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Lesión medular agudaMANUAL DE PROTOCOLOS Y ACTUACIÓN EN URGENCIAS Capítulo 152 | 1389 INTRODUCCIÓN • La lesión medular aguda (LMA) supone un daño neurológico seccional con importan- tes consecuencias sociosanitarias. En este capítulo nos centraremos en la atención en urgencias de la lesión medular aguda traumática, excluyendo procesos vasculares, oncológicos o inflamatorios. Dentro de la LMA traumática, se suceden tanto daños mecánicos primarios como daños secundarios, consecuentes a isquemia, degeneración axonal, estrés oxidativo, excitotoxicidad o desmielinización, que en las siguientes horas al evento traumático contribuirán al espectro de daños neurológicos constatables: pér- dida de función motora, sensorial, disfunción visceral, dolor neuropático o disreflexia autonómica. • Existe un descenso significativo en la incidencia mundial de LMA, con variaciones entre países. En España, la incidencia es de entre 0,8 y 2,3 casos/100.000 habitantes. Los accidentes de tráfico son la principal causa de LMA, seguido de caídas, accidentes deportivos y agresión física. La incidencia es entre 3 y 4 veces superior en hombres que en mujeres. Asocia hasta en un 70 % lesiones corporales múltiples, de ahí la dificultad del tratamiento, incluyendo fracturas espinales múltiples (20 %). En cuanto a su locali- zación, prevalecen las lesiones dorsales (51 %), sobre las cervicales (36 %) y lumbares (13 %). BASE ANATÓMICA Hay varias consideraciones anatómicas a tener en cuenta en la LMA: 1. En el adulto, el cono medular se halla a nivel de T12-L1, mientras que al nacimiento lo encontramos a nivel de L3, a excepción de médulas ancladas. 2. La anatomía seccional de la médula marcará el desarrollo de una sintomatología concreta en función de la localización del daño (Figura 152.1): • El 80 % de las fibras del tracto corticoespinal (vía motora) cruzan en la decusación piramidal, situada en la parte inferior del bulbo raquídeo. • El tracto espinotalámico anterolateral (dolor, temperatura, presión, tacto no discrimina- tivo y posición global de la extremidad) se decusa en la comisura anterior en el mismo nivel del segmento de sus raíces (dolor y temperatura) o entre 2 y 15 segmentos por encima (tacto y presión). • En los cordones posteriores (tacto discriminativo, propiocepción), el cruce de fibras tiene lugar en el bulbo raquídeo, a nivel del lemnisco medial. MANUAL DE PROTOCOLOS Y ACTUACIÓN EN URGENCIAS LESIÓN MEDULAR AGUDA MANUAL DE PROTOCOLOS Y ACTUACIÓN EN URGENCIAS 1390 | Capítulo 152 3. En nivel cervical (C4-D1) y lumbosacro (L1-S3), la médula presenta un engrosamiento (intumescencia), secundario al cúmulo de motoneuronas necesarias para la conformación de los plexos braquiales y lumbosacros. Desde C8 hasta L2 incluyen núcleos neuronales simpáticos, localizándose los parasimpáticos a nivel de tronco encefálico y raíces sacras (S2, S3 y S4). ATENCIÓN URGENTE DE LA LESIÓN MEDULAR AGUDA • Pese a que la mayoría de las lesiones raquimedulares se asocian con traumatismos de alta energía, como accidentes de tráfico, en personas mayores una simple caída puede generar un daño medular traumático. • La presencia de LMA se relaciona con la aparición de sintomatología como: focalidad motora o sensitiva en extremidades, respiración abdominal, hipotensión y bradicardia paradójica, dolor o deformidad espinales, dolor neuropático o priapismo. • En pacientes con traumatismo craneoencefálico concomitante, puede asociar pérdida de nivel de consciencia. Dada la correlación con politraumatismos y afectación de sistema vegetativo, en la LMA es prioritaria la inmovilización y la secuencia ABCDE, pasando la exploración neurológica me- dular a un segundo tiempo. 1. INMOVILIZACIÓN En el paciente politraumatizado, siempre que la situación lo permita, se debe llevar a cabo inmovilización selectiva previa manipulación. La movilización en bandeja y la utilización de collarín cervical son los pilares para este objetivo. La escala Canadian C-Spine Rule (CCSR) establece una serie de criterios para la colocación de collarín rígido en pacientes conscientes, así como la escala NEXUS, Emergency X-Radiography Utilization Study, incluye criterios de Figura 152.1. Sección de médula cervical (C8). 1. Sustancia gris 2. Sustancia blanca 3. Fascículo propio (bidireccional) 4. Fascículo dorso- lateral de Lissauer (bidireccional) 5. Conducto ependimario 6. Fisura media anterior 7 Núcleo, gris intermedio- lateral (simpático) Tracto espino- cerebeloso posterior Tracto longitudinal medial Fascículo longitudinal medial Tracto vestíbulo- espinal Tracto rubroespinal Tracto corticoespinal lateral (PIRAMIDAL) Tracto retículo- espinal medular ventrolateral Tracto espino- cerebeloso anterior Tracto espino-tectal Tracto espino-talámico anterior Fascículo grácil Tracto espino- talámico lateral Fascículo cuneiforme Vías ascendentes (sensoriales) Vías descendentes (motoras) Lesión medular agudaMANUAL DE PROTOCOLOS Y ACTUACIÓN EN URGENCIAS Capítulo 152 | 1391 bajo riesgo para lesión a dicho nivel. En concordancia con estas dos escalas, establecemos una serie de criterios para la colocación de collarín cervical (Tabla 152.1). 2. CONSIDERACIONES EN LA SECUENCIA ABCDE Una vez realizada la inmovilización, se debe llevar a cabo la estabilización del paciente. Hay una serie de condicionantes a tener en cuenta en la secuencia ABCDE. 2.1. Vía aérea y respiración: lesiones a la altura de C1-C2 condicionan ausencia de muscu- latura respiratoria eficaz. Las lesiones de C3-C4 producen parálisis frénica bilateral y la ven- tilación es dependiente de los músculos accesorios. A su vez, hasta la mitad de los pacientes con lesiones cervicales bajas y dorsales altas acabarán precisando soporte ventilatorio. La intubación estará dificultada por las maniobras de inmovilización, que siempre tienen que estar presentes. Son además comorbilidades del paciente con LMA: síndrome de distrés respiratorio agudo, tromboembolismo pulmonar o mal tratamiento de secreciones que pue- de llevar a neumonías aspirativas. 2.2. Circulación: el principal condicionante a tener en cuenta es la diferenciación de SHOCK HEMORRÁGICO secundario al politraumatismo frente al SHOCK NEUROGÉNICO, propio de lesiones por encima de T6. Se caracteriza por denervación simpática, que conduce a la vaso- dilatación arterial y el secuestro de sangre en el compartimento venoso, y la interrupción de la inervación simpática cardiaca (T1-T4) con una actividad vagal sin oposición que promueve la bradicardia y reduce la contractilidad cardiaca. El shock neurogénico se caracteriza por: a) no responder a fluidoterapia, b) sí responde a dro- gas vasoactivas, c) la presencia de extremidades calientes y perfundidas, en contraposición con shocks hemorrágicos. Debe sospecharse tras descartar otras causas habituales de shock como el taponamiento cardiaco, el neumotórax a tensión o sepsis secundaria a una lesión abdominal. 2.3. Neurológico: es habitual la asociación de traumatismo craneoencefálico con trauma- tismo raquimedular. En dichos casos, son prioritarios la exploración y tratamiento encefálicos sobre los medulares. 2.4. Temperatura: lesiones por encima de T6 provocarán una alteración en la termorregula- ción secundaria a la interrupción del sistema nervioso autónomo, dada la pérdida de control del hipotálamo sobre el sistema vasomotor. Criterios para la colocación de collarín cervicalTabla 152.1. • Traumatismo raquídeo y bajo nivel de consciencia. • Traumatismo raquídeo e intoxicación. • Paciente mayor de 65 años. • Focalidad neurológica, incluidas parestesias en extremidades. • Mecanismos de lesión peligrosos: – Caída de más de 1 metro o 5 escalones. – Caída axial sobre la cabeza (por ej. una zambullida). – Accidente de vehículos a motor a gran velocidad (superior a 100 km/h, vuelco o eyección del vehículo). – Accidentes dentro de vehículos de recreo (por ej. autocaravana). – Accidentesde bicicleta. • Dolor en línea media. • Incapacidad para la rotación activa del cuello de 45°, independientemente del dolor. MANUAL DE PROTOCOLOS Y ACTUACIÓN EN URGENCIAS 1392 | Capítulo 152 2.5. Otros: se asocian a la lesión medular distensión abdominal por íleo paralítico, retención urinaria o edema de miembros inferiores. 3. EVALUACIÓN DE LA LESIÓN MEDULAR AGUDA: ESCALA ASIA La diferenciación entre lesión medular completa o incompleta adquiere valor pronóstico. La distinción se establece según los criterios de gradación de la American Spine Injury Associa- tion Scale (ASIA): • ASIA A: lesión completa. Abolición total de la motricidad y sensibilidad, incluyendo seg- mentos sacros (atonía vesical, atonía de esfínter anal). • ASIA B: incompleta. Preservación de la función sensitiva por debajo del nivel neurológico de la lesión, incluidos segmentos sacros; con AUSENCIA de función motora. • ASIA C: incompleta. Afectación parcial de la fuerza. Más de la mitad de los grupos mus- culares por debajo del nivel de lesión tiene fuerza MENOR de 3/5. • ASIA D: incompleta. Más de la mitad de los grupos musculares por debajo del nivel de lesión tiene fuerza MAYOR de 3/5. • ASIA E: funciones motora y sensitiva intactas. Solo aplicable a pacientes que han sufrido traumatismo raquimedular. 3.1. Consideraciones sobre escala ASIA • La gradación del balance muscular se establece en una escala de 0 a 5: 0 = plejia mus- cular; 1 = contracción palpable o visible; 2 = movilidad muscular sin superar efecto de gravedad; 3 = movilidad contra gravedad sin superar resistencia; 4 =movilidad contra resistencia parcial; 5 = tono normal. • Se denomina nivel motor aquel con gradación de un mínimo de 3/5 cuyos niveles supe- riores tienen una función motora conservada. • Se denomina nivel sensitivo a aquel INTACTO más caudal, a partir del cual se establece un déficit sensitivo. 3.2. LMA en paciente intubado La intubación, sea cual sea la causa, entorpece la exploración neurológica. Podremos realizar una aproximación del daño medular en el paciente intubado gracias a la arreflexia generali- zada por debajo del nivel de lesión en caso de shock medular. Reflejos sacros abolidos, como el reflejo bulbocavernoso o el reflejo cutáneo anal, pueden indicar lesión medular completa, si bien también están ausentes en lesiones de cauda equina o cono medular. SÍNDROMES MEDULARES Aunque lo más frecuente es que las lesiones medulares adquieran un alcance seccional, existen seis grupos concretos de síndromes topográficos incompletos que podemos encon- trarnos en el paciente lesionado medular. 1. Síndrome centromedular: el más frecuente. Asociado a mecanismos de hiperextensión cervical en pacientes con estenosis de canal cervical previa. Dada la disposición de tractos, cursa con paresia y alteración termoalgésica, predominantemente en miembros superiores, con retención urinaria asociada. 2. Síndrome cordonal anterior: frecuentemente asociado a insultos hipóxicos-isquémicos de la arteria vertebral anterior por compresión (disco herniado, desplazamiento de muro Lesión medular agudaMANUAL DE PROTOCOLOS Y ACTUACIÓN EN URGENCIAS Capítulo 152 | 1393 óseo posterior). Ausencia de actividad motora por debajo de la lesión, con preservación de sensibilidad epicrítica y propioceptiva. 3. Síndrome de hemisección medular o de Brown-Séquard: al combinar tractos cruzados y no cruzados, conlleva afectación sensitiva cordonal posterior y motora IPSILATERAL a la lesión, con afectación de la sensibilidad termoalgésica CONTRALATERAL. Está relacionado con lesiones penetrantes y tiene mejor pronóstico que los otros síndromes. 4. Síndrome cordonal posterior: es el más infrecuente. Cursa con dolor y alteración sen- sitiva quemante-urente en el nivel dañado. En ocasiones incluye cierto grado de paresia. 5. Síndrome de cono medular: produce parálisis de vejiga, intestino y miembros inferiores. Dada su localización a nivel lumbar, las mismas lesiones pueden producir daños de primera y segunda motoneurona. 6. Síndrome de cola de caballo: daño agudo a las raíces terminales que se manifiesta por abolición de reflejos aquíleos, paresia para la flexión y extensión de los pies, hipoestesia en silla de montar y retención urinaria. DIAGNÓSTICO POR IMAGEN • Ante la sospecha de LMA, debe realizarse un tomografía computarizada (TC) espinal, que será completado por TC corporal para descartar lesiones viscerales asociadas. Se aconseja realizar TC cervical asociado a TC craneal en traumatismo craneoencefálico moderado o grave, especialmente en mayores de 65 años. • El uso de radiografía simple ha quedado relegado en pacientes con sospecha de LMA. Puede resultar útil para descartar lesiones vertebrales en pacientes sin clínica neurológica asociada o para valorar la retirada de medidas de inmovilización preventivas. • La resonancia magnética nuclear (RMN) tiene un papel fundamental en la planificación quirúrgica y valoración pronóstica, y debe ser evaluada su realización por un neurociruja- no. Está indicada en ausencia de lesiones justificativas en TC espinal, incongruencias en la exploración neurológica con respecto a los hallazgos radiológicos o progresión de la clínica neurológica. Es el patrón de oro para la identificación de hematomas epidurales, edema medular o lesiones ligamentosas, no apreciables mediante tomografía. Cabe destacar la existencia del síndrome traumático espinal sin lesión radiológica asociada (SCIWORA: Spinal cord injury without radiographic abnormality), diagnosticado por criterios de exclusión, sin hallazgos en RMN medular, entidad poco frecuente asociada a la edad pediátrica. TRATAMIENTO Es prioritario establecer una estrategia terapéutica centrada en las posibles complicaciones del paciente politraumatizado con LMA asociada: • Inmovilización hasta realización de pruebas de imagen pertinentes. Collarín cervical según criterios de Tabla 152.1. • Pulsioximetría. Oxigenoterapia para mantener SatO2 > 95 %. Considerar la posibilidad de intubación orotraqueal por incompetencia diafragmática y/o fatiga de musculatura accesoria. Evitar, en la medida posible, traqueostomías o cricotiroidotomía, comprometen abordajes quirúrgicos cervicales anteriores. MANUAL DE PROTOCOLOS Y ACTUACIÓN EN URGENCIASMANUAL DE PROTOCOLOS Y ACTUACIÓN EN URGENCIAS 1394 | Capítulo 152 • Canalización de dos vías periféricas. Se aconseja mantener presiones arteriales medias por encima de los 85 mmHg. En caso de shock neurógeno, drogas vasoactivas, pudiendo llegar a necesitar la administración de atropina o marcapasos transitorio en casos de bra- dicardia sintomática. • Sondaje vesical y control de balance hídrico. • Sonda nasogástrica a caída libre, como medida preventiva frente a gastroparesia. • Control de la hipotermia con mantas de calor. • El tratamiento médico no ha demostrado mejorías pronósticas en la LMA. Anteriormente se consideraba vigente el protocolo NASCIS II-III, con administración a altas dosis de me- tilprednisolona. Sin embargo, no ha demostrado mejorías en el pronóstico, aumentando la morbilidad por la repercusión sistémica del tratamiento corticoideo. En todo caso, la administración de corticoides debe ser individualizada, según previsión quirúrgica o sín- dromes concretos; la administración de dexametasona en el síndrome centromedular sí parece asociar mejorías pronósticas, por ejemplo. • El tratamiento quirúrgico debe ser evaluado por un neurocirujano. Se considera de mejor pronóstico la realización de descompresión quirúrgica urgente en las primeras 24 horas, a poder ser en las primeras 8 horas tras el evento traumático, siempre que la situación sistémica lo permita. • Son criterios de cirugía urgente: lesión medular incompleta, compresión extrínseca con afectación neurológica (hematomas, abscesos, fragmentos óseos), especialmente con curso neurológico progresivo, y ante la presencia de heridas penetrantes. En ausencia de estos criterios,la cirugía estabilizadora puede ser demorable. BIBLIOGRAFÍA Eckert MJ, Martin MJ. Trauma: Spinal Cord Injury. Surg Clin North Am. 2017;97(5):1031-45. Management of Spinal Cord Injury. En: Greenberg MS, editor. Handbook of Neurosurgery. 8ª ed. New York: Thieme; 2016. p. 949-62. Mourelo Fariña M, Salvador de la Barrera S, Montoto Marqués A, Ferreiro Velasco ME, Galeiras Vázquez R. Actualización en lesión medular aguda postraumática. Parte 1. Med Intensiva. 2017;41:237-47. 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