Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
el trabajo psicoanalítico en los grupos idier anzie ngélo éjarano rrené kaes Jndré n1ssenar Jean-bertrand ontalis )J((J s~lo veintiuno eciitores (IS , ... bO o -o u .... {/) o.. traducción de VÍCTOR FISCHMAN El trabajo psicoanalitico en los grupos por DIDIER ANZIEU • ANGELO BEJARANO RENt KAtS • ANDRt MISSENARD JEAN-BERTRAND PONTAUS )I(I ~ edloes MEXICO ESPAAA ARGENTINA COI.OMBIA 11 sialo veintiuno editores, sa cu"6 DEL AGUA 2'8, MEXICO 20, D.F. sialo veintiun~ de espaí\a editores, sa Ct Pi:l.zA 5, MADRID 33, ESPANA siglo veintiuno argentina editores, sa !ji~~-7!~it~Wl~n~~ D~.~l~~la, ltda portada de anhelo hernández primera edición en español, 1978 © siglo xxi editores, s. a. ISBN 968-23-0299-4 primera edición en francés, 1972 © dunod éditeur, parís título original: le travail psychanalytique dans les groupes derechos reservados conforme a la ley impreso y hecho en mex1co printed and made in mexico ÍNDICE PRbLOGO PARTE I: LOS SEMINARIOS "ANALÍTICOS" DE FORMACIÓN: UNA SITUACIÓN SOCIAL LÍMITE DE LA INSTITUCIÓN, por RENÉ KA.ES l. UNA HIPÓTESIS DE TRABAJO 2. LA INSTITUCibN DEL SEMINARIO 3. LA SITUACibN DEL SEMINARIO Y EL TRABAJO 7 22 43 PSICOANALÍTICO 70 4. LOS SEMINARIOS "ANALÍTICOS" DE FORMA- CibN: ¿UNA SITUACibN ESPEcfFICA? 96 PARTE 11: RESISTENCIA Y TRANSFERENCIA EN LOS GRUPOS,porANGELO BEJARANO l. INTRODUCCibN: LA PERSPECTIVA PSICOANALÍ- TICA APLICADA A LOS GRUPOS 119 2. RESISTENCIA Y TRANSFERENCIA EN CLÍNICA GRUPAL 124 3. ESPECIFICIDAD DE LOS OBJETOS TRANSFEREN- CIALES EN LOS GRUPOS Y DE CLIVAJE DE LA TRANSFERENCIA EN ELLOS 4. EL LIDERAZGO COMO FUNCIÓN DE RESISTEN- CIA Y DE TRANSFERENCIA 5. "LOS OTROS'.' COMO OBJETOS TRANSFEREN- CIALES ESPECÍFICOS 6. "EL GRUPO" COMO OBJETO TRANSFERENCIAL ESPECÍFICO 7. EL "MUNDO EXTERIOR" COMO OBJETO TRANS- FERENCIAL CONCLUSIÓN (5) 131 136 185 195 223 227 6 ÍNDICE PARTE III: EL MONITOR Y SU FUNCIÓN IN- 1 PRÓLOGO TERPRET ANTE, por DIDIER ANZIEU 1. NECESIDAD DE LA INTERPRETACIÓN 235 2. LOS GRUPOS LLAMADOS DE FORMACIÓN 241 3. ACERCA DEL MONITOR COMO INTERPRETANTE 2SS 4. LA INTERPRETACIÓN Y LA DINÁMICA DEL GRUPO 260 S. LA INTERPRETACIÓN Y LA DEMANDA DE LOS SUJETOS 273 6. LA INTERPRETACIÓN Y LA CONTRATRANSFE· RENCIA DEL MONITOR 285 7. EL MARCO INSTITUCIONAL DE LA INTERPRE- TACIÓN 292 8. EL ESTILO DE LA INTERPRETACIÓN 298 9. LA INTERPRETACIÓN EN GRUPO DE DIAGNÓS- TICO 311 10. LA INTERPRETACIÓN EN PSICODRAMA 322 11. PROBLEMAS V ARIOS 334 PARTE IV: IDENTIFICACIÓN Y PROCESO GRU- PAL, por ANDRÉ MISSENARD 1. ACERCA DE LA IDENTIFICACIÓN. OBSERVACIO- NES PREVIAS 351 2. LAS DOS REGLAS FUNDAMENTALES DE LA IN- TERPRETACIÓN EN LOS GRUPOS 361 3. PROCESO GRUPAL E IDENTIFICACIONES J68 4. MÁS ALLÁ DE LAS IDENTIFICACIONES .l86 PARTE V: SUEÑOS, EN UN GRUPO, por /HAN BERTRAND PONTALIS 401 BIBLIOGRAFÍA 429 El concepto de "trabajo psiéoanalítico en los gru- pos" no está muy difundido. Su introducción y su uso exigen algún comentario. Fundamentalmente, y en primer lugar, se trata de una aplicación ,de la teoría psicoanalítica a los fenómenos de grupo, del mismo modo en que se procede con el arte, la religión, la etnología, etc., en el camino abierto por Freud. La teoría psicoanalítica "se presta" a estas investi- gaciones. El descubrimiento de los efectos del incons- ciente, en un campo determinado en el que anterior• mente no se lo había deslindado, es llamativo y tam- bién sorprendente. Este enfoque, sin embargo, plantea interrogantes que ya se manifestaron en relación con la obra de arte: al esclarecer a ésta por el inconsciente de su creador, ¿no se deja de lado su carácter estético? ¿Es posible un enfoque paralelo al del esteta? Y si la teoría psicoanalítica "se presta", ¿no lo hace acaso, como se suele decir en relación con los tejidos, defor- mándose? Mencionamos estos interrogantes, sin pro- fundizarlos, sólo para delimitar mejor nuestro desa- rrollo: en efecto, en los grupos, de los que esta obra se ocupa, el psicoanalista no interviene a posteriori, tal como lo hace en relación con una obra nacida, desarrollada y concluida, en su totalidad, al margen de su acción, como producto de su creador. En los grupos, el psicoanalista ha ocupado su lugar. No se trata de un fenómeno nuevo -hace ya mucho tiempo que se "hace" grupo, en particular terapéutico- pero, de todos modos, plantea problemas. (7) 8 PRbLOGO ¿Se justifica que el psicoanalista abandone la situa- ción "sillón-diván" en la que nació la teoría freudia- na de la cura individual para ubicarse en un marco distinto? ¿Es posible aplicar a este último dicha teo- ría? ¿Se trata de una aplicación o de un "injerto"? De todos modos, los procesos psíquicos en juego en los grupos no dejan de relacionarse con aquellos explicados por la teoría psicoanalítica en relación con los individuos. Freud abrió netamente esta investiga- ción señalando que la psicología social precede a la psicología individual, y planteando una teoría del fun- cionamiento de las "multitudes", naturales o "artifi- ciales". Ahora biep, sabemos que Psicología de las masas y análisis del Yo ( Freud, S., 1921) busca tanto la profundización de la teoría del aparato psíquico individual, de la tópica, de la identificación, como la elaboración de una teoría de los fenómenos colectivos. Sabemos también que Totem y tabú (Freud, S., 1912- 13) proporciona, ha jo la forma de una prehistoria de la humanidad, una respuesta mítica al problema fan- taseado de los orígenes. Además, estos textos freudianos no proceden de trabajos sobre el terreno, sino de estudios a posterio- ri, como ocurre en relación con la obra de arte: pro- ceden también de la crítica de teorías elaboradas por otros autores sobre el terna ( G. Le Bon, por ejemplo). Se comprueba, así, que el capítulo de las relaciones entre el psicoanálisis y el funcionamiento social no ha sido aún cerrado. ¿Por qué, entonces, el psicoanálisis no podría proporcionar una nueva contribución, ubi- cándose en los pequeños grupos en una posición que le permitiese escuchar, y acaso comprender? r,Qué obstáculos, dificultades o peligros podrían oponc•rsc a ello? El instrumental teórico constituye uno df' c•sos obs- táculos: en efecto, es posible que el psic ·o11111'al; ,1~. con su teoría freudiana, esté demasiado hic•n 1·1 I' ti pa do, tal como se dice de un soldado que c•st,\ l,i ,• 11 1·q11 1pado, protegido, fuera de alcance. Es dc:rto q11, , r 11 1111a si- PRbLOGO 9 tuación que no es habitual para él, el psicoanalista puede sentir la tentación de defenderse, aislándose en una torre de marfil y proyectando sobre la situación peligrosa fragmentos de teoría. No siempre es fácil conservar, entre sus concepciones teóricas y los hechos, una falla, un corte, que permita el surgimiento de lo nuevo, de lo incomprendido, de lo no previsto por la teoría. Otro peligro es el de no haber esclarecido su propio deseo de realizar un trabajo de grupo y no poder así percibir sus diversos aspectos, su evolución, sus avata- res. De ese modo, las dificultades posibles del psico- análisis de grupo se originan en su propia angustia y en la eventual utilización de su teoría como defensa. Se originan también en el lugar que puede ocupar "el grupo" como objeto de su deseo inconsciente y/ o de sus defensas: · tanto si el analista considera al grupo co- mo una totalidad, como un sujeto que demanda, atri- buyendo a este pseudosujeto una unidad que no tiene y que desea aprehender como si, por el contrario, te- me ver en él algo distinto de los individuos con sus singularidades, negando -¿defensivamente?- los efec- tos eventuales de su unión. De todos modos, la presencia del psicoanalista en un pequeño grupo de formación no deja de producir efectos, y, por otra parte, por causas muy precisas: si el psicoanalista se encuentra presente, lo hace por- que así lo quiere, y si los participantes se encuentranpresentes es porque lo han pedido. Se produce una confluencia entre el deseo del psicoanalista ( deseo que puede designarse también mediante el término de contratransferencia) y la demanda de los participantes, que lo articulan como pueden (lo que puede relacio- narse también con la transferencia). La presente obra precisa y desarrolla lo que surge de esta confluencia en el campo del grupo: qué material puede presen- tarse en esa situación -en particular el que represen- tan los sueños-; qué proceso, a nivel de las identifica- 10 PRbLOGO ciones, en particular, opera entonces entre los partici- pantes; qué es lo que determina al grupo como tal -¿fenómeno específico o ilusión original?-; cómo se presenta, después del estudio de la transferencia y de la resistencia, el problema de la interpretación. En si- tuaciones particulares, como los seminarios, se requie- ren desarrollos especiales. A este conjunto se lo puede designar mediante el término global de "trabajo psicoanalítico en los peque- ños grupos de formación", especificado por las acti- vidades ( perceptuales, comprensivas, interpretativas) que el psicoanalista sabrá aplicar, utilizando el apa- rato teórico de que dispone y que habrá adaptado a la singularidad de la situación. Sin duda, este "trabajo psicoanalítico" no deja de relacionarse con el "trabajo psíquico" que se realiza en grupo, en los participantes y en el psicoanalista, y del que el trabajo de duelo o el del sueño han cons- tituido, en relación con la cura individual, las prime- ras formulaciones. No es posible distinguir radical- mente trabajo psíquico en el grupo y trabajo psico- analítico del analista ( incluyendo la teorización que elabora): es evidente que están articulados entre sí; tampoco es posible, sin embargo, superponerlos o con- fundirlos. El capítulo referido al proceso grupal y a las identificaciones intentará deslindar lo que corresponde al trabajo psicoanalítico propiamente dicho. En más de una ocasión, y en diferentes lugares, se denunciará el pseudo trabajo psicoanalítico en los grupos (falso Edipo, ilusión grupal, escotomización o manipulación de la transferencia) . Acabamos de bosquejar, así, el plan de este libro. Sin embargo conviene aclarar que no se trata de un manual que se ocupa exclusivamente del problema en cuestión. En efecto, muchos motivos se oponen 1\ ello. El primero es el de que en este campo no (•xísl('ll co- nocimientos definitivos: existe sólo un sabt•r 1•11 movi- miento; Ese saber, además, varía según la <•xpc1ricncia PRbLOGO 11 y la problemática personal de cada uno. No es casual que en un momento determinado de la práctica se ca- tectice un tema determinado. Este libro ha sido construido, en consecuencia, como una recopilación de artículos sobre los grupos de for- mación, estudiados en una perspectiva psico;malítica, de acuerdo con la experiencia clínica y la elaboración teórica de cada autor que desarrolla, en esta perspecti- va, un punto determinado de la teoría o de la técnica, y no otro, por los motivos arriba mencionados. La coherencia interna de cada capítulo puede re- querir así desarrollos referentes a aspectos ya aborda- dos en un capítulo ·precedente, o que lo serán en un capítulo posterior, desarrollos que no necesariamente pueden superponerse: cada capítulo es una forma di- ferente y al mismo tiempo convergente de abordar la misma realidad. Los coautores de la presente obra trabajan desde hace un tiempo más o menos prolongado, según los ca- sos, y en diversos grados, con otros colegas en el seno de un equipo de psicoanalistas comprometidos en la práctica de los métodos de grupo. Este equipo comen- zó por exponer sus posiciones teóricas y por resumir sus desarrollos clínicos en dos números especiales so- bre los "Groupes", de la revista Perspectives Psr1chia- triques ( 1971, nQ 33, y 1973, nQ 41). Un artículo al que no podemos dejar de remitir al lector, titulado: "De la méthode psychanalytique et de ses regles dans les situations de groupe" ( D. Anzieu, 1971 a) precisa determinadas condiciones de vocabulario, de concep- tualización, de administración de la prueba, de con- signas, necesarias para el trabajo psicoanalítico en los grupos. Este mismo equipo prepara otros trabajos colectivos que ilustrarán, completarán, desarrollarán el bosquejo de una teoría psicoanalítica de los grupos planteados en la presente obra. Por razones de uniformidad clínica, y porque los autores poseen una experiencia más profunda en ellos que en relación con los grupos terapéuticos o institu- 12 PRÓLOGO cionales, las observaciones citadas en los siguientes ca- pítulos han sido tomadas, en su totalidad, de grupos de formación. Sin embargo, la confrontación con otros psicoanalistas que han desarrollado su práctica de los grupos en sectores diferentes nos ha conducido a la hipótesis de que los procesos inconscientes fun- damentales son idénticos en todos los tipos de grupo, lo que ya h::i.bíamos podido comprobar en relación con los grupos en los que hemos tenido la oportunidad de trabajar como psicoanalistas, como psicosociólogos, como formadores, como responsables, e incluso, en los que hemos estado como simples miembros. ¿En qué consiste la formación cuando los que la practican son psicoanalistas? Conviene, en primer lu- gar, distinguirla de la enseñanza, en tanto que ésta concierne siempre a procesos psíquicos secundarios ( actividades psicomotoras, formas diversas del tra- bajo del pensamiento). Consideramos que no puede lograrse una formación verdadera sin una moviliza- ción, en los sujetos, de los procesos psíquicos prima- rios, en particular de las pulsiones que han permane- cido en estado de estasis, y sin reestructuraciones consecutivas en la economía psíquica que se aseme- jan a las producidas por las psicoterapias breves y par- ciales. En ese caso, los interesados pueden lograr al- gunos aprendizajes sensoriales, musculares o mentales, para los que se encontraban bloqueados o respecto de los cuales no se había manifestado aún el deseo de aprender. Si en una primera etapa produjo este resul- tado, un ciclo de formación puede luego, en la etapa siguiente, sin descuidar la prosecución de la indispen- sable fomentación de fantasías, completarla mediante una actividad propiamente didáctica. En ese caso, la enseñanza pierde todo carácter magistral, consiste en intercambios de informaciones, en confrontaciones de experiencias, orienta el trabajo personal, suscita inte- rrogantes. Por otra parte, la capacidad de trabajar en esta última forma constituye un logro más de la for- mación, PRÓLOGO 13 Ello es más cierto aun cuando la formación se im- parte a "psiquistas" -psiquiatras, psicólogos clínicos, educadores especializados, trabajadores sociales, ani- madores culturales, formadores de maestros, de traba- jadores de salud, de ejecutivos de las organizaciones económicas o administrativas. El objeto del que solici- tan adquirir una mejor comprensión es el aparato psí- quico y se les responde -o al menos así debería ocu- rrir- que nadie puede comprender los fenómenos psí- quicos si no se encuentra personalmente implicado en situaciones en los que éstos son movilizados en forma intensiva y en los que su dinámica profunda puede ser esclarecida. Los aprendizajes se sitúan a nivel de los conocimientos o técnicas, mientras la formación con- cierne al sujeto a nivel de su ser en el saber, que es también el de su sentir ser consigo mismo y con los otros. La formación no reemplaza a la enseñanza, del mis- mo modo en que tampoco una enseñanza puede equi- valer a una formación. Toda práctica requiere el co- nocimiento y el manejo de reglas, el entrenamiento en ciertas disciplinas del pensamiento y del cuerpo, el so- metimiento a las formas y a los ritmos de las adqui- siciones: es éste el objeto, la meta de la enseñanza. Las leyes del proceso secundario son distintas de las leyes del proceso primario. Ser "psiquista", animar un grupo supone la asimilaciónde ambos. La enseñanza sin formación previa sólo familiariza con las primeras, la formación sin enseñanza ulterior con las segundas. Después de distinguir la formación de la enseñanza, corre<;ponde ahora distinguirla del psicoanálisis. La cura psicoanalítica proporciona al paciente la expe- riencia más profunda posible de su propio inconscien- te, a costas, por otra parte, de un difícil levantamiento de las defensas, de una activación de sus conflictos y de un muy prolongado trabajo de reorganización de su economía psíquica; de ese modo, logra que sea más receptivo en relación con el inconsciente de los otros, pero no le proporciona ni un saber ni un manejo téc- 14 PRbLOGO nico en lo que concierne a la aprehensi6n de ese in- consciente. El psicoanalista que conduce un grupo de formaci6n se ve capturado también, al igual que los participan- tes, en el juego de la fomentaci6n de fantasías, que despierta angustias, afectos y representaciones simb6- licas. Hacer descubrir a los interesados que lo que circula entre ellos en un grupo es el inconsciente, y bajo qué formas, sensibilizarlos para que desentrañen en un momento determinado de qué modo se relacio- na esa circulación con su inconsciente personal y de qué forma se relaciona con el inconsciente de otro, objetivos semejantes sólo pueden alcanzarse mediante un despliegue de los diversos tipos de transferencia solicitados por la situaci6n grupal y mediante un tra- bajo de interpretación de orden psicoanalítico. No co- nocemos otra vía de acceso para una comprensión del inconsciente, en tanto que éste constituye la base del ser del sujeto y que implica el reconocimiento de la problemática edípica, de las fijaciones pregenitales y de la angustia de castraci6n. La cura psicoanalítica individual, las psicoterapias grupales de inspiraci6n psicoanalítica van evidente- mente más allá de la "sensibilización", el "descubri- miento", el "reconocimiento", que acabamos de men- cionar en relación con la formaci6n, aun si estos pro- cesos se acompañan con determinados efectos de cam- bio en las identificaciones, las actitudes y las conduc- tas. En efecto, el psicoanálisis, tanto individual como grupal, busca desanudar los conflictos defensivos, lo que requiere modificaciones, de naturaleza y de difi- cultad diferentes, entre las instancias psíquicas y en el interior de estas instancias. Sin duda, estos conflictos, estas instancias tienen y no tienen que ver con los complejos de Edipo y de castraci6n, las pulsiones parciales y las organizaciones defensivas aferentes a ellas. Pero s6lo la cura puede analizar, es decir, des- montar y modificar, la organización de las relaciones ínter e intrasistémicas. En otras palabras, los conteni- PRbLOGO 15 dos inconscientes son los mismos en la cura y en la formaci6n, pero no los procesos formales. A medida que nuestro trabajo clínico, técnico y teó- rico sobre los grupos progresó, la formación se nos apareció como una forma de psicoterapia breve y par- cial. Restrictivamente, y en contraposición al trata- miento psicoanalítico propiamente dicho, ello quiere decir que ni la neurosis de transferencia tiene el tiem- po ni la oportunidad de establecerse, ni tampoco se analiza la neurosis infantil; de todas maneras, ello permite precisar también la originalidad específica de la experiencia formativa. En efecto, la formación a través del grupo introduce a los participantes a una dimensión del inconsciente diferente de la interacción del pasado infantil y del presente individual. Les per- mite aprehender, en una situación concreta común, la interacción entre muchos inconscientes semejantes ( el inconsciente es siempre el mismo), aunque pertene- cientes a organizaciones psíquicas diferentes. En rela- ción con esta dimensión, el psicoanálisis individual no proporciona formación alguna. Las técnicas de grupó son múltiples y se las puede utilizar con diversos objetivos. La pedagogía activa emplea de buen grado el estudio de casos preparados de antemano por el coordinador, la reunión-discusión centrada en un tema o en un problema, los juegos de simulación, el brain-storming, el panel, el Phillips 66, los tests de grupo e innumerables ejercicios prácticos de psicología social derivados de experimentaciones de laboratorio que requieren aparatos o materiales sumamente especializados. La formación, en función de los objetivos que aca- bamos de definir, no puede lograrse a partir de estas técnicas, ya que éstas siguen centradas en los procesos psíquicos secundarios y el dispositivo al que recurren ( el material, la tarea, la esquematización predetermi- nada de las actividades) favorece el refuerzo de los mecanismos de defensa del yo y actúa como pantalla contra el surgimiento del inconsciente. 16 PRbLOGO La experiencia de las sesiones de formación nos en- señó poco a poco cuáles eran las técnicas que se ade- cuaban mejor a los objetivos de orden psicoanalítico que buscábamos. Se trata de las técnicas que les per- miten a los participantes la mayor libertad para ser ellos mismos, sin pantalla intermediaria, en el interior de reglas de juego derivadas de las dos reglas funda- mentales del psicoanálisis ( no omisión y abstinencia). De ese modo, la implicación personal es inevitable, salvo defensa neurótica caracterizada, y la circulación fantaseada despliega sus efectos. Nos referimos a: el grupo de diagnóstico 1, el psicodrama, el grupo amplio de 40 a 60 personas, conducidos en forma no directiva, la discusión de casos, siempre que éstos sean presenta- dos por los propios participantes ( grupos Balint). A esta lista conviene añadir una técnica que en la actua- lidad domina sólo un pequeño grupo de especialistas y que, de acuerdo con la experiencia limitada que disponemos en relación con ella, nos parece también adecuada: nos referimos al grupo de relajación. Estos tipos de grupo sólo operan con plenitud si se los conduce en una perspectiva psicoanalítica, lo que a su vez requiere una formación psicoanalítica de los monitores. Estos pueden centrarse entonces en la comprensión y, llegado el caso, en la interpretación, de la resistencia y de la transferencia y la formación puede producir efectos terapéuticos. Precisemos, sin embargo, que las sesiones de formación que plantean a los participantes un tipo único de experiencia, sobre 1 En el grupo de diagnóstico ( o T-group, o "grupo de base" o "grupo de evolución"), siete a doce participantes, siempre los mismos, se reúnen muchas veces por día para mantener diálogos y debates libres e intentan comprender qué se intercambia en ellos. Un monitor participa en este grupo; no formula programa ni directiva alguna, pero garan- tiza las reglas constitutivas -de la situación y, a través de sus intervenciones, intenta facilitar la toma de conciencia de lo que subyace a la experiencia vivida en común. Acerca del sistema de las reglas del grupo de diagnóstico, cf. Anzieu, 1973 a. PR6LOGO 17 todo si son de corta duración ( tres días) tienen mu- chas menos posibilidades de producir esos resultados. Consideramos que los seminarios de una duración de por lo menos una semana, en los que alternan diversas técnicas y que combinan grupos amplios con grupos reducidos son los más adecuados como método for- mativo. Este método, que articula diferentes niveles de fenómenos con diferentes órdenes de actividades y que requiere que los monitores trabajen también en grupo que se autoanaliza, proporciona un prototipo pa- ra la intervención de tipo psicoanalítico en el fun- cionamiento de las organizaciones y de las institucio- nes. Es por ello que en los capítulos que figuran a continuación mencionamos a menudo a la institución del seminario, junto a los simples grupos de diagnós- tico y de psicodrama. Consideramos que proporciona el modelo de una metodología general de la interven- ción psicoanalítica en todos los conjuntos grupales que plantean una demanda de formación. Disponemos ya de múltiplespruebas acerca de la fecundidad de este modelo, que alimentarán textos ulteriores ( cf. Bléan- donu, 1973). La perspectiva psicoanalítica aplicada al grupo tie- ne necesariamente sus límites. El conocimiento de los mismos es indispensable para el investigador tanto co- mo para el clínico. Reflexiones críticas como las de A. Lévy ( 1972) y de R. Bérouti ( 1973) se hacen cargo de esta necesidad. Paralelamente, la fecundidad de esta perspectiva no deja desde hace años de afir- marse y diversificarse. Presentamos como pruebas las tentativas teóricas muy diferentes de Raoul Schindler ( 1964), en Austria, sobre los principales tipos de ro- les en los grupos; de Diego Napolitani ( 1971), en Ita- lia, sobre las fases de evolución de los grupos en psi- coanálisis institucional; de E. Pichon-Riviere sobre el grupo "operativo" y de M. C. Gear y E. C. Liendo ( 1973) sobre la meta psicología del grupo familiar, en Argentina. Más recientemente en Francia, el psico- análisis ha inspirado las investigaciones de René Kaes 18 PRbLOGO sobre las fantasías de la formación ( 1973a, 1973c) s~ bre la regresión ( 1973b) y sobre el poder ( 1973d) en los grupos, de Roland Gori sobre el objeto-palabra en los grupos ( 1972-3a) y sobre las teorías sexuales espiritualistas ( 1972-3b) de Didier Anzieu sobre las fantasías específicas de las situaciones grupales ( 1973b, 1974a, 1974b) de Héctor Scaglia sobre el período ini- cial. Una última acotación: sin los trabajos de Sigmund Freud sobre las masas y la cultura ( 1912-1913, 1921, 1929), sin los primeros descubrimientos psicoanalíticos acerca de las situaciones de grupos efectuados por los discípulos ingleses de Melanie Klein ( Bion, W. R., 1961; Ezriel, H., 19.50, 1966; Jaques, E., 19.51, 1955; Rice, A. K., 1965) no hubiésemos podido lograr que la teoría psicoanalítica de los grupos de formación y a partir de ella, quizás, la teoría de los grupos en general, avanzase un paso que consideramos funda- mental. No deberíamos dejar de mencionar tampoco otros precursores ( Aichhom, A., 1925; Balint, M., 19.57, 1968; Balint, M. y E., 1961; Braunschweig, D., Diatkine, R. Kestemberg, E., Lebovici, S., 1968; De- cobert, S., Soulé, M., 1972; Foulkes, S. H., 1948, 1964, 1966; Foulkes, S. H., Anthony, E. J., 19.57; Jones, M., 1968; Schneider, P. B., 1965, 1968, 1972), pero una re- ferencia minuciosa a sus contribuciones requeriría una exposición detallada -que por otra parte uno de nosotros ya bosquejó en otra obra ( Anzieu, D., 1971 a)- para la que carecíamos de espacio y que se habría integrado en forma deficiente a la perspectiva más sincrónica que diacrónica de la obra actual. So- mos conscientes de nuestra deuda para con todos ellos. También es cierto que nuestra deuda para con los participantes de los equipos con los que desde hace diez años vivimos la experiencia afectiva, profesional y científica de un grupo de monitores es por lo menos similar. PARTE I LOS SEMINARIOS "ANALÍTICOS" DE FORMACIÓN: UNA SITUACIÓN SOCIAL LÍMITE DE LA INSTITUCIÓN RENE KAES "Una de las primeras noches y no sin timidez, Jus- tin planteó una prOJ?Uesta que aparentemente sor- prendió a toda la asistencia: viviremos, dijo, como monjes en el monasterio; sin duda deberíamos es- tablecer una regla, sobre todo en lo que se refiere a nuestro empleo del tiempo. . .. No somos tantos, una palabra, una mirada y nos ponemos todos de acuerdo. . . hacemos nuestra ley a medida que la utilizamos". G. Duhamel, Le Dése,-t de Bievre! ., l. UNA HIPÓTESIS DE TRABAJO El estudio que figura a continuación se ocupa de los seminarios 1 "analíticos" de formación. Correspon- dería señalar a cada uno de estos términos, e incluso al conjunto sigpificante que constituyen con comillas, como motivo de una incertidumbre, de un cuestiona- miento referente a las significaciones que revisten, en la actualidad, en la práctica, la teoría y la ideo- logía, los seminarios, la formación y el psicoanálisis. El término "seminario" se relaciona con prácticas sumamente distintas, mientras otros términos ( prác- tica, sesión ... ) designan en algunos casos prácticas idénticas. Sin duda, sería inútil reducir la utilización flotante de estos términos a significaciones unívocas, 1 Me referiré aquí, en particular, a seminarios de forma- ci6n. Mi punto de vista los comprende como conjuntos gru- pales: este punto de vista permite conservar en el campo de mi análisis a los subconjuntos particulares constituidos por los grupos de formaci6n "aislados", como los grupos de diag- nóstico. En efecto, s6lo aparentemente son aislados y de estructura simple. Los principios de fundac:6n ( instituci6n), de diferenciaci6n ( organizaci6n), de elaboraci6n fantaseada en los que se desenvuelven la demanda y la oferta ( ideolo- gía) son comunes. Por último, el monitor está solamente en la fantasía que lo aísla -o mediante la que se aísla- del grupo colegial en el que se origina su función y su legitimi- dad; la presencia-ausencia del observador, por lo general, lo señala. Sólo existen, entonces, diferencias reales, aunque capitales, en lo que concierne a la organización de las formas de so- cialidad, del espacio y del tiempo ( § 2.1), heterogénea y compleja en el caso de los seminarios de formación de los que nos ocuparemos aquí. (211 22 LOS SEMINARIOS "ANALÍTICOS" DE FORMACIÓN salvo en lo referente a la seguridad y al beneficio ob- sesivo de disponer para cada cosa de una etiqueta bien ajustada. Consideramos que de ese modo se omi- tiría una interrogación fundamental que afecta, pre- cisamente, a lo que este uso flotante indica: una práctica social cuyo sentido debe permanecer oculto, ya que su revelación descubriría estrategias, tácticas o motivaciones poco claras, e incluso intereses difí- cilmente confesables. ¿Qué se propone, qué se busca en los seminarios, qué funciones les incumben en la dinámica y en la economía personal y social: la de un sueño, de un lugar de iniciación, de una instancia reguladora de los conflictos psíquicos o sociales, de una fiesta o de un intervalo provisorio pero prefigu- rativo ya de una sociedad nueva, la de un signo o de un emblema que se deben adquirir para identi- ficarse y diferenciarse de aquéllos que no lo han he- cho, que no participan, la de una etapa en la pro- moción social ... ? Plantear estas preguntas remite a otras interrogaciones acerca de lo que fundamenta y justifica la práctica de los seminarios como reali- zación posible de estas funciones. Podemos preguntarnos entonces qué ocurre con la "formación", con el proyecto que ésta sostiene, con la situación que requiere para funcionar, con los procesos que se desarrollan en ella, con los objetos que maneja. . . y con la demanda de los sujetos. Si se considera que más allá de la variabilidad de los proyectos, de las demandas, de las situaciones y de los objetos, la idea y la práctica de un cambio cons- tituyen la más pequeña referencia común de la idea y de la práctica de formación, no es entonces inútil saber qué cambia y comprender, al mismo tiempo, qué puede ser objeto de una evitación de cambio. Una vez más, enfrentamos aquí una interrogación acerca de lo que, en el deseo de formar, de formar- se y de ser formado, se articula en la demanda y en la oferta de formación y se concretiza en las prác- ticas de los seminarios de formación. UNA HIPÓTESIS DE TRABAJO 23 Sin duda, la calificación de esas prácticas como "analíticas" puede garantizar, por lo menos, que no se cerrará el debate acerca de su objeto y su sentido mediante una respuesta dogmática, mítica o ideoló- gica; que la propia acción del psicoanalista: reco- nocer -distinguir y aceptar- tanto en sí mismo como en el otro las formaciones y las formulaciones del de- seo le permitirá reconocer también qué articula el calificativo de "analítico" en lo referente a su propio deseo y al deseo del otro que acude hacia él con el objeto de encontrar un emblema, una razón social, un objeto (lo"analítico", el inconsciente, los grupos, la formación) que llegará a dominar. En relación con este punto, el calificativo de "analítico" no garantiza que la ilusión 2 no será siempre el lote del otro. De ese modo, así, y en lugar de partir de defini- ciones para preparar a priori un terreno de estudios, considero más conveniente aceptar como un hecho que en relación con los seminarios existe una oferta y una demanda, que se presentan como una activi- dad de formación, que en ellos opera un deseo de- terminado, un placer determinado, y que en ellos, también, se efectúa un cierto tipo de trabajo. Mi pro- pósito será entonces el de discernir, en la práctica de los seminarios de formación, cuáles son las con- diciones que posibilitan un trabajo de escucha, de análisis y de interpretación psicoanalítica; simultá- 2 En relación con este tema de la ilusión y del trabajo en la formación, bosquejé (1971 a) algunas hipótesis que retomaré en un artículo futuro. Una observación terminoló- gica : suelo escribir "analítico" en lugar de psicoanalítico, de acuerdo con el uso abreviado frecuente de este término, pero, al hacerlo, se plantean por lo menos dos interrogantes. El primero concierne lo que falta (psic-) y lo (lUe lo reem- plaza (socia-; grup-), como si en ese caso se manifestase co- mo necesaria una cierta economización de lo psíquico. ¿Con qué beneficio? Veamos ahora lo que queda: ¿lo analítico es un método general o una ideología de conquista? Aun las palabras forjadas para designar la disciplina que inventó el complejo de Edipo reciben así esta marca de la castración y de la fantasía de omnipotencia. 24 LOS SEMINARIOS "ANALÍTICOS" DE FORMACIÓN nearnente, ese enfoque investigativo proporciona el punto de vista -y de escucha- a partir del cual mi investigación será conducida y construida: se inten- tará reconocer en el deseo y en el inconsciente de los sujetos -actores en un seminario analítico de for- mación aquello que organiza esa práctica social, la institución que la promueve, las condiciones opera- torias del trabajo analítico. En resumen, se intenta considerar corno un motivo de trabajo psicoanalítico un cierto discurso y una cierta práctica cuyo objeto es el seminario analítico de formación, en tanto que en éste, además de sus intenciones, proyectos y obje- tivos, se manifiestan las elaboraciones de una fan- tasía de la formación, en particular en las formas sociales típicas del mito, de la ideología y de la ins- titución. Por ello mismo, las posiciones que asumo se sitúan en el propio campo del cuestionamiento psicoanalítico. Entre otras cosas, ello equivale a de- cir que el hecho de presentarlas corno hipótesis de trabajo no las ubica en absoluto en el frágil refugio de la prudencia científica; pese a todo, elaborar una hipótesis es soñar, científicamente. Se debe realizar una distinción, capital en mi opi- nión, en lo que la palabra Seminario designa. Con- sideraré, por un lado, al Seminario ( S) como forma de una práctica social de formación y, por otra parte, al seminario ( s) como situación operatoria que de- fine las relaciones concretas entre elementos ordena- dos con un objetiv.> de formación. Examinemos suce- sivamente estos dos aspectos. 19 El Seminario ( S ) es una forma particular de práctica social de formación. Ocupa un lugar y des- empeña una función en la organización y en la ideo- logía de una institución. En relación con ello, poco importa que ésta aparezca bajo las formas jurídicas diversas de una asociación, de una empresa o de un servicio público; no carece de importancia, por otra parte, que la institución dependa, por un lado, del UNA HIPÓTESIS DE TRABAJO 25 conjunto de las condiciones económicas y sociales que determinan su organización, su finalidad, su ideolo- gía, su poder y su autonomía y sería lícito preguntar- se, por ejemplo, por qué en algunas sociedades esa forma de práctica social de formación es posible, no así en otras, en las que resulta intolerable, o en be- neficio de qué grupos sociales y qué funciones so- ciales cumplen esas instituciones de formación. Pero, de todas maneras, lo que nos interesa aquí es descu- brir el vínculo necesario entre el Seminario ( S) y el principio instaurador en el que se conjugan los efec- tos del deseo de muchos sujetos. El seminario apa- rece entonces corno una forma de práctica forma- tiva determinada en varios niveles, entre los cuales el que nos importa a nosotros, el del deseo que la subtiende, se proyecta incluso sobre los otros: el he- cho de que el Seminario de formación funcione como práctica social institucional al servicio de la lucha o de la integración de las clases, de que revista así 1.1na significación política no es suficiente para explicar qué representa, en lo referente al deseo del que lo realiza, ese proyecto político; si no se lo interroga corno una elaboración social de su deseo. Una condición necesaria para la existencia social del Seminario ( S), es decir para la realización de la institución en cuyo marco se desarrolla, reside en que ésta formule su oferta, conforme a lo que indica su "razón social" manifiesta, y que a través de su ofer- ta "responda" a una demanda. El hecho de que la oferta presuponga la demanda indica eficazmente la propia dimensión de la demanda en la oferta de la institución; esta demanda es doble: es la de los ac- tores de la institución que encuentran en ella una cierta respuesta para su demanda, bajo la forma de una organización ( un grupo) de una ideología ( un i dcal, ideas capitales), de un proyecto ( elaboración ele una fantasía de formación), de una identidad ( "analistas", formadores), etc.; la demanda, así, es lo que apuntala a la institución en su existencia y en 26 LOS SEMINARIOS "ANALÍTICOS" DE FORMACibN su permanencia. Para decirlo de otro modo, en lo que ofrece la institución con.stituye la respuesta misma a la demanda que la sostiene. Su "razón social" aparece como la expresión y la forma socialmente admitida y valorizada de la demanda que la justifica: represen- ta en términos razonables su objeto. Acreditado por el propio hecho de la institución, entonces, el objeto se hace verosímil: en tanto que por su oferta la ins- titución significa a los que efectúan la demanda, que constituye el lugar y que proporciona la vía de acce- so a ésta, garantiza a aquéllos que el objeto que bus- can no faltará, puesto que con toda probabilidad ella lo ofrece. La institución articula así una serie de re- laciones de demandas y de ofertas de las que, por supuesto, el seminario de formación como objeto de la institución, constituye sólo el pre-texto. El califica- tivo "analítico" especifica un objeto posible del siste- ma oferta-demanda, y, al igual que todos los otros objetos de los que el sistema permite una denomi- nación, representa en el discurso de oferta y de de- manda el lugar del objeto imaginario 3 • Una impor- tante función de la institución es la de articular en una relación social la oferta y la demanda de objetos capturados en una fantasía. Permite así su simboli- zación, pero sólo funciona y se mantiene en tanto sigue buscando su realización. La demanda que reci- be y a la que a su vez informa señala, precisamente, las bases correctas de su proyecto, acredita en lo real que el objeto que propone no es sólo imaginario, del mismo modo en que, por la oferta que se le realiza, la demanda se garantiza la validez del objeto postu- lado: examinemos, por ejemplo, una "formación", una referencia "analítica", el pasaje por un "seminario" que para el que efectúa la demanda constituyen un 3 En relación con estos temas, véase P. Aulagnier-Spaira- ni (1967) : le "désir de savoir dans ses rapports a la trans- gression". Véase también, en la presente obra, el capítulo re- dactado por André Missenard : Identificación y proceso gro- pal, p . 349. UNA HIPbTESIS DE TRABAJO 27 signo o un emblema en sus relaciones sociales o en su búsqueda de identidad. El Seminario analíticode formación se instituye a partir de esta doble ilusión 4• La institución que articula su oferta y su demanda le asigna un estatuto y un papel en su organización y en su ideología. Se aceptará así que la propia existencia de la ins- titución sólo se basa en el deseo que constituye su principio instaurador y que se encuentra implicado en el sistema de la oferta y de la demanda. De ese modo, el instaurante no se reduce a un conjunto so- cial concreto determinado ( una asociación) que for- mula una oferta, sino que engloba la relación de este conjunto con otro, en el sistema oferta-demanda. En otros términos, se observa que, al igual que la oferta, la demanda constituye un elemento necesario del pro- ceso instaurador. Así, el Seminario "analítico" de formación se presenta como un servicio ofrecido a solicitantes eventuales -a clientes- sólo en tanto que objeto razonable de una institución. La incidencia económica de esta relación no es sólo un problema de finanzas, de imagen de marca, de publicidad, de producción y de consumo. También conviene com- prender qué posiciones ocupan, en la economía del deseo que opera en la institución del Seminario, los sujetos de la oferta y de la demanda, y sus objetos, Considerado como puesta en escena de fantasías, el seminario es el sueño de la institución, un sueño cuyo relato se elabora en mito y en ideología 11• En 4 Este rasgo no lo caracteriza como específico: la cura in- dividual, la demanda y la oferta de atención en un hospital, un centro de consulta, una universidad .. . , son el lugar de una ilusión semejante en cuya conservación o en el desligarse de la cual se ordena un cierto trabajo. 11 He planteado recientemente una serie de hipótesis acerca de las funciones y los procesos del mito ( 1970) y de la ideo- logía ( 1971 b) en los conjuntos grupales, sobre la base de lo clínica de los grupos de formación. Estas hipótesis cons- tituyen la base del presente trabajo; señalan, en particular, a estas formaciones como defensivas y cumpliendo una cuá- 28 LOS SEMINARIOS "ANALÍTICOS" DE FORMACIÓN tanto que en ella se ven implicadas relaciones y vínculos de grupos, la institución del seminario, a la manera de Borges, es el sueño de un sueño 6; de ese modo, se debe interrogar a la institución del Se- minario al igual que al seminario de la institución: como su objeto de sueño y como su obra, en la que se manifiestan el deseo, el placer y el trabajo de sus actores, al igual que las defensas que en ella elaboran. 29 Examinemos el segundo aspecto del seminario: seminario ( s) designa una situación operatoria que define las relaciones concretas de elementos orde- J;tados con un objetivo ( por ejemplo, un objetivo de formación) ; el seminario-situación ( s) determina las condiciones necesarias para el desarrollo de un tra- bajo, el del análisis y de la interpretación psicoana- lítica. El objeto de este trabajo es el conjunto de los procesos y de las elaboraciones que se desarrollan en esta situación, en su oportunidad; ello no implica en absoluto que se deba interpretar todos los proce- sos y elaboraciones, pero conviene considerar que la interpretación sólo afectará a aquello que se produce en función de la situación de los sujetos en seminario. Tanto desde el punto de vista clínico como teórico, comprender y analizar lo que ocurre en esta situación es una tarea que apenas comienza. En nuestra opi- nión, la distinción en el semiQario-situación de dos aspectos metodológicos fundamentales constituye, desde este punto de vista, una hipótesis útil: el pri- mer aspecto concierne a lo que se origina a partir de una cierta disposición de elementos en una situación social, tales como la organización de las formas de druple función: de fijación y de objetivación de la fantasla; de articulación y de transición en el pasaje entre la realidad pslquica interna y la realidad social exterior de interpreta- ción social estructurante y significante de estas realidades a las que se asigna un sentido común y socialmente autorizado; por último de identificación de los individuos y de los con- juntos sociales organizados. 6 En lo referente a esta relación del grupo y del sueño, cf. D. Anzieu (1966). UNA HIPÓTESIS DE TRABAJO 29 sociedad, del espacio y del tiempo, la instauración de un principio de comunicación y de relación ( regla fundamental) entre los sujetos. El segundo aspecto concierne a lo que define esa situación como situa- ción específica que permite -dentro de qué límites- un trabajo psicoanalítico. En la medida en que la ins- tauración de una situación de seminario se ordena de acuerdo con la instrumentación que ella supone para que un trabajo psicoanalítico sea posible, estos dos aspectos, como es evidente, están íntimamente ligados. De todas maneras, la distinción es útil, aun- que sólo sea para realizar una triple interrogación permanente. Por una parte, acerca del objeto y las modalida- des del trabajo psicoanalítico en una situación dada ( situación, por otra parte, planteada por el psicoa- nalista-interpretante o por el grupo de psicoanalistas- interpretantes); esta situación difiere -¿cómo?- de la de la cura individual, de los grupos de psicotera- pia, de las sesiones de enseñanza, de las prácticas de formación para técnicas determinadas: ¿cómo se ar- ticulan la demanda -y la oferta- de un seminario ana- lítico de formación con lo que deontológicamente es posible descubrir en él? Por ejemplo, ¿qué significa en esa situación "responder" mediante interpretaciones personales, es decir mediante un ersatz y un desplaza- miento, y con qué consecuencias 7? Por otra parte, también podemos preguntarnos qué situación de seminario se ajusta con mayor eficacia a un objetivo de formación personal de acuerdo con el método psicoanalítico: con muchos colegas 8 hemos comprobado que el hecho de proponer conferencias, proyecciones cinematográficas o, incluso, un tema en un seminario analítico de formación constituía una pantalla defensiva que en ese momento, de buena fe 7 A. Missenard ( 1971) se ocupó de estos problemas en 11n articulo: Dépression et petit groupe, dépression en petit groupe, groupe déprimé? 8 Con los que trabajamos en el seno del C.E.F.F.R.A.P. 30 LOS SEMINARIOS "ANALÍTICOS" DE FORMACIÓN -e ingenuamente- consideramos corno pantallas pro- yectivas -para los participantes. Sin duda, es nece- sario instaurar un mínimo de organización en un se- minario, puesto que se debe aceptar a las defensas como condición sine qua non de la estructuración de los intercambios y de la simbolización, pero acaso, ¿el criterio de su pertinencia no es su función en la eco- nomía del trabajo psícoanalítico? Pero se nos planteá nuevamente aquí el primer interrogante. Por último, aunque no en último lugar, la interro- gación acerca del seminario-situación, en lo que de- pende de la institución del seminario, permite com- probar que las opciones metodológicas y técnicas pue- den verse afectadas por los movimientos, los ideales, los modos de organizaciones que determina el Semi- nario como institución. Considerar a la situación de seminario como pura autonomía en lo que se refiere al origen en un deseo del que la institución es media- dora, compromiso sensible a las diversas presiones sociales, equivaldría a cegarse y a volverse sordo, sal- vo en lo que se refiere a las imágenes y a las voces de la fantasía. Sólo si se acepta esta interrogación se verá que el seminario, siendo un sueño, no es un ensueño ( songe) . La hipótesis de que en el semina- rio-situación se encuentra -y se localizan- el conjun- to o algunos de los caracteres que definen a la ins- titución del seminario es una hipótesis verificable. Institución del seminario y Seminario de la institución: estudio de un caso Plantearé como ejemplo lo que ocurrió hace algu- nos años en una asociación promotora de semina- rios de formación con la cual trabajo. En esa época estábamos sumamente interesados en la comprensióndel funcionamiento de las sesiones de grupos amplios a las que designábamos entonces como "sesiones ple- UNA HIPÓTESIS DE TRABAJO 31 narias" y que reunían al conjunto de los participantes, incluyendo al equipo interpretante, todos miembros de la asociación. Por otra parte, estaba planteado en- tre nosotros el debate acerca de la naturaleza de nuestro vínculo de asociación, acerca del placer que sentíamos en trabajar y en estar juntos. Además, cada uno de nosotros realizaba diversas actividades que no se relacionaban con nuestra reunión: salvo en lo refe- rido al tiempo y al espacio. de un seminario anual. En lo que concierne a la teoría, la clínica, la meto- dología de la conducción de un seminario, considerá- bamos entonces que el seminario en su conjunto se juega en las sesiones plenarias: pensábamos así, y lo decíamos, que todas las otras actividades y modos de reunión del seminario se subordinaban a este ob- jetivo: vivir y comprender, en las sesiones plenarias, al seminario en su totalidad. Experimentábamos la di- ficultad para lograrlo: cuando no estaba paralizado por la angustia típica de las situaciones de grupo am- plio, cada uno de nosotros elaboraba hipótesis bas- tante caóticas, a menudo ideologizantes, en todo caso divergentes en relación con las de los otros miembros del equipo. En ese momento, sin embargo, coincidía- mos bastante ampliamente en considerar que las se- siones plenarias representaban el lugar de nuestro miedo y de nuestra espera. En una oportunidad, leí- mos el prospecto impreso en el que presentábamos la situación del seminario a los "solicitantes" y "descu- brimos" entonces el siguiente anuncio referido a las sesiones plenarias: "al término de cada jornada, los or- ganizadores y los participantes se reúnen. Las sesio- nes plenarias permiten la unidad de conjunto del se- minario, que durante el resto de la jornada se en- cuentra fragmentado en grupos de trabajo y en en- cuentros individuales". Valía la pena leer lo que de- cíamos acerca de nosotros: "El equipo que . .. se ocupa de la preparación y de la conducción del semi- nario busca la homogeneidad. Los que lo integran se 32 LOS SEMINARIOS "ANALÍTICOS" DE FORMACibN han unido en función de puntos de vista muy seme- jantes acerca de los grupos. A través de la diversi- dad de sus personalidades, tienen en común caminos análogos en su propia formación y el mismo tipo de experiencia en su práctica ... ". Evidentemente, también se debía leer lo siguiente: "en una semana por año, nuestra asociación se reúne. El seminario, que es particularmente nuestra sesión plenaria, per- mite la unidad de conjunto de nuestro grupo, que el resto del año se encuentra fragmentado en equipos de trabajo y en encuentros individuales. En esa se- mana vivimos la experiencia de que, más allá de nues- tras diferencias, nos sentimos solidarios de una mis- ma totalidad". De todas maneras, y en la relectura proyectiva, ese fue el conducto que encontrarnos pa- ra nuestro interrogante acerca de nuestro deseo y su elaboración en la institución de un seminario -que pretendíamos entonces "analítica" metodológicamen- te "pura", Gracias al análisis de nuestras relaciones y de nuestras catexias en _el seminario y en la asocia- ción, el siguiente año permitió un cambio notorio en la conducción y la teoría de los grupos amplios; al año siguiente, consideramos la organización de varios seminarios conducidos por equipos diferentes. . . En la actualidad, considero que, gracias al deslinde pro- gresivo de su vínculo simbólico, este reconocimiento de la dimensión imaginaria en nuestra "obra" permi- tió un trabajo de análisis de nuestra experiencia, del que el presente estudio constituye un efecto. Tendré la oportunidad de desarrollar más adelante lo que ya se adivina: la necesidad de analizar la re- lación entre la institución y la situación de seminario, si es cierto que toda institución tiende a realizarse en las situaciones más conformes al deseo de sus ac- tores. Sin embargo, esta tendencia es contradictoria con el proyecto mismo de instaurar una situación que permita un trabajo psicoanalítico. El deslinde a tra- vés del análisis de las relaciones entre el seminario- UNA HIPÓTESIS DE TRABAJO 33 situación y el seminario-institución, y su implicación particular en esta relación 9• El intercambio fantaseado La distinción entre estos dos aspectos principales del Seminario ( S,s) permite establecer sus relaciones y comprender al mismo tiempo el resorte fundamen- tal de los intercambios en la situación de seminario: por mi parte, considero válida la hipótesis de que lo que instaura el vínculo social en un seminario es sólo, en su estructura psíquica, el intercambio de las fan- tasías a través del sistema social articulado de la oferta y de la demanda ( S), ubicados en la situación de ser elaborados y simbolizados gracias a un dis- positivo de verbalización y de interpretación: este dispositivo es instaurado, en particular, mediante una organización determinada de las formas de socialidad ( socialité), del espacio y del tiempo y mediante la enunciación por parte del psicoanalista de una regla de comunicación y de relación. El intercambio fan- taseado concierne a todos los actores de la situación según sus relaciones de identificación ( de objeto, de personas, de grupos, de ideas, etc.) y en las posi- ciones antagónicas y complementarias que represen- tan en relación con el deseo y la defensa; menciona- ré dos ejemplos: la relación de los sujetos en la si- tuación de oferta y de demanda se articula alrededor de un objeto o de una serie de objetos supuestamente intercambiables y canjeables de acuerdo con sus afi- nidades de equivalencia, de contraste, etc.; se canjea así una participación en el seminario -analítico- de formación ( objetos manifiestos que suponen otros ob- 0 En este artículo sólo indicaré algunos aspectos del rol y del funcionamiento de equipo de psicoanalistas interpretan- tes, puesto que en un artículo futuro me propongo efectuar un estudio más sistemático. 34 LOS SEMINARIOS "ANALfTICOS" DE FORMACIÓN jetos capturados en la fantasía del que ofrece) a cambio de un saber-una experiencia-un emblema-una identidad. Pero se trata sólo de elaboraciones secun- darias de significados fundamentales que el seminario- seno-matriz-vientre-falo soporta y que los sujetos me- tabolizan en sus discursos en situación. Por estas mis- mas causas, la relación entre los seminarios ( S-s) pue- de entenderse como la realización de la fantasía del que lo instituye en la situación, o la situación como elaboración del aspecto defensivo de la fantasía del instituyente: sea, por ejemplo, la puesta en escena y la puesta a prueba de la fantasía de omnipotencia y de su correlato agresivo-destructivo o, sino, la fan- tasía de castración, su puesta en escena y a prueba en el reaseguro de ser omnipotente, de ser un héroe ... Estas dos "posiciones" del seminario ( S,s), el tipo de intercambio que las subtiende, definen una ten- sión entre proyectos opuestos o incluso contradicto- rios. Es muy posible que la realización, el análisis y la interpretación de esta situación califiquen a la es- pecificidad del proceso de formación y de la situa- ción del semjnario analítico. La tendencia a la "realizaci6n" Ya lo hemos presentido, en efecto: como forma de una práctica social ligada a una institución, el Se- minario tiende a realizarse en la situación como el lugar y el tiempo de su objeto, de su ideología y de su mito, de su organización. Tiende a servir entonces los intereses y a satisfacer el deseo último de un ins- tituyente, en detrimento del otro. La relación inau- gurada en el sistema oferta-demanda tiende así a re- solverse en beneficio de un término que dominaal otro. Esas condiciones se dan cuando el seminario ( s) sirve principalmente para un objetivo que excluye la UNA HIPé>TESIS DE TRABAJO 35 formulación del deseo del otro que, así, es negado, ignorado, explotado.Sería posible citar muchos ejemplos en ese senti- do: por ejemplo, que una empresa envíe para que "se formen" en un seminario a empleados "inadap- tados", para proteger todo statu qoo en la empresa; que se le asigne a un seminario un objetivo de inte- gración social o de revolución; que se busque su signo emblemático para una promoción social, o, incluso, que un equipo de "analistas" persiga, como objetivo último y exclusivo, un objetivo noble, por ejemplo de conocimiento científico ... La realización de esos objetivos, es decir el de la fantasía y de las pulsiones que los organizan ( ver, saber, destruir, reparar, integrar, dislocar ... ) no de- be dejarse de lado por razones "morales": en efecto, al mismo tiempo que la tendencia a realizar drena los materiales mismos del trabajo -y para el trabajo- psicoanalítico, la realización de estos objetivos se en- cuentra en contradicción con los métodos y los obje- tivos de deslinde de este trabajo. Fuera de esta pers- pectiva, la demanda se cierra con la realización ilu- soria de su objeto. El intercambio fantaseado, en lugar de descubrirse como tal y en su relación con los ob- jetos manifiestos de la demanda y de la oferta, se paraliza en este intervalo onírico, alucinatorio, en el que el otro ya no existe como sujeto deseante sino que está constituido como objeto de la necesidad o del placer exclusivamente. Desde un punto de vista clínico, esa eventualidad se significa a menudo por la nngustia que sienten los participantes de un semina- rio de ser reducidos por otro, por ejemplo por el equipo de analistas-interpretantes, a la necesidad que experimentan por su cuenta. Esta angustia si no es proyectada defensivamente por el equipo, es decir si éste se permite considerarla como lo que le es sig- nificado en la transferencia, no podría producirse sin que el equipo interrogue esta eventualidad mortífera de ser sólo el objeto del placer del otro, como di- 36 LOS SEMINARIOS "ANALÍTICOS" DE FORMACIÓN rnensión de la posible perversión de su deseo. El equi- po interpretante puede o no aceptar ocuparse de ella y reconocer a mínima que en la contratransferencia ese otro constituido por el solicitante-participante, ese objeto que es el seminario o el saber representan también el lugar que en el pasado ocuparan otros en relación con tal o tal otro miembro del equipo y que en la actualidad ocupan nuevamente en relación con el equipo en su conjunto. Se aceptará así que, como situación determinante de la posibilidad de un trabajo psicoanalítico, el se- minario sólo puede funcionar si no se realiza como un objeto del instituyente, como su institución, como el lugar y el tiempo de aplicación de su ideología, corno su epopeya. Y se debería admitir, incluso, que un ob- jetivo de formación o que el propio trabajo analítico 10 pueden ser catectizados como objetos ideológicos y funcionar como tales, es decir como realización per- vertidora y ocultación defensiva del deseo. Al límite, el seminario puede tener por añadidura un efecto for- mativo, al funcionar como lugar de la suspensión de la realización del deseo; efecto formativo, es decir de descubrimiento del objeto demandado-ofrecido por sujetos deseantes reunidos en una situación supuesta- mente apta para procurárselos. El seminario sólo funciona entonces para hacer sensible a los sujetos, a través de la experiencia de los avatares del objeto capturado en un intercambio fantaseado, la estructu- ra inconsciente de su deseo, en particular _de su deseo instituyente en la situación: este descubrimiento, que implica al equipo interpretante en su modo de exis- tencia grupal, sólo se produce ::.>. través del análisis y 10 Intenté analizarlo en un estudio ( 1971 b) acerca de los procesos y las funciones de la ideología en los grupos. Con- sidero que las proposiciones que aquí formulo también pue- den aplicarse al funcionamiento de toda institución en la que se efectúa un trabajo psicoanalítico, por ejemplo un estable- cimiento de diagnóstico y de atención: consultas, servicios hospitalarios, institutos médico-pedagógicos ... UNA HIPÓTESIS DE TRABAJO 37 la interpretación de lo que se instituye constantemen- te en el seminario. Si · se considera, por último, que la situación de seminario engendra una tensión entre un proceso de realización ( en particular institucional) y un proceso de análisis, o desligadura, de las implicaciones fan- taseadas en estas realizaciones, se comprenderá enton- ces que la situación de seminario comporta la necesi- dad de un análisis y de una interpretación de la ins- titución del seminario como Seminario de la institu- eión. En mi opinión, es ésta una de las tareas fun- damentales del grupo de los psicoanalistas-interpre- tuntes. Debo retornar ahora estas diferentes proposiciones 1• intentar una articulación sistemática, es decir con- S<'cuente, de los elementos que constituyen la insti- tución y la situación del seminario ( S,s). Para lo- ~rarlo, desearía formular algunas observaciones a par- tir de las consideraciones precedentes: /,os determinantes del dispositivo 19 No es posible definir al seminario como situa- l'ión "objetiva": ésta sólo existe en relación con una institución, es decir, más precisamente, con los pro- y<·ctos de sujetos deseantes y susceptibles de modifi- <·arla y de cambiar. Considerar que la situación de- ¡wnde parcialmente del conjunto de las condiciones <·on las que se la construye no significa en absoluto qnc en ella todo esté rigurosamente predeterminado: c~s conveniente considerar que si algo imprevisto puede ocurrir se origina en el hecho de que el sur- ~irniento del deseo es, por su parte, imprevisible. La lc•ndencia anal a mantener el "control" del seminario, 11 anticipar su desarrollo. señala, en este caso, el temor el< : la pérdida del objeto, o la de un cuestionamiento 38 LOS SEMINARIOS "ANALÍTICOS" DE FORMACibN de sí por el deseo del otro: aquí encuentra su justi- ficación el proceso ideológico. Se considerará también que el dispositivo técnico puesto en juego en la situación es afectado, a su vez, por la historia -y debemos aclarar a qué nos referi- mos: por un cierto estado de la historia de las técnicas, puesto que en ella opera, en el nivel que nos interesa, el deseo de un sujeto. En relación con ello, sería in- teresante considerar de qué modo se estableció -a posteriori- como norma técnica la ubicación espacial del paciente y del psicoanalista en la cura individual: en esta construcción se descubre un Freud incómodo en la situación frente a frente 11• Qué ocurrirá, enton- ces, en relación con las opciones técnicas tales como las modalidades de agrupamiento: grupos amplios, pequeños grupos ... , con su denominación: semina- rios, sesiones plenarias, grupos de base . . . y con el nombre que adoptan los sujetos: participantes, concu- rrentes, staff, monitores y animadores 12 • • • Por últi- mo, se debe considerar sin lugar a dudas que la meto- dología de la situación es tributaria del estado del sa- ber teórico y práctico, que permite concebir, inter- pretar, justificar y también replantear en la investiga- ción lo que ocurre en el seminario. Ya he mencionado las significaciones defensivas que podía asumir la uti- lización, en un seminario analítico de formación, de conferencias, de proyecciones cinematográficas, de ejercicios prácticos de dirección de reuniones . . . Más fundamental -por ser más determinante en lo que se refiere a la interpretación- es el estado de precisión 11 Por supuesto, ninguna anécdota deja de ser motivo para una interrogación acerca del deseo -y la defensa y, por lo tanto, para una justificación. ¿Qué significación asume el hecho de pasar del sillón analítico al de la relación grupal frente a frente? ¿O del diván a la silla alrededor de una mesa ... ? 1Z En ese sentido cf. un trabajo de R. Kaes, "Séminaire : le mot, la chose et l'usage dans la pratique form'.ltive. Contri- bution a l' étude de la fantasrnatique de la forrnation."U NA HIPbTESIS DE TRABAJO 39 «·pistemológica y conceptual que poseen y en el que se utilizan conceptos como el de transferencia y escisión de la transferencia en los grupos ( A. Béjarano, 1966, 1971 ) de identificaciones ( A. Missenard), fantasía ( R. Dorey, 1971), lo imaginario, la ilusión ( D. Anzieu, 1966, 1971a, 1971b, 1972a, 1973b, 1974b), regresión ( R. Ka~s, 1973b) y, por supuesto, el concepto de grupo (J. B. Pontalis, 1958-19.59; 1963). La teoría y la metodología de la situación son parti- cularmente sensibles a las elaboraciones sociales, míti- cas e ideológicas del intercambio fantaseado: estas <'Onstrucciones plantean como objetos absolutos lo que sólo es problemático, alejan de la diferencia, del de- venir y de la historia un fetiche, cerrando así en una respuesta definitiva y "plenamente" satisfactoria un problema vital. Sin embargo, la situación no puede ser más que una hipótesis de trabajo. La funci6n interpretante 2Q La infiltración, en la situación de seminario, de las elaboraciones de la fantasía que instituyen al semi- nario no es algo ni "bueno" ni "malo". Se trata de una necesidad que sostiene la situación, tal como el deseo sostiene su oferta y su demanda, aunque sin reducirla a su fin. Pero el problema es precisamente éste: aun- que el seminario-situación comprenda todas las impli- caciones del Seminario -forma de una práctica insti- titucional, sólo se distingue de su origen si implica una diferencia fundamental: un dispositivo que permita el reconocimiento de lo que ocurre en el seminario como ligado -aunque no idéntico- a la institución; un dis- positivo, así, que permita la manifestación del deseo del instituyente en la situación, y su reconocimiento. Este dispositivo es una función del equipo de los psicoanalistas a los que D. Anzieu, pp. 255-9, reconoce la triple función de fundadores, de legisladores y de 40 LOS SEMINARIOS "ANALÍTICOS" DE FORMACIÓN interpretantes. Quiero decir con ello que lo que instau- ra la base de este dispositivo de diferenciación y de reconocimiento, con anterioridad a toda otra función, es la existencia y el modo de existencia de este equipo. En efecto, la función interpretante sólo es posible en esta posición específica del staff, bajo la condición de que no se capture en una identificación ni con la institución, ni con el instituyente ni con su propio ideal de acuerdo con un régimen identificatorio pri- mario o secundario, sino que, por el contrario, pueda replantear constantemente su interrogación acerca de lo que califica a su modo de existencia como grupo en la situación. Esta posición cuaternaria, diferente de la de los actores y distinta de la de una posición de tercero-árbitro constituye una de las paradojas del grupo de los interpretantes y una particularidad del análisis elaborado en grupo; esta posición determina su funcionamiento como equipo interpretante: en efec- to, el trabajo psicoanalítico requiere a la vez la dis- ponibilidad de los miembros del grupo en relación con el intercambio fantaseado, como lugar de su ocio y de su placer de escucha, y la no realización de la fanta- sh, como condición para permitir el deslinde de la ilusión y su interpretación. El intercambio fantaseado y su posible realización conciernen, evidentemente, a todos los términos de las relaciones inauguradas por el seminario. Al ser interpretante, el trabajo específico 13 del equipo de psicoanalistas concierne sus propias re- sistencias ante la posibilidad de frustración de su pro- pia ilusión grupal, sus actitudes seductoras ( mostrar en lugar de hacer oír, proporcionar una fantasía para su "consumo") frente a los otros y frente a sí mismo. El equipo interpretante es cuestionado como grupo psicoanalítico en el seminario en la implicación narci- 13 Es lo que llamo el análisis intertransferencial en el equipo de analistas. No pretende realizar un ideal analítico -aunque referencias idealizantes constituyen precisamente uno de los objetos de análisis. Véase también mi artículo (1971b): "Processus et fonctions de l'idéologie dans les groupes". llNA HIPÓTESIS DE TRABAJO 41 i.lsta de sus miembros a través de sus vínculos identi- ficatorios y la elaboración del ideal del grupo. Una situación social límite de la institución 3Q Por todas estas causas, es posible considerar a la situación de seminario como una situación social límite ele la institución. El descubrimiento de lo que se pro- duce en ella es posible sólo si se mantienen en sus- penso la realización del deseo en un objeto último, la realización institucional del seminario en una organi- zación y una ideología. La situación del seminario se presenta así como una époché, un momento de espera y de suspensión: a ello se debe, sin duda, que proli- feren en su marco los proyectos mesiánicos y utópicos. Ella mantiene a los actores en una situación límite, en la que está en juego lo inconcebible y lo injustificable, la vida y la muerte, en los confines de lo real y de lo imaginario: se revela como una estructura social de simbolización. Llegamos aquí a la hipótesis que Béjarano desarro- lla en esta misma obra: la situación de grupo y de seminario, como pre-bosquejo de un socius, reactiva el mito de la horda ( fantasía originaria de la especie- en tanto especie social) y, así, el pasaje del estado de naturaleza al estado de cultura, es decir, la simboliza- ción a través de la instauración de la prohibición del incesto y de la regla de exogamia. Debemos retomar y desarrollar ahora tres conjuntos de problemas: El primero concierne a la institución del Seminario ( S). Situaremos sus elementos constitutivos, es decir, su principio instaurador, su organización y su sistema ideológico. Como forma de una práctica institucional de formación, se debe interrogar al seminario no sólo a nivel de sus elaboraciones secundarias, sino también 42 LOS SEMINARIOS "ANALÍTICOS" DE FORMACibN como elaboración y aplicación sociales de una fan- tasía, como un objeto al que apunta el deseo del ins- tituyente. Se plantea así el interrogante de qué institu- ye el seminario: ¿Quién lo hace, para quién lo hace, con qué fines? El segundo concierne a la situaci6n de semina- rio ( s). Hemos formulado la hipótesis de que ésta incluye, por un lado, los caracteres de la institución pero que no es reductible a ella; que la situación es orientada por los requisitos del trabajo analítico, dicho de otro modo, que es un conjunto operatorio que com- porta dispositivos técnicos y metodológicos ordenados en el trabajo de análisis y de interpretación: entre es- tos se revelaron como fundamentales la existencia de una instancia psicoanalítica interpretante, que funcio- na en posición cuaternaria, el enunciado y la aplica- ción de una regla, la constancia de las condiciones ope- ratorias y la suspensión de toda realización fantaseada. Precisado esto, podemos ocupamos ahora de aquello que en la situación se presenta como un "dato" y de lo que está en movimiento y surge en forma imprevisi- ble, impidiendo así todo proyecto de control integral de la situación: en resumen, de lo que ocurre en ella. El tercero concierne al seminario analítico de for- mación como situación específica, o típica, del traba- jo psicoanalítico. En relación con ello, nos limitaremos a plantear un bosquejo que se ocupa de tres proble- mas: uno, de las propiedades de un sistema institucio- nal de oferta y de demanda; el segundo, de la posición · de los sujetos en una relación social que implica una situación de frente a frente plural; el último estudia el tipo particular de material y de proceso que cons- tituye un discurso colectivo, y las modalidades de tra- bajo de interpretación cuando el que lo efectúa es un grupo de psicoanalistas-interpretantes. 2. LA INSTITUCIÓN DEL SEMINARIO A. ELEMENTOS, RELACIONES, TIPOS Describiré, en primer lugar, la estructura fundamental de un seminario; éste implica la articulación de tres elementos principales, cuyadisposición particular está implicada en la situación; esta disposición define dife- rentes tipos de seminarios. Estos tres elementos son los siguientes: - a: un "ente" a, promotor de una forma de práctica social de formación; a es una institución y reviste una forma jurídica propia ( asociación p. ej.) o emana de una forma jurídica ( servicio de formación de una empresa, es decir, una organización específica de esta institución). Cualquiera sea el status jurídico de a, éste se organiza para la realización de un objetivo que sostiene y describe una ideología, a puede encontrarse <'n dos posiciones: a1: ofrecimiento de un seminario ( S), a2: demanda de ( S) para un tercero. - b: un "ente" b, organizador del seminario como si- tuación ( s) ; es operador de la interpretación del sis- tema oferta-demanda y de lo que se desarrolla en ( s), que él instituye como conjunto operatorio. Por lo ge- neral se trata de un equipo de analistas ( staff) . - c: un "ente" c, solicitante de una formación (S) y coactor de ( s). Puede tratarse de individuos o de con juntos organizados. [43) 44 LOS SEMINARIOS "ANALÍTICOS" DE FORMACibN Se observarán así dos variedades de c: c 1 : en el caso en el que la demanda es directa y autodeterminada; c 2 : en el caso en que la demanda es indirecta y he- terodeterminada; por lo general, ésta es mediatizada por a2 que se dirige a a1 ( b) por cuenta de c. Las relaciones entre estos elementos fundamentales para que se produzca ( S, s) implican: x- un sistema de oferta y de demanda articulado a través de la designación de un ob;eto (bien, servi- cio ... ) al que apunta como un objetivo manifiesto. Este objeto funciona como el pre-texto de un objeto de deseo en sus relaciones con cada "ente", En rela- ción con él, entre a, b, y c es posible que exista una tensión, divergencias. y- un argumento fantaseado que articula el deseo de los participantes ( a, b, c) y que define la posición que ocupan recíprocamente en él, que ocupa en él el ob- jeto de la oferta y de la demanda y que implica un dispositivo de defensa frente al deseo. La elaboración social 'de este argumento constituye las formas y los contenidos ideológicos de los diferentes participantes ( por ejemplo, la elaboración ideológica de la fantasía de formación, de cambio ... ) . Este argumento se ac- tualiza en el seminario ( s) de acuerdo con el disposi- tivo que permite su simbolización. z- las condiciones que afectan al seminario ( s) como instrumentación de un trabajo de análisis y de inter- pretación de x y de y. La posición de b ( staff) se caracteriza, en tanto es ordenada en función de este trabajo, como una posición cuaternaria: en un modo dual no podría identificarse con a, ni con c ni con el propio b, ni, en consecuencia, determinar para su uso y beneficio exclusivos ninguno de los subconjuntos relacionales del seminario ( S, s) . Esta posición de abstinencia hacia la que tiende c define una de las condiciones fundamentales para el 1 A INSTITUCIÓN DEL SEMINARIO 45 1·jcrcicio de su rol. Desarrollaremos más adelante las implicaciones prácticas y teóricas de esta posición me- todológica de c. Distingamos ahora diferentes tipos de seminarios <¡uc engendran las organizaciones particulares de estos dcmentos y de estas relaciones. Me referiré aquí a tres variables típicas observables en la experiencia de los seminarios. - Tipo A: a2(S) contiene b(s); a2(b) propone (S, s) ll C2, E¡emplo: una Asociación ( que posee así un objetivo, una razón social, una organización, una ideología) ofrece seminarios de formación; reúne y recibe las de- mandas de los participantes; algunos de los miembros de la asociación funcionan como staff y definen los earacteres operatorios de la situación de seminario. Este tipo representa el caso más simple de las re- laciones entre los elementos; no por ello es el menos complejo en lo que se refiere a las condiciones del trabajo analítico. En la medida en que a se prescribe a sí mismo como b, la problemática del deseo se des- pliega en las imbricaciones de los vínculos jurídicos y libidinales que "asocian" a y b. Desde el punto de vista institucional, el análisis concierne a las relaciones intrainstitucionales y al status de c, en todos los casos co-instituyente y objeto posible del deseo conjugado, posiblemente opuesto, del par ( a, b) . - Tipo B: a2 contiene a c2; b ( s) es demandado por a2 ( S) para c2; b puede ser un elemento a1 • Efemplo: una Asociación, un servicio (puede tra- tarse de una empresa, una administración) solicita para algunos de sus miembros un Seminario de formación. Se dirige a un ente formador constituido o no en a. Este tipo representa un caso de relaciones más com- plejas entre los elementos, pero permite que aparez- can con mayor nitidez los términos del trabajo ana- lítico en lo que se refiere a la posición cuaternaria de b: a1 realiza una oferta doble, a c2 y a a, que él cons- tituye en b. El trabajo de b concierne a la serie de los 46 LOS SEMINARIOS "ANALÍTICOS" DE FORMACibN pares ( a2, C2), ( a2, b), ( b, c2), ( b, a1) y a sus re- laciones. Desde el punto de vista institucional, el aná- lisis concierne relaciones interinstitucionales. -Tipo C: representa un grado de complejidad supe- rior del tipo B. a1 ( S) contiene a2 ( S) que contiene c2; b es solicitado por a1 ( S) para a2 ( c2) : a1 puede contener a b o b ser contenido por a1, Ejemplo : el de una institución ( una asociación, una empresa) que propone un Seminario a otras institu- ciones para sus adherentes: el staff forma parte de la institución promotora o, sino, es contratado, eventual- mente en tanto que institución, por ésta. Este tipo representa un caso de estructura social y de relaciones interinstitucionales más complejas. El trabajo del staff tiende a efectuarse en el marco de una situación operatoria que reproduzca en una me- dida cada vez mayor las condiciones reales de las re· laciones sociales. Comentario de conjunto Cada uno de estos tipos se caracteriza por lo que es variable y por lo que es fijo: lo variable son las con- diciones de institución del Seminario, es decir las re- laciones entre a, b y c, en tanto que vinculan organi- zaciones e ideologías que actúan en el sistema de la oferta y de la demanda sociales. Estas condiciones afectan a los elementos implicados en la situación del seminario, ya que ésta depende, por un lado, de las estructuras sociales que la promueven. La situación del seminario, sin embargo, no es reductible a su ins- titución; se encuentra abierta a acontecimientos que desbordan el dato institucional. Lo único constante es la posición cuaternaria de c: sólo esta posición per- mite, con las condiciones operatorias que impone, un trabajo psicoanalítico de interpretación y de desliga- miento. De los tres tipos aquí presentados, sólo A y B son LA JNSTITUCibN DEL SEMINARIO 47 netamente diferenciados; el tipo C es una variante, más compleja, de B. Proseguiré mi exposición exami- nando, en particular, la institución de seminario de tipo A, en la medida en la que este tipo aparece como una estructura social simple, aunque en él las condi- dones del trabajo psicoanalítico, dada la singular po- sición de b, son particularmente problemáticas. 14 11. EL INSTITUYENTE: ORIGEN, DESEO Toda interrogación acerca del instituyente tropieza <'OD el problema de su deseo como investigación fun- damental acerca del origen: de quien instituye y de qué se instituye. Como institución y como situación, c•I Seminario es el motivo de este único cuestionamien- to, tanto si éste afecta su razón social como si concier- 11c a la regla y el método que lo determinan corno tea- 1 ro de las operaciones. El Seminario sólo aparece co- mo situación instrumental a través del análisis y de la Interpretación de aquello que, antes de que se lo per- ciba y verbalice, se encuentra catectizado en él. De c•sc modo, el problema del origen, necesariamente, só- lo se plantea a
Compartir