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Alba Zambrano Constanzo Héctor Berroeta Torres (Comps.) Teoría y práctica de la acción comunitaria Aportes desde la psicología comunitaria 73 Psicologia comunitaria Niveles múltiples en los procesos de intervención comunitaria Antonio Ismael Lapalma19 Introducción El presente trabajo tiene como propósito difundir los aspectos básicos de los procesos de intervención desde la perspectiva de la psicología comunitaria, considerando sus orígenes y toman- do en cuenta principios y desarrollos del autor para facilitar la comprensión de su complejidad. En este campo existe un sinnúmero de autores que se refie- ren a la psicología comunitaria y su relación con los procesos de transformación de la realidad. Sin embargo, esta tradición se remonta a las etapas tempranas de la psicología social, que ha buscado con resultados a veces difusos la aplicación de sus des- cubrimientos, y que en algunos casos han llevado a una crisis en la credibilidad de esta disciplina en sus posibilidades de mejorar la calidad de vida las personas. Teniendo en cuenta la aplicabilidad de los conocimientos, algunos autores han definido con claridad la importancia y pertinencia de la misma. A modo de ejemplo, mencionaremos a Rodríguez (1983), quien establece que «la única diferencia entre la psicología científica básica y la psicología científica aplicada, consiste en que la primera crea situaciones ideales para el ensa- yo de hipótesis derivadas de las teorías existentes y la segunda comprueba tales hipótesis en situaciones de la vida real» (p. 40). 19 Facultad de Psicología, Universidad Nacional de Buenos Aires – UBA, Argentina. E-Mail: lapalma@fibertel.com.ar Antonio Ismael Lapalma 74 1996) define la psicología social aplicada como «la investigación y la práctica socio–psicológica» en el contexto del mundo real dirigido hacia la comprensión de la conducta social humana y hacia la solución de problemas sociales. Dejando de lado los argumentos positivistas del período constitutivo de la psicología social, debemos mencionar también que la complejidad de los problemas psicosociales y la diversidad de puntos de partida de la psicología social, así como la comple- jidad temática y metodológica (Blanch, 1982), han ampliado la confusión reinante en este campo. Pese a ello, ha permanecido a través del tiempo la dimensión del compromiso social orientado a facilitar procesos de transformación social. Al referirnos a la psicología comunitaria, en su contexto de origen, podemos mencionar como año de su nacimiento oficial 1965, momento en el cual un grupo de psicólogos norteamericanos cuestiona los resultados de la práctica profesional en el campo de la salud mental; discuten la necesidad de fortalecer las organizaciones en la prestación de sus servicios y la formación del psicólogo para el trabajo comunitario¸ fortaleciendo posteriormente el campo de la salud mental comunitaria y el del trabajo con población social- mente marginada. Así se pone en cuestión una mirada centrada en la enfermedad, en el rol de los profesionales de la salud y el papel de la población en estos procesos. Por su parte, en América Latina esta perspectiva crece en el contexto de un compromiso hacia un cambio social, en el marco de la teoría de la dependencia. Se genera así un proceso orientado al desarrollo, al fortalecimiento de organizaciones y procesos comunitarios, para el control de las decisiones en rela- ción con sus necesidades, con la implementación de soluciones, transformándose a sí misma y a su entorno (Montero, 2005)20. En general, la psicología social y las ciencias sociales lati- noamericanas han aportado un sinnúmero de estudios acerca de 20 Montero (2005) define la psicología comunitaria como «la rama de la sicología cuyo objeto es el estudio de los factores sicosociales que permiten desarrollar, fomentar y mantener el control y poder que los individuos pue- den ejercer sobre su ambiente individual y social para solucionar problemas que lo aquejan y lograr cambios en esos ambientes y en la estructura social». Psicologia comunitaria 75 las condiciones generadoras de marginalidad y pobreza, propias de los países de la región. Para Montero, la psicología comunitaria es una subdisciplina en el marco de la psicología, con legitimidad propia alcanzada gracias a sus desarrollos teóricos y metodológicos. Sin embargo, para Castellá Sarriera (2008), la misma se ha desarrollado de «forma intuitiva, bajo la ley del ensayo y error, ha ido tanteando los caminos de la acción comunitaria y la define como área de la psicología aplicada» (p. 21). En América Latina puede verificarse cómo las condiciones contextuales (históricas, políticas, sociales e institucionales), de cada uno de los países que la componen, han generado una diversidad de recorridos que le son específicos. Numerosos autores comparten en este ámbito, una diversidad de teorías que explican los fenómenos psicosociales, como también una variedad de modelos interventivos, siendo de carácter común a todos ellos la condición interdisciplinaria: la transversalidad de los procesos participativos y la metodología de la Investigación acción participativa, tal como puede observarse en el campo de la salud, el desarrollo comunitario y en la educación. Acerca de la intervención comunitaria Una de las características de la psicología comunitaria es la aplicabilidad, explicitada a través de la noción de intervención comunitaria, que se refiere a procesos intencionales de cambio, orientados mediante procesos participativos al crecimiento de los recursos de la población (físicos, psicosociales, y socioculturales); al desarrollo de organizaciones propias y representativas, y al incremento de la posibilidad de influencia en su entorno. Estos procesos de análisis crítico y de acción colectiva se orientan a la modificación de sus representaciones sociales, de su rol en la sociedad y del valor de sus propias acciones para la transformar aquellas condiciones que los desmovilizan, marginan y excluyen. Estos procesos intencionales de cambio son voluntarios, cuentan con la participación activa de la población, son facilita- dos por equipos técnicos e implican un conjunto de procedimien- tos grupales, organizacionales y comunitarios. En esta dinámica Antonio Ismael Lapalma 76 se incluyen el diagnóstico inicial, la viabilidad de alternativas de acción, la planificación, la implementación, sus modos organi- zativos y su evaluación. Estos procesos implican una actitud de investigación parti- cipativa; la consideración de la diversidad cultural e intereses de los actores sociales, directos e indirectos, y el reconocimiento de la conflictividad intersubjetiva, intergrupal y política, inherente al campo comunitario. Si bien existe un consenso generalizado en cuanto a que la población debe definir sus necesidades y ser activa en sus deman- da –intervención desde abajo–, también es cierto que muchas veces las intervenciones son definidas por grupos de interés, por las decisiones tomadas en programas que responden a políticas públicas (en salud, educación y desarrollo social), por Organi- zaciones No Gubernamentales (ONGs) u otros actores que en el mejor de los casos cuentan con un adecuado y certero diagnósti- co, que corresponde a las necesidades sentidas de la población. Sin embargo, esta misma población solo toma conocimiento cuando se le acerca la oferta o se inician las acciones de una intervención planificada –«desde arriba»–, definida por equipos ubicados en un nivel macro alejado de la comunidad. Aun cuando cuenten con un diagnóstico preciso, una inter- vención desde la perspectiva de la psicología comunitaria debe reunir tres aspectos: Una necesaria legitimación del diagnóstico por parte de la comunidad; generar a partir de esa condición un proceso de participación activa orientada a modificar aspectos de la realidad, y la generación de recursos y capacidades en la población. (SánchezVidal, 1991, 2007). Una perspectiva epistemológica, ontológica, metodológica, ética y política de la psicología comunitaria (Montero, 2005). Es decir, la población es un actor social activo en la construcción de conocimientos, en la modelación de la rea- lidad, lo que constituye un proceso de influencia recíproca. En este caso, el rol del psicólogo es el de un facilitador de procesos, y la metodología de acción es la investigación par- Psicologia comunitaria 77 ticipativa. Por tal motivo, la construcción de conocimientos es compartida, de manera que el saber –popular, científico–, tanto en su producción como en los efectos transformadores que pudiera lograr en su aplicación, confieren al proceso un carácter político en los actores sociales involucrados. La presencia de psicólogos en los equipos interdisciplinarios con formación para intervenir desde este esquema conceptual y operativo. En un artículo de 1998, el psicólogo uruguayo Víctor Georgi define que «la especificidad del psicólogo comu- nitario no se define por una exclusiva parcela de la realidad, sino por una perspectiva derivada de una formación, que genera una peculiar forma de posicionarse ante los procesos y fenómenos respetando toda su complejidad» (p. 26). Este autor hace mención a los factores que constituyen la especificidad de los elementos de su formación: «Formación teórico-conceptual, para la identificación y análisis de los aspectos subjetivos presentes en todo proceso interactivo aun cuando esos no sean accesibles a la obser- vación directa». «La posibilidad en base a esos referentes teóricos, de elucidar el sentido de los acontecimientos en relación a la subjetividad individual y colectiva a través de la interpretación». «Una ‘batería’ de técnicas propias de la disciplina». «Una metodología que nos capacita para operar desde la implicación, convirtiendo las resonancias afectivas de los procesos relacionales en que se involucra, en material de análisis y trabajo» (p. 28). Así, podemos reconocer en este autor la influencia que el psicoanálisis ha tenido en la formación inicial de muchos psi- cólogos en ambos márgenes del Río de la Plata Este influjo se expresa en la importancia de la implicancia afectiva, el trabajo con material no accesible de manera directa y la referencia a la interpretación. En sintonía con lo anterior, son numerosos los trabajos sobre los orígenes de la psicología comunitaria en Argentina que dan Antonio Ismael Lapalma 78 Aportes para la construcción de un encuadre en la intervención comunitaria. ¿Qué condiciones y componentes constituyen aspectos a consi- derar en una intervención desde la perspectiva de la psicología tecnologías y habilidades sociales que fortalecen y dan auto- las formas organizativas propias de la sociedad en un contexto Con el objetivo de ordenar este complejo cuadro de situación, identificaremos inicialmente un triple vínculo entre la población, los equipos técnicos (entre ellos el psicólogo comunitario), y una tarea o proyecto; componentes que configuran una triádica, in- serta en un contexto histórico determinado, tal como se expresa en el grafico N° 1. Grafico N° 1 Vinculo población, psicólogo comunitario, proyecto y contexto Psicologia comunitaria 79 El término «tarea» tiene su origen en el idioma árabe Tareja, que hace referencia a cualquier obra o trabajo que se debe realizar en un tiempo limitado (Scherzer, 1983). En psicología comunitaria, las acciones de la población en la satisfacción de sus necesidades, a partir de su propia movi- lización y uso de recursos y/o con la facilitación de equipos externos, significa un proyecto temporal con un principio y un fin determinados. Estos conjuntos de acciones organizadas constituyen una serie de esfuerzos a través del tiempo para la obtención de determinados resultados. No es el propósito de este trabajo extenderse en la discu- sión de la división de proyectos de carácter social (satisfacción de necesidades), de aquellos considerados «no sociales», pero con consecuencias sociales (por ejemplo los emprendimientos productivos de carácter económico, entre otros). Sin embargo, las intervenciones comunitarias involucran ambos tipo de emprendimiento. En efecto, es posible reconocer un ciclo de vida en los proyectos de significativa importancia en la tríada vincular propuesta, aunque los proyectos por lo general tienen un diseño absolutamente tecnocrático, encerrado en sí mismo y que se expresa de la siguiente manera: a. Identificación de un área de interés común, diagnóstico de situación b. Diseño y preparación del proyecto c. Discusión y aprobación d. Obtención de apoyo financiero e. Ejecución f. Acciones de consolidación grupales, procesos reflexivos, capacitación, consultorías vinculadas con el desarrollo au- togestivo y organizacional. Identificación de redes. g. Retiro paulatino de los equipos de facilitación u organiza- ciones de apoyo Consolidación, posibilidad de integración en organizaciones de segundo grado. Antonio Ismael Lapalma 80 El cambio social planificado ser facilitados cuando se usan procedimientos grupales. Esta noción no solo implica definir los objetivos del Cambio hacia un nuevo nivel; conlleva también la necesidad de determinar el tiempo deseado de permanencia en el nuevo estado. Para este autor el cambio no solo es innovación, sino que además incluye la posibilidad de superar la resistencia representada por ella. psicología social, junto con la noción de «investigación-acción», han tenido influencia en la consolidación metodológica de la psicología social y en la psicología comunitaria latinoamericana, enriquecida con los aportes de Paulo Freire desde la Educación Popular y la metodología de la investigación acción participa- tiva, propuesta por Falls Borda. Por otra parte, numerosos autores han desarrollado modelos la trama vincular población-psicólogo comunitario-proyecto, puede ser desplegada espacial y temporalmente en el modelo del Westley (1958), que surge de la investigación y la sistematiza- ción de información sobre procesos de cambio en el campo de la clínica, las organizaciones y la acción comunitaria. El cambio social planificado constituye una relación cola- borativa voluntaria, definida como el esfuerzo consciente entre los agentes de cambio y un «sistema cliente»21, siendo una ca- racterística diferencial la relación que se establece entre ambos. Si bien estudios posteriores han reducido su aplicación al campo del desarrollo organizacional, se rescata de los autores la propuesta original sobre la importancia que debe darse a la construcción del vínculo para una tarea asociativa. 21 generalizada a partir de los procesos de privatización inherentes a la globalización de los años 90. Debe considerarse que para los autores, la noción de «sistema cliente» hace referencia a un sistema de interrelaciones (individuos, grupos, organizaciones comunidades) que funcionan como una unidad y que requieren o demandan ayuda. Psicologia comunitaria 81 Esta propuesta merece ser explorada en el campo de la psicología comunitaria, incorporando como parte del proceso la participación crítica (Ferullo, 2002) y la investigación- acción-participativa . Para una mejor comprensión, a continuación se presentan aspectos de esta relación: Un esfuerzo compartido que comprende la determinación mutua de acuerdos y metas. Una relación basada en información compartida públicamente. Un vínculo de influencia recíproca. Libertad entre las partes para proponer la finalización de la tarea y el vínculo. Una relación donde cada una de las partes tengan iguales oportunidades de influir a otros. El autor de este artículo parte del convencimiento de que debemos referirnos a procesos de cambio social planificado participativo, para que no queden dudas sobre la identidad y potencialidad que posee para el campo comunitario. Esto se debe, principalmente, al énfasis puesto en el establecimiento ymantenimiento de relaciones simétricas en la construcción de acuerdos, intenciones y condiciones para la facilitación de pro- cesos de cambio junto con la población. para este proceso de cambio. La noción de fase no hace referen- cia a un modo normativo de sucesivas y ordenadas etapas, sino que alude a un proceso flexible y cíclico en el cual se avanza; donde son posibles los retrocesos y donde estas fases se expresan a veces de manera simultánea en nuevos niveles de desarrollo, según Cuadro N°. 1. Estas fases son: Desarrollo de una necesidad de cambio: Aquí se hace refe- rencia a quien percibe una condición o situación que puede ser definida como un problema o una necesidad (población y/o facilitadores), y al grado de conciencia sobre las con- diciones que deben ser modificadas mediante procesos de autogestión o de cogestión. Antonio Ismael Lapalma 82 Establecimiento de la relación de cambio: independiente- mente de quién haya iniciado el proceso (población, faci- litadores externos), esta fase corresponde a la discusión de los acuerdos básicos, compromisos y condiciones que harán sustentable la posibilidad de un cambio de los aspectos defi- nidos en la etapa anterior. En esta fase se exploran y definen las condiciones del «contrato psicológico de trabajo»22 entre Acción orientada al cambio: en esta fase se inicia el proceso de cambio, en el cual se identifican tres subfases: - Aclaración o diagnóstico del problema - Examen de los caminos y metas alternativas - Transformación de las intenciones en esfuerzos reales Es aquí donde se definen los problemas o situaciones que deben abordarse mediante el autodiagnóstico o diagnóstico participativo; se establecen los resultados a alcanzar, los cursos de acción alternativos y las formas organizativas iniciales necesarias para llevarlos adelante. Los procesos reflexivos sobre la realidad a transformar, la diversidad con que expresan los compromisos asumidos, las dificultades u oportunidades del medio ambiente y los conflictos inherentes a este tipo de procesos –entre integran- tes de los grupos, entre las organizaciones, entre diversos actores–, configuran escenarios de conflicto y negociaciones que caracterizan la tercera subfase, cuya denominación es muy transparente, «Transformación de las intenciones en esfuerzos reales». Estabilización y generalización del cambio: Corresponde al momento en el cual comienzan a visualizarse dos elementos. Por un lado, la consolidación de una experiencia significativa 22 El contrato psicológico de trabajo hace referencia a los acuerdos básicos -socialización inicial-, expectativas y a las condiciones de procesos de cam- bios en el ámbito del Desarrollo Organizacional. El autor de este artículo lo introduce en el ámbito del trabajo comunitario, en la discusión pública y abierta sobre los compromisos de trabajo entre población y equipos técnicos. Su aplicación reúne las condiciones epistemológicas, ontológicas, metodológicas, éticas y políticas que sustentan la psicología comunitaria. Psicologia comunitaria 83 en la que pueden medirse ciertos resultados, y por el otro, se vislumbra el horizonte del final del proyecto. La estabilización implica la consolidación de aprendizajes para todos los actores sociales intervinientes. La experien- cia puede ser replicada en otros escenarios reconociendo la singularidad de la misma, tanto en el campo de la educación como en el de la salud y el desarrollo comunitario, como así también al interior de la comunidad científica. El Establecimiento de una relación final: en esta instancia se da comienzo a la disolución del vínculo iniciado con el «Contrato psicológico de trabajo». Esta fase no es la clá- sica evaluación final acerca de los resultados esperados y los logrados. Representa un auténtico proceso de reflexión sobre los aprendizajes colectivos acerca del proyecto, de las vicisitudes de los vínculos y de las nuevas asociaciones con otros actores sociales que hayan surgido en el proceso, de tal manera que quede expresado el fortalecimiento alcanzado. Sin embargo, puede iniciarse un nuevo proceso que dé origen a un renovado contrato psicológico de trabajo, lo cual impli- ca generar una nueva intervención cualitativamente diferente a la que dio origen a la relación de cooperación técnica23. Cambio Social Planificado D es ar ro llo d e un a ne ce si da d de c am bi o E st ab le ci m ie nt o de u na r el ac ió n de ca m bi o Acciones orientadas al cambio E st ab ili za ci ón y ge ne ra liz ac ió n de l c am bi o E st ab le ci m ie nt o de la r el ac ió n fin al D ia gn ós ti co C am in os y ac ci on es al te rn at iv as T ra ns fo rm ac ió n de la s in te nc io ne s en es fu er zo s re al es Cuadro Nro 1 Las fases del cambio social planificado 23 La noción de cooperación técnica hace referencia a la relación simétrica y horizontal entre población y técnicos en los procesos de planificación. Busca, de esta manera, diferenciarse de los procesos de asistencia técnica de carácter directivo, tecnocrático y verticalista. Antonio Ismael Lapalma 84 Algunos aportes desde el abordaje de la investigación participativa No se pretende, con la extensión de este artículo, desarro- llar aspectos propios de la investigación participativa,. Existen coincidencias sobre los aspectos básicos de la Investigación Participativa relacionados con el rol activo de la población en la discusión política de las causas que la marginan, y de los efectos que provocan los modelos sociales generadores de explotación y dependencia. Además es esta misma población quien define temas de su interés y los modos de acción en la producción de cambios, con lo que genera grados crecientes de concientización social. Son numerosos los documentos y publicaciones que hacen referencia a cuestiones metodológicas de la investigación parti- cipativa y, en especial, a los modos de vincularse con la pobla- ción. Aspectos tales como el compromiso, la participación de la comunidad en acciones de autoinvestigación y de autodiagnós- tico, el diseño de encuestas (participantes y concientizadoras) en las modalidades de autoevalución, la devolución sistemática de manera comprensible de los datos de la investigación por parte de los equipos externos, el equilibrio entre la reflexión y la acción, y la utilización de técnicas grupales, son propios de las condiciones de la investigación participativa. En este marco, De Schutter (1985) desarrolló un modelo basado en las condiciones reflexivas del equipo de trabajo en su acercamiento a la investigación y al campo. Desde esta pers- pectiva, el punto principal es que el equipo tiene conocimientos provisionales sobre la realidad que desea abordar, a partir de los cuales denominamos estas condiciones preliminares la adecua- ción del equipo para el trabajo. A modo de síntesis, las etapas propuesta por el autor son Propuestas provisionales sobre temas a abordar - El equipo prepara su participación, lo cual desde una base interdisciplinaria significa: Psicologia comunitaria 85 - Una investigación conceptual sobre la organización social, los recursos y la historia de la comunidad. - Una investigación documental sobre los antecedentes de los problemas identificados; la existencia de programas o proyectos similares, ejecutados o en ejecución, y la identifi- cación de otros actores gubernamentales existentes, con los cuales es posible cooperar o que potencialmente pueden ser fuentes de conflicto. - Delimitación de la zona de trabajo: Comprende la identifi- cación de grupos y/u organizaciones con los cuales poten- cialmente se podría trabajar y el análisis de las condiciones socioeconómicas. - Investigación de campo: Corresponde al contacto con de- pendencias del Estado u ONGs, que llevan adelante planes de trabajo en la zona y el análisis de la representatividad y legitimidad que tienenen la población. - Determinación del universo de la investigación, que permitirá la elaboración de criterios de elección, de necesidades, de formas organizativas de la población. Accesibilidad geográfica y cultural Primeros contactos informales con los grupos, líderes e infor- mantes calificados que pueden reorientar la información elabo- rada hasta el momento. Generalmente estos contactos anticipan el grado de recepción que tendrán los equipos y las dificultades u oportunidades que tendrán al relacionarse definitivamente con los grupos identificados. Con toda esta información, y como resultado de los procesos de reflexión al interior del equipo, hacer una síntesis de cono- cimientos y preparar la fase de acercamiento a la comunidad. Creemos que a partir de la propuesta de De Schutter, y previo al establecimiento de la relación inicial propuesta en el modelo de cambio social planificado participativo, deben identificarse aquellos actores sociales que pueden ser parte del proceso de manera directa o indirecta, que pueden dar sustentabilidad al proceso (recursos humanos, de infraestructura, económicos, metodológicos, legales), y que junto con algunas reglas básicas Antonio Ismael Lapalma 86 y compromisos iniciales generan el soporte institucional para el proceso de cambio. Cabe mencionar que este soporte es lábil, los actores entran y salen, se incorporan nuevos, otros se alejan y otros retornan en distintos momentos de esta dinámica compleja que es el cambio social. Iniciado el acercamiento con la po- blación, esta se integra al soporte institucional a través de sus liderazgos y organizaciones. Gráfico N° 2. Integración del proceso: Tríada vincular, adecuación del equipo para el tra- bajo y el cambio social planificado participativo. Lo desarrollado hasta aquí permite al autor afirmar que el campo de la intervención desde la psicología social comunitaria, es un ámbito complejo por las problemáticas a abordar y por la diversidad de contextos de aplicación, y piensa que debemos considerar diferentes posturas teóricas para su abordaje, siempre que podamos identificar sus alcances y limitaciones. En esta línea, el autor acuerda con Ferullo (2002), quien considera que el desarrollo actual de la psicología, «está en condiciones de reconocer no sólo la existencia de múltiples he- rramientas teóricas sino el valor, siempre relativo, de cada una de ellas. Adherimos a la concepción de diferentes posturas teóricas como herramientas de trabajo útiles, semejantes a linternas que arrojan sus haces de luz –más menos potentes, más o menos amplios– otorgando visibilidad a determinas regiones de nuestro campo, dejando invisibles a otras». (p. 16). Psicologia comunitaria 87 Acerca de las Tecnologías sociales y las habilidades sociales: Es posible identificar un conjunto de tecnologías y habilida- des pertenecientes a desarrollos elaborados por la psicología y otras disciplinas sociales, que pueden ser apropiadas y utilizadas por la población. De este modo, los procedimientos de diagnóstico participati- vo, de planificación, de negociación y de resolución de conflictos, de comprensión determinados procesos grupales y técnicas de animación sociocultural, entre otras, favorecen el fortalecimien- to de capacidades en la población, y así amplían su capacidad de control sobre los temas que son de su interés, en los niveles individuales, grupales, organizacionales y comunitarios. En consecuencia, no se trata de una mera transferencia de conocimientos y destrezas mediante actividades de capacita- ción, sino que constituye el resultado de procesos de análisis crítico de la realidad; de participación; del involucramiento personal, grupal, organizacional y comunitario y de los apren- dizajes compartidos. Resulta oportuno mencionar aquí que todo este proceso integrado debe contemplar las características culturales de la población, como también sus estructuras relacionales y orga- nizativas. De lo contrario, los procesos de intervención sólo pueden ser un conjunto de herramientas «mágicas» que logren resultados contrarios a los esperados, que solo pueden fascinar a profesionales en su condición de aprendices. A modo de ejemplo, en el cuadro N° 2 se relacionan cada una de las fases y algunas de las técnicas usadas en un proceso de intervención comunitaria. Antonio Ismael Lapalma 88 E sq ue m a in te gr al d e lo s ni ve le s m úl ti pl es d e in te rv en ci ón C ua dr o N ° 2. N iv el es m úl ti pl es e n la in te rv en ci ón c om un it ar ia ET AP A DE ES TU DI OS PR EL IM IN AR ES PR OC ES O DE CA M BI O ES TA BL EC IM IE NT O DE LA R EL AC IO N IN IC IA L ES TA BL EC IM IE NT O DE L A RE LA CI ON D E TR AB AJ O TR AN SF OR M AC IÓ N DE L AS IN TE NC IO NE S EN ES FU ER ZO S RE AL ES ES TA BI LI ZA CI ÓN Y GE NE RA LI ZA CI ON DE L CA M BI O ES TA BL EC IM IE NT O DE L A RE LA CI ON FI NA L P ro pu es ta s pr ov isi on ale s. In ve sti ga ció n co nc ep tu al y do cu m en ta l D eli m ita ció n de la zo na d e tra ba jo R ele va m ien to d e ac to re s s oc ial es Id en tifi ca ció n de Pr og ra m as Re pr es en ta tiv ida d A cc es ibi lid ad ge og rá fic a y cu ltu ra l N ec es ida de s C on ta cto s inf or m ale s S ín te sis d e los co no cim ien to s C re ac ión d el So po rte In sti tu cio na l HA BI LI DA DE S Re lev am ien to d e ex pe cta tiv as Fo rm ula ció n de o bje tiv os in ici ale s Pr ed iag nó sti co En tre vis ta s I nic ial es Ca pa cid ad d iag nó sti ca Fo rm ula ció n de m et as de tr ab ajo Gr up os in ici ale s d e tra ba jo Pl an ific ac ión Eq uip os d e tra ba jo Ro les y Fu nc ion es Té cn ica s d e co nf ro nt ac ión - ne go cia ció n Co m un ica ció n Lid er az go Pa rti cip ac ión Ha bil ida de s s oc ial es Ev alu ac ión Ap re nd iza je So cia l Ev alu ac ión fin al TE CN OL OG IA S SO CI AL ES Té cn ica s d e dif us ión y co nv oc at or ia Té cn ica s d e An im ac ión so cio cu ltu ra l Co nt ra to P sic oló gic o de Tr ab ajo Té cn ica s G ru pa les En cu es ta s pa rti cip at iva s Té cn ica s d e gr af ica ció n Té cn ica n om ina l M od elo P ro ble m át ico In te gr ad o Te st de a ct or es so cia les Te st de la s B oli ta s Ej er cic io de au to pr of ec ia De sa rro llo s d e eq uip os Cu ad ra do A hu ec ad o Ej er cic io de M ud os Hi sto rio gr am a Ev alu ac ión pa rti cip at iva . Hi sto ria s d e Vi da M OD EL OS OR GA NI ZA CI ON AL ES O bj et iv os A ut or id ad D iv is ió n de l t ra ba jo N or m as E ta pa s de l E st ud io s de p re fa ct iv id ad Re gl am en to s, s is te m as c on ta bl es , co ns ol id ac ió n de 2d o gr ad o P ro ye ct o g ru po in ic ia l R ol es , f un ci on esI ns tit uc io na liz ac ió n cr ec ie nt e Fu en te : C át ed ra E st ra te gi as d e In te rv en ci ón c om un ita ria . F ac ul ta d de P si co lo gí a – UB A, 1 99 8. Psicologia comunitaria 89 Estos procesos metodológicos de intervenciones comunitarias se desarrollan en situaciones históricas, sociales, políticas y terri- toriales que conforman un complejo y cambiante escenario deno- minade por el autor el Escenario de la Intervención Comunitaria. El escenario de la intervención comunitaria En este escenario social se despliega la tríada vincular inter- ventiva a la cual se ha hecho referencia en párrafos anteriores, y se establecen diversos cursos de acción con el fin de transformar aspectos de la realidad mediante dispositivos grupales. Esta idea guarda vinculación directa con el hecho de que las intervenciones comunitarias son parte de un contexto social multideterminado, multiestructurado y de niveles múltiples, tal Desde la perspectiva de la psicología ecológica contextual comunitaria, Lapalma (2001) ha modelizado estas condiciones. Para ello ha considerado las relaciones sinérgicas de algunos aspectos conceptuales y operativos tales como las necesidades, las organizaciones de la sociedad, la articulación de redes, los procesos participativos (políticos, ciudadanía, comunitaria y popular) y las lógicas o racionalidades de los diversos actores sociales (de la población, técnicas, políticas y burocráticas) pre- sentes en el campo de la intervención comunitaria, tal como se expresan en el siguiente gráfico. Grafico Nro 3 El escenario de la intervención comunitaria Antonio Ismael Lapalma 90 La discusión y reflexión crítica sobre escenarios «reales» por parte de grupos y organizaciones comunitarias, transforman la propuesta en un instrumento de diagnóstico (identificación de problemas, planificación estratégica), con lo que facilitan la iden- tificación de relaciones de poder (intereses) y la viabilidad de las decisiones, y potencian así derechos ciudadanos y la construcción de nuevas articulaciones sociales. La articulación entre los niveles múltiples de la intervención comunitaria en escenarios sociales concretos, ha sido implemen- tada por este autor en una diversidad de intervenciones en el ámbito de políticas sociales, al igual que en procesos generados por Organizaciones No Gubernamentales (ONGs). Esta propuesta, enriquecida a través de años de trabajo en terreno, dio origen hace más de dos décadas a la Cátedra de Estrategias de Intervención Comunitaria de la Facultad de Psi- cología de la Universidad de Buenos Aires, momento en el cual era casi inexistente la psicología comunitaria en los planes de En este marco, y teniendo en cuenta el carácter limitado de los modelos de enseñanza aprendizaje de la Universidad, los alumnos son considerados integrantes de la comunidad educativa (Facultad de Psicología-Universidad), insertos en un contexto histórico específico (República Argentina) y realizan su apren- dizaje a través de metodologías participativas.24 En esta dinámica subyacen tensiones (implícitas) que con- sisten en entrar y salir consecutivamente del rol de alumno y pasar al rol de actor social en la universidad. Para los docentes implica un desafío que se expresa en dos aspectos fundamentales: 1) la responsabilidad de preparar a futuros profesionales para el trabajo comunitario en el uso de metodologías participativas; y 2) habilitar espacios de reflexión sobre las condiciones grupales, áulicas, institucionales y contextuales del aprendizaje en alum- nos próximos a egresar de la formación de grado (Abruzzeze, 24 Psicologia comunitaria 91 Conclusiones A partir de una tríada vincular, conformada por la población, los equipos de facilitación externos (que entre sus integrantes cuentan con la presencia de psicólogos/as), y el proyecto , en el presente trabajo se ha desarrollado una propuesta de intervención comunitaria denominada Niveles Múltiples en la Intervención Comunitaria, que, tomando como base el modelo del Cambio Social Planificado, ha integrado los paradigmas de la psicología comunitaria (epistemológicos, ontológicos, metodológicos, éticos y políticos). En este marco, y a partir del reconocimiento de la diversidad de formas relacionales y organizativas de la pobla- ción, se han identificado aquellas herramientas y habilidades que fortalecen las capacidades de la población en el control de su entorno inmediato y en la ampliación de sus espacios de poder. Sumado a ello, desde la perspectiva de la psicología comunitaria contextual se han identificado los componentes que constituyen el escenario de la intervención comunitaria. A modo de cierre y apertura a la reflexión, este autor se plantea la siguiente interrogante: si la psicología comunitaria tiene como propósito la transformación de la realidad mediante la participación activa de la población, mediante la ampliación de sus espacios de poder y control sobre la misma, ¿cuáles son los modos de gestión política que facilitan o limitan el desarrollo de las Instalada la pregunta en el centro de las relaciones de poder que se expresan en todas las sociedades, encontrar las respuestas nos permitirá incorporar nuevos desarrollos a la psicología co- munitaria, y evitar que en el futuro se reproduzca en su interior la crisis de legitimidad que le aconteció a la psicología social. Referencias. Abruzzeze Cómo enseña- mos lo que enseñamos. Estrategias de intervención comunitaria. Paper presented at the Congreso Nacional de Psicología. Astaburuaga, P., Saborido, W. y Walker, E. (1987). Cooperación técni- ca. 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