Logo Studenta

Maleval, J -C Más bien verbosos los autistas

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

1 
 
 
NOV 
28 
 
"MAS BIEN VERBOSOS" LOS AUTISTAS 
 por JEAN-CLAUDE MALEVAL [1] 
 
Resumen: Lacan sorprende en 1975 cuando indica que no es el mutismo lo 
que le parece lo más sorprendente entre los autistas, sino la verborrea. Ni 
siquiera se trata de una observación clínica, cuya pertinencia no se dudaría, 
sino de la orientación esencial para abordar la especificidad de un tipo clínico 
original. ¿Qué es la verborrea? Sino un uso de la lengua de donde la 
enunciación se ausentó. Ahora bien, la enunciación inscribe el goce vocal en el 
campo del lenguaje. La voz como objeto pulsional no es la sonoridad de la 
palabra [voz], sino la manifestación en el decir del ser del sujeto. Es una 
constante mayor del funcionamiento autístico el protegerse de toda emergencia 
angustiosa del objeto voz. De la suya propia, por la verborrea o el mutismo, de 
la del Otro, por el evitamiento de la interlocución. El autista es un sujeto que se 
caracteriza por no haber incorporado el objeto vocal que soporta la 
identificación primordial, resulta de eso una carencia de S1, en su función 
representativa del sujeto. Cuando el goce del viviente no se cifra en el 
significante, la manifestación clínica más manifiesta, subrayada por todos los 
autistas de alto nivel, reside en una escisión dolorosa entre los afectos y el 
intelecto. Las otras características del cuadro clínico son algunas de las 
consecuencias. Palabras-llaves: autismo, voz, goce, parloteo, lalengua. 
 
La representación más difundida del niño autista es efectivamente la de un ser 
mudo, de modo que Lacan sorprende, en 1975, con ocasión de una de sus 
raras indicaciones concernientes a estos sujetos, calificándolos de "verbosos": 
"Qué le cueste entender [escuchar], dar su alcance a lo que dicen, no impide 
que sean personajes más bien verbosos” [2]. 
Es verdad que más de la mitad de los niños autistas habla, y que las 
verbalizaciones de estos de golpe le sugieren a Kanner las nociones de 
"lenguaje de loro" o de "ecolalia diferida". Los padres notan a veces que 
adquieren con facilidad palabras nuevas, sin aprender a hablar por eso, en el 
http://hilosde-ariadna.blogspot.com/2011/11/mas-bien-verbosos-los-autistas.html
http://hilosde-ariadna.blogspot.com/2011/11/mas-bien-verbosos-los-autistas.html
http://hilosde-ariadna.blogspot.com/2011/11/mas-bien-verbosos-los-autistas.html
http://hilosde-ariadna.blogspot.com/2011/11/mas-bien-verbosos-los-autistas.html
http://hilosde-ariadna.blogspot.com/2011/11/mas-bien-verbosos-los-autistas.html
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn1
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn2
2 
 
sentido en que la palabra testimonia una expresividad del sujeto. Describen el 
fenómeno observando que el niño pronuncia palabras, pero no las utiliza. Por 
añadidura sabemos que el empleo correcto del "Yo" es siempre tardío, y a 
veces no ocurre jamás. En el otro extremo del espectro clínico, entre los 
autistas de alto nivel, se encuentra regularmente una voz artificial, particular, 
sin expresividad. Además, las palabras siguen siendo "emitidas más bien que 
habladas", provienen de un "repertorio mental memorizado", nada es más difícil 
para estos sujetos que una "expresión personal" [3]. De manera general, los 
especialistas del síndrome de Asperger observan que la dificultad en hablar de 
sí y en expresar sentimientos íntimos es una de las características; mientras 
que estos sujetos a menudo exasperan a los allegados con conversaciones 
unilaterales y por preguntas incesantes [4]. "En su tema de predilección, 
escribe Attwood, el entusiasmo les inspira un discurso verboso, incluso una 
palabrería incesante" [5]. Una autista de alto nivel, tal como Temple Grandin, 
presentó por cierto un retraso importante en cuanto a la adquisición de la 
palabra, pero cuando la hubo adquirido se la apodó "molino de palabras": hacía 
repetitivamente la misma pregunta y esperaba con mucho placer la misma 
respuesta, pronunciaba discursos infinitos sobre temas que retenían su 
curiosidad, le gustaba jugar a juegos de asociaciones de palabras; más tarde 
en el liceo sus compañeros la nombraron "obsesión" [6]. Otros la trataron de 
"magnetófono", etc. Williams describe otra forma de verborrea subrayando su 
inexpresividad básica: "Las aserciones que no tenían relación conmigo y que 
no tocaban mis preocupaciones me caían de la boca como las bromas de un 
cómico de music-hall" [7]. Conoce de otro autista que le parece funcionar como 
ella porque él mismo "había dominado el arte de "hablar para librarse de las 
palabras" estando él mismo sordo al sentido" [8]. Joffrey Bouissac confía que le 
pasó de hablar "solo durante días enteros como un disco rayado […] Hablo 
solo, precisa, sobre todo cuando hago una fijación sobre algo, como cuando 
teníamos un perro Canela y no paraba de hablar solo diciendo por ejemplo: "la 
perra va a comer". En esa época, jugaba a los loros pues durante días enteros 
repetía "el gato", en otra época "la Suiza", en otra "el mar". Hubo también otro 
período donde hablaba solo, era cuando hubo un incendio en Sermersheim, 
pues vi un fuego inmenso y eso me aterrorizó. Después, hice una fijación sobre 
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn3
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn4
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn5
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn6
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn7
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn8
3 
 
la casa quemada, no dejaba de cantar la misma frase "la pared de la barraca 
se abrasa" y hablaba solo sin parar" [9]. Que la representación más común del 
niño autista lo haga un ser mudo reposa en la presencia indudable de la 
carencia enunciativa que determina esta patología: ella no sería más evidente 
que en este silencio obstinado. Cuando el sujeto autista procura comunicar, lo 
hace en lo posible de una manera que no pone en juego su goce vocal, ni su 
presencia, ni sus afectos. Si es una constante discernible a todos los niveles 
del espectro del autismo, ella reside en la dificultad del sujeto en tomar una 
posición de enunciador. Habla de buena gana, pero con la condición de no 
decir nada. La verborragia del autista no es, como se le podría suponer, goce 
solitario de la voz; todo lo contrario trabaja en la puesta a un lado de esta, la 
que horroriza al sujeto. En la infancia, lo mismo que habla sin voz, el autista se 
tapona los oídos de buena gana. La voz en tanto que objeto pulsional no es la 
sonoridad de la palabra [voz], sino lo que soporta la presencia del sujeto en su 
decir. Es una constante mayor del funcionamiento autístico el protegerse de 
toda emergencia angustiosa del objeto voz. De la suya propia, por la verborrea 
o el mutismo, de la del Otro, por la evitación de la interlocución. La inmensa 
mayoría de ellos, Asperger ya lo había observado, obedecen mejor si uno no 
se dirige a ellos personalmente, sino si se habla entre bastidores. La palabra 
puede interesarles con la condición de que no sea portadora de la voz. De 
donde su atractivo por el parloteo vacío y la música de la palabra. El parloteo 
autístico es un ejercicio tranquilizador de palabra sin voz. En cambio, la voz del 
autista, no sometida a la castración, no falicizada, le horroriza, es por eso que 
dedica tantos esfuerzos para enterrarla [esconderla]. Un fenómeno, notado por 
numerosos clínicos, y que les parece siempre muy enigmático, lo manifiesta 
claramente. A menudo ha sido comprobado que autistas mudos salen a veces 
un instante de su silencio, pronunciando una frase perfectamente construida, 
antes de regresar a su retirada muda. Ahora bien, es característico que esto se 
produzca en situaciones críticas que rebasan las estrategias protectoras del 
sujeto haciéndolo abandonar por un instante su negativa de llamamiento alOtro y su negativa de comprometer la voz en la palabra. ¿Que dicen en efecto 
en aquellos momentos? La primera frase pronunciada por Birger Sellin es 
"devuélveme mi bola" dirigida a su padre que acababa de tomarle uno de sus 
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn9
4 
 
objetos autísticos [10]. Un chico de 5 años, refiere Berquez, "al que nadie 
jamás había escuchado pronunciar una sola palabra en su vida, se encontró 
molesto cuando la piel de una ciruela se pegó en su paladar; exclamó entonces 
distintamente: "Quíteme esto", luego recayó sobre su mutismo anterior. Otro 
niño mudo de 4 años que se hacía examinar por un pediatra gritó: "quiero 
volver" y, un año más tarde, con ocasión de una hospitalización por una 
bronquitis, exclamó: "quiero devolver" [11]. Todas estas frases poseen un punto 
común: la presencia del sujeto de la enunciación se encuentra allí netamente 
señalada, el llamamiento al Otro se afirma allí, su carácter imperativo 
testimonia del goce vocal que las sostiene. Ahora bien, nada es más 
desgarrador para el niño autista. Es sólo en la culminación de la angustia que 
él mismo puede dejar escapar tal enunciado, extraordinariamente angustioso, 
vivido como una mutilación, pues pone en juego, no sólo la alteridad, sino una 
cesión del objeto del goce vocal al goce del Otro. Muy lejos de reiterar esta 
experiencia angustiosa, el sujeto procura protegerse de su retorno, 
encerrándose en un silencio todavía más profundo. Cuando un niño autista 
comienza a hablar, ocurre que allegados particularmente atentos constaten un 
fenómeno parecido. "Hablaba, escribe T. Morar, cuando fue atrapado en cierto 
modo: contra su voluntad. Sorprendido por una pregunta o una afirmación 
falsa, la respuesta venía a pesar de él. Volvía a empezar en seguida como si 
se dijera: "¡Bah! ¡Hablé!". Olíamos que tenía ganas de tragar su respuesta. 
Como si habría un peligro al hablar" [12]. Ahora bien no se trataba de una 
negativa de comunicar, pues había observado antes, cuando su hijo Pablo 
seguía estando mudo a pesar de sus esfuerzos, cuando ella le planteaba 
preguntas, él encontraba otro medio de responder que por la palabra. "Nos 
preguntábamos, escribe, si no hablaba a propósito" [13]. Sus intuiciones 
concernientes a las causas de esta negativa no carecen de pertinencia. 
"Aceptar hablar, era también aceptar las limitaciones del lenguaje: ser obligado 
a responder, a obedecer, era mucho más fastidioso que fingir no entender o no 
comprender, y así conservar una libertad total" [14]. Ninguno más que el autista 
es un sujeto libre, dolorosamente libre, de una libertad potencial que un 
compromiso alteraría. Rechaza toda dependencia con respecto al Otro: se 
niega a ceder el objeto de su goce vocal, de modo que resiste radicalmente a la 
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn10
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn11
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn12
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn13
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn14
5 
 
alienación de su ser en el lenguaje, de ahí, más aún que para otros psicóticos, 
que sea pertinente de subrayar que se considera libre [15]. Sus estrategias de 
salida de su aislamiento que funcionan por escisiparidad, tomando apoyo sobre 
un doble, no lo desmienten. Pueden ir hasta darle a Joey la ilusión de "haberse 
empollado él mismo" [16]. El control importa más que todo, afirma Williams, ella 
discierne que "la sensibilidad propia de la sensación de vivir [debe] ser 
rechazada" [17], de donde el trabajo para que el goce quede desconectado de 
la palabra. La posición del sujeto autista parece caracterizarse por no querer 
ceder sobre el goce vocal. Resulta de eso que la incorporación de la voz del 
Otro, que puede ser recibida sólo sobre fondo de falta, para él no se produce. 
Hay que precisar que la voz, en el sentido de objeto pulsional, no es la 
entonación, no es del registro sonoro, ella está fuera de sentido. Lo mismo que 
la mirada soporta lo que falta en el campo de la visión, la voz encarna la falta 
en el campo verbal. "La voz, precisa Jacques-Alain Miller, es la parte de la 
cadena significante inasumible por el sujeto como "yo" y que subjetivamente es 
asignada al Otro" [18]. La castración simbólica borra la presencia de la voz en 
la 
realidad, ella vuelve al sujeto sordo a ésta, mientras que se vuelve apto para 
conectarla al decir. En cambio, para el sujeto psicótico, la voz puede hacerse 
oír a veces, en particular en las alucinaciones, sabemos que entonces expresa 
esencialmente insultos. El autista es apenas alucinado, pues nada le angustia 
más que el objeto vocal, de donde su horror cuando lo oye manifestarse en un 
imperativo que escapa de él, o cuando el otro le habla afirmando su presencia 
enunciativa. Su verborragia parece tener por función la de asfixiar y de 
contener una voz de la que teme la manifestación. 
La oreja del autista no está cerrada a la voz: conocemos su sensibilidad a los 
ruidos que ninguna enfermedad de los aparatos sensoriales explica. No 
dispone de ese objeto equilibrante, análogo a los granos de arena que algunos 
delfines se introducen en el utrículo, con el fin de regular su aparato stato-
acústico, por el cual Lacan metaforiza la incorporación de la voz del Otro, 
cuando el Nombre-del-Padre operó. "Una voz, comenta Lacan, no se asimila, 
sino se incorpora" [19]. Cuando cae del órgano del habla, ella permite modelar 
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn15
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn16
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn17
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn18
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn19
6 
 
el vacío del Otro; ahora bien para el autista éste no está pacificado, el deseo 
del Otro no deja de angustiarlo. 
 La voz es un objeto pulsional que presenta la 
especificidad de comandar la identificación primordial, de modo que la negativa 
radical de ceder sobre el goce vocal atenta contra la inscripción del sujeto en el 
campo del Otro. "Lo que me ata al otro, subraya Jacques-Alain Miller, es la voz 
en el campo del Otro" [20]. Cuando este anudamiento no se produce, S1 no 
cifra el goce y no representa al sujeto ante otros significantes. Sin embargo el 
sujeto autista sufre de su soledad, de modo que muchos procuran entrar en 
comunicación, pero ¿cómo hacer sin poner en juego el goce vocal? Algunos 
encuentran la solución de un lenguaje de gestos, o de signos, incluso tienen 
que pasar por la escritura o la comunicación facilitada. No obstante la inmensa 
mayoría de los autistas de alto nivel hablan correctamente, pero sin decir. Se 
revelan regularmente bastante verbosos. 
La descripción notable de los mecanismos autísticos producida por la sutil 
Donna Williams merece ser citada bastante largamente cuando introduce a la 
inteligencia de este fenómeno: "A lo mejor, escribe en 1992 en «Nobody 
nowhere», la persona que sufre de autismo pueda hablar corrientemente a 
condición de engañar y de adiestrar su espíritu haciéndole creer que: 
1°) lo que tiene que decir no tiene ninguna importancia emocional - es decir que 
está charlando como si nada. 
2°) que el que le escucha no podrá alcanzarle ni detectar sus intenciones a 
través de las palabras que emplea. - es decir que deberá expresarse a través 
de una jerga, o a través de un "lenguaje de poeta". 
3°) que su discurso no está destinado directamente al interlocutor - lo que 
quiere decir que hablará por intermedio de los objetos, a los objetos mismos (la 
escritura incluso, que es un modo de hablar a través del papel). 
4°) que no se trata verdaderamente de un discurso - podrá pues además cantar 
también de modo apropiado. 
5°) que, en fin, la conversaciónno tiene ningún contenido afectivo - lo que 
quiere decir contentarse con tener en cuenta hechos simples o decir 
trivialidades o futilidades [21]. 
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn20
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn21
7 
 
Las cinco posibilidades contempladas aquí por Williams para permitirle al 
autista tomar la palabra sin despertar demasiado la angustia pueden finalmente 
ser relacionadas a la rápida pero esencial indicación de Lacan: el autista puede 
hablar a condición de seguir siendo verboso. Williams precisa diversas 
maneras de declaraciones verbosas efectivamente utilizadas por los sujetos 
autistas: 1° hablar para no decir nada, 2° hablar para no ser comprendidos, 3° 
hablar sin dirigirse al interlocutor, 4° cantar no es hablar (cantar no conviene a 
la comunicación seria, la presencia enunciativa se encuentra allí aliviada 
[disminuida], 5° decir sólo cosas sin importancia. Menciona aún otra posibilidad, 
utilizada por Willie, uno de sus dobles, "se había aprestado, nos dice, para 
argumentar todos los puntos de vista, pero jamás adoptaba personalmente 
ninguno. Para mí era sólo un modo de jugar con las palabras, pero era 
endiabladamente divertido". Falta en esta enumeración una de las formas más 
corrientes: la repetición de dichos enteros de memoria. El punto común de 
todos estos modos de no-expresión reside en la negativa de comprometer lo 
que sea que sea íntimo: que nada se transparente allí que se parezca mucho 
al goce del sujeto. Si se cree en Williams, ser verboso es el comienzo de la 
inmensa mayoría de las tomas de palabra del autista, sugiriendo desde ahí que 
la indicación de Lacan se refiere, mucho más allá de una notación simple y 
descriptiva, a lo esencial: el autista se encuentra allí situado como el sujeto que 
niega la puesta en función del objeto del goce vocal. "Como resultado varios 
niños anteriormente mudos, refería Bettelheim, no hablaban porque esto habría 
vaciado su cerebro" [22]. El acto de palabra habría comprometido en el 
intercambio el objeto mayor de su goce y habría sido sentido como una 
mutilación, incluso como un cataclismo. Cuando el autista sale de su mutismo, 
persiste en esforzarse por no comprometer su voz en un llamamiento al Otro. 
En la escuela primaria, refiere Williams, "hablaba en voz alta sin cesar, 
indisponiendo a todo el mundo. Decía que simplemente me gustaba el sonido 
de mi propia voz. Era probablemente justo." Se la encontraba inteligente, 
posiblemente, comenta, pero apenas sensata. "Más que hablarle a la gente les 
soliloquiaba por encima de sus cabezas, como si toda conversación debiera 
resumirse en eso" [23]. El soliloquio intenta resolver la dificultad con la cual se 
confronta el autista para el que la soledad se vuelve dolorosa: permite ir hacia 
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn22
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn23
8 
 
el otro imitando el esbozo de una conversación sin comprometer la voz. La 
clínica más manifiesta del autismo ha señalado desde hace tiempo la 
importancia de las dificultades inherentes a la enunciación. 
Podemos invariablemente relevar anomalías de lenguaje, afirma Asperger, 
ahora bien, aquellas a las que pone en exergo conciernen en lo esencial a las 
características de la enunciación. Ellas difieren evidentemente de un caso al 
otro, constata él, "a veces la voz es débil y lejana, a veces es estudiada y 
gangosa, pero a veces es demasiado aguda hasta ser horadante. En otros 
casos aún, la voz es un murmullo melodioso y monótono cuyo tono no vuelve a 
descender incluso al final de las frases. A veces la dicción es modulada al 
exceso hasta el punto de parecer recitar versos declamándolos con énfasis. 
Por muy diversas que sean las posibilidades, todas poseen un punto común: 
este lenguaje parece artificial, incluso caricaturesco, hasta suscitar en el oyente 
ingenuo un sentimiento de ridículo. Otra de las características del lenguaje 
autístico reside en que no está dirigido sino que el individuo parece hablar en el 
vacío" [24]. En fin, hasta los autistas de alto nivel conservan dificultades en el 
manejo de las características prosódicas del lenguaje, tales como la 
entonación, la altura de la voz, la rapidez, la fluidez y el énfasis puesto a la 
palabra. "En ellos, describe U. Frith, un murmullo puede transformarse de 
repente en un grito, o una voz grave ceder súbitamente el sitio a una voz 
aguda. Todo pasa como si no lograran evaluar el volumen necesario para 
alcanzar a su interlocutor, y pequen pues, sea por exceso, sea por defecto. La 
rapidez de la elocución plantea problemas semejantes. Así, la madre de un 
niño autista me decía recientemente: "si solamente lograra hacerlo hablar más 
lentamente, posiblemente la gente lo comprendería". Por otro lado, ciertos 
individuos autísticos carecen totalmente de entonación; su discurso entonces 
es percibido como uno salmodia pedante. A la inversa, asimismo, sucede que, 
con una voz aparentemente bien modulada, el individuo autístico haga un 
comentario absurdo o repita siempre la misma cosa" [25]. 
Desde las primeras observaciones, Kanner supo ir a lo esencial observando 
que el lenguaje no les sirve para la comunicación. "Sólo uno de ocho niños 
parlantes tiene un lenguaje que, en el curso de los años, ha servido para 
conversar con otros […] Sus excelentes memorias rutinarias, acopladas con la 
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn24
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn25
9 
 
incapacidad de utilizar el lenguaje con no importa que sentido, a menudo 
conducen a los padres a atiborrarlos cada vez más de versos, de nombres 
botánicos o zoológicos, de títulos y composiciones de discos o de cosas 
semejantes. Así, desde el principio, el lenguaje - que los niños no utilizan con 
un sentido de comunicación - fue desviado en una medida considerable hacia 
una autosuficiencia sin valor semántico o de conversación, o bien hacia 
ejercicios de memoria groseramente deformados. Para un niño de 2 o 3 años 
de edad, todas estas palabras, números y poemas ("las preguntas y respuestas 
del catecismo presbiteriano", "el concierto para violín de Mendelssohn", "los 
veintitrés salmos", una nana francesa, un índice enciclopédico) podían 
difícilmente tener más sentido que una serie de sílabas sin sentido para un 
adulto" [26]. Cuando a pesar de todo el autista acepta emplear su lenguaje 
para la comunicación, no dejamos de observar que subsiste una carencia 
básica de la enunciación: "no puedo hacer esto oralmente, refiere uno de los 
sujetos de Asperger, enfrentarlo cabalmente" [27]. A todos los niveles de 
evolución del autismo persiste a grados diversos el mismo trastorno: la extrema 
dificultad, no a adquirir el lenguaje, sino a tomar una posición de enunciación. 
El lenguaje no está investido por el goce vocal, inicialmente está vivido por 
estos sujetos como un objeto sonoro del que no perciben que sirve para la 
comunicación. "No empleé el lenguaje con el fin de comunicar antes de la edad 
de doce años, confió uno de ellos, esto no era porque no fuera capaz de eso, 
sino simplemente no sabía para que servía.Para aprender a hablar, 
previamente hay que saber para qué se habla" [28]. Otro explica: "Antes de que 
fuera conciente que la gente me hablaba y de que me diera cuenta que soy un 
ser humano - aunque soy un poco diferente de los otros - esto llevó muchísimo 
tiempo. Jamás pensé que pertenecía a la categoría de los seres humanos, 
porque no veía que fueran diferentes de objetos" [29]. Por no concebir que las 
palabras sirvan para comunicar y para expresar sus sentimientos, los autistas 
dan forma a una aprensión objetal tanto de los otros como de ellos mismos. 
Concebir al Otro como un objeto sonoro, y no como un sujeto expresivo, 
constituye una de las maneras autísticas de protegerse de las manifestacionesde su deseo. La disociación entre la voz y el lenguaje está al comienzo del 
autismo. Se trata de un trastorno que generalmente entraña deficiencias 
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn26
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn27
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn28
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn29
10 
 
cognitivas, pero no encuentra en éstas sus determinantes. Negativa de apelar 
al Otro y negativa de alienación del ser de goce en el significante constituyen 
estrategias inconscientes del sujeto para protegerse de la presencia angustiosa 
de un Otro demasiado real. La escisión entre voz y lenguaje es experimentada 
como enigmática y dolorosa, pero se impone a voluntad: Un niño autista de 
doce años de edad, Georges, que pronuncia sólo algunas palabras 
ininteligibles, demuestra por la intervención de la comunicación facilitada que 
no deja de arder en deseos de hablar: "Me lapidaré para matarme, escribe, 
porque quiero hablar con mi voz. El hecho de hablar es indescriptible" [30]. "Yo 
también, escribe Sellin a otro autista, yo simplemente deseo como tú investir 
mis instrumentos bucales en el lenguaje Pero yerro aún muy lejos del lenguaje" 
[31]. Sin embargo, Sellin, autista mudo, pudo testimoniar lo vivido redactando 
dos obras notables gracias a la comunicación asistida por computadora. 
Williams ya había subrayado, que en ciertas condiciones el autista puede 
expresarse corrientemente, el punto común de estas reside en la no puesta en 
función de la voz, de suerte que puede "hablar por intermedio de los objetos". 
Aunque los autistas tengan una gran dificultad en hablar de ellos mismos, 
algunos pueden expresarse con elocuencia, y hasta describir con precisión su 
vivencia, pero deben entonces llegar a no comprometer el goce vocal en su 
testimonio, de donde su predilección por el pasaje por la cosa escrita. 
Discernimos entonces que tienen "sentimientos y sensaciones, pero que se 
desarrollaron en el aislamiento", de modo que "no pueden verbalizarlos de 
modo normal" [32], y se encuentran inundados de sus "propias emociones 
anónimas" [33]. 
Deficiencia del parloteo y de la lalangue. 
Si es exacto que los fonemas no son percibidos por el autista como los objetos 
que pueden sustituirse con la pérdida del goce vocal, un déficit de su 
investimento debe poder ser discernible muy temprano. Todos los estudios 
muestran en efecto que el parloteo de los niños autistas no posee la riqueza del 
de los otros niños. Nada es más importante para comprender el autismo que 
subrayar que es un sujeto que no se introdujo al lenguaje pasando por el 
parloteo. Éste está ausente, es pobre o extraño. Cuando está presente, parece 
la mayoría de las veces monótono (comparable al bebé que se cae de sueño), 
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn30
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn31
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn31
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn32
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn33
11 
 
sin ánimo, sin inflexión intencional [34]. ¿Ahora bien cuál es la función del 
parloteo? A diferencia de los gritos o del llanto, no se presta a la 
comunicación. Parece acorde con las emociones del bebé, expresando un 
bienestar o una falta de bienestar. Algo de eso subsiste más tarde en la 
expresión y la melodía de la palabra [voz] por las cuales los sentimientos del 
sujeto se hacen oír: 
el murmullo no es gemido [grito/clamor], el canturreo no es 
conminatorio. Cuando se produce con el parloteo la primera alienación por la 
cual el goce del sujeto se engancha al lenguaje, él se identifica a lo que Lacan 
nombra la lalengua, vocablo forjado como derivado del término lalación [laleo], 
con el fin de designar una materialidad significante desligada de todo 
significado y de toda intención de comunicación. Ella "nos afecta primero, 
afirma, por todo lo que comporta como efectos que son afectos” [35]. La 
entrada en el significante se hace con ocasión del cifrado del goce en la 
lalengua. Esta está constituida de significantes que no apelan a nada, de S1 sin 
S2. Los estudios lingüísticos atestiguan que el parloteo ya testimonia de una 
toma del sujeto en una relación al Otro del lenguaje."Desde el octavo mes el 
tipo de fonación, constatan los lingüistas, la organización rítmica y los estilos de 
entonación de los parloteos reflejan características de la lengua del entorno. 
Por añadidura el parloteo ya marca una gran variabilidad entre los niños. Aún 
no es el lenguaje, sino es un lenguaje que procura un marco para el desarrollo 
de la palabra" [36]. La alienación primera en el Otro del lenguaje produce una 
separación traumática, una cesión del objeto del goce primordial, permitiendo 
localizarlo fuera-de-cuerpo. Para que la enunciación se arraigue en la lalengua 
hace falta que el sujeto haya aceptado ceder en cuanto al goce vocal; es la 
condición de "la incorporación" de la voz del Otro [37], por la cual se produce la 
identificación primordial. Para que la voz responda, precisa Lacan, "debemos 
incorporar la voz como la alteridad de lo que se dice. Es entonces por eso, y no 
para otra cosa, que separada de nosotros, nuestra voz nos aparece con un 
sonido extraño" [38]. El autista, él, no es extraño a su voz, lo cual le pone 
obstáculo a que tome la palabra. Desde entonces, no sólo es llevado al 
mutismo, al soliloquio y a la verborrea; sino que se encuentra a veces 
sobrecargado por un goce vocal desregulado vivido como una energía en 
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn34
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn35
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn36
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn37
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn38
12 
 
exceso. En un autista mudo eso se manifiesta a menudo sin saberlo él por 
gemidos [gritos] intempestivos. Uno de ellos describe esto así: "una energía 
está allí pero no puedo materializarla [,] los gritos locos son unos accesos 
sobre los cuales no tengo motivo [,] nada me es más odioso que estos 
repugnantes aullidos de rabia que se hinchan y mugen" [39]. Cuando la voz del 
Otro se impone a un autista de alto nivel, en razón "de un mensaje demasiado 
directo, o lastrado de una carga emocional", se revela incapaz de conectar este 
goce al lenguaje, la significación fálica no adviene, los elementos enunciados 
se desconectan. No sólo no escucha [comprende] más el mensaje, sino que su 
propia palabra [voz], cuyas bases son frágiles, se encuentra alcanzada 
[atacada], a veces hasta una liberación del goce vocal, que rebasa los 
encuadres imaginarios a duras penas elaborados. En estas circunstancias, 
afirma Williams, cuando la articulación entre las palabras no se efectúa más, "el 
traumatismo es tal, que puede inducir […] a un grito "ensordecedor" que sale o 
no de la boca" [40]. La presencia excesiva de la voz y la deficiencia de su 
cifrado por el lenguaje, dan cuenta de la dificultad y de la rareza, a menudo 
observada, en cuanto a su aprensión ante ciertos ruidos, aunque los aparatos 
sensoriales no estén atacados [por una enfermedad]. Hay sujetos, refiere 
Grandin, que "tienen el oído tan fino que los ruidos cotidianos les son 
insoportables. Un autista contó así que el ruido de la lluvia se parecía a una 
serie de disparos; otros afirman que oyen la sangre latir en sus venas o el ruido 
más pequeño en una escuela. Su mundo se compone de una masa confusa de 
ruidos" [41]. Por no ser interpretados, estos ruidos se identifican con el objeto 
vocal desregulado por el que son dolorosamente molestados [42]. "Cuando era 
pequeña, anota Grandin, el ruido era una fuente permanente de problemas. Era 
como si el torno del dentista hubiera tocado uno de mis nervios.Esto 
provocaba un sufrimiento real [efectivo]. Tenía un miedo insuperable a los 
globos que estallan; el ruido parecía "explotar" en mi oreja. Los pequeños 
ruidos que comúnmente son evacuados fácilmente me volvían loca". A la 
inversa, sabemos que ciertos autistas, para protegerse del objeto vocal, 
montan una sordera electiva. El autismo es hoy una entidad de límites 
bastante vagos, escapando sin cesar de las redes de una clínica conductista 
sin principio organizador [43], que coloca a este respecto sus esperanzas sólo 
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn39
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn40
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn41
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn42
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn43
13 
 
en el hipotético descubrimiento de un fenotipo, de suerte que los estudios 
epidemiológicos testimonian variaciones importantes en cuanto a su 
extensión. De hecho parece difícil de asir la característica mayor del autismo en 
ausencia de toda referencia a la teoría lacaniana del sujeto. Es fácil de 
constatar la permanencia de un menoscabo fundamental de la enunciación, 
pero es difícil de sacar las consecuencias cuando no se concibe que la 
enunciación encuentre su asiento en la mortificación del goce vocal. La cesión 
de este al Otro condiciona su cifrado por el significante unario. La identificación 
primordial resulta de eso. Enclavija el goce al lenguaje. Da al sujeto la aptitud 
para contarse como Uno. Desde los años 50, a propósito de Dick, Lacan 
observaba que este niño autista, tratado por M. Klein, "no había arribado a la 
primera forma de identificación, que sería ya un bosquejo de simbolismo" [44]. 
Esta identificación permite desprenderse de capturas imaginarias que dejan al 
sujeto en una dependencia transitivista a dobles más o menos invasores. 
Concebimos por qué estos últimos están en primer plano en la clínica del 
autismo. La pobreza o la ausencia de parloteo de los sujetos autistas 
atestiguan de una carencia indudable en la mortificación del goce del viviente 
operada por el lenguaje; lo que experimentan como una dificultad en anudar los 
afectos y la palabra. De golpe Asperger comprueba que se trata allí de lo 
esencial: carecen "ante todo, señala, de armonía entre el afecto y el intelecto" 
[45]. Williams señala que no podía expresar simultáneamente emociones y 
palabras [46], y refiere haber oído una voz interior decirle "las emociones son 
ilegales" [47]. Para Sellin, el autismo es "la separación [corte] del hombre de 
las primeras experiencias simples como las experiencias esenciales e 
importantes, por ejemplo llorar" [48]. Williams cree poder precisar que "en el 
caso del autismo, es el mecanismo que controla la afectividad el que no 
funciona correctamente. El cuerpo no está afectado, y las capacidades 
intelectuales quedan normales, aunque éstas no puedan expresarse con la 
profundidad deseada" [49]. Grandin confirma que le falta esta "profundidad" 
conferida por la captura del goce por el significante. "Mis decisiones, afirma, no 
son comandadas por mis emociones, nacen del cálculo" [50]. Lacan llamaba la 
atención sobre el mismo fenómeno en Dick observando: "ya tiene una 
aprehensión evidente de los vocablos, pero de estos vocablos no hizo la 
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn44
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn45
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn45
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn46
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn47
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn48
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn49
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn50
14 
 
Bejahung - no los asume" [51]. La dificultad para expresar su sentir incita a 
Grandin a comparar su manera de pensar a la de una computadora. 
"Recientemente asistí, refiere en 1995, a una conferencia donde una socióloga 
afirmó que los seres humanos no hablaban como computadores. La misma 
tarde, en el momento de la cena, le conté a esta socióloga y a sus amigos que 
mi modo de pensamiento se parecía al funcionamiento de una computadora y 
que podía explicar el proceso, etapa por etapa. He estado un poco turbada 
cuando me respondió que era personalmente incapaz de decir cómo sus 
pensamientos y sus emociones se enlazaban. Cuando ella pensaba en algo, 
los datos objetivos y las emociones formaban un todo. […] 
En mi espíritu, siempre están separados" [52]. La aproximación efectuada por 
Grandin entre su pensamiento y el funcionamiento de una computadora no es 
sin alguna pertinencia, si se concibe que lo que caracteriza el "pensamiento" de 
una computadora reside en su ausencia de afectos. "Qué una computadora 
piense, observa Lacan, yo [moi] yo [je] lo acepto. ¿Pero que ella sepa, quién 
lo va a decir? Porque la fundación de un saber es que el goce de su ejercicio 
es lo mismo que su adquisición." [53]. Entonces es precisamente tal adquisición 
de saber, producida con ocasión del cifrado del goce por la lalengua, la que 
hace falta a los autistas. El "pensamiento" de la computadora se desarrolla en 
un desierto absoluto de goce, él constituye un ideal autístico. De ahí que no le 
esté dado de golpe al niño autista saber que los sonidos pronunciados por las 
personas que le rodean están en conexión con un sentir emocional. No lo sabe, 
porque no hizo la prueba. La inmensa mayoría de los trastornos de la 
comprensión del lenguaje del otro [prójimo] propios del sujeto autista, la 
literalidad, la ausencia de humor, la dificultad de lectura de la entonación y de 
las mímicas, etc., se remiten, en espejo, a un desconocimiento en el 
interlocutor del enunciador presente más allá de sus enunciados. Es 
sorprendente que muchos autistas afirmen haber descubierto tarde que la 
palabra servía para expresarse. Persistir en no saberlo es una manera de 
protegerse del deseo enigmático del Otro. En cambio ciertos autistas tienen 
bastante temprano la intuición de la correlación de las palabras [voces] a la 
voluntad del Otro, la voluntad incomprensible y angustiosa, esos se taponan los 
oídos de buena gana. Las prácticas educativas que no toman en consideración 
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn51
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn52
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn53
15 
 
esta estrategia protectora corren peligro de no tener ningún asidero: "la 
ortofonía, refiere Sinclair, era sólo una sucesión de ejercicios donde se repetía 
sonidos sin significados, todo por razones totalmente misteriosas. Yo ignoraba 
totalmente que era un medio de intercambiar ideas con otros" [54]. En 
compensación, cuando el clínico sabe borrar su presencia y su enunciación, 
por una indiferencia estudiada, por declaraciones indirectas, canturreadas, 
murmuradas, enviadas entre bastidores, grabadas sobre magnetófono, etc., le 
es más fácil entrar en relación. Por otra parte, muchos autistas saben leer 
antes de hablar. A causa de la carencia del parloteo y de la lalengua, su 
entrada al lenguaje se hace por la asimilación de signos [55]. Éstos constituyen 
primero objetos entre otros, los que ciertos autistas recogen para intentar poner 
orden en su mundo. "Fue en el mundo de los objetos que emergí, observa 
Williams, cuando comencé a saborear la vida. Me agarré entonces de una 
pasión por las palabras y los libros y me ensañé en compensar mi caos interior 
por un ordenamiento maníaco del mundo circundante" [56]. En algunas líneas, 
indica muy bien la articulación entre el trabajo de inmutabilidad del autista de 
Kanner y las elaboraciones más complejas de los que presentan el síndrome 
de Asperger, de modo que uno no dudaría de la existencia de un continuum 
entre ambos.Laborar por la conservación de su soledad, cortándose 
[separándose] del Otro, a menudo por medio de objetos contrainvestidos, y 
trabajar en la inmutabilidad de su entorno dedicándose a la conservación de 
referencias fijas, tales son según Kanner las dos preocupaciones principales 
del niño autista. La soledad testimonia de manera manifiesta una negativa de 
llamamiento al Otro en relación con una dificultad fundamental del autista a 
situarse en posición de enunciador. En cuanto a la inmutabilidad revela un 
sujeto trabajando para poner orden en un mundo caótico. En edad adulta 
algunos llegan a acrecentar estas estrategias defensivas hasta la creación de 
objetos autísticos complejos, que intentan a veces restaurar una posición de 
enunciación, por la intervención de un doble, y hasta la construcción de 
suplencias de Otros, más o menos elaboradas, forjados por un trabajo notable 
de memorización de signos. Estos dos resultados del trabajo del sujeto autista 
para estabilizarse dan indicaciones mayores sobre aquello de lo que sufre y 
sobre lo que intenta remediar. Parece pues posible elevar el autismo a un tipo 
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn54
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn55
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn56
16 
 
clínico original, situado en el campo de las psicosis, determinado a la vez por 
una negativa de ceder sobre el goce vocal, que atenta contra la enunciación, 
tanto en su puesta en acto como en su comprensión en el otro, y por dos 
defensas específicas, por dos maneras de tratar a un Otro desregulado, una 
fundada sobre objetos más o menos complejos, siempre aprehendidos como 
dobles, la otra que toma apoyo sobre una asimilación de signos no lastrados 
por los afectos que los hacen expresivos. Estas defensas intentan dar acceso a 
una palabra (voz) que permita el intercambio y se esfuerzan por remediar la 
desorganización del mundo consecutiva a la negativa inicial de llamamiento al 
Otro. ¿Es legítimo emplear el término de negativa? La hipótesis de una 
etiología neurológica sugeriría más bien la de "incapacidad", algunos, lo 
sabemos, consideran el autismo un handicap. El enfoque psicoanalítico orienta 
en cambio a postular que se trata del trabajo de un sujeto, un trabajo voluntario 
o involuntario. La clínica parece fuertemente confirmar la segunda hipótesis. En 
efecto, hasta los tres niños autistas que siguieron siendo mudos entre los once 
de Kanner parecen comprender perfectamente el lenguaje. Su mutismo no se 
arraiga en una incapacidad fisiológica sino en una elección del sujeto - 
probablemente inconsciente. El fenómeno referido más arriba, concerniente a 
autistas mudos que salen un instante de su silencio, para pronunciar una frase 
imperativa, en un momento de angustia intensa, confirma que su silencio no 
está en la dependencia de una deficiencia orgánica. 
La negativa de hablar es sin duda algunas veces consciente en el niño autista, 
pero emana de una elección del sujeto más radical, comandada por un goce 
imperioso, de modo que la inmensa mayoría de los autistas mudos parecen 
experimentar dolorosamente su ineptitud. Grandin confirma que la negativa es 
vivida como impuesta. Llegó en su infancia a sorprender a sus allegados 
pronunciando claramente la palabra "cristal" con ocasión de un accidente de 
auto. "Siendo un niño autista, refiere, hablar era uno de mis problemas más 
grandes. Aunque podía comprender todo lo que la gente decía, mis respuestas 
eran limitadas. Intentaba, pero, la mayoría de las veces, las palabras no 
llegaban. Esto se parecía a un tartamudeo. Simplemente las palabras no 
salían. Sin embargo, algunas veces, pronunciaba palabras, como lo había 
hecho para "cristal", muy claramente. Esto se producía en momentos de gran 
17 
 
tensión como el accidente de auto, cuando el "estrés" lograba vencer la barrera 
que, habitualmente, me impedía hablar. Es uno de los aspectos inexplicables, 
frustrantes, confusos del autismo infantil que estimula a fondo a los adultos" 
[57]. En 1994, escribiendo con la ayuda de una computadora y con la ayuda de 
un facilitador, Birger Sellin señala también cuánto, esta barrera, anclada en un 
goce por él mismo ignorado, se experimenta como dolorosamente impuesta: 
"todo mi deseo tiende hacia el dominio de la palabra [voz] busco 
constantemente esas condiciones pero no sé que me falta siento cada día que 
no es la voluntad que falta y las posibilidades de expresión tal como el lenguaje 
existe de modo totalmente poderoso en un birger mudo pero interiormente 
hablo con facilidad como todos los pequeños terrícolas" [58]. Las últimas líneas 
confirman que, hasta mudo, el autista es un sujeto verboso. 
No ceder sobre el goce vocal, para confrontarse con el deseo del Otro, está al 
principio del ser autístico; es por eso que quebrantada esta estrategia 
protectora es vivida, según Williams, cuando admite en ella "una necesidad de 
comunicación", como "una traición" en lo que se refiere a si [59]. Los autistas 
de alto nivel son exploradores del misterioso anudamiento del goce del viviente 
al lenguaje, el que no deja de agarrarse en los límites, de modo que Birger 
Sellin sabe que "hablar verdaderamente haría olvidar con seguridad muchas 
preocupaciones del autismo" [60], pero no deja de percibir "la lengua como una 
cosa terrible" [61], porque apela a una mortificación del goce vocal. Sin 
embargo hay "seguramente algo que hay que decirles", como indicaba Lacan 
en 1973, saber borrar su propia enunciación dirigiéndoseles constituye un 
preámbulo. 
 
 
 [Traducción realizada por Diego Yaiche 
para uso interno de Bureau Clínico. 
Calle Nuestra Señora del Buen Viaje 1055. 
Edificio Bureau. Morón. Argentina. 
E-mail i3ayech@gmail.com] 
 
 
 
 
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn57
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn57
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn58
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn59
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn60
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftn61
18 
 
 
 
 
 
 
 [1]Texto publicado en “Ornicar ? digital 299. AMP. 26/01/2007”, y 
en la Revista “La Cause freudienne, 05/2007, No.66” de París, Francia. 
 
 [2] Lacan J. Conférence de Genève sur "Le symptôme". 4 Octobre 
1975. Bloc-notes de la psychanalyse, 5. 
 [3] Williams D. Quelqu'un, quelque part. Editions J'ai Lu. 1996, p. 73. 
 [4] Attwood T. Le syndrome d’Asperger et l’autisme de haut niveau. 
[1999]. Dunod. Paris. 2003, p. 41 et p. 46. 
 [5] Ibid., p. 64. 
 [6] Grandin T. Ma vie d'autiste. [1983]. O. Jacob. Paris. 1994, p. 52 
et p. 96. 
 [7] Williams D. Si on me touche, je n'existe plus. Robert Laffont. Paris. 
1992, p. 89. 
 [8] Williams D. Quelqu’un, quelque part, o.c. p. 252. 
 
 [9] Bouissac J. Journal d’un adolescent autiste. Qui j’aurai été… Les 
Editions d’Alsace. Colmar. 2002, pp. 44-45. 
 
 [10]Sellin B. Une âme prisonnière. [1993] Robert Laffont. Paris. 1994, 
p. 24. 
 
 [11] Berquez G. L'autisme infantile. PUF. Paris. 1983, p. 107. 
 
 
 [12] Morar T. Ma victoire sur l’autisme. O. Jacob. Paris. 2004, p. 103. 
 
 [13] Otra madre de niño autista subraya que las dificultades de 
su hija aparecen arraigarse "en unadebilidad deseada". Da varios 
ejemplos de situaciones que sugieren fuertemente que " sus 
ineptitudes parecen no sólo deseadas, sino que también también 
celosamente protegidas" [Park C.C. Histoire d’Elly.Calmann-Lévy. 
1972, p. 65]. 
 
 [14] Morar T., o.c. , p. 101. 
 [15] « Le psychotique, c’est l’homme libre ». Lacan J. Petit discours 
aux psychiatres [1967] Texte inédit. 
 [16] Bettelheim B. La forteresse vide. L’autisme infantile et la 
naissance du Soi. [1967]. Gallimard. Paris. 1969. 
 
 [17] Williams D. Quelqu’un, quelque part, o.c. p. 180. 
 [18] Miller J-A. Jacques Lacan etla voix, in La voix. Colloque d’Ivry. 
Présentation de F. Sauvagnat. Lysimaque. Paris. 1989, p. 183. 
 
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftnref1
http://82.127.40.151:8080/Record.htm?Record=19119654280919378360&idlist=1
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftnref2
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftnref3
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftnref4
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftnref5
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftnref6
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftnref7
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftnref8
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftnref9
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftnref10
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftnref11
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftnref12
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftnref13
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftnref14
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftnref15
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftnref16
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftnref17
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftnref18
19 
 
 [19] Lacan J. L’angoisse. Le séminaire. Livre XX. Seuil. Paris. 2004, p. 
320. 
 
 [20] Miller J-A. Jacques Lacan et la voix, o.c., p. 184. 
 
 [21]Williams D. Si on me touche, je n’existe plus, o.c. , p. 298. 
 
 [22] Bettelheim B. La forteresse vide. Gallimard. Paris. 1969, p. 89. 
 [23] Williams D. Si on me touche, je n’existe plus, o.c. , p. 44 et p. 50. 
 [24] Ibid., p. 70. 
 
 [25] Frith U. L’énigme de l’autisme [1989] O. Jacob. Paris. 1996, p. 
218. 
 
 [26]Kanner L. Troubles autistiques du contact affectif [1943], in 
Berquez G. L'autisme infantile, o. c., pp. 254-255. 
 
 [27] Ibid., p. 71. 
 
 [28] Sinclair J. Bridging the gaps: an inside-out view of autism, in 
Schopler E. Mesibov G. High functioning individuals with 
autism. Plenum Press. New York. 1992, cité par Peeters T. L’autisme. 
Dunod. Paris. 1996, p. 85. 
 
 [29] Joliffe T. Landsdown R et Robinson C.. Autism, a personal 
account, Communication, vol 26, 3, cité par Peeters T. L’autisme. 
Dunod. Paris. 1996, p. 107. 
 
 [30] Vexiau A-M. Je choisis ta main pour parler. Robert Laffont. Paris. 
1996, p. 99. 
 [31] Sellin B. La solitude du déserteur. [1995]. R. Laffont. Paris. 
1998, p. 130. 
 [32] Williams D. Quelqu’un, quelque part, o.c., p. 301. 
 [33] Ibid., p. 179. 
 [34] Ricks D. M. & Wing L. Language, communication and the use of 
symbols ; in Wing L. Early childhood autism: clinical, educational and 
social aspects. Pergamon Press. Oxford. 1976, p. 133. 
 [35] Lacan J. Encore. Le séminaire XX. Seuil. Paris. 1975, p. 126. 
 
 
 [36] Boysson-Bardies B. Comment la parole vient aux enfants. O. 
Jacob. Paris. 1996, p. 60. 
 [37] "La identificación de la voz nos da al menos el primer modelo que 
hace que, en ciertos casos, no hablemos de la misma identificación 
que en los otros, hablamos de Einverleibung, de 
incorporación". Lacan J. L’angoisse. Le séminaire. Livre X. Seuil. 
Paris. 2004, p. 319. 
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftnref19
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftnref20
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftnref21
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftnref22
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftnref23
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftnref24
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftnref25
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftnref26
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftnref27
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftnref28
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftnref29
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftnref30
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftnref31
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftnref32
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftnref33
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftnref34
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftnref35
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftnref36
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftnref37
20 
 
 [38] Lacan J. L’angoisse. Le séminaire. Livre X. Seuil. Paris. 2004, p. 
318. 
 
 [39] Sellin B. La solitude du déserteur. [1995]. Laffont. Paris. 1998, p. 
20. 
 
 [40] Williams D. Si on me touche, je n’existe plus, o.c. , p. 298. 
 
 [41] Grandin T. Penser en images, o.c., p. 79. 
 
 [42] Sabemos hoy que el bebé distinguía muy temprano la voz 
maternal de otros ruidos. [Melher J. Dupoux E. Naître humain. 
O.Jacob. Paris. 2002, pp. 214-217]. 
 [43] Maleval J-C. Limites et dangers des DSM. L’Evolution 
psychiatrique, 2003, 68, pp. 39-61. 
 
 [44] Lacan J. Les écrits techniques de Freud. Le séminaire I. Seuil. 
Paris. 1975, p. 82. 
 
 [45] Asperger H. Les psychopathes autistiques pendant l’enfance 
[1944]. Synthélabo. 1998, p. 58. 
 [46] Williams D. Quelqu'un, quelque part, o. c., p. 121. 
 
 [47] Ibid., p. 46. 
 [48] Ibid., p. 102. 
 [49] Williams D. Si on me touche, je n'existe plus, o.c., p. 292. 
 [50] Grandin T. Penser en images, o. c., p. 120. 
 [51] Lacan J. Les écrits techniques de Freud, o. c. , p. 83. 
 [52] Grandin T. Penser en images, o.c., p. 162. 
 [53] Lacan J. Encore. Le séminaire XX.. Seuil. Paris. 1975, p. 89. 
 [54] Sinclair J. Bridging the gaps: an inside-out view of autism, in 
Schopler E. Mesibov G. High functioning individuals with 
autism. Plenum Press. New York. 1992, citado por Grandin T. Penser 
en images, o.c., p. 81. 
 
 [55] Maleval J-C. De l’objet autistique à la machine. Les suppléances 
du signe, in Pensée psychotique et création de systèmes, sous la 
direction de F. Hulak. Erès. Ramonville-Agne. 2003, pp. 197-217. 
 
 [56] Williams D. Si on me touche, je n'existe plus, o.c., p. 73 
 [57]Grandin T. Ma vie d’autiste, o.c., p. 35. 
 
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftnref38
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftnref39
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftnref40
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftnref41
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftnref43
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftnref44
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftnref46
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftnref47
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftnref48
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftnref49
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftnref50
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftnref51
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftnref52
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftnref53
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftnref54
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftnref55
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftnref56
file:///C:/Users/JL/Downloads/Mas+bien+verbosos.doc%23_ftnref57

Continuar navegando