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titivo, el valor de KM determinado experimentalmente es menor que en su ausencia. El resultado combinado de la dis- minución de la velocidad máxima y la KM es que las repre- sentaciones de Lineweaver-Burk obtenidas en presencia y ausencia de inhibidor rinden rectas paralelas (Fig. 9-9). 9.13.2 Inhibidores irreversibles Los inhibidores de este tipo son comunes en Farmacología, y resultan útiles en el tratamiento de patologías muy diversas. Por ejemplo, la penicilina basa su efecto antibiótico en su capacidad de inhibir irreversiblemente una enzima clave para la síntesis de la pared celular de muchas bacterias (Recuadro 9-3). Además de su utilidad terapéutica, los inhibidores irre- versibles se emplean a menudo en investigación, por ejem- plo, para localizar el centro activo de las enzimas, que queda marcado covalentemente por el inhibidor. El mecanismo de acción de este tipo de inhibidores es especialmente claro en el caso de enzimas, como acetilcoli- nesterasa, en cuyo ciclo catalítico interviene un intermedio covalente inestable entre el sustrato y algún aminoácido del centro activo (Fig. 9-3). Este intermedio evoluciona rápida- mente para restituir la forma nativa de la enzima y liberar un producto de la reacción. En el caso de los inhibidores irre- versibles, este tipo de intermedio es estable, y la presencia de un grupo químico unido a un residuo catalítico del centro activo, lo bloquea de forma definitiva. La acetilcolinesterasa puede inhibirse irreversiblemente mediante compuestos organofosforados, usados como insecticidas o como armas químicas. La estructura de un insecticida organofosforado típico, el paratión, se muestra en la Figura 9-10. El residuo de 150 | Estructuras y funciones de las biomoléculas Recuadro 9-3. LA PENICILINA Y LA INHIBICIÓN IRREVERSIBLE DE LA SÍNTESIS DE LA PARED BACTERIANA Desde su descubrimiento en 1928 por A. Fleming, la penicilina y sus derivados sintéticos y semisintéticos revoluciona- ron el tratamiento de muchos procesos infecciosos. Como en otros muchos casos, los avances en su investigación fueron muy lentos tras el descubrimiento inicial de su producción por algunos hongos del género Penicillium, y sólo recibieron un impulso definitivo a partir de 1939 como consecuencia de las nece- sidades derivadas del gran número de heridos en la Segunda Guerra Mundial. En 1941 ya se conseguía penicilina para ensayos clínicos limitados, pero en canti- dades tan pequeñas que el antibiótico se recuperaba y reciclaba de la orina de los pacientes. En 1943 se producían cantida- des suficientes para surtir a las fuerzas aliadas, y en 1944 su uso se extendió a la población civil. Las penicilinas actúan como inhi- bidores irreversibles de una enzima esencial para la síntesis de la pared de muchas bacterias. Esta enzima es una transpeptidasa que entrecruza políme- ros de peptidoglicano, formando un entramado mucho mayor, denominado mureína, que confiere a la bacteria una gran resistencia mecánica y a los cam- bios de presión osmótica. El entrecru- zamiento catalizado por transpeptida- sa se produce por formación de un enlace amida entre el grupo amino de un residuo de glicina, y el carboxilo de una unidad de D-Ala-D-Ala. Durante la reacción, un residuo de serina de la enzima ataca a la unidad D-Ala-D-Ala, y forma un intermedio acilado D-Alanil-enzima, con liberación de D-Ala. La conformación de la penicili- na es muy similar a la del dipéptido D- Ala-D-Ala. Por ello, el antibiótico es reconocido por la enzima, pero, en vez de un intermedio acil-enzima muy inestable, se forma un complejo peni- ciloil-transpeptidasa, extremadamente estable, que inactiva irreversiblemente a la enzima. El mecanismo de acción de la penicilina recuerda, por tanto, al de los insecticidas inhibidores de la acetilcolinesterasa. Al bloquear la síntesis de la pared celular, la penicilina y sus derivados confieren labilidad al microorganismo. Curiosamente, la bacteria no muere por ello y si se mantiene en un medio isotó- nico y en ausencia de choques mecáni- cos, las bacterias sobreviven e, incluso, son capaces de proliferar. Sin embargo, dentro del organismo huésped, las bac- terias desprovistas de su pared son rápi- damente destruidas. Figura 9-10. Estructura del paratión, un insecticida organofosforado típico, y del intermedio covalente estable for- mado en el centro activo de acetilcolinesterasa. A diferencia del sustrato fisiológico, la acetilcolina, algunos compuestos orgáni- cos forman intermedios covalentes estables con el residuo de serina implicado en el ciclo catalítico de la acetilcolinesterasa. El centro activo de la enzima queda bloqueado y la enzima resul- ta inhibida irreversiblemente. CH3 CH2 CH3 CH2 O O P S O Ser CH3 CH2 CH3 CH2 O O P S O NO2 Paratión Acetilcolinesterasa Centro activo 09 Capitulo 09 8/4/05 10:13 Página 150 BIOQUÍMICA Y BIOLOGÍA MOLECULAR (...) CONTENIDO PARTE I: ESTRUCTURA Y METABOLISMO SECCIÓN II: ESTRUCTURAS Y FUNCIONES DE LAS BIOMOLÉCULAS 9. ENZIMAS 9.13 INHIBICIÓN ENZIMÁTICA 9.13.2 Inhibidores irreversibles
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