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Ulnik, J C Lo ominoso, el superyó y la enfermedad somática

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LO OMINOSO, EL SUPERYÓ Y LA ENFERMEDAD SOMÁTICA 
Autor: Dr. Jorge Ulnik 
 
Introducción 
A medida que vamos profundizando en la experiencia clínica con cierto tipo 
de pacientes y/o de patologías, nos encontramos con que solo podemos 
enunciar teorías generales al precio de simplificar demasiado las cosas o de 
restringirnos a aspectos parciales de los hechos clínicos que estamos 
investigando. 
 
La variedad de enfermedades somáticas que existen y la amplia gama de 
personas susceptibles de enfermar es tan grande, que es evidente que no 
podemos hablar de “el paciente somático” para referirnos a un tipo 
particular de personalidad o de estructura, dado que “pacientes somáticos” 
podemos ser todos. 
Si en cambio queremos aislar un tipo de personas que tienen la tendencia. 
a reaccionar con somatizaciones frente a situaciones de conflicto que no 
pueden ser elaboradas de otra manera, podemos realizar descripciones 
enriquecedoras, y hasta llamar "pacientes psicosomáticos" a ese tipo de 
personas, pero estaremos dejando afuera de nuestro campo de estudio - y 
de tratamiento- a quienes no presentando esas características, 
súbitamente enferman luego de algún episodio traumático que los ha 
descompensado o de algún hecho vital que sin resultar necesariamente 
desagradable, implique un grado sustancial de cambio en sus vidas. 
El recurso de llamar "fenómeno" (Lacan,1964) a lo psicosomático, para 
resaltar su carácter transestructural, y su diferencia con el síntoma 
neurótico en lo referente a su modo de producción y sus características, en 
mi criterio es válido, pero en la medida que estemos dispuestos a decirlo en 
plural, dado que los "fenómenos" psicosomáticos no son todos iguales. 
De acuerdo con Sami Ali, opino que "un modelo de somatización sólo puede 
ser multidimensional. Que debe permitir una lectura sistemática de los 
fenómenos sin encerrarse en un sistema. Que es indispensable que sea 
empírico, igualmente capaz de captar lo que confirma y lo que invalida. Que 
en él, el nivel descriptivo debe ser distinto del nivel explicativo. Y que, por 
fin, es necesario que esté, en la medida de lo posible, exento, de 
contradicción." (Sami Ali, 1987). 
En este trabajo me propongo abordar la relación entre lo ominoso, el 
superyó y la enfermedad somática. Dicho abordaje pretende ser un aporte 
teórico para comprender la aparición de enfermedades somáticas en 
algunos pacientes desde la perspectiva restringida que esta dimensión 
ofrece, es decir desde la perspectiva de su relación con el Superyó. 
 
Para cumplir dicho objetivo comenzaré con una reseña bibliográfica del 
concepto de Superyó en la obra de Freud, que no pretende ser exhaustiva 
(para una descripción exhaustiva remito al libro de Gerez Ambertin "Las 
voces del Superyó”) pero si lo suficientemente clara y textual, para lo cual 
me remitiré -aun a costa de que las citas resulten un tanto extensas a unos 
pocos artículos en donde Freud intenta resumir sus ideas o en donde las 
esboza en un estado embrionario pero clarificador. Complementaré las 
citas freudianas, intercalando referencias de otros autores que se han 
ocupado de ordenar el concepto de Superyó o ideal del Yo en un contexto 
más amplio. 
Luego intentaré discriminar el aspecto cruel del superyó y el aspecto 
benévolo adscribible al ideal del yo. 
Más adelante, articularé el aspecto cruel del Superyó, las resistencias del 
Superyó relacionadas con la necesidad de castigo y de padecer, y la 
enfermedad somática como desenlace. 
Finalmente, haré un desarrollo sobre el aspecto ominoso de la enfermedad 
somática, partiendo del concepto de lo ominoso tal como lo describe Freud 
y ejemplificándolo con un cuento de Kafka titulado "En la colonia 
penitenciaria". 
 
El Superyó, la identificación con el padre y el destino. 
 
El desarrollo de este tema se encuentra muy claramente expuesto en el 
estudio psicológico del presidente Wilson, qué citaré a continuación: 
''La solución del Complejo de Edipo es el problema más difícil que afronta 
el ser humano en el desarrollo psíquico. En el caso del varón, el miedo 
desvía de la madre hacia el padre la mayor parte de la libido y su problema 
más importante es lo incompatible de su deseo de matar al padre con su 
igualmente ardiente deseo de someterse totalmente a él. 
Un medio de escape del dilema mayor del complejo de Edipo, es empleado 
por todos los varones: la identificación con el padre. Viéndose igualmente 
incapaz de matar a su padre o de someterse totalmente a él, el niño 
encuentra una salida que se aproxima a eliminación del rival y sin embargo, 
elude el asesinato. Se identifica con él. Así satisface a la vez tanto los deseos 
tiernos como los hostiles. No solo expresa su amor y admiración por su 
padre sino que también lo elimina al incorporarlo en sí mismo, como si 
fuera por un acto de canibalismo. Desde entonces él mismo es el gran padre 
admirado. 
Este paso temprano de identificación hace comprensible la ambición 
posterior de sobrepasarlo y llegar a ser más grande que él, situación que 
percibimos frecuentemente en la juventud. El niño no se identifica con el 
padre tal como es en la vida real y tal como lo reconocerá más adelante, 
sino con uno cuyos poderes y virtudes han tenido una extraordinaria 
expansión y cuyas debilidades y faltas han sido negadas. Así es tal como 
aparece ante el niño. Más adelante, comparado con ese personaje ideal, el 
padre real debe necesariamente parecer pequeño, y cuando un joven desea 
convertirse en un hombre más grande que su padre, simplemente se aleja 
de él tal como es en la vida y se vuelve hacia la figura paterna de su infancia. 
Como resultado de su incorporación en el niño, este padre todopoderoso, 
omnisciente, todo virtuoso, de la niñez, se transforma en un poder psíquico 
interno al que llamarnos en psicoanálisis el Ideal del Yo o Superyó. El 
Superyó, se manifiesta durante el resto de la vida mediante órdenes y 
prohibiciones. Su papel negativo de prohibir es conocido por todos bajo el 
nombre de conciencia, (entiendo que se refiere a la conciencia moral). “Su 
papel positivo de ordenar es tal vez menos fácil de percibir pero 
seguramente más importante. Se expresa mediante todas las aspiraciones 
conscientes e inconscientes del individuo. Así a partir del deseo insatisfecho 
del niño de matar a su padre, surge la identificación con él, el ideal del yo y 
el Superyó." (Freud, S. 1930). 
 
Dicha identificación tiene sus consecuencias, que aparecen muy bien 
plasmadas en el trabajo sobre Dostoievsky y el parricidio: "Si el padre fue 
duro, violento, cruel, el Superyó toma de él estas cualidades y en su relación 
con el yo vuelve a producirse la pasividad que justamente debía ser 
reprimida. El Superyó ha devenido sádico el yo deviene masoquista, es 
decir, en el fondo femeninamente pasivo. Dentro del Yo se genera una gran 
necesidad de castigo, que en parte esta pronta como tal a acoger al destino 
y en parte halla satisfacción en el maltrato por el Superyó (conciencia de 
culpa). En efecto, cada castigo es en el fondo la castración y, como tal, el 
cumplimiento de la vieja actitud pasiva hacia el padre. Y el destino mismo 
no es en definitiva sino una tardía proyección del padre". (Freud, S. 1928). 
 
 Efectivamente, la palabra ananke, traducida por Etcheverry como apremio 
de la vida, tiene en un diccionario griego, los siguientes significados: 
ANANKE: fuerza, necesidad, coacción, violencia, por fuerza o por necesidad; 
necesidad lógica; ley natural, fatalidad, sino, destino, castigo, tortura; 
prisión, cárcel; dolor, angustia, pena; vínculo de sangre, parentesco. 
 
El Superyó y la libido. 
 
En el texto sobre Wilson, se da un valor de gran importancia al factor 
cuantitativo. De allí que en algunos pasajes de este libro el conflicto esté 
planteado dentro del Yo, entre el Superyó y la libido, concebida esta última 
como una fuerza energética quepuede prestar sus fuerzas al Superyó o por 
el contrario oponerse a él para satisfacerse siguiendo su propio camino. 
El desenlace de esta lucha podría determinar cuatro destinos diferentes: 
- Las grandes realizaciones (cuando el sujeto dispone de libido suficiente 
para satisfacer al Yo en sus ideales). 
- La huida de la realidad y la caída en la psicosis. 
- La vida martirizada del neurótico. (especialmente si se trata de una 
neurosis obsesiva). 
- La enfermedad somática como modo de satisfacer la necesidad de castigo. 
“…el establecimiento del Superyó no resuelve todas las dificultades, del 
Complejo de Edipo, pero crea un acumulador para cierta parte de la 
corriente de libido que originariamente era de actividad agresiva contra el 
padre. Por ello, se vuelve una fuente de nuevas dificultades que desde 
entonces tiene que encarar el yo. Pues durante el resto de la vida, el 
superyó la amonesta, censura, reprime y se esfuerza por aislar y apartar de 
su meta todos los deseos de la libido que no satisfacen sus ideales. En 
muchos seres humanos esta lucha en el yo entre la libido y el superyó no es 
fuerte, ya sea porque la libido es endeble y se deja guiar fácilmente por el 
superyó o porque éste es tan débil que solo puede quedarse mirando 
mientras la libido sigue su propio camino o porque no se han exaltado los 
ideales del superyó por encima de las limitaciones de la naturaleza humana, 
de modo que no exige de la libido más de lo que ella está dispuesta a 
conceder. Esta última variedad de superyó es agradable para la persona que 
la hospeda, pero tiene la desventaja de que permite el desarrollo de un ser 
humano muy vulgar (…) 
En el extremo opuesto está el Superyó cuyos ideales son tan grandiosos que 
exigen al Yo lo imposible. Un Superyó de esta especie produce algunos 
grandes hombres y muchos psicóticos y neuróticos. Es fácil comprender de 
que manera se desarrolla tal Superyó. 
Hemos notado que todo niño tiene una idea exagerada de la grandeza y el 
poder de su padre. En muchos casos esta exageración es tan excesiva que 
el padre con quien se identifica el pequeño, cuya imagen llega a ser su 
Superyó, equivale al Mismo Padre Todopoderoso: Dios. Tal Superyó 
continuamente exige al yo lo imposible. No importa qué realice el yo 
verdaderamente en la vida: el Superyó nunca está satisfecho con la 
realización Amonesta incesantemente. Debes hacer que lo imposible sea 
posible! Puedes llevar a cabo lo imposible! Eres el Hijo Bienamado del 
Padre! Eres el Padre mismo! Eres Dios! 
 
Un Superyó de este tipo no es una rareza" (Freud, S., 1930) 
 
Superyó, identificación y castración. 
 
El resultado final del Complejo de Edipo es una sedimentación en el Yo que 
consiste en el establecimiento de dos identificaciones unificadas entre sí: la 
identificación - padre identificación - madre. Estas identificaciones generan 
una alteración del Yo que se enfrenta al otro contenido del Yo como Ideal 
del Yo o Superyó. (Freud, S. 1923). 
El enfrentamiento entre esta nueva instancia y el yo se explica por su 
relación con el Complejo de Edipo y con el complejo de castración. Dicha 
relación dependerá también de la identificación predominante. 
La castración adquiere la significación de "castigo" cuando predomina la 
identificación - padre y el deseo por la madre, y adquiere la significación de 
"precio del amor" cuando - en el varón- predomina la identificación - madre 
y el deseo homosexual hacia el padre. (Freud, S. 1928) 
El odio al padre, por imponer la castración tanto en uno como en el otro de 
los casos mencionados, se resuelve mediante la identificación, dado que 
este mecanismo incluye tanto la asimilación del objeto como su 
destrucción. 
El padre es acogido dentro del yo pero como instancia aparte: el superyó. 
El motivo es que "su vínculo con el yo no se agota en la advertencia: "Así 
(como el padre) debes ser", sino que comprende también la prohibición: 
"Así (como el padre) no te es licito ser, esto es, no puedes hacer todo lo que 
él hace, muchas cosas le están reservadas". p. 36 (Freud, S. 1923). 
Como vemos, el Superyó es el residuo de las primeras elecciones de objeto 
del Ello, pero también tiene la significación de una enérgica formación 
reactiva frente a ellas. 
 
Relación entre Superyó e Idea del Yo. 
 
La relación entre el Superyó y el Ideal del yo es materia de discusiones. 
En la mayoría de sus trabajos - incluso en los últimos (Freud, S. 1930, 1937)- 
Freud usa los dos términos como sinónimos. Intentando establecer 
diferencias, se ha dicho que el Superyó tiene tres funciones. Conciencia 
moral, observación de sí e Ideal del yo. La función de observación de sí 
actuaría como pivote en la relación del Yo con las otras dos funciones: de la 
comparación con la conciencia moral provendría el sentimiento 
inconsciente de culpa y de la comparación con el Ideal, el sentimiento de 
inferioridad. 
No obstante, Lacan intenta avanzar un paso más en el orden de situar los 
conceptos y diferencia el Ideal del Yo no como una función del Superyó sino 
como una instancia diferente, quedando el Superyó más ligado a la 
conciencia moral, al sentimiento inconsciente de culpa, al masoquismo y a 
la necesidad de castigo, y el Ideal del Yo a los aspectos benévolos y 
protectores. 
 
En "Introducción del narcisismo” se desarrolla claramente el concepto de 
Ideal del Yo. El Ideal del Yo se genera como medio de conservar el 
narcisismo perdido, frente a las limitaciones que impone la realidad o las 
prohibiciones de los padres que la subrogan. 
"Aquí, como siempre ocurre en el ámbito de la libido, el hombre se ha 
mostrado incapaz de renunciar, a la satisfacción de que gozó una vez. No 
quiere privarse de la perfección narcisista de su infancia; y si no pudo 
mantenerla por estorbárselo las admoniciones que recibió en la época de 
su desarrollo y por el despertar de su juicio propio, procura recobrarla en la 
nueva forma del Ideal del yo. Lo que él proyecta frente a sí como su ideal es 
el sustituto del narcisismo perdido de su infancia, en la que él fue su propio 
ideal." (Freud, S. 1914, p.91). 
Freud resalta la función que tiene el Ideal de velar por la satisfacción 
narcisista del Yo, actuando como un protector representante del "respeto 
del Yo por sí mismo" (Freud, S. 1914; p,90) o - como dice Gerez Ambertin - 
"como un ángel guardián que preserva al Yo de embarcarse en atrocidades 
de consecuencias perniciosas para su preservación". (Gerez - Ambertin, 
1993). 
Sin embargo, hay una distancia entre el Yo y el Ideal que una instancia crítica 
- llamada por Freud con el mismo nombre - se ocupa de medir 
constantemente. 
El Ideal del yo, “Aunque por un lado preserva, cuando se vuelve atrozmente 
crítico abandona el papel de ángel guardián para convertirse en 
asoladoramente demoniaco deja de velar por la satisfacción narcisista y se 
transforma en un tenaz enemigo de la seguridad yoica." (Gerez-
Arnbertin,1993. p. 42) 
“¿Cómo se produce el paso del ideal que exalta al ideal que somete?" (Ibid) 
¿Cómo es el pasaje de la faz idealizada y protectora del padre a la diabólica 
y maligna? (lbid) 
 
El Ideal del Yo - Superyó como Amo. 
 
“Dos movimientos deben diferenciarse, por ejemplo, en la psicología de las 
masas: en el primer momento se ensalzan las supuestas perfecciones del 
líder de quien todo se espera y con quien se comparte una comunidad 
identificatoria basada en insignias; en el segundo tiempo se eleva el líder a 
la condición de Amo absoluto para quedar a su total merced en prácticas 
sacrificiales que exaltan más la aniquilación que el amor.” (Gerez- Ambertin, 
1993, p.43). 
En "Tótem y tabú", la "añoranza del padre" devenido Tótem o Dios lleva a 
los hijos a un proceso de idealización que los conduce a someterse a él. 
"Este sometimiento, sostenido con culpa, goce y temor a la faz ya no tan 
benévola del poderoso padre, adquiere en el sacrificio las formasmás 
variadas." (ibid, p.42) 
La otra salida - emparentada con el sacrificio- es la feminización, y mi caso 
paradigmático es el de Schreber. En dicho artículo se aprecia además como 
Dios aparece como un Superyó amo que ordena gozar. 
"Antes de contraer su enfermedad, el presidente del Superior Tribunal 
había sido un hombre de rígidas costumbres; "Pocos hombres hay - afirma 
él, y yo no veo justificación alguna para desconfiarte- que como yo se hayan 
criado en unos principios éticos tan rigurosos, y que a lo largo de toda su 
vida, sobre todo en el aspecto sexual, se hayan impuesto una contención 
acorde a esos principios, como yo tengo derecho a sostenerlo sobre mí 
mismo." (Freud, S. 1911). 
"Tras la seria batalla anímica que se dio a conocer hacia afuera por las 
manifestaciones de la enfermedad, la relación con el erotismo se había 
alterado. Había llegado a la intelección de que el cultivo de la voluptuosidad 
era un deber para él, y solo su cumplimiento pondría fin al grave conflicto 
que habla estallado dentro de él, o como creía, en torno de él. La 
voluptuosidad era como las voces se lo aseguraban, cosa que debía hacerse 
"en temor de Dios" y solo lamentaba no ser capaz de consagrar el día entero 
a su cultivo. (El subrayado es mío) (Freud, S. 1911, p. 30). 
 
Retomaremos el tema de las prácticas sacrificiales más adelante, al hablar 
de la enfermedad somática. 
 
El Ideal del Yo - Superó como doble. 
 
El Ideal del yo funciona como un doble, y toma su material de lo más 
profundo y primitivo, es decir del Ello. “Lo que en la vida anímica individual 
ha pertenecido a lo más profundo, deviene, por la formación de ideal, lo 
más elevado del alma humana en el sentido de nuestra escala de 
valoración". (Freud, S. 1919). 
El tema de los dobles, aparece desarrollado en el artículo "Lo ominoso". 
Consiste en la “…aparición de personas que por idéntico aspecto deben 
considerarse idénticas; el acrecentamiento de esta circunstancia por el 
salto de procesos anímicos de una de estas personas a la otra - lo que 
llamaríamos telepatía - , de suerte que una es coposeedora del saber, el 
sentir y el de vivenciar de la otra" (Freud, S. 1919, p. 234.) 
“… la identificación con otra persona hasta el punto de equivocarse sobre 
el propio yo o situar el yo ajeno en el lugar del propio - o sea permutación, 
división, duplicación del yo, y por último, el permanente retorno de lo 
igual”. (Ibid, p. 234). 
Para O. Rank, el doble fue en su origen el producto de una “enérgica 
desmentida del poder de la muerte”. 
Habría, según Freud, una primera fase, en el primitivo o en el período del 
irrestricto narcisismo primario, en la cual el doble es un seguro de 
supervivencia. Pero con la superación de este periodo de la vida del 
hombre o de esta etapa evolutiva, el doble pasaría a ser algo de significación 
contraria a la original ya no es un seguro de supervivencia, sino un 
anunciador ominoso de la muerte. Esto sucede obedeciendo a la regla 
según la cual, lo superado y caído de lo más alto aparece luego como 
denigrado o demoniaco. 
La representación del doble puede "llenarse" con el contenido de todo 
aquello perteneciente al viejo narcisismo superado de la época primordial, 
y funcionar como una instancia que desempeña múltiples funciones. 
Freud parecería ordenar dichas funciones en dos grupos separados: por un 
lado las funciones de contraponerse al resto del yo, servir a la observación 
de sí, hacer una autocrítica; desempeñar el trabajo de la censura psíquica y 
actuar como conciencia moral. (Freud, S. 1919, p. 235). A este grupo lo 
considera un "contenido chocante para la crítica del yo". Y por otro lado las 
funciones de Ideal para el Yo: "...todas las posibilidades incumplidas de 
plasmación del destino, a que la fantasía sigue aferrada, y todas las 
aspiraciones del yo que no pudieron realizarse a consecuencia de unas 
circunstancias externas desfavorables, así como todas las decisiones 
voluntarias sofocadas que han producido la ilusión del libre albedrio."(ib. p. 
236). Este segundo grupo podría considerarse como formando parte de la 
imagen que el Yo querría tener de sí mismo. 
 
Quizás esta difusión, aunque un poco artificial, pueda considerarse un 
germen de lo que podría ser por un lado el Superyó y por otro lado el Ideal 
del Yo, concebido como separados. 
 
Así como el efecto ominoso del doble se debe a que es una formación 
oriunda de épocas ya superadas que en un principio tuvo un sentido 
benigno pero que cayó en el olvido para retornar luego de su superación, el 
Superyó puede haber tenido un carácter benigno, pero dejó de tenerlo en 
la medida en que nació o se creó como consecuencia de la superación de la 
sujeción a los padres, aunque su intención haya sido la de perpetuar esa 
sujeción. 
 
Así como los Dioses, tras la ruina de su religión, se convierten en demonios, 
los padres superados tras el sepultamiento del Complejo de Edipo, pueden 
convertirse en un Superyó vengativo. Y la relación con este Superyó es 
conflictiva, tanto más cuanto menos logrado haya sido dicho 
sepultamiento, y cuanto más cruel haya sido su historia genética. 
 
Historia genética del Superyó. 
 
"La historia genética del Superyó permite comprender que conflictos 
anteriores del yo con las investiduras de objeto del ello puedan continuarse 
en conflictos con su heredero, el Superyó. Si el yo no logró dominar bien el 
complejo de Edipo, la investidura energética de este, proveniente del ello, 
retomará su acción eficaz en la formación reactiva del ideal del yo. La amplia 
comunicación de este ideal con esas mociones pulsionales resolverá el 
enigma de que el ideal mismo pueda permanecer en gran parte 
inconsciente, inaccesible al yo. La lucha que se había librado con furia en 
estratos más profundos, y que no se había decidido mediante una 
sublimación y una identificación súbitas, se prosigue ahora en una región 
más alta, como la batalla contra los hunos en el cuadro de Kaulbach.n.22." 
(Freud,S.1923) 
“(22) (La llamada comúnmente “Batalla de Chalons", del año 451, en que Atila fue 
derrotado por los romanos y visigodos. En ella se basó Wilhehn von Kaulbach (1805 - 
1874) para uno de sus murales del Nuevo Musco de Berlín, en el cual se representaba a 
los guerreros muertos continuando la lucha en el ciclo por encima del campo de batalla, 
según una leyenda que se remonta Damasciano, filósofo neoplatónico del siglo V.)” 
 
"Si consideramos una vez más la génesis del Superyó tal corno lo hemos 
descrito, vemos, que este último es el resultado de dos factores de suma 
importancia, uno biológico y el otro histórico: el desvalimiento y la 
dependencia del ser humano durante su prolongada infamia, y el hecho de 
su complejo de Edipo, cuya represión, tal como se ha mostrado, se vincula 
con la interrupción del desarrollo libidinal por el periodo de latencia y, por 
tanto, al arranque en dos tiempos de la vida sexual." (Freud, S. 1923) 
De acuerdo a esto, es que Freud considera al Superyó como el heredero del 
Complejo de Edipo. 
 
El Superyó: ¿Moral o demoníaco? 
 
Al desarrollar el concepto de superyó, Freud parecía preocupado por las 
críticas al psicoanálisis, que le reprochaban haberse dedicado siempre a 
denunciar lo oculto, lo reprimido, lo más bajo en el psiquismo como si en 
eso consistiera la esencia humana. De allí que fuera necesario para él 
resaltar los aspectos ideales del superyó como formando parte de él. 
" Incontables veces se ha reprochado al psicoanálisis que no hace caso de 
lo más alto, lo moral, lo suprapersonal, en el ser humano. El reproche era 
doblemente injusto, tanto histórica como metodológicamente. Lo primero, 
porque desde el comienzo mismo se atribuyó a las tendencias morales y 
estéticas del yo la impulsión para el esfuerzo de desalojo (represión); lo 
segundo, porque no se quiso comprender que la investigación 
psicoanalítico no podía emergercomo un sistema filosófico con un edificio 
doctrinal completo y acabado, sino que debía abrirse el camino hacia la 
intelección de las complicaciones del alma paso a paso, mediante la 
descomposición analítica de los fenómenos tanto normales como 
anormales. 
Mientras debimos ocuparnos del estudio de lo reprimido en la vida anímica 
no necesitamos compartir la timorata aflicción por la suerte eventual de lo 
superior en el hombre. Ahora que hemos osado emprender el análisis del 
yo, a aquellos que sacudidos en su conciencia ética clamaban que, a pesar 
de todo, es preciso que haya en el ser humano una esencia superior, 
podemos responderles: "Por cierto que la hay, y es la entidad más alta, el 
ideal del yo o Superyó, la agencia representante. (Representanz) de nuestro 
vinculo parental. Cuando niños pequeños, esas entidades superiores nos 
eran notorias y familiares, las admirábamos y temíamos, más tarde, las 
acogimos en el interior de nosotros mismos". 
"Religión, moral y sentir social -esos contenidos principales de lo elevado 
en el ser humano- han sido, en el origen, uno solo. Según las hipótesis de 
Tótem y Tabú, se adquirieron, filogenéticamente, en el complejo paterno: 
religión y limitación ética, por el dominio sobre el complejo de Edipo 
genuino; los sentimientos sociales, por la constricción a vencer la rivalidad 
remanente entre los miembros de la joven generación. Los varones parecen 
haberse adelantado en todas esas adquisiciones éticas; la herencia cruzada 
aportó ese patrimonio también a las mujeres. Los sentimientos sociales 
nacen todavía hoy en el individuo como una superestructura que se eleva 
sobre las mociones de rivalidad y celos hacia los hermanos y hermanas. 
Puesto que la hostilidad no puede satisfacerse, se establece una 
identificación con quienes fueron inicialmente rivales." (Freud, S. 1923) 
 
Hasta aquí, una descripción "ideal" del Superyó. 
 
Sin embargo, al querer hacer una ubicación tópica de esta nueva instancia, 
aparecieron algunas dificultades. 
Teniendo en cuenta que el Superyó contiene la herencia arcaica y 
entendiendo la herencia arcaica como un conjunto compuesto por las 
pulsiones e instintos que buscan satisfacción, la herencia Filogenética y los 
deseos de nuestros antepasados y sus leyes, ya no se puede pensar. 
Superyó como favorecedor del respeto del Yo por sí mismo sino más bien 
como "abogado del Ello" en juicio contra el Yo. 
¿Se puede imaginar un abogado de semejante cliente, ¿defendiendo 
intereses justos, bellos, racionales y bondadosos? ¿Cuál es la "moral" del 
Ello? 
 
Al desarrollar el concepto de moral, en el "Proyecto..." Freud parte del 
estado de indefensión del ser humano y su necesidad de la asistencia ajena. 
(Freud, S. 1895) 
Por eso afirma, tal como citábamos antes, que el factor biológico de la 
génesis del Superyó es la indefensión original del ser humano. En efecto, 
aceptamos los aspectos morales de la cultura porque la asistencia ajena nos 
los impone como condición para darnos su amor… y el alimento que 
satisfaga nuestra necesidad. (Freud, S. 1895) 
En una etapa posterior, Freud conceptualiza la moral y la conciencia moral 
como una consecuencia de la desexualización del complejo de Edipo. 
Finalmente, al describir el masoquismo moral, nos muestra como la moral 
puede ser resexualizada y el Complejo de Edipo reanimado. (Freud, S. 
1924). 
Pero a partir de entonces dicha conciencia moral se vuelve ingobernable y 
obscena: pedirá la miseria del Yo, su castigo. Será la fuerza que alimenta el 
sentimiento inconsciente de culpa, la reacción terapéutica negativa, en fin, 
las resistencias del Superyó, que según Freud, constituyen uno de los más 
poderosos obstáculos contra la curación. (Freud, S. 1923, cap. V, p. 5O). 
 
Lo ominoso, el Superyó y la enfermedad somática. 
 
En “Inhibición, síntoma y angustia”, Freud enuncia cinco clases de 
resistencias. 
La resistencia del Superyó “…es la más oscura pero no siempre la más débil, 
parece brotar de la conciencia de culpa o necesidad de castigo; se opone a 
todo éxito y, por tanto, a la curación mediante el análisis.” (Freud, S. 1926, 
p. 150) 
 
En “Esquema del psicoanálisis” Freud habla, en el capítulo sobre técnica, 
del sentimiento inconsciente de culpa, que forma parte de “la necesidad de 
estar enfermo o padecer”. “Es evidentemente, la contribución que presta a 
la resistencia un Superyó que ha devenido muy duro y cruel. El individuo no 
debe sanar, sino permanecer enfermo, pues no merece nada mejor. Es 
cierto que esta resistencia no perturba nuestro trabajo intelectual, pero si 
lo vuelve ineficaz, y aún suele consentir que nosotros cancelemos una 
forma del padecer neurótico pero está pronta a sustituirla enseguida por 
otra; llegado el caso, por una enfermedad somática.” (Freud, S.1937. 
p.180) (el resaltado es mío) 
 
En "El Problema económico del masoquismo" dice: "...una neurosis que se 
mostró refractaria los empeños terapéuticos puede desaparecer si la 
persona cae en la miseria de un matrimonio desdichado, pierde su fortuna 
o contrae una grave enfermedad somática. (Freud, S. 1924. P. 172) (El 
resaltado es mío) 
La enfermedad somática, en tanto satisface la necesidad de estar enfermo 
o padecer, alivia el sentimiento de culpa y apacigua al Superyó. 
¿Se agota aquí el vínculo entre enfermedad somática y Superyó, o este 
puede ser aún más estrecho? 
En el artículo "Lo ominoso” podemos encontrar una clave. 
En "El hombre de la arena", la muñeca Olimpia, como doble femenino de 
Nathaniel, representa el Ideal del Yo. Un ideal "Apolineo" de belleza, 
perfección y bisexualidad. 
Simultáneamente materializa el ideal del "Padre de la máquina", el profesor 
Spalanzani y sus dobles el abogado Coppelius, y el óptico Coppola. 
Estos dobles del padre de Nathaniel, representan el aspecto cruel de su 
Superyó, que le ofrece un ideal como señuelo - Olimpia -, pidiéndole a 
cambio una parte de su cuerpo: sus ojos. 
Lo ominoso es aquello familiar de antiguo a la vida anímica, solo enajenado 
de ella por el proceso de la represión, y que, destinado a permanecer 
oculto, sale a luz como retorno de lo permitido. (Freud, S. 1919.) 
 
Tanto la idea de separación de una parte del cuerpo, como también la 
sensación de que hay algo automático, ajeno, ingobernable por el Yo, que 
comienza a comandar su funcionamiento, resultan ominosas. 
Quizás la vivencia familiar reprimida que retorna es la de los primeros 
tiempos de la vida, en los cuales el cuerpo del niño es manejado hasta en 
sus ritmos biológicos por el deseo de la madre, quien se adueña de él, 
interpretando a su manera sus necesidades, y restaurando artificialmente 
la situación prenatal en la que el cuerpo del niño y el de la madre, si bien 
diferentes, participan de un universo idéntico, de un contexto compartido. 
 
La aparición de enfermedades somáticas despierta en los individuos 
complejos infantiles reprimidos y desentierra viejas creencias que habían 
sido sepultadas. Así es como vuelve creyentes a los ateos, supersticiosos a 
los racionalistas y curanderos a los familiares. No es extraño que disuelva la 
cancelación que funcionaba sobre la creencia en la realidad de lo ya 
superado retorno de los muertos, el mal de ojo, etc. 
Probablemente por eso, el enfermo somático tienda a pensar, frente a lo 
fatal o inevitable, que hay algo otro que se ha apoderado del cuerpo. Como 
un diablo una posesión, un duende-Ello más allá del yo, que comienza a 
comandar su funcionamiento biológico. 
Si bien dicho pensamiento es fantasmático, cuando del Superyó se trata 
encierra un núcleo de verdad. 
Esta verdad surge cuando lo oído de los padres, las deudas familiares 
heredadas por el sujeto y provenientes de lo no realizado o lo no dicho 
entre sus integrantes, las creencias ancestrales y los mandatos a cumplirse 
a través de las generaciones, se toman demasiado en serio. Sin distancia 
entre lo dichoy lo que eso dicho pudo haber querido decir, entre el 
enunciado y la enunciación, entre el símbolo y lo simbolizado, entre lo 
fantástico y su encarnación. 
El Superyó es mortífero y se encarna cuando no se puede tomar o como una 
metáfora o con humor. Porque el humor es el único garante superyoico de 
una ganancia de placer para el Yo, de un descanso para la culpa, de una 
huida placentera de la realidad. (Freud, S. 1927) 
 
Freud dice que "...se tiene un efecto ominoso cuando se borran los límites 
entre fantasía y realidad, cuando aparece frente a nosotros como real algo 
que hablamos tenido por fantástico, cuando un símbolo asume la plena 
operación y el significado de lo simbolizado..." (Freud, S. 1919) p.244 
 
Las teorías acerca de la sobreadaptación (Liberman y col, 1982) y la vida 
operatoria (Marty, P.1992) describen un fenómeno que efectivamente es 
global en cierto tipo de personas. Sin embargo, dicho modo de 
funcionamiento puede aparecer en cualquier sujeto cuando se ve 
enfrentado a algo que cuestiona su identidad, frente a lo cual no encuentra 
escapatoria, o que lo hace caer de la escena en la que se habla 
acostumbrado a vivir. Ese "algo" puede ser "...tan simple como el adiós de 
un hijo que se casa, tan trágico como la muerte de un ser amado o tan 
corrosivo como la insatisfacción sexual en un matrimonio cuyo hogar se va 
llenando de hijos." (Ulnik, J. 1990). 
Siguiéndo a Ortega y Gasset, podemos llamar a este fenómeno "perdida del 
sentido de lo irreal" (ver n, 1) (Ortega y Gasset, J. 1958) 
 
Volvamos a nuestra pregunta inicial: ¿El vínculo entre enfermedad somática 
y Superyó se agota en la satisfacción de la necesidad de castigo? 
 
Mi hipótesis es que si el paciente se encuentra posicionado frente al 
Superyó con una imposibilidad de poner distancia, de negar, de equivocar 
o deslizar aquello que de lo oído a los padres y educadores se ha “hecho 
carne" en él, la enfermedad somática podrá sustituir a, la neurosis y la 
elección de órgano podrá tener algún sentido localizable, aunque muy 
difícilmente analizable, porque no habrá sujeto capaz de responder. 
Sami Ali llamó "Superyó corporal" a la instancia superyoica cuando actúa 
como un cuerpo de reglas normativas y del deber, que se expresan en el 
cuerpo, como cuando por ejemplo coinciden en la educación de alguien las 
exigencias de conformarse a una determinada moral y las manipulaciones 
corporales (Sami Ali, 1991) 
Schreber es un ejemplo paradigmático, dado que tenía un padre médico 
que desarrolló una serie de aparatos ortopédicos que usaba para la 
educación de su hijo y que proponía - siguiendo upa ideología nazi - para la 
formación de todos los niños. (Sami Ali, 1991) 
Es así como luego en su delirio, Schreber imaginaba su cuerpo dirigido y 
manipulado por los rayos de Dios. 
El mismo Schreber considera el dolor como una manera de detener el goce 
pero a la vez formando parte de él. El afuera encarna en el delirio de 
Schreber la instancia que con los dardos de los rayos premia y castiga 
dictando las leyes de conducta. Dicha instancia es eminentemente corporal 
en sus efectos, como si toda acción solo pudiera ser sobre el cuerpo y a 
través del cuerpo. (Ib.) 
 
Cuando el Superyó tiene estas características, el cuerpo es actuado como 
en la niñez y el sujeto constituye un solo cuerpo con exigencias que lo 
violentan pero que le permiten existir. Es como si en su cuerpo se escribiera, 
concretizándose, una voluntad irracional. (Ib.) 
 
Si bien el ejemplo de Schreber no es el de un enfermo somático, he tenido 
oportunidad de atender varios casos en los cuales la sintomatología 
predominante era de esta índole. Por ejemplo, un paciente con psoriasis 
generalizada, a quien en su infancia el padre le prohibía transpirar, y lo 
sometía a severos castigos corporales si no cumplía. (Ulnik, 1993) 
 
Casualmente, el ejemplo que utiliza Lacan para explicar el Superyó, es 
paradigmático en el sentido que estoy tratando de desarrollar. 
Se trata de un paciente de origen musulmán, que renegaba del Corán, pero 
que tenía una serie de síntomas que le afectaban la mano. Su analista 
anterior le había interpretado la masturbación infantil y el castigo 
consecuente a esos deseos, pero no había tenido éxito. El fundamento de 
sus síntomas estaba en el Superyó y se transmitía a través del plano de la 
ley. 
 
Durante su infancia, el sujeto se había visto envuelto en un revuelo público 
en el cual su padre había sido destituido. Fue entonces cuando escuchó 
decir que su padre era un ladrón y que había que cortarle la mano. Como 
sabemos, la ley islámica tiene un carácter totalitario en el que no se puede 
separar fácilmente lo jurídico de lo religioso. Y es esta ley la que sostiene 
que al ladrón hay que cortarle la mano. 
Pues este enunciado apareció en los síntomas del paciente. 
Desconozco si este caso mencionado por Lacan era neurótico o si sus 
síntomas manuales podían considerarse "conversivos". Sin embargo, 
considero que lo más importante del ejemplo es como muestra la acción 
sobre el cuerpo de “…enunciado discordante, ignorado en la ley, un 
enunciado situado al primer plano por un acontecimiento traumático, que 
reduce la ley a una emergencia de carácter inadmisible, no integrable (…) 
instancia ciega repetitiva que habitualmente definimos con el término 
Superyó." (Lacan, J., 1954. p. 292) 
 
Freud dice que "Desde el ideal del Yo parte una importante vía para la 
comprensión de la psicología de las masas. Además de su componente 
individual, este ideal tiene un componente social es también el ideal común 
de la familia, de un estamento, de una nación." (Freud, S. 1914). Las 
representaciones culturales y éticas del individuo no forman parte de un 
conocimiento intelectual; más bien aparecen como normativas, es decir 
como exigencias a las cuales se somete. 
"Los ideales normativos que los pacientes erigen dentro de sí, también 
funcionan como matrices o códigos escritos, como menciona Lacan 
respecto de los animales, pero a diferencia de éstos, en el hombre no están 
al servicio de la supervivencia de la especie sino de las costumbres, el 
negocio, el modo de ser, de comer o de casarse, la religión o algún otro tipo 
de estructura de un clan familiar. El individuo nace muerto en relación a la 
vida eterna que se pretende para la ideología familiar, Y toda manifestación 
subjetiva desencadena sentimientos de culpa inconscientes, que aparecen 
bajo la forma de necesidad de castigo o padecimiento."(Ulnik, 1993). 
La ideología del clan opera como un imperativo categórico, es decir, un 
imperativo que manda como si lo ordenado fuera un bien en sí mismo, 
independientemente del fin. Y el paciente recibe castigo al estilo de los 
condenados de "En la colonia penitenciaria". 
En efecto, en un cuento de Kafka, llamado con ese nombre, y casualmente 
escrito en el mismo año que "Lo ominoso" (Kafka, F. 1919), un oficial trata 
de convencer a un expedicionario explotador, nombrado por el gobierno en 
calidad de juez, acerca de las bondades de una máquina perfecta que había 
sido ideada por el comandante de una colonia penitenciaria, quien había 
muerto hacía un tiempo. 
Dicha Máquina tenía como objetivo sostener el bien y la justicia en la 
colonia. Más allá de la voluntad de los hombres. Constituía el medio para 
imponer el justo castigo a los internos. El castigo consistía en escribirles en 
el cuerpo a los condenados la disposición que habían quebrantado o que 
no habían sabido defender, con unas afiladas agujas provenientes de la 
parte superior de la máquina. La escritura se producía en la piel y se iba 
ahondando lentamente dentro del cuerpo hasta producir la muerte del 
sujeto condenado. 
 
Ante la vista del próximo prisionero candidato al tormento, el explorador 
preguntó: 
- Conoce su condena? 
El oficial contestó sin inmutarse 
-No tendría sentido anunciársela, la experimentará en su cuerpo.Y continuó explicando: 
- el principio por el que dicto sentencia es: la culpa nunca se pone en duda. 
La falta de distancia entre el símbolo y lo simbolizado era patente en el 
oficial a pesar de usar un uniforme demasiado pesado para la zona tropical 
de la colonia, y de sentirse fatigado y con dificultad para respirar por el 
calor, no se lo quitaba porque para él el uniforme significaba la patria. No 
quería perder la patria. 
 
La descripción del oficial acerca de la tortura es horrorosa: 
 
“Durante las seis primeras horas el condenado vive casi como antes; 
solamente padece dolores. Después de dos horas se retira el fieltro (que 
tenía en su boca) pues el hombre ya no tiene más fuerza para gritar. 
Aquí, en esta escudilla calentada eléctricamente se coloca esta papilla de 
arroz caliente, de la cual el hombre, si tiene ganas, puede tomar lo que 
pueda atrapar con la lengua. Ninguno pierde la oportunidad, no sé de 
ninguno, y mi experiencia es grande. Sólo después de la sexta hora pierden 
el gusto por la comida. (...) Rara vez el hombre traga el último bocado, lo 
revuelve en la boca y lo escupe en la fosa. (...) Pero que tranquilo se pone 
entonces el hombre a la sexta hora! Hasta al más estúpido se le abre la 
entendedera. Comienza por los ojos; de ahí se expande. Un espectáculo que 
a uno lo podría seducir a meterse también bajo la rastral. No ocurre más 
nada. El hombre comienza simplemente a descifrar la escritura; frunce la 
boca como si escuchara. Usted ha visto que no es fácil descifrar la escritura 
con los ojos; sin embargo nuestro hombre la descifra con sus heridas. Por 
cierto que es mucho trabajo. Necesita seis horas para lograrlo 
cumplidamente; pero entonces la rastra lo atraviesa por completo y lo 
arroja en la fosa, donde cae chascando sobre el agua ensangrentada y el 
algodón. Entonces la sentencia está cumplida, y nosotros, yo y el soldado, 
lo enterramos." (Ib) 
 
Al condenado que se había citado para que su castigo sea presenciado por 
el explorador; se le iba a escribir: honra a tu superior. 
 
“- ¡Qué distintas retan las ejecuciones en los viejos tiempos! 
- Ya un día antes de la ejecución estaba todo el valle lleno de gente; todos 
venían solamente para ver (…). Ante cientos de ojos - todos los 
espectadores estaban de puntas de pie hasta ahí en las colinas - el 
condenado era colocado bajo la rastra por el comandante en persona. (...). 
Cuando llegaba la sexta hora era imposible complacer a todos en su pedido 
de que se les permitiese contemplar más de cerca. (...) ¡Cómo recibíamos 
todos del rostro martirizado esa expresión de transfiguración! ¡Cómo 
manteníamos nuestras mejillas al resplandor de esa justicia por fin lograda 
y que ya transcurría! (Ib.) 
 
El oficial esperaba, luego de su exposición, la aprobación del explorador. Así 
obtendría más presupuesto para el mantenimiento adecuado de la 
máquina, que últimamente ya no estaba funcionando bien. 
 
Sin embargo, el explorador contestó; "soy un enemigo de este 
procedimiento, (…) de todas formas, su honesto convencimiento me 
impresiona, por más que no pueda confundirme." (Ib.) 
 
-Entonces el procedimiento no lo ha convencido -Replicó el oficial. 
sonriendo como sonríe un viejo ante la insensatez, de un niño. 
- Pues ha llegado la hora, - exclamó mientras miraba al explorador con ojos 
luminosos, en los que había una cierta amonestación. 
Liberó al condenado, y cuando todo hacía pensar que iba a someter al 
propio e ingenuo explorador al martirio de la máquina, sólo le hizo leer un 
complicado papiro de los que se ponían en ésta, para ser escritos en el 
cuerpo de alguno, como mandamientos póstumos. 
El papiro, - al igual que todos los demás no era muy legible con los ojos, 
pero contenía la máxima: sé justo. 
Súbitamente, el oficial se desnudó y se sometió él mismo a la máquina, que 
al ser puesta en funcionamiento, se descompuso y lo mató de inmediato. 
 
Concluiré con unas palabras del libro de Benoit, “Crónicas médicas de un 
psicoanalista”. 
“Todo hombre tiene una vida secreta, que es doble 
su vida secreta personal, que tiene tendencia a ocultar: así, por ejemplo, lo 
rige por eufemismo, llaman una doble vida; pero también una vida secreta 
que se esconde de sí misma, en cierto modo impersonal, impersonal en el 
sentido de que es propia de todos los hombres y al mismo tiempo está 
situada muy lejos de su conciencia. 
Respecto de ésta última, está dominada por una representación 
inconsciente -pero que a veces, en ciertos psicoanálisis, sale a la luz-, 
representación inconsciente que puede conducir al individuo a poner en 
cuestión la integridad de tal o cual parte de su cuerpo. 
Por eso, en nuestra sociedad, el cirujano no es solamente un técnico que 
debe paliar las deficiencias y avatares del organismo. Lo quiera él o no, su 
práctica recoge también algo de la herencia -caída en desherencia- de los 
sacrificadores de antaño." (Benoit, 1988) 
 
 
Nota 1: 
En su Conferencia ''Idea del teatro", en la que trata de conceptualizar en 
que consiste el teatro, Ortega introduce la idea del sentido de irrealidad. 
Comentando la locura de Don Quijote, critica a Janet y algunos 
psicopatólogos y pensadores franceses de la segunda mitad del siglo XIX, 
por decir que la locura consistía en la pérdida del sentido de la realidad. "Lo 
cual me parece una perfecta tontería. Es bien claro que la verdad es lo 
inverso: esas menguas o anomalías mentales revelan una pérdida del 
sentido de lo irreal. Es como si la broma no se tomase en broma, sino en 
serio, y todos conocemos personas incapaces de esa agilidad mínima, las 
cuales no logran nunca percibir la broma como broma". 
Comparando el circo y la corrida de toros con el teatro, afirma que el circo 
y la corrida no son fantasmagorías sino realidades, y que el único actor en 
el circo es el payaso. En la corrida no se muere se mata de mentira. 
En el teatro, en cambio, “los actores pueden moverse y decir en las formas 
más variadas - trágicas, cómicas, intermedias - pero siempre con la 
condición imprescindible, permanente y esencial de que nada de lo que 
hacen y dicen sea "en serio"; por tanto, que su hacer y decir es irreal y en 
consecuencia es ficción, es "broma", es farsa. Cuenta Kierkegaard que un 
circo se produjo un incendio. Fue encargado el payaso de avisarlo al público, 
pero éste creyó qué se trataba de una payasada más y pereció abrasado." 
“En el escenario las cosas y las personas se nos presentan bajo el aspecto o 
la virtud de representar otras que no son ellas" (...) "La realidad de una 
actriz, en cuanto que es actriz, -consiste en negar su propia realidad y 
substituirla por el personaje que representa.'' (…) "Lo que no es real, lo 
irreal, tiene la fuerza, la virtud mágica de hacer desaparecer lo que es real.” 
Continuando su desarrollo, nos propone el ejemplo de la metáfora: 
tomando la metáfora más vulgar y sencilla, como por ejemplo la de decir 
que la mejilla de una moza es como una rosa, concluye que "hay la mejilla 
real y hay la rosa real. Al metaforizar o metamorfosear o transformar la 
mejilla en rosa es preciso que la mejilla deje de ser realmente mejilla y que 
la rosa deje de ser realmente rosa. Las dos realidades, al ser identificadas 
en la metáfora, chocan la una con la otra, se anulan recíprocamente, se 
desmaterializan."(…) Los resultados de la aniquilación de esas dos 
realidades son precisamente esa nueva y maravillosa cosa que es la 
irrealidad." p.43 
Pero para que una cosa sea como la otra, hace falta que funcione un 
mecanismo de negación. Solo puedo decir que una mejilla es una rosa, si 
simultáneamente sé que la mejilla no es la rosa. 
Si bien lo que expusimos es mencionado por Ortega en relación al teatro y 
a la locura, pienso que también tiene que ver con el superyó y la 
enfermedad somática. 
 
 
 
BIBLIOGRAFÍA 
 
 
 Benoit, P.: "Crónicas médicas de un psicoanalista, medicina ypsicoanálisis". Ed. Nueva Visión 1988 
 Freud, S. 1895: " Proyecto de una psicología para neurólogos". Obras 
completas, T.1, Ed. Amorrortu editores 1976. 
 Freud, S. 1911: "Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de 
paranoia (Dementia Paranoides) descrito autobiográficamente" Ib. 
T.12. 
 Freud, S. 1914: "Introducción del narcisismo". lb. T.14. 
 Freud, S. 1919: "Lo ominoso". lb. T.17. 
 Freud, S. 1921: "Psicología de las masas y análisis del Yo" Ib. T. 18. 
 Freud, S. 1.923: " El yo y el ello" Ib. T. 19. 
 Freud, S. 1924: "El problema económico del masoquismo:" lb. T.11. 
 Freud, S. 1926: "Inhibición síntoma y angustia" lb. T. 20. 
 Freud, S. 1927: "El humor". lb. T. 21. 
 Freud, S. 1928: "Dostoievsky y el parricidio'' Ib. T.21. 
 Freud, S. 1937: “Esquema del psicoanálisis" Ib. T. 23. 
 Freud, S.:"El presidente Thomas W. Wilson: un estudio psicológico" 
Ed. Letra Viva. 1937. 
 Gerez-Ambertin, Marta: Las voces del Superyó. En la clínica 
psicoanalítica y en el malestar en la cultura. Ed. Manantial. Estudios 
de psicoanálisis. 1993, Bs. As. 
 Kafka, Franz: "En la colonia penitenciaria". (1919) En Relatos 
completos. Ed. Losada. 1979. 
 Lacan, J.: "Seminario I", "Los escritos técnicos de Freud" Ed. Paidós. 
1953-54 
 Lacan, J. "Seminario XI: Los cuatro conceptos fundamentales del 
psicoanálisis" Ed. Paidós,1964 
 Lacan, J.: "Intervenciones y textos II. Ed Manantial 1989. (Conferencia 
en Ginebra sobre el síntoma). 
 Liberman, D. y otros: "Del cuerpo al símbolo" Ed. Kargieman, 1982. 
 Marty: "Psicosomática del adulto "Ed. Amorrortu 1992. 
 Marty: "El pensamiento operatorio", en Revue Francaise de 
psychanalyse, 1963. 
 Ortega y Gasset, J.: "Idea del teatro". En Revista de occidente. 
Madrid, 1958. 
 Sami Ali, M.: Pensar lo somático. El imaginario y la patología. Ed 
Paidos, 1991 
 Ulnik, Jorge: “Los afectos en la clínica psicosomática”. Ficha del 
Programa de actualización para graduados. “El cuerpo y el 
psicoanálisis: la clínica psicosomática”. Fac. de Medicina, UBA. 1990. 
 
 Ulnik, J.: "Psicofarmacología y psicosomática". En Psicofarmacología 
clínica infanto-juvenil. Ed. Polemos, Bs As, 1993. 
 Ulnik, J.: "Narcisismo y enfermedad somática.", En Actualidad 
psicológica, año XVIII, nro. 196, marzo de 1993. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
ASIGNATURA: ENFEIMEDADES PSICOSOMÁTICAS. (Prof. Tit. Dr. Jorge C. 
Ulnik). 
 
GUÍA DE ABORDAJE BIBLIOGRAFICO 
 
Texto: "La escucha del psicoanalista y la mirada del dermatólogo”. Rev. Tres 
al cuarto. Tercer semestre 1999, pp. 39-42. Barcelona, España. 
 
Autores: Dr. Jorge Ulnik y Dr. Javier Ubogui. 
 
 Enumere tres razones por las cuales la significación no es un 
epifenómeno de la enfermedad. 
 ¿Cómo influyen los rasgos de personalidad y los factores 
inconscientes en la terapéutica dermatológica? 
 Escriba tratando de diferenciarlas, las distintas maneras como 
funciona la proyección en estos pacientes. Trate de formular, 
basándose en lo ejemplos del texto, en que consiste el fenómeno de 
"espacios de inclusiones recíprocas". 
 Describa que beneficios puede tener el trabajo en conjunto 
(dermatólogo y psicoanalista). Agregue (según su opinión) que 
inconvenientes le ve a esta forma de trabajo. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
ASIGNATURA: ENFEIMEDADES PSICOSOMÁTICAS. (Prof. Tit. Dr. Jorge C. 
Ulnik). 
 
GUÍA DE ABORDAJE BIBLIOGRAFICO 
 
 
Texto: "Idealizar y Dializar" Rev. De psicoanálisis, tomo XL N° 3 mayo-, junio, 
pag. 583-591, año 1983. 
Autor: Villeli Bianchi, Hugo. 
 
 Describa y desarrolle en que consiste el mecanismo de idealización 
en la diada médico-paciente en el caso de los pacientes en diálisis. 
 Explique cuales son los momentos que sobrevienen en los pacientes 
en la etapa de desilusión - desidialización. 
 ¿Cuáles pueden ser los momentos más favorables de intervención 
psicoterapéutica con el paciente en diálisis? 
 ¿En qué 3 situaciones vitales cobra un papel importante el “objeto 
emperador”? 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
ASIGNATURA: ENFEIMEDADES PSICOSOMÁTICAS. (Prof. Tit. Dr. Jorge C. 
Ulnik). 
 
GUÍA DE ABORDAJE BIBLIOGRAFICO 
 
 
Texto: "La relación objetal alérgica" 
Autor: Pierre, Marty. Ed. Amorrortu 
 
 ¿Cuál es el deseo primordial del alérgico? 
 Desarrolle los dos movimientos de la relación de objeto alérgica 
 ¿Cuáles son los dos sentidos que aparecen del término 
identificación? 
 Explique las circunstancias de desencadenar una regresión 
 ¿Qué ocurre si la regresión no es interrumpida? 
 Describa en que se basa el pronóstico de un paciente que tiene una 
relación de objeto alérgica. 
 ¿Qué indicaciones hace el autor respecto de la psicoterapia? 
 Resuma las características de estos pacientes. 
 Relacione estas características con Adela.

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