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Papel de la enfermería en el tratamiento del dolor postoperatorio

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Papel de la enfermería en el 
tratamiento del dolor postoperatorio
Partiendo del modelo asistencial en el que nos encontramos y dentro del ámbito de la cirugía 
ambulatoria, la enfermera es la profesional que acompaña y cuida al paciente en todas las fases 
del proceso quirúrgico y desde todas sus vertientes, ya que contemporiza cada uno de los factores 
personales que afectan o interfieren en su evolución. Nuestra labor de “cuidador y observador 
activo“ es conseguir el mayor grado de confort para el paciente, en ausencia de complicaciones y 
con la mayor seguridad. Uno de los factores que el paciente “refiere” como calidad asistencial, en 
el curso de su intervención, es la ausencia de dolor postoperatorio y este parámetro será uno de 
los objetivos que debemos tratar de una forma especial, ya que es un derecho del paciente. Dada 
la variabilidad de procedimientos y la diversidad de pacientes, nuestra aportación será adecuar el 
tratamiento a cada paciente de forma individualizada, considerando, como hemos dicho, todos los 
factores personales, incluso los sociales /ambientales que puedan interferir. 
La formación, conocimiento y experiencia de los profesionales implicados en el control del dolor, 
así como las habilidades en el manejo de los analgésicos, vías de administración, formas más 
adecuadas, son aspectos prioritarios y fundamentales para el control, alivio y prevención del dolor, 
además de la reducción de los posibles efectos secundarios de los analgésicos.
Un inadecuado manejo del dolor ocasiona malestar, sufrimiento innecesario, alteraciones fisiopa-
tológicas importantes, además de angustia y desconfianza. Es bastante frecuente la tendencia que 
tiene el paciente, en reducir la ingesta de analgésicos en el postoperatorio domiciliario y esperar 
para aliviar el dolor, ya que entiende, que este forma parte del curso de una intervención quirúrgica 
y como tal “hay que aguantarse”. Esta actitud puede deberse a la mala comprensión de la pauta 
analgésica recomendada. Es preciso ser riguroso e incidir en estas recomendaciones, que deben ser 
aportadas de forma oral y escrita. Para diseñar una estrategia analgésica efectiva es recomendable 
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controlar los factores predisponentes, como son la intranquilidad, la angustia, los miedos y la ansie-
dad. Esto se consigue con información detallada, comunicación, diálogo y una postura conductual 
asertiva. Estos aspectos se deben cuidar en todas las fases de la CMA en que tratemos el dolor.
Podemos distinguir nuestra función de cuidador en las tres etapas diferentes del curso postopera-
torio y definir cada una de ellas como: Ejecutor, Educador, Controlador.
 Dentro de la Unidad
EJECUTOR. Lo realizaremos en la primera etapa del curso postoperatorio: quirófano, URPA y en 
la sala de readaptación al medio, administrando la analgesia prescrita, observando los efectos be-
neficiosos que se esperan y minimizando los posibles efectos secundarios que aparezcan. Debemos 
contemplar además la necesidad de administrar un analgésico de rescate o refuerzo que precise el 
paciente, pues como sabemos uno de los criterios de alta es la ausencia de dolor importante.
Una mala planificación para administrar los analgésicos en esta etapa alargará el tiempo de 
recuperación del paciente, ya que el dolor además influye en el resto de criterios clínicos, alteran-
do todas las funciones fisiológicas (micción, ingesta, pensión arterial, etc.) y afectando al estado 
emocional.
 Planificación del tratamiento analgésico domiciliario
En esta fase el profesional de enfermería actuará como formador y educador del paciente y 
acompañantes.
EDUCADOR. Cuando el paciente ha conseguido superar los criterios de alta clínica procederemos 
a dar: educación sanitaria o instrucciones postoperatorias. La enfermera será la responsable de esta 
formación, que dará al paciente/acompañante de forma oral y escrita, dentro de las cuales el dolor 
requerirá un trato específico por su relevancia. 
Esta educación la realizaremos en un ambiente relajado y tranquilo, de forma individualizada, 
para que la transmisión de esta información se perciba en su totalidad dando lugar a una comuni-
cación fluida, y conseguiremos que el paciente y acompañante escuchen la misma información, no 
creando contradicciones y dudas entre ellos, aclarando las dudas que sean precisas en un contexto 
de confianza y seguridad.
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Se darán recomendaciones adecuadas a cada paciente, según el procedimiento quirúrgico. Lo 
haremos con un lenguaje asertivo y comprensible. Pautas claras y sencillas. Dosis y días de adminis-
tración. Lo idóneo es que sean analgésicos por vía oral. Se advertirá de posibles efectos secundarios 
y de posibles interacciones con otros fármacos que tome el paciente de una manera habitual, en el 
caso de tener patologías asociadas y que pudiera ocasionar efectos adversos colaterales. 
El tratamiento farmacológico tiene un protagonismo decisivo, pero existen una serie de recursos 
que son muy eficaces en la prevención de la aparición de dolor y en la disminución de este, como 
son: evitar movilizaciones bruscas, reposo general o reposo de las partes afectadas, ambiente ade-
cuado, buscar la mejor posición antiálgica, elevación del miembro, crioterapia o aplicación de frío 
en las partes afectadas para disminuir el edema y el dolor. En los niños se advertirá de las vías de 
administración alternativas, por su mala ingesta y según el procedimiento.
En procedimientos quirúrgicos muy dolorosos hay que ser más exhaustivo con la información. 
Es muy importante la prevención de dolor severo, esto se evitará con la ingesta de analgesia de 
forma rigurosa y adaptándola en horarios, junto a las recomendaciones mencionadas anteriormen-
te. Con estas instrucciones debemos conseguir que el paciente y la familia puedan ser autónomos 
en sus decisiones y evitar a ser posible la consulta a Atención Primaria. El dolor que no responde 
a analgésicos puede ser un signo de alerta de otra complicación y esto lo debe saber el paciente y 
acompañante. Debemos facilitar, además de la receta médica, la dosis para la primera y segunda 
toma de analgesia (según la hora de alta) sin precisar acudir a la farmacia inmediatamente.
 Evaluación postoperatoria
CONTROLADOR. Es muy importante que, una vez dado de alta el paciente, no tenga sensación de 
haber sido abandonado por el personal sanitario que le ha atendido. Esto se consigue a través de la 
llamada telefónica que realizamos a las 24 horas de la intervención, así como de las que recibimos 
por parte del paciente, lo que pone de manifiesto que el dolor es el apartado que más preocupa. 
En esta llamada se preguntará si existe o no dolor y las características e intensidad del mismo. 
Se verifica la eficacia del analgésico, se disipan o resuelven dudas en cuanto a la administración y 
se refuerzan las órdenes verbales. Se puede cambiar la pauta analgésica por ineficacia, en caso de 
detectar dolor severo que no responde al plan analgésico diseñado, y que podría ser un indicador de 
complicaciones. En resumen, el objetivo de la llamada es aportar seguridad y confianza, atenuando 
la inquietud y temor en el curso postoperatorio.
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De nuestra experiencia y conocimiento depende la capacidad y habilidad para instruir y formar 
al paciente/acompañante, de lo cual derivará el bienestar del paciente en su domicilio, teniendo 
en cuenta, que es un periodo de convalecencia o postoperatorio tardío, muy importante en su 
evolución, que invalida en ocasiones y otras facilita la incorporación a su vida habitual y laboral. 
Además conseguiremos que su entorno (cuidador/es) pase esta fase en ambiente relajado y lo más 
tranquilo posible.
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