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Neurocirugía, aspectos clínicos y quirúrgicos - Basso-1024

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Cirugía de la parálisis facial 1023
para mantener los movimientos faciales involuntarios 
y obtener un resultado cosmético mucho mejor que 
el de otras anastomosis, no fue abandonado del todo.
Terzis 19 ideó una técnica consistente en una re-
construcción facial en dos etapas: la primera, la rea-
lización de una anastomosis hipogloso-facial clásica, 
junto a la colocación de injertos a través de la cara, 
desde las ramas terminales del nervio funcionante, 
hasta las proximidades de los nervios receptores, pero 
sin suturar dichos nervios a sus dadores. Este primer 
procedimiento garantiza la reanimación de la mus-
culatura facial con el potente nervio hipogloso. En 
una segunda etapa, alrededor de un año después de 
la primera, se unen los cabos sueltos de los injertos 
transfaciales con sus receptores del lado paralizado. 
Con esto último, se logra funcionalizar la cara man-
teniendo la gesticulación involuntaria.
Esta técnica, llamada Baby sitter aún aguarda una 
evaluación de sus resultados, ya que los casos des-
critos en la literatura no llegan a sumar una decena. 
7 Inicialmente, los resultados serían positivos para 
lograr el objetivo propuesto.
Conclusiones
•	 La técnica de primera elección para restablecer 
la inervación facial es la sutura término-terminal 
de ambos cabos seccionados y, de existir dema-
siada distancia entre ambos, se deberá utilizar 
un injerto extraído de nervio sural para evitar 
la tensión a nivel de la sutura.
•	 Si esto no fuera posible, por ausencia de un cabo 
proximal o por exceso de tiempo transcurrido 
desde la lesión, se elige una técnica de neuro-
tización. La más empleada es la anastomosis 
hipogloso-facial.
•	 Esta técnica brinda buenos resultados para recu-
perar la simetría facial y la oclusión palpebral, 
aunque no hay recuperación de la movilidad 
involuntaria (emocional) de la hemicara afectada.
•	 La morbilidad más importante de esta técnica 
es la alteración de la deglución y la fonación, la 
primera decididamente transitoria, la segunda 
algo más persistente pero reeducable.
•	 Existen variaciones técnicas de la anastomosis 
hipogloso-facial con resultados publicados re-
cientes que minimizan estadísticamente la mor-
bilidad descrita, con similar éxito para reanimar 
la hemicara paralizada. En base a ello, hoy se 
está considerando abandonar la técnica clásica 
como primera elección en detrimento de dichas 
variantes técnicas.
•	 La anastomosis espinal accesorio-facial presenta 
con frecuencia sinquinesias entre cara y hombro, 
lo que limita su empleo.
•	 La anastomosis transfacial clásica se ha abando-
nado por inefectiva, aunque nuevos métodos ba-
sados en ella han sido recientemente publicados, 
aún sin grandes series que avalen su utilización 
desde la estadística.
Referencias
1. Arai H, Sato K, Yanai A. “Hemihypoglossal-facial nerve 
anastomosis in treating unilateral facial palsy after acous-
tic neurinoma resection”. J Neurosurg 1995; 82: 51-4.
Figura 98.8 a: Método para cuantificar la atrofia lingual. En la foto, se observa severa atrofia y desviación de la hemilengua 
afectada hacia el lado enfermo. b: El gráfico compara los resultados con respecto a la atrofia de la lengua luego de la técnica 
clásica de anastomosis hipogloso-facial (blanco) y la técnica de Sawamura (gris). Descripción de los grados de atrofia lingual 
en la escala presentada en el artículo citado: Grado 1: atrofia severa de la hemilengua, Grado 2: atrofia moderada-desviación 
leve al protruir, Grado 3: mínima atrofia-sin desviación al protruir, Grado 4: aspecto y función normales. Nótese la 
diferencia estadísticamente significativa con evidente mejoría en la función lingual posoperatoria de los pacientes operados 
con la técnica de Sawamura. Modificado de Martins R, Socolovsky M, Siqueira M, Campero A. “Hemihypoglossal-Facial 
Neurorraphy after Mastoid Dissection of Facial Nerve: Results in 24 Patients and Comparison with Classical Technique”. 
Neurosurgery 2008; 63(2):310-6.
a b
Figura 98.9: Anastomosis transfacial. Unión de cabos 
terminales del facial sano, mediante injerto sural 
interpuesto, con ramas terminales del facial contralateral 
enfermo.

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