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Tumores benignos de los nervios periféricos 1047 Además de los trabajos efectuados sobre la NF-1, las investigaciones exhaustivas han conseguido identificar el gen de la NF-2, ubicado en el cromosoma 22. Al igual que en la NF-1, el producto genético de la NF-2 es una proteína oncosupresora (denominada merlina o schwannomina). Las investigaciones en curso siguen descubriendo nuevos genes que, en apariencia, tie- nen alguna función en la supresión o la proliferación tumoral. Además, la investigación continua acerca de estos genes y sus proteínas comienza a revelar el modo en que esta novedosa familia de reguladores de la proliferación tumoral controla la forma y el lugar donde se generan y crecen estos tumores. Descubrir las vías y los mecanismos moleculares que controlan estas proteínas fundamentales y su actividad abrirá nuevos horizontes de investigación científica para la creación de fármacos que aporten las proteínas faltan- tes para tratar a las personas que padecen alguna de las neurofibromatosis, de modo que puedan recuperar la producción celular normal. El empleo de la RM ha permitido definir con más exactitud la anatomía de las lesiones y ha ayudado a comprender la fisiopatología de, al menos, algunos de los hallazgos (por ejemplo, los focos hiperintensos que se observan en las imágenes ponderadas en T2 del cerebro de la mayor parte de los jóvenes que padecen NF-1). Protocolo diagnóstico Comprende: • Antecedentes personales médicos y congénitos • Antecedentes familiares y estudios genealógicos • Examen físico, en particular de piel, huesos y nervios • Examen ocular efectuado por un oftalmólogo • Diagnóstico psicológico (que incluya el CI) • Estudios de neurodiagnóstico por imágenes (TC y RM) de órbita y cerebro • Radiografías simples de cráneo, tórax y columna • Electroencefalograma • Audiometría, potenciales auditivos de tronco (PEAT) o ambos. La neurofibromatosis (NF) es un trastorno grave que afecta a uno de cada 3 000-4 000 individuos y tiene una penetrancia variable. En su peor forma, es un proceso generalizado y progresivo que compromete el tejido neural del sistema nervioso central y perifé- rico en todo el cuerpo. A excepción del seguimiento frecuente, su tratamiento suele ser paliativo. Se trata de un trastorno multisistémico de origen genético que tiene manifestaciones cutáneas, neuro- lógicas y traumatológicas. Es la más frecuente de las afecciones denominadas hamartosis. La NF-1 es una enfermedad progresiva que se torna más evidente y más grave a medida que pasa el tiempo. No solo tienden a crecer las lesiones iniciales sino que es característico que comiencen a formarse nuevas y de diversos tipos en distintos momentos. Son casi desconocidos los factores que determinan estos dos tipos de progresión, es decir, el agravamiento de las lesiones ya presentes y la aparición de nuevas lesiones (del mismo tipo o de un tipo diferente). Se distinguen tres formas para describir la evolu- ción natural de la NF-1. • La primera consiste en describir cada una de las características de la NF-1 y distinguir las lesiones primarias (por ejemplo, neurofibromas o gliomas ópticos), los problemas secundarios (convulsiones, dificultades de aprendizaje, esco- liosis o tumores malignos) y las complicaciones (tales como compromiso neurológico y respi- ratorio por cifoescoliosis grave o amputación de miembros inferiores por pseudoarticulación tibial congénita). • La segunda forma se basa en el momento de las primeras manifestaciones: la edad de manifes- tación inicial y el agravamiento de los diversos problemas clínicos y las alteraciones anatomo- patológicas. • La tercera forma consiste en caracterizar la na- turaleza y la progresión de la NF-1 respecto de cada uno de los sistemas orgánicos y tejidos del cuerpo. Hallazgos histológicos La lesión básica de la NF-1 es el neurofibroma, que por lo general es un tumor benigno que se origina a partir de un nervio mediano o grande. Los neurofibromas suelen ser tumores bien dife- renciados que contienen células fusiformes elongadas y pseudofibroblásticas pleomorfas. Si bien es infre- cuente, a veces se observan células inflamatorias en lesiones que, por lo demás, tienen aspecto benigno. Los gliomas ópticos son lesiones poco activas, por lo general de muy bajo grado. De hecho, las lesiones del nervio óptico asociadas a la NF-1 son menos agre- sivas y responden mejor a los tratamientos actuales que los tumores de esa localización que afectan al resto de la población. En ocasiones, los neurofibromas –por lo general, los neurofibromas plexiformes voluminosos o profundos, o bien los tumores de las vainas de los nervios perifé- ricos ubicados en el plexo braquial o el lumbar– expe- rimentan degeneración maligna y se transforman en TMVNP (tumores malignos de la vaina de los nervios periféricos). A diferencia de los neurofibromas benig- nos, es característico que los neurofibrosarcomas sean hipercelulares y contengan células gigantes, mayor número de mitosis y proliferación vascular. Debido a la acumulación de células malignas que a veces se observa entre las masas voluminosas de células benignas, que contienen los neurofibromas plexiformes, es fundamental examinar los tumores
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