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1 Trayectorias educativas en escuela media: Desafíos contemporáneos de la obligatoriedad Dra. María Beatriz Greco Mg. Ana Gracia Toscano Introducción La escolarización de los/as jóvenes presenta desafíos importantes ante el avance normativo que asegura la obligatoriedad del nivel medio en nuestro país. La Ley Federal de Educación (Nº 24195) y la Ley de Educación Nacional (Nº 26206) establecieron la extensión paulatina de la obligatoriedad a todo el nivel secundario de educación. Mientras que la Ley Nacional de Protección Integral de los Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes (Nº 26061), sancionada en el año 2005, definió el marco normativo en el que se encuadra la obligación del Estado de garantizar el pleno ejercicio de los derechos y garantías que les corresponden a todos los niños, niñas, adolescentes y jóvenes. En el marco de este avance, la escuela media ha sido escenario de profundas redefiniciones en su estructura y objetivos, al tiempo que sus sentidos y formas de organización continúan siendo objeto de cuestionamiento y debate en tanto imponen dificultades específicas en el recorrido de los/as adolescentes y jóvenes por el nivel. Estas transformaciones sumadas a los cambios políticos, sociales, económicos, de las últimas décadas, demandan nuevas miradas sobre las trayectorias educativas de los/as jóvenes y los modos de promoverlas, acompañarlas y sostenerlas desde las instituciones escolares. Podemos ver por ejemplo, que en la última década el crecimiento de la tasa de escolarización del nivel secundario ha mejorado dando cuenta de un cambio en las expectativas de inclusión educativa de los/as jóvenes. Según los datos censales, en el 2001 la tasa de asistencia al sistema educativo en el tramo 12-14 años era de 95,1%, en 2 el 2010 ascendió al 96, 5%; y en el tramo 15-17 años, en el 2001, era de 79,4% y de 81,6%, en el 2010. A pesar de estas mejoras todavía resta por incorporar una proporción importante de jóvenes y adolescentes a la escuela secundaria, si se observan los datos específicos de escolarización en el nivel secundario1 observamos que un 85,4% de los/as jóvenes de 12-14 años asisten al ciclo básico de la escuela secundaria, mientras que en el tramo de edad 15-17 años la asistencia al ciclo orientado desciende al 54,5% en 2010 (Ministerio Nacional de Educación, 2013), esto indica que en los últimos años de la escuela secundaria, sólo un poco más de la mitad de los/as jóvenes se encuentra escolarizada. Por otra parte, a pesar del aumento de matrícula, la estadística muestra que algunos problemas históricos del nivel siguen presentando obstáculos en las trayectorias de los/as estudiantes: la repitencia y el abandono siguen siendo elevados, especialmente en los primeros años. En el 2005 había un 21,1% de repitencia para el primer año del ciclo (8º año), mientras que en relación al abandono, sólo 38,6% de los inscriptos egresaron en el tiempo pautado por el sistema durante el año 2009,. En términos generales existe el acuerdo en la interpretación de los datos que indica que hay mayor ingreso de la población joven a la escuela secundaria, pero este aumento no se correlaciona con un equivalente porcentaje de egreso en el nivel, si bien hay más jóvenes que logran acceder a la escuela secundaria, éstos/as encuentran muchas dificultades para avanzar en ella, o incluso no llegan a culminarla. Todo parece indicar que la escuela asegura una experiencia de fracaso para muchos/as jóvenes y adolescentes. Hoy entendemos que la interrupción, el detenimiento o el abandono de una trayectoria educativa refiere menos a la supuesta incapacidad personal o los avatares de una historia de vida en particular y más a la dificultad de las instituciones para romper con la homogeneización y atender a la diversidad de trayectorias necesarias, ancladas en 1 Debe destacarse que, en tanto se considera el grupo de edad como foco del análisis estadístico, la tasa de asistencia al sistema educativo resulta más amplia que la tasa de asistencia al nivel secundario propiamente dicho. USER Resaltado 3 cada niño/a o adolescente o adulto/a, dando respuesta a cada sujeto, a partir de su reconocimiento efectivo. El trabajo transformador que la psicología educacional puede realizar es el de colocar la mirada sobre las condiciones institucionales: tiempos, espacios, tareas, modos de relación, instancias de acompañamiento, propuestas pedagógicas, reconocimientos de potencialidades, etc. que hacen a las trayectorias educativas e intervenir sobre ellas de modo que docentes y estudiantes se vean allí inmersos en experiencias potentes, subjetivantes, provocadoras de cambio. Como vemos en los últimos años, las transformaciones en las políticas educativas cursadas en Argentina, se guían por el paradigma de la inclusión; la educación se confirma como un derecho que el Estado debe garantizar para toda la población. Por lo tanto uno de los desafíos centrales de estas políticas, en todos los niveles, es el sostenimiento y acompañamiento de las trayectorias educativas de todos/as los/as niños/as, adolescentes y adultos/as. La educación se constituye así, como un derecho que debe ser garantizado desde instancias institucionales, desde el Estado y sus políticas, y no como una historia personal que cada uno/a asume por su cuenta. Es decir, la perspectiva que hoy se propone, tanto en ámbitos de intervención educativa como académicos y propios de la investigación, es la de reconocer la singularidad de los sujetos, sus trayectorias de vida reales, para pensarlos situadamente e intervenir de modo que sus recorridos educativos sean posibles de concretarse, ya no esperando la adaptación a un único modo de hacerlo, sino diversificando lo que las instituciones pueden ofrecer. Trayectorias Educativas: del camino ideal a los recorridos singulares. En el año 2000 un relevamiento realizado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires destacaba en sus conclusiones la percepción que los jóvenes tenían sobre la escuela secundaria. El estudio entrevistó a estudiantes con trayectorias inconclusas y arrojó importante información sobre los motivos y razones por las cuales los/as jóvenes USER Resaltado USER Resaltado 4 abandonaban sus estudios. En esa oportunidad los investigadores destacaron un dato relevante: la palabra “abandono” no aparecía en el vocabulario de los/as jóvenes entrevistados. Consultados por los motivos de su salida de la escuela, referían a un “no estar yendo” o un “no fui más”, ambos términos remitían más que a un hecho consumado a la ruptura de una trayectoria que debería continuar, a “dejar algo por la mitad” (Kantor, 2000:84). La palabra “abandono” posee un significado relativamente unívoco en la información estadística educativa, señala al conjunto de jóvenes que, estando en condiciones de hacerlo, no asisten a la escuela, se interpreta como una salida del sistema, remite a una renuncia o dimisión del proyecto educativo. Sin embargo, este hallazgo en la investigación permitió comprender que los/as jóvenes caracterizaban de otra manera su vinculación con los proyectos educativos donde claramente no daban por cerrada su apuesta a ellos. Esta perspectiva abre a la consideración de aspectos relevantes para la intervención desde el campo psicoeducativo. El análisis de la situación de los/as adolescentes y jóvenes se enriquece cuando se enfoca la problemática desde la consideración de las trayectorias escolares. Este concepto articula diferentes dimensiones en el análisis, por ejemplo: por un lado, permite describir el movimiento general del recorrido que se deben realizar por las ofertas de escolarización, a la vez que permite identificar las particularidades de itinerarios singulares (Terigi, 2008). En ese sentido, Flavia Teriginos propone distinguir dos tipos de trayectorias: las teóricas y las reales. Las trayectorias teóricas describen el itinerario que se realiza cuando se sigue de manera lineal y continua el recorrido de grados de formación según una cronología estándar propuesta por el sistema. Las trayectorias reales, en cambio, describen los itinerarios que los/as estudiantes realmente realizan por las ofertas del sistema. Ya sea que se trate de trayectorias teóricas o reales ambas se ven determinadas la organización escolar, por aquello que las escuelas ofrecen según sus modos de organización, los vínculos pedagógicos que establecen y las oportunidades que abren. USER Resaltado 5 Profundicemos. El recorrido que un/a estudiante realiza por las ofertas de escolarización se encuentra definido por diferentes aspectos organizativos de las institucionales educativas. Esto quiere decir que las trayectorias no son independientes de las condiciones institucionales que la escuela oferta para su recorrido. Las formas en que ésta se organice delinea los itinerarios que los/as estudiantes pueden realizar. En nuestro caso, podemos ver que se trata de una única progresión lineal de años o grados continuos en los que se distinguen distintos niveles de escolarización (inicial, primaria o básica, secundaria o posbásica, terciaria y superior). La autora nos indica algunas de las condiciones históricas de la escuela que delimitan tal progresión, entre ellas: - Que el educativo es un sistema organizado por niveles - Que posee una propuesta de contenidos graduada - Que se organiza en una oferta anualizada de grados de formación Cada una de estas condiciones delinea recorridos específicos en el sistema. Se trata de arreglos arbitrarios para organizar las formas en que la experiencia puede ser cursada o transitada. Cada uno de ellos se considera solidario de los otros, sin embargo son arreglos independientes de la experiencia escolar y determinan condiciones específicas para la tarea que se debe realizar en la escuela, o en otros términos para el régimen de trabajo que ésta impone. Analicemos algunos de los aspectos de esta arbitraria disposición. La organización por niveles es una disposición centenaria del sistema educativo que delimita los tiempos para cada etapa de escolarización. Sin embargo en las últimas décadas hemos podido apreciar cómo diferentes reformas educativas han planteado diversas modalidades de organización2. Comprendemos que si bien se trata de rasgos de carácter centenario del sistema educativo, sus límites temporales no son inamovibles y su delimitación responde a fundamentos racionales, sean estos adecuados o no, de políticas educativas específicas. 2 En el anexo se presenta una breve síntesis de la secuencia de modificaciones que atravesó el nivel en los últimos 20 años después de 100 años de no presentar cursar reformas o modificaciones sustantivas en su estructura. USER Resaltado 6 La gradualidad es una de las disposiciones que más estructuran las trayectorias educativas. Recordemos que las propuestas curriculares ordenan una selección específica de contenidos en una secuencia particular definiendo grados de instrucción. Estos regulan los aprendizajes y las expectativas de logro en cada trayecto escolar. Mientras que la anualización da cuenta de las temporalidades en juego en el itinerario planteado. Las secuencias de contenidos se organizan en etapas y disponen de un tiempo acotado para su acreditación, en el caso de los grados se trata de un año de duración y su acreditación se encuentra claramente definida por las normativas de promoción y aprobación de los reglamentos escolares (Terigi, 2007). Como vemos, se trata de aspectos arbitrarios de la organización escolar. Esto queda claro cuando uno compara cómo estas determinaciones establecen regímenes de trabajo diferentes variando sus condiciones. Por ejemplo: en los regímenes universitarios gradualidad y anualización no se encuentran vinculadas, uno puede realizar un recorrido acreditando asignaturas gradualmente según un sistema de correlatividades sin que esto demande la exigencia de la aprobación por bloque anualizado de un conjunto de ellas. Les sugerimos sino que intenten imaginar la demanda de trabajo que impondría el modelo de la escuela secundaria si éste fuera aplicado en el ámbito universitario. Si al iniciar el año, a usted, le indican que debe cursar diez asignaturas, seguramente renegará por las condiciones impuestas. Pero si además le aclararan que de esas diez asignaturas debe aprobar por lo menos siete, ya que de no aprobar tres materias deberá recursar todas nuevamente (si, incluyendo las siete que ya aprobó), seguramente evaluaría cambiar de institución y buscar alguna que proponga un plan de estudios más coherente. Esto, sin embargo, es lo que demanda un dispositivo graduado con un plan de estudio anualizado con regímenes de promoción en bloque como el que regula la escolarización secundaria. Estas condiciones nos permiten comprender la delimitación de los recorridos o trayectos teóricos propuestos por el sistema. Sería posible cursar la experiencia ajustado a reglas, siguiendo las secuencias y temporalidades propuestas. Sin embargo, observamos que muchos/as jóvenes realizan itinerarios no ajustados a la cronología USER Resaltado 7 propuesta, con avances, salidas, suspensiones o reiteraciones. La estadística educativa destacada al comienzo de este texto nos indica en qué grado los itinerarios o trayectorias reales de los estudiantes se apartan de esta propuesta teórica indicando otras formas de cursar la experiencia ¿Qué podemos pensar ante esta evidencia? Un primer paso es pensar las condiciones institucionales habilitadas para el recorrido para destacar las dificultades que presenta y comenzar a observar con atención los recorridos que realizan los/as estudiantes, considerando que las trayectorias pueden marcar diferentes derroteros y no sólo el camino ideal que algunos/as transitan a partir de unas condiciones favorables individuales, familiares, económicas y sociales. Comenzar a pensar las trayectorias como historias de vida anudadas, entrelazadas, al recorrido que las instituciones educativas y sus modalidades de organización habilitan para llegar a destino. ¿Qué mira la psicología educacional al mirar la trayectoria educativa?: entre la pregunta por los sujetos y la pregunta por las instituciones. Desde diferentes lugares, para que las trayectorias educativas se sostengan se vuelve indispensable interrogar a las instituciones en sus modos habituales de hacer, en las prácticas concretas que se despliegan para enseñar y aprender y en los dispositivos instituidos para escolarizar que se fueron cristalizando como formas naturalizadas. La psicología educacional es uno de los territorios teórico-prácticos, de intervención y conceptualización, que propician esta interrogación, siempre que sostenga miradas transformadoras de la escuela, de sus procesos de enseñanza y aprendizaje y quiebre el paradigma del “sujeto portador de déficit” cuando emergen problemáticas en el aprendizaje o en la convivencia. Es por ello que insistimos en los aportes que el giro contextualista (Baquero, 2002) brinda para la redefinición de los lugares, los procesos y los efectos esperados, en tanto visibiliza relaciones y contextos, “levanta la mirada” puesta sobre los sujetos para colocarla en los aprendizajes, los dispositivos y las relaciones pedagógicas inscriptas en USER Resaltado USER Resaltado 8 marcos institucionales. Ello no supone ignorar o desestimar que los/as niños/as, adolescentes o adultos/as pueden estar “en problemas” y atravesar situaciones vitales que no favorecen el aprendizaje y la escolaridad pero una psicología educacional atenta a los sujetos situados proponetransformar el modo de leer y analizar esos problemas de un modo complejo, saliendo de la perspectiva individualista, para decidir entonces, modos de intervención situada. Se trata de pasar del diagnóstico de problemas individuales de aprendizaje al análisis de “escenas” y situaciones donde los sujetos actúan. Focalizar en campos de relaciones intersubjetivas inscriptas en las instituciones educativas donde se condensa un mundo sensible y pensable a la vez, explorando tipos de análisis que articulan la teoría y la práctica de un modo horizontal, desjerarquizado, y de mutua interpelación. Ello conlleva un doble alejamiento, del riesgo tanto aplicacionista como reduccionista desde la psicología educacional, que puede operar una “reducción del individuo y al individuo” (Baquero, 2007), a la hora de acercarse a los terrenos de intervención en vínculo con otros actores institucionales. El giro contextualista en psicología educacional habilita la reinvención de modos de mirar, pensar y actuar en las instituciones educativas, reuniendo y no separando trayectorias escolares y trayectorias de vida, sujetos e instituciones, proyectos individuales y colectivos. Así, la psicología educacional se vuelve un campo de pensamiento y de intervención que trabaja redefiniendo conceptualmente la trayectoria de vida y la educativa y reconfigurando modos de intervenir en escuelas y familias para que las trayectorias, en plural, se sostengan. La trayectoria educativa desde una perspectiva institucional Las trayectorias educativas son recorridos que los sujetos realizan inscriptos en marcos institucionales, se producen porque un conjunto de gestos, de procesos, de organizaciones de tiempos y espacios, palabras y pensamientos en conjunto, tienen lugar. USER Resaltado USER Resaltado 9 Una larga tradición que piensa la escuela alejada de la vida y a las trayectorias educativas sólo posibles a partir de ciertas trayectorias vitales supuestamente apropiadas, no deja espacio alguno para la intervención habilitante sobre la relación de los sujetos con el saber, mezclando desordenadamente los saberes de la vida con los que la escuela propone. A menudo, los testimonios de adolescentes que viven en contextos de vulnerabilidad afirman: “yo no soy para la escuela, no me da la cabeza”, “la escuela es para los que pueden, para los que tienen plata”, “yo nací para trabajar (en el caso de los varones) o para ocuparme de la casa (en el caso de las mujeres)”. La ajenidad se vuelve obstáculo y la trayectoria educativa se interrumpe, alejándose de una trayectoria vital ya diseñada, fijando destinos inamovibles donde el horizonte de la educación no tiene lugar. A menudo, algunos/as docentes dicen: “éstos no son alumnos, no pueden serlo, sus familias no los han preparado para ello”, o “no tienen condiciones de educabilidad, nacieron para aprender un buen oficio”. Concebir la trayectoria como cuestión institucional interrumpe estas certezas y abre miradas. ¿Pero puede una mirada tener el poder de torcer destinos de vidas aparentemente inamovibles? Mirar una trayectoria supone sostener una perspectiva que reúne dos espacios y dos tiempos en uno. No se trata de mirar sólo a un sujeto ni de centrar la atención sólo en la institución escolar. Las dicotomías y las oposiciones no alcanzan nunca a dar cuenta de una trayectoria educativa y de una trayectoria de vida reunidas: no es el sujeto o la institución, son ambos a la vez, sin que cada uno de ellos pierda su singularidad, sus rasgos propios, sus dimensiones particulares. Por otro lado, mirar una trayectoria implica reconocer al/la estudiante hoy, aquí y ahora, en formación y, en el mismo momento, imaginar un sujeto que será en un futuro, como obra abierta, sin concluir pronósticos cerrados. ¿Quién puede afirmar hasta dónde llegará un sujeto en su trayectoria vital y educativa? Por definición, la formación del sujeto se genera en proyectos identificatorios (Aulagnier, 1988) que sostienen una brecha –siempre abierta- entre un “yo actual” y un “yo futuro”. USER Resaltado 10 En palabras de Meirieu (1998), no se trata de “fabricar” al sujeto en formación sino de darle nacimiento y crear las condiciones de su despliegue que permanecerá inconcluso, sin miradas clausurantes. En psicología educacional, a menudo intervenimos a partir de demandas puntuales sobre sujetos con problemáticas particulares, familiares o sociales. La escuela poco interroga el lugar que ella tiene en la producción de una trayectoria educativa y el/la psicólogo/a se ve demandado/a para constituirse en “diagnosticador” de identidades y “pronosticador” de posibilidades, sólo mirando al sujeto y sus condiciones individuales, familiares o sociales. Afirma Baquero: Se ha señalado con recurrencia que en la acción del psicólogo en la escuela suele advertirse un sesgo hacia modalidades de intervención centradas en un abordaje de tipo clínico individual, focalizado casi en forma excluyente en el niño en dificultad. Como se verá, esta estrategia de intervención se ha sostenido sobre la base de un modelo médico, que orienta la misma intervención en orden a la presunción de patología o anormalidad en los ritmos o condiciones de aprendizaje o desarrollo de los sujetos, con poca sensibilidad a las dimensiones educativas del problema y al problema de las diferencias de tipo cultural, social, lingüístico, etc. de los alumnos. Como se comprenderá, no se trata el señalamiento de una crítica a las prácticas clínicas per se, sino a su uso errado o poco crítico a la hora de enfrentar el fracaso escolar masivo.(2000, 11) El trabajo transformador que la psicología educacional puede realizar es el de colocar la mirada sobre las condiciones institucionales, como se dijo: tiempos, espacios, tareas, modos de relación, instancias de acompañamiento, propuestas pedagógicas, proyectos que ofrecen sentidos, reconocimientos de potencialidades, etc., que hacen a las trayectorias educativas e intervenir sobre ellas de modo que docentes y estudiantes se vean allí inmersos en experiencias potentes, subjetivantes, provocadoras de cambio. USER Resaltado 11 Por ejemplo, hemos visto cómo la organización que define la escuela secundaria para transitar sus propuestas, delimita las condiciones institucionales que dan forma a las trayectorias educativas. En este sentido una herramienta que nos puede servir para pensar más detalladamente las condiciones de organización de lo escolar es el concepto de régimen académico En una investigación realizada en el 2009 definíamos al régimen académico como el conjunto de regulaciones sobre las actividades de los/as alumnos/as y las exigencias a las que éstos/as deben responder. Es decir, mientras que los currículos son herramientas que organizan la actividad docente, el régimen académico puede comprenderse como la herramienta (aunque no resulte del todo explícita) que regula la actividad de los alumnos (Baquero, Terigi, et al: 2009). Incluye cuestiones como los ritmos y ordenamientos de las instancias curriculares que se deben cursar en un plan de estudios, el régimen de evaluación, calificación y promoción que las regula, los regímenes de asistencia, las instancias de gestión de la convivencia en las que pueden participar, las funciones de las personas incluidas en la escuela con respecto a la actividad de los estudiantes, etc. (Jacinto y Terigi, 2007). Se trata de aquellas regulaciones que deben aprender los estudiantes y que contribuyen a delinear un modo de ser estudiante en la escuela secundaria. En cierto sentido, su consideración nos permite atender aspectos sustantivos de la experiencia propuesta por la escuela, sopesar los efectos de sentido que genera para los estudiantes y evaluar su impacto en las trayectorias escolares. En aquella investigación sosteníamos que el régimen incluye regulacionesde tipo académicas, institucionales y organizacionales. Refiere a lo que se espera de un/a estudiante en la escuela, desde el rendimiento requerido, las instancias y modalidades que acreditan su saber, los tiempos y ritmos involucrados para los aprendizajes, su presencia en clases y las modalidades en que ésta define cierta convivencia con los demás, su vinculación con las autoridades, lo que está permitido y prohibido en la escuela, entre otros aspectos. Estas regulaciones se explicitan parcialmente en documentos como el plan de estudio, las disposiciones sobre la evaluación, calificación y 12 promoción oficiales, los reglamentos de convivencia, etc.3 Pero no se aprenden sino por el tránsito por la escuela, es decir, haciendo la experiencia. Por ejemplo, si bien existen regulaciones oficiales del sistema de promoción y aprobación de asignaturas, cada docente incorpora modalidades y estrategias para evaluar los aprendizajes en su asignatura y dan cuenta de su propuesta pedagógica, o cada institución presenta sus propios estilos y modalidades de gestión de la convivencia y los alumnos deberán aprender pronto sus reglas. Es decir, al ingresar a la escuela, cada estudiante debe aprehender las “reglas en juego” y corre mejor suerte si lo hace rápidamente. El trabajo de campo realizado nos permitió destacar algunos rasgos del régimen de trabajo impuesto en la escuela secundaria y su análisis nos permitió destacar la incidencia que poseen en la generación de sentidos sobre la experiencia escolar. Entre ellos: - Se trata de regulaciones complejas y su aprendizaje resulta costoso para muchos/as estudiantes, - Posee poca visibilidad o grados de explicitación, - Se presenta como un orden rígido o inamovible de la vida escolar, - La institución no lo considera un contenido a ser enseñado. Se trata de disposiciones que poseen un relativo grado de opacidad para los recién llegados al nivel, un conjunto de disposiciones complejas, no unificadas, a veces hasta contradictorias. Muchas veces, en las instituciones se manejan con el supuesto de que todos conocen sus reglas y saben cómo funcionan, cuando en realidad, resulta un elemento de regulación poco visible, que se construye paulatinamente al cursar la experiencia. Se presenta como un modus operandis de las instituciones (“aquí las cosas son así”) o parte de una cultura escolar particular y eficaz pero silenciada que no requiere fundamentación o un tratamiento pedagógico particular. 3 Hasta hace unos años no existía ningún documento escolar que diera cuenta del régimen académico de la escuela secundaria. Recién a partir del año 2011, en Provincia de Buenos Aires, la Resolución 587 estableció las bases de regulación de la actividad académica en las escuelas secundarias. 13 La preocupación por el rasgo que adquieren los regímenes escolares no atañe simplemente a una consideración técnica de los aspectos organizacionales de la enseñanza. Su análisis permite, por un lado, recuperar la dimensión del diseño político de las prácticas, y por el otro, iluminar aquellas condiciones específicas que determinan los trayectos y la experiencia escolar, señalando las dificultades que pueden presentar para los alumnos en su recorrido escolar. Es decir, las regulaciones del régimen también delimitan las condiciones en el itinerario a recorrer, en sus modos, formas y tiempos previstos (Baquero, 2002; Terigi, 2007). Por ello, el análisis de su incidencia en la trayectoria educativa de los alumnos se torna un punto crítico de atención y una herramienta valiosa de intervención. Intervenciones en psicología educacional: acompañamiento de trayectorias de vida y educativas. Las intervenciones en psicología educacional pueden ser pensadas en el sentido del “acompañamiento de las trayectorias” (Nicastro, Greco, 2009) como un modo de sostener y andamiar a los sujetos en su tarea de aprender y enseñar, en la escuela y desde la familia. Acompañar no supone estar presente en todo momento ni dirigir la vida de los demás diciendo lo que deberían hacer, implica la generación de condiciones para que las trayectorias se sostengan y alcancen sus fines, potenciando lo que las instituciones ofrecen. Los equipos de orientación4 que trabajan en las escuelas desarrollan este trabajo en diferentes momentos de la trayectoria vital y educativa, fundamentalmente cuando 4 Equipos constituidos por profesionales de diversas disciplinas: psicología, psicopedagogía, trabajo social, sociología, pedagogía, entre otras y que intervienen ante la solicitud de las escuelas y sistemas educativos. Véanse documentos del Ministerio de Educación de la Nación Argentina al respecto consultar en: http://portal.educacion.gov.ar/?page_id=1223 y http://www.educ.ar/sitios/educar/recursos/ver?id=123754&referente=docentes . USER Resaltado 14 éstas presentan mayor debilidad o corren el riesgo de presentar dificultades. Por ejemplo, en los momentos de pasaje de un nivel a otro de enseñanza: del nivel inicial al primario, del primario al secundario, del secundario a los estudios superiores, se trata de momentos críticos en los que se configuran fuertes cambios en los regímenes académicos. Se realizan acompañamientos destinados a las familias cuando sus hijos/as ingresan al nivel inicial para favorecer su inclusión, o en orientación vocacional cuando finalizan la escuela primaria y deben elegir el tipo de escuela secundaria, así como al egresar del secundario al nivel terciario o universitario o promoviendo el proceso de “hacerse” estudiantes secundarios al ingreso en primer año. En estos casos, se generan experiencias que reubican a los sujetos en el nuevo nivel, los insertan en otros modos de ser alumnos/as, de actuar, de pensar y anticipan cuáles serán las nuevas demandas subjetivas, intelectuales, vinculares, etc. que se avecinan, aproximándolos a la gramática escolar propia de cada nivel de escolaridad. Otras formas de acompañamiento a las trayectorias educativas consisten en generar pertenencia a las escuelas entre las familias y los/as estudiantes. Esta intervención supone dar nuevo sentido al hecho de estar en la escuela con otros/as y aprender colaborativamente. Entre los/as estudiantes, los equipos junto con docentes y directivos, intervienen propiciando proyectos que interpelan las subjetividades y generan sentido de pertenencia, habitualmente en el terreno artístico, de teatro, música, cine, literatura, periodismo, radio, etc., de modo que los aprendizajes escolares no se vean desvinculados de los intereses, las pasiones juveniles y de sus trayectorias en otros ámbitos diferentes al de la escuela. Otro modo de acompañamiento a las trayectorias educativas es el de focalizar en sus puntos críticos, como vimos, en el caso del pasaje de un nivel a otro, o incluso en el propio nivel, durante los cierres de trimestre, períodos de mesas de examen o instancias de preparación. Es decir, propiciar el proceso de apropiación y dominio de las condiciones de regulación que organizan la experiencia escolar, explicitando sus fundamentos, e impulsando la participación activa de los estudiantes en su definición, USER Resaltado USER Resaltado 15 por ejemplo, a través de centros de estudiantes o en consejos de convivencia. Un ejemplo de modificación de regímenes lo constituyen las normativas que aseguran el derecho a la escolarización de alumnas y alumnos padres y madres, en tanto prevén modificaciones en los regímenes de asistencia y promoción; otras, aquellas que contemplan otros regímenes de asistencia y actividades pedagógicas compensatorias para estudiantes que trabajan. Otros ejemplos de intervenciones de carácter institucional para el acompañamiento de trayectorias con grupos queencuentran dificultades persistentes para sostenerlas (Terigi, 2009), son las diseñadas para la población de pueblos originarios en toda su trayectoria escolar, los/as adolescentes y jóvenes en el sector rural y los niños/as y adolescentes de contextos vulnerables, en espacios urbanos. Algunos ejemplos de intervenciones en este sentido son las escuelas interculturales bilingües en comunidades de pueblos originarios en el norte de Argentina, las escuelas itinerantes en sectores rurales en diferentes lugares del país y las escuelas de reingreso para jóvenes que han interrumpido su escolaridad por más de un año en la ciudad de Buenos Aires5. En cada una de estas experiencias, la psicología educacional puede aportar una perspectiva atenta al modo en que cada estudiante enlaza o desenlaza su vida con la escuela, de reconocimiento de los sujetos que allí participan y de acompañamiento a sus trayectorias de vida y escolares para que se potencien mutuamente. Otra forma de acompañamiento a las trayectorias es la de generar y sostener procesos de convivencia democráticos al interior de las instituciones. Con frecuencia, las trayectorias se ven interrumpidas por problemáticas referidas a modos violentos de relación, a la discriminación, al desencuentro entre pares y entre estudiantes y docentes. En esta línea, los equipos trabajan, junto a directivos y docentes, en la construcción de sistemas de convivencia escolares. Esto supone anticiparse a la emergencia de conflictos propios de la cotidianeidad escolar, no en un sentido preventivo puntual, sino creando instancias de participación, circulación de la palabra y construcción colectiva de normas 5 Véase el texto de Maddonni (2014) a fin de contar con una perspectiva amplia de esta experiencia a partir de la investigación llevada a cabo por la autora. USER Resaltado USER Resaltado 16 de convivencia. Los equipos habilitan y acompañan espacios entre estudiantes: asambleas de año, consejos de aula, elección de delegados, organización de debates sobre temáticas sensibles en tutorías, o entre docentes: repensando su lugar de autoridad pedagógica (Greco, 2012) y redefiniendo estrategias de enseñanza y evaluación, por ejemplo. En cada una de estas líneas de trabajo, los equipos de orientación abandonan la perspectiva médico-clínica individual (Baquero, 2000). Focalizan la intervención en los espacios institucionales y no en el supuesto déficit de los sujetos que habría que compensar, mediante derivaciones a otros circuitos educativos (educación especial, de recuperación) o del ámbito de salud (tratamientos psicológicos, neurológicos o psicopedagógicos), sino que se insertan en políticas y programas educativos que acortan la brecha entre las culturas de los sujetos y la cultura escolar. Crean otras condiciones que vinculan trayectorias de vida y trayectorias educativas mediante propuestas pedagógicas situadas, atentas a las necesidades de sujetos y comunidades. El acompañamiento de trayectorias educativas requiere construir, en cada institución, algunos criterios entre equipos de orientación, docentes y directivos: - partir de lecturas problematizadoras de las situaciones contando con información precisa que permita definir iniciativas institucionales. Por ejemplo: reconocer institucionalmente los momentos en que las trayectorias se debilitan y corren el riesgo de interrumpirse utilizando los datos de matrícula del alumnado, los porcentajes de repitencia, las principales materias o áreas de conocimiento en las que fracasan los/as estudiantes, los espacios en que aparecen mayores problemas institucionales o de convivencia, etc. - profundizar el modo en que se despliegan acciones de seguimiento y acompañamiento que hagan visibles a los/as estudiantes y sus trayectorias de vida. Por ejemplo: anticipando situaciones en las que algunos alumnos/as pueden llegar a abandonar la escuela porque faltan reiteradamente, por verse afectados/as en situaciones de violencia y/o discriminación en la escuela o en sus contextos familiares, USER Resaltado USER Resaltado 17 porque no se encuentran próximos a una cultura escolar que demanda modos específicos de aproximarse al conocimiento (leer, escribir, expresarse, etc.) - atender prioritariamente a la construcción de respuestas institucionales y educativas ante los problemas visualizados como individuales, tanto de aprendizaje como de convivencia escolar. Por ejemplo: generando espacios de debate en cada grupo en torno a situaciones que afectan a algunos de sus miembros, buscando nuevas estrategias de enseñanza y evaluación cuando los aprendizajes muestran debilidades específicas, entre otras posibilidades. Conclusiones abiertas Las trayectorias educativas hoy no pueden pensarse sin una articulación de sentido con las trayectorias de vida de los/as estudiantes. Escuelas y estudiantes, escuelas y familias se acercan cuando repiensan los modos de acompañar a los/as niños/as y adolescentes en su formación como sujetos. Acompañar es fundamentalmente, ofrecer posibilidades, buscar recrear situaciones y crear condiciones donde se vuelva vivificante conocer, aprender, construir con otros/as, convivir democráticamente, debatir, hacer escuchar la propia voz, escuchar a otros/as. Necesitamos para ello concepciones diferentes a las habituales de lo que implica aprender y convivir en la escuela, enseñar, ejercer la autoridad, intervenir ante problemáticas específicas, acompañar a otros/as en sus procesos de subjetivación, construir espacios democráticos e igualitarios, potenciadores de las diferencias y creadores de “algo en común”. Es allí donde la psicología educacional, en un giro que mira los contextos constituyendo a los sujetos, puede implicarse en un cambio profundo que la escuela y sus actores demandan. Es éste un trabajo político, colectivo y complejo que nuestro tiempo histórico requiere. Referencias bibliográficas Arendt, H. (1958/2005). La condición humana. Buenos Aires: Editorial Paidós. USER Resaltado 18 Aulagnier, P. (1988). La violencia de la interpretación. Buenos Aires: Editorial Amorrortu. Baquero, R. (2000). Lo habitual del fracaso o el fracaso de lo habitual. En Boggino, N.& Avendaño, F. La escuela por dentro y el aprendizaje escolar. Rosario: Editorial Homo Sapiens. Baquero, R. (2002) “Del experimento escolar a la experiencia educativa. La transmisión educativa desde una perspectiva psicológica situacional”. En Perfiles educativos. Tercera Epoca. Vol XXIV. Nos 97-98. Pp. 57-75. México. Baquero, R. (2007). Los saberes sobre la escuela. 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Provincia de Buenos Aires, ajusta su estructura a la Ley Nro. 24195 Año 2005: Resolución Provincial 1045/05 – Provincia de Buenos Aires Educación Inicial EPB ESB Polimodal 1º ciclo 2º ciclo Sala de 5 1 2 3 4 5 6 1 2 3 1 2 3 Formación obligatoria Provincia de Buenos Aires, mediante una ley provincial, crea la Escuela Secundaría Básica (ESB), y ajusta su estructura nuevamente. Año 2007: Ley de Educación Nacional-Nro. 26206- Educación Inicial EGB Nueva Secundaria 1º ciclo 2º ciclo Secundaria Básica Secundaria Superior Sala de 5 1 2 3 4 5 6 1 2 3 4 5 6 Formación obligatoria La Ley prevé dos opciones 6/6 años para cada nivel o 5/7. Provincia de Buenos Aires, opta por el modelo 6/6 Ciudad de Buenos Aires: continúa con el modelo opta por el modelo 7/5, manteniendo la estructura histórica. Para el caso del nivel secundario, en los últimos 20 años, la Provincia de Buenos Aires cambio 4 veces la estructura de su oferta.
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