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Capítulo 2 La evaluación de la identidad de género en mujeres mayores Aportes del Test de Apercepción Temática Teresa A. Veccia y Sandra N. Eguidazu I. Introducción El propósito de este capítulo es invitar al lector a descubrir el valor de las Técnicas Proyectivas Temáticas como instrumentos cualitativos idóneos para explorar y comprender la construcción de la identidad de género y algunas problemáticas puntuales ligadas a ella (miedos, ansiedades, conflictos, deseos etc.), que se manifiestan durante la última etapa evolutiva del desarrollo de la mujer. Una rápida mirada en diferentes sociedades occidentales nos muestra que la idea de la vejez ha sido acompañada por sentidos peyorativos y devaluativos, y que los mismos adoptan modalidades diferentes según el género. Esta imagen negativa hacia la mujer vieja es producto de un proceso de construcción que se origina en identificaciones establecidas en los primeros años de la infancia, a partir de la interacción con personas significativas del entorno familiar, y continúa luego a lo largo de la vida en razón de los procesos de subjetivación en los que influyen los ideales y estereotipos culturales del grupo social de pertenencia. Es interesante señalar que las técnicas narrativas nos brindan información acerca de cómo estos fenómenos que venimos describiendo inciden sobre la percepción del mundo externo, de las relaciones interpersonales y sobre la autopercepción. Con este objetivo hemos seleccionado dos ejemplos que provienen de una prueba piloto con mujeres de 70-80 años de edad, a las que se les ha administrado una entrevista semidirigida (en profundidad), y una selección de láminas del Test de Apercepción Temática (TAT) de Murray. II. Marco teórico A. La construcción de un marco teórico para las técnicas narrativas Desde la publicación de su versión final en 1943 y a través de numerosas investigaciones posteriores realizadas a lo largo de casi 70 años, se ha demostrado que el TAT es un instrumento de gran valor para comprender los aspectos idiosincrásicos de la personalidad, el funcionamiento del Yo y la dinámica interpersonal. Podríamos decir que el TAT debe su permanencia como instrumento de alto estatus clínico, al hecho de que su foco de investigación consiste en comprender en profundidad la manera en que cada ser humano construye sus significados particulares al narrar a otro sus vivencias. Esta característica, exclusivamente humana y universal, es precisamente la que destaca Phebe Cramer (1996), una de las más conspicuas estudiosas de la técnica, al fundamentar su enfoque de estudio y abordaje interpretativo de la misma. Según esta autora, el TAT puede ser considerado como un instrumento cualitativo por excelencia que aporta una mirada opuesta al tradicional paradigma positivista imperante en el mundo científico. Desde este punto de vista no se trataría de contentarse con los aspectos manifiestos o superficiales que los relatos de las láminas TAT evocan, ni tampoco considerar las historias como “ventanas” para descubrir un pasado autobiográfico, histórico, o como “Rayos X” que revelaran automáticamente el inconsciente de su autor/a (Cramer, 1996, p. 28-29). La idea de que el narrador construye su propia historia, su propio “mundo”, en el diálogo con otros, puede implicar también otra dirección a esta búsqueda de sentido: la de dirigir esfuerzos para explicarse y afrontar actuales y nuevas experiencias. De allí el interés por encontrar ejes o líneas subyacentes en las construcciones narrativas que revelen el sentido otorgado a la experiencia por el propio narrador. B. El origen y desarrollo del enfoque narrativo El valor de las narraciones ha sido considerado desde el origen de nuestra cultura. Se debe a Aristóteles en su obra sobre la Poética (344 a. C.), el primer aporte a la comprensión del fenómeno de la creación artística. En esta breve obra el pensador no se refiere únicamente a la poesía sino que extiende su análisis a diferentes géneros literarios. Aristóteles postula todo arte como “mimesis”, no solo imitación sino representación de las acciones humanas en un espacio diferente al que ocurren. El “poeta” es, ante todo, un representador de la acción humana y quien le agrega un valor por medio del cual ella asume un carácter “estético”. Propone la tragedia como paradigma de todo arte literario y analiza ciertos principios constructivos: “Toda tragedia puede dividirse en dos partes: una que concierne al nudo (complicación) y otra que toca al desenlace. El nudo de la tragedia suele integrarse por sucesos extraños a ella y por algunos otros sucesos que le son propios: mientras que el resto es lo que corresponde al desenlace. Con el término ‘nudo’ o ‘complicación’ designo todo aquello que se extiende desde el inicio mismo de la acción hasta el punto de desvío (cambio de fortuna), por ejemplo cuando se pasa de la dicha al infortunio; y con el término “desenlace” o “resolución” designo todo aquello que se extiende desde aquel momento de inversión hasta el final mismo de la obra” (Aristóteles, Cap. XVIII). Por otro lado, el concepto de “catarsis”, entendida como la expurgación de los sentimientos de temor y compasión que suscita la tragedia, constituye la expresión culminante de todos los procedimientos artísticos descritos en la obra del filósofo. Pero, ¿es la narración un recurso privativo de los artistas? Según Irene Klein (2007) la narración es uno de los diferentes modos de organizar el discurso que poseen las personas. Constituye una modalidad cognitiva, una forma de representarse el mundo y de darle sentido, y de vincularse el sujeto con los que lo rodean. Esta actividad no es ingenua, puesto que le permite al narrador influir a través de los sentimientos que su relato provoca, en las opiniones, creencias y valores de quien lo escucha o lo lee. Desde la teoría de la narratología que dicha autora nos propone (Klein, 2007, p. 68-70), resultan interesantes algunas preguntas que orientan al encarar el análisis de los relatos: 1) ¿Cuál es la historia que se cuenta? 2) ¿Cómo se cuenta la historia? Respecto de la primera interrogación, Klein señala la necesidad de considerar los núcleos presentes en la construcción del relato y establecer entre ellos no solo una relación cronológica, sino fundamentalmente lógica y causal, es decir, un hecho es causa o consecuencia de otro; una determinada acción es siempre una reacción del personaje a cierto hecho o acción. Otra pregunta orientadora del análisis es la que apunta a descubrir si existen en el relato suficientes indicios para comprender la psicología del personaje, o si estos son insuficientes y no nos permiten inferir de quién se trata, cómo es, qué piensa, qué siente, etc. En relación a la segunda interrogación que se refiere a las decisiones que ha tomado el autor del relato para construirlo, nos parecen relevantes las siguientes preguntas-guía: ¿Qué marco temporal ha elegido? ¿Cómo es el ritmo del relato? ¿Es vertiginoso y en pocas líneas avanza en el tiempo, o es lento y demorado y abunda en detalles? ¿El narrador se detiene para representar la acción a modo de escena? ¿Qué acciones elige representar y por qué las elige? ¿La acción se detiene para considerar el contexto, el escenario, sus personajes, etc.? ¿Qué efecto de sentido construye? Finalmente y sin pretender abarcar todas las interesantes dimensiones que la obra de esta autora nos presenta para abordar el estudio de las narraciones, tomaremos dos aportes más que consideramos valiosos para el desarrollo de nuestro marco conceptual y recomendaremos al lector interesado la lectura completa de la obra. 1. La autora plantea la importancia del aporte de la Psicología y, en especial, de las teorías cognitivas que consideran el relato como un sistema de reglas formales que permitirían descubrir unaregularidad en la estructura de las historias. Este enfoque relaciona la estructura del relato con un tipo de estructura mental y un mecanismo de procesamiento de la información. 2. Desde el punto de vista de la lingüística textual el uso del relato en la vida cotidiana es anterior al de la literatura, es una mediación simbólica a la que recurre el humano para contar sus experiencias personales, sus recuerdos, los acontecimientos sociales, etc. Para que haya relato se requiere una representación de una secuencia de acciones y una puesta en intriga que otorgue sentido a dicha sucesión de acciones en el tiempo. Pero, además, la narración es un acto de habla que tiene una intencionalidad, y que se basa en un principio dialógico: está orientada hacia otro, hacia un destinatario, apela a un interlocutor que deberá llenar los blancos y vacíos que deja el relato y completarlos de acuerdo con las exigencias de verosimilitud del mundo representado. La capacidad narrativa es tanto una función psicológica como lingüística. Y, como tal, solo puede desarrollarse en el marco de las interacciones sociales. C. El aporte de Jerome Bruner Se debe a Bruner el planteo acerca de que la construcción del pensamiento reco - noce dos modalidades: una es la modalidad narrativa-interpretativa a través de la cual se organiza la experiencia y se construye la realidad; la otra es la lógico-cien- tífica o paradigmática que intenta verificar las proposiciones acerca de cómo es la vida (Bruner, 1986,1990, 2013). La herencia biológica fija los límites al desarrollo humano, pero aun impuestos estos límites es posible sobrepasarlos a través del moldeamiento que la cultura ejerce sobre la vida y la mente humanas. Dicho moldeamiento opera por medio de los sistemas simbólicos, el lenguaje, la modalidad discursiva, las formas lógica y narrativa de la explicación, y los patrones de la vida comunitaria, que son interdependientes (Bruner, 1990). Señalaremos a continuación algunas de las características prioritarias que Bruner atribuye a las narraciones y que serán también útiles para aplicarlas posteriormente al estudio de las historias del TAT. 1) Las narraciones son secuenciales: constan de una sucesión singular de sucesos en los que participan seres humanos o actores. Los actores expresan diversos estados mentales. El significado de las narraciones está dado por el lugar que ocupan las distintas secuencias narrativas en la configuración total o trama. Para comprender una narración tenemos que captar la trama que da sentido a los componentes del relato. Pero la configuración de la trama viene a su vez dada por la secuencia de los aconte cimientos. Siguiendo la tradición aristotélica, Bruner plantea que los personajes de una narración se ven envueltos en situaciones que cambian, y a las que reaccionan. Estos cambios revelan aspectos ocultos de las situaciones o los personajes que dan lugar a la situación problemática. En toda narración hallamos un punto de desvío (“turning point”) que está indicado como el hecho a partir del cual se modifica la dirección y el sentido del relato. 2) Las narraciones pueden ser "reales” o "imaginarias: los relatos no están determinados por la verdad o falsedad de sus enunciados sino por la coherencia y verosimilitud de las secuencias que constituyen la trama. “Interpretamos las historias por su verosimilitud, por su parecido con la verdad, o por su parecido con “la vida” [...] Con las interpretaciones narrativas los seres humanos negocian y renegocian significados” (Bruner, 1990, p. 75). Este es, para Bruner, uno de los logros más sobresalientes del desarrollo humano. 3) En la narración se elaboran relaciones entre hechos que son "excepcionales" y hechos que son corrientes. Como se sabe, toda cultura posee elementos canónicos, normas, estereotipos, etc., pero también dispone de un conjunto de procedimientos de interpretación que permiten adjudicar un significado a los hechos “no esperables” en función de las creencias preestablecidas: “La función de la historia es encontrar un estado intencional que mitigue o, al menos, haga comprensible la desviación respecto del patrón cultural canónico” (Bruner, 1990, p. 61). Por otro lado, las narraciones expresan los valores. El narrador adopta siempre una postura moral, incluso cuando se opone a toda postura moral. 4) La narración posee un carácter dramático: en ella existen actores, acciones, escenarios, metas, instrumentos y un problema a resolver. Cualquier desequilibrio entre los elementos que forman parte de la narración constituye un problema. 5) En las narraciones existe un "paisaje dual": no solo se describen hechos o acciones sino también los estados mentales de los personajes. La narración media entre el mundo canónico de la cultura y el mundo idiosincrásico de las creencias, valores y esperanzas de cada narrador. A partir de su narración, el autor puede decidir conservar recuerdos o bien alterar el pasado. 6) Las narraciones son una manera de usar el lenguaje, dependen de las metáforas, las metonimias, las sinécdoques, etc. D. Identidad de Género, su construcción y las representaciones sociales El concepto de identidad se debate constantemente dentro del campo de las ciencias sociales. Distintas teorías psicológicas, psicoanalíticas, sociocognitivas y del aprendizaje social, se ocupan de la identidad de género, intentando dilucidar esta noción. Casi todas coinciden en plantear la existencia de mecanismos que facilitan la adquisición de roles sociales, a partir de una internalización de la “norma social” a través de la cultura parental, en torno a la cual se articula el desarrollo infantil. Teorías cognitivas afirman la existencia de esquemas cognitivos que guían la percepción e interpretación de la experiencia y la realidad en que vive una persona. La génesis de los esquemas se apoya en una importante dimensión sociocultural que refuerza la formación de la identidad de género con criterios de deseabilidad social, los cuales influyen en el procesamiento de información relevante para el yo. La identidad del yo debe entenderse como la expresión de dinámicas internas y externas al sujeto y toda explicación sobre los procesos identitarios debe articular sus componentes singulares y colectivos. La identidad del yo es un producto que se gesta en el proceso de socialización para dar consistencia y continuidad a las experiencias, en un primer momento, a partir de generalidades simbólicas que extrae el sujeto del sistema social en que vive, y, posteriormente, a través de un proceso de progresiva diferenciación e individuación que le permite establecer una creciente independencia frente a los sistemas sociales a la hora de legitimar e integrar sus actos. Para la teoría psicoanalítica la representación de la diferencia sexual juega un papel esencial en la diferenciación entre el yo y la alteridad. La temprana instauración de la categorización sexual en la formación de la identidad y la subjetividad sugiere que aquella funciona como un principio organizador universal del psiquismo. Según Freud, la condición asexuada de los seres humanos, la constatación de la diferencia sexual y los procesos identifi- catorios que realizan niños y niñas son básicos en la emergencia y desarrollo del psiquismo. Los componentes simbólicos de la identidad, a los que se accede por identificación con expectativas parentales, una vez internalizadas se transforman en “Ideales del yo” y motivan al sujeto en su desarrollo. La familia potencia relaciones que favorecen esos procesos intrapsíquicos en los que la pertenencia sexual, la propia identidad sexual/genérica delimitarán esferas personales y sociales de actividad. Los procesos de culturalización y socialización secundaria se intensifican con la integración de niños y niñas en microcomunidades comola escuela, que junto a los medios de comunicación, la literatura, facilitan el aprendizaje de roles y el acceso al imaginario cultural de la sociedad. Freud distinguió sexualidad de genita- lidad: etimológicamente el vocablo geni- talidad proviene del latín gener-genus que designa nacimiento, origen, clase. Significa engendrar, procrear, parir. Sexualidad alude a una serie de excitaciones y actividades presentes ya en la infancia que producen placer y no se pueden reducir a una mera necesidad fisiológica. La organización pregenital (en la cual las pulsiones parciales oral, anal, fálica, se encuentran ligadas a una zona erógena) se modifica en la pubertad, momento a partir del cual se unifican las pulsiones parciales subordinándose bajo el primado de los genitales. Hoy se cuestiona desde distintos ámbitos la temática del género. El género es un atributo esencial aplicable a una pluralidad de seres que difieren entre sí específicamente de un modo más amplio. El término género designa una clase, una familia, un grupo que presenta signos de pertenencia. A partir del siglo XX, el término género designa otra realidad. Se busca diferenciar el sexo en su sentido anatómico de la identidad en sentido social o psíquico. Así el género pasó a representar un conjunto de creencias y sentimientos ligados a la identidad sexual. A diferencia de sexo, que hace referencia a la organización anatómica del hombre o de la mujer. Esta propuesta fue seguida por quienes consideran que el sexo es una construcción cultural y como tal aprendida y elegida (género) pero sin ninguna relación con lo biológico, no dado ni heredado. En ese sentido la sexualidad no está ceñida a los órganos genitales, todo el cuerpo es sexuado. Las costumbres, actitudes y valores de una cultura modelan profundamente la vivencia de la sexualidad. La identidad no es un concepto freudiano, aunque el fenómeno de la identificación sea el sostén o el productor de lo que entendemos por identidad. En la construcción de la identidad de un individuo, cobra importancia la dinámica social presente en una cultura, unida a las elaboraciones personales y a la experiencia e interpretación subjetiva. Estos factores afectan la forma de percibir el mundo vías relaciones del sujeto con su entorno, además de las limitaciones y posibilidades colectivas y personales, tanto de los hombres como de las mujeres. En el interior de una misma cultura se suelen realizar diversas categorizaciones de los sujetos en función de atributos semejantes como: orientación política, religiosa, clase social o sexo biológico, entre otros, de forma tal que cada uno de estos grupos van a formar estructuras conceptuales, costumbres, creencias que son compartidas por sus miembros y que los diferencian de otros, aun hallándose en el mismo contexto. Durkheim (1898) afirmaba que el individuo, producto del estado de dependencia en que se encuentra, recibe de la sociedad todo lo que necesita generando un sentimiento muy fuerte de pertenencia. El hecho de sentirse parte de un grupo e identificarse con este, es un aspecto fundamental de la vida de los individuos en sociedad. Las teorías cognitivas postulan que en cada grupo humano existe un conjunto organizado de cogniciones relativas a un objeto o a una realidad, que son compartidas por sus miembros. Para Durkheim (1898) las representaciones colectivas son formas de conocimiento o ideación construidas socialmente y que no pueden explicarse como epifenómenos de la vida individual o recurriendo a una psicología individual. Moscovici (1981) reformula el concepto durkheimniano “representación colectiva” en términos psicosociales. Las representaciones sociales no son solo productos mentales, sino que son construcciones simbólicas que se crean y recrean en el curso de las interacciones sociales; no tienen un carácter estático ni determinan inexorablemente las representaciones individuales. Tienen un carácter dinámico, son definidas como maneras específicas de entender y de comunicar la realidad e influyen a la vez que son determinadas por las personas a través de sus interacciones. El propio Moscovici las define como un “conjunto de conceptos, declaraciones y explicaciones originadas en la vida cotidiana, en el curso de las comunicaciones interindividuales. Equivalen, en nuestra sociedad, a los mitos y sistemas de creencias de las sociedades tradicionales; puede incluso afirmarse que son la versión contemporánea del sentido común” (Moscovici, 1981, p. 181). Estas formas de pensar y crear la realidad social están constituidas por elementos de carácter simbólico, no son solo formas de adquirir y reproducir el conocimiento, sino que tienen la capacidad de dotar de sentido a la realidad social. Su finalidad es la de transformar lo desconocido en algo familiar. Este principio de origen motivacional tiene un carácter universal, y cumple dos funciones “orden y comunicación”. Según D. Jodelet (1984), las representaciones sociales son una forma de conocimiento socialmente elaborado y compartido, orientado hacia la práctica y que concurre a la construcción de una realidad común a un conjunto social, realidad que se encuentra en permanente proceso de construcción y reconstrucción. Desde hace algunas décadas, diversos estudios problematizaron saberes legitimados acerca de los lugares asignados a mujeres y varones en los discursos sociales. Nos resulta interesante considerar, a la hora de evaluar la identidad de género, el carácter socio-histórico-cultural de las representaciones existentes sobre los géneros. Esa noción nos permite derribar toda perspectiva esencialista y ahistórica, desnaturalizando dicha legalidad. Flores (2001) afirma que el sistema de género, en tanto que reglamenta la diferencia de roles entre los sexos, no puede existir separado de las prácticas sociales que ambos sexos reproducen. Las creencias sobre lo masculino y lo femenino no derivan de factores biológico- evolutivos, sino que responden a unas construcciones sociales variando de un contexto a otro. En un proceso continuo la cultura ha determinado y perpetuado el comportamiento de hombres y mujeres en el interior de la comunidad, comportándose como vehículo transmisor de reglas que no han sido expresadas formalmente, pero que conforman un sistema de género enmarcado en el patriarcado y arraigado en el obrar colectivo. Cada individuo se convierte en mujer o en hombre mediante un proceso que incluye la interrelación con discursos, ideologías y prácticas sociales. El constructo identidad de género es entendido como un sistema de creencias mediante el cual el ser humano elabora y significa el “ser” y “estar” en el mundo como hombre o como mujer, es un sistema de regulación social. Butler (1990) define al género como “un sistema de discursos, prácticas sociales y relaciones de poder dan contenido especifico al cuerpo sexuado, a la sexualidad y a las deferencias físicas, socioeconómicas, culturales y políticas entre los sexos en una época y en un contexto determinado”. Cabe mencionar que la división de las funciones sociales y del trabajo, acentuado durante la Revolución Industrial del siglo XIX, es en gran parte responsable del sistema de creencias sobre el género, de los estereotipos sexuales, y de las identidades femeninas y masculinas que conocemos hoy. La división del trabajo da forma a ciertas normas que determinan funciones y roles, que generan una segmentación de la sociedad en dos mundos: ámbito de lo público y ámbito de lo privado. Durkheim (1967) consignó una clara diferenciación de roles que se han de asumir en cada espacio. El ámbito de lo privado se refiere específicamente a la vida del sujeto en torno a las personas más allegadas a él, es decir, a su familia, pareja, hijos y actividades que realiza con ellos. En el ámbito de lo público engloba lasobligaciones sociales y laborales del individuo, especialmente aquellas relacionadas con su ocupación profesional. Entendiéndose la importancia en el ámbito privado de las relaciones afectivas que se generan en su interior y establece un sistema de apoyo social afectivo. Mientras que el espacio público gira entorno a los logros que se obtienen en términos profesionales, económicos, laborales, etc. Podríamos decir que el género como conjunto de referencia es una forma primaria de relaciones significativas de poder que estructura la organización de las relaciones sociales y la percepción simbólica de las mismas. E. Evaluación de la identidad de género en mitos y narraciones Robert May (1996) fue uno de los primeros investigadores en focalizar su interés por la evaluación de la identidad de género. Si bien sus trabajos fueron publicados en las décadas del 70 y del 80 y podrían considerarse hoy desactualizados, creemos que su valor radica en la sistematicidad con que aplicó el enfoque narrativo para la interpretación del TAT. Para ello llevó adelante investigaciones empíricas, tanto transversales como longitudinales, comparando muestras de sujetos de distinto género y edades. El concepto de fantasía ocupa un lugar central en su enfoque, planteando que es a través de ella que los seres humanos interpretan los sucesos de la vida y los decantan en vividos cuadros o escenas que sirven de guías para futuras acciones. En esta concepción de la fantasía se incluyen las motivaciones, las emociones y los conflictos. De modo que la estructura de la fantasía se vuelve semejante a la de la narración. En su libro Sexualidad y Fantasía, May (1980) parte del estudio de dos mitos griegos que considera paradigmáticos de la construcción narrativa masculina y femenina. Uno de ellos es el mito de Faetón, hijo de Febo (o Helios). Febo era el dios que cumplía la orden de Zeus de conducir diariamente el carro del sol en la bóveda celeste; y debía hacerlo siempre de la misma manera, de oriente a occidente y a una distancia justa de la tierra, para permitir que siempre se prodigaran las cosechas y se renovaran los ríos de aguas cristalinas. Esta tarea demandaba toda su atención y destreza, ya que el carro era tirado por caballos indómitos que, al menor cambio en la tensión de las riendas, podían desbocarse. Al pasar cerca de la tierra no podía detenerse, por esto su hijo Febo sufría, ya que sentía que su padre no se ocupaba de él. Los hombres solían burlarse de Faetón dudando de que realmente fuera hijo del dios Febo. Faetón no toleraba esta indiferencia y en una ocasión se presentó a su padre a reprocharle esta situación. Para complacerlo Febo lo invitó a que le pidiera cualquier deseo con la promesa de cumplirlo. Faetón entonces le pidió conducir el carro del sol para demostrar al mundo que efectivamente era hijo de un dios. El padre quedó atónito con la petición y arrepentido le advirtió a Faetón del inmenso peligro que correrían, ya que los caballos podían desbocarse y al más mínimo acercamiento a la tierra, todo ardería en llamas, mientras que si se alejaba de ella morirían todos los seres vivos por falta de calor. Faetón no cedió en su empeño y el padre tuvo que permitirle reemplazarlo a pesar de advertirlo de su inexperiencia. Al principio Faetón pudo conducir el carro sin que los corceles advirtieran el reemplazo del conductor, pero en un momento de descuido, maravillado por el paisaje que veía desde los cielos, Faetón perdió el control de los caballos, estos se acercaron demasiado a la tierra ocasionando terribles sequías y convirtiendo los océanos en desiertos de arena. Faetón no lograba reconducir el carro y los corceles comenzaron a alejarse de la tierra que entonces fue invadida por un frío intenso que no permitía mantener la vida en ella. Zeus descubrió la mano inexperta que conducía al carro ocasionando la catástrofe y lanzó uno de sus rayos que impactó en el pecho de Faetón y produjo su caída y su muerte. El carro se detuvo un instante y Febo logró subirse y volver a conducirlo retornando todo a su orden natural tras el incidente (Julien, 2008). La trayectoria que el mito señala parte de un movimiento de ascenso, elevación y obtención del punto más alto de la ambición planteada: el logro de la grandeza, el poder personal, y el logro del ideal de potencia/virilidad por apropiación del lugar del Padre. Sin embargo, y a consecuencia de la impostura, posteriormente se produce un movimiento de descenso en forma dramática y de pérdida de la potencia hasta el punto máximo de la privación: la muerte (castración). May caracterizó esta secuencia como “engrandecimiento” (enhancement) seguido de “privación” (deprivation) y la atribuyó a las narraciones masculinas paradigmáticas (May, 1996). Para estudiar las narrativas asociadas al género femenino, el autor propuso el mito de Perséfone, hija de Zeus y Deméter. La historia comienza cuando Perséfone (también conocida como la doncella Core) es separada de su madre y raptada por Hades, el dios de la Muerte, quien la transporta a sus dominios subterráneos para desposarla. Deméter, desesperada, la busca durante nueve días y nueve noches, y cuando Helios le revela el nombre del raptor, Deméter provoca la sequía de los campos y desencadena una gran hambruna. Zeus entonces envía a Her- mes para rescatar a Perséfone y devolverla a su madre, pero esto ya no es posible porque Hades ya había convencido a Perséfone de comer unas semillas de granada, la comida de los difuntos, para retenerla a su lado. Sin embargo Hades debe finalmente negociar por orden de Zeus la posibilidad de que Perséfone pasara seis meses en los infiernos y luego retornara otros seis meses con su madre en la tierra, simbolizando de esta manera el ciclo de las estaciones. Con su regreso todo es felicidad y alegría, los campos florecen y se llenan de frutos y flores (Julien, 2008). La doncella Core regresa del mundo subterráneo convertida en la diosa Perséfone: la sexualización de Core, su transformación en fértil, productiva y experimentada puede señalar una analogía con el brote de los frutos de la tierra. El foco en este relato mítico está puesto en las emociones y no tanto en las acciones. Aquí también May nos devela una clara trayectoria basada en los sentimientos: las emociones ligadas a la pérdida y el dolor (grief) en el presente, la búsqueda desesperada e infructuosa, y después un punto de desvío representado por el reencuentro, la cercanía y la felicidad asociadas con la vitalidad y la fecundidad de la naturaleza. Algo parecido en cuanto a estructuras narrativas que comienzan con emociones negativas seguidas de afectos positivos puede hallarse en los cuentos de hadas, como el de Cenicienta, Caperucita Roja o Blanca Nieves. Este material de cuentos fantásticos populares dio lugar más recientemente a la creación del Test de los Cuentos de Hadas (Coulacoglou, 2008) una novedosa técnica proyectiva temática cuyo objetivo es estudiar la personalidad infantil. En síntesis, la secuencia de privaciones seguidas del logro de la grandeza constituye para May, la característica estructural relevante de la narrativa arquetípica femenina. Si bien los aportes de este autor datan de la década de los años 70 creemos que su interés radica en la claridad del enfoque narrativo empleado y en las investigaciones que él mismo llevó a cabo y que bien podrían ser replicadas estudiando las narrativas actuales en relación a la identidad de género. III. Metodología Bases teóricas y método de análisis Las bases teóricas de nuestro enfoque reconocen como fuentes a la teoría psicoanalítica, la teoría constructivista y la teoría social cognitiva. Si bien existen diferencias en las distintas corrientes de pensamiento que componen el extenso cuerpo teórico psicoanalítico, también hallamos un generalizado consensoen la idea de que lo femenino se caracteriza por la tendencia a dirigir los sentimientos agresivos hacia el interior del propio aparato psíquico. El concepto de masoquismo se fundamenta en esta idea. Además la explicación de que la mujer inhibe su agresión para sostener su apego con la figura materna y después extender dicha conducta al tratar de satisfacer sus distintas necesidades sociales de apego han contribuido para que May plantee que los ejes narrativos femeninos parten siempre de una trayectoria de sufrimiento y privación para, a partir de ella, ilusionar la plena satisfacción y felicidad, consideradas como un premio por la tolerancia a las desventuras. Por otro lado el condicionamiento social, y no solo la biología femenina, parecerían contribuir a esta idea. ¿Cómo evaluar entonces la identidad de género? Dado que ella no consiste únicamente en actitudes, intereses y/o creencias totalmente conscientes, sino que sus raíces se encuentran en un significado inconsciente del sí mismo, y especialmente, en la atribución de significados a la relación sí mismo-otro, las pruebas del tipo cuestionario, escalas, autoinformes, etc., podrían resultar sesgadas por creencias impuestas por estereotipos culturales. Este razonamiento llevó a May a plantear que dichas pruebas arrojarían solo una información incompleta sobre roles sexuales asumidos conscientemente que no siempre concuerdan con el significado profundo que para cada sujeto tiene la feminidad y la masculinidad. Por esta razón el autor centra su interés en las láminas del TAT tomando como referencia teórica tanto la teoría psicoanalítica como los mitos arquetípicos acerca de lo femenino y lo masculino. De esta manera llega a la formulación de 36 categorías que componen una tabla de tabulación basada en la estructura y secuencia de las fantasías relatadas en respuesta a las láminas TAT (May, 1996 en Cramer, 1996). A continuación daremos algunos ejemplos de las categorías aplicadas por el autor: • Categorías relativas a la privación: tensión física - malestar físico general - pobreza - injuria o daño físico - fracaso- insatisfacción - ignorancia acerca de algo importante - autosacrificio. • Categorías relativas a la grandeza: habilidad y/o desempeño físico de excelencia - crecimiento - sentimientos positivos - recibir ayuda, afecto o cuidado - venganza - resistencia exitosa - insight - realización-obtención de logros anhelados. El proceso de tabulación comienza por la identificación del punto de “desvío” de la narración o “incidente pivote” (IP), definido como el momento de mayor tensión dramática, el acto central o el sentimiento más álgido que se encuentra entre el inicio de la historia y su resolución final. Este incidente debe ser identificado para asignar puntajes positivos o negativos respectivamente, a las unidades de grandeza y privación. Para ello, May consigna en su tabla ciertos criterios que ayudan a ubicar el IP: una caída, una equivocación, el punto más alto de un deseo, un estado de tensión que antecede a un suceso principal, cambios en los tiempos de verbo (por ejemplo del presente al futuro), un sentimiento intenso o una acción crítica que determina lo que irá a suceder, etc. Las unidades de privación se tabulan con un signo negativo (-), y las de realce o grandeza con uno positivo (+). Se suman los puntajes positivos y se les resta los negativos para obtener el puntaje final. Así, un puntaje típicamente masculino sería negativo y uno femenino, positivo. Si fueran parejos, se considerarán determinantes las cualidades de las secuencias finales. Las sucesivas investigaciones que llevó adelante el autor demostraron que al aplicar su método de tabulación cualitativa se hallaban diferencias significativas en cuanto a los patrones de las fantasías narradas en respuesta a una selección de láminas del TAT. Es importante destacar que las conclusiones de May no señalan rasgos de personalidad como pueden ser “optimismo- pesimismo” sino patrones estructurales de las narrativas. Para una revisión pormenorizada de las investigaciones llevadas a cabo con este método se sugiere al lector la consulta a las fuentes en la obra de Phebe Cramer, citada al inicio de este capítulo (Cramer, 1996). IV. Test de Apercepción Temática (Murray) A. Fundamentación de la elección de la Técnica Para la elección del Test de Apercepción Temática, como instrumento auxiliar de exploración de la personalidad, tuvimos en cuenta diferentes factores: 1) Dificultades en la utilización de otras técnicas: A partir del TAT original se han producido numerosas variantes, según distintos criterios, uno de ellos es el relacionado con los diferentes grupos de edad. En los años 70 la atención recayó sobre las necesidades de la población denominada “Adultos Mayores” o como la denominan los europeos la “Edad de la Sabiduría”, es por eso que se han intentado elaborar métodos temáticos para personas en edad avanzada. Ávila Espada (1997) señala que hay dos técnicas que se destacan en la aplicación a adultos mayores pero que tienen algunos inconvenientes para su aplicación: • Test de Apercepción Gerontológico (Ge- rontological Apperception Test; G.A.T. WolkyWolk, 1966,1971). Método de láminas semejantes al TAT que recoge escenas seleccionadas por su mayor valor potencial para elicitar temas específicos entre jubilados y ancianos. Se caracteriza por una cierta pobreza temática, que no ha quedado justificada por una mayor productividad verbal entre estas poblaciones. Falta mayor investigación sobre esta técnica y no se dispone de versión castellana del manual. • Test de Apercepción para Mayores (Sénior Apperception Test; SAT. Bellak y Bellak; 1973,1975). Los autores del CAT aportan este otro test temático que ha tenido una pobre acogida debido al excesivo esquematismo de los estímulos, que enfatizan en exceso las escenas de dolor, miseria, abandono o deterioro que pueden darse en la vejez. No hay tampoco suficiente investigación. 2) Nivel de estructuración de los estímulos: En las láminas del TAT hay una nítida presentación de escenas de alto valor configuracional, que facilita la actividad narrativa, a diferencia del Test de Relaciones Objétales de H. Phillipson, en el que solo existe una insinuación de escenas, mediante figura/fondo. Otra ventaja del TAT reside en el material pictórico que facilita la producción de historias directamente vinculadas con las relaciones entre personas, brindando información acerca de cómo el sujeto percibe dichas relaciones y el papel que juega en ellas. Todo lo anteriormente dicho fundamenta la elección de la Técnica, y es de nuestro interés agregar que estamos convencidos de que la capacidad para fantasear no es propiedad exclusiva de los jóvenes sino que está presente en cualquier etapa de la vida. En cuanto a la elección de las láminas en particular, se utilizó la selección básica de Bellak para mujeres. Dicha selección considera esencial administrar las láminas 1,2, 3VH, 4, 6NM, 7NM, 9NM, 11 y 13 HM. (Incluye la Lámina 3VH para mujeres porque el autor ha observado que funciona tanto para hombres como para mujeres y que produce historias más ricas que su equivalente 3NM). El lector encontrará en el Anexo una reproducción de las láminas utilizadas. V. Análisis de los ejemplos Se han extraído dos de los casos más representativos de una muestra más amplia que actualmente se está conformando. Todas las mujeres que participaron de esta muestra firmaron inicialmente su consentimiento para formar parte de la tarea de investigación. Se presentarán dos ejemplos en los que mujeres mayores, pertenecientes a una muestra piloto de nivel socioeconómico medio y medio-alto, y alta estimulación cultural, respondieron a las láminas TAT. Se analizarán en forma integrada sus respuestas con los resultados obtenidos en la aplicaciónde una entrevista en profundidad utilizada para acceder a datos autobiográficos. Al exponer el caso ubicaremos en primer orden una selección de contenidos significativos en el discurso de la entrevistada desarrollado durante la entrevista en profundidad. En segundo orden se transcribirán solo aquellas respuestas que resultaron más significativas para el objetivo buscado. Para el análisis de las respuestas al TAT se han aplicado las siguientes categorías deductivas (algunas de ellas derivadas de las planteadas por la Dra. T. A. Veccia en su grilla experimental de tabulación para el TRO) (Veccia, 2002): 1. Roles sexuales percibidos 2. Dominancia vs. reciprocidad afectiva. 3. Metas/propósitos de los personajes. 4. Valores transmitidos por los personajes. 5. Expresión de sentimientos (directa/in- directa). 6. Relación con la exterioridad: énfasis en el mundo interno vs. énfasis en acciones. 7. Presencia y tipos de conflicto expresados en el argumento. 8. Características del Héroe (identificación del protagonista cuya influencia determina el curso de las acciones). 9. Concepciones acerca de la normativi- dad: sumisión vs, autodeterminación. 10. Concepciones sobre la maternidad. 11. Intercambio de estatus/poder. 12. Representaciones del cuerpo. 13. Características de los vínculos representados: reciprocidad / cooperación / vs. dominancia / sumisión. 14. Actitudes frente a personajes rivales. 15. Actitudes frente a personajes auxilia- res/aliados. 16. Actitudes frente a personajes persecutorios/antagónicos. 17. Complejidad en la representación de personas. 18. Presencia y tipo de desenlaces. Por último el lector hallará el análisis y la articulación entre los textos narrativos correspondientes a la entrevista en profundidad y a las respuestas a las láminas TAT. EJEMPLO N° 1 Nombre: A Edad: 73 años Grupo familiar: viuda hace dos años. Vive sola. Hijo varón, 53 años, una nieta. Hija Mujer 49 años, dos nietos. Nivel socioeconómico: medio-alto. Nota: En los siguientes recuadros se reproducen fragmentos de las respuestas a las preguntas y consignas de la entrevista Entrevista ... ¡¡¡Ay!!! ¿Como soy yo? Soy una persona muy tranquila, no me gustan las discusiones, soy muy estudiosa, me gusta saber, me gusta ayudar a los demás, me gusta la naturaleza. (...) Bueno, a ver..., yo soy viuda, hace dos años que falleció mi esposo, estaba muy enfermo del corazón. Ya había tenido dos infartos. Él era ingeniero civil. Tengo dos hijos: el mayor tiene 53 años, es odontólogo, y la menor tiene 49 años y es liceitciada en letras. Bueno no sé que más, ¿está bien? (...) Y mi papá me dijo que si yo terminaba el magisterio por la tarde podía tomar clases de inglés con la esposa del doctor, que ella era inglesa y hablaba a la perfección. Luego seguí en una academia, pero primero tuve que terminar el magisterio... (...) En realidad a mí me hubiese gustado ser concertista de piano, pero en mi casa nunca nos dejaron estudiar arte. No era bien visto, no nos podíamos escapar del protocolo... (...) Vos pregúntame que yo respondo, lo que necesites... ¿está bien así?... Lámina 1: ... Tengo que armar una historia, bueno a ver si me sale: Este es un chico, que está con un violín, parece que es muy cuidadoso, porque debajo del violín hay como una franela para que no se raye, parece que se lo regalaron recién. ¿Qué más? (...) Un tío le regaló el violín, porque sus padres querían que estudiara en el conservatorio. Él está como preocupado, piensa qué voy a hacer con esto, pero como es muy responsable va a estudiar lo que los padres quieren. Algún día se los va a agradecer, porque va a ser famoso. (...) Quizás bronca, pero como es un niño muy obediente, muy tranquilo, hace lo que le piden. Seguramente esta bronca no dura mucho porque cuando empiece a estudiar le va a gustar, y lo recuerde con gracia porque los padres siempre quieren lo mejor para uno. ¿Está bien? En la autopresentación la entrevistada se centra en sí misma y describe rasgos valorados de su personalidad y roles socialmente esperables en función de su edad, género, y pertenencia socio-cultural, Realiza un corte transversal a partir del cual se define por su estado civil y especifica su constelación familiar. Comienza por un área adaptativa señalando sus intereses y valores pero a la vez mostrando una actitud dependiente respecto de la entrevistadora, buscando su aprobación al responder a sus preguntas. En los fragmentos escogidos de su relato en la entrevista, expresa claramente cómo las imposiciones y condiciones del padre resultaron efectivas para renunciar a su deseo de ser concertista de piano. Este “protocolo” familiar resultaba infranqueable. En su respuesta a la Lámina 1, A desplaza al inicio el foco de atención a un detalle secundario en la escena: una “franela” que evidencia según ella un rasgo de cuidado hacia un objeto que debe ser preservado de todo daño. ¿Por qué aparece este desvío de entrada? ¿Qué significados evocados trata de evitar/ocul- tar? En la polisemia del término elegido (franela/franelear) hacemos notar la alusión a la sexualidad proveniente de nuestro lunfardo argentino. Ella señala la presencia de una excitación libidinal ligada al objeto impuesto que se abre paso en medio de tantas reglas, prohibiciones y normativas. A se identifica rápidamente con el Héroe a través del cual expresa el vínculo con figuras parentales, en términos de sometimiento ante el cumplimiento del deseo de los padres. El valor destacado es la obediencia: hacer lo que los otros le piden. En este sentido también en la entrevista trataba de hacer “a la perfección” lo que la entrevistadora le pedía. El protagonista del relato es un niño al que atribuye cualidades valoradas: “responsable, cuidadoso, obediente, no conflictivo” que recuerdan su autopresentación. De inmediato el niño se ve confrontado con un objeto con el que debe “ser muy cuidadoso”, la entrevistada proyecta en la relación entre el héroe y el instrumento un imperativo de cuidado por temor al daño/deterioro del objeto: esta secuencia de significados señala su asociación con sentimientos de temor y ambivalencia, desplazados al objeto. La frase “se lo regalaron recién” parece alejarla del “como si” interpretativo para ubicarla de lleno en la escena presentada, la impresión es vivida como si la vivencia fuese actual. El Héroe “piensa qué voy hacer con esto”: expresa duda, inseguridad, ambivalencia, superadas por un futuro de éxito: “va a ser famoso”. Las necesidades de obtener logros están presentes, si bien la actitud del Héroe frente a los mayores es dependiente, sumisa, complaciente, respetuosa, respondiendo a los ideales de género transmitidos por el discurso cultural. El cumplimiento con estos ideales supondrá un éxito que refuerza su narcisismo y autoestima: obedecer asegura el triunfo (el niño será “famoso”, se destacará del resto, gracias a su obediencia a las demandas parentales). La problemática destacable de esta historia es la tensión entre el deseo/mandato de los padres y el deseo del niño que permanece omitido en la historia. Aparece también la conciencia de un yo limitado, inseguro, infantil dependiente y la ambición traccionada por un ideal del yo excesivamente alejado de sus posibilidades. Desde una perspectiva psicoanalítica surge en esta historia el reconocimiento de la angustia de castración y su superación a partir de la identificación con una imagen masculina exitosa. Si bien expresa el sentimiento de bronca ligado indirectamente al sometimiento del deseo de otros significativos, este se transforma en lo contrario con la consecuente evitación de la angustia, “cuando empiece a estudiar le va a gustar”. En la secuencia el personaje transita diversos sentimientos perplejidad, dudas, incertidumbre respecto de sus posibilidades, bronca porque está sometidoa acatar la voluntad de sus padres, es un ejemplo claro de cómo la tolerancia a las frustraciones, la obediencia aun a costa de la represión del propio deseo, resulta en un final grandioso como recompensa por el acatamiento y la tolerancia a la frustración. La trayectoria va desde los sentimientos ligados a la privación hasta la obtención de una posición de poder superadora de los límites propios, que funde al yo con el Ideal. Desde el punto de vista de R. May, autor que hemos citado anteriormente, la estructura narrativa de este relato sería paradigmática del género femenino. A tiene su propio proyecto diario que organiza su vida, la conecta con el medio, con el afuera. Demostrando una potencialidad creadora que sostiene la capacidad sublimatoria que le permite seguir siendo un sujeto dese ante y actuar en consecuencia, “me gusta estudiar, me gusta saber... me gusta ayudar a los demás...”, que deja vislumbrar un modelo de vejez diferente a las representaciones sociales imperantes en nuestra sociedad: “los viejos son regresivos, improductivos, enfermos y asexuados”. Entrevista ... Mi papá quería que fuese maestra, porque en ese tiempo no se veía bien que una mujer fuera a la universidad, solo los varones podían ir. Entonces mi papá tenía un doctor amigo que hablaba inglés muy bien, y a mí me fascinaba escucharlo, entonces yo seguí el magisterio, porque antes no había profesorado como ahora, salías del secundario siendo maestra. (...) Te dije que me gusta estudiar... (...) Bueno, te imaginás que a esta edad no voy a estudiar una carrera pero voy a los cursos para adultos mayores, que hay en el Rojas, por ejemplo hubo uno muy lindo sobre el arte... También fui a los cursos abiertos a la comunidad que hace la Universidad Argentina de la Empresa... Hice un curso de redacción y estilo. Ahora me quería anotar a un taller literario que se va a dar aquí en una biblioteca... Como ves me gusta un poco de todo... (...) Papá era muy severo, no nos dejaba salir demasiado, siempre nos inculcó que teníamos que estudiar. Bueno en eso yo también siempre les exigí a mis hijos que estudiaran, y no me arrepiento porque ahora tienen una vida digna. Y bueno la tradición sigue porque mis hijos les exigen lo mismo a sus hijos. Para mí el estudio es cultivar el alma. Te podés relacionar con cualquier persona que siempre vas a quedar bien parada, porque tenes buen dominio del lenguaje, podés hablar de cualquier tema, qué sé yo... (...) A mis hijos les encanta, en ese punto ellos se parecen mucho a mí, les gusta mucho estudiar, con la diferencia que ni yo ni mi marido influimos en las decisiones de ellos en cuanto a la carrera que querían seguir. Ellos eligieron, mi hijo es odontólogo, comenzó y terminó la carrera y siempre ejerció su profesión, después ingresó a la facultad como docente, en la UBA, verdad. Y mi hija comenzó primero la carrera de medicina, hizo dos años y me acuerdo de que daba vueltas para decirnos que quería cambiar de carrera y un día me acerqué y le dije: hija, no sufras más, si medicina no es lo tuyo cambió, qué problema hay, eso sí, elegí algo que te guste y estudió. Y bueno, comenzó letras y se recibió, mi marido nunca le dijo nada pero estaba muy orgulloso.... Lámina 2 Esta es una imagen como de campo, hay dos mujeres y un hombre trabajando la tierra, por la apariencia esta es una mujer joven, de familia acomodada, económicamente digo, ¿no? La chica, por las tardes, iba a estudiar, no sé, algún idioma o algo, y veía a las otras mujeres que no les interesaba el estudio, y a ella le daba mucha pena porque si no estudian no pueden mejorar su condición. (...) Y bueno qué va a pasar. Que la chica que estudió va a poder trabajar en tareas más delicadas, más intelectuales, en cambio la otra chica va a tener que trabajar en el campo a la par de su marido. (...) Y cuando yo iba a estudiar, las otras chicas me miraban con cara rara, porque no se usaba mucho, las mujeres estudiaban corte y confección, bordado. Podemos observar en el fragmento de entrevista cómo el área intelectual cobra un valor relevante en la familia de A, estos valores e intereses provienen de las prescripciones e interdicciones transmitidas por los padres, a las cuales respondió “por deber”. Si bien sostuvo el ideal paterno parece haberlo hecho con una diferencia: la de no imponerles qué estudiar a sus hijos. Mostrándose contenedora y comprensiva en relación a las dudas y decisiones de su hija. A resuelve la intriga que propone la escena en la lámina TAT ubicando en primer plano la tensión entre dos modelos femeninos: la mujer que estudia y la que no. En el primero se logra la satisfacción de un ideal de poder y posición, en el segundo parece representarse la falta y la castración. El estudio aparece como la vía expedita para la auto afirmación y la autodeterminación. Las “otras mujeres” quedan relegadas a tareas menos valoradas o rústicas, “atadas” al destino de sus maridos. Esta trama parece reproducir una fantasía que en realidad la entrevistada no ha llegado a plasmar en su vida, dado que el matrimonio la alejó de sus deseos y ambiciones personales, los cuales parece ver concretados en su descendencia. El magisterio era la carrera “tolerada” culturalmente para las mujeres que se oponían o resistían a un destino “intramuros”, desplazando en esa vocación frecuentemente atributos propios de la maternidad y cuidado del otro. Las representaciones sociales no son aceptadas pasivamente por las personas, las cuales al ponerlas en práctica introducen cambios que las modifican. Dicha modificación no es inmediata; existen obstáculos de orden social; los seres humanos tienden a mantener los privilegios derivados de la división genérica, de orden psíquico, porque las representaciones sociales se incorporan en el sistema cognitivo como “lo natural”, “lo dado”; constituye una realidad ontológica para las personas, lo cual hace que, tanto hombres como mujeres, cuestionen solo en ciertas circunstancias. En la respuesta a la Lámina 2 la historia gira entorno a la contrastación entre las aspiraciones y estilo de vida de una mujer joven de familia “acomodada” versus “otras mujeres” que no estudian y no pueden mejorar su condición. Se infiere que A se identificaría con la mujer joven, ya que le adjudica una actividad de adquisición social, “estudia algún idioma o algo”. Además reconoce que en la lámina hay dos mujeres y un hombre sin referirse a las edades ni relaciones establecidas entre sí. Dejando vislumbrar luego una relación matrimonial, cuando expresa que “la otra chica va a tener que trabajar en el campo a la par de su marido”. Desde un punto de vista psicoanalítico, esta lámina reactivaría el conflicto edípico y la rivalidad que en el texto narrativo aparecería expresada en el plano intelectual y en el estatus social... “la chica que estudió va a poder trabajar en tareas más delicadas, más intelectuales; en cambio la otra chica va a tener que trabajar en el campo a la par de su marido”. Aflorando sentimientos de superioridad con respecto al resto de las mujeres y explicitando un sentimiento despectivo “pena” debido a que "... si no estudian no pueden mejorar su condición”. No le da un final a la historia, ya que rápidamente la asocia a su vivencia personal: como experimentó ella su medio ambiente, su relación con otras mujeres de su edad, y de qué forma los padres influyeron en su nivel de aspiraciones y actitudes. “...Y cuando yo iba a estudiar, las otras chicas me miraban con cara rara, porque no se usaba mucho. Las mujeres estudiaban corte y confección, bordado”. En este sentido Mabel Burin (1989) señala que, debido a las condiciones socioculturales en las que transcurría la vida de las mujeres en nuestra cultura, las mismas configuraban su identidad bajo la clásica trilogía esposa-madre- ama de casa, en su versión tradicional.Podríamos inferir que este lugar es puesto en cuestión por la entrevistada al identificarse con la joven estudiante, otorgándole la posibilidad de dedicarse a tareas “delicadas e intelectuales” como un intento de autonomía con respecto al estereotipo cultural. Pero por la vía de la identificación con el ideal paterno. Desde el punto de vista'de la trayectoria paradigmática en la estructura narrativa observamos una tensión entre dos opciones contrapuestas, una de privación y sometimiento y la otra de autonomía y logro social (grandeza). Sin embargo la ausencia de desenlace podría indicar un conflicto de ambivalencia subyacente no elaborado. Cuando aparece la autorre- ferencia como asociación final, parece insinuarse el “costo” de salirse del “protocolo” en la referencia a la mirada recelosa o reprobatoria de sus pares. Entrevista ... además papá era muy severo, no nos dejaba salir de?nasiado.,. (...) Cuando quería salir con una amiga, si mi papá no me daba, permiso mi madre trataba de convencerlo, o ella salía con nosotras acompañándonos... (...) Mi papá quería que fuese maestra... mi papá me dijo que si yo terminaba el magisterio por la tarde podía tomar clases de inglés... y cuando me recibí de maestra mi mamá le dijo bueno ahora puede estudiar inglés entonces... Lámina 3VH Esta es una joven, que está llorando, ¿qué pasó?... Y quería salir a bailar, porque era el tiempo de los carnavales y los bailes eran muy lindos. Además esa noche iba a ir el muchacho que le gustaba al baile. Pero su padre le dijo que no iría. Siente mucha bronca porque hacía mucho tiempo que esperaba esa noche. ¿Ya está? E*: ¿Y cómo va a resolver esa situación? A: Y... termina que la madre intercede entre ella y el padre, ¿no? La madre consigue que el padre la deje ir a bailar, y entonces se pone muy feliz, se arregla toda, se maquilla, se viste y se va a bailar. * E: entrevistadora En el fragmento de entrevista A presenta la figura materna como una figura de contención/auxiliar, que actúa como mediadora para modificar la prohibición paterna. Esto nos permite pensar en los diferentes roles de género que la sociedad le asignó tradicionalmente al hombre y a la mujer. Los espacios privilegiados de acción y de realización de las mujeres han venido desarrollándose dentro de la privacidad del hogar, espacio en que las mujeres desplegarían su influencia y poder en relación al manejo de los sentimientos. Mientras que a los hombres les estaría asignado predominantemente el ámbito público y la lucha por el poder y el posicionamiento social, político y económico. Esta división entre lo privado y lo público, característica del paradigma de la modernidad, supone una distribución de poder: el poder racional y económico para el hombre y el poder de los afectos para las mujeres. Nos resulta interesante señalar que la entrevistada realiza una clara diferenciación entre las figuras parentales: la imagen materna aparece como una figura que auxilia en la obtención de los favores del padre. Mostrando nuevamente una modalidad vincular con características dependientes. Mientras que la imagen paterna es representada por una figura de autoridad, severa, con quien los canales de comunicación son menos fluidos, frente a la cual A se posiciona de una manera obediente, sometida, repitiendo luego esa modalidad vincular en otros ámbitos y relaciones. Especialmente destacamos el diálogo con la hija, que duda en seguir una carrera tradicional: el consejo de la madre es que no se desvíe del ideal familiar estimulando en la hija el estudio, aunque la frase final parece dejar traslucir una diferencia con el marido, a quien justifica en su silencio hacia la hija, adjudicándole el sentimiento de orgullo: esto también remite al estereotipo cultural aceptado por la entrevistada para los hombres de su generación: ellos no expresaban sus sentimientos y no podía esperarse otra cosa de ellos. El territorio sentimental era “propiedad” femenina. En la respuesta a la Lámina 3VH, A se identificaría con la joven mujer, heroína del relato. En principio, la historia sugiere una situación de frustración/privación, en la cual se reactivaría la posición depresiva. Movilizada por la angustia de pérdida del objeto “... quería salir a bailar, porque era el tiempo de los carnavales y los bailes eran muy lindos..., además esa noche iba a ir al baile el muchacho que le gustaba. Pero su padre le dijo que no iría”. En las relaciones interpersonales planteadas el personaje presenta actitudes de sumisión que le acarrean sufrimiento por no poder realizar sus propios deseos. Aparece el deseo sexual y los componentes típicos del relato edípico. El argumento de la historia deja también al descubierto el conflicto entre dependencia- independencia, aflorando sentimientos de bronca. Con un desenlace feliz (grandioso) gracias a la intermediación de su madre, quien consigue el permiso del padre. Facilitando de este modo la salida exogámica. En relación a la trayectoria narrativa nuevamente tendríamos un relato paradigmático femenino: la tolerancia a todo tipo de emociones y sentimientos disfóricos con la ilusión de un final de completud y satisfacción del anhelo. Entrevista ... ¡¡¡¡Uhh!!!! Yo me casé muy joven, tenía 17 años y él 21 años, lo conocí porque era amigo de mi hermano, estudiaban juntos. Él venía mucho a casa y bueno nos enamoramos, primero mis padres no querían que yo noviara con él... Me dio todo, nunca me dejó trabajar, yo había estudiado para ser traductora de inglés. Pero nunca hizo falta que trabajara, porque con su profesión siempre estuvimos muy bien económicamente, ¿no?... (...) Bueno, él trabajaba mucho, tenía un estudio con otros ingenieros, fue muy compañero, pero no le gustaba salir mucho. A él le gustaba leer, y a mí me gusta mucho el teatro, bueno entonces salía con mis amigas. Fui muy feliz, cumplimos 53 años de casados cuando falleció... (...) Casi no discutíamos, porque él era de pocas palabras, pero cuando se enojaba por algo, yo dejaba que se tranquilizara y luego lo mimaba un poco, le hacía té o algo así, y se le pasaba... Al marido hay que cuidarlo para que no te lo quiten. (...) ¡(Se enojaba) por algo de los chicos o porque se ponía celoso! (risas)... Lámina 4 ¡¡¡Ahhü! Esta parece una foto de una película de los años 30. Es una pareja, él se ve como apurado por irse y ella lo quiere retener. (...) Es una pareja de novios, ella le está reclamando una explicación sobre algo, y él quiere irse, como que siente vergüenza. (...) Ella lo vio con otra mujer, y él lo niega, ella lo quiere retener pero no para que se quede con ella sino para que le explique. Él se va porque está cansado de esas escenas de celos. Ella se queda muy enojada pero después, cuando los ánimos se calmen, él regresa. Ella le pide perdón y todo sigue. ¿Está bien? En el fragmento de entrevista A expone las características del origen y desarrollo del vínculo con su marido, que comienza cuando ella era adolescente y se desarrolla a pesar de la oposición inicial de los padres. En este punto, cuando surge la tensión, se observa un cambio repentino de tema por acción de la represión. La figura del marido es entonces retratada como la del proveedor absoluto y su propio intento de autonomía a través del estudio es abandonado por “innecesario”: se somete a la prohibición del marido sustituto imaginario del padre. En esta misma secuencia aparecen las diferencias entre ella y su marido rápidamente saldadas bajo el recuerdo de su felicidad. El último párrafo resulta también muy revelador: los sentimientos hostiles en la pareja no se expresaban abiertamente, él con el silencio y ella siguiendo los lineamientos culturales del estereotipo de “buena esposa”: calma, tranquiliza, deja pasar... En la lámina A se identifica con la figura femenina y elabora una historia conflictivade pareja, cuya disputa ronda entre los celos, la infidelidad, el abandono y la rivalidad femenina, manifestando ambivalencia afectiva en el vínculo, conflicto entre las pulsiones eróticas y hostiles. Aparecen adjudicados al personaje masculino sentimientos negativos: vergüenza y una actitud en principio de huida. El desenlace sorprende al revertirse los términos del conflicto planteado: no es él quien pide perdón por la infidelidad sino ella por expresar su bronca y sus celos: solo a través de una posición femenina de sumisión y pasividad consigue la heroína impedir el abandono/alejamiento. En la figura femenina proyectaría el deseo de posicionarse de una manera más querellante, desafiante respecto del hombre, resaltando el pedido de “explicación” como valor racional. Pero frente a este intento aparece la fantasía de abandono, de pérdida. Y el conflicto se resuelve ubicándose nuevamente al servicio de la satisfacción del deseo del otro. Si bien el estímulo es tripersonal, la descripción perceptual es bipersonal (es decir excluye a uno), pero en el armado de la historia incluye al tercero. Los sentimientos hostiles y de reafirmación personal deben suprimirse en aras de satisfacer la fuerte necesidad de apego. Entrevista ...Él era un poco cascarrabias, pero yo lo amé mucho, tuve una vida muy feliz a su lado... Fue el hombre de mi vida, un buen padre, siempre estuvo al lado de sus hijos cuando lo necesitaron, un gran compañero, un poco aplastado en relación a la vida social, no le gustaba mucho salir, pero a mí jamás me prohibió que saliera con mis amigas... (...) Era un poco frío, quiero decir, no era una persona muy demostrativa, por ahí en lugar de decirte “te quiero”, me traía un regalo, pero bueno yo sabía cómo era y no le daba mucha importancia a eso. Yo igual siempre fui independiente, hacia mis cosas, mis actividades, nunca me prohibió hacer nada, pero tampoco nunca le mentí, y por eso él confiaba y me dejaba hacer lo que tenía ganas. Lo único que no me dejaba era trabajar, me decía que no hacía falta, y era verdad... Lámina 6NM Esta es una chica joven. Está sentada en un sillón, detrás hay un hombre de edad fumando. ¡¡Uy!! ¿Qué puedo decir?... A ver, es una chica que está esperando la llamada de su novio, su padre no estaba en la casa, cuando termina de hablar con su novio, se da vuelta y el padre le pregunta con quién hablaba, ella está muy sorprendida porque no lo escuchó llegar, pero le dice la verdad, que la había llamado su novio. El padre valora su sinceridad y no le dice nada. La joven siente alivio. E: ¿ Cómo es el padre? A: Y... es muy severo, no violento pero muy exigente, y la hija como que le tiene mucho respeto. Son de esos padres que dicen las cosas una sola vez. Pero es como una cáscara que tienen porque por dentro son muy tiernos y aman mucho a sus hijos. En esta producción narrativa A presenta una historia sobre fantasías de seducción en la relación de noviazgo (adiciona un personaje en el relato) y conflicto de dependencia-independencia respecto del vínculo paterno filial. Inferimos que se identificacon elperso- naje femenino en el cual proyecta características de sumisión frente a la autoridad paterna, el padre llega de improviso y la descubre manteniendo una comunicación con el novio. En la reacción de la protagonista aparece la sorpresa, el temor a la sanción paterna, pero también la sinceridad. Sintiendo una sensación de alivio al no ser sancionada por su padre. Podemos observar que en la figura masculina proyecta características de su propio padre, “muy severo, no violento pero muy exigente”, que sabe valorar la sinceridad de su hija y no la sanciona. Podríamos inferir que estas características vinculares sirvieron de modelo para la elección de objeto de amor, dado que en la entrevista describe a su marido con similares rasgos de personalidad. Resaltando en primer lugar valores socialmente esperados: trabajador, profesional exitoso, sostén económico del hogar. Pero que le prohibía trabajar. Nuevamente coloca al hombre en el lugar de poder racional y económico. En cuanto al nivel afectivo, lo describe como una persona poco demostrativa, fría, con cierta incapacidad para exteriorizar los afectos. En la respuesta a la lámina estos rasgos aparecen interpretados como una “cáscara” que oculta un interior pleno de sentimientos de ternura, en definitiva lo que aparenta ser defecto lo transforma en virtud. La hipótesis que se reafirma a partir de estas recurrencias temáticas es que la entrevistada se ha ubicado como objeto para satisfacer las necesidades del otro, y no como sujeto con deseos propios. La ilusión de independencia como “rasgo-máscara” del Yo se ha edificado sobre la base de un renunciamiento, pro- ducto tanto de su historia personal como de la cultura de su época. Aun así adver- timos que la tracción del Ideal es lo que permite a A llevar en el presente, viuda y con sus hijos ya criados, una vida más autónoma, tal vez más parecida a lo que quiso ser y con mejores recursos de afrontamiento en relación a la vejez. Entrevista E: ¿ Cómo era la relación con su madre ? A: (.. .) La verdad era buena, más en los últimos años, ella vivió conmigo. La recuerdo cuando yo era niña, siempre realizando las tareas del hogar como se dice, ¿no? Lavando la ropa a mano, haciendo las camas, cocinando. Más joven, mi mamá no hablaba tanto conmigo, no teníamos mucha comunicación, es decir de contarnos cosas, que ella me aconseje, no. Además yo tenía tres hermanas más, entonces pobre mamá tenía demasiado trabajo, siempre fregando, pobrecita, además papá era muy severo, no nos dejaba salir demasiado, a ella tampoco, siempre nos inculcó que teníamos que estudiar..., pero mi mamá intermediaba siempre por nosotras... (...) Cuando quería salir con una amiga, si mi papá no me daba permiso mi madre trataba de convencerlo, o ella salía con nosotras acompañándonos... Lámina 7NM Esta es muy linda: es una mamá, una hija con su muñeca, la hija está sentada sobre la falda de su madre, todas las tardes se sentaban allí para leer un libro. La. madre le está leyendo un cuento, mientras la hija mira por el ventanal que está frente a ella y da a un parque hermoso, mientras la madre lee, ella imagina la historia. La niña se siente muy querida por su madre y está muy feliz de compartir ese tiempo con ella. E: ¿Yla madre?... A: (...) Y la madre, a pesar de tener que hacer muchas cosas en la casa, atender a otros hijos y al marido, se hace un tiempo para leerle el cuento porque ve que su hija lo disfruta mucho. Para finalizar hemos escogido un fragmento del discurso de la entrevistada que se relaciona con el vínculo materno filial: A, en un principio, lo describe con características de distancia, poca demostración de los afectos, carente de comunicación con ella. Parecería tener una actitud de reproche hacia la madre, pero rápidamente se defiende de la angustia y la culpa que le genera a través de una racionalización, justificando la actitud poco afectuosa de la madre como consecuencia del excesivo trabajo doméstico que le generaban ella y sus hermanas. También aparecen expresiones devaluati- vas: “pobre mamá..., siempre fregando pobrecita” que recuerdan los atributos conferidos al segundo personaje en su respuesta a la Lámina 2: una mujer rústica, sin estudios, que trabaja en el campo. Reproduciendo cierta tensión de rivalidad entre ambas. Si bien los estímulos presentados en esta lámina pueden evocar actitudes negativas hacia la madre, un clima emocional de hostilidad, A transforma su relato en lo contrario: narra una historia carente de conflictos, una escena de intimidad y cercanía que se repite a diario: una madre con disponibilidad para su hija. Expresa la proyección de un vínculo idealizado de acercamiento en el cual la madre dedica un tiempo que es placentero paraambas. Casi a la manera del fenómeno de reverie, que varios autores psicoanalíticos han estudiado en el inicio del vínculo madre- bebé, A se identifica con el personaje de la niña pequeña en la falda de su madre, quien manifiesta sentimientos de amor y felicidad al compartir ese tiempo juntas. Un momento de ensoñación provocado por la voz y las palabras de la madre: “... la hija mira por el ventanal que está frente a ella y da a un parque hermoso, mientras la madre lee, ella imagina la historia”. Una madre nutricia, ya no una madre rival. El argumento de la historia plantea la relación entre madre-hija en términos de identificación femenina. La muñeca en el clisé temático de la lámina puede despertar actitudes o fantasías del personaje más joven en relación a la maternidad que aquí no aparecen (como tampoco ocurrió en la Lámina 2) porque se ha privilegiado la fantasía de retorno al regazo materno como fuente de seguridad y placer. EJEMPLO N° 2 Nombre: B Edad: 75 años Con quién vive: esposo Ocupación: ama de casa Estudios: primaria completa. Actualmente asiste a diversos cursos para adultos* Nivel socioeconómico: medio. * (Observación: B usa lentes de aumento por problemas de visión). Nota: En los siguientes recuadros se reproducen fragmentos de las respuestas a las preguntas y consignas de la entrevista Entrevista ... Yo tengo cinco sobrinos. Tengo a mi sobrina y el sobrino, la esposa, mi otra sobrina y el marido... (...) Yo no tengo hijos... Soy casada desde los... (Se le pregunta por la causa por la que no tuvieron hijos.) (...) No, nunca pudimos saber cuál fue la causa, pero no pudimos. Luchamos mucho para tenerlos, pensamos en la adopción... quién sabe si en este tiempo podría averiguarse... en fin... hay otros casos, hay otros métodos, otras técnicas también... nunca se pudo. ¡Hace tanto y allá lejos!... Lámina 1 ¿Es un niño?... Bastante amargado, no le veo una cara feliz. Está ante un instrumento, que recién veo que es un violín, ¿no? Sí, yo no lo puedo definir bien, como si estuviera pensando: ¿Qué hago con esto, para qué me sirve? ¿O no me sirve? ¿Esto es para mí? No lo veo feliz de tenerlo. E*: ¿Y cómo cree que este chico ha llegado a esta situación? B: (...) Forzado... forzado. Porque quien tiene un instrumento y no está feliz de tenerlo es porque hay alguien que lo obligó o lo llevó a eso. E: ¿ Quiénes podrían ser? B: (...) Podrían ser los padres o un adulto hay detrás, seguro, porque aunque estuviera pensando, vamos a suponer que él quiere de eso hacer algo, construir algo... tendría una cara pensativa, pero no triste. Yo lo veo... me cuesta verle el otro ojo, no sé si se pierde o es que yo no lo veo. La boca la veo borrosa. Sí. No sé si es así la imagen que está proyectada, no sé... si yo tuviese algo que me gusta por más que no supiera qué hacer con él, estaría con otra cara. E: ¿Y cómo solucionará este chico la situación esta? ¿Qué piensa Ud.? ¿ Cómo va a terminar? B: (...) Según la obligación que tenga. Si algo sabe y le exigen, puede que haga algo, pero por si solo no puede. Por sí solo no creo que pueda. E: O sea que va a depender de la exigencia de otros... B: (...) De la exigencia que tiene detrás. Eso es lo que pienso, que ante esto, son los otros los que van a decidir por él. Porque yo, o no alcanzo a ver bien o algo... No tiene una cara de preocupado, tiene una cara rara. Ahora que me acerco más hasta tiene un rostro amargo. Yante un instrumento... si hay algo que le guste a uno un poco la música, tiene que estar feliz, aunque esté preocupado. No sé si se puede estar preocupado y feliz, ¿no? Pero no puede estar triste. * E: Entrevistadora B comienza la entrevista describiendo su grupo familiar. Se presenta en el rol de tía, enumerando la cantidad de sobrinos e incluyendo a sus sobrinos políticos, en lo que aparece como una búsqueda afanosa por no olvidarse de nadie. Realiza un corte transversal al iniciar la entrevista hablando del momento actual, las preguntas de la entrevistadora abordan de entrada un área conflictiva: la maternidad. La ampliación del grupo parece indicar un esfuerzo compensatorio de la carencia de hijos, en el que quedan indiscriminadas la familia actual y la de origen. Temática que será muy recurrente a lo largo del encuentro. En esta primera lámina B se identifica con el héroe atribuyéndole en primer lugar una expresión de tristeza y amargura, los pensamientos del héroe giran en torno a interrogantes acerca de si el instrumento que le ha sido dado será o no útil para sus necesidades. Ubica en los adultos la exigencia de adaptación (dominio) y en el niño tendencias a la sumisión (“otros van a decidir por él”), a la impotencia y a la dependencia (“solo no puede”); el hecho de que logre tener algún resultado con el instrumento dependerá de la exigencia y de la ayuda externa. Asimismo la construcción del relato resulta fragmentaria, dependiendo de las preguntas de la entrevistadora. A través de la historia, la entrevistada expresa el vínculo del protagonista con las figuras parentales, que se presentan con características de sometimiento frente al deber. Solo a nivel de los pensamientos evalúa con mayor autonomía si es de utilidad para él. El personaje se pregunta: “... ¿Qué hago con esto, me sirve?, ¿o no me sirve? ¿Esto es para mí?...”. Como es esperable, la problemática principal que surge en esta lámina es el reconocimiento de la angustia de castración, podemos inferir que la entrevistada no puede superar la misma, subrayando la imposibilidad de acceder al placer, y predominando sentimientos de inadecuación, tristeza y amargura. En las categorías de R. May descritas más arriba, el relato queda girando en torno a un mundo de “privaciones” sin lograr acceder a su momento de “grandeza”. Murray señalaba además que la imagen corporal aparece de una manera significativa en esta lámina, con frecuencia tanto el niño como el violín son imágenes que se prestan a ello. Podemos hipotetizar provisoriamente que la imposibilidad de tener hijos dio paso a un duelo de difícil resolución para B que la llevaría a interrogarse a cerca de la utilidad o no de su “cuerpo-instrumento” (¿me sirve o no me sirve?). Lo anteriormente expresado por la entrevistada converge con una línea de análisis en relación a los tiempos incluidos en la trama argumental que plantea un conflicto (presente), situación a la que no puede darle un origen (pasado), ni tampoco prever una resolución (futuro), quedando un final abierto a expensas de lo que otros decidan. Sabemos que nuestra cultura patriarcal ha determinado la ecuación mujer- madre. El rol maternal sería entonces determinante de la "posición social” de la mujer, transmitida a través de las generaciones precedentes. "... Forzado... forzado. Porque quien tiene un instrumento y no está feliz de tenerlo es porque hay alguien que lo obligó o lo llevó a eso...” "... Podrían ser los padres o un adulto hay detrás, seguro, porque aunque estuviera pensando, vamos a suponer que él quiere de eso hacer algo, construir algo... tendría una cara pensativa, pero no triste...”. Podríamos preguntarnos si B sintió este rol maternal como un mandato social que no pudo cumplir, o intentaría posicio- narse de otra manera frente a la maternidad, planteándose “¿Esto es para mí?”.. Entrevista ... Tengo muchos sobrinos. Tengo mi sobrina y el sobrino, la esposa, mi otra sobrina y el marido... ¿? No, yo no tengo hijos... ¿ ? No, nunca pudimos saber cuál fue la causa, pero no pudimos. Luchamos mucho para tenerlos, pensamos en la adopción... quién sabe si en este tiempo podría averiguarse... en fin... hay otros casos, hay otros métodos, otras técnicas también... nunca se pudo. ‘‘Hace tanto y allá lejos”. E: ¿ Y Ud. a partir de eso cómo se sintió ? B: Me costó, me costó, yo creo que de todo lo que pasé en mi vida es lo que
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