no son 
tan dañinas como cree. 
• Nick "explota" explota durante una discusión con Juana, le grita y da un portazo al 
salir de la habitación. Mientras lo hace, sus sentimientos de enojo solo empeoran. 
Imagina lo que les hubiera pasado a las emociones de estos pacientes si hubieran 
elegido diferentes respuestas conductuales. ¿Qué hubiera pasado si Scott hubiera 
superado su miedo e interactuaba con la gente? ¿Qué hubiera pasado si Isabel 
hubiera salido de su habitación, a pesar de sentirse triste y participara en actividades 
que le dieran una sensación de placer o logro? ¿Qué hubiera pasado si Shari, después 
de un atracón, hubiera superado sus sentimientos de asco, en lugar de vomitar? ¿Qué 
hubiera pasado si Betania no se hubiera lavado las manos, a pesar de sentírse 
contaminada? ¿Qué hubiera pasado si Nick, a pesar de sus sentimientos de enojo, 
hubiera optado por hablar con Juana de una manera calmada y amable? Con el 
tiempo, sus emociones se hubieran resuelto. Ese es uno de los principios centrales 
de la TCC: HACER MEJOR PARA SENTIRSE MEJOR. Hablaremos mucho más 
sobre este principio en la Parte II del libro. 
La Ciencia Detrás 
La investigación ha demostrado que pedirle a las personas que cambien sus 
expresiones faciales lleva a un cambio en sus estados de ánimo (Levenson, Ekman 
y Friesen, 1990). A los participantes se les dieron instrucciones específicas sobre 
qué músculos faciales mover y cómo. Por ejemplo: "(a) baje las cejas y júntelas; (b) 
levante sus párpados superiores; (c) levante el labio inferior y junte los labios" (p. 
365). A los participantes no se les dijo que imitaran ninguna emoción específica (en 
este caso, enojo). Sin embargo, cuando se les preguntó cómo se sentían, los 
participantes que hicieron esa expresión facial eran más propensos a describirse a 
sí mismos como enojados que los participantes a los que se les indicó que hicieran 
otras expresiones faciales. Del mismo modo, mostraron mayor excitación física 
relacionada con la ira: frecuencia cardíaca, conductancia de la piel (humedad) y 
temperatura de los dedos. 
También es probable que evitar un estímulo particular lo haga parecer más temible. 
En un estudio, se les pidió a los participantes que evitaran la contaminación durante 
una semana realizando conductas como tomar dos o más duchas al día, llevar 
desinfectante de manos, evitar tocar el dinero, y así sucesivamente. Después de 
una semana de estos comportamientos de evitación, los participantes informaron 
un aumento de sus temores de contaminación, así como un aumento en sus 
creencias sobre la peligrosidad de la contaminación (Deacon & Maack, 2008). En 
un estudio similar, después de una semana de realizar muchas conductas de 
seguridad relacionadas con la salud, como controlar la frecuencia cardíaca, 
consultar sitios web con información sobre salud, etc., los participantes informaron 
un aumento en la ansiedad relacionada con la salud y creencias hipocondríacas 
(Olatunji, Etzel, Tomarken, Ciesielski y Deacon, 2011). 
+++ 
Cosas que podrían molestarte acerca de esto 
A muchos de nosotros nos enseñaron que es una buena idea "desahogarse" con 
conductas agresivas inofensivas cuando nos sentimos enojados. Esta idea se basa 
en la teoría de la catarsis, que se remonta a Breuer y Freud (1893-1895). Por 
ejemplo, un popular libro de autoayuda sobre el manejo de la ira aconseja: 
Golpea una almohada o un saco de boxeo. Golpea con todo el frenesí que puedas. 
Si estás enojado con una persona en particular, imagina su rostro sobre la almohada 
o el saco de boxeo, y descarga tu ira física y verbalmente. Ejercer violencia contra 
una almohada o un saco de boxeo hará que no hagas violencia contra ti mismo 
reteniendo una ira venenosa (Lee, 1993, p 96). 
Según lo que sabes sobre la relación recíproca entre el comportamiento y la 
emoción, ¿te parece una buena o una mala idea? Sí, dijiste "mala idea", tienes 
razón. Se sabe desde hace tiempo que el comportamiento agresivo engendra enojo 
y más agresión (Bandura, 1973). Por ejemplo, cuando los participantes de una 
investigación se enojaban y luego se les daba la oportunidad de golpear un saco de 
arena, terminaban sintiéndose más enojados que los participantes que no golpearon 
un saco de boxeo (Bushman, 2002). Otra investigación, similarmente muestra que 
ese comportamiento agresivo "catártico" hacia objetos inanimados en realidad 
aumenta la probabilidad de que los participantes de la investigación se comporten 
agresiva-mente con otras personas (Bushman, Baumeister, & Stack, 1999; Geen, 
Stonner y Shope, 1975). Las emociones no son algo que "dejas escapar", como 
vomitar o ex-tirpar un tumor. Son algo que manejas de una manera saludable o no 
saludable. 
La Conducta Afecta los Pensamientos 
Los comportamientos afectan la forma en que percibimos e interpretamos las cosas. 
Es decir, actuar de cierta manera realmente puede influir en lo que piensas. Unbuen 
ejemplo de esto es el concepto de disonancia cognitiva de Festinger (1962). La idea 
básica de la disonancia cognitiva (al menos un aspecto de ella) es algo como esto: 
"Yo creo X." 
"Sin embargo, me estoy comportando de una manera Y que no es consistente con X". 
"Es incómodo creer en X y comportarme como Y". 
"Por lo tanto, estoy motivado para cambiar el comportamiento Y o, si eso es 
demasiado difícil, para cambiar la creencia X". 
Imagine todas las formas en que la disonancia cognitiva podría moldear nuestras 
creencias y actitudes. Por ejemplo: 
"Creo que soy una persona decente". 
"Sin embargo, me estoy involucrando en comportamientos indeseables, lo cual no es 
consistente con la creencia de que soy una persona decente". 
"Es incómodo creer que soy una persona decente y, sin embargo, participar en 
conductas indeseables". 
"Por lo tanto, estoy motivado ya sea para participar en menos comportamientos 
indeseables o, si eso es demasiado difícil, para creer que soy menos decente o para 
convencerme de que mis comportamientos indeseables estaban justificados y, por lo 
tanto, no tan indeseables". 
O. . . 
"Creo que las personas son básicamente buenas". 
"Sin embargo, me estoy comportando de forma agresiva, lo que no es consistente con 
la creencia de que las personas son básicamente buenas". 
"Es incómodo creer que las personas son básicamente buenas y actuar 
agresivamente". 
"Por lo tanto, estoy motivado para actuar menos agresivamente o, si eso es 
demasiado difícil, creer que las personas son menos buenas, o convencerme de que 
mi comportamiento agresivo estaba justificado (por ejemplo, la víctima se lo merecía)". 
O incluso. . . 
"Creo que el mundo es básicamente seguro". 
"Sin embargo, me estoy comportando de una manera evitativa, lo que no es 
consistente con la creencia de que el mundo es básicamente seguro". 
"Es incómodo creer que el mundo es básicamente seguro y, sin embargo, se 
comportarse de manera evitativa". 
"Por lo tanto, estoy motivado para comportarme de una manera menos evitativa o, si 
eso es demasiado difícil, creer que el mundo es menos seguro, o quizás convencerme 
a mí mismo de que realmente no estoy evitando y que mi comportamiento es 
perfectamente normal". 
Quizás te sorprenda que podamos ajustar nuestras creencias a nuestro 
comportamiento. Pero pasa todo el tiempo. Cambiamos lo que pensamos de acuerdo 
con nuestra conducta. Nuestro comportamiento ejerce una poderosa influencia (que a 
menudo desconocemos) sobre cómo nos vemos a nosotros mismos, a otras personas 
y al mundo, para bien o para mal. 
La Ciencia Detrás 
A menudo adaptaremos nuestras creencias para que se ajusten mejor a nuestros 
comportamientos. En un estudio de disonancia cognitiva, a los participantes de la 
investigación se les mostraron dos ítems y luego se les pidió que eligieran solo uno 
para llevarse a casa. Sus calificaciones de la deseabilidad de los artículos que 
eligieron aumentaron posteriormente mientras sus calificaciones de la conveniencia 
de los artículos que no eligieron, disminuyeron Brehm, 1956). Gustar de algo que 
uno rechazó es incómodo, y como no pudieron cambiar el comportamiento, 
cambiaron la creencia. 
Las novatadas en la universidad u otras organizaciones son un buen ejemplo del 
funcionamiento de la disonancia cognitiva. Cuanto más sufrimos para entrar en una 
organización, más tendemos a valorarla (Keating et al., 2005). Y cuanto más nos 
"ofrecemos" como voluntarios para la novatada, mayor es la disonancia, y más nos 
motivamos a resolver esa disonancia, ya sea minimizando los aspectos negativos 
de las novatadas (por ej., "No fue degradante, ¡fue divertido! "), sobrevalorando al 
grupo (por ejemplo," Pertenecer a este grupo es tan valioso que vale la pena sufrir 
para poder ser parte de él"), o ambas. En algunos experimentos clásicos, los 
participantes que se sometieron a una inducción vergonzosa encontraron que los 
miembros del grupo eran más atractivos que los participantes que experimentaron 
una inducción leve (Aronson & Mills, 1959), y los participantes sometidos a 
descargas eléctricas intensas durante la iniciación en un grupo exhibieron mayor 
gusto por su grupo, que aquellos que recibieron un choque leve (Gerard & 
Mathewson, 1966). Nuestras creencias se ven fácilmente influidas por lo que 
estamos haciendo, mientras tratamos de explicarnos a nosotros mismos 
 
Otra forma en que el comportamiento afecta los pensamientos es mediante los 
comportamientos desadaptados que permiten que persistan las creencias 
inadaptadas. Como ejemplo, veamos a Betania, que tiene TOC. Una de sus creencias 
obsesivas es que se contaminará y contraerá una enfermedad. Como se muestra en 
la Figura 2.4, su respuesta conductual evitar todo lo que ve "sucio" y lavarse las manos 
una y otra vez fortalece su creencia de que corre el riesgo de morir de una 
enfermedad. Que ella no muera parece demostrarle que la evitación y el lavado eran 
necesarios. En esencia, sus comportamientos han creado una situación en la que no 
puede aprender nada diferente. En realidad, ella no habría muerto porque dejara de 
evitar y lavarse, pero nunca lo sabrá si no cambia su comportamiento. 
 
 
Figura 2.4 Las relaciones recíprocas entre los pensamientos y las conductas de 
Betania 
Imagine, solo por un momento, qué pasaría si Betania adoptara una respuesta 
conductual diferente. Digamos que no evite tocar cosas que parezcan sucias y no se 
lave excesivamente las manos. ¿Qué pasaría? Para empezar, podríamos predecir 
que se sentiría más ansiosa. ¿Pero entonces qué? Lo más probable es que se diera 
cuenta de que no se estaba muriendo. Sus creencias comenzarían a cambiar. 
Mientras eso sucedía, probablemente se daría cuenta de que se iba sintiendo menos 
ansiosa. Ella habría llevado a cabo la acción opuesta: comportarse de una manera 
que tiene el potencial de refutar sus creencias, en lugar de confirmarlas. 
Cosas que podrían molestarte acerca de esto 
Estamos acostumbrados a pensar que el comportamiento es el resultado final de 
algo. Tiene sentido, ¿verdad? Encaja con la mayoría de las formas comunes de 
pensar sobre el comportamiento, y algunas veces se lo ha machacado durante 
nuestro entrenamiento. Puede ser difícil pensarlo de otra manera. 
Señalamos un diagnóstico como la causa del comportamiento patológico. Esa 
persona intentó suicidarse porque tiene depresión. Esa persona está bebiendo 
porque es alcohólica. Esa persona se cortó porque tiene un desorden límite en la 
personalidad. Esta forma de pensar se basa en un modelo médico, en el que existe 
una enfermedad subyacente (por ejemplo, depresión) y el comportamiento (por 
ejemplo, intento de suicidio) es un síntoma de esa enfermedad. Pero esa no es 
realmente la forma en que funcionan los diagnósticos psiquiátricos, que son 
puramente descriptivos: describen grupos de problemas emocionales, cognitivos y 
conductuales, pero no son estados patológicos que "causan" comportamientos. 
Incluso cuando salimos del diagnóstico, a menudo pensamos en los problemas de 
los pacientes como si fueran un proceso lineal. Por ejemplo, algunos argumentarían 
que el orden es el siguiente: pensamiento → emoción → comportamiento. Es decir, 
los pensamientos causan emociones y las emociones causan comportamientos. 
Pero no siempre es así. En este capítulo, vimos que todas las relaciones dentro del 
proceso patológico nuclear son recíprocas. Sí, los pensamientos y sentimientos 
pueden influir en el comportamiento, pero el comportamiento también puede influir 
en los pensamientos y sentimientos. Esta cuestión será importante para nosotros 
más adelante, porque veremos que muchas de nuestras intervenciones se centran 
en cambiar el comportamiento para ayudar al paciente a sentirse mejor. 
Entonces, ¿la adicción al alcohol causa beber? En parte, pero beber es también el 
principal factor de mantenimiento en la adicción al alcohol. ¿Los pensamientos y 
sentimientos depresivos causan intentos de suicidio? En parte, pero los intentos de 
suicidiotambién mantienen los pensamientos y sentimientos depresivos. ¿La 
desregulación emocional y el pobre autoconcepto de la personalidad límite causan 
las autolesiones? En parte, pero cortarse también mantiene esa desregulación 
emocional y pobre autoconcepto. 
La conducta afecta lo que le sucede a la persona 
Entonces, vemos que dentro del proceso patológico nuclear, el comportamiento 
inadaptado afecta tanto a las emociones como a los pensamientos. Los 
comportamientos inadaptados también tienen otros efectos negativos (ver Figura 2.5). 
Primero, el comportamiento afecta la experiencia de las contingencias de la persona, 
como ya se vio. Cristina, nuestra paciente deprimida, cree que no es digna de amor y 
que a nadie le gusta. Entonces se mete en la cama o se acuesta en el sofá y pasa el 
día en casa sola. No ha habido un refuerzo real (Ferster, 1973; McDowell, 1982) en 
su día. Cristina no recibe ningún refuerzo por salir y estar activa y, por lo tanto, 
tampoco es muy probable que salga al día siguiente. La ausencia de refuerzo positivo 
en la vida se ha identificado como un factor de mantenimiento importante de la 
depresión (Lewinsohn, 1974). A medida que Cristina se aísla más y más, pierde 
contacto con los demás y algunos de sus amigos se alejaron. Algunas de las personas 
con las que aún habla pueden reaccionar negativamente a ella (Coyne, 1976). De 
modo que la interacción social se vuelve menos reforzadora para y potencialmente 
más punitiva, y cada vez es menos probable que interactúe con los demás (y tampoco 
sería sorprendente saber que el comportamiento de Cristina también influyó en sus 
pensamientos: cuanto más tiempo pasaba sola, más se convencía de que era 
desagradable y nadie querría pasar tiempo con ella). 
 
 
Figura 2.5 Efectos de la Conducta 
Imagine lo que hubiera sucedido si, en lugar de estar tumbada en su apartamento, 
Cristina saliera e interactuara con la gente. Ella podría encontrarse con algunas 
personas amistosas, que sonreirían y serían amables con ella. Esas pequeñas 
experiencias reforzarían el comportamiento de Cristina, potencialmente levantando su 
ánimo y haciéndola más propensa a volver a salir al día siguiente. 
Los comportamientos también pueden causar que ocurran acontecimientos 
desagradables adicionales. Esto a menudo se pasa por alto. Pasamos tanto tiempo 
examinando cómo el paciente reacciona a su entorno que a veces no prestemos 
atención a cómo el paciente influye en su entorno. Por ejemplo, considere a nuestra 
paciente Juana, cuyo matrimonio con Nick está en problemas. Un día, ella llega a 
casa, y Nick la mira en una forma que ella considera extraña. Su respuesta conductual 
influirá enormemente en cómo será el resto del encuentro. En este ejemplo, le lanza 
a Nick una mirada agresiva y sale de la habitación sin decir nada. El circuito se han 
puesto en marcha, y no será agradable. No sabemos cuáles fueron las intenciones de 
Nick al comienzo de este encuentro, pero después de la respuesta conductual de 
Juana de mirarlo airadamente y salir de la habitación, es buena apuesta que los 
próximos comportamientos de Nick hacia Juana serán hostiles. Imagina lo que hubiera 
sucedido si Juana hubiera elegido una respuesta conductual diferente. Si hubiera 
ignorado el desaire percibido en la expresión facial de Nick y en su lugar lo hubiera 
saludado o le hubiera preguntado qué le pasaba en forma no confrontativa, las 
siguientes conductas de Nick probablemente hubieran sido más placenteras. 
Entonces vemos que los comportamientos influyen en las emociones, permiten que 
las creencias negativas persistan y cambian lo que le sucede a la persona. Hemos 
analizado algunos de nuestros pacientes en detalle, pero pautas similares están 
presentes en todos ellos. Por ejemplo: 
• Scott evita interactuar con personas a las que no conoce bien. Cuando interactúa, lo 
hace de manera poco habilidosa. Estos comportamientos exacerban su miedo porque 
mantienen su predicción de que se pasará terrible vergüenza, lo llevan a que evitar 
sea reforzante, lo privan del refuerzo de la interacción social y se traducen en una vida 
social mínima. 
• Ana evita ir a lugares concurridos, conducir sola y permitir que su ritmo cardíaco se 
acelere. Estos comportamientos aumentan su miedo a dichas actividades o 
situaciones, mantienen su creencia de que corre el riesgo de tener un ataque al 
corazón, la llevan a que evitar sea reforzante y hacen que su vida sea cada vez más 
restringida. 
• Blaise usa drogas cuando se siente aburrida o mal, o cuando tiene anhelo por la 
droga. Ese comportamiento mantiene su creencia de que el uso es la única forma en 
que puede sentirse mejor, hace que dependa de las drogas como reforzador y la pone 
en situaciones cada vez más desagradables y peligrosas. 
• Guillermo, quien es interpersonalmente dependiente y experimenta dolor crónico, 
deja en manps de su esposo todas las tareas domésticas y la toma de decisiones. Ese 
comportamiento lo hace sentir aún más abatido y fortalece su creencia de que es 
incompetente y frágil. No obtiene refuerzos por hacer cosas por sí mismo. 
Note que muchas de las conductas desadaptadas de los problemas psicológicos 
tienen algún beneficio en el corto plazo y consecuencias adversas a largo plazo. Como 
se muestra en la Figura 2.6, la respuesta conductual de Cristina de irse a la cama y 
quedarse sola en casa tiene como resultado que disminuir la interacción social y el 
potencial de experiencias sociales positivas, lo que probablemente contribuirá a que 
persista la tristeza. Su respuesta conductual también sirve para fortalecer su creencia 
de que ella no vale nada y que no es digna de ser amada; después de todo, ella pasará 
otra noche sola en casa, lo que parece confirmar sus creencias. Y así sigue el círculo 
vicioso. 
Note también que en muchos (aunque no en todos) los casos, más allá del diagnóstico 
psiquiátrico, los pacientes se comportan de una manera que crea una profecía 
autocumplida. Es la naturaleza humana hacerlo. Tendemos a suponer que nuestras 
creencias son correctas, por lo que nos comportamos en consecuencia, lo que a su 
vez crea cambios en nuestro entorno. Interpersonalmente, nuestro comportamiento 
ejerce una influencia sobre las otras personas para que actúen de manera coherente 
con nuestras creencias y expectativas (Curtis & Miller, 1986; Strupp & Binder, 1984). 
Entonces Cristina se comporta de una manera que parece afirmar, en lugar de refutar, 
sus creencias acerca de cuán no queriblel y sin valor es. Ella se ha retraído de sus 
amigos y familiares y actúa de una manera que otros consideran negativa y pesimista. 
Como resultado, las personas no quieren pasar tanto tiempo con ella y reaccionan con 
menos simpatía hacia ella, lo que coincide con las creencias de Cristina sobre sí 
misma. Juana interpreta la expresión facial de Nick como un signo de hostilidad, por 
lo que responde de manera similar, lo que desencadena un ciclo de maldad que, en 
su mente, sirve para confirmar su creencia. 
 
 
Figura 2.6 Los efectos de la conducta de Cristina 
 
Lo Esencial 
-Las conductas (actos motrices) son desadaptadas cuando deterioran el 
funcionamiento de la persona o su calidad de vida. 
-Las conductas desadaptadas pueden categorizarse en excesos conductuales, 
déficits conductuales y repertorios conductuales deficientes. 
-Las conductas son influidas por nuestros pensamientos y emociones. 
-Las contingencias ejercen una ponderosa influencia en la adquisición y 
mantenimiento de las conductas. Las contingencias que conducen a los excesos 
conductuales son el refuerzo y el escape. Las que conducen a deficits conductuales 
son el castigo y la penalización. 
-Las contingencias pueden ser continuas o intermitentes y tienen efectos diferentes 
sobre la conducta. 
-La extinción puede resultar en déficits conductuales. 
-El aprendizaje de la evitación puede resultar en excesos o déficits conductuales. 
-La conducta puede verse influida por el modelado. 
-La conducta puede verse influida por

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