Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
NeuRociRugíA / Basso978 N er vi os es un hecho bien establecido en la literatura. 34 Una opción para evitar la dehiscencia cuando se utiliza ad- hesivo de fibrina es su asociación con sutura de nylon. En este caso, dos puntos diametralmente opuestos son efectuados uniendo ambos epineuros, y luego la coaptación se complementa con adhesivo. Luego de la cirugía, el sitio de la reparación debe ser protegido de una tensión provocada por el movimiento articular mediante la inmovilización, que debe ser mantenida por un período de tres semanas. Uso de injertos nerviosos La técnica de injerto más utilizada en la actualidad es la de los injertos interfasciculares, que involucran la coaptación del injerto con grupos seleccionados de fascículos en los cabos nerviosos proximal y distal. 14, 27 Cualquier nervio cutáneo autólogo puede ser utilizado como injerto, pero en la práctica habitual el nervio sural es el más empleado, debido a su calibre y extensión. Esta última es variable, de acuerdo con la estatura del paciente, pudiendo alcanzar hasta 45 centímetros de largo. 4, 9, 30 El sacrificio del nervio sural ocasiona un área de hipoestesia en la superfi- cie lateral de la región plantar de extensión variable, bien tolerada por el paciente. Diversos nervios, como el cutáneo lateral y medial del antebrazo, el nervio auricular mayor, el cutáneo posterior del brazo o el radial superficial, entre otros, pueden ser considera- dos también como dadores de injertos. El nervio a ser injertado es dividido en segmentos 20% más largos que la distancia entre los cabos, de manera de que la contracción posterior del injerto, dependiente de su elasticidad natural y de la disposición de tejido co- nectivo en su interior secundaria a isquemia relativa, no produzca tensión en el sitio de sutura. 38 Para que la reparación de un nervio mediante in- jerto sea exitosa es imprescindible que este sea revas- cularizado en forma eficiente. 28, 29 Su supervivencia depende en exclusiva de la rapidez con que se vascu- lariza, puesto que, siendo un injerto libre, permanece un cierto tiempo sin aporte sanguíneo. La nutrición definitiva se obtiene a partir de vasos sanguíneos que penetran al injerto a lo largo de su extensión, y que provienen del mismo lecho donde fue colocado. La supervivencia del injerto no está solo dada por el grado de vitalidad de los tejidos que lo circundan, sino también por su largo y espesor. Cuanto más corto y delgado sea un injerto, con mayor facilidad será revascularizado. 27, 39 A pesar de que existen relatos en la literatura de buenos resultados con injertos de más de 20 centímetros, en general, cuanto más corto sea, mayores posibilidades de éxito posee. 14 La restauración completa del patrón fascicular de un nervio a través de un injerto es prácticamente imposible, debido a la complejidad de la estructura intraneural. No obstante, a través de una disección en el interior del nervio, es posible en la mayoría de los casos definir una cierta correspondencia entre grupos de fascículos de ambos cabos, por lo que en la actualidad se acepta que se debe buscar una restaura- ción del patrón grupal, más que de cada fascículo en forma individual. Cada segmento de nervio sural es suturado, entonces, con el mínimo posible de puntos para minimizar la reacción por cuerpo extraño, a un grupo de fascículos en cada cabo. Por lo general se consigue con esta técnica que un número importan- te de axones en regeneración penetren en los tubos endoneurales del injerto y con ello alcancen el cabo distal. En forma inevitable, un número variable de axones no logra entrar en el endoneuro, perdiéndose en el tejido interfascicular. Una vez que los axones hayan atravesado el injerto y llegado al cabo distal, los factores que influenciarán el grado de recuperación son los mismos de cualquier sutura término-terminal. Alternativas al uso de injertos A pesar de ser, como se ha dicho, una técnica muy utilizada, el empleo de injertos en la reconstrucción de un nervio puede presentar efectos indeseables, como una mayor ocurrencia de fibrosis por la existencia de Figura 94.5: Fotografía quirúrgica que evidencia la división en grupos de fascículos Figura 94.6: Área de reducción de la sensibilidad en la cara lateral del pie, luego de la sección del nervio sural para su utilización como dador de injertos.
Compartir