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237 Relaciones de pareja y bienestar psicológico Carolina Alzugaray1 y Felipe García1 Definición de bienestar El bienestar alude a la capacidad del ser humano de sentir emociones positivas y pensar en forma constructiva acerca de sí mismo; posee una naturaleza subjetiva vivencial y se relaciona estrechamente con aspectos particulares del funcionamiento físico, psíquico y social. El bienestar posee elementos reactivos, transitorios, asociados a la esfera emocional, y elementos estables que son expresión de aspectos cognitivos y valorati- vos, ambos estrechamente vinculados entre sí e in8uenciados tanto por la personalidad, como por un sistema de interacciones complejas y por las circunstancias del ambiente (Victoria & González, 2000). Relación de pareja y felicidad En nuestra vida existe un rango de relaciones interpersonales que varía en importancia y propósito, lo que constituye un aspecto clave en la mirada ecológica del desarrollo humano y el impacto de los sistemas (Luthar, 2006). Dentro de estas relaciones, una de las más intensas que se pueden establecer entre seres humanos es la pareja sexual, correspondiendo al vínculo de mayor signiAcación fuera de la familia de origen (Maureira, 2011). Se han realizado muchos estudios que exploran la in8uencia de estar en pareja sobre el bienestar, cuyos resultados han sido consistentes, y que indican que las personas casadas, sin importar el sexo, son más felices que las personas solteras, divorciadas o viudas (Myers, 2000/2005; Myers & Diener, 1995). Por ejemplo, Bagladi (2009) señala que las personas solas 1 Universidad Santo Tomás, Concepción. Carolina Alzugaray y Felipe García 238 —solteras y viudas— son menos felices que las casadas, siendo la calidad de la relación matrimonial un indicador importante de la satisfacción y actuaría incluso como un factor protector para la salud. Moyano y Ra- mos (2007) observaron en Chile el mismo resultado, sugiriendo que el matrimonio actuaría como un soporte emocional e instrumental frente a los problemas. Similar resultado observaron Vivaldi y Barra (2012) en adultos mayores chilenos, destacando que las relaciones positivas con otros era más alta en personas que tenían pareja, lo que explicaron con el hecho de que las personas que se encuentran sin pareja estable (separados o divorciados), al presentar menor apoyo social percibido, tendrían más diAcultades para adaptarse física y psicológicamente, pues el apoyo social constituye un importante recurso de afrontamiento del estrés psicosocial. Lo que hace feliz a una pareja Otra línea de investigación apunta a los aspectos especíAcos de la relación de pareja que inciden en el bienestar. Al respecto, Pozos, Rivera, Reyes y López (2013) plantean que esta in8uencia se produce debido a que en la pareja es común la dedicación recíproca y la consideración de las necesi- dades del otro. Argyle (1987) sugiere que para ser feliz en una relación de pareja se necesita satisfacer tres aspectos: 1) satisfacción-instrumental, que implica la satisfacción de necesidades básicas como la comida, el vestido y el dinero; 2) satisfacción-emocional, es decir, el apoyo social, la intimidad y la sexualidad; 3) satisfacción-lúdica, que corresponde a actividades de esparcimiento que provocan bienestar. Díaz-Guerrero (2003) sugirió que la felicidad en la pareja surge del amor. En este sentido Sternberg (1986) plantea que el amor se compone de tres dimensiones: a) intimidad (sentimientos de la relación que promue- ven el acercamiento en términos de contacto, calidez, unión y vínculo); b) pasión (la atracción física y el intenso deseo de unión y consumación sexual); y c) compromiso (decisión de estar con una pareja). Al respecto existen estudios que indican que las personas con mayor satisfacción en su relación tienden a tener puntajes altos en los tres componentes del amor: pasión, intimidad y compromiso (Díaz-Loving, Rivera-Aragón & Sánchez-Aragón, 1996; García et al., en prensa). La percepción de cercanía por parte de la pareja es un indicador importante del bienestar, debido a que la persona cree que puede contar con la presencia del otro en momentos de necesidad, es decir, tiende a sentir más apoyo. Ligado a lo anterior está el tiempo que se comparte en pareja. Levinger (1999) plantea que en la medida en que los miembros de una pareja pasen tiempo juntos realizarán más inversiones dentro de la Relaciones de pareja y bienestar psicológico 239 relación, lo cual aumenta gradualmente el valor y compromiso con dicha relación, impactando positivamente en la felicidad de la pareja. Pozos et al. (2013) mostraron en su estudio que las variables que más in8uían en la felicidad de pareja eran el compromiso, la sexualidad, la exclusividad y el romance. En cambio, los aspectos básicos, relacionados con el bienestar económico y material, la tranquilidad, el mantenimiento y la estabilidad social tenían una menor incidencia. Esto es interpretado por los autores señalando que la ausencia de aspectos básicos en una relación contribuye a aumentar la insatisfacción; sin embargo, una vez satisfecho lo básico, los afectos y la interacción con el otro se vuelve el elemento central de felicidad en las personas. La investigación de Pozo et al. (2013) también muestra que los aspectos que deAnen la felicidad en términos generales no necesariamente son las cosas que se necesitan para ser feliz en una relación de pareja. Por ejemplo, en ambos casos se sabe que la felicidad tiene componentes afectivos y materiales, pero en la relación de pareja se hacen más importantes los afectivos y la búsqueda de unión entre la pareja. Con base en estos resultados, Pozo et al. (2013) deAnen la felicidad en la relación de pareja como la evaluación emocional positiva de la relación en un momento particular, resaltada por el amor, el cariño y la necesidad de interacción constante y comprometida de los miembros que la componen, donde es importante contar con aspectos materiales y/o económicos que ayuden a mantener la relación. Satisfacción marital y bienestar La satisfacción en las relaciones de pareja se ha transformado en un tema de preocupación para terapeutas de parejas, investigadores y profesionales del área de la salud, dado los hallazgos que indican que las parejas que mantienen con8ictos sostenidos presentan graves consecuencias en su salud física y emocional (Gottman & Levenson, 1999), en cambio la satisfacción con la pareja se relaciona con un mayor bienestar físico y psicológico de la pareja (Arias-Galicia, 2003). La insatisfacción con la relación también se relaciona con otros fe- nómenos tales como la violencia intrafamiliar, el alcoholismo y divorcios, afectando además otras esferas de la vida como el trabajo, los hijos y los estudios. Myers y Diener (1995) señalan, por ejemplo, que a mayor cercanía e intimidad con la pareja, mayor satisfacción con la misma; a su vez, la percepción de insatisfacción en relación a la pareja se vincula con áreas de con8icto (personalidad de la pareja, diferentes actividades, gustos, creencias, celos, inAdelidad, etc.). Carolina Alzugaray y Felipe García 240 En un estudio de García et al. (en revisión) con parejas chilenas ob- servaron una relación positiva entre el ajuste con la pareja, que incluye la satisfacción con la pareja como uno de sus factores y el bienestar psicoló- gico individual. Sin embargo, la relación no es fuerte, lo que conArma que son constructos distintos y que lo que hace feliz a una persona en términos generales no son necesariamente los mismos aspectos que la hacen feliz en su relación de pareja. Satisfacción marital y apego Otra línea de investigación en el ámbito de la satisfacción marital es el estudio de las relaciones de apego que establecen las personas, asumiéndose que los patrones de apego (seguro, ansioso-ambivalente, ansioso evitativo) que se establecen en la infancia se mantienen en la vida adulta y se acti- van en determinadascircunstancias; en este caso, las características del vínculo entre el niño y su cuidador son similares a las que, cuando adulto, establece con sus relaciones signiAcativas, particularmente las amorosas En un estudio de Hazan y Shaver (1987) en Estados Unidos, se reportó que las personas con apego seguro describían sus experiencias amorosas como más felices, amistosas y de conAanza. Solían experimentar el amor como un estado que puede tener altibajos, pero que en general se mantiene constante. Junto con lo anterior, tendían a tener relaciones de más largo plazo. En contraste, las personas con apego ansioso se encontraban más proclives a experimentar celos, obsesión o atracción sexual extrema. Por su parte, las personas con apego evitativo describían sus relaciones carac- terizadas por el temor a la cercanía y por frecuentes altibajos emocionales. En Chile se han encontrado resultados en la misma línea. Concreta- mente, se ha encontrado que los patrones de apego ansioso y evitativo disminuyen la satisfacción marital (Guzmán & Contreras, 2008). Estos autores no encontraron relación entre el género, el tiempo de relación o la tenencia de hijos con la satisfacción con la relación de pareja, pero sí encontraron asociación de esta última con los patrones de apego. En concreto, observaron que las personas con estilo de apego seguro tenían mayor bienestar individual y satisfacción en sus relaciones; la pareja ade- más es percibida como más respetuosa, responsiva y cálida. Los estilos ansiosos y evitativos se asocian a una percepción de la pareja como menos capaz de brindar apoyo y a evaluaciones negativas respecto del involucra- miento, intimidad, compromiso y amor del otro. Por último, respecto del comportamiento de las díadas, existen mayores niveles de satisfacción en aquellas en las que ambos miembros presentan un estilo de apego seguro, Relaciones de pareja y bienestar psicológico 241 pues ambos experimentarían comodidad con la cercanía y dependencia, así como un bajo temor al abandono y al rechazo. Los efectos negativos de un estilo inseguro sobre la satisfacción se vuelven más intensos si ambos tienen un estilo inseguro. El nivel más alto de insatisfacción corresponde al estilo desatendido con una pareja con estilo temeroso, ya que el prime- ro tendería a tomar distancia emocional, viviéndose la experiencia de la relación como menos gratiAcante. Los resultados de este estudio apoyan la relevancia y pertinencia de incorporar una perspectiva relacional en la comprensión de la satisfacción marital, pues esta no solo tendría que ver con las características propias, sino también con las de la pareja y de lo que emerge en ese espacio vincular. En otro estudio realizado en Chile, Rivera (2006) evaluó si el estilo de apego tanto individual como diádico se encuentra mediado por las habilidades comunicacionales individuales y de pareja, en la determinación de la satisfacción marital y de la depresión. Observó que los patrones de apego ansioso y evitativo son variables determinantes tanto en la dismi- nución de la satisfacción marital como en el aumento de la depresión. Las personas con apego seguro presentan mayores habilidades de regulación emocional (manejo de con8ictos), mayor satisfacción marital y mayor bienestar emocional que aquellas con apego inseguro. Las díadas en que ambos tienen un apego seguro presentan mayor habilidad en regulación emocional y de satisfacción marital personal. Conflicto, ruptura y divorcio Si bien la vida en pareja pareciera aumentar el bienestar de las personas, los dos miembros que la componen deben construir una identidad particular para lograr la integración y acomodación de ambas individualidades, lo que no resulta fácil (García & Ilabaca, 2013). Pineda (2005) señala que cuando se consolida una relación y se crea un proyecto de vida en común ambos miembros de la pareja deben encarar cambios importantes en su estilo de vida y en el sistema de seguridad emocional de cada cual a An de lograr un acoplamiento mutuo. De ese modo, en la pareja se abre un espacio de vinculación en el cual los demás quedan excluidos; así, perder a una pareja es perder una fuente de seguridad. De modo similar, la ame- naza de pérdida despierta ansiedad y la pérdida efectiva ocasiona tristeza Doménech (1994) considera a la ruptura como un estresor que afecta la sensación de bienestar de la persona, especialmente si esta se niega a aceptar el quiebre y no se desvincula de su pareja. Pinto (2008) aArma que raras veces ambos integrantes están de acuerdo con el An de la relación; Carolina Alzugaray y Felipe García 242 por lo general, uno de ellos sigue amando mientras el otro no, por lo que hay que considerar los procesos emocionales que siguen a una ruptura como un verdadero proceso de duelo. Dentro de esta línea, García e Ilabaca (2013) realizaron una investiga- ción en relación a la ruptura de pareja en adultos jóvenes chilenos y cuyos resultados muestran que las estrategias de afrontamiento correspondientes a la búsqueda de apoyo social, expresión emocional y evitación suelen relacionarse con mayores niveles de bienestar psicológico. La importancia del apoyo social y la expresión emocional en una situación de pérdida resultan comprensibles y coincide con lo manifestado por numerosos autores que han abordado el duelo (Neimeyer, 2002; Worden, 1997), en cambio, la in8uencia de la evitación resulta inusual y al parecer tiene que ver con la naturaleza de la relación que se establece con una expareja. Los estudios que han abordado la evitación señalan que esta tiene una valencia positiva cuando el individuo no tiene control sobre el estresor (Rodríguez, Pastor & López, 1993); de ese modo, creemos que la evitación contribuye al bienestar de las personas que han enfrentado una ruptura cuando no hay posibilidad de recomponer la relación, en la medida que ayuda a terminar con la esperanza de una reconciliación, que por lo general prolonga el malestar y las emociones negativas tras una ruptura. En la misma línea del estudio anterior, Yárnoz-Yaben (2010) encontró en personas divorciadas españolas que una mayor afectividad positiva se relacionaba con bajos niveles de soledad social, un apego seguro y poca preocupación por la expareja. La afectividad negativa a su vez estaba explicada por una mayor ansiedad hacia las relaciones, un menor número de hijos y soledad romántica. Violencia en la pareja y bienestar La relación entre la violencia en la pareja y el bienestar psicológico ha sido estudiada en Chile por García, Wlodarczyk, Reyes, San Cristóbal y Solar (2010) con estudiantes universitarios. La violencia en la pareja por lo general se inicia en la juventud y genera una disminución en el bienestar psicológico, satisfacción con la vida y calidad de vida (Callaham, Tolman & Saunders, 2003; Coker et al., 2000). Estos efectos podrían estar media- dos o moderados por el apoyo social percibido por la persona, que podría amortiguar los efectos de la violencia. Este estudio no encontró diferencias signiAcativas entre hombres y mujeres respecto del apoyo social percibido y bienestar psicológico. Entre los tipos de violencia evaluados, la coerción y el desapego tuvieron los niveles más altos en hombres y mujeres; los hombres además señalan recibir más castigo emocional por parte de las Relaciones de pareja y bienestar psicológico 243 mujeres que cualquier otro tipo de violencia; las mujeres en cambio se- ñalaron recibir en mayor medida humillación. Se encontraron relaciones positivas y signiAcativas entre el bienestar psicológico y los diferentes tipos de apoyo social. Además se encontró una relación negativa entre la autonomía (como dimensión del bienestar) y el apoyo instrumental, así como una relación negativa entre violencia y bienestar. También se observó un rol moderador del apoyo social en la relación entre violencia por humillación y bienestar. En ella, el apoyo social amorti- guaba los efectosde la violencia sobre el bienestar, siempre que la frecuencia de humillación sea baja; en cambio, cuando los niveles de humillación eran altos, cualquier apoyo efectivo era insuAciente para generar bienestar. Rol sexual y bienestar El rol sexual se reAere a la presencia de rasgos instrumentales o expresivos presentes en una persona, los primeros atribuidos a un rol masculino y los segundos a un rol femenino (Barra, 2010). Los rasgos instrumentales promueven el ajuste y el bienestar facilitando el equilibrio afectivo que sirve como amortiguador del estrés, haciendo que los individuos valoren los eventos estresantes como menos amenazantes y adopten estrategias más activas de afrontamiento. En cambio los rasgos expresivos, más orientados hacia lo interpersonal y lo emocional, pueden afectar negati- vamente el ajuste y el bienestar haciendo que el individuo experimente y exprese más sus emociones negativas. Para Barra (2010), el ambiente académico promueve la posesión y despliegue de rasgos instrumentales al mismo tiempo que minimiza la importancia de los rasgos expresivos, por lo cual los individuos que poseen más rasgos instrumentales tendrían potencialmente mayor capacidad de adaptación a ese ambiente. Barra (2010) realizó una investigación con estudiantes universitarios chilenos en la que observó que los sujetos con un rol sexual indiferenciados (niveles bajos de masculinidad y feminidad) obtienen puntajes inferiores en bienestar psicológico general, mientras que los sujetos con un rol sexual masculino (hombres y mujeres) obtienen puntajes superiores en autoaceptación, dominio ambiental y autonomía, como dimensiones del bienestar. Los niveles más alto de bienestar en todas sus dimensiones a excepción de autonomía, la obtuvieron los individuos caliAcados como andróginos, es decir, quienes tenían niveles altos tanto en los roles sexuales femeninos y masculinos. Barra (2010) explica estos resultados señalando que los individuos indiferenciados en su rol sexual presentarían una menor capacidad de adaptación a diversas demandas debido al menor desarrollo de algunos Carolina Alzugaray y Felipe García 244 recursos psicológicos característicos de las dimensiones de masculinidad y feminidad. Por el contrario, los individuos andróginos mostrarían mayo- res niveles de bienestar porque la adecuada adaptación psicológica de un individuo dependería de su posesión de características tanto masculinas (o instrumentales) como femeninas (o expresivas), ya que de esa manera tendrían mayor capacidad para comportarse de modo 8exible según lo requieran las circunstancias (Bem, 1975). El encontrarse una diferencia de género altamente signiAcativa en la dimensión de feminidad a favor de las mujeres, que no se observó en mas- culinidad en el caso de los hombres, puede ser interpretado a la luz de una 1997), en el sentido que a través del tiempo se observa una progresiva disminución en las diferencias de género en la dimensión de masculinidad, la cual se explicaría porque los puntajes de masculinidad de las mujeres se han ido incrementando con el transcurso del tiempo por una progresiva mayor valorización social de tales características. El hecho de que no se observen diferencias signiAcativas de género en el bienestar psicológico y en la mayoría de sus dimensiones, y que al mismo tiempo existan diferencias signiAcativas en tales dimensiones entre las distintas orientaciones de rol sexual, permitiría concluir que el bienestar psicológico de los individuos no estaría determinado primaria- mente por su pertenencia a uno u otro sexo, sino que por la integración de características tanto instrumentales como expresivas y el desarrollo de sus diversas potencialidades humanas. Orientación sexual y bienestar Ridley, Ogolsky, Payne, Totenhagen y Cate (2008) realizaron en Estados Unidos una investigación con parejas heterosexuales, gays y lesbianas en la que evaluaron los sentimientos positivos y negativos y su relación con la expresión sexual. Los sentimientos evaluados incluían la ira, ansiedad, tristeza, amor, felicidad, satisfacción, afecto e intimidad. Las variables sexuales examinadas correspondieron a los deseos sexuales, los comportamientos sexuales esperados y el acto sexual. Observaron que los sentimientos positivos (amor, felicidad, satisfacción) están asociados directamente con las tres variables sexuales. Los sentimientos negativos (ira, ansiedad, tristeza) están asociados con el aumento del comportamien- to sexual en las parejas heterosexuales y los hombres gay, pero no en las lesbianas. La tristeza muestra una asociación positiva con el deseo sexual, los comportamientos sexuales esperados y el acto sexual, para las parejas heterosexuales y hombres gays, pero no para las lesbianas. La rabia y la Relaciones de pareja y bienestar psicológico 245 ansiedad no fueron asociadas únicamente a la experiencia sexual en las parejas heterosexuales así como homosexuales. En Argentina, Araguez (2012) evaluó la relación entre bienestar psicológico y rol sexual con parejas gays y heterosexuales (excluyendo a lesbianas). Los resultados señalan que no existen diferencias signiAcativas en los niveles de bienestar psicológico de masculinidad ni de femineidad entre las parejas gays y heterosexuales. Además, ninguno de los dos grupos se aleja signiAcativamente de la media de la población general. Se encontró, sin embargo, que los individuos heterosexuales poseen mayores niveles en la dimensión de propósito en la vida. Los sujetos gays con rol sexual masculino tienen mayor nivel de autonomía, y los de rol femenino tenían mayor autoaceptación, dominio del entorno y propósito en la vida. En el caso de los sujetos heterosexuales de rol sexual masculino obtuvieron mayor nivel de autoaceptación, propósito en la vida y de autonomía, y los de rol femenino solo de autonomía. Por su parte, un estudio realizado por García et al. (en revisión), que midió los componentes del amor según Sternberg (1986), resolución de con8ictos, ajuste de la pareja y bienestar psicológico en parejas homo y heterosexuales, esta vez incluyendo un grupo de lesbianas, encontró que no existían diferencias entre los grupos en su nivel de bienestar individual, contradiciendo opiniones que señalaban que los homosexuales tienen una vida más sufrida que los heterosexuales (ver Peplau & Fingerhut, 2007). También observaron que la convivencia o cohabitación no mo- diAca la relación en el caso de los varones, tanto heterosexuales como homosexuales, sin embargo, en el caso de las mujeres heterosexuales y lesbianas esta sí parece mejorar la calidad de la relación, aumentando el bienestar psicológico. Respecto a la satisfacción con la pareja, se observó que las tácticas de resolución de con8icto de confrontación y sumisión afectan negativamente la satisfacción, pero solo en el caso de las lesbianas. Independiente de la orientación sexual, se observa también que en el grupo total de participantes resultan predictores positivos del ajuste en la pareja la intimidad y la negociación. Respecto de los predictores del bienestar psicológico, solo en las les- bianas aparecen predictores signiAcativos, el compromiso como predictor positivo y la intimidad como predictor negativo. Esto último puede deberse a que si bien la intimidad fortalece la relación de pareja, algunos estudios acerca del apoyo emocional (un aspecto relacionado a la intimidad) indican que en ocasiones parece ampliAcar las emociones individuales negativas o generar la percepción de que no se puede afrontar solo los problemas Carolina Alzugaray y Felipe García 246 (Hahn, 2000; Stephens & Long, 2000; Wong & Cheuk, 2000), lo que afectaría el bienestar individual. Por otro lado, el único predictor signiAcativo del bienestar psicológico en el grupo total de participantes fue el compromiso. Al parecer, el estar en una relación estable y que se proyecta en el futuro fortalece la satisfacción personal, brindando seguridady mirada de futuro. Sexualidad y bienestar Un estudio cualitativo, realizado por Carmona (2011), señala que las demandas culturales de igualdad y de reciprocidad dentro de una pareja, la obligación de satisfacción mutua en el ámbito sexual, así como la posi- bilidad de autonomía individual en la elección entre diversas alternativas posibles, coexisten aún hoy, al menos en algunos sectores de la sociedad chilena, con un orden más tradicional de división de géneros. Es así como se encontraron algunos signiAcados y prácticas más asociados al modelo de masculinidad hegemónica y del doble estándar en moral sexual, los que parecen persistir frente al lento desarrollo de nuevos escenarios culturales. El estudio señala la existencia de discursos sociales asociados a la importancia del bienestar en las relaciones de pareja, así como una sexua- lidad acordada y negociada desde los propios individuos, convirtiendo a esta última en un asunto individual y de libre elección. Sin embargo, pese a la existencia de discursos más igualitarios en relación a la sexualidad y a las relaciones de pareja, los que prescriben la autonomía individual, la negociación interindividual y la satisfacción sexual mutua como fuente de bienestar de la relación, se evidencia la persistencia de otros más tradicio- nales, los que re8ejan una concepción de la sexualidad masculina como ilimitada y de la femenina como más controlada, manteniendo la idea de que hombres y mujeres son esencialmente diferentes. Frente a esto, Carmona (2011) señala que el no hablar y el ceder son las principales prácticas ante las discordancias en materia sexual. Se discute el concepto de negociación sexual verbal, sugiriendo que se trata más bien de un ajuste implícito de signiAcados, el que no siempre implica el reconocimiento de las necesidades del otro, sino que muchas veces con- lleva la postergación de uno de los miembros de la pareja, generalmente de la mujer, en pos del nuevo estatus de la sexualidad en la mantención de la relación. Otro estudio chileno que exploró la sexualidad en la tercera edad y su relación con el bienestar subjetivo (Cayo, Flores, Perea, Pizarro & Aracena, 2003) señala que a mayor educación y nivel económico existiría un concepto de sexualidad más enriquecedor y una menor percepción de Relaciones de pareja y bienestar psicológico 247 la mujer como madre, siendo vista con mayor autonomía. Igualmente, la buena sexualidad es compartida por el aumento de poder en las mujeres. En el nivel medio-bajo el concepto de sexualidad se encuentra ligado al coito, centrado en la relación de pareja, completamente dependiente de esta, excluyéndose el goce, el placer y la capacidad erótica de la mujer, persistiendo el mito mariano «mujer-madre». Conclusión Desde hace tiempo se ha establecido empíricamente que las relaciones de pareja in8uyen en el nivel de bienestar de las personas. Incluso algunos estudios mostraban que el hecho de estar en pareja in8uía en el bienestar, independientemente de la calidad de relación. Estudios más actuales han mostrado que son algunas características propias de la relación de pareja las que producen un aumento en el nivel de bienestar respecto a personas que se encuentran solteras, separadas o viudas. Entre las características propias de la relación de pareja que inciden en el bienestar se ha encontrado que la posibilidad de un apoyo social recíproco, que permite satisfacer la necesidad de expresión de afectos, sexualidad e intimidad, en una relación comprometida (lo que Sternberg caliAca como los componentes del amor), resulta un aspecto esencial. Sin embargo, los estudios coinciden en que lo que produce bienestar en la persona no es lo mismo que lo que produce bienestar en la relación de pareja. De ese modo, la satisfacción de la persona con su relación de pareja se ha estudiado a través del constructo de satisfacción marital o ajuste marital. Al respecto, se ha determinado la importancia de los pa- trones de apego establecidos con la pareja como una variable importante que incide en la satisfacción. Estos estudios muestran que las relaciones de apego seguro, individual o de la díada, son las que más inciden en el bienestar y en la satisfacción marital, lo que se debería a que estas per- sonas se sienten cómodas con la cercanía y la dependencia generadas en una relación de pareja, con bajo temor al abandono y al rechazo. No se ha visto in8uencia del género, el tiempo de la relación o tener hijos sobre la satisfacción marital. Factores que inciden fuertemente en el bienestar de las personas son la ruptura de pareja y la violencia. En estos casos, los estudios muestran que la respuesta psicológica ante la ruptura equivalente a un duelo, se sobrelleva mejor en la medida que las personas perciban apoyo social y puedan expresar sus emociones, in8uyendo en un mayor nivel de bienestar tiempo después de la pérdida. Sin embargo, la in8uencia positiva de la evitación sobre el bienestar, algo no común en investigaciones acerca del Carolina Alzugaray y Felipe García 248 duelo, puede explicarse en este caso en la medida que el evitar a la expareja contribuye a disminuir la esperanza en la reconciliación y por lo tanto retomar el rumbo de la propia vida por otros caminos. En relación a la violencia, se ha observado un fuerte impacto negativo sobre el bienestar, pudiendo el apoyo social servir de amortiguador de ese impacto solo si la violencia es baja. Finalmente, en orientación sexual, los estudios mostraron que no existen diferencias entre homosexuales y heterosexuales en bienestar psi- cológico ni en satisfacción con la pareja. Sin embargo, se observó que la convivencia tendía a aumentar los niveles de bienestar solo en las mujeres (lesbianas y heterosexuales). Los estudios sobre las relaciones de pareja en Chile son incipientes y más aun aquellos que se enfocan en el bienestar y la satisfacción marital. Aún quedan muchos vacíos que necesitan ser llenados, por ejemplo, es- carbar en el rol sexual de parejas homosexuales, la similitud o diferencia de valores, intereses y rasgos de personalidad, además de enfocarse en grupos que han aumentado en los últimos años como las parejas en fa- milias reconstituidas. Referencias Araquez, M. (2012). Parejas homosexuales y heterosexuales en concubinato: bienestar psicológico y orientación del rol sexual. (Tesis de pregrado). Universidad Abierta Interamericana, Buenos Aires, Argentina. Argyle, M. (1987). Psicología de la felicidad. Madrid, España: Alianza Edi- torial. Arias-Galicia, L. (2003). La Escala de Satisfacción Marital: análisis de su conAabilidad y validez en una muestra de supervisores mexicanos. Revista Interamericana de Psicología, 37(1), 67-92. Auster, C. & Ohm, S. (2000). 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