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Capítulo 4 El acoso entre estudiantes Un análisis cualitativo de las narrativas de docentes y alumnos en torno al fenómeno del bullying Teresa A. Veccia y Fabiana Sgromo Introducción El acoso entre partes: los escenarios disponibles y la escalada mediática En las últimas décadas ha ido creciendo la preocupación y alarma en nuestra sociedad acerca del aumento de conductas violentas en el ámbito escolar, problemática que ha cobrado gran relevancia a nivel mundial. A partir del interés y la preocupación por los hechos de acoso escolar en Europa, el Observatorio Europeo de la Violencia Escolar de la Universidad de Bordeaux 2 organizó la Conferencia Mundial sobre Violencia en la Escuela y Políticas Públicas. Contó con la participación de especialistas de 36 países con el objetivo de crear programas de sensibilización y formación en la sociedad y específicamente en las escuelas, la creación de programas de prevención e intervención a nivel local, nacional y de cooperación internacional (Etxeberria Balerdi, 2001). Por otro lado, asistimos a una proliferación de noticias aparecidas en los medios masivos de comunicación, acerca de conductas agresivas y violentas perpetradas entre estudiantes dentro de contextos escolares Tradicionalmente se pensaba que las burlas, discriminaciones, hostigamientos o amenazas entre pares formaban parte del período “normal” de adaptación a la escuela, constituyendo una suerte de ritual o “derecho de piso”. Sin embargo, un importante número de investigaciones realizadas durante las últimas décadas, en distintos países del mundo, han evidenciado que este tipo de maltrato que se ha convenido en denominar bullying (Olweus, 1993) acarrea severas consecuencias emocionales, físicas y sociales en los sujetos involucrados. Las relaciones interpersonales violentas en la escuela constituyen solo una de las tantas expresiones de la violencia social generalizada. En la escuela se conforma un escenario en el que todos los actores juegan un rol cuyo guión comparten con el resto de los miembros de la sociedad. Visto desde esta perspectiva, el problema no sería solo social o psicológico sino también político. Cuando una rígida configuración dominante-dominado es sostenida en el tiempo sin que la víctima pueda defenderse y frente a la mirada de otro u otros que asisten pasivamente al desarrollo de esa escena, estamos frente al fenómeno del acoso o el hostigamiento entre miembros de un grupo, cuyas consecuencias pueden ser devastadoras para las subjetividades en juego. Maltrato y violencia tienen en común el abuso del poder. Podría decirse que las relaciones de maltrato y acoso conllevan una distorsión o una perturbación del equilibrio en los intercambios de poder entre los seres humanos. La palabra “violencia”, del latín, vio- lentia, cuya raíz vis remite al uso de la fuerza y el poder, se aplica al conjunto de medios usados por la fuerza sobre cosas o personas para vencer su resistencia (Coraminas & Pascual, 1980). La palabra “agresión”, del latín aggres- sio (Diccionario de la Real Academia Española, 1992), se define como un ataque para matar, herir o hacerle daño a alguien, especialmente sin justificación. En cambio la agresividad constituye una motivación humana, una tendencia a comportarse agresivamente en distintas situaciones (Berkowitz, 1996). La “hostilidad” es definida como un comportamiento dirigido a una meta, en el que se conjugan actitudes negativas (Spielberger et al, 1983), contiene un componente cognitivo y evaluativo expresado en juicios negativos sobre las personas (Berkowitz, 1996). Las conductas hostiles hacia las personas forman parte también del “acoso u hostigamiento”. La palabra “acoso” proviene del verbo acosar que significaba antiguamente: “acosamiento a caballo, en campo abierto, de una res vacuna, generalmente como preliminar de un derribo y tienta” (Diccionario de la Real Academia Española, 1992). Violencia, agresión, hostilidad, acoso y bullying son categorías independientes aunque pueden coexistir como conductas interdependientes. Los contextos socioculturales actuales en los que se desarrollan las relaciones interpersonales han sufrido y continúan sufriendo numerosas transformaciones. A la familia y la escuela como agentes socializadores tradicionales se suma hoy en día el fuerte impacto de la televisión y los medios masivos de comunicación, que pueden constituirse en ayuda u obstáculo para el desarrollo de niños y adolescentes. La incorporación de las nuevas tecnologías (TIC) a la cotidianidad de las familias, la escuela y los niños abre interrogantes sobre las nuevas formas de relaciones entre compañeros, que traspasa los límites de la escuela. Las conductas agresivas entre los estudiantes siempre existieron, pero actualmente hay elementos que las potencian: 1. La violencia instalada en la sociedad (marginación, injusticias, desigualdad social) hace eco en los espacios áulicos. 2. Los modelos familiares disgregados y las experiencias vinculares conflictivas constituyen disparadores de comportamientos agresivos en los niños en el ámbito escolar. 3. El tratamiento mediático sensaciona- lista con que se abordan masivamente estos temas instala en la sociedad condiciones culturales para el aprendizaje de modelos agresivos. Hoy en día los medios de comunicación y las redes informáticas tienen un poder tal que están ambos en igualdad de condiciones en relación con su influencia sobre la infancia y la juventud. La exhibición cruda y en muchos casos obscena de situaciones de maltrato escolar, la demanda de realismo extremo que alcanza su máxima expresión en la imagen televisiva, la cobertura mediática de hechos de victimización escolar que han tenido dramáticas consecuencias nos permiten pensar que la violencia se ha transformado también en objeto de consumo. Veamos, por ejemplo, cómo en distintos diarios y revistas de nuestro medio local se refleja el tema en los titulares: • Bullying: afecta en la primaria y no saben cómo frenarlo 12/11/2012. Los chicos de los primeros grados ya sufren el acoso escolar. Expertos advierten que los maestros no están capacitados para tratarlo. Faltan estadísticas oficiales y una ley que aborde el fenómeno. (Clarín, Victoria de Masi). • El acoso escolar o bullying 25/01/12. Tiempo atrás, el acoso escolar entre alumnos de escuelas primarias no pasaba de algunos apodos o cargadas. La burla y el sometimiento del que se percibe diferente generan un clima de molestia y hasta de sufrimiento para el chico que se convierte en víctima [Clarín, Nicolás Parrilla). • Amenazaron a mi hija y nadie me escucha 16/11/2011. Mi hija mayor, de 11 años, va a la escuela de jornada completa N° 23 “Belisario Roldán”, en Franco 2.390, Villa Pueyrredón, Ciudad de Buenos Aires, y sufre de acoso por parte de algunas compañeras (Clarín, Antonio Bazaga). • Bullying. la ley del más fuerte 13/05/2012. Acoso, maltrato entre pares, matonismo: los casos de violencia escolar entre menores no dejan de crecer en el país, muchas veces en silencio, a espaldas de los adultos, y acompañados de un grado de virulencia que, afirman los especialistas, va también en aumento. Por qué, pese a la falta de estadísticas oficiales, se habla de una epidemia y cuál es el costo psicológico para las víctimas {La Nación, Fernanda Sandez). • Bullying: un drama que crece en silencio 10/04/2012. Los especialistas en el tema del acoso escolar afirman que debe mejorarse la prevención en el aula y capacitar a los profesores {La Nación, Sebastián Lalaurette). • Acoso escolar en Temperley: “lo mató el colegio” 03/04/2012. Asilo declaró (...) el abuelo del chico de 12 años que se suicidó; otro caso de bullying en el país (Entrevista: Canal 26, publicado por lana- cion.com). El bullying o acoso escolar se produce cuando uno o varios alumnos generan un abusode poder que perjudica reiterada y sistemáticamente a otro/s. Se trata de un fenómeno multide terminado (Veccia et al., 2008) por factores de índole social, familiar, histórico-individual. Desde el enfoque planteado creemos necesaria una mirada multicausal e integral para la interpretación de este fenómeno complejo, un enfoque que considere el maltrato escolar como el resultado de la interacción de múltiples sistemas y factores que inciden en ese comportamiento (Bronfenbrenner, 1987). Desde este abordaje multicausal, ubicamos a los medios de comunicación dentro de las instituciones que median entre la cultura y los individuos. El trabajo de los comunicadores sociales naturaliza y multiplica gran parte de los discursos en circulación en las sociedades, instalándose como determinantes de “un posible”, con el efecto que esto conlleva en el entramado social. Mediante la instalación de “lo posible”, Jean Piaget (1975) sostuvo que, para que exista una acción, primero fue necesaria considerarla posible, lo real es una actualización de los múltiples posibles preexistentes. De allí, la importancia de analizar cómo los medios de comunicación relevan la información acerca del bullying, y cómo esta selección y tratamiento de los contenidos podría influir en la comprensión, detección y abordaje del mismo. 1. Bullying y medios gráficos Se seleccionaron 62 artículos de los cuales 46 artículos corresponden al diario La Nación y 16 al diario Clarín, dentro del período que abarca: de enero del 2010 a marzo de 2012. (Zotta, Waisbrot y otros, 2012) se tomaron aquellos artículos que contenían la palabra bullying y/o “acoso escolar" referidos al hostigamiento entre pares, tanto en su formato digital como en la edición impresa. Para el análisis del material recolectado, se construyeron diferentes categorías en función de su frecuencia de aparición, como puede verse en la Tabla 1. Del análisis realizado se desprende que en los artículos publicados citan fuentes nacionales como internacionales. Dentro de las fuentes nacionales podemos mencionar, a modo de ejemplo: el Ministerio de Educación, diferentes universidades nacionales y colegios, ONG y la Asociación Argentina Bullying Cero. Dentro de Tabla 1. Categorías en función de la frecuencia de aparición. Figura N° 1. Noticias que informan sobre hechos de acoso escolar ocurridos en los dos últimos años y noticias que describen el fenómeno. las fuentes internacionales, muchos de los artículos citan un estudio realizado en Latinoamérica por la UNESCO, también se destacan como fuentes principales: Flacso, Unicef y los Observatorios Latinoamericanos e Internacional de Violencia Escolar. En el artículo citado se aprecia cómo los medios gráficos de comunicación centran las noticias en la descripción del fenómeno o en un hecho puntual, haciendo hincapié solo en las consecuencias de un proceso que no ha sido detectado tempranamente. Como fuentes se recurre a especialistas en el estudio del fenómeno y estadísticas de organismos internacionales (UNESCO Y Unicef); desconociendo las investigaciones realizadas en nuestro país que dan cuenta de las características propias que toma el fenómeno en la Argentina. Con respecto a las causas que originan este fenómeno, si bien la mayor parte de los autores reconocen que el bullying es un fenómeno multicausal, algunos destacan la pérdida de la autoridad o falta de límites, otros la falta de modelos y valores, y en menor medida atribuyen las causas a los medios de comunicación e Internet como facilitadores o fomentadores de escenarios violentos, dando lugar a un nuevo fenómeno: el ciberbully o cibe- racoso, que ocurre fuera de la escuela pero sus consecuencias pueden también revertir en el aula. Por otro lado, las secciones en donde se encuentran mayor cantidad de artículos alusivos resultaron ser la de Cultura y de Opinión, siendo los profesionales mayormente consultados del área de la psicología. ¿Es el bullying un problema Social y Cultural o es un problema de la Salud Pública? Esta contradicción en torno a circunscribir el fenómeno como una problemática estrictamente social y cultural, o atinente a la salud pública se ve reflejada en los programas de intervención a cargo de profesionales provenientes de disciplinas sociales, que excluyen la pregunta acerca de la singularidad y lo histórico individual. ¿No será que la salud pública absorbe los emergentes del fenómeno: niños, padres, maestros? Esto comienza a marcar una tendencia que se ve reflejada en las soluciones propuestas por los distintos expertos, soluciones pobres en relación a la magnitud del creciente fenómeno. Con respecto a las soluciones propuestas, se sugiere poner el acento en la comunicación con los adolescentes, estar atentos, escucharlos, es decir intervenir sobre la naturaleza silenciosa de esta violencia, articular el trabajo de la escuela, los padres, los alumnos y los medios, o justificar la necesidad de constituir un marco legal, para este tipo de violencia. En los artículos se observa cómo las Instituciones, escuela, familia y sociedad destinadas a contener al niño fallan en su rol de portadoras de los límites, como también nos muestran una marcada carencia de recursos para ofrecerles vías alternativas de solución, que les permitan canalizar estas conductas de acoso. Dentro de las causas que originan el bullying, los medios gráficos le otorgan a las nuevas tecnologías un lugar central. A partir del acceso que los jóvenes tienen a las redes informáticas, asistimos a una nueva modalidad de hostigamiento conocida con el nombre de cyberbully. Una de las maneras más frecuentes que eligen los adolescentes para desprestigiar a una víctima a través de Internet es la creación de blogs y los propios fotologs para realizar montajes fotográficos que son enviados a varios destinatarios. Se usan los teléfonos celulares y los emails para mandar mensajes, rumores infundados y fotos o videos sobre la víctima, llegando hasta el pedido de actividades de tipo sexual, ocultos detrás del anonimato. Este tipo de acoso se realiza a toda hora, lo que impide a las víctimas estar a salvo aun en sus propias casas, ya que pueden recibir amenazas y hostigamiento en forma anónima y durante las 24 horas, todos los días del año. El hostigamiento virtual facilita la intimidación e intensifica la experiencia de abuso desde la perspectiva de la víctima, quien puede sentir que no tiene dónde refugiarse, que la humillación a la que es sometida adquiere estado público, ya que es presenciada por un gran número de espectadores en el ciberespacio, y que se encuentra atrapada en una “red” de la que no tiene salida. Numerosos estudios (Nansel, Over- peck, Pilla y otros, 2001) han demostrado la prevalencia del ciberacoso entre estudiantes, concluyendo que es un problema tan frecuente como el acoso escolar. Las últimas investigaciones sobre el tema tienen como objetivos, además de determinar el predominio de este tipo de conductas entre los jóvenes, indagar las diferencias según edad y género. De las investigaciones realizadas se desprende que, si bien la diferencia es muy pequeña, las niñas tienen mayores posibilidades de ser victimizadas, y que este comportamiento se acrecienta entre niños de 7o grado, disminuyendo con el ingreso en la secundaria (Wade & Beran, 2011). La referencia permanente que hacen los medios en torno al ciberbullying ¿promueve las creencias de “lo posible” favoreciendo el incremento de las situaciones de acoso por fuera del ámbito escolar o son simplemente nuevas herramientas de expresión del maltrato entre pares? Es un dilema de esta época la ausencia de modelos y cómo el sujeto cada vez está más inmerso en la virtualidad, no interacciona de un modo presencial y comprometido con el otro, todo es efímero y pasajero. Se hace referencia a las víctimas sin consideraral agresor y a los testigos de esta escena. Se podría representar al bullying como un suceso circular rotativo en donde el hostigador (victimario), el hostigado (víctima) y los testigos (público observador no participante) rotan en función de la escena. Dentro de lo que serían las posibles soluciones se ve una carencia de mecanismo de detección de la trama previa del bullying que obstaculizan la prevención precoz del fenómeno, se lo enuncia buscando posibles causales pero aún no hay políticas de solución o de detección. Por último dejamos planteada una situación dilemática en torno al accionar de los comunicadores, al transmitir la información ¿Están influenciados por las representaciones sociales y culturales que poseen en relación al contexto social y cultural en el que están inmersos? ¿Es la información un hecho objetivable? ¿Es percibida por ellos de manera real o está atravesado por los repertorios interpretativos sociales e individuales en torno a la violencia y maltrato, que a su vez retroalimenta con la exposición mediática del fenómeno? Reflexionar e informar sobre la problemática del bullying implica reconocer que vivimos en un mundo de complejidades, en el que cada resultado o producto de una acción trae en su esencia esa capacidad de generar, de crear, a la vez que retoma de manera recursiva (Morin, 2003) los elementos que lo provocaron. 2. Estudios sobre el bullying: un panorama de la realidad latinoamericana La estimación de especialistas de la educación y agentes de salud sobre la presencia cada vez más sostenida de este fenómeno en los centros educativos produjo que, junto al interés por el estudio teórico del Bullying, los investigadores aborden el problema desde un enfoque empírico destinando esfuerzos para desarrollar instrumentos de evaluación que permitan su detección y prevención en contextos escolares. Se han elaborado distintas propuestas bajo el formato de cuestionarios, escalas, entrevistas personales, observaciones conductuales, para que los actores de la comunidad educativa (alumnos, profesores, familias) caractericen el comportamiento agresivo desde sus propias vivencias y experiencias. Hay consenso sobre los aspectos principales que delimitan el bullying de otros tipos de maltrato, si bien es sabido que, en cada país, cultura, incluso ámbito escolar, el fenómeno adopta matices diferenciales según formas de agresión predominante, intensidad y frecuencia. Esto condujo a la creación o adaptación de instrumentos de intervención según las características regionales de la población en estudio. Como se muestra a continuación existen estudios en Latinoamérica que profundizan el estudio de este fenómeno, citaremos solo algunos a modo de ejemplo: 1. Trabajos de Ciudad de México argumentan que las conductas agresivas dentro de la escuela no se reducen a la violencia física sino que contemplan abusos de poder de los más fuertes sobre los más débiles y pueden ser de naturaleza verbal, o de exclusión y marginación de las actividades cotidianas. (Ortega Salazar et al., 2005). 2. Ortega (2005) trabajó sobre la incidencia de la violencia interpersonal en Nicaragua en estudiantes entre 8 y 22 años, arribando a dos conclusiones importantes: a) El hallazgo de formas de maltrato más crueles (violencia física, robos y abusos sexuales); b) la influencia del género: los varones están más implicados que las mujeres en problemas de violencia interpersonal en las escuelas. 4. Abramovay (2005), Vicedirectora del Observatorio sobre Violencia en escuelas de Brasil, enfoca el estudio de la misma como demostración de agresividad contra bienes materiales, instalaciones o bien contra personas: alumnos, profesores, funcionarios escolares. La autora entiende la violencia como parte de las acciones que resultan de la ruptura del diálogo. 5. En Uruguay (Cajidas de Segredo y otros, 2006) se ha adaptado y validado para una muestra de estudiantes secundarios el cuestionario auto administrado de Bullying Fighting and victimization de Bosworth, Espelage y Simón, atendiendo a su especificidad cultural. Los autores señalan que la burla podría ser una dimensión de la agresión entre pares más distintiva de esa población. 6. En la Argentina, las Universidades Nacionales de Luján, La Plata, Rosario, Tucu- mán y Cuyo, convergen en el estudio de la violencia entre pares en investigaciones que están desarrollando cada una desde sus respectivas propuestas de trabajo: • Universidad Nacional de Tucumán: “Comportamientos violentos de los niños en escuelas urbanas y rurales de Tucumán”. • Universidad Nacional de Cuyo: “Los sujetos portadores de diferencias en la cultura escolar; un estudio desde la perspectiva de los actores”. • Universidad Nacional de Rosario: “Violencia entre pares en el ámbito escolar. Intervención y prevención”. • Universidad Nacional de La Plata: “La representación infantil de las emociones en situaciones de litigio entre iguales. La perspectiva género, (ver Figura N°3) Sintetizando los resultados más relevantes de diversos trabajos nacionales e internacionales sobre el concepto de bullying y haciendo mención a las tendencias más consistentes, es posible afirmar que: • Lo que caracteriza las relaciones entre pares es la simetría y, en el caso del maltrato, es precisamente esa reciprocidad la que se rompe. Se produce por tanto un abuso por parte de un sujeto que deja de ser un igual. • No se trata de un problema de agresión esporádico sino de la alteración en la reciprocidad y la negociación del poder en los vínculos, que se desarrolla en el marco de una relación continuada. • El maltrato no puede entenderse como un problema que se genera por determinadas características individuales; en todo caso, estos rasgos deben entenderse, no como causas del fenómeno, sino como factores de riesgo. 3. El acoso entre pares: la violencia silenciada El maltrato entre iguales combina violencia y agresión entre los alumnos en grados de visibilidad variable para docentes y padres. En él intervienen no solo víctimas y victimarios sino también un número de espectadores, algunos pasivos y temerosos y otros decididamente activos/favorecedores que guardan un “pacto de silencio”, que permite que el hostigamiento se prolongue en el tiempo. No se trata de una pelea ocasional en el recreo o de una agresión entre bandas. También debe diferenciarse de la “conducta antisocial” que es una categoría más amplia que, si bien incluye las agresiones, está más dirigida a cometer daño contra instituciones, por ejemplo el vandalismo contra objetos o bienes, las amenazas telefónicas de bombas para evitar las tomas de exámenes, las “copias” organizadas, etc. En el caso del acoso entre estudiantes, cada una de las interacciones entre los individuos implicados recibe la influencia de las anteriores y, a su vez, la influencia de las expectativas que los individuos afectados generan respecto de interacciones futuras. Lo que diferencia el acoso entre pares de otras formas de maltrato es precisamente el contexto grupal en el que se produce y las características de la relación entre los participantes (Veccia y otros, 2008a). Los fenómenos, conflictivos o no, que ocurren dentro de la escuela no pueden analizarse descontextualizándo- los, sino que deben considerarse en el marco del involucramiento de los propios actores institucionales, de los procesos que se generan al margen de los discursos formales en los que se basa una organización, de los sistemas de comunicación, la forma que adquiere el poder y los estilos de convivencia que tienen lugar en la institución escolar (Jackson, 1968). La convivencia es una realidad que trasciende la mera ausencia de conflictos. Ella remite a la calidad de las relaciones interpersonales que se han construido en la institución y que dan lugar a un determinado clima escolarque, a su vez, influye sobre aquellas. Según Boggino (2003) en las relaciones interpersonales marcadas por la violencia que ocurren en la escena escolar, y que día a día exponen los medios al conocimiento común, debe considerarse la articulación entre diferentes instancias: a) instancias estructurales (que se organizan y desarrollan en relación a fuerzas sociales y productivas en las cuales sujetos y comunidades tienen poca incidencia); b) instancias institucionales (instituciones que producen cambios e instituyen a la vez que son productos instituidos); c) instancias o procesos psíquicos que implican procesos subjetivos que constituyen la personalidad de los alumnos, encontrándonos con rupturas o déficits en la constitución temprana de la subjetividad, precariedad vincular y deprivación emocional. La complejidad de estos fenómenos constituye un campo de investigación compartido por diversas áreas del conocimiento y de alto interés aplicado tanto para la psicología como para la educación y la sociología que requiere de constantes aportes en orden a lograr evaluaciones e intervenciones eficaces que permitan desmontar las tramas violentas. La complejidad de la sociedad actual, de las instituciones educativas y de la subjetividad, junto a la diversidad producida por la dinámica entre ellas, no acepta visiones simplificadoras, con lo cual la constricción a un marco teórico único para su abordaje resultaría en una reducción de la complejidad del fenómeno en estudio. 1. Los roles detectados en la “dinámica bullying” En un comienzo las relaciones de hostigamiento eran comprendidas como un fenómeno diádico, conformado solo por “el hostigador” y “la víctima”. Gracias a la investigación sistemática y a las observaciones de campo esta opinión ha ido cambiando, se ha ido complejizando la comprensión del fenómeno tras la introducción de otros actores fundamentales en el sostenimiento de la dinámica aludida (Rigby, 1996). A partir de los estudios sobre la temática se han podido identificar roles diferenciados que participan en forma activa o pasiva en la dinámica del grupo áulico. Al respecto, Pérez Algorta (2007) describe los llamados grupos de sostén del hostigador, que no poseen un rol activo inicial, pero que inciden en el sostenimiento de la dinámica, favoreciendo que el hostigador se consolide en su rol y logre el reconocimiento anhelado. Del lado de la víctima encontramos a los grupos de defensores que en forma directa o solapada manifiestan su desacuerdo con la situación de agresión dentro del aula. Y los espectadores pasivos, que presencian la situación de agresión sin una participación activa en la misma. Otras investigaciones han identificado otro tipo de víctimas que muestran una propensión a presentar un comportamiento hostil, combinado con la situación de victimización. A estas víctimas se las ha denominado de diversas maneras: bully/víctimas, (Boulton & Smith, 1994) víctimas provocativas (Olweus, 2001), o víctimas agresivas (Schwartz, Proctor & Chien, 2001). La teoría psicoanalítica ha explicado estos fenómenos al plantear que la agresión sufrida pasivamente puede luego encontrar una vía de canalización en la expresión activa (Freud, 1915) De este modo la dinámica del bullying queda conformada de tal manera que favorece que los comportamientos violentos se repitan y perpetúen en el tiempo. 2. Historia y diseño de una investigación. El significado de la investigación para los investigadores Muchos interrogantes surgen al adentrarse en el estudio de este fenómeno: 1. ¿Cuál es la mirada que los adultos tienen sobre el bullying? 2. ¿Por qué es tan difícil detectar precozmente dicha problemática? 3. ¿Por qué los adultos son los últimos en detectar dicho fenómeno que se desarrolla dentro de la escuela? 4. ¿Cuál es la importancia de la mirada del adulto para favorecer la prevención, detección e intervención en el fenómeno del bullying? 5. ¿Cuáles son las representaciones, creencias y valores de los niños en torno a las relaciones entre compañeros? 6. ¿Cómo vivencian el clima escolar? 7. ¿Cuáles son las representaciones de los niños en torno a los docentes y directivos? ¿Cómo figuras de autoridad, como figuras de afecto y modelos de identificación? 8. ¿Cuál es la mirada de los niños en torno al bullying? 9. ¿Qué actitudes adoptan los niños ante las situaciones de acosos en el grupo áulico? Nuestro interés por la temática que aquí planteamos surge desde los inicios de la conformación de nuestro equipo de investigación, en el año 1998. Desde entonces hemos venido desarrollando una línea investigativa que nos ha llevado a planteos y replanteos de la temática que focaliza en las relaciones interpersonales de los adolescentes en contextos escolares, y que se ha visto reflejada en nuestros sucesivos proyectos de investigación. Ocasiones en las cuales abordamos el estudio de la percepción y el desarrollo de las relaciones interpersonales entre adolescentes, la manifestación de conductas competentes o incompetentes socialmente, desplegadas por ellos en sus grupos de convivencia y la capacidad para aplicar su 118 | Teresa A. Vécela y Fabiana Sgromo “imaginación interpersonal” en diversas situaciones sociales1. También nos hemos dedicado a investigar el grado de influencia que el género y la posición social tienen sobre estas percepciones y actitudes2. De acuerdo a los resultados obtenidos, distintos grupos de niños y adolescentes urbanos de ambos sexos y de niveles socioeconómicos bajos, medios y medios- altos, presentan diferentes inhabilidades sociales y se caracterizan por ser vulnerables e influenciables emocionalmente, con dificultades para disponer de estrategias interpersonales que les permitan defender sus propios derechos y tendiendo a rehuir de las dificultades y de las figuras de autoridad. En este marco, las manifestaciones de la violencia interpersonal se hacen visibles, enraizadas en las bajas expectativas sobre lo que tanto la escuela como la familia pueden ofrecer al desarrollo personal de sus miembros. Además el avance del estudio a nivel institucional reveló características de la escuela de hoy y de la necesidad de un cambio positivo para que el contexto escolar pueda facilitar la expresión de la comunicación interpersonal a partir del reconocimiento de las diferencias entre grupos con diferentes modalidades de socialización. La continuación en el abordaje del tema de las relaciones interpersonales en el ámbito escolar responde a una necesidad social de prevención y acción en pos de mejorar las habilidades sociales de los jóvenes y frenar el aumento de comportamientos agresivos y violentos dentro de la escuela (Boggino, 2003). Para contribuir al estudio del maltrato entre iguales, nuestro tema actual 1 Variación del autoconcepto y la percepción de las relaciones interpersonales durante la etapa adolescente. Programación UBACYT 1998-2000. Directora: Prof. Dra. Teresa A. Veccia. 2 Influencia de la edad, el género y la posición social en la percepción de las relaciones interpersonales durante la adolescencia. Programación UBACYT 2001-2004. Directora: Prof. Dra. Teresa A. Veccia. de investigación, creemos imprescindible contar con instrumentos de evaluación que partan del análisis de nuestra propia realidad educativa, ya que la incidencia y formas de manifestación de este fenómeno varía según las distintas culturas. Esto nos permitirá además de detectar y describir el fenómeno, contribuir a la mayor sensibilización y a la toma de conciencia entre los distintos actores involucrados, así como dar lugar al diseño e implementación de programas de prevención e intervención confiables para abordar el problema en contextos educativos locales. En el año 2006 presentamos el Proyecto “Maltrato entre pares como expresión de la violencia interpersonal”3 en el que sepropuso la construcción de un instrumento para diagnosticar este fenómeno en escuelas de capital. En él partimos de una exploración inicial de tipo cualitativo cuyo objetivo fue la construcción de categorías conceptuales a través de entrevistas en profundidad aplicadas a distintos miembros de las comunidades educativas. Para la segunda fase, de corte descriptivo y cuantitativo, se abordó la elaboración de un cuestionario en base a la operacionalización de las variables teóricas obtenidas en la primera fase. Desde este enfoque, desarrollamos nuestro trabajo de investigación sobre el fenómeno “bullying”, considerándolo no como un hecho aislado y descontextualizado, sino como un emergente de la interacción entre los distintos actores que se relacionan en el marco de un contexto específico: el de la institución educativa actual. Cabe pensar entonces que la palabra de cada actor institucional adquiere una importancia central para comprender el fenómeno estudiado. Y luego a partir de 3 Maltrato entre pares como expresión de la violencia interpersonal. Construcción de un cuestionario para evaluar su incidencia en contextos escolares. Programación UBACYT 2006-2009 (P 804). Directora: Prof. Dra. Teresa A. Veccia. El acoso entre estudiantes 1119 las diferencias subjetivas que emergen se impone la labor de reintegrarlas en un análisis que las vuelva a relacionar con el fin de recomponer la trama de significados subyacente. 3. Por qué es importante conocer la mirada de los adultos Para poder dar respuesta a este enunciado, debemos referirnos a los pasos que deben seguirse para la definición de un problema de investigación y las necesidades que se generan para intentar dar respuesta al mismo. Y en este camino, encontraremos la justificación de la metodología elegida para trabajar este tema. Una vez que se ha decidido y definido el problema a estudiar, el investigador debe familiarizarse con el tema en cuestión. Esto es, al decir de algunos autores, conocer en profundidad “el terreno sobre el que se está pisando” (Hernández Sampieri, 2008). A tal fin, tenemos como recurso el abordaje de la literatura existente sobre el tema, que nos puede abrir varios caminos. Por ejemplo: llevarnos a planteos que hasta ese momento no nos hemos hecho, detectar conceptos que serán clave en el desarrollo del estudio que no habíamos considerado, conocer los métodos que les han servido a otros para, en caso de ser necesario, poder utilizarlos, tener en cuenta los errores de otros para evitar volver a cometerlos, etc. Y sobre todo, conocer diferentes maneras de pensar y abordar el problema. Durante esta revisión, y obviamente también a lo largo del proceso, debemos ser cuidadosos de hacer a un lado nuestros preconceptos y opiniones sobre cómo se relacionan los conceptos entre sí, debiendo mantenernos atentos y abiertos tanto al surgimiento de nuevos conceptos como a nuevas relaciones entre los mismos. En el caso de la investigación cualitativa, la revisión de la bibliografía nos sirve de apoyo para definir o plantear el problema inicialmente, pero luego pasa a un segundo plano, ya que lo central en este tipo de metodologías será el proceso mismo de recolección y análisis de los datos. El papel de la teoría es auxiliar e implica proveer de ideas no contempladas pero que se ajustan al contexto y desarrollo del estudio, y que al final le permitirá al investigador ir más allá del evento particular del que partió y relacionarlo con otros similares en diferentes contextos. Esta es una metodología interpretativa, ya que el investigador debe proceder a realizar su propia valoración de los datos obtenidos. Este proceso interpretativo va siendo guiado por la información que va recabando. Este tipo de planteamientos investigativos son apropiados cuando el investigador se interesa por el significado de las experiencias humanas, tomando muy en cuenta el punto de vista individual y personal de los sujetos con los que trabaja. Dichos relevamientos ocurren en los ambientes naturales y cotidianos de los participantes y la herramienta principal para lograr la recolección es el investigador mismo, quien trata de obtener la información tal como estos se la revelan. A estos fines se cuenta con varios métodos, siendo los prioritarios en nuestro caso la observación, la entrevista en profundidad y los grupos focales. El análisis de esta información debe ser abordado de forma sistemática, orientado a generar constructos y establecer relaciones entre ellos, constituyéndose esta metodología en un camino para llegar de modo coherente a las conclusiones. En este sentido, la aplicación metodológica elegida intenta comenzar a explorar los borrosos contornos de la problemática del maltrato entre iguales, identificando sus principales causas y factores desencadenantes así como los factores que generan pasividad y permisividad ante los casos de acoso escolar tal como es percibida por la comunidad educativa. Utilizaremos como ejemplificación el trabajo realizado durante la primera etapa de nuestra investigación, en la cual se intentó describir y comprender la percepción de los adultos y de los niños sobre la problemática del bullying. Utilizamos como método de recogida de datos las entrevistas en profundidad semiestructuradas, llevadas a cabo con docentes, directivos y no docentes. Para tal fin, a partir de reflexiones teórico- metodológicas para la delimitación de los objetivos, se arribó a un primer modelo de entrevista a implementar en la comunidad educativa seleccionada. La experiencia obtenida en el campo, sumado al material cualitativo recolectado, posibilitó la reformulación del guión de la entrevista en profundidad, obteniendo de esta manera un instrumento más confiable en función de la metodología elegida y del objetivo de la investigación (Veccia y otros, 2008c). En base a las mismas construimos categoríás para el análisis de datos. Nos basamos en la línea que propone la “Grounded Theory” (Glasser & Strauss, 1967), es decir, leer (y releer) una base de datos textual (por ejemplo, un corpus de notas de campo) y “descubrir” o etiquetar variables (llamadas categorías, conceptos y propiedades) y sus relaciones. ¿De qué hablamos cuando nos referimos a un texto narrativo o una narrativa adulta? En este caso cuando hablamos de texto narrativo nos referimos a aquel en el que se realiza un relato de una serie de acontecimientos que afectan a uno o varios personajes que interactúan entre sí y que se desarrolla en un entorno determinado. En este caso los personajes serán los diferentes actores: docentes, directivos y el entorno, las escuelas como contexto en el cual realizan dicha actividad, con las variables ambientales propias de las mismas. A partir de un sistema de categorías o códigos de significados que reflejan el contenido de los documentos analizados nos fue posible el armado de hipótesis, relacionando los conceptos que las categorías representan, las cuales integradas en un todo coherente constituyen un análisis del fenómeno estudiado. La metodología que se ha propuesto no corresponde a un procedimiento preestablecido, estático, sino que al ser interpretativo, necesariamente lleva a la generación de un sistema de categorías comprehensivo. Este procedimiento analítico ha permitido extraer redes de significados relevantes sobre la percepción adulta del fenómeno. Dentro de este marco hemos empleado una estrategia multitécnica consistente en entrevistas en profundidad con los directivos, docentes y auxiliares; diarios de campo con notas del investigador sobre lo observado; el grupo focal con alumnos -que en su guión incluyeron la aplicación de láminas- y un cuestionario escrito y anónimo. De esta manera, al implementar una estrategia mixta de recolección de información no solo se favoreció que los actores se puedan expresar libremente,sino que principalmente se pudo estudiar la percepción del problema desde distintos ángulos, aumentando el rigor científico del trabajo de investigación. Como primer foco de nuestro interés tomaremos al protagonista adulto que realiza tareas en la escuela: docentes, directivos, secretarios, auxiliares, etc. Su mirada y lectura de lo que ocurre en el ámbito escolar es fundamental en el tema que nos aboca, ya que dependerá de este en definitiva el abordaje del problema y lo que lleve a cabo para tratar de solucionarlo, hacer como que “aquí no ha pasado nada” o hasta ponerse del lado del hostigador. Metodología y procedimiento empleado para obtener las distintas narrativas Acceso al campo Con el objeto de iniciar este trabajo el primer paso fue contactarnos con el Departamento de Convenios de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires, sede de nuestro Proyecto de Investigación, para obtener el listado de las escuelas de la ciudad de Buenos Aires con convenios vigentes con la Universidad. En el momento de nuestro pedido, no se disponían de convenios vigentes, por lo que debimos iniciar uno nuevo y específico con las escuelas que participarían del trabajo. Al mismo tiempo nos informaron que también necesitaríamos una autorización del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, específicamente de la Dirección de Investigación del Ministerio de Educación para acceder a las escuelas públicas. De esta manera, presentamos ante ese organismo el proyecto y la solicitud de autorización. La nota presentada al organismo constó de los siguientes ítems: • Resumen del proyecto. • Referencias que avalan la trayectoria de la institución que presenta el pedido en el campo de la investigación. • Objetivos y finalidad de la investigación. Tipo de información que se pretende obtener, metodología e instrumentos de recolección de la información. • Destino de los resultados obtenidos en la investigación. • Características del trabajo de campo. • Antecedentes del equipo de investigación. Luego de presentar el Proyecto se llevaron a cabo entrevistas con personal autorizado del Ministerio de Educación para presentarnos como equipo, responder a los requerimientos solicitados, precisar el encuadre de trabajo, y los modos de transferencia de los resultados a los actores involucrados. Los primeros plazos previstos para el desarrollo del trabajo se vieron seriamente afectados debido al tiempo de demora de dicha autorización. Cuando obtuvimos una respuesta se nos informó que solo podría ser viable la primera fase del Proyecto y que para la segunda fase deberíamos presentar una nueva solicitud que incluyera los instrumentos elaborados a partir de la primera fase del trabajo. Para iniciar el acceso a campo el equipo decidió optar por una vía informal de acercamiento a partir de un contacto de una estudiante de la universidad vinculada al equipo que se desempeñaba como maestra en una escuela de la ciudad de Buenos Aires. En primer lugar, se solicitó una entrevista con las autoridades de la escuela a las que se les entregó un resumen del proyecto y se les explicaron los objetivos del trabajo. Conversamos sobre la trayectoria de los investigadores en el tema en estudio a la vez que se intercambió información y se respondieron dudas e interrogantes de las autoridades en relación a la inclusión y permanencia de los investigadores en la escuela. Luego, se decidió comenzar con las entrevistas en profundidad. Características de la escuela La escuela en la que se realizó el trabajo de campo se encuentra en un barrio del sur de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. En la escuela se desarrollaron dos proyectos institucionales, el primero hizo eje en la “integración" en razón de la población multicultural que asiste a la misma. El segundo, tenía como eje el tema de los “valores”. La gestión impulsó también la creación del comedor, con el que no contaban por ser una escuela de jornada simple. También contaban con una activa participación de la Asociación Cooperadora integrada por padres de alumnos y ex alumnos. En la población escolar había un gran porcentaje de inmigrantes, sobre todo de Perú, Bolivia, Paraguay, China y Corea, y el 30% aproximadamente vivía en pensiones u hoteles subsidiados por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Un gran número de familias tenía asignado algún plan de ayuda económica que le proveía el Estado, por ejemplo el Plan Jefes y Jefas de hogar. Participantes Participaron de las entrevistas el director, el vicedirector, secretarios, docentes de grado, docentes de áreas especiales y auxiliares no docentes. Técnicas e instrumentos de recolección de información Se utilizaron dos técnicas para la recolección de datos: • la observación en campo y • la entrevista en profundidad. La observación en campo permitió la confección de un mapa espacial y uno temporal (Anexos 1 y 2). La entrevista fue diseñada en base a la bibliografía consultada y considerando también criterios propios de la discusión en el equipo de investigación. Tuvo como objetivo obtener información sobre el tema objeto de la investigación y a partir de ello establecer un listado con las categorías temáticas relacionadas con el foco de las entrevistas. Se trató de profundizar las ideas previas obtenidas de las búsquedas bibliográficas preliminares y conocer cómo los participantes de los contextos educativos analizados percibían las situaciones de maltrato. Se inició dando explicaciones generales sobre la finalidad y orientación de la investigación y progresivamente se fueron detallando las preguntas en torno al foco de interés. Procedimiento El equipo de investigación participó de sucesivas reuniones previas para lograr acuerdos respecto de la tarea que llevaría adelante. En estas reuniones se trabajaron dudas, inquietudes, como también objetivos y material bibliográfico. A los efectos de iniciar el trabajo la directora comunicó a los docentes nuestra presencia y aquellos que contaban con horas libres se acercaron para ser entrevistados. Disponíamos entonces solo del tiempo que el docente nos podía brindar. El equipo se dividió en dos grupos: una parte realizó las observaciones en campo, mientras que otro grupo aplicó las entrevistas. Cada investigador contó con un grabador y una hoja de anotaciones. Las entrevistas han sido grabadas, transcritas y posteriormente codificadas. Para el desarrollo de esta tarea, la dirección de la escuela habilitó dos espacios: la biblioteca y una sala de reuniones. Esto nos permitió asegurar lo mejor posible la privacidad requerida por la tarea emprendida. Se desarrollaron un total de 35 entrevistas en profundidad con un número de informantes clave de dicho establecimiento: directivos, secretarios, docentes de grado y de áreas especiales y auxiliares no docentes. La metodología seguida en la elaboración de categorías fue la siguiente: en primer lugar, separamos el texto en unidades espaciales mediante números (líneas del texto), y las unidades temáticas que se señalaron con letras permitieron encontrar segmentos referidos a un mismo tema. Posteriormente, se agruparon las unidades de datos a fin de identificar en ellos componentes temáticos que permitieran construir las categorías de contenido. A continuación, estas categorías fueron definidas operacionalmente, lo que permitió, distinguir subcategorías. Las categorías iniciales de las entrevistas a docentes, no docentes y directivos escolares fueron: a) Elección vocacional de la carrera docente b) Percepción actual del rol docente c) Percepción del clima escolar d) Relaciones interpersonales intrainstitucionales e) Percepción de los adultos sobre la violencia entre los niños f) Condicionantes de las conductas agresivas percibidas por los docentes g) Líneas de actuación seguidas h) Necesidades de los docentes paraenfrentar el fenómeno de la violencia entre los niños i) Percepción de las características de los alumnos Una vez obtenidas estas categorías, se volvió al texto, para asegurar que las frases estuvieran correctamente ubicadas en las categorías construidas, de acuerdo al sentido de este. Dicho proceso permitió percibir la existencia de diferentes atributos dentro de las categorías, por lo cual se generaron subcategorías o propiedades dentro de las mismas. Además, en algunos casos, se suprimieron o reformularon categorías. De este modo quedaron planteadas categorías y subcategorías que se desprenden de la muestra de docentes y directivos (ver Tabla 2). El sistema de categorías propuesto puede considerarse como un mapa de significados que refleja el contenido de los documentos analizados y nos permite generar hipótesis, relacionando los conceptos que las categorías representan, las cuales, integradas en un todo coherente, constituyen un análisis del fenómeno estudiado. Estas son algunas conclusiones a partir del análisis de la muestra estudiada: • Desde el punto de vista de los docentes observamos que se percibe a la escuela como depositaria de los aspectos negativos de la sociedad: violencia, falta de límites, denigración del docente, exigencias de los padres, necesidades económicas, discriminación. Por otro lado los padres piensan que el problema debería resolverse dentro de los establecimientos educativos. La escuela y la familia se exigen recíprocamente el cumplimiento de funciones que perciben como fuera de su alcance. • Para los docentes, el contexto sociocul- tural y la familia son ubicados como los condicionantes principales de las conductas agresivas entre los niños. • Según la percepción de los actores institucionales, el alumno es percibido como alguien sin futuro, del que no se puede esperar mucho. • En general, los entrevistados manifiestan la presencia de violencia escolar entre los alumnos, y es caracterizada principalmente por agresiones verbales o físicas. • Para los actores institucionales la realidad que enmarca a la violencia escolar es percibida como imposible de modificar, es “algo que viene dado” por el contexto o por la familia. Aquí se observa, entre ciertos docentes, una pasividad en el ejercicio del rol frente a un mundo exterior que parece aplastante. • Las relaciones docentes-padres /padres- docentes se encuentran seriamente afectadas, se exigen recíprocamente lo que perciben como fuera de su alcance. Como bandos enfrentados se adjudican mutuamente las causas de las dificultades en los vínculos con los niños. Según Flavia Tamar (2005), muy pocos trabajos de investigación se centran en el docente y en las estrategias que este implementa para resolver la situación y/o contribuir a su prevención. Es casi insoslayable comentar que la actitud del docente cuando se plantea abiertamente el hostigamiento va a determinar o incidir en gran medida en su resolución, o todo lo contrario, va a acrecentar el hostigamiento. Esto dependerá de las características de su personalidad, su estilo de resolución de los conflictos y otra serie de factores. Según un trabajo realizado en la Universidad de Rosario, es importante la tarea del adulto-docente en la resignificación de la naturalización de la violencia entre pares en el ámbito escolar. Sus autoras hacen hincapié en la importancia del docente y la lectura o el significado que este le dé a la situación en la implementación de estrategias resolutivas y enfatizan los efectos que va a tener a posteriori su intervención. De esto se desprende que el docente debe estar capacitado, tener las herramientas para abordar este tipo de situaciones. En el avance de nuestro trabajo (Veccia y otros, 2008 b) hemos encontrado que los implicados reconocen la existencia de violencia entre los pares, pero se observa una tendencia a la naturalización de la misma y una gran dificultad para implicarse en el problema ubicando en el afuera los condicionantes que determinarían la proliferación de estas conductas agresivas. En este sentido, los entrevistados tienen la percepción de que la escuela es la depositaria de los aspectos negativos de la sociedad y las familias. Parece trazarse un circuito que describiremos como sigue: violencia> falta de límites > denigración del docente > exigencias de los padres > necesidades socioeconómicas > discriminación; generándose, en consecuencia, lo que podríamos denominar “círculo de la violencia”. Otro aspecto a destacar es la percepción que estos actores tienen del alumno. Este es visto como alguien sin futuro, sin Tabla 2. Análisis de entrevistas a docentes. Categorías. Fuente: Veccia, T.; Cattáneo, B.; Grisolía, E. 2008b. El maltrato entre pares en contextos escolares: la mirada de los docentes y los padres. XII Congreso Nacional de Psicodiagnóstico ADEIP. La Plata, Argentina. salida, del que no se puede esperar mucho. Percepción que resulta congruente con lo anteriormente planteado, en tanto que la realidad exterior es percibida como imposible de modificar, es “algo que viene dado” por el contexto o por la familia. Aquí se observa una pasividad en el rol y una percepción derrotista frente a un mundo exterior que parece aplastante y sume en la impotencia. Este punto resulta importante toda vez que una percepción denigrada del propio rol en la que el docente no puede esperar nada del alumno ni el alumno del docente, podría dificultar la detección de situaciones de maltrato entre los alumnos y por ende impedir la aplicación de recursos propios para prevenirlas y solucionarlas. Respecto de cuál es la percepción que tienen los docentes acerca de las posibles soluciones al problema, es interesante destacar que todos los entrevistados mostraron sorpresa ante la pregunta y no sabían bien qué responder. Esto converge nuevamente en el primer punto analizado: la impotencia que frente al problema tienen los actores involucrados y la naturalización de la violencia como parte integrante del contexto escolar. Los principales núcleos problemáticos detectados apuntaron a: la actual crisis social, la diversidad cultural del alumnado/familias, el fracaso escolar y las dificultades en el aprendizaje, las dificultades en el vínculo con los padres y especialmente el malestar en el ejercicio del rol docente. En conclusión, la percepción de malestar en el ejercicio de rol, de la escuela como depositaría de los aspectos negativos de la sociedad y del alumno como alguien sin futuro contribuyen a la naturalización de la violencia y el maltrato entre los niños, acarreando serias consecuencias para su desarrollo psicosocial. Constituyen, por lo tanto, factores de riesgo del aumento de los casos de violencia. Consecuentemente, resulta necesario comenzar todo trabajo de prevención y acción tendiente al cambio partiendo de la investigación de la realidad institucional de cada escuela en cuestión. Ya que no sería posible tratar el maltrato entre los niños sin analizar y clarificar primero y en forma conjunta las percepciones y actitudes que los adultos tienen frente al mismo. Las formas de expresión de la violencia que citan los actores entrevistados no reúnen en la mayoría de los casos las características propias del maltrato entre pares, tal y como ha sido definido en la literatura científica internacional, sino que comprende cualquier acto agresivo que vulnere o denigre la integridad física o psicológica de cualquier miembro de la comunidad educativa. El aspecto representativo entonces de la violencia escolar para estos adultos no es la “intimidación”, propia del bullying, sino la pelea verbal o física. La relación docente- alumno articula historias, contextos y espacios, por eso uno de los núcleos de tensión que hemos observado y que podría ser obstáculo en la identificación de casos de bullying tiene quever con la crisis vocacional y personal que atraviesan los docentes. Si bien es cierto que las estrategias que buscan prevenir o actuar sobre la violencia en la escuela apuntan según los entrevistados en general a promover la escucha entre los distintos actores y a favorecer el uso de la palabra para resolver cualquier tipo de diferencia o conflicto, resulta muy difícil pensar que esto sea posible cuando la percepción del propio rol se encuentra devaluada. Es necesario entonces reflexionar sobre el lugar del que escucha, organiza y dirige la conversación de los alumnos hacia una elaboración de la problemática de violencia planteada. Es fundamental que el docente, desde su rol de autoridad, detecte el problema que se plantea en el aula, en el recreo, en el baño, a la salida o entrada del colegio, y reflexione en cada caso particularmente cómo abordar la difícil situación que acaece. También es de su incumbencia hacer que los testigos silenciosos tomen parte del lado del niño hostigado y que el agresor renuncie al hostigamiento y reflexione, tratando de empatizar con el agredido o viendo cómo resolver la situación. A tal fin una de las propuestas del equipo de investigación fue la realización de talleres con los docentes, a fin de brindarles un espacio no solo para comentar y compartir sus experiencias respecto al tema, sino además proveer de herramientas eficaces para poder llevar adelante su difícil tarea, tomando un papel activo en la detección, lectura y posible y/o deseable solución del mismo. 8. La perspectiva de los niños sobre el maltrato y acoso entre ellos: implementación de la técnica del grupo focal Dentro de las estrategias cualitativas la técnica del grupo focal consiste en un tipo de entrevista de grupo que enfatiza la interacción entre los participantes, posibilitando la obtención de relatos de las experiencias, opiniones, valoraciones y percepciones acerca de un determinado tópico de interés, priorizando la interacción entre los participantes por sobre la interacción del moderador con los integrantes del grupo. El moderador inicia la discusión con una guía de preguntas y puede ir ampliando según lo que vaya surgiendo en el interior del grupo focal. A medida que van transcurriendo la sucesión de experiencias y perspectivas, se trata de ir encontrando algunos significados comunes y acuerdos (Morgan, 1997). Al mismo tiempo este procedimiento nos permitirá, partiendo de un análisis de nuestra propia realidad educativa, el diseño de instrumentos de evaluación que se ajusten al propio contexto socio- cultural (Avilés Martínez, 2002). Procedimiento Se conformaron subgrupos de seis integrantes cada uno, todos correspondientes al séptimo grado. Los niños pertenecían a un nivel socioeconómico predominantemente bajo. En cada uno de los grupos estuvieron presentes un coordinador y un observador, todos psicólogos entrenados y miembros del equipo de investigación. El diálogo establecido dentro del grupo focal fue grabado y registrado por el observador. La participación fue anónima y voluntaria, previa autorización de los padres. Cada coordinador tenía en su poder una guía de preguntas (ver Anexo 4) que fueron comunes a todos los grupos, y que funcionó como disparador para promover la discusión y la interacción grupal. La dinámica de grupo focal fue complementada con la presentación de dos láminas donde se hallan reflejadas situaciones referidas al maltrato entre pares y que se reproducen en la siguiente página (Figura N° 3). En algunos subgrupos que resultaron ser más reticentes a expresar y precisar las situaciones problemáticas, dicha estrategia fue de suma utilidad. A través de la inclusión de imágenes de exclusión e intimidación se promovieron asociaciones sobre el tema, facilitando la expresión de las propias lecturas y posturas de los alumnos sobre la temática planteada. Finalmente se implemento un cuestionario escrito con preguntas sobre el mismo tópico de interés. El cuestionario era anónimo, en él los alumnos que no habían llegado a participar en forma más activa, ya sea por timidez, inhibición, por sentirse amenazados ante la mirada intimidante de algunos de los compañeros, u otros factores, pudieron expresar sus opiniones más libremente. Figura N°2. Metodología. Dispositivo multitécnica. Muestra: 24 alumnos de 7o grado de escuela de la ciudad de Buenos Aires distribuidos en 4 grupos focales. Grupo 1: 3 mujeres y 3 varones. Grupo 2: 3 mujeres y 3 varones. Grupo 3: 4 mujeres y 2 varones. Grupo 4: 3 mujeres y 3 varones. El tiempo empleado por cada grupo fue de 40-50 minutos. Para la elaboración del guion del grupo focal se utilizaron cinco categorías de preguntas (Anexo 4) se tendió a ir de lo más general a lo más específico, siguiendo la secuencia que presentamos a continuación, con preguntas introductorias al comienzo y preguntas que van al foco de la investigación. Apertura: Presentación de los objetivos propuestos, y presentación de cada integrante que conformaba el grupo focal. Primera parte: El acento fue puesto sobre algunos ítems que atañen los vínculos interpersonales entre pares. Se implemento esta actividad introductoria como preparatoria de la discusión del tema a abordar y tomando como eje por un lado el tema de las relaciones entre pares y por otro la cuestión de los valores que presenta el grupo en forma de preguntas abiertas Segunda parte: Se caracterizó por ser una transición hacia el foco de la investigación. Llevó a los participantes a involucrarse en el tema central. En esta parte se ha focalizado en las posibles situaciones conflictivas que suelen generarse en las relaciones entre pares. Tercera parte: Por medio de la utilización de los estímulos visuales que las láminas promueven, se hizo foco principalmente en el concepto de bullying. En las láminas que se reproducen debajo se ven reflejadas situaciones de intimidación y exclusión entre pares. Figura N° 3. Láminas presentadas en los grupos focales Nota: ver estas imágenes a todo color en el Anexo al final del libro. Cierre: En el final de la dinámica del grupo focal, se realizó una suerte de síntesis conjunta a modo de cierre, favoreciendo la expresión tanto de lo que se fue intercambiando, como de lo que produjo dicho trabajo en cada uno de los participantes. El cuestionario escrito y anónimo fue entregado al finalizar la primera parte de la actividad (Anexo 5). Codificación y categorización Las categorías conceptuales soportan un significado o tipo de significado, y pueden referirse a situaciones, contextos, actividades, acontecimientos, relaciones entre personas, comportamientos, opiniones, sentimientos, perspectivas sobre un problema, métodos, estrategias, procesos, etc. (Veccia y otros, 2008 c). Los códigos o palabras clave procesados por el sistema informático Atlas Ti nos han permitido precisar, conceptuar y agrupar aspectos determinados que hacía al estudio específico de este trabajo de investigación. Para dicha elaboración se ha debido trabajar exhaustivamente en el análisis en profundidad de cada material obtenido. En cada nueva lectura del material que se llevaba a cabo, surgían nuevas categorías a especificar, dada la amplitud de la información que el material brindaba al investigador. El armado de familias de códigos conllevará la confección de redes que facilitarán el análisis cualitativo, pudiendo comparar y articular los conceptos fundamentales que hacen a nuestro objetivo de estudio. Los códigos propuestos en esta primera etapa, y sus respectivos significados, han sido los que pueden verse en la Tabla 3. Debido al vasto material obtenido, nos centraremos en tres ejes: • La dificultad de los niños en establecer la diferencia entre una broma y un acto violento. • El rol pasivo que, según los niños, suelen adoptar los adultos, en especial docentesy directivos, ante dichos actos de agresión y maltrato. • Los diversos modos de expresión de la violencia dentro del vínculo entre pares. Hemos observado cómo los niños perciben la diferencia entre una broma y una agresión. En palabras de ellos: “La discriminación es para insultar, la broma es para que todos se rían”. “La mayoría de los chistes insulta a los demás”. Entre la agresión y la broma... Te hacen sentir lo mismo”. “Las bromas que me hace ella a mí me dan dolor, llegan acá (señalando el corazón)”. En definitiva, ¿qué es lo que produce una diferenciación en ello? Mayormente lo definen en materia de lo que sienten y de quién proviene. El límite entre las bromas que causan gracia y las que son “pesadas” o dañinas estaría vinculado con el hecho de cómo son recepcionadas y cuál sería el nivel de agresividad depositada. Si la dificultad para discriminar entre broma y acto violento en los alumnos está en íntima relación con quien la realiza, quien la recibe y quien la observa, también podríamos pensar cómo esta dificultad de interpretación se traslada en la actuación docente en aras de marcar un límite, pautas y normas de convivencia (Veccia et al., 2012b). Estos observables han sido inferidos tanto en las entrevistas administradas a docentes y autoridades como por medio del posterior cuestionario que ha sido diseñado para tal fin. En las expresiones que los alumnos han ido volcando con respecto a la percepción de la intervención docente y de las autoridades, denotaron cierta cuota de desilusión y enojo ante ellos, denunciando ineficacia en el grado de intervención y resolución. Algunas expresiones evocadas por los alumnos, fueron: "... A veces no hacen nada y otras veces se hacen los desentendidos, y muy pocos te dan bola”. "... y, los profesores mucho no hacen, porque a veces no están o directamente te ignoran”. "... Hay casos que no hacen nada, a veces los veo leyendo una revista y no se dan cuenta”, “... Yo iba y le decía a la profe y ella no decía nada", .. Los profesores no hacen nada. Solo te dicen: ‘Ignóralo, y no molestes’”. En sus dichos estarían manifestando disconformidad así como la necesidad de que los docentes adopten una postura activa y determinante ante las dificultades vinculares. Los docentes mayormente intervienen cuando la situación dada llega a afectar el desarrollo de una clase, cuando hay una agresión explícita, algún acto de desobediencia e incluso cuando el "disturbio” se torna ampliamente notorio. De lo contrario, pareciera ser que en algunas situaciones prefieren mantener distancia evitando mayor conflicto. ¿Pueden los docentes detectar e interpretar un comportamiento “violento” como la consecuencia de un proceso de hostigamiento, que se ha mantenido en el tiempo, en contra de un alumno? Las críticas de los niños sobre las formas de intervención de los docentes ¿se relacionan con la dificultad que tienen los adultos de interpretar que se está ante una situación de acoso escolar? ¿O la interpretación que realiza el docente se apoya sobre ciertas creencias en torno al comportamiento infantil que asocia el maltrato entre pares con la etapa evolutiva? Tabla 3. Análisis de grupos focales. Categorías y códigos Un capítulo aparte se requeriría para los aspectos y variables específicas que caracterizan el rol docente (rasgos de la estructura de la personalidad, experiencias vividas, diferencias de criterios disciplinarios a adoptar en comparación con otros colegas, etc.). Por cierto que lo que para un alumno podría resultar ser una broma, para el docente bien podría interpretarse como un acto violento o a la inversa (Veccia etal, 2012). También es cierto que, como en todo grupo, siempre existen determinados alumnos que ocupan el lugar del denominado “chivo expiatorio” (Souto, 2000). Como sugeríamos anteriormente, si bien en las expresiones de los alumnos se vislumbra disconformidad en cuanto al rol docente, ¿cuál podría llegar a ser el rol adecuado desde la mirada de los alumnos? Probablemente la falta de presencia y su debida intervención puedan llegar a interpretarla como desinterés, descuido y desprotección para con ellos (Souto, 2000). Existen muy diversas situaciones de conflictos vinculares que se gestan en la dinámica escolar, sin embargo no todas requieren necesariamente de la intervención de la autoridad competente. Deteniéndonos específicamente en aquellas escenas referidas al bullying, la dificultad que el adulto posee para poder detectarlo radica en los diferentes modos que adoptan el acoso y hostigamiento entre pares. No ocurre únicamente dentro del ámbito áulico, sino por sobre todo en aquellos espacios de difícil acceso para el adulto. Algunos de estos espacios serían en los recreos, patio, baños, en el trayecto de la casa a la escuela, e incluso actualmente, por medio del uso de TIC encuadrándose en lo que se denomina “cyberbullying”. A través de los textos obtenidos de esta primera experiencia en el trabajo de campo con grupos focales (Veccia y otros, 2009) han predominado manifestaciones de agresión física, verbal y social. Dentro de las expresiones verbales hemos hallado expresiones que condicen con lo que describe Pérez Algorta (2007) al referirse a ellos como los diferentes modos de expresión de agresión o maltrato verbal, hallaremos el poner motes o sobrenombres descalificatorios, propagar falsos rumores sobre la víctima, ignorarla y excluirla de las actividades, realizar provocaciones y burlas (incluyendo insultos agraviantes sobre la madre). El clima escolar y, en particular, el modo de interacción entre alumnos y autoridades, denunciaba grietas en materia de lo esperado por parte de ellos. Por último, y a riesgo de ser reiterativos, no deberíamos dejar a un lado el fundamental papel que cumplen los denominados “testigos” o “espectadores”, quienes de una u otra manera forman parte de las escenas de hostigamiento. A modo de ejemplo, podemos citar dos de las expresiones propias de los alumnos ante las imágenes incluidas en el guión de los grupos focales: ‘‘Se siente mal porque no tiene amigos, algunos para no quedar mal la discriminan, porque sino lo sacan a él". “Ay, ¿a quién no le pasó? A mí me pasó varias veces, pero no lo voy a decir tampoco. En la dinámica escolar diaria, este concepto es sumamente visible, ya que lo que para un docente es un acto agresivo, para el alumno puede llegar a ser una “simple broma”. Esta diferencia produce dificultades a la hora de implementar una norma disciplinaria. Probablemente muchas veces los alumnos discutan las marcaciones de conducta de los docentes por tener esta particular diferencia de criterio. Los alumnos reconocen la existencia de violencia entre pares, pero se observa una tendencia a la naturalización de la misma como espejo de la mirada de los docentes y una gran dificultad para implicarse en el problema ubicando en el afuera los condicionantes que determinarían sus propias conductas agresivas. Tanto en las entrevista a docentes y directivos, como en el discurso de los niños observamos que los directivos y docentes tienen la percepción de que la escuela es la depositarla de los aspectos negativos de la sociedad y las familias. Por su parte, los padres reconocen la existencia de estos hechos en la escuela pero responsabilizan solo a la misma, ya que los hechos de maltrato ocurren dentro del ámbito escolar, revelando, de este modo, la dificultad de los padres para implicarse en la vida escolar de sus hijos e interrogarse acerca de su propio involucramiento. En medio de esta disputa, lo niños refieren que no cuentan con adultos a quienes recurrir frente a episodios de maltrato o en su defecto que las intervenciones son ineficaces. Análisis de las respuestas de los alumnos participante en los grupos focales al cuestionario escrito y anónimo (Veccia etal., 2012a). Por medio del cuestionario escrito y anónimo administrado con posterioridad a los grupos focales, los alumnos pudieron responder a las preguntas específicas que posibilitaban una mayor profundidad y especificidad en relación a la percepción y experiencia de maltrato entre pares. Asimismo, se evitaba posibles incidencias tanto del grupo como del coordinador a cargo. Se dio oportunidad, además a que los alumnos que no habían participado tan activamente en la discusión en los grupos focales, tuviera la oportunidad de opinar libremente. Selección de respuestas de los alumnos Enunciaremos a continuación las respuestas de los alumnos que consideramos más significativas, para su posterior análisis. 1. ¿Pensás que se dan situaciones de agresión en tú escuela? ¿Entre quiénes? ¿Qué hacen los profesores? ¿Y los padres qué hacen? • Cuando nos peleamos por estupideces o por la familia, más nos peleamos entre los chicos o chicas. A veces nos miran (los docentes). Los padres nos retan y en general nos dicen que está mal. • Si más que nada entre nosotros, hay casos que no hacen nada, a veces los veo leyendo una revista (a los docentes) y no se dan cuenta. Y los papás viene a hablar a la escuela, algunos papás no se presentan. • Sí, alumnos contra alumnos, y docentes hacia alumnos. A veces no hacen nada y otras veces se hacen los desentendidos y muy pocos te dan bola. Algunos padres no hacen nada y otros pegan o simplemente conversan con ellos. • Sí, entre grados, compañeros y amigos. Los profesores algunas veces interfieren, otros dejan que se maten. Los padres hablan con la directora sobre el asunto. • Sí, hay bastante agresión en la escuela y hay mucha pelea entre los del 7o A y los del 7o B, sin dar detalles y los profesores mucho no hacen porque a veces no están o directamente lo ignoran y hay algunos padres que ni siquiera hacen algo y otros que sí. • Si se dan situaciones de agresión en esta escuela, entre todos, te defienden y te cuidan (docentes). Se preocupan y vienen a hablar acá en la escuela (padres). 2. ¿Viste o escuchaste que algún compañero fuera agredido muchas veces, durante mucho tiempo? • Sí, todo el tiempo. No es bueno ser así con el compañero porque pienso que hace mal en todo sentido. Me gustaría que todos no llevemos bien como amigos o compañeros. • Sí, un compañero que siempre es agredido por los otros y él no dice nunca nada. • Sí, casi siempre y algunos (más que nada los nuevos) desde que entran al colegio y hasta que se van. • Sí, escuché durante mucho tiempo. Para mí que los chicos o chicas se van a sentir mal porque nadie les va a quitar ese dolor, que tiene ganas de llorar, de lastimarse ellos mismos, de sentirse solos sin nadie que los contenga o le hable por solo diferencias que no pueden controlar. • Sí, a X, lo agredieron muchas veces y a otros también; hablan a espaldas sin que él se dé cuenta y a los demás no les gusta y le dicen pará de insultarlo, no te gustaría que a vos te insulten así y el compañero se queda callado. • Sí, a X. Lo agraden con el nombre de su mamá, se lo dicen todo el tiempo un chico que se llama X. • El problema es que la mayoría me insultan a mí o a mis compañeros. • Sí, pienso que no paso un buen momento al estar presionado. • Sí, uno de los principales es el compañero nuevo de la clase. • Sí, X fue agredido mucho cuando vino a esta escuela este año, porque es de Perú, pero otro por tanto tiempo no. En primer lugar, cabe destacar que toda la experiencia estuvo atravesada por un momento muy significativo para el grupo de alumnos: la finalización de la escuela primaria. Las respuestas vertidas en el cuestionario evidencian el proceso de separación que comienzan a transitar tanto de los compañeros como de la institución de pertenencia. Separación que en algunos casos está acompañada de un profundo dolor por las situaciones de maltrato entre compañeros y en otros de profunda alegría, ya que destacan la importancia que para ellos tiene el pertenecer y ser aceptados por el grupo. Respecto a la primera pregunta podemos ver que hay un reconocimiento por parte de los alumnos de la existencia de situaciones de agresión y que los implicados son de forma unánime ellos mismos. La agresión se da entre grados, varones contra mujeres, entre compañeros. Un alumno menciona que también ocurre por parte de docente a alumno. Acerca de la reacción de los profesores, las respuestas son variadas, pero giran en torno a hablar, sancionar con una nota en el cuaderno de comunicaciones, mandar a dirección, recurrir el docente a una charla con el director. Otros manifiestan que el docente es indiferente, se hace el distraído, deja que se maten. La gran mayoría clama mayor efectividad por parte del adulto responsable, quien pareciera -según las expresiones volcadas- no intervenir lo necesario ante dichas situaciones cotidianas. O sea que el abanico de respuestas es amplio, va desde la intervención activa hasta la pasividad total, la sanción, la implicación y el compromiso. La respuesta “hablan” es la que prima, pero transmiten un vacío de autoridad, de normativa, de perspectiva de solucionar el problema de manera más profunda y asertiva. Desde el decir de los chicos, aparece el rol del adulto como carente de autoridad y de implicación, o al menos es lo percibido por estos niños, frente a tanta acción (peleas, agresión) “el hablar” aparece como una vía de comunicación por parte de los padres frente a la institución. Para el niño esta intervención parecería no bastar frente a un hecho en donde la dimensión simbólica cae como intentando enlazar algo de lo sucedido. Solo hay palabras, no hay soluciones ni de parte de los padres ni de las instituciones, que carecen de políticas o modelos de intervención frente a los niños en estado de vulnerabilidad constante. Un solo alumno respondió “Te cuidan’’. En su mayoría estos alumnos transmiten en sus respuestas una sensación de ineficacia respecto a las respuestas de los docentes. Tomando ahora la respuesta acerca de los padres, el abanico va desde los que no hacen nada y se hacen los desentendidos, hasta los que acuden a la escuela para hablar con la directora, los que ni se enteran o no se preocupan, hasta los que gritan y pegan (sancionan) al hijo. Tampoco las figuras parentales aparecen muy implicadas en cuanto a la resolución del problema. Reaccionan de diversa manera, pero lo que el alumno transmite es nuevamente una sensación de no tener a quien recurrir, de inoperancia e ineficacia en las figuras adultas que se supone son las que tienen que enfrentar el tema y darle solución. Se percibe como un hueco que deja la conducción del adulto. Para poder prevenir el acoso escolar, primero los adultos deben comprender el fenómeno, para poder implicarse y tomar las medidas correspondientes. Comprender lo perjudicial que es exponer a todo el alumnado a este tipo de situaciones, y a los mismos docentes. Pareciera que en este contexto los docentes no supieran cómo reaccionar y cada uno, según sus características personales, hace lo que puede. Tomando a S. Bleichmar (2008), la escuela, además de ser el espacio donde se transmiten conocimientos académicos, tiene actualmente que “enfrentar el desafío de colocar nuevamente la norma legal y legítima en el corazón de la escuela. Sin la construcción de esa legalidad, no hay contexto para procesar y redefinir día tras día las subjetividades de chicos y maestros”. El cumplimiento de las normas implica una renuncia y una entrada a la “cultura”. La inscripción a la norma siempre presupone renuncias. Por eso la autora citada remarca el papel de la escuela como formadora de subjetividades. Con respecto a la segunda pregunta seleccionada vemos que apunta al fenómeno que nos ocupa en nuestra investigación, el maltrato entre pares, si vieron o escucharon si
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