Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
BIENES CULTURALES Revista del Instituto del Patrimonio Cultural de España Número 8 • 2008 CIENCIAS APLICADAS AL PATRIMONIO GOBIERNO DE ESPAÑA MINISTERIO DE CULTURA El Real Decreto 1132/2008, de 4 de julio (BOE 9 de julio de 2008) cambió la denominación del Instituto del Patrimonio Histórico Español por la vigente de Instituto del Patrimonio Cultural de España. Todos los textos contenidos en esta publicación son anteriores a esta fecha por lo que se reieren a la institución por su denominación anterior. BIENES CULTURALES Revista del Instituto del Patrimonio Cultural de España Número 8 • 2008 CIENCIAS APLICADAS AL PATRIMONIO MINISTERIO DE CULTURA SUBDIRECCIÓN GENERALDEL INSTITUTO DEL PATRIMONIO CULTURAL DE ESPAÑA DIRECCIÓN GENERAL DE BELLAS ARTES Y BIENES CULTURALES GOBIERNO DE ESPAÑA MINISTERIO DE CULTURA Edita: © SECRETARÍA GENERAL TÉCNICA Subdirección General de Publicaciones, Información y Documentación © de los textos y fotografías, los autores N.I.P.O.: 551-08-046-2 César Antonio Molina Ministro de Cultura María Dolores Carrión Martín Subsecretaria de Cultura José Jiménez Director General de Bellas Artes y Bienes Culturales MINISTERIO DE CULTURA BIENES CULTURALES Revista del Instituto del Patrimonio Histórico Español Número 8 • 2008 Sumario 9 Presentación 11 In memoriam José María Losada Aranguren MARCO TEÓRICO 17 Políticas públicas relacionadas con ciencia y tecnología para la conservación del patrimonio en España Marián del Egido, Miriam Bueso, Guillermo Enríquez de Salamanca 27 El Papel de las Ciencias en la Preservación del Patrimonio Cultural. La situación en Europa Alberto de Tagle 37 El patrimonio cultural iberoamericano: un reto para las ciencias naturales Mario O. Fernández APLICACIONES 49 Fernando Gallego en Trujillo: estudios químicos Marisa Gómez, Maite Jover de Celis 61 Fernando Gallego en Trujillo: estudios físicos Tomás Antelo, Araceli Gabaldón, Carmen Vega 75 El retablo de Santa María La Mayor de Trujillo: dibujo subyacente Tomás Antelo, Araceli Gabaldón, Carmen Vega 89 Descripción del sistema VARIM: captación y composición automática del mosaico reflectográfico Juan Torres, Alberto Posse, José. M. Menéndez 99 Bodegones atribuidos a Blas de Ledesma Clara González-Fanjul, Tamara Alba, Araceli Gabaldón 117 Estudio técnico de FERNANDO VII A CABALLO de Francisco de Goya Rocío Bruquetas, Tomás Antelo, Ángela Arteaga, Pilar Borrego, Miriam Bueso, Marián del Egido, Araceli Gabaldón, Marisa Gómez, Carmen Martín de Hijas, Carmen Vega, David Juanes 133 La paleta de Sorolla a través de algunas pinturas analizadas de museos y colecciones David Juanes, Marisa Gómez 147 Aplicación de métodos de análisis sin toma de muestra en fotografía histórica. Estudios de una colección procedente del Museo Sorolla Marián del Egido, Carmen Martín de Hijas, David Juanes 157 Proyecto de Conservación del Claustro de San Juan de Duero Juan A. Herráez 167 Incidencia del empleo de morteros de azufre en edificios del siglo xix: Daños producidos en la valla perimetral de la Biblioteca Nacional y del Museo Arqueológico Nacional Pedro P. Pérez, José V. Navarro, Ana Sánchez 181 Justificación de los estudios previos de las pinturas murales de Goya en la bóveda «Regina Martirum» del Pilar de Zaragoza Leandro de la Vega 183 Evaluación del contenido y distribución de sales en las pinturas murales de Goya en la bóveda «Regina Martirum» del Pilar de Zaragoza Belén Franco, Josep Gisbert, Ignacio Mateos, Pilar Navarro, Pedro López 197 Microbiología y biología molecular aplicada al patrimonio en el IPHE M.ª Isabel Sarró, Irene Arroyo 211 Revisión y actualización de los análisis de la policromía de la Dama de Baza. Comparación con la Dama de Elche Marisa Gómez, David Juanes, José Vicente Navarro, Carmen Martín de Hijas, Marián del Egido, Montse Algueró, Elena González, Ángela Arteaga. 223 Comportamiento de consolidantes de metales sometidos a envejecimiento acelerado Elena González, Joaquina Leal 233 Estudio analítico de la reja Mayor de la Capilla Real de Granada. M.ª Auxiliadora Gómez, Marisa Gómez, Montse Algueró, M.ª Antonia García 247 Apuntes históricos sobre un escudo romano del Museo de León Victorino García, Luis Grau 249 Un escudo romano del Museo de León. Análisis y estudio José V. Navarro Gascón 9 El importante desarrollo tecnológico producido en la segunda mitad del siglo XX ha influido también en la conservación del patrimonio, al ofrecer a los profesionales de este sector numerosas herramientas para el análisis, diagnóstico y tratamiento de los bienes culturales. La utilización de tecnología y métodos de las ciencias aplicadas en proyectos de conservación y restauración crece progresivamente con la mejora de las técnicas y la ampliación de las posibilidades que se ofrecen. Este crecimiento no sólo viene decidido por el avance tecnológico sino también por la confluencia de esas mejoras con los criterios profesionales para la conservación y restauración de bienes culturales. Actualmente, contamos ya con la expe- riencia acumulada durante los últimos cincuenta años sobre aplicaciones de tratamientos protectores, eliminación del uso de productos por su toxicidad o por los malos resultados registrados a medio plazo, introducción de técnicas rediseñadas específicamente para bienes culturales, implantación de diversas posibilidades de estudios in situ, minimización progre- siva de la cantidad de muestra necesaria, elaboración de proyectos con instalaciones más racionales y de menor coste de mantenimiento, aspectos todos ellos abordados por los científicos de la conservación. Puesto que tratamos de ciencias aplicadas, es importante tener en cuenta el objetivo deseado desde el principio. Actual- mente, las ciencias aplicadas construyen sus objetos de conocimiento a partir de problemas existentes, lo que permite salir de las fronteras de las parcelas disciplinares tradicionales y acercarse a otros ámbitos de la realidad. Favorecer esa aventura interdisciplinar es lo que pretende en su metodología habitual de trabajo el Instituto del Patrimonio Histórico Español, y en particular, es lo que aparece plasmado de forma concreta en los trabajos que se presentan en este número de la revista Bienes Culturales. La vocación internacional asociada a la conservación del patrimonio histórico ha impulsado la participación de especia- listas de otras nacionalidades que pudieran aportar su punto de vista respecto a las ciencias aplicadas a la conservación en otras realidades sociales, económicas y culturales. También los artículos correspondientes a resultados de proyectos concretos realizados en los dos últimos años en el IPHE se presentan en colaboración con otros profesionales, centros de conservación e instituciones con competencia en la mate- ria. Los centros de conservación, como museos y archivos, son atendidos prioritariamente en sus necesidades e inquietudes para la conservación de los bienes que atesoran, pero también otras instituciones responsables de patrimonio y centros de investigación participan, ya sea en la propuesta o en la elaboración de resultados, en los trabajos presentados. La coparticipación y la utilidad de los resultados guían el proceso de selección de estos trabajos. Desde nuestra experien- cia, el trabajo de las ciencias de la conservación no puede en modo alguno circunscribirse a las paredes del laboratorio y a la presentación de resultados impenetrables, sino ofrecer propuestas, tratamientos y soluciones eficaces que permitan la in- teracción interdisciplinar y eviten la abstracción. De este modo se evitan esfuerzos estériles y desequilibrios no deseados. La tarea no es fácil y no siempre se alcanza este enfoque, pero el objetivo está identificado y se persigue como el modo más sensato, realista, enriquecedor y útil para el trabajo en los proyectos de conservación de bienes culturales, de modo que los resultados ofrecidos muestren unalógica científica que tenga en cuenta el conjunto de los mismos. Existe además un deber de difusión de resultados que supone analizar, ordenar y estructurar los resultados obtenidos para obtener las conclusiones que contribuyan al conocimiento científico. El exceso de trabajo cotidiano para dar respuesta a las solicitudes recibidas impide en numerosas ocasiones disponer del tiempo suficiente para dar a conocer los resultados de nuestros estudios. Este número de la revista Bienes Culturales quiere reconciliarse con la deuda de difusión de resultados de estos trabajos, producidos con los medios de la Administración del Estado, y con la metodología de trabajo específica en este ámbito. Marián del Egido Rodríguez Presentación José María Losada Aranguren 11 In Memoriam La ausencia de José María Losada en el IPHE es algo difícilmente asimilable. Parece mentira no cruzarnos con él cuando vamos por los pasillos, no verle tratando con los restauradores de mil cosas de su trabajo o delante de su ordenador redactando aquellos informes suyos, tan perfectos y llenos de sugerencias. Se ha ido dejándonos su imagen de una persona en plenitud, que podría haber desempeñado perfectamente mayores responsabilidades si hubiera sido llamado a ello. Pero lo cierto es que nos ha dejado y costará mucho llenar su ausencia. Su vida administrativa tuvo altibajos, como la de toda persona con valía y compromiso, pero es ahora, cuando recibimos las condolencias de las personalidades internacionales con las que trabajó durante años en el ICCROM, organismo de la UNESCO donde estuvo a punto de des- empeñar las mayores responsabilidades, llevando siempre como propuesta una acción solidaria e inteligente con aquellos países que todavía tienen problemas en su desarrollo social, cuando nos hacemos cuenta cabal de su verdadera talla y de que no era sólo nuestro. No me es fácil hablar de él de una manera objetiva puesto que buena parte de nuestras biogra- fías han sido paralelas, sobre todo al comienzo y final de nuestro trabajo en la Dirección General de Bellas Artes. Nos conocíamos de antes, puesto que somos de la misma edad y ambos habíamos estudiado en el Instituto «Ramiro de Maeztu» de Madrid, pero fue a comienzo de los años setenta cuando volvimos a encontrarnos llamados por Luis González Robles para poner el marcha el nuevo Museo de Arte Contemporáneo que se construía entonces en la Ciudad Universitaria de Madrid. Luis era una persona que, a lo largo de toda su trayectoria como comisario de grandes exposiciones, siempre se había caracterizado por dar oportunidades a los jóvenes y a nosotros nos la dio, casi recién acabada la carrera y con una corta experiencia en la enseñanza. José María había dado clases en la Universidad de Oviedo, mientras que yo, había optado por la enseñanza secundaria en Soria. Hablar de la corta historia del MEAC no es algo que ahora pueda suscitar grandes pasiones, pero lo cierto es que un grupo de jóvenes allí dejamos lo mejor de nuestras ilusiones y de nues- tro saber en una empresa que bien pudiera haber cuajado y que era coherente con las líneas de actuación de entonces de muchos profesionales de museos de todo el mundo. Estábamos todavía muy sensibilizados con el espíritu del 68 y buscábamos afanosamente cómo renovar el concepto del museo para que sirviera de instrumento educativo eficaz en la sociedad moderna, con al- gunas ideas que no eran tan ingenuas como ahora pudieran parecer. Lo cierto es que, viendo el panorama de los museos de hoy, pensamos que una parte de aquel espíritu innovador no vendría mal en la actualidad, en la que prevalece el dinero sobre la imaginación. Trasladado después a la Comisaría de Museos, José María trabajó entonces en la organización de unas jornadas de profesionales en museos justo en el momento del inicio de la transición política, que se pudieron organizar gracias al talante liberal e inteligente de Antonio Lago Carballo, por entonces Director General de Bellas Artes. La verdad es que fue emocionante que asistieran y participaran en ellas desde jóvenes que no teníamos todavía la oposición de conservadores, hasta maestros como Enri- que Lafuente Ferrari y Gratiniano Nieto. Después de un tiempo en la gestión de exposiciones, José María pasó a organizar el Museo Na- cional de la Ciencia y de la Técnica, cargo que le venía como anillo al dedo por su predisposición 12 IN M E M O R IA M natural al conocimiento de todo tipo de aparatos y nuevas creaciones industriales. Allí formó un equipo sólido y, si hubiera habido iniciativas políticas con una mínima constancia, el museo de Losada se hubiera contado entre los más significativos de los que sobre esa materia hay por todo el mundo. Pero, en cambio, ocurrió que, mediada la década de los ochenta, José María fue llamado al Instituto de Conservación y Restauración de Bienes Culturales (ICRBC) para ocupar la plaza de Subdirector General de Bienes Muebles y esto fue para él una magnífica ocasión para demos- trar la amplitud de sus conocimientos y su buen talante. Hacía poco que el Instituto se había reorganizado como una Dirección General, agrupando en ella a los diversos servicios como el Servicio de Información Artística, el de Libros y Documentos y la Comisaría del Patrimonio Artístico y todos se habían trasladado, ¡por fin!, al edificio concebido como instituto de restauración por Fernando Higueras y Antoni Miró. El periodo de José María al frente de Bienes Muebles fue fundamental para adecuar la labor del restaurador a las nuevas metodologías de intervención. Además fue seguramente uno de los primeros conservadores de museos que supo entender y valorar de verdad el trabajo del restaurador. Por ello cuando accedí a mis responsabilidades en el IPHE en el año 2000, la primera llamada que hice fue a Losada para que me acompañase en esta nueva andadura y siempre le agradeceré que volviera a esta casa, aunque en un puesto inferior al que merecía, y volviéramos a trabajar juntos. Aparte de su trabajo cotidiano como Subdirector «de facto» del IPHE, José María realizó un trabajo espléndido encaminado a integrar la carrera de restaurador dentro del ordenamiento universitario y fue una de las primeras personas que se preocupó por las nuevas orientaciones emanadas del Acuerdo de Bolonia. ¡Cuántas veces avisó de las cosas antes de que fueran del conocimiento público y cuántas veces no le quisieron oír quienes más interesados debía estar en ello! Pero ya se sabe que en nuestro país ciertas cosas parecen estar dominadas por un invisible temporizador que hace que no se reaccione a tiempo y, cuando finalmente se hace, sólo sirve para las lamentaciones. Pues bien, José María no era así, sino que veía venir las cosas desde lejos y avi- saba a todo el que quería oír. Pero, aunque tuvo algunas incomprensiones, su trabajo no ha sido baldío, de manera que, si ahora el IPHE está iniciando un plan de coordinación con diversas universidades, en buena parte se debe a su trabajo. Resumir su trayectoria vital y profesional de José María Losada en una cuartilla es empresa imposible, así que lo único que pretendemos es que sirva de avivador de recuerdos de quienes tuvimos la suerte de trabajar con él y gozar de su amistad. Por lo demás, como decía fray Luis, parafraseando a Horacio: «El hombre justo y bueno, el que de culpa está y de mancilla puro...» A.M-N 13 José María Losada, una larga historia de colaboración con ICCROM En estas breves líneas, quisiera destacar la valiosa contribución de José María Losada al ámbito de la conservación del patrimonio cultural, la dimensión internacional de su trabajo y, sobre todo, su relación con ICCROM. Su relación oficial con ICCROM inicia en 1992, cuando fue elegido miembro del Consejo. Fue, además, delegado español en la Asamblea General de ICCROM desde 1993 hasta 2005 y Presidente de la misma en 1993. La Asamblea General de ICCROM está compuesta por delegados de los Países Miembros. España, a través de suMinisterio de Cultura, designó a José María Losada como su repre- sentante. Los delegados suelen ser expertos en la conservación y restauración del patrimonio cultural y, preferentemente, personas que trabajan en instituciones especializadas en este sector, como fue el caso de José María Losada. En la década de los 90, José María Losada era Subdi- rector General de Bienes Culturales en el ICRBC (Instituto de Conservación y Restauración de Bienes Culturales), institución que actualmente se conoce como IPHE (Instituto del Patri- monio Histórico Español), y en la cual, en estos últimos años, José María ejerció el cargo de Consejero Técnico. El principal órgano de decisión en ICCROM es la Asamblea General. Es ahí donde se de- terminan las políticas generales, se aprueba el programa bianual de actividades, se elige a los miembros del Consejo y se designa al Director-General. José María Losada fue elegido miembro del Consejo de ICCROM desde 1992 hasta 2005 y fue Vicepresidente del Consejo desde 2001 hasta 2003. Cabe señalar que los miembros del Consejo se eligen a título personal, por la trayectoria, experiencia y conocimientos de los mis- mos en materia de conservación y restauración; son los responsables de asegurar la ejecución efectiva del programa de actividades y del presupuesto adoptado por la Asamblea General. El Consejo también tiene la responsabilidad de formular recomendaciones sobre las políticas de ICCROM. Como miembro del Consejo, José María Losada siempre fue un fuerte promotor de las activi- dades de ICCROM, y en particular, buscó promover actividades en América Latina. Empujó de manera constante el desarrollo de un programa a largo plazo para la conservación del patrimo- nio cultural en esta región. Como resultado de esto, a inicios de 2007 se realizó una reunión en Roma, en la cual se sentaron las bases para la realización de un programa de 12 años en América Latina. Este programa refleja la visión y los deseos de José María. Fue también gracias a la intersección de José María Losada que el Ministerio de Cultura de España sufragó los gastos de la traducción pasiva al castellano de las sesiones de la Asamblea General de 2005. Esta iniciativa se aprobó con la finalidad de mejorar la compresión y la par- ticipación de los países de habla hispana durante la Asamblea. Del mismo modo, José María apoyó la edición de publicaciones en castellano y, en particular, el Boletín de ICCROM, que desde 2003 se vuelve a editar. 14 IN M E M O R IA M José María Losada siempre tuvo un papel activo y comprometido cuando representaba a ICCROM en eventos realizados en España y, del mismo modo, buscó impulsar la presencia de ICCROM en este país. Quedamos muy reconocidos por el destacado papel que siempre desempeñó José María Losada en el sector de la conservación del patrimonio cultural y por su permanente interés en promover los ideales y las actividades de ICCROM. Es, por ello, que nos sentimos en el deber de reconocer públicamente su labor. Deseo concluir con una nota personal para expresar mi profunda tristeza por la pérdida de un amigo. Efectivamente, puedo decir que José María se convirtió, durante el tiempo que estuve en la UNESCO y participé a reuniones en Madrid, Valencia y Barcelona, no sólo en un valioso colaborador sino también en un amigo afectuoso. Cuando supo que me jubilaba él fue entre los primeros que me animó a presentarme al cargo que ocupo actualmente. Mounir Bouchenaki Director General de ICCROM MARCO TEÓRICO 17 Parece que de un tiempo a esta parte las Ciencias Sociales han cambiado; los proble- mas historiográicos y metodológicos que se han generado a lo largo del tiempo se han ido resolviendo, en parte, a partir de la aplicación de la tecnología y de las ciencias experimentales. En el ámbito de la Historia del Arte, por ejemplo, los discursos y discu- siones que se han venido desarrollando a lo largo de la historiografía se están resolviendo con estas aplicaciones (se está hablando de la «otra Historia del Arte») que sólo tratan de generar la aclaración deinitiva de un pro- blema y donde las interpretaciones tienen el rango mínimo (aceptable) de interpretación de los datos1. Esto ocurre en la mayoría de los trabajos que se presentan en este núme- ro de la revista Bienes Culturales. Con este «giro» en estas materias se está consiguiendo la deinitiva inclusión del método cientíico en las Ciencias Sociales (con la problemáti- ca que esto supone) como ya sucede en la metodología arqueológica, por poner otro ejemplo. Sin embargo son pocos aún los que tienen acceso a este nuevo método, ya sea por iner- cia o por diicultad de acceso a los exáme- nes cientíicos. También son pocas las ins- tituciones que lo realizan, ya sean privadas o públicas, para la cantidad (espectacular) de patrimonio que nos pertenece. De este modo, podemos encontrarnos que al reali- zar un estudio monográico sobre un autor no se realizan estudios físicos y químicos so- bre su obra, llegando a conclusiones acerta- das o desacertadas sin la aplicación de datos de extracción cientíica o tecnológica. En muchas ocasiones, se ejecutan proyectos de restauración sin realizar unos estudios pre- vios que nos permitan reconocer interven- ciones anteriores, estado de conservación de estructuras y soportes, identiicar repintes, etc., aspectos esenciales para la correcta res- tauración. Que se produzcan estas carencias se debe a la falta de inversión en las posibilidades cientíicas y tecnológicas para la conserva- ción e investigación del patrimonio histó- rico, así como a la falta de formulación de una dirección adecuada por medio de pla- nes de investigación. Además, y de manera más general, y vista por muchos como catastroista, co- rremos un riesgo de pérdida de memo- ria2, de patrimonio histórico, porque si no tenemos herramientas cientíicas no podremos consolidar un sistema de con- servación acertado. La vida, el comporta- miento de una sociedad, su saludable de- venir, pasan por la tenencia de memoria y recuerdos. No se podría construir una sociedad ni un individuo sin memoria. Esta relexión ilosóica sobre la memoria aplicada al concepto de patrimonio histó- Políticas públicas relacionadas con ciencia y tecnología para la conservación del patrimonio en España Marián del Egido marian.delegido@mcu.es Miriam Bueso miriam.bueso@mcu.es Guillermo Enríquez de Salamanca guillermo.enriquez@mcu.es Instituto del Patrimonio Histórico Español 1 Uno de los ejemplos más frecuen- tes son las implicaciones en cuanto a datación de obras pictóricas tiene el análisis de pigmentos. 2 Cuando se recurre al concepto de memoria desde un punto de vista ideológico donde la memoria se apli- ca a la sociedad es cuando aparece el concepto de patrimonio histórico. Y aparece siempre en condición de memoria pasada, para justiicación de esto o aquello, dejando de lado un plano, fundamental que es la idea de memoria inmediata, de la memoria cotidiana, de la memoria que se po- dría caliicar como vital. 18 P O L ÍT IC A S P Ú B L IC A S R E L A C IO N A D A S C O N C IE N C IA Y T E C N O LO G ÍA PA R A L A C O N SE R V A C IÓ N D E L P AT R IM O N IO E N E SP A Ñ A rico tiene un porqué que es el de destacar la necesidad de entender que el patrimo- nio histórico no sólo hay que entenderlo como recuerdo (como lo tenemos asimi- lado) sino también como memoria vital (que se construye en el pasado, el presen- te y para el futuro) y que necesita, como cualquier «ser vivo» una revisión cientíica acerca de su porqué, de su situación y de su conservación. Desde un punto de vista pragmático, veremos que el importante volumen de patrimonio histórico en España es una vía de desarrollo económico, de la misma manera que puede ser también tecnológi- co. La aparición de factores como la glo- balización de la vida económica y social –incremento de las rentas, aumento de la calidad dela vida, mayor nivel educati- vo, edades más tempranas de jubilación, incorporación de la mujer al mundo del trabajo, mayor tiempo de ocio disponi- ble gracias a la reducción de la jornada laboral y la distribución más personaliza- da de las vacaciones–, la sensibilización por la naturaleza, la problemática medio- ambiental y al patrimonio cultural, las nuevas tecnologías de la información y comunicación, problema de la sostenibi- lidad del desarrollo, el individualismo y el relativismo moral en las sociedades de los denominados países desarrollados, los cambios de las pautas de consumo y uso del ocio, la crisis del sector agropecua- rio y la desindustralización que afecta a muchas regiones han conseguido, en de- finitiva, que exista una rentabilidad en el patrimonio histórico por medio del tu- rismo cultural [Ballart Hernández; Juan Tresserras, 2001]. Se podría hablar de dos tipos de ren- tabilidad económica, una rentabilidad directa e indirecta. Indirecta porque en- tendiendo que España es un destino turís- tico mundial, esto genera una aportación económica fundamental global en el desa- rrollo de España como potencia turística, generándose un escenario que pasa por la conservación, rehabilitación y fomento del patrimonio histórico, y que implica desde la hostelería a las agencias de viajes. De manera directa, porque el patrimonio histórico supone un motor de beneicio directo en la proliferación de empresas dedicadas a restauración de bienes cultu- rales, museografía, transporte y embalaje especializado, entre otras. Y si entendemos y estamos de acuerdo con este análisis, y con la idea económica imperante de desplazamiento hacia estas vías de desarrollo de los países del ámbito europeo, donde la apuesta por el tercer sec- tor y el I+D como generadora de progreso económico es objetivo a perseguir, estare- mos de acuerdo en que el fomento de pla- nes de acción para la investigación cientíica y técnica del patrimonio como apuesta de mejora en la conservación y productora de recuperación y rehabilitación de este es ab- solutamente necesaria y económicamente eiciente. Así, como hemos visto, son muchos los factores que dotan de importancia la aplica- ción de la ciencia y la tecnología al ámbito del Patrimonio y que deben fundamentar la creación de unas políticas públicas re- lacionadas con las ciencias y la tecnología aplicadas a la conservación del Patrimonio Histórico Español. Marco Jurídico En los últimos treinta años, en España3 se ha hecho un gran esfuerzo normativo de modo que, tanto la Administración del 3 El Art. 46 de la Constitución Es- pañola aparece como norma inicial y fundamental reguladora del Patri- monio Histórico, en una deinición casi inalcanzable para los poderes pú- blicos a los que insta a llevar a cabo, y donde cabría integrar la ciencia y la tecnología en el grupo de garantías de conservación y enriquecimiento del patrimonio histórico: «Los pode- res públicos garantizarán la conserva- ción y promoverán el enriquecimien- to del patrimonio histórico, cultural y artístico de los pueblos de España y de los bienes que lo integran cua- lesquiera que sea su régimen y titu- laridad. La ley penal sancionara los atentados contra este patrimonio». 19 Estado como las Comunidades Autóno- mas, han desarrollado sus competencias en materia de conservación de patrimo- nio y elaborado y promulgado un variado e ingente cuerpo legislativo al respecto al amparo del marco normativo internacio- nal. Precisamente, en lo que atañe al pa- trimonio, existe plena conciencia de que tanto la conservación como la restaura- ción se constituyen como herramienta de la investigación desde un punto de vista más integral4 y este hecho ha facilitado la creación institutos, centros y órganos de conservación que mantienen actividades relacionadas con la aplicación de la cien- cia y la tecnología para la conservación5 [Martínez, 2000]. En este sentido, la introducción de las ciencias y la tecnología en la protección y conservación del patrimonio, está asu- mida y va en aumento, y de ello se hace constantemente eco la normativa inter- nacional. A este respecto, las Cartas del Restauro y los tratados o convenciones internacionales ratificados por España aconsejan la participación de las discipli- nas científicas y el desarrollo de nuevas tecnologías para la resolución de proble- mas de conservación o restauración del patrimonio cultural. Quizá la Carta de Turismo Cultural de Bruselas (1976) re- sume excelentemente este concepto en la que se «considera que la protección del patrimonio cultural es la verdadera base del turismo internacional, y por ello se apela a los arquitectos y expertos cien- tíficos de todo el mundo para que los más avanzados recursos de la moderna tecnología sean puestos al servicio de la protección de los monumentos». Estos objetivos sólo pueden conseguirse me- diante la formación, la cooperación y la colaboración de distintos profesionales de todos los ámbitos posibles tanto de las ciencias como de las humanidades, y a ser posible a nivel internacional. En España, la Ley 13/1986 sobre Fo- mento y Coordinación General de la Investigación Científica y Técnica nace con la pretensión de garantizar una po- lítica científica integral, coherente y ri- gurosa en nuestro país para conseguir como finalidad última la rentabilidad científico-cultural, social y económica. A través de una comisión, se fomentan programas públicos de investigación que den respuesta a las necesidades científicas y técnicas del sector que se materializan en los planes nacionales de Investigación Científica y Desarrollo Tecnológico du- rante períodos plurianuales. En su arti- culado se contempla entre los objetivos de estos planes «la defensa y conserva- ción del Patrimonio Artístico e Históri- co» así como «el fomento de la creación artística y el progreso y difusión de la cultura en todos sus ámbitos» (Art. 2) mediante la colaboración de los organis- mos públicos estatales y autonómicos, universidades y empresas e instituciones públicas o privadas que realicen activi- 4 Son muchos los casos en que, en el curso de proyectos de conservación y restauración, se han realizado estu- dios cientíicos y técnicos con impor- tantes resultados para la Historia del Arte y la Arqueología. 5 En España se inicia la creación de institutos similares con el Instituto de Conservación de Obras de Arte (ICROA), en la actualidad Instituto de Patrimonio Histórico Español (1961) como centro de referencia de la conser- vación y restauración del patrimonio de nuestro país. Asimismo la aparición y el aumento de los centros de conservación y restauración del patrimonio en las Co- munidades Autónomas ha supuesto la continuación de actividades cientíicas y tecnológicas en esta materia. Cabe desta- car el Centro de Conservación y Restau- ración de Bienes Culturales de Castilla y León y el Plan PAHIS 2004-2012 del Patrimonio Histórico de Castilla y León Figura 1. Estudios con HPLC reali- zados por Ángela Arteaga (IPHE), en el ámbito del proyecto de I+D «Ca- racterización tecnológica y cronológica de las producciones textiles coptas: an- tecedentes de las manufacturas textiles altomedievales españolas», dirigido por la Dra. Laura Rodríguez de la UCM. 20 P O L ÍT IC A S P Ú B L IC A S R E L A C IO N A D A S C O N C IE N C IA Y T E C N O LO G ÍA PA R A L A C O N SE R V A C IÓ N D E L P AT R IM O N IO E N E SP A Ñ A dades de investigación y desarrollo tec- nológico (Art. 11). Ahora bien, nos encontramos con otra cuestión añadida y es el problema jurídico que muchos de los organismos públicos para la conservación tienen, donde cabría incluir los centros de conservación y/restau- ración, museos, archivos, bibliotecas o ins- tituciones similares con desarrollo cientíico y tecnológico en sus respectivos laboratorios o departamentos de investigación.Estas instituciones no están incluidas como Or- ganismos Públicos de Investigación (OPI) según la citada Ley 13/1986 sobre Fomen- to y Coordinación General de la Investiga- ción Cientíica y Técnica6 pese a que la Ley 16/1985 de Patrimonio Histórico Español contemple como uno de sus objetivos o funciones básicas esta actividad7. Centros de restauración, entre los que se encuentra la Subdirección General del Instituto de Patrimonio Histórico Español desarrollan, también por ley (Real Decreto 1601/2004 por el que se desarrolla la estructura orgáni- ca básica del Ministerio de Cultura), una serie de funciones como las recogidas en el artículo 4.j, según el cual: «El archivo y sistematización de los trabajos realizados y de la documentación disponible sobre pa- trimonio histórico; la investigación y estu- dio sobre criterios, métodos y técnicas para su conservación y restauración, así como la formación de técnicos y especialistas en conservación y restauración de los bienes in- muebles y muebles integrantes de dicho pa- trimonio». Estos centros colaboran entre sí como se prevé en el Real Decreto 620/1987, de 10 de abril, por el que se aprueba el Reglamento de museos de titularidad estatal y del Sistema Español de Museos, de futura modiicación, texto en el que «se reconoce la investigación como herramienta básica para conocer en profundidad las colecciones de los museos, y se promueve la cooperación entre museos e instituciones para labores de asesoramiento o supervisión de cuestiones cientíicas y técnicas de alta especialización a los profesionales que integran el Sistema Español de Museos»8. Paradójicamente, pese a que entre sus objetivos y funciones por ley está la inves- tigación cientíica al servicio de los bienes culturales que contienen [Moreno, 2006] [Tapol, 2005], como ya se ha aludido, to- dos estos centros públicos encargados de la conservación del patrimonio, dependien- tes del Ministerio de Cultura, se enfrentan hasta la fecha al obstáculo jurídico de su donde se especiica la creación de un plan de estudios, dentro del plan básico, en el que se habla del «desarrollo de tra- bajos de investigación para la aplicación de nuevas tecnologías y materiales utili- zables en al ámbito de la restauración y conservación del patrimonio histórico» así como de la «elaboración de estudios sobre el estado de conservación de los bienes Históricos en los que se haya rea- lizado intervenciones de restauración o rehabilitación para conocer la evolución de las técnicas empleadas y llevar a cabo trabajos de mantenimiento permanen- te». Por citar otro ejemplo, cabe men- cionar también del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH) que tiene como función «fomentar el debate y el intercambio de experiencias e investiga- ciones entre los diferentes profesionales y responsables del Patrimonio Cultural» (Art. 1.3; Decreto 107/1989 de 16 de Mayo por el que se crea el Instituto An- daluz de Patrimonio Histórico). 6 Según esta ley, son Organismos Pú- blicos de Investigación los organismos públicos dependientes de la Adminis- tración General del Estado y de las Co- munidades Autónomas, universidades y empresas e instituciones de carácter público o privado que realicen acti- vidades de investigación y desarrollo tecnológico. 7 A este respecto el Artículo 59 in- dica que: «1. Son archivos los conjuntos orgá- nicos de documentos, o la reunión de varios de ellos, reunidos por las per- sonas jurídicas, públicas o privadas, en el ejercicio de sus actividades, al servicio de su utilización para la in- vestigación, la cultura, la informa- ción y la gestión administrativa. Asimismo, se entienden por archivos las instituciones culturales donde se reúnen, conservan, ordenan y difun- den para los ines anteriormente men- cionados dichos conjuntos orgánicos. 2. Son bibliotecas las instituciones culturales donde se conservan, reúnen, seleccionan, inventarían, catalogan, cla- Figura 2. Vista general de la Sección de Estudios Físicos del Servicio de Laboratorios del IPHE. 21 no reconocimiento como Organismo Pú- blico de Investigación [Rodero, 2006]. Esta realidad jurisdiccional imposibili- ta la inclusión de dichos centros en estos programas y planes públicos, por lo que dependen, mediante convenios, de otros centros sí considerados como OPI. A pe- sar de que lo razonable sería lo contrario, actualmente en España no hay establecida una clara relación entre estos centros de in- vestigación y los centros de conservación y restauración más allá de estos convenios de colaboración establecidos por impulso propio de cada centro. El resultado es que investigadores que adquieren alta especia- lización cientíica tienen diicultades para trabajar habitualmente con bienes cultura- les y profesionales de gran experiencia en ciencia aplicada a patrimonio no encuentra posibilidades administrativas ni reconoci- miento para la investigación. La formación y el ejercicio de la profesión: aspiración y realidad La conservación, la investigación, la ciencia y la tecnología, como hemos mencionado, son un deber social y una exigencia cultural que ha dado lugar a un sector económico en crecimiento. Esto repercute en la necesidad de una oferta de formación especializada, en el reconocimiento normativo de las pro- fesiones dedicadas a la conservación y a la restauración en sus diferentes vertientes, y en el desarrollo de políticas de fomento diri- gidas hacia la calidad y la sostenibilidad. Este sector económico está en marcha, y lo razonable sería que desde los poderes públicos se actuara de modo que estas ne- cesidades encontraran respuesta adecuada. En España, desde la segunda mitad del si- glo xx se han creado un número creciente de centros de investigación independientes y laboratorios asociados a centros donde se custodian colecciones artísticas o docu- mentales desde los que se ha desarrollado acciones de conservación del patrimonio. Asimismo, en los últimos años, numero- sas universidades públicas y privadas han incorporado programas de postgrado que imparten formación especíica en gestión, marketing y conservación del patrimonio histórico. Estos programas, consolidados en muchos casos, ofrecen calidad y conti- nuidad de las que se ven beneiciadas las nuevas promociones de profesionales y propician la actualización y mejora conti- nua de las ya existentes. Esto no debe ocultar que la creación de un cuerpo de profesionales dedicados a la conservación del patrimonio histórico, des- de formaciones no habituales en el cuerpo existente de conservadores de museos, como son abogados, arquitectos, restauradores, cientíicos e ingenieros, es una gran necesi- dad. Actualmente, este aspecto se encuentra desprotegido dejando su vertiente de inves- tigación cientíica a la suerte del autodidac- ta, en ocasiones brillante, pero que sólo con- duce a la tan temida cuerda loja de la que el ámbito cientíico español adolece. La formación académica y el peril pro- fesional de los cientíicos dedicados a la conservación del patrimonio histórico sigue siendo en la actualidad motivo de debate y preocupación en la mayor parte de los países de nuestro entorno ya que la especialización cientíica en el ámbito del patrimonio no es una disciplina consolidada [VV.AA., 2000]. En España, no hay especialidades univer- sitarias en licenciaturas en ciencias experi- mentales relacionadas con la conservación del patrimonio, a pesar de que todas ellas tienen importante vertientes de aplicación en este campo. Las dos únicas posibilida- siican y difunden conjuntos o coleccio- nes de libros, manuscritos y otros mate- riales bibliográicos o reproducidos por cualquier medio para su lectura en sala pública o mediante préstamo temporal, al servicio de la educación, la investiga- ción, la cultura y la información. 3. Son museos las instituciones de carácter permanente que adquieren, conservan, investigan, comunicany exhiben para ines de estudio, edu- cación y contemplación conjuntos y colecciones de valor histórico, artísti- co, cientíico y técnico o de cualquier otra naturaleza cultural». 8 En el Art. 26 se especiica que «inte- gran el Sistema Español de Museos los museos de titularidad estatal adscritos al Ministerio de Educación y Cultura, los museos nacionales no incluidos en el apartado anterior, los museos que tengan especial relevancia por la importancia de sus colecciones y que se incorporen mediante convenio con el Ministerio de Educación y Cultura, oída la correspon- diente Comunidad Autónoma. Forman parte, asimismo, del Sistema Español de Museos el Instituto de Conservación y Restauración de Bienes Culturales (hoy IPHE) y la Dirección de Museos Esta- tales, así como los servicios de carácter técnico o docente relacionados con los museos que se incorporen mediante convenio con el Ministerio de Educa- ción y Cultura». 22 P O L ÍT IC A S P Ú B L IC A S R E L A C IO N A D A S C O N C IE N C IA Y T E C N O LO G ÍA PA R A L A C O N SE R V A C IÓ N D E L P AT R IM O N IO E N E SP A Ñ A des que actualmente se dan en España son la adquisición de la especialidad mediante la práctica profesional, una vez terminados los estudios universitarios, o la realización de una tesis doctoral que permita acceder a dicha especialización. Hay un segundo ámbito en el que toda- vía hay mucho trabajo por delante. El ejer- cicio profesional requiere de investigación y actualización constantes. Las ofertas cientí- icas y tecnológicas están en constante evo- lución y las que sirven a la conservación del patrimonio deben mantenerse en ese plano que aúne investigación, desarrollo e innova- ción con práctica profesional. La experimentación y comprobación de la aplicabilidad de nuevas herramientas tecnológicas procedentes de otros sectores, la mejora en la adecuación de otras ya exis- tentes, la sistematización de determinados principios profesionales en el uso de mate- riales y métodos, entre otros, han guiado iniciativas con resultados interesantes9 [Ba- rrio (Ed.), 2006]. Incluso desde el sector privado, exis- ten algunas iniciativas que colaboran en los proyectos de conservación con esfuer- zos humanos y económicos importantes10 [Morate, 2003]. Sin embargo, la herramienta más útil para lograr los objetivos señalados son los proyectos de investigación bajo el paraguas de los Planes Nacionales. Es cierto que exis- ten otros proyectos guiados por estas necesi- dades y que han desarrollado diferentes gru- pos de profesionales e investigadores. Pero es importante también notar la falta de co- nexión que se da entre ellos y la aleatoriedad en el interés o en la posibilidad real de dedi- car tiempo y esfuerzos a proyectos de inves- tigación en este sector. Recoger, ordenar y analizar los resultados diferentes y dispersos que en este campo se han producido no es una tarea que se resuelva por sí misma. La articulación de estos esfuerzos debe derivar- se a la existencia de programas oiciales di- rigidos por profesionales de la conservación para resolver los problemas que este ejerci- cio profesional plantea, con toda la variedad que esto supone en un sector tan propicio para la interdisciplinariedad. Esta función la cumplen los proyectos desarrollados al am- paro de los Planes Nacionales y Programas de Investigación de la Administración Cen- tral y las Comunidades Autónomas. A diferencia de lo que ocurre en los paí- ses de nuestro entorno y también en los programas elaborados desde la Unión Eu- ropea, en nuestro país los programas pú- blicos de investigación en patrimonio han sufrido una falta de reconocimiento en los últimos años. En el primer Plan Nacional de I+D (1988-1991), tuvo su apartado es- pecíico bajo el título general de Patrimo- nio Histórico, tal como lo requieren sus contenidos, dentro del Área de Programas Socioculturales. 9 Los últimos congresos de conserva- ción y restauración dan cada vez más importancia a este apartado. Así en el XVI Internacional Meeting on Herita- ge Conservation celebrado en Valencia en 2006 se dedicó un bloque de co- municaciones a las Ciencias aplicadas y Nuevas tecnologías, o el Congreso celebrado en Barcelona sobre Investi- gación en Conservación y Restauración en 2005 incluyó una serie de capítu- los dedicados a la aportación de las ciencias experimentales a la investi- gación conservación y restauración 10 Fundaciones como la vinculada a Caja Madrid, que es actualmente la entidad privada sin ánimo de lucro española que más atención dedica a la conservación del Patrimonio His- tórico Español (para 2007 el progra- ma de Conservación del Patrimonio Histórico Español está dotado con 17,1 millones de euros, lo que su- pone un 31,3% del total del presu- Figura 3. Estudio analítico de mues- tras de cuadros de Sorolla mediante SEM-EDX. 23 En el Plan Nacional (1992-1995) se concretaron los contenidos, incluyéndolo en el Programa Nacional de Estudios So- ciales, Económicos y Culturales, con líneas de investigación tan concretas y acertadas como: • El estudio, análisis, conservación y res- tauración del patrimonio en su aspecto material y físico. • La investigación propiamente histórica sobre el patrimonio arquitectónico-mo- numental. • Y el desarrollo de programas de conser- vación y revalorización del Patrimonio como elemento vertebrador del espacio y de dinamización socio-económica. Por la propia complejidad y versatili- dad del tema, otros programas no especí- icamente pensados para patrimonio tam- bién contribuyeron a la investigación en este campo. El más relevante quizá fue el de Promoción General del Conocimien- to, aunque también el de Biotecnología y Nuevos Materiales. Desde aquel primer Plan Nacional que lo abordaba de forma general, se produ- jo un descenso de su presencia hasta des- aparecer en el correspondiente al trienio 1996-1999. Desde entonces hasta la actua- lidad, no tiene la consideración de progra- ma independiente. Esta situación contrasta con el interés que los investigadores y profesionales de la conservación maniiestan por este tema, además de las aportaciones tecnológicas que las empresas están deseando realizar. El resultado de este desequilibrio es que los pocos proyectos que se presen- tan a los programas oficiales deben di- rigir sus objetivos, no a las necesidades científicas y técnicas del sector del pa- trimonio como debiera, sino adaptarse a programas existentes y encajarlo en ellos. Como consecuencia, se produce una re- nuncia obligada al interés primero del proyecto y una necesidad de enfocarlo de forma más contundente en una dirección acorde con el título del programa en que se inscribe. Esto provoca una clara desaceleración de España en este ámbito y obliga a que cualquier avance se convierta en un logro no por sus contenidos como debiera, sino de medios, infraestructuras, personal y económico. Con todo esto cabría preguntarse si ese mandato constitucional sobre la conserva- ción por parte de los poderes públicos se encuentra «promoviendo» o bien se en- cuentra «desacelerando» en el ámbito de la aplicación cientíica y tecnológica para la conservación. Por todo ello, se propone la reanuda- ción de la presentación en el próximo Plan puesto de la Fundación); empresas como la europea Factum Arte lleva desarrollando desde hace algunos años la reproducción mimética de relieves arqueológicos, entre otros soportes, mediante tecnología digi- tal de alta resolución (láser) con el objetivo de conservar y difundir el patrimonio prescindiendo de los ori- ginales. La decoración de la tumba de Seti I fue motivo de una exposición temporal itinerante por toda Europa (2004-2006), y siguiendo esta misma línea ha reagrupado los facsímiles de los relieves pertenecientes al salón del trono del Palacio de Nimrud actual- mente dispersospor el The British Museum, el Pergamon Museum, el Princeton Art Museum, el Harvard Scakler Art Museum y el Dresden Museum; también empresas priva- das de mediano tamaño como SIT e Infaimon, aportan investigación e innovación tecnológica a la conserva- ción de bienes culturales. Figura 4. Estudio analítico sin toma de muestras mediante XRF de una es- cultura policromada. 24 P O L ÍT IC A S P Ú B L IC A S R E L A C IO N A D A S C O N C IE N C IA Y T E C N O LO G ÍA PA R A L A C O N SE R V A C IÓ N D E L P AT R IM O N IO E N E SP A Ñ A Nacional de I+D+I un apartado especíico para Patrimonio Histórico que contribu- ya desde la calidad y la competencia a la consolidación de este sector. Los aspectos de necesario tratamiento serían, al menos, la actualización de los métodos de gestión y ejecución de proyectos de conservación del patrimonio, la identiicación de líneas de trabajo necesarias y sus posibles impli- caciones tecnológicas, la evaluación y ia- bilidad de herramientas más innovadoras, la cooperación entre instituciones y admi- nistraciones españolas, y el aianzamiento de las relaciones entre sectores públicos y privados, centros de investigación y con- servación y empresas. Existe ya una propuesta en estudio de Plan Nacional para el fomento de la investigación e innovación en ciencias experimentales y tecnología aplicadas a la conservación del pa- trimonio presentada desde el IPHE. Si ese Plan Nacional se desarrolla en el ámbito de competencias del Ministerio de Educación o en el de Cultura, o en ambos, Figura 5. Robot diseñado en el ámbi- to del proyecto VARIM para estudios radiográficos y reflectográficos de gran formato. 25 es lo de menos. Lo realmente importante es que efectivamente se presente de forma continuada en el tiempo, desde y para la conservación del patrimonio histórico y con la inclusión de los centros dedicados a esta tarea y sus profesionales. Bibliografía Ballart Hernández, Joan; Juan Tresserras, Jordi: Gestión del patrimonio cultural, Edito- rial Ariel Patrimonio, Barcelona, 2001. Barrera del Barrio, Mercedes: «El papel de la ciencia en el conocimiento y conservación del patrimonio». AR & PA, Actas del Congreso Internacional Restaurar la Memoria. Métodos, técnicas y criterios en la conservación del patri- monio mueble e inmueble, Valladolid, 1998, pp. 373-382. Barrio, Joaquín (Ed.): Innovación tecnológica en conservación y restauración del patrimonio, Madrid: UAM, 2006. Changeux, Jean Pierre: «La réconciliation des arts et des sciences». Autoportrait d’un labora- toire. Le Laboratoire de recherche des musées de France, 1995, 2, pp. 9-12. Castro, Federico, y Bellido, M.ª Luisa (Ed.): Patrimonio, Museos y Turismo cultural: claves para la gestión de un nuevo concepto de ocio, Córdoba, 1998. Lowe, Adam, y Ahmon, Jess: The Tomb of Seti I. Digital Technology in Conservation/ La tumba de Seti I. Tecnología digital para la conserva- ción. Martínez Justicia, M.ª José: Historia y teoría de la conservación y restauración artística, Ma- drid, 2000. Morate, Gabriel: «El Programa de Conserva- ción del Patrimonio Histórico Español de la Fundación Caja Madrid». PH: Boletín del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, 2004, año n.º 12, n.º 48, pp. 112-113, Se- villa. Moreno, M.ª Antonia, y Sedano, Pilar: «La in- vestigación en los laboratorios de restauración de museos históricos», Arbor. Ciencia, Pensa- miento y Cultura, 2006, vol. CLXXXII, n.º 717, pp. 87-97, Madrid. Rodero, Alicia: «Situación actual de la inves- tigación en el Ministerio de Cultura». Ar- bor. Ciencia, Pensamiento y Cultura, 2006, vol. CLXXXII, n.º 717, pp. 115-119, Ma- drid. Tapol, Benoit de: «¿Qué orientación dar a la ciencia de la conservación?». II Congreso del GEIIC Investigación en conservación y restau- ración, 2005, pp. 469-477, Barcelona. Urbani, Giovanni: «La scienza e l’arte dellla conservazione dei beni culturali». La scienza e l’arte della conservazione: Storici dell’arte, tecnici, restauratori a confronto sui temi ancora irrisolti del restauro, 1982, Roma. Williamson, Ray A., y Nickens, Paul (Ed.): «Science and technology in historic preser- vation», Advances in Archaeological and Mu- seum Science, 2000, volumen 4, New York. VV.AA.: «University Postgraduate Curricula for ConservationScientists», Proceedings of the International Seminar, Bologna, 26-27 de noviembre de 1999. Roma: ICCROM. 27 Sumario Las ciencias y la tecnología han estado siem- pre presente, como componentes del desa- rrollo humano, formando parte integral del llamado Patrimonio Cultural. La investiga- ción cientíica propiamente dicha aplicada a este campo comienza a jugar un papel sistemático en Europa a partir de ines del siglo xviii, principios del xix acompañando el desarrollo vertiginoso de la revolución in- dustrial. Desde esos momentos la inserción de la investigación cientíica en este campo no ha cesado de crecer así como las varias formas que ha ido tomando su incidencia. Las contribuciones de la ciencia, que comenzaron por la química analítica, han ido incluyendo, con el tiempo, otras ramas como la síntesis de productos, la termodiná- mica, las técnicas electrónicas de documen- tación, etc. Con el tiempo, los proyectos de investigación cientíica se han desarrollado, cada vez con más dedicación, hacia la in- terdisciplinaridad, integrando las diversas ramas del saber. Los proyectos de investigación en cien- cias del patrimonio, como llamaremos a esta especialidad, dirigidos hacia los estudios de dinámicas de alteración de los materiales con- temporáneos, la conservación preventiva y aquellos dirigidos hacia el empleo de las tecno- logías de documentación juegan cada vez más un papel fundamental en el ámbito actual de la cutura occidental. El desarrollo de equipa- miento compacto, no-invasivo y portátil está permitiendo un aprovechamiento más amplio y eiciente de las capacidades investigativas en la práctica de la conservación, limitando la toma de muestras y el transporte de objetos hacia laboratorios y talleres. El laboratorio se acerca al patrimonio para responder a las cues- tiones relacionadas con la conservación y su conocimiento tecnológico en vez de mover el patrimonio hacia los laboratorios, limitando este último recurso a los estudios fundamen- tales que así lo requiriesen. Otra característica fundamental del mo- mento actual en el ámbito europeo es la formación académica universitaria de los profesionales encargados de las ciencias del patrimonio así como la integración de co- munidades de investigación cientíica inclu- yendo diferentes areas del conocimiento y combinando sus habilidades en los proyectos de conservación del patrimonio cultural. Introducción Para comenzar la discusión es necesario de- inir algunos conceptos, que nos permitirán analizar los aspectos relacionados con cómo y cuándo comenzaron las ciencias y la tec- nología a jugar un papel destacado en los estudios relacionados con la conservación del patrimonio cultural. Consideremos el Patrimonio Cultural, conceptualmente, como un proceso diná- El papel de las ciencias en la preservación del patrimonio cultural. La situación en Europa Alberto de Tagle alberto.de.tagle@icn.nl Netherlands Institute for Cultural Heritage 28 E L P A P E L D E L A S C IE N C IA S E N L A P R E SE R V A C IÓ N D E L P AT R IM O N IO C U LT U R A L . L A S IT U A C IÓ N E N E U R O PA mico y no un fenómeno estático. No se trata éste de una colección de componentes ma- teriales sino de una interacción de elemen- tos múltiples, tangibles e intangibles. Los cientíicos activos en las «Ciencias del Patrimonio», como han deinido nues- tros colegas del Reino Unido en un infor- mativo y analítico reporte que analiza, para la Cámara de los Lores, la situación de la investigación cientíica aplicada en estecampo1, tienen que trabajar conjuntamente con especialistas de diversas ramas del co- nocimiento, y participar en los procesos de deinición de ese patrimonio, de sus valores y de su lugar en la sociedad, etc. para así po- der identiicar los problemas y fenómenos a abordar con los métodos de las ciencias físicas y naturales. El conocimiento es único e indivisible, la separación forzada entre las ramas del saber debe ser superada por una actitud más inte- gral, Edward. O. Wilson, Consilience2. Debido a limitaciones materiales y de tiempo, la priorización de los problemas y su selección requieren de un proceso res- ponsable e informado. Es necesario contar con elementos que permitan decidir qué se hará primero, por qué y cómo. La dinámica social, como ente a cargo de deinir y reconocer lo que constituye su patrimonio cultural en un momento dado, dan a los investigadores esos elementos para ayudarlos en el proceso de selección de pro- blematicas y priorización de recursos. Sólo con esta comunicación e interacción será posible una utilización racional de las cien- cias y la tecnología en los procesos de con- servación. El estado de desarrollo actual, y en par- ticular el avance de las tecnologías de in- formática, proveen los instrumentos que permiten procesar una inmensa cantidad de datos recogidos, lo que a su vez es im- prescindible para poder integrar las areas del saber que contribuyen a la preservación del patrimonio cultural. Es necesario utilizar estos medios para alcanzar un enfoque inte- gral para las estrategias presente y futuras en la conservación y valorización del los bienes del patrimonio cultural. Los objetivos especíicos de la «ciencia del patrimonio» aplicadas a la conservación del mismo, no se pueden limitar a los aspectos materiales obvios. Un diseño de investiga- ción puramente técnico, aún perfecto desde el punto de vista cientíico, puede producir resultados y recomendaciones contrarias a la lógica del patrimonio cultural. El riesgo de no conocer los valores del mismo pue- de conllevar un enfoque hacia los aspectos menos signiicativos o producir resultados contrarios a lo que se persigue proteger, como sería por ejemplo, técnicamente co- rrecto pero patrimonialmente inacceptable, pretender introducir objetos activos para el culto en vitrinas y extraerlos de su contexto y signiicado, hermetizar ediicios históricos, etc. El análisis integral permite reconocer las premisas, límites y exigencias a la ciencia, 1 Science and Heritage, Report with Evidence, British Parliament, Au- thority of the House of Lords, 16 de noviembre 2006. http://www.publi- cations.parliament.uk/pa/ld200506/ ldselect/ldsctech/256/256.pdf 2 Consilience. The Unity of Knowledge. Edward O. Wilson, Borzoi Book, Alfred A. Knopf, Inc. New York, 1998. Figura 1. Estudio analítico de objetos metálicos sin toma de muestra. 29 para producir resultados de aplicación sen- sata y sostenible. Una vez más, el diseño de este tipo de investigaciones es un proceso complejo que necesita de la contribución de múltiples es- pecialistas y ramas del saber. Sobre, todo, cuando se trata de llegar más allá de un simple proyecto especíico y se entra en el campo de la decisiones estra- tégicas de investigación y de preservación, sólo la interdisciplinaridad efectiva es capaz de producir los resultados esperados. Breve reseña histórica Me referiré en este artículo, fundamental- mente a la evolución de los estudios cientíi- co-técnicos aplicados a estudios de materia- les del patrimonio cultural, haciendo énfasis en el área cultural occidental y en la etapa iniciada con la revolución industrial. Esta temática ha sido últimamente objeto de diversas publicaciones e intervenciones que tienen como objetivo analizar las nece- sidades del futuro a la luz de la evolución del papel de las ciencias en este campo, S. Simon, 20053 y 20064. Ya desde mediados del siglo xviii cien- tíicos de prestigio en Europa dedicaron atención a caracterizar materiales de origen artístico y/o arqueológico. Según Caldararo, 19875 y Rees-Jones, 19906 a partir de inales del siglo xvii y principios del xix se realizan estudios pioneros y se escriben publicacio- nes de importancia dedicados a la caracte- rización de materiales de origen inorgánico (metales y pigmentos) así como al estudio de papel y pergamino. En el siglo xix el campo de los estudios de materiales empleados en el arte, y par- ticularmente de la arqueología avanza a la par de la expansión imperial de Europa. El gusto y la moda por las «antigüedades» y la arqueología se populariza. La expedi- ción de Napoleón a Egipto, la guerra de independencia de Grecia, las sensacionales excavaciones de Schliemann, etc. atraen la atención de amplios sectores sociales. Mu- seos en grandes capitales europeas , París, Londres, Berlín, etc. comienzan a inanciar expediciones arqueológicas y adquirir piezas para desarrollar importantes colecciones de prestigio. Al mismo tiempo, las ciencias y la tecnología hacen avances sistemáticos en todos los campos de la vida cotidiana. Esta conjunción de factores crea el mo- mento oportuno para la sistematización del papel de la ciencia en este campo, más allá de la oportuna curiosidad de algún cientíi- co afortunado. El primer laboratorio dedicado exclusiva- mente para el estudio de los materiales del pa- trimonio cultural y su preservación se crea en Berlín en 1888, el «Laboratorio de Investiga- ciones adscrito a los Museos Reales de Berlín», Gilberg7. Las vastas colecciones llegando de Egipto y del Medio Oriente a los nuevos mu- seos berlineses necesitaron pronto de atención debido a los acelerados procesos de deterioro que se observaban poco tiempo después de lle- gar al clima alemán. Con este objetivo, el Dr. Friedrich Rathgen es nombrado primer direc- tor de este laboratorio creado con el objetivo de estudiar la causa de los problemas afectando las colecciones y de desarrollar métodos para la preservación de las mismas. De esta manera, el estudio cientíico sistemático hace su entrada en el campo llamado por las necesidades de la conservación. El ejemplo berlinés fue pronto seguido por otros museos importantes del mundo occidental, y así hasta los albores de la Se- gunda Guerra Mundial, la mayoría de los grandes museos de Europa y de los Estados Unidos tiene un laboratorio o departamento 3 Stefan Simon, Conservation Scien- ce-Naturwisenschaften in Dienst des Kulturellen Erbes. Eine Zustands- beschreibung.Andrea Bärnreuter (hrsg.), Freistätte der Wissenschaft, Festkolloquium, Staatliche Museen zu Berlin, 24-10-2005 (in press) 4 Stefan Simon. Konservierungswis- senschaft in Kontext archaeologis- cher Objekte, DFG-Restaurierungs- Kolloquium, Pushkin Museum, Moscow, October, 2005 ( in press) 5 Niccolo Leo Caldararo, An Out- line History of Conservation in Archaeology and Anthropology as Presented through Its Publications ., Journal of the American Institute for Conservation (JAIC), Vol. 26, No. 2 (Autumn, 1987), pp. 85-104 6 Early Experiments in Pigment Analysis. Stephen G. Rees-Jones; Studies in Conservation, Vol. 35, No. 2 (May, 1990), pp. 93-10) 7 Marc Gilberg, Friedrich Rathgen: The father of modern archaeolo- gical conservation, Journal of the American Institute for Conservation (JAIC), Vol. 26, Number 2, 1987, pp 105-120. 30 E L P A P E L D E L A S C IE N C IA S E N L A P R E SE R V A C IÓ N D E L P AT R IM O N IO C U LT U R A L . L A S IT U A C IÓ N E N E U R O PA y personal profesional dedicado a estudios cientíicos de sus colecciones, ej: el Museo Británico, el Museo de Bellas Artes de Bos- ton, el Museo del Louvre, etc. Los estudios realizados hasta ese momen- to se realizaban, casi exclusivamente, con la inalidad de caracterizar la composición de los materiales de las colecciones. Este tipo de estudios fue el primero y sigue siendo la primera faseen los estudios cientíicos de las colecciones, pues es esencial en prime- ra instancia conocer la composición de los objetos y las técnicas de producción de los mismos, para luego realizar estudios de pro- cesos de deterioro y proponer medidas de conservación. Al terminar la Segunda Guerra Mundial, las tremendas destrucciones y pérdidas pro- ducidas crean la conciencia y necesidad de prestar atención a la preservación del patri- monio cultural. Así aparecen nuevas inicia- tivas y se crean instituciones que ensayan y aplican nuevas tecnologías a los estudios de los materiales del patrimonio cultural. Especialmente en el campo de la arqueo- logía, las universidades realizan y promueven estudios dedicados a datar materiales y obje- tos, desentrañar aspectos de las antiguas tec- nologías, conocer de intercambios económi- cos y culturales entre grupos humanos, etc. Este momento abre también el campo de las ciencias hacia el área de la restauración y al desarrollo de técnicas y de materiales para la misma, etc. Las intervenciones indiscriminadas de las ciencias, independientemente de los prin- cipios éticos de la conservación han sido y son en la práctica responsables de graves problemas. La necesidad de un apoyo teórico y ético para los procesos de restauración fue abor- dada ya desde ines de la década de los 30 en Roma en los trabajos pioneros de Cesare Brandi al frente del «Istituto Centrale per il Restauro». El producto fundamental de esos años de trabajo se tradujo en la publicación, en 1963, por Brandi, de su obra seminal «Teoria del Restauro»8, la que se ha conver- tido, en el mundo de la cultura occidental, en material de obligada referencia para las discusiones en conservación y restauración. Con esta publicación, traducida a un sinnú- mero de idiomas, Cesare Brandi provee a los restauradores de un soporte teórico en que basar sus decisiones y enfrentar los retos del proceso de restauración artística. En el campo de la Arquitectura y de los monumentos, paralelamente, la comunidad de profesionales activamente involucrada en los proyectos y procesos de restauración, participa en los esfuerzos para establecer metodologías y principios éticos en los que basar sus trabajos y defender el patrimonio inmueble de acciones irresponsables. El pro- ducto más signiicativo de esta época es la acción promovida por ICOMOS en 1964, que publica el acuerdo internacional para la restauración de monumentos, conocido como Carta de Venecia9, la cual establece un marco ético profesional para el área de conservación y restauración de arquitectura, monumentos y sitios arqueológicos. Desde estos años 60 del pasado siglo, la «Teoria del Restauro» de Brandi y la Carta de Venecia han sido documentos de gran in- luencia proveyendo guía y deiniciones para los aspectos de conservación y restauración principalmente en Europa y las Américas. Estos materiales son objeto de activas discusiones, propuestas de actualización y forums. Posteriormente, nuevas «Cartas» han sido elaboradas teniendo en cuenta la evloución de los conceptos de patrimonio cultural así como las particularidades de paises, grupos o regiones. Corolarios de ellas son la «Carta de Burra», 199910 promovida 8 Cesare Brandi, Teoria del Restau- ro, ROMA 1963-Edizioni di storia e letteratura. 9 Venice Charter, International Charter for the conservation and restoration of monuments and sites. 2nd International Conference of Ar- chitects and Technicians for monu- ments and sites Venice, May 25-31, 1964, UNESCO ICOMOS Docu- mentation Centre. 10 The Australia ICOMOS Charter for Places of Cultural Signiicance, (The Burra Charter), October 1999 Final Draft revised edition. Australia ICOMOS Documentation centre, 1999. 31 por el ICOMOS de Australia o la metodo- logía «Principios para China» , iniciativa del Instituto Getty de Conservación en 200411. Estos documentos adaptan los pricipios teó- ricos y éticos a realidades y contextos cultu- rales especíicos. A partir de la década del 60, se crean cen- tros o secciones en instituciones públicas o privadas para la conservación cientíica y sistemática del patrimonio cultural. Algu- nas de ellas en Italia, Francia, Gran Bretaña, España, Bélgica, los Países Bajos, los Esta- dos Unidos (como instituciones privadas los laboratorios cientíicos de Winterthur y el Instituto Getty de Conservación), la an- tigua Unión Soviética y los países del este de Europa, América Latina, Australia, la India, Japón, etc. Estas actividades se reali- zan como ramas de colecciones espéciicas, como instituciones de investigación con i- nanciamiento público o como fundaciones privadas sin ines de lucro. El desarrollo de la especialidad En la segunda mitad del siglo xx, las activi- dades cientíicas de este campo se concentran en desarrollar métodos y realizar estudios de autentiicación, datación, elucidación de an- tiguas tecnologías, etc. Este enfoque da lugar al establecimiento de la especialidad de la arqueometría dentro del campo de las cien- cias en el patrimonio. Los trabajos paralelos que se enfocan en los estudios de procesos de deterioro, determinación de parámetros de afectaciones a materiales, sus productos de alteraciones, al establecimiento de nue- vas técnicas y materiales para la restauración conforman la otra rama de la especialización, la ciencia de la conservación. El objetivo de presente artículo es esta úl- tima especialidad. A partir de esa segunda mitad del siglo se observa un marcado acento en el desarro- llo de nuevas técnicas analíticas para apoyar los estudios de caracterización de materia- les. Utilizando estas nuevas posibilidades, se realizan estudios enfocados hacia el diseño de nuevos materiales y técnicas de restaura- ción. Apoyándose en los principios de Bran- di, se hace énfasis en la producción e intro- ducción de materiales y procesos reversibles y compatibles con los originales. El aumento signiicativo de la industria de los polímeros y su introducción en la vida diaria resulta en la introducción de és- tos en los tratamientos. La industria ve la oportunidad, sobre todo en el campo de los monumentos y de la arquitectura y comien- za la producción de una gran cantidad de publicaciones y materiales propuestos para impregnar, consolidar, recubrir, hidrofobi- zar múltiples materiales, desde la madera hasta la piedra y los morteros. Múltiples tipos de polímeros se utilizan, cubriendo el rango desde el silicato de sodio hasta los 11 Agnew, Neville, and Martha De- mas, eds., Principles for the Conser- vation of Heritage Sites in China: English language translation, with Chinese text, of the document is- sued by China ICOMOS. 2nd Prin- ting with revision. Los Angeles: The Getty Conservation Institute, 2004. Downloadable in two parts: PART I, Chinese-language text (49 pp., PDF format, 7,6 Mb), English-language text (50 pp., PDF format, 7,7 Mb) Figura 2. Prácticas en el laboratorio de química del Instituto Internacional de Señoritas, Madrid, 1911. Archivo Moreno, Instituto del Patrimonio His- tórico Español, Ministerio de Cultura. 32 E L P A P E L D E L A S C IE N C IA S E N L A P R E SE R V A C IÓ N D E L P AT R IM O N IO C U LT U R A L . L A S IT U A C IÓ N E N E U R O PA acrílicos, los epóxidos y los polímeros basa- dos en cadenas de silicio. El resultado es mixto. Algunos de estos productos se han convertido en materiales habituales en los tratamientos, entre estos tenemos productos recubridores, tales como barnices, consolidantes, adhesivos, etc. Exce- siva conianza y falta de rigor cientíico en las pruebas previas también han sido responsa- bles de múltiples y serios daños al patrimonio, sobre todo en la introducción inadecuada y en gran escala de algunos hidrofobizantes, consolidantes y recubrimientos para pinturas murales, morteros y piedra. La última década del siglo xx se caracteri- za por una mayoratención hacia las condi- ciones y parámetros medio ambientales, los contaminantes, su origen y las maneras de enfrentar esta problemática. En especíico, los efectos de la contami- nación ambiental sobre los monumentos, sitios arqueológicos, centros históricos, etc. promueven una nueva forma de estudios de conservación. Por primera vez en este campo se dedican signiicativos recursos inancieros a estos estudios. Un ejemplo claro es la pro- mulgación en 1990 del «Clean Air Act» en los EE. UU., también conocido como el «pro- grama de lluvia ácida». Se realizan estudios complejos de contaminantes, sus origenes, sus efectos la sinergía entre los parámetros ambientales y contaminantes y se proponen y evalúan tratamientos de conservación, para los cuáles las experiencias en el uso de polí- meros juegan un papel fundamental. Sin duda alguna, el avance impetuoso de las ciencias y de la tecnología durante el siglo pasado han tenido una inluencia signiicati- va en el conocimiento y en el establecimiento de estrategias de conservación para el patri- monio cultural. Uno de los obstáculos más importantes es y ha sido la falta de comunica- ción efectiva entre los cientíicos y los profe- sionales a cargo de las tareas de conservación y restauración. No obstante esta diicultad real, el campo ha avanzado sustancialmente, incorporando a la práctica de conservación los avances de estos campos. Actualmente las ciencias forman parte del curriculum de diversas especialidades universitarias en los campos de los bienes muebles e inmuebles. También es posible actualmente para los graduados en ciencias y/o tecnología entrar en este campo y reali- zar estudios de maestría y doctorado en la especialidad. El objetivo en los últimos 20 años no ha sido solamente el de sintetizar e introducir nuevos productos en la práctica sino tam- bién conocer mejor las interacciones de los materiales entre sí y con el medio ambiente. De esta forma se han realizado avances en conocimientos que se relacionan, por ejem- plo, con los efectos de los contaminantes am- bientales generados, lo mismo en el exterior que en los micro ambientes interiores de los inmuebles, con las acciones combinadas de la temperatura, la humedad relativa, la luz, Figura 3. Corrosión producida por abandono de las condiciones de conser- vación. 33 el polvo, etc. Estos resultados investigativos se han traducido en lineamientos de conser- vación preventiva para museos, bibliotecas, archivos y colecciones en general. Con este criterio se avanza considerando prioritaria la compatibilidad entre los materiales, el dise- ño de vitrinas especializadas, la deinición de condiciones ambientales «seguras» según el tipo de colección, inmueble, etc. En el campo del análisis químico-físico se ha avanzado sustancialmente en el diseño y en introducción de nuevas técnicas. Nuevos productos han sido y son desarrollados para mejorar los tratamientos y las soluciones propuestas para la conservación. La comple- jidad de los problemas abordados requiere cada vez más de una expansión de la visión y del horizonte, así como de hacer la de inter- disciplinaridad de los estudios una premisa esencial. A partir de la década de los 90 en el pasa- do siglo, le especialidad de conservación pre- ventiva se deine y perila. En ella, la preocu- pación principal no reside en el tratamiento ni en la restauración sino en la evaluación de los factores que puedan presentar riesgos y en el establecimiento de parámetros y me- didas para evitar o minimizar los efectos de los mismos. Este nuevo objetivo requiere de un aná- lisis global de la situación y de los materia- les, integrando disciplinas y combinando en los estudios de preservación del patrimonio cultural informaciones acerca de temperatu- ra, humedad relativa, luz, polvo, contami- nantes de interiores y de exteriores, efectos mecánicos y susceptibilidad de materiales (modernos o históricos). La ciencia juega un papel esencial en este enfoque. Es necesario y lo ha sido, el de- sarrollo y la introducción de técnicas ana- líticas de alta sensibilidad, tales como es- pecialidades de cromatograias combinadas con espectrometría de masas, métodos es- pectrales, etc. para identiicar pequeñísimas cantidades de componentes potencialmente dañinos o de productos de alteración y de- terioro. La simulación de los procesos y de los tratamientos potenciales se apoya en la utilización de cámaras de alteración y de en- vejecimiento. Se han desarrollado sensores y métodos sencillos y altamente sensibles para seguir los procesos y medir temperatura, humedad relativa y radiación. Muchos de estos sistemas se han generalizado en las úl- timas décadas y constituyen parte rutinaria del control del estado y la conservación de los materiales del patrimonio cultural. En paralelo, al conocer más sobre los parámetros de inluencia y los procesos de alteración es necesario hacer una evaluación objetiva de la probabilidad de incidencia y de sus efectos en un tipo especíico de colec- ción o de objeto. Para esto, la ciencia de los materiales permite el empleo y adaptación a este campo de técnicas de evaluación de- sarrolladas para otras especialidades. Estos métodos permiten conocer con más obje- tividad cuán signiicativos son los riesgos, cuánto pueden éstos incidir en los valores de este patrimonio especíico, y cúal es la probabilidad de que esto ocurra. Con estas nuevas dimensiones, el enfo- que interdisciplinario (basado en la labor de equipos integrales y no en contribuciones de individuos dispersos) de la conservación per- mite, al ser este un proceso multifacético, que el papel de las ciencias esté cada vez mejor deinido hacia los procesos de conservación, pues ya no sólo se trata de identiicar un ma- terial especíico sino de evaluar, conjunta- mente con otros especialistas, los efectos de los factores identiicados sobre los valores y la vida de los objetos y colecciones. El papel integral sería el siguiente: las ciencias contribuyen a identiicar y evaluar 34 E L P A P E L D E L A S C IE N C IA S E N L A P R E SE R V A C IÓ N D E L P AT R IM O N IO C U LT U R A L . L A S IT U A C IÓ N E N E U R O PA los factores de riesgo y sus efectos. El traba- jo coordinado e interdisciplinario con otros profesionales de la conservación, tales como restauradores, arquitectos, arqueólogos, con- servadores del patrimonio, directores de mu- seos y sitios arqueológicos, etc. permite iden- tiicar cuán importante es su incidencia sobre los valores, cuánto se puede hacer, cuándo y cómo. Los resultados de este tipo de anali- sis permiten desarrollar estrategias de inves- tigación y de conservación más objetivas así como una mejor asignación de recursos. El enfoque integral, el llamado análisis de riesgos de la conservación es una es- pecialidad propuesta en los trabajos de J. Ashley-Smith, 199912 y R. Waller, 200313, etc. Los resultados del estos estudios permi- ten diseñar instrumentos de planiicación y decisiones tanto para los investigadores y conservadores como para los gerentes del patrimonio. Con los resultados combinados de análi- sis de riesgos y de conservación preventiva se obtiene una guía para el establecimiento de estrategias de conservación a mediano y lar- go plazo. Este nuevo enfoque permite y pro- mueve la interdisciplinaridad y la evaluación enfocada especíicamente hacia la preserva- ción del patrimonio y de sus valores. Los nuevos materiales y sus combinacio- nes, las técnicas empleadas en el arte mo- derno y contemporáneo, el papel del signi- icado y la intención del artista, el uso de medios electrónicos, etc. presentan en la ac- tualidad un nuevo reto para todos aquéllos inmersos en las tareas de la conservación del patrimonio. Al mismo tiempo, se redeinen los con- ceptos, la presentación y la conservación de las colecciones etnográicas. No se tra- ta simplemente de conservar y de mostrar objetos sino
Compartir