Logo Studenta

el poder de creer correctamente

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

Begin Reading
Table of Contents
Newsletters
Copyright Page
In accordance with the U.S. Copyright Act of 1976,
the scanning, uploading, and electronic sharing of any
part of this book without the permission of the
publisher is unlawful piracy and theft of the author’s
intellectual property. If you would like to use material
from the book (other than for review purposes), prior
written permission must be obtained by contacting the
publisher at permissions@hbgusa.com. Thank you for
your support of the author’s rights.
Este libro está dedicado con amor a mi
hija y amiga Jessica Shayna Prince.
Muchas mujeres hicieron el
bien; 
Mas tú sobrepasas a todas.
—Proverbios 31:29
INTRODUCCIÓN
Durante las dos últimas décadas, he
tenido el privilegio de ministrar a
personas preciosas provenientes de
todos los ámbitos de la vida. He tenido
el honor de conocer a personas en mi
congregación y en conferencias por todo
el mundo y escuchar sus historias. Puedo
verlos con los ojos de la mente incluso
mientras escribo.
Algunos de ellos rebosaban con la
exuberancia que produjo el ser
liberados de condenación. Otros se
aguantaban lágrimas de agradecimiento
al acordarse de adicciones que en otro
tiempo les apresaban con vergüenza y la
imposibilidad de hacer nada positivo
con sus vidas. En cuanto a quienes no
llegué a conocer en persona, sus cartas y
correos electrónicos me contaban sus
historias. Historias de liberación de una
vida de ansiedad y depresión. Historias
de ser rescatados de la prisión del
temor. Historias de abandonar hábitos
destructivos.
Estoy profundamente emocionado y
humillado por el hecho de que Dios haya
usado mis mensajes, libros y programas
de televisión para ayudar de alguna
manera a estas personas increíbles a
navegar hacia la libertad.
Pero no todas las historias que he
llegado a conocer han tenido un final
feliz. Al menos todavía no.
Como pastor, también me he
encontrado con muchas personas que
siguen luchando hoy. Algunos están
atados por serias inseguridades,
atrapados por trastornos alimenticios, o
atenazados por constantes temores y
recurrentes ataques de pánico. Otros han
quedado cautivos durante años de la
depresión crónica, luchando con
pensamientos suicidas que les despojan
de su capacidad para funcionar en sus
vidas cotidianas. También están los que
han caído en un ciclo destructivo de
adicción, algunos al alcohol y otros a la
nicotina, las drogas o la pornografía. Y
tristemente, algunas de esas personas
siguen aún intentando desesperadamente
salir de debajo de la carga de más de
una de las cosas que he mencionado.
Todos anhelan la libertad y lo han
intentado todo, incluso tratamientos
psicológicos y psiquiátricos. Han
intentado ejercer su propia fuerza de
voluntad lo mejor que han podido, sólo
para darse cuenta de que están más
enredados en sus adicciones e
inseguridad que antes. Muchos están
secos económicamente por consultar a
psiquiatra tras psiquiatra, doctor tras
doctor, consejero tras consejero,
gastando miles de dólares cada mes por
sus consultas. Han tomado todo tipo de
antidepresivos y medicamentos
antipsicóticos, además de intentar
arreglos rápidos de todo tipo. Y no están
mejor.
Escuchar historias de este tipo
siempre me parte el corazón, y recuerdo
preguntarme a mí mismo: ¿Cuál es la
diferencia entre los que han
experimentado su libertad y los que
siguen atrapados y atados por emociones
y adiciones tóxicas?
Creo que la respuesta es sencilla
pero poderosa: sus creencias.
Creer correctamente siempre
produce vivir correctamente. Cuando
usted cree correctamente, vive
correctamente.
Verá que las personas luchan por
controlar sus conductas y acciones
porque no tienen control sobre sus
emociones y sentimientos. No tienen
control sobre sus emociones y
sentimientos porque no tienen control
sobre sus pensamientos. Y no tienen
control sobre sus pensamientos porque
no están controlando lo que creen.
Dicho de forma simple, si usted cree
mal, luchará con malos pensamientos.
Esos malos pensamientos producirán
emociones dañinas que conducirán a
sentimientos tóxicos de culpa,
vergüenza, condenación y temor. Y esos
malos sentimientos finalmente
producirán malas conductas, acciones y
dolorosas adicciones.
Lo que usted cree es vital. Y creer
erróneamente es el gatillo que le lanza a
un camino hacia la derrota. Es lo que le
mantiene atrapado y le hace profundizar
cada vez más en una cautividad
paralizante.
La buena noticia es que hay salida de
este círculo vicioso de derrota.
El poder de creer correctamente le
enseñará las verdades poderosas de la
Palabra de Dios para creer en su amor
por usted. Le mostrará que Dios está con
usted y no contra usted. Abrirá sus ojos
para ver que Él está de su lado,
preparándole para el éxito y
propulsándole hacia su victoria con su
amor y tierna misericordia.
En este libro, aprenderá lo que
realmente ve Dios cuando le mira como
su hijo amado, lo que significa ser
completamente perdonado, y cómo tener
una confiada expectativa de bien para su
futuro y destino en Cristo.
Leerá muchos testimonios
asombrosos de personas de todo
Estados Unidos y del mundo entero. Sus
vidas fueron tocadas y transformadas
cuando tuvieron un encuentro con la
persona de Jesús y permitieron que su
mente fuera renovada con las creencias
correctas acerca de su verdadera
identidad en Cristo.
Para acelerar su experiencia de
aprendizaje, he condensado la esencia
del poder de creer correctamente en
siete factores simples pero prácticos que
usted puede empezar a aplicar cada día
en su vida. Estos factores son principios
bíblicos fáciles y muy eficaces que
calibrarán su mente para desarrollar
hábitos positivos para creer
correctamente. Los siete factores clave
son:
Crea en el amor de Dios por
usted
Aprenda a ver lo que Dios
ve
Reciba el perdón completo
de Dios
Gane la batalla por su mente
Sea libre de ocuparse en el
yo
Tenga una confiada
expectativa de bien
Encuentre descanso en el
amor del Padre
Querido amigo, si usted está
batallando con algunos de los asuntos
que he mencionado antes, creo con todo
mi corazón que a medida que aparte algo
de tiempo para leer este libro,
encontrará inspiración, esperanza y
ánimo para ser libre de la tenaza
incapacitante de todo lo que le ha
detenido. Estoy convencido de que
encontrará la libertad y el poder que
necesita para vivir su vida al máximo.
Dios tenía planeado que usted
viviera con un gozo desbordante, paz
que sobrepasa todo entendimiento y una
confianza inquebrantable en lo que Él ha
hecho por usted. Es la hora de salir de la
vida de derrota y entrar en una vida
llena de victoria, seguridad y éxito.
Olvídese de tratar meramente los
síntomas: la culpa, los temores y las
adicciones. ¡Vamos a por la raíz! Si
puede cambiar lo que cree, ¡podrá
cambiar su vida! Este es el poder de
creer correctamente.
PARTE UNO
CREA EN
EL AMOR
DE DIOS
POR
USTED
CAPÍTULO 1
LO QUE USTED CREE ES
PODEROSO
Lo que usted cree es poderoso. Si
puede cambiar lo que cree, ¡puede
cambiar su vida! He conocido a muchas
personas preciosas que siguen luchando
por controlar sus conductas y acciones.
No importa lo mucho que lo intenten y
cuánto esfuerzo, tiempo y recursos
pongan en el empeño, como un boxeador
maltratado terminan regresando a su
esquina, con sus cuerpos derrotados, la
moral por los suelos y la confianza
destruida, atrapados de nuevo en la
culpa, el temor y las adicciones que
simplemente se niegan a irse.
Después suena la campana para el
siguiente asalto. La lucha continúa, y
sueltan todo lo que tienen contra su
adversario. Izquierda, derecha.
Izquierda, derecha. Parece que están
progresando; pero entonces su
contrincante comienza a soltar golpes a
la cabeza, y cada golpe está cargado de
un juicio venenoso de condenación:
¿Quién te crees que eres? ¿Se te
han olvidado todos los
errores que has cometido?
Las cosas nunca mejorarán.
Deberías aceptar tu suerte.
No va a funcionar, ¡volverás a
fracasar!
Nadie te ama. Estás
completamente solo.
He visto cómo el enemigo ha usado
esas tácticas engañosasmontones de
veces. También he visto a demasiadas
personas intentando salir de debajo de
la sombra de su pasado o ser libres de
sus adicciones, sólo para terminar
sucumbiendo a esas mentiras acerca de
ellos mismos, de su identidad y su
destino.
Ese es el poder de creer
equivocadamente.
Creer equivocadamente encierra a
las personas en una prisión. Aunque no
hay grilletes físicos, creer
equivocadamente hace que los
prisioneros se comporten como si
estuvieran encarcelados en una prisión
de máxima seguridad. Marchan
inexorablemente a sus frías y húmedas
celdas de adicciones. Se dan el lujo de
que les lleven a mazmorras de conductas
destructivas. Se han convencido a sí
mismos de que nunca soñarán con un
lugar mejor, creyendo que no tienen otra
opción que vivir en desesperación,
frustración y derrota.
Creer correctamente, por el
contrario, es una luz que ilumina el
camino hacia la libertad de esta prisión.
Creer equivocadamente
encierra a las personas en
una prisión. Creer
correctamente es una luz que
ilumina el camino hacia la
libertad de esta prisión.
Dios quiere iluminar su
camino
Ahora bien, antes de que catalogue este
libro como otro libro que afirma que
todo se arreglará por sí mismo si se
piensa en positivo, espere un momento.
Esto no se trata de psicología humana.
Se trata de creer correctamente sobre la
base de una relación muy personal e
íntima con un Salvador amoroso y
fundamentado en su Palabra que da vida
e iluminación. El salmista lo dice de
este modo: “Lámpara es a mis pies tu
palabra, y lumbrera a mi camino”
(Salmos 119:105). La versión The
Message dice: “Por tus palabras puedo
ver por donde voy, vierten un rayo de
luz en mi camino oscuro” (traducción
del inglés).
Amigo, Dios quiere verter un rayo de
luz en su camino hoy. Sea cual sea su
lucha en la actualidad, a pesar de lo
descomunales que parezcan sus
desafíos, cuando comience a creer
correctamente, ¡las cosas van a
comenzar a cambiar para bien!
Las victorias por las que ha peleado
durante años pueden producirse en un
instante sobrenatural. Lo sé porque he
aconsejado y he orado por muchas
personas que me han contado cómo sus
años de adicción al tabaco, al alcohol o
a la pornografía se desvanecieron
cuando permitieron que Jesús entrase en
sus situaciones. Se despertaron una
mañana, y el deseo de esas cosas ¡había
desaparecido!
Si somos sinceros, todos tenemos
alguna medida de creencias equivocadas
en nuestra vida. Si no lo cree, lo único
que tiene que hacer es preguntarse:
“¿Me he sentido a menudo ansioso,
preocupado o temeroso de que me pueda
ocurrir lo peor a mí o a alguno de mis
seres queridos?”. Querido amigo, esas
emociones negativas y agotadoras son
meramente banderas rojas que indican lo
que verdaderamente creemos acerca de
nosotros mismos, de nuestras vidas y de
Dios.
Cuando estamos temerosos y
preocupados todo el tiempo, vivimos
como si no creyéramos que tenemos un
Pastor fuerte y capaz que es bueno con
nosotros, que sólo nos guía a lugares
buenos, que nos protege y cuida
tiernamente. Por tanto, si preocuparse o
tener miedo le paree ser su estado
natural, lo que tiene que hacer es seguir
oyendo y aprendiendo lo mucho que
Dios le ama y lo precioso que usted es
para Él. Cuanto más firmemente crea
esto, cuanto más interiorice esta verdad,
más cambiará sus pensamientos y
sentimientos y menos caerá presa de
emociones y conductas dañinas.
En varios grados, todos tenemos
creencias erróneas en nuestro corazón
que tienen que ser expuestas a la verdad
de la Palabra de Dios. Por eso
necesitamos al Salvador. Nuestras
creencias erróneas sólo pueden ser
derribadas cuando son expuestas ante la
gracia de Él y la verdad de su Palabra.
Conocer la verdad que le
hace libre
La premisa de este libro está basada en
el versículo tan frecuentemente citado
que dice: “Y conoceréis la verdad, y la
verdad os hará libres” (Juan 8:32). Este
es un versículo que se ha usado
extensamente, incluso en literatura
secular. Pero ¿qué significa realmente?
¿Cuál es la verdad que nos hace libres?
Es sencial reconocer que Jesús les
dijo esto a los judíos de su tiempo. Ellos
eran personas que desde pequeños
crecieron estudiando y aprendiendo la
ley. Sin embargo, esas personas, de
modo muy parecido a nosotros hoy,
seguían luchando con temores,
ansiedades, enfermedades y todo tipo de
opresión, ataduras y adicciones.
Entonces, ¿cuál es esta verdad de la
que Jesús estaba hablando, esta verdad
que si sus oyentes conocían, les haría
libres de todas esas cosas destructivas?
Bueno, claramente no puede ser la ley
porque esas personas ya conocían muy
bien la ley. Ya estaban cumpliendo la ley
lo mejor que podían y, sin embargo, no
podían encontrar libertad en la ley. La
libertad, querido amigo, sólo se puede
encontrar en la gracia de Él. Cuando
crea de manera correcta en su gracia y
su amor por usted, los grilletes del
temor, la culpa y las adicciones se
soltarán.
Gracia: el antídoto para la
mente envenenada
La gracia es la verdad que Jesús vino a
darnos. Su Palabra proclama que “la
gracia y la verdad vinieron por medio
de Jesucristo” (Juan 1:17).
En el griego original, “gracia y
verdad” se consideran una misma cosa
porque el verbo siguiente “vinieron”, se
usa en singular. Gracia y verdad son la
misma cosa. Gracia es la verdad que
tiene el poder para liberarle del temor,
la culpa y todas las adicciones”. “Y
conoceréis la verdad, y la verdad os
hará libres” (Juan 8:32).
Es la verdad de la gracia y no de la
ley lo que le da la verdadera libertad.
La verdad de la ley sólo le ata. De
hecho, la atadura religiosa es una de las
ataduras más incapacitantes con las que
una persona se puede cargar. La atadura
religiosa mantiene al individuo en
constante temor, culpabilidad y
ansiedad.
La buena noticia es que la gracia
vino para liberarle de la maldición de la
ley. La gracia no es una doctrina o un
tema teológico. Cuando Jesús habla
acerca de la gracia, está hablando de sí
mismo. La gracia es una persona. La
gracia es Jesús mismo. “Pues la ley por
medio de Moisés fue dada, pero la
gracia y la verdad vinieron por medio
de Jesucristo” (Juan 1:17). La verdad
que tiene el poder para abrir la puerta
de su prisión de par en par es su gracia.
¡Su gracia es el antídoto que contrarresta
cualquier veneno en su mente! Cuando
usted gusta el amor de Jesús y saborea
su bondad y tierna misericordia, toda
creencia errónea comienza a disolverse
en la gloria de su amor.
Cuando usted gusta el
amor de Jesús y saborea su
bondad y tierna misericordia,
toda creencia errónea
comienza a disolverse.
He visto ocurrir eso una y otra vez,
dondequiera que voy proclamando sin
disculparme el evangelio sin adulterar
de la gracia y el incesante amor de
nuestro Señor Jesús. Cuando una
persona comienza a calibrar su creencia
de tal forma que recibe con alegría el
sobreabundante, excesivo y abrumador
amor de Dios, las mentalidades o
fortalezas destructivas comienzan a
desmoronarse. Y en un instante
sobrenatural, experimenta liberación de
hábitos destructivos, temores y ataduras.
No puede usted procesar su gracia de
manera lógica en su mente, ¡la tiene que
experimentar en su corazón!
Amigo, su libertad se encuentra en
creer correctamente en el amor de Él, su
gracia y su favor en su vida. Cuando
usted crea correctamente en su gracia,
comenzará a vivir correctamente. Creer
correctamente siempre produce vivir
correctamente.
La gracia de Dios arranca
las creencias erróneas
Conocí a una señora en una conferencia
donde estaba hablando. Desearía que
usted mismo hubiera podido ver a Kate.
Era una joven segura y atractiva, con un
rostro radiante y resplandeciente. Por
eso no podía creerlo cuando me contó
que había sido liberada de más de
cuatro años de adicción al alcohol.
Había sido una persona con
ambición empresarial, pero el estrés del
trabajo y la carga de mantener su éxito y
su imagen le llevaron a consumir al
menos un litro de alcohol al día como
una vía de escape. En poco tiempo, el
hecho de tener que mantener unas
intensas demandas en su trabajo se
convirtióen una lucha constante. Unido
a la presión autoimpuesta de mantener su
apariencia de éxito intacta, esta lucha le
llevó a una gran depresión.
Una cosa condujo a otra, y en poco
tiempo, además de ser adicta al alcohol,
Kate comenzó a ser dependiente de un
coctel de fuertes antidepresivos,
tranquilizantes y pastillas para dormir.
Ella compartía que había intentado por
todos los medios dejar de beber. Visitó
psiquiatras y psicólogos, e incluso
asistió fielmente a grupos de apoyo para
alcohólicos. A través de esas
interminables citas y reuniones
experimentó lo que ella llama “unos
cuantos episodios de recuperación”,
pero sólo duraban varios días como
máximo.
Un día, el esposo de Kate decidió
llevarla de vacaciones. Esto le produjo
incluso mayor ansiedad porque no sabía
cómo iba a mantener en secreto su
“ingesta” de alcohol mientras viajaba
con su esposo. Ahora bien, había
intentado una y otra vez dejar de beber y
estaba bastante familiarizada con cómo
los síntomas del síndrome de
abstinencia le habían derrotado cada
vez. Sus manos temblaban y se movían
tan incontrolablemente que no podía ni
tan siquiera sostener una cuchara para
alimentarse. Se sentía mareada y
comenzaba a sentir un sudor frío y
vomitaba constantemente, y no era capaz
de tragar ningún alimento.
Todos esos síntomas desaparecían
con un trago o dos, así que salía a
escondidas para comprar alcohol
cuando se supone que debía estar en el
gimnasio, y tragaba licor fuerte en
secreto cuando su esposo estaba
trabajando.
Para el resto del mundo, Kate
parecía tener todo resuelto. Pero ella lo
sabía. Sabía que estaba atrapada en la
prisión del alcoholismo y que no había
forma de salir de ese círculo vicioso de
derrota.
Así que después de intentar varias
veces vencer su adicción sin éxito, Kate
estaba a punto de tirar la toalla. Pero
Dios tenía otros planes. Él le guió a uno
de los líderes de mi iglesia que le
enseñó a sumergirse en la Palabra y
seguir orando en el Espíritu. A medida
que siguió escuchando mis mensajes
acerca de la gracia de Dios, Dios
comenzó a arrancar las creencias
erróneas que se habían instalado en su
mente y a reemplazarlas por creencias
correctas.
Cuando le llegó el momento de salir
de vacaciones, aunque estaba llena de
inquietud y casi se retira del viaje en el
último minuto, decidió ir. Le pidió al
Señor que le ayudara a poner sus ojos en
Él en vez de intentar vencer los síntomas
del síndrome de abstinencia. Estaba
decidida a disfrutar su tiempo con su
esposo y darle gracias a Jesús por cada
bendición, por muy pequeña que fuese.
Kate me dijo que durante todo el
viaje estuvo descansando, orando en el
Espíritu, y escuchando continuamente
mis mensajes en su iPod. Para su
asombro, no sufrió ningún síntoma. ¿Y
sabe qué? Hace más de dos años de ese
viaje, y desde entonces no ha vuelto a
probar ni una gota de alcohol. ¡Aleluya!
Admitió que aunque el pensamiento
de tomar un trago lo tiene de vez en
cuando, cree que Dios le ha dado la
fuerza para resistir la tentación. Y por su
gracia, ¡sabe que nunca más volverá a
sucumbir ante la botella!
Querido amigo, en un instante
sobrenatural, cuatro largos y peligrosos
años de adicción al alcohol
desaparecieron para Kate. Ella no lo
sabía entonces, pero Dios le estaba
liberando de su adicción (y mucho más)
llenándole con el Espíritu cuando ella
apartó su mirada del problema y fijó sus
ojos en Jesús. También compartió cómo
había descubierto recientemente que la
respuesta a su problema con la bebida
había estado en la Palabra de Dios todo
el tiempo: “No os embriaguéis con vino,
en lo cual hay disolución; antes bien sed
llenos del Espíritu” (Efesios 5:18).
Yo aplaudo a esta joven por tener el
valor de compartir su poderosa historia
conmigo. Oro para que su testimonio le
anime, le inspire y le dé esperanza.
Un encuentro con Jesús
puede liberarle
espiritualmente
Quizá se esté preguntando: “¿Cómo
puede ser? ¿Cómo pueden desaparecer
así cuatro años de adicción al alcohol?
¿Cómo puede perder su fuerza un deseo
tan poderoso en tan poco tiempo?”.
La respuesta es simple aunque
poderosa.
Kate permitió que el amor de Dios
invadiera su mente al escuchar los
mensajes de gracia en su iPod que
estaban llenos de Jesús y su amor.
Cuando usted permite que el amor de
Dios sature su mente, no importa qué
creencias equivocadas, temores o
adicciones le estén manteniendo atado.
Su gracia comenzará a romperlas. Eso
es lo que ocurre cuando usted tiene un
encuentro con su buen Salvador. Todo
aquel que encuentra a Jesús nunca se
queda igual. Él vino para liberar a los
cautivos.
Escuche lo que dice Jesús: “El
Espíritu del Señor está sobre mí, por
cuanto me ha ungido para dar buenas
nuevas a los pobres; me ha enviado a
sanar a los quebrantados de corazón; a
pregonar libertad a los cautivos, y vista
a los ciegos; a poner en libertad a los
oprimidos” (Lucas 4:18).
Amigo, quiero decirle que cualquiera
que sea su opresión, Jesús vino para
liberarle. Podría ser una enfermedad
física debilitante, o como Kate, a quien
conocí en la conferencia, quizá esté
enredado en una adicción que le ha
mantenido preso durante años.
Cualquiera que sea su
opresión, Jesús vino para
liberarle.
Cualquiera que sea su condición, al
margen de cuánto tiempo haya estado
usted atado, dos años, diez años o
treinta años, sepa esto: Dios puede
liberarle en un instante sobrenatural.
Aquel que creó el tiempo no está sujeto
al tiempo. Aquel que en una fracción de
segundo cambió el agua en el mejor de
los vinos puede saltarse un proceso
natural y acelerar su liberación de
cualquier atadura.
Conozco a muchas personas que
lucharon con adicciones durante
décadas, pero cuando tuvieron un
encuentro sobrenatural con Jesús,
sencillamente se despertaron una
mañana y vieron que eran libres, sin
ninguna de esas urgencias o deseos tan
conocidos de practicar su
comportamiento negativo. Frank, que
vive en el estado de Maryland, me
escribió y compartió cómo fue liberado
de la drogadicción. Le habían dicho que
“una vez adicto, siempre adicto”, y se lo
había creído.
Pero cuando conoció la verdad
acerca del amor y la gracia
transformadora de Jesús mediante una
de mis enseñanzas, eso destruyó las
cadenas que le ataban. Me dijo: “Podría
haber saltado a través del tejado cuando
descubrí que ¡lo único que tenía que
hacer era aceptar la obra terminada de
Jesús y su gracia! Después de treinta
años de drogadicción, pensaba que no
había esperanza para mí. Pero gloria a
Jesús, ahora estoy libre de las drogas, y
estoy en una buena iglesia que predica la
gracia con mi esposa, que también ha
sido liberada de su drogadicción”.
Querido amigo, ¡ese es el poder de
creer correctamente!
La verdad de Dios
desencadena su liberación
En el instante en que Kate y Frank
comenzaron a oír y creer las cosas
correctas acerca de Dios, eso
desencadenó su liberación de una forma
acelerada. Conocer la verdad fue el
catalizador. Compare esto con aquellos
que se enfocan en vivir correctamente
sin prestar atención al hecho de creer
correctamente. Tristemente, sólo
experimentan mejoras transitorias hasta
donde les alcanza su fuerza de voluntad,
autocontrol o hasta donde persiste la
disciplina. Pero los que se enfocan en la
verdad de Dios y la creen, experimentan
una libertad duradera sin esfuerzo
alguno. Jesús ciertamente no estaba
bromeando o exagerando cuando dijo
que conocer la verdad le hace libre.
Jesús tiene la verdad que usted
necesita, la que ha estado buscando. Él
es el camino, la verdad, y la vida (véase
Juan 14:6). En amor, entregó
voluntariamente su vida en la cruz para
liberarle. De eso se trata este libro, de
transformar lo que usted cree mediante
el poder de su amor sacrificial y sus
verdades eternas. Me he esforzado para
que estas verdades sean lo más
accesibles y claras posibles para usted.
Mientras lee las palabras, versículos e
historias de personas reales que han
sido liberadas simplemente creyendo
estas verdades acerca de Dios y lo que
Él dice acerca de ellos, oro para que
usted encuentre la gracia de Dios como
nunca antes.Y al meditar en estas
verdades, estoy seguro de que caminará
en libertad antes de lo que cree. ¡Su
liberación está a mano!
Con Dios siempre hay
esperanza
Querido lector, no sé cuál es su dolor
hoy, y no sé exactamente con qué está
luchando. Tan sólo quiero que sepa que
Dios le ama. No importa cuántos errores
haya cometido en su vida, no importa
cuánta oscuridad, cuánta desesperación
y lo imposibles que parezcan sus
circunstancias, porque tengo un mensaje
para usted: No está todo perdido. ¡No
tire la toalla!
Quizá está luchando con algún
pensamiento oscuro en este instante.
Quizá incluso pensamientos de suicidio
se le han pasado por su mente. Bueno, le
puedo decir que no está todo perdido.
Hay esperanza. Hay ayuda. Dios le ama
mucho. Él quiere verter un rayo de luz
en su camino hoy, así como lo hizo con
Kate que estuvo atada al alcohol durante
cuatro años. Los errores de su pasado no
tienen que determinar su futuro. Dios
puede darle un nuevo comienzo, un
inicio fresco, ¡y hacer que todo obre
para su bien!
Los errores de su pasado
no tienen que determinar su
futuro.
Pastor Prince, usted no lo entiende.
¿Cómo puedo esperar que Dios me
ayude si no soy una persona
“religiosa”?
¡Pues ya somos dos!
No hay ni un sólo hueso religioso en
mi cuerpo. No estoy aquí para hablarle
de una religión. Estoy aquí para
mostrarle a un Dios que está vivo, que
se interesa, que respira, que ama, que en
muchas formas ha sido mal representado
y mal entendido. Hay mucha creencia
errónea acerca de quién es Dios.
Presentando al verdadero
Dios
Quiero que deje a un lado todo lo que
pueda haber creído acerca de Dios, todo
lo que pueda haber oído acerca de Él o
lo que pueda haber visto. Permítame,
mediante este libro, presentarle al
verdadero Jesús, porque es aquí donde
comienza todo. No el Jesús religioso del
que pueda haber oído desde que era
pequeño, sino el verdadero Jesús que
caminó por las calles polvorientas de
Jerusalén y por las aguas enfurecidas del
mar de Galilea.
Él fue hacia quien los enfermos, los
pobres, los pecadores, los desechados y
los marginados gravitaban
instintivamente, y con quien se sentían
cómodos. Él era Dios en la carne, y
manifestaba el amor tangible de Dios.
En su presencia, quienes eran
imperfectos no sentían temor de Él ni
sentían juicio o condenación de su parte.
Algo muy distinto a lo que a muchos de
nosotros se nos ha enseñado acerca de
Dios.
Jesús se reservó sus palabras más
duras sólo para los que eran perfectos
en su propia opinión. Si lee con atención
todos los relatos bíblicos de Jesús,
realmente Él no se llevaba bien los
religiosos de su tiempo, que eran
conocidos como los fariseos. Ellos
merodeaban a su alrededor, con su nariz
elevada al aire y con una actitud de yo
soy más santo que nadie. Aunque nunca
lo admitían, eran extremadamente
arrogantes y cruelmente críticos.
Los fariseos eran críticos, criticones,
legalistas, pretenciosos, intolerantes y,
la gran mayoría de ellos, ignorantes.
Proclamaban a los cuatro vientos su
devoción a Dios; sin embargo, cuando
estaban delante de la presencia de Dios,
estaban demasiado ensimismados como
para reconocerle. Dios estaba con ellos
en carne, pero no le adoraron, sino que
le despreciaron y en muchas ocasiones
incluso planearon matarle.
Desgraciadamente, ¡sus
“descendientes” siguen aún a nuestro
alrededor hoy día! Quizá usted se haya
encontrado con ellos y haya sentido el
calor de su desdén, condenación y
juicio.
Pero el Dios del que ellos hablan no
es el Dios a quien yo personalmente
conozco. Usted no tiene que ser
“religioso” para tener acceso al Dios
que yo conozco. De hecho, cuanto menos
“religioso” sea usted, mejor. Así que le
pido que deseche toda idea, concepto e
imagen que pueda tener de un Jesús
“religioso”. El verdadero Jesús no vino
para traer una nueva religión. No vino
para ser servido. No, sino que vino para
servir, y vaya que sirvió.
Usted no tiene que ser
“religioso” para tener acceso
a Dios.
El verdadero Jesús creó el universo
con una orden y orquestó las rutas de
cada planeta para que ninguno
colisionara. Tenía todo derecho a
demandar servicio de aquellos a quienes
creó, pero en cambio Él vino a servir.
Se inclinó y con sus propias manos lavó
los pies sucios y mugrientos de sus
discípulos. Esas mismas manos después
serían atravesadas con clavos en la cruz,
y con su propia sangre lavaría la
suciedad y mugre de todos nuestros
pecados llevándolos sobre su propio
cuerpo. ¡Qué distinto es esto al Dios
condenador, juicioso y crítico que
muchos han intentado mostrar!
Crea en un Dios de gracia
Muchos creen hoy en un Dios
“religioso”. Creen que Dios está contra
ellos cuando no dan la talla, que está
enojado con ellos cuando fracasan, que
la comunión con Él no es posible cuando
cometen errores. Creen que Dios está
perpetuamente insatisfecho con ellos,
esperando impacientemente ser
aplacado. Se imaginan un Dios que está
constantemente juzgándoles por sus
debilidades, moviendo su cabeza con
total decepción por su mediocridad o
sus fracasos interminables. Creen que no
son lo suficientemente buenos para Dios
y que nunca lo serán.
No es de extrañar que en vez de
correr hacia la única solución
verdadera, corran en dirección opuesta
cuando están heridos. Por eso hay un
gran engaño, una creencia errónea y muy
poderosa acerca de Dios que ha
atrapado a muchos en el círculo vicioso
de condenación, culpa, temor, derrota y
adicción.
Querido amigo, el Dios que yo
conozco es un Dios de gracia infinita. Le
repugna lo “religioso”, pero es
misericordioso y no se resiste ante
quienes están heridos.
No importa por lo que esté pasando
ahora mismo, qué adicción le pueda
estar atando, creer correctamente puede
liberarle y le liberará. Comience a creer
esta verdad poderosa:
Dios es un Dios de gracia y perdón.
Él le ama mucho, y no le echa en cara
sus errores.
Comience a creer en su amor por
usted, y toda su vida será transformada.
Creer correctamente lleva a vivir
correctamente. Si puede cambiar lo que
cree, ¡puede cambiar su vida!
Si puede cambiar lo que
cree, ¡puede cambiar su vida!
CAPÍTULO 2
EL DIOS QUE BUSCA A
LOS QUE SE APARTAN
Ella esperó pacientemente hasta ver el
horizonte claro. No quería encontrarse
con ninguna de las demás mujeres que le
habían dejado dolorosamente claro que
su presencia les era repulsiva. No podía
seguir aguantando la crítica, los
comentarios sarcásticos y las miradas de
menosprecio. Hacía varias semanas
mientras se acercaba al pozo para sacar
agua, las otras mujeres, totalmente
conscientes de que ella podía oírlas,
comenzaron a advertirse unas a otras
mantener a sus esposos alejados de ella.
“¡Es una seductora!”, había
murmurado un de ellas en voz alta.
“¿Saben que ha tenido cinco maridos de
otras aldeas?”.
Otra mujer se metió en la
conversación: “Y el hombre con el que
vive ahora no es su esposo”.
Alimentando mutuamente las
inseguridades, comenzaron a hacer todo
tipo de acusaciones infundadas sobre
ella.
“¡Es una mujer fácil!”.
“Te roba el marido en un instante”.
“¡No se fíen de sus inocentes ojos de
cierva y su sonrisa seductora!”.
Las jugosas variaciones de su
destreza “robando esposos” pronto se
extendieron por toda la aldea donde ella
vivía como si fueran una plaga de
langostas, devorando cada pedacito que
aún le quedaba de dignidad.
Se había convertido rápidamente en
una marginada en la aldea. Nadie se
atrevía a ser su amiga. Desde que llegó
allí, lo había intentado todo para ocultar
su pasado. Sin embargo, una vez se
difundieron las noticias, nadie se
preocupó por conocer su versión de la
historia. La encasillaron como la mujer
con un pasado turbio. El veredicto ya
estaba dictado: ¡era una quitamaridos!
¿Qué más faltaba por saberse?
Habían pasado semanas desde que
había hablado con alguien. Locas
historias acerca de por qué había tenido
cinco maridos se extendieron de manera
viral por la aldea. Para aislarse y evitar
más contacto con las demás mujeres,
había ideado un sistema. Como todas las
mujeres iban al pozo a buscar agua con
el frescor de la mañana,ella haría su
visita diaria al pozo cuando el sol
estuviera en su máximo esplendor.
Prefería sufrir el sofocante calor del sol
de mediodía que el calor de su
menosprecio y mofa. Cada día desde
entonces, había acudido calladamente al
pozo, sin encontrarse con nadie, y de
nuevo se volvía a perder en la
inexistencia después de conseguir su
agua.
Sin saberlo ella, ese día, mientras
esperaba pacientemente a que el sol
alcanzara su zenit, el Sol de justicia ya
estaba junto al pozo esperándola.
Un Salvador que se acerca a
los imperfectos
Puede leer la historia de esta mujer en el
Evangelio de Juan (véase Juan 4:1-42).
Cuando lea su historia o cualquier otra
historia de la Biblia, le animo a activar
su imaginación, no para cambiar el
significado de los relatos bíblicos, sino
para sacar la esencia de los detalles y
las perlas que Dios tiene para su
beneficio. Métase en la narrativa. Estos
personajes no son parte de una historia
de ficción. Son personas reales, con
desafíos reales ¡y un Salvador muy real!
No hay detalles insignificantes en la
Biblia. Nos cuenta específicamente que
era cerca del mediodía cuando Jesús
estaba en el pozo esperando a la mujer.
También nos dice que Jesús viajaba de
Judea a Galilea y que “tenía que pasar
por Samaria” (Juan 4:4, NTV, énfasis del
autor). La versión Reina Valera 1960
dice que “le era necesario pasar por
Samaria”.
Tenía. Le era necesario. Palabras que
hablan no sólo de una necesidad, sino
que subrayan una firme resolución e
incluso urgencia.
Los discípulos de Jesús debieron de
sorprenderse cuando Él dijo que le era
necesario pasar por Samaria. Nunca
habían tomado esa ruta antes hacia
Galilea. Los judíos de ese tiempo tenían
la costumbre de evitar cualquier
contacto con los samaritanos, a quienes
veían como espiritualmente inferiores.
Los discípulos de Jesús no sabían que
Él había programado deliberadamente
una cita divina con la mujer en el pozo.
Sabemos por el relato que se
encuentra en el capítulo 4 de Juan que
esta mujer excluida y solitaria tuvo una
conversación transformadora con Jesús
en el pozo. Pero no se equivoque
pensando que fue ella quien buscó a
Jesús para hablar con Él. Fue el
Salvador quien fue en pos de aquella a
la que los demás apartaban. ¿Sabe que
Él sigue haciendo eso hoy día?
¿Tiene usted un pasado del que se
avergüenza? ¿Está batallando para
vencer algo que sabe que le está
destruyendo? ¿Se siente solo y como si
nadie entendiese el dolor que está
experimentando?
Quiero que sepa que Jesús no ha
cambiado. Como lo fue para la mujer
samaritana, el amoroso Salvador sigue
siendo hoy su ayuda en tiempos de
necesidad (véase Salmos 46:1). Él
conoce el sufrimiento, la vergüenza y las
luchas que usted está teniendo. E incluso
si por lo que está pasando es
consecuencia de malas decisiones en la
vida y errores que ha cometido, Él no le
abandona ni se olvida de usted. No, ¡y
mil veces no! Él se desvía de su camino,
como hizo por esta mujer en Samaria,
para tener una cita personal con usted,
para restaurarle y rescatarle. El hecho
de que esté leyendo esto ahora mismo es
una confirmación de que Jesús lo está
alcanzando con su amor, gracia y
perdón. Querido amigo, ¡así es Jesús!
Jesús lo está alcanzando
con su amor, gracia y perdón.
Él acude a usted en medio
de su tormenta
El amoroso Salvador acude a usted en
su momento de necesidad. Cuando sus
discípulos estaban en el mar, atrapados
en una turbulenta tempestad y
zarandeados por las olas, ¿quién acudió
a ellos en su momento más difícil? Fue
Jesús. Jesús llegó con estilo, caminando
sobre las enfurecidas olas.
¿Qué le dice esto? Que Él está por
encima de las tormentas. Él camina por
encima, Él es mayor que toda
adversidad y oposición que pudiera
usted estar experimentando ahora, ¡y
viene a rescatarle!
Con las olas alzadas bajo sus pies,
sus primeras palabras a sus discípulos
fueron: “No tengan miedo. ¡Tengan
ánimo! ¡Yo estoy aquí!” (Mateo 14:27,
NTV).
Esas palabras debieron de ser de
mucho consuelo para los discípulos que
estaban exhaustos y temblando de
miedo. Las tormentas son buenas para
provocar eso en usted. Le superan. Ola
tras ola de incesante golpeo que le
tumba en el suelo hasta que no sabe ni
dónde está. Hasta que cada pizca de
energía se ha consumido y usted se
siente muy débil, abandonado y solo.
Pero no se deje llevar por esos
sentimientos y emociones negativos,
amigo mío. Viva sobre la base de la
verdad de la Palabra de Dios, la cual le
anima así: “Así que sé fuerte y valiente!
No tengas miedo ni sientas pánico…
porque el Señor tu Dios, él mismo irá
delante de ti. No te fallará ni te
abandonará” (Deuteronomio 31:6, NTV).
Nuestro Dios es un Dios personal y
amoroso que está con usted en su barco.
Él sabe qué tormentas le aguardan y
cómo llevarle a la victoria cada vez. ¡Él
no puede fallarle!
Nuestro Dios es un Dios
personal y amoroso que sabe
qué tormentas le aguardan y
cómo llevarle a la victoria
cada vez.
El buen Pastor va delante de
usted
Jenny, una señora de mi iglesia,
compartió que estaba jugando al golf un
día de vacaciones con su esposo en una
zona montañosa. Esa mañana mientras
estaban junto al primer golpe, había un
ligero rocío voladizo sobre el hermoso y
sereno campo de golf. Ella había estado
meditando en que el Señor era su pastor
en el Salmo 23, y se sintió muy querida
por Él al interiorizar el pintoresco
paisaje pastoral y el aire fresco y
cristalino de la montaña. Se imaginó
siendo guiada por el buen pastor, Jesús,
quien le hacía descansar en delicados
pastos verdes y le llevaba junto a aguas
de reposo.
Aunque Jenny nunca había jugado en
ese campo, terminó haciendo su mejor
recorrido de golf. ¿Cómo sucedió? Fue
porque les había acompañado un caddie
con experiencia, y ella se había
beneficiado de cada trocito de
observación y consejo que le había
ofrecido. Ella no jugaba con mucha
asiduidad y había estado un poco
nerviosa por los desafíos que
enfrentaría, pero el caddie le había
infundido seguridad, diciéndole: “No se
preocupe, tengo treinta años de
experiencia en este recorrido. He
completado todo este recorrido, y estoy
familiarizado con cada obstáculo y
peligro que le espera. Le mostraré lo
que evitar y dónde mirar”. Y al prestar
atención a su guía, su bola de golf cayó
en buenos lugares, ¡y ella hizo el mejor
recorrido de golf de su vida!
Amigo, usted tiene mucho más que un
caddie con experiencia en su vida. Tiene
a Aquel que creó el universo como el
pastor de su vida. Este pastor ha estado
en su futuro. Él conoce cada obstáculo y
cada peligro que le espera, y ha trazado
para usted un camino que está lleno de
su favor. E incluso cuando cometa un
error o dé un giro equivocado en su
vida, Él estará ahí con usted para
ayudarle y rescatarle. Mire lo que dice
el salmista:
Aunque ande en valle de
sombra de muerte, no
temeré mal alguno, porque
tú estarás conmigo; tu vara
y tu cayado me infundirán
aliento.
—Salmos 23:4
La puerta de esperanza en
su valle de dificultad
Observe en este versículo que no fue el
buen pastor el que guió al salmista por
el valle de dificultad, como dice el
salmista: “Aunque ande en valle de
sombra de muerte…”. No obstante, la
Biblia es muy clara al decir que aunque
su dificultad se deba a su propia
terquedad, Dios sigue estando con usted.
Él nunca le ha dejado, y nunca lo hará.
Él nunca se olvidará de usted. Usted es
precioso para Él. ¿Se imagina vivir la
vida con ese tipo de confianza,
seguridad y paz? ¡Entonces crea con
certeza que Dios nunca le abandonará
dejándole en la estacada!
De hecho, la Biblia dice que Dios
cambiará el valle de Acor por puerta de
esperanza (Oseas 2:15). En hebreo,
“Acor” significa “dificultad”.1 Así que
incluso si se encuentra en el valle de la
dificultad, no quedará ahí por mucho
tiempo. Caminará y saldrá de él y no
acampará allí. Dios está abriendo una
puerta de esperanza en su vida hoy para
que salga de su oscuridad hacia su luz
maravillosa (véase 1 Pedro 2:9). Las
cosas mejorarán. Los logros que ha
estado esperando están de camino. Pase
por la puerta de esperanza ysalga del
valle de dificultad hoy. ¡Jesús es su
puerta de esperanza! Crea en su amor
por usted y permítale guiarle hacia la
libertad.
¡Jesús es su puerta de
esperanza! Crea en su amor
por usted y permítale guiarle
hacia la libertad.
Algunas personas creen que cuando
fallan, Dios les deja y sólo regresa
cuando logran hacerlo todo bien. Creen
que deben limpiar sus vidas y vencer
todas sus luchas por sí mismos antes de
poder acudir a la presencia de Dios.
Bueno, tengo una sencilla pregunta para
ellos: ¿Se lava usted antes de darse un
baño? ¡Claro que no!
Dios quiere que acudamos a Él tal y
como somos, con todas nuestras
debilidades, idiosincrasias, creencias
erróneas, traumas y todas nuestras
ataduras, temores y adicciones. ¡Él es el
baño! Así que no intente limpiarse antes
de acudir a Él. Ante la presencia de su
amor, gozo y gracia, encontrará
restauración, sanidad y perdón. Él
arreglará su vida y le transformará
desde dentro hacia fuera. Ahora mismo,
Él está extendiendo su mano de gracia,
amor y ayuda hacia usted. No es algo
vergonzoso acudir a Jesús tal como
usted es. ¡Aquel que le conoce
perfectamente le ama perfectamente!
Para conocer la verdad,
vaya a la fuente
Pero pastor Prince, ¿no está Dios
decepcionado y enojado conmigo por
todos mis errores, fallos y pecados? Me
da mucha vergüenza acudir a Él. Siento
que debería arreglar todo el lío de mi
vida antes de poder regresar a la
iglesia, leer la Biblia y orar.
Entiendo cómo se siente. Y puedo
decirle que no está solo en esos
sentimientos. Muchos creyentes a los
que he aconsejado personalmente se
sienten exactamente igual. Pero la
manera más eficaz de tratar nuestros
problemas y creencias erróneas es
acudir a Dios y encontrar la verdad en
su Palabra. Para creer correctamente,
antes tenemos que descubrir cuáles son
las “creencias correctas”, basadas en el
sólido fundamento de la Palabra de
Dios. No podemos basar nuestras
creencias en sentimientos,
circunstancias, conjeturas humanas o lo
que podamos haber oído decir a alguien
acerca de Dios. ¡Tenemos que ir a la
fuente!
Para creer correctamente,
antes tenemos que descubrir
cuáles son las “creencias
correctas”, basadas en el
sólido fundamento de la
Palabra de Dios.
Si oyó el rumor de que alguien a
quien usted conoce estaba diciendo
cosas horribles y negativas de usted, no
lo crea de inmediato. Vaya primero a la
fuente. Pregunte a esa persona si eso es
lo que realmente ha dicho o si es lo que
quiso decir. Muchas personas permiten
que amistades y relaciones preciosas se
rompan porque creen los rumores. Se
amargan, enojan y decepcionan sin tan
siquiera verificar con la persona si él o
ella realmente dijeron esas cosas tan
feas.
Del mismo modo, en el mundo en que
vivimos hay todo tipo de creencias
erróneas que se han dicho acerca de
Dios: “Dios está enojado contigo”. “Él
está decepcionado contigo”. “Dios está
permitiendo que todas estas cosas
negativas te ocurran porque te está
castigando por tus errores del pasado”.
¡Por favor, NO se crea todos esos
chismes sin fundamento acerca de Dios!
Tales impresiones acerca de Dios han
dañado la relación con Él de muchas
personas, y viven con una perspectiva
distorsionada de quién es Dios en
realidad. En vez de recibir su amor,
gracia y perdón, se vuelven temerosos,
distantes y miedosos de Él. En vez de
permitir que Jesús entre en sus
situaciones, viven su vida huyendo,
evitándole y escondiéndose de Él.
Vamos, honremos a Dios y vayamos a la
fuente.
Así, ¿qué dice la Biblia, la propia
Palabra de Dios, acerca de Él?
Permítame darle una cita de uno de mis
salmos favoritos de David:
Misericordioso y clemente
es Jehová; lento para la ira,
y grande en misericordia…
No ha hecho con nosotros
conforme a nuestras
iniquidades, ni nos ha
pagado conforme a nuestros
pecados. Porque como la
altura de los cielos sobre la
tierra, engrandeció su
misericordia sobre los que
le temen. Cuanto está lejos
el oriente del occidente,
hizo alejar de nosotros
nuestras rebeliones.
—Salmos 103:8, 10-12
¿Acaso no es un salmo precioso? No
se sienta excluido por la frase “sobre
los que le temen”. Jesús definió la
palabra “temor” como “adoración”
(véase Deuteronomio 6:13 y Mateo
4:10). Por tanto, “los que le temen”
habla de aquellos que veneran y honran
a Dios en sus vidas. No es la práctica de
tener miedo de Dios. Todo el contexto
de este pasaje tiene que ver con quién y
qué es Dios realmente: misericordioso y
clemente. Y le animo con todo mi
corazón a memorizar el versículo 10 si
puede: “No ha hecho con nosotros
conforme a nuestras iniquidades, ni nos
ha pagado conforme a nuestros
pecados”.
Dios abunda en
misericordia hacia usted
Regresemos a nuestra pregunta anterior:
¿Está Dios decepcionado y enojado con
usted por sus fallos, errores y pecados?
¡No! Lea de nuevo los versículos
anteriores. El punto aquí es que, como
hijo de Dios, todos sus fallos, errores y
pecados ya han sido juzgados y
castigados ¡sobre el cuerpo de Jesús en
la cruz! Por eso Dios ya no está enojado
con usted por sus pecados y no le trata
conforme a sus iniquidades. No, gracias
a la cruz, Él trata con usted conforme a
su abundante misericordia y gracia.
Sólo por si no lo entendió del todo,
el salmo dice repetidamente que Dios es
misericordioso. Nos dice:
“Misericordioso y clemente es Jehová”,
y continúa, casi de inmediato, volviendo
a decir que es “grande en misericordia”.
Otras versiones dicen que es abundante
en misericordia. Me gusta la palabra
abundante. Habla de abundancia, exceso
y derroche. Su misericordia hacia usted
y hacia mí es abundante. ¡Él abunda en
misericordia hacia nosotros!
Amigo, Dios ha agotado su ira hacia
todos sus pecados en la cruz. La cruz es
un acto de su amor. Si alguna vez ha
cuestionado o ha dudado del amor de
Dios por usted, dirija su mirada hacia la
cruz. Si Dios quisiera tratar con
nosotros y castigarnos según nuestros
pecados, no habría enviado a su Hijo a
ser azotado, golpeado y crucificado,
¡pero lo hizo! Estas son las buenas
noticias del evangelio de gracia. Dios
envió a su Hijo unigénito y precioso
para redimirnos de la paga y el castigo
del pecado.
Ahora, ¿se imagina lo lejos que está
el este del oeste? No puede pensar sólo
en términos de las fronteras geográficas
de la tierra. Dios es el Creador del
universo. Así que permítame volver a
preguntarle: ¿sabe lo lejos que está el
este del oeste? ¿Lo entiende? La mente
humana no puede ni imaginar la
distancia entre el este y el oeste. Hay
fronteras en el cosmos y galaxias más
allá de la nuestra que nuestros
telescopios más avanzados no pueden
ver. Dios piensa en términos infinitos
que nuestras mentes finitas no pueden
comprender. Y este Dios del universo
infinito declara en el salmo: “cuanto está
lejos el oriente del occidente, hizo
alejar de nosotros nuestras rebeliones”.
Usted comienza a creer
correctamente cuando
empieza a creer en el amor de
Él por usted.
Razonemos juntos. ¿Cómo puede
Dios estar aún juzgándole y castigándole
por sus transgresiones si Él mismo las
ha quitado? Puedo oír las cadenas de sus
creencias erróneas acerca de Dios
cayéndose al suelo mientras lee esto.
Esto es lo que yo llamo el poder de
creer correctamente. Usted comienza a
creer correctamente cuando empieza a
creer en el amor de Él por usted. La
verdad es que no podemos ir más lejos
si no comenzamos primero a creer que
Dios está con usted y no contra usted. El
primer factor para creer correctamente
es establecerse en su gracia, anclarse en
su amor y estar seguro en su clemencia
hacia usted.
De autoconciencia a
conciencia del Salvador
Regresemos a la historia de la mujer de
Samaria, aquella a quien Jesús visitó
deliberadamente. Esta mujer tenía un
pasado del que estaba terriblemente
avergonzada, razón por la cual iba a
mediodía al pozo a sacar el agua. No
quería encontrarse con nadie. Lo que no
sabía era que Jesús estaba allí y quería
tener un encuentro con ella. Él no había
ido hasta allí para avergonzarla, juzgarla
o mofarse de ella. Lea el relato en Juan
capítulo 4 por usted mismo. Jesús la
atrajocon su amor, gracia y compasión.
Ella nunca se sintió expuesta o
incómoda en su presencia.
Cuando ella dijo que no tenía
marido, Jesús no le acusó ni humilló. En
cambio, sabiendo que ella tenía
autoconciencia y estaba insegura acerca
de su trasfondo, Él la felicitó dos veces
al decir: “Bien has dicho: No tengo
marido; porque cinco maridos has
tenido, y el que ahora tienes no es tu
marido; esto has dicho con verdad”
(Juan 4:17-18, énfasis del autor). ¡Jesús
emparedó lo que ya sabía acerca de ella
entre dos cumplidos! Jesús debió de
hablar con ella con tanta compasión y
amor en sus ojos, y sin juicio alguno ni
sarcasmo en su voz, que hizo que esta
mujer bajara sus defensas y se abriera
con Él.
Cuando se fue de allí, esta mujer
consciente de sí misma que antes temía
encontrarse con gente estaba tan llena
del amor y la aceptación de Jesús que se
convirtió en una evangelista de Jesús y
de la gracia de Él (para las mismas
personas a las que antes temía ver), y la
Biblia cuenta que “muchos de los
samaritanos de aquella ciudad creyeron
en él por la palabra de la mujer, que
daba testimonio diciendo: Me dijo todo
lo que he hecho” (Juan 4:39).
Del mismo modo, amigo, Jesús no
tiene intención de avergonzarle. Él está
ahí para encontrarse con usted justo
donde usted se encuentra. Él sabe todo
lo que usted ha hecho y le ama con amor
eterno. Permita que su amor le cambie y
transforme desde su interior, así como lo
hizo con la mujer en el pozo.
Quizá al igual que la mujer
samaritana, usted sepa lo que es buscar
amor en todos los lugares erróneos. Hoy
Jesús le ofrece verdadera intimidad que
satisface por completo cada acuciante
necesidad. Él le ofrece un hondo
sentimiento de descanso que sólo puede
encontrarse en su amor perfecto e
incondicional. Quizá haya tenido un
pasado que le ha encarcelado en la
vergüenza y la aversión a usted mismo.
Quizá haya permitido que cosas que ha
hecho le convenzan de que nunca
conseguirá que Dios le ame o acepte. Si
usted siempre ha conocido u oído acerca
de un Dios crítico, un Dios que se
acuerda de cada error que ha cometido
para echárselo en cara, entonces le
desafío a encontrar al verdadero
Salvador que ya le ha perdonado y que
le invita a descubrir, probar y
experimentar su amor infalible.
¡Todo puede cambiar para
bien cuando comience a creer
correctamente en su amor por
usted y aprenda a recurrir a
él!
No importa lo feo que sea el lío en
que esté sumida su vida. Si abre su
corazón a Jesús y permite que su amor le
sane, Él puede cambiar la trayectoria de
su vida y darle un nuevo comienzo y un
futuro prometedor. ¡Todo puede cambiar
para bien cuando comience a creer
correctamente en su amor por usted y
aprenda a recurrir a él!
Dios se agrada cuando usted
recurre a su amor
¿Sabe que Jesús tiene un gran gozo
cuando usted recurre a su amor? Mire
cómo terminó el encuentro de la mujer
samaritana con Jesús. Cuando los
discípulos dejaron a Jesús en el pozo
para ir a comprar comida, Él estaba
cansado del viaje. Cuando ellos
regresaron, se sorprendieron de
encontrarle renovado, y se preguntaban
si alguien le habría llevado algo de
comer. Jesús respondió diciendo: “Yo
tengo una comida que comer, que
vosotros no sabéis” (Juan 4:32).
¿A qué comida se refería Jesús aquí?
No había comido ni bebido nada. Lo
único que había hecho era ministrar a la
mujer de Samaria. En otras palabras,
Jesús encontró alimento, fortaleza y
gozo cuando ministró su amor a la mujer.
Mire, cuando usted extrae de los
hombres, se quedan vacíos y débiles.
Pero con Jesús ocurre lo contrario.
Cuando usted extrae de Él, ¡Él se queda
fortalecido, renovado y rejuvenecido!
Jesús quiere que sepamos que Él
encuentra un gran gozo y placer cuando
recurrimos a su amor por nosotros.
Cuando la mujer samaritana le
preguntó a Jesús por qué (un judío) le
pedía a ella (una mujer samaritana) de
beber, esto es lo que Él le dijo: “Si tan
sólo supieras el regalo que Dios tiene
para ti y con quién estás hablando, tú me
pedirías a mí, y yo te daría agua viva…
Cualquiera que beba de esta agua pronto
volverá a tener sed, pero todos los que
beban del agua que yo doy no tendrán
sed jamás. Esa agua se convierte en un
manantial que brota con frescura dentro
de ellos y les da vida eterna” (Juan
4:10, 13-14, NTV).
Jesús le dice a usted hoy lo mismo:
Si tan sólo supieras quién es el que
acude a ti en tus momentos más oscuros
y débiles. Si tan sólo supieras cuál es
este don de Dios que nunca te dejará ni
te abandonará, que ha ido delante de ti y
que acude a ti en medio de tus tormentas.
Si tan sólo supieras quién es Aquel que
se acerca a ti cuando has fallado y que
no te echa en cara tus errores del pasado
o tus fracasos actuales.
Amado, si tan sólo usted conociera
este don de Dios que ofrece el agua viva
de su amor incondicional e interminable
y bebe de este amor, nunca volverá a
tener sed. No necesitará buscar amor o
aceptación en donde no se debe ni
tendrá temor y dolor en su corazón
acerca del futuro y su vida descarrilada.
Puede despertarse con una nueva
expectativa de bien cada día. Jesús
estaba invitando a la mujer a pedirle esa
agua viva de su amor. ¿Hará eso usted
hoy? ¡Su vida nunca será la misma
cuando experimente personalmente su
amor!
¡Su vida nunca será la
misma cuando experimente
personalmente su amor!
CAPÍTULO 3
“¡CRISTO ME AMA! BIEN
LO SÉ”
Escuché una historia de un ministro de
Oregón a quien le asignaron dar
consejería en una institución mental
estatal. Su primera tarea fue en una
celda acolchada que tenía pacientes
dementes, semidesnudos. El hedor de
excremento humano llenaba la sala. Ni
siquiera pudo hablar con los pacientes, y
mucho menos darles consejería; las
únicas respuestas que obtuvo fueron
gruñidos, gemidos y risas demoniacas.
Entonces el Espíritu Santo le dirigió
a sentarse en medio de la sala y cantar
durante toda una hora el famoso himno
infantil que dice: “Cristo me ama, bien
lo sé; su Palabra me hace ver, que los
niños son de aquel, quien es nuestro
amigo fiel”. Nada ocurrió al final de ese
primer día, pero él persistió. Durante
semanas se sentaba y cantaba la misma
melodía, cada vez con mayor
convicción. “Sí, Cristo me ama. Sí,
Cristo me ama. Sí, Cristo me ama. La
Biblia dice así”.
Con el paso de los días, los
pacientes comenzaron a cantar con él
uno a uno. Sorprendentemente, al final
del primer mes, treinta y seis de los
pacientes gravemente enfermos fueron
trasladados desde el ala de alta
dependencia a otra ala donde cuidaban
de sí mismos. En un año, todos menos
dos fueron dados de alta de la
institución mental.1
Estas sencillas palabras, “Cristo me
ama, bien lo sé”, se escribieron por
primera vez como parte de un poema de
Anna Bartlett Warner, una escritora
estadounidense nacida en 1827 en Long
Island, Nueva York. En 1862, el
prolífico compositor de himnos William
Batchelder Bradbury puso las palabras a
la melodía que hoy tan bien conocemos
y añadió el coro: “Sí, Cristo me ama”.
La popularidad del himno se extendió
rápidamente por toda América y hasta
cada continente del mundo. Se ha
traducido a muchos idiomas, y se
convirtió rápidamente en uno de los
himnos más populares y queridos de
todos los tiempos.
La continua popularidad del himno
reside en su elegancia sucinta al
desvelar el corazón de Jesús. Nos atrae
a reconocer que no importa los retos,
fracasos y fechorías con las que uno
pudiera estar lidiando, el amor de Jesús
permanece constante.
No importa los retos,
fracasos y fechorías con las
que uno pudiera estar
lidiando, el amor de Jesús
permanece constante.
“Cristo me ama, bien lo sé”.
¿Cómo es posible?
“La Biblia dice así”.
Tan sencillo y a la vez tan poderoso.
Lo sintamos o no, el constante amor
de Jesús por nosotros descansa en la
verdad y sobre el cimiento de su Palabra
invariable. Proclama que su amor por
usted y por mí está basado total y
completamente en Él. En sus promesas,
su obra y su gracia.
El amor de Dios por usted es
incondicional
¿Cree que Dios le ama hoy? No importa
cuántos errores haya cometido en su
vida, estoy aquí paradecirle que sin
ninguna duda Dios le ama. Le ama con
un amor eterno. Ahora mismo,
independientemente de los retos que
pueda estar atravesando, quiero
animarle a verse caminando bajo un
cielo abierto, rodeado del favor
inmerecido de Él. Espere cosas buenas
en su futuro. Crea en su amor por usted.
Crea con todo su corazón que usted es la
niña de sus ojos y el deleite de su
corazón. Crea que tiene un gran favor
ante Él, ¡que ha sido grandemente
bendecido y profundamente amado!
El amor de Dios por usted es
incondicional. Es un amor muy puro,
impoluto y maravilloso. No tiene nada
que ver con su desempeño, y todo que
ver con quién es usted a ojos de Dios: su
amado. El énfasis del antiguo pacto de
la ley se trataba de su amor por Dios,
mientras que el énfasis del nuevo pacto
de la gracia está en el amor de Dios por
usted. La suma total de la ley bajo el
antiguo pacto es: “Y amarás a Jehová tu
Dios de todo tu corazón, y de toda tu
alma, y con todas tus fuerzas”
(Deuteronomio 6:5, véase también
Mateo 22:37, 40).
Seamos sinceros aquí. ¿Alguna vez
ha conocido a alguien que pueda amar a
Dios así? Claro que no. Incluso David, a
quien la Biblia describe como un
hombre conforme al corazón de Dios, no
amó a Dios con todo su corazón, toda su
alma, toda su mente y todas sus fuerzas.
Es humanamente imposible. La ley
estaba diseñada para mostrarnos que no
somos capaces de amar a Dios
perfectamente.
Sabiendo que el hombre no era capaz
de cumplir el mandamiento de Dios de
amarle con todo su corazón, toda su
alma, toda su mente y todas sus fuerzas,
¿sabe lo que hizo Dios? Demostró que
sólo Él podía amarnos con todo su
corazón, toda su alma, toda su mente y
todas sus fuerzas cuando envió a su
amado Hijo Jesucristo a redimirnos de
todos nuestros pecados con su propia
sangre. Por eso el nuevo pacto se trata
enteramente del amor de Dios por usted
y no de su amor por Él. Bajo la gracia,
Dios no quiere que usted centre sus
pensamientos en: “¿Realmente amo a
Dios?”. Ese no es el enfoque del nuevo
pacto. Bajo la gracia, Dios quiere que se
enfoque en el amor de Él por usted. Por
tanto, las preguntas que debería hacerse
son:
“¿Sé cuánto me ama Dios
hoy?”
“¿Realmente creo que Dios me
ama en este mismo
instante?”
Tiene que recordarse a sí mismo del
amor de Dios especialmente cuando
acaba de fallar. ¿Cree que Él le ama
cuando ha cometido un error? Aquí es
donde está la verdadera prueba.
Después de fallar, es cuando lo que
realmente cree acerca del amor de Dios
por usted es probado. ¿Realmente cree
que su amor por usted es
verdaderamente incondicional? ¿O el
amor incondicional de Dios se ha
convertido meramente en un tópico que
ya no es real para usted? Veo esto
continuamente. Oigo a personas decir:
“¡El amor de Dios es incondicional!”.
Pero en el momento en que fallan, de
repente el amor que antes decían que era
incondicional se convierte en un amor
que depende de su conducta.
Muchos creen que Dios les ama
cuando hacen las cosas bien, pero deja
de amarles en cuanto hacen algo mal.
¡Voy a hacer pedazos esa creencia
errónea con la verdad de la Palabra de
Dios!
Aunque nuestro amor por Dios puede
fluctuar, su amor por nosotros siempre
es constante. Su amor por nosotros está
basado en quién es Él y no en lo que
nosotros hacemos. Me encanta lo seguro
y enfático que es el apóstol Pablo
cuando dice: “Por lo cual estoy seguro
de que ni la muerte, ni la vida, ni
ángeles, ni principados, ni potestades, ni
lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni
lo profundo, ni ninguna otra cosa creada
nos podrá separar del amor de Dios, que
es en Cristo Jesús Señor nuestro”
(Romanos 8:38-39). En la Nueva
Versión Internacional, dice: “Pues estoy
convencido…”.
Aunque nuestro amor por
Dios puede fluctuar, su amor
por nosotros siempre es
constante. Su amor por
nosotros está basado en quién
es Él y no en lo que nosotros
hacemos.
¿Está usted seguro y convencido
como lo estaba el apóstol Pablo de que
como hijo de Dios, nada, ni siquiera sus
pecados, fallos y errores, pueden
separarle del amor de Dios? No se deje
llevar por lo que siente, piensa o incluso
le han enseñado. La Palabra de Dios
proclama en términos ciertos que nada
puede separarle de su amor. Nada,
significa ¡nada! Su amor por usted no
depende de su inmaculada conducta. Él
le ama incluso en sus errores. ¡Por eso
se llama gracia! Es el favor inmerecido,
gratuito, no ganado de Dios. Si usted
puede merecer la gracia de Dios,
entonces deja de ser gracia.
Poder para vencer cada
fracaso
La verdad es que si usted es capaz de
recibir el amor de Él de una manera
fresca siempre que cometa un error,
tendrá el poder de vencer ese error en su
vida. Imaginemos una situación en la que
acaba de perder los nervios con su
esposa por una situación familiar. En su
frustración y enojo, quizá dijo algunas
palabras hirientes que sabe que no
debería haber dicho, y como resultado
se produjo un acalorado intercambio de
palabras duras y desagradables. Se
produce una guerra fría en el hogar, y
sus hijos corren buscando refugio.
Ahora usted se siente terriblemente
culpable por lo que comenzó, y su
conciencia le condena:
¿Cómo puedes hablarle así
a tu esposa?
¿Qué tipo de creyente eres?
¡Qué ejemplo tan terrible
estás dándoles a tus hijos!
Cuanto más habita usted en la culpa,
peor se vuelve y más enojado se siente
con su esposa: por su culpa ahora se
siente tan terrible y culpable. Por causa
de ella, usted cree que ahora ha sido
apartado del amor de Dios. Cree, de
forma totalmente errónea, que Él está
enojado con usted porque usted se enojó
con su esposa. ¿Por qué? Porque quizá
sabe acerca del amor incondicional de
Dios en su mente, pero realmente no
cree en su corazón que su amor por
usted es totalmente incondicional.
Querido amigo, si tan sólo pudiera
ver la verdad de que aún en su enojo,
Dios sigue amándole de manera
perfecta. Si pudiera ver que la sangre de
su Hijo ya ha lavado el pecado de su
vida. Si pudiera entender el hecho de
que incluso con toda su fealdad, Él le
sigue viendo como alguien justo y le
llama su amado. Lo cierto es que si en
verdad supiera la forma tan maravillosa
en que ha sido perdonado, y la forma tan
incondicional en que es usted amado, le
resultaría muy difícil seguir enojado con
su esposa y no ponerle fin a la guerra
fría. De hecho, ocurrirá lo contrario.
Cuando se alimente del hermoso
amor del Señor y su abundante perdón
incluso cuando sienta que menos lo
merece, terminará haciendo lo que sea
necesario para reconciliarse con su
esposa. No sólo eso, sino que cualquier
cosa que le decepcione se convierte
también en algo infinitamente menor
cuando permite que su corazón reciba el
abrazo de la grandeza del amor de Dios.
No es de extrañar que la Palabra diga:
“Maridos, amad a vuestras mujeres, así
como Cristo amó a la iglesia, y se
entregó a sí mismo por ella” (Efesios
5:25, énfasis del autor). Usted no puede
amar a su esposa a menos que primero
haya experimentado el amor
incondicional de Cristo en su propia
vida.
Del mismo modo, la Biblia exhorta a
las esposas a que “estén sujetas a sus
propios maridos, como al Señor”
(Efesios 5:22, énfasis del autor). ¿No le
encanta lo práctica que es la Biblia?
Podemos enojarnos fácilmente con las
cosas más pequeñas que surgen en las
pequeñas cosas de la actividad diaria
doméstica. Y cuando creemos y nos
sometemos al amor de Dios, es cuando
permitimos que su amor disuelva
nuestras vanas frustraciones por las
batallas que en verdad no merece la
pena luchar, y encontramos la fuerza
para amar, someternos y vivir en paz con
nuestro cónyuge.
¿Se da cuenta? Nuestros
contratiempos son como una gota de
agua en el vasto océano azul o un grano
de arena en un inmenso desierto cuando
los comparamos con el amor de Dios.
Su amor consume todo su enojo,
frustraciones, decepciones y dolor. Su
perdón envuelve todos sus pecados,
fracasos y errores. Su gracia le da la
victoria y el poder para vencer todo
pecado, atadura y adicción. Por eso
creer correctamente en el amor
incondicional de Dios por usted es tan
vital para su relacióncon Él.
Su amor consume todo su
enojo, frustraciones,
decepciones y dolor. Su
perdón envuelve todos sus
pecados, fracasos y errores.
Completa e
irrevocablemente perdonado
Amado, usted está completa e
irrevocablemente perdonado. Debido a
su amor por usted, Jesús ya llevó el
castigo de sus pecados. Por eso puede
recibir de nuevo el amor de Dios aún
cuando falla y cada vez que falle. Él le
ha perdonado. ¡Es la hora de que usted
también se perdone! No crea ni por un
instante que Él quiere que usted siga
sintiendo culpabilidad cuando falla. La
verdad es que cuanto más culpabilidad
sienta, más estará predispuesto a
cometer ese pecado. Desgraciadamente,
hay algunas personas religiosas que
creen que cuando la gente falla o cae en
pecado, uno tiene que hacerles sentir
muy mal con ellos mismos y cubrirles de
culpa y condenación hasta que se
arrepientan de su error.
Pero esta enseñanza es errónea. De
hecho, cuanto más se queden las
personas en la culpa y la condenación,
más continuarán en su pecado. No tiene
que enseñar a las personas a sentirse
condenadas y culpables. Su conciencia
les condena siempre que fallan. Pero hay
buenas noticias: Dios ha provisto una
respuesta para la conciencia que
persistentemente reclama el pago de
todas nuestras transgresiones. Él envió a
su Hijo para rescatarnos con su propio
cuerpo y sangre.
Puede recibir de nuevo el
amor de Dios aún cuando
falla y cada vez que falle.
Hoy, cuando su conciencia le
condene y pida justicia cuando fracase,
véase limpio, lavado y justificado por la
sangre de Jesús. Active su fe para verse
justo a ojos de Dios por la preciosa
sangre de Jesucristo. La conciencia, que
reclama un castigo cada vez que usted
falla, ha sido acallada por la sangre del
Cordero de Dios, quien fue castigado y
juzgado en lugar de usted. Cada vez que
su conciencia le condene, saque y
enséñele el recibo de su pago: ¡la cruz
de Jesús! Siga viendo sus pecados
lavados por su preciosa sangre. La culpa
y la condenación se detienen donde ha
sido derramada la sangre de Jesús.
Por eso cuando falle, no se revuelque
en culpabilidad y condenación. Eso sólo
le llevará por una resbaladiza espiral
descendente hacia la derrota, la
depresión y la destrucción. Jesús no
murió en la cruz para que el culpable
fuera más culpable. No murió en la cruz
para darle más enfermedades al
enfermo. No murió en la cruz para que el
mundo condenado fuera más condenado.
¡Absolutamente no! Jesús no se sacrificó
en la cruz para justificar a los perfectos
y piadosos.
Dios justifica a los impíos
La Palabra de Dios nos exhorta
claramente a dejar a un lado nuestros
propios esfuerzos por ser justificados y
creer en Aquel “que justifica al impío”
(Romanos 4:5). Asegúrese de entender
bien esto. ¿A quién justifica Dios?
¿Murió Dios para justificar al justo o
al impío? Querido amigo, Él vino para
justificar al impío: a todos aquellos que
han fallado, los que se han quedado
cortos, los que han cometido errores y
han pecado. ¿Ha fallado usted? ¿Ha
cometido errores? ¿Se ha quedado
corto? Estupendo, porque eso significa
que usted ¡es apto para que Él le
justifique! ¿No le aporta esta verdad
esperanza y fe a su corazón?
La culpa y la condenación
se detienen donde ha sido
derramada la sangre de
Jesús.
Anímese por saber esto hoy: sus
fallos le hacen apto para recibir el amor,
el perdón y la justificación de Jesús.
Jesús no vino para salvar a los perfectos
(a sus propios ojos); Él vino para salvar
y redimir a los que son imperfectos e
impíos. Y cuando crea simplemente que
Jesús justifica al impío, su fe “le es
contada por justicia” (Romanos 4:5).
Esto significa que en el momento en que
cree correctamente, Jesús le hace justo
con su sangre. Qué fundamento tan
seguro es este comparado con tener una
justicia que depende de que usted actúe
correctamente. ¡Qué salvador tenemos
en Cristo!
Amado, recuerde esto la próxima vez
que falle: Jesús no murió para que el
culpable fuera aún más culpable. Murió
para liberar al culpable del tormento de
la culpa, para sanar a los enfermos y
para hacer justos para siempre a los que
han sido condenados. Este es el
evangelio. Y no nos disculpemos ni nos
avergoncemos del evangelio, ¡porque es
poder de Dios para salvación a todo
aquel que cree (véase Romanos 1:16)!
Jesús murió para liberar
al culpable del tormento de la
culpa, para sanar a los
enfermos y para hacer justos
para siempre a los que han
sido condenados. Este es el
evangelio.
Jesús ama al pecador
¿Cree en un Dios que justifica al impío?
¿Ha estado escuchando el verdadero
evangelio de su asombrosa gracia? ¿O
ha estado alimentando su mente con
conjeturas humanas basadas en
traiciones e ideas de hombres acerca de
Dios que no proceden de su Palabra?
Lea los Evangelios. Los corruptos
recaudadores de impuestos, las
prostitutas, los malhablados pescadores,
los cojos, los ciegos y los enfermos que
encontraron el amor de Jesús fueron
todos ellos perdonados, transformados,
liberados y sanados. Él nunca hizo sentir
a ninguno de ellos más culpable, más
avergonzado y más condenado de como
sabía que ya se sentían.
Tenemos el relato de una mujer en la
Biblia a quien se describe como una
“pecadora” (Lucas 7:37). Muchos creen
que era una prostituta. Cuando acudió a
Jesús, que estaba comiendo en casa de
Simón el fariseo, Jesús permitió que ella
se acercase a Él y le adorase con una
vasija de alabastro llena de perfume. El
amoroso Salvador sabía quién era, pero
no la expulsó de su presencia, la humilló
o condenó por sus pecados. Tampoco le
dijo fríamente que arreglara su vida
antes de atreverse a volver a presentarse
ante su santa presencia.
El Jesús de la Biblia tuvo compasión
de ella y supo lo culpable y
profundamente condenada que ya se
sentía. Al acercarse a Jesús, se
derrumbó en su presencia y comenzó a
llorar. Con amor, lavó los pies de Jesús
con sus lágrimas y los enjugó con su
cabello. Reverentemente besó sus pies y
los ungió con el precioso perfume que
había llevado. Se dice que ese perfume
le habría costado el salario de todo un
año, pero sin dudarlo un instante, lo
vertió sobre los pies de Jesús y le
adoró.
Al ver eso, el fariseo se llenó de
indignación. Se dijo para sí: “Si este
fuera el verdadero Jesús, sabría que esta
mujer es una gran pecadora. ¿Cómo
puede permitirle acercarse a Él, y
mucho menos tocarle?” (véase Lucas
7:39). Se disgustó por lo que estaba
viendo en su propia sala. (Tristemente,
los cristianos legalistas de hoy día se
parecen mucho a este fariseo).
Aunque Jesús dio la bienvenida a
esta pecadora y le permitió adorarle y
tocar sus pies, los fariseos religiosos no
tuvieron ni una pizca de compasión por
esta mujer que lloraba incesantemente,
abrumada por el amor y el perdón de
Jesús hacia ella. Su vergüenza y sus
lágrimas no significaron nada para él.
En cuanto a él, esa mujer merecía ser
condenada; y si él hubiera podido
hacerlo, ni tan siquiera le habría
permitido entrar en su casa.
Se puede ver en este relato bíblico
que Jesús es la antítesis de cualquier
persona o cosa religiosa. Su corazón
rebosa de amor y compasión por los que
han fallado. Esto no era un secreto. Todo
aquel que se encontró a Jesús y le
escuchó, supo de este amor. Esta palabra
se extendió por toda Jerusalén y Galilea,
razón por la cual los pecadores iban a
buscarle en lugar de evitarle y alejarse
de Él.
Los creyentes que han sido
comprados con la sangre de
Jesucristo deberían ser
valientes, confiados y osados
para hablar con Dios acerca
de sus fallos.
¿No es triste que hoy haya creyentes
que han fallado y se están alejando y
escondiendo de Dios cuando los
pecadores de los tiempos de Jesús
tenían la confianza de buscarle para
recibir perdón, restauración, sanidad y
liberación? ¿No cree que algo anda mal
aquí? Los creyentes que han sido
comprados con la sangre de Jesucristo
deberían ser, de entre todas las
personas, valientes, confiados y osados
para hablar con Dios acerca de sus
fallos, y acordarse de que siguen siendo
justos en Cristo aún cuando han fallado.
Se le ha perdonado mucho
Sigamoscon la historia (véase Lucas
7:40-46). Jesús, al percibir los
pensamientos de Simón el fariseo, le
hizo una pregunta: “Imagina que había un
acreedor que tenía dos deudores. Uno le
debía un millón de dólares, y el otro le
debía cien dólares. El acreedor perdonó
a ambos. Ahora, ¿cuál de los dos crees
que amará más al acreedor?”.
Incrédulo ante la simplicidad de la
pregunta, Simón respondió: “¡Supongo
que al que más se le ha perdonado!”.
Entonces Jesús dijo: “Tienes toda la
razón. Yo entré en tu hogar, y no me diste
agua para mis pies. Esta mujer ha lavado
mis pies con sus lágrimas y los ha
secado con su cabello. No me diste un
beso, y esta mujer no ha cesado de besar
mis pies. No ungiste mi cabeza con
aceite, y esta mujer ha ungido mis pies
con un perfume precioso y costoso”.
Ahora preste atención a lo que dijo
Jesús después: “Por lo cual te digo que
sus muchos pecados le son perdonados,
porque amó mucho; mas aquel a quien se
le perdona poco, poco ama” (Lucas
7:47). Lo que Jesús estaba diciendo es
que los que conocen y creen lo mucho
que Dios les ama y cuánto les ha
perdonado, terminarán amando mucho a
Dios. Dicho de manera simple, a los que
les han perdonado mucho, aman mucho.
A los que les han perdonado poco, aman
poco. Por eso el énfasis del nuevo pacto
no se trata de su amor por Dios, sino del
amor de Dios por usted. Si sabe lo
mucho que Dios le ama y que ha
perdonado todos sus pecados, terminará
amando a Dios: al que se le ha
perdonado mucho, ¡ama mucho!
Si sabe lo mucho que Dios
le ama y que ha perdonado
todos sus pecados, terminará
amando a Dios: al que se le
ha perdonado mucho, ¡ama
mucho!
¿Ve lo que estoy diciendo? Su amor
por Dios en el nuevo pacto nace de una
relación auténtica y genuina con Él. No
es una servil muestra que nace del temor
al castigo o la obligación religiosa. Bajo
la gracia, podemos amar a Dios porque
Él nos amó primero. Por eso las
personas bajo la gracia se convierten en
las personas más santas que jamás
conocerá. No son santos por temor al
castigo o por su compromiso a dos frías
tablas de piedra. ¡Su santidad fluye de
su relación de amor con Jesús! Han
experimentado su amor incondicional
por ellos de una forma íntima y
personal. El amor les transforma. Sólo
quieren vivir vidas que glorifiquen y
honren el nombre de Jesús. Lo que la ley
no pudo hacer para transformar al
pueblo de Dios desde dentro hacia
fuera, Dios lo hizo enviando a su propio
Hijo, Jesucristo.
Amigo, a todos nos han perdonado
mucho. El problema es que muchos no
saben y no creen esto. Deje de
esforzarse por ser justo. Deje de intentar
vencer sus propios fallos, errores,
adicciones y ataduras. Sea como la
mujer con el frasco de alabastro con un
perfume precioso. Cuando falle, no se
aleje y se esconda. Acuda a la amorosa
presencia de Él. Jesús ya conoce la
culpa y la condenación que le están
atormentando. Vaya con valentía y
confianza como lo hizo esta mujer.
Siéntase libre de llorar en su dulce
presencia y simplemente adórele.
Derrame todo lo que haya en su corazón
ante Él. No se preocupe, pues Él no
depositará más culpa, vergüenza, juicio
y condenación sobre usted. Él le
mostrará sus manos traspasadas y le
recordará la cruz. Le dirá: “Tus pecados
ya han sido perdonados. Yo ya he
pagado el precio por tus pecados en el
Calvario. Descansa en mi perdón y mi
amor por ti”.
Recibí una carta de un hombre, al
que llamaré Patrick, que había batallado
con adicciones sexuales durante más de
diez años. Sabía que estaba mal, pero no
podía liberarse de esas adicciones a
pesar de haberlo intentado muchas
veces. Su conciencia no dejaba de
enviarle recordatorios de sus pecados
cada vez que intentaba leer la Palabra.
Eso alimentó su creencia de que no era
lo suficientemente bueno para Dios y
que Dios no quería nada con él debido a
sus adicciones.
Este hombre había vivido en este
ámbito de autotortura día tras día.
Entonces un día leyó uno de mis libros,
Destinados para reinar. A través del
libro, llegó a descubrir y creer en la
obra consumada de Jesús en la cruz. Él
dijo: “Decidí descansar en la obra
consumada de Jesús, su perdón, su
victoria, su gracia y su amor, y la
pornografía y la masturbación ahora
no tienen ni poder ni dominio sobre mí.
Verdaderamente es asombroso,
especialmente porque había intentado
durante más de diez años conseguir la
victoria, y lo único que tuve que hacer
fue conocer la verdad y descansar en la
obra consumada de Jesús. ¡A Dios sea
toda la gloria!”.
Yo no sé con qué culpa pueda estar
usted luchando hoy, pero Dios sí lo
sabe. No tiene que seguir viviendo bajo
los dictados de su conciencia, la cual le
condena cada vez que no da en el
blanco. Vea la sangre de Jesús
limpiando su corazón, y sea libre de la
prisión de culpabilidad para
experimentar la victoria como este
precioso hermano.
Abandónese al amor de Él
Mi querido lector, el amor de Dios no es
un concepto teológico. El amor es una
emoción. Dios nos creó a su imagen con
emociones, y una de las mejores
maneras de experimentar su amor es
simplemente abandonándose a Él y
adorándole. La Biblia nos dice que “los
que tributan este culto, limpios una vez,
no tendrían ya más conciencia de
pecado” (Hebreos 10:2). Cuando usted
ya no tiene un sentimiento de
condenación, cuando cree que la sangre
de Él ha limpiado sus pecados, se
convierte en un adorador cautivado con
su amor.
Le animo a llenar su corazón con
salmos, himnos y cantos espirituales que
estén llenos del amor y la gracia de
Dios. Cuando su corazón esté lleno de
Jesús, las creencias erróneas
comenzarán a ser reemplazadas por
creencias correctas. Las adicciones
destructivas serán reemplazadas por
nuevos hábitos positivos. El temor, la
vergüenza y la culpa comenzarán a
disolverse en el calor del perfecto amor
de Él por usted. Su amor no es un
ejercicio intelectual. Se tiene que
experimentar.
El salmista clama: “Gustad, y ved
que es bueno Jehová; dichoso el hombre
que confía en él” (Salmos 34:8). ¿Confía
usted en el amor de Dios por usted?
Dios quiere que usted no sólo tenga un
conocimiento mental de su amor, sino
que también crea y guste su amor por
usted. No puede quedarse sólo en su
mente o en el ámbito cerebral de la
lógica; lo tiene que experimentar en su
corazón.
No importa cuántos
errores haya cometido, ¡Él no
se ha cansado de usted!
Hoy, crea con todo su corazón que
Dios le ama. Él está de su lado. No
importa cuántos errores haya cometido,
¡Él no se ha cansado de usted! El primer
factor clave para creer correctamente es
creer en su amor incondicional por
usted. Eche todos sus errores a los pies
de Él. Siéntase libre para llorar en su
amorosa presencia. Comience a ver sus
temores, culpa, disfunciones y trastornos
desvanecerse a medida que se abandona
a su amor, y adórele con estas simples
palabras:
Cristo me ama, bien lo sé,
su Palabra me hace ver,
que los niños son de aquel,
quien es nuestro amigo fiel.
Sí, Cristo me ama.
Sí, Cristo me ama.
Sí, Cristo me ama.
La Biblia dice así.
PARTE DOS
APRENDA
A VER LO
QUE DIOS
VE
CAPÍTULO 4
PONGA LAS PELÍCULAS
MENTALES CORRECTAS
Aún recuerdo lo que ocurrió cuando
visité a una señora de mi congregación
en el hospital. Heather había sufrido una
embolia que le había dejado la parte
izquierda de su cuerpo completamente
paralizada. Mientras oraba por ella,
levantó su mano derecha en un gesto de
oración. De manera sorprendente, su
mano izquierda imitó esa acción, aunque
más lentamente, pero fue algo que no
había podido hacer debido a su embolia.
Por la gracia de Dios, estaba
comenzando a experimentar sanidad en
su cuerpo, volviendo a tener sensaciones
de nuevo en su brazo izquierdo.
Unos instantes después, no obstante,
mientras yacía en la sala de cuidados
intensivos, intubada y conectada a un
equipamiento médico incesantemente
sonoro, su brazo izquierdo comenzó a
temblar con fuerza.
“No se preocupe por orar porque
algo suceda”, le aseguré a Heather.
Sonriéndole, le hice un gesto a uno de
mis pastores que estaba allí conmigo, y
le dije a ella: “Deje que nosotros
oremos por usted”.

Continuar navegando