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Begin Reading Table of Contents Newsletters Copyright Page In accordance with the U.S. Copyright Act of 1976, the scanning, uploading, and electronic sharing of any part of this book without the permission of the publisher is unlawful piracy and theft of the author’s intellectual property. If you would like to use material from the book (other than for review purposes), prior written permission must be obtained by contacting the publisher at permissions@hbgusa.com. Thank you for your support of the author’s rights. Este libro está dedicado con amor a mi hija y amiga Jessica Shayna Prince. Muchas mujeres hicieron el bien; Mas tú sobrepasas a todas. —Proverbios 31:29 INTRODUCCIÓN Durante las dos últimas décadas, he tenido el privilegio de ministrar a personas preciosas provenientes de todos los ámbitos de la vida. He tenido el honor de conocer a personas en mi congregación y en conferencias por todo el mundo y escuchar sus historias. Puedo verlos con los ojos de la mente incluso mientras escribo. Algunos de ellos rebosaban con la exuberancia que produjo el ser liberados de condenación. Otros se aguantaban lágrimas de agradecimiento al acordarse de adicciones que en otro tiempo les apresaban con vergüenza y la imposibilidad de hacer nada positivo con sus vidas. En cuanto a quienes no llegué a conocer en persona, sus cartas y correos electrónicos me contaban sus historias. Historias de liberación de una vida de ansiedad y depresión. Historias de ser rescatados de la prisión del temor. Historias de abandonar hábitos destructivos. Estoy profundamente emocionado y humillado por el hecho de que Dios haya usado mis mensajes, libros y programas de televisión para ayudar de alguna manera a estas personas increíbles a navegar hacia la libertad. Pero no todas las historias que he llegado a conocer han tenido un final feliz. Al menos todavía no. Como pastor, también me he encontrado con muchas personas que siguen luchando hoy. Algunos están atados por serias inseguridades, atrapados por trastornos alimenticios, o atenazados por constantes temores y recurrentes ataques de pánico. Otros han quedado cautivos durante años de la depresión crónica, luchando con pensamientos suicidas que les despojan de su capacidad para funcionar en sus vidas cotidianas. También están los que han caído en un ciclo destructivo de adicción, algunos al alcohol y otros a la nicotina, las drogas o la pornografía. Y tristemente, algunas de esas personas siguen aún intentando desesperadamente salir de debajo de la carga de más de una de las cosas que he mencionado. Todos anhelan la libertad y lo han intentado todo, incluso tratamientos psicológicos y psiquiátricos. Han intentado ejercer su propia fuerza de voluntad lo mejor que han podido, sólo para darse cuenta de que están más enredados en sus adicciones e inseguridad que antes. Muchos están secos económicamente por consultar a psiquiatra tras psiquiatra, doctor tras doctor, consejero tras consejero, gastando miles de dólares cada mes por sus consultas. Han tomado todo tipo de antidepresivos y medicamentos antipsicóticos, además de intentar arreglos rápidos de todo tipo. Y no están mejor. Escuchar historias de este tipo siempre me parte el corazón, y recuerdo preguntarme a mí mismo: ¿Cuál es la diferencia entre los que han experimentado su libertad y los que siguen atrapados y atados por emociones y adiciones tóxicas? Creo que la respuesta es sencilla pero poderosa: sus creencias. Creer correctamente siempre produce vivir correctamente. Cuando usted cree correctamente, vive correctamente. Verá que las personas luchan por controlar sus conductas y acciones porque no tienen control sobre sus emociones y sentimientos. No tienen control sobre sus emociones y sentimientos porque no tienen control sobre sus pensamientos. Y no tienen control sobre sus pensamientos porque no están controlando lo que creen. Dicho de forma simple, si usted cree mal, luchará con malos pensamientos. Esos malos pensamientos producirán emociones dañinas que conducirán a sentimientos tóxicos de culpa, vergüenza, condenación y temor. Y esos malos sentimientos finalmente producirán malas conductas, acciones y dolorosas adicciones. Lo que usted cree es vital. Y creer erróneamente es el gatillo que le lanza a un camino hacia la derrota. Es lo que le mantiene atrapado y le hace profundizar cada vez más en una cautividad paralizante. La buena noticia es que hay salida de este círculo vicioso de derrota. El poder de creer correctamente le enseñará las verdades poderosas de la Palabra de Dios para creer en su amor por usted. Le mostrará que Dios está con usted y no contra usted. Abrirá sus ojos para ver que Él está de su lado, preparándole para el éxito y propulsándole hacia su victoria con su amor y tierna misericordia. En este libro, aprenderá lo que realmente ve Dios cuando le mira como su hijo amado, lo que significa ser completamente perdonado, y cómo tener una confiada expectativa de bien para su futuro y destino en Cristo. Leerá muchos testimonios asombrosos de personas de todo Estados Unidos y del mundo entero. Sus vidas fueron tocadas y transformadas cuando tuvieron un encuentro con la persona de Jesús y permitieron que su mente fuera renovada con las creencias correctas acerca de su verdadera identidad en Cristo. Para acelerar su experiencia de aprendizaje, he condensado la esencia del poder de creer correctamente en siete factores simples pero prácticos que usted puede empezar a aplicar cada día en su vida. Estos factores son principios bíblicos fáciles y muy eficaces que calibrarán su mente para desarrollar hábitos positivos para creer correctamente. Los siete factores clave son: Crea en el amor de Dios por usted Aprenda a ver lo que Dios ve Reciba el perdón completo de Dios Gane la batalla por su mente Sea libre de ocuparse en el yo Tenga una confiada expectativa de bien Encuentre descanso en el amor del Padre Querido amigo, si usted está batallando con algunos de los asuntos que he mencionado antes, creo con todo mi corazón que a medida que aparte algo de tiempo para leer este libro, encontrará inspiración, esperanza y ánimo para ser libre de la tenaza incapacitante de todo lo que le ha detenido. Estoy convencido de que encontrará la libertad y el poder que necesita para vivir su vida al máximo. Dios tenía planeado que usted viviera con un gozo desbordante, paz que sobrepasa todo entendimiento y una confianza inquebrantable en lo que Él ha hecho por usted. Es la hora de salir de la vida de derrota y entrar en una vida llena de victoria, seguridad y éxito. Olvídese de tratar meramente los síntomas: la culpa, los temores y las adicciones. ¡Vamos a por la raíz! Si puede cambiar lo que cree, ¡podrá cambiar su vida! Este es el poder de creer correctamente. PARTE UNO CREA EN EL AMOR DE DIOS POR USTED CAPÍTULO 1 LO QUE USTED CREE ES PODEROSO Lo que usted cree es poderoso. Si puede cambiar lo que cree, ¡puede cambiar su vida! He conocido a muchas personas preciosas que siguen luchando por controlar sus conductas y acciones. No importa lo mucho que lo intenten y cuánto esfuerzo, tiempo y recursos pongan en el empeño, como un boxeador maltratado terminan regresando a su esquina, con sus cuerpos derrotados, la moral por los suelos y la confianza destruida, atrapados de nuevo en la culpa, el temor y las adicciones que simplemente se niegan a irse. Después suena la campana para el siguiente asalto. La lucha continúa, y sueltan todo lo que tienen contra su adversario. Izquierda, derecha. Izquierda, derecha. Parece que están progresando; pero entonces su contrincante comienza a soltar golpes a la cabeza, y cada golpe está cargado de un juicio venenoso de condenación: ¿Quién te crees que eres? ¿Se te han olvidado todos los errores que has cometido? Las cosas nunca mejorarán. Deberías aceptar tu suerte. No va a funcionar, ¡volverás a fracasar! Nadie te ama. Estás completamente solo. He visto cómo el enemigo ha usado esas tácticas engañosasmontones de veces. También he visto a demasiadas personas intentando salir de debajo de la sombra de su pasado o ser libres de sus adicciones, sólo para terminar sucumbiendo a esas mentiras acerca de ellos mismos, de su identidad y su destino. Ese es el poder de creer equivocadamente. Creer equivocadamente encierra a las personas en una prisión. Aunque no hay grilletes físicos, creer equivocadamente hace que los prisioneros se comporten como si estuvieran encarcelados en una prisión de máxima seguridad. Marchan inexorablemente a sus frías y húmedas celdas de adicciones. Se dan el lujo de que les lleven a mazmorras de conductas destructivas. Se han convencido a sí mismos de que nunca soñarán con un lugar mejor, creyendo que no tienen otra opción que vivir en desesperación, frustración y derrota. Creer correctamente, por el contrario, es una luz que ilumina el camino hacia la libertad de esta prisión. Creer equivocadamente encierra a las personas en una prisión. Creer correctamente es una luz que ilumina el camino hacia la libertad de esta prisión. Dios quiere iluminar su camino Ahora bien, antes de que catalogue este libro como otro libro que afirma que todo se arreglará por sí mismo si se piensa en positivo, espere un momento. Esto no se trata de psicología humana. Se trata de creer correctamente sobre la base de una relación muy personal e íntima con un Salvador amoroso y fundamentado en su Palabra que da vida e iluminación. El salmista lo dice de este modo: “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino” (Salmos 119:105). La versión The Message dice: “Por tus palabras puedo ver por donde voy, vierten un rayo de luz en mi camino oscuro” (traducción del inglés). Amigo, Dios quiere verter un rayo de luz en su camino hoy. Sea cual sea su lucha en la actualidad, a pesar de lo descomunales que parezcan sus desafíos, cuando comience a creer correctamente, ¡las cosas van a comenzar a cambiar para bien! Las victorias por las que ha peleado durante años pueden producirse en un instante sobrenatural. Lo sé porque he aconsejado y he orado por muchas personas que me han contado cómo sus años de adicción al tabaco, al alcohol o a la pornografía se desvanecieron cuando permitieron que Jesús entrase en sus situaciones. Se despertaron una mañana, y el deseo de esas cosas ¡había desaparecido! Si somos sinceros, todos tenemos alguna medida de creencias equivocadas en nuestra vida. Si no lo cree, lo único que tiene que hacer es preguntarse: “¿Me he sentido a menudo ansioso, preocupado o temeroso de que me pueda ocurrir lo peor a mí o a alguno de mis seres queridos?”. Querido amigo, esas emociones negativas y agotadoras son meramente banderas rojas que indican lo que verdaderamente creemos acerca de nosotros mismos, de nuestras vidas y de Dios. Cuando estamos temerosos y preocupados todo el tiempo, vivimos como si no creyéramos que tenemos un Pastor fuerte y capaz que es bueno con nosotros, que sólo nos guía a lugares buenos, que nos protege y cuida tiernamente. Por tanto, si preocuparse o tener miedo le paree ser su estado natural, lo que tiene que hacer es seguir oyendo y aprendiendo lo mucho que Dios le ama y lo precioso que usted es para Él. Cuanto más firmemente crea esto, cuanto más interiorice esta verdad, más cambiará sus pensamientos y sentimientos y menos caerá presa de emociones y conductas dañinas. En varios grados, todos tenemos creencias erróneas en nuestro corazón que tienen que ser expuestas a la verdad de la Palabra de Dios. Por eso necesitamos al Salvador. Nuestras creencias erróneas sólo pueden ser derribadas cuando son expuestas ante la gracia de Él y la verdad de su Palabra. Conocer la verdad que le hace libre La premisa de este libro está basada en el versículo tan frecuentemente citado que dice: “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:32). Este es un versículo que se ha usado extensamente, incluso en literatura secular. Pero ¿qué significa realmente? ¿Cuál es la verdad que nos hace libres? Es sencial reconocer que Jesús les dijo esto a los judíos de su tiempo. Ellos eran personas que desde pequeños crecieron estudiando y aprendiendo la ley. Sin embargo, esas personas, de modo muy parecido a nosotros hoy, seguían luchando con temores, ansiedades, enfermedades y todo tipo de opresión, ataduras y adicciones. Entonces, ¿cuál es esta verdad de la que Jesús estaba hablando, esta verdad que si sus oyentes conocían, les haría libres de todas esas cosas destructivas? Bueno, claramente no puede ser la ley porque esas personas ya conocían muy bien la ley. Ya estaban cumpliendo la ley lo mejor que podían y, sin embargo, no podían encontrar libertad en la ley. La libertad, querido amigo, sólo se puede encontrar en la gracia de Él. Cuando crea de manera correcta en su gracia y su amor por usted, los grilletes del temor, la culpa y las adicciones se soltarán. Gracia: el antídoto para la mente envenenada La gracia es la verdad que Jesús vino a darnos. Su Palabra proclama que “la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo” (Juan 1:17). En el griego original, “gracia y verdad” se consideran una misma cosa porque el verbo siguiente “vinieron”, se usa en singular. Gracia y verdad son la misma cosa. Gracia es la verdad que tiene el poder para liberarle del temor, la culpa y todas las adicciones”. “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:32). Es la verdad de la gracia y no de la ley lo que le da la verdadera libertad. La verdad de la ley sólo le ata. De hecho, la atadura religiosa es una de las ataduras más incapacitantes con las que una persona se puede cargar. La atadura religiosa mantiene al individuo en constante temor, culpabilidad y ansiedad. La buena noticia es que la gracia vino para liberarle de la maldición de la ley. La gracia no es una doctrina o un tema teológico. Cuando Jesús habla acerca de la gracia, está hablando de sí mismo. La gracia es una persona. La gracia es Jesús mismo. “Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo” (Juan 1:17). La verdad que tiene el poder para abrir la puerta de su prisión de par en par es su gracia. ¡Su gracia es el antídoto que contrarresta cualquier veneno en su mente! Cuando usted gusta el amor de Jesús y saborea su bondad y tierna misericordia, toda creencia errónea comienza a disolverse en la gloria de su amor. Cuando usted gusta el amor de Jesús y saborea su bondad y tierna misericordia, toda creencia errónea comienza a disolverse. He visto ocurrir eso una y otra vez, dondequiera que voy proclamando sin disculparme el evangelio sin adulterar de la gracia y el incesante amor de nuestro Señor Jesús. Cuando una persona comienza a calibrar su creencia de tal forma que recibe con alegría el sobreabundante, excesivo y abrumador amor de Dios, las mentalidades o fortalezas destructivas comienzan a desmoronarse. Y en un instante sobrenatural, experimenta liberación de hábitos destructivos, temores y ataduras. No puede usted procesar su gracia de manera lógica en su mente, ¡la tiene que experimentar en su corazón! Amigo, su libertad se encuentra en creer correctamente en el amor de Él, su gracia y su favor en su vida. Cuando usted crea correctamente en su gracia, comenzará a vivir correctamente. Creer correctamente siempre produce vivir correctamente. La gracia de Dios arranca las creencias erróneas Conocí a una señora en una conferencia donde estaba hablando. Desearía que usted mismo hubiera podido ver a Kate. Era una joven segura y atractiva, con un rostro radiante y resplandeciente. Por eso no podía creerlo cuando me contó que había sido liberada de más de cuatro años de adicción al alcohol. Había sido una persona con ambición empresarial, pero el estrés del trabajo y la carga de mantener su éxito y su imagen le llevaron a consumir al menos un litro de alcohol al día como una vía de escape. En poco tiempo, el hecho de tener que mantener unas intensas demandas en su trabajo se convirtióen una lucha constante. Unido a la presión autoimpuesta de mantener su apariencia de éxito intacta, esta lucha le llevó a una gran depresión. Una cosa condujo a otra, y en poco tiempo, además de ser adicta al alcohol, Kate comenzó a ser dependiente de un coctel de fuertes antidepresivos, tranquilizantes y pastillas para dormir. Ella compartía que había intentado por todos los medios dejar de beber. Visitó psiquiatras y psicólogos, e incluso asistió fielmente a grupos de apoyo para alcohólicos. A través de esas interminables citas y reuniones experimentó lo que ella llama “unos cuantos episodios de recuperación”, pero sólo duraban varios días como máximo. Un día, el esposo de Kate decidió llevarla de vacaciones. Esto le produjo incluso mayor ansiedad porque no sabía cómo iba a mantener en secreto su “ingesta” de alcohol mientras viajaba con su esposo. Ahora bien, había intentado una y otra vez dejar de beber y estaba bastante familiarizada con cómo los síntomas del síndrome de abstinencia le habían derrotado cada vez. Sus manos temblaban y se movían tan incontrolablemente que no podía ni tan siquiera sostener una cuchara para alimentarse. Se sentía mareada y comenzaba a sentir un sudor frío y vomitaba constantemente, y no era capaz de tragar ningún alimento. Todos esos síntomas desaparecían con un trago o dos, así que salía a escondidas para comprar alcohol cuando se supone que debía estar en el gimnasio, y tragaba licor fuerte en secreto cuando su esposo estaba trabajando. Para el resto del mundo, Kate parecía tener todo resuelto. Pero ella lo sabía. Sabía que estaba atrapada en la prisión del alcoholismo y que no había forma de salir de ese círculo vicioso de derrota. Así que después de intentar varias veces vencer su adicción sin éxito, Kate estaba a punto de tirar la toalla. Pero Dios tenía otros planes. Él le guió a uno de los líderes de mi iglesia que le enseñó a sumergirse en la Palabra y seguir orando en el Espíritu. A medida que siguió escuchando mis mensajes acerca de la gracia de Dios, Dios comenzó a arrancar las creencias erróneas que se habían instalado en su mente y a reemplazarlas por creencias correctas. Cuando le llegó el momento de salir de vacaciones, aunque estaba llena de inquietud y casi se retira del viaje en el último minuto, decidió ir. Le pidió al Señor que le ayudara a poner sus ojos en Él en vez de intentar vencer los síntomas del síndrome de abstinencia. Estaba decidida a disfrutar su tiempo con su esposo y darle gracias a Jesús por cada bendición, por muy pequeña que fuese. Kate me dijo que durante todo el viaje estuvo descansando, orando en el Espíritu, y escuchando continuamente mis mensajes en su iPod. Para su asombro, no sufrió ningún síntoma. ¿Y sabe qué? Hace más de dos años de ese viaje, y desde entonces no ha vuelto a probar ni una gota de alcohol. ¡Aleluya! Admitió que aunque el pensamiento de tomar un trago lo tiene de vez en cuando, cree que Dios le ha dado la fuerza para resistir la tentación. Y por su gracia, ¡sabe que nunca más volverá a sucumbir ante la botella! Querido amigo, en un instante sobrenatural, cuatro largos y peligrosos años de adicción al alcohol desaparecieron para Kate. Ella no lo sabía entonces, pero Dios le estaba liberando de su adicción (y mucho más) llenándole con el Espíritu cuando ella apartó su mirada del problema y fijó sus ojos en Jesús. También compartió cómo había descubierto recientemente que la respuesta a su problema con la bebida había estado en la Palabra de Dios todo el tiempo: “No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu” (Efesios 5:18). Yo aplaudo a esta joven por tener el valor de compartir su poderosa historia conmigo. Oro para que su testimonio le anime, le inspire y le dé esperanza. Un encuentro con Jesús puede liberarle espiritualmente Quizá se esté preguntando: “¿Cómo puede ser? ¿Cómo pueden desaparecer así cuatro años de adicción al alcohol? ¿Cómo puede perder su fuerza un deseo tan poderoso en tan poco tiempo?”. La respuesta es simple aunque poderosa. Kate permitió que el amor de Dios invadiera su mente al escuchar los mensajes de gracia en su iPod que estaban llenos de Jesús y su amor. Cuando usted permite que el amor de Dios sature su mente, no importa qué creencias equivocadas, temores o adicciones le estén manteniendo atado. Su gracia comenzará a romperlas. Eso es lo que ocurre cuando usted tiene un encuentro con su buen Salvador. Todo aquel que encuentra a Jesús nunca se queda igual. Él vino para liberar a los cautivos. Escuche lo que dice Jesús: “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos” (Lucas 4:18). Amigo, quiero decirle que cualquiera que sea su opresión, Jesús vino para liberarle. Podría ser una enfermedad física debilitante, o como Kate, a quien conocí en la conferencia, quizá esté enredado en una adicción que le ha mantenido preso durante años. Cualquiera que sea su opresión, Jesús vino para liberarle. Cualquiera que sea su condición, al margen de cuánto tiempo haya estado usted atado, dos años, diez años o treinta años, sepa esto: Dios puede liberarle en un instante sobrenatural. Aquel que creó el tiempo no está sujeto al tiempo. Aquel que en una fracción de segundo cambió el agua en el mejor de los vinos puede saltarse un proceso natural y acelerar su liberación de cualquier atadura. Conozco a muchas personas que lucharon con adicciones durante décadas, pero cuando tuvieron un encuentro sobrenatural con Jesús, sencillamente se despertaron una mañana y vieron que eran libres, sin ninguna de esas urgencias o deseos tan conocidos de practicar su comportamiento negativo. Frank, que vive en el estado de Maryland, me escribió y compartió cómo fue liberado de la drogadicción. Le habían dicho que “una vez adicto, siempre adicto”, y se lo había creído. Pero cuando conoció la verdad acerca del amor y la gracia transformadora de Jesús mediante una de mis enseñanzas, eso destruyó las cadenas que le ataban. Me dijo: “Podría haber saltado a través del tejado cuando descubrí que ¡lo único que tenía que hacer era aceptar la obra terminada de Jesús y su gracia! Después de treinta años de drogadicción, pensaba que no había esperanza para mí. Pero gloria a Jesús, ahora estoy libre de las drogas, y estoy en una buena iglesia que predica la gracia con mi esposa, que también ha sido liberada de su drogadicción”. Querido amigo, ¡ese es el poder de creer correctamente! La verdad de Dios desencadena su liberación En el instante en que Kate y Frank comenzaron a oír y creer las cosas correctas acerca de Dios, eso desencadenó su liberación de una forma acelerada. Conocer la verdad fue el catalizador. Compare esto con aquellos que se enfocan en vivir correctamente sin prestar atención al hecho de creer correctamente. Tristemente, sólo experimentan mejoras transitorias hasta donde les alcanza su fuerza de voluntad, autocontrol o hasta donde persiste la disciplina. Pero los que se enfocan en la verdad de Dios y la creen, experimentan una libertad duradera sin esfuerzo alguno. Jesús ciertamente no estaba bromeando o exagerando cuando dijo que conocer la verdad le hace libre. Jesús tiene la verdad que usted necesita, la que ha estado buscando. Él es el camino, la verdad, y la vida (véase Juan 14:6). En amor, entregó voluntariamente su vida en la cruz para liberarle. De eso se trata este libro, de transformar lo que usted cree mediante el poder de su amor sacrificial y sus verdades eternas. Me he esforzado para que estas verdades sean lo más accesibles y claras posibles para usted. Mientras lee las palabras, versículos e historias de personas reales que han sido liberadas simplemente creyendo estas verdades acerca de Dios y lo que Él dice acerca de ellos, oro para que usted encuentre la gracia de Dios como nunca antes.Y al meditar en estas verdades, estoy seguro de que caminará en libertad antes de lo que cree. ¡Su liberación está a mano! Con Dios siempre hay esperanza Querido lector, no sé cuál es su dolor hoy, y no sé exactamente con qué está luchando. Tan sólo quiero que sepa que Dios le ama. No importa cuántos errores haya cometido en su vida, no importa cuánta oscuridad, cuánta desesperación y lo imposibles que parezcan sus circunstancias, porque tengo un mensaje para usted: No está todo perdido. ¡No tire la toalla! Quizá está luchando con algún pensamiento oscuro en este instante. Quizá incluso pensamientos de suicidio se le han pasado por su mente. Bueno, le puedo decir que no está todo perdido. Hay esperanza. Hay ayuda. Dios le ama mucho. Él quiere verter un rayo de luz en su camino hoy, así como lo hizo con Kate que estuvo atada al alcohol durante cuatro años. Los errores de su pasado no tienen que determinar su futuro. Dios puede darle un nuevo comienzo, un inicio fresco, ¡y hacer que todo obre para su bien! Los errores de su pasado no tienen que determinar su futuro. Pastor Prince, usted no lo entiende. ¿Cómo puedo esperar que Dios me ayude si no soy una persona “religiosa”? ¡Pues ya somos dos! No hay ni un sólo hueso religioso en mi cuerpo. No estoy aquí para hablarle de una religión. Estoy aquí para mostrarle a un Dios que está vivo, que se interesa, que respira, que ama, que en muchas formas ha sido mal representado y mal entendido. Hay mucha creencia errónea acerca de quién es Dios. Presentando al verdadero Dios Quiero que deje a un lado todo lo que pueda haber creído acerca de Dios, todo lo que pueda haber oído acerca de Él o lo que pueda haber visto. Permítame, mediante este libro, presentarle al verdadero Jesús, porque es aquí donde comienza todo. No el Jesús religioso del que pueda haber oído desde que era pequeño, sino el verdadero Jesús que caminó por las calles polvorientas de Jerusalén y por las aguas enfurecidas del mar de Galilea. Él fue hacia quien los enfermos, los pobres, los pecadores, los desechados y los marginados gravitaban instintivamente, y con quien se sentían cómodos. Él era Dios en la carne, y manifestaba el amor tangible de Dios. En su presencia, quienes eran imperfectos no sentían temor de Él ni sentían juicio o condenación de su parte. Algo muy distinto a lo que a muchos de nosotros se nos ha enseñado acerca de Dios. Jesús se reservó sus palabras más duras sólo para los que eran perfectos en su propia opinión. Si lee con atención todos los relatos bíblicos de Jesús, realmente Él no se llevaba bien los religiosos de su tiempo, que eran conocidos como los fariseos. Ellos merodeaban a su alrededor, con su nariz elevada al aire y con una actitud de yo soy más santo que nadie. Aunque nunca lo admitían, eran extremadamente arrogantes y cruelmente críticos. Los fariseos eran críticos, criticones, legalistas, pretenciosos, intolerantes y, la gran mayoría de ellos, ignorantes. Proclamaban a los cuatro vientos su devoción a Dios; sin embargo, cuando estaban delante de la presencia de Dios, estaban demasiado ensimismados como para reconocerle. Dios estaba con ellos en carne, pero no le adoraron, sino que le despreciaron y en muchas ocasiones incluso planearon matarle. Desgraciadamente, ¡sus “descendientes” siguen aún a nuestro alrededor hoy día! Quizá usted se haya encontrado con ellos y haya sentido el calor de su desdén, condenación y juicio. Pero el Dios del que ellos hablan no es el Dios a quien yo personalmente conozco. Usted no tiene que ser “religioso” para tener acceso al Dios que yo conozco. De hecho, cuanto menos “religioso” sea usted, mejor. Así que le pido que deseche toda idea, concepto e imagen que pueda tener de un Jesús “religioso”. El verdadero Jesús no vino para traer una nueva religión. No vino para ser servido. No, sino que vino para servir, y vaya que sirvió. Usted no tiene que ser “religioso” para tener acceso a Dios. El verdadero Jesús creó el universo con una orden y orquestó las rutas de cada planeta para que ninguno colisionara. Tenía todo derecho a demandar servicio de aquellos a quienes creó, pero en cambio Él vino a servir. Se inclinó y con sus propias manos lavó los pies sucios y mugrientos de sus discípulos. Esas mismas manos después serían atravesadas con clavos en la cruz, y con su propia sangre lavaría la suciedad y mugre de todos nuestros pecados llevándolos sobre su propio cuerpo. ¡Qué distinto es esto al Dios condenador, juicioso y crítico que muchos han intentado mostrar! Crea en un Dios de gracia Muchos creen hoy en un Dios “religioso”. Creen que Dios está contra ellos cuando no dan la talla, que está enojado con ellos cuando fracasan, que la comunión con Él no es posible cuando cometen errores. Creen que Dios está perpetuamente insatisfecho con ellos, esperando impacientemente ser aplacado. Se imaginan un Dios que está constantemente juzgándoles por sus debilidades, moviendo su cabeza con total decepción por su mediocridad o sus fracasos interminables. Creen que no son lo suficientemente buenos para Dios y que nunca lo serán. No es de extrañar que en vez de correr hacia la única solución verdadera, corran en dirección opuesta cuando están heridos. Por eso hay un gran engaño, una creencia errónea y muy poderosa acerca de Dios que ha atrapado a muchos en el círculo vicioso de condenación, culpa, temor, derrota y adicción. Querido amigo, el Dios que yo conozco es un Dios de gracia infinita. Le repugna lo “religioso”, pero es misericordioso y no se resiste ante quienes están heridos. No importa por lo que esté pasando ahora mismo, qué adicción le pueda estar atando, creer correctamente puede liberarle y le liberará. Comience a creer esta verdad poderosa: Dios es un Dios de gracia y perdón. Él le ama mucho, y no le echa en cara sus errores. Comience a creer en su amor por usted, y toda su vida será transformada. Creer correctamente lleva a vivir correctamente. Si puede cambiar lo que cree, ¡puede cambiar su vida! Si puede cambiar lo que cree, ¡puede cambiar su vida! CAPÍTULO 2 EL DIOS QUE BUSCA A LOS QUE SE APARTAN Ella esperó pacientemente hasta ver el horizonte claro. No quería encontrarse con ninguna de las demás mujeres que le habían dejado dolorosamente claro que su presencia les era repulsiva. No podía seguir aguantando la crítica, los comentarios sarcásticos y las miradas de menosprecio. Hacía varias semanas mientras se acercaba al pozo para sacar agua, las otras mujeres, totalmente conscientes de que ella podía oírlas, comenzaron a advertirse unas a otras mantener a sus esposos alejados de ella. “¡Es una seductora!”, había murmurado un de ellas en voz alta. “¿Saben que ha tenido cinco maridos de otras aldeas?”. Otra mujer se metió en la conversación: “Y el hombre con el que vive ahora no es su esposo”. Alimentando mutuamente las inseguridades, comenzaron a hacer todo tipo de acusaciones infundadas sobre ella. “¡Es una mujer fácil!”. “Te roba el marido en un instante”. “¡No se fíen de sus inocentes ojos de cierva y su sonrisa seductora!”. Las jugosas variaciones de su destreza “robando esposos” pronto se extendieron por toda la aldea donde ella vivía como si fueran una plaga de langostas, devorando cada pedacito que aún le quedaba de dignidad. Se había convertido rápidamente en una marginada en la aldea. Nadie se atrevía a ser su amiga. Desde que llegó allí, lo había intentado todo para ocultar su pasado. Sin embargo, una vez se difundieron las noticias, nadie se preocupó por conocer su versión de la historia. La encasillaron como la mujer con un pasado turbio. El veredicto ya estaba dictado: ¡era una quitamaridos! ¿Qué más faltaba por saberse? Habían pasado semanas desde que había hablado con alguien. Locas historias acerca de por qué había tenido cinco maridos se extendieron de manera viral por la aldea. Para aislarse y evitar más contacto con las demás mujeres, había ideado un sistema. Como todas las mujeres iban al pozo a buscar agua con el frescor de la mañana,ella haría su visita diaria al pozo cuando el sol estuviera en su máximo esplendor. Prefería sufrir el sofocante calor del sol de mediodía que el calor de su menosprecio y mofa. Cada día desde entonces, había acudido calladamente al pozo, sin encontrarse con nadie, y de nuevo se volvía a perder en la inexistencia después de conseguir su agua. Sin saberlo ella, ese día, mientras esperaba pacientemente a que el sol alcanzara su zenit, el Sol de justicia ya estaba junto al pozo esperándola. Un Salvador que se acerca a los imperfectos Puede leer la historia de esta mujer en el Evangelio de Juan (véase Juan 4:1-42). Cuando lea su historia o cualquier otra historia de la Biblia, le animo a activar su imaginación, no para cambiar el significado de los relatos bíblicos, sino para sacar la esencia de los detalles y las perlas que Dios tiene para su beneficio. Métase en la narrativa. Estos personajes no son parte de una historia de ficción. Son personas reales, con desafíos reales ¡y un Salvador muy real! No hay detalles insignificantes en la Biblia. Nos cuenta específicamente que era cerca del mediodía cuando Jesús estaba en el pozo esperando a la mujer. También nos dice que Jesús viajaba de Judea a Galilea y que “tenía que pasar por Samaria” (Juan 4:4, NTV, énfasis del autor). La versión Reina Valera 1960 dice que “le era necesario pasar por Samaria”. Tenía. Le era necesario. Palabras que hablan no sólo de una necesidad, sino que subrayan una firme resolución e incluso urgencia. Los discípulos de Jesús debieron de sorprenderse cuando Él dijo que le era necesario pasar por Samaria. Nunca habían tomado esa ruta antes hacia Galilea. Los judíos de ese tiempo tenían la costumbre de evitar cualquier contacto con los samaritanos, a quienes veían como espiritualmente inferiores. Los discípulos de Jesús no sabían que Él había programado deliberadamente una cita divina con la mujer en el pozo. Sabemos por el relato que se encuentra en el capítulo 4 de Juan que esta mujer excluida y solitaria tuvo una conversación transformadora con Jesús en el pozo. Pero no se equivoque pensando que fue ella quien buscó a Jesús para hablar con Él. Fue el Salvador quien fue en pos de aquella a la que los demás apartaban. ¿Sabe que Él sigue haciendo eso hoy día? ¿Tiene usted un pasado del que se avergüenza? ¿Está batallando para vencer algo que sabe que le está destruyendo? ¿Se siente solo y como si nadie entendiese el dolor que está experimentando? Quiero que sepa que Jesús no ha cambiado. Como lo fue para la mujer samaritana, el amoroso Salvador sigue siendo hoy su ayuda en tiempos de necesidad (véase Salmos 46:1). Él conoce el sufrimiento, la vergüenza y las luchas que usted está teniendo. E incluso si por lo que está pasando es consecuencia de malas decisiones en la vida y errores que ha cometido, Él no le abandona ni se olvida de usted. No, ¡y mil veces no! Él se desvía de su camino, como hizo por esta mujer en Samaria, para tener una cita personal con usted, para restaurarle y rescatarle. El hecho de que esté leyendo esto ahora mismo es una confirmación de que Jesús lo está alcanzando con su amor, gracia y perdón. Querido amigo, ¡así es Jesús! Jesús lo está alcanzando con su amor, gracia y perdón. Él acude a usted en medio de su tormenta El amoroso Salvador acude a usted en su momento de necesidad. Cuando sus discípulos estaban en el mar, atrapados en una turbulenta tempestad y zarandeados por las olas, ¿quién acudió a ellos en su momento más difícil? Fue Jesús. Jesús llegó con estilo, caminando sobre las enfurecidas olas. ¿Qué le dice esto? Que Él está por encima de las tormentas. Él camina por encima, Él es mayor que toda adversidad y oposición que pudiera usted estar experimentando ahora, ¡y viene a rescatarle! Con las olas alzadas bajo sus pies, sus primeras palabras a sus discípulos fueron: “No tengan miedo. ¡Tengan ánimo! ¡Yo estoy aquí!” (Mateo 14:27, NTV). Esas palabras debieron de ser de mucho consuelo para los discípulos que estaban exhaustos y temblando de miedo. Las tormentas son buenas para provocar eso en usted. Le superan. Ola tras ola de incesante golpeo que le tumba en el suelo hasta que no sabe ni dónde está. Hasta que cada pizca de energía se ha consumido y usted se siente muy débil, abandonado y solo. Pero no se deje llevar por esos sentimientos y emociones negativos, amigo mío. Viva sobre la base de la verdad de la Palabra de Dios, la cual le anima así: “Así que sé fuerte y valiente! No tengas miedo ni sientas pánico… porque el Señor tu Dios, él mismo irá delante de ti. No te fallará ni te abandonará” (Deuteronomio 31:6, NTV). Nuestro Dios es un Dios personal y amoroso que está con usted en su barco. Él sabe qué tormentas le aguardan y cómo llevarle a la victoria cada vez. ¡Él no puede fallarle! Nuestro Dios es un Dios personal y amoroso que sabe qué tormentas le aguardan y cómo llevarle a la victoria cada vez. El buen Pastor va delante de usted Jenny, una señora de mi iglesia, compartió que estaba jugando al golf un día de vacaciones con su esposo en una zona montañosa. Esa mañana mientras estaban junto al primer golpe, había un ligero rocío voladizo sobre el hermoso y sereno campo de golf. Ella había estado meditando en que el Señor era su pastor en el Salmo 23, y se sintió muy querida por Él al interiorizar el pintoresco paisaje pastoral y el aire fresco y cristalino de la montaña. Se imaginó siendo guiada por el buen pastor, Jesús, quien le hacía descansar en delicados pastos verdes y le llevaba junto a aguas de reposo. Aunque Jenny nunca había jugado en ese campo, terminó haciendo su mejor recorrido de golf. ¿Cómo sucedió? Fue porque les había acompañado un caddie con experiencia, y ella se había beneficiado de cada trocito de observación y consejo que le había ofrecido. Ella no jugaba con mucha asiduidad y había estado un poco nerviosa por los desafíos que enfrentaría, pero el caddie le había infundido seguridad, diciéndole: “No se preocupe, tengo treinta años de experiencia en este recorrido. He completado todo este recorrido, y estoy familiarizado con cada obstáculo y peligro que le espera. Le mostraré lo que evitar y dónde mirar”. Y al prestar atención a su guía, su bola de golf cayó en buenos lugares, ¡y ella hizo el mejor recorrido de golf de su vida! Amigo, usted tiene mucho más que un caddie con experiencia en su vida. Tiene a Aquel que creó el universo como el pastor de su vida. Este pastor ha estado en su futuro. Él conoce cada obstáculo y cada peligro que le espera, y ha trazado para usted un camino que está lleno de su favor. E incluso cuando cometa un error o dé un giro equivocado en su vida, Él estará ahí con usted para ayudarle y rescatarle. Mire lo que dice el salmista: Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento. —Salmos 23:4 La puerta de esperanza en su valle de dificultad Observe en este versículo que no fue el buen pastor el que guió al salmista por el valle de dificultad, como dice el salmista: “Aunque ande en valle de sombra de muerte…”. No obstante, la Biblia es muy clara al decir que aunque su dificultad se deba a su propia terquedad, Dios sigue estando con usted. Él nunca le ha dejado, y nunca lo hará. Él nunca se olvidará de usted. Usted es precioso para Él. ¿Se imagina vivir la vida con ese tipo de confianza, seguridad y paz? ¡Entonces crea con certeza que Dios nunca le abandonará dejándole en la estacada! De hecho, la Biblia dice que Dios cambiará el valle de Acor por puerta de esperanza (Oseas 2:15). En hebreo, “Acor” significa “dificultad”.1 Así que incluso si se encuentra en el valle de la dificultad, no quedará ahí por mucho tiempo. Caminará y saldrá de él y no acampará allí. Dios está abriendo una puerta de esperanza en su vida hoy para que salga de su oscuridad hacia su luz maravillosa (véase 1 Pedro 2:9). Las cosas mejorarán. Los logros que ha estado esperando están de camino. Pase por la puerta de esperanza ysalga del valle de dificultad hoy. ¡Jesús es su puerta de esperanza! Crea en su amor por usted y permítale guiarle hacia la libertad. ¡Jesús es su puerta de esperanza! Crea en su amor por usted y permítale guiarle hacia la libertad. Algunas personas creen que cuando fallan, Dios les deja y sólo regresa cuando logran hacerlo todo bien. Creen que deben limpiar sus vidas y vencer todas sus luchas por sí mismos antes de poder acudir a la presencia de Dios. Bueno, tengo una sencilla pregunta para ellos: ¿Se lava usted antes de darse un baño? ¡Claro que no! Dios quiere que acudamos a Él tal y como somos, con todas nuestras debilidades, idiosincrasias, creencias erróneas, traumas y todas nuestras ataduras, temores y adicciones. ¡Él es el baño! Así que no intente limpiarse antes de acudir a Él. Ante la presencia de su amor, gozo y gracia, encontrará restauración, sanidad y perdón. Él arreglará su vida y le transformará desde dentro hacia fuera. Ahora mismo, Él está extendiendo su mano de gracia, amor y ayuda hacia usted. No es algo vergonzoso acudir a Jesús tal como usted es. ¡Aquel que le conoce perfectamente le ama perfectamente! Para conocer la verdad, vaya a la fuente Pero pastor Prince, ¿no está Dios decepcionado y enojado conmigo por todos mis errores, fallos y pecados? Me da mucha vergüenza acudir a Él. Siento que debería arreglar todo el lío de mi vida antes de poder regresar a la iglesia, leer la Biblia y orar. Entiendo cómo se siente. Y puedo decirle que no está solo en esos sentimientos. Muchos creyentes a los que he aconsejado personalmente se sienten exactamente igual. Pero la manera más eficaz de tratar nuestros problemas y creencias erróneas es acudir a Dios y encontrar la verdad en su Palabra. Para creer correctamente, antes tenemos que descubrir cuáles son las “creencias correctas”, basadas en el sólido fundamento de la Palabra de Dios. No podemos basar nuestras creencias en sentimientos, circunstancias, conjeturas humanas o lo que podamos haber oído decir a alguien acerca de Dios. ¡Tenemos que ir a la fuente! Para creer correctamente, antes tenemos que descubrir cuáles son las “creencias correctas”, basadas en el sólido fundamento de la Palabra de Dios. Si oyó el rumor de que alguien a quien usted conoce estaba diciendo cosas horribles y negativas de usted, no lo crea de inmediato. Vaya primero a la fuente. Pregunte a esa persona si eso es lo que realmente ha dicho o si es lo que quiso decir. Muchas personas permiten que amistades y relaciones preciosas se rompan porque creen los rumores. Se amargan, enojan y decepcionan sin tan siquiera verificar con la persona si él o ella realmente dijeron esas cosas tan feas. Del mismo modo, en el mundo en que vivimos hay todo tipo de creencias erróneas que se han dicho acerca de Dios: “Dios está enojado contigo”. “Él está decepcionado contigo”. “Dios está permitiendo que todas estas cosas negativas te ocurran porque te está castigando por tus errores del pasado”. ¡Por favor, NO se crea todos esos chismes sin fundamento acerca de Dios! Tales impresiones acerca de Dios han dañado la relación con Él de muchas personas, y viven con una perspectiva distorsionada de quién es Dios en realidad. En vez de recibir su amor, gracia y perdón, se vuelven temerosos, distantes y miedosos de Él. En vez de permitir que Jesús entre en sus situaciones, viven su vida huyendo, evitándole y escondiéndose de Él. Vamos, honremos a Dios y vayamos a la fuente. Así, ¿qué dice la Biblia, la propia Palabra de Dios, acerca de Él? Permítame darle una cita de uno de mis salmos favoritos de David: Misericordioso y clemente es Jehová; lento para la ira, y grande en misericordia… No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades, ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados. Porque como la altura de los cielos sobre la tierra, engrandeció su misericordia sobre los que le temen. Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones. —Salmos 103:8, 10-12 ¿Acaso no es un salmo precioso? No se sienta excluido por la frase “sobre los que le temen”. Jesús definió la palabra “temor” como “adoración” (véase Deuteronomio 6:13 y Mateo 4:10). Por tanto, “los que le temen” habla de aquellos que veneran y honran a Dios en sus vidas. No es la práctica de tener miedo de Dios. Todo el contexto de este pasaje tiene que ver con quién y qué es Dios realmente: misericordioso y clemente. Y le animo con todo mi corazón a memorizar el versículo 10 si puede: “No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades, ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados”. Dios abunda en misericordia hacia usted Regresemos a nuestra pregunta anterior: ¿Está Dios decepcionado y enojado con usted por sus fallos, errores y pecados? ¡No! Lea de nuevo los versículos anteriores. El punto aquí es que, como hijo de Dios, todos sus fallos, errores y pecados ya han sido juzgados y castigados ¡sobre el cuerpo de Jesús en la cruz! Por eso Dios ya no está enojado con usted por sus pecados y no le trata conforme a sus iniquidades. No, gracias a la cruz, Él trata con usted conforme a su abundante misericordia y gracia. Sólo por si no lo entendió del todo, el salmo dice repetidamente que Dios es misericordioso. Nos dice: “Misericordioso y clemente es Jehová”, y continúa, casi de inmediato, volviendo a decir que es “grande en misericordia”. Otras versiones dicen que es abundante en misericordia. Me gusta la palabra abundante. Habla de abundancia, exceso y derroche. Su misericordia hacia usted y hacia mí es abundante. ¡Él abunda en misericordia hacia nosotros! Amigo, Dios ha agotado su ira hacia todos sus pecados en la cruz. La cruz es un acto de su amor. Si alguna vez ha cuestionado o ha dudado del amor de Dios por usted, dirija su mirada hacia la cruz. Si Dios quisiera tratar con nosotros y castigarnos según nuestros pecados, no habría enviado a su Hijo a ser azotado, golpeado y crucificado, ¡pero lo hizo! Estas son las buenas noticias del evangelio de gracia. Dios envió a su Hijo unigénito y precioso para redimirnos de la paga y el castigo del pecado. Ahora, ¿se imagina lo lejos que está el este del oeste? No puede pensar sólo en términos de las fronteras geográficas de la tierra. Dios es el Creador del universo. Así que permítame volver a preguntarle: ¿sabe lo lejos que está el este del oeste? ¿Lo entiende? La mente humana no puede ni imaginar la distancia entre el este y el oeste. Hay fronteras en el cosmos y galaxias más allá de la nuestra que nuestros telescopios más avanzados no pueden ver. Dios piensa en términos infinitos que nuestras mentes finitas no pueden comprender. Y este Dios del universo infinito declara en el salmo: “cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”. Usted comienza a creer correctamente cuando empieza a creer en el amor de Él por usted. Razonemos juntos. ¿Cómo puede Dios estar aún juzgándole y castigándole por sus transgresiones si Él mismo las ha quitado? Puedo oír las cadenas de sus creencias erróneas acerca de Dios cayéndose al suelo mientras lee esto. Esto es lo que yo llamo el poder de creer correctamente. Usted comienza a creer correctamente cuando empieza a creer en el amor de Él por usted. La verdad es que no podemos ir más lejos si no comenzamos primero a creer que Dios está con usted y no contra usted. El primer factor para creer correctamente es establecerse en su gracia, anclarse en su amor y estar seguro en su clemencia hacia usted. De autoconciencia a conciencia del Salvador Regresemos a la historia de la mujer de Samaria, aquella a quien Jesús visitó deliberadamente. Esta mujer tenía un pasado del que estaba terriblemente avergonzada, razón por la cual iba a mediodía al pozo a sacar el agua. No quería encontrarse con nadie. Lo que no sabía era que Jesús estaba allí y quería tener un encuentro con ella. Él no había ido hasta allí para avergonzarla, juzgarla o mofarse de ella. Lea el relato en Juan capítulo 4 por usted mismo. Jesús la atrajocon su amor, gracia y compasión. Ella nunca se sintió expuesta o incómoda en su presencia. Cuando ella dijo que no tenía marido, Jesús no le acusó ni humilló. En cambio, sabiendo que ella tenía autoconciencia y estaba insegura acerca de su trasfondo, Él la felicitó dos veces al decir: “Bien has dicho: No tengo marido; porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad” (Juan 4:17-18, énfasis del autor). ¡Jesús emparedó lo que ya sabía acerca de ella entre dos cumplidos! Jesús debió de hablar con ella con tanta compasión y amor en sus ojos, y sin juicio alguno ni sarcasmo en su voz, que hizo que esta mujer bajara sus defensas y se abriera con Él. Cuando se fue de allí, esta mujer consciente de sí misma que antes temía encontrarse con gente estaba tan llena del amor y la aceptación de Jesús que se convirtió en una evangelista de Jesús y de la gracia de Él (para las mismas personas a las que antes temía ver), y la Biblia cuenta que “muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por la palabra de la mujer, que daba testimonio diciendo: Me dijo todo lo que he hecho” (Juan 4:39). Del mismo modo, amigo, Jesús no tiene intención de avergonzarle. Él está ahí para encontrarse con usted justo donde usted se encuentra. Él sabe todo lo que usted ha hecho y le ama con amor eterno. Permita que su amor le cambie y transforme desde su interior, así como lo hizo con la mujer en el pozo. Quizá al igual que la mujer samaritana, usted sepa lo que es buscar amor en todos los lugares erróneos. Hoy Jesús le ofrece verdadera intimidad que satisface por completo cada acuciante necesidad. Él le ofrece un hondo sentimiento de descanso que sólo puede encontrarse en su amor perfecto e incondicional. Quizá haya tenido un pasado que le ha encarcelado en la vergüenza y la aversión a usted mismo. Quizá haya permitido que cosas que ha hecho le convenzan de que nunca conseguirá que Dios le ame o acepte. Si usted siempre ha conocido u oído acerca de un Dios crítico, un Dios que se acuerda de cada error que ha cometido para echárselo en cara, entonces le desafío a encontrar al verdadero Salvador que ya le ha perdonado y que le invita a descubrir, probar y experimentar su amor infalible. ¡Todo puede cambiar para bien cuando comience a creer correctamente en su amor por usted y aprenda a recurrir a él! No importa lo feo que sea el lío en que esté sumida su vida. Si abre su corazón a Jesús y permite que su amor le sane, Él puede cambiar la trayectoria de su vida y darle un nuevo comienzo y un futuro prometedor. ¡Todo puede cambiar para bien cuando comience a creer correctamente en su amor por usted y aprenda a recurrir a él! Dios se agrada cuando usted recurre a su amor ¿Sabe que Jesús tiene un gran gozo cuando usted recurre a su amor? Mire cómo terminó el encuentro de la mujer samaritana con Jesús. Cuando los discípulos dejaron a Jesús en el pozo para ir a comprar comida, Él estaba cansado del viaje. Cuando ellos regresaron, se sorprendieron de encontrarle renovado, y se preguntaban si alguien le habría llevado algo de comer. Jesús respondió diciendo: “Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sabéis” (Juan 4:32). ¿A qué comida se refería Jesús aquí? No había comido ni bebido nada. Lo único que había hecho era ministrar a la mujer de Samaria. En otras palabras, Jesús encontró alimento, fortaleza y gozo cuando ministró su amor a la mujer. Mire, cuando usted extrae de los hombres, se quedan vacíos y débiles. Pero con Jesús ocurre lo contrario. Cuando usted extrae de Él, ¡Él se queda fortalecido, renovado y rejuvenecido! Jesús quiere que sepamos que Él encuentra un gran gozo y placer cuando recurrimos a su amor por nosotros. Cuando la mujer samaritana le preguntó a Jesús por qué (un judío) le pedía a ella (una mujer samaritana) de beber, esto es lo que Él le dijo: “Si tan sólo supieras el regalo que Dios tiene para ti y con quién estás hablando, tú me pedirías a mí, y yo te daría agua viva… Cualquiera que beba de esta agua pronto volverá a tener sed, pero todos los que beban del agua que yo doy no tendrán sed jamás. Esa agua se convierte en un manantial que brota con frescura dentro de ellos y les da vida eterna” (Juan 4:10, 13-14, NTV). Jesús le dice a usted hoy lo mismo: Si tan sólo supieras quién es el que acude a ti en tus momentos más oscuros y débiles. Si tan sólo supieras cuál es este don de Dios que nunca te dejará ni te abandonará, que ha ido delante de ti y que acude a ti en medio de tus tormentas. Si tan sólo supieras quién es Aquel que se acerca a ti cuando has fallado y que no te echa en cara tus errores del pasado o tus fracasos actuales. Amado, si tan sólo usted conociera este don de Dios que ofrece el agua viva de su amor incondicional e interminable y bebe de este amor, nunca volverá a tener sed. No necesitará buscar amor o aceptación en donde no se debe ni tendrá temor y dolor en su corazón acerca del futuro y su vida descarrilada. Puede despertarse con una nueva expectativa de bien cada día. Jesús estaba invitando a la mujer a pedirle esa agua viva de su amor. ¿Hará eso usted hoy? ¡Su vida nunca será la misma cuando experimente personalmente su amor! ¡Su vida nunca será la misma cuando experimente personalmente su amor! CAPÍTULO 3 “¡CRISTO ME AMA! BIEN LO SÉ” Escuché una historia de un ministro de Oregón a quien le asignaron dar consejería en una institución mental estatal. Su primera tarea fue en una celda acolchada que tenía pacientes dementes, semidesnudos. El hedor de excremento humano llenaba la sala. Ni siquiera pudo hablar con los pacientes, y mucho menos darles consejería; las únicas respuestas que obtuvo fueron gruñidos, gemidos y risas demoniacas. Entonces el Espíritu Santo le dirigió a sentarse en medio de la sala y cantar durante toda una hora el famoso himno infantil que dice: “Cristo me ama, bien lo sé; su Palabra me hace ver, que los niños son de aquel, quien es nuestro amigo fiel”. Nada ocurrió al final de ese primer día, pero él persistió. Durante semanas se sentaba y cantaba la misma melodía, cada vez con mayor convicción. “Sí, Cristo me ama. Sí, Cristo me ama. Sí, Cristo me ama. La Biblia dice así”. Con el paso de los días, los pacientes comenzaron a cantar con él uno a uno. Sorprendentemente, al final del primer mes, treinta y seis de los pacientes gravemente enfermos fueron trasladados desde el ala de alta dependencia a otra ala donde cuidaban de sí mismos. En un año, todos menos dos fueron dados de alta de la institución mental.1 Estas sencillas palabras, “Cristo me ama, bien lo sé”, se escribieron por primera vez como parte de un poema de Anna Bartlett Warner, una escritora estadounidense nacida en 1827 en Long Island, Nueva York. En 1862, el prolífico compositor de himnos William Batchelder Bradbury puso las palabras a la melodía que hoy tan bien conocemos y añadió el coro: “Sí, Cristo me ama”. La popularidad del himno se extendió rápidamente por toda América y hasta cada continente del mundo. Se ha traducido a muchos idiomas, y se convirtió rápidamente en uno de los himnos más populares y queridos de todos los tiempos. La continua popularidad del himno reside en su elegancia sucinta al desvelar el corazón de Jesús. Nos atrae a reconocer que no importa los retos, fracasos y fechorías con las que uno pudiera estar lidiando, el amor de Jesús permanece constante. No importa los retos, fracasos y fechorías con las que uno pudiera estar lidiando, el amor de Jesús permanece constante. “Cristo me ama, bien lo sé”. ¿Cómo es posible? “La Biblia dice así”. Tan sencillo y a la vez tan poderoso. Lo sintamos o no, el constante amor de Jesús por nosotros descansa en la verdad y sobre el cimiento de su Palabra invariable. Proclama que su amor por usted y por mí está basado total y completamente en Él. En sus promesas, su obra y su gracia. El amor de Dios por usted es incondicional ¿Cree que Dios le ama hoy? No importa cuántos errores haya cometido en su vida, estoy aquí paradecirle que sin ninguna duda Dios le ama. Le ama con un amor eterno. Ahora mismo, independientemente de los retos que pueda estar atravesando, quiero animarle a verse caminando bajo un cielo abierto, rodeado del favor inmerecido de Él. Espere cosas buenas en su futuro. Crea en su amor por usted. Crea con todo su corazón que usted es la niña de sus ojos y el deleite de su corazón. Crea que tiene un gran favor ante Él, ¡que ha sido grandemente bendecido y profundamente amado! El amor de Dios por usted es incondicional. Es un amor muy puro, impoluto y maravilloso. No tiene nada que ver con su desempeño, y todo que ver con quién es usted a ojos de Dios: su amado. El énfasis del antiguo pacto de la ley se trataba de su amor por Dios, mientras que el énfasis del nuevo pacto de la gracia está en el amor de Dios por usted. La suma total de la ley bajo el antiguo pacto es: “Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas” (Deuteronomio 6:5, véase también Mateo 22:37, 40). Seamos sinceros aquí. ¿Alguna vez ha conocido a alguien que pueda amar a Dios así? Claro que no. Incluso David, a quien la Biblia describe como un hombre conforme al corazón de Dios, no amó a Dios con todo su corazón, toda su alma, toda su mente y todas sus fuerzas. Es humanamente imposible. La ley estaba diseñada para mostrarnos que no somos capaces de amar a Dios perfectamente. Sabiendo que el hombre no era capaz de cumplir el mandamiento de Dios de amarle con todo su corazón, toda su alma, toda su mente y todas sus fuerzas, ¿sabe lo que hizo Dios? Demostró que sólo Él podía amarnos con todo su corazón, toda su alma, toda su mente y todas sus fuerzas cuando envió a su amado Hijo Jesucristo a redimirnos de todos nuestros pecados con su propia sangre. Por eso el nuevo pacto se trata enteramente del amor de Dios por usted y no de su amor por Él. Bajo la gracia, Dios no quiere que usted centre sus pensamientos en: “¿Realmente amo a Dios?”. Ese no es el enfoque del nuevo pacto. Bajo la gracia, Dios quiere que se enfoque en el amor de Él por usted. Por tanto, las preguntas que debería hacerse son: “¿Sé cuánto me ama Dios hoy?” “¿Realmente creo que Dios me ama en este mismo instante?” Tiene que recordarse a sí mismo del amor de Dios especialmente cuando acaba de fallar. ¿Cree que Él le ama cuando ha cometido un error? Aquí es donde está la verdadera prueba. Después de fallar, es cuando lo que realmente cree acerca del amor de Dios por usted es probado. ¿Realmente cree que su amor por usted es verdaderamente incondicional? ¿O el amor incondicional de Dios se ha convertido meramente en un tópico que ya no es real para usted? Veo esto continuamente. Oigo a personas decir: “¡El amor de Dios es incondicional!”. Pero en el momento en que fallan, de repente el amor que antes decían que era incondicional se convierte en un amor que depende de su conducta. Muchos creen que Dios les ama cuando hacen las cosas bien, pero deja de amarles en cuanto hacen algo mal. ¡Voy a hacer pedazos esa creencia errónea con la verdad de la Palabra de Dios! Aunque nuestro amor por Dios puede fluctuar, su amor por nosotros siempre es constante. Su amor por nosotros está basado en quién es Él y no en lo que nosotros hacemos. Me encanta lo seguro y enfático que es el apóstol Pablo cuando dice: “Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 8:38-39). En la Nueva Versión Internacional, dice: “Pues estoy convencido…”. Aunque nuestro amor por Dios puede fluctuar, su amor por nosotros siempre es constante. Su amor por nosotros está basado en quién es Él y no en lo que nosotros hacemos. ¿Está usted seguro y convencido como lo estaba el apóstol Pablo de que como hijo de Dios, nada, ni siquiera sus pecados, fallos y errores, pueden separarle del amor de Dios? No se deje llevar por lo que siente, piensa o incluso le han enseñado. La Palabra de Dios proclama en términos ciertos que nada puede separarle de su amor. Nada, significa ¡nada! Su amor por usted no depende de su inmaculada conducta. Él le ama incluso en sus errores. ¡Por eso se llama gracia! Es el favor inmerecido, gratuito, no ganado de Dios. Si usted puede merecer la gracia de Dios, entonces deja de ser gracia. Poder para vencer cada fracaso La verdad es que si usted es capaz de recibir el amor de Él de una manera fresca siempre que cometa un error, tendrá el poder de vencer ese error en su vida. Imaginemos una situación en la que acaba de perder los nervios con su esposa por una situación familiar. En su frustración y enojo, quizá dijo algunas palabras hirientes que sabe que no debería haber dicho, y como resultado se produjo un acalorado intercambio de palabras duras y desagradables. Se produce una guerra fría en el hogar, y sus hijos corren buscando refugio. Ahora usted se siente terriblemente culpable por lo que comenzó, y su conciencia le condena: ¿Cómo puedes hablarle así a tu esposa? ¿Qué tipo de creyente eres? ¡Qué ejemplo tan terrible estás dándoles a tus hijos! Cuanto más habita usted en la culpa, peor se vuelve y más enojado se siente con su esposa: por su culpa ahora se siente tan terrible y culpable. Por causa de ella, usted cree que ahora ha sido apartado del amor de Dios. Cree, de forma totalmente errónea, que Él está enojado con usted porque usted se enojó con su esposa. ¿Por qué? Porque quizá sabe acerca del amor incondicional de Dios en su mente, pero realmente no cree en su corazón que su amor por usted es totalmente incondicional. Querido amigo, si tan sólo pudiera ver la verdad de que aún en su enojo, Dios sigue amándole de manera perfecta. Si pudiera ver que la sangre de su Hijo ya ha lavado el pecado de su vida. Si pudiera entender el hecho de que incluso con toda su fealdad, Él le sigue viendo como alguien justo y le llama su amado. Lo cierto es que si en verdad supiera la forma tan maravillosa en que ha sido perdonado, y la forma tan incondicional en que es usted amado, le resultaría muy difícil seguir enojado con su esposa y no ponerle fin a la guerra fría. De hecho, ocurrirá lo contrario. Cuando se alimente del hermoso amor del Señor y su abundante perdón incluso cuando sienta que menos lo merece, terminará haciendo lo que sea necesario para reconciliarse con su esposa. No sólo eso, sino que cualquier cosa que le decepcione se convierte también en algo infinitamente menor cuando permite que su corazón reciba el abrazo de la grandeza del amor de Dios. No es de extrañar que la Palabra diga: “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella” (Efesios 5:25, énfasis del autor). Usted no puede amar a su esposa a menos que primero haya experimentado el amor incondicional de Cristo en su propia vida. Del mismo modo, la Biblia exhorta a las esposas a que “estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor” (Efesios 5:22, énfasis del autor). ¿No le encanta lo práctica que es la Biblia? Podemos enojarnos fácilmente con las cosas más pequeñas que surgen en las pequeñas cosas de la actividad diaria doméstica. Y cuando creemos y nos sometemos al amor de Dios, es cuando permitimos que su amor disuelva nuestras vanas frustraciones por las batallas que en verdad no merece la pena luchar, y encontramos la fuerza para amar, someternos y vivir en paz con nuestro cónyuge. ¿Se da cuenta? Nuestros contratiempos son como una gota de agua en el vasto océano azul o un grano de arena en un inmenso desierto cuando los comparamos con el amor de Dios. Su amor consume todo su enojo, frustraciones, decepciones y dolor. Su perdón envuelve todos sus pecados, fracasos y errores. Su gracia le da la victoria y el poder para vencer todo pecado, atadura y adicción. Por eso creer correctamente en el amor incondicional de Dios por usted es tan vital para su relacióncon Él. Su amor consume todo su enojo, frustraciones, decepciones y dolor. Su perdón envuelve todos sus pecados, fracasos y errores. Completa e irrevocablemente perdonado Amado, usted está completa e irrevocablemente perdonado. Debido a su amor por usted, Jesús ya llevó el castigo de sus pecados. Por eso puede recibir de nuevo el amor de Dios aún cuando falla y cada vez que falle. Él le ha perdonado. ¡Es la hora de que usted también se perdone! No crea ni por un instante que Él quiere que usted siga sintiendo culpabilidad cuando falla. La verdad es que cuanto más culpabilidad sienta, más estará predispuesto a cometer ese pecado. Desgraciadamente, hay algunas personas religiosas que creen que cuando la gente falla o cae en pecado, uno tiene que hacerles sentir muy mal con ellos mismos y cubrirles de culpa y condenación hasta que se arrepientan de su error. Pero esta enseñanza es errónea. De hecho, cuanto más se queden las personas en la culpa y la condenación, más continuarán en su pecado. No tiene que enseñar a las personas a sentirse condenadas y culpables. Su conciencia les condena siempre que fallan. Pero hay buenas noticias: Dios ha provisto una respuesta para la conciencia que persistentemente reclama el pago de todas nuestras transgresiones. Él envió a su Hijo para rescatarnos con su propio cuerpo y sangre. Puede recibir de nuevo el amor de Dios aún cuando falla y cada vez que falle. Hoy, cuando su conciencia le condene y pida justicia cuando fracase, véase limpio, lavado y justificado por la sangre de Jesús. Active su fe para verse justo a ojos de Dios por la preciosa sangre de Jesucristo. La conciencia, que reclama un castigo cada vez que usted falla, ha sido acallada por la sangre del Cordero de Dios, quien fue castigado y juzgado en lugar de usted. Cada vez que su conciencia le condene, saque y enséñele el recibo de su pago: ¡la cruz de Jesús! Siga viendo sus pecados lavados por su preciosa sangre. La culpa y la condenación se detienen donde ha sido derramada la sangre de Jesús. Por eso cuando falle, no se revuelque en culpabilidad y condenación. Eso sólo le llevará por una resbaladiza espiral descendente hacia la derrota, la depresión y la destrucción. Jesús no murió en la cruz para que el culpable fuera más culpable. No murió en la cruz para darle más enfermedades al enfermo. No murió en la cruz para que el mundo condenado fuera más condenado. ¡Absolutamente no! Jesús no se sacrificó en la cruz para justificar a los perfectos y piadosos. Dios justifica a los impíos La Palabra de Dios nos exhorta claramente a dejar a un lado nuestros propios esfuerzos por ser justificados y creer en Aquel “que justifica al impío” (Romanos 4:5). Asegúrese de entender bien esto. ¿A quién justifica Dios? ¿Murió Dios para justificar al justo o al impío? Querido amigo, Él vino para justificar al impío: a todos aquellos que han fallado, los que se han quedado cortos, los que han cometido errores y han pecado. ¿Ha fallado usted? ¿Ha cometido errores? ¿Se ha quedado corto? Estupendo, porque eso significa que usted ¡es apto para que Él le justifique! ¿No le aporta esta verdad esperanza y fe a su corazón? La culpa y la condenación se detienen donde ha sido derramada la sangre de Jesús. Anímese por saber esto hoy: sus fallos le hacen apto para recibir el amor, el perdón y la justificación de Jesús. Jesús no vino para salvar a los perfectos (a sus propios ojos); Él vino para salvar y redimir a los que son imperfectos e impíos. Y cuando crea simplemente que Jesús justifica al impío, su fe “le es contada por justicia” (Romanos 4:5). Esto significa que en el momento en que cree correctamente, Jesús le hace justo con su sangre. Qué fundamento tan seguro es este comparado con tener una justicia que depende de que usted actúe correctamente. ¡Qué salvador tenemos en Cristo! Amado, recuerde esto la próxima vez que falle: Jesús no murió para que el culpable fuera aún más culpable. Murió para liberar al culpable del tormento de la culpa, para sanar a los enfermos y para hacer justos para siempre a los que han sido condenados. Este es el evangelio. Y no nos disculpemos ni nos avergoncemos del evangelio, ¡porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree (véase Romanos 1:16)! Jesús murió para liberar al culpable del tormento de la culpa, para sanar a los enfermos y para hacer justos para siempre a los que han sido condenados. Este es el evangelio. Jesús ama al pecador ¿Cree en un Dios que justifica al impío? ¿Ha estado escuchando el verdadero evangelio de su asombrosa gracia? ¿O ha estado alimentando su mente con conjeturas humanas basadas en traiciones e ideas de hombres acerca de Dios que no proceden de su Palabra? Lea los Evangelios. Los corruptos recaudadores de impuestos, las prostitutas, los malhablados pescadores, los cojos, los ciegos y los enfermos que encontraron el amor de Jesús fueron todos ellos perdonados, transformados, liberados y sanados. Él nunca hizo sentir a ninguno de ellos más culpable, más avergonzado y más condenado de como sabía que ya se sentían. Tenemos el relato de una mujer en la Biblia a quien se describe como una “pecadora” (Lucas 7:37). Muchos creen que era una prostituta. Cuando acudió a Jesús, que estaba comiendo en casa de Simón el fariseo, Jesús permitió que ella se acercase a Él y le adorase con una vasija de alabastro llena de perfume. El amoroso Salvador sabía quién era, pero no la expulsó de su presencia, la humilló o condenó por sus pecados. Tampoco le dijo fríamente que arreglara su vida antes de atreverse a volver a presentarse ante su santa presencia. El Jesús de la Biblia tuvo compasión de ella y supo lo culpable y profundamente condenada que ya se sentía. Al acercarse a Jesús, se derrumbó en su presencia y comenzó a llorar. Con amor, lavó los pies de Jesús con sus lágrimas y los enjugó con su cabello. Reverentemente besó sus pies y los ungió con el precioso perfume que había llevado. Se dice que ese perfume le habría costado el salario de todo un año, pero sin dudarlo un instante, lo vertió sobre los pies de Jesús y le adoró. Al ver eso, el fariseo se llenó de indignación. Se dijo para sí: “Si este fuera el verdadero Jesús, sabría que esta mujer es una gran pecadora. ¿Cómo puede permitirle acercarse a Él, y mucho menos tocarle?” (véase Lucas 7:39). Se disgustó por lo que estaba viendo en su propia sala. (Tristemente, los cristianos legalistas de hoy día se parecen mucho a este fariseo). Aunque Jesús dio la bienvenida a esta pecadora y le permitió adorarle y tocar sus pies, los fariseos religiosos no tuvieron ni una pizca de compasión por esta mujer que lloraba incesantemente, abrumada por el amor y el perdón de Jesús hacia ella. Su vergüenza y sus lágrimas no significaron nada para él. En cuanto a él, esa mujer merecía ser condenada; y si él hubiera podido hacerlo, ni tan siquiera le habría permitido entrar en su casa. Se puede ver en este relato bíblico que Jesús es la antítesis de cualquier persona o cosa religiosa. Su corazón rebosa de amor y compasión por los que han fallado. Esto no era un secreto. Todo aquel que se encontró a Jesús y le escuchó, supo de este amor. Esta palabra se extendió por toda Jerusalén y Galilea, razón por la cual los pecadores iban a buscarle en lugar de evitarle y alejarse de Él. Los creyentes que han sido comprados con la sangre de Jesucristo deberían ser valientes, confiados y osados para hablar con Dios acerca de sus fallos. ¿No es triste que hoy haya creyentes que han fallado y se están alejando y escondiendo de Dios cuando los pecadores de los tiempos de Jesús tenían la confianza de buscarle para recibir perdón, restauración, sanidad y liberación? ¿No cree que algo anda mal aquí? Los creyentes que han sido comprados con la sangre de Jesucristo deberían ser, de entre todas las personas, valientes, confiados y osados para hablar con Dios acerca de sus fallos, y acordarse de que siguen siendo justos en Cristo aún cuando han fallado. Se le ha perdonado mucho Sigamoscon la historia (véase Lucas 7:40-46). Jesús, al percibir los pensamientos de Simón el fariseo, le hizo una pregunta: “Imagina que había un acreedor que tenía dos deudores. Uno le debía un millón de dólares, y el otro le debía cien dólares. El acreedor perdonó a ambos. Ahora, ¿cuál de los dos crees que amará más al acreedor?”. Incrédulo ante la simplicidad de la pregunta, Simón respondió: “¡Supongo que al que más se le ha perdonado!”. Entonces Jesús dijo: “Tienes toda la razón. Yo entré en tu hogar, y no me diste agua para mis pies. Esta mujer ha lavado mis pies con sus lágrimas y los ha secado con su cabello. No me diste un beso, y esta mujer no ha cesado de besar mis pies. No ungiste mi cabeza con aceite, y esta mujer ha ungido mis pies con un perfume precioso y costoso”. Ahora preste atención a lo que dijo Jesús después: “Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; mas aquel a quien se le perdona poco, poco ama” (Lucas 7:47). Lo que Jesús estaba diciendo es que los que conocen y creen lo mucho que Dios les ama y cuánto les ha perdonado, terminarán amando mucho a Dios. Dicho de manera simple, a los que les han perdonado mucho, aman mucho. A los que les han perdonado poco, aman poco. Por eso el énfasis del nuevo pacto no se trata de su amor por Dios, sino del amor de Dios por usted. Si sabe lo mucho que Dios le ama y que ha perdonado todos sus pecados, terminará amando a Dios: al que se le ha perdonado mucho, ¡ama mucho! Si sabe lo mucho que Dios le ama y que ha perdonado todos sus pecados, terminará amando a Dios: al que se le ha perdonado mucho, ¡ama mucho! ¿Ve lo que estoy diciendo? Su amor por Dios en el nuevo pacto nace de una relación auténtica y genuina con Él. No es una servil muestra que nace del temor al castigo o la obligación religiosa. Bajo la gracia, podemos amar a Dios porque Él nos amó primero. Por eso las personas bajo la gracia se convierten en las personas más santas que jamás conocerá. No son santos por temor al castigo o por su compromiso a dos frías tablas de piedra. ¡Su santidad fluye de su relación de amor con Jesús! Han experimentado su amor incondicional por ellos de una forma íntima y personal. El amor les transforma. Sólo quieren vivir vidas que glorifiquen y honren el nombre de Jesús. Lo que la ley no pudo hacer para transformar al pueblo de Dios desde dentro hacia fuera, Dios lo hizo enviando a su propio Hijo, Jesucristo. Amigo, a todos nos han perdonado mucho. El problema es que muchos no saben y no creen esto. Deje de esforzarse por ser justo. Deje de intentar vencer sus propios fallos, errores, adicciones y ataduras. Sea como la mujer con el frasco de alabastro con un perfume precioso. Cuando falle, no se aleje y se esconda. Acuda a la amorosa presencia de Él. Jesús ya conoce la culpa y la condenación que le están atormentando. Vaya con valentía y confianza como lo hizo esta mujer. Siéntase libre de llorar en su dulce presencia y simplemente adórele. Derrame todo lo que haya en su corazón ante Él. No se preocupe, pues Él no depositará más culpa, vergüenza, juicio y condenación sobre usted. Él le mostrará sus manos traspasadas y le recordará la cruz. Le dirá: “Tus pecados ya han sido perdonados. Yo ya he pagado el precio por tus pecados en el Calvario. Descansa en mi perdón y mi amor por ti”. Recibí una carta de un hombre, al que llamaré Patrick, que había batallado con adicciones sexuales durante más de diez años. Sabía que estaba mal, pero no podía liberarse de esas adicciones a pesar de haberlo intentado muchas veces. Su conciencia no dejaba de enviarle recordatorios de sus pecados cada vez que intentaba leer la Palabra. Eso alimentó su creencia de que no era lo suficientemente bueno para Dios y que Dios no quería nada con él debido a sus adicciones. Este hombre había vivido en este ámbito de autotortura día tras día. Entonces un día leyó uno de mis libros, Destinados para reinar. A través del libro, llegó a descubrir y creer en la obra consumada de Jesús en la cruz. Él dijo: “Decidí descansar en la obra consumada de Jesús, su perdón, su victoria, su gracia y su amor, y la pornografía y la masturbación ahora no tienen ni poder ni dominio sobre mí. Verdaderamente es asombroso, especialmente porque había intentado durante más de diez años conseguir la victoria, y lo único que tuve que hacer fue conocer la verdad y descansar en la obra consumada de Jesús. ¡A Dios sea toda la gloria!”. Yo no sé con qué culpa pueda estar usted luchando hoy, pero Dios sí lo sabe. No tiene que seguir viviendo bajo los dictados de su conciencia, la cual le condena cada vez que no da en el blanco. Vea la sangre de Jesús limpiando su corazón, y sea libre de la prisión de culpabilidad para experimentar la victoria como este precioso hermano. Abandónese al amor de Él Mi querido lector, el amor de Dios no es un concepto teológico. El amor es una emoción. Dios nos creó a su imagen con emociones, y una de las mejores maneras de experimentar su amor es simplemente abandonándose a Él y adorándole. La Biblia nos dice que “los que tributan este culto, limpios una vez, no tendrían ya más conciencia de pecado” (Hebreos 10:2). Cuando usted ya no tiene un sentimiento de condenación, cuando cree que la sangre de Él ha limpiado sus pecados, se convierte en un adorador cautivado con su amor. Le animo a llenar su corazón con salmos, himnos y cantos espirituales que estén llenos del amor y la gracia de Dios. Cuando su corazón esté lleno de Jesús, las creencias erróneas comenzarán a ser reemplazadas por creencias correctas. Las adicciones destructivas serán reemplazadas por nuevos hábitos positivos. El temor, la vergüenza y la culpa comenzarán a disolverse en el calor del perfecto amor de Él por usted. Su amor no es un ejercicio intelectual. Se tiene que experimentar. El salmista clama: “Gustad, y ved que es bueno Jehová; dichoso el hombre que confía en él” (Salmos 34:8). ¿Confía usted en el amor de Dios por usted? Dios quiere que usted no sólo tenga un conocimiento mental de su amor, sino que también crea y guste su amor por usted. No puede quedarse sólo en su mente o en el ámbito cerebral de la lógica; lo tiene que experimentar en su corazón. No importa cuántos errores haya cometido, ¡Él no se ha cansado de usted! Hoy, crea con todo su corazón que Dios le ama. Él está de su lado. No importa cuántos errores haya cometido, ¡Él no se ha cansado de usted! El primer factor clave para creer correctamente es creer en su amor incondicional por usted. Eche todos sus errores a los pies de Él. Siéntase libre para llorar en su amorosa presencia. Comience a ver sus temores, culpa, disfunciones y trastornos desvanecerse a medida que se abandona a su amor, y adórele con estas simples palabras: Cristo me ama, bien lo sé, su Palabra me hace ver, que los niños son de aquel, quien es nuestro amigo fiel. Sí, Cristo me ama. Sí, Cristo me ama. Sí, Cristo me ama. La Biblia dice así. PARTE DOS APRENDA A VER LO QUE DIOS VE CAPÍTULO 4 PONGA LAS PELÍCULAS MENTALES CORRECTAS Aún recuerdo lo que ocurrió cuando visité a una señora de mi congregación en el hospital. Heather había sufrido una embolia que le había dejado la parte izquierda de su cuerpo completamente paralizada. Mientras oraba por ella, levantó su mano derecha en un gesto de oración. De manera sorprendente, su mano izquierda imitó esa acción, aunque más lentamente, pero fue algo que no había podido hacer debido a su embolia. Por la gracia de Dios, estaba comenzando a experimentar sanidad en su cuerpo, volviendo a tener sensaciones de nuevo en su brazo izquierdo. Unos instantes después, no obstante, mientras yacía en la sala de cuidados intensivos, intubada y conectada a un equipamiento médico incesantemente sonoro, su brazo izquierdo comenzó a temblar con fuerza. “No se preocupe por orar porque algo suceda”, le aseguré a Heather. Sonriéndole, le hice un gesto a uno de mis pastores que estaba allí conmigo, y le dije a ella: “Deje que nosotros oremos por usted”.
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