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1. INTRODUCCIÓN: SISTEMAS ACTUALES DE CLASIFICACIÓN DE DEPRESION Los términos manía y melancolía, y las descripciones de lo que conocemos actualmente como trastornos mayores del humor, pueden rastrearse hasta la anti- gua Grecia. Sin embargo, los conceptos modernos sobre los trastornos del humor no cristalizaron hasta el siglo XIX gracias al trabajo de psiquiatras france- ses y alemanes como Falret, Baillarger, Kahlbaum y Kraepelin. Los dos sistemas básicos de clasificación que se utilizan son el DSM–IV–TR1 y la CIE-102. Aunque ambos utilizan marcos algo diferentes para organizar las secciones sobre los trastornos de humor, exis- te un solapamiento considerable en sus categorías y subtipos, así como en los criterios diagnósticos específicos que aplican. En consecuencia, hay un alto nivel de concordancia entre los dos diagnós- ticos asignados por ambos sistemas. En la tabla 1 se pueden ver los dos sistemas de clasificación. No obstante, los dos sistemas difieren en algunos as- pectos. Por ejemplo, los criterios DSM-IV-TR para un episodio depresivo mayor requieren un mínimo de cinco de una lista de nueve síntomas, al menos uno de los cuales debe ser humor deprimido o pérdida de interés o placer. En cambio, los criterios CIE-10 Depresión unipolar y otras depresiones DSM-IV-TR: F32.x Trastorno depresivo mayor, episodio único F33.x Trastorno depresivo mayor, recidivante F34.1 Trastorno distímico F32.9 Trastorno depresivo no especificado CIE-10 F33 Trastorno depresivo recurrente F33.0 Trastorno depresivo recurrente, episodio actual leve F33.1 Trastorno depresivo recurrente, episodio actual moderado F33.2 Trastorno depresivo recurrente, episodio actual grave sin sínto- mas psicóticos F33.3 Trastorno depresivo recurrente, episodio actual grave con síntomas psicóticos F33.4 Trastorno depresivo recurrente actualmente en remisión F33.8 Otros trastornos depresivos recurrentes F33.9 Trastorno depresivo recurrente sin especificación TABLA 1. Clasificación de los trastornos del estado de ánimo Manual Psiquiatri a 30-12-8 AG.indb 325 19/1/09 12:55:30 Ana González Pinto, Purificación López Peña e Iñaki Zorrilla Martínez326 para un episodio depresivo exigen como mínimo cua- tro de una lista de 10 síntomas (los nueve síntomas de DSM-IV-TR más pérdida de confianza y autoesti- ma) y al menos dos de ellos tienen que incluir humor deprimido, disminución de interés o placer, o falta de energía y fatiga. La CIE-10 subtipifica a los episodios depresivos según la presencia o ausencia de sínto- mas somáticos, lo que es similar, pero no idéntico, al especificador “melancolía” en el DSM-IV-TR. Además, la CIE-10 no incluye en la categoría de trastornos del humor los procesos secundarios a enfermedades mé- dicas generales o inducidos por sustancias sino que los clasifica como trastornos mentales orgánicos y trastornos por sustancias respectivamente. Por último el DSM-IV-TR incluye algunos especificadores que no figuran en el CIE-10 (p. ej. atípico, estacional...)3. 2. EPIDEMIOLOGÍA 2.1. PREVALENCIA El riesgo para el trastorno depresivo mayor a lo largo de la vida en las muestras de la población general ha variado entre el 10 y 25% para las mujeres y entre el 5 y el 12% para los hombres. La prevalencia puntual del trastorno depresivo mayor en adultos en muestras de población general ha variado entre el 5 y el 9% para las mujeres y entre el 2 y el 3% para los hombres. 2.2. CORRELATOS SOCIODEMOGRÁFICOS Los datos de las características sociodemográficas asociadas a la depresión mayor en los adultos de la población general han sido relativamente coincidentes en los distintos estudios. a. Edad. Los resultados de los estudios revelan sistemáticamente que la edad media en el inicio de la depresión se sitúa a principios de la edad adulta. Numerosas investigaciones observaron una edad de inicio de la depresión mayor a los 29,9 años y la edad de inicio era inferior en las mujeres que en los varones4. b. Sexo. La depresión mayor tiene una frecuencia dos veces mayor en las mujeres adultas que en los varones adultos5. Éste es uno de los datos más homogéneos de los estudios epidemiológi- cos de los trastornos del estado de ánimo. Esto resulta especialmente enigmático porque las di- ferencias sexuales de la prevalencia de la depre- sión se invierten en la población infantil (los ni- ños presentan tasas más elevadas que las niñas) y el cambio se produce durante la adolescencia y perdura durante toda la vida adulta. c. Estado civil. En general, los estudios epide- miológicos han hallado que las tasas de depre- sión son más elevadas entre los solteros y divor- ciados que entre las personas casadas. d. Raza/grupo étnico. La asociación entre raza/ grupo étnico sigue sin estar clara y precisa de nuevos estudios. En el estudio NCS, Kessler y colaboradores6 observaron una tasa ligeramen- te más elevada de depresión entre los miem- bros de minorías raciales. Los factores asocia- dos a depresión mayor son más habituales en los grupos minoritarios con mayores cargas de enfermedad y falta de recursos de atención sa- nitaria. e. Posición económica. Los estudios epidemio- lógicos han arrojado resultados relativamente homogéneos entre posición socioeconómica baja y aumento de las tasas de depresión. Se desconoce la naturaleza de tal asociación; in- cluso estudios más recientes revelan que inclu- so una posición socioeconómica baja durante la niñez está asociada a un mayor riesgo de de- presión en la vida adulta. f. Residencia urbana o rural. Los datos son contradictorios, si bien la mayoría apuntan a que la depresión mayor es menos frecuente en el ámbito rural que en el urbano7. La razón de esta diferencia se desconoce exactamente, pero se han propuesto que factores como la delincuen- cia, desempleo, drogas y los acontecimientos vi- tales estresantes pueden ser los responsables. Manual Psiquiatri a 30-12-8 AG.indb 326 19/1/09 12:55:30 Depresión unipolar y otras depresiones 327 2.3. FACTORES DE RIESGO DE DEPRESIÓN MAYOR a. Características demográficas. El sexo fe- menino se asocia sorprendentemente con de- presión mayor. Se han propuesto varias teorías, parece que las variaciones en las exposiciones sociales y ambientales pueden desempeñar un papel. Ningún estudio ha sido capaz de vincular los cambios hormonales y la depresión. b. Transmisión hereditaria. Estudios genealó- gicos han revelado que los antecedentes fami- liares de depresión mayor están asociados a un aumento significativo del riesgo de padecer dicho trastorno. Además, los antecedentes fa- miliares se han asociado a una mayor gravedad de la depresión y una edad de inicio más tem- prana, en comparación con los individuos que carecen de ello8. c. Acontecimientos adversos en las primeras etapas de la vida. Los traumas y los aconteci- mientos vitales adversos de las primeras etapas de la infancia están asociados a un mayor riesgo de depresión, así como a una mayor gravedad de ésta, en los adultos de la población general. Estudios longitudinales han revelado también vínculos sistemáticos entre episodios de pérdi- da, especialmente de los padres por separación o muerte y una elevación de riesgo de depre- sión durante la vida adulta. Los acontecimientos vitales traumáticos (p. ej. la desatención) pue- den guardar una relación más estrecha entre los trastornos de ansiedad. d. Comorbilidad como factor de riesgo. Los estudios han puesto de manifiesto sistemática- mente que el hecho de tener antecedentes de cualquier trastorno mental en cualquier momen- to de la vida aumenta de manera considerable el riesgo de inicio de depresión mayor y la pro- babilidad de persistencia, gravedad y recidiva del trastorno, concretamente con trastornos de ansiedad. e. Acontecimientos vitales negativos. Los acontecimientos vitales estresantes se encuen- tran entre los factores de riesgo mejor docu- mentados de depresión mayor en adultos en la población general; se han vinculado sistemáti- camente a inicio de depresión.La asociación entre acontecimiento mental estresante y de- presión sigue siendo desconocida. Hay líneas de investigación que apuntan a una interacción entre los acontecimientos vitales y la vulnera- bilidad genética/familiar a la depresión, los es- tilos de afrontamiento, los rasgos de la perso- nalidad9. 3. ETIOPATOGENIA Veamos a continuación las principales teorías etio- patogénicas que pretenden entender los principios fisiológicos y psicológicos de la depresión 3.1. GENÉTICA Existen datos suficientes que avalan una participación genética en los trastornos afectivos aunque quedan cuestiones por dilucidar, como el modo de transmi- sión. La síntesis sobre los estudios de gemelos rea- lizados sugiere un factor genético ya que la concor- dancia en monocigotos es del 65% frente a la de los dicigotos que sólo alcanza el 14%10. El riesgo de morbilidad en familiares de pacientes bipolares es el siguiente: padres (12%), hermanos (21%) e hijos (25%). También el riesgo de enfermeda- des unipolares es elevado y similar en cuanto a padres y hermanos. Datos de un estudio de NIHM indican el aumento de riesgo según la gravedad del caso y un principio jerárquico en el que los familiares esquizoafectivos padecen este trastorno, pero más probable formas afectivas uni o bipolares, y los familiares de bipolares, trastorno bipolar o más bien enfermedades unipola- res; en tanto que los unipolares muestran alta inciden- cia sólo de trastornos monopolares entre los familiares de primer rango. Manual Psiquiatri a 30-12-8 AG.indb 327 19/1/09 12:55:31 Ana González Pinto, Purificación López Peña e Iñaki Zorrilla Martínez328 23 El modo de transmisión es controvertido, pudiendo concluir que los trastornos afectivos son enfermeda- des complejas cuyo patrón de herencia no sigue le- yes simples ni permite definir totalmente el papel de la predisposición a la enfermedad o de los factores ambientales o desencadenantes de la misma. La distimia (y las llamadas depresiones menores) tie- ne escasa base genética. Finalmente los estudios comparativos con otras en- tidades muestran que los trastornos bipolares son independientes genéticamente de la esquizofrenia y de la paranoia. 3.2. BIOQUÍMICA Es uno de los campos más fructíferos de la investiga- ción. Podemos encontrarnos con distintas hipótesis. a. Hipótesis noradrenérgica: propuesta por Shildkraut, según la cual los trastornos afecti- vos depresivos serían el resultado de un déficit central de noradrenalina (NA). Se ha concedido importancia al MHPG, metabolito de la NA cen- tral. En general, los estudios detectan una clara disminución de MHPG urinario en depresiones bipolares y resultados más dispersos en otros tipos de depresiones. El HVA (ácido homovalínico) se ha encontrado significativamente descendido en depresiones caracteriales, especialmente las inhibidas mo- toras. En la línea de esta hipótesis, se ha interpreta- do ciertos datos frecuentes en las depresio- nes (hipersecreción de cortisol, disminución de la respuesta de GH a la hipoglucemia in- sulínica o de la ilunidina, aumento del binding plaquetario de receptores presinápticos alpha- 2-adrenérgico, aumento de la respuesta beta- adrenérgico postsináptico…) como prueba de un déficit de NA central, producido por una desregulación hipotalámica, base de algunas depresiones endógenas. b. Hipótesis indolamínica: defendido por Co- ppen11 propone en la depresión un déficit de serotonina (5-HT). Los datos más importantes proceden de estudios del 5-HIAA en el LCR, medido directamente o a través de pruebas con prebenecid (que bloquea la salida de 5-HIAA fuera del LCR). En ambas situaciones, el 5-HIAA es bimodal de forma que la disminución sólo ocurre en el 30-40% de los pacientes con depresión endógena, precisamente las que tie- nen más conductas autoagresivas. La mayoría de los estudios han relacionado este descenso de 5-HT con el módulo sintomático suicidio- agresión-pérdida de control de impulsos. La serotonina está implicada en la regulación de varias funciones fisiológicas, aparte del humor (apetito, sueño, actividad sexual, dolor, ritmos cardíacos o temperatura) por lo que se han descrito numerosas patologías además de los trastornos afectivos sin poderse establecer una especificidad nosológica, que más bien pueden referirse a dimensiones psicopatológi- cas. Finalmente, cabe indicar que la persistencia baja de 5-HIAA tras la recuperación clínica, en un porcentaje elevado (hasta el 50%) se ha interpretado como una predisposición básica (marcador de rango) a padecer el trastorno, mientras que en algunos pacientes puede ser un evento bioquímico asociado a la situación clínica (marcador de estado). c. Teoría de la hipersensibilidad colinérgica: propuesta por Janowsky12 sugiere que la acti- vidad colinérgica central podría desempeñar un papel clave al descompensarse el equilibrio permanente entre colinérgico-adrenérgico a fa- vor de los primeros en los pacientes depresivos y a favor de lo segundo en cuadros maníacos. d. Existen otras teorías con menor aceptación como la disfunción dopaminérgica, en la que la manía se relaciona con una hipersensibili- dad dopaminérgica y la depresión (sobre todo la inhibida) con un descenso de la dopamina central. Manual Psiquiatri a 30-12-8 AG.indb 328 19/1/09 12:55:31 Depresión unipolar y otras depresiones 329 23 En síntesis, las depresiones no constituyen un grupo homogéneo bioquímicamente, aunque parece evi- dente un trastorno en el funcionamiento de las mo- noaminas cerebrales, más evidente en depresiones endógenas. Es evidente que cada sistema neuroquí- mico no actúa de forma independiente, sino que exis- ten múltiples interacciones entre ellos. Por otra parte, estudios recientes, establecen la hipótesis acerca de la posibilidad de que en la depresión exista una hipersensibilidad de ciertos receptores, que por un mecanismo de retroacción negativa produce la dis- minución de los neurotransmisores descritos. 3.3. IMPLICACIÓN NEUROENDOCRINA Existen múltiples pruebas de la alteración del eje hipo- tálamo-hipófisis en las depresiones endógenas. Espe- cial relevancia como marcador neuroendocrinológico tiene el Test de Supresión para Dexametasona (TSD). En un 25-40% de los pacientes no se produce la fre- nación normal de cortisol que acontece a las 16 horas de administrar 1 mg de dexametasona. Sin embargo, la especificidad hallada para la melancolía en los pri- meros estudios (95%) ha disminuido sustancialmente (50%) pues el TSD se encuentra alterado en varios trastornos psiquiátricos y variadas circunstancias. Además, no existe un perfil clínico diferencial entre su- presores y no supresores salvo en los antecedentes familiares afectivos, hipersomnia y las ideas de insufi- ciencia, más frecuentes entre los no supresores. Otro marcador neuroendocrino, más incierto que el TSD, es el Test de Estimulación de TSH por TRH ya que en un 25-30% de las depresiones endógenas uni- polares se aprecia un aplanamiento en la respuesta normal de TSH. En un 50% no se correlaciona la me- joría clínica con la normalización del test. 3.4. NEUROFISIOLOGÍA Y NEUROANATOMÍA Tiende a señalarse en las depresiones un estado de hiperactivación neurofuncional y disfunciones de la actividad vegetativa, así como escasa reactividad o arreactividad, especialmente en los depresivos inhi- bidos. Sin embargo hay que señalar que el EEG con- vencional no ha proporcionado datos concluyentes. Flor-Henry sugirió disfunciones de las regiones frontales anteriores y temporales del hemisferio no dominante. La desconexión interhemisférica se ha confirmado en otros trabajos y apunta hacia una desorganización del hemisferio no dominante, de forma que el déficit de diversas funciones (atención, abstracción, memoria, aprendizaje no verbal) podría ser consecuencia de una disfunción de las regiones frontotemporales. Trabajos recientes que incluyen neuroimagen y neuropsicología confirman que en la depresiónexisten disfunciones en zonas del sistema límbico, córtex prefrontal y temporal, ángulo anterior y núcleo caudado; así como resultados discrepan- tes respecto a una disminución del volumen del hi- pocampo, especialmente en depresivos severos o bipolares con sintomatología psicótica. Por otra parte, los resultados de los potenciales evo- cados son todavía confusos y abiertos a investigacio- nes que los relacionen con aspectos psicopatológi- cos concretos. El estudio del patrón del sueño es importante en este campo, ya que se ha detectado un perfil específico en los depresivos endógenos, caracterizado por: a. Trastornos de la continuidad y eficacia del sueño. b. Disminución de los estadios 3 y 4. c. Acortamiento de la latencia REM por debajo de 60 min. d. Acumulación REM en la primera mitad de la noche. e. Aumento de la cantidad y densidad REM. Es posible que la disminución de la LREM sea no sólo un marcador de estado, sino también de ras- go. Asimismo, los pacientes con mayor acortamien- to de LREM tienen peor pronóstico en términos de recaídas y los que presentan drásticas reducciones, por debajo de 10-20 min, con episodios de SOREM (inicio de sueño en fase REM) suelen corresponder a depresiones severas, frecuentemente psicóticas, y escasa respuesta farmacológica. Manual Psiquiatri a 30-12-8 AG.indb 329 19/1/09 12:55:31 Ana González Pinto, Purificación López Peña e Iñaki Zorrilla Martínez330 23 3.5. MODELOS EXPERIMENTALES Y CONDUCTIS- TAS. TEORÍAS COGNITIVAS Posiblemente el fenómeno denominado learned helplessness (desesperanza aprendida o indefen- sión) es uno de los modelos que más se ajusta al paradigma conductista en la depresión. Es un modelo expuesto por Seligman y su equipo de la Universidad de Pennsylvania en 1967 mientras es- tudiaban teorías sobre aprendizaje en perros. Ob- servamos que se describe un estado caracterizado por la ausencia de conductas adaptativas porque no se reconoce la relación entre unas determinadas respuestas y un alivio de los estímulos aversivos. Aunque este fenómeno ha sido poco estudiado en el caso del hombre, se sugiere que en la depresión humana, se recoge una historia existencial caracte- rizada por un relativo fracaso sistemático en ejercer el control sobre los reforzadores ambientales, lo que lleva a una situación permanente de frustración. Los distintos modelos experimentales aplicables a la distimia y depresiones menores, pueden sinteti- zarse de la siguiente manera: a. Disminución en la frecuencia de refuerzo positivo. b. Aprendizaje social por imitación. c. Desesperanza aprendida. d. Control por los estímulos. Como complemento a lo dicho, se encuentran las experiencias de Harlow y Harlow sobre la privación social en primates. Las consecuencias de la separa- ción, total o parcial, de los congéneres afectivamente importantes (madre, compañeros…) provocan en el animal un estado de inhibición motora y conductual: trastorno del sueño, apetito, disminución de peso. Las conclusiones que se desprenden de trabajos sobre el tema, procedentes tanto de la investigación animal como humana, son en opinión de Akiskal y McKinney13 las siguientes: a. Los eventos de separación figuran entre los posi- bles estresantes precipitantes de la depresión. b. Probablemente no sean específicos del padeci- miento depresivo. c. La separación no es causa suficiente para la de- presión. d. Tampoco la separación es un antecedente nece- sario para la depresión. e. Finamente, la separación puede ser consecuen- cia y no la causa del trastorno depresivo. 3.6. TEORÍAS PSICODINÁMICAS Desde los estudios de Freud y Abraham, la escuela psicodinámica tiende a considerar la melancolía como una situación de “pérdida del objeto amado”. La de- presión constituye un estado de duelo por el objeto libidinoso perdido, en el que se produce una interna- lización del instinto agresivo que no se dirige hacia el objeto apropiado. La retroflexión de la hostilidad se pone en marcha a partir de la pérdida de un objeto ambivalentemente amado. Tal objeto es incorporado según la actitud canibalística de la etapa oral, por lo que quedaría introyectado formando parte del propio sujeto que se encontraría en grave conflicto. 4. CLÍNICA Y DIAGNÓSTICO DEL TRASTORNO DEPRESIVO MAYOR Estos dos aspectos han de ir inseparablemente uni- dos, pues por el momento el diagnóstico de depre- sión es clínico, mientras que las pruebas complemen- tarias, tanto las técnicas de laboratorio como las de neuroimagen carecen de especificidad suficiente. Los síntomas de la depresión se han clasificado en cuatro grandes grupos14: a. Síntomas afectivos. Son la característica fun- damental de la depresión e incluyen cambios en el estado de ánimo con tristeza, pesimismo, falta de ilusión, desesperanza y tendencia al llanto. Manual Psiquiatri a 30-12-8 AG.indb 330 19/1/09 12:55:32 Depresión unipolar y otras depresiones 331 23 b. Síntomas cognitivos. Derivan de la modu- lación del ánimo sobre la valoración negativa que el individuo hace de sí mismo, del mundo y del futuro (la llamada triada cognitiva de Beck). Respecto a sí mismo, expresa ideas de minus- valía y de inutilidad. El futuro aparece sombrío, sin posibilidad de recuperación, pudiendo lle- gar a la desesperanza, a la aparición de ideas de muerte e incluso ideas autolíticas. Aparece una disminución de la atención y concentra- ción, pérdida subjetiva de memoria y puede ser apreciable una bradipsiquia. c. Síntomas volitivos. Aparece abulia, apatía, falta de iniciativa y de capacidad de decisión para las tareas normales de la vida diaria, lo que junto al ánimo bajo y la anergia llevan a un deterioro o abandono de la actividad laboral o doméstica. d. Síntomas somáticos. Afectan a diversidad de “ritmos biológicos” los más notables son los trastornos del sueño y del apetito. El sueño se afecta en la mayoría de los casos siendo lo más frecuente el insomnio de despertar precoz; el apetito suele estar disminuido. Se observa igualmente disminución del deseo sexual. Otro tipo de síntomas son la tendencia a la somatiza- ción con cefaleas o lumbalgias. Los criterios de episodio depresivo según la CIE-10 se muestran en la tabla 2. Al presentar los síntomas requeridos durante al menos dos semanas se diag- nosticará un episodio depresivo. Si no ha habido un episodio previo hablaremos de trastorno depresivo mayor, episodio único, mientras que si ha habido más de un episodio depresivo previo, se diagnosticará de trastorno depresivo recurrente. 5. SUBTIPOS DE DEPRESIÓN 5.1. SEGÚN LA GRAVEDAD Tanto la CIE-10 como el DSM-IV-TR consideran que una depresión puede clasificarse en “leve, moderada o grave”. La distinción se realiza sobre la base del número total de síntomas que presenta el paciente. Una implicación fundamental será el grado de inca- pacidad funcional15. DEBEN CUMPLIR DOS DE LOS CRITERIOS DEL PRIMER GRUPO Y DOS DEL SEGUNDO DURANTE AL MENOS DOS SEMANAS Al menos dos de los siguientes: Tristeza (humor depresivo) Pérdida de interés Fatigabilidad (disminución de la vitalidad) Al menos dos de los siguientes: Disminución de atención y concentración Pérdida de confianza en sí mismo y sentimiento de inferioridad Ideas de culpa y de ser inútil Perspectiva sombría del futuro Pensamientos de autoagresiones o actos suicidas Trastornos del sueño Pérdida de apetito DIAGNÓSTICO SEGÚN GRAVEDAD Presentando dos síntomas de cada grupo debe diagnosticarse episodio depresivo leve Para diagnosticar de moderado, se deben tener dos del primer grupo y al menos tres (preferiblemente cuatro) del segundo Para diagnosticar de episodio grave, deben tenerse los tres primeros síntomas y al menos cuatro del segundo, además con una intensidad grave TABLA 2. Criterios de episodio depresivo del CIE-10 Manual Psiquiatri a 30-12-8 AG.indb 331 19/1/09 12:55:32 Ana González Pinto, Purificación López Peña e Iñaki Zorrilla Martínez332 23 5.2. SEGÚN LAS CARACTERÍSTICASCLÍNICAS a. Con características psicóticas: las diferen- cias constatadas en diferentes áreas apoyan la diferenciación entre trastorno depresivo con y sin características psicóticas. La depresión psi- cótica, tiene peor respuesta a placebo y medi- cación antidepresiva y requiere, generalmente, terapia electroconvulsiva o terapia combinada con antidepresivo y neurolépticos. Además, la depresión psicótica se caracteriza con mayor perturbación psicomotora, déficit neuropsi- cológicos, desregulación del eje hipotálamo- hipofisario-suprarrenal y anomalías del sueño en el EEG. Asimismo, varios estudios han co- municado que los familiares de probandos con depresión psicótica tienen mayores tasas de trastorno bipolar y de TDM que los familiares de probandos con TDM no psicóticos. Por últi- mo, el TDM con características psicóticas tiene peor evolución a largo plazo que el trastorno depresivo mayor sin características psicóticas. El DSM también distingue entre características psicóticas que son congruentes o incongruen- tes con el estado de ánimo, dependiendo de que el contenido de las ideas delirantes y aluci- naciones sea compatible con humor maníaco o depresivo. Algunos estudios han señalado que las características psicóticas incongruentes con el humor predicen peor curso y evolución. b. Con características melancólicas: la distin- ción entre endógeno-reactivo derivó del con- cepto de que algunas depresiones estaban causadas por factores biológicos internos y otras por factores ambientales externos. Sin embargo el DSM-III y ediciones posteriores evi- taron las implicaciones etiológicas del término endógeno y lo rebautizaron con el nombre de melancolía, que consta como especificador de episodios depresivos mayores en el contexto tanto del trastorno bipolar como del TDM. Las descripciones clínicas de depresión endógena (o melancólica) han subrayado una constelación de síntomas que incluyen trastornos psicomo- tores (sobre todo retardo), falta de reactividad al entorno, insomnio terminal, pérdida de peso, calidad distintiva del humor deprimido, variación diurna del humor con empeoramiento por la ma- ñana, anhedonía, culpabilidad y características psicóticas. Asimismo, se ha demostrado que la melancolía se asocia a mayor intensidad sin- tomática. Algunos estudios han comprobado que los pacientes con melancolía tienen mayo- res alteraciones biológicas como incapacidad para suprimir cortisol en el TSD o menores la- tencias de movimientos oculares rápidos. Los estudios de familias han generado resultados mixtos, observando varios estudios una mayor tasa de TDM en los familiares de probandos melancólicos que en familiares de probandos no melancólicos. Cabe destacar que se ha se- ñalado que entre los familiares de probandos no melancólicos se han detectado mayor tasa de alcoholismo, lo que es compatible con la no- ción de que presentan una forma de depresión más heterogénea y caracteriológica. c. Con características atípicas: a pesar de las implicaciones de su nombre, la depresión atí- pica es en realidad bastante común en mues- tras clínicas y comunitarias. Los pacientes con depresión atípica tienen más probabilidades de ser mujeres, tienden a ser más jóvenes en el momento de la presentación, muestran mayor comorbilidad (especialmente ansiedad y tras- tornos de personalidad) y siguen un curso más crónico. Los investigadores de la Universidad de Columbia definieron la depresión atípica por la presencia de reactividad del humor, síntomas vegetativos inversos (hipersomnia y ganancia de peso), abatimiento (pesadez en extremida- des) y sensibilidad al rechazo. La característica más definitoria del subtipo atípico es su perfil relativamente específico de respuesta farmaco- lógica, ya que los pacientes atípicos responden a IMAO pero no a antidepresivos tricíclicos. d. Con características catatónicas: puede aplicarse a episodios maníacos o depresivos mayores para recalcar la presencia de com- portamientos catatónicos prominentes, como inmovilidad, mutismo, manierismo, negativismo, rigidez y ecofenómenos. Se trata de un cuadro excepcional. Manual Psiquiatri a 30-12-8 AG.indb 332 19/1/09 12:55:32 Depresión unipolar y otras depresiones 333 23 e. Inicio en el posparto: la sintomatología no di- fiere de los episodios que no se producen tras el parto. Los síntomas más comunes incluyen fluc- tuaciones del estado del ánimo, labilidad emo- cional y preocupación por el bienestar del niño. El inicio del episodio debe de ser en las primeras cuatro semanas. Es importante distinguir estos episodios de los baby blues que suelen afectar al 70% de las mujeres en los 10 días posteriores al parto, que son transitorios y no afectan a la actividad. 5.3. SEGÚN POBLACIONES ESPECIALES a. Depresión en ancianos: la depresión es más común que en la población general. Las tasas de prevalencia varían de unos estudios a otros, hablándose del 25 al 45%, aunque no se conoce con certeza qué porcentaje de estos casos son causados por trastorno depresivo mayor. Varios estudios indican que la depresión en personas mayores se puede correlacionar con bajo nivel socioeconómico, pérdida de un cónyuge, enfer- medad física concurrente y aislamiento social. En este grupo de población hay tendencia a infra- diagnosticar. Esto puede ser porque se manifies- ta más a menudo con síntomas somáticos en las personas mayores que en los jóvenes. b. Depresión en niños y adolescentes: La fobia escolar y aferrarse excesivamente a los padres pueden ser síntomas de depresión en niños. El mal rendimiento escolar, el abuso de sustancias, el comportamiento antisocial, la promiscuidad sexual, la fuga del hogar pueden ser síntomas de depresión en adolescentes. 6. DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL Una historia de un episodio maníaco, mixto o hipoma- niaco excluye el diagnóstico de trastorno depresivo mayor. Los episodios depresivos mayores en un trastorno de- presivo mayor deben ser diferenciados de un trastoro del estado de ánimo debido a enfermedad médica. En la tabla 3 se recogen las principales enfermedades médicas que pueden ser responsables etiológicos de un cuadro depresivo. Este último se emplea si la de- presión se considera un efecto fisiológico directo de una enfermedad médica específica. Esta decisión se basa en la historia clínica, los hallazgos de laboratorio y la exploración física. Si se considera que los síntomas depresivos no son la consecuencia fisiológica directa NEUROLÓGICAS Enfermedad de Alzheimer Enfermedad de Parkinson Enfermedad de Wilson Enfermedad de Huntington Esclerosis múltiple ACV Lesiones ocupantes de espacio ENDOCRINAS Hipo e hipertiroidismo Hipo e hiperparatiroidismo Enfermedades de Cushing y Addison Hipogonadismo Hipoglucemia – diabetes CARDIOVASCULARES Infarto de miocardio Miocardiopatías REUMATOLÓGICAS LES Artritis reumatoide Síndrome carcinoide Fibromialgia INFECCIONES SIDA Encefalitis Tuberculosis Mononucleosis infecciosas Cuadros virales ONCOLÓGICAS Cáncer de páncreas Otros tumores abdominales Neoplasias cerebrales OTRAS Anemias Déficit vitamínicos (grupo B…) TABLA 3. Enfermedades asociadas habitualmente a clíni- ca depresiva Manual Psiquiatri a 30-12-8 AG.indb 333 19/1/09 12:55:33 Ana González Pinto, Purificación López Peña e Iñaki Zorrilla Martínez334 FÁRMACOS CARDIOLÓGICOS Betanidina Clonidina Guanetidina Hidralacina Metildopa Propanolol Reserpina Digitálicos Prazosina Veratrum Lidocaína Oxprenolol Metoserpina ANTIBIÓTICOS Y ANTIMICÓTICOS Ampicilina Sulfametoxazol Clotrimazol Cicloserina Dapsona Etionamida Tetraciclina Griseofulvina Metronidazol Nitrofurantoína Ácido nalidíxico Sulfonamidas Estreptomicina Tiocarbanilida SEDANTES – HIPNÓTICOS Barbitúricos Hidrato de cloral Etanol Benzodiazepinas Clormetiazol Clorazepato ESTEROIDES Y HORMONAS Corticoides Anticonceptivos orales Prednisona Triamcinolona Noretisterona Danazol ESTIMULANTES Y ANOREXÍGENOS Anfetamina Fenfluramina Dietilpropiona FenmetracinaPSICOFÁRMACOS Butirofenonas Fenotiacinas AGENTES NEUROLÓGICOS Amantadita Bromocriptina Levodopa Tetrabenacina Baclofeno Carbamacepina Metsuximida Fenitoína ANALGÉSICOS Y ANTIINFLAMATORIOS Fenoprofeno Ibuprofeno Indometacina Opiáceos Fenacetina Fenilbutazona Pentazocina Benzadamina ANTINEOPLÁSICOS C-asparaginasa Mitramicina Vincristina 6-Azauridina Bleomicina Trimetoprima Zidovudina ANTICOLINESTERASAS Cimetidina Difenoxilato Lisergida Mebeverina Metoclopramida Salbutamol FÁRMACOS VARIOS Acetazolamida Colina Ciproheptadina Disulfiramo Metisergida Meclicina Pizotifeno TABLA 4. Causas farmacológicas de depresión Manual Psiquiatri a 30-12-8 AG.indb 334 19/1/09 12:55:33 Depresión unipolar y otras depresiones 335 23 de la enfermedad médica, el trastorno depresivo se anota en el eje I y la enfermedad médica en el eje III. Un trastorno de ánimo inducido por sustancias se diferencia de los trastornos depresivos mayores por el hecho de que una sustancia se considera etiológi- camente relacionada con la alteración del estado de amino (tabla 4). El trastorno distímico y el trastorno depresivo mayor se distinguen en base a la gravedad, la cronicidad y la persistencia. En el trastorno distímico el estado de ánimo depresivo debe de estar presente la mayoría de los días a lo largo de un periodo de al menos dos años. El diagnóstico diferencial de estos dos cuadros resulta especialmente difícil por el hecho de que los dos trastornos comparten síntomas parecidos y por- que sus diferencias en cuanto al inicio, la duración, la persistencia y la gravedad no son fáciles de evaluar retrospectivamente. El trastorno depresivo mayor suele consistir en uno o más episodios depresivos mayores separados, que se pueden distinguir de la actividad normal de la persona, mientras que el tras- torno distímico se caracteriza por síntomas depresi- vos menos graves y crónicos, que se han mantenido durante muchos años. El trastorno esquizoafectivo difiere del trastorno de- presivo mayor, con síntomas psicóticos, por la exi- gencia de que en el trastorno esquizoafectivo tiene que haber al menos dos semanas de ideas delirantes o alucinaciones en ausencia de síntomas afectivos acusados. En los ancianos suele ser difícil de determinar si los síntomas cognoscitivos son atribuibles a una de- mencia o un episodio depresivo. El diagnóstico di- ferencial puede basarse en una evaluación médica general completa y en la consideración del inicio de la alteración, la secuencia temporal de los síntomas depresivos y cognoscitivos, el curso de la enferme- dad y la respuesta al tratamiento. Las diferencias se pueden ver en la tabla 5. El duelo no complicado no se considera un trastorno mental, aunque alrededor de un tercio de los cónyu- ges dolientes cumplen durante un tiempo los crite- rios diagnósticos de trastorno depresivo. La diferen- ciación se basa en la duración y la intensidad de los síntomas. En el TDM, los síntomas frecuentes que provienen de un duelo no resuelto son una preocupa- ción mórbida por la desvalorización, ideación suicida, sentimiento de culpa y “oír la voz del muerto”. 7. CURSO DEL TRASTORNO DEPRESIVO MAYOR El diagnóstico de depresión unipolar es siempre in- cierto por la escasa estabilidad diagnóstica, ya que a largo plazo, el diagnóstico de TDM permanece esta- ble sólo en un 40-50% de los casos, cambiando con frecuencia a distimia, depresión recurrente breve, de- presión menor y depresión bipolar. El inicio de la depresión puede ocurrir en cualquier época de la vida. No hay una dicotomía como en tras- torno bipolar, pero sí un continuo entre la depresión de inicio temprano y la de inicio tardío, con una dismi- nución sistemática en la vulnerabilidad genética y un aumento en la precipitación por factores ambientales. La depresión de inicio tardío es a menudo más leve y crónica. PSEUDODEMENCIA DEMENCIA Curso Agudo Insidioso Evolución Rápida Insidiosa Historia previa Sí No Funcionamiento cognitivo previo Normal Alterado Respuesta antidepresivo Buena Mala TAC Normal Atrofia cortical TABLA 5. Diagnóstico diferencial entre pseudodemencia y demencia Manual Psiquiatri a 30-12-8 AG.indb 335 19/1/09 12:55:33 Ana González Pinto, Purificación López Peña e Iñaki Zorrilla Martínez336 23 La mayoría de los episodios son cortos, pero una minoría se cronifican (duración superior a dos años). Entre los pacientes hospitalizados, la duración me- dia del episodio era de 5,4 meses y el 25% de los episodios duran más de 11 meses. En un 10-20% los trastornos del humor toman un curso crónico, duración mayor de 24 meses sin remisión. La recurrencia es frecuente en los trastornos del hu- mor. El número de episodios está en función básica- mente del tiempo de observación desde el inicio y la definición de episodio. Los trastorno unipolares son por lo general recurrentes, aunque la recurrencia es menor que en los bipolares. El intervalo entre los episodios suele ser mayor y el número de episodios menor que en los bipolares. El porcentaje de pa- cientes con un solo episodio es pequeño, se podría decir que excepcional. Los estudios señalan que un 70% de los sujetos recuperados de un primer episodio depresivo sufrirán dos o más episodios posteriores, aunque el segundo pueda acontecer muchos años después que el primero. La mayoría de los pacientes unipolares presentan más de tres episodios en 20 años. Cuando un sujeto experimen- ta un segundo episodio depresivo, la posibilidad de que desarrolle un tercer episodio es del 80-90%, con un 70-80% de posibilidades de que la recu- rrencia se produzca en los tres años tras la recupe- ración del episodio. 8. PRONÓSTICO 8.1. MEJORÍA CLÍNICA (REMISIÓN CLÍNICA, RECUPERACIÓN Y CRONICIDAD) A continuación haremos una definición operativa en torno a fenómenos clínicos ligados al curso clínico. Episodio: es la situación en la que el paciente cumple criterios para ello y se supone el mo- mento de máxima severidad de los síntomas. Respuesta terapéutica: es el inicio de la me- joría después de aplicar un tratamiento. En la mayoría de los ensayos clínicos se considera como tal, la reducción en un 50% en la punta- ción de una escala de severidad. Remisión completa: es la situación en la que se observa una mejoría en la que el paciente se encuentra asintomático. Remisión parcial: es la situación clínica en la que el individuo presenta algo más que una sintomatología mínima, aunque los síntomas no cumplen criterios de depresión mayor. Recaída: es el retorno de los síntomas de un episodio que aún continúa, pero en el cual ya se había suprimido la sintomatología. Recuperación: se estima que el episodio obje- to de tratamiento ha terminado y el paciente se encuentra bien. Recurrencia: se denomina así a la presenta- ción de un nuevo episodio tras haberse conse- guido la recuperación. Muchos autores encuentran que el 20% de los de- presivos unipolares presentan una remisión incom- pleta al cabo de un año. La cifra puede aumentar hasta el 30 ó 40% si se incluyen aquellos pacientes que no han presentado el mismo nivel pre-mórbido que tenían anteriormente. Sin tratamiento, la cro- nicidad podría llegar a afectar al 50% de los pa- cientes con un episodio depresivo. Sin embargo, la cronicidad parece que no persiste indefinidamente, sino que tiene una vida limitada por lo que si se siguiera durante un tiempo al paciente depresivo, es posible que la cronicidad desapareciera. La de- finición de cronicidad es muy complicada y varía de unos autores a otros. Lo más aceptado es definirla como la falta de remisión al cabo de dos años. La mayoría de los estudios con muestras representati- vas encuentran una tasa de cronicidad entre el 15 y el 25% en pacientes unipolares. Múltiples factores se han correlacionado con la cronicidad; los más representativos son la presencia de neuroticismo, los rasgos histéricos, la ansiedad y la presencia de enfermedades físicas concomitantes. ManualPsiquiatri a 30-12-8 AG.indb 336 19/1/09 12:55:34 Depresión unipolar y otras depresiones 337 23 8.2. MORTALIDAD, ENFERMEDADES FÍSICAS Y SUICIDIO Al comparar la mortalidad de los pacientes unipolares con la población sana se detecta una elevada mortali- dad entre los depresivos, especialmente en la vejez. Varios estudios han hallado que el porcentaje de muer- tes por suicidio es mayor en los pacientes unipolares que en los bipolares, sin embargo otros no hallan tal diferencia. El riesgo es más alto durante los dos pri- meros años tras una hospitalización, tras este periodo, el riesgo se estabiliza. Frecuentemente el suicidio ocu- rre en los primeros estadios de la enfermedad. Hay indicios de un elevado riesgo entre depresiones unipolares para diferentes alteraciones somáticas: en- fermedades coronarias, lesiones vasculares del siste- ma nervioso central y periférico, procesos atópicos, patología respiratoria, úlcera péptica, diabetes melli- tus, disfunciones tiroideas. 8.3. REPERCUSIONES PSICOSOCIALES Una vez iniciada la enfermedad depresiva, el 20% del tiempo de vida del paciente está ocupada por los episodios. Se han descrito gran número de conse- cuencias sociales: alteraciones escolares, maritales, abuso de alcohol, etc. 8.4. PREDICTORES DE NUEVOS EPISODIOS Los datos de la predicción de nuevos episodios son contradictorios y probablemente, en la mayoría de los casos, dependientes de la muestra. Son múltiples los factores involucrados en la aparición de nuevos episodios (tabla 6) entre ellos destacamos: El número de episodios pasados predice la frecuencia de episodios futuros. Cada episodio incrementa la posibilidad de un nuevo episodio y disminuye el periodo interepisódico. Hay una es- pecial vulnerabilidad para la aparición sintomáti- ca en los dos años que siguen a un primer episo- dio depresivo (especialmente en los cuatro-seis primeros meses) y en los tres años posteriores a cualquier remisión. La utilización de un tratamiento inadecuado o insuficiente se relaciona con una recuperación incompleta. Los pacientes con síntomas residuales tras la mejoría del episodio depresivo (incluso del pri- mer episodio de su historia) presenta un curso tórpido con reapariciones más tempranas y con mayor número de recidivas. 8.5. PREDICTORES DE CAMBIO DE DIAGNÓSTICO DE UNIPOLAR A BIPOLAR Las tasas de cambio de diagnóstico por aparición de cuadros hipomaníacos o maníacos han sido muy variables y han oscilado entre el 2 y el 32%. El vira- je puede ocurrir en cualquier momento del curso. El 70% de los pacientes depresivos que eventualmente desarrollan hipomanía/manía lo hacen en los tres pri- meros episodios y el 83% en los seis primeros. Los diferentes estudios han sugerido diversos facto- res predictores de hipomanía o manía en pacientes con depresión (tabla 7). Entre estos cabe destacar una Inicio insidioso Número de recurrencias previas Inadecuado tratamiento Duración de los episodios Presencia de síntomas residuales Puntuaciones basales altas en neuroticismo Comorbilidad con alcoholismo u otros trastornos TABLA 6. Factores predictores nuevos episodios Manual Psiquiatri a 30-12-8 AG.indb 337 19/1/09 12:55:34 Ana González Pinto, Purificación López Peña e Iñaki Zorrilla Martínez338 alta carga familiar afectiva en general y bipolar en par- ticular, la edad joven en el inicio del trastorno (menos de 25 años), antecedentes de episodios posparto, el inicio y finalización brusca de la sintomatología y los síntomas de hipersomnia y retardo, aunque también se han señalado la presencia de síntomas psicóticos y los sentimientos de autorreproches o culpa. 9. TRATAMIENTO El tratamiento de los trastornos del estado de ánimo debe estar orientado a varios objetivos. Primero se debe garantizar la seguridad del paciente. Segundo, se debe efectuar une evaluación diagnóstica com- pleta. Tercero, se debe iniciar un plan terapéutico que considere no sólo los síntomas inmediatos, sino también el bienestar futuro del paciente. Si bien el tratamiento actual pone el acento en la farmacotera- pia y la psicoterapia dirigida al paciente individual, las circunstancias vitales estresantes también se asocian con aumento de las tasas de recaídas en pacientes con depresión16. El tratamiento de la depresión mayor consta de una fase aguda, durante la cual se induce la remisión; una fase de continuación en la cual se prolonga la remisión y una fase de mantenimiento, durante la cual se inten- ta evitar una nueva recaída o recurrencia. a. Hospitalización. La primera decisión y la más crítica que debe tomar el médico es si ingresa al paciente o se realiza tratamiento ambulatorio. La necesidad de procedimientos diagnósticos, el riesgo de suicidio u homicidio, estados de in- tensa agitación, enfermedad médica que requie- re un cuidado especial, abandono del cuidado personal, antecedentes de progresión rápida de los síntomas y ruptura de los sistemas habituales de apoyo del paciente son indicaciones de hos- pitalización. b. Medicación y tratamientos físicos. Tratamiento agudo del trastorno depresivo. Puede afirmarse en el momento actual que existen psicofármacos extraordinariamente úti- les. En la tabla 8 se recogen los principales fármacos antidepresivos. Cabe señalar que los metaanálisis que comparan antidepresivos tricíclicos, ISRS y otros nuevos antidepresivos constatan una eficacia similar, salvo en lo que respecta a la clomipramina, venlafaxina y esci- talopram, que son ligeramente superiores en uno de los últimos trabajos17, y los fármacos duales que se muestran ligeramente superio- res en otro18. Entre los nuevos antidepresivos, tan sólo la venlafaxina y la duloxetina tienen una acción dual noradrenérgica y serotoninérgica, lo que confiere un perfil bioquímico y una ac- ción similares a los antiguos tricíclicos. La elección del fármaco se debe basar en una serie de consideraciones. La gravedad y subti- po del episodio, los antecedentes personales e incluso familiares de buena respuesta a un anti- depresivo, los efectos secundarios de los dife- rentes antidepresivos, la coexistencia de trastor- nos por abuso de sustancias o la existencia de enfermedad médica que requiera un tratamiento específico, dado el potencial de interacciones adversas con otros fármacos. Algunas situaciones especiales requieren ele- gir un tratamiento específico. El riesgo suicida importante, nos aleja de los tricíclicos por pre- sentar un riesgo importante de muerte por arrit- mias. En cardiópatas se deben utilizar con precaución los tricíclicos por el riesgo de arritmias, en par- ticular bloqueo cardiaco parcial o completo y la hipotensión ortoestática. Los IMAO producen hipotensión arterial como un efecto dependiente de la dosis y es mejor evitarlos. Edad temprana de inicio Antecedentes familiares afectivos Inicio brusco del cuadro Presencia de hipersomnia, retraso psicomotor, sínto- mas psicóticos Antecedentes de hipomanía inducida por antidepresivo TABLA 7. Predictores de aparición de episodios de manía Manual Psiquiatri a 30-12-8 AG.indb 338 19/1/09 12:55:35 Depresión unipolar y otras depresiones 339 La existencia de epilepsia concomitante es a menudo fácil de controlar si se ajustan las dosis de anticonvulsivante. Los tricíclicos son clara- mente epileptógenos, el potencial epileptógeno de los nuevos antidepresivos suele ser menor aunque no está claro. Los IMAO clásicos son los únicos antidepresivos que no alteran el um- bral convulsivo. En la vejez existe especial propensión a los efectos adversos anticolinérgicos, que inclu- yen confusión e hipotensión ortoestática, y que pueden precipitar caídas y fracturas. Los ISRS y los nuevos antidepresivos son preferibles a los tricíclicos. Entre las consideraciones prácticas del uso clí- nico de antidepresivos debemos recordar que existe un periodo de latencia de los efectos antidepresivos de una a tres semanas, aunque puede observarse alguna mejoría antes. La me- dicacióndebe mantenerse durante una duración mínima de seis semanas a una dosis adecuada o alta antes de considerar que el tratamiento es inefectivo. Para la mayoría de los antidepresivos, los efec- tos adversos son más aparentes en las semanas iniciales y se desarrolla tolerancia por lo que se recomienda aumentar la dosis a las dos o tres semanas. Los fármacos más nuevos, mejor to- lerados permiten una escalada de dosis más rápida. Los efectos adversos habituales de los tricícli- cos observados clínicamente son la sedación y los efectos adversos anticolinérgios como se- quedad de boca, visión borrosa, retención uri- naria, hipotensión ortoestática y confusión. Los efectos adversos habituales de los ISRS son náuseas y otras alteraciones gastrointestinales, insomnio y, a veces, tensión y fatiga. Los efectos adversos de los IMAO son hipotensión, insom- nio y edemas maleolares. Un problema habitual en el uso de los antidepre- sivos es la baja dosificación. Si no se obtiene respuesta y no existen efectos secundarios gra- ves debe aumentarse progresivamente la dosis hasta observar respuesta, que la gravedad de los efectos adversos imposibilite nuevos aumen- tos, o que la dosis alcanzada sea excesivamente alta. La medición de los niveles plasmáticos de los antidepresivos tiene poca utilidad, pero una mo- TABLA 8. Antidepresivos ANTIDEPRESIVOS HETEROCÍCLICOS Y AFINES Imipramina Clomipramina Amitriptilina Maprotilina Amoxapina INHIBIDORES SELECTIVOS DE LA RECAPTACIÓN DE SEROTONINA Fluoxetina Fluoxamina Paroxetina Sertralina Citalopram Escitalopram INHIBIDORES DE LA RECAPTACIÓN DE SEROTONINA Y NORADRENALINA Venlafaxina Duloxetina INHIBIDOR SELECTIVO DE LA RECAPTACIÓN DE NORA- DRENALINA Reboxetina INHIBIDOR DE LA MONOAMINOOXIDASA (MAO) Isocarboxacida Fenelcina Tranilcipromina INHIBIDOR REVERSIBLE DE LA MONOAMINOOXIDASA Moclobemida INHIBIDOR DE LA RECAPTACIÓN DE DOPAMINA Y NORADRENALINA Bupropión ANTIDEPRESIVOS ESPECÍFICOS SEROTONINÉRGICOS Y NORADRENÉRGICOS Mirtazapina OTROS Mianserina Trazadona Manual Psiquiatri a 30-12-8 AG.indb 339 19/1/09 12:55:35 Ana González Pinto, Purificación López Peña e Iñaki Zorrilla Martínez340 nitorización puede ayudar en: casos de respues- ta parcial o no respuesta a dosis terapéuticas de un fármaco, síntomas de toxicidad a dosis bajas o terapéuticas, en situaciones con el metabolis- mo alterado (embarazo, enfermedades médicas, vejez), posible incumplimiento terapéutico. Terapia electroconvulsiva. La TEC se utiliza en aquellos casos de fracaso terapéutico, impor- tante inhibición, agitación o existencia de ideas delirantes, alto riesgo somático por deshidra- tación o desnutrición, riesgo grave de suicidio, reacciones adversas a los antidepresivos o en- fermedades físicas que desaconsejen el uso de fármacos, los antecedentes de buena respues- ta a la TEC. En algunos casos, especialmente pacientes con frecuentes recaídas y buena res- puesta a la TEC constituyen otra indicación de su uso. La técnica del la moderna TEC ha dismi- nuido significativamente la incidencia de efectos secundarios, y las condiciones actuales de uso han disminuido los riesgos físicos. Tratamiento de continuación. A la vista de las pruebas procedentes de ensayos contro- lados, se recomienda un tratamiento de conti- nuación durante aproximadamente seis meses como práctica rutinaria tras la respuesta a un tratamiento agudo en la depresión mayor. La dosis utilizada para la continuación debe ser ini- cialmente la misma que se ha requerido en el tra- tamiento agudo. Después de dos o tres meses esta puede reducirse si los efectos adversos son un problema, pero sólo en parte, para evitar la re- aparición de la sintomatología. La duración usual de la continuación del antidepresivo debe ser de seis meses después de la respuesta. La retirada debe realizarse lentamente, en dos o tres meses, para minimizar el riesgo de recaída y los sínto- mas de abstinencia. Tratamiento de mantenimiento. El mante- nimiento a largo plazo está indicado cuando ha habido algunas recurrencias. Se han formulado varias recomendaciones para el inicio del mante- nimiento, como dos episodios en los últimos dos años, o tres episodios en cinco. En la mayoría de depresiones se elegirá un trata- miento de mantenimiento con aquel antidepresi- vo que ha sido efectivo y bien tolerado. La dosis debe de ser la misma que la requerida para el tratamiento agudo en un paciente en particular. La duración del mantenimiento es más difícil de especificar, pero debe de ser de tres a cinco años. La retirada farmacológica debe intentarse en algún momento. Cuando tras la retirada se produce una recurrencia precoz, está indicado el tratamiento de mantenimiento, y cuando esta secuencia se repite, está indicado el tratamien- to de por vida. c. Tratamientos psicológicos. Existe una amplia gama de intervenciones psi- coterapéuticas que pueden ser útiles en la de- presión mayor. La utilidad de las mismas varía de acuerdo al subtipo de depresión. La elección de un tipo concreto de psicoterapia depende de las características y severidad del episodio depresivo, y de las preferencias del paciente. La psicoterapia puede constituir el tratamiento único en aquellos casos de depresión leve o en depresiones primariamente situacionales. Pero si éstas no responden al tratamiento psicológico puede ser recomendable utilizar el tratamiento farmacológico. Dos modalidades psicoterapéuticas, ambas de duración limitada, gozan en estos momentos de credibilidad: la terapia cognitiva (enfocada hacia la modificación del estilo cognitivo peculiar de estos pacientes y especialmente señalada por Beck) y la interpersonal. Ambas están acredi- tadas, especialmente en depresiones leves, ya que en depresiones graves, con afectación neu- robiológica, no son eficaces. 10. TRASTORNO DISTÍMICO El trastorno distímico es por definición un trastorno afectivo crónico de menor intensidad que el trastorno depresivo mayor. Según los criterios del DSM-IV-TR es un trastorno crónico, no bipolar, no psicótico, que Manual Psiquiatri a 30-12-8 AG.indb 340 19/1/09 12:55:35 Depresión unipolar y otras depresiones 341 requiere una evolución de al menos dos años (un año en el caso de los niños) con más días de disforia que normales. Además presenta al menos dos de seis grandes síntomas, similares a los de la depre- sión mayor, incluyendo las alteraciones del sueño, los cambios en el apetito, la falta de energía o la fatiga, la dificultad para concentrarse o tomar decisiones, la dificultad para concentrarse y una autoestima baja. 10.1. EPIDEMIOLOGÍA Las tasas de prevalencia del trastorno distímico van del 0,9 al 20,6%. No obstante, la mayoría de los es- tudios epidemiológicos encuentran tasas que se en- cuentran entre el 2 y el 4%19,20. Aunque no hay dife- rencias en relación al grupo étnico, los pacientes con distimia tienden a ser con cierta frecuencia solteros y con menos ingresos. El trastorno es más frecuente en mujeres con una relación mujer-varón de 2-1. El trastorno distímico de aparición tardía podría ser diferente del de aparición temprana. De hecho este subgrupo tiene con mucha menos frecuencia comor- bilidad con otros trastornos del eje I. 10.2. ETIOPATOGENIA Y NEUROBIOLOGÍA La distimia y las llamadas depresiones menores tie- nen escasa base genética. En cualquier caso bajo el nombre de distimia se engloban con enorme proba- bilidad trastornos heterogéneos desde el punto de vista biológico y etiológico cuyo grado de sintoma- tología puede crecer y disminuir con el tiempo, por lo que es posible que un subgrupo de trastornos distímicos comparta base biológica con la depresión mayor. Un estudio de generación de imágenes mostró me- diante resonancia magnética un cuerpo calloso de menor tamaño en pacientes jóvenes, no medicados, con depresión (en su mayoría pacientes distímicos) que en los sujetos control21. Sin embargo los datos no han sido suficientementereplicados como para poder considerar absolutamente veraces estas afir- maciones. Los pacientes con trastorno distímico padecen alte- raciones del sueño similares a las encontradas en los pacientes con depresiones graves. Existe una dis- minución del tiempo de latencia REM. También hay escasa eficacia del sueño, incremento de la fase I, e incremento del número de despertares22. Se ha investigado de múltiples maneras el eje HHA en pacientes con trastorno distímico. Catalán y sus colaboradores informaron de la presencia de un au- mento de los niveles de cortisol basal en 10 pacien- tes con trastorno distímico en comparación con los sujetos control, y los pacientes distímicos no diferían de 26 pacientes con depresión grave, aunque estos hallazgos no han sido confirmados en otros estudios con muestras más amplias23. La prueba más aplicada para el estudio del eje HHA es la de supresión de dexametasona. En general los resultados de cortisol post-dexametasona son normales en los pacientes con distimia (un 14% de los pacientes son no-supre- sores, frente a un 6% de los sujetos control, sin que las diferencias sean significativas; a diferencia de es- tos datos, el 59% de las depresiones mayores son no-supresoras)24. 10.3. DOBLE DEPRESIÓN El trastorno distímico presenta con frecuencia co- morbilidad con la depresión mayor. A esta presen- tación se le ha denominado doble depresión. Este fenómeno es extremadamente frecuente y la mayoría de los estudios encuentran que entre 2/3 y 3/4 de los pacientes con distimia tienen riesgo de padecer depresión mayor a lo largo de la vida. De hecho la es- timación de prevalencia de depresión comórbida os- cila entre el 39 y el 76%, pero los seguimientos más prolongados encuentran mayores prevalencias25,26. Con frecuencia la distimia también se presenta con trastornos de ansiedad o abuso de sustancias. Por ejemplo el estudio ECA encontró que el 46% de los pacientes diagnosticados de distimia tenían también criterios de uno o más trastornos de ansiedad. Es importante destacar que la presencia de ansiedad comórbida disminuye a la mitad las posibilidades de recuperación. Manual Psiquiatri a 30-12-8 AG.indb 341 19/1/09 12:55:36 Ana González Pinto, Purificación López Peña e Iñaki Zorrilla Martínez342 Los trastornos de personalidad se diagnostican tam- bién en un porcentaje muy elevado de estos pacien- tes. Las cifras de trastorno del eje II se sitúan alrede- dor del 60%. Los diagnósticos más frecuentes son el trastorno límite (24%), la personalidad evitativa (16%), la personalidad histriónica (14%) y la perso- nalidad negativista27. Existe cierto debate sobre si se trata de una auténtica comorbilidad o si realmente lo que ocurre es que hay cierto solapamiento en los criterios de distimia y trastorno de la personalidad. 10.4. CURSO Y PRONÓSTICO El curso es muy variable, pudiéndose presentar in- cremento de síntomas con aparición de depresión mayor, remisión de los síntomas, o aparición de sin- tomatología maníaca o hipomaníaca. En un reanálisis del estudio ECA28 se pudo comprobar que un 5,1% de los pacientes tenían dos o más síntomas de hipo- manía, sin llegar a cumplir criterios diagnósticos. Los pacientes con distimia presentan un importante deterioro del funcionamiento interpersonal. Al tratar- se de un trastorno crónico su carga asociada de de- terioro psicosocial es importante. 10.5. TRATAMIENTO Los tratamientos indicados en la depresión mayor son también útiles para el tratamiento del trastorno distímico. Si no hay respuesta al tratamiento antide- presivo o ésta es parcial se puede prescribir psicote- rapia interpersonal29 o cognitivo-conductual30. 11. BIBLIOGRAFÍA 1. APA. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. DSM-IV-TR. Ed. Masson. Barcelona: 1994. 2. OMS. Trastornos mentales y del comportamiento. CIE-10. Ed Meditor. Madrid: 1992 3. Klein Daniel N, Shankman Stewart R, Mcfarland Brian R. Clasificación de los trastornos del estado de ánimo. En Stein, Kupfer, Schatzberg (Eds). 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