Logo Studenta

Bodegones_atribuidos_a_Blas_de_Ledesma

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

BIENES CULTURALES
Revista del Instituto del Patrimonio Cultural de España Número 8 • 2008
CIENCIAS APLICADAS AL PATRIMONIO
GOBIERNO
DE ESPAÑA
MINISTERIO
DE CULTURA
El Real Decreto 1132/2008, de 4 de julio (BOE 9 de julio de 2008) cambió 
la denominación del Instituto del Patrimonio Histórico Español por la vigente 
de Instituto del Patrimonio Cultural de España. Todos los textos contenidos en 
esta publicación son anteriores a esta fecha por lo que se reieren a la institución 
por su denominación anterior.
BIENES CULTURALES
Revista del Instituto del Patrimonio Cultural de España Número 8 • 2008
CIENCIAS APLICADAS AL PATRIMONIO
MINISTERIO
DE CULTURA SUBDIRECCIÓN GENERALDEL INSTITUTO DEL PATRIMONIO
CULTURAL DE ESPAÑA
DIRECCIÓN GENERAL
DE BELLAS ARTES
Y BIENES CULTURALES
GOBIERNO
DE ESPAÑA
MINISTERIO DE CULTURA
Edita:
©
 
SECRETARÍA GENERAL TÉCNICA
Subdirección General
de Publicaciones, Información y Documentación
©
 
de los textos y fotografías, los autores
N.I.P.O.: 551-08-046-2
César Antonio Molina
Ministro de Cultura
María Dolores Carrión Martín
Subsecretaria de Cultura
José Jiménez
Director General de Bellas Artes y Bienes Culturales
MINISTERIO 
DE CULTURA
BIENES CULTURALES
Revista del Instituto del Patrimonio Histórico Español Número 8 • 2008
Sumario
 9 Presentación
 11 In memoriam José María Losada Aranguren
MARCO TEÓRICO
 17 Políticas públicas relacionadas con ciencia y tecnología 
para la conservación del patrimonio en España 
Marián del Egido, Miriam Bueso, Guillermo Enríquez de Salamanca
 27 El Papel de las Ciencias en la Preservación del Patrimonio Cultural. 
La situación en Europa 
Alberto de Tagle 
 37 El patrimonio cultural iberoamericano: un reto para las ciencias naturales 
Mario O. Fernández
APLICACIONES
 49 Fernando Gallego en Trujillo: estudios químicos 
Marisa Gómez, Maite Jover de Celis
 61 Fernando Gallego en Trujillo: estudios físicos 
Tomás Antelo, Araceli Gabaldón, Carmen Vega
 75 El retablo de Santa María La Mayor de Trujillo: dibujo subyacente 
Tomás Antelo, Araceli Gabaldón, Carmen Vega
 89 Descripción del sistema VARIM: captación y composición automática 
del mosaico reflectográfico 
Juan Torres, Alberto Posse, José. M. Menéndez
 99 Bodegones atribuidos a Blas de Ledesma 
Clara González-Fanjul, Tamara Alba, Araceli Gabaldón
117 Estudio técnico de FERNANDO VII A CABALLO de Francisco de Goya 
Rocío Bruquetas, Tomás Antelo, Ángela Arteaga, Pilar Borrego, Miriam Bueso, 
Marián del Egido, Araceli Gabaldón, Marisa Gómez, Carmen Martín de Hijas, Carmen 
Vega, David Juanes
133 La paleta de Sorolla a través de algunas pinturas analizadas de museos 
y colecciones 
David Juanes, Marisa Gómez
147 Aplicación de métodos de análisis sin toma de muestra en fotografía 
histórica. Estudios de una colección procedente del Museo Sorolla 
Marián del Egido, Carmen Martín de Hijas, David Juanes
157 Proyecto de Conservación del Claustro de San Juan de Duero 
Juan A. Herráez
167 Incidencia del empleo de morteros de azufre en edificios del siglo xix: 
Daños producidos en la valla perimetral de la Biblioteca Nacional 
y del Museo Arqueológico Nacional 
Pedro P. Pérez, José V. Navarro, Ana Sánchez
181 Justificación de los estudios previos de las pinturas murales de Goya en la 
bóveda «Regina Martirum» del Pilar de Zaragoza 
Leandro de la Vega
183 Evaluación del contenido y distribución de sales en las pinturas murales 
de Goya en la bóveda «Regina Martirum» del Pilar de Zaragoza 
Belén Franco, Josep Gisbert, Ignacio Mateos, Pilar Navarro, Pedro López
197 Microbiología y biología molecular aplicada al patrimonio en el IPHE 
M.ª Isabel Sarró, Irene Arroyo
211 Revisión y actualización de los análisis de la policromía de la Dama de Baza. 
Comparación con la Dama de Elche 
Marisa Gómez, David Juanes, José Vicente Navarro, Carmen Martín de Hijas, 
Marián del Egido, Montse Algueró, Elena González, Ángela Arteaga.
223 Comportamiento de consolidantes de metales 
sometidos a envejecimiento acelerado 
Elena González, Joaquina Leal
233 Estudio analítico de la reja Mayor de la Capilla Real de Granada. 
M.ª Auxiliadora Gómez, Marisa Gómez, Montse Algueró, M.ª Antonia García
247 Apuntes históricos sobre un escudo romano del Museo de León 
Victorino García, Luis Grau
249 Un escudo romano del Museo de León. Análisis y estudio 
José V. Navarro Gascón
9
El importante desarrollo tecnológico producido en la segunda mitad del siglo XX ha influido también en la conservación del 
patrimonio, al ofrecer a los profesionales de este sector numerosas herramientas para el análisis, diagnóstico y tratamiento 
de los bienes culturales. La utilización de tecnología y métodos de las ciencias aplicadas en proyectos de conservación y 
restauración crece progresivamente con la mejora de las técnicas y la ampliación de las posibilidades que se ofrecen. 
Este crecimiento no sólo viene decidido por el avance tecnológico sino también por la confluencia de esas mejoras con 
los criterios profesionales para la conservación y restauración de bienes culturales. Actualmente, contamos ya con la expe-
riencia acumulada durante los últimos cincuenta años sobre aplicaciones de tratamientos protectores, eliminación del uso 
de productos por su toxicidad o por los malos resultados registrados a medio plazo, introducción de técnicas rediseñadas 
específicamente para bienes culturales, implantación de diversas posibilidades de estudios in situ, minimización progre-
siva de la cantidad de muestra necesaria, elaboración de proyectos con instalaciones más racionales y de menor coste de 
mantenimiento, aspectos todos ellos abordados por los científicos de la conservación.
Puesto que tratamos de ciencias aplicadas, es importante tener en cuenta el objetivo deseado desde el principio. Actual-
mente, las ciencias aplicadas construyen sus objetos de conocimiento a partir de problemas existentes, lo que permite salir 
de las fronteras de las parcelas disciplinares tradicionales y acercarse a otros ámbitos de la realidad. Favorecer esa aventura 
interdisciplinar es lo que pretende en su metodología habitual de trabajo el Instituto del Patrimonio Histórico Español, y en 
particular, es lo que aparece plasmado de forma concreta en los trabajos que se presentan en este número de la revista Bienes 
Culturales. 
La vocación internacional asociada a la conservación del patrimonio histórico ha impulsado la participación de especia-
listas de otras nacionalidades que pudieran aportar su punto de vista respecto a las ciencias aplicadas a la conservación en 
otras realidades sociales, económicas y culturales. 
También los artículos correspondientes a resultados de proyectos concretos realizados en los dos últimos años en el IPHE 
se presentan en colaboración con otros profesionales, centros de conservación e instituciones con competencia en la mate-
ria. Los centros de conservación, como museos y archivos, son atendidos prioritariamente en sus necesidades e inquietudes 
para la conservación de los bienes que atesoran, pero también otras instituciones responsables de patrimonio y centros de 
investigación participan, ya sea en la propuesta o en la elaboración de resultados, en los trabajos presentados.
La coparticipación y la utilidad de los resultados guían el proceso de selección de estos trabajos. Desde nuestra experien-
cia, el trabajo de las ciencias de la conservación no puede en modo alguno circunscribirse a las paredes del laboratorio y a 
la presentación de resultados impenetrables, sino ofrecer propuestas, tratamientos y soluciones eficaces que permitan la in-
teracción interdisciplinar y eviten la abstracción. De este modo se evitan esfuerzos estériles y desequilibrios no deseados.
La tarea no es fácil y no siempre se alcanza este enfoque, pero el objetivo está identificado y se persigue como el modo 
más sensato, realista, enriquecedor y útil para el trabajo en los proyectos de conservación de bienes culturales, de modo que 
los resultados ofrecidos muestren unalógica científica que tenga en cuenta el conjunto de los mismos. 
Existe además un deber de difusión de resultados que supone analizar, ordenar y estructurar los resultados obtenidos 
para obtener las conclusiones que contribuyan al conocimiento científico. El exceso de trabajo cotidiano para dar respuesta 
a las solicitudes recibidas impide en numerosas ocasiones disponer del tiempo suficiente para dar a conocer los resultados de 
nuestros estudios. Este número de la revista Bienes Culturales quiere reconciliarse con la deuda de difusión de resultados de 
estos trabajos, producidos con los medios de la Administración del Estado, y con la metodología de trabajo específica en este 
ámbito.
Marián del Egido Rodríguez
Presentación
José María Losada Aranguren
11
In Memoriam
La ausencia de José María Losada en el IPHE es algo difícilmente asimilable. Parece mentira 
no cruzarnos con él cuando vamos por los pasillos, no verle tratando con los restauradores de mil 
cosas de su trabajo o delante de su ordenador redactando aquellos informes suyos, tan perfectos 
y llenos de sugerencias. Se ha ido dejándonos su imagen de una persona en plenitud, que podría 
haber desempeñado perfectamente mayores responsabilidades si hubiera sido llamado a ello. Pero 
lo cierto es que nos ha dejado y costará mucho llenar su ausencia.
Su vida administrativa tuvo altibajos, como la de toda persona con valía y compromiso, pero 
es ahora, cuando recibimos las condolencias de las personalidades internacionales con las que 
trabajó durante años en el ICCROM, organismo de la UNESCO donde estuvo a punto de des-
empeñar las mayores responsabilidades, llevando siempre como propuesta una acción solidaria e 
inteligente con aquellos países que todavía tienen problemas en su desarrollo social, cuando nos 
hacemos cuenta cabal de su verdadera talla y de que no era sólo nuestro.
No me es fácil hablar de él de una manera objetiva puesto que buena parte de nuestras biogra-
fías han sido paralelas, sobre todo al comienzo y final de nuestro trabajo en la Dirección General 
de Bellas Artes. Nos conocíamos de antes, puesto que somos de la misma edad y ambos habíamos 
estudiado en el Instituto «Ramiro de Maeztu» de Madrid, pero fue a comienzo de los años setenta 
cuando volvimos a encontrarnos llamados por Luis González Robles para poner el marcha el nuevo 
Museo de Arte Contemporáneo que se construía entonces en la Ciudad Universitaria de Madrid. 
Luis era una persona que, a lo largo de toda su trayectoria como comisario de grandes exposiciones, 
siempre se había caracterizado por dar oportunidades a los jóvenes y a nosotros nos la dio, casi recién 
acabada la carrera y con una corta experiencia en la enseñanza. José María había dado clases en la 
Universidad de Oviedo, mientras que yo, había optado por la enseñanza secundaria en Soria.
Hablar de la corta historia del MEAC no es algo que ahora pueda suscitar grandes pasiones, 
pero lo cierto es que un grupo de jóvenes allí dejamos lo mejor de nuestras ilusiones y de nues-
tro saber en una empresa que bien pudiera haber cuajado y que era coherente con las líneas de 
actuación de entonces de muchos profesionales de museos de todo el mundo. Estábamos todavía 
muy sensibilizados con el espíritu del 68 y buscábamos afanosamente cómo renovar el concepto 
del museo para que sirviera de instrumento educativo eficaz en la sociedad moderna, con al-
gunas ideas que no eran tan ingenuas como ahora pudieran parecer. Lo cierto es que, viendo el 
panorama de los museos de hoy, pensamos que una parte de aquel espíritu innovador no vendría 
mal en la actualidad, en la que prevalece el dinero sobre la imaginación. Trasladado después a 
la Comisaría de Museos, José María trabajó entonces en la organización de unas jornadas de 
profesionales en museos justo en el momento del inicio de la transición política, que se pudieron 
organizar gracias al talante liberal e inteligente de Antonio Lago Carballo, por entonces Director 
General de Bellas Artes. La verdad es que fue emocionante que asistieran y participaran en ellas 
desde jóvenes que no teníamos todavía la oposición de conservadores, hasta maestros como Enri-
que Lafuente Ferrari y Gratiniano Nieto.
Después de un tiempo en la gestión de exposiciones, José María pasó a organizar el Museo Na-
cional de la Ciencia y de la Técnica, cargo que le venía como anillo al dedo por su predisposición 
12
IN
 M
E
M
O
R
IA
M
natural al conocimiento de todo tipo de aparatos y nuevas creaciones industriales. Allí formó un 
equipo sólido y, si hubiera habido iniciativas políticas con una mínima constancia, el museo de 
Losada se hubiera contado entre los más significativos de los que sobre esa materia hay por todo el 
mundo. Pero, en cambio, ocurrió que, mediada la década de los ochenta, José María fue llamado 
al Instituto de Conservación y Restauración de Bienes Culturales (ICRBC) para ocupar la plaza 
de Subdirector General de Bienes Muebles y esto fue para él una magnífica ocasión para demos-
trar la amplitud de sus conocimientos y su buen talante.
Hacía poco que el Instituto se había reorganizado como una Dirección General, agrupando en 
ella a los diversos servicios como el Servicio de Información Artística, el de Libros y Documentos y 
la Comisaría del Patrimonio Artístico y todos se habían trasladado, ¡por fin!, al edificio concebido 
como instituto de restauración por Fernando Higueras y Antoni Miró. El periodo de José María 
al frente de Bienes Muebles fue fundamental para adecuar la labor del restaurador a las nuevas 
metodologías de intervención. Además fue seguramente uno de los primeros conservadores de 
museos que supo entender y valorar de verdad el trabajo del restaurador. Por ello cuando accedí 
a mis responsabilidades en el IPHE en el año 2000, la primera llamada que hice fue a Losada 
para que me acompañase en esta nueva andadura y siempre le agradeceré que volviera a esta casa, 
aunque en un puesto inferior al que merecía, y volviéramos a trabajar juntos.
Aparte de su trabajo cotidiano como Subdirector «de facto» del IPHE, José María realizó un 
trabajo espléndido encaminado a integrar la carrera de restaurador dentro del ordenamiento 
universitario y fue una de las primeras personas que se preocupó por las nuevas orientaciones 
emanadas del Acuerdo de Bolonia. ¡Cuántas veces avisó de las cosas antes de que fueran del 
conocimiento público y cuántas veces no le quisieron oír quienes más interesados debía estar en 
ello! Pero ya se sabe que en nuestro país ciertas cosas parecen estar dominadas por un invisible 
temporizador que hace que no se reaccione a tiempo y, cuando finalmente se hace, sólo sirve para 
las lamentaciones. Pues bien, José María no era así, sino que veía venir las cosas desde lejos y avi-
saba a todo el que quería oír. Pero, aunque tuvo algunas incomprensiones, su trabajo no ha sido 
baldío, de manera que, si ahora el IPHE está iniciando un plan de coordinación con diversas 
universidades, en buena parte se debe a su trabajo.
Resumir su trayectoria vital y profesional de José María Losada en una cuartilla es empresa 
imposible, así que lo único que pretendemos es que sirva de avivador de recuerdos de quienes 
tuvimos la suerte de trabajar con él y gozar de su amistad. Por lo demás, como decía fray Luis, 
parafraseando a Horacio:
 «El hombre justo y bueno,
 el que de culpa está y de mancilla puro...»
 A.M-N
13
José María Losada, una larga historia 
de colaboración con ICCROM
En estas breves líneas, quisiera destacar la valiosa contribución de José María Losada al ámbito 
de la conservación del patrimonio cultural, la dimensión internacional de su trabajo y, sobre 
todo, su relación con ICCROM.
Su relación oficial con ICCROM inicia en 1992, cuando fue elegido miembro del Consejo. 
Fue, además, delegado español en la Asamblea General de ICCROM desde 1993 hasta 2005 y 
Presidente de la misma en 1993.
La Asamblea General de ICCROM está compuesta por delegados de los Países Miembros. 
España, a través de suMinisterio de Cultura, designó a José María Losada como su repre-
sentante. Los delegados suelen ser expertos en la conservación y restauración del patrimonio 
cultural y, preferentemente, personas que trabajan en instituciones especializadas en este sector, 
como fue el caso de José María Losada. En la década de los 90, José María Losada era Subdi-
rector General de Bienes Culturales en el ICRBC (Instituto de Conservación y Restauración 
de Bienes Culturales), institución que actualmente se conoce como IPHE (Instituto del Patri-
monio Histórico Español), y en la cual, en estos últimos años, José María ejerció el cargo de 
Consejero Técnico.
El principal órgano de decisión en ICCROM es la Asamblea General. Es ahí donde se de-
terminan las políticas generales, se aprueba el programa bianual de actividades, se elige a los 
miembros del Consejo y se designa al Director-General.
José María Losada fue elegido miembro del Consejo de ICCROM desde 1992 hasta 2005 
y fue Vicepresidente del Consejo desde 2001 hasta 2003. Cabe señalar que los miembros del 
Consejo se eligen a título personal, por la trayectoria, experiencia y conocimientos de los mis-
mos en materia de conservación y restauración; son los responsables de asegurar la ejecución 
efectiva del programa de actividades y del presupuesto adoptado por la Asamblea General. El 
Consejo también tiene la responsabilidad de formular recomendaciones sobre las políticas de 
ICCROM.
Como miembro del Consejo, José María Losada siempre fue un fuerte promotor de las activi-
dades de ICCROM, y en particular, buscó promover actividades en América Latina. Empujó de 
manera constante el desarrollo de un programa a largo plazo para la conservación del patrimo-
nio cultural en esta región. Como resultado de esto, a inicios de 2007 se realizó una reunión en 
Roma, en la cual se sentaron las bases para la realización de un programa de 12 años en América 
Latina. Este programa refleja la visión y los deseos de José María.
Fue también gracias a la intersección de José María Losada que el Ministerio de Cultura de 
España sufragó los gastos de la traducción pasiva al castellano de las sesiones de la Asamblea 
General de 2005. Esta iniciativa se aprobó con la finalidad de mejorar la compresión y la par-
ticipación de los países de habla hispana durante la Asamblea. Del mismo modo, José María 
apoyó la edición de publicaciones en castellano y, en particular, el Boletín de ICCROM, que 
desde 2003 se vuelve a editar.
14
IN
 M
E
M
O
R
IA
M
José María Losada siempre tuvo un papel activo y comprometido cuando representaba a 
 ICCROM en eventos realizados en España y, del mismo modo, buscó impulsar la presencia 
de ICCROM en este país.
Quedamos muy reconocidos por el destacado papel que siempre desempeñó José María Losada 
en el sector de la conservación del patrimonio cultural y por su permanente interés en promover 
los ideales y las actividades de ICCROM. Es, por ello, que nos sentimos en el deber de reconocer 
públicamente su labor.
Deseo concluir con una nota personal para expresar mi profunda tristeza por la pérdida de 
un amigo. Efectivamente, puedo decir que José María se convirtió, durante el tiempo que estuve 
en la UNESCO y participé a reuniones en Madrid, Valencia y Barcelona, no sólo en un valioso 
colaborador sino también en un amigo afectuoso. Cuando supo que me jubilaba él fue entre los 
primeros que me animó a presentarme al cargo que ocupo actualmente.
Mounir Bouchenaki
Director General de ICCROM
MARCO TEÓRICO
17
Parece que de un tiempo a esta parte las 
Ciencias Sociales han cambiado; los proble-
mas historiográicos y metodológicos que 
se han generado a lo largo del tiempo se 
han ido resolviendo, en parte, a partir de la 
aplicación de la tecnología y de las ciencias 
experimentales. En el ámbito de la Historia 
del Arte, por ejemplo, los discursos y discu-
siones que se han venido desarrollando a lo 
largo de la historiografía se están resolviendo 
con estas aplicaciones (se está hablando de la 
«otra Historia del Arte») que sólo tratan de 
generar la aclaración deinitiva de un pro-
blema y donde las interpretaciones tienen el 
rango mínimo (aceptable) de interpretación 
de los datos1. Esto ocurre en la mayoría de 
los trabajos que se presentan en este núme-
ro de la revista Bienes Culturales. Con este 
«giro» en estas materias se está consiguiendo 
la deinitiva inclusión del método cientíico 
en las Ciencias Sociales (con la problemáti-
ca que esto supone) como ya sucede en la 
metodología arqueológica, por poner otro 
ejemplo.
Sin embargo son pocos aún los que tienen 
acceso a este nuevo método, ya sea por iner-
cia o por diicultad de acceso a los exáme-
nes cientíicos. También son pocas las ins-
tituciones que lo realizan, ya sean privadas 
o públicas, para la cantidad (espectacular) 
de patrimonio que nos pertenece. De este 
modo, podemos encontrarnos que al reali-
zar un estudio monográico sobre un autor 
no se realizan estudios físicos y químicos so-
bre su obra, llegando a conclusiones acerta-
das o desacertadas sin la aplicación de datos 
de extracción cientíica o tecnológica. En 
muchas ocasiones, se ejecutan proyectos de 
restauración sin realizar unos estudios pre-
vios que nos permitan reconocer interven-
ciones anteriores, estado de conservación de 
estructuras y soportes, identiicar repintes, 
etc., aspectos esenciales para la correcta res-
tauración.
Que se produzcan estas carencias se debe 
a la falta de inversión en las posibilidades 
cientíicas y tecnológicas para la conserva-
ción e investigación del patrimonio histó-
rico, así como a la falta de formulación de 
una dirección adecuada por medio de pla-
nes de investigación.
Además, y de manera más general, y 
vista por muchos como catastroista, co-
rremos un riesgo de pérdida de memo-
ria2, de patrimonio histórico, porque si 
no tenemos herramientas cientíicas no 
podremos consolidar un sistema de con-
servación acertado. La vida, el comporta-
miento de una sociedad, su saludable de-
venir, pasan por la tenencia de memoria 
y recuerdos. No se podría construir una 
sociedad ni un individuo sin memoria. 
Esta relexión ilosóica sobre la memoria 
aplicada al concepto de patrimonio histó-
Políticas públicas relacionadas con ciencia 
y tecnología para la conservación 
del patrimonio en España
Marián del Egido marian.delegido@mcu.es
Miriam Bueso miriam.bueso@mcu.es
Guillermo Enríquez de Salamanca guillermo.enriquez@mcu.es
Instituto del Patrimonio Histórico Español
1 Uno de los ejemplos más frecuen-
tes son las implicaciones en cuanto a 
datación de obras pictóricas tiene el 
análisis de pigmentos.
2 Cuando se recurre al concepto de 
memoria desde un punto de vista 
ideológico donde la memoria se apli-
ca a la sociedad es cuando aparece el 
concepto de patrimonio histórico. 
Y aparece siempre en condición de 
memoria pasada, para justiicación 
de esto o aquello, dejando de lado un 
plano, fundamental que es la idea de 
memoria inmediata, de la memoria 
cotidiana, de la memoria que se po-
dría caliicar como vital.
18
P
O
L
ÍT
IC
A
S 
P
Ú
B
L
IC
A
S 
R
E
L
A
C
IO
N
A
D
A
S 
C
O
N
 C
IE
N
C
IA
 Y
 T
E
C
N
O
LO
G
ÍA
 
PA
R
A
 L
A
 C
O
N
SE
R
V
A
C
IÓ
N
 D
E
L
 P
AT
R
IM
O
N
IO
 E
N
 E
SP
A
Ñ
A
rico tiene un porqué que es el de destacar 
la necesidad de entender que el patrimo-
nio histórico no sólo hay que entenderlo 
como recuerdo (como lo tenemos asimi-
lado) sino también como memoria vital 
(que se construye en el pasado, el presen-
te y para el futuro) y que necesita, como 
cualquier «ser vivo» una revisión cientíica 
acerca de su porqué, de su situación y de 
su conservación.
Desde un punto de vista pragmático, 
veremos que el importante volumen de 
patrimonio histórico en España es una 
vía de desarrollo económico, de la misma 
manera que puede ser también tecnológi-
co. La aparición de factores como la glo-
balización de la vida económica y social 
–incremento de las rentas, aumento de la 
calidad dela vida, mayor nivel educati-
vo, edades más tempranas de jubilación, 
incorporación de la mujer al mundo del 
trabajo, mayor tiempo de ocio disponi-
ble gracias a la reducción de la jornada 
laboral y la distribución más personaliza-
da de las vacaciones–, la sensibilización 
por la naturaleza, la problemática medio-
ambiental y al patrimonio cultural, las 
nuevas tecnologías de la información y 
comunicación, problema de la sostenibi-
lidad del desarrollo, el individualismo y 
el relativismo moral en las sociedades de 
los denominados países desarrollados, los 
cambios de las pautas de consumo y uso 
del ocio, la crisis del sector agropecua-
rio y la desindustralización que afecta a 
muchas regiones han conseguido, en de-
finitiva, que exista una rentabilidad en el 
patrimonio histórico por medio del tu-
rismo cultural [Ballart Hernández; Juan 
Tresserras, 2001].
Se podría hablar de dos tipos de ren-
tabilidad económica, una rentabilidad 
directa e indirecta. Indirecta porque en-
tendiendo que España es un destino turís-
tico mundial, esto genera una aportación 
económica fundamental global en el desa-
rrollo de España como potencia turística, 
generándose un escenario que pasa por la 
conservación, rehabilitación y fomento 
del patrimonio histórico, y que implica 
desde la hostelería a las agencias de viajes. 
De manera directa, porque el patrimonio 
histórico supone un motor de beneicio 
directo en la proliferación de empresas 
dedicadas a restauración de bienes cultu-
rales, museografía, transporte y embalaje 
especializado, entre otras.
Y si entendemos y estamos de acuerdo 
con este análisis, y con la idea económica 
imperante de desplazamiento hacia estas 
vías de desarrollo de los países del ámbito 
europeo, donde la apuesta por el tercer sec-
tor y el I+D como generadora de progreso 
económico es objetivo a perseguir, estare-
mos de acuerdo en que el fomento de pla-
nes de acción para la investigación cientíica 
y técnica del patrimonio como apuesta de 
mejora en la conservación y productora de 
recuperación y rehabilitación de este es ab-
solutamente necesaria y económicamente 
eiciente.
Así, como hemos visto, son muchos los 
factores que dotan de importancia la aplica-
ción de la ciencia y la tecnología al ámbito 
del Patrimonio y que deben fundamentar 
la creación de unas políticas públicas re-
lacionadas con las ciencias y la tecnología 
aplicadas a la conservación del Patrimonio 
Histórico Español.
Marco Jurídico
En los últimos treinta años, en España3 
se ha hecho un gran esfuerzo normativo 
de modo que, tanto la Administración del 
3 El Art. 46 de la Constitución Es-
pañola aparece como norma inicial 
y fundamental reguladora del Patri-
monio Histórico, en una deinición 
casi inalcanzable para los poderes pú-
blicos a los que insta a llevar a cabo, 
y donde cabría integrar la ciencia y 
la tecnología en el grupo de garantías 
de conservación y enriquecimiento 
del patrimonio histórico: «Los pode-
res públicos garantizarán la conserva-
ción y promoverán el enriquecimien-
to del patrimonio histórico, cultural 
y artístico de los pueblos de España 
y de los bienes que lo integran cua-
lesquiera que sea su régimen y titu-
laridad. La ley penal sancionara los 
atentados contra este patrimonio».
19
Estado como las Comunidades Autóno-
mas, han desarrollado sus competencias 
en materia de conservación de patrimo-
nio y elaborado y promulgado un variado 
e ingente cuerpo legislativo al respecto al 
amparo del marco normativo internacio-
nal. Precisamente, en lo que atañe al pa-
trimonio, existe plena conciencia de que 
tanto la conservación como la restaura-
ción se constituyen como herramienta de 
la investigación desde un punto de vista 
más integral4 y este hecho ha facilitado la 
creación institutos, centros y órganos de 
conservación que mantienen actividades 
relacionadas con la aplicación de la cien-
cia y la tecnología para la conservación5 
[Martínez, 2000].
En este sentido, la introducción de las 
ciencias y la tecnología en la protección 
y conservación del patrimonio, está asu-
mida y va en aumento, y de ello se hace 
constantemente eco la normativa inter-
nacional. A este respecto, las Cartas del 
Restauro y los tratados o convenciones 
internacionales ratificados por España 
aconsejan la participación de las discipli-
nas científicas y el desarrollo de nuevas 
tecnologías para la resolución de proble-
mas de conservación o restauración del 
patrimonio cultural. Quizá la Carta de 
Turismo Cultural de Bruselas (1976) re-
sume excelentemente este concepto en la 
que se «considera que la protección del 
patrimonio cultural es la verdadera base 
del turismo internacional, y por ello se 
apela a los arquitectos y expertos cien-
tíficos de todo el mundo para que los 
más avanzados recursos de la moderna 
tecnología sean puestos al servicio de la 
protección de los monumentos». Estos 
objetivos sólo pueden conseguirse me-
diante la formación, la cooperación y la 
colaboración de distintos profesionales 
de todos los ámbitos posibles tanto de 
las ciencias como de las humanidades, y 
a ser posible a nivel internacional.
En España, la Ley 13/1986 sobre Fo-
mento y Coordinación General de la 
Investigación Científica y Técnica nace 
con la pretensión de garantizar una po-
lítica científica integral, coherente y ri-
gurosa en nuestro país para conseguir 
como finalidad última la rentabilidad 
científico-cultural, social y económica. 
A través de una comisión, se fomentan 
programas públicos de investigación que 
den respuesta a las necesidades científicas 
y técnicas del sector que se materializan 
en los planes nacionales de Investigación 
Científica y Desarrollo Tecnológico du-
rante períodos plurianuales. En su arti-
culado se contempla entre los objetivos 
de estos planes «la defensa y conserva-
ción del Patrimonio Artístico e Históri-
co» así como «el fomento de la creación 
artística y el progreso y difusión de la 
cultura en todos sus ámbitos» (Art. 2) 
mediante la colaboración de los organis-
mos públicos estatales y autonómicos, 
universidades y empresas e instituciones 
públicas o privadas que realicen activi-
4 Son muchos los casos en que, en 
el curso de proyectos de conservación 
y restauración, se han realizado estu-
dios cientíicos y técnicos con impor-
tantes resultados para la Historia del 
Arte y la Arqueología.
5 En España se inicia la creación de 
institutos similares con el Instituto 
de Conservación de Obras de Arte 
(ICROA), en la actualidad Instituto de 
Patrimonio Histórico Español (1961) 
como centro de referencia de la conser-
vación y restauración del patrimonio de 
nuestro país. Asimismo la aparición y el 
aumento de los centros de conservación 
y restauración del patrimonio en las Co-
munidades Autónomas ha supuesto la 
continuación de actividades cientíicas y 
tecnológicas en esta materia. Cabe desta-
car el Centro de Conservación y Restau-
ración de Bienes Culturales de Castilla y 
León y el Plan PAHIS 2004-2012 del 
Patrimonio Histórico de Castilla y León 
Figura 1. Estudios con HPLC reali-
zados por Ángela Arteaga (IPHE), en 
el ámbito del proyecto de I+D «Ca-
racterización tecnológica y cronológica 
de las producciones textiles coptas: an-
tecedentes de las manufacturas textiles 
altomedievales españolas», dirigido por 
la Dra. Laura Rodríguez de la UCM.
20
P
O
L
ÍT
IC
A
S 
P
Ú
B
L
IC
A
S 
R
E
L
A
C
IO
N
A
D
A
S 
C
O
N
 C
IE
N
C
IA
 Y
 T
E
C
N
O
LO
G
ÍA
 
PA
R
A
 L
A
 C
O
N
SE
R
V
A
C
IÓ
N
 D
E
L
 P
AT
R
IM
O
N
IO
 E
N
 E
SP
A
Ñ
A
dades de investigación y desarrollo tec-
nológico (Art. 11).
Ahora bien, nos encontramos con otra 
cuestión añadida y es el problema jurídico 
que muchos de los organismos públicos 
para la conservación tienen, donde cabría 
incluir los centros de conservación y/restau-
ración, museos, archivos, bibliotecas o ins-
tituciones similares con desarrollo cientíico 
y tecnológico en sus respectivos laboratorios 
o departamentos de investigación.Estas 
instituciones no están incluidas como Or-
ganismos Públicos de Investigación (OPI) 
según la citada Ley 13/1986 sobre Fomen-
to y Coordinación General de la Investiga-
ción Cientíica y Técnica6 pese a que la Ley 
16/1985 de Patrimonio Histórico Español 
contemple como uno de sus objetivos o 
funciones básicas esta actividad7. Centros 
de restauración, entre los que se encuentra 
la Subdirección General del Instituto de 
Patrimonio Histórico Español desarrollan, 
también por ley (Real Decreto 1601/2004 
por el que se desarrolla la estructura orgáni-
ca básica del Ministerio de Cultura), una 
serie de funciones como las recogidas en 
el artículo 4.j, según el cual: «El archivo y 
sistematización de los trabajos realizados y 
de la documentación disponible sobre pa-
trimonio histórico; la investigación y estu-
dio sobre criterios, métodos y técnicas para 
su conservación y restauración, así como 
la formación de técnicos y especialistas en 
conservación y restauración de los bienes in-
muebles y muebles integrantes de dicho pa-
trimonio». Estos centros colaboran entre sí 
como se prevé en el Real Decreto 620/1987, 
de 10 de abril, por el que se aprueba el 
Reglamento de museos de titularidad estatal 
y del Sistema Español de Museos, de futura 
modiicación, texto en el que «se reconoce la 
investigación como herramienta básica para 
conocer en profundidad las colecciones de 
los museos, y se promueve la cooperación 
entre museos e instituciones para labores de 
asesoramiento o supervisión de cuestiones 
cientíicas y técnicas de alta especialización 
a los profesionales que integran el Sistema 
Español de Museos»8.
Paradójicamente, pese a que entre sus 
objetivos y funciones por ley está la inves-
tigación cientíica al servicio de los bienes 
culturales que contienen [Moreno, 2006] 
[Tapol, 2005], como ya se ha aludido, to-
dos estos centros públicos encargados de la 
conservación del patrimonio, dependien-
tes del Ministerio de Cultura, se enfrentan 
hasta la fecha al obstáculo jurídico de su 
donde se especiica la creación de un 
plan de estudios, dentro del plan básico, 
en el que se habla del «desarrollo de tra-
bajos de investigación para la aplicación 
de nuevas tecnologías y materiales utili-
zables en al ámbito de la restauración y 
conservación del patrimonio histórico» 
así como de la «elaboración de estudios 
sobre el estado de conservación de los 
bienes Históricos en los que se haya rea-
lizado intervenciones de restauración o 
rehabilitación para conocer la evolución 
de las técnicas empleadas y llevar a cabo 
trabajos de mantenimiento permanen-
te». Por citar otro ejemplo, cabe men-
cionar también del Instituto Andaluz de 
Patrimonio Histórico (IAPH) que tiene 
como función «fomentar el debate y el 
intercambio de experiencias e investiga-
ciones entre los diferentes profesionales 
y responsables del Patrimonio Cultural» 
(Art. 1.3; Decreto 107/1989 de 16 de 
Mayo por el que se crea el Instituto An-
daluz de Patrimonio Histórico).
6 Según esta ley, son Organismos Pú-
blicos de Investigación los organismos 
públicos dependientes de la Adminis-
tración General del Estado y de las Co-
munidades Autónomas, universidades 
y empresas e instituciones de carácter 
público o privado que realicen acti-
vidades de investigación y desarrollo 
tecnológico.
7 A este respecto el Artículo 59 in-
dica que:
«1. Son archivos los conjuntos orgá-
nicos de documentos, o la reunión de 
varios de ellos, reunidos por las per-
sonas jurídicas, públicas o privadas, 
en el ejercicio de sus actividades, al 
servicio de su utilización para la in-
vestigación, la cultura, la informa-
ción y la gestión administrativa.
Asimismo, se entienden por archivos 
las instituciones culturales donde se 
reúnen, conservan, ordenan y difun-
den para los ines anteriormente men-
cionados dichos conjuntos orgánicos.
2. Son bibliotecas las instituciones 
culturales donde se conservan, reúnen, 
seleccionan, inventarían, catalogan, cla-
Figura 2. Vista general de la Sección de Estudios Físicos del Servicio de Laboratorios del IPHE.
21
no reconocimiento como Organismo Pú-
blico de Investigación [Rodero, 2006]. 
Esta realidad jurisdiccional imposibili-
ta la inclusión de dichos centros en estos 
programas y planes públicos, por lo que 
dependen, mediante convenios, de otros 
centros sí considerados como OPI. A pe-
sar de que lo razonable sería lo contrario, 
actualmente en España no hay establecida 
una clara relación entre estos centros de in-
vestigación y los centros de conservación 
y restauración más allá de estos convenios 
de colaboración establecidos por impulso 
propio de cada centro. El resultado es que 
investigadores que adquieren alta especia-
lización cientíica tienen diicultades para 
trabajar habitualmente con bienes cultura-
les y profesionales de gran experiencia en 
ciencia aplicada a patrimonio no encuentra 
posibilidades administrativas ni reconoci-
miento para la investigación.
La formación y el ejercicio 
de la profesión: aspiración y realidad
La conservación, la investigación, la ciencia 
y la tecnología, como hemos mencionado, 
son un deber social y una exigencia cultural 
que ha dado lugar a un sector económico en 
crecimiento. Esto repercute en la necesidad 
de una oferta de formación especializada, 
en el reconocimiento normativo de las pro-
fesiones dedicadas a la conservación y a la 
restauración en sus diferentes vertientes, y 
en el desarrollo de políticas de fomento diri-
gidas hacia la calidad y la sostenibilidad.
Este sector económico está en marcha, 
y lo razonable sería que desde los poderes 
públicos se actuara de modo que estas ne-
cesidades encontraran respuesta adecuada. 
En España, desde la segunda mitad del si-
glo xx se han creado un número creciente 
de centros de investigación independientes 
y laboratorios asociados a centros donde 
se custodian colecciones artísticas o docu-
mentales desde los que se ha desarrollado 
acciones de conservación del patrimonio. 
Asimismo, en los últimos años, numero-
sas universidades públicas y privadas han 
incorporado programas de postgrado que 
imparten formación especíica en gestión, 
marketing y conservación del patrimonio 
histórico. Estos programas, consolidados 
en muchos casos, ofrecen calidad y conti-
nuidad de las que se ven beneiciadas las 
nuevas promociones de profesionales y 
propician la actualización y mejora conti-
nua de las ya existentes.
Esto no debe ocultar que la creación de 
un cuerpo de profesionales dedicados a la 
conservación del patrimonio histórico, des-
de formaciones no habituales en el cuerpo 
existente de conservadores de museos, como 
son abogados, arquitectos, restauradores, 
cientíicos e ingenieros, es una gran necesi-
dad. Actualmente, este aspecto se encuentra 
desprotegido dejando su vertiente de inves-
tigación cientíica a la suerte del autodidac-
ta, en ocasiones brillante, pero que sólo con-
duce a la tan temida cuerda loja de la que el 
ámbito cientíico español adolece.
La formación académica y el peril pro-
fesional de los cientíicos dedicados a la 
conservación del patrimonio histórico sigue 
siendo en la actualidad motivo de debate y 
preocupación en la mayor parte de los países 
de nuestro entorno ya que la especialización 
cientíica en el ámbito del patrimonio no es 
una disciplina consolidada [VV.AA., 2000]. 
En España, no hay especialidades univer-
sitarias en licenciaturas en ciencias experi-
mentales relacionadas con la conservación 
del patrimonio, a pesar de que todas ellas 
tienen importante vertientes de aplicación 
en este campo. Las dos únicas posibilida-
siican y difunden conjuntos o coleccio-
nes de libros, manuscritos y otros mate-
riales bibliográicos o reproducidos por 
cualquier medio para su lectura en sala 
pública o mediante préstamo temporal, 
al servicio de la educación, la investiga-
ción, la cultura y la información.
3. Son museos las instituciones de 
carácter permanente que adquieren, 
conservan, investigan, comunicany 
exhiben para ines de estudio, edu-
cación y contemplación conjuntos y 
colecciones de valor histórico, artísti-
co, cientíico y técnico o de cualquier 
otra naturaleza cultural».
8 En el Art. 26 se especiica que «inte-
gran el Sistema Español de Museos los 
museos de titularidad estatal adscritos 
al Ministerio de Educación y Cultura, 
los museos nacionales no incluidos en el 
apartado anterior, los museos que tengan 
especial relevancia por la importancia 
de sus colecciones y que se incorporen 
mediante convenio con el Ministerio de 
Educación y Cultura, oída la correspon-
diente Comunidad Autónoma. Forman 
parte, asimismo, del Sistema Español de 
Museos el Instituto de Conservación y 
Restauración de Bienes Culturales (hoy 
IPHE) y la Dirección de Museos Esta-
tales, así como los servicios de carácter 
técnico o docente relacionados con los 
museos que se incorporen mediante 
convenio con el Ministerio de Educa-
ción y Cultura».
22
P
O
L
ÍT
IC
A
S 
P
Ú
B
L
IC
A
S 
R
E
L
A
C
IO
N
A
D
A
S 
C
O
N
 C
IE
N
C
IA
 Y
 T
E
C
N
O
LO
G
ÍA
 
PA
R
A
 L
A
 C
O
N
SE
R
V
A
C
IÓ
N
 D
E
L
 P
AT
R
IM
O
N
IO
 E
N
 E
SP
A
Ñ
A
des que actualmente se dan en España son 
la adquisición de la especialidad mediante 
la práctica profesional, una vez terminados 
los estudios universitarios, o la realización 
de una tesis doctoral que permita acceder a 
dicha especialización.
Hay un segundo ámbito en el que toda-
vía hay mucho trabajo por delante. El ejer-
cicio profesional requiere de investigación y 
actualización constantes. Las ofertas cientí-
icas y tecnológicas están en constante evo-
lución y las que sirven a la conservación del 
patrimonio deben mantenerse en ese plano 
que aúne investigación, desarrollo e innova-
ción con práctica profesional.
La experimentación y comprobación 
de la aplicabilidad de nuevas herramientas 
tecnológicas procedentes de otros sectores, 
la mejora en la adecuación de otras ya exis-
tentes, la sistematización de determinados 
principios profesionales en el uso de mate-
riales y métodos, entre otros, han guiado 
iniciativas con resultados interesantes9 [Ba-
rrio (Ed.), 2006].
Incluso desde el sector privado, exis-
ten algunas iniciativas que colaboran en 
los proyectos de conservación con esfuer-
zos humanos y económicos importantes10 
[Morate, 2003].
Sin embargo, la herramienta más útil 
para lograr los objetivos señalados son los 
proyectos de investigación bajo el paraguas 
de los Planes Nacionales. Es cierto que exis-
ten otros proyectos guiados por estas necesi-
dades y que han desarrollado diferentes gru-
pos de profesionales e investigadores. Pero 
es importante también notar la falta de co-
nexión que se da entre ellos y la aleatoriedad 
en el interés o en la posibilidad real de dedi-
car tiempo y esfuerzos a proyectos de inves-
tigación en este sector. Recoger, ordenar y 
analizar los resultados diferentes y dispersos 
que en este campo se han producido no es 
una tarea que se resuelva por sí misma. La 
articulación de estos esfuerzos debe derivar-
se a la existencia de programas oiciales di-
rigidos por profesionales de la conservación 
para resolver los problemas que este ejerci-
cio profesional plantea, con toda la variedad 
que esto supone en un sector tan propicio 
para la interdisciplinariedad. Esta función la 
cumplen los proyectos desarrollados al am-
paro de los Planes Nacionales y Programas 
de Investigación de la Administración Cen-
tral y las Comunidades Autónomas.
A diferencia de lo que ocurre en los paí-
ses de nuestro entorno y también en los 
programas elaborados desde la Unión Eu-
ropea, en nuestro país los programas pú-
blicos de investigación en patrimonio han 
sufrido una falta de reconocimiento en los 
últimos años. En el primer Plan Nacional 
de I+D (1988-1991), tuvo su apartado es-
pecíico bajo el título general de Patrimo-
nio Histórico, tal como lo requieren sus 
contenidos, dentro del Área de Programas 
Socioculturales.
9 Los últimos congresos de conserva-
ción y restauración dan cada vez más 
importancia a este apartado. Así en el 
XVI Internacional Meeting on Herita-
ge Conservation celebrado en Valencia 
en 2006 se dedicó un bloque de co-
municaciones a las Ciencias aplicadas 
y Nuevas tecnologías, o el Congreso 
celebrado en Barcelona sobre Investi-
gación en Conservación y Restauración 
en 2005 incluyó una serie de capítu-
los dedicados a la aportación de las 
ciencias experimentales a la investi-
gación conservación y restauración
10 Fundaciones como la vinculada a 
Caja Madrid, que es actualmente la 
entidad privada sin ánimo de lucro 
española que más atención dedica a 
la conservación del Patrimonio His-
tórico Español (para 2007 el progra-
ma de Conservación del Patrimonio 
Histórico Español está dotado con 
17,1 millones de euros, lo que su-
pone un 31,3% del total del presu-
Figura 3. Estudio analítico de mues-
tras de cuadros de Sorolla mediante 
SEM-EDX.
23
En el Plan Nacional (1992-1995) se 
concretaron los contenidos, incluyéndolo 
en el Programa Nacional de Estudios So-
ciales, Económicos y Culturales, con líneas 
de investigación tan concretas y acertadas 
como:
• El estudio, análisis, conservación y res-
tauración del patrimonio en su aspecto 
material y físico.
• La investigación propiamente histórica 
sobre el patrimonio arquitectónico-mo-
numental.
• Y el desarrollo de programas de conser-
vación y revalorización del Patrimonio 
como elemento vertebrador del espacio y 
de dinamización socio-económica.
Por la propia complejidad y versatili-
dad del tema, otros programas no especí-
icamente pensados para patrimonio tam-
bién contribuyeron a la investigación en 
este campo. El más relevante quizá fue el 
de Promoción General del Conocimien-
to, aunque también el de Biotecnología y 
Nuevos Materiales.
Desde aquel primer Plan Nacional que 
lo abordaba de forma general, se produ-
jo un descenso de su presencia hasta des-
aparecer en el correspondiente al trienio 
1996-1999. Desde entonces hasta la actua-
lidad, no tiene la consideración de progra-
ma independiente.
Esta situación contrasta con el interés 
que los investigadores y profesionales de 
la conservación maniiestan por este tema, 
además de las aportaciones tecnológicas 
que las empresas están deseando realizar.
El resultado de este desequilibrio es 
que los pocos proyectos que se presen-
tan a los programas oficiales deben di-
rigir sus objetivos, no a las necesidades 
científicas y técnicas del sector del pa-
trimonio como debiera, sino adaptarse a 
programas existentes y encajarlo en ellos. 
Como consecuencia, se produce una re-
nuncia obligada al interés primero del 
proyecto y una necesidad de enfocarlo de 
forma más contundente en una dirección 
acorde con el título del programa en que 
se inscribe.
Esto provoca una clara desaceleración 
de España en este ámbito y obliga a que 
cualquier avance se convierta en un logro 
no por sus contenidos como debiera, sino 
de medios, infraestructuras, personal y 
económico.
Con todo esto cabría preguntarse si ese 
mandato constitucional sobre la conserva-
ción por parte de los poderes públicos se 
encuentra «promoviendo» o bien se en-
cuentra «desacelerando» en el ámbito de la 
aplicación cientíica y tecnológica para la 
conservación.
Por todo ello, se propone la reanuda-
ción de la presentación en el próximo Plan 
puesto de la Fundación); empresas 
como la europea Factum Arte lleva 
desarrollando desde hace algunos 
años la reproducción mimética de 
relieves arqueológicos, entre otros 
soportes, mediante tecnología digi-
tal de alta resolución (láser) con el 
objetivo de conservar y difundir el 
patrimonio prescindiendo de los ori-
ginales. La decoración de la tumba de 
Seti I fue motivo de una exposición 
temporal itinerante por toda Europa 
(2004-2006), y siguiendo esta misma 
línea ha reagrupado los facsímiles de 
los relieves pertenecientes al salón del 
trono del Palacio de Nimrud actual-
mente dispersospor el The British 
Museum, el Pergamon Museum, el 
Princeton Art Museum, el Harvard 
Scakler Art Museum y el Dresden 
Museum; también empresas priva-
das de mediano tamaño como SIT 
e Infaimon, aportan investigación e 
innovación tecnológica a la conserva-
ción de bienes culturales.
Figura 4. Estudio analítico sin toma 
de muestras mediante XRF de una es-
cultura policromada.
24
P
O
L
ÍT
IC
A
S 
P
Ú
B
L
IC
A
S 
R
E
L
A
C
IO
N
A
D
A
S 
C
O
N
 C
IE
N
C
IA
 Y
 T
E
C
N
O
LO
G
ÍA
 
PA
R
A
 L
A
 C
O
N
SE
R
V
A
C
IÓ
N
 D
E
L
 P
AT
R
IM
O
N
IO
 E
N
 E
SP
A
Ñ
A
Nacional de I+D+I un apartado especíico 
para Patrimonio Histórico que contribu-
ya desde la calidad y la competencia a la 
consolidación de este sector. Los aspectos 
de necesario tratamiento serían, al menos, 
la actualización de los métodos de gestión 
y ejecución de proyectos de conservación 
del patrimonio, la identiicación de líneas 
de trabajo necesarias y sus posibles impli-
caciones tecnológicas, la evaluación y ia-
bilidad de herramientas más innovadoras, 
la cooperación entre instituciones y admi-
nistraciones españolas, y el aianzamiento 
de las relaciones entre sectores públicos y 
privados, centros de investigación y con-
servación y empresas.
Existe ya una propuesta en estudio de Plan 
Nacional para el fomento de la investigación 
e innovación en ciencias experimentales y 
tecnología aplicadas a la conservación del pa-
trimonio presentada desde el IPHE.
Si ese Plan Nacional se desarrolla en el 
ámbito de competencias del Ministerio de 
Educación o en el de Cultura, o en ambos, 
Figura 5. Robot diseñado en el ámbi-
to del proyecto VARIM para estudios 
radiográficos y reflectográficos de gran 
formato.
25
es lo de menos. Lo realmente importante 
es que efectivamente se presente de forma 
continuada en el tiempo, desde y para la 
conservación del patrimonio histórico y con 
la inclusión de los centros dedicados a esta 
tarea y sus profesionales.
Bibliografía
Ballart Hernández, Joan; Juan Tresserras, 
Jordi: Gestión del patrimonio cultural, Edito-
rial Ariel Patrimonio, Barcelona, 2001.
Barrera del Barrio, Mercedes: «El papel de la 
ciencia en el conocimiento y conservación del 
patrimonio». AR & PA, Actas del Congreso 
Internacional Restaurar la Memoria. Métodos, 
técnicas y criterios en la conservación del patri-
monio mueble e inmueble, Valladolid, 1998, 
pp. 373-382.
Barrio, Joaquín (Ed.): Innovación tecnológica 
en conservación y restauración del patrimonio, 
Madrid: UAM, 2006.
Changeux, Jean Pierre: «La réconciliation des 
arts et des sciences». Autoportrait d’un labora-
toire. Le Laboratoire de recherche des musées de 
France, 1995, 2, pp. 9-12.
Castro, Federico, y Bellido, M.ª Luisa (Ed.): 
Patrimonio, Museos y Turismo cultural: claves 
para la gestión de un nuevo concepto de ocio, 
Córdoba, 1998.
Lowe, Adam, y Ahmon, Jess: The Tomb of Seti I. 
Digital Technology in Conservation/ La tumba 
de Seti I. Tecnología digital para la conserva-
ción.
Martínez Justicia, M.ª José: Historia y teoría 
de la conservación y restauración artística, Ma-
drid, 2000.
Morate, Gabriel: «El Programa de Conserva-
ción del Patrimonio Histórico Español de 
la Fundación Caja Madrid». PH: Boletín del 
Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, 
2004, año n.º 12, n.º 48, pp. 112-113, Se-
villa.
Moreno, M.ª Antonia, y Sedano, Pilar: «La in-
vestigación en los laboratorios de restauración 
de museos históricos», Arbor. Ciencia, Pensa-
miento y Cultura, 2006, vol. CLXXXII, n.º 
717, pp. 87-97, Madrid.
Rodero, Alicia: «Situación actual de la inves-
tigación en el Ministerio de Cultura». Ar-
bor. Ciencia, Pensamiento y Cultura, 2006, 
vol. CLXXXII, n.º 717, pp. 115-119, Ma-
drid.
Tapol, Benoit de: «¿Qué orientación dar a la 
ciencia de la conservación?». II Congreso del 
GEIIC Investigación en conservación y restau-
ración, 2005, pp. 469-477, Barcelona.
Urbani, Giovanni: «La scienza e l’arte dellla 
conservazione dei beni culturali». La scienza 
e l’arte della conservazione: Storici dell’arte, 
tecnici, restauratori a confronto sui temi ancora 
irrisolti del restauro, 1982, Roma.
Williamson, Ray A., y Nickens, Paul (Ed.): 
«Science and technology in historic preser-
vation», Advances in Archaeological and Mu-
seum Science, 2000, volumen 4, New York.
VV.AA.: «University Postgraduate Curricula 
for ConservationScientists», Proceedings of 
the International Seminar, Bologna, 26-27 de 
noviembre de 1999. Roma: ICCROM.
27
Sumario
Las ciencias y la tecnología han estado siem-
pre presente, como componentes del desa-
rrollo humano, formando parte integral del 
llamado Patrimonio Cultural. La investiga-
ción cientíica propiamente dicha aplicada 
a este campo comienza a jugar un papel 
sistemático en Europa a partir de ines del 
siglo xviii, principios del xix acompañando 
el desarrollo vertiginoso de la revolución in-
dustrial. Desde esos momentos la inserción 
de la investigación cientíica en este campo 
no ha cesado de crecer así como las varias 
formas que ha ido tomando su incidencia.
Las contribuciones de la ciencia, que 
comenzaron por la química analítica, han 
ido incluyendo, con el tiempo, otras ramas 
como la síntesis de productos, la termodiná-
mica, las técnicas electrónicas de documen-
tación, etc. Con el tiempo, los proyectos de 
investigación cientíica se han desarrollado, 
cada vez con más dedicación, hacia la in-
terdisciplinaridad, integrando las diversas 
ramas del saber.
Los proyectos de investigación en cien-
cias del patrimonio, como llamaremos a esta 
especialidad, dirigidos hacia los estudios de 
dinámicas de alteración de los materiales con-
temporáneos, la conservación preventiva y 
aquellos dirigidos hacia el empleo de las tecno-
logías de documentación juegan cada vez más 
un papel fundamental en el ámbito actual de 
la cutura occidental. El desarrollo de equipa-
miento compacto, no-invasivo y portátil está 
permitiendo un aprovechamiento más amplio 
y eiciente de las capacidades investigativas en 
la práctica de la conservación, limitando la 
toma de muestras y el transporte de objetos 
hacia laboratorios y talleres. El laboratorio se 
acerca al patrimonio para responder a las cues-
tiones relacionadas con la conservación y su 
conocimiento tecnológico en vez de mover el 
patrimonio hacia los laboratorios, limitando 
este último recurso a los estudios fundamen-
tales que así lo requiriesen.
Otra característica fundamental del mo-
mento actual en el ámbito europeo es la 
formación académica universitaria de los 
profesionales encargados de las ciencias del 
patrimonio así como la integración de co-
munidades de investigación cientíica inclu-
yendo diferentes areas del conocimiento y 
combinando sus habilidades en los proyectos 
de conservación del patrimonio cultural.
Introducción
Para comenzar la discusión es necesario de-
inir algunos conceptos, que nos permitirán 
analizar los aspectos relacionados con cómo 
y cuándo comenzaron las ciencias y la tec-
nología a jugar un papel destacado en los 
estudios relacionados con la conservación 
del patrimonio cultural.
Consideremos el Patrimonio Cultural, 
conceptualmente, como un proceso diná-
El papel de las ciencias en la preservación 
del patrimonio cultural. 
La situación en Europa
Alberto de Tagle alberto.de.tagle@icn.nl
Netherlands Institute for Cultural Heritage
28
E
L
 P
A
P
E
L
 D
E
 L
A
S 
C
IE
N
C
IA
S 
E
N
 L
A
 P
R
E
SE
R
V
A
C
IÓ
N
 D
E
L
 P
AT
R
IM
O
N
IO
 C
U
LT
U
R
A
L
. 
 
L
A
 S
IT
U
A
C
IÓ
N
 E
N
 E
U
R
O
PA
mico y no un fenómeno estático. No se trata 
éste de una colección de componentes ma-
teriales sino de una interacción de elemen-
tos múltiples, tangibles e intangibles.
Los cientíicos activos en las «Ciencias 
del Patrimonio», como han deinido nues-
tros colegas del Reino Unido en un infor-
mativo y analítico reporte que analiza, para 
la Cámara de los Lores, la situación de la 
investigación cientíica aplicada en estecampo1, tienen que trabajar conjuntamente 
con especialistas de diversas ramas del co-
nocimiento, y participar en los procesos de 
deinición de ese patrimonio, de sus valores 
y de su lugar en la sociedad, etc. para así po-
der identiicar los problemas y fenómenos 
a abordar con los métodos de las ciencias 
físicas y naturales.
El conocimiento es único e indivisible, la 
separación forzada entre las ramas del saber 
debe ser superada por una actitud más inte-
gral, Edward. O. Wilson, Consilience2.
Debido a limitaciones materiales y de 
tiempo, la priorización de los problemas y 
su selección requieren de un proceso res-
ponsable e informado. Es necesario contar 
con elementos que permitan decidir qué se 
hará primero, por qué y cómo.
La dinámica social, como ente a cargo 
de deinir y reconocer lo que constituye su 
patrimonio cultural en un momento dado, 
dan a los investigadores esos elementos para 
ayudarlos en el proceso de selección de pro-
blematicas y priorización de recursos. Sólo 
con esta comunicación e interacción será 
posible una utilización racional de las cien-
cias y la tecnología en los procesos de con-
servación.
El estado de desarrollo actual, y en par-
ticular el avance de las tecnologías de in-
formática, proveen los instrumentos que 
permiten procesar una inmensa cantidad 
de datos recogidos, lo que a su vez es im-
prescindible para poder integrar las areas del 
saber que contribuyen a la preservación del 
patrimonio cultural. Es necesario utilizar 
estos medios para alcanzar un enfoque inte-
gral para las estrategias presente y futuras en 
la conservación y valorización del los bienes 
del patrimonio cultural.
Los objetivos especíicos de la «ciencia del 
patrimonio» aplicadas a la conservación del 
mismo, no se pueden limitar a los aspectos 
materiales obvios. Un diseño de investiga-
ción puramente técnico, aún perfecto desde 
el punto de vista cientíico, puede producir 
resultados y recomendaciones contrarias a 
la lógica del patrimonio cultural. El riesgo 
de no conocer los valores del mismo pue-
de conllevar un enfoque hacia los aspectos 
menos signiicativos o producir resultados 
contrarios a lo que se persigue proteger, 
como sería por ejemplo, técnicamente co-
rrecto pero patrimonialmente inacceptable, 
pretender introducir objetos activos para el 
culto en vitrinas y extraerlos de su contexto 
y signiicado, hermetizar ediicios históricos, 
etc. El análisis integral permite reconocer las 
premisas, límites y exigencias a la ciencia, 
1 Science and Heritage, Report with 
Evidence, British Parliament, Au-
thority of the House of Lords, 16 de 
noviembre 2006. http://www.publi-
cations.parliament.uk/pa/ld200506/
ldselect/ldsctech/256/256.pdf
2 Consilience. The Unity of 
Knowledge. Edward O. Wilson, 
Borzoi Book, Alfred A. Knopf, Inc. 
New York, 1998.
Figura 1. Estudio analítico de objetos 
metálicos sin toma de muestra.
29
para producir resultados de aplicación sen-
sata y sostenible.
Una vez más, el diseño de este tipo de 
investigaciones es un proceso complejo que 
necesita de la contribución de múltiples es-
pecialistas y ramas del saber.
Sobre, todo, cuando se trata de llegar 
más allá de un simple proyecto especíico y 
se entra en el campo de la decisiones estra-
tégicas de investigación y de preservación, 
sólo la interdisciplinaridad efectiva es capaz 
de producir los resultados esperados.
Breve reseña histórica
Me referiré en este artículo, fundamental-
mente a la evolución de los estudios cientíi-
co-técnicos aplicados a estudios de materia-
les del patrimonio cultural, haciendo énfasis 
en el área cultural occidental y en la etapa 
iniciada con la revolución industrial.
Esta temática ha sido últimamente objeto 
de diversas publicaciones e intervenciones 
que tienen como objetivo analizar las nece-
sidades del futuro a la luz de la evolución 
del papel de las ciencias en este campo, S. 
Simon, 20053 y 20064.
Ya desde mediados del siglo xviii cien-
tíicos de prestigio en Europa dedicaron 
atención a caracterizar materiales de origen 
artístico y/o arqueológico. Según Caldararo, 
19875 y Rees-Jones, 19906 a partir de inales 
del siglo xvii y principios del xix se realizan 
estudios pioneros y se escriben publicacio-
nes de importancia dedicados a la caracte-
rización de materiales de origen inorgánico 
(metales y pigmentos) así como al estudio 
de papel y pergamino.
En el siglo xix el campo de los estudios 
de materiales empleados en el arte, y par-
ticularmente de la arqueología avanza a la 
par de la expansión imperial de Europa. 
El gusto y la moda por las «antigüedades» 
y la arqueología se populariza. La expedi-
ción de Napoleón a Egipto, la guerra de 
independencia de Grecia, las sensacionales 
excavaciones de Schliemann, etc. atraen la 
atención de amplios sectores sociales. Mu-
seos en grandes capitales europeas , París, 
Londres, Berlín, etc. comienzan a inanciar 
expediciones arqueológicas y adquirir piezas 
para desarrollar importantes colecciones de 
prestigio. Al mismo tiempo, las ciencias y 
la tecnología hacen avances sistemáticos en 
todos los campos de la vida cotidiana.
Esta conjunción de factores crea el mo-
mento oportuno para la sistematización del 
papel de la ciencia en este campo, más allá 
de la oportuna curiosidad de algún cientíi-
co afortunado.
El primer laboratorio dedicado exclusiva-
mente para el estudio de los materiales del pa-
trimonio cultural y su preservación se crea en 
Berlín en 1888, el «Laboratorio de Investiga-
ciones adscrito a los Museos Reales de Berlín», 
Gilberg7. Las vastas colecciones llegando de 
Egipto y del Medio Oriente a los nuevos mu-
seos berlineses necesitaron pronto de atención 
debido a los acelerados procesos de deterioro 
que se observaban poco tiempo después de lle-
gar al clima alemán. Con este objetivo, el Dr. 
Friedrich Rathgen es nombrado primer direc-
tor de este laboratorio creado con el objetivo 
de estudiar la causa de los problemas afectando 
las colecciones y de desarrollar métodos para la 
preservación de las mismas. De esta manera, el 
estudio cientíico sistemático hace su entrada 
en el campo llamado por las necesidades de la 
conservación.
El ejemplo berlinés fue pronto seguido 
por otros museos importantes del mundo 
occidental, y así hasta los albores de la Se-
gunda Guerra Mundial, la mayoría de los 
grandes museos de Europa y de los Estados 
Unidos tiene un laboratorio o departamento 
3 Stefan Simon, Conservation Scien-
ce-Naturwisenschaften in Dienst des 
Kulturellen Erbes. Eine Zustands-
beschreibung.Andrea Bärnreuter 
(hrsg.), Freistätte der Wissenschaft, 
Festkolloquium, Staatliche Museen 
zu Berlin, 24-10-2005 (in press)
4 Stefan Simon. Konservierungswis-
senschaft in Kontext archaeologis-
cher Objekte, DFG-Restaurierungs-
Kolloquium, Pushkin Museum, 
Moscow, October, 2005 ( in press)
5 Niccolo Leo Caldararo, An Out-
line History of Conservation in 
Archaeology and Anthropology as 
Presented through Its Publications ., 
Journal of the American Institute for 
Conservation (JAIC), Vol. 26, No. 2 
(Autumn, 1987), pp. 85-104
6 Early Experiments in Pigment 
Analysis. Stephen G. Rees-Jones; 
Studies in Conservation, Vol. 35, 
No. 2 (May, 1990), pp. 93-10)
7 Marc Gilberg, Friedrich Rathgen: 
The father of modern archaeolo-
gical conservation, Journal of the 
American Institute for Conservation 
(JAIC), Vol. 26, Number 2, 1987, 
pp 105-120.
30
E
L
 P
A
P
E
L
 D
E
 L
A
S 
C
IE
N
C
IA
S 
E
N
 L
A
 P
R
E
SE
R
V
A
C
IÓ
N
 D
E
L
 P
AT
R
IM
O
N
IO
 C
U
LT
U
R
A
L
. 
 
L
A
 S
IT
U
A
C
IÓ
N
 E
N
 E
U
R
O
PA
y personal profesional dedicado a estudios 
cientíicos de sus colecciones, ej: el Museo 
Británico, el Museo de Bellas Artes de Bos-
ton, el Museo del Louvre, etc.
Los estudios realizados hasta ese momen-
to se realizaban, casi exclusivamente, con la 
inalidad de caracterizar la composición de 
los materiales de las colecciones. Este tipo 
de estudios fue el primero y sigue siendo la 
primera faseen los estudios cientíicos de 
las colecciones, pues es esencial en prime-
ra instancia conocer la composición de los 
objetos y las técnicas de producción de los 
mismos, para luego realizar estudios de pro-
cesos de deterioro y proponer medidas de 
conservación.
Al terminar la Segunda Guerra Mundial, 
las tremendas destrucciones y pérdidas pro-
ducidas crean la conciencia y necesidad de 
prestar atención a la preservación del patri-
monio cultural. Así aparecen nuevas inicia-
tivas y se crean instituciones que ensayan y 
aplican nuevas tecnologías a los estudios de 
los materiales del patrimonio cultural.
Especialmente en el campo de la arqueo-
logía, las universidades realizan y promueven 
estudios dedicados a datar materiales y obje-
tos, desentrañar aspectos de las antiguas tec-
nologías, conocer de intercambios económi-
cos y culturales entre grupos humanos, etc.
Este momento abre también el campo de 
las ciencias hacia el área de la restauración y 
al desarrollo de técnicas y de materiales para 
la misma, etc.
Las intervenciones indiscriminadas de las 
ciencias, independientemente de los prin-
cipios éticos de la conservación han sido 
y son en la práctica responsables de graves 
problemas.
La necesidad de un apoyo teórico y ético 
para los procesos de restauración fue abor-
dada ya desde ines de la década de los 30 
en Roma en los trabajos pioneros de Cesare 
Brandi al frente del «Istituto Centrale per il 
Restauro». El producto fundamental de esos 
años de trabajo se tradujo en la publicación, 
en 1963, por Brandi, de su obra seminal 
«Teoria del Restauro»8, la que se ha conver-
tido, en el mundo de la cultura occidental, 
en material de obligada referencia para las 
discusiones en conservación y restauración. 
Con esta publicación, traducida a un sinnú-
mero de idiomas, Cesare Brandi provee a los 
restauradores de un soporte teórico en que 
basar sus decisiones y enfrentar los retos del 
proceso de restauración artística.
En el campo de la Arquitectura y de los 
monumentos, paralelamente, la comunidad 
de profesionales activamente involucrada 
en los proyectos y procesos de restauración, 
participa en los esfuerzos para establecer 
metodologías y principios éticos en los que 
basar sus trabajos y defender el patrimonio 
inmueble de acciones irresponsables. El pro-
ducto más signiicativo de esta época es la 
acción promovida por ICOMOS en 1964, 
que publica el acuerdo internacional para 
la restauración de monumentos, conocido 
como Carta de Venecia9, la cual establece 
un marco ético profesional para el área de 
conservación y restauración de arquitectura, 
monumentos y sitios arqueológicos.
Desde estos años 60 del pasado siglo, la 
«Teoria del Restauro» de Brandi y la Carta 
de Venecia han sido documentos de gran in-
luencia proveyendo guía y deiniciones para 
los aspectos de conservación y restauración 
principalmente en Europa y las Américas.
Estos materiales son objeto de activas 
discusiones, propuestas de actualización y 
forums. Posteriormente, nuevas «Cartas» 
han sido elaboradas teniendo en cuenta la 
evloución de los conceptos de patrimonio 
cultural así como las particularidades de 
paises, grupos o regiones. Corolarios de ellas 
son la «Carta de Burra», 199910 promovida 
8 Cesare Brandi, Teoria del Restau-
ro, ROMA 1963-Edizioni di storia e 
letteratura.
9 Venice Charter, International 
Charter for the conservation and 
restoration of monuments and sites. 
2nd International Conference of Ar-
chitects and Technicians for monu-
ments and sites Venice, May 25-31, 
1964, UNESCO ICOMOS Docu-
mentation Centre.
10 The Australia ICOMOS Charter 
for Places of Cultural Signiicance, 
(The Burra Charter), October 1999 
Final Draft revised edition. Australia 
ICOMOS Documentation centre, 
1999.
31
por el ICOMOS de Australia o la metodo-
logía «Principios para China» , iniciativa del 
Instituto Getty de Conservación en 200411. 
Estos documentos adaptan los pricipios teó-
ricos y éticos a realidades y contextos cultu-
rales especíicos.
A partir de la década del 60, se crean cen-
tros o secciones en instituciones públicas o 
privadas para la conservación cientíica y 
sistemática del patrimonio cultural. Algu-
nas de ellas en Italia, Francia, Gran Bretaña, 
España, Bélgica, los Países Bajos, los Esta-
dos Unidos (como instituciones privadas 
los laboratorios cientíicos de Winterthur y 
el Instituto Getty de Conservación), la an-
tigua Unión Soviética y los países del este 
de Europa, América Latina, Australia, la 
India, Japón, etc. Estas actividades se reali-
zan como ramas de colecciones espéciicas, 
como instituciones de investigación con i-
nanciamiento público o como fundaciones 
privadas sin ines de lucro.
El desarrollo de la especialidad
En la segunda mitad del siglo xx, las activi-
dades cientíicas de este campo se concentran 
en desarrollar métodos y realizar estudios de 
autentiicación, datación, elucidación de an-
tiguas tecnologías, etc. Este enfoque da lugar 
al establecimiento de la especialidad de la 
arqueometría dentro del campo de las cien-
cias en el patrimonio. Los trabajos paralelos 
que se enfocan en los estudios de procesos 
de deterioro, determinación de parámetros 
de afectaciones a materiales, sus productos 
de alteraciones, al establecimiento de nue-
vas técnicas y materiales para la restauración 
conforman la otra rama de la especialización, 
la ciencia de la conservación.
El objetivo de presente artículo es esta úl-
tima especialidad.
A partir de esa segunda mitad del siglo se 
observa un marcado acento en el desarro-
llo de nuevas técnicas analíticas para apoyar 
los estudios de caracterización de materia-
les. Utilizando estas nuevas posibilidades, se 
realizan estudios enfocados hacia el diseño 
de nuevos materiales y técnicas de restaura-
ción. Apoyándose en los principios de Bran-
di, se hace énfasis en la producción e intro-
ducción de materiales y procesos reversibles 
y compatibles con los originales.
El aumento signiicativo de la industria 
de los polímeros y su introducción en la 
vida diaria resulta en la introducción de és-
tos en los tratamientos. La industria ve la 
oportunidad, sobre todo en el campo de los 
monumentos y de la arquitectura y comien-
za la producción de una gran cantidad de 
publicaciones y materiales propuestos para 
impregnar, consolidar, recubrir, hidrofobi-
zar múltiples materiales, desde la madera 
hasta la piedra y los morteros. Múltiples 
tipos de polímeros se utilizan, cubriendo 
el rango desde el silicato de sodio hasta los 
11 Agnew, Neville, and Martha De-
mas, eds., Principles for the Conser-
vation of Heritage Sites in China: 
English language translation, with 
Chinese text, of the document is-
sued by China ICOMOS. 2nd Prin-
ting with revision. Los Angeles: The 
Getty Conservation Institute, 2004. 
Downloadable in two parts: PART I, 
Chinese-language text (49 pp., PDF 
format, 7,6 Mb), English-language 
text (50 pp., PDF format, 7,7 Mb)
Figura 2. Prácticas en el laboratorio 
de química del Instituto Internacional 
de Señoritas, Madrid, 1911. Archivo 
Moreno, Instituto del Patrimonio His-
tórico Español, Ministerio de Cultura.
32
E
L
 P
A
P
E
L
 D
E
 L
A
S 
C
IE
N
C
IA
S 
E
N
 L
A
 P
R
E
SE
R
V
A
C
IÓ
N
 D
E
L
 P
AT
R
IM
O
N
IO
 C
U
LT
U
R
A
L
. 
 
L
A
 S
IT
U
A
C
IÓ
N
 E
N
 E
U
R
O
PA
acrílicos, los epóxidos y los polímeros basa-
dos en cadenas de silicio.
El resultado es mixto. Algunos de estos 
productos se han convertido en materiales 
habituales en los tratamientos, entre estos 
tenemos productos recubridores, tales como 
barnices, consolidantes, adhesivos, etc. Exce-
siva conianza y falta de rigor cientíico en las 
pruebas previas también han sido responsa-
bles de múltiples y serios daños al patrimonio, 
sobre todo en la introducción inadecuada y 
en gran escala de algunos hidrofobizantes, 
consolidantes y recubrimientos para pinturas 
murales, morteros y piedra.
La última década del siglo xx se caracteri-
za por una mayoratención hacia las condi-
ciones y parámetros medio ambientales, los 
contaminantes, su origen y las maneras de 
enfrentar esta problemática.
En especíico, los efectos de la contami-
nación ambiental sobre los monumentos, 
sitios arqueológicos, centros históricos, etc. 
promueven una nueva forma de estudios de 
conservación. Por primera vez en este campo 
se dedican signiicativos recursos inancieros 
a estos estudios. Un ejemplo claro es la pro-
mulgación en 1990 del «Clean Air Act» en los 
EE. UU., también conocido como el «pro-
grama de lluvia ácida». Se realizan estudios 
complejos de contaminantes, sus origenes, 
sus efectos la sinergía entre los parámetros 
ambientales y contaminantes y se proponen 
y evalúan tratamientos de conservación, para 
los cuáles las experiencias en el uso de polí-
meros juegan un papel fundamental.
Sin duda alguna, el avance impetuoso de 
las ciencias y de la tecnología durante el siglo 
pasado han tenido una inluencia signiicati-
va en el conocimiento y en el establecimiento 
de estrategias de conservación para el patri-
monio cultural. Uno de los obstáculos más 
importantes es y ha sido la falta de comunica-
ción efectiva entre los cientíicos y los profe-
sionales a cargo de las tareas de conservación 
y restauración. No obstante esta diicultad 
real, el campo ha avanzado sustancialmente, 
incorporando a la práctica de conservación 
los avances de estos campos.
Actualmente las ciencias forman parte 
del curriculum de diversas especialidades 
universitarias en los campos de los bienes 
muebles e inmuebles. También es posible 
actualmente para los graduados en ciencias 
y/o tecnología entrar en este campo y reali-
zar estudios de maestría y doctorado en la 
especialidad.
El objetivo en los últimos 20 años no ha 
sido solamente el de sintetizar e introducir 
nuevos productos en la práctica sino tam-
bién conocer mejor las interacciones de los 
materiales entre sí y con el medio ambiente. 
De esta forma se han realizado avances en 
conocimientos que se relacionan, por ejem-
plo, con los efectos de los contaminantes am-
bientales generados, lo mismo en el exterior 
que en los micro ambientes interiores de los 
inmuebles, con las acciones combinadas de 
la temperatura, la humedad relativa, la luz, 
Figura 3. Corrosión producida por 
abandono de las condiciones de conser-
vación.
33
el polvo, etc. Estos resultados investigativos 
se han traducido en lineamientos de conser-
vación preventiva para museos, bibliotecas, 
archivos y colecciones en general. Con este 
criterio se avanza considerando prioritaria la 
compatibilidad entre los materiales, el dise-
ño de vitrinas especializadas, la deinición de 
condiciones ambientales «seguras» según el 
tipo de colección, inmueble, etc.
En el campo del análisis químico-físico se 
ha avanzado sustancialmente en el diseño y 
en introducción de nuevas técnicas. Nuevos 
productos han sido y son desarrollados para 
mejorar los tratamientos y las soluciones 
propuestas para la conservación. La comple-
jidad de los problemas abordados requiere 
cada vez más de una expansión de la visión y 
del horizonte, así como de hacer la de inter-
disciplinaridad de los estudios una premisa 
esencial.
A partir de la década de los 90 en el pasa-
do siglo, le especialidad de conservación pre-
ventiva se deine y perila. En ella, la preocu-
pación principal no reside en el tratamiento 
ni en la restauración sino en la evaluación 
de los factores que puedan presentar riesgos 
y en el establecimiento de parámetros y me-
didas para evitar o minimizar los efectos de 
los mismos.
Este nuevo objetivo requiere de un aná-
lisis global de la situación y de los materia-
les, integrando disciplinas y combinando en 
los estudios de preservación del patrimonio 
cultural informaciones acerca de temperatu-
ra, humedad relativa, luz, polvo, contami-
nantes de interiores y de exteriores, efectos 
mecánicos y susceptibilidad de materiales 
(modernos o históricos).
La ciencia juega un papel esencial en este 
enfoque. Es necesario y lo ha sido, el de-
sarrollo y la introducción de técnicas ana-
líticas de alta sensibilidad, tales como es-
pecialidades de cromatograias combinadas 
con espectrometría de masas, métodos es-
pectrales, etc. para identiicar pequeñísimas 
cantidades de componentes potencialmente 
dañinos o de productos de alteración y de-
terioro. La simulación de los procesos y de 
los tratamientos potenciales se apoya en la 
utilización de cámaras de alteración y de en-
vejecimiento. Se han desarrollado sensores y 
métodos sencillos y altamente sensibles para 
seguir los procesos y medir temperatura, 
humedad relativa y radiación. Muchos de 
estos sistemas se han generalizado en las úl-
timas décadas y constituyen parte rutinaria 
del control del estado y la conservación de 
los materiales del patrimonio cultural.
En paralelo, al conocer más sobre los 
parámetros de inluencia y los procesos de 
alteración es necesario hacer una evaluación 
objetiva de la probabilidad de incidencia y 
de sus efectos en un tipo especíico de colec-
ción o de objeto. Para esto, la ciencia de los 
materiales permite el empleo y adaptación 
a este campo de técnicas de evaluación de-
sarrolladas para otras especialidades. Estos 
métodos permiten conocer con más obje-
tividad cuán signiicativos son los riesgos, 
cuánto pueden éstos incidir en los valores 
de este patrimonio especíico, y cúal es la 
probabilidad de que esto ocurra.
Con estas nuevas dimensiones, el enfo-
que interdisciplinario (basado en la labor de 
equipos integrales y no en contribuciones de 
individuos dispersos) de la conservación per-
mite, al ser este un proceso multifacético, que 
el papel de las ciencias esté cada vez mejor 
deinido hacia los procesos de conservación, 
pues ya no sólo se trata de identiicar un ma-
terial especíico sino de evaluar, conjunta-
mente con otros especialistas, los efectos de 
los factores identiicados sobre los valores y la 
vida de los objetos y colecciones.
El papel integral sería el siguiente: las 
ciencias contribuyen a identiicar y evaluar 
34
E
L
 P
A
P
E
L
 D
E
 L
A
S 
C
IE
N
C
IA
S 
E
N
 L
A
 P
R
E
SE
R
V
A
C
IÓ
N
 D
E
L
 P
AT
R
IM
O
N
IO
 C
U
LT
U
R
A
L
. 
 
L
A
 S
IT
U
A
C
IÓ
N
 E
N
 E
U
R
O
PA
los factores de riesgo y sus efectos. El traba-
jo coordinado e interdisciplinario con otros 
profesionales de la conservación, tales como 
restauradores, arquitectos, arqueólogos, con-
servadores del patrimonio, directores de mu-
seos y sitios arqueológicos, etc. permite iden-
tiicar cuán importante es su incidencia sobre 
los valores, cuánto se puede hacer, cuándo y 
cómo. Los resultados de este tipo de anali-
sis permiten desarrollar estrategias de inves-
tigación y de conservación más objetivas así 
como una mejor asignación de recursos.
El enfoque integral, el llamado análisis 
de riesgos de la conservación es una es-
pecialidad propuesta en los trabajos de J. 
Ashley-Smith, 199912 y R. Waller, 200313, 
etc. Los resultados del estos estudios permi-
ten diseñar instrumentos de planiicación 
y decisiones tanto para los investigadores 
y conservadores como para los gerentes del 
patrimonio.
Con los resultados combinados de análi-
sis de riesgos y de conservación preventiva se 
obtiene una guía para el establecimiento de 
estrategias de conservación a mediano y lar-
go plazo. Este nuevo enfoque permite y pro-
mueve la interdisciplinaridad y la evaluación 
enfocada especíicamente hacia la preserva-
ción del patrimonio y de sus valores.
Los nuevos materiales y sus combinacio-
nes, las técnicas empleadas en el arte mo-
derno y contemporáneo, el papel del signi-
icado y la intención del artista, el uso de 
medios electrónicos, etc. presentan en la ac-
tualidad un nuevo reto para todos aquéllos 
inmersos en las tareas de la conservación del 
patrimonio.
Al mismo tiempo, se redeinen los con-
ceptos, la presentación y la conservación 
de las colecciones etnográicas. No se tra-
ta simplemente de conservar y de mostrar 
objetos sino

Continuar navegando