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You_Before_Me_-_Lindsay_Paige pdf

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Lindsay	Paige
You	Before	Me
ePub	Bl1.2
Bookland	31.12.16
Aviso
La	traducción	de	este	libro	es	un	proyecto	del	Foro	Bookland.	No	es	ni	pretende	ser	o	sustituir	al
original	 y	 no	 tiene	 ninguna	 relación	 con	 la	 editorial	 oficial.	 Ningún	 Colaborador-Traductor,
corrector,	 Recopilador—	 ha	 recibido	 retribución	material	 por	 su	 trabajo.	 Ningún	miembro	 de
este	foro	es	remunerado	por	estas	producciones	y	se	prohíbe	estrictamente	a	todo	usuario	del	foro
el	uso	de	dichas	producciones	con	fines	lucrativos.
Bookland	 anima	 a	 los	 lectores	 que	 quieran	 disfrutar	 de	 esta	 traducción	 a	 adquirir	 el	 libro
original	y	confía,	basándose	en	experiencias	anteriores,	en	que	no	se	restarán	ventas	al	autor,	sino
que	aumentarán	el	disfrute	de	los	lectores	que	hayan	comprado	el	libro.
Bookland	realiza	estas	traducciones	porque	determinados	libros	no	salen	en	español	y	quiere
incentivar	a	los	lectores	a	leer	historias	que	las	editoriales	no	han	publicado.	Aun	así,	impulsa	a
dichos	lectores	a	adquirir	los	libros	una	vez	que	las	editoriales	los	han	publicado.
En	 ningún	momento	 se	 intenta	 entorpecer	 el	 trabajo	 de	 la	 editorial,	 sino	 que	 el	 trabajo	 se
realiza	pura	y	exclusivamente	por	amor	a	la	lectura.
Créditos
Moderadoras
Cr!sly	&	RebecaRocio
Traductores
AntoD Blonchick Elizeen
Lorenita_166 Kathy92 Jane
&Rebeca& Squarepants1o Valkiry2342
AnaSmith Jhosel LizHerondale
StayStrong Ale Mika
Angiekjn Gabbii Eva	Masen-Pattinson
ItBurnLikeIce
Moderadora	de	Corrección
KatieGee
Correctores
Shaz Anjhely Azhar23
Ruth	M. Kora .
Recopilación
Eli25
Revisión
Eli25
Diseño
Shaz
Editor	digital
kensha
Sinopsis
Ella	es	demasiado	joven	para	él.
Él	es	demasiado	bueno	para	ella.
Ella	lo	seduce	lejos	del	caballero	que	intenta	ser.
Él	la	lleva	a	sus	propias	esperanzas	y	sueños.
Ryan	Kavanaugh	no	es	el	tipo	de	chica	que	los	chicos	llevan	a	casa	de	sus	madres.	Ella
va	a	tener	relaciones	sexuales	en	la	primera	cita,	va	a	maldecir	sin	pensarlo	dos	veces,
y	abrirá	la	puerta	en	vaqueros	y	un	sujetador.
Gabe	O'Connor	es	exactamente	el	 tipo	de	 chico	que	 las	 chicas	quieren.	Es	oficial	 de
policía	y	el	buen	tipo	clásico	que	toma	las	opiniones	de	su	familia	en	serio	y	se	esfuerza
por	ser	la	mejor	persona	que	puede	ser.
Dos	personas	en	dos	lugares	diferentes	en	sus	vidas	siendo	arrastradas	en	direcciones
que	no	quieren	ir.	Ryan	y	Gabe	luchan	con	lo	que	desean	en	su	vida	y	en	la	del	otro,	así
como	lo	que	sus	familias	esperan	de	ellos.
A	veces,	tienes	que	pensar	en	ti	mismo	primero.
Capítulo	1
Ryan
Traducido	por	AntoD	y	Blonchick
Corregido	por	Shaz
Esta	soy	yo	en	la	cima	del	mundo.	Estoy	sobre	mis	manos	y	rodillas	mientras	uno	de	los	chicos
de	la	fraternidad	(¿Tim,	quizás?),	tiene	agarradas	mis	caderas	fuertemente	en	sus	manos	mientras
se	empuja	en	mí.	Es	 irónico	que	 la	música	de	 fondo	se	 trate	sobre	querer	conocer	mi	 fantasía.
Esta	no	lo	es.	Él	no	dura	mucho	más	y	ya	está	apartándose.	Maldita	sea.	Si	estuviera	un	poquito
más	sobria,	lo	haría	regresar	y	hacerme	acabar	también.	Sin	problemas.	Puedo	hacerlo	yo	misma.
Él	se	fue,	quién	sabe	a	dónde,	así	que	caigo	de	espaldas	sobre	la	cama.	Mis	piernas	están	bien
abiertas	y	mi	mano	se	extiende	hacia	abajo	para	terminar	con	el	trabajo.
—¿En	serio,	Ryan?	—dice	él,	entrando	en	la	habitación	justo	mientras	termino.	Ey,	al	menos
sabe	mi	nombre.	Es	más	de	lo	que	yo	puedo	decir	de	él.
—Deberías	haberlo	hecho	por	mí	—mascullo,	cantando	la	última	parte	un	poco.	Satisfecha	y
demasiado	borracha	para	seguir	manteniendo	mis	ojos	abiertos,	me	duermo	antes	de	que	él	pueda
decir	algo	más.
Cuando	despierto,	aún	estoy	desnuda	y	mi	cabeza	está	palpitando	como	si	hubiera	un	taladro
agujereando	mi	 cráneo.	Mierda,	 esto	 apesta.	Me	 limpio	mis	 desagradables	 ojos	 y	 tengo	 cierto
tipo	de	contentura	de	que	estoy	sola	en	la	habitación	del	chico	de	fraternidad,	si	es	que	siquiera
es	su	habitación,	por	empezar.	Mi	memoria	es	confusa,	por	lo	que	todavía	no	sé	quién	es	él.	La
habitación	no	tiene	ninguna	pista	obvia,	tampoco.	Oh,	bueno.	Mi	boca	sabe	asquerosa,	y	me	estoy
muriendo	por	cepillarme	inmediatamente	los	dientes.	Ugh.	Tengo	que	regresar	a	mi	casa	primero.
Gracias	 a	Dios	por	 los	padres	 ricos.	Al	menos	 son	buenos	para	 algo.	Consigo	vivir	 fuera	del
campus	gratis.
Comienzo	una	búsqueda	alrededor	de	la	habitación	por	mi	ropa,	pero	todo	lo	que	encuentro
son	mi	 sostén,	 tanga	 y	mi	 camisa.	Después	 de	 buscar	 por	 un	 sólido	minuto,	me	 rindo	 con	mis
pantalones.	Puedo	conducir	a	casa	sin	ellos.	Mientras	estaba	en	la	secundaria,	me	convertí	en	una
profesional	 en	 entrar	 y	 salir	 a	 hurtadillas	 de	 la	 casa,	 y	 esto	 no	 será	 diferente.	Mis	 padres	 no
estaban	en	contra	a	que	yo	saliera,	pero	ser	misteriosa	sobre	ello	era	mucho	más	divertido.	Hay
una	 emoción	 que	 viene	 con	 ello,	 y	 cuando	 no	 les	 importaba	 que	me	 estaba	 yendo,	 yo	 decidía
fingir	que	los	riesgos	eran	mayores.	Así	que	entraría	y	saldría	a	hurtadillas	de	mi	casa	como	si
fuera	a	estar	en	serios	problemas	si	me	atrapaban.	Puedo	hacer	esto	fácilmente.	Por	un	lado,	es
mi	casa.	La	parte	complicada	va	a	ser	que	es	pleno	día	y	no	estoy	usando	pantalones.	No	es	la
gran	cosa.	Yo	me	encargo.
Con	mis	hombros	enderezados	y	la	cabeza	en	alto,	salgo	de	la	casa	de	fraternidad	llena	con
más	cuerpos	desmayados,	mis	 tacones	colgando	de	dos	de	mis	dedos.	Mis	ojos	se	entrecierran
una	vez	que	abro	la	puerta	y	gimo.	Maldito	sol.	Protejo	mis	ojos	con	mi	mano	y	veo	a	mi	coche
estacionado	junto	a	la	acera.	Gracias,	Ryan	sobria.	Parece	que	fui	lo	suficientemente	inteligente
para	estacionar	cerca	del	edificio.	Corro	hacia	mi	coche,	abro	la	pequeña	puerta	cuadrada	que	da
al	tanque	de	gasolina,	agarro	mis	llaves	y	luego	me	deslizo	en	el	asiento	del	conductor.
¿Ves?	Como	una	profesional.	Debería	 ser	una	profesional	por	ahora,	no	por	 la	cantidad	de
tiempo	 que	 llevo	 haciendo	 esto,	 sino	 por	 la	 cantidad	 de	 veces	 que	 he	 hecho	 esto.	Agarro	 una
banda	elástica	de	 la	palanca	de	cambios	y	 tiro	mi	ondulado	cabello	rojo	oscuro	en	una	coleta.
Luego	me	 pongo	 las	 gafas	 de	 sol	 para	 ayudar	 con	 esa	 espantosa	 luz	 solar	 antes	 de	 finalmente
alejarme	y	conducir	a	casa.	Ahora,	me	siento	como	si	pudiera	conquistar	el	mundo.	Anoche	no
fue	un	buen	ejemplo	de	mis	normales	sábados	por	la	noche,	así	que	estoy	lista	para	llegar	a	casa,
quitarme	la	suciedad	de	encima	y	cepillar	mis	malditos	dientes.
Odio	los	domingos	por	la	mañana.	Los.	Odio.	Estamos	cerca	de	una	ciudad	universitaria,	por
el	amor	de	Dios.	¿Por	qué	todo	el	mundo	conduce	como	ancianos	holgazaneando	en	una	perezosa
tarde	de	domingo?	¿Por	qué?	Probablemente	para	molestarme.	Ya	les	he	mostrado	el	dedo	a	dos
personas	mientras	los	pasaba.	Soy	tan	esa	clase	de	conductor	que	todo	el	mundo	odia	y	enoja	a
las	 personas.	Cómo	 sucedió,	 no	 estoy	 segura.	Todavía	 tengo	 unos	 buenos	 quince	minutos	 para
llegar	cuando	el	peor	sonido	en	el	mundo	comienza.
Sirenas.	Sonando	fuertemente	para	alertarme	de	la	indeseada	presencia	detrás	de	mí.
Maldito	policía.	Genial.	Justo	lo	que	necesitaba	esta	mañana.
Me	orillo	en	el	lateral	de	la	carretera	e	intento	hacer	que	mi	camisa	cubra	más	de	mis	muslos,
pero	es	inútil.	Bueno,	esperemos	que	a	este	tipo	le	gusten	las	piernas	y	luego	podré	irme	con	una
simple	advertencia.	Él	sale	de	su	coche,	por	lo	que	bajo	mi	ventanilla	mientras	se	acerca	a	mí.
Dándole	mi	sonrisa	sexi,	digo	dulcemente:
—Buenos	días,	Oficial.
Es	mayor	que	yo,	y	muy	caliente.	La	etiqueta	de	su	nombre	simplemente	dice	«O’Connor».	No
puedo	ver	mucho	de	su	cabello,	pero	sé	que	es	marrón,	así	como	sus	ojos	y	barba,	que	es	un	poco
espesa.	Sus	ojos	inmediatamente	aterrizan	en	mis	piernas	desnudas	y	juro	que	se	ruboriza.	¿Qué
clase	 de	 hombre	 se	 ruboriza?	 Sin	 embargo,	 esto	 debería	 ser	 fácilmente	 una	 advertencia.	 Él
rápidamente	se	concentra	en	mi	rostro.
—Licencia	y	registro,	por	favor.
—Sí,	señor.	—Me	inclino,	probablemente	dándole	un	vistazo	de	mi	trasero	desnudo,	mientras
busco	 en	 la	 guantera	 el	 registro—.	Mi	 licenciaestá	 en	mi	bolso,	 el	 cual	 está	 en	 el	 asiento	de
atrás.	 Un	 momento	—le	 digo,	 levantando	 mi	 dedo	 índice	 una	 vez	 que	 le	 entrego	 su	 primera
petición.	Si	no	vio	mi	trasero	antes,	ciertamente	lo	hace	ahora.
—¿Por	qué…	—se	aclara	la	garganta	mientras	mira	la	licencia	que	le	di—…	no	está	vestida?
Mis	hombros	suben	y	bajan	en	un	encogimiento	como	si	esto	no	fuera	la	gran	cosa.
—Me	quedé	con	un	amigo	y	extravié	mis	vaqueros.	Me	cansé	de	buscarlos.	¿No	eres	un	poco
joven	para	ser	policía?
Estoy	 medio	 esperando	 que	 eso	 lo	 moleste,	 pero	 él	 simplemente	 se	 ríe	 y	 regresa	 a	 los
negocios.
—¿Sabe	por	qué	la	hice	parar?
—Obviamente	estaba	haciendo	algo	que	no	debería	estar	haciendo.	¿Va	a	ponerme	una	multa
por	velocidad	o	algo	así?	—Intencionalmente,	muerdo	la	esquina	de	mi	labio.	A	los	chicos	les
encanta	cuando	muerdo	mi	labio—.	¿A	menos	que	tenga	una	mejor	idea	de	qué	hacer	conmigo?
—pregunto	esperanzada.
—Señora	—él	comienza,	un	leve	sonrojo	trepando	por	sus	mejillas,	pero	mi	gran	boca	decide
interrumpirlo.
—¿Señora?	¿Qué,	tengo	más	de	cincuenta?	—Mi	dolor	de	cabeza	aumenta,	y	decido	rendirme
—.	Solo	deme	mi	multa	ya.	¿Qué	tan	rápido	iba,	de	todas	formas?
Aparentemente,	eso	no	era	algo	bueno	para	decirle.	Sus	ojos	se	estrechan,	sus	labios	en	una
línea	plana.
—Viendo	como	ya	está	teniendo	una	mala	mañana	sin	pantalones,	iba	a	darle	una	advertencia.
Pero	dado	que	está	obviamente	con	resaca,	a	pesar	de	que	no	ha	alcanzado	 la	edad	 legal	para
beber,	y	dado	que	pidió	una	multa,	se	la	daré	sin	duda.	Quédese	ahí.	—Y	entonces	él	camina	de
regreso	a	su	coche.
¿Qué?	¿Puede	empeorar	 esta	mañana?	Esperemos	que	no.	Mientras	espero	pacientemente	a
que	 el	 Oficial	 O’Connor	 regrese	 con	mi	multa,	 una	 canción	 de	 rock	 sobre	 chicos	 americanos
suena	 tranquilamente	 en	 la	 radio.	 Cuando	 regresa,	 me	 entrega	 el	 pedazo	 de	 papel	 con	 una
resplandeciente	sonrisa.
Bastardo.
—Aquí	tiene,	Srta.	Kavanaugh.	Manténgase	fuera	de	los	problemas,	¿sí?
Lo	miro	antes	de	mirar	a	mi	multa	para	ver	qué	tan	rápido	iba.	73	de	55.
—¿Puedo	irme	ahora?
—Ciertamente.	Que	tenga	un	buen	día.
—Lo	que	sea	—murmuro	mientras	él	regresa	a	su	coche.
Con	un	suspiro,	tiro	mi	multa	en	el	asiento	y	me	dirijo	a	casa	de	una	vez	por	todas.
La	primera	cosa	que	hago	es	ir	al	baño	para	una	ducha.	Mechones	sueltos	de	mi	cabello	están
sobresaliendo,	y	me	veo	terrible	por	no	decir	menos.	No	es	extraño	que	él	no	me	lo	haya	dejado
fácil,	aún	con	una	mirada	a	mi	 trasero.	Una	mísera	multa	para	empañar	mi	previo	e	 impecable
historial	de	conducción.	Puedo	 tratar	con	ello.	Estoy	segura	de	que	una	vez	que	mis	padres	 se
enteren,	añadirán	el	maniático	exceso	de	velocidad	a	mi	lista	de	cualidades	que	los	decepcionan
más.
Decido	que	no	quiero	una	ducha,	sino	un	baño	de	burbujas.	Necesito	descansar	un	poco	y	no
preocuparme	por	nada	más.	Mientras	que	la	bañera	se	está	llenando	y	las	burbujas	comienzan	a
formarse,	conecto	mi	móvil	en	el	sistema	de	altavoces,	abro	mi	lista	de	reproducción,	y	presiono
‘aleatoria’	 antes	 de	 desvestirse.	 El	 agua	 está	 en	 la	 temperatura	 perfecta	 mientras	 sumerjo	 mi
cuerpo.	Esto	es	lo	que	necesito	para	curar	mi	resaca,	mi	mala	mañana,	y	los	recuerdos	fugaces	de
un	sexy	policía	que	resultó	ser	un	tonto.	Los	domingos	son	mis	días	perezosos,	así	que	este	baño
es	 la	manera	perfecta	de	volver	a	empezar	mi	mañana.	Voy	a	pasar	el	 rato	aquí,	 rejuvenecer,	y
estaré	lista	para	la	nueva	semana	en	la	escuela	mañana.
Estoy	arrugada	y	casi	dormida	con	el	sonido	de	una	voz	profunda	cantando	sobre	besos	lentos
cuando	mi	mejor	amiga,	Vivian,	entra	al	baño.
—Gracias	 a	 Dios	 que	 estás	 en	 la	 bañera	—dice	 con	 alivio	 mientras	 baja	 el	 asiento	 del
inodoro	y	se	sienta	en	él.
—¿Por	qué	estás	en	mi	apartamento	y	en	mi	baño?	—Cierro	los	ojos	otra	vez,	sin	importarme
en	lo	más	mínimo	que	esté	aquí	en	este	momento.
—Necesito	hablar	contigo.	Me	diste	una	llave,	así	que	aquí	estoy.	Sé	que	hoy	es	tu	día	a	solas
o	cómo	demonios	se	llame,	pero	esto	es	importante.
—Bueno,	 no	 es	 como	 que	 mi	 día	 ha	 ido	 según	 lo	 previsto	 hasta	 ahora.	 ¿Qué	 pasa?	 —
pregunto.
Salta	a	quejarse	de	su	novio.	Viv	sospecha	que	la	está	engañando,	y	quiere	que	vaya	con	ella
a	 espiarlo.	 Comienza	 a	 contarme	 su	 elaborado	 plan	 de	 cómo	 podemos	 hacerlo.	 Esto	me	 hace
preguntarme	cuánto	tiempo	pensó	que	él	la	engañaba.
—Entonces,	¿qué	dices?
Abro	un	ojo.	Viv	se	ve	nerviosa,	probablemente	pensando	que	voy	a	decir	no.
—¿Por	qué	estás	con	él	si	no	confías	en	él?	¿Cuál	es	el	punto?
Viv	frunce	el	ceño.
—No	es	que	no	confíe	en	él.	Supongo	que	soy	un	poco	insegura.
Eso	me	hace	sentir	mal.
—Seguro,	iré	contigo.	Avísame	cuando	y	estaré	allí.
—Gracias,	Ryan.	Mejor	me	voy.	Nos	vemos	luego.	—Se	para	y	me	deja	en	paz.
Aunque	me	arruinó	el	baño.	Quito	el	agua	y	luego	tomo	una	ducha.	El	resto	del	día	lo	paso
relajándome	 con	 un	 poco	 de	 tareas	 mezcladas.	 Mi	 mente	 se	 distrae	 con	 mis	 padres.	 Están,
probablemente,	en	la	iglesia	haciendo	actividades	sagradas.	Si	caminara	por	el	mismo	lado	de	la
calle	en	frente	de	una	iglesia,	probablemente	me	prendería	fuego.	La	religión	y	yo	realmente	no
nos	 llevamos	 bien.	 Mis	 padres	 siempre	 han	 tratado	 de	 imponérmelo	 y	 siendo	 esta	 pequeña
rebelde,	me	mantuve	firme,	con	toda	la	fuerza.	Prefiero	dejar	ese	aspecto	de	mi	vida	en	paz	hasta
que	quiera	tratar	con	él	y	descubrir	en	lo	que	creo.
Volviendo	 a	 mis	 padres,	 no	 he	 hablado	 con	 ellos	 en	 un	 mes.	 Han	 llamado,	 pero	 no	 he
contestado.	La	universidad	me	ha	 librado	de	ellos	y	del	gran	fracaso	que	soy	cada	vez	que	me
ven.	Pero	de	eso	no	se	trata	hoy.	Este	día	es	para	relajarme,	y	eso	es	justo	lo	que	voy	a	hacer.
*	*	*
Viv	me	 recibe	para	nuestra	primera	clase	con	mi	bebida	 favorita,	Sunkist.	No	cuestiono	su
amabilidad.	Como	de	costumbre,	me	estoy	quedando	atrás.	La	bebida	de	naranja	me	anima,	así
que	estoy	agradecida	por	ello,	sin	importar	por	qué	la	trajo.
—Gracias	—digo,	sosteniendo	mi	botella.
—Bienvenida.	Le	pedí	que	saliéramos	el	miércoles,	pero	me	dio	una	patética	excusa	sobre
necesitar	estudiar.	Imaginé	que	sería	un	buen	día	para	ver	lo	que	realmente	está	pasando.
Asiento,	 incapaz	 de	 decir	más	 porque	 nuestro	 profesor	 entra	 para	 comenzar	 la	 clase.	 Una
parte	de	mí	quiere	decirle	que	lo	enfrente	o	que	le	termine	ya.	Obviamente	no	confía	en	él.	Viv
puede	 decir	 que	 es	 porque	 es	 insegura	 todo	 lo	 que	 quiera,	 pero	 no	 puede	 ser	 todo	 ella.	 ¿Qué
diablos	sé	yo	de	todos	modos?	Soy	la	chica	soltera,	salvaje,	que	se	acuesta	con	los	chicos	de	la
fraternidad	y	recibe	una	multa	por	velocidad	mientras	no	tiene	pantalones.	No	me	extraña	que	mis
padres	piensen	que	soy	una	decepción.
Más	tarde,	durante	el	almuerzo,	le	digo	a	Viv	que	estoy	pensando	en	tener	otro	tatuaje.
—¿Estás	tratando	de	cubrir	todo	tu	cuerpo,	Ryan?	—pregunta,	sacudiendo	la	cabeza.
—Suenas	como	mi	madre.	—No	sé	por	qué	le	cuento	estas	cosas,	a	pesar	de	que	por	defecto
es	mi	mejor	amiga,	pero	su	ceño	me	irrita.	No	es	su	cuerpo;	¿por	qué	le	molesta?
—Tal	vez	tiene	un	poco	de	razón.	Ya	tienes	tres.
—¿Estás	segura	de	que	no	eres	una	anciana	escondida	en	el	cuerpo	de	una	joven?	Porque	así
es	como	suenas.	Además,	¿qué	pasa	con	los	tatuajes?	—Amo	mis	tatuajes.	Tenerlos	es	adictivo,	y
siempre	y	cuando	signifiquen	algo	para	mí,	¿qué	tiene	de	malo?	Cada	uno	tiene	una	historia	que
cuento	siempre	que	alguien	me	pregunta	por	ellos.
—Nada.	Simplemente	no	me	gustan.	¿Vas	conmigo	a	la	fiesta	este	fin	de	semana?	—pregunta,
cambiando	de	tema.
—Claro	que	sí,	voy.
Hablamos	de	la	fiesta	por	un	rato	antes	de	ir	por	caminos	separados	para	nuestras	próximas
clases.	Más	tarde,	cuando	voy	camino	a	casa,	mi	madre	llama.	Me	quejo	antes	de	contestar.	Es
hora	de	dejar	de	ignorarlos.	Especialmente	cuando	van	a	pagar	la	multa.
—Hola	—finjo	un	saludo	alegre.
—Hola,	Ryan.	¿Cómo	estás?
—Estoy	muy	bien.	Estaba	a	punto	de	llamarte	—miento.
—Estoy	 segura	 que	 sí,	 querida.	No	 tiene	 sentido	mentir,	 ya	 sabes.	De	 todos	modos,	 estoyllamando	para	ponerme	en	contacto	y	asegurarme	de	que	no	estás	desperdiciando	nuestro	dinero.
¿Ya	has	elegido	una	carrera?
Por	supuesto.	Es	por	eso	que	está	llamando.
—No,	no	estoy	desperdiciando	su	precioso	dinero	y	no,	no	he	elegido	una	carrera	 todavía.
Aún	tengo	tiempo.
No	deja	de	decirme	que	no	 tengo	 tiempo.	Que	 tengo	que	decidir	 lo	antes	posible.	Bla,	bla,
bla.	Después	de	unos	diez	minutos	de	estar	hablando,	hago	la	cosa	más	madura	que	se	me	ocurre.
—Mamá,	estás	interrumpiendo.	Hablaremos	más	tarde.	Adiós.	—Y	cuelgo.
Hasta	ahora,	esta	semana	realmente	apesta.	Con	suerte,	espiar	al	novio	de	Viv	será	divertido
en	vez	de	otra	cosa	que	añadir	a	mi	lista	de	cosas	que	han	salido	mal.	Sin	embargo,	las	palabras
de	mi	madre	se	me	quedan.	Solo	tengo	diecinueve	años	y	estoy	en	mi	segundo	año	de	universidad.
Todavía	estoy	tomando	clases	de	educación	general.	No	tengo	ni	idea	de	lo	que	quiero	estudiar.
Es	una	gran	decisión.	Voy	a	sellar	el	destino	de	mi	futuro	con	esa	elección.	¿Cómo	se	supone	que
voy	a	decidir	 en	este	momento	 lo	que	quiero	hacer	 con	el	 resto	de	mi	vida?	Es	 intimidante,	y
prefiero	no	pensar	en	ello.
Así	que	no	lo	hago.
Capítulo	2
Ryan
Traducido	por	Elizzen	y	Lorenita_166
Corregido	por	Shaz
>—¿Qué	estás	haciendo?	—pregunta	Viv,	viniendo	detrás	de	mí.	Otra	vez	está	 entrando	en	mi
apartamento	sin	llamar	siquiera.
Estoy	 sentada	en	mi	 sofá	 con	el	portátil	 en	mi	 regazo,	buscando	 ideas	para	un	 tatuaje,	 con
esperanza	de	ser	inspirada.
—Buscando	mi	próximo	tatuaje.	¿Es	el	tiempo	de	convertirnos	en	acosadoras?
—Sí.
Son	casi	las	nueve,	y	ya	estoy	cubierta	con	unos	vaqueros	negros,	una	camiseta	y	un	gorro	de
lana.	Viv	parece	igual,	menos	por	el	gorro.	Aunque	se	ha	recogido	el	pelo.	Cierro	el	portátil	y	la
sigo	hacia	su	coche.
—Siento	como	si	tuviéramos	que	llevar	cuero	y	botas	de	tacón	alto.	En	su	lugar	parecemos
vagabundas	buscando	nuestra	siguiente	dosis.
Viv	se	ríe.
—Cállate.	¿Quieres	saber	el	plan	o	no?	—Sale	marcha	atrás	del	aparcamiento	del	complejo	y
le	 digo	 que	 continúe—.	 Se	 supone	 que	 está	 en	 casa,	 así	 que	 ahí	 es	 donde	 vamos	 primero.
Pasaremos	al	lado,	y	si	está	solo,	creeremos	en	su	palabra.	Si	no,	vamos	a	averiguar	quién	está
ahí	con	él.	Mis	planes	llegan	hasta	ahí.
Froto	maliciosamente	mis	manos,	sabiendo	que	quiero	sacar	una	buena	emoción	de	esto.
—Tenemos	que	pasar	a	hurtadillas	por	su	casa	mínimo	una	vez.	De	otra	forma,	mi	atuendo	no
tiene	sentido.
—Vale.	—Resopla,	infeliz	porque	no	me	lo	estoy	tomando	en	serio.
Nos	 detenemos	 cerca	 de	 la	 acera,	 a	 unas	 casas	 de	 la	 suya.	Hay	 dos	 coches	 en	 la	 entrada.
Hasta	ahora	no	se	ve	bien.
—¿De	quién	es	ese	coche?	—pregunto.
Las	cejas	de	Viv	se	juntan	mientras	frunce	el	ceño,	con	el	corazón	roto	ya.
—No	lo	sé.	No	lo	he	visto	nunca.
—Vamos	a	averiguar	quién	se	está	follando	a	tu	novio.	—Basándome	en	la	mueca	de	dolor	de
Viv,	eso	probablemente	 fue	demasiado	contundente.	Aunque,	por	 lo	menos	 tenía	que	estar	algo
preparada	para	esto.	Ella	esperaba	que	esto	sucediera	en	primer	lugar.
Salgo	antes	de	que	pueda	oponerse	y	se	apresura	para	alcanzarme.
—Vamos	a	ser	unas	espías	jodidamente	buenas.	Voy	a	asomarme	y	tú	vigilas.	¿Lo	tienes?
Asiente	con	la	cabeza.	Agachadas,	corremos	hasta	su	casa,	y	después	pasamos	con	la	espalda
contra	 la	pared	hasta	 llegar	a	una	ventana.	Echo	un	vistazo	a	Viv	para	asegurarme	de	que	está
haciendo	su	parte	y	luego	pongo	mis	dedos	en	el	alféizar	de	la	ventana,	poniéndome	de	puntillas
para	mirar.	Tengo	una	vista	perfecta	del	salón,	incluso	aunque	unas	simples	cortinas	blancas	están
en	mi	camino.
—¿Qué	ves?	—susurra	Viv.
—La	 sala	 de	 estar.	 Está	 sentado	 en	 el	 sofá,	 solo.	—Justo	 entonces	 una	 chica	 entra	 en	 la
habitación,	completamente	desnuda—.	¡Espera!	Hay	una	chica.	Mierda	—agrego	cuando	ella	se
sienta	 a	 horcajadas	 sobre	 él,	 y	 literalmente	 se	 ponen	 a	 ello.	 Nada	 de	 juegos	 preliminares	 de
ningún	tipo.	Estaba	sentado	allí	viendo	la	televisión,	ella	entra,	y	¡bam!	Ahora	se	están	quitando
la	ropa.
—¿Qué?	—Viv	me	da	un	codazo,	queriendo	saber	lo	que	está	pasando,	pero	sin	verlo	por	sí
misma.
—Van	a	follar.	Lo	siento	—añado	con	un	poco	de	simpatía,	pero	no	aparto	la	mirada.
No	puedo.
Son	 como	animales.	 Vaya.	 Ella	 le	 está	 cabalgando	 como	 si	 no	 hubiera	 mañana,	 y	 él	 está
jugando	con	sus	pechos,	estrujándolos.	Mierda.	¡Soy	una	voyeur!	¡Soy	una	jodida	pervertida!
—Mierda	—murmura	Viv,	llevándome	a	la	fuerza	lejos	de	la	fiesta	del	sexo	de	dentro	con	el
sonido	de	su	voz	y	el	crujido	de	las	hojas.
—¿Qué?	—Pero	cuando	miro,	se	está	escabullendo	hacia	la	parte	de	atrás	de	la	casa.	¿Por
qué	 está	 yendo	 en	 esa	 dirección	 con	 tanta	 prisa?—.	 ¡Vivian!	 ¿A	 dónde	 vas?	 —susurro
salvajemente.
De	 repente,	veo	mi	 sombra	sobre	 la	casa,	gracias	a	una	 luz	 iluminándome	desde	atrás.	Me
congelo.	¡De	ninguna	jodida	manera	Viv	me	dejaría	aquí	para	ser	pillada!
—¿Señora?	¿Hay	alguna	razón	por	la	que	este	agachándose	fuera	de	la	ventana	de	alguien?
Me	doy	la	vuelta,	sujetando	mi	mano	sobre	mi	cara.	El	poli	baja	su	linterna	y	se	acerca.	Ugh.
Genial.	El	agente	O’Connor.
—Ryan	Kavanaugh,	¿cierto?
—Sí,	Lo	recordaste.	—Me	gustaría	poder	decir	que	ahora	me	siento	menos	propensa	a	tener
problemas,	pero	no	lo	hago.	Aunque	me	sorprende	que	recordase	mi	nombre.
—Es	un	poco	difícil	 olvidarse	de	una	 chica	medio	desnuda	con	el	 nombre	de	 chico.	 ¿Qué
estás	haciendo?
Cruzo	mis	brazos.	No	tiene	que	recordarme	eso.
—Mi	nombre	no	es	un	nombre	de	chico	porque	es	mío.	La	última	vez	que	lo	comprobé,	era
una	chica.	Y	estaba	aquí	fuera	porque…	bueno,	veras.	—Mierda,	no	se	me	ocurre	nada—.	Mira,
el	 novio	 de	mi	mejor	 amiga	 vive	 aquí	 y	 ella	 piensa	 que	 la	 está	 engañando.	Me	 pidió	 que	 le
espiara	con	ella,	para	averiguarlo.	Al	parecer	 te	ha	visto	 llegar	y	me	ha	dejado	aquí.	—Perra
estúpida.	Lo	va	a	pagar	con	creces.
—Bueno,	 el	 vecino	 las	 ha	 visto	 y	 dio	 el	 aviso.	 Ven	 conmigo,	 por	 favor.	 —Me	 agarra
ligeramente	por	el	codo	y	me	dirige	hacia	su	coche.
—¿Vas	a	arrestarme?	Porque	puedo	pensar	en	un	mejor	uso	para	tus	esposas.
Niega	con	la	cabeza	por	mi	comentario.
—No,	 no	 te	 estoy	 arrestando.	 Solo	 estamos	 yendo	 a	 mi	 coche,	 así	 ninguno	 de	 los	 dos
pareceremos	acosadores.
—¿Cuál	 es	 tu	 nombre?	—pregunto	 curiosamente,	 fijándome	 en	 que	 el	 coche	 de	 Viv	 está
vacío.
Todavía	tiene	que	estar	escondiéndose	detrás	de	la	casa.
Me	echa	un	vistazo,	pero	entonces	contesta.
—Gabriel.	Aunque	casi	todo	el	mundo	me	llama	Gabe.
Gabriel	O’Connor.	Gabe	O’Connor.	Me	gusta.
Alguien	habla	por	la	radio	que	tiene	en	la	parte	delantera	de	su	camiseta,	y	Gabe	aprieta	el
botón	para	contestar	en	código	de	policía.	Mi	teléfono	empieza	a	vibrar	en	mi	bolsillo	trasero,
así	que	lo	saco	y	veo	que	es	Viv.	Ni	siquiera	voy	a	contestarla.	¡Me	dejó	para	ser	pillada	por	la
policía!
—¿Tu	amiga	todavía	está	por	aquí?
—No	lo	creo	—miento—.	¿Podrías	acercarme	a	casa?	Se	supone	que	los	polis	tienen	que	ser
buenos	¿no?	—Le	doy	mi	sonrisa	dulce.	No	voy	a	presionarle	de	ninguna	manera	para	que	me
arreste	 como	 le	presioné	para	ponerme	 la	multa.	Hoy	el	 agente	O’Connor	 solo	verá	a	 la	Ryan
buena.
—Sí,	claro.	Puedo	acercarte.	De	todas	formas	mi	turno	está	terminando.
Me	abre	la	puerta	y	me	deslizo	dentro.	Mientras	le	observo	dando	la	vuelta,	decido	que	no
quiero	que	me	lleve	directamente	a	casa.	Está	bueno.	Demasiado	bueno	para	pasar	de	él	después
de	 encontrármelo	 por	 segunda	 vez,	 incluso	 si	 me	 puso	 una	 multa.	 Cuando	 entra	 hago	 mi
movimiento.
—Hey,	ya	que	tu	turno	ha	terminado,	¿Por	qué	no	haces	lo	que	tengas	que	hacer	para	terminar
y	después	vamos	a	por	algo	de	comida	u	otra	cosa?	Yo	invito.
Gabe	me	mira.
—¿Me	estas	pidiendo	salir?	—Se	aleja	de	la	acerca	y	empieza	a	conducir.
—Claro,	¿por	qué	no?	¿No	tienes	hambre?
—Supongo,	pero…
—Entonces	está	hecho.	Ocúpate	de	 tus	asuntos	y	después	 iremos	a	comer.	—Me	inclino	un
poco	 hacia	 la	 ventana	 como	 un	mensaje	 silencioso	 de	 que	 la	 conversación	 ha	 terminado.Mi
teléfono	 sigue	 vibrando,	 pero	 lo	 ignoro.	 Si	 Viv	 quiere	 saber	 lo	 que	 está	 pasando	 no	 debería
haberme	dejado.
Gabe	parece	un	poco	nervioso	y	por	un	segundo	me	pregunto	si	es	gay	y	si	es	por	eso	que	no
se	siente	cómodo	al	salir	conmigo.	Pero	entonces	recuerdo	como	miraba	mis	piernas	ese	día,	así
que	dejo	esa	idea	a	un	lado.
Quizás	hablar	lo	relaje	un	poquito.
—Así	que	¿cuántos	años	tienes?
No	me	mira	para	contestarme.
—Veinticinco.	¿Tú?
—Diecinueve,	casi	veinte.
La	 mandíbula	 de	 Gabe	 se	 tensa.	 ¿Es	 mi	 edad	 lo	 que	 le	 preocupa?	 Entonces	 mejor	 nos
alejamos	de	este	tema.
—¿Siempre	has	querido	ser	policía?
—Sí.	Me	viene	 de	 familia.	—Llegamos	 a	 la	 comisaria.	 Se	 da	 la	 vuelta	 con	 una	 expresión
seria	en	su	cara—.	¿Puedo	confiar	en	ti	dentro	de	mi	coche?
—Por	supuesto.	Puedo	ir	dentro	si	quieres.
Gabe	niega	con	la	cabeza.
—Siéntate	aquí	y	espera.
—Sí,	señor.	—Sonrío.
Gabe	me	deja	para	ir	dentro	y	hacer	lo	que	sea	que	tenga	que	hacer.	Sale	unos	treinta	minutos
más	tarde.	Camina	de	vuelta,	vestido	con	vaqueros	y	una	camisa	roja	de	botones.
Se	 ve	 más	 grande	 ahora,	 que	 con	 su	 uniforme.	 Sin	 ese	 sombrero	 puedo	 ver	 que	 tiene	 el
cabello	rizado.	¿Podría	verse	más	sexy?
—¿A	dónde	quieres	ir?	—pregunta	apenas	sube	al	coche.
Digo	algo	sobre	un	restaurante	abierto	las	24	horas	cruzando	la	ciudad.
El	viaje	es	silencioso,	una	vez	más,	pero	es	genial.	Me	da	un	montón	de	tiempo	para	pensar
en	las	diferentes	cosas	que	hablaremos	durante	la	cena.	Después	de	todo	no	sé	nada	sobre	este
tipo.
Gabe	alcanza	la	puerta	al	mismo	tiempo	que	yo,	poniendo	su	mano	sobre	la	mía.
Esboza	una	sonrisa.
—Ya	lo	tengo,	eres	una	dama	así	que…
—¿Eso	significa	que	no	puedo	abrir	la	puerta	por	mí	misma?	Me	niego.
—No,	significa	que	soy	un	caballero	y	que	no	tienes	por	qué	hacerlo.
Mmm,	vale.	Dejo	caer	mi	mano,	y	él	abre	la	puerta.
Encontramos	un	lugar	donde	sentamos;	hay	mucha	gente	alrededor.	Dos	hombres	viejos	en	la
barra,	una	mujer	mayor	y	un	joven,	junto	a	una	pareja	de	mediana	edad.
La	camarera	toma	nuestra	orden.	Una	vez	que	se	va,	estoy	a	punto	de	preguntarle	algo,	pero	se
me	adelanta.
—¿Cómo	obtuviste	ese	nombre?	—me	pregunta	viendo	sobre	el	menú.
Me	encojo	de	hombros,	como	que	no	es	la	gran	cosa	y	como	que	eso	nunca	me	molesta.	No	es
solo	mi	nombre,	es	mi	identidad,	y	la	mía	no	está	atada	a	nada	bueno.	He	pensado	en	cambiarme
el	nombre,	pero	lo	dejé,	sé	que	me	queda	bien.	Así	que	lo	conservé.	Pero	no	le	digo	nada	de	esto
a	Gabe.
En	vez	de	eso	digo:
—Mis	padres	querían	a	un	niño,	y	les	encantó	el	nombre	Ryan,	nada	los	pudo	hacer	cambiar
de	opinión,	así	que	me	pusieron	Ryan	igual.	¿Qué	tal	tú?	¿Significa	algo	en	especial	tu	nombre?
—No	realmente,	este	era	el	único	nombre	en	el	que	mis	padres	se	pusieron	de	acuerdo.
Mejor	que	lo	que	me	pasó	a	mí.
—¿Dijiste	que	estar	en	el	orden	público	es	cosa	de	familia?
Asiente	con	la	cabeza.
—Sí,	todos	los	hombres	de	la	familia,	y	algunas	mujeres	tienen	que	ver	con	el	orden	público
en	alguna	parte	de	sus	vidas,	mi	padre	y	mi	abuelo	están	retirados,	mi	hermano	trabaja	para	el
FBI,	ser	policía	simplemente	encajaba	bien.
—Eso	es	genial.	—Después	de	una	pausa	agrego—:	Supongo	que	debo	disculparme	por	mi
comportamiento	del	otro	día.	No	suelo	salir	de	casa	sin	pantalones.	Estoy	casi	segura	que	eso	me
hizo	ganar	la	infracción.	La	próxima	vez	me	portaré	mejor.
Gabe	se	ríe.
—En	 realidad,	 lo	de	 tu	 comportamiento	 terminó	ganándote	 la	 infracción,	 lo	demás	no	 tuvo
casi	nada	que	ver.	Me	siento	un	poco	mal,	cuando	estás	aquí	comprándome	un	bocadillo.
—Lo	merecía	—digo,	encogiéndome	de	hombros.
La	 camarera	 regresa	 con	 nuestra	 orden.	 Gabe	 obtiene	 panqueques	 y	 yo	 una	 tostada	 a	 la
francesa.	Esta	se	queda	mirándome	unos	segundos	de	más	sobre	sus	gafas.	¿Cuál	es	su	maldito
problema?
Cuando	se	va,	Gabe	se	ríe	sacudiendo	la	cabeza	para	llamar	mi	atención.
—Probablemente	fue	porque	vas	vestida	toda	de	negro.	Llamas	un	poco	la	atención.
Bajo	la	mirada	a	mi	ropa.
—Bueno,	tenía	que	vestirme	para	la	misión,	es	la	mitad	de	la	diversión.
—Bueno,	no	lo	hiciste	muy	bien.	Eres	una	terrible	criminal.
Se	ríe,	tiene	una	risa	fuerte,	es	adorable.
—¿Eres	universitaria,	verdad?	¿Qué	carrera	estudias?
Frunciendo	el	ceño	le	respondo.
—Aún	no	me	decido.	Tú	suenas	como	si	 lo	 tuvieras	 todo	resuelto,	 tu	carrera	prácticamente
estaba	decidida	y	sabes	que	serías	feliz	haciendo	tu	trabajo.	Estoy	suponiéndolo,	claro.	Por	otra
parte,	no	tengo	ni	puta	idea.	Tú	sientes	pasión	por	tu	trabajo,	yo	no	tengo	pasiones	ni	soy	buena	en
nada.	También	quisiera	saber	que	hacer	durante	el	resto	de	mi	vida.
Bueno	no	era	mi	intención	decir	nada	de	esto,	pero	mi	tremenda	bocaza	se	abrió	sola.
Para	evitar	ver	al	prácticamente	extraño	que	tengo	al	frente,	cojo	mi	vaso	y	doy	un	sorbo.
En	 vez	 de	 darme	 un	 discurso	 motivacional,	 uno	 de	 esos	 que	 ni	 de	 chiste	 escucharía.
Simplemente	me	dice:
—Ya	lo	sabrás,	encuentra	algo	que	te	guste	hacer,	y	dedícate	a	eso.
No	voy	a	decirle	que	nada	me	interesa	lo	suficiente	como	para	dedicarme	a	eso	para	toda	la
vida.
Nuestra	camarera	trae	la	comida.	Gabe	le	ofrece	una	sonrisa	limpia.	Me	da	la	impresión	de
que	 es	 un	 buen	 hombre,	 quizás	 es	 la	 estúpida	 chica	 dentro	 de	mí,	 pero	 eso	me	 pone	 caliente.
Tiene	 que	 haber	 un	 fallo	 en	 este	 hombre,	 de	 nuevo	 es	 la	 estúpida	 chica	 hablando,	 tratando	 de
racionalizar	que	los	hombres	no	pueden	ser	buenos	simplemente.
—¿Y…	la	estaba	engañando?
—¿Qué?	—pregunto,	mirando	a	mi	tostada,	mi	mente	aún	sigue	perdida	en	mi	debate	sobre	la
bondad.
—Estabas	espiando	para	ver	si	el	novio	de	tu	amiga	la	engañaba,	¿era	así?
—Ah,	 sí,	 lo	hacían	 como	animales	 antes	de	que	 llegaras.	—Muevo	mi	 cabeza	 sintiéndome
culpable—.	Seguramente	debería	estar	consolando	a	mi	amiga	en	este	momento;	pero	ella	dejó
que	me	cogieran,	así	que	probablemente	esté	bien.	¿Eres	de	por	aquí?	—Tengo	que	preguntar	lo
más	que	pueda,	para	poder	contarle	a	Viv.
—Sí,	nacido	y	criado	aquí.	¿Y	tú?
—No,	se	 supone	que	 la	gente	 se	va	 lejos	para	 ir	a	 la	universidad,	así	que	desde	que	pude
cruzar	el	estado,	me	fui	lo	más	lejos	que	pude,	a	una	ciudad	no	muy	lejos	de	aquí	para	poder	ir	de
vacaciones	a	la	playa.
—¿Por	qué	crees	que	la	gente	debe	irse	lejos	para	ir	a	la	universidad?
—Bueno,	¿no	se	supone	que	 la	universidad	debe	ser	un	 tiempo	en	tu	vida	en	el	que	 te	vas,
para	poder	experimentar	cosas	nuevas?	¿Para	aprender	cosas	por	ti	mismo	lejos	de	tu	familia?	Al
menos	es	por	eso	que	yo	me	fui	de	mi	casa.
Ahora	sí	que	tenía	toda	su	atención.
—Tiene	sentido	para	mí,	aunque	yo	nunca	me	fui	lejos	de	casa	—dice	en	respuesta.
—Quizás	 no	 tenías	 la	 necesidad	 de	 hacerlo,	 quizás	 ya	 sabias	 todas	 estas	 cosas	 —digo
tranquilamente	mirando	fijamente	a	la	mesa.
Ahora	 nuestros	 platos	 están	 vacíos	 y	 la	 conversación	 ya	 no	 es	 graciosa.	 Es	 demasiado
personal,	más	de	lo	que	puedo	soportar.	Aclaro	mi	garganta,	sonrío	y	añado:
—Vuelvo	enseguida.
Cojo	el	ticket	de	la	cuenta.
—No	tienes	que	pagar	la	comida,	yo	lo	haré	—se	queja.
—Yo	invito.	¿Recuerdas?	—Me	levanto	antes	de	que	pueda	decir	algo	más.
Es	por	estas	cosas	que	siempre	llevo	algo	de	efectivo	en	los	bolsillos,	porque	dejo	la	cartera
en	el	apartamento.	Gabe	se	acerca	para	decirme	que	dejó	algo	de	propina,	es	hora	de	ir	a	casa.
Le	dejo	abrirme	la	puerta,	me	pregunto	si	es	del	tipo	de	hombres	que	consideraría	entrar	a	mi
casa	por	un	poco	de	sexo.	Probablemente	no.	Él	 les	abre	la	puerta	a	 las	mujeres,	e	 incluso	me
llamó	«dama».
No	creo	que	sea	de	ese	tipo,	aunque,	aún	no	ha	llegado	a	casa,	y	acaba	de	salir	del	trabajo…
—¿A	dónde	te	llevo?	—pregunta.
Le	doy	la	dirección	de	mi	apartamento,	y	nos	dirigimos	allí	en	silencio.	Cuando	llegamos	le
agradezco	por	el	paseo	y	por	acompañarme	a	comer.
Baja	la	ventanilla	y	pide	que	me	acerque,	voy	a	ver	que	quiere,	quizás	si	sea	un	tipo	de	esos
después	de	todo.
—Ten.	 —Me	 acerca	 un	 pedazo	 de	 papel—.	 Pareces	 ser	 una	 persona	 que	 se	 mete	 en
problemas	a	menudo.	Llámame	si	necesitasayuda.
—¿Es	tu	forma	de	darme	otra	oportunidad	de	verte?	—pregunto	con	un	guiño.
Él	se	ríe	e	ignora	mi	pregunta.
—Buenas	noches,	Ryan.
—Para	ti	también.
Cuando	entro,	me	quedo	mirando	su	número,	aunque	no	tengo	tiempo	de	pensar	al	respecto,
porque	Viv	entra	violentamente	en	mi	apartamento.
—¿Si	quiera	sabes	cómo	tocar	la	puerta?
—¿Qué	diablos	pasó?	—pregunta	como	si	hubiera	sido	yo	la	que	le	hubiera	abandonado.
—Tú	dirás,	¡dejaste	que	me	cogieran!	¡Y	ni	siquiera	me	avisaste!
—Lo	siento,	entré	en	pánico.	No	fuiste	arrestada	¿verdad?
—No,	era	el	mismo	oficial	que	me	puso	la	multa	la	vez	pasada.	Fuimos	a	comer,	porque	su
turno	había	terminado.	—Con	un	gesto	de	victoria,	agito	el	papelito	con	su	número	frente	a	ella.
Golpea	mi	brazo	y	se	ríe.
—Eres	una	zorra.	¡Yo	preocupada	porque	te	hubieran	llevado	a	la	cárcel,	y	tú	sales	con	una
cita!
—¿Qué	puedo	decir?,	meterse	en	problemas	a	veces	tiene	su	recompensa.
*	*	*
Anoche,	Viv	quiso	centrarse	en	Gabe	en	vez	de	la	mierda	de	su	novio,	así	que	hablamos	de	él
mientras	bebíamos	ron.	Es	su	forma	de	consolarse,	nos	embriagamos	y	bailamos	 terriblemente,
con	 la	música	 a	 todo	 volumen,	 cosa	 que	molestó	 bastante	 a	 nuestros	 vecinos.	 Pero	 hoy	 estoy
sobria.
El	trozo	de	papel	con	el	número	de	Gabe	quema	un	agujero	en	mi	bolso.	No	puedo	dejar	de
mirarlo,	como	si	tuviera	visón	de	rayos	x	y	lo	viera	brillar,	haciéndome	señas.
Mientras	el	profesor	sigue	hablando,	me	decido.	No	puedo	más,	busco	el	número	y	tomo	mi
teléfono.
Una	 vez	 que	 lo	 añado	 a	mis	 contactos,	me	 detengo	 a	 pensar	 un	momento	 en	 lo	 que	 voy	 a
escribir.
Técnicamente	me	dio	este	número	en	caso	que	necesitara	ayuda,	pero	¿a	quién	le	importan	los
tecnicismos?	A	mí	no.
Mis	pulgares	entran	en	acción,	y	le	mando	un	mensaje,	que	al	menos	yo	creo	que	es	lindo.
Hey,	 soy	 Ryan,	 pensé	 que	 deberías	 tener	 mi	 número	 en	 caso	 que	 quisieras	 llamarme	 e
invitarme	a	salir,	ya	que	yo	di	el	primer	paso.	Ahora	te	toca	a	ti	=)
Pasan	5	minutos.
Ahora	estoy	segura	que	ese	fue	el	mensaje	más	estúpido	que	jamás	he	enviado.
No	hay	forma	de	que	me	responda,	anoche	fue	condescendiente,	no	debo	pensar	ni	si	quiera
en	 repetirlo	 otra	 vez,	 raramente	 consigo	 segundas	 citas.	 Gabe	 es	 nuevo,	 no	 es	 parte	 de	 la
universidad	y	es	realmente	sexy.	¿Por	qué	no	persuadirlo?	Nunca	sabes	que	puede	pasar,	además,
la	cacería	es	excitante,	es	parte	de	la	diversión.
Demonios.
Sueno	 como	un	 chico.	Al	menos	 como	 lo	 que	 creo	 que	 suena	 como	un	 chico.	Quizás	 debí
haber	nacido	varón,	algunos	de	mis	gustos	definitivamente	«no	de	chica»	encajarían,	y	mis	padres
estarían	 contentos	 conmigo.	 Mi	 teléfono	 comienza	 a	 vibrar,	 y	 se	 enciende	 con	 una	 llamada
entrante.	Cielos	¡Me	está	llamando!	Cojo	solo	mi	cartera	y	me	deslizo	fuera	del	salón	de	clase.
—¿Hola?	—respondo	conteniendo	la	respiración.
—Hola,	¿Es	un	mal	momento?
—Oh	no,	no	me	estoy	escapando	de	clase	ni	nada	por	el	estilo.
—Bien,	si	el	viernes	está	bien,	me	gustaría	llevarte	a	una	cita,	una	de	verdad,	ya	que	la	cena
de	la	vez	pasada	no	cuenta.	—Oigo	un	atisbo	de	sonrisa	en	su	voz.
—¿Por	qué	la	mía	no	fue	real?	—pregunto.
Gabe	rompe	a	reír.
—Porque	no	lo	fue.	Entonces,	¿qué	dices	del	viernes?	¿No	iras	a	dejarme	plantado	ahora,	no?
Se	oye	más	relajado	el	día	de	hoy.	Es	contagioso.
—Ni	lo	pienses.
—Genial,	porque	eres	una	persona	intrigante,	Ryan,	te	daré	los	detalles	pronto.
—De	acuerdo,	cariño,	hablamos	luego.
Terminamos	 nuestra	 conversación	 con	 eso.	 ¿Así	 que	 soy	 intrigante,	 entonces?	 ¿Qué	 querrá
decir	con	eso?	En	este	momento	no	importa,	tengo	una	gran	cita.
Misión	cumplida.
Capítulo	3
Gabe
Traducido	por	Kathy92,	Jane	y	Kathy92
Corregido	por	Shaz
Ryan	 Kavanaugh	 parecía	 ser	 la	 personificación	 de	 problemas.	 Una	 dosis	 pura	 de	 seductivos
problemas	para	ser	exacto.	Honestamente	no	sé	porque	la	llamé.	Cuando	la	conocí	por	primera
vez,	 definitivamente	 no	 estaba	 esperando	 que	 estuviera	 mostrando	 tanta	 piel.	 Esas	 piernas	 y
trasero	bronceados	están	aún	atormentándome.	Había	algo	en	 la	forma	en	que	se	movía,	con	 la
confianza	que	 tenía	 en	 su	cuerpo.	No	 le	 importó	que	 la	viera.	Era	 como,	 si	para	 ella,	 tenerme
viéndola	así	no	importara	porque	sabía	que	se	veía	bien.
Me	gustó	eso.
Demasiado.
Y	entonces,	la	encontré	husmeando	afuera	de	la	casa	de	alguien,	vestida	ridículamente	toda	de
negro,	pero	se	veía	malditamente	bien.	Su	ondulado	cabello	rojo	oscuro	era	un	adorable	contraste
con	 sus	 ropas	 negras.	Ella	 tampoco	 estaba	 feliz	 de	 verme.	Mi	 comentario	 sobre	 su	 nombre	 la
enojó	más	 de	 lo	 que	 debería.	Y	 entonces	 ella	 no	 tenía	 ningún	 problema	 en	 hacer	 comentarios
sexuales.	Es	descarada.	Me	engañó	para	que	saliera	con	ella,	lo	que	resultó	ser	mejor	de	lo	que
había	esperado.	Entre	lo	que	dijo	sobre	sus	padres	y	la	escuela,	estaba	intrigado,	justo	como	dije.
No	puedo	comprender	a	mis	padres	estando	decepcionados	de	mí.	Nunca.	Quizás	en	algunas
de	mis	acciones,	pero	no	como	persona	completamente.	Allí	hay	definitivamente	algo	más	con
esta	chica.	Esa	última	palabra	me	recordó	su	edad.	Ella	es	joven	y	universitaria.	Parece	extraño
que	la	invitara	a	salir.	Casi	va	contra	mis	buenas	costumbres.	Su	edad	para	mí,	camina	sobre	esa
línea.	Honestamente	me	siento	mal	por	haberle	dado	la	multa,	lo	cual	es	una	de	las	razones	por
las	que	tiré	la	precaución	al	viento	y	la	llamé.
No	puedo	decir	que	me	arrepienta	tampoco.
No	todavía,	de	todos	modos.
Ahora	 tengo	 que	 pensar	 en	 qué	 vamos	 a	 hacer	 en	 esa	 cita.	 Películas	 y	 cena	 parece	 muy
anticuado,	 incluso	 para	 mí.	 Es	 un	 clásico,	 seguro,	 pero	 algo	 me	 dice	 que	 Ryan	 tendría	 más
diversión	haciendo	algo	más.	Qué	es	eso,	no	estoy	seguro	aún.	Esto	es	muy	difícil	de	hacer	sin
involucrarla	porque	no	sé	mucho	sobre	ella.	Ella	podría	amarlo	u	odiarlo.
Esta	 casi	oscureciendo	cuando	me	 teléfono	 suena,	y	 sonrió	 cuando	veo	que	es	mi	hermano
pequeño.	Quien	es	solo	tres	años	más	joven	que	Ryan.	Esto	es	deletrear	problema	una	y	otra	vez.
La	opinión	de	mi	familia	importa	para	mí,	y	puedo	garantizar	que	la	edad	de	Ryan	sería	de	interés
para	ellos.
—Hey,	Owen.	¿Cómo	va	todo?	—respondo.
—Bien.	La	escuela	apesta	como	siempre,	pero	las	cosas	están	bien	—dice.
—¿Todavía	manteniendo	buenas	notas?
—Por	supuesto.	No	puedo	jugar	fútbol	si	no	lo	hago.	Eso	es	por	lo	que	llamo.
—¿Oh,	sí?	—pregunto,	ya	teniendo	el	presentimiento	de	adónde	va	esto.
—Sí,	tenemos	un	partido	mañana	contra	nuestros	rivales.	Mamá	y	papá	tienen	una	fiesta	cena,
así	que	no	estarán	allí.	¿Crees	que	serías	capaz	de	venir?	—Él	suena	esperanzado,	y	no	puedo
culparlo.
Somos	una	familia	unida,	pero	el	trabajo	me	ha	impedido	ir	a	la	mayoría	de	sus	partidos.	Este
es	el	primer	viernes	que	tengo	libre	en	cierto	tiempo,	y	me	siento	culpable	por	elegir	a	una	chica
antes	de	pensar	 en	él.	Me	pregunto	 si	Ryan	 iría	 a	un	partido	de	 futbol	de	 secundaria.	Siempre
podríamos	 hacer	 algo	 después,	 también.	 Mis	 padres	 no	 estarán	 allí,	 así	 que	 no	 tengo	 que
preocuparme	sobre	mi	madre	pensando	que	soy	un	asalta	cunas.	Si	Ryan	no	quiere	ir,	entonces	lo
reprogramamos.	Mi	familia	viene	primero.	Owen	me	quiere	ahí,	eso	es	lo	que	voy	a	hacer.
—Ahí	estaré	—le	confirmo.
—Genial.	 Comienza	 a	 las	 7:30,	 pero	 las	 personas	 normalmente	 llegan	 allí	 temprano.
Temprano	como	a	las	seis,	a	veces.
—También	estuve	una	vez	en	la	secundaria,	sabes.	Jugué	futbol.	Sé	cómo	va.
Owen	ríe.
—Claro,	pero	eres	tan	viejo	—bromea—.	No	sabía	si	lo	recordabas.
—Te	veré	mañana.	—Me	rio	antes	de	colgar.
Ahora	a	averiguar	que	piensa	Ryan.	La	llamo.
—¿Dos	veces	en	un	día?	Creo	que	alguien	ya	está	enamorado	de	mí	—responde	ella.
Me	río.
—Es	posible.	Estoy	llamando	porque	algo	más	o	menos	ha	surgido.
Su	voz	se	vuelve	sospechosamente	curiosa.
—¿Algo?	—pregunta.
—¿Te	gusta	el	futbol?	—pregunto	en	lugar	de	contestar	directamente.
—Me	gusta.	No	lo	observo	religiosamente	o	tengo	un	equipo	favorito	de	la	NFL	ni	nada,	pero
siempre	estoy	dispuesta	a	ver	un	partido.
—Eso	es	justo	lo	quequería	escuchar.	Mi	hermano	pequeño	juega	con	su	secundaria,	y	no	he
sido	 capaz	de	observar	muchos	de	 sus	 partidos	 este	 año.	Él	 llamo,	 preguntando	 si	 podría	 ir	 a
verle.	¿Eso	te	parece	bien?	Podemos	salir	después.
Silencio	en	el	otro	extremo.	¿La	perdí?	Puse	el	teléfono	lejos	de	mi	oído,	pero	ella	aún	estaba
allí.
Justo	cuando	estoy	a	punto	de	preguntar,	ella	habla.
—Lo	lamento,	no	tengo	una	buena	excusa	para	ese	silencio.	Mi	mente	comenzó	a	pensar.	De
todos	 modos	—divaga—,	 eso	 suena	 fantástico.	 Estoy	 emocionada.	 ¿A	 qué	 hora	 debería	 estar
lista?
—¿A	las	siete	menos	cuarto?
—¡No	puedo	esperar!	Te	veo	entonces,	Gabe.	—Puedo	escuchar	la	sonrisa	en	su	voz,	lo	que
me	emociona	también	porque	ella	tiene	una	hermosa	sonrisa.
*	*	*
Exactamente	a	las	6:45,	estoy	de	pie	fuera	de	la	puerta	del	apartamento	de	Ryan.	Me	envió	un
texto	temprano	para	dejarme	saber	cuál	era	el	de	ella.
Golpeo	dos	veces,	débilmente	capaz	de	oír	música	sonando.	Después	de	que	la	música	para,
un	momento	pasa,	antes	de	que	ella	abra	la	puerta,	vistiendo	vaqueros	azul	oscuro	y	un	sujetador
sin	tirantes	blanco	con	un	diseño	de	encaje	sobre	las	copas.	Está	en	este	momento	lavándose	los
dientes.
—¿Estás	alguna	vez	completamente	vestida?	—pregunto	con	una	sonrisa	forzada,	haciendo	mi
mejor	esfuerzo	para	ser	un	caballero	y	no	mirarle	el	escote.
—Lo	 lamento	—murmura	 alrededor	 del	 cepillo	 de	 dientes.	Ryan	da	 un	 paso	 a	 un	 lado	 así
puedo	 entrar	 y	 corre	 para	 terminar	 de	 prepararse.	Escucho	 el	 agua	 correr	 y	 luego	grita—:	No
deberías	haber	visto	eso.	Debí	haberte	advertido	que	siempre	me	atraso.	Déjame	ponerme	una
camiseta	y	zapatos,	y	estaré	lista.
Mientras	ella	hace	eso,	 sutilmente	miro	en	 torno	a	 su	apartamento.	Libros,	 ropa,	y	botellas
vacías	 de	 Sunkist	 están	 dispersos	 alrededor.	 Sin	 embargo,	 Está	 limpio.	 Solo	 un	 poco
desordenado.
—Está	bien	—dice	Ryan	entrando	en	la	sala	de	estar—.	Estoy	lista.
Me	 giro	 para	mirarla.	Botas	 cafés	 se	 atisban	 debajo	 de	 sus	 vaqueros	 y	 está	 vistiendo	 una
sudadera	blanca	que	muestra	un	fuerte	hombro	y	la	clavícula.
—Te	ves	bien.
Ella	sonríe.
—¿Valió	la	espera?
—Definitivamente.
Ryan	camina,	toma	mi	mano,	y	me	dirige	fuera.	Ella	ya	está	muy	cómoda	conmigo.	Me	gusta.
Su	cabello	cae	en	cascada	alrededor	de	su	rostro,	y	no	puedo	ver	sus	facciones	realmente	bien,
pero	cuando	abro	la	puerta	del	coche	de	mi	Dodge	Charger	para	ella,	veo	una	sonrisa.	Una	vez
que	entro	en	el	coche,	Ryan	se	gira	hacia	mí	un	poco.
—Tienes	un	lindo	coche.
—Gracias.
—¿Cuál	es	el	nombre	de	tu	hermano?	—pregunta.
—Owen.	Su	número	es	el	70.
Ryan	asiente,	parece	estar	pensando	sobre	algo.
—¿Estarán	 tus	 padres	 ahí?	 —dice	 después	 de	 un	 momento,	 una	 gota	 de	 aprehensión
cubriendo	su	voz.
—No.
—Uf.	Bien.	—Luego	se	retracta—.	Quiero	decir,	estoy	segura	de	que	son	geniales,	pero	en
realidad	no	soy	material	para	conocer	a	los	padres.	Demonios,	incluso	lo	arruiné	la	primera	vez
que	me	conocieron	mis	padres.	—Suena	un	poco	resentida,	pero	entonces	cambia	de	tema	antes
de	que	pueda	preguntar	al	respecto—.	¿Jugaste	al	fútbol?	Tienes	el	gran	torso	de	un	jugador	de
fútbol.	—Con	esto	aprieta	mi	bíceps.
—Sí,	lo	hice,	y	era	bastante	bueno,	también.
—Oh,	apuesto	a	que	lo	eras.	—Sonríe,	renuentemente	quitando	la	mano	de	mi	brazo.
—¿Qué	hay	de	ti?	¿Practicaste	algún	deporte?
La	altura	de	Ryan	es	el	de	una	chica.	Ella	podría	haber	sido	jugadora	de	baloncesto.
—Jugué	tenis	—dice	simplemente.
—¿Jugué?
—Era	 divertido	 al	 comienzo,	 pero	 luego	 mis	 padres	 estaban	 presionándome	 demasiado.
Jugué	a	lo	largo	de	mi	último	año	y	después	lo	dejé.	Aún	juego	aquí	y	allí	si	puedo	encontrar	a	un
compañero.
—¿Eras	buena?	—pregunto,	imaginándola	en	un	vestido	blanco	de	tenis,	esas	largas	piernas
perfectamente	alardeando	de	lo	bien	que	se	ven.
—Primera	clasificación,	así	que	sí,	lo	era.	Mi	entrenador	estaba	decepcionado	de	mí,	pero	no
podía	aguantarlo	más.
La	volví	a	ver	mientras	giraba	dentro	del	estacionamiento.	¡Chico,	este	lugar	está	lleno!
—¿Tus	padres	te	presionan	mucho?	—husmeo.
Ella	ríe	sin	gracia,	pero	su	respuesta	evade	la	pregunta.
—Todo	el	mundo	tiene	expectativas,	incluyéndolos.	¡Oh!	Allí	hay	un	lugar.	—Apunta	hacia	el
primer	lugar	vacío	que	habíamos	visto	hasta	ahora.
Ryan	 toma	 mi	 mano	 una	 vez	 más	 mientras	 nos	 dirigimos	 hacia	 la	 puerta	 principal.	 Pago
nuestra	cuota	para	entrar,	y	 luego	vamos	de	cacería	por	asientos.	Hay	personas	en	todos	lados.
Oh,	claro,	pienso	mientras	recuerdo	lo	que	Owen	dijo.	Equipos	rivales	están	jugando	esta	noche.
Eso	es	porque	me	dijo	que	la	gente	llegaba	aquí	tan	temprano.	En	realidad	nunca	noté	esta	parte
cuando	jugaba.	Siempre	estaba	más	enfocado	en	jugar	que	en	las	personas	mirando.
No	hay	muchos	asientos	disponibles	en	las	gradas.	Ryan	aparentemente	encuentra	unos	porque
comienza	a	tirar	de	mí	hacia	la	sección	media.	Se	detiene	en	una	fila	como	medio	camino	arriba,
pero	no	veo	donde	espera	que	nos	sentemos.
—¿Te	puedes	sentar	en	este,	y	yo	me	sentaré	en	frente	de	ti	en	ese	espacio	vacío?
¿Ryan	quiere	sentarse	en	frente	de	mí?	¿Cómo	funcionara	eso	para	conversar?
—Seguro	—digo	de	todos	modos.
Ella	 va	 primero,	 educadamente	 disculpándonos	 mientras	 maniobramos	 en	 frente	 de	 las
personas.	Luego	da	un	paso	hacia	abajo	a	su	asiento,	y	yo	me	siento	en	la	fila	por	encima	de	la	de
ella.	Ryan	se	estira	hacia	atrás	y	sobre	sus	hombros	desnudos	dice:
—Ábrete.	—Mientras	 empuja	 mi	 pierna.	 Mis	 rodillas	 se	 separan	 mientras	 ella	 se	 mueve
hacia	atrás.	Ah.	Finalmente	entendiéndolo,	me	muevo	hacia	delante	un	poco,	y	ella	se	inclina	en
el	espacio	entre	mis	piernas.
Mis	manos	 comienzan	en	 sus	hombros	y	 luego	 se	mueven	abajo	 a	 sus	brazos	mientras	 ella
vuelve	 la	 cabeza	 para	 decir	 algo.	 Y	 estamos	 realmente	 relajados	 alrededor	 del	 otro.	 Es
sorprendente	 que	 sea	 tan	 pronto.	 Lo	 ignoro	 y	 me	 enfoco	 en	 lo	 que	 va	 a	 decir	 mientras	 tres
jugadores	van	hacia	delante	para	el	lanzamiento	de	la	moneda.
—Número	70,	¿cierto?
—Sí.	Es	 el	de	 allí	—contesto,	mis	ojos	posándose	 en	él	 en	medio	del	grupo	de	 jugadores
sobre	 el	 campo	 esperando	 su	 turno	 para	 correr	 a	 través	 de	 la	 pancarta	 que	 las	 animadoras
colocaron.
—¿Cuántos	años	tiene?
—Dieciséis.	¿Oye,	tienes	hermanos?	—Justo	me	di	cuenta	que	ella	nunca	lo	había	dicho.
Ryan	sacude	la	cabeza,	mis	ojos	se	dirigen	a	su	hombro.	Es	solo	un	hombro,	pero	su	piel	se
ve	tan	delicada,	y	me	pregunto	si	será	tan	suave	como	sus	manos.	Mi	última	relación	terminó	hace
seis	meses,	y	mis	pocas	citas	desde	entonces	nunca	llegaron	al	sexo.	Esta	chica,	especialmente
con	su	cuerpo,	me	tiene	pensando	en	marcha	rápida.	Sin	embargo,	no	soy	así.	Aunque	los	dedos
de	 mi	 mano	 derecha	 bailan	 sobre	 su	 brazo,	 lentamente	 deslizándose	 a	 través	 de	 su	 hombro,
empujando	 el	 cabello	 fuera	 de	mi	 camino	mientras	 avanzo.	Cuando	 alcanzo	 su	 cuello,	 regreso
donde	comencé	para	iniciar	el	proceso	nuevamente.
Risas,	 gritos	 y	 aplausos	 comienzan	 como	 los	 anunciantes	 introductorios	 de	 nuestro	 equipo.
Los	 jugadores	corren	a	 través	de	 la	pancarta	con	 la	música	de	Who	Let	 the	Dogs	Out,	 porque
ellos	 son	 los	 Bulldogs.	 Ryan	 aplaude	 también,	 y	 entonces	 tengo	 que	 alejar	 mis	 dedos	 de	 su
adorable	piel.	Es	tiempo	para	el	himno	nacional.	Todos	nos	ponemos	de	pie	y	obedientemente,
Ryan	coloca	la	mano	sobre	el	corazón	cuando	la	música	comienza.
Cuando	 termina,	 mi	 hermano	 corre	 alrededor,	 buscándome	 en	 la	 multitud,	 el	 casco	 en	 su
mano.	Me	quedo	de	pie,	y	él	me	divisa	rápidamente	con	una	sonrisa.	Levanto	los	pulgares	hacia
él	antes	de	que	tenga	que	girar	para	comenzar	el	juego,	finalmente	colocándose	el	casco.
—Es	 lindo	—me	dice	Ryan	cuando	me	siento	y	ella	se	acomoda	entre	mis	piernas	una	vez
más.	Lo	decía	más	como	si	él	 fuera	un	niño	pequeño	y	no	un	adolescente—.	Es	obvio	que	son
hermanos.	Todos	tienen	el	mismo	cabello	café	rizado.	—Sin	golpear	a	las	personas	a	ninguno	de
sus	dos	lados,	ella	se	gira	para	tirarde	uno	de	mis	rizos	con	una	sonrisa.
—Claro,	los	hombres	en	mi	familia	tienen	todos	un	sorprendente	parecido.	De	todos	modos,
mi	hermano	mayor	no	tiene	los	rizos	porque	su	cabello	es	demasiado	corto.
Ryan	mira	el	campo,	pero	pregunta:
—¿Cuál	es	su	nombre?	¿Qué	edad	tiene?
—Keith.	Tiene	treinta	y	tres.	Oye,	¿quieres	algo	del	puesto	de	concesión?	—No	puedo	creer
que	no	le	hubiera	preguntado	antes.
—¿Quizás	 justo	 antes	 del	 medio	 tiempo?	 ¿A	 menos	 que	 quieras	 algo	 ahora	 entonces	 no
tenemos	que	esperar?
—No,	yo	estoy	bien.
Mientras	 el	 juego	en	 realidad	entra	 en	progreso,	Ryan	 se	pierde	en	este.	Puede	observarlo
ocasionalmente,	pero	aun	así	no	sabe	mucho	de	lo	que	está	pasando.	Da	un	golpe	en	mi	rodilla	y
me	pregunta	 sobre	 algo,	 así	 que	 se	 lo	 explico.	Si	 sucede	 de	 nuevo,	 lo	 señalaré	 para	 ver	 si	 lo
comprende.	Unas	pocas	veces,	ella	lo	señala	para	mí	antes	de	que	yo	pueda	hacerlo.	En	realidad
está	prestando	atención	y	me	gusta.
Owen	 lo	 está	 haciendo	 genial	 esta	 noche	 también.	 A	 medio	 camino	 del	 segundo	 cuarto,
estamos	arriba	por	 tres	 touchdowns.	Ryan	me	hace	un	par	de	comentarios	sobre	 lo	bien	que	él
está	jugando.	Incluso	menciona	algunas	de	las	jugadas	que	le	expliqué.	Hay	una	chispa	de	orgullo
corriendo	a	través	de	mí	al	ver	que	ella	no	solo	está	preguntando	sobre	lo	que	pasa,	sino	que	lo
está	absorbiendo.
—Lamento	que	tengas	que	explicarme	esto,	Gabe.	Nunca	tuve	a	nadie	alrededor	que	supiera
de	lo	que	estaban	hablando	para	hacerlo.	Honestamente,	cuando	veo,	la	mayoría	del	tiempo	estoy
revisando	a	los	jugadores.	Estoy	consiguiendo	el	truco	de	ello	sin	embargo.
Ríe.	
—No	me	molesta.	Lo	estoy	disfrutando	de	hecho.
Con	esto,	ella	se	gira	para	mirarme,	una	sonrisa	juguetona	en	sus	labios.
—¿Te	gusta	enseñarme	cosas?	¿Que	más	te	gustaría	enseñarme?
¡Ahh!	 Lo	 he	 estado	 haciendo	 bien	manteniendo	mi	mente	 fuera	 de	 lo	 vulgar	 desde	 que	 el
himno	nacional	sonó,	y	entonces	ella	viene	y	dice	eso.	Antes	de	que	pueda	detenerme,	me	inclino
para	susurrarle	al	oído,	mis	labios	acariciando	el	lóbulo	de	su	oreja.
—Hay	muchas,	muchas	cosas.	—La	siento	temblar	ante	mi	tacto,	y	sonrío.	No	puedo	evitar	el
beso	 que	 coloco	 en	 su	 cuello	 antes	 de	 volver	 a	 como	 estaba	 sentado—.	 ¿Qué	 te	 gustaría	 del
puesto	de	concesión?
Ryan	pide	unos	nachos	de	chile	y	queso,	y	una	Sunkist,	si	tienen.	Si	no,	prefiere	una	botella
con	agua.	Le	digo	que	se	quede	para	guardar	nuestros	asientos.	Termino	yéndome	más	de	lo	que
quería	porque	me	encuentro	a	personas	que	conozco	de	la	secundaria	o	personas	que	me	conocen
por	Owen.	Además,	me	 detengo	 en	 el	 camino	 de	 regreso	 a	 nuestros	 asientos	 incluso	 por	más
personas	debido	a	que	es	medio	 tiempo.	A	este	 ritmo,	 todo	estará	 frio	cuando	 llegue	de	vuelta
con	Ryan.
—Estaba	a	punto	de	ir	a	buscarte	—dice	mientras	tomo	asiento	detrás	de	ella.
—Lo	lamento.	Seguía	encontrándome	con	gente	que	no	paraba	de	hablar.
—Está	bien.	Puedes	compensarme	después.	—No	está	mirándome	a	la	cara,	pero	sé	por	su
tono	que	está	sonriendo.
Ryan	come	sus	nachos,	y	yo	como	mi	perro	caliente	en	silencio	mientras	la	banda	representa
un	 lamentable	 espectáculo	 de	medio	 tiempo.	No	 ha	mejorado	 nada	 desde	 que	 yo	 estaba	 en	 la
escuela,	eso	es	seguro.	Algunas	secundarias	tienen	bandas	fantásticas.	Nosotros	tenemos	una	que
está	bien,	y	nunca	parece	mejorar.	Una	vez	terminamos,	tengo	apenas	tiempo	suficiente	para	tirar
nuestra	basura	antes	de	que	el	tercer	cuarto	comience.
Los	cuartos	pasan	rápidamente,	especialmente	cuando	Ryan	pregunta	pequeñas	cosas	aquí	y
allí,	y	está	 inclinada	contra	mí,	con	sus	brazos	descansando	en	mis	piernas	mientras	sus	dedos
dibujan	círculos	en	mis	rodillas.	Nuestro	equipo	gana	y	las	personas	comienzan	a	levantarse	para
irse.	Es	alrededor	de	las	diez	treinta,	pero	estoy	esperando	ver	a	Owen	un	segundo.
—¿Te	molesta	si	vemos	a	mi	hermano	antes	de	irnos?
—No,	está	bien.
Ella	toma	mi	mano	mientras	bajamos	los	escalones	de	las	gradas	antes	de	dirigirnos	hacia	el
campo	de	juego	donde	los	jugadores	están	reunidos.	Nos	quedamos	de	pie	en	las	líneas	laterales
con	otros	padres	mientras	esperamos	a	que	su	entrenador	 termine	de	hablar	con	ellos.	Ryan	se
inclina	hacia	mí,	sosteniéndose	de	mi	brazo.	Me	muevo	para	envolver	un	brazo	alrededor	de	su
cintura.	Owen	capta	un	vistazo	de	mí,	y	sonríe	aún	más	cuando	ve	a	Ryan.	Su	entrenador	termina
las	 cosas,	 y	 Owen	 se	 dirige	 directo	 hacia	 nosotros.	 Él	 es	 demasiado	 genial	 para	 un	 abrazo
rodeado	de	sus	amigos,	así	que	le	sostengo	el	puño	para	que	lo	golpee.
—Buen	juego,	Owen.	Podrías	ser	incluso	mejor	de	lo	que	yo	fui.
Él	sonríe.
—Oh,	soy	mucho	mejor	—alardea.
Ruedo	los	ojos	y	rio	entre	dientes.
—Owen,	esta	es	Ryan.	Ryan,	este	es	mi	arrogante	hermano	pequeño,	Owen.
Ryan	sacude	la	mano	estirada	de	Owen	mientras	él	dice:
—Encantado	de	conocerte.	—Inclina	 la	cabeza	hacia	mí—.	No	sabía	que	estabas	viendo	a
alguien.
—No	 te	 preocupes,	 Owen.	 Es	 nuestra	 primera	 cita,	 y	 de	 algún	modo,	 creo	 que	 terminará
siendo	el	pequeño	secreto	sucio	de	Gabe.	—Ryan	rie,	luego	cambia	de	tema—.	Felicidades	por
ganar.	Jugaste	muy	bien.
—Gracias.	—Él	se	gira	hacia	mí	una	vez	más—.	¿La	trajiste	aquí?	¿Cómo	una	cita?	No	es	de
extrañar	que	seas	soltero.	—Ríe.
—Le	pregunté	si	estaba	bien,	y	ella	dijo	que	sí.	Además,	estamos	a	punto	de	ir	a	otro	lugar.
¿Quién	viene	a	recogerte?
—Conseguí	que	me	llevara	uno	de	mis	amigos.	—Miro	sobre	su	hombro,	y	alguien	lo	saluda
—.	Mejor	me	voy.	Un	gusto	conocerte,	Ryan.
—Igual.
—¿Te	veo	pronto	Gabe?
—Déjale	saber	a	mamá	que	iremos	a	casa	para	la	cena	el	domingo	—le	digo.
—Lo	haré.	¡Después!
Él	gira	y	 trota	hacia	 sus	amigos.	Ryan	da	un	paso	para	ponerse	en	 frente	de	mí,	una	astuta
sonrisa	en	sus	labios	antes	de	que	holgadamente	envuelva	los	brazos	alrededor	de	mi	cintura.
—¿Y	ahora,	oficial?
—¿Te	gusta	el	pastel?	—pregunto.
Se	ríe,	una	risa	ridículamente	femenina.
—Por	supuesto	que	sí.
—Entonces	permíteme	dirigir	el	camino.	—Una	vez	que	engancha	el	brazo	alrededor	de	mi
codo	y	empezamos	a	caminar	fuera	del	estadio,	le	digo	a	dónde	vamos—:	Hay	una	cafetería	no
muy	lejos	de	aquí,	y	tienen	los	mejores	pasteles	que	he	probado.	Pensé	que	podríamos	ir	allí	por
algo	dulce	para	comer,	y	luego	caminar	por	el	centro	o	lo	que	sea	que	quieras	hacer.
—Me	parece	bien.
En	la	cafetería,	Ryan	pide	una	rebanada	de	pastel	de	chocolate	alemán,	mientras	me	conformo
con	una	rebanada	de	pastel	de	piña.	Ella	pregunta	si	tienen	Sunkist,	pero	no	lo	tienen	por	lo	que
ordena	agua	en	su	lugar.	Estamos	sentados	en	una	pequeña	mesa	alta,	nuestras	rodillas	se	tocan.
—Realmente	te	gusta	el	Sunkist,	¿no?
Ryan	acaba	de	tomar	un	bocado,	así	que	solo	asiente.	Después	de	tragar,	dice:
—Es	eso	o	agua.	Soy	un	poco	adicta	a	ella.	Siempre	lo	he	sido.
—Mmm.	 —Tomo	 un	 delicioso	 bocado,	 y	 luego	 pregunto—:	 ¿Cuál	 es	 una	 de	 tus	 cosas
favoritas	por	hacer?
Sin	ninguna	duda,	las	palabras	vuelan	fuera	de	su	boca.
—Tener	sexo.
Ella	me	pilla	por	sorpresa	con	su	respuesta,	mi	tenedor	pausa	a	mitad	de	camino	a	mi	boca.
Los	ojos	de	Ryan	se	ensanchan	como	si	estuviera	dándose	cuenta	de	que	dijo	eso.
—Mierda.	Quiero	decir,	mierda.	Lo	siento.	Eso	es,	um,	no	es	algo	bueno,	que	una	dama	diga
eso.	—Sus	mejillas	se	sonrojan	de	un	rosa	claro,	sus	ojos	se	centran	en	su	pastel.	Algo	me	dice
que	esta	es	la	primera	y	última	vez	que	volveré	a	ver	su	sonrojo	porque	no	parece	ser	algo	que
hace	a	menudo—.	Realmente	no	tengo	un	favorito.	Si	es	divertido	o	si	hay	algún	tipo	de	emoción
en	ello,	entonces	soy	feliz.	Algo	parecido	a	 lo	que	dije	sobre	mi	especialidad.	Nada	despierta
una	 pasión	 en	mí.	 Incluso	 actividades	 sencillas	 aparentemente	 porque	 ni	 siquiera	 puedo	 elegir
una	cosa	favorita	o	adecuada	que	me	gusta	hacer.	—Los	ojos	de	color	verde	oscuro	de	Ryan	me
miran	desde	debajo	de	sus	pestañas—.	Lo	siento,	no	quería	divagar.
—Divaga	lo	que	quieras.	No	me	importa.	—Le	doy	una	sonrisa	amable,	ya	que	casi	parece
que	su	propia	respuesta	la	sacó	de	quicio,	y	está	un	poco	incómodaahora.	No	parece	caber	en	su
personalidad,	pero	sí	 la	hace	más	real	para	mí—.	Y	tienes	pasión.	Al	gustarte	las	cosas	que	te
emocionan,	como	dices.	Suena	como	que	eres	una	aventurera,	audaz	persona.
Ryan	se	ríe.	Es	tan	sexy	cuando	lo	hace.	Cuales	sean	las	emociones	con	las	que	está	lidiando
desaparecen	en	simple	alegría,	despreocupada	cuando	se	ríe.
—Hmmm.	No	estoy	tan	segura	de	ser	aventurera.	Intrépida	me	parece	encajar,	supongo.	¿Qué
pasa	contigo?	¿Qué	otra	cosa	llena	tu	vida,	además	de	tu	trabajo?	Eso	te	hace	feliz,	¿verdad?
—Ah,	sí,	me	encanta	lo	que	hago.	También	me	gusta	ir	a	las	tierras	de	mi	padre	y	disparar	a
objetivos	con	algunos	de	los	chicos	de	mi	familia.	Nos	reunimos	al	menos	un	sábado	al	mes	solo
por	eso.
Ella	niega	con	la	cabeza	ligeramente,	su	pelo	cae	hacia	adelante	para	cubrir	ese	hombro	que
me	muero	de	ganas	de	tocar	de	nuevo.	La	mano	en	mi	regazo	tiene	mente	propia	a	medida	que	se
mueve	para	descansar	en	su	rodilla.
—¿Qué?	—pregunto,	refiriéndome	a	su	sacudida	de	cabeza.
—No	sé	si	podría	disparar	un	arma.	La	idea	de	ellas	es	intimidante.
—No.	Es	divertido	para	prácticas	de	tiro	y	una	muy	buena	manera	de	aliviar	el	estrés.	Eres
intrépida.	Tal	 vez	 deberías	 probarlo.	 Siempre	 que	 sepas	 cómo	utilizar	 un	 arma	 correctamente,
todo	irá	bien.
Ante	esto,	Ryan	sonríe.	Estoy	confundido	por	un	segundo	hasta	que,	con	la	risa	en	su	voz,	ella
dice:
—Ya	encontraste	algo	nuevo	que	enseñarme,	¿eh?	Tal	vez	deberías	haber	sido	maestro	en	su
lugar.
Eso	me	hace	reír.
—No	sé	nada	de	todo	eso,	pero	si	quieres	probarlo,	házmelo	saber.	Puedes	venir	conmigo	la
próxima	vez	que	nos	reunamos.
Ryan	se	ríe	en	voz	baja.
—¿Me	dejarías	estar	con	tu	familia?	No	estoy	segura	de	si	eso	es	una	buena	idea.	—Hay	más
peso	 en	 sus	 palabras	 del	 que	 ella	 está	 soltando.	 ¿Por	 qué	 no	 lo	 cree	 así?	 Ryan	 parece
perfectamente	 aceptable.	Antes	 de	 que	pueda	 analizarla	 demasiado,	 añade	 con	ojos	 cálidos—.
Además,	 ¿una	 clase	 privada	 no	 es	 más	 divertida?	—Sus	 ojos	 caen	 a	 mi	 cuello	 cuando	 trago
fuerte,	y	me	pregunto	brevemente	si	está	mirando	mi	manzana	de	Adán.
—Puede	que	tengas	razón	en	eso.
Seguimos	 teniendo	 una	 pequeña	 charla,	 y	me	 entero	 de	 que	 Ryan	 es	 una	 persona	 bastante
madura	para	su	edad.	Puede	tocar	un	par	de	diferentes	instrumentos,	aunque	dijo	que	no	lo	hace
regularmente.	Puede	hablar	español	con	fluidez,	pero	de	nuevo,	no	lo	hace	muy	a	menudo.	Hay
mucho	que	sabe	hacer,	pero	parece	que	no	hace	activamente	ninguno	de	ellos.	Ella	tenía	razón.
No	hay	nada	que	destaque	lo	suficiente	en	lo	que	pueda	dedicarse	plenamente.	Estoy	seguro
de	que	hay	más	que	eso.	Sin	embargo,	definitivamente	ha	tratado	de	encontrar	esa	pasión	de	la
que	siempre	está	hablando,	basado	en	lo	que	me	dijo.
Hay	tantos	secretos	ocultos	sobre	Ryan.	Ella	va	y	viene	entre	hablar	un	poco	amargamente	de
su	infancia	a	actuar	como	si	no	fuera	un	gran	problema	en	absoluto.	Su	tono	lleva	todo	un	aire	de
actitud	«no	hay	nada	que	pueda	hacer	al	respecto».	La	familiar	urgencia	de	averiguar	los	daños	y
grietas	de	su	amargura	y	repararlos	me	recorre.	Siempre	encuentro	a	mujeres	que	están	de	alguna
manera	rotas,	y	siempre	quiero	arreglarlas.	De	alguna	manera,	estoy	solo	al	final.	Sin	embargo,
eso	es	para	otro	día.
A	medida	que	nuestra	 noche	 se	 termina,	 y	 regresamos	 a	 su	 casa,	Ryan	 se	 convierte	 en	una
mujer	peligrosamente	seductora,	atrayéndome	lentamente.	Hay	toques	simples	como	su	mano	en
mi	muslo	mientras	conduzco	con	aquellos	dedos	suyos	arrastrándose	en	un	despreocupado	patrón.
Hay	risas,	lo	cual	es	ridículamente	sexy.	Es	casi	como	si	supiera	que	solo	su	risa	excitará	a	un
chico.	Y	 luego,	 las	 palabras	 sucias	 tentadoras	 que	 aparente	 y	 casualmente	 arroja	 sobre	 lo	 que
podría	venir.
Por	 el	 momento	 en	 que	 llegamos	 a	 las	 escaleras	 y	 nos	 paramos	 junto	 a	 la	 puerta	 del
apartamento	de	Ryan,	he	sido	capturado.	Mi	mente	y	cuerpo	son	capaces	de	pensar	en	una	sola
cosa.	Ella	suelta	mi	mano	para	desbloquear	la	puerta,	pero	no	la	empuja	para	abrirla.	En	cambio,
se	gira,	se	inclina	contra	la	puerta	y	me	atrae	hacia	ella	con	una	sexy	sonrisa	socarrona.	Mi	pecho
queda	al	 ras	contra	el	de	ella,	mis	manos	agarran	sus	caderas.	Mi	mente	se	nubla	oficialmente
mientras	mis	sentidos	captan	sus	labios	y	ese	cuerpo	mortal.	Ni	siquiera	tengo	la	oportunidad	de
ser	quien	se	inclina	primero	porque	Ryan	lo	hace.
Me	 mira	 mientras	 acerca	 su	 cara	 a	 la	 mía,	 sus	 labios	 rozando	 los	 míos	 suavemente	 al
principio.	 Se	 levantan	 en	 una	 rápida,	 pequeña	 sonrisa	 como	 si	 supiera	 que	 estoy	 enganchado
antes	de	presionarlos	contra	mis	 labios.	Ryan	coloca	sus	manos	sobre	mi	pecho.	Su	sensación,
está	 en	 todas	 partes,	 en	 todo	mi	 cuerpo,	 exigiendo	 atención.	 Cuando	 abre	 la	 boca,	 mi	 lengua
busca	instintivamente	la	de	ella.	Ryan	tiene	un	sabor	dulce	del	pastel.	Agarra	la	parte	de	atrás	de
mi	cuello,	profundizando	el	beso,	ahogando	mis	sentidos.	Nada	existe	en	este	momento,	excepto
ella.
Cuando	 se	 aleja,	mis	 labios	no	pueden	dejar	 de	 tratar	 de	 seguirlos,	 con	ganas	de	volver	 a
conectarlos.	Ryan	 se	 ríe	 y	 sonríe	mientras	 ligeramente	 pasa	 los	 dedos	 por	mi	 pecho.	Con	 voz
entrecortada,	seductora,	pregunta:
—¿Te	gustaría	entrar?
Asiento	 rápidamente	 antes	 de	 besarla	 con	 avidez	 de	 nuevo.	 Nos	 dirigimos	 dentro,	 un
momento	más	 tarde,	mis	manos	 todavía	 firmemente	 plantadas	 en	 su	 cuerpo.	Ryan	 cae	 sobre	 el
sofá	y	me	tira	con	ella.
Fácilmente	me	pierdo	en	su	toque.	Con	sus	besos	embriagadores,	se	siente	como	si	estuviera
vertiendo	todo	lo	que	tiene	en	ellos	para	que	sean	lo	más	calientes	posible.	Expertamente	quita
nuestra	 ropa,	dejando	al	descubierto	un	 tatuaje	 en	 la	 cadera	de	un	diente	de	 león	con	 semillas
blancas	flotando.
Mientras	me	besa,	Ryan	estira	la	mano	entre	nosotros,	envolviendo	sus	dedos	a	mi	alrededor
por	un	momento	antes	de	guiarme	en	su	interior.	Ryan	es	una	potente	seductora	mientras	infunde
cada	movimiento,	sonido	y	tacto	con	una	necesidad	casi	primitiva.	Me	vuelve	loco	con	necesidad
antes	de	finalmente	deshacerme	un	minuto	después	de	que	ella	se	estremece	de	placer	debajo	de
mí.
Eso	 fue	 incuestionablemente	el	mejor	 sexo	que	he	 tenido.	Pero	después,	mientras	me	estoy
vistiendo	de	nuevo,	veo	dos	tatuajes	más	en	su	espalda	mientras	desaparece	por	el	pasillo	para
ponerse	el	pijama.	Un	gran	caballito	de	mar,	rosa	en	el	lado	derecho,	y	en	el	izquierdo,	un	colibrí
en	contornos	negro	y	azul	ricamente	elaborado.	Su	ausencia	hace	que	me	dé	cuenta	de	repente	lo
que	ha	sucedido.
Yo,	el	buen	chico	clásico,	acabo	de	tener	sexo	en	la	primera	cita	con	una	chica	de	diecinueve
años.	Casi	veinte.	Casi	me	siento	ruin.	Así	de	fácil	fue	capaz	de	llevarme	más	allá	de	una	línea
que	 normalmente	 ni	 siquiera	 cruzo.	 Por	 no	 hablar	 de	 que,	 basándome	 en	 el	 hecho	 de	 que	me
invitó	a	entrar,	probablemente	hace	esto	a	menudo.	El	sexo	en	la	primera	cita	es	probablemente
normal	para	ella.	Sin	querer,	sacudo	la	cabeza.	Esta	chica	ya	está	jugando	conmigo.
—¿Estás	bien,	Gabe?	—pregunta	Ryan	con	solo	un	 toque	de	preocupación.	Se	 sienta	en	 su
sofá,	vestida	con	un	pijama	de	chica.	He	 llegado	a	darme	cuenta	de	que	 la	mayor	parte	de	sus
emociones	cuidadosamente,	muy	sutilmente,	concuerdan	con	su	voz	cuando	habla.	A	menos	que
realmente	escuches,	te	lo	perderás.
—Sí.	Probablemente	debería	irme.	—Meto	mis	manos	en	mis	bolsillos.	Sus	largas	piernas	se
exhiben	para	mí,	y	mi	mente	ya	está	pensando	en	sexo	de	nuevo.
No,	no	puedo	 ir	 allí	 ahora	mismo.	No	puedo	 ser	 atrapado	de	nuevo,	no	 importa	 cuán	 fácil
sería.
Ryan	se	levanta,	se	acerca	a	mí	y	me	besa	en	la	mejilla	inocentemente.
—Gracias	por	esta	noche.	Me	divertí	mucho.
¿Cómo	se	las	arregla	para	parecer	tan	pura	cuando	me	siento	tan	mal?	Ryan	me	está	mirando,
esperando	a	que	yo	hable.	Aclarando	mi	garganta,	digo:
—Gracias.	Vamos	a	tener	que	hacer	algo	nuevo.
Sus	ojos	están	llenos	de	dudas,	incluso	mientras	está	de	acuerdo:
—Sí,	lo	haremos.
—Buenas	noches,	Ryan.
Y	entonces,cuando	me	voy,	preguntándome	cómo	esta	noche	y	Ryan	encajan	con	el	 tipo	de
hombre	 que	me	 esfuerzo	 por	 ser.	 Porque	 esta	 noche,	 después	 de	 irme,	 particularmente	 no	me
siento	como	un	hombre	honorable.
Capítulo	4
Ryan
Traducido	por	&Rebeca&,	Squarepants1o	y	Blonchick
Corregido	por	Anjhely
Me	quedo	mirando	la	puerta,	mucho	después	de	que	Gabe	se	fuera.	He	dormido	con	un	montón	de
chicos	antes,	y	nunca	he	visto	a	ninguno	de	ellos	tan…	tan	culpable	después.	Al	menos,	para	mí,
fue	amable	cómo	me	miró.	Con	mis	padres,	estoy	acostumbrada	a	las	emociones	negativas	y	a	no
cumplir	con	sus	expectativas.	Pero,	¿con	los	chicos?	Generalmente	soy	bastante	buena	con	ellos.
¿Estoy	perdiendo	mi	toque	o	algo	así?	¿Por	qué	me	miró	así?
Finalmente,	me	canso	de	mirar	fijamente	la	puerta,	así	que	en	su	lugar	me	acuesto	en	la	cama
y	 me	 quedo	 mirando	 el	 techo.	 El	 techo	 es	 mucho	 más	 interesante,	 ya	 sabes.	 Suspirando,	 me
pregunto	si	tal	vez	mi	racha	de	desilusión	está	empezando	a	expandirse	a	toda	mi	vida	y	no	solo
con	mis	padres.	Esa	 lista	 es	 larga.	Primero,	decidieron	dejar	que	el	 sexo	de	 su	hijo	 fuera	una
sorpresa,	pero	estaban	rezando	por	un	niño.	Eso	obviamente	no	sucedió.	Luego	está	mi	larga	lista
de	actividades	donde	o	bien	no	era	lo	suficientemente	buena	para	que	ellos	sigan	pagando	o	me
presionaban	 demasiado	 y	 lo	 dejaba.	 Eso	 nunca	 fallaba.	 Cada	 vez	 que	 encontraba	 algo	 que
disfrutaba,	ellos	me	compensaban	presionándome	a	ser	absolutamente	mejor.	Y	mi	absolutamente
mejor,	nunca	fue	lo	suficiente	bueno	para	ellos.
Supongo	ya	que	no	fui	un	niño,	que	se	imaginaban	que	sería	impotente	o	algo	así.	Mis	padres
tienen	expectativas	 tan	altas	para	mí	que	con	 los	años,	empecé	a	 rebelarme	contra	 todas	ellas.
Algunas	para	bien,	otras	para	lo	peor.	Todo	de	lo	que	he	oído	hablar	es	cómo	las	cosas	serían
mucho	más	 fáciles	 si	 hubiera	 sido	 un	 niño,	 y	me	 di	 por	 vencida	 tratando	 de	 complacer	 hasta
cierto	 punto.	 Estoy	 en	 la	 universidad	 y	 mis	 calificaciones	 son	 fantásticas,	 pero	 ¿para	 que	 se
sientan	un	poco	orgullosos	de	mí?	Eso,	obviamente,	nunca	va	a	suceder,	lo	que	me	hace	pensar	en
mi	estúpido	comentario	con	Gabe	sobre	conocer	a	sus	padres.
Eso	 habría	 sido	 un	 desastre.	 Tengo	 insatisfechos	 a	 mis	 padres	 lo	 suficiente.	 No	 necesito
defraudar	 a	 otra	 persona.	 Y	 créeme,	 ellos	 me	 odiarán.	 Soy	 demasiado	 franca,	 demasiado
sexualmente	dispuesta,	también	todo-sobre-lo	que-su-madre-le	advirtió.	Por	no	hablar	de	que	soy
una	desertora	y	 tatuada	y	nada	que	a	unos	padres	 les	guste	en	una	chica	como	persona	y	sobre
todo,	no	en	la	novia	de	su	hijo.	Diablos,	si	fuera	un	chico	y	estuviera	saliendo	conmigo,	no	me
traería	a	casa	de	mis	padres	tampoco.	Me	conozco	mejor	de	lo	que	nadie	más	lo	hace,	así	que
estoy	segura	de	que	es	cierto.
Tal	vez	mi	intuición	sobre	Gabe	siendo	un	buen	chico	al	cien	por	cien	es	cierta.	Antes	de	irse,
él	debe	haberse	dado	cuenta	de	que	esto,	yo,	evidentemente,	no	terminaría	bien	en	su	nombre	y
eso	es	lo	que	fue	la	expresión	en	su	rostro.	Mi	teléfono	vibra	en	mi	mesita	de	noche,	pero	es	solo
Viv,	y	no	quiero	hablar	con	ella	ahora	mismo.	Por	desgracia,	mi	instinto	me	dice	que	Gabe	se	va
a	colocar	en	mi	larga	lista	de	deficiencias.	Oh,	bueno,	¿verdad?	No	estoy	saliendo	concretamente
de	todos	modos.
Ese	es	mi	último	pensamiento	antes	de	caer	en	un	profundo	sueño.
*	*	*
Viv	y	yo	salimos	de	compras.	Ella	quiere	saber	lo	de	anoche,	y	yo	quiero	un	traje	nuevo	para
llevar	a	la	fiesta	de	esta	noche.	El	aire	de	otoño	está	frío,	pero	no	es	lo	suficientemente	frío	como
para	cubrir	gran	cantidad	de	piel.	Siento	la	necesidad	de	hacer	alarde	de	mi	cuerpo	en	esta	fiesta,
así	que	esa	es	la	clase	de	atuendo	que	estoy	buscando.
—Muy	 bien.	 Me	 muero	 por	 saber,	 Ryan.	 ¡Dime	 ya!	—dice	 Viv	 una	 vez	 que	 entramos	 en
nuestra	primera	tienda	del	día.
Ruedo	mis	ojos	hacia	ella.
—Me	fue	bien.	Fuimos	al	partido	de	 fútbol	de	su	hermano	pequeño	y	 fuimos	a	un	pequeño
café	por	tarta.	Luego	regresamos	a	mi	casa	para	tener	relaciones	sexuales.
—Los	buenos	chicos	no	follan	en	la	primera	cita,	así	que	debes	haber	estado	equivocada	en
eso	—comenta.
—No	 lo	 sé	—me	voy	 apagando.	Viv	 puede	 ser	mi	mejor	 amiga,	 pero	 todavía	 hay	muchas
cosas	 que	 no	 le	 digo—.	 Parece	 que	 se	 arrepintió	 antes	 de	 irse.	 Dudo	 que	 vaya	 a	 llamarlo	 si
alguna	 vez	 me	 meto	 en	 problemas.	 Eso	 es	 probablemente	 lo	 último	 que	 veremos	 de	 Gabe
O'Connor.	—Odié	decir	la	última	parte.	Decirlo	en	voz	alta	hace	que	parezca	más	real,	y	estoy
casi	segura	de	que	tengo	razón	en	esto.
—Tal	vez	no.	—Ella	 lo	 intenta,	sonando	esperanzada.	Después	de	un	momento,	dice—:	Tú
vas	a	muchas	primeras	citas,	ahora	que	lo	pienso.	¿Por	qué	nunca	vas	a	segundas?
Mantengo	mis	ojos	en	 la	 ropa	delante	de	mí,	 sabiendo	que	va	a	 tener	algo	que	decir	 sobre
esto.
—Debido	 a	 que	 las	 chicas	 buenas	 no	 follan	 en	 la	 primera	 cita,	Viv.	—Lanzo	 sus	 palabras
hacia	ella—.	Por	suerte	para	ellos,	y	para	mí,	si	lo	piensas	bien,	no	soy	una	de	esas	chicas.	Si
quiero	dormir	con	ellos	al	final	de	la	noche,	no	voy	a	esperar	por	un	par	de	citas	más.	Y	después
de	eso,	me	ven	solo	para	el	 sexo.	Además,	 tú	 sabes	que	no	soy	 realmente	una	 ligona	de	 todos
modos.	Obviamente.
Cuando	miro	hacia	Viv,	sus	ojos	están	bien	abiertos.
—¿Tú	 tienes	 sexo	 en	 la	 primera	 cita?	 ¿Siempre?	—Oh,	 vamos.	 Ella	 tenía	 que	 saber	 eso.
Hemos	sido	amigas	desde	el	primer	año.	¿Ella	no	se	ha	dado	cuenta	de	esto	todavía?	Pensé	que
iba	a	conseguir	un	sermón,	pero	supongo	que	no	sabía	este	hecho	divertido	sobre	mí.
—Casi	 siempre	—me	 corrijo.	 ¿Es	 realmente	 tan	 importante	 el	 acuerdo?	 Es	 solo	 sexo—.
Tiene	el	 cuello	 en	V	y	un	poco	aireado,	por	 lo	que	no	 sería	muy	ceñido.	El	material	 es	 súper
suave	también.	Tengo	que	comprarlo.
—Es	lindo.	¿Con	qué	lo	llevarías?
—Una	falda	estrecha	de	algún	tipo.
Así	que	empezamos	a	buscar	una	de	esas.	Pero	Viv	regresó	a	Gabe.
—¿Te	ha	mandado	mensajes	de	texto	o	cualquier	cosa?
—No.
—Bueno,	¿qué	edad	tiene	su	hermano?	—pregunta.
—Tiene	dieciséis	años,	pero	tiene	uno	mayor	que	es	de	treinta	y	tres.
—Y,	¿qué	edad	tiene	de	nuevo?
Entrecierro	mis	ojos	desde	el	otro	lado	del	estante.	¿Dónde	va	ella	con	esto?
—Veinticinco.
—Mmm.	—Ella	asiente—.	Así	que	estás	más	cercana	en	edad	a	su	hermano	pequeño	que	de
él.
Honestamente,	no	había	pensado	en	eso.	¿Importa	realmente	nuestra	diferencia	de	edad?	Es
tan	solo	seis	años,	y	estoy	a	punto	de	cumplir	veinte	el	próximo	mes.	No	es	una	gran	diferencia,
ni	nada.	Estoy	segura	de	que	mis	padres	esperan	que	salga	con	alguien	más	cercano	a	mi	edad,
pero	es	mi	elección.	No	de	ellos.	Ellos	no	están	saliendo	con	él.	Por	último,	le	digo:
—No	 importa	 de	 cualquier	manera.	Realmente	 no	 creo	 que	 lo	 vea	 de	 nuevo.	 ¿Qué	 dijo	 el
idiota	cuándo	rompiste	con	él?	—Cambio	el	tema	porque	estoy	cansada	de	pensar	en	Gabe.
—Él	piensa	que	estoy	loca	por	acusarlo	de	engañarme.	Cuando	lo	empujé	sobre	el	coche	de
ella	en	la	calzada,	quiso	saber	cómo	lo	sabía,	lo	que	significa	que	lo	admitió.	Y	no	me	ha	hablado
desde	entonces.
—Momento	perfecto	para	ir	de	fiesta	con	la	excusa	para	emborracharse.	—Levanto	la	falda
que	he	encontrado—.	¿Qué	piensas?	—Es	una	mini-falda	dorada	y	brillante,	y	se	vería	muy	bien
junto	con	la	camisa	y	los	zapatos	adecuados.
—Ooh,	me	encanta.	Podría	pedirte	prestado	eso.
Me	río.
—Por	supuesto.	¿Ves	algo	aquí	que	desees	o	estás	lista	para	saltar	a	la	siguiente	tienda?
—No,	vamos	a	ver	y	seguir	adelante.
La	fiesta	de	esta	noche	ha	sido	organizada	por	el	equipo	de	fútbol,	así	que	he	estado	tratando
de	 convencer	 a	 Viv	 que	 podía	 conectar	 con	 cualquiera	 de	 ellos.	 Ellos	 van	 a	 estar	 buscando
relajarse	esta	noche	de	todos	modos.	Después	del	novio	de	mierda,	se	merece	algún	jugador	de
fútbol	delicioso	para	darle	un	buen	momento.	Viv	dice	que	va	a	pasar	desapercibida	durante	un
tiempo.	La	dejo	de	molestar	porque	si	eso	es	lo	que	quiere,	entonces	voy	a	dejarla	sola.	Viv	tiene
más	moral,o	los	estándares	más	altos,	como	dirían	algunos,	que	yo,	y	voy	a	respetar	sus	deseos.
Compramos	todo	el	día,	y	acumulamos	algunos	cargos	de	la	tarjeta	de	crédito	que	me	dieron
mis	padres.	Estoy	segura	que	obtendré	una	llamada	al	final	del	mes	sobre	esa	factura.	Nunca	falla
para	que	digan	que	si	fuera	un	chico,	no	gastaría	tanto	dinero	en	ropa.	En	serio,	¡solo	supéralo	ya!
Me	tienes.	Deja	de	quejarte.	Diecinueve	años	de	valor	debería	ser	suficiente	para	el	resto	de	mi
vida	y	 la	de	ellos	combinados.	Además,	no	 tienen	que	 seguir	 recordándome	cómo	 todo	 lo	que
hago	no	es	lo	suficientemente	bueno	para	ellos.	Por	no	hablar	de	la	ropa	que	compro,	no	siempre
la	aprueban.	Es	demasiado	fulana	y	no	muy	«propio	de	una	dama».	Lo	que	sea.
Una	vez	que	llego	a	casa,	pongo	en	mi	lista	de	reproducción	una	canción	de	amor	y	me	llamo
a	mí	misma	a	un	baño	de	burbujas.	No	es	domingo,	pero	estoy	en	extrema	necesidad	de	una	cierta
relajación.	 Voy	 a	 tener	 que	 hacer	 una	 cita	 para	 un	 masaje	 la	 próxima	 semana.	 He	 estado	 tan
colgada	 últimamente.	 Probablemente	 debido	 a	 la	 inminente	 fecha	 límite	 que	 tienen	mis	 padres
sobre	mí	para	declarar	mi	especialidad.
La	 espuma	y	 agua	 caliente	 borran	 temporalmente	 esos	 problemas.	Me	 empapo	 enteramente
demasiado	 tiempo,	y	 si	no	 salgo	pronto,	mi	 cuerpo	 todavía	 estará	 arrugado	cuando	 llegue	a	 la
fiesta.	Estoy	hecha	una	pasa	y	no	conseguiré	prepararme.	Mientras	estoy	comiendo	fideos	Ramen,
un	placer	culpable	mío,	viendo	el	viejo	programa	de	televisión	M*A*S*H,	mi	padre	 llama.	Lo
ignoro,	como	de	costumbre.	Si	hablo	con	él	antes	de	la	fiesta,	no	voy	a	estar	de	humor	para	tener
relaciones	sexuales.	Mi	padre,	por	encima	de	todo	y	a	pesar	de	mi	recta	historia	de	A,	no	cree
que	vaya	a	graduarme	de	la	universidad.	Quiere	que	me	gradúe,	eso	es	lo	que	se	espera	de	mí,
pero	él	no	piensa	que	sea	capaz	de	hacerlo.	Piensa	que	como	todo	lo	demás	que	he	hecho,	voy	a
dejarlo.
Ugh.	No.	Detente	ahí	mismo,	Ryan.	Esta	noche	es	noche	de	fiesta.	No	hay	tiempo	para	pensar
en	 lo	 próximo	 que	 voy	 a	 hacer	 para	 decepcionar	 a	mis	 padres.	 Aunque,	me	 gustaría	 tener	 un
hermano,	como	Gabe,	y	luego	mis	padres	centrarían	toda	su	atención	en	él.	Pero	dejaron	de	tratar
de	tener	un	niño	después	de	mí,	porque	mi	madre	tuvo	dos	abortos	involuntarios.	Después	de	eso,
no	querían	pasar	por	ese	tipo	de	pérdida	de	nuevo.	Dejando	con	ello,	sus	esperanzas	y	sus	sueños
atascados	conmigo.
Me	pregunto	cómo	habría	sido	 tener	hermanos.	¿Le	gustarían	a	Gabe	o	desearían	que	fuera
hijo	único?	Oh,	genial.	Ahora,	estoy	pensando	en	Gabe.	Él	está	en	mi	mente	cuando	empiezo	a
prepararme,	mientras	conduzco	con	Viv	a	 la	 fiesta,	hablo	sin	pensar	con	diferentes	personas,	y
bebo	un	par	de	cervezas	en	el	camino.
Pero	entonces	un	jugador	de	fútbol	me	ve.	Reconozco	su	cara	y	su	número,	43,	pero	me	era
imposible	recordar	su	nombre.	¿Cómo	es	posible	que	pueda	recordar	casi	todo	lo	que	Gabe	dijo
anoche,	pero	no	puedo	pensar	en	el	nombre	de	este	chico	y	con	el	que	me	había	acostado	dos
veces	antes?
—Ey,	Ry	—saluda.	Ah,	sí.	Ese	es	el	por	qué.	Porque	él	insiste	en	acortar	mi	nombre.
—Ryan	—corrijo.	Puede	que	no	siempre	me	guste	mi	nombre,	pero	es	mío,	y	voy	a	poseerlo
—.	Hola.
—Parece	 que	 necesitas	 otro	 trago.	—Me	 entrega	 un	 vaso	 rojo,	 y	 graciosamente	 tomo	 tres
tragos	de	ahí.
—Gracias.
Graves	desde	los	altavoces	haciendo	todo	este	lugar	retumbar	a	través	de	mi	cuerpo	con	el
alcohol.	43	me	está	mirando	con	deseo	mientras	me	tiraba	hacia	él.	Desliza	su	mano,	que	no	tenía
cerveza,	debajo	de	mi	chaqueta,	su	pegajosa	mano	toca	mi	espalda	desnuda.	43	se	inclina	para
susurrar	en	mi	oreja,	algo	desubicado,	para	nada	esas	cosas	calientes	y	sucias	para	convencerme
de	ir	al	piso	de	arriba	con	él.	Pero	cuanto	más	habla	y	baja	sus	manos	hacia	mi	culo,	menos	me
excita.	Probablemente	estoy	demasiado	ebria	en	el	pasado	para	 recordar	o	preocuparme	sobre
esas	características.
—No	me	siento	del	todo	bien.	Creo	que	voy	a	buscar	a	Viv	y	hacer	que	me	lleve	a	casa.	—Lo
empujo	con	un	poco	más	de	fuerza	de	lo	que	intento.
—Te	llevo.	—Se	ofreció.
Acepto,	solo	porque	estoy	deseando	que	una	vez	me	aleje	de	todas	esas	personas,	esté	en	un
mejor	humor	para	follar.	Eso	es	lo	que	realmente	quiero	esta	noche.	Pero	si	no,	entonces	el	señor
43	va	a	estar	muy	decepcionado.	Él	me	sigue	mientras	 intento	encontrar	a	Viv,	pero	no	está	en
ningún	lugar	para	ser	encontrada.
—Vamos,	Ry.
—Ryan	—inserto.
—Ya	vámonos.	Ella	lo	comprenderá.	—Empieza	a	tirarme	hacia	fuera	de	la	casa,	su	agarre
demasiado	 apretado	 para	 mí	 como	 para	 luchar.	 Él	 tomando	 el	 control	 me	 enciende	 de	 todas
formas,	así	que	lo	dejo.
Una	 vez	 que	 llegamos	 a	mi	 casa,	me	 arrepiento.	 Ni	 siquiera	 he	 abierto	mi	 puerta	 todavía
porque	no	quiero	que	entre.	43	me	 tiene	presionada	contra	mi	puerta,	 sus	babosos	besos	están
sobre	mi	cuello	antes	que	empiece	a	dirigirse	hacia	mi	pecho,	donde,	gracias	a	mi	sostén	y	nueva
chaqueta,	muestra	un	poco	de	escote	para	que	él	toque.
—No	me	siento	bien	—repito—.	Gracias	por	el	viaje,	pero	me	voy	adentro.	Sola	—agrego.
Sus	labios	suben	al	lado	izquierdo	de	mi	cuello,	entonces	giro	mi	cabeza	hacia	la	derecha	por
instinto.	Sus	manos	agarran	mi	cintura	más	fuerte	mientras	pone	más	de	su	peso	sobre	mí.
—Ry…	—empieza.
—Ryan.	—¿En	serio?	¿Cuántas	veces	tengo	que	corregirlo?—.	No	necesitas	intentar	hacerme
cambiar	de	opinión.	La	respuesta	seguirá	siendo	no.	—Eso	hace	que	deje	de	besarme.	Sus	ojos	se
vuelven	oscuros	mientras	me	mira	fijamente,	su	agarre	es	más	fuerte	que	nunca.
—¿No?	No	dudaste	antes,	Ry.	Todos	en	el	campus	saben	que	eres	una	chica	fácil,	¿y	ahora	me
estás	diciendo	no?
—Puedo	ser	fácil,	pero	no	soy	tan	fácil	para	ti	esta	noche.	—Intento	alejarlo	de	mí,	pero	es
imposible.	 No	 se	 está	 moviendo—.	 Aléjate	 de	 mí.	 —Intento	 hacer	 mi	 voz	 lo	 más	 nivelada
posible,	pero	incluso	yo	escucho	como	tiembla	un	poco.
—¿Hay	algún	problema?
Al	sonido	de	su	voz,	mi	cabeza	se	ajusta	en	el	hueco	de	la	escalera.	43	no	le	está	prestando
atención.	Gabe	está	parado	 rígido	con	sus	brazos	a	 sus	 lados,	puños	cerrados,	y	no	se	ve	muy
feliz	en	su	uniforme	de	policía.	Su	mirada	mortal	está	fija	en	43.	¿Qué	está	haciendo	aquí?
—Amigo,	no	creo	que	esto	sea	de	tu	asunto,	así	que…	—Finalmente,	él	mira,	detenidamente,
que	es	un	policía.	43	toma	un	pequeño	paso	lejos	de	mí.
Gabe	me	mira.
—¿Señorita?	—pregunta,	y	nunca	he	estado	más	agradecida	de	escucharlo	decir	eso.
—Um,	todo	está	bien.	—Giro	hacia	43,	quien	se	ve	un	poco	molesto—.	Nos	vemos	luego.	—
Inmediatamente	me	doy	la	vuelta,	saco	la	llave	de	la	casa	de	mi	sostén	y	entro	sin	volver	a	mirar
atrás.
Con	mi	espalda	contra	 la	puerta,	puedo	oír	pies	arrastrándose	a	 lo	 lejos,	pero	otros	yendo
hacia	mí.	Un	golpe	suena	ruidosamente,	haciéndome	saltar.	Lentamente	abro	la	puerta	para	mirar,
y	una	vez	que	veo	a	Gabe,	la	abro	completamente.
—¿Estás	bien?	—pregunta.
—Sí.	¿Qué	estás	haciendo	aquí?
Gabe	no	entra	cuando	me	muevo	a	un	lado.	Solo	se	queda	afuera	del	marco	de	mi	puerta.
—Aparentemente,	 olvidaste	 tu	 teléfono	 en	 el	 coche	 de	 tu	 amiga	 y	 dejaste	 la	 fiesta	 sin
decírselo.	Me	llamó	desde	tu	móvil,	preocupada,	y	diciendo	que	no	eras	así	en	absoluto.	Pensó
que	podrías	estar	en	algún	tipo	de	problema.	Estaba	patrullando	cerca,	así	que	le	dije	que	pasaría
a	ver	si	estabas	aquí.
De	 repente,	me	pregunté	 cuánto	 tiempo	 estuvo	mirando.	 ¿Escuchó	 lo	 que	dijimos	 sobre	mí
siendo	fácil?	Lo	que	probablemente	sabía	de	todas	formas	gracias	a	nuestra	cita,	pero	tiene	que
ser	 una	 historia	 diferente	 cuando	 él	 escucha	 que	 soy	 de	 esa	 manera	 de	 un	 completo	 extraño.
Quería	preguntarle	si	escuchó,	pero	entonces	decido	que	realmente	no	quiero	saberlo.
—Oh,	bueno,	 la	 llamaré	 con	 el	 teléfono	de	mi	 casa	y	 le	 haré	 saber	 que	 estoy	bien.	Siento
haberte	molestado	mientras	estás	trabajando.
Frunce	el	ceño.
—Parecía	 que	 necesitaba	 ser	 molestado.	 ¿Segura	 que	 estás	 bien?	 ¿No	 tendría	 que
perseguirlo?
Me	rio	por

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