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Lindsay Paige You Before Me ePub Bl1.2 Bookland 31.12.16 Aviso La traducción de este libro es un proyecto del Foro Bookland. No es ni pretende ser o sustituir al original y no tiene ninguna relación con la editorial oficial. Ningún Colaborador-Traductor, corrector, Recopilador— ha recibido retribución material por su trabajo. Ningún miembro de este foro es remunerado por estas producciones y se prohíbe estrictamente a todo usuario del foro el uso de dichas producciones con fines lucrativos. Bookland anima a los lectores que quieran disfrutar de esta traducción a adquirir el libro original y confía, basándose en experiencias anteriores, en que no se restarán ventas al autor, sino que aumentarán el disfrute de los lectores que hayan comprado el libro. Bookland realiza estas traducciones porque determinados libros no salen en español y quiere incentivar a los lectores a leer historias que las editoriales no han publicado. Aun así, impulsa a dichos lectores a adquirir los libros una vez que las editoriales los han publicado. En ningún momento se intenta entorpecer el trabajo de la editorial, sino que el trabajo se realiza pura y exclusivamente por amor a la lectura. Créditos Moderadoras Cr!sly & RebecaRocio Traductores AntoD Blonchick Elizeen Lorenita_166 Kathy92 Jane &Rebeca& Squarepants1o Valkiry2342 AnaSmith Jhosel LizHerondale StayStrong Ale Mika Angiekjn Gabbii Eva Masen-Pattinson ItBurnLikeIce Moderadora de Corrección KatieGee Correctores Shaz Anjhely Azhar23 Ruth M. Kora . Recopilación Eli25 Revisión Eli25 Diseño Shaz Editor digital kensha Sinopsis Ella es demasiado joven para él. Él es demasiado bueno para ella. Ella lo seduce lejos del caballero que intenta ser. Él la lleva a sus propias esperanzas y sueños. Ryan Kavanaugh no es el tipo de chica que los chicos llevan a casa de sus madres. Ella va a tener relaciones sexuales en la primera cita, va a maldecir sin pensarlo dos veces, y abrirá la puerta en vaqueros y un sujetador. Gabe O'Connor es exactamente el tipo de chico que las chicas quieren. Es oficial de policía y el buen tipo clásico que toma las opiniones de su familia en serio y se esfuerza por ser la mejor persona que puede ser. Dos personas en dos lugares diferentes en sus vidas siendo arrastradas en direcciones que no quieren ir. Ryan y Gabe luchan con lo que desean en su vida y en la del otro, así como lo que sus familias esperan de ellos. A veces, tienes que pensar en ti mismo primero. Capítulo 1 Ryan Traducido por AntoD y Blonchick Corregido por Shaz Esta soy yo en la cima del mundo. Estoy sobre mis manos y rodillas mientras uno de los chicos de la fraternidad (¿Tim, quizás?), tiene agarradas mis caderas fuertemente en sus manos mientras se empuja en mí. Es irónico que la música de fondo se trate sobre querer conocer mi fantasía. Esta no lo es. Él no dura mucho más y ya está apartándose. Maldita sea. Si estuviera un poquito más sobria, lo haría regresar y hacerme acabar también. Sin problemas. Puedo hacerlo yo misma. Él se fue, quién sabe a dónde, así que caigo de espaldas sobre la cama. Mis piernas están bien abiertas y mi mano se extiende hacia abajo para terminar con el trabajo. —¿En serio, Ryan? —dice él, entrando en la habitación justo mientras termino. Ey, al menos sabe mi nombre. Es más de lo que yo puedo decir de él. —Deberías haberlo hecho por mí —mascullo, cantando la última parte un poco. Satisfecha y demasiado borracha para seguir manteniendo mis ojos abiertos, me duermo antes de que él pueda decir algo más. Cuando despierto, aún estoy desnuda y mi cabeza está palpitando como si hubiera un taladro agujereando mi cráneo. Mierda, esto apesta. Me limpio mis desagradables ojos y tengo cierto tipo de contentura de que estoy sola en la habitación del chico de fraternidad, si es que siquiera es su habitación, por empezar. Mi memoria es confusa, por lo que todavía no sé quién es él. La habitación no tiene ninguna pista obvia, tampoco. Oh, bueno. Mi boca sabe asquerosa, y me estoy muriendo por cepillarme inmediatamente los dientes. Ugh. Tengo que regresar a mi casa primero. Gracias a Dios por los padres ricos. Al menos son buenos para algo. Consigo vivir fuera del campus gratis. Comienzo una búsqueda alrededor de la habitación por mi ropa, pero todo lo que encuentro son mi sostén, tanga y mi camisa. Después de buscar por un sólido minuto, me rindo con mis pantalones. Puedo conducir a casa sin ellos. Mientras estaba en la secundaria, me convertí en una profesional en entrar y salir a hurtadillas de la casa, y esto no será diferente. Mis padres no estaban en contra a que yo saliera, pero ser misteriosa sobre ello era mucho más divertido. Hay una emoción que viene con ello, y cuando no les importaba que me estaba yendo, yo decidía fingir que los riesgos eran mayores. Así que entraría y saldría a hurtadillas de mi casa como si fuera a estar en serios problemas si me atrapaban. Puedo hacer esto fácilmente. Por un lado, es mi casa. La parte complicada va a ser que es pleno día y no estoy usando pantalones. No es la gran cosa. Yo me encargo. Con mis hombros enderezados y la cabeza en alto, salgo de la casa de fraternidad llena con más cuerpos desmayados, mis tacones colgando de dos de mis dedos. Mis ojos se entrecierran una vez que abro la puerta y gimo. Maldito sol. Protejo mis ojos con mi mano y veo a mi coche estacionado junto a la acera. Gracias, Ryan sobria. Parece que fui lo suficientemente inteligente para estacionar cerca del edificio. Corro hacia mi coche, abro la pequeña puerta cuadrada que da al tanque de gasolina, agarro mis llaves y luego me deslizo en el asiento del conductor. ¿Ves? Como una profesional. Debería ser una profesional por ahora, no por la cantidad de tiempo que llevo haciendo esto, sino por la cantidad de veces que he hecho esto. Agarro una banda elástica de la palanca de cambios y tiro mi ondulado cabello rojo oscuro en una coleta. Luego me pongo las gafas de sol para ayudar con esa espantosa luz solar antes de finalmente alejarme y conducir a casa. Ahora, me siento como si pudiera conquistar el mundo. Anoche no fue un buen ejemplo de mis normales sábados por la noche, así que estoy lista para llegar a casa, quitarme la suciedad de encima y cepillar mis malditos dientes. Odio los domingos por la mañana. Los. Odio. Estamos cerca de una ciudad universitaria, por el amor de Dios. ¿Por qué todo el mundo conduce como ancianos holgazaneando en una perezosa tarde de domingo? ¿Por qué? Probablemente para molestarme. Ya les he mostrado el dedo a dos personas mientras los pasaba. Soy tan esa clase de conductor que todo el mundo odia y enoja a las personas. Cómo sucedió, no estoy segura. Todavía tengo unos buenos quince minutos para llegar cuando el peor sonido en el mundo comienza. Sirenas. Sonando fuertemente para alertarme de la indeseada presencia detrás de mí. Maldito policía. Genial. Justo lo que necesitaba esta mañana. Me orillo en el lateral de la carretera e intento hacer que mi camisa cubra más de mis muslos, pero es inútil. Bueno, esperemos que a este tipo le gusten las piernas y luego podré irme con una simple advertencia. Él sale de su coche, por lo que bajo mi ventanilla mientras se acerca a mí. Dándole mi sonrisa sexi, digo dulcemente: —Buenos días, Oficial. Es mayor que yo, y muy caliente. La etiqueta de su nombre simplemente dice «O’Connor». No puedo ver mucho de su cabello, pero sé que es marrón, así como sus ojos y barba, que es un poco espesa. Sus ojos inmediatamente aterrizan en mis piernas desnudas y juro que se ruboriza. ¿Qué clase de hombre se ruboriza? Sin embargo, esto debería ser fácilmente una advertencia. Él rápidamente se concentra en mi rostro. —Licencia y registro, por favor. —Sí, señor. —Me inclino, probablemente dándole un vistazo de mi trasero desnudo, mientras busco en la guantera el registro—. Mi licenciaestá en mi bolso, el cual está en el asiento de atrás. Un momento —le digo, levantando mi dedo índice una vez que le entrego su primera petición. Si no vio mi trasero antes, ciertamente lo hace ahora. —¿Por qué… —se aclara la garganta mientras mira la licencia que le di—… no está vestida? Mis hombros suben y bajan en un encogimiento como si esto no fuera la gran cosa. —Me quedé con un amigo y extravié mis vaqueros. Me cansé de buscarlos. ¿No eres un poco joven para ser policía? Estoy medio esperando que eso lo moleste, pero él simplemente se ríe y regresa a los negocios. —¿Sabe por qué la hice parar? —Obviamente estaba haciendo algo que no debería estar haciendo. ¿Va a ponerme una multa por velocidad o algo así? —Intencionalmente, muerdo la esquina de mi labio. A los chicos les encanta cuando muerdo mi labio—. ¿A menos que tenga una mejor idea de qué hacer conmigo? —pregunto esperanzada. —Señora —él comienza, un leve sonrojo trepando por sus mejillas, pero mi gran boca decide interrumpirlo. —¿Señora? ¿Qué, tengo más de cincuenta? —Mi dolor de cabeza aumenta, y decido rendirme —. Solo deme mi multa ya. ¿Qué tan rápido iba, de todas formas? Aparentemente, eso no era algo bueno para decirle. Sus ojos se estrechan, sus labios en una línea plana. —Viendo como ya está teniendo una mala mañana sin pantalones, iba a darle una advertencia. Pero dado que está obviamente con resaca, a pesar de que no ha alcanzado la edad legal para beber, y dado que pidió una multa, se la daré sin duda. Quédese ahí. —Y entonces él camina de regreso a su coche. ¿Qué? ¿Puede empeorar esta mañana? Esperemos que no. Mientras espero pacientemente a que el Oficial O’Connor regrese con mi multa, una canción de rock sobre chicos americanos suena tranquilamente en la radio. Cuando regresa, me entrega el pedazo de papel con una resplandeciente sonrisa. Bastardo. —Aquí tiene, Srta. Kavanaugh. Manténgase fuera de los problemas, ¿sí? Lo miro antes de mirar a mi multa para ver qué tan rápido iba. 73 de 55. —¿Puedo irme ahora? —Ciertamente. Que tenga un buen día. —Lo que sea —murmuro mientras él regresa a su coche. Con un suspiro, tiro mi multa en el asiento y me dirijo a casa de una vez por todas. La primera cosa que hago es ir al baño para una ducha. Mechones sueltos de mi cabello están sobresaliendo, y me veo terrible por no decir menos. No es extraño que él no me lo haya dejado fácil, aún con una mirada a mi trasero. Una mísera multa para empañar mi previo e impecable historial de conducción. Puedo tratar con ello. Estoy segura de que una vez que mis padres se enteren, añadirán el maniático exceso de velocidad a mi lista de cualidades que los decepcionan más. Decido que no quiero una ducha, sino un baño de burbujas. Necesito descansar un poco y no preocuparme por nada más. Mientras que la bañera se está llenando y las burbujas comienzan a formarse, conecto mi móvil en el sistema de altavoces, abro mi lista de reproducción, y presiono ‘aleatoria’ antes de desvestirse. El agua está en la temperatura perfecta mientras sumerjo mi cuerpo. Esto es lo que necesito para curar mi resaca, mi mala mañana, y los recuerdos fugaces de un sexy policía que resultó ser un tonto. Los domingos son mis días perezosos, así que este baño es la manera perfecta de volver a empezar mi mañana. Voy a pasar el rato aquí, rejuvenecer, y estaré lista para la nueva semana en la escuela mañana. Estoy arrugada y casi dormida con el sonido de una voz profunda cantando sobre besos lentos cuando mi mejor amiga, Vivian, entra al baño. —Gracias a Dios que estás en la bañera —dice con alivio mientras baja el asiento del inodoro y se sienta en él. —¿Por qué estás en mi apartamento y en mi baño? —Cierro los ojos otra vez, sin importarme en lo más mínimo que esté aquí en este momento. —Necesito hablar contigo. Me diste una llave, así que aquí estoy. Sé que hoy es tu día a solas o cómo demonios se llame, pero esto es importante. —Bueno, no es como que mi día ha ido según lo previsto hasta ahora. ¿Qué pasa? — pregunto. Salta a quejarse de su novio. Viv sospecha que la está engañando, y quiere que vaya con ella a espiarlo. Comienza a contarme su elaborado plan de cómo podemos hacerlo. Esto me hace preguntarme cuánto tiempo pensó que él la engañaba. —Entonces, ¿qué dices? Abro un ojo. Viv se ve nerviosa, probablemente pensando que voy a decir no. —¿Por qué estás con él si no confías en él? ¿Cuál es el punto? Viv frunce el ceño. —No es que no confíe en él. Supongo que soy un poco insegura. Eso me hace sentir mal. —Seguro, iré contigo. Avísame cuando y estaré allí. —Gracias, Ryan. Mejor me voy. Nos vemos luego. —Se para y me deja en paz. Aunque me arruinó el baño. Quito el agua y luego tomo una ducha. El resto del día lo paso relajándome con un poco de tareas mezcladas. Mi mente se distrae con mis padres. Están, probablemente, en la iglesia haciendo actividades sagradas. Si caminara por el mismo lado de la calle en frente de una iglesia, probablemente me prendería fuego. La religión y yo realmente no nos llevamos bien. Mis padres siempre han tratado de imponérmelo y siendo esta pequeña rebelde, me mantuve firme, con toda la fuerza. Prefiero dejar ese aspecto de mi vida en paz hasta que quiera tratar con él y descubrir en lo que creo. Volviendo a mis padres, no he hablado con ellos en un mes. Han llamado, pero no he contestado. La universidad me ha librado de ellos y del gran fracaso que soy cada vez que me ven. Pero de eso no se trata hoy. Este día es para relajarme, y eso es justo lo que voy a hacer. * * * Viv me recibe para nuestra primera clase con mi bebida favorita, Sunkist. No cuestiono su amabilidad. Como de costumbre, me estoy quedando atrás. La bebida de naranja me anima, así que estoy agradecida por ello, sin importar por qué la trajo. —Gracias —digo, sosteniendo mi botella. —Bienvenida. Le pedí que saliéramos el miércoles, pero me dio una patética excusa sobre necesitar estudiar. Imaginé que sería un buen día para ver lo que realmente está pasando. Asiento, incapaz de decir más porque nuestro profesor entra para comenzar la clase. Una parte de mí quiere decirle que lo enfrente o que le termine ya. Obviamente no confía en él. Viv puede decir que es porque es insegura todo lo que quiera, pero no puede ser todo ella. ¿Qué diablos sé yo de todos modos? Soy la chica soltera, salvaje, que se acuesta con los chicos de la fraternidad y recibe una multa por velocidad mientras no tiene pantalones. No me extraña que mis padres piensen que soy una decepción. Más tarde, durante el almuerzo, le digo a Viv que estoy pensando en tener otro tatuaje. —¿Estás tratando de cubrir todo tu cuerpo, Ryan? —pregunta, sacudiendo la cabeza. —Suenas como mi madre. —No sé por qué le cuento estas cosas, a pesar de que por defecto es mi mejor amiga, pero su ceño me irrita. No es su cuerpo; ¿por qué le molesta? —Tal vez tiene un poco de razón. Ya tienes tres. —¿Estás segura de que no eres una anciana escondida en el cuerpo de una joven? Porque así es como suenas. Además, ¿qué pasa con los tatuajes? —Amo mis tatuajes. Tenerlos es adictivo, y siempre y cuando signifiquen algo para mí, ¿qué tiene de malo? Cada uno tiene una historia que cuento siempre que alguien me pregunta por ellos. —Nada. Simplemente no me gustan. ¿Vas conmigo a la fiesta este fin de semana? —pregunta, cambiando de tema. —Claro que sí, voy. Hablamos de la fiesta por un rato antes de ir por caminos separados para nuestras próximas clases. Más tarde, cuando voy camino a casa, mi madre llama. Me quejo antes de contestar. Es hora de dejar de ignorarlos. Especialmente cuando van a pagar la multa. —Hola —finjo un saludo alegre. —Hola, Ryan. ¿Cómo estás? —Estoy muy bien. Estaba a punto de llamarte —miento. —Estoy segura que sí, querida. No tiene sentido mentir, ya sabes. De todos modos, estoyllamando para ponerme en contacto y asegurarme de que no estás desperdiciando nuestro dinero. ¿Ya has elegido una carrera? Por supuesto. Es por eso que está llamando. —No, no estoy desperdiciando su precioso dinero y no, no he elegido una carrera todavía. Aún tengo tiempo. No deja de decirme que no tengo tiempo. Que tengo que decidir lo antes posible. Bla, bla, bla. Después de unos diez minutos de estar hablando, hago la cosa más madura que se me ocurre. —Mamá, estás interrumpiendo. Hablaremos más tarde. Adiós. —Y cuelgo. Hasta ahora, esta semana realmente apesta. Con suerte, espiar al novio de Viv será divertido en vez de otra cosa que añadir a mi lista de cosas que han salido mal. Sin embargo, las palabras de mi madre se me quedan. Solo tengo diecinueve años y estoy en mi segundo año de universidad. Todavía estoy tomando clases de educación general. No tengo ni idea de lo que quiero estudiar. Es una gran decisión. Voy a sellar el destino de mi futuro con esa elección. ¿Cómo se supone que voy a decidir en este momento lo que quiero hacer con el resto de mi vida? Es intimidante, y prefiero no pensar en ello. Así que no lo hago. Capítulo 2 Ryan Traducido por Elizzen y Lorenita_166 Corregido por Shaz >—¿Qué estás haciendo? —pregunta Viv, viniendo detrás de mí. Otra vez está entrando en mi apartamento sin llamar siquiera. Estoy sentada en mi sofá con el portátil en mi regazo, buscando ideas para un tatuaje, con esperanza de ser inspirada. —Buscando mi próximo tatuaje. ¿Es el tiempo de convertirnos en acosadoras? —Sí. Son casi las nueve, y ya estoy cubierta con unos vaqueros negros, una camiseta y un gorro de lana. Viv parece igual, menos por el gorro. Aunque se ha recogido el pelo. Cierro el portátil y la sigo hacia su coche. —Siento como si tuviéramos que llevar cuero y botas de tacón alto. En su lugar parecemos vagabundas buscando nuestra siguiente dosis. Viv se ríe. —Cállate. ¿Quieres saber el plan o no? —Sale marcha atrás del aparcamiento del complejo y le digo que continúe—. Se supone que está en casa, así que ahí es donde vamos primero. Pasaremos al lado, y si está solo, creeremos en su palabra. Si no, vamos a averiguar quién está ahí con él. Mis planes llegan hasta ahí. Froto maliciosamente mis manos, sabiendo que quiero sacar una buena emoción de esto. —Tenemos que pasar a hurtadillas por su casa mínimo una vez. De otra forma, mi atuendo no tiene sentido. —Vale. —Resopla, infeliz porque no me lo estoy tomando en serio. Nos detenemos cerca de la acera, a unas casas de la suya. Hay dos coches en la entrada. Hasta ahora no se ve bien. —¿De quién es ese coche? —pregunto. Las cejas de Viv se juntan mientras frunce el ceño, con el corazón roto ya. —No lo sé. No lo he visto nunca. —Vamos a averiguar quién se está follando a tu novio. —Basándome en la mueca de dolor de Viv, eso probablemente fue demasiado contundente. Aunque, por lo menos tenía que estar algo preparada para esto. Ella esperaba que esto sucediera en primer lugar. Salgo antes de que pueda oponerse y se apresura para alcanzarme. —Vamos a ser unas espías jodidamente buenas. Voy a asomarme y tú vigilas. ¿Lo tienes? Asiente con la cabeza. Agachadas, corremos hasta su casa, y después pasamos con la espalda contra la pared hasta llegar a una ventana. Echo un vistazo a Viv para asegurarme de que está haciendo su parte y luego pongo mis dedos en el alféizar de la ventana, poniéndome de puntillas para mirar. Tengo una vista perfecta del salón, incluso aunque unas simples cortinas blancas están en mi camino. —¿Qué ves? —susurra Viv. —La sala de estar. Está sentado en el sofá, solo. —Justo entonces una chica entra en la habitación, completamente desnuda—. ¡Espera! Hay una chica. Mierda —agrego cuando ella se sienta a horcajadas sobre él, y literalmente se ponen a ello. Nada de juegos preliminares de ningún tipo. Estaba sentado allí viendo la televisión, ella entra, y ¡bam! Ahora se están quitando la ropa. —¿Qué? —Viv me da un codazo, queriendo saber lo que está pasando, pero sin verlo por sí misma. —Van a follar. Lo siento —añado con un poco de simpatía, pero no aparto la mirada. No puedo. Son como animales. Vaya. Ella le está cabalgando como si no hubiera mañana, y él está jugando con sus pechos, estrujándolos. Mierda. ¡Soy una voyeur! ¡Soy una jodida pervertida! —Mierda —murmura Viv, llevándome a la fuerza lejos de la fiesta del sexo de dentro con el sonido de su voz y el crujido de las hojas. —¿Qué? —Pero cuando miro, se está escabullendo hacia la parte de atrás de la casa. ¿Por qué está yendo en esa dirección con tanta prisa?—. ¡Vivian! ¿A dónde vas? —susurro salvajemente. De repente, veo mi sombra sobre la casa, gracias a una luz iluminándome desde atrás. Me congelo. ¡De ninguna jodida manera Viv me dejaría aquí para ser pillada! —¿Señora? ¿Hay alguna razón por la que este agachándose fuera de la ventana de alguien? Me doy la vuelta, sujetando mi mano sobre mi cara. El poli baja su linterna y se acerca. Ugh. Genial. El agente O’Connor. —Ryan Kavanaugh, ¿cierto? —Sí, Lo recordaste. —Me gustaría poder decir que ahora me siento menos propensa a tener problemas, pero no lo hago. Aunque me sorprende que recordase mi nombre. —Es un poco difícil olvidarse de una chica medio desnuda con el nombre de chico. ¿Qué estás haciendo? Cruzo mis brazos. No tiene que recordarme eso. —Mi nombre no es un nombre de chico porque es mío. La última vez que lo comprobé, era una chica. Y estaba aquí fuera porque… bueno, veras. —Mierda, no se me ocurre nada—. Mira, el novio de mi mejor amiga vive aquí y ella piensa que la está engañando. Me pidió que le espiara con ella, para averiguarlo. Al parecer te ha visto llegar y me ha dejado aquí. —Perra estúpida. Lo va a pagar con creces. —Bueno, el vecino las ha visto y dio el aviso. Ven conmigo, por favor. —Me agarra ligeramente por el codo y me dirige hacia su coche. —¿Vas a arrestarme? Porque puedo pensar en un mejor uso para tus esposas. Niega con la cabeza por mi comentario. —No, no te estoy arrestando. Solo estamos yendo a mi coche, así ninguno de los dos pareceremos acosadores. —¿Cuál es tu nombre? —pregunto curiosamente, fijándome en que el coche de Viv está vacío. Todavía tiene que estar escondiéndose detrás de la casa. Me echa un vistazo, pero entonces contesta. —Gabriel. Aunque casi todo el mundo me llama Gabe. Gabriel O’Connor. Gabe O’Connor. Me gusta. Alguien habla por la radio que tiene en la parte delantera de su camiseta, y Gabe aprieta el botón para contestar en código de policía. Mi teléfono empieza a vibrar en mi bolsillo trasero, así que lo saco y veo que es Viv. Ni siquiera voy a contestarla. ¡Me dejó para ser pillada por la policía! —¿Tu amiga todavía está por aquí? —No lo creo —miento—. ¿Podrías acercarme a casa? Se supone que los polis tienen que ser buenos ¿no? —Le doy mi sonrisa dulce. No voy a presionarle de ninguna manera para que me arreste como le presioné para ponerme la multa. Hoy el agente O’Connor solo verá a la Ryan buena. —Sí, claro. Puedo acercarte. De todas formas mi turno está terminando. Me abre la puerta y me deslizo dentro. Mientras le observo dando la vuelta, decido que no quiero que me lleve directamente a casa. Está bueno. Demasiado bueno para pasar de él después de encontrármelo por segunda vez, incluso si me puso una multa. Cuando entra hago mi movimiento. —Hey, ya que tu turno ha terminado, ¿Por qué no haces lo que tengas que hacer para terminar y después vamos a por algo de comida u otra cosa? Yo invito. Gabe me mira. —¿Me estas pidiendo salir? —Se aleja de la acerca y empieza a conducir. —Claro, ¿por qué no? ¿No tienes hambre? —Supongo, pero… —Entonces está hecho. Ocúpate de tus asuntos y después iremos a comer. —Me inclino un poco hacia la ventana como un mensaje silencioso de que la conversación ha terminado.Mi teléfono sigue vibrando, pero lo ignoro. Si Viv quiere saber lo que está pasando no debería haberme dejado. Gabe parece un poco nervioso y por un segundo me pregunto si es gay y si es por eso que no se siente cómodo al salir conmigo. Pero entonces recuerdo como miraba mis piernas ese día, así que dejo esa idea a un lado. Quizás hablar lo relaje un poquito. —Así que ¿cuántos años tienes? No me mira para contestarme. —Veinticinco. ¿Tú? —Diecinueve, casi veinte. La mandíbula de Gabe se tensa. ¿Es mi edad lo que le preocupa? Entonces mejor nos alejamos de este tema. —¿Siempre has querido ser policía? —Sí. Me viene de familia. —Llegamos a la comisaria. Se da la vuelta con una expresión seria en su cara—. ¿Puedo confiar en ti dentro de mi coche? —Por supuesto. Puedo ir dentro si quieres. Gabe niega con la cabeza. —Siéntate aquí y espera. —Sí, señor. —Sonrío. Gabe me deja para ir dentro y hacer lo que sea que tenga que hacer. Sale unos treinta minutos más tarde. Camina de vuelta, vestido con vaqueros y una camisa roja de botones. Se ve más grande ahora, que con su uniforme. Sin ese sombrero puedo ver que tiene el cabello rizado. ¿Podría verse más sexy? —¿A dónde quieres ir? —pregunta apenas sube al coche. Digo algo sobre un restaurante abierto las 24 horas cruzando la ciudad. El viaje es silencioso, una vez más, pero es genial. Me da un montón de tiempo para pensar en las diferentes cosas que hablaremos durante la cena. Después de todo no sé nada sobre este tipo. Gabe alcanza la puerta al mismo tiempo que yo, poniendo su mano sobre la mía. Esboza una sonrisa. —Ya lo tengo, eres una dama así que… —¿Eso significa que no puedo abrir la puerta por mí misma? Me niego. —No, significa que soy un caballero y que no tienes por qué hacerlo. Mmm, vale. Dejo caer mi mano, y él abre la puerta. Encontramos un lugar donde sentamos; hay mucha gente alrededor. Dos hombres viejos en la barra, una mujer mayor y un joven, junto a una pareja de mediana edad. La camarera toma nuestra orden. Una vez que se va, estoy a punto de preguntarle algo, pero se me adelanta. —¿Cómo obtuviste ese nombre? —me pregunta viendo sobre el menú. Me encojo de hombros, como que no es la gran cosa y como que eso nunca me molesta. No es solo mi nombre, es mi identidad, y la mía no está atada a nada bueno. He pensado en cambiarme el nombre, pero lo dejé, sé que me queda bien. Así que lo conservé. Pero no le digo nada de esto a Gabe. En vez de eso digo: —Mis padres querían a un niño, y les encantó el nombre Ryan, nada los pudo hacer cambiar de opinión, así que me pusieron Ryan igual. ¿Qué tal tú? ¿Significa algo en especial tu nombre? —No realmente, este era el único nombre en el que mis padres se pusieron de acuerdo. Mejor que lo que me pasó a mí. —¿Dijiste que estar en el orden público es cosa de familia? Asiente con la cabeza. —Sí, todos los hombres de la familia, y algunas mujeres tienen que ver con el orden público en alguna parte de sus vidas, mi padre y mi abuelo están retirados, mi hermano trabaja para el FBI, ser policía simplemente encajaba bien. —Eso es genial. —Después de una pausa agrego—: Supongo que debo disculparme por mi comportamiento del otro día. No suelo salir de casa sin pantalones. Estoy casi segura que eso me hizo ganar la infracción. La próxima vez me portaré mejor. Gabe se ríe. —En realidad, lo de tu comportamiento terminó ganándote la infracción, lo demás no tuvo casi nada que ver. Me siento un poco mal, cuando estás aquí comprándome un bocadillo. —Lo merecía —digo, encogiéndome de hombros. La camarera regresa con nuestra orden. Gabe obtiene panqueques y yo una tostada a la francesa. Esta se queda mirándome unos segundos de más sobre sus gafas. ¿Cuál es su maldito problema? Cuando se va, Gabe se ríe sacudiendo la cabeza para llamar mi atención. —Probablemente fue porque vas vestida toda de negro. Llamas un poco la atención. Bajo la mirada a mi ropa. —Bueno, tenía que vestirme para la misión, es la mitad de la diversión. —Bueno, no lo hiciste muy bien. Eres una terrible criminal. Se ríe, tiene una risa fuerte, es adorable. —¿Eres universitaria, verdad? ¿Qué carrera estudias? Frunciendo el ceño le respondo. —Aún no me decido. Tú suenas como si lo tuvieras todo resuelto, tu carrera prácticamente estaba decidida y sabes que serías feliz haciendo tu trabajo. Estoy suponiéndolo, claro. Por otra parte, no tengo ni puta idea. Tú sientes pasión por tu trabajo, yo no tengo pasiones ni soy buena en nada. También quisiera saber que hacer durante el resto de mi vida. Bueno no era mi intención decir nada de esto, pero mi tremenda bocaza se abrió sola. Para evitar ver al prácticamente extraño que tengo al frente, cojo mi vaso y doy un sorbo. En vez de darme un discurso motivacional, uno de esos que ni de chiste escucharía. Simplemente me dice: —Ya lo sabrás, encuentra algo que te guste hacer, y dedícate a eso. No voy a decirle que nada me interesa lo suficiente como para dedicarme a eso para toda la vida. Nuestra camarera trae la comida. Gabe le ofrece una sonrisa limpia. Me da la impresión de que es un buen hombre, quizás es la estúpida chica dentro de mí, pero eso me pone caliente. Tiene que haber un fallo en este hombre, de nuevo es la estúpida chica hablando, tratando de racionalizar que los hombres no pueden ser buenos simplemente. —¿Y… la estaba engañando? —¿Qué? —pregunto, mirando a mi tostada, mi mente aún sigue perdida en mi debate sobre la bondad. —Estabas espiando para ver si el novio de tu amiga la engañaba, ¿era así? —Ah, sí, lo hacían como animales antes de que llegaras. —Muevo mi cabeza sintiéndome culpable—. Seguramente debería estar consolando a mi amiga en este momento; pero ella dejó que me cogieran, así que probablemente esté bien. ¿Eres de por aquí? —Tengo que preguntar lo más que pueda, para poder contarle a Viv. —Sí, nacido y criado aquí. ¿Y tú? —No, se supone que la gente se va lejos para ir a la universidad, así que desde que pude cruzar el estado, me fui lo más lejos que pude, a una ciudad no muy lejos de aquí para poder ir de vacaciones a la playa. —¿Por qué crees que la gente debe irse lejos para ir a la universidad? —Bueno, ¿no se supone que la universidad debe ser un tiempo en tu vida en el que te vas, para poder experimentar cosas nuevas? ¿Para aprender cosas por ti mismo lejos de tu familia? Al menos es por eso que yo me fui de mi casa. Ahora sí que tenía toda su atención. —Tiene sentido para mí, aunque yo nunca me fui lejos de casa —dice en respuesta. —Quizás no tenías la necesidad de hacerlo, quizás ya sabias todas estas cosas —digo tranquilamente mirando fijamente a la mesa. Ahora nuestros platos están vacíos y la conversación ya no es graciosa. Es demasiado personal, más de lo que puedo soportar. Aclaro mi garganta, sonrío y añado: —Vuelvo enseguida. Cojo el ticket de la cuenta. —No tienes que pagar la comida, yo lo haré —se queja. —Yo invito. ¿Recuerdas? —Me levanto antes de que pueda decir algo más. Es por estas cosas que siempre llevo algo de efectivo en los bolsillos, porque dejo la cartera en el apartamento. Gabe se acerca para decirme que dejó algo de propina, es hora de ir a casa. Le dejo abrirme la puerta, me pregunto si es del tipo de hombres que consideraría entrar a mi casa por un poco de sexo. Probablemente no. Él les abre la puerta a las mujeres, e incluso me llamó «dama». No creo que sea de ese tipo, aunque, aún no ha llegado a casa, y acaba de salir del trabajo… —¿A dónde te llevo? —pregunta. Le doy la dirección de mi apartamento, y nos dirigimos allí en silencio. Cuando llegamos le agradezco por el paseo y por acompañarme a comer. Baja la ventanilla y pide que me acerque, voy a ver que quiere, quizás si sea un tipo de esos después de todo. —Ten. —Me acerca un pedazo de papel—. Pareces ser una persona que se mete en problemas a menudo. Llámame si necesitasayuda. —¿Es tu forma de darme otra oportunidad de verte? —pregunto con un guiño. Él se ríe e ignora mi pregunta. —Buenas noches, Ryan. —Para ti también. Cuando entro, me quedo mirando su número, aunque no tengo tiempo de pensar al respecto, porque Viv entra violentamente en mi apartamento. —¿Si quiera sabes cómo tocar la puerta? —¿Qué diablos pasó? —pregunta como si hubiera sido yo la que le hubiera abandonado. —Tú dirás, ¡dejaste que me cogieran! ¡Y ni siquiera me avisaste! —Lo siento, entré en pánico. No fuiste arrestada ¿verdad? —No, era el mismo oficial que me puso la multa la vez pasada. Fuimos a comer, porque su turno había terminado. —Con un gesto de victoria, agito el papelito con su número frente a ella. Golpea mi brazo y se ríe. —Eres una zorra. ¡Yo preocupada porque te hubieran llevado a la cárcel, y tú sales con una cita! —¿Qué puedo decir?, meterse en problemas a veces tiene su recompensa. * * * Anoche, Viv quiso centrarse en Gabe en vez de la mierda de su novio, así que hablamos de él mientras bebíamos ron. Es su forma de consolarse, nos embriagamos y bailamos terriblemente, con la música a todo volumen, cosa que molestó bastante a nuestros vecinos. Pero hoy estoy sobria. El trozo de papel con el número de Gabe quema un agujero en mi bolso. No puedo dejar de mirarlo, como si tuviera visón de rayos x y lo viera brillar, haciéndome señas. Mientras el profesor sigue hablando, me decido. No puedo más, busco el número y tomo mi teléfono. Una vez que lo añado a mis contactos, me detengo a pensar un momento en lo que voy a escribir. Técnicamente me dio este número en caso que necesitara ayuda, pero ¿a quién le importan los tecnicismos? A mí no. Mis pulgares entran en acción, y le mando un mensaje, que al menos yo creo que es lindo. Hey, soy Ryan, pensé que deberías tener mi número en caso que quisieras llamarme e invitarme a salir, ya que yo di el primer paso. Ahora te toca a ti =) Pasan 5 minutos. Ahora estoy segura que ese fue el mensaje más estúpido que jamás he enviado. No hay forma de que me responda, anoche fue condescendiente, no debo pensar ni si quiera en repetirlo otra vez, raramente consigo segundas citas. Gabe es nuevo, no es parte de la universidad y es realmente sexy. ¿Por qué no persuadirlo? Nunca sabes que puede pasar, además, la cacería es excitante, es parte de la diversión. Demonios. Sueno como un chico. Al menos como lo que creo que suena como un chico. Quizás debí haber nacido varón, algunos de mis gustos definitivamente «no de chica» encajarían, y mis padres estarían contentos conmigo. Mi teléfono comienza a vibrar, y se enciende con una llamada entrante. Cielos ¡Me está llamando! Cojo solo mi cartera y me deslizo fuera del salón de clase. —¿Hola? —respondo conteniendo la respiración. —Hola, ¿Es un mal momento? —Oh no, no me estoy escapando de clase ni nada por el estilo. —Bien, si el viernes está bien, me gustaría llevarte a una cita, una de verdad, ya que la cena de la vez pasada no cuenta. —Oigo un atisbo de sonrisa en su voz. —¿Por qué la mía no fue real? —pregunto. Gabe rompe a reír. —Porque no lo fue. Entonces, ¿qué dices del viernes? ¿No iras a dejarme plantado ahora, no? Se oye más relajado el día de hoy. Es contagioso. —Ni lo pienses. —Genial, porque eres una persona intrigante, Ryan, te daré los detalles pronto. —De acuerdo, cariño, hablamos luego. Terminamos nuestra conversación con eso. ¿Así que soy intrigante, entonces? ¿Qué querrá decir con eso? En este momento no importa, tengo una gran cita. Misión cumplida. Capítulo 3 Gabe Traducido por Kathy92, Jane y Kathy92 Corregido por Shaz Ryan Kavanaugh parecía ser la personificación de problemas. Una dosis pura de seductivos problemas para ser exacto. Honestamente no sé porque la llamé. Cuando la conocí por primera vez, definitivamente no estaba esperando que estuviera mostrando tanta piel. Esas piernas y trasero bronceados están aún atormentándome. Había algo en la forma en que se movía, con la confianza que tenía en su cuerpo. No le importó que la viera. Era como, si para ella, tenerme viéndola así no importara porque sabía que se veía bien. Me gustó eso. Demasiado. Y entonces, la encontré husmeando afuera de la casa de alguien, vestida ridículamente toda de negro, pero se veía malditamente bien. Su ondulado cabello rojo oscuro era un adorable contraste con sus ropas negras. Ella tampoco estaba feliz de verme. Mi comentario sobre su nombre la enojó más de lo que debería. Y entonces ella no tenía ningún problema en hacer comentarios sexuales. Es descarada. Me engañó para que saliera con ella, lo que resultó ser mejor de lo que había esperado. Entre lo que dijo sobre sus padres y la escuela, estaba intrigado, justo como dije. No puedo comprender a mis padres estando decepcionados de mí. Nunca. Quizás en algunas de mis acciones, pero no como persona completamente. Allí hay definitivamente algo más con esta chica. Esa última palabra me recordó su edad. Ella es joven y universitaria. Parece extraño que la invitara a salir. Casi va contra mis buenas costumbres. Su edad para mí, camina sobre esa línea. Honestamente me siento mal por haberle dado la multa, lo cual es una de las razones por las que tiré la precaución al viento y la llamé. No puedo decir que me arrepienta tampoco. No todavía, de todos modos. Ahora tengo que pensar en qué vamos a hacer en esa cita. Películas y cena parece muy anticuado, incluso para mí. Es un clásico, seguro, pero algo me dice que Ryan tendría más diversión haciendo algo más. Qué es eso, no estoy seguro aún. Esto es muy difícil de hacer sin involucrarla porque no sé mucho sobre ella. Ella podría amarlo u odiarlo. Esta casi oscureciendo cuando me teléfono suena, y sonrió cuando veo que es mi hermano pequeño. Quien es solo tres años más joven que Ryan. Esto es deletrear problema una y otra vez. La opinión de mi familia importa para mí, y puedo garantizar que la edad de Ryan sería de interés para ellos. —Hey, Owen. ¿Cómo va todo? —respondo. —Bien. La escuela apesta como siempre, pero las cosas están bien —dice. —¿Todavía manteniendo buenas notas? —Por supuesto. No puedo jugar fútbol si no lo hago. Eso es por lo que llamo. —¿Oh, sí? —pregunto, ya teniendo el presentimiento de adónde va esto. —Sí, tenemos un partido mañana contra nuestros rivales. Mamá y papá tienen una fiesta cena, así que no estarán allí. ¿Crees que serías capaz de venir? —Él suena esperanzado, y no puedo culparlo. Somos una familia unida, pero el trabajo me ha impedido ir a la mayoría de sus partidos. Este es el primer viernes que tengo libre en cierto tiempo, y me siento culpable por elegir a una chica antes de pensar en él. Me pregunto si Ryan iría a un partido de futbol de secundaria. Siempre podríamos hacer algo después, también. Mis padres no estarán allí, así que no tengo que preocuparme sobre mi madre pensando que soy un asalta cunas. Si Ryan no quiere ir, entonces lo reprogramamos. Mi familia viene primero. Owen me quiere ahí, eso es lo que voy a hacer. —Ahí estaré —le confirmo. —Genial. Comienza a las 7:30, pero las personas normalmente llegan allí temprano. Temprano como a las seis, a veces. —También estuve una vez en la secundaria, sabes. Jugué futbol. Sé cómo va. Owen ríe. —Claro, pero eres tan viejo —bromea—. No sabía si lo recordabas. —Te veré mañana. —Me rio antes de colgar. Ahora a averiguar que piensa Ryan. La llamo. —¿Dos veces en un día? Creo que alguien ya está enamorado de mí —responde ella. Me río. —Es posible. Estoy llamando porque algo más o menos ha surgido. Su voz se vuelve sospechosamente curiosa. —¿Algo? —pregunta. —¿Te gusta el futbol? —pregunto en lugar de contestar directamente. —Me gusta. No lo observo religiosamente o tengo un equipo favorito de la NFL ni nada, pero siempre estoy dispuesta a ver un partido. —Eso es justo lo quequería escuchar. Mi hermano pequeño juega con su secundaria, y no he sido capaz de observar muchos de sus partidos este año. Él llamo, preguntando si podría ir a verle. ¿Eso te parece bien? Podemos salir después. Silencio en el otro extremo. ¿La perdí? Puse el teléfono lejos de mi oído, pero ella aún estaba allí. Justo cuando estoy a punto de preguntar, ella habla. —Lo lamento, no tengo una buena excusa para ese silencio. Mi mente comenzó a pensar. De todos modos —divaga—, eso suena fantástico. Estoy emocionada. ¿A qué hora debería estar lista? —¿A las siete menos cuarto? —¡No puedo esperar! Te veo entonces, Gabe. —Puedo escuchar la sonrisa en su voz, lo que me emociona también porque ella tiene una hermosa sonrisa. * * * Exactamente a las 6:45, estoy de pie fuera de la puerta del apartamento de Ryan. Me envió un texto temprano para dejarme saber cuál era el de ella. Golpeo dos veces, débilmente capaz de oír música sonando. Después de que la música para, un momento pasa, antes de que ella abra la puerta, vistiendo vaqueros azul oscuro y un sujetador sin tirantes blanco con un diseño de encaje sobre las copas. Está en este momento lavándose los dientes. —¿Estás alguna vez completamente vestida? —pregunto con una sonrisa forzada, haciendo mi mejor esfuerzo para ser un caballero y no mirarle el escote. —Lo lamento —murmura alrededor del cepillo de dientes. Ryan da un paso a un lado así puedo entrar y corre para terminar de prepararse. Escucho el agua correr y luego grita—: No deberías haber visto eso. Debí haberte advertido que siempre me atraso. Déjame ponerme una camiseta y zapatos, y estaré lista. Mientras ella hace eso, sutilmente miro en torno a su apartamento. Libros, ropa, y botellas vacías de Sunkist están dispersos alrededor. Sin embargo, Está limpio. Solo un poco desordenado. —Está bien —dice Ryan entrando en la sala de estar—. Estoy lista. Me giro para mirarla. Botas cafés se atisban debajo de sus vaqueros y está vistiendo una sudadera blanca que muestra un fuerte hombro y la clavícula. —Te ves bien. Ella sonríe. —¿Valió la espera? —Definitivamente. Ryan camina, toma mi mano, y me dirige fuera. Ella ya está muy cómoda conmigo. Me gusta. Su cabello cae en cascada alrededor de su rostro, y no puedo ver sus facciones realmente bien, pero cuando abro la puerta del coche de mi Dodge Charger para ella, veo una sonrisa. Una vez que entro en el coche, Ryan se gira hacia mí un poco. —Tienes un lindo coche. —Gracias. —¿Cuál es el nombre de tu hermano? —pregunta. —Owen. Su número es el 70. Ryan asiente, parece estar pensando sobre algo. —¿Estarán tus padres ahí? —dice después de un momento, una gota de aprehensión cubriendo su voz. —No. —Uf. Bien. —Luego se retracta—. Quiero decir, estoy segura de que son geniales, pero en realidad no soy material para conocer a los padres. Demonios, incluso lo arruiné la primera vez que me conocieron mis padres. —Suena un poco resentida, pero entonces cambia de tema antes de que pueda preguntar al respecto—. ¿Jugaste al fútbol? Tienes el gran torso de un jugador de fútbol. —Con esto aprieta mi bíceps. —Sí, lo hice, y era bastante bueno, también. —Oh, apuesto a que lo eras. —Sonríe, renuentemente quitando la mano de mi brazo. —¿Qué hay de ti? ¿Practicaste algún deporte? La altura de Ryan es el de una chica. Ella podría haber sido jugadora de baloncesto. —Jugué tenis —dice simplemente. —¿Jugué? —Era divertido al comienzo, pero luego mis padres estaban presionándome demasiado. Jugué a lo largo de mi último año y después lo dejé. Aún juego aquí y allí si puedo encontrar a un compañero. —¿Eras buena? —pregunto, imaginándola en un vestido blanco de tenis, esas largas piernas perfectamente alardeando de lo bien que se ven. —Primera clasificación, así que sí, lo era. Mi entrenador estaba decepcionado de mí, pero no podía aguantarlo más. La volví a ver mientras giraba dentro del estacionamiento. ¡Chico, este lugar está lleno! —¿Tus padres te presionan mucho? —husmeo. Ella ríe sin gracia, pero su respuesta evade la pregunta. —Todo el mundo tiene expectativas, incluyéndolos. ¡Oh! Allí hay un lugar. —Apunta hacia el primer lugar vacío que habíamos visto hasta ahora. Ryan toma mi mano una vez más mientras nos dirigimos hacia la puerta principal. Pago nuestra cuota para entrar, y luego vamos de cacería por asientos. Hay personas en todos lados. Oh, claro, pienso mientras recuerdo lo que Owen dijo. Equipos rivales están jugando esta noche. Eso es porque me dijo que la gente llegaba aquí tan temprano. En realidad nunca noté esta parte cuando jugaba. Siempre estaba más enfocado en jugar que en las personas mirando. No hay muchos asientos disponibles en las gradas. Ryan aparentemente encuentra unos porque comienza a tirar de mí hacia la sección media. Se detiene en una fila como medio camino arriba, pero no veo donde espera que nos sentemos. —¿Te puedes sentar en este, y yo me sentaré en frente de ti en ese espacio vacío? ¿Ryan quiere sentarse en frente de mí? ¿Cómo funcionara eso para conversar? —Seguro —digo de todos modos. Ella va primero, educadamente disculpándonos mientras maniobramos en frente de las personas. Luego da un paso hacia abajo a su asiento, y yo me siento en la fila por encima de la de ella. Ryan se estira hacia atrás y sobre sus hombros desnudos dice: —Ábrete. —Mientras empuja mi pierna. Mis rodillas se separan mientras ella se mueve hacia atrás. Ah. Finalmente entendiéndolo, me muevo hacia delante un poco, y ella se inclina en el espacio entre mis piernas. Mis manos comienzan en sus hombros y luego se mueven abajo a sus brazos mientras ella vuelve la cabeza para decir algo. Y estamos realmente relajados alrededor del otro. Es sorprendente que sea tan pronto. Lo ignoro y me enfoco en lo que va a decir mientras tres jugadores van hacia delante para el lanzamiento de la moneda. —Número 70, ¿cierto? —Sí. Es el de allí —contesto, mis ojos posándose en él en medio del grupo de jugadores sobre el campo esperando su turno para correr a través de la pancarta que las animadoras colocaron. —¿Cuántos años tiene? —Dieciséis. ¿Oye, tienes hermanos? —Justo me di cuenta que ella nunca lo había dicho. Ryan sacude la cabeza, mis ojos se dirigen a su hombro. Es solo un hombro, pero su piel se ve tan delicada, y me pregunto si será tan suave como sus manos. Mi última relación terminó hace seis meses, y mis pocas citas desde entonces nunca llegaron al sexo. Esta chica, especialmente con su cuerpo, me tiene pensando en marcha rápida. Sin embargo, no soy así. Aunque los dedos de mi mano derecha bailan sobre su brazo, lentamente deslizándose a través de su hombro, empujando el cabello fuera de mi camino mientras avanzo. Cuando alcanzo su cuello, regreso donde comencé para iniciar el proceso nuevamente. Risas, gritos y aplausos comienzan como los anunciantes introductorios de nuestro equipo. Los jugadores corren a través de la pancarta con la música de Who Let the Dogs Out, porque ellos son los Bulldogs. Ryan aplaude también, y entonces tengo que alejar mis dedos de su adorable piel. Es tiempo para el himno nacional. Todos nos ponemos de pie y obedientemente, Ryan coloca la mano sobre el corazón cuando la música comienza. Cuando termina, mi hermano corre alrededor, buscándome en la multitud, el casco en su mano. Me quedo de pie, y él me divisa rápidamente con una sonrisa. Levanto los pulgares hacia él antes de que tenga que girar para comenzar el juego, finalmente colocándose el casco. —Es lindo —me dice Ryan cuando me siento y ella se acomoda entre mis piernas una vez más. Lo decía más como si él fuera un niño pequeño y no un adolescente—. Es obvio que son hermanos. Todos tienen el mismo cabello café rizado. —Sin golpear a las personas a ninguno de sus dos lados, ella se gira para tirarde uno de mis rizos con una sonrisa. —Claro, los hombres en mi familia tienen todos un sorprendente parecido. De todos modos, mi hermano mayor no tiene los rizos porque su cabello es demasiado corto. Ryan mira el campo, pero pregunta: —¿Cuál es su nombre? ¿Qué edad tiene? —Keith. Tiene treinta y tres. Oye, ¿quieres algo del puesto de concesión? —No puedo creer que no le hubiera preguntado antes. —¿Quizás justo antes del medio tiempo? ¿A menos que quieras algo ahora entonces no tenemos que esperar? —No, yo estoy bien. Mientras el juego en realidad entra en progreso, Ryan se pierde en este. Puede observarlo ocasionalmente, pero aun así no sabe mucho de lo que está pasando. Da un golpe en mi rodilla y me pregunta sobre algo, así que se lo explico. Si sucede de nuevo, lo señalaré para ver si lo comprende. Unas pocas veces, ella lo señala para mí antes de que yo pueda hacerlo. En realidad está prestando atención y me gusta. Owen lo está haciendo genial esta noche también. A medio camino del segundo cuarto, estamos arriba por tres touchdowns. Ryan me hace un par de comentarios sobre lo bien que él está jugando. Incluso menciona algunas de las jugadas que le expliqué. Hay una chispa de orgullo corriendo a través de mí al ver que ella no solo está preguntando sobre lo que pasa, sino que lo está absorbiendo. —Lamento que tengas que explicarme esto, Gabe. Nunca tuve a nadie alrededor que supiera de lo que estaban hablando para hacerlo. Honestamente, cuando veo, la mayoría del tiempo estoy revisando a los jugadores. Estoy consiguiendo el truco de ello sin embargo. Ríe. —No me molesta. Lo estoy disfrutando de hecho. Con esto, ella se gira para mirarme, una sonrisa juguetona en sus labios. —¿Te gusta enseñarme cosas? ¿Que más te gustaría enseñarme? ¡Ahh! Lo he estado haciendo bien manteniendo mi mente fuera de lo vulgar desde que el himno nacional sonó, y entonces ella viene y dice eso. Antes de que pueda detenerme, me inclino para susurrarle al oído, mis labios acariciando el lóbulo de su oreja. —Hay muchas, muchas cosas. —La siento temblar ante mi tacto, y sonrío. No puedo evitar el beso que coloco en su cuello antes de volver a como estaba sentado—. ¿Qué te gustaría del puesto de concesión? Ryan pide unos nachos de chile y queso, y una Sunkist, si tienen. Si no, prefiere una botella con agua. Le digo que se quede para guardar nuestros asientos. Termino yéndome más de lo que quería porque me encuentro a personas que conozco de la secundaria o personas que me conocen por Owen. Además, me detengo en el camino de regreso a nuestros asientos incluso por más personas debido a que es medio tiempo. A este ritmo, todo estará frio cuando llegue de vuelta con Ryan. —Estaba a punto de ir a buscarte —dice mientras tomo asiento detrás de ella. —Lo lamento. Seguía encontrándome con gente que no paraba de hablar. —Está bien. Puedes compensarme después. —No está mirándome a la cara, pero sé por su tono que está sonriendo. Ryan come sus nachos, y yo como mi perro caliente en silencio mientras la banda representa un lamentable espectáculo de medio tiempo. No ha mejorado nada desde que yo estaba en la escuela, eso es seguro. Algunas secundarias tienen bandas fantásticas. Nosotros tenemos una que está bien, y nunca parece mejorar. Una vez terminamos, tengo apenas tiempo suficiente para tirar nuestra basura antes de que el tercer cuarto comience. Los cuartos pasan rápidamente, especialmente cuando Ryan pregunta pequeñas cosas aquí y allí, y está inclinada contra mí, con sus brazos descansando en mis piernas mientras sus dedos dibujan círculos en mis rodillas. Nuestro equipo gana y las personas comienzan a levantarse para irse. Es alrededor de las diez treinta, pero estoy esperando ver a Owen un segundo. —¿Te molesta si vemos a mi hermano antes de irnos? —No, está bien. Ella toma mi mano mientras bajamos los escalones de las gradas antes de dirigirnos hacia el campo de juego donde los jugadores están reunidos. Nos quedamos de pie en las líneas laterales con otros padres mientras esperamos a que su entrenador termine de hablar con ellos. Ryan se inclina hacia mí, sosteniéndose de mi brazo. Me muevo para envolver un brazo alrededor de su cintura. Owen capta un vistazo de mí, y sonríe aún más cuando ve a Ryan. Su entrenador termina las cosas, y Owen se dirige directo hacia nosotros. Él es demasiado genial para un abrazo rodeado de sus amigos, así que le sostengo el puño para que lo golpee. —Buen juego, Owen. Podrías ser incluso mejor de lo que yo fui. Él sonríe. —Oh, soy mucho mejor —alardea. Ruedo los ojos y rio entre dientes. —Owen, esta es Ryan. Ryan, este es mi arrogante hermano pequeño, Owen. Ryan sacude la mano estirada de Owen mientras él dice: —Encantado de conocerte. —Inclina la cabeza hacia mí—. No sabía que estabas viendo a alguien. —No te preocupes, Owen. Es nuestra primera cita, y de algún modo, creo que terminará siendo el pequeño secreto sucio de Gabe. —Ryan rie, luego cambia de tema—. Felicidades por ganar. Jugaste muy bien. —Gracias. —Él se gira hacia mí una vez más—. ¿La trajiste aquí? ¿Cómo una cita? No es de extrañar que seas soltero. —Ríe. —Le pregunté si estaba bien, y ella dijo que sí. Además, estamos a punto de ir a otro lugar. ¿Quién viene a recogerte? —Conseguí que me llevara uno de mis amigos. —Miro sobre su hombro, y alguien lo saluda —. Mejor me voy. Un gusto conocerte, Ryan. —Igual. —¿Te veo pronto Gabe? —Déjale saber a mamá que iremos a casa para la cena el domingo —le digo. —Lo haré. ¡Después! Él gira y trota hacia sus amigos. Ryan da un paso para ponerse en frente de mí, una astuta sonrisa en sus labios antes de que holgadamente envuelva los brazos alrededor de mi cintura. —¿Y ahora, oficial? —¿Te gusta el pastel? —pregunto. Se ríe, una risa ridículamente femenina. —Por supuesto que sí. —Entonces permíteme dirigir el camino. —Una vez que engancha el brazo alrededor de mi codo y empezamos a caminar fuera del estadio, le digo a dónde vamos—: Hay una cafetería no muy lejos de aquí, y tienen los mejores pasteles que he probado. Pensé que podríamos ir allí por algo dulce para comer, y luego caminar por el centro o lo que sea que quieras hacer. —Me parece bien. En la cafetería, Ryan pide una rebanada de pastel de chocolate alemán, mientras me conformo con una rebanada de pastel de piña. Ella pregunta si tienen Sunkist, pero no lo tienen por lo que ordena agua en su lugar. Estamos sentados en una pequeña mesa alta, nuestras rodillas se tocan. —Realmente te gusta el Sunkist, ¿no? Ryan acaba de tomar un bocado, así que solo asiente. Después de tragar, dice: —Es eso o agua. Soy un poco adicta a ella. Siempre lo he sido. —Mmm. —Tomo un delicioso bocado, y luego pregunto—: ¿Cuál es una de tus cosas favoritas por hacer? Sin ninguna duda, las palabras vuelan fuera de su boca. —Tener sexo. Ella me pilla por sorpresa con su respuesta, mi tenedor pausa a mitad de camino a mi boca. Los ojos de Ryan se ensanchan como si estuviera dándose cuenta de que dijo eso. —Mierda. Quiero decir, mierda. Lo siento. Eso es, um, no es algo bueno, que una dama diga eso. —Sus mejillas se sonrojan de un rosa claro, sus ojos se centran en su pastel. Algo me dice que esta es la primera y última vez que volveré a ver su sonrojo porque no parece ser algo que hace a menudo—. Realmente no tengo un favorito. Si es divertido o si hay algún tipo de emoción en ello, entonces soy feliz. Algo parecido a lo que dije sobre mi especialidad. Nada despierta una pasión en mí. Incluso actividades sencillas aparentemente porque ni siquiera puedo elegir una cosa favorita o adecuada que me gusta hacer. —Los ojos de color verde oscuro de Ryan me miran desde debajo de sus pestañas—. Lo siento, no quería divagar. —Divaga lo que quieras. No me importa. —Le doy una sonrisa amable, ya que casi parece que su propia respuesta la sacó de quicio, y está un poco incómodaahora. No parece caber en su personalidad, pero sí la hace más real para mí—. Y tienes pasión. Al gustarte las cosas que te emocionan, como dices. Suena como que eres una aventurera, audaz persona. Ryan se ríe. Es tan sexy cuando lo hace. Cuales sean las emociones con las que está lidiando desaparecen en simple alegría, despreocupada cuando se ríe. —Hmmm. No estoy tan segura de ser aventurera. Intrépida me parece encajar, supongo. ¿Qué pasa contigo? ¿Qué otra cosa llena tu vida, además de tu trabajo? Eso te hace feliz, ¿verdad? —Ah, sí, me encanta lo que hago. También me gusta ir a las tierras de mi padre y disparar a objetivos con algunos de los chicos de mi familia. Nos reunimos al menos un sábado al mes solo por eso. Ella niega con la cabeza ligeramente, su pelo cae hacia adelante para cubrir ese hombro que me muero de ganas de tocar de nuevo. La mano en mi regazo tiene mente propia a medida que se mueve para descansar en su rodilla. —¿Qué? —pregunto, refiriéndome a su sacudida de cabeza. —No sé si podría disparar un arma. La idea de ellas es intimidante. —No. Es divertido para prácticas de tiro y una muy buena manera de aliviar el estrés. Eres intrépida. Tal vez deberías probarlo. Siempre que sepas cómo utilizar un arma correctamente, todo irá bien. Ante esto, Ryan sonríe. Estoy confundido por un segundo hasta que, con la risa en su voz, ella dice: —Ya encontraste algo nuevo que enseñarme, ¿eh? Tal vez deberías haber sido maestro en su lugar. Eso me hace reír. —No sé nada de todo eso, pero si quieres probarlo, házmelo saber. Puedes venir conmigo la próxima vez que nos reunamos. Ryan se ríe en voz baja. —¿Me dejarías estar con tu familia? No estoy segura de si eso es una buena idea. —Hay más peso en sus palabras del que ella está soltando. ¿Por qué no lo cree así? Ryan parece perfectamente aceptable. Antes de que pueda analizarla demasiado, añade con ojos cálidos—. Además, ¿una clase privada no es más divertida? —Sus ojos caen a mi cuello cuando trago fuerte, y me pregunto brevemente si está mirando mi manzana de Adán. —Puede que tengas razón en eso. Seguimos teniendo una pequeña charla, y me entero de que Ryan es una persona bastante madura para su edad. Puede tocar un par de diferentes instrumentos, aunque dijo que no lo hace regularmente. Puede hablar español con fluidez, pero de nuevo, no lo hace muy a menudo. Hay mucho que sabe hacer, pero parece que no hace activamente ninguno de ellos. Ella tenía razón. No hay nada que destaque lo suficiente en lo que pueda dedicarse plenamente. Estoy seguro de que hay más que eso. Sin embargo, definitivamente ha tratado de encontrar esa pasión de la que siempre está hablando, basado en lo que me dijo. Hay tantos secretos ocultos sobre Ryan. Ella va y viene entre hablar un poco amargamente de su infancia a actuar como si no fuera un gran problema en absoluto. Su tono lleva todo un aire de actitud «no hay nada que pueda hacer al respecto». La familiar urgencia de averiguar los daños y grietas de su amargura y repararlos me recorre. Siempre encuentro a mujeres que están de alguna manera rotas, y siempre quiero arreglarlas. De alguna manera, estoy solo al final. Sin embargo, eso es para otro día. A medida que nuestra noche se termina, y regresamos a su casa, Ryan se convierte en una mujer peligrosamente seductora, atrayéndome lentamente. Hay toques simples como su mano en mi muslo mientras conduzco con aquellos dedos suyos arrastrándose en un despreocupado patrón. Hay risas, lo cual es ridículamente sexy. Es casi como si supiera que solo su risa excitará a un chico. Y luego, las palabras sucias tentadoras que aparente y casualmente arroja sobre lo que podría venir. Por el momento en que llegamos a las escaleras y nos paramos junto a la puerta del apartamento de Ryan, he sido capturado. Mi mente y cuerpo son capaces de pensar en una sola cosa. Ella suelta mi mano para desbloquear la puerta, pero no la empuja para abrirla. En cambio, se gira, se inclina contra la puerta y me atrae hacia ella con una sexy sonrisa socarrona. Mi pecho queda al ras contra el de ella, mis manos agarran sus caderas. Mi mente se nubla oficialmente mientras mis sentidos captan sus labios y ese cuerpo mortal. Ni siquiera tengo la oportunidad de ser quien se inclina primero porque Ryan lo hace. Me mira mientras acerca su cara a la mía, sus labios rozando los míos suavemente al principio. Se levantan en una rápida, pequeña sonrisa como si supiera que estoy enganchado antes de presionarlos contra mis labios. Ryan coloca sus manos sobre mi pecho. Su sensación, está en todas partes, en todo mi cuerpo, exigiendo atención. Cuando abre la boca, mi lengua busca instintivamente la de ella. Ryan tiene un sabor dulce del pastel. Agarra la parte de atrás de mi cuello, profundizando el beso, ahogando mis sentidos. Nada existe en este momento, excepto ella. Cuando se aleja, mis labios no pueden dejar de tratar de seguirlos, con ganas de volver a conectarlos. Ryan se ríe y sonríe mientras ligeramente pasa los dedos por mi pecho. Con voz entrecortada, seductora, pregunta: —¿Te gustaría entrar? Asiento rápidamente antes de besarla con avidez de nuevo. Nos dirigimos dentro, un momento más tarde, mis manos todavía firmemente plantadas en su cuerpo. Ryan cae sobre el sofá y me tira con ella. Fácilmente me pierdo en su toque. Con sus besos embriagadores, se siente como si estuviera vertiendo todo lo que tiene en ellos para que sean lo más calientes posible. Expertamente quita nuestra ropa, dejando al descubierto un tatuaje en la cadera de un diente de león con semillas blancas flotando. Mientras me besa, Ryan estira la mano entre nosotros, envolviendo sus dedos a mi alrededor por un momento antes de guiarme en su interior. Ryan es una potente seductora mientras infunde cada movimiento, sonido y tacto con una necesidad casi primitiva. Me vuelve loco con necesidad antes de finalmente deshacerme un minuto después de que ella se estremece de placer debajo de mí. Eso fue incuestionablemente el mejor sexo que he tenido. Pero después, mientras me estoy vistiendo de nuevo, veo dos tatuajes más en su espalda mientras desaparece por el pasillo para ponerse el pijama. Un gran caballito de mar, rosa en el lado derecho, y en el izquierdo, un colibrí en contornos negro y azul ricamente elaborado. Su ausencia hace que me dé cuenta de repente lo que ha sucedido. Yo, el buen chico clásico, acabo de tener sexo en la primera cita con una chica de diecinueve años. Casi veinte. Casi me siento ruin. Así de fácil fue capaz de llevarme más allá de una línea que normalmente ni siquiera cruzo. Por no hablar de que, basándome en el hecho de que me invitó a entrar, probablemente hace esto a menudo. El sexo en la primera cita es probablemente normal para ella. Sin querer, sacudo la cabeza. Esta chica ya está jugando conmigo. —¿Estás bien, Gabe? —pregunta Ryan con solo un toque de preocupación. Se sienta en su sofá, vestida con un pijama de chica. He llegado a darme cuenta de que la mayor parte de sus emociones cuidadosamente, muy sutilmente, concuerdan con su voz cuando habla. A menos que realmente escuches, te lo perderás. —Sí. Probablemente debería irme. —Meto mis manos en mis bolsillos. Sus largas piernas se exhiben para mí, y mi mente ya está pensando en sexo de nuevo. No, no puedo ir allí ahora mismo. No puedo ser atrapado de nuevo, no importa cuán fácil sería. Ryan se levanta, se acerca a mí y me besa en la mejilla inocentemente. —Gracias por esta noche. Me divertí mucho. ¿Cómo se las arregla para parecer tan pura cuando me siento tan mal? Ryan me está mirando, esperando a que yo hable. Aclarando mi garganta, digo: —Gracias. Vamos a tener que hacer algo nuevo. Sus ojos están llenos de dudas, incluso mientras está de acuerdo: —Sí, lo haremos. —Buenas noches, Ryan. Y entonces,cuando me voy, preguntándome cómo esta noche y Ryan encajan con el tipo de hombre que me esfuerzo por ser. Porque esta noche, después de irme, particularmente no me siento como un hombre honorable. Capítulo 4 Ryan Traducido por &Rebeca&, Squarepants1o y Blonchick Corregido por Anjhely Me quedo mirando la puerta, mucho después de que Gabe se fuera. He dormido con un montón de chicos antes, y nunca he visto a ninguno de ellos tan… tan culpable después. Al menos, para mí, fue amable cómo me miró. Con mis padres, estoy acostumbrada a las emociones negativas y a no cumplir con sus expectativas. Pero, ¿con los chicos? Generalmente soy bastante buena con ellos. ¿Estoy perdiendo mi toque o algo así? ¿Por qué me miró así? Finalmente, me canso de mirar fijamente la puerta, así que en su lugar me acuesto en la cama y me quedo mirando el techo. El techo es mucho más interesante, ya sabes. Suspirando, me pregunto si tal vez mi racha de desilusión está empezando a expandirse a toda mi vida y no solo con mis padres. Esa lista es larga. Primero, decidieron dejar que el sexo de su hijo fuera una sorpresa, pero estaban rezando por un niño. Eso obviamente no sucedió. Luego está mi larga lista de actividades donde o bien no era lo suficientemente buena para que ellos sigan pagando o me presionaban demasiado y lo dejaba. Eso nunca fallaba. Cada vez que encontraba algo que disfrutaba, ellos me compensaban presionándome a ser absolutamente mejor. Y mi absolutamente mejor, nunca fue lo suficiente bueno para ellos. Supongo ya que no fui un niño, que se imaginaban que sería impotente o algo así. Mis padres tienen expectativas tan altas para mí que con los años, empecé a rebelarme contra todas ellas. Algunas para bien, otras para lo peor. Todo de lo que he oído hablar es cómo las cosas serían mucho más fáciles si hubiera sido un niño, y me di por vencida tratando de complacer hasta cierto punto. Estoy en la universidad y mis calificaciones son fantásticas, pero ¿para que se sientan un poco orgullosos de mí? Eso, obviamente, nunca va a suceder, lo que me hace pensar en mi estúpido comentario con Gabe sobre conocer a sus padres. Eso habría sido un desastre. Tengo insatisfechos a mis padres lo suficiente. No necesito defraudar a otra persona. Y créeme, ellos me odiarán. Soy demasiado franca, demasiado sexualmente dispuesta, también todo-sobre-lo que-su-madre-le advirtió. Por no hablar de que soy una desertora y tatuada y nada que a unos padres les guste en una chica como persona y sobre todo, no en la novia de su hijo. Diablos, si fuera un chico y estuviera saliendo conmigo, no me traería a casa de mis padres tampoco. Me conozco mejor de lo que nadie más lo hace, así que estoy segura de que es cierto. Tal vez mi intuición sobre Gabe siendo un buen chico al cien por cien es cierta. Antes de irse, él debe haberse dado cuenta de que esto, yo, evidentemente, no terminaría bien en su nombre y eso es lo que fue la expresión en su rostro. Mi teléfono vibra en mi mesita de noche, pero es solo Viv, y no quiero hablar con ella ahora mismo. Por desgracia, mi instinto me dice que Gabe se va a colocar en mi larga lista de deficiencias. Oh, bueno, ¿verdad? No estoy saliendo concretamente de todos modos. Ese es mi último pensamiento antes de caer en un profundo sueño. * * * Viv y yo salimos de compras. Ella quiere saber lo de anoche, y yo quiero un traje nuevo para llevar a la fiesta de esta noche. El aire de otoño está frío, pero no es lo suficientemente frío como para cubrir gran cantidad de piel. Siento la necesidad de hacer alarde de mi cuerpo en esta fiesta, así que esa es la clase de atuendo que estoy buscando. —Muy bien. Me muero por saber, Ryan. ¡Dime ya! —dice Viv una vez que entramos en nuestra primera tienda del día. Ruedo mis ojos hacia ella. —Me fue bien. Fuimos al partido de fútbol de su hermano pequeño y fuimos a un pequeño café por tarta. Luego regresamos a mi casa para tener relaciones sexuales. —Los buenos chicos no follan en la primera cita, así que debes haber estado equivocada en eso —comenta. —No lo sé —me voy apagando. Viv puede ser mi mejor amiga, pero todavía hay muchas cosas que no le digo—. Parece que se arrepintió antes de irse. Dudo que vaya a llamarlo si alguna vez me meto en problemas. Eso es probablemente lo último que veremos de Gabe O'Connor. —Odié decir la última parte. Decirlo en voz alta hace que parezca más real, y estoy casi segura de que tengo razón en esto. —Tal vez no. —Ella lo intenta, sonando esperanzada. Después de un momento, dice—: Tú vas a muchas primeras citas, ahora que lo pienso. ¿Por qué nunca vas a segundas? Mantengo mis ojos en la ropa delante de mí, sabiendo que va a tener algo que decir sobre esto. —Debido a que las chicas buenas no follan en la primera cita, Viv. —Lanzo sus palabras hacia ella—. Por suerte para ellos, y para mí, si lo piensas bien, no soy una de esas chicas. Si quiero dormir con ellos al final de la noche, no voy a esperar por un par de citas más. Y después de eso, me ven solo para el sexo. Además, tú sabes que no soy realmente una ligona de todos modos. Obviamente. Cuando miro hacia Viv, sus ojos están bien abiertos. —¿Tú tienes sexo en la primera cita? ¿Siempre? —Oh, vamos. Ella tenía que saber eso. Hemos sido amigas desde el primer año. ¿Ella no se ha dado cuenta de esto todavía? Pensé que iba a conseguir un sermón, pero supongo que no sabía este hecho divertido sobre mí. —Casi siempre —me corrijo. ¿Es realmente tan importante el acuerdo? Es solo sexo—. Tiene el cuello en V y un poco aireado, por lo que no sería muy ceñido. El material es súper suave también. Tengo que comprarlo. —Es lindo. ¿Con qué lo llevarías? —Una falda estrecha de algún tipo. Así que empezamos a buscar una de esas. Pero Viv regresó a Gabe. —¿Te ha mandado mensajes de texto o cualquier cosa? —No. —Bueno, ¿qué edad tiene su hermano? —pregunta. —Tiene dieciséis años, pero tiene uno mayor que es de treinta y tres. —Y, ¿qué edad tiene de nuevo? Entrecierro mis ojos desde el otro lado del estante. ¿Dónde va ella con esto? —Veinticinco. —Mmm. —Ella asiente—. Así que estás más cercana en edad a su hermano pequeño que de él. Honestamente, no había pensado en eso. ¿Importa realmente nuestra diferencia de edad? Es tan solo seis años, y estoy a punto de cumplir veinte el próximo mes. No es una gran diferencia, ni nada. Estoy segura de que mis padres esperan que salga con alguien más cercano a mi edad, pero es mi elección. No de ellos. Ellos no están saliendo con él. Por último, le digo: —No importa de cualquier manera. Realmente no creo que lo vea de nuevo. ¿Qué dijo el idiota cuándo rompiste con él? —Cambio el tema porque estoy cansada de pensar en Gabe. —Él piensa que estoy loca por acusarlo de engañarme. Cuando lo empujé sobre el coche de ella en la calzada, quiso saber cómo lo sabía, lo que significa que lo admitió. Y no me ha hablado desde entonces. —Momento perfecto para ir de fiesta con la excusa para emborracharse. —Levanto la falda que he encontrado—. ¿Qué piensas? —Es una mini-falda dorada y brillante, y se vería muy bien junto con la camisa y los zapatos adecuados. —Ooh, me encanta. Podría pedirte prestado eso. Me río. —Por supuesto. ¿Ves algo aquí que desees o estás lista para saltar a la siguiente tienda? —No, vamos a ver y seguir adelante. La fiesta de esta noche ha sido organizada por el equipo de fútbol, así que he estado tratando de convencer a Viv que podía conectar con cualquiera de ellos. Ellos van a estar buscando relajarse esta noche de todos modos. Después del novio de mierda, se merece algún jugador de fútbol delicioso para darle un buen momento. Viv dice que va a pasar desapercibida durante un tiempo. La dejo de molestar porque si eso es lo que quiere, entonces voy a dejarla sola. Viv tiene más moral,o los estándares más altos, como dirían algunos, que yo, y voy a respetar sus deseos. Compramos todo el día, y acumulamos algunos cargos de la tarjeta de crédito que me dieron mis padres. Estoy segura que obtendré una llamada al final del mes sobre esa factura. Nunca falla para que digan que si fuera un chico, no gastaría tanto dinero en ropa. En serio, ¡solo supéralo ya! Me tienes. Deja de quejarte. Diecinueve años de valor debería ser suficiente para el resto de mi vida y la de ellos combinados. Además, no tienen que seguir recordándome cómo todo lo que hago no es lo suficientemente bueno para ellos. Por no hablar de la ropa que compro, no siempre la aprueban. Es demasiado fulana y no muy «propio de una dama». Lo que sea. Una vez que llego a casa, pongo en mi lista de reproducción una canción de amor y me llamo a mí misma a un baño de burbujas. No es domingo, pero estoy en extrema necesidad de una cierta relajación. Voy a tener que hacer una cita para un masaje la próxima semana. He estado tan colgada últimamente. Probablemente debido a la inminente fecha límite que tienen mis padres sobre mí para declarar mi especialidad. La espuma y agua caliente borran temporalmente esos problemas. Me empapo enteramente demasiado tiempo, y si no salgo pronto, mi cuerpo todavía estará arrugado cuando llegue a la fiesta. Estoy hecha una pasa y no conseguiré prepararme. Mientras estoy comiendo fideos Ramen, un placer culpable mío, viendo el viejo programa de televisión M*A*S*H, mi padre llama. Lo ignoro, como de costumbre. Si hablo con él antes de la fiesta, no voy a estar de humor para tener relaciones sexuales. Mi padre, por encima de todo y a pesar de mi recta historia de A, no cree que vaya a graduarme de la universidad. Quiere que me gradúe, eso es lo que se espera de mí, pero él no piensa que sea capaz de hacerlo. Piensa que como todo lo demás que he hecho, voy a dejarlo. Ugh. No. Detente ahí mismo, Ryan. Esta noche es noche de fiesta. No hay tiempo para pensar en lo próximo que voy a hacer para decepcionar a mis padres. Aunque, me gustaría tener un hermano, como Gabe, y luego mis padres centrarían toda su atención en él. Pero dejaron de tratar de tener un niño después de mí, porque mi madre tuvo dos abortos involuntarios. Después de eso, no querían pasar por ese tipo de pérdida de nuevo. Dejando con ello, sus esperanzas y sus sueños atascados conmigo. Me pregunto cómo habría sido tener hermanos. ¿Le gustarían a Gabe o desearían que fuera hijo único? Oh, genial. Ahora, estoy pensando en Gabe. Él está en mi mente cuando empiezo a prepararme, mientras conduzco con Viv a la fiesta, hablo sin pensar con diferentes personas, y bebo un par de cervezas en el camino. Pero entonces un jugador de fútbol me ve. Reconozco su cara y su número, 43, pero me era imposible recordar su nombre. ¿Cómo es posible que pueda recordar casi todo lo que Gabe dijo anoche, pero no puedo pensar en el nombre de este chico y con el que me había acostado dos veces antes? —Ey, Ry —saluda. Ah, sí. Ese es el por qué. Porque él insiste en acortar mi nombre. —Ryan —corrijo. Puede que no siempre me guste mi nombre, pero es mío, y voy a poseerlo —. Hola. —Parece que necesitas otro trago. —Me entrega un vaso rojo, y graciosamente tomo tres tragos de ahí. —Gracias. Graves desde los altavoces haciendo todo este lugar retumbar a través de mi cuerpo con el alcohol. 43 me está mirando con deseo mientras me tiraba hacia él. Desliza su mano, que no tenía cerveza, debajo de mi chaqueta, su pegajosa mano toca mi espalda desnuda. 43 se inclina para susurrar en mi oreja, algo desubicado, para nada esas cosas calientes y sucias para convencerme de ir al piso de arriba con él. Pero cuanto más habla y baja sus manos hacia mi culo, menos me excita. Probablemente estoy demasiado ebria en el pasado para recordar o preocuparme sobre esas características. —No me siento del todo bien. Creo que voy a buscar a Viv y hacer que me lleve a casa. —Lo empujo con un poco más de fuerza de lo que intento. —Te llevo. —Se ofreció. Acepto, solo porque estoy deseando que una vez me aleje de todas esas personas, esté en un mejor humor para follar. Eso es lo que realmente quiero esta noche. Pero si no, entonces el señor 43 va a estar muy decepcionado. Él me sigue mientras intento encontrar a Viv, pero no está en ningún lugar para ser encontrada. —Vamos, Ry. —Ryan —inserto. —Ya vámonos. Ella lo comprenderá. —Empieza a tirarme hacia fuera de la casa, su agarre demasiado apretado para mí como para luchar. Él tomando el control me enciende de todas formas, así que lo dejo. Una vez que llegamos a mi casa, me arrepiento. Ni siquiera he abierto mi puerta todavía porque no quiero que entre. 43 me tiene presionada contra mi puerta, sus babosos besos están sobre mi cuello antes que empiece a dirigirse hacia mi pecho, donde, gracias a mi sostén y nueva chaqueta, muestra un poco de escote para que él toque. —No me siento bien —repito—. Gracias por el viaje, pero me voy adentro. Sola —agrego. Sus labios suben al lado izquierdo de mi cuello, entonces giro mi cabeza hacia la derecha por instinto. Sus manos agarran mi cintura más fuerte mientras pone más de su peso sobre mí. —Ry… —empieza. —Ryan. —¿En serio? ¿Cuántas veces tengo que corregirlo?—. No necesitas intentar hacerme cambiar de opinión. La respuesta seguirá siendo no. —Eso hace que deje de besarme. Sus ojos se vuelven oscuros mientras me mira fijamente, su agarre es más fuerte que nunca. —¿No? No dudaste antes, Ry. Todos en el campus saben que eres una chica fácil, ¿y ahora me estás diciendo no? —Puedo ser fácil, pero no soy tan fácil para ti esta noche. —Intento alejarlo de mí, pero es imposible. No se está moviendo—. Aléjate de mí. —Intento hacer mi voz lo más nivelada posible, pero incluso yo escucho como tiembla un poco. —¿Hay algún problema? Al sonido de su voz, mi cabeza se ajusta en el hueco de la escalera. 43 no le está prestando atención. Gabe está parado rígido con sus brazos a sus lados, puños cerrados, y no se ve muy feliz en su uniforme de policía. Su mirada mortal está fija en 43. ¿Qué está haciendo aquí? —Amigo, no creo que esto sea de tu asunto, así que… —Finalmente, él mira, detenidamente, que es un policía. 43 toma un pequeño paso lejos de mí. Gabe me mira. —¿Señorita? —pregunta, y nunca he estado más agradecida de escucharlo decir eso. —Um, todo está bien. —Giro hacia 43, quien se ve un poco molesto—. Nos vemos luego. — Inmediatamente me doy la vuelta, saco la llave de la casa de mi sostén y entro sin volver a mirar atrás. Con mi espalda contra la puerta, puedo oír pies arrastrándose a lo lejos, pero otros yendo hacia mí. Un golpe suena ruidosamente, haciéndome saltar. Lentamente abro la puerta para mirar, y una vez que veo a Gabe, la abro completamente. —¿Estás bien? —pregunta. —Sí. ¿Qué estás haciendo aquí? Gabe no entra cuando me muevo a un lado. Solo se queda afuera del marco de mi puerta. —Aparentemente, olvidaste tu teléfono en el coche de tu amiga y dejaste la fiesta sin decírselo. Me llamó desde tu móvil, preocupada, y diciendo que no eras así en absoluto. Pensó que podrías estar en algún tipo de problema. Estaba patrullando cerca, así que le dije que pasaría a ver si estabas aquí. De repente, me pregunté cuánto tiempo estuvo mirando. ¿Escuchó lo que dijimos sobre mí siendo fácil? Lo que probablemente sabía de todas formas gracias a nuestra cita, pero tiene que ser una historia diferente cuando él escucha que soy de esa manera de un completo extraño. Quería preguntarle si escuchó, pero entonces decido que realmente no quiero saberlo. —Oh, bueno, la llamaré con el teléfono de mi casa y le haré saber que estoy bien. Siento haberte molestado mientras estás trabajando. Frunce el ceño. —Parecía que necesitaba ser molestado. ¿Segura que estás bien? ¿No tendría que perseguirlo? Me rio por
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