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α-amínico de un aminoácido se transfiere a un α-ceto- ácido, dando lugar, respectivamente, al α-cetoácido y α-aminoácido correspondientes (Fig. 16-4a). Existen decenas de aminotransferasas conocidas. Cualquier aminoácido puede ser un donador potencial de grupos amínicos, y en teoría cualquier α-cetoácido podría ser receptor. Sin embargo, muchas aminotransferasas funcionan con la pareja receptora α-cetoglutarato/ glutamato; con menos frecuencia participa en tal acti- vidad la pareja oxalacetato/aspartato, y aún más rara- mente la piruvato/alanina o la glioxilato/alanina. De las aminotransferasas más abundantes en tejidos animales, siempre operando con la pareja receptora α-cetogluta- rato/glutamato, destacan la glutamato/oxalacetato transaminasa (GOT), mejor denominada aspartato aminotransferasa (AsT), y la glutamato/piruvato transaminasa (GPT), alternativamente llamada alanina aminotransferasa (AlT). En cualquier caso, los niveles de aminotransferasas están regulados tanto hormonal- mente como por la dieta y su interés es también clíni- co, puesto que es bien conocido que sus concentracio- nes en suero se emplean como indicadores diagnósticos de enfermedades cardíacas, como el infarto, o hepáti- cas, como la hepatitis. Son, pues, ejemplo de marcado- res, cuya presencia en el suero en concentraciones anormalmente elevadas indica la existencia de una lesión en los tejidos de procedencia, que ha provocado su paso masivo a la sangre. 2. Otro sistema de gran importancia en el metabolismo del nitrógeno amínico es el de la desaminación oxida- tiva, efectuada por una aminoácido deshidrogenasa. Ello se realiza principalmente mediante la enzima glutamato deshidrogenasa (Fig. 16-4b), oligomérica, regulada, entre otros, por un lado, por ATP y NADH (inhibidores) y, por otro, por ADP y NAD+ (activado- res). Cataliza la transformación reversible del gluta- mato hasta α-cetoglutarato a través de un intermedio iminoácido, con el concurso de NAD(P)+. 3. Mediante la acción combinada de la glutamato deshi- drogenasa con la correspondiente y previa amino- transferasa (Fig. 16-4c), cualquier aminoácido se convierte en el oportuno cetoácido y sus nitrógenos amínicos aparecen como amoníaco (iones amonio en disolución). 4. La regulación del nitrógeno amínico también tiene lugar a través de la conversión de glutamato a gluta- mina, catalizada por la glutamina sintetasa (oficial- mente se recomienda el uso del nombre glutamato- amonio ligasa), o la recíproca, de glutamina a glutamato, catalizada por la glutaminasa (Fig. 16-4d), siendo ambas enzimas muy regulables. 5. A través del ciclo de los nucleótidos purínicos (Fig. 16-4e), principalmente operativo en el músculo y el cerebro, los grupos amínicos procedentes de los ami- noácidos se liberan mediante un mecanismo en el que participa el nucleótido purínico AMP, que es desami- nado hasta IMP (ácido inosínico). 6. Existen asimismo otras vías de producción de amo- níaco a partir de aminoácidos: la acción de L-amino- ácido oxidasas (Fig. 16-4f) o de aminoácido deshidra- tasas sobre aminoácidos alcohólicos, o la rotura de la glicina; también se produce amoníaco a partir de otros metabolitos, como la adenosina o la adenina (median- te desaminasas), o como la urea, con ureasas bacteria- nas intestinales. El amoníaco es un producto muy tóxico para todos los teji- dos de los mamíferos, especialmente para el sistema nervio- so. Cada día, procedente del catabolismo proteico, hemos de eliminar aproximadamente un mol de amoníaco, que si se acu- mulase en nuestro organismo, alcanzaría una concentración unas 300 veces superior a la máxima admisible de 50 µM, por encima de la cual comienzan a expresarse sus efectos tóxi- cos, con trastornos en el sistema nervioso central, como visión confusa, torpeza en la expresión oral y otros sínto- mas, pudiendo llegar al coma y la muerte del paciente. Las distintas especies de organismos han resuelto el problema de la eliminación nitrogenada de modo diferente, según su hábi- tat. Los organismos amoniotélicos, como muchos mi- croorganismos y peces, vierten el amoníaco como tal al medio externo; los uricotélicos, como los reptiles, lo con- vierten en ácido úrico; los mamíferos superiores, como el ser humano, somos ureotélicos, fabricando urea, que elimina- mos por la orina. En el ser humano y muchos organismos superiores, para evitar la acumulación tóxica del amoníaco, existen mecanis- mos previos de respuesta, consistentes en que en órganos y tejidos como el músculo, el riñón, el intestino y el cerebro captan inmediatamente el amoníaco que se produce por cual- quiera de los procedimientos previamente mencionados para que no se acumule libre, por una de las siguientes vías (Fig. 16-5): 1. Glutamato, transformándose en glutamina, mediante glutamina sintetasa. 2. α-cetoglutarato, que pasa a glutamato, merced a la inversa glutamato deshidrogenasa. El glutamato vuel- ve nuevamente a α-cetoglutarato por la acción de ami- notransferasas, que simultáneamente convierten el piruvato en alanina o el oxalacetato, en aspartato. Así pues, en estos órganos y tejidos se produce una de- saparición de glutamato, piruvato y oxalacetato, y una 280 | Metabol ismo energét ico 16 Capitulo 16 8/4/05 11:12 Página 280
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