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Universidad de Buenos Aires Facultad de Psicología Tesis de Licenciatura Diferencias entre sexos en la inhibición de respuestas en dos versiones del Stroop Tesista: Kippes, Adriana Valeria L.U.: 370155380 Tutora: Dra. Fiorentini, Leticia D.N.I. de Tutora: 26.571.716 Buenos Aires, Argentina 2017 Índice Índice…………………………………………………………………………………....1 1. Introducción………....……………………………………….………..…...…..2 2. Hipótesis y Objetivos…………………………………….…………......……..4 3. Marco Teórico…………………………………………………….…...………..5 3.1. La Interferencia o inhibición de respuestas automáticas…...………..5 3.2. Paradigma Stroop………………………………………………………...6 3.3. Nuevas tecnologías en los tests neuropsicológicos…………………..8 4. Estado del Arte……………………………….………………………………...9 4.1. Versiones del Stroop…………………………………………………......9 4.2. Efecto de Interferencia Stroop y Modalidades de Respuesta…..…..11 4.3. Diferencias de sexo en el Stroop…………………………….........…..13 5. Metodología……………………………………………………......................20 5.1. Tipo de estudio……………………………………………….….............20 5.2. Sujetos………………………………………………….…….…......…....20 5.3. Instrumentos……………………………………………………..…….....20 5.4. Procedimiento…………………………………………………..………...24 6. Análisis de datos…..………………………………………………….…...…..25 7. Resultados…………………………………………………………….….........26 8. Discusión…..………………………………………………………….………..30 9. Referencias Bibliográficas………………………………...….……...……….35 Anexos……………………………………………………………...…….…..…..…….47 Anexo 1……………………………………………………………...…….………..…..47 Anexo 2……………………………………………………………...…….…………....48 Anexo 3………………………………………………...…………...…….…………….52 1 1. Introducción En la evaluación psicológica es frecuente el empleo de distintos test para la evaluación dos diferentes dominios psicológicos. A su vez, existen varias versiones de los test psicológicos. Frecuentemente se asume que los tests evalúan la misma función a pesar de utilizar una u otra versión. Sin embargo, esto podría no ser así, necesariamente. En especial, el presente estudio toma como delimitación del problema las posibles diferencias de sexo que se producen en el control de la interferencia durante el proceder del Stroop empleando distintas modalidades de respuesta, ya sea mediante la versión clásica del test y una versión computarizada. Existe en la literatura, resultados contradictorios respecto a la incidencia del sexo en tareas de inhibición de interferencia. Por un lado, algunos autores sostienen que no hay diferencias (MacLeod, 1991) o que éstas no son significativas (Alansari y Baroun, 2004; Anstey, Matters, Brown y Lord, 2000; Ivnik, Malec, Smith, Tangalos y Petersen, 1996; Peña-Casanova et al., 2009; Peretti, 1969; Van Der Elst, Van Boxtel, Van Breukelen, Jolles, 2008), mientras otros afirman que las discrepancias son notables (Baroun y Alansari, 2006; Mekarski, Cutmore y Suboski, 1996; Peretti, 1971; Sarmány, 1977; Van Der Elst, Van Boxtel, Van Breukelen, Jolles, 2006), especialmente en las láminas “color” y “palabra-color”, lo cual probablemente se debe a una capacidad de la mujer de nombrar o identificar colores (Golden, 1974; Jensen, 1965). También hay otros autores (Daniel, Pelotte y Lewis, 2000) que plantean discrepancias entre la versión computarizada (Owens y Broida, 1998) y la versión oral de Golden (1978) con respecto a un factor (modalidad de respuesta) que podría incidir en las diferencias de desempeño según el sexo. La pregunta que surge es si verdaderamente existe diferencia en el desempeño en función del sexo en el control inhibitorio en tareas de tipo Stroop. Por otro lado, los estudios que reportan tales diferencias, han referido la posible incidencia de otras variables como podrían ser las habilidades verbales o la destreza motora (Baroun y Alansari, 2006; Maccoby y Jacklin, 1978; Mekarski et al., 1996; Watson y Kimura, 1990). Para abordar esta pregunta se compararon los resultados de un grupo de varones y de mujeres en dos versiones del test de Stroop: por un lado una versión 2 computarizada que fue diseñada para recabar respuestas de modalidad motora (presionar teclas), y por otro lado, se registraron los datos con una versión convencional del test. A su vez, fue considerada la destreza motora por medio de una prueba de habilidad manual. Esta medición asumió como variable independiente el sexo, y como variables dependientes el número de aciertos en cada una de las fases de los tests: ensayos de palabra (donde los sujetos deben leer nombres de colores), ensayos de color (en los que los sujetos deben denominar el color de tinta en el que están impresos los caracteres) y ensayos de palabra-color (en los que los sujetos deben denominar el color en el que están impresos los caracteres, sin importar lo que la palabra signifique).. A su vez, la variable dependiente de la tarea de habilidad manual (Nine Hole Peg, 1971. Ver anexo 2) fue el tiempo empleado en dicha tarea, y expresado en milisegundos. 3 2. Hipótesis y Objetivos Se plantea como hipótesis que el sexo tendrá incidencia sobre las medidas de las tareas de Stroop, en especial en las de los ensayos de palabra color, particularmente bajo la modalidad de respuesta motora en el test de Stroop computarizado. En este sentido, se plantea que se obtendrá diferencia en el desempeño entre los grupos, puntualmente en la versión computarizada, a favor de las mujeres. A su vez, según los estudios antes mencionados, se propone que la destreza manual resultará mayor en el grupo de mujeres en comparación con los hombres. La destreza motora podría asociarse a un mejor el desempeño en la tarea de stroop computarizado, por el tipo de respuesta requerido. Se proponen los siguientes objetivos: 1) Comparar el desempeño entre hombres y mujeres en los distintos ensayos de una tarea de Stroop convencional y una de Stroop computarizado. 2) Comparar la destreza motora de miembros superiores (mano dominante) de hombres y mujeres. 3) Evaluar la posible asociación entre la destreza motora y el desempeño en el test de Stroop computarizado. 4 3. Marco Teórico 3.1. La Interferencia o inhibición de respuestas automáticas Uno de los tantos procesos que forman parte del funcionamiento ejecutivo de una persona es denominado como “inhibición de la producción de respuestas automáticas inapropiadas en un contexto particular” (Burgess, 1997). SegúnHofmann, Vohs y Baumeister (2012), la inhibición es definida como el proceso cognitivo que posibilita el control de la interferencia de la información irrelevante para lograr metas que resultan prioritarias. Para lograr estas metas, entonces, es necesario demorar o frenar una respuesta automatizada (Barkley, 1997; Williams, Ponesse, Schachar, Logan y Tannock, 1999). Ésta, implica un comportamiento que hemos aprendido a lo largo de la vida desarrollándose en un hábito rutinario, y que por ello requiere poco esfuerzo o control consciente (American Psychological Association, 2010). En contraposición, una respuesta no automática sería, por lo tanto, aquella que demanda trabajo consciente para poder llevarla a cabo, pues no se encuentra dentro del accionar habitual de la persona. Por otro lado, el control inhibitorio está ligado con regiones cerebrales prefrontales y cinguladas como: el córtex prefrontal dorsolateral derecho, el córtex cingulado anterior, el córtex parietal inferior y el prefrontal bilateral (Pliszka et al., 2006). Por ello, el Test Stroop es utilizado como medida de evaluación de la presencia de lesión orgánica de estas zonas del córtex (Burin, Drake y Harris, 2013). Autores han demostrado que hay una mayor activación de la corteza cingulada anterior (Laird et al., 2005; Pardo, 1990), aunque también en la demanda de la tarea participan la corteza premotora izquierda, corteza postcentral izquierda, putamen izquierdo, área motora suplementaria, giro temporal superior derecho y cortezas peristriadas bilaterales (Pardo, 1990). Por lo cual, esta red distribuida de regiones activadas, sugiere que el efecto de interferencia Stroop es complejo, y no se puede esclarecer simplemente en términos de la codificación de estímulo o interferencia de respuesta. Respecto al curso evolutivo, ha sido reportado que esta habilidad evoluciona paulatinamente desde el desarrollo, y a partir de los 20 años aproximadamente, decrece lentamente (Huizinga, Dolan y Van der Molen, 2006). Según la revisión de 5 MacLeod (1991), los niños que adquieren la lectura, comienzan a presentar el efecto de interferencia, y se incrementa en la medida que la lectura se automatiza. 3.2. Teorías que abordan el fenómeno de la interferencia Cattell (1886), fue el primero en comprobar que el tiempo que se tarda en leer palabras es mucho menor que el que se necesita para reconocer y nombrar colores. Posteriormente, Stroop (1935), describe el “efecto Stroop” como la interferencia cognoscitiva que sucede cuando la persona intenta inhibir la lectura del nombre del color para producir la respuesta deseada, que es nombrar el color de la tinta en que aparece la palabra (donde la palabra es incongruente con el color en que está escrita). Es decir, sería el efecto de disminución en la velocidad de identificación de colores. Esta interferencia color-palabra es de tipo semántica y se debe a la automatización de la lectura como resultado de la práctica (Golden, 1994). Por eso Stroop (1935), argumentó que los colores estaban asociados a múltiples respuestas conductuales (admirar, nombrar, alcanzar, evitar, etc), a diferencia de las palabras, asociadas a un sólo tipo de respuesta conductual (la lectura). Así es como los estímulos de doble entrada (visual y verbal) que se presentan en el Test Stroop, activan el proceso automático de respuesta verbal que interfiere con el nombramiento de los colores aprendido conscientemente (Stroop, 1935). Ante el conflicto cognitivo, Golden (1976) descubrió que los sujetos realizan la tarea ejecutando las dos respuestas secuencialmente (lectura de palabra seguida del nombramiento de color) o sino, suprimen, a través del control voluntario, la respuesta de lectura. Además, Brown (1915) señaló que, aunque haya una práctica intensiva y constante, el nombramiento de colores nunca era tan rápido como la lectura de palabras. En definitiva, lo que evalúa el Test Stroop, es la capacidad para clasificar información del entorno y reaccionar selectivamente a esa información (Golden, 1994). Es decir, la capacidad de cambiar de un tipo de respuesta a otro, de acuerdo a las demandas, e inhibir una respuesta habitual a favor de una inhabitual (Spreen y Strauss, 1998). Por consiguiente, se utiliza en el campo neuropsicológico para medir la flexibilidad cognitiva, la inhibición de respuesta automática y el control atencional (Burin et al. 2013). 6 Hernández-Pozo (2015), resume las teorías psicológicas que explicarían el efecto Stroop. En primer lugar, lo más importante es que se produce en consecuencia del sobre-entrenamiento para leer versus el de decir el color de un estímulo. Dicho de otro modo, la respuesta más automatizada interfiere con la menos entrenada. También existe, según su revisión, la teoría de la automaticidad, la cual designa dos tipos de procesamiento de la información. Por una parte, estarían los procesos automáticos, los cuales: no consumen atención ni otros recursos cognoscitivos, ya que no necesitan ser controlados conscientemente por la persona. Son aprendidos hasta volverse estereotipados y eficaces. En contraste, los procesos controlados o no automáticos, consumen atención y requieren esfuerzo porque la persona los debe controlar para ejecutarlos de manera adecuada. No son rutinarios pero mejoran con la práctica. Siguiendo a Golden (1978), este autor da como ejemplo de respuesta verbal automática a la que se da en el Test Stroop cuando el sujeto tiende a “leer” el estímulo dual. Esto interfiere con lo que se le pide al sujeto en la tarea, que es la respuesta no automática de “nombrar el color” del estímulo dual. Debe entonces inhibir la respuesta automática, o hacer ambas pero de manera secuencial (primero leer y después nombrar). Retomando a Hernández-Pozo (2015), otra teoría es la velocidad relativa de procesamiento, la cual afirma que dos respuestas, una esencialmente más rápida que la otra, compiten entre sí al no poder emitirse de manera simultánea. En la tarea, la respuesta más rápida sería la de leer palabras (MacLeod, 1991). Pero, también hay otra teoría de codificación perceptual, que afirma que esa competencia no se origina en el nivel de emisión de respuesta, sino en el perceptual, y que el procesamiento de información de tipo verbal es más corto que el de la información cromática (MacLeod, 1991). Por último, existen los modelos paralelos de procesamiento de información, que explican que mientras se recopila la información perceptual de manera paralela, se emiten respuestas en forma secuencial. Esto explicaría de alguna forma por qué los estímulos de doble entrada sensorial serían más complejos al requerir dos tipos de respuestas para codificarlos (MacLeod, 1991). Finalmente, MacLeod (1992) sostiene que, si bien estas teorías no son discrepantes, tampoco hay consenso entre los investigadores respecto a cuálpodría ser la explicación más viable para el fenómeno Stroop. 7 3.3. Nuevas tecnologías en los tests neuropsicológicos Algo a destacar de las últimas décadas es el gran impacto que vienen teniendo las tecnologías, y más precisamente los ordenadores sobre los tests neuropsicológicos, lo cual generó que varios investigadores examinen sus ventajas/desventajas de la adaptación de éstos a la informática (Davey, 2005). Los primeros sistemas informatizados que se crearon se dirigieron a lograr la corrección automática de las respuestas en determinados tests. Ahora bien, en cuanto a las desventajas que se podrían presentar, se podría decir que es importante estar familiarizado con las computadoras para que esto no influya sobre su rendimiento (Taylor, Kirsch, Eignor y Jamieson, 1999). Sin embargo, otros autores (Levav, Mirsky, French y Bartko, 1998) han argumentado que no se encuentran diferencias significativas en los rendimientos en pruebas tradicionales versus las realizadas con ordenador. En relación a las ventajas, siguiendo a Etchepareborda, Paiva-Barón y Abad (2009), podemos nombrar las siguientes: hay un control preciso del tiempo (de la presentación de los estímulos y de las respuestas del sujeto) medido en milisegundos; hay menor influencia del experimentador sobre la tarea (con respecto a las instrucciones, al registro del tiempo y a la aplicación del test en general); se deduce entonces que puede haber un ahorro del tiempo empleado para cada evaluación; se presenta una mejora en la precisión y velocidad de las puntuaciones (queda registrado en la computadora de manera objetiva y exacta); mayor cantidad de puntuaciones (debido a que el error del experimentador puede suprimir algunas respuestas); y por último, todo lo anterior potencia una investigación, pudiendo hacer más factible que las mediciones no sean sesgadas. 8 4. Estado del Arte 4.1. Versiones del Stroop Originalmente, la prueba Stroop (Stroop, 1935) consiste de 3 cartas blancas, en las cuales cada una tiene 10 filas de 5 ítems. La misma posee 4 partes. En la primera, el sujeto debe leer nombres de colores dispuestos al azar (azul, verde, rojo, marrón y morado) e impresos en letras negras. En la segunda, hay que leer los nombres de colores (azul, verde, rojo y amarillo) escritos en tinta de color (azul, verde, rojo y amarillo), ignorando el color de la letra (el color de la tinta no corresponde al nombre del color). En la tercera, se debe nombrar el color de los cuadrados (azul, verde, rojo, marrón y morado). Y en la cuarta, se le da al sujeto la carta de la parte 2, con la diferencia de que tiene que nombrar el color en el que las palabras están impresas e ignorar su contenido verbal. El autor observó que una persona podía leer las palabras en tinta de color tan rápido como cuando se le presentaban en tinta negra (parte dos y parte uno). No obstante, el tiempo que le llevaba al sujeto hacer la tarea era mayor cuando debía nombrar el color incongruente en lugar de leer la palabra (parte cuatro contra parte tres). A este decremento en la velocidad de nombrar colores incongruentes se lo llamó “efecto de interferencia color-palabra”. Luego de un tiempo comenzaron a surgir adaptaciones a distintos países e incluso variantes de la prueba en cuanto a los tipos de estímulos, la presentación de los mismos, la modalidad de respuesta especificada y versiones auditivas, con categorizaciones de palabras, con oraciones distractoras, en diferentes idiomas para distintos niveles de bilingüismo, o la evaluación de efecto del entrenamiento previo a la tarea, entre otras. MacLeod (1991), es uno de los que se ocupó de hacer una revisión bibliográfica de todos estos cambios del paradigma Stroop que florecieron durante medio siglo de investigaciones. Ahora bien, en cuanto a la práctica clínica neuropsicológica, habitualmente se emplean las versiones con láminas (Burin et al. 2013), en especial la de Golden (1978), que es la versión española, y presenta la normalización del test para la población de entre 7 y 80 años. A diferencia de la original, posee 3 partes (en vez de cuatro) constituidas por 100 ítems cada una. Cada fase dura 45 segundos. En la 9 primera se presentan los estímulos congruentes (palabras de colores), en la segunda los estímulos neutros (símbolos de “XXXX” en rojo, verde y azul) y a lo último viene la lámina de interferencia con estímulos incongruentes (palabras pintadas de un color distinto al que nombran). Por otro lado, existen versiones para poblaciones con dificultades lectoras y no-lectoras como el Stroop Día-Noche, Stroop de frutas y Test de los Cinco Dígitos (Martín et al., 2012). También se ha utilizado para pacientes con diversas patologías. En este sentido, se creó el Stroop emocional, en el cual las palabras son amenazantes o peligrosas (y no neutras como en las versiones clásicas). Se ha aplicado a pacientes con dolor crónico, depresivos, con alexitimia o trastorno de pánico, entre otras (Anderson y Haldrup, 2003; Gallardo, Baños, Belloch y Ruipérez, 1999; Martínez y Marín, 1997; Quero, Baños y Botella, 2000). Por último, algo a destacar sería el Stroop Computarizado, del cual se podría encontrar su antepasado en Tecce y Dimartino (1965), quienes hicieron por primera vez la adaptación del test a un dispositivo tecnológico, el cual en esa época fue un taquistoscopio. Sin embargo, esto fue el principio de una larga lista de trabajos que usó ordenadores para diversos experimentos. Por ejemplo, Salo, Henik y Robertson (2011), han mostrado que la interferencia era significativamente mayor en la versión clínica computarizada (estímulos en columnas) que en la versión computarizada de un solo ensayo (un estímulo a la vez), y a la vez, la versión de un solo ensayo aleatoria (estímulos congruentes, incongruentes y neutros mezclados a lo largo de la prueba) tuvo respuestas más facilitadas que la versión por bloques. En otro estudio (Assef, Capovilla y Capovilla, 2007), afirman que en la versión computarizada se elimina la interferencia de la distracción de presentar varios estímulos simultáneamente (ya que cada estímulo se presenta aislado en la pantalla, y el siguiente estímulo solo se presenta después de que el participante haya respondido al estímulo anterior). Entonces estos autores (Assef et al., 2007) dicen que por un lado, se elimina la interferencia de la distracción, y que por el otro, se restringe la posibilidad de respuestas erróneas, e incrementa el tiempo de respuesta. También se han hecho otras investigaciones con versiones computarizadas para probar que éstas son mejores en cuanto a la precisión y 10 medición de las respuestas y del control de los estímulos (Córdoba, Karnikowski, Pandossio, Nóbrega, 2008; Scurtu,Manzano-Arrondo, Rodríguez Testal, 2016). 4.2. Efecto de Interferencia Stroop y las modalidades de respuesta Se ha demostrado que la latencia de respuesta del sujeto, cuando la palabra es incongruente con la tinta, aumenta significativamente con relación a cuando la palabra es congruente o neutra (McClain, 1983). Es así como el efecto Stroop es explicado por la incompatibilidad entre el color en que está impresa la palabra y el significado de dichas palabras. Un descubrimiento importante es el de Dalrymple y Budayr (1966), quienes manifiestan que la interferencia es mayor cuando el color de cada palabra coincide con el nombre de color del estímulo siguiente. Es decir, que había que controlar que los ítems no fueran repetidos uno delante del otro. También se ha investigado (MacLeod y MacDonald, 2000), que la práctica tiene una cierta influencia sobre el efecto de interferencia, ya que después de haberlos entrenado a los sujetos, el patrón se invirtió: tanto los colores incompatibles como los congruentes no interfirieron significativamente en la tarea, a diferencia de lo que reportó tiempo antes Brown (1915). Por eso es que también se ha investigado el efecto de la práctica o cuántos ensayos deberían haber antes de la prueba propiamente dicha (MacLeod, 1991). Por otro lado, a lo largo de estos años, surge como interrogante en diversos autores (Hintzman et al., 1972; Hock y Egeth, 1970; Keele, 1972; Stirling, 1979), si la interferencia es un fenómeno que se produce por la característica del estímulo, o el tipo de respuesta que se le demanda al sujeto. Glaser y Glaser (1982) postulan la hipótesis de la decisión semántica, donde el proceso se llevaría a cabo en las etapas intermedias del procesamiento, mientras que la de competición de respuestas, dice que ocurre en la fase de respuesta del sujeto (Dunbar y McLeod, 1984). La competición de respuestas, sugiere que en el efecto Stroop las funciones ejecutivas pugnan entre querer denominar el color de la palabra, o leer la palabra en sí misma, y que el resultado final depende de la velocidad de esas dos respuestas. También estos autores lo han denominado “carrera de caballos”, y 11 afirman que el procesamiento semántico de las palabras es más rápido que el de los colores. Del mismo modo, Posner y Snyder, (1975), habían afirmado que la lectura de las palabras era previa al hecho de nombrar el color, y esto lo explicaron diciendo que ocurría una activación automática simultánea tanto de la vía correspondiente a la palabra, como la del color, pero en esta competencia, ganaba la vocalización de la palabra. Desde esta teoría de la automaticidad, el fenómeno Stroop sería un proceso automático difícil de controlar pero esto no quitaría el hecho de que demande control atencional (Logan, 1980). En relación a esto, se podría decir que la modalidad de respuesta que se le especifique al individuo, debería ser examinada, para ver si influye en la interferencia o no (MacLeod, 1991). Por ejemplo, uno de los primeros estudios en este campo (Pritchatt, 1968), sostiene que la latencia de la respuesta varía, ya que cuando se le especifica al sujeto que pulse un botón (como respuesta manual) que corresponda al color de la tinta, la dificultad se reduce porque mejora la ejecución. Por consiguiente, Nielsen (1975) investigó la interferencia en respuestas manuales versus vocales, y encontró que si bien el efecto se presentaba en ambas variantes, fue mayor en las respuestas vocales. McLeod (1991), entonces, se pregunta si en realidad existe el fenómeno interferencia en las modalidades manuales. Como refieren Logan, Zbrodoff y Williamson, 1984; Roe, Wilsoncroft y Griffiths, 1980; Schmit y Davis, 1974; Virzi y Egeth, 1985; Warren y Marsh, 1979, citados en MacLeod (1991), parecería que sí hay efecto de interferencia en el Stroop de modalidad manual. Existe un sólo estudio en el que no se ha encontrado el efecto Stroop en la modalidad manual. En este, McClain (1983) descubrió que la interferencia disminuye a medida que la respuesta consiste en presionar botones etiquetados con la palabra de cada color, y que la interferencia disminuye casi a su ausencia cuando estos botones tienen directamente el parche de color al que se refieren. En la conclusión de McLeod (1991), según las evidencias hasta el momento, se manifiesta que la interferencia disminuye cuando la modalidad de respuesta cambia de oral a manual. No obstante, recalca que el efecto Stroop no puede ser obra de un sólo factor: importa el modo de respuesta, pero también la interacción de esos estímulos y respuestas. 12 4.3. Diferencias de sexo en el Stroop Desde tiempo anterior a la creación del Test Stroop en 1935, autores han investigado sobre las diferencias a nivel de la cognición, de hombres y mujeres. Ligon (1932), por ejemplo, ha encontrado que las niñas superaban a los niños, significativamente, en el nombramiento del color (y esto aumentaba a mayor edad y mayor escolaridad), pero esto mismo no sucedía con la lectura de palabras. En el mismo año de la aparición del test, Stroop encontró resultados similares aunque los mismos no fueron replicados en personas adultas (Stroop, 1935). Stroop (1935) supuso que esta diferencia de sexo puede deberse a las distintas costumbres que tiene cada uno de responder a los colores como estímulos. En otras palabras, reaccionar a un estímulo de color mediante el nombre del color puede serle más común a las mujeres que a los hombres. Esta diferencia puede estar influida también a través de la educación, ya que como se mencionó anteriormente, responder a los colores mediante una palabra no es una conducta habitual como lo es la lectura (Stroop, 1935). Jorgenson, Davis, Opella y Angerstein (Jorgenson et al., 1980, 1981) señalaron que la latencia de la respuesta era consistentemente más corta al leer la palabra que al reportar el color. Y que las mujeres demostraron una latencia más corta para los estímulos-color que los hombres; aunque éstos presentaron una latencia más corta para los estímulos-palabra. Más adelante, comenzaron además, a observar esas diferencias en el desempeño entre hombres y mujeres a lo largo del desarrollo. Así es como Peretti (1969), analizando además la escolaridad, encontró que las mujeres tienen mejores rendimientos en la inhibición de la interferencia, tanto en la primaria, como en la secundaria y la universidad, sin embargo, estos resultados no alcanzaron significación estadística. En función de avanzar en este sentido, el mismo autor, replica el estudio mejorando las condiciones metodológicas, y hallando así diferencias significativas en el desempeño entre los sexos, concluyendo que las mujeres se desempeñan más rápido que los hombres, independientemente del grado de instrucción que hayan tenido(Peretti, 1971). Esto ha generado más controversia e investigaciones al respecto. Bettner, Jarvik y Blum (1971), se concentraron en la población de la tercera edad, en la que replicaron las mismas 13 conclusiones. También Jensen (1965), estudiando a 400 universitarios, encontró que en las tarjetas de palabra-color las mujeres tenían ventaja, pero argumentó que probablemente esto se debiera a una facilidad para denominar el color específicamente, y no a alguna habilidad especial para resistir la interferencia establecida por los estímulos Stroop. En este sentido, Golden (1974) quiso ampliar la investigación, por esto es que utiliza una muestra, igualmente de jóvenes universitarios (219 sujetos), y además utiliza su propia versión del Stroop. Sus resultados fueron que las mujeres tuvieron mejor desempeño en todas las láminas, aunque sólo en la de palabra-color la diferencia fue estadísticamente significativa. Es decir, que podría haber una ventaja para las mujeres en esa parte del test. Sin embargo, estos resultados difieren a los que obtuvo Sarmány (1977) en un estudio de 57 participantes adultos jóvenes en el cual se les tomó cinco repeticiones de “palabra-color” para medir la interferencia. Los sujetos debían designar, alternativamente, el color de la palabra independientemente de su significado, y en el siguiente ítem, leer el significado de la palabra, independientemente del color en el que fue escrito. Y los resultados dieron valores significativamente favorables para las mujeres en las cinco repeticiones del test. Con lo cual, no se replicaron las conclusiones tanto de Jensen (1965) como de Golden (1974), sino que por lo contrario, se dedujo una mayor resistencia a la interferencia en el grupo de mujeres en comparación con el de los hombres, es decir, una capacidad superior para dominar la interferencia en el nivel perceptual. Ahora bien, con respecto al hallazgo diferencias en el desempleo entre sujetos de distinto sexo, hay mucha controversia, y autores como MacLeod (1991), después de hacer una revisión bibliográfica del tema, han concluido a grandes rasgos, que “no hay diferencias entre sexos en el Stroop”. No obstante, existen varios autores además de Golden (1974), Jensen (1965), Ligon (1932), Peretti (1971), Sarmány (1977) y Stroop (1935), que surgieron posteriormente, para refutar esa suposición. En este sentido, se puede nombrar en primer lugar, a Mekarski et al. (1996), quienes con 16 sujetos, analizan las diferencias de sexo junto con las variables dependientes de velocidad de respuesta y errores, y las independientes: sexo, entrada perceptual, congruencia de estímulos, resultado de la respuesta manual, y bloque de ensayo. Este estudio resulta relevante dado que es uno de los 14 pioneros en utilizar una versión computarizada del Stroop, y porque en sus hallazgos reportaron que, si bien los hombres fueron más lentos que las mujeres en los cuatro bloques de ensayo, aquéllos responden significativamente más rápido a los colores que las mujeres, mientras que éstas reportan un mejor rendimiento con las palabras. He aquí que los autores concluyen que la razón de esto sería porque los hombres superan a las mujeres en capacidades espaciales (por eso tienen mejor procesamiento de los colores), mientras que las mujeres los rebasan en habilidades motrices verbales y finas (por eso tienen mejor procesamiento de palabras). Además, ellos infieren que el hecho de que los demás investigadores no hayan encontrado diferencias significativas (MacLeod, 1991), es porque sólo tomaron en cuenta la cantidad de errores como variable, la cual en el estudio de Mekarski et al. (1996), no arrojó valores disímiles entre sexos, excepto en el bloque de ensayo “palabra-color”, por lo cual se produce un sesgo con respecto a los otros bloques del test (en los que también se encontraron diferencias) si no se tienen en cuenta otras variables en juego. En segundo lugar, Baroun y Alansari (2006), con una versión arábiga de Golden, demostraron que las mujeres kuwaitíes son más rápidas que los hombres tanto en la lámina “color”, como la de “palabra-color”. Y no se encontró diferencias significativas en la lámina “palabra”. Entonces, en general, las mujeres se desempeñaron mejor en la prueba Stroop. Tanto estos autores como Mekarski et al. (1996), atribuyen estas diferencias significativas, a ciertas habilidades disímiles que posee cada sexo en particular; explayando, de esta manera, a lo que Golden (1974) y Jensen (1965) se refirieron al no atribuir la distinción de los valores a una capacidad para la interferencia, sino a una competencia en su respuesta general. Por otro lado, desde un nivel fisiológico, Cuevas, Calkins y Ann Bell (2016), mediante un estudio de control de interferencia en el que se midió la actividad cerebral con un electroencefalógrafo a niños de 4 años de edad, revelaron que aunque no hubo discrepancias entre sexos en el rendimiento de las tareas, sí tenían distintos correlatos neurales frontales, es decir, que habían diferentes sitios de cuero cabelludo frontal que se activaban, con lo cual las medidas de potencia del electroencefalograma (EEG) también eran dispares (había diferencias en la organización cerebral). Por ejemplo, en las niñas se observaron cambios más 15 localizados en el EEG, lo cual puede ser un indicativo de un funcionamiento neuronal más eficiente del cerebro (Cuevas et al., 2016). A la vez, sugieren que los orígenes de estas diferencias tempranas del desarrollo del cerebro, podrían deberse a las interacciones que se dan entre el ambiente intrauterino y el feto. También hay un autor (Luders et al., 2004) que expresa que las mujeres tienen mayor complejidad y superficie cortical, lo cual es un dimorfismo sexual que colabora para que se presente una mejora en su rendimiento en ciertos aspectos cognitivos. Estos datos entonces, muestran información valiosa sobre las diferencias de sexo en los sistemas neuronales que se relacionan con el procesamiento ejecutivo desde la primera infancia. Ahora bien, específicamente en el Test Stroop, el área que más activación ha presentado tanto en versiones manuales como orales, es la corteza cingulada anterior (Laird, 2005; Pardo, 1990). Siguiendo la misma línea fisiológica del tema, Noback, Strominger y Demarest (1996), plantearon que las mujeres tendrían un sustrato neural entre los receptores del color y el tectum o colículo superior (el cual forma parte del mesencéfalo, y está implicado en recibir los impulsos nerviosos de los ojos y otros sistemas sensoriales, además de ser capaz de activar los movimientos oculares) y las neuronas pulvinares o pulvinar (el cual es el núcleo más posterior del tálamo, en la zona lateral posterior, y participa como un componente subcortical de la red de atención filtrando información visual y respondiendo selectivamentea ciertas características del estímulo visual como el color, orientación o movimiento). Estas conexiones explicarían por qué las mujeres tienen un procesamiento más rápido del color. También, Noback et al. (1996) afirman que una vía geniculoestriada (sistema que participa en la visión determinando “qué se ve”) de la retina, podría explicar cómo las mujeres pueden discriminar más fácilmente los patrones visuales de las palabras en la lámina “palabra color” (Mekarski et al., 1996). Asimismo, hay investigadores (Burke y Yeo, 1994; Goy y McEwen, 1980; Kimura, 1987) que brindaron datos sobre que las mujeres presentan un mayor tamaño tanto del área del cuerpo calloso (conjunto de fibras nerviosas que une los dos hemisferios cerebrales) como del plano temporal (región del lóbulo temporal que se relaciona con el análisis de sonidos complejos y también los sonidos que cambian de frecuencia en el tiempo como es el lenguaje). Entonces, a partir de 16 estas dismorfias sexuales desde la anatomía cerebral, se podrían explicar las diferencias en el funcionamiento cognitivo. Así es como exponen que, mientras las mujeres poseen mayores habilidades verbales, motricidad fina y velocidad de exploración perceptual (Maccoby y Jacklin, 1978; Watson y Kimura, 1990), los hombres tienen mayor capacidad espacial (Harris, 1979). No obstante, distintos autores continuaron indagando sobre esta temática como Shen (2005), quien utilizó una versión manual y conectó electrodos a cada participante para registrar datos fisiológicos. La novedad de este estudio fue que cambió la modalidad de estímulo (ya que eran participantes japoneses y utilizó caracteres kanji), y la modalidad de respuesta (dos botones en las manos). La conclusión que obtuvo fue similar a anteriores resultados (Baroun y Alansari, 2006; Mekarski et al, 1996), ya que el tiempo de respuesta o latencia de los hombres fue más largo en las diferentes condiciones de estímulo, y en la parte de “color-kanji”, los resultados fueron más disímiles. Así es como el autor finaliza diciendo que, indudablemente, hay una estrategia cognitiva que es distinta en cada sexo, un patrón distinto de activación neuronal. Y que debido a esto, el tiempo que tardaría el hombre en procesar la información visual en el Stroop, sería más largo que el de las mujeres (Shen, 2005). Sin embargo, dice que aunque los datos son esclarecedores en cuanto al distinto procesamiento perceptual, no lo es con respecto a las diferencias en la interferencia en ambos sexos, es decir, que no se pudo explicar porqué hay mayores diferencias entre sexos en la fase color-kanji. Esto concuerda con los autores que plantean diferencias fisiológicas, y por lo tanto cognitivas en ambos sexos (Cuevas et al., 2016; Burke y Yeo, 1994; Goy y McEwen, 1980; Harris, 1979; Kimura, 1987; Luders et al., 2004; Maccoby y Jacklin, 1978; Noback et al., 1996; Watson y Kimura, 1990). Otros autores han seleccionado muestras más grandes para generar datos normativos para el Test Stroop, y han tomado, entre otras variables demográficas (edad y educación), al sexo. Por ejemplo, Van Der Elst et al. (2006) trabajó con una población holandesa (1.856 sujetos) de 24 a 81 años, en la que encontró diferencias significativas de sexo (a diferencia de MacLeod, 1991) en las tres puntuaciones de una versión holandesa adaptada del Stroop clásico, en la cual las mujeres superaron a los hombres en todos los rangos de edad. Los autores 17 agregan que esta variable afecta al rendimiento de la tarea Stroop, en cuanto a la velocidad o tiempo de respuesta para completarlo, y no en relación a los errores que cometen, ya que los mismos no presentaron una diferencia estadísticamente significativa entre los sexos. También se pueden mencionar a otros autores que han encontrado resultados similares tales como Moering, Schinka, Mortimer y Graves (2004), o Rivera et al. (2015). Este último estudio, generó datos normativos en una población latinoamericana (3.977 adultos) en distintos países, y hallaron diferencias significativas entre hombres y mujeres; pero, como las mismas no resultaron consistentes en todos los países abarcados, no las consideraron para hacer una normativa que contemple esta variable. También encontraron que las mujeres se desempeñaron mejor en el “nombre de color”, pero que las diferencias de sexo eran dudosas para la lámina “interferencia”. Y se observó que la educación está positivamente asociada con el desempeño de Stroop, por eso es una variable que hay que tener en cuenta también porque puede generar datos confusos cuando interrelaciona con la edad y el sexo (Steinberg, Bieliauskas, Smith e Ivnik, 2005). No obstante, Rognoni et al., (2013) usaron el test en una muestra española de adultos jóvenes (179 sujetos), en la que observaron que había un “efecto nulo” tanto de la edad como el sexo en las tres partes del Stroop, en contraposición con la escolaridad, la cual sí influía. En este estudio no se tuvieron en cuenta los tipos de errores, pero cuando sucedía uno, se alargaba el tiempo de resolución. Estos resultados en los que no hubo influencia del sexo en el desempeño, se reiteraron en numerosas investigaciones (Alansari y Baroun, 2003; Anstey et al., 2000; Fernando, Rodríguez, y Silva, 2012; Houx, Jolles y Vreeling, 1993; Ivnik et al., 1996; Peña-Casanova et al., 2009; Troyer, Leach y Strauss, 2006; Van der Elst et al., 2008). Alansari y Baroun (2003), además de hacer un estudio de sexo, le agregaron interculturalidad, por lo que estudiaron muestras de Kuwait y Reino Unido. Los resultados no objetivaron diferencias en el desempeño en función del sexo ni de la cultura. A su vez, Fernando et al. (2012), no encontraron diferencias significativas, pero encontraron que los hombres rindieron mejor en la tarea en cuanto a los tiempos de sus respuestas en los tres ensayos del test. Por último, otro trabajo (Daniel et al., 2000) encontró desempeño semejante entre sexos, a lo largo de tres rangos de edad (7-8 años, 9-10 años y 18-24 años). 18 Si bien los niños de primaria obtuvieron mejor desempeño durante la interferencia que los universitarios, pero no encontraron interacciones significativas entre el sexo y la edad, por lo cual la escolaridad, como ya se mencionó, sigue siendo una variable importante. Realizaron el experimento con la versión de Golden (1978), y tomaron en cuenta la puntuación según el número de ítems correctos de la condición “palabra-color”. Lo que es interesante de este estudio, es que toman el trabajo de Owens y Broida (1998) para hacer un contrapunto con sus resultados, los cuales, al igual que Mekarski et al. (1996), encuentra que bajo la modalidad de respuesta motora, los hombres se desempeñan mejor con los colores, en este caso en la condición “palabra-color”. Dicen que, si bien Owens y Broida (1998)se centraron en una sola franja etaria, ésta no sería la responsable de la diferencia entre ambos estudios, sino el tipo de modalidad de respuesta que utilizaron: manual (en contraposición con la oral de Daniel et al., 2000). Es importante este análisis ya que la presente tesina incluye ambos tipos de modalidades para estudiar las diferencias de sexo. Así es como Daniel et al. (2000) proponen que las investigaciones futuras tengan en cuenta a las diferencias de sexo junto con factores que se asocien a la modalidad de respuesta, como por ejemplo, el tiempo de reacción (en lugar de creer que la interferencia se da simplemente por la incongruencia de estímulos). En conclusión, los estudios mencionados muestran resultados controvertidos respecto a las posibles diferencias de sexo en tareas de interferencia de tipo Stroop. A su vez, los estudios se realizan bajo distintas modalidades de tareas (verbales y computarizadas), por lo que no queda claro si las diferencias reportadas por algunos autores se asocian a la capacidad de inhibir la interferencia en sí misma, o a otras variables como puede ser la destreza motora. 19 5. Metodología 5.1. Tipo de estudio El diseño es de tipo cuasiexperimental, de comparación de grupos según el sexo (hombres y mujeres) en dos tipos de tareas de inhibición de interferencia (clásica y computarizada). Se utilizó un ordenador tipo notebook de 17”, en el cual se corrió el software del Stroop Computarizado, a la vez que se iban registrando las respuestas del sujeto. Además, para la versión clásica, se utilizó un programa de grabación de audio (Nuendo) para cronometrar las respuestas para el registro de los datos. 5.2. Sujetos 5.2.1. Muestra Se invitó a participar de manera voluntaria a sujetos sanos de entre 20 y 30 años en la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires. La muestra experimental estuvo conformada por 60 adultos (30 hombres). Para la inclusión de los mismos se tuvo en cuenta el nivel de instrucción (entre 12 y 18 años de escolaridad), y los puntajes del MOCA (≥ 26) y el BDI (≤ 15). 5.2.2. Consentimiento Informado Los sujetos que colaboraron firmaron un consentimiento informado, el cual contenía todos los objetivos y procedimientos que se iban a llevar a cabo durante la evaluación. (Ver anexo 1) 5.3. Instrumentos Test Stroop Computarizado: Se utilizó una versión adaptada al ordenador y programada en lenguaje Python. La misma consistió de 3 partes, al igual que la versión española de Golden (1994), con la diferencia de que los estímulos son presentados de a uno en el centro de una pantalla, a la manera de la versión computarizada que utilizaron Assef et al. (2007). 20 Se presentaron tres bloques de 30 ensayos cada uno. El Stroop computarizado estaba programado mediante un software que registraba la latencia de la respuesta en milisegundos, y también la catalogaba según: acierto/error/no responde. En la primera parte, se mostraron los nombres de los colores ("ROJO", "VERDE" o "AZUL"), escritos con letras blancas en una pantalla negra y los sujetos tenían que presionar lo más rápido posible, las teclas de cursor izquierda, abajo o derecha para cada color respectivamente. En cada una de las teclas se había colocado un parche con la palabra del color impresa en negro, ya que ésta es la mejor manera de señalizarlas según el estudio de McClain (1983), a saber: la tecla de flecha izquierda estaba cubierta de un parche escrito con la palabra ROJO; la tecla de flecha de abajo estaba cubierta de un parche con la palabra VERDE; la tecla de flecha derecha estaba cubierta de de un parche con la palabra AZUL. En una segunda etapa, las cadenas formadas por cuatro letras “X” fueron mostradas en la pantalla, escritas de forma aleatoria en rojo, verde o azul, y el sujeto tenía que pulsar la tecla correspondiente según el color de las letras. En la tercera etapa, se mostraron los nombres de los colores, pero escritos en una tinta que no coincidía con el nombre (por ejemplo, “AZUL" fue escrito en verde). Los sujetos tenían que pulsar la tecla correspondiente al color de la tinta, y no al nombre de color escrito. En las dos primeras etapas, los colores (palabras en la primera, y el color de la serie X en la segunda) fueron contrarrestados, por lo que cada uno apareció diez veces. En la tercera fase, cada posible par “palabra-color” apareció cinco veces, en un orden alternado. Los estímulos se presentaron cada 4 segundos en el centro de la pantalla y eran visibles durante 1 segundo, antes de ser reemplazados con el mensaje de realimentación (“correcto” o “incorrecto”). Un intervalo de 1 segundo transcurrió antes de la aparición del siguiente estímulo. Los sujetos fueron instruidos para responder lo más rápido posible, dentro de un límite de tiempo de 750 milisegundos. Si los participantes no responden en ese intervalo, un mensaje (“no respondió”) aparece como retroalimentación. Las mediciones de la tarea fueron: número de respuestas correctas en cada uno de los bloques; a saber, palabra, color y ensayos de “palabra-color”. Se calculó el índice de interferencia siguiendo la fórmula del Stroop convencional (ver anexo 3). Las instrucciones se le dieron al sujeto a través de la pantalla del ordenador. A su vez, el mismo software 21 que corría el test, grabó las respuestas del sujeto para poder recolectar los datos y analizarlos posteriormente. Test Stroop Convencional: Se utilizó la versión de Golden (1978), en la cual el sujeto, al igual que en la original (Stroop, 1935), debe leer ó denominar una serie de estímulos que se le presentarán a través de un folleto con tres páginas. En la primera página, las palabras "ROJO", "VERDE" y "AZUL" están impresas en tinta negra y se repiten aleatoriamente en columnas. En la segunda página, el ítem "XXXX" aparece repetidamente en columnas, impreso en tinta roja, verde o azul. En la tercera página (denominada página de interferencia), las palabras "ROJO", "VERDE" y "AZUL" están impresas en tinta roja, verde o azul, pero en ningún caso las palabras y los colores son coincidentes. Por ejemplo, la palabra "AZUL" aparece en tinta roja o verde. La tarea del sujeto es mirar cada página y desplazarse hacia abajo por las columnas, leer palabras o nombrar los colores de tinta lo más rápido posible, dentro de un límite de tiempo determinado. La prueba arroja tres puntajes, en función del número de elementos completados en cada una de las tres hojas de estímulo. Además, se puede calcular una puntuación de interferencia, que es útil para determinar la flexibilidad cognitiva, la creatividad y la reacción del individuo ante el estrés cognitivo. El tiempo de administración es aproximadamente de 5 a 10 minutos.Nine Hole Peg Test (9-HPT, Kellor et al., 1971): El 9-HPT es una prueba breve, fiable, sensible, estandarizada y cuantitativa de la función de las extremidades superiores. Evalúa específicamente la destreza manual, pero no evalúa calidad de movimiento, ni modelos de prensión. Tanto las manos dominantes como las no dominantes son probadas dos veces. El paciente está sentado en una mesa con un contenedor pequeño y poco profundo con nueve clavijas y un bloque de madera o plástico que contiene nueve agujeros vacíos. Debe realizarse primero con el brazo dominante. Se debe proporcionar un ensayo clínico (por brazo) antes de evaluar la prueba. La sincronización se debe realizar 22 con un cronómetro y se graba en segundos. El cronómetro se inicia cuando el paciente toca la primera clavija y se detiene cuando el paciente coloca la última clavija en el contenedor. El tablero debe tener un mecanismo para disminuir el deslizamiento. Para esto se aplicaron cintas autoadhesivas en el presente estudio. También debe colocarse delante del paciente, con el contenedor sosteniendo las clavijas en el lado de la mano dominante. En una orden de inicio cuando se inicia un cronómetro, el paciente recoge los nueve clavijas uno a la vez lo más rápido posible, las coloca en los nueve agujeros y, una vez que están en los agujeros, los pone de nuevo en el contenedor lo más rápidamente posible. Se registra el tiempo total para completar la tarea. Dos ensayos consecutivos con la mano dominante son seguidos inmediatamente por dos ensayos consecutivos con la mano no dominante. El tiempo de administración variará dependiendo de la capacidad del paciente, pero el tiempo total de administración debe ser de aproximadamente 10 minutos o menos. El rendimiento en la prueba de 9-HPT puede ser sensible a los efectos de la práctica, es decir, los pacientes suelen mostrar un menor rendimiento cuando se probó por primera vez debido a la falta de familiaridad con la tarea. En el presente estudio, se computó el tiempo empleado con la mano dominante, con la cual los sujetos tuvieron dos ensayos previos que no fueron tenidos en cuenta para los resultados MOCA (Montreal Cognitive Assessment, Nasreddine, 1996): Esta técnica fue desarrollada como un instrumento de “screening” o rastrillaje de alteración cognitiva, y permite, con su administración breve y sencilla, valorar el estado cognitivo de los pacientes sin llegar a ofrecer un diagnóstico por ello. Permite confirmar sospecha de un deterioro cognitivo global o descartarlo. Su puntuación máxima es de 30 puntos, tiene sub-ítems donde se evalúan funciones como la memoria a corto plazo, habilidades visuoespaciales (tarea de dibujo y copia de cubo tridimensional), múltiples aspectos de las funciones ejecutivas (tarea de alternancia, fluencia fonémica y abstracción verbal), atención y memoria de trabajo (tarea de atención sostenida, sustracción en serie y dígitos hacia adelante y hacia atrás), lenguaje (denominación, repetición de oraciones y fluidez), y por 23 último, orientación espaciotemporal. Debido a que el MOCA está desarrollada en inglés específico, se realizan traducciones lingüísticas y culturales para adaptar la prueba en otros países. Para las instrucciones se utilizaron los lineamientos según Nasreddine et. al (2005). BDI II (Beck Depression Inventory, Beck, Steer y Brown, 1996): Inicialmente fue creado en 1991 como una escala heteroaplicada, pero se generalizó su uso como escala autoaplicada. La versión utilizada fue adaptada y traducida al castellano por Brenlla (2006). Consta de 21 ítems, los cuales contienen 4 sub-ítems que aumentan en gravedad, y la persona debe elegir el más acorde a su estado actual. Con la graduación se evalúa cualitativamente la intensidad o severidad de sintomatología depresiva. Se obtiene un rango de 0 a 63 puntos posibles. Los puntajes son: Altibajos considerados normales: 1-10 Depresión moderada: 21-30 Disturbios suaves del humor: 11-16 Depresión severa: 31-40 Depresión clínica fronteriza: 17-20 Depresión extrema: más de 40. Se excluyeron sujetos con valores superiores a 15 puntos en este Inventario. 5.4. Procedimiento Se le esclarecieron los motivos y el quehacer de las tareas a cada sujeto antes de entregarle el consentimiento informado. A continuación, se administraron las pruebas de screening, y al verificar que los sujetos cumplían los criterios de inclusión, se comenzó con la administración de los tests. A todos los sujetos se le tomaron el 9-HPT y el Stroop, pero el orden de la modalidad de éste último (tarea clásica/tarea computarizada), se estableció de manera aleatorizada en cada uno de los grupos. 24 6. Análisis de los datos Se reportan medias (M) y desvíos estándar (DE) para describir la muestra estudiada. Para realizar comparaciones entre el grupo de mujeres y el grupo de hombres en las distintas instancias de las tareas de tipo Stroop se utilizó un ANOVA de tres factores sobre las variables de las tareas de Stroop: El factor 1 fijo: grupos (dos niveles, mujeres y hombres). El factor 2 de medidas repetidas: tipo de ensayo (3 niveles): 1) ensayos de palabra, 2) ensayos de color y 3) ensayos de palabra-color. Finalmente, el factor 3 de medidas repetidas: tipo de tarea (2 niveles): Stroop Clásico y Stroop computarizado. A su vez, se realizó una prueba de T para contrastar el desempeño entre los grupos de mujeres y varones en la tarea de destreza motora. Además se realizó una correlación de Pearson para medir el grado de relación entre la destreza motora y el rendimiento en los distintos ensayos de las tareas de Stroop. Para todos los contrastes realizados el nivel de significación empleado fue de p <.05. 25 7. Resultados Del total de 88 sujetos incorporados inicialmente al estudio, se analizaron en forma completa los datos de 60 sujetos. Los sujetos restantes (N = 28), fueron excluidos del análisis por no cumplir los criterios de inclusión según el MOCA (≥26) o el BDI II (≤15). La muestra de los 60 sujetos estuvo conformada por 30 mujeres y 30 varones, con una edad media de 24,22 años y un desvío estándar de 3,25 años. 7.1 Datos demográficos Los grupos Varones y Mujeres no mostraron diferencias significativas en la edad ni en la educación (t (58) = 0.83, p = 0.408 y t (58) = 0.98, p = 0.328, respectivamente). Tampoco mostraron diferencias significativas en la distribución de frecuencias de la variable sexo. Respecto a los síntomas de depresión, tampoco se observó diferencia significativa entre los grupos t (58) = 0.47, p = 0.640. Estosdatos se muestran en la Tabla 1. Tabla 1. Datos demográficos. N Edad M (DE) Nivel educativo M (DE) BDI M (DE) Varones 30 23.87 (3.25) 14.33 (1.72) 9.07 (4.57) Mujeres 30 24.57(3.25) 14.67(1.67) 9.67(5.29) M: Media aritmética, DE: Desvío estándar, BDI: Beck Depression Inventory 7.2 Rendimiento en el stroop según el sexo y el tipo de tarea La comparación del rendimiento medida en números de aciertos para cada fase de la tarea para los dos grupos (mujeres versus hombres) encontró efecto principal significativo de los tres factores: grupo, de tipo de ensayo y del tipo de 26 Stroop administrado (F (1,58)= 4.58; p <0.05, F(2,116)= 1439,16; p<0.05 y, F (1,58)= 2688,9, p<0.05, respectivamente). No se encontró efecto de interacción con el factor sexo en el rendimiento según el tipo de ensayo ni según el tipo de tarea empleada (F(2,116)= 0.92; p>0.05 y, F (1,58)= 1,35; p>0.05, respectivamente). Se halló efecto de interacción entre tipo de ensayo y tipo de stroop. (F (2,116) = 1269.5; p>0.05 Las medias y desvíos del rendimiento medido en número de aciertos para cada fase de la tarea según el grupo, se muestran en la Tabla 3. Tabla 3. Desempeño en las distintas fases de las Tareas Stroop. Grupos N Stroop Clásico- P M (DE) Stroop Clásico- C M (DE) Stroop Clásico- PC M (DE) Stroop Compu- tarizado P M (DE) Stroop Compu- tarizado C M (DE) Stroop Compu- tarizado PC M (DE) Varones 30 107.83 (10.01) 74.10 (10.01) 48.63 (8.26) 25.97 (1.69) 26.27 (1.91) 24.07 (3.22) Mujeres 30 105.93 (9.83) 68.47 (9.99) 45.23 (7.24) 24.50 (3.25) 25.40 (3.16) 22.23 (4.97) Total 60 106.88 (9.88) 71.28 (10.31) 46.93 (7.89) 25.23 (2.67) 25.83 (2.62) 23.15 (4.25) M: Media aritmética, DE: Desvío estándar. Respecto al efecto principal de grupo (sexo), la comparación por pares del factor sexo mostró diferencias estadísticamente significativas entre los grupos (mujeres versus hombres) en los ensayos de palabra de la tarea de Stroop computarizado (p<0.05), a favor de los hombres y en los ensayos de color, en el stroop clásico (p<0.05), también a favor de los hombres. No se hallaron diferencias 27 estadísticamente significativas en los ensayos de Palabra-Color entre hombres y mujeres en ninguna de las dos versiones de Stroop administradas. Respecto al efecto principal de tipo de ensayo, se halló diferencia estadísticamente significativa entre el número de aciertos para los ensayos de palabra que para los de color y a su vez, entre estos últimos y los de palabra color (p<0.05). Esta diferencia fue mayor en los ensayos del stroop convencional. Respecto al efecto principal de tipo de stroop, se obtuvo diferencia estadísticamente significativa en el número de aciertos entre el Stroop clásico y el Stroop computarizado, siendo mayor la cantidad de aciertos en el primero respecto del último (p<0.05). 7.3 Tareas Stroop y Destreza motora Respecto a la destreza motora, los grupos no mostraron diferencias significativas (t (58) = -0.44, p = 0.660). Estos datos se muestran en la Tabla 2. Tabla 2. Puntajes de destreza motora según sexo. Grupos N 9-HPT M (DE) Varones 30 1577.40 (212.19) Mujeres 30 1553.37 (208.52) M: Media aritmética, DE: Desvío estándar, 9-HPT: Nine Hole Peg Test. Por último, en relación a la asociación de la destreza motora con el desempeño en el Stroop computarizado, no se observan correlaciones significativas (p>0.05) (r = -0,021). Tampoco se encontró una asociación 28 significativa entre la destreza motora y el desempeño de los sujetos en el stroop convencional (p>0.05). Tabla 4. Correlaciones de Spearman entre la tarea de destreza motora y el desempeño en el Stroop computarizado, y el Stroop clásico o convencional. P- CLAS C- CLAS PC- CLAS P- COMP C- COMP PC- COMP 9-HPT P- CLAS ___ *,544 ,482 ,144 ,067 ,245 -,047 C- CLAS *,544 ___ *,778 ,278 ,234 ,330 -,164 PC- CLAS ,482 *,778 ___ ,310 ,301 ,381 -,059 P- COMP ,144 ,278 ,310 ___ *,632 *,606 -,043 C- COMP ,067 ,234 ,301 *,632 ___ *,789 ,004 PC- COMP ,245 ,330 ,381 *,606 *,798 ___ -,021 9-HPT -,047 -,164 -,059 -,043 ,004 -,021 ___ P-CLAS: Ensayo Palabra del Stroop Clásico. C-CLAS: Ensayo Color del Stroop Clásico. PC-CLAS: Ensayo Palabra Color del Stroop Clásico. P-COMP: Ensayo Palabra del Stroop Computarizado. C-COMP: Ensayo Color del Stroop Computarizado. PC-COMP: Ensayo Palabra Color del Stroop Computarizado. 9-HPT: Nine Hole Peg Test. *Correlaciones significativas. 29 8. Discusión La importancia de esta tesina reside principalmente en ampliar la investigación actual con respecto a las diferencias de sexo en el rendimiento del Test Stroop (convencional y computarizado). Como se ha dicho, existen muchas controversias en este sentido y los objetivos apuntaron a esclarecerlas. En primer lugar, con respecto a los puntajes de palabra color, la diferencia entre sexos no fue significativa en ninguna de las dos versiones empleadas. Esto no es acorde a las posturas que afirman algunos estudios (Mekarski et al., 1996; Shen, 2005) según las cuales las mujeres presenta mejor desempeño en los ensayos de palabra y palabra-color. En este sentido, los datos obtenidos sugieren que el sexo no resulta una variable que incide en esta habilidad cognitiva. A su vez, los resultados de este estudio mostraron que el grupo de varones presentó mejor rendimiento que las mujeres, en particular en los ensayos de nombramiento de color del Stroop convencional, al igual que otros investigadores (Fernando et al., 2012; Owens y Broida, 1998). Sin embargo, estos resultados resultan controvertidos, a la luz de la evidencia antes reportada (Golden, 1974; Jensen, 1965; Ligon, 1932; Mekarski et al., 1996; Peretti, 1971; Sarmány, 1977; Shen, 2005; Stroop, 1935; Van Der Elst et al., 2006). En contraposición, el grupo de varones tuvo resultados significativos en el ensayo palabra de la versión computarizada, lo cual contradice los estudios que decían que las mujeres parecían tener mejor rendimiento en las láminas palabra y palabra-color (Mekarski et al., 1996; Shen, 2005). En segundo lugar, no se observaron diferencias significativas entre los sexos en relación a la tarea de destreza motora. Esto es opuesto a lo que venían afirmando ciertos autores (Maccoby y Jacklin, 1978; Mekarski et al., 1996; Shen, 2005; Watson y Kimura, 1990) con respecto a las capacidades de las mujeres en destreza motora, y en este sentido, surgen distintas hipótesis que explican estos resultados. En primer lugar, cabe señalar que estos estudios, que sugierenmayor destreza motora en las mujeres, lo infieren a partir de la modalidad de respuesta del test y la latencia de sus respuestas (tiempo que tarda el sujeto en presionar los botones en cada ensayo del test) y le atribuyen a las mujeres esta habilidad motriz 30 en base a sus rendimientos en los ensayos de palabra. Por otro lado, es notable que los estudios referidos datan de décadas pasadas. Esto permite sospechar cambios culturales respecto al entrenamiento de destreza motora en hombres y mujeres. Podría pensarse que tradicionalmente las mujeres hubieran estado más entrenadas en labores domésticas que los hombres, ejercitando de este modo la destreza manual. Sin embargo, en la actualidad ha habido cambios ocupacionales marcados. Por lo tanto, estos resultados podrían sugerir la presencia de otras variables no controladas, como puede ser un entrenamiento a nivel motor de los hombres jóvenes de la actualidad (videojuegos, por ejemplo) o la modalidad de respuesta, propia de esa versión. Con lo cual, habría que tener en cuenta esa variable y generar cambios para que no se produzcan sesgos en los resultados. Por ejemplo, McClain (1983), encuentra que en un Stroop con modalidad motora el efecto Stroop disminuye considerablemente, y ese efecto se hacía nulo cuando se colocaban parches de color en las teclas. Nielsen (1975) nos advierte de esto viendo que la interferencia aumentaba en la modalidad oral, en contraposición con la motora. Daniel et al. (2000), también advierten sobre tener en cuenta a la modalidad de respuesta para los datos ya que su investigación tuvo resultados distintos a la de Owens y Broida (1998), quienes usaron la modalidad manual. Por eso estos autores proponen tener en cuenta variables que se relacionen con la modalidad de respuesta, como por ejemplo el tiempo de reacción o latencia, porque influyen en el rendimiento y por lo tanto, en la interferencia. Si bien el análisis de la varianza muestra que existe diferencia significativa entre los distintos tipos de ensayo, ubicándose en primer lugar los aciertos en los ensayos de palabra, luego los aciertos en los ensayos de color y finalmente los aciertos en los ensayos de palabra color, uno de los resultados más reveladores del presente estudio, muestra que en la prueba de stroop computarizado el efecto de interferencia esperado no se cumple. En este sentido, el paradigma de Stroop antes descrito propone que, por ser la lectura una habilidad automatizada, en los ensayos de lectura los sujetos obtienen puntuaciones superiores a los de nombramiento del color y finalmente, en los de P-C se registran los rendimientos más descendidos, por ejercer interferencia la lectura automatizada sobre la tarea de nombramiento del color. Este fenómeno no se observa en la tarea de stroop 31 computarizado, lo que supone que la, modalidad de tarea computarizada compromete procesos cognitivos y conductuales diferentes a la modalidad clásica, lo que se traduce en resultados diferentes. Estos resultados sugieren la necesidad de abordar estudios de validez de Stroop computarizado. A razón de esto es que se pueden explicar los valores que contradicen a la evidencia en favor de las mujeres. Es decir, los resultados de este cuasi-experimento no arrojaron datos acerca de la interferencia entre hombres y mujeres como se esperaba, sino que indicaría razones para abordar una posible revisión de la validez del Stroop Computarizado, ya que si éste elimina el efecto Stroop necesariamente, entonces no sirve para medir la función por la cual fue creado. Es por esto que MacLeod (1991) se preguntaba sobre si efectivamente había interferencia en las versiones computarizadas con modalidad motora, a pesar de la evidencia que decía lo contrario (Logan et al., 1984; Roe et al., 1980; Schmit y Davis, 1974; Virzi y Egeth, 1985; Warren y Marsh, 1979). En este sentido, cabe señalar que las características propias del Stroop Computarizado pueden estar alterando el clásico efecto del convencional, en el que los sujetos obtienen un mayor puntaje en la lámina palabra que en la de color (y mucho menor en la de palabra-color), lo cual no se da en la computarizada, donde los puntajes no siguen ese patrón de respuesta. Una de ellas tiene que ver con la presentación de estímulos, los cuales aparecen en una pantalla de a uno por vez (a diferencia de la convencional donde todos los estímulos aparecen juntos y en columnas). En cuanto a esto, Salo et al. (2011), comparan dos versiones computarizadas con ambas presentaciones de estímulos, y encontraron que en el listado por columnas, la interferencia era significativamente mayor. Por otro lado, también compararon una versión de bloques por ensayos (versión utilizada en la presente tesina, con tres partes), con una de ensayos aleatorios (las tres partes no estaban divididas y aparecían los ensayos mezclados) y vieron que la segunda facilitaba más el rendimiento. También hay otros autores (Assef et al., 2007) que afirman que en la computarizada se elimina la interferencia de la distracción de presentar varios estímulos simultáneamente, pero dicen que a la vez, se restringe la posibilidad de respuestas erróneas, e incrementa el tiempo de respuesta (con lo cual, haber tomado en el presente estudio, la variable de cantidad de respuestas correctas, y 32 no el tiempo de respuesta, es una limitación). Se puede seguir interrogando entonces, si todas las ventajas referidas en la literatura (Etchepareborda et al., 2009) en cuanto a los tests informatizados no se dan en todos los casos, sino que, por el contrario, la versión computarizada podría eliminar o alterar la evaluación de la inhibición de las respuestas automáticas. Respecto a las limitaciones que presenta este trabajo, es importante destacar entonces, que la controversia de los resultados hallados, especialmente respecto de la versión computarizada, lleva a considerar el requerimiento de futuros estudios que aborden la validez de constructo de dicha versión, para su utilización tanto a nivel experimental como clínico. Lo anterior lleva a considerar la revisión del Stroop Computarizado como test adaptado de Golden (1994) para evaluar la inhibición de las respuestas automáticas. Dentro de lo que habría que tener en cuenta y seguir estudiando, está la modalidad de respuesta (manual versus oral), lo cual Daniel et al. (2000) advirtieron, porque es un factor influyente para la interferencia, y por lo tanto, para la función que mide en sí mismo el test. Además, en el presente estudio no se abordó la variable tiempo de respuesta. Según la literatura revisada (Mekarski et al., 1996), esta variable podría haber resultado útil para analizar las respuestas en el Stroop computarizado. No obstante, en este trabajo se optó por analizar el número de respuestas correctas
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