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Factores_funcionales_de_la_percepción

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Psicología aplicada al Diseño I
uncuyo | fad | Grupo de Carreras de Proyectos de Diseño 
Lic. María Porras de Hernández
FACTORES SUBJETIVOS DE LA PERCEPCIÓN
Si queremos comprender correctamente los fenómenos de la percepción debemos 
considerar, además de los factores objetivos de la misma, estudiados en profundidad por 
los psicólogos de la Gestat, los factores subjetivos.
Afirma Ancona, en Cuestiones de psicología (p. 267), que Koffka ya advertía que «fuerzas 
emanadas del yo pueden influir sobre el campo y contribuir a determinar su articulación».
Otto Klineberg, en Psicología social (p. 199) dice: «Ya no es posible considerar la percepción 
como un fenómeno meramente individual, la naturaleza del cual está determinada por el 
conjunto de neuronas que llevan los impulsos desde el mundo exterior hasta el sistema 
nervioso central.
Aunque es verdad que el proceso de la percepción se hace posible gracias al choque de 
ciertas vibraciones en el nervio óptico y a la transmisión del impulso a través del tálamo 
óptico, hasta la parte occipital de la corteza, hay algunos aspectos de la visión determina-
dos por la experiencia previa del individuo, en relación con los cuales, el hecho de pertene-
cer a un grupo social desempeña una parte muy importante».
Estos problemas comenzaron a investigarse hace unos cincuenta años. Se ha pasado de 
afirmaciones como la de que «toda percepción tiene su nivel afectivo», a precisar experi-
mentalmente las modalidades de acción y los límites de la influencia de las necesidades, 
motivaciones, estados emotivos, actitudes, intereses personales, relativos a la organización 
perceptiva.
Los primeros estudios los realizó la Psicología social y la teoría del New Look o del Estado 
Directivo, hizo su contribución sistemática.
Es el ser humano total el que percibe, en el contexto que le toca vivir. La percepción, es 
una expresión de la unidad de la conducta, siempre los factores objetivos se integran con 
los socio-personales.
Percibir no es solamente recibir, es sobre todo comprender.
Es necesario que lo percibido tenga una significación. Es más, podemos afirmar, que es 
sólo lo que para cada uno de nosotros tiene significación, lo que es percibido.
No tenemos conciencia de los factores culturales de nuestra conducta ya que estamos 
sumergidos en nuestra cultura. Los experimentadores preparan situaciones en donde diso-
cian el estímulo de significación, dados conjuntamente en la realidad.
Kretch y Crutchfield, dividen los determinantes de la percepción en dos categorías princi-
pales: la estructural y la funcional.
Por factores estructurales se entiende «aquellos que derivan exclusivamente de la 
naturaleza de los estímulos físicos y de los efectos cerebro-espinales que evocan en el sis-
tema nervioso del individuo». Los factores funcionales de la organización perceptual «son 
aquellos que derivan principalmente de las necesidades, estado de ánimo, experiencias 
pasadas».
Se revisará algunos ejemplos de las primeras investigaciones, sobre los factores 
funcionales.
Necesidades. Cuando más firme es un estado de necesidad, más sólidamente se 
refleja en lo referente a la percepción de aspectos del campo que satisfagan la misma. 
Krech, Crutchfield y Livson, en «Elementos de Psicología” (p. 224) dicen: «Muchos estudios 
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experimentales se han realizado de este hecho, aparentemente obvio. El hambre ha sido 
una variable favorita de la necesidad en estos estudios», y cita primeramente una experien-
cia de Stanford (1937), que demostró que palabras incompletas, se completaban formando 
nombres de alimentos, con más frecuencia en las personas hambrientas que en las demás. 
Luego explica la experiencia de Mc Clelland y Atkinson (1948), que se realizó con 108 adul-
tos que estaban sin comer, de una a dieciocho horas antes del experimento, se les proyecta-
ban débiles manchas y se les pedía que dijeran lo que veían. Las personas que llevaban más 
tiempo sin comer, interpretaban las manchas como alimentos, con mayor frecuencia que 
las alimentadas recientemente.
Advierten que no hay correspondencia unívoca entre estado de necesidad y percep-
ción. Lo decisivo, dice «es el papel intermediario de la postura». (Postura es la posición del 
organismo a dar una respuesta determinada. La postura perceptiva es una disposición para 
una organización determinada de estímulos. Los determinantes principales de la postura 
son: la experiencia previa y los factores centrales de la persona –necesidades, actitudes, 
valores–). «En suma, tendemos a ver lo que hemos visto antes y lo que mejor se ajuste a 
nuestra orientación habitual en el mundo».
«Generalmente el proceso es también adaptativo. Pero así como los principios de agru-
pación impiden en ocasiones la percepción realista, la postura puede ocultarnos a veces la 
realidad presente». (p. 222).
Un ejemplo por todos conocido y que demuestra la selectividad de la percepción, es el 
caso de la madre que no advierte en sus horas de descanso múltiples ruidos, pero escucha 
claramente el llanto de su bebé.
También influyen en lo que se percibes estados emotivos como el miedo, una persona 
temerosa escucha todos los ruidos de una habitación.
En el estudio de Schaefer y Murphy, se consideran los efectos del condicionamiento.
Se les presentaba un grupo de individuos, una parte de la siguiente figura:
Cuando se les daba la mitad izquierda, eran premiados y castigados cuando veían la 
derecha. Luego de centenares de tales exposiciones, se mostraba la figura completa y se 
les pedía que dijeran cuál era el fondo y cuál la figura, los sujetos veían como figura la parte 
recompensada, siendo que es ambigua.
Brune y Goodman (1947) realizaron un experimento en el que analizaron la posibili-
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dad de que la condición socioeconómica fuese factor de influencia para la organización 
perceptual.
Se les pedía a niños de diez años de edad, pobres y ricos, que regulasen un círculo lumi-
noso hasta que resulte del mismo tamaño que monedas presentadas.
Los niños pobres, las veían de mayor tamaño que los niños ricos, distorsionando la 
medida real y ésta distorsión era más significativa cuando las monedas eran de mayor valor.
Postman, Bruner y Mc Ginies (1948),hicieron interesantes aportes. Por ejemplo, explora-
ron la relación entre la percepción y los sistemas de valores.
Se proyectó a estudiantes diversas palabras (religiosas, sociales, económicas, políticas 
y estéticas), a gran velocidad y con poca iluminación y luego, disminuyendo la velocidad. 
Se comprobó que las personas con altos valores religiosos, por ejemplo, veían las palabras 
religiosas más rápido y con mayor precisión (los estudiantes fueron previamente clasifica-
dos según el test del estudio de valores de Allport y Vernon).
Zilling (1928) hizo un experimento para demostrar hasta qué punto las actitudes sociales 
pueden determinar lo que uno « ve»: Se eligió un curso de la escuela primaria y se separó 
del mismo a los alumnos considerados más populares y los más antipopulares. Se los 
adiestró para que realizaran ciertos ejercicios (a los populares para que cometieran erro-
res). Luego se pidió al resto de los alumnos de la clase que evaluaran a sus compañeros. La 
mayoría votó a los populares, aunque realizaron mal los ejercicios.
Un mecanismo análogo se aprecia en el experimento de Goring (1913) que observó la 
influencia de los estereotipos sobre la percepción: A causa de la creencia popular de que las 
personas inteligentes tienen frente ancha, las personas que previamente fueron juzgadas 
como inteligentes fueron «vistas» con frente ancha aunque no fueran así.
También es posible ver los efectos de las normas culturales sobre la percepción.
Jean Stoetzel, en su libro Psicología Social, Ed. Marfil, España, 1966,cap. VII: «la percep-
ción»; refiere que en las islas Trobiand, perciben que los hijos no se asemejan entre sí, ni a 
su madre. Los trobiandos consideran lo normal y esperado que los hijos se asemejen a su 
padre. Una persona visitante hizo notar el parecido de dos hermanos, lo que fue conside-
rado ofensivo por ellos. «Ven» a los hermanos diferentes aunque los dos se asemejen 
al padre.
Todos los autores citados, presentan numerosos ejemplos para ilustrar las variaciones en 
la percepción determinadas por factores funcionales. No sólo en culturas diferentes, sino 
también en subgrupos (ocupacionales, nacionales, de clase, etc.), en la misma sociedad, el 
modelo total de la experiencia previa, el adiestramiento, el interés, intervienen en forma 
definida.
Las mismas consideraciones son aplicables a los fenómenos auditivos, visuales, en refe-
rencia a gustos y olores, como así también en el grado de adaptación a estímulos dolorosos.
La percepción de colores y variaciones de matices suele ser diferente de una comunidad 
a otra. En cuanto a los sonidos, la combinación de tonos dentro de varios intervalos, 
es considerada consonante en un grupo y disonante en otro.
Las normas del grupo al que pertenece el individuo, siguen siendo eficaces, aún cuando 
el sujeto está siendo sometido a prueba aisladamente.
La percepción es selectiva y esta selectividad en el acto de percibir, depende de los facto-
res enunciados anteriormente que tienen su cuño social y personal.
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Aunque no directamente en el campo de la percepción sensible pero inspirado en ella, 
un estudio hecho por Asch, acerca de la «percepción de los rasgos de personalidad», ilustra 
la importancia del contexto en que ocurre la percepción.
Es decir, que siempre estaría funcionando el «Marco de referencia» con predominio 
sensible o cognoscitivo.
Se leyeron dos listas de rasgos de la personalidad a dos grupos distintos de estudiantes:
1–Inteligente, habilidoso, trabajador, cálido, decidido, práctico, cauteloso.
2–Inteligente, habilidoso, trabajador, frío, decidido, práctico, cauteloso.
Luego se les pidió que escribieran, utilizando otras palabras, su impresión de la persona 
descripta con tales rasgos. Las impresiones dadas por los grupos fueron significativamente 
diferentes, a pesar de que en las listas de rasgos cambió solo cálido por frío.
Las del primer grupo fueron en general muy positivas «persona que lucha hasta lograr 
su objetivo, seria, comprensiva, responsable, activa, equilibrada»; en contraste con las del 
segundo grupo «hombre máquina, persona calculadora, materialista, introvertida, insensi-
ble, auto-suficiente».
Esta experiencia fue también realizada con los alumnos de primer año en 1981 de la 
Escuela superior de Diseño Industrial, ( Las impresiones que figuran entre comillas, están 
extraídas de nuestra prueba).
Esto muestra que en esa «gestalt social» los puntos clave cambian la organización. El 
significado de las palabras cambió a causa de la tendencia inducida por el patrón de las 
palabras como grupo.
No todos los rasgos son igualmente importantes, algunos toman un lugar central en la 
estructura y otros, un lugar periférico y ello depende del todo.
En nuestra sociedad es valorizado el rasgo de «calidez», por lo que el cambio de esa sola 
cualidad por la contraria, induce una modificación de la impresión total. (De esta expe-
riencia se infiere que la opinión es estructural: nos formamos una opinión de una persona 
íntegra y ésta no puede ser la suma de rasgos separados. Es selectiva, no podemos percibir 
todos los rasgos, unos toman la característica de centralidad y otros de periferia. Es flexible, 
los mismos rasgos considerados individualmente idénticos, dentro de contextos diferentes 
dan impresiones diferentes).
Las propiedades perceptivas o cognoscitivas de una subestructura, están determinadas 
en gran medida, por la estructura de la que forma parte.
Cuando varios conocimientos se agrupan para formar un sistema, las propiedades 
de cada conocimiento sufren una variación. Kretch, Crutchfield y Ballachey, en su libro 
Psicología Social Orientación 2, cita en el siguiente ejemplo: «Percibimos a la siguiente figura 
como un dibujo bidimensional de tres líneas que se encuentran en el punto 0». 
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Si cambiásemos toda la figura sin cambiar el ángulo aoc como podemos observar a 
continuación:
a
o
c
a o
c
Ahora parece recto. En conclusión, no hemos cambiado el ángulo, pero sí el contexto del 
que forma parte.
Trasladando este ejemplo al campo de la psicología de la percepción, podemos decir 
que sólo comprendemos las percepciones de un individuo si conocemos las propiedades 
del sistema de referencia.
La influencia del todo sobre las partes se observa en los experimentos de asimilación 
y contraste que aparece en la percepción social. Asimilación: es el fenómeno que ocurre 
cuando «la semejanza percibida entre las partes de un todo tiende a ser exagerada, cuando 
las diferencias físicas tienden a ser relativamente pequeñas». Contraste, por el contrario, 
se da cuando «la disparidad percibida entre las partes tiende a ser exagerada, cuando las 
diferencias físicas son relativamente grandes».
«La percepción del objeto se halla determinada por las relaciones que existen entre ese 
objeto sencillo y otros que integran el sistema organizado de las percepciones».
Para comprender lo que una persona «ve» cuando observa, es importante reconocer las 
propiedades perceptivas del sistema al que pertenece: marco de referencia. «Este término 
denota el sistema contextual más amplio en el que se percibe o juzga un objeto»...«El con-
torno determina el dintorno».
En conclusión, hay ciertos aspectos de la percepción que son comunes a todos los indi-
viduos normales, como resultado de la naturaleza de nuestros órganos nerviosos, «pero la 
percepción no es solamente una organización autónoma autosuficiente y regulada predo-
minantemente bajo leyes generales, sino una función que puede responder de un modo 
selectivo a los dinamismos psíquicos más sensibles a las diversas necesidades que regulan 
la integración del individuo al medio». Ancona. Cuestiones de psicología, (Pág. 276).
El diseñador industrial, debe tener en cuenta a quiénes, en qué momento determinado, 
en qué condiciones generales dirige su creación, ya que el diseño, que intrínsecamente 
pueda resultar satisfactorio, será un fracaso si no toma en cuenta el contexto.
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Jorge Glusberg observa en el artículo «El diseño y los diseñadores en la Argentina». 
Revista «Tramas» Mza. Agosto de 1980, que no es beneficioso que se importen esquemas 
y medios correspondientes a países altamente desarrollados, por ejemplo. Ya que es nece-
saria una «adecuación entre forma y contexto», que respete e interprete «las posibilidades, 
necesidades y recursos regionales y satisfaga las exigencias particulares e históricamente 
determinables».

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