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BioquimicaYBiologiaMolecularParaCienciasDeLaSalud-257

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238 | Metabol ismo energét ico
Figura 14-13. Interrelaciones entre
el metabolismo de los hidratos de car-
bono y algunas hormonas. El color
azul indica que se favorece la glicóli-
sis, mientras que el gris, señala que el
proceso favorecido es la gluconeogé-
nesis.
Detalles
1. Glucocorticoides elevados favorecen una glucemia alta
2. Glucemia alta favorece insulina alta
3. Insulina alta favorece glucemia baja
4. Glucemia baja favorece elevado glucagón
6. Glucagón elevado favorece glucemia alta
1
2
3
4
5
Glucocorticoides
Glucagón Insulina
altos bajos
alta
bajabajoalto alta
baja
G
l
u
c
o
s
a
En cuanto al glucógeno muscular, posee tamaños de hasta
2 · 107 Da, se localiza preferentemente en el músculo blan-
co, más anaerobio, es escaso en el rojo y apenas existe en el
cardíaco. El hecho de que las células musculares carezcan de
actividad glucosa-6-fosfatasa impide que el glucógeno mus-
cular tenga un papel significativo en el mantenimiento de la
glucemia, siendo menos dependiente que el hepático de las
variaciones en la ingestión glucídica. El glucógeno muscular
se ve afectado principalmente por el ejercicio, de modo que
tras una hora de cierto nivel de actividad física, su agota-
miento es prácticamente total. 
Como el glucógeno posee una naturaleza muy hidrofíli-
ca sus depósitos citoplásmicos tienen asociadas, por enlaces
de puente de hidrógeno, moléculas de agua, de modo que
por cada gramo de depósito húmedo de glucógeno, sólo
aproximadamente una tercera parte corresponde al propio
glucógeno, lo que significa una potencialidad energética
equivalente a unos 0.15 g de depósito graso hidrofóbico. Si,
a igualdad de peso, los depósitos grasos son unas 7 veces
superiores energéticamente a los del glucógeno húmedo,
¿cuáles pueden ser las ventajas de las reservas de glucóge-
no? ¿Por qué no guardar la glucosa como tal, en el interior
de la célula, en lugar de convertirla en glucógeno? En primer
lugar, hay que señalar que la glucosa pierde muy poca capa-
cidad energética al almacenarse como polisacárido. Además,
las reservas de glucógeno, por su naturaleza y magnitud
molecular, osmóticamente son casi inertes, mientras que su
concentración equivalente de glucosa libre sería superior a
400 mM, lo que significaría una actividad osmótica en el
hígado que haría imposible la viabilidad celular. Más aún, a
cambio de la pequeña pérdida energética sufrida, las venta-
jas metabólicas y operacionales son obvias:
1. Los triacilgliceroles, al no poder convertir sus ácidos
grasos (aproximadamente, el 85% de la masa total) en
hidratos de carbono, no son adecuados para controlar
la glucemia. Su catabolismo es mitocondrial, lo que
hace que la movilización de las grasas sea un proceso
lento, inadecuado para resolver emergencias. Por el
contrario, la glucogenólisis acoplada a la glicólisis
anaerobia es un mecanismo extraordinariamente rápi-
do de respuesta ante una demanda energética.
2. Ciertas células, como las cerebrales, consumen y
metabolizan glucosa preferentemente.
3. En condiciones de limitación de disponibilidad de
oxígeno, las grasas no pueden ser catabolizadas.
Si resumimos la energética del almacenamiento de glucosa
como glucógeno, cada glucosa necesita dos ATP para
incorporarse al glucógeno (paso a G6P y acción de la uri-
diltransferasa), el 90% de las unidades de glucosa en forma
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