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25 Relaciones de Pareja y Bienestar Psicologico

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Relaciones de pareja y bienestar 
psicológico
Carolina Alzugaray1 y Felipe García1
Definición de bienestar
El bienestar alude a la capacidad del ser humano de sentir emociones 
positivas y pensar en forma constructiva acerca de sí mismo; posee una 
naturaleza subjetiva vivencial y se relaciona estrechamente con aspectos 
particulares del funcionamiento físico, psíquico y social. El bienestar 
posee elementos reactivos, transitorios, asociados a la esfera emocional, 
y elementos estables que son expresión de aspectos cognitivos y valorati-
vos, ambos estrechamente vinculados entre sí e in8uenciados tanto por la 
personalidad, como por un sistema de interacciones complejas y por las 
circunstancias del ambiente (Victoria & González, 2000).
Relación de pareja y felicidad
En nuestra vida existe un rango de relaciones interpersonales que varía en 
importancia y propósito, lo que constituye un aspecto clave en la mirada 
ecológica del desarrollo humano y el impacto de los sistemas (Luthar, 2006). 
Dentro de estas relaciones, una de las más intensas que se pueden establecer 
entre seres humanos es la pareja sexual, correspondiendo al vínculo de mayor 
signiAcación fuera de la familia de origen (Maureira, 2011). 
Se han realizado muchos estudios que exploran la in8uencia de estar 
en pareja sobre el bienestar, cuyos resultados han sido consistentes, y que 
indican que las personas casadas, sin importar el sexo, son más felices que 
las personas solteras, divorciadas o viudas (Myers, 2000/2005; Myers & 
Diener, 1995). Por ejemplo, Bagladi (2009) señala que las personas solas 
1 Universidad Santo Tomás, Concepción.
Carolina Alzugaray y Felipe García
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—solteras y viudas— son menos felices que las casadas, siendo la calidad 
de la relación matrimonial un indicador importante de la satisfacción y 
actuaría incluso como un factor protector para la salud. Moyano y Ra-
mos (2007) observaron en Chile el mismo resultado, sugiriendo que el 
matrimonio actuaría como un soporte emocional e instrumental frente 
a los problemas. Similar resultado observaron Vivaldi y Barra (2012) en 
adultos mayores chilenos, destacando que las relaciones positivas con 
otros era más alta en personas que tenían pareja, lo que explicaron con el 
hecho de que las personas que se encuentran sin pareja estable (separados 
o divorciados), al presentar menor apoyo social percibido, tendrían más 
diAcultades para adaptarse física y psicológicamente, pues el apoyo social 
constituye un importante recurso de afrontamiento del estrés psicosocial.
Lo que hace feliz a una pareja
Otra línea de investigación apunta a los aspectos especíAcos de la relación 
de pareja que inciden en el bienestar. Al respecto, Pozos, Rivera, Reyes y 
López (2013) plantean que esta in8uencia se produce debido a que en la 
pareja es común la dedicación recíproca y la consideración de las necesi-
dades del otro. Argyle (1987) sugiere que para ser feliz en una relación de 
pareja se necesita satisfacer tres aspectos: 1) satisfacción-instrumental, que 
implica la satisfacción de necesidades básicas como la comida, el vestido y 
el dinero; 2) satisfacción-emocional, es decir, el apoyo social, la intimidad 
y la sexualidad; 3) satisfacción-lúdica, que corresponde a actividades de 
esparcimiento que provocan bienestar. 
Díaz-Guerrero (2003) sugirió que la felicidad en la pareja surge del 
amor. En este sentido Sternberg (1986) plantea que el amor se compone 
de tres dimensiones: a) intimidad (sentimientos de la relación que promue-
ven el acercamiento en términos de contacto, calidez, unión y vínculo); 
b) pasión (la atracción física y el intenso deseo de unión y consumación 
sexual); y c) compromiso (decisión de estar con una pareja). Al respecto 
existen estudios que indican que las personas con mayor satisfacción en 
su relación tienden a tener puntajes altos en los tres componentes del 
amor: pasión, intimidad y compromiso (Díaz-Loving, Rivera-Aragón & 
Sánchez-Aragón, 1996; García et al., en prensa). 
La percepción de cercanía por parte de la pareja es un indicador 
importante del bienestar, debido a que la persona cree que puede contar 
con la presencia del otro en momentos de necesidad, es decir, tiende a 
sentir más apoyo. Ligado a lo anterior está el tiempo que se comparte en 
pareja. Levinger (1999) plantea que en la medida en que los miembros de 
una pareja pasen tiempo juntos realizarán más inversiones dentro de la 
Relaciones de pareja y bienestar psicológico
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relación, lo cual aumenta gradualmente el valor y compromiso con dicha 
relación, impactando positivamente en la felicidad de la pareja. 
Pozos et al. (2013) mostraron en su estudio que las variables que más 
in8uían en la felicidad de pareja eran el compromiso, la sexualidad, la 
exclusividad y el romance. En cambio, los aspectos básicos, relacionados 
con el bienestar económico y material, la tranquilidad, el mantenimiento 
y la estabilidad social tenían una menor incidencia. Esto es interpretado 
por los autores señalando que la ausencia de aspectos básicos en una 
relación contribuye a aumentar la insatisfacción; sin embargo, una vez 
satisfecho lo básico, los afectos y la interacción con el otro se vuelve el 
elemento central de felicidad en las personas. La investigación de Pozo 
et al. (2013) también muestra que los aspectos que deAnen la felicidad 
en términos generales no necesariamente son las cosas que se necesitan 
para ser feliz en una relación de pareja. Por ejemplo, en ambos casos se 
sabe que la felicidad tiene componentes afectivos y materiales, pero en la 
relación de pareja se hacen más importantes los afectivos y la búsqueda 
de unión entre la pareja. 
Con base en estos resultados, Pozo et al. (2013) deAnen la felicidad en 
la relación de pareja como la evaluación emocional positiva de la relación 
en un momento particular, resaltada por el amor, el cariño y la necesidad de 
interacción constante y comprometida de los miembros que la componen, 
donde es importante contar con aspectos materiales y/o económicos que 
ayuden a mantener la relación.
Satisfacción marital y bienestar
La satisfacción en las relaciones de pareja se ha transformado en un tema 
de preocupación para terapeutas de parejas, investigadores y profesionales 
del área de la salud, dado los hallazgos que indican que las parejas que 
mantienen con8ictos sostenidos presentan graves consecuencias en su salud 
física y emocional (Gottman & Levenson, 1999), en cambio la satisfacción 
con la pareja se relaciona con un mayor bienestar físico y psicológico de 
la pareja (Arias-Galicia, 2003). 
La insatisfacción con la relación también se relaciona con otros fe-
nómenos tales como la violencia intrafamiliar, el alcoholismo y divorcios, 
afectando además otras esferas de la vida como el trabajo, los hijos y 
los estudios. Myers y Diener (1995) señalan, por ejemplo, que a mayor 
cercanía e intimidad con la pareja, mayor satisfacción con la misma; a 
su vez, la percepción de insatisfacción en relación a la pareja se vincula 
con áreas de con8icto (personalidad de la pareja, diferentes actividades, 
gustos, creencias, celos, inAdelidad, etc.).
Carolina Alzugaray y Felipe García
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En un estudio de García et al. (en revisión) con parejas chilenas ob-
servaron una relación positiva entre el ajuste con la pareja, que incluye la 
satisfacción con la pareja como uno de sus factores y el bienestar psicoló-
gico individual. Sin embargo, la relación no es fuerte, lo que conArma que 
son constructos distintos y que lo que hace feliz a una persona en términos 
generales no son necesariamente los mismos aspectos que la hacen feliz 
en su relación de pareja.
Satisfacción marital y apego
Otra línea de investigación en el ámbito de la satisfacción marital es el 
estudio de las relaciones de apego que establecen las personas, asumiéndose 
que los patrones de apego (seguro, ansioso-ambivalente, ansioso evitativo) 
que se establecen en la infancia se mantienen en la vida adulta y se acti-
van en determinadascircunstancias; en este caso, las características del 
vínculo entre el niño y su cuidador son similares a las que, cuando adulto, 
establece con sus relaciones signiAcativas, particularmente las amorosas 
En un estudio de Hazan y Shaver (1987) en Estados Unidos, se reportó 
que las personas con apego seguro describían sus experiencias amorosas 
como más felices, amistosas y de conAanza. Solían experimentar el amor 
como un estado que puede tener altibajos, pero que en general se mantiene 
constante. Junto con lo anterior, tendían a tener relaciones de más largo 
plazo. En contraste, las personas con apego ansioso se encontraban más 
proclives a experimentar celos, obsesión o atracción sexual extrema. Por 
su parte, las personas con apego evitativo describían sus relaciones carac-
terizadas por el temor a la cercanía y por frecuentes altibajos emocionales. 
En Chile se han encontrado resultados en la misma línea. Concreta-
mente, se ha encontrado que los patrones de apego ansioso y evitativo 
disminuyen la satisfacción marital (Guzmán & Contreras, 2008). Estos 
autores no encontraron relación entre el género, el tiempo de relación 
o la tenencia de hijos con la satisfacción con la relación de pareja, pero 
sí encontraron asociación de esta última con los patrones de apego. En 
concreto, observaron que las personas con estilo de apego seguro tenían 
mayor bienestar individual y satisfacción en sus relaciones; la pareja ade-
más es percibida como más respetuosa, responsiva y cálida. Los estilos 
ansiosos y evitativos se asocian a una percepción de la pareja como menos 
capaz de brindar apoyo y a evaluaciones negativas respecto del involucra-
miento, intimidad, compromiso y amor del otro. Por último, respecto del 
comportamiento de las díadas, existen mayores niveles de satisfacción en 
aquellas en las que ambos miembros presentan un estilo de apego seguro, 
Relaciones de pareja y bienestar psicológico
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pues ambos experimentarían comodidad con la cercanía y dependencia, así 
como un bajo temor al abandono y al rechazo. Los efectos negativos de 
un estilo inseguro sobre la satisfacción se vuelven más intensos si ambos 
tienen un estilo inseguro. El nivel más alto de insatisfacción corresponde 
al estilo desatendido con una pareja con estilo temeroso, ya que el prime-
ro tendería a tomar distancia emocional, viviéndose la experiencia de la 
relación como menos gratiAcante. Los resultados de este estudio apoyan 
la relevancia y pertinencia de incorporar una perspectiva relacional en la 
comprensión de la satisfacción marital, pues esta no solo tendría que ver 
con las características propias, sino también con las de la pareja y de lo 
que emerge en ese espacio vincular.
En otro estudio realizado en Chile, Rivera (2006) evaluó si el estilo 
de apego tanto individual como diádico se encuentra mediado por las 
habilidades comunicacionales individuales y de pareja, en la determinación 
de la satisfacción marital y de la depresión. Observó que los patrones de 
apego ansioso y evitativo son variables determinantes tanto en la dismi-
nución de la satisfacción marital como en el aumento de la depresión. Las 
personas con apego seguro presentan mayores habilidades de regulación 
emocional (manejo de con8ictos), mayor satisfacción marital y mayor 
bienestar emocional que aquellas con apego inseguro. Las díadas en que 
ambos tienen un apego seguro presentan mayor habilidad en regulación 
emocional y de satisfacción marital personal.
Conflicto, ruptura y divorcio
Si bien la vida en pareja pareciera aumentar el bienestar de las personas, los 
dos miembros que la componen deben construir una identidad particular 
para lograr la integración y acomodación de ambas individualidades, lo 
que no resulta fácil (García & Ilabaca, 2013). Pineda (2005) señala que 
cuando se consolida una relación y se crea un proyecto de vida en común 
ambos miembros de la pareja deben encarar cambios importantes en su 
estilo de vida y en el sistema de seguridad emocional de cada cual a An 
de lograr un acoplamiento mutuo. De ese modo, en la pareja se abre un 
espacio de vinculación en el cual los demás quedan excluidos; así, perder 
a una pareja es perder una fuente de seguridad. De modo similar, la ame-
naza de pérdida despierta ansiedad y la pérdida efectiva ocasiona tristeza 
Doménech (1994) considera a la ruptura como un estresor que afecta 
la sensación de bienestar de la persona, especialmente si esta se niega a 
aceptar el quiebre y no se desvincula de su pareja. Pinto (2008) aArma que 
raras veces ambos integrantes están de acuerdo con el An de la relación; 
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por lo general, uno de ellos sigue amando mientras el otro no, por lo que 
hay que considerar los procesos emocionales que siguen a una ruptura 
como un verdadero proceso de duelo.
Dentro de esta línea, García e Ilabaca (2013) realizaron una investiga-
ción en relación a la ruptura de pareja en adultos jóvenes chilenos y cuyos 
resultados muestran que las estrategias de afrontamiento correspondientes 
a la búsqueda de apoyo social, expresión emocional y evitación suelen 
relacionarse con mayores niveles de bienestar psicológico. La importancia 
del apoyo social y la expresión emocional en una situación de pérdida 
resultan comprensibles y coincide con lo manifestado por numerosos 
autores que han abordado el duelo (Neimeyer, 2002; Worden, 1997), en 
cambio, la in8uencia de la evitación resulta inusual y al parecer tiene que 
ver con la naturaleza de la relación que se establece con una expareja. Los 
estudios que han abordado la evitación señalan que esta tiene una valencia 
positiva cuando el individuo no tiene control sobre el estresor (Rodríguez, 
Pastor & López, 1993); de ese modo, creemos que la evitación contribuye 
al bienestar de las personas que han enfrentado una ruptura cuando no hay 
posibilidad de recomponer la relación, en la medida que ayuda a terminar 
con la esperanza de una reconciliación, que por lo general prolonga el 
malestar y las emociones negativas tras una ruptura. 
En la misma línea del estudio anterior, Yárnoz-Yaben (2010) encontró 
en personas divorciadas españolas que una mayor afectividad positiva se 
relacionaba con bajos niveles de soledad social, un apego seguro y poca 
preocupación por la expareja. La afectividad negativa a su vez estaba 
explicada por una mayor ansiedad hacia las relaciones, un menor número 
de hijos y soledad romántica.
Violencia en la pareja y bienestar
La relación entre la violencia en la pareja y el bienestar psicológico ha 
sido estudiada en Chile por García, Wlodarczyk, Reyes, San Cristóbal y 
Solar (2010) con estudiantes universitarios. La violencia en la pareja por 
lo general se inicia en la juventud y genera una disminución en el bienestar 
psicológico, satisfacción con la vida y calidad de vida (Callaham, Tolman 
& Saunders, 2003; Coker et al., 2000). Estos efectos podrían estar media-
dos o moderados por el apoyo social percibido por la persona, que podría 
amortiguar los efectos de la violencia. Este estudio no encontró diferencias 
signiAcativas entre hombres y mujeres respecto del apoyo social percibido 
y bienestar psicológico. Entre los tipos de violencia evaluados, la coerción 
y el desapego tuvieron los niveles más altos en hombres y mujeres; los 
hombres además señalan recibir más castigo emocional por parte de las 
Relaciones de pareja y bienestar psicológico
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mujeres que cualquier otro tipo de violencia; las mujeres en cambio se-
ñalaron recibir en mayor medida humillación. Se encontraron relaciones 
positivas y signiAcativas entre el bienestar psicológico y los diferentes 
tipos de apoyo social. Además se encontró una relación negativa entre la 
autonomía (como dimensión del bienestar) y el apoyo instrumental, así 
como una relación negativa entre violencia y bienestar. 
También se observó un rol moderador del apoyo social en la relación 
entre violencia por humillación y bienestar. En ella, el apoyo social amorti-
guaba los efectosde la violencia sobre el bienestar, siempre que la frecuencia 
de humillación sea baja; en cambio, cuando los niveles de humillación eran 
altos, cualquier apoyo efectivo era insuAciente para generar bienestar.
Rol sexual y bienestar
El rol sexual se reAere a la presencia de rasgos instrumentales o expresivos 
presentes en una persona, los primeros atribuidos a un rol masculino y 
los segundos a un rol femenino (Barra, 2010). Los rasgos instrumentales 
promueven el ajuste y el bienestar facilitando el equilibrio afectivo que 
sirve como amortiguador del estrés, haciendo que los individuos valoren 
los eventos estresantes como menos amenazantes y adopten estrategias 
más activas de afrontamiento. En cambio los rasgos expresivos, más 
orientados hacia lo interpersonal y lo emocional, pueden afectar negati-
vamente el ajuste y el bienestar haciendo que el individuo experimente 
y exprese más sus emociones negativas. Para Barra (2010), el ambiente 
académico promueve la posesión y despliegue de rasgos instrumentales 
al mismo tiempo que minimiza la importancia de los rasgos expresivos, 
por lo cual los individuos que poseen más rasgos instrumentales tendrían 
potencialmente mayor capacidad de adaptación a ese ambiente.
Barra (2010) realizó una investigación con estudiantes universitarios 
chilenos en la que observó que los sujetos con un rol sexual indiferenciados 
(niveles bajos de masculinidad y feminidad) obtienen puntajes inferiores 
en bienestar psicológico general, mientras que los sujetos con un rol 
sexual masculino (hombres y mujeres) obtienen puntajes superiores en 
autoaceptación, dominio ambiental y autonomía, como dimensiones del 
bienestar. Los niveles más alto de bienestar en todas sus dimensiones a 
excepción de autonomía, la obtuvieron los individuos caliAcados como 
andróginos, es decir, quienes tenían niveles altos tanto en los roles sexuales 
femeninos y masculinos.
Barra (2010) explica estos resultados señalando que los individuos 
indiferenciados en su rol sexual presentarían una menor capacidad de 
adaptación a diversas demandas debido al menor desarrollo de algunos 
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recursos psicológicos característicos de las dimensiones de masculinidad y 
feminidad. Por el contrario, los individuos andróginos mostrarían mayo-
res niveles de bienestar porque la adecuada adaptación psicológica de un 
individuo dependería de su posesión de características tanto masculinas 
(o instrumentales) como femeninas (o expresivas), ya que de esa manera 
tendrían mayor capacidad para comportarse de modo 8exible según lo 
requieran las circunstancias (Bem, 1975).
El encontrarse una diferencia de género altamente signiAcativa en la 
dimensión de feminidad a favor de las mujeres, que no se observó en mas-
culinidad en el caso de los hombres, puede ser interpretado a la luz de una 
1997), en el sentido que a través del tiempo se observa una progresiva 
disminución en las diferencias de género en la dimensión de masculinidad, 
la cual se explicaría porque los puntajes de masculinidad de las mujeres se 
han ido incrementando con el transcurso del tiempo por una progresiva 
mayor valorización social de tales características.
El hecho de que no se observen diferencias signiAcativas de género 
en el bienestar psicológico y en la mayoría de sus dimensiones, y que 
al mismo tiempo existan diferencias signiAcativas en tales dimensiones 
entre las distintas orientaciones de rol sexual, permitiría concluir que el 
bienestar psicológico de los individuos no estaría determinado primaria-
mente por su pertenencia a uno u otro sexo, sino que por la integración 
de características tanto instrumentales como expresivas y el desarrollo de 
sus diversas potencialidades humanas.
Orientación sexual y bienestar
Ridley, Ogolsky, Payne, Totenhagen y Cate (2008) realizaron en Estados 
Unidos una investigación con parejas heterosexuales, gays y lesbianas 
en la que evaluaron los sentimientos positivos y negativos y su relación 
con la expresión sexual. Los sentimientos evaluados incluían la ira, 
ansiedad, tristeza, amor, felicidad, satisfacción, afecto e intimidad. Las 
variables sexuales examinadas correspondieron a los deseos sexuales, los 
comportamientos sexuales esperados y el acto sexual. Observaron que 
los sentimientos positivos (amor, felicidad, satisfacción) están asociados 
directamente con las tres variables sexuales. Los sentimientos negativos 
(ira, ansiedad, tristeza) están asociados con el aumento del comportamien-
to sexual en las parejas heterosexuales y los hombres gay, pero no en las 
lesbianas. La tristeza muestra una asociación positiva con el deseo sexual, 
los comportamientos sexuales esperados y el acto sexual, para las parejas 
heterosexuales y hombres gays, pero no para las lesbianas. La rabia y la 
Relaciones de pareja y bienestar psicológico
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ansiedad no fueron asociadas únicamente a la experiencia sexual en las 
parejas heterosexuales así como homosexuales.
En Argentina, Araguez (2012) evaluó la relación entre bienestar 
psicológico y rol sexual con parejas gays y heterosexuales (excluyendo a 
lesbianas). Los resultados señalan que no existen diferencias signiAcativas 
en los niveles de bienestar psicológico de masculinidad ni de femineidad 
entre las parejas gays y heterosexuales. Además, ninguno de los dos grupos 
se aleja signiAcativamente de la media de la población general. Se encontró, 
sin embargo, que los individuos heterosexuales poseen mayores niveles 
en la dimensión de propósito en la vida. Los sujetos gays con rol sexual 
masculino tienen mayor nivel de autonomía, y los de rol femenino tenían 
mayor autoaceptación, dominio del entorno y propósito en la vida. En 
el caso de los sujetos heterosexuales de rol sexual masculino obtuvieron 
mayor nivel de autoaceptación, propósito en la vida y de autonomía, y 
los de rol femenino solo de autonomía. 
Por su parte, un estudio realizado por García et al. (en revisión), que 
midió los componentes del amor según Sternberg (1986), resolución de 
con8ictos, ajuste de la pareja y bienestar psicológico en parejas homo y 
heterosexuales, esta vez incluyendo un grupo de lesbianas, encontró que 
no existían diferencias entre los grupos en su nivel de bienestar individual, 
contradiciendo opiniones que señalaban que los homosexuales tienen 
una vida más sufrida que los heterosexuales (ver Peplau & Fingerhut, 
2007). También observaron que la convivencia o cohabitación no mo-
diAca la relación en el caso de los varones, tanto heterosexuales como 
homosexuales, sin embargo, en el caso de las mujeres heterosexuales y 
lesbianas esta sí parece mejorar la calidad de la relación, aumentando el 
bienestar psicológico. Respecto a la satisfacción con la pareja, se observó 
que las tácticas de resolución de con8icto de confrontación y sumisión 
afectan negativamente la satisfacción, pero solo en el caso de las lesbianas. 
Independiente de la orientación sexual, se observa también que en el grupo 
total de participantes resultan predictores positivos del ajuste en la pareja 
la intimidad y la negociación.
Respecto de los predictores del bienestar psicológico, solo en las les-
bianas aparecen predictores signiAcativos, el compromiso como predictor 
positivo y la intimidad como predictor negativo. Esto último puede deberse 
a que si bien la intimidad fortalece la relación de pareja, algunos estudios 
acerca del apoyo emocional (un aspecto relacionado a la intimidad) indican 
que en ocasiones parece ampliAcar las emociones individuales negativas 
o generar la percepción de que no se puede afrontar solo los problemas 
Carolina Alzugaray y Felipe García
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(Hahn, 2000; Stephens & Long, 2000; Wong & Cheuk, 2000), lo que 
afectaría el bienestar individual.
Por otro lado, el único predictor signiAcativo del bienestar psicológico 
en el grupo total de participantes fue el compromiso. Al parecer, el estar en 
una relación estable y que se proyecta en el futuro fortalece la satisfacción 
personal, brindando seguridady mirada de futuro. 
Sexualidad y bienestar
Un estudio cualitativo, realizado por Carmona (2011), señala que las 
demandas culturales de igualdad y de reciprocidad dentro de una pareja, 
la obligación de satisfacción mutua en el ámbito sexual, así como la posi-
bilidad de autonomía individual en la elección entre diversas alternativas 
posibles, coexisten aún hoy, al menos en algunos sectores de la sociedad 
chilena, con un orden más tradicional de división de géneros. Es así como 
se encontraron algunos signiAcados y prácticas más asociados al modelo 
de masculinidad hegemónica y del doble estándar en moral sexual, los que 
parecen persistir frente al lento desarrollo de nuevos escenarios culturales.
El estudio señala la existencia de discursos sociales asociados a la 
importancia del bienestar en las relaciones de pareja, así como una sexua-
lidad acordada y negociada desde los propios individuos, convirtiendo a 
esta última en un asunto individual y de libre elección. Sin embargo, pese 
a la existencia de discursos más igualitarios en relación a la sexualidad y 
a las relaciones de pareja, los que prescriben la autonomía individual, la 
negociación interindividual y la satisfacción sexual mutua como fuente de 
bienestar de la relación, se evidencia la persistencia de otros más tradicio-
nales, los que re8ejan una concepción de la sexualidad masculina como 
ilimitada y de la femenina como más controlada, manteniendo la idea de 
que hombres y mujeres son esencialmente diferentes. 
Frente a esto, Carmona (2011) señala que el no hablar y el ceder 
son las principales prácticas ante las discordancias en materia sexual. Se 
discute el concepto de negociación sexual verbal, sugiriendo que se trata 
más bien de un ajuste implícito de signiAcados, el que no siempre implica 
el reconocimiento de las necesidades del otro, sino que muchas veces con-
lleva la postergación de uno de los miembros de la pareja, generalmente 
de la mujer, en pos del nuevo estatus de la sexualidad en la mantención 
de la relación.
Otro estudio chileno que exploró la sexualidad en la tercera edad 
y su relación con el bienestar subjetivo (Cayo, Flores, Perea, Pizarro & 
Aracena, 2003) señala que a mayor educación y nivel económico existiría 
un concepto de sexualidad más enriquecedor y una menor percepción de 
Relaciones de pareja y bienestar psicológico
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la mujer como madre, siendo vista con mayor autonomía. Igualmente, la 
buena sexualidad es compartida por el aumento de poder en las mujeres. 
En el nivel medio-bajo el concepto de sexualidad se encuentra ligado al 
coito, centrado en la relación de pareja, completamente dependiente de 
esta, excluyéndose el goce, el placer y la capacidad erótica de la mujer, 
persistiendo el mito mariano «mujer-madre».
Conclusión
Desde hace tiempo se ha establecido empíricamente que las relaciones de 
pareja in8uyen en el nivel de bienestar de las personas. Incluso algunos 
estudios mostraban que el hecho de estar en pareja in8uía en el bienestar, 
independientemente de la calidad de relación. Estudios más actuales han 
mostrado que son algunas características propias de la relación de pareja 
las que producen un aumento en el nivel de bienestar respecto a personas 
que se encuentran solteras, separadas o viudas.
Entre las características propias de la relación de pareja que inciden 
en el bienestar se ha encontrado que la posibilidad de un apoyo social 
recíproco, que permite satisfacer la necesidad de expresión de afectos, 
sexualidad e intimidad, en una relación comprometida (lo que Sternberg 
caliAca como los componentes del amor), resulta un aspecto esencial.
Sin embargo, los estudios coinciden en que lo que produce bienestar 
en la persona no es lo mismo que lo que produce bienestar en la relación 
de pareja. De ese modo, la satisfacción de la persona con su relación de 
pareja se ha estudiado a través del constructo de satisfacción marital o 
ajuste marital. Al respecto, se ha determinado la importancia de los pa-
trones de apego establecidos con la pareja como una variable importante 
que incide en la satisfacción. Estos estudios muestran que las relaciones 
de apego seguro, individual o de la díada, son las que más inciden en el 
bienestar y en la satisfacción marital, lo que se debería a que estas per-
sonas se sienten cómodas con la cercanía y la dependencia generadas en 
una relación de pareja, con bajo temor al abandono y al rechazo. No se 
ha visto in8uencia del género, el tiempo de la relación o tener hijos sobre 
la satisfacción marital.
Factores que inciden fuertemente en el bienestar de las personas son 
la ruptura de pareja y la violencia. En estos casos, los estudios muestran 
que la respuesta psicológica ante la ruptura equivalente a un duelo, se 
sobrelleva mejor en la medida que las personas perciban apoyo social y 
puedan expresar sus emociones, in8uyendo en un mayor nivel de bienestar 
tiempo después de la pérdida. Sin embargo, la in8uencia positiva de la 
evitación sobre el bienestar, algo no común en investigaciones acerca del 
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duelo, puede explicarse en este caso en la medida que el evitar a la expareja 
contribuye a disminuir la esperanza en la reconciliación y por lo tanto 
retomar el rumbo de la propia vida por otros caminos. En relación a la 
violencia, se ha observado un fuerte impacto negativo sobre el bienestar, 
pudiendo el apoyo social servir de amortiguador de ese impacto solo si 
la violencia es baja.
Finalmente, en orientación sexual, los estudios mostraron que no 
existen diferencias entre homosexuales y heterosexuales en bienestar psi-
cológico ni en satisfacción con la pareja. Sin embargo, se observó que la 
convivencia tendía a aumentar los niveles de bienestar solo en las mujeres 
(lesbianas y heterosexuales).
Los estudios sobre las relaciones de pareja en Chile son incipientes y 
más aun aquellos que se enfocan en el bienestar y la satisfacción marital. 
Aún quedan muchos vacíos que necesitan ser llenados, por ejemplo, es-
carbar en el rol sexual de parejas homosexuales, la similitud o diferencia 
de valores, intereses y rasgos de personalidad, además de enfocarse en 
grupos que han aumentado en los últimos años como las parejas en fa-
milias reconstituidas.
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