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TRATAMIENTO_DE_OCLUSION_Y_AFECCIONES_TEMPOROMANDIBULARES_7MA_EDIC

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PARTE I ANATOMÍA FUNCIONAL, 1
 1 Anatomía funcional y biomecánica del sistema masticatorio, 2
 2 Neuroanatomía funcional y fisiología del sistema masticatorio, 21
 3 Alineación y oclusión de los dientes, 46
 4 Mecánica del movimiento mandibular, 62
 5 Criterios de oclusión funcional óptima, 73
 6 Determinantes de la morfología oclusal, 86
PARTE II ETIOLOGÍA E IDENTIFICACIÓN DE LOS TRASTORNOS 
FUNCIONALES DEL SISTEMA MASTICATORIO, 101
 7 Etiología de los trastornos funcionales del sistema masticatorio, 102
 8 Signos y síntomas de los trastornos temporomandibulares, 129
 9 Historia clínica y exploración de los trastornos temporomandibulares, 170
 10 Diagnóstico de los trastornos temporomandibulares, 222
PARTE III TRATAMIENTO DE LOS TRASTORNOS FUNCIONALES 
DEL SISTEMA MASTICATORIO, 257
 11 Consideraciones generales en el tratamiento de los trastornos 
temporomandibulares, 258
 12 Tratamiento de los trastornos de los músculos masticatorios, 291
 13 Tratamiento de los trastornos de la articulación temporomandibular, 317
 14 Tratamiento de la hipomovilidad mandibular crónica y los trastornos 
del crecimiento, 362
 15 Tratamiento con férulas oclusales, 375
 16 Secuencia de tratamiento, 399
PARTE IV TRATAMIENTO OCLUSAL, 421
 17 Consideraciones generales en el tratamiento oclusal, 422
 18 Uso de articuladores en el tratamiento oclusal, 430
 19 Tallado selectivo (ajuste oclusal), 443
 20 Consideraciones de restauración en el tratamiento oclusal, 457
 Índice alfabético, 469
ÍNDICE DE CONTENIDOS
EL SISTEMA MASTICATORIO es extremadamente complejo. Está formado sobre todo por huesos, 
músculos, ligamentos y dientes. El movimiento se regula mediante un intrincado mecanismo 
de control neurológico. Cada movimiento se coordina para optimizar la función, al tiempo 
que se reduce al mínimo la lesión de cualquiera de las estructuras. Durante la masticación 
se necesita que la musculatura produzca un movimiento preciso de la mandíbula para desplazar 
los dientes, unos sobre otros, de manera eficiente. La mecánica y la fisiología de este movimiento 
son básicas para el estudio de la función masticatoria. Esta parte I consta de seis capítulos 
en los que se comentan la anatomía normal, la disfunción y la mecánica del sistema masticatorio. 
Debe conocerse la función para comprender la disfunción.
I
P A R T E
ANATOMÍA F UNCIONAL
2
1
«NADA TIENE TANTA IMPORTANCIA EN EL TRATAMIENTO DE LOS PACIENTES 
COMO EL CONOCIMIENTO DE LA ANATOMÍA.» —JPO
Anatomía funcional y biomecánica 
del sistema masticatorio
EL SISTEMA MASTICATORIO,� unidad funcional del organismo, se encarga 
fundamentalmente de la masticación, el habla y la deglución. Sus 
componentes también desempeñan un importante papel en el senti-
do del gusto y en la respiración. El sistema está formado por huesos, 
articulaciones, ligamentos, dientes y músculos. Además, existe un 
intrincado sistema de control neurológico que regula y coordina 
todos estos componentes estructurales.
El sistema masticatorio es una unidad compleja y muy sofisticada. 
Para estudiar la oclusión es esencial un sólido conocimiento de su 
anatomía funcional y biomecánica. En este capítulo se describen las 
características anatómicas básicas para comprender la función mas-
ticatoria. Puede encontrarse una descripción más detallada en los 
numerosos textos especializados en anatomía de la cabeza y el cuello.
Anatomía funcional
En este capítulo se comentan los siguientes componentes anató-
micos: la dentadura y sus estructuras de soporte, los componentes 
esqueléticos, las articulaciones temporomandibulares (ATM), los 
ligamentos y los músculos. Una vez descritas las características ana-
tómicas, se presenta la biomecánica de la ATM. En el capítulo 2 se 
describe el complejo sistema de control neurológico responsable de 
llevar a cabo las intricadas funciones del sistema masticatorio.
DENTADURA Y ESTRUCTURAS DE SOPORTE
La dentadura humana está formada por 32 dientes permanentes 
(fig. 1-1, A,B). Cada uno de ellos puede dividirse en dos partes 
básicas: la corona, que es visible por encima del tejido gingival, y la 
raíz, que se encuentra sumergida en el hueso alveolar y rodeada por 
el mismo. La raíz está unida al hueso alveolar mediante numerosas 
fibras de tejido conjuntivo que se extienden desde la superficie del 
cemento de la raíz hasta el hueso. La mayoría de estas fibras sigue un 
trayecto oblicuo a partir del cemento, con una dirección en sentido 
cervical hacia el hueso (fig. 1-2). El conjunto de estas fibras se conoce 
como ligamento periodontal; éste no sólo fija el diente a su alveolo 
óseo, sino que también ayuda a disipar las fuerzas aplicadas al hueso 
durante el contacto funcional que mantienen los dientes. En este 
sentido, puede considerarse un absorbente natural de los impactos.
Los 32 dientes permanentes están distribuidos por igual en el 
hueso alveolar de las arcadas maxilar y mandibular: los 16 dientes 
maxilares están alineados en la extensión alveolar del maxilar, que 
está fijado a la parte anteroinferior del cráneo; los otros 16 dientes 
están alineados en la extensión alveolar de la mandíbula, que es el 
hueso móvil. La arcada maxilar es algo más grande que la mandibular, 
lo cual facilita que los dientes maxilares queden superpuestos a los 
mandibulares tanto vertical como horizontalmente en la oclusión 
(fig. 1-3). Esta diferencia de tamaño se debe, sobre todo, al hecho de 
que: 1) los dientes maxilares anteriores son mucho más anchos que 
los mandibulares, lo cual crea una mayor anchura de la arcada, y 
2) los dientes maxilares anteriores tienen una angulación facial mayor 
que la de los dientes mandibulares anteriores, lo cual origina una 
superposición horizontal y vertical.
Los dientes permanentes pueden agruparse en cuatro tipos según 
la morfología de las coronas.
Los dientes situados en la parte más anterior de las arcadas se 
denominan incisivos. Tienen una forma de pala característica, con un 
borde incisal cortante. Hay cuatro incisivos maxilares y cuatro mandi-
bulares. Los primeros suelen ser mucho mayores que los segundos y, 
como ya se ha mencionado, con frecuencia se superponen a ellos. La 
función de los incisivos es cortar el alimento durante la masticación.
Por detrás (distales) de los incisivos se encuentran los caninos. Es-
tán situados en los ángulos de las arcadas y suelen ser los dientes per-
manentes más largos, con una sola cúspide y una sola raíz (fig. 1-4). 
Estos dientes son más prominentes en otros animales, como el perro; 
de ahí el nombre de «caninos». Hay dos caninos maxilares y otros dos 
mandibulares. En otros animales, su función principal es desgarrar 
los alimentos; sin embargo, en el ser humano, los caninos actúan 
por regla general como incisivos y sólo en ocasiones se utilizan para 
desgarrar.
Un poco más atrás, en la arcada, se encuentran los premolares 
(fig. 1-4). Hay cuatro premolares maxilares y otros cuatro mandibu-
lares. Los premolares también se denominan bicúspides, debido a 
que generalmente tienen dos cúspides. Con ello se incrementa la 
superficie de mordida. Los premolares maxilares y mandibulares 
ocluyen de tal manera que el alimento puede ser capturado y aplas-
tado entre ellos. La principal función de los premolares es iniciar la 
rotura eficaz de las sustancias alimentarias para producir partículas 
de menor tamaño.
Los últimos dientes, que se encuentran a continuación de los 
premolares, son los molares (fig. 1-4). Hay seis molares maxilares 
y otros seis mandibulares. La corona de cada molar tiene cuatro o 
cinco cúspides. Esto proporciona una superficie amplia y grande 
sobre la cual puede producirse la rotura y el desmenuzamiento de 
los alimentos. Los molares actúan, sobre todo, en las fases posteriores 
de la masticación, en las que el alimento se rompe en partículas lo 
suficientemente pequeñas como para deglutirlas con facilidad.
Como se ha comentado, cada diente está muy especializado en 
su función. Las exactas relaciones interarcada eintraarcada de los 
dientes son de enorme importancia y tienen una gran influencia en 
la salud y la función del sistema masticatorio. En el capítulo 3 se 
realiza una descripción detallada de estas relaciones.
COMPONENTES ESQUELÉTICOS
Los componentes esqueléticos de la cabeza humana son el cráneo 
y la mandíbula (fig. 1-5). El cráneo está formado por varios huesos 
conectados mediante fisuras. Los componentes principales son el 
hueso temporal, el hueso frontal, el hueso parietal, el hueso es-
fenoides, el hueso occipital, el hueso cigomático, el hueso nasal y el 
maxilar. La mandíbula es un hueso independiente suspendido bajo 
el cráneo por una especie de cincha muscular. Los tres componentes 
© 2013. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
3Capítulo 1  n  Anatomía funcional y biomecánica del sistema masticatorio
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FIGURA 1-3 Los dientes maxilares tienen una posición algo más facial que los 
dientes mandibulares en toda la arcada.
FIGURA 1-4 Vista lateral de los dientes posteriores.
FIGURA 1-1 Vistas anterior (A) y lateral (B) de la dentadura.
FIGURA 1-2 El diente y su estructura de soporte periodontal. La anchura del 
ligamento periodontal se ha exagerado mucho con fines ilustrativos.
esqueléticos principales que forman el sistema masticatorio son el 
maxilar y la mandíbula, que dan soporte a los dientes, (fig. 1-6) y el 
hueso temporal, que soporta la mandíbula a través de su articulación 
con el cráneo.
Maxilar
Durante el desarrollo hay dos huesos maxilares que se fusionan en 
la sutura palatina media (fig. 1-7) y constituyen la mayor parte del 
esqueleto facial superior. El borde del maxilar se extiende hacia arriba 
para formar el suelo de la cavidad nasal, así como el de las órbitas. 
En la parte inferior, los huesos maxilares forman el paladar y las 
crestas alveolares, que sostienen los dientes. Puesto que los huesos 
maxilares están fusionados de manera compleja con los componentes 
óseos que circundan el cráneo, se considera a los dientes maxilares 
una parte fija del cráneo, y constituyen, por tanto, el componente 
estacionario del sistema masticatorio.
Mandíbula
La mandíbula, hueso en forma de U, sostiene los dientes inferiores 
y constituye el esqueleto facial inferior. No dispone de fijaciones 
óseas al cráneo. Está suspendida y unida al maxilar mediante mús-
culos, ligamentos y otros tejidos blandos, los cuales proporcionan a 
la mandíbula la movilidad necesaria para su función con el maxilar.
La parte superior de la mandíbula consta del espacio alveolar y los 
dientes (fig. 1-8). El cuerpo de la mandíbula se extiende en dirección 
posteroinferior para formar el ángulo mandibular y en dirección pos-
terosuperior para formar la rama ascendente. Ésta está formada por 
una lámina vertical de hueso que se extiende hacia arriba en forma de 
dos apófisis. La anterior es la coronoides; la posterior es el cóndilo.
El cóndilo, la porción de la mandíbula que se articula con el crá-
neo, es la estructura alrededor de la cual se produce el movimiento. 
Visto desde la parte anterior, tiene una proyección medial y otra late-
ral que se denominan polos (fig. 1-9). El polo medial es, en general, 
más prominente que el lateral. Desde arriba, una línea que pase por 
el centro de los polos del cóndilo se extenderá en sentido medial y 
posterior hacia el borde anterior del agujero magno (fig. 1-10). La 
longitud mediolateral total del cóndilo es de 18-23 mm y la anchura 
anteroposterior, de 8-10 mm. La superficie de la articulación real del 
cóndilo se extiende hacia delante y hacia atrás hasta la cara superior 
4 Parte I  n  Anatomía funcional
de éste (fig. 1-11). La superficie de la articulación posterior es más 
grande que la de la anterior. La superficie de la articulación del 
cóndilo es muy convexa en sentido anteroposterior y sólo presenta 
una leve convexidad en sentido mediolateral.
Hueso temporal
El cóndilo mandibular se articula en la base del cráneo con la porción 
escamosa del hueso temporal. Esta porción está formada por una 
fosa mandibular cóncava en la que se sitúa el cóndilo (fig. 1-12) y 
que recibe el nombre de fosa glenoidea o articular. Por detrás de la 
fosa mandibular se encuentra la cisura escamotimpánica, que se 
extiende en sentido mediolateral. En su extensión medial, esta cisu-
ra se divide en la cisura petroescamosa, en la parte anterior, y la cisura 
petrotimpánica, en la posterior. Justo delante de la fosa se encuentra 
una prominencia ósea convexa denominada eminencia articular. 
El grado de convexidad de la eminencia articular es muy variable 
pero tiene importancia, puesto que la inclinación de esta superficie 
dicta el camino del cóndilo cuando la mandíbula se coloca hacia 
FIGURA 1-6 Componentes esqueléticos que forman el sistem
FIGURA 1-5 Vista lateral del cráneo y la mandíbula. Están 
delante. El techo posterior de la fosa mandibular es muy delgado, 
lo que indica que esta área del hueso temporal no está diseñada para 
soportar fuerzas intensas. Sin embargo, la eminencia articular está 
formada por un hueso denso y grueso, y es más probable que tolere 
fuerzas de este tipo.
ARTICULACIÓN TEMPOROMANDIBULAR
El área en la que la mandíbula se articula con el hueso temporal 
del cráneo se denomina articulación temporomandibular (ATM); 
es verdaderamente una de las articulaciones más complejas del or-
ganismo. Permite el movimiento de bisagra en un plano y puede 
considerarse, por tanto, una articulación ginglimoide. Sin embargo, 
al mismo tiempo, también permite movimientos de deslizamiento, 
lo cual la clasifica como una articulación artrodial. Técnicamente se 
la ha considerado una articulación ginglimoartrodial.
La ATM está formada por el cóndilo mandibular y la fosa man-
dibular del hueso temporal, con la que se articula. El disco articular 
separa estos dos huesos de su articulación directa. La ATM se clasifica 
a de la masticación: maxilar, mandíbula y hueso temporal.
marcados los diferentes huesos que forman el cráneo.
5Capítulo 1  n  Anatomía funcional y biomecánica del sistema masticatorio
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como una articulación compuesta. Por definición, una articulación 
compuesta requiere la presencia de al menos tres huesos; la ATM, 
sin embargo, sólo está formada por dos. Funcionalmente, el disco 
articular actúa como un hueso sin osificar que permite los movi-
mientos complejos de la articulación. Dada la función del disco 
articular como tercer hueso, a la articulación craneomandibular se la 
considera una articulación compuesta. La función del disco articular 
como un hueso sin osificar se describe con detalle más adelante, en 
este mismo capítulo, en el apartado «Biomecánica de la articulación 
temporomandibular».
El disco articular está formado por un tejido conjuntivo fibroso 
y denso desprovisto de vasos sanguíneos o fibras nerviosas. Sin 
embargo, la zona más periférica del disco articular está ligeramente 
inervada1,2. En el plano sagital puede dividirse en tres regiones según 
su grosor (fig. 1-13). El área central es la más delgada y se denomina 
zona intermedia. El disco se vuelve considerablemente más grueso 
por delante y por detrás de la zona intermedia. El borde posterior 
es, por lo general, algo más grueso que el anterior. En la articulación 
normal, la superficie articular del cóndilo está situada en la zona 
intermedia del disco, limitada por las regiones anterior y posterior, 
que son más gruesas.
FIGURA 1-7 La sutura palatina media (A) procede de la fusión de los dos huesos 
maxilares en el transcurso del desarrollo.
FIGURA 1-8 La rama ascendente (A) se extiende hacia arriba par
Visto desde la parte anterior, el disco es un poco más grueso en 
la parte medial que en la lateral; esto se corresponde con el mayor 
espacio existente entre el cóndilo y la fosa glenoidea en la porción 
medial de la articulación. La forma exacta del discose debe a la 
morfología del cóndilo y la fosa mandibular (fig. 1-14). Durante el 
movimiento, el disco es flexible y puede adaptarse a las exigencias 
funcionales de las superficies articulares. Sin embargo, la flexibilidad 
y la adaptabilidad no implican que la morfología del disco se altere 
de forma reversible durante la función. El disco conserva su mor-
fología a menos que se produzcan fuerzas destructoras o cambios 
estructurales en la articulación. En este caso, la morfología del disco 
puede alterarse de manera irreversible, lo que produce cambios 
biomecánicos durante su función. Estos cambios se comentan en 
los capítulos siguientes.
El disco articular está unido por detrás a una región de tejido 
conjuntivo laxo muy vascularizado e inervado (fig. 1-15). Este tejido 
es el que se conoce como tejido retrodiscal o inserción posterior. Por 
arriba está limitado por una lámina de tejido conjuntivo que contiene 
muchas fibras elásticas, la lámina retrodiscal superior. Esta lámina 
se une al disco articular detrás de la lámina timpánica. En el margen 
inferior de los tejidos retrodiscales se encuentra la lámina retrodiscal 
a formar la apófisis coronoides y el cóndilo; vista oclusal en (B).
FIGURA 1-9 El cóndilo (vista anterior). El polo medial (PM) es más prominente 
que el polo lateral (PL).
6 Parte I  n  Anatomía funcional
inferior, que une el borde posteroinferior del disco al límite pos-
terior de la superficie articular del cóndilo. La lámina retrodiscal 
inferior está formada fundamentalmente por fibras de colágeno, no 
fibras elásticas como las de la lámina retrodiscal superior. El resto del 
tejido retrodiscal se une por detrás a un gran plexo venoso, que se llena 
de sangre cuando el cóndilo se desplaza o traslada hacia delante3,4. 
Las inserciones superior e inferior de la región anterior del disco se 
realizan en el ligamento capsular, que rodea la mayor parte de la 
articulación. La inserción superior se lleva a cabo en el margen anterior 
de la superficie articular del hueso temporal. La inserción inferior se 
encuentra en el margen anterior de la superficie articular del cóndilo. 
Estas dos inserciones están formadas por fibras de colágeno. Delante, 
entre las inserciones del ligamento capsular, el disco también está 
unido por fibras tendinosas al músculo pterigoideo lateral superior.
FIGURA 1-11 Vistas anterior (A) y posterior (B) del cóndilo. Se ha marcado con una lín
posterior del cóndilo es mayor que la de la cara anterior.
FIGURA 1-10 Vista inferior de la superficie del cráneo y la mandíbula. Los cóndilos 
parecen estar algo girados, de manera que si se trazara una línea imaginaria por 
los polos lateral y medial, ésta se extendería en dirección medial y posterior hacia 
el borde anterior del agujero magno.
El disco articular está unido al ligamento capsular no sólo por 
delante y por detrás, sino también por dentro y por fuera. Esto divide 
la articulación en dos cavidades diferenciadas: superior e inferior. La 
cavidad superior está limitada por la fosa mandibular y la superficie 
superior del disco. La cavidad inferior está limitada por el cóndilo 
mandibular y la superficie inferior del disco. Las superficies internas 
de las cavidades están rodeadas por células endoteliales especializadas 
que forman un revestimiento sinovial. Este revestimiento, junto con 
una franja sinovial especializada situada en el borde anterior de los 
tejidos retrodiscales, produce el líquido sinovial, que llena ambas 
cavidades articulares. Es por esto que a la ATM se la considera una 
articulación sinovial. Este líquido sinovial tiene dos finalidades. Pues-
to que las superficies de la articulación son avasculares, el líquido 
sinovial actúa como medio para el aporte de las necesidades meta-
bólicas de estos tejidos. Existe un intercambio libre y rápido entre 
los vasos de la cápsula, el líquido sinovial y los tejidos articulares. El 
líquido sinovial también sirve como lubricante entre las superficies 
articulares durante su función. Las superficies articulares del disco, 
el cóndilo y la fosa son muy suaves; esto hace que el roce durante 
el movimiento se reduzca al mínimo. El líquido sinovial ayuda a 
reducir este roce todavía más.
El líquido sinovial lubrica las superficies articulares mediante 
dos mecanismos. El primero es la llamada lubricación límite, que 
se produce cuando la articulación se mueve y el líquido sinovial es 
impulsado de una zona de la cavidad a otra. El líquido sinovial, que 
se encuentra en los bordes o en los fondos de saco, es impulsado 
hacia la superficie articular y proporciona la lubricación. La lubrica-
ción límite impide el roce en la articulación en movimiento y es el 
mecanismo fundamental de la lubricación articular.
Un segundo mecanismo de lubricación es la llamada lubrica-
ción exudativa. Ésta hace referencia a la capacidad de las superficies 
articulares de absorber una pequeña cantidad de líquido sinovial5. 
Durante el funcionamiento de una articulación se crean fuerzas 
entre las superficies articulares. Estas fuerzas hacen entrar y salir 
una pequeña cantidad de líquido sinovial de los tejidos articulares. 
Éste es el mecanismo mediante el cual se produce el intercambio 
metabólico. Así pues, bajo la acción de fuerzas de compresión, 
se libera una pequeña cantidad de líquido sinovial. Este líquido 
actúa como lubricante entre los tejidos articulares e impide que se 
ea discontinua el borde de la superficie articular. La superficie articular de la cara 
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FIGURA 1-13 Disco articular, fosa y cóndilo (vista lateral). En condiciones norma-
les, el cóndilo está situado sobre la zona intermedia (ZI) más delgada del disco. 
El borde anterior del disco (BA) es bastante más grueso que la zona intermedia; 
el borde posterior (BP) todavía lo es más.
FIGURA 1-12 A,� Estructuras óseas de la ATM (vista lateral). B,� Fosa articular (vista inferior). EA, eminencia articular; FET, fisura escamotimpánica; FM, fosa mandibular.
peguen. La lubricación exudativa ayuda a eliminar el roce cuando 
se comprime la articulación, pero no cuando ésta se mueve. Con 
la lubricación exudativa sólo se impide un pequeño roce, por lo 
que las fuerzas de compresión prolongadas sobre las superficies 
articulares agotan su producción. Las consecuencias de una carga 
estática prolongada sobre las estructuras articulares se comentarán 
en capítulos posteriores.
Histología de las superficies articulares
Las superficies articulares del cóndilo mandibular y la fosa glenoidea 
están constituidas por cuatro capas o zonas distintas (fig. 1-16). La 
capa más superficial recibe el nombre de zona articular. Se encuentra 
junto a la cavidad articular y forma la superficie funcional exterior. 
A diferencia de las capas superficiales de la mayor parte de las ar-
ticulaciones sinoviales, esta capa articular está formada por tejido 
conjuntivo fibroso denso en lugar de cartílago hialino. La mayor 
parte de las fibras de colágeno están dispuestas en haces casi paralelos 
a la superficie articular6,7. Las fibras están fuertemente unidas entre 
sí y son capaces de soportar las fuerzas del movimiento. Se cree 
que este tejido conjuntivo fibroso confiere a la articulación algunas 
ventajas sobre el cartílago hialino. Generalmente es menos sensible 
que el cartílago hialino a los efectos del envejecimiento y, por tanto, 
menos propenso a las roturas con el paso del tiempo. También posee 
una capacidad de autoreparación mucho mayor que la del cartílago 
hialino8. La importancia de estos dos factores es significativa tanto 
en la función como en la disfunción de la ATM y será analizada en 
profundidad en capítulos posteriores.
La segunda zona se denomina zona proliferativa y es fundamen-
talmente de tipo celular. Es en esta zona donde se puede encontrar 
tejido mesenquimatoso indiferenciado. Este tejido es el responsable 
de la proliferacióndel cartílago articular en respuesta a las deman-
das funcionales que soportan las superficies articulares durante la 
función.
La tercera zona es la zona fibrocartilaginosa. En esta zona las fibras 
de colágeno se disponen en haces cruzados, aunque una parte de 
ellas adopta una orientación radial. El fibrocartílago presenta una 
orientación aleatoria; forma una red tridimensional que confiere 
resistencia contra las fuerzas laterales y de compresión.
La cuarta zona, y la más profunda, es la zona calcificada. Está 
formada por condrocitos y condroblastos distribuidos por todo 
el cartílago articular. En esta zona los condrocitos se hipertrofian, 
mueren y pierden su citoplasma, dando lugar a células óseas desde el 
interior de la cavidad medular. La superficie del andamiaje de matriz 
extracelular representa una zona de actividad remodeladora en la que 
el hueso endostal crece igual que lo hace en otras partes del cuerpo.
El cartílago articular está compuesto por condrocitos y una matriz 
intercelular9. Los condrocitos sintetizan el colágeno, los proteo-
glucanos, las glucoproteínas y las enzimas que forman la matriz. 
Los proteoglucanos son moléculas complejas formadas por un núcleo 
proteico y cadenas de glucosaminoglucanos. Los proteoglucanos 
están unidos a una cadena de ácido hialurónico, y constituyen agre-
gados de proteoglucanos que forman una proteína de gran tamaño 
en la matriz (fig. 1-17). Estos agregados son muy hidrófilos y están 
entrelazados por toda la red de colágeno. Dado que estos agregados 
8 Parte I  n  Anatomía funcional
FIGURA 1-14 Disco articular, fosa y cóndilo (vista anterior). El disco se adapta a la morfología de la fosa y el cóndilo. PL, polo lateral; PM, polo medial.
FIGURA 1-15 ATM. Vista lateral (A) y diagrama (B) en el que se indican los componentes anatómicos. CS y CI, cavidad articular superior e inferior; LCA, ligamento 
capsular anterior (colagenoso); LRI, lámina retrodiscal inferior (colagenosa); LRS, lámina retrodiscal superior (elástica); PLS y PLI, músculos pterigoideos laterales superior 
e inferior; SA, superficie articular; TR, tejidos retrodiscales; no se ha dibujado el ligamento discal (colateral). (A cortesía de Per-Lennart Westeson, M.D., Rochester, NY.)
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FIGURA 1-16 Corte histológico de un cóndilo sano que muestra las cuatro zonas: zona articular, zona proliferativa, zona fibrocartilaginosa y zona de cartílago calcificado. 
(De Kerr JB, Atlas of Functional Histology, St. Louis, 1999, Mosby, pág. 182.)
FIGURA 1-17 La red de colágeno interactúa con la red de proteoglucanos en la 
matriz extracelular y juntas forman un compuesto de fibras reforzadas.
tienden a unirse al agua, la matriz se expande y la tensión de las 
fibrillas de colágeno contrarresta la presión que generan al hincharse 
los agregados de proteoglucanos10. De este modo, el líquido inters-
ticial ayuda a soportar las cargas articulares. La presión externa que 
actúa sobre la articulación está en equilibrio con la presión interna 
del cartílago articular. Si aumenta la carga articular, el líquido tisular 
fluye hacia el exterior hasta que se alcanza un nuevo equilibrio. 
Si disminuye la carga, se reabsorbe líquido y el tejido recupera su 
volumen original. El cartílago articular se nutre fundamentalmente 
mediante la difusión del líquido sinovial, que depende de este me-
canismo de bombeo durante la actividad normal11. Este mecanismo 
de bombeo es la base de la lubricación exudativa que hemos descrito 
previamente; se considera que este mecanismo es muy importante 
para el mantenimiento de un cartílago articular sano12.
Inervación de la articulación temporomandibular
Como en cualquier otra articulación, la ATM está inervada por el 
mismo nervio responsable de la inervación motora y sensitiva de 
los músculos que la controlan (el nervio trigémino). La inervación 
aferente depende de ramos del nervio mandibular. La mayor parte 
de la inervación proviene del nervio auriculotemporal, que se separa 
del mandibular por detrás de la articulación y asciende lateral y 
superiormente envolviendo la región posterior de la articulación13. 
Los nervios masetero y temporal profundo aportan el resto de la 
inervación.
Vascularización de la articulación temporomandibular
La ATM está abundantemente irrigada por los diferentes vasos san-
guíneos que la rodean. Los vasos predominantes son la arteria tem-
poral superficial, por detrás, la arteria meníngea media, por delante, 
y la arteria maxilar interna, desde abajo. Otras arterias importantes 
son la auricular profunda, la timpánica anterior y la faríngea as-
cendente. El cóndilo se nutre de la arteria alveolar inferior a través 
de los espacios medulares y también de los «vasos nutricios» que 
penetran directamente en la cabeza condílea, por delante y por detrás, 
procedentes de vasos de mayor calibre14.
LIGAMENTOS
Al igual que en cualquier otro sistema articular, los ligamentos de-
sempeñan un papel importante en la protección de las estructuras. 
Los ligamentos están compuestos por fibras de tejido conjuntivo 
colágeno de longitudes concretas y no son distensibles. No obstante, 
el ligamento puede estirarse si se aplica una fuerza de extensión 
sobre él, ya sea bruscamente o a lo largo de un período de tiempo 
prolongado. Cuando un ligamento se distiende, se altera su capa-
cidad funcional y, por tanto, la función articular. Analizaremos 
esta alteración en capítulos posteriores dedicados a las anomalías 
patológicas de la articulación.
Los ligamentos no intervienen activamente en la función de la 
articulación, sino que constituyen dispositivos de limitación pasiva 
para restringir el movimiento articular. La ATM tiene tres ligamentos 
funcionales de soporte: 1) los ligamentos colaterales, 2) el ligamen-
to capsular y 3) el ligamento temporomandibular (LTM). Existen, 
además, dos ligamentos accesorios: 4) el esfenomandibular y 5) el 
estilomandibular.
Ligamentos colaterales (discales)
Los ligamentos colaterales fijan los bordes medial y lateral del dis-
co articular a los polos del cóndilo. Se denominan habitualmente 
ligamentos discales, y son dos. El ligamento discal medial fija el borde 
medial del disco al polo medial del cóndilo. El ligamento discal late-
ral fija el borde lateral del disco al polo lateral del cóndilo (fig. 1-18). 
Estos ligamentos dividen la articulación en sentido mediolateral en 
las cavidades articulares superior e inferior. Los ligamentos discales 
10 Parte I  n  Anatomía funcional
FIGURA 1-18 ATM (vista anterior). CI, cavidad articular inferior; CS, cavidad arti-
cular superior; DA, disco articular; LC, ligamento capsular; LDL, ligamento discal 
lateral; LDM, ligamento discal medial.
FIGURA 1-19 Ligamento capsular (vista lateral); se extiende anteriormente para 
incluir la eminencia articular y envuelve toda la superficie articular.
FIGURA 1-20 Ligamento TM (vista lateral). Se muestran dos partes distintas: la 
porción oblicua externa (POE) y la porción horizontal interna (PHI). La POE limita 
el movimiento de apertura rotacional normal; la PHI limita el movimiento hacia 
atrás del cóndilo y el disco.
son ligamentos verdaderos, formados por fibras de tejido conjuntivo 
colágeno, y, por tanto, no son distensibles. Actúan limitando el 
movimiento de alejamiento del disco respecto del cóndilo. En otras 
palabras, permiten que el disco se mueva pasivamente con el cóndilo 
cuando éste se desliza hacia delante y hacia atrás. Las inserciones de 
los ligamentos discales permiten una rotación del disco en sentido 
anterior y posterior sobre la superficie articular del cóndilo. En 
consecuencia, estos ligamentos son responsables del movimiento 
de bisagra de la ATM, que se produce entre el cóndilo y el disco 
articular.
Los ligamentos discales están vascularizados e inervados. Su 
inervación proporciona información relativa a la posición y almovimiento de la articulación. Una tensión en estos ligamentos 
produce dolor.
Ligamento capsular
Como se ha mencionado, toda la ATM está rodeada y envuelta por el 
ligamento capsular (fig. 1-19). Las fibras de este ligamento se insertan, 
por la parte superior, en el hueso temporal a lo largo de los bordes 
de las superficies articulares de la fosa mandibular y la eminencia 
articular. Por la parte inferior, las fibras del ligamento capsular se 
unen al cuello del cóndilo. El ligamento capsular actúa oponiendo 
resistencia ante cualquier fuerza medial, lateral o inferior que tienda 
a separar o luxar las superficies articulares. Una función importante 
del ligamento capsular es envolver la articulación y retener el líquido 
sinovial. El ligamento capsular está bien inervado y proporciona 
una retroalimentación propioceptiva respecto de la posición y el 
movimiento de la articulación.
Ligamento temporomandibular
La parte lateral del ligamento capsular está reforzada por unas 
fibras tensas y resistentes que forman el ligamento lateral o liga-
mento temporomandibular (TM). Este ligamento tiene dos partes: 
una porción oblicua externa y otra horizontal interna (fig. 1-20). 
La porción externa se extiende desde la superficie externa del tubérculo 
articular y la apófisis cigomática en dirección posteroinferior hasta 
la superficie externa del cuello del cóndilo. La porción horizontal 
interna se extiende desde la superficie externa del tubérculo articular 
y la apófisis cigomática en dirección posterior y horizontal hasta el 
polo lateral del cóndilo y la parte posterior del disco articular.
La porción oblicua del ligamento TM evita la excesiva caída del 
cóndilo y limita, por tanto, la amplitud de apertura de la boca. Esta 
porción del ligamento también influye en el movimiento de apertura 
normal de la mandíbula. Durante la fase inicial de ésta, el cóndilo 
puede girar alrededor de un punto fijo hasta que, cuando su punto de 
inserción en el cuello del cóndilo rota posteriormente, el ligamento 
TM está en tensión. Cuando el ligamento está tenso, el cuello del 
cóndilo no puede girar más. Para que la boca pudiera abrirse más, 
el cóndilo tendría que desplazarse hacia abajo y hacia delante por 
la eminencia articular (fig. 1-21). Este efecto puede demostrarse 
clínicamente al cerrar la boca mientras se aplica una leve fuerza pos-
terior sobre el mentón. Al aplicar esta fuerza, la mandíbula se abre 
con facilidad hasta que los dientes anteriores tienen una separación 
de 20-25 mm. En este punto se aprecia una resistencia cuando se abre 
más la mandíbula. Si se aumenta aún más la apertura, se producirá 
un cambio claro en dicho movimiento, que se corresponde con el 
cambio de la rotación del cóndilo alrededor de un punto fijo al 
movimiento hacia delante y hacia abajo de la eminencia articular. 
Este cambio en el movimiento de apertura es producido por la 
tensión del ligamento TM.
Esta característica especial del ligamento TM, que limita la apertu-
ra rotacional, sólo se encuentra en el ser humano. En posición erguida 
y con la columna vertebral en vertical, el movimiento de apertura 
rotacional continuado conseguiría que la mandíbula presionara 
11Capítulo 1  n  Anatomía funcional y biomecánica del sistema masticatorio
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FIGURA 1-21 Efecto de la porción oblicua externa del ligamento TM. Cuando se abre la boca, los dientes pueden separarse de 20 a 25 mm (de A a B) sin que los 
cóndilos se muevan de las fosas. En B, los ligamentos TM están completamente extendidos. Cuando se abre más la boca, obligan a los cóndilos a desplazarse hacia 
abajo y hacia delante y salen de las fosas. Esto crea un segundo arco de apertura (de B a C).
FIGURA 1-22 Mandíbula, articulación temporomandibular y ligamentos acce-
sorios.
en las estructuras submandibulares y retromandibulares vitales del 
cuello. La porción oblicua externa del ligamento TM actúa evitando 
esta presión.
La porción horizontal interna del ligamento TM limita el movi-
miento hacia atrás del cóndilo y el disco. Cuando una fuerza aplicada 
en la mandíbula desplaza el cóndilo hacia atrás, esta porción del liga-
mento se tensa e impide su desplazamiento hacia la región posterior 
de la fosa mandibular. Así pues, el ligamento TM protege los tejidos 
retrodiscales de los traumatismos que produce el desplazamiento del 
cóndilo hacia atrás. La porción horizontal interna también protege 
el músculo pterigoideo lateral de una excesiva distensión. La eficacia 
de este ligamento se pone de manifiesto en casos de traumatismo 
extremo en la mandíbula. En estos casos, se observará que el cuello 
del cóndilo se fractura antes de que se seccionen los tejidos retrodis-
cales o de que el cóndilo entre en la fosa craneal media.
Ligamento esfenomandibular
El ligamento esfenomandibular es uno de los dos ligamentos ac-
cesorios de la ATM (fig. 1-22). Tiene su origen en la espina del es-
fenoides y se extiende hacia abajo hasta una pequeña prominencia 
ósea, situada en la superficie medial de la rama de la mandíbula, 
denominada língula. No tiene efectos limitantes de importancia en 
el movimiento mandibular.
Ligamento estilomandibular
El segundo ligamento accesorio es el ligamento estilomandibular 
(v. fig. 1-22). Se origina en la apófisis estiloides y se extiende hacia 
abajo y hacia delante hasta el ángulo y el borde posterior de la rama 
de la mandíbula. Se tensa cuando existe protrusión de la mandíbula, 
pero está relajado cuando la boca se encuentra abierta. Así pues, el 
ligamento estilomandibular limita los movimientos de protrusión 
excesiva de la mandíbula.
MÚSCULOS DE LA MASTICACIÓN
Los componentes esqueléticos del cuerpo se mantienen unidos y se 
mueven gracias a los músculos esqueléticos, que son responsables 
de la locomoción necesaria para la supervivencia del individuo. Los 
músculos están constituidos por numerosas fibras cuyo diámetro os-
cila entre 10 y 80 mm. A su vez, cada una de esas fibras está formada 
por subunidades cada vez más pequeñas. En la mayoría de los mús-
culos las fibras abarcan toda la longitud muscular, excepto un 2% 
de las mismas. Cada fibra está inervada por una única terminación 
nerviosa, que se encuentra cercana al punto medio de la misma. El 
área en la que se encuentran más conexiones de este tipo recibe el 
nombre de placa motora terminal. El extremo de la fibra muscular se 
fusiona con una fibra tendinosa y, a su vez, las fibras tendinosas se 
juntan en haces para formar el tendón muscular que se inserta en el 
hueso. Cada fibra muscular contiene cientos o miles de miofibrillas, 
cada una de las cuales está formada por unos 1.500 filamentos de 
miosina y 3.000 filamentos de actina, que son grandes moléculas 
proteicas polimerizadas responsables de la contracción muscular. En 
otros textos puede encontrarse una descripción más completa de la 
fisiología de la contracción muscular15.
Las fibras musculares pueden dividirse en varios tipos en función 
de la cantidad de mioglobina (un pigmento parecido a la hemoglo-
bina) que contienen. Las fibras con mayor contenido de mioglobina 
son de un color rojo más oscuro y se contraen lentamente pero 
de forma más mantenida. Estas fibras reciben el nombre de fibras 
musculares lentas o de tipo I. Las fibras lentas tienen un metabolismo 
aerobio muy desarrollado y, por tanto, son resistentes a la fatiga. Las 
12 Parte I  n  Anatomía funcional
FIGURA 1-23 A,� Músculo masetero. PP, porción profunda; PS, porción superficial. B,� Función: elevación de la mandíbula.
fibras con una concentración menor de mioglobina son más pálidas 
y reciben el nombre de fibras rápidas o de tipo II. Estas fibras poseen 
menos mitocondrias y dependen más del metabolismo anaerobio 
para funcionar. Las fibras musculares rápidas pueden contraerse 
rápidamente, pero se fatigan pronto.
Todos los músculos esqueléticos contienen una mezcla de fibras 
lentas y rápidas en proporciones variables, dependiendo de la funciónde cada uno de ellos. Los músculos que tienen que responder con 
rapidez incluyen fundamentalmente fibras blancas. Los músculos 
que intervienen sobre todo en actividades lentas y continuas tienen 
mayores proporciones de fibras lentas.
Existen cuatro pares de músculos que forman el grupo de los 
músculos de la masticación: el masetero, el temporal, el pterigoideo 
medial y el pterigoideo lateral. Aunque no se los considera mús-
culos masticatorios, los digástricos también desempeñan un papel 
importante en la función mandibular y se comentan, por tanto, 
en este apartado. Cada uno de los músculos se describe según sus 
inserciones, la dirección de las fibras y su función.
Masetero
El masetero es un músculo rectangular que tiene su origen en el arco 
cigomático y se extiende hacia abajo hasta la cara lateral del borde 
inferior de la rama de la mandíbula (fig. 1-23). Su inserción en la 
mandíbula va desde la región del segundo molar en el borde inferior 
en dirección posterior, incluyendo el ángulo. Está formado por dos 
porciones o vientres: la porción superficial, formada por fibras con un 
trayecto descendente y ligeramente hacia atrás, y la porción profunda, 
formada por fibras que transcurren en una dirección vertical, sobre 
todo.
Cuando las fibras del masetero se contraen, la mandíbula se eleva 
y los dientes entran en contacto. El masetero es un músculo potente 
que proporciona la fuerza necesaria para una masticación eficiente. 
Su porción superficial también puede facilitar la protrusión de la 
mandíbula. Cuando ésta se halla protruida y se aplica una fuerza de 
masticación, las fibras de la porción profunda estabilizan el cóndilo 
frente a la eminencia articular.
Temporal
El temporal es un músculo grande, en forma de abanico, que se 
origina en la fosa temporal y en la superficie lateral del cráneo. Sus 
fibras se reúnen, en el trayecto hacia abajo, entre el arco cigomáti-
co y la superficie lateral del cráneo para formar un tendón que se 
inserta en la apófisis coronoides y el borde anterior de la rama as-
cendente. Puede dividirse en tres zonas distintas según la dirección 
de las fibras y su función final (fig. 1-24). La porción anterior está 
formada por fibras con una dirección casi vertical. La porción media 
contiene fibras con un trayecto oblicuo por la cara lateral del cráneo 
(y algo hacia delante en su transcurso descendente). La porción pos-
terior está formada por fibras con una alineación casi horizontal que 
van hacia delante por encima del oído para unirse a otras fibras del 
músculo temporal a su paso por debajo del arco cigomático.
Cuando el músculo temporal se contrae, se eleva la mandíbula y 
los dientes entran en contacto. Si sólo se contraen algunas porciones, 
la mandíbula se desplaza siguiendo la dirección de las fibras que se 
activan. Cuando se contrae la porción anterior, la mandíbula 
se eleva verticalmente. La contracción de la porción media produce 
la elevación y la retracción de la mandíbula. La función de la porción 
posterior es algo controvertida. Aunque parece que la contracción 
de esta porción puede causar una retracción mandibular, DuBrul16 
sugiere que las únicas fibras importantes son las que están situadas 
debajo de la apófisis cigomática y que la contracción produce una 
elevación y tan sólo una ligera retracción. Dado que la angulación 
de sus fibras musculares es variable, el músculo temporal es capaz de 
coordinar los movimientos de cierre. Así pues, se trata de un músculo 
de posicionamiento importante de la mandíbula.
Pterigoideo medial
El músculo pterigoideo medial (interno) tiene su origen en la fosa 
pterigoidea y se extiende hacia abajo, hacia atrás y hacia fuera para 
insertarse a lo largo de la superficie medial del ángulo mandibular 
(fig. 1-25). Junto con el masetero, forma el cabestrillo muscular que 
soporta la mandíbula en el ángulo mandibular. Cuando sus fibras 
se contraen, se eleva la mandíbula y los dientes entran en contacto. 
Este músculo también es activo en la protrusión de la mandíbula. 
La contracción unilateral producirá un movimiento de mediotrusión 
mandibular.
Pterigoideo lateral
Durante mucho tiempo se describió el músculo pterigoideo lateral 
(externo) con dos porciones o vientres diferenciados: uno inferior 
y otro superior. Dado que anatómicamente parecía que el músculo 
era todo uno en cuanto a su estructura y su función, esta descripción 
resultó aceptable hasta que los estudios realizados demostraron 
otra cosa17,18. En la actualidad se considera que los dos vientres 
13Capítulo 1  n  Anatomía funcional y biomecánica del sistema masticatorio
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FIGURA 1-24 A,� Músculo temporal. PA, porción anterior; PM; porción media; PP, porción posterior. B,� Función: elevación de la mandíbula. El movimiento exacto 
viene indicado por la localización de las fibras o la porción que se activa.
FIGURA 1-25 A,� Músculo pterigoideo medial. B,� Función: elevación de la mandíbula.
del músculo pterigoideo lateral actúan de forma muy distinta. Por 
tanto, en este texto se considera el pterigoideo lateral dividido e 
identificado como dos músculos diferenciados y distintos, teniendo 
en cuenta que sus funciones son casi contrarias. Estos músculos se 
describirán como 1) el pterigoideo lateral inferior y 2) el pterigoideo 
lateral superior.
Pterigoideo lateral inferior. El músculo pterigoideo externo 
inferior tiene su origen en la superficie externa de la lámina pterigoi-
dea lateral y se extiende hacia atrás, hacia arriba y hacia fuera hasta 
insertarse en el cuello del cóndilo (fig. 1-26). Cuando los pterigoideos 
laterales inferiores derecho e izquierdo se contraen simultáneamente, 
los cóndilos son traccionados hacia delante desde las eminencias 
articulares hacia abajo y se produce una protrusión de la mandíbula. 
La contracción unilateral crea un movimiento de mediotrusión de 
ese cóndilo y origina un movimiento lateral de la mandíbula hacia 
el lado contrario. Cuando este músculo actúa con los depresores 
mandibulares, la mandíbula desciende y los cóndilos se deslizan 
hacia delante y hacia abajo sobre las eminencias articulares.
Pterigoideo lateral superior. El músculo pterigoideo lateral 
superior es considerablemente más pequeño que el inferior y tiene 
su origen en la superficie infratemporal del ala mayor del esfenoides; 
se extiende casi horizontalmente, hacia atrás y hacia fuera, hasta su 
inserción en la cápsula articular, en el disco y en el cuello del cóndilo 
(v. figs. 1-15 y 1-26). La inserción exacta del pterigoideo lateral su-
perior en el disco es motivo de discusión. Aunque algunos autores19 
sugieren que no hay inserción, la mayor parte de los estudios revelan 
la presencia de una unión entre músculo y disco14,20-24. La mayoría 
de las fibras del músculo pterigoideo lateral superior (un 60-70%) se 
insertan en el cuello del cóndilo, y sólo un 30-40% se unen al disco. 
Es también importante señalar igualmente que las inserciones son 
más abundantes en la parte medial que en la lateral. Abordando las 
estructuras articulares desde la cara lateral se observarían pocas o 
14 Parte I  n  Anatomía funcional
FIGURA 1-26 A,� Músculos pterigoideos laterales inferior y superior. B,� Función del músculo pterigoideo lateral inferior: protrusión de la mandíbula.
FIGURA 1-27 A,� Cuando el cóndilo mantiene una relación normal con la fosa, las inserciones de los músculos pterigoideos laterales superior e inferior ejercen una 
tracción hacia dentro y hacia delante sobre el cóndilo y el disco (flechas). B,� Cuando el cóndilo se desplaza hacia delante desde su posición en la fosa, la tracción pasa 
a tener una dirección más medial (flechas).
ninguna inserción del músculo. Esto puede explicar la divergencia 
en las observaciones de estos estudios.
Mientras que el pterigoideo lateral inferior actúa durante la aper-
tura, el superior se mantiene inactivo y sólo entra en acción junto con 
los músculos elevadores. El pterigoideolateral superior es muy activo 
al morder con fuerza y al mantener los dientes juntos. El término 
morder con fuerza hace referencia al movimiento que comporta el 
cierre de la mandíbula contra una resistencia; por ejemplo, al mas-
ticar o al apretar los dientes. La importancia funcional del músculo 
pterigoideo lateral superior se comenta con mayor detalle en el 
apartado siguiente, dedicado a la biomecánica de la ATM.
Obsérvese que la tracción de ambos pterigoideos laterales sobre el 
disco y el cóndilo va en una dirección predominantemente anterior, 
pero también tiene un componente notablemente medial (fig. 1-27). 
A medida que el cóndilo se desplaza hacia delante, la angulación 
medial de la tracción de estos músculos aumenta todavía más. Cuan-
do la boca está muy abierta, la dirección de la tracción muscular es 
más medial que anterior.
Conviene señalar que aproximadamente un 80% de las fibras que 
forman ambos músculos pterigoideos laterales son fibras lentas (de 
tipo I)25,26. Esto parece indicar que estos músculos son relativamente 
resistentes a la fatiga y pueden servir para sujetar el cóndilo durante 
períodos prolongados sin dificultad.
Digástrico
Aunque el músculo digástrico no se considera, por lo general, un 
músculo de la masticación, tiene una importante influencia en la 
función de la mandíbula. Se divide en dos porciones o vientres 
(fig. 1-28). El vientre posterior tiene su origen en la escotadura 
mastoidea, justo medial a la apófisis mastoides; sus fibras discurren 
hacia delante, hacia abajo y hacia dentro hasta el tendón intermedio, 
en el hueso hioides. El vientre anterior se origina en la fosa sobre 
la superficie lingual de la mandíbula, encima del borde inferior y 
cerca de la línea media, y sus fibras discurren hacia abajo y hacia 
atrás hasta insertarse en el mismo tendón al que va a parar el vientre 
posterior.
Cuando los músculos digástricos derecho e izquierdo se contraen 
y el hueso hioides está fijado por los músculos suprahioideo e in-
frahioideo, la mandíbula desciende y es traccionada hacia atrás, y los 
dientes se separan. Cuando la mandíbula está estable, los músculos 
15Capítulo 1  n  Anatomía funcional y biomecánica del sistema masticatorio
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FIGURA 1-28 A,� Músculo digástrico. B,� Descenso de la mandíbula.
FIGURA 1-29 El movimiento de la cabeza y el cuello es el resultado de la tracción 
finamente coordinada de muchos músculos. Los músculos de la masticación sólo 
son una parte de ese complejo sistema.
digástricos y los músculos suprahioideo e infrahioideo elevan el hueso 
hioides, lo cual es necesario para la deglución.
El digástrico se encuentra entre los muchos músculos que hacen 
descender la mandíbula y elevan el hueso hioides (fig. 1-29). En 
general, los músculos que van de la mandíbula al hueso hioides 
se denominan suprahioideos y los que van del hueso hioides a la 
clavícula y al esternón, infrahioideos. Los músculos suprahioideos e 
infrahioideos desempeñan un importante papel en la coordinación 
de la función mandibular. Esto también ocurre con muchos de los 
numerosos músculos de la cabeza y el cuello. Puede observarse 
rápidamente que el estudio de la función mandibular no se limita a 
los músculos de la masticación. Otros músculos importantes, como 
el esternocleidomastoideo y los posteriores del cuello, también 
desempeñan un importante papel en la estabilización del cráneo y 
permiten que se realicen movimientos controlados de la mandíbula. 
Existe un equilibrio dinámico finamente regulado entre todos los 
músculos de la cabeza y el cuello, y esto debe tenerse en cuenta 
para comprender la fisiología de los movimientos mandibulares. 
Cuando una persona bosteza, la cabeza se desplaza hacia atrás 
por la contracción de los músculos posteriores del cuello, lo cual 
eleva los dientes del maxilar. Este sencillo ejemplo pone de relieve 
que incluso el funcionamiento normal del sistema masticatorio 
utiliza muchos más músculos que los estrictamente considerados 
masticadores. Al conocer esta relación, puede comprenderse que 
cualquier efecto en la función de los músculos de la masticación 
también produce un efecto sobre otros músculos de la cabeza y 
el cuello. En el capítulo 2 se presenta una revisión más detallada 
de la fisiología de todo el sistema masticatorio. En la tabla 1-1 se 
muestra un resumen de las características anatómicas de los mús-
culos de la masticación.
Biomecánica de la articulación 
temporomandibular
La ATM es una articulación muy compleja. El hecho de que exis-
tan dos ATM conectadas al mismo hueso (la mandíbula) complica 
todavía más el funcionamiento de todo el sistema masticatorio. Cada 
articulación puede actuar simultáneamente sin la otra. Es esencial y 
básico un sólido conocimiento de la biomecánica de la ATM para 
estudiar la función y disfunción del sistema masticatorio.
La ATM es una articulación compuesta. Su estructura y función 
pueden dividirse en dos sistemas distintos:
1. Los tejidos que rodean la cavidad sinovial inferior (es decir, el 
cóndilo y el disco articular) forman un sistema articular. Dado 
que el disco está fuertemente unido al cóndilo mediante los 
ligamentos discales lateral y medial, el único movimiento fisio-
lógico que puede producirse entre estas superficies es la rotación 
del disco sobre la superficie articular del cóndilo. El disco y su 
inserción en el cóndilo se denominan complejo cóndilo-disco y 
constituyen el sistema articular responsable del movimiento de 
rotación de la ATM.
2. El segundo sistema está formado por el complejo cóndilo-disco 
que actúa contra la superficie de la fosa mandibular. Dado que 
el disco no está fuertemente unido a la fosa articular, es posible 
16 Parte I  n  Anatomía funcional
TABLA 1-1 Características anatómicas de los músculos de la masticación
Músculo Origen Inserción Función Inervación Irrigación
Masetero Apófisis cigomática 
del maxilar y dos tercios 
anteriores del borde 
inferior del arco cigomático
Ángulo y mitad inferior 
de la superficie lateral 
de la rama de la mandíbula
Eleva la mandíbula, 
participa en la protrusión
Ramo maseterino 
del nervio 
mandibular del 
nervio trigémino
Arteria maseterina
Temporal Parte lateral del cráneo 
hasta toda la extensión 
de la línea temporal 
superior
Borde anterior de la 
apófisis coronoides 
y borde anterior de la rama 
de la mandíbula hasta 
el último molar
Eleva la mandíbula, 
participa en la retrusión
Nervio temporal 
profundo desde 
el ramo mandibular 
del nervio trigémino
Arterias temporales 
anterior, posterior 
y superficial
Pterigoideo medial Superficie medial de la 
placa pterigoidea lateral 
y superficie hendida 
de la apófisis piramidal 
del hueso palatino
Parte inferior y posterior 
de la superficie medial de 
la rama y el ángulo 
de la mandíbula, a la altura 
del agujero mandibular
Eleva la mandíbula, 
participa en la protrusión
Ramo mandibular del 
nervio trigémino
Rama pterigoidea 
de la arteria maxilar
Pterigoideo lateral 
superior
Parte inferior de la 
superficie lateral del ala 
mayor del esfenoides 
y cresta infratemporal
Cuello del cóndilo 
mandibular y margen 
frontal del disco articular
Estabiliza el cóndilo y 
el disco durante la carga 
mandibular (es decir, 
masticación unilateral)
Ramo pterigoideo 
del nervio trigémino
Rama pterigoidea 
de la arteria maxilar
Pterigoideo lateral 
inferior
Superficie lateral de la 
placa pterigoidea lateral
Cuello del cóndilo 
mandibular
Protruye la mandíbula, 
participa en los 
movimientos laterales y 
en la apertura de la boca
Ramo pterigoideo 
del nervio trigémino
Rama pterigoidea 
de la arteria maxilar
Digástrico anterior Depresión en la superficie 
interna del borde inferior 
de la mandíbula, cerca 
de la sínfisis
Tendón que atraviesa una 
polea tendinosa insertada 
en el hueso hioides. 
El digástrico anterior 
se inserta en el tendón 
del músculo digástrico 
posterior
Deprime la mandíbula 
y elevael hueso hioides
Ramo mandibular 
del nervio trigémino 
y nervio milohioideo
Arteria 
submentoniana
Digástrico posterior Superficie inferior 
del cráneo, desde la 
escotadura mastoidea 
en la superficie medial 
de la apófisis mastoides 
del hueso temporal y una 
hendidura profunda entre 
la apófisis mastoides 
y la apófisis estiloides
Tendón que atraviesa una 
polea tendinosa insertada 
en el hueso hioides. 
El digástrico posterior 
se inserta en el tendón 
del músculo digástrico 
anterior
Deprime la mandíbula 
y eleva el hueso hioides
Ramo digástrico 
del nervio facial
Arteria lingual 
y arteria facial
un movimiento libre de deslizamiento entre estas superficies 
en la cavidad superior. Este movimiento se produce cuando la 
mandíbula se desplaza hacia delante (lo que se denomina tras-
lación). La traslación se produce en la cavidad articular superior 
entre la superficie superior del disco articular y la fosa mandibular. 
Así pues, el disco articular actúa como un hueso sin osificar que 
participa en ambos sistemas articulares; la función del disco jus-
tifica, por tanto, la clasificación de la ATM como una verdadera 
articulación compuesta (fig. 1-30, A,B).
Al disco articular también se le denomina menisco. Sin embargo, 
no es, en modo alguno, un menisco. Por definición, un menisco 
es una media luna cuneiforme formada por fibrocartílago que está 
unido por un lado a la cápsula articular y sin inserción en el otro lado, 
que se extiende libremente dentro de los espacios articulares. Un 
menisco no divide una cavidad articular, aislando el líquido sinovial, 
ni actúa como determinante del movimiento de la articulación. En 
cambio, tiene una función pasiva para facilitar el movimiento entre 
las partes óseas. Los meniscos típicos se encuentran en la articula-
ción de la rodilla. En la ATM, el disco actúa como una verdadera 
superficie articular en ambos sistemas articulares y, por tanto, es más 
exacta la denominación de disco articular.
Una vez descritos los dos sistemas articulares individuales po-
demos considerar de nuevo el conjunto de la ATM. Las superficies 
articulares no tienen fijación ni unión estructural, pero es preciso que 
se mantenga constantemente el contacto para que no se pierda la 
estabilidad de la articulación. Esta estabilidad se mantiene gracias a la 
constante actividad de los músculos, principalmente los elevadores, 
que traccionan desde la articulación. Incluso en la situación de repo-
so, estos músculos se encuentran en un estado de leve contracción 
que se denomina tono. Esta característica se comenta en el capítulo 2. 
A medida que aumenta la actividad muscular, el cóndilo es empujado 
progresivamente contra el disco y éste contra la fosa mandibular, lo 
cual da lugar a un aumento de la presión interarticular* de estas es-
tructuras27-29. En ausencia de una presión interarticular, las superficies 
articulares se separarán y se producirá, técnicamente, una luxación.
La amplitud del espacio del disco articular varía con la presión 
interarticular. Cuando la presión es baja, como ocurre en la posición 
de reposo, el espacio discal se ensancha. Cuando la presión es alta 
(p. ej., al apretar los dientes), el espacio discal se estrecha. El contorno 
*La presión interarticular es la presión entre las superficies articulares de la 
articulación.
17Capítulo 1  n  Anatomía funcional y biomecánica del sistema masticatorio
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FIGURA 1-30 A,� Movimiento normal del cóndilo y el disco durante la apertura de la boca. A medida que él cóndilo sale de la fosa, el disco rota posteriormente en el 
cóndilo. El movimiento rotacional se produce principalmente en el espacio articular inferior, mientras que la traslación se produce fundamentalmente en el espacio 
articular superior. B,� Los mismos movimientos se observan en las muestras de cadáveres. (Cortesía de Terry Tanaka, M.D., San Diego, CA.)
y el movimiento del disco permiten un contacto constante de las 
superficies articulares, que es necesario para la estabilidad de la 
articulación. Al aumentar la presión interarticular, el cóndilo se 
sitúa en la zona intermedia y más delgada del disco. Cuando la 
presión se reduce y el espacio discal se ensancha, el disco rota para 
rellenar este espacio con una parte más gruesa. Dado que las bandas 
anterior y posterior del disco son más anchas que la zona intermedia, 
técnicamente el disco podría girar tanto hacia delante como hacia 
atrás para cumplir esta función. El sentido de la rotación del disco no 
está determinado al azar, sino por las estructuras unidas a los bordes 
anterior y posterior del disco.
Adheridos al borde posterior del disco articular se encuentran 
los tejidos retrodiscales, que algunas veces reciben el nombre de 
inserción posterior. Como se ha indicado, la lámina retrodiscal 
superior está formada por cantidades variables de tejido conjunti-
vo elástico. Dado que este tejido tiene propiedades elásticas y que 
queda algo plegado sobre sí mismo en la posición de boca cerrada, 
el cóndilo puede salir fácilmente de la fosa articular sin dañar la 
lámina retrodiscal superior. Cuando la boca está cerrada (es decir, 
en posición articular cerrada), la tracción elástica sobre el disco es 
mínima o nula. Sin embargo, durante la apertura mandibular, cuando 
el cóndilo es traccionado en dirección a la eminencia articular, la 
lámina retrodiscal superior se distiende cada vez más y crea fuerzas de 
retracción más fuertes sobre el disco. En la posición completamente 
avanzada, la fuerza de retracción posterior sobre el disco que crea 
la tensión de la lámina retrodiscal superior distendida es máxima. 
La presión interarticular y la morfología del disco impiden una 
retracción excesiva posterior de éste. En otras palabras, cuando la 
mandíbula se desplaza totalmente hacia delante y durante su retorno, 
la fuerza de retracción de la lámina retrodiscal superior mantiene al 
disco rotado tan posteriormente sobre el cóndilo como lo permite la 
anchura del espacio discal articular. Este principio es importante para 
comprender la función articular. Asimismo, conviene recordar que 
la lámina retrodiscal superior es la única estructura capaz de retraer 
el disco posteriormente sobre el cóndilo, aunque esta fuerza retráctil 
aparece únicamente durante los movimientos de gran apertura bucal.
Unido al borde anterior del disco articular se encuentra el mús-
culo pterigoideo lateral superior. Cuando este músculo está activo, las 
18 Parte I  n  Anatomía funcional
fibras insertadas en el disco tiran de él hacia delante y hacia dentro. 
Así pues, el músculo pterigoideo lateral superior técnicamente es 
un protractor del disco. Recuérdese, sin embargo, que este músculo 
también se inserta en el cuello del cóndilo. Esta doble inserción no 
permite que el músculo tire del disco por el espacio discal. Sin em-
bargo, la protracción del disco no se produce durante la apertura de 
la mandíbula. Cuando el pterigoideo lateral inferior tira del cóndilo 
hacia delante, el pterigoideo lateral superior permanece inactivo y no 
desplaza el disco hacia delante junto con el cóndilo. El pterigoideo 
lateral superior se activa sólo junto con la actividad de los músculos 
elevadores durante el cierre mandibular al morder con fuerza.
Es importante conocer los factores por los que el disco se des-
plaza hacia delante con el cóndilo en ausencia de actividad del 
músculo pterigoideo lateral superior. El ligamento capsular anterior 
une el disco al borde anterior de la superficie articular del cóndilo 
(v. fig. 1-15). También la lámina retrodiscal inferior une el borde 
posterior del disco al margen posterior de la superficie articular del 
cóndilo. Ambos ligamentos están formados por fibras colagenosas 
que no se distienden. Así pues, la deducción lógica es que fuerzan 
una traslación del disco hacia delante con el cóndilo. Sin embargo, 
aunque lógica, esta deducción es incorrecta: estas estructuras no son 
responsables,de manera primaria, del movimiento del disco con el 
cóndilo. Recuérdese que los ligamentos no participan activamente 
en la función articular normal, sino que tan sólo limitan de modo 
pasivo los movimientos extremos. El mecanismo por el que el 
disco se mantiene junto al cóndilo en traslación depende de la 
morfología del disco y de la presión interarticular. En presencia 
de un disco articular de forma normal, la superficie articular del 
cóndilo se sitúa en la zona intermedia, entre las dos porciones más 
gruesas. Cuando la presión interarticular aumenta, el espacio discal 
se estrecha, y con ello el cóndilo se asienta de manera más clara 
en la zona intermedia.
Durante la traslación, la combinación de la morfología discal con 
la presión interarticular mantiene el cóndilo en la zona intermedia 
y se fuerza al disco a desplazarse hacia delante con el cóndilo. Por 
ello, la morfología del disco es de enorme importancia para mantener 
una posición adecuada durante el funcionamiento. La morfología 
adecuada y la presión interarticular constituyen un importante factor 
de autoposicionamiento del disco. Sólo cuando la morfología discal 
se ha alterado en gran medida, las inserciones ligamentosas del disco 
influyen en la función articular. Cuando esto ocurre, la biomecánica 
de la articulación se altera y aparecen signos disfuncionales. Estos 
trastornos se comentan con detalle en capítulos posteriores.
Al igual que ocurre con la mayoría de los músculos, el mús-
culo pterigoideo lateral superior se mantiene constantemente en 
un estado de contracción leve o tono, que ejerce una ligera fuerza 
anterior y medial sobre el disco. En la posición de reposo cerrada, 
esta fuerza anterior y medial supera, casi siempre, a la fuerza de 
retracción elástica posterior producida por la lámina retrodiscal 
superior no distendida. Por tanto, en la posición de reposo cerrada, 
cuando la presión interarticular es baja y el espacio discal es ancho, 
el disco ocupará la posición de rotación anterior máxima sobre el 
cóndilo que permite la anchura del espacio. En otras palabras, en 
reposo con la boca cerrada, el cóndilo estará en contacto con las 
zonas intermedia y posterior del disco.
Esta relación del disco se mantiene durante los movimientos 
pasivos mínimos de rotación y traslación de la mandíbula. En cuanto 
el cóndilo se desplaza lo suficiente hacia delante como para conseguir 
que la fuerza de retracción de la lámina retrodiscal superior sea 
mayor que la fuerza del tono muscular del músculo pterigoideo 
lateral superior, el disco gira hacia atrás en el grado que le permite la 
anchura del espacio discal. Cuando el cóndilo vuelve a la posición de 
reposo cerrada, el tono del pterigoideo lateral superior pasa a ser de 
nuevo la fuerza predominante y el disco vuelve a desplazarse hacia 
delante, en la medida en que lo permite el espacio discal (fig. 1-31).
La importancia funcional del músculo pterigoideo lateral su-
perior se pone de manifiesto cuando se observan los efectos de la 
fuerza ejercida durante la masticación unilateral. Cuando el paciente 
muerde un alimento duro con un lado (p. ej., un filete muy duro), 
las ATM no soportan las mismas cargas. Esto se debe a que la 
fuerza de cierre no se aplica sobre la articulación, sino sobre el 
alimento. La mandíbula actúa como una palanca sobre el punto 
de apoyo constituido por el alimento duro y provoca un aumento 
de la presión interarticular en la articulación contralateral y una 
disminución brusca de la presión interarticular en la articulación 
ipsilateral (es decir, del mismo lado)30,31. Esto puede provocar una 
separación de las superficies articulares y dar lugar a una luxación 
de la articulación ipsilateral. Para evitarlo, el músculo pterigoideo 
lateral superior se activa durante la acción de cierre con fuerza y el 
disco gira hacia delante sobre el cóndilo, de tal forma que el borde 
posterior más grueso del disco mantenga el contacto articular. De 
esta manera se mantiene la estabilidad articular durante el cierre con 
fuerza de la masticación. Cuando los dientes atraviesan el alimento 
y se aproximan al contacto interdentario, la presión interarticular 
aumenta. A medida que se incrementa la presión, se reduce el es-
pacio discal y el disco sufre una rotación mecánica hacia atrás, y de 
este modo la zona intermedia más delgada llena el espacio. Cuando 
se interrumpe la fuerza de cierre, se recupera de nuevo la posición 
de reposo cerrada.
El conocimiento profundo de estos conceptos básicos de la fun-
ción de la ATM es esencial para comprender la disfunción articular. 
La función biomecánica normal de la ATM debe seguir los principios 
ortopédicos que acaban de presentarse. Recuérdese lo siguiente:
1. Los ligamentos no participan activamente en la función de la 
ATM. Actúan como alambres de fijación, limitan determinados 
movimientos articulares y permiten otros. Restringen los movi-
mientos de la articulación mecánicamente y mediante la actividad 
refleja neuromuscular (v. cap. 2).
2. Los ligamentos no se distienden. Si se aplica una fuerza de trac-
ción se pueden estirar (es decir, aumentan de longitud). (La dis-
tensión implica la capacidad de recuperar la longitud original.) 
Cuando se ha producido un alargamiento de ligamentos, la 
función articular suele quedar comprometida.
3. Las superficies articulares de la ATM deben mantenerse cons-
tantemente en contacto. Este contacto es originado por los mús-
culos que actúan sobre las articulaciones (es decir, los elevadores: 
temporal, masetero y pterigoideo medial).
Es necesario un conocimiento sólido de estos principios para la 
valoración y el tratamiento de los diversos trastornos que se presentan 
en el resto de este libro.
19Capítulo 1  n  Anatomía funcional y biomecánica del sistema masticatorio
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FIGURA 1-31 Movimiento funcional normal del cóndilo y el disco en toda la amplitud de la apertura y el cierre. El disco gira hacia atrás sobre el cóndilo a medida que 
éste sufre una traslación hacia fuera de la fosa. El movimiento de cierre es exactamente el contrario que el de apertura.
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© 2013. Els
2
«NO SE PUEDE TRATAR ADECUADAMENTE UNA DISFUNCIÓN SIN CONOCER 
LA FUNCIÓN.» —JPO
Neuroanatomía funcional y fisiología 
del sistema masticatorio
LA FUNCIÓN DEL SISTEMA MASTICATORIO es compleja. Es necesaria una 
contracción coordinada de los diversos músculos de la cabeza y el 
cuello para mover la mandíbula con precisión y permitir un fun-
cionamiento eficaz. Existe un sistema de control neurológico muy 
sofisticado que regula y coordina las actividades de todo el sistema 
masticatorio. Básicamente está formado por nervios y músculos; de 
ahí el término sistema neuromuscular. Es esencial un conocimiento 
básico de la anatomía y de la función del sistema neuromuscular para 
la comprensión de la influencia que tienen los contactos dentarios y 
otros factores en el movimiento de la mandíbula.
Este capítulo está dividido en tres secciones. En la primera se 
revisan detalladamente la neuroanatomía elemental y el funciona-
miento del sistema neuromuscular. En la segunda se describen las 
actividades fisiológicas básicas de la masticación, la deglución y la 
fonación. En la tercera se repasan algunos conceptos y mecanismos 
importantes que son necesarios para comprender el dolor orofacial. 
El conocimiento de los conceptos presentados en estas tres secciones 
ayudará al odontólogo a comprender mejor las quejas de sus pacien-
tes y a proporcionarles un tratamiento efectivo.
Anatomía y función del sistema 
neuromuscular
Para su mejor comprensión, el sistema neuromuscular se divide 
en sus dos componentes básicos: los músculos y las estructuras 
neurológicas. La anatomía y la función de cada uno de estos com-
ponentes se revisan por separado, aunque en muchos casos sea difícil 
diferenciarlos. Una vez conocidos estos componentes se abordará la 
revisión de la función neuromuscular básica.
ESTRUCTURAS NEUROLÓGICAS
Neurona
La unidad estructural elemental del sistema nervioso es la neurona. 
Está formada por una masa de protoplasma, conocida como cuerpo 
neuronal, y por unas prolongaciones protoplasmáticas del mismo 
denominadas dendritas y axones. Los cuerpos neuronales localizados 
en la médula espinal forman parte de la sustancia gris del sistema 
nervioso central (SNC), mientras que los cuerpos celulares que se 
encuentran fuera del SNC se agrupan en ganglios. El axón (término 
procedente de la palabra griega axon, que significa «eje») es el núcleo 
central que forma la parte conductora esencial de una neurona y 
es una extensión del citoplasma de la misma. Muchas neuronas se 
agrupan para formar una fibra nerviosa. Estas neuronas son capaces 
de transferir los impulsos eléctricos y químicos a lo largo de sus ejes, 
lo que permite que la información entre y salga del SNC. Depen-
diendo de su localización y función, las neuronas son designadas 
con términos diferentes. Una neurona aferente conduce el impulso 
nervioso hacia el SNC, mientras que una neurona eferente lo conduce 
periféricamente. Todas las neuronas internunciales, o interneuronas, se 
evier España, S.L. Reservados todos los derechos
encuentran localizadas en el interior del SNC. La primera neurona 
sensitiva recibe el nombre de neurona primaria o de primer orden. Las 
neuronas sensitivas de segundo y tercer orden son interneuronas. Las neu-
ronas eferentes o motoras transmiten impulsos nerviosos para producir 
efectos musculares o secretorios.
Los impulsos nerviosos se transmiten de una neurona a otra sólo 
en una unión sináptica, o sinapsis, en la que las dendritas de dos 
neuronas están muy cerca. Todas las sinapsis aferentes se localizan 
dentro de la sustancia gris del SNC, por lo que normalmente no hay 
conexiones periféricas anatómicas entre las fibras sensitivas. Todas 
las conexiones se encuentran dentro del SNC; es rara la transmisión 
periférica de un impulso sensitivo de una fibra a otra.
Receptores sensitivos
Los receptores sensitivos son estructuras neurológicas localizadas en 
todos los tejidos del cuerpo que proporcionan información al SNC 
sobre el estado de esos tejidos a través de las neuronas aferentes. Al 
igual que en otras partes del cuerpo, en los tejidos se localizan varios 
tipos de receptores sensitivos que constituyen el sistema masticatorio. 
Los receptores sensitivos especializados proporcionan información 
específica a las neuronas aferentes y después de nuevo al SNC.
Los receptores sensitivos que se encuentran en tejidos periféricos 
como la piel y la mucosa oral reciben el nombre de exteroceptores. Es-
tos receptores proporcionan información de los tejidos exteriores del 
cuerpo e informan al SNC de las condiciones del entorno. Existen 
exteroceptores especializados en la detección del frío, el calor, la luz 
y la presión. Existen también receptores específicos para molestias y 
dolor; reciben el nombre de nociceptores y se localizan no sólo en los 
tejidos periféricos, sino también por todo el cuerpo.
Otros receptores proporcionan información acerca de la posición 
y el movimiento de la mandíbula y sus estructuras orales asociadas. Se 
denominan propioceptores y se encuentran fundamentalmente en las 
estructuras musculoesqueléticas. Los interoceptores son los receptores 
que aportan información acerca del estado de los órganos internos. 
Los interoceptores informan al SNC del estado de las estructuras 
y procesos internos como el flujo sanguíneo, la digestión y la res-
piración. La información constante recibida de todos estos receptores 
permite a la corteza cerebral y al tronco del encéfalo coordinar la 
acción de músculos individuales o de grupos de músculos para crear 
así una respuesta adecuada.
La información de los tejidos que están fuera del SNC debe trans-
ferirse al SNC y a los centros superiores del tronco del encéfalo y la 
corteza cerebral para ser interpretada y evaluada. Una vez evaluada 
esta información, ha de actuarse de manera apropiada. Los centros 
superiores envían impulsos a la médula espinal y hacia la periferia, a 
un órgano eferente, para que realice la acción deseada. La neurona 
aferente primaria (neurona de primer orden) recibe un estímulo 
del receptor sensitivo y este impulso se transmite por la neurona 
aferente primaria al SNC mediante la raíz dorsal para hacer sinapsis 
en el asta dorsal de la médula espinal con una neurona secundaria 
21
22 Parte I  n  Anatomía funcional
FIGURA 2-1 Representación gráfica de la conexión del nervio periférico con la médula espinal. Obsérvese que las neuronas de primer orden (aferentes primarias) 
transmiten el impulso al asta dorsal para hacer sinapsis con las neuronas de segundo orden. Es entonces cuando la neurona de segundo orden se cruza al otro lado 
y asciende a los centros superiores. Las interneuronas pequeñas conectan la neurona aferente primaria con la neurona (eferente) motora primaria, lo que permite la 
actividad del arco reflejo. El ganglio de la raíz dorsal (GRD) contiene los cuerpos celulares de las neuronas aferentes primarias. (Adaptado de Okeson JP: Bell's Orofacial 
Pains. 5.ª ed. Chicago: Quintessence; 1995:16.)
(de segundo orden) (fig. 2-1). Los cuerpos celulares de todas las 
neuronas aferentes primarias se localizan en los ganglios de la raíz 
dorsal. A continuación, el impulso es transmitido por las neuronas de 
segundo orden a través de la médula espinal al tracto espinotalámico 
anterolateral, que asciende a los centros superiores. Podrían estar 
implicadas muchas interneuronas (de tercer orden, de cuarto orden, 
etc.) en la transmisión de este impulso al tálamo y a la corteza cere-
bral. Existen también interneuronas localizadas en el asta dorsal 
que pueden entrar a formar

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