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- Distribución Gratuita en grupos de Facebook - AÑO: 1 - Nº 2- Noviembre 2014 Director: Ricardo Vergara - Coordinador Científico: Oscar Lamorgia Facebook: Ricardo Vergara Ediciones, Addenda Vergara Separata 2- Juan D. Nasio DIGITAL Juan David Nasio nació en 1942 en Rosario, Argentina y es un psicoanalista emigró de Sudamérica a Francia en 1969 para trabajar con Jacques Lacan. Fue profesor de la Universidad de París VII Denis Diderot, Sorbonne, y es considerado uno de los más importantes comentaristas del psicoanálisis lacaniano. Fue el primer psicoanalista en ser introducido en la prestigiosa Legión de Honor francesa. Además de participar en los seminarios de Lacan y en la traducción de sus Escritos al español, es autor de numerosos libros en francés y español, y él es el director de la séminaires Psychanalytiques de París, un importante centro para la formación psicoanalítica y la difusión del pensamiento psicoanalítico a los no especialistas. 2 Separata TOPICA digital - N°2 - Noviembre 2014 Colección Psicoanálisis dirigida por OSCAR LAMORGIA Ricardo Vergara, Ediciones Buenos Aires, Argentina E-mail: edicionesvergara@gmail.com ENTREVISTA AL PSICOANALISTA ARGENTINO JUAN DAVID NASIO en PAGINA/12 “El odio puede darnos fuerza” El psicoanalista argentino David Nasio, residente en París, visita Buenos Aires, donde dictará conferencias. Entrevistado por Página/12, contó qué le pasa a un psicoanalista cuando se psicoanaliza y habló de cosas tan diversas como la locura, el odio y la razón de que no todos puedan psicoanalizarse. Condiciones: “Para ser psicoanalizable hacen falta tres condiciones: estar mal, estar dispuesto a pedir ayuda y tener alguna idea de por qué se sufre”. Juan David Nasio, Caballero de la Orden de la Legión de Honor. Por Rubén Ríos Residente en París hace 32 años, el psicoanalista y psiquiatra argentino Juan David Nasio ha desarrollado una significativa actividad en esa ciudad, donde hace unos meses le fue conferida la Legión de Honor de Francia. Prácticamente desde su residencia allí ha sido docente de la Sorbona (Universidad París VII), además de continuar con una ya prolongada práctica clínica. Director de los Seminarios Psicoanalíticos de París y de la colección “Désir/Payot” en las Ediciones Payot, invitado en 1979 por Jacques Lacan para intervenir en uno de sus célebres seminarios (y por René Thom para dictar conferencias sobre psicoanálisis y matemáticas), Nasio es autor de una veintena de libros publicados en castellano. Visita el país por razones afectivas (“Me hace bien la Argentina”, dice muy sonriente), para dictar varias charlas y presentar sus dos últimos libros: Los casos más famosos de psicosis (de varios autores, bajo su dirección) y Un psicoanalista en el diván (ambos, de editorial Paidós). –¿Cuáles son esos casos famosos de psicosis que anuncia uno de sus libros? –Uno de ellos es el caso de las hermanas Papin, que, en una especie de locura a dos, matan a las patronas en 1932, en Francia. Otro es el caso Schereber, el presidente de un tribunal alemán, que fue motivo de un comentario de Freud a partir del libro del mismo Schreber Autobiografía de un neurópata, desde el cual elabora una importante teoría sobre la psicosis. Luego, tenemos el caso del pequeño Dick, un niño autista tratado por Melanie Klein. Tenemos el caso de Dominique, un adolescente psicótico tratado por François Dolto. El caso de Joel, un niño autista de 8 años tratado por Bruno Bettelheim, un gran psicoanalista de 3 Separata TOPICA digital - N°2 - Noviembre 2014 niños. El caso de la pequeña Piggel, una niña psicótica tratada por Winnicott. En una palabra, hemos puesto una gran cantidad de los casos más célebres comentados por diversos autores. –¿Qué es lo que hace célebres a esos casos? –Han sido tratados por los grandes fundadores del psicoanálisis que, a partir de ese caso, establecen sus grandes teorías. Por ejemplo, Dolto con el caso Dominique establece su gran teoría sobre la imagen inconsciente del cuerpo; Winnicott, con el caso de la pequeña Piggel, establece la teoría de la “madre suficientemente buena”. –Son casos paradigmáticos. –Esa es la palabra: son casos paradigmáticos. Cada caso da lugar a los aportes teóricos de los grandes fundadores del psicoanálisis. Esos casos marcan profundamente al psicoanálisis. El artículo de Freud sobre el caso Schreber data de 1911, y hasta hoy trabajamos con esa formidable teoría de la psicosis. Lacan estudió mucho el caso de las hermanas Papin, de tal modo que a partir de allí nutre su teoría de la paranoia. Ahora, también tenemos en el libro un caso que no es célebre pero desde el cual formulamos una teoría de la forclusión local. Es el caso de un mujer que tiene una especie de delirio, pero que al mismo tiempo se encuentra en un estado sano. La teoría trata de dar cuenta del hecho, que todo clínico constata, de que un paciente psicótico puede estar grave en un momento y una hora después está completamente normal. Esta es una teoría que vengo trabajando desde hace muchos años. –¿De qué trata el otro libro, Un psicoanalista en el diván? –Es el libro de una entrevista corregida que me realizaron en París, hace más de un año (en la Argentina fue transmitida por Canal 7) en donde trato temas diversos como la homosexualidad, la mujer, el niño, el hombre, la locura, la pareja, la amistad, la fe, el odio. Es un libro que se lee fácil, para el gran público, en el que cuento cómo trabajo con mis pacientes. Yo trabajo de una manera muy cercana a mis pacientes, en el sentido real y figurado. El analista trabaja con el inconsciente. Por eso trato de tener una intuición de lo que le pasa al paciente, de zambullirmeen la vida interior del paciente. Se trata de un buceo psíquico y es muy difícil hacerlo. Todo analista con experiencia clínica sabe en qué consiste este buceo psíquico, es decir, ir adentro del sujeto e identificarse con sus fantasmas, sus sueños, con sus imágenes más disparatadas e irracionales, percibirlas y señalarlas al paciente. Mi vocación empezó, en realidad, cuando mi padre, que era médico, me llevaba al hospital cuando yo tenía 11 o 12 años y me hacía poner un delantal blanco. Mi padre entonces poco antes de realizar una esofagoscopía, que consistía en introducir un tubo largo y grueso en el paciente, me presentaba a éste como un futuro médico y tras solicitarle que se quedara tranquilo le decía que yo lo iba a acompañar durante el examen. Y así empecé, como el que ayudaba al médico a que el paciente se angustiara menos por la situación. –¿En qué difiere la experiencia del psicoanálisis en un psicoanalista, que conoce la teoría del psicoanálisis, de una persona que no lo sea? –La diferencia es que el p s i c o a n a l i z a d o tiene una especie de inocencia acerca de lo que es el inconsciente y ser sorprendido por él. Cuando uno se analiza es alguien que espera, que está dispuesto a que ocurran muchas cosas. El psicoanálisis es aprender lo que es el inconsciente. Cuando uno es psicoanalista eso lo sabe, porque ya hizo su experiencia del inconsciente, pero hay un punto mayor: uno guarda siempre la inocencia. Mi primer paciente lo tuve a los 22 años, y mi ideal profesional sería el de tener muchos años de experiencia, pero guardar esa parte de inocencia, ya que ahí está mi inconsciente. Lo que permite justamente trabajar bien con el paciente. Si yo fuera un psicoanalista muy armado, que se cree que está de vuelta, yo sería un mal psicoanalista. –¿Podría usted especificar con un ejemplo la mirada psicoanalítica que Un psicoanalista en el diván propone sobre tan diversos temas? –Por ejemplo, el tema del odio. Sin duda, para mucha gente el odio es algo malo. No nos gusta el odio. No nos gusta odiar, ni que nos odien. Por el contrario, nos gusta amar, ser amados. Cuando uno ama, se siente bien. Es importante amar. Cuando no amamos es como si algoestuviera vacío. Pero el odio también tiene su parte positiva. Más: el odio supone una descarga necesaria, una evacuación que hay que hacerla quizá cotidianamente. Hay que ejercitar el odio en pequeñas dosis, que no nos 4 Separata TOPICA digital - N°2 - Noviembre 2014 afecten. Cuando el odio se hace fuerte, intenso, es destructor. Sin embargo, cuando el odio se evacua en pequeñas dosis se convierte en un sentimiento que puede darnos fuerzas y conocernos mejor. –¿Qué es el psicoanálisis, doctor Nasio? –Lo definiría, retomando la definición de Freud, que sigue siendo la mejor, como un método terapéutico, una técnica que permite hacer que el que sufre sufra menos, y a la vez como un método de investigación acerca del psiquismo humano. Pero también el psicoanálisis es una vasta, una enorme teoría de los funcionamientos del individuo en relación con el otro. Los dos pilares del psicoanálisis son inconsciente y goce. Inconsciente quiere decir que en el interior de uno existe una fuerza que nos sobrepasa, que va más allá de nuestra voluntad y nos obliga a realizar actos que no sabemos, a veces los actos más importantes de la vida, como por ejemplo una elección afectiva, una profesión. Goce quiere decir, de una manera técnica, energía interior, energía del desear, energía del vivir. En una palabra, aquello que Freud llama pulsiones. Estos conceptos son extremadamente operativos y prácticos para permitirnos lograr ese objetivo mayor del psicoanálisis: la disminución del sufrimiento. Ya que el psicoanálisis no consiste en una experiencia intelectual sino en mucho más que eso. –¿Qué expectativas tiene usted con Un psicoanalista en el diván? –Conseguir que la gente conozca mejor lo que es un psicoanalista y el psicoanálisis. De algún modo, que se le pierda el miedo al psicoanálisis.Hace poco un pintor, bastante conocido en Francia, me vino a ver después de mucho tiempo de pensarlo porque tenía miedo de que el psicoanálisis perturbara su talento, su inspiración. –¿Todo el mundo es psicoanalizable? –No todo el mundo. Para ser psicoanalizable hacen falta varias condiciones. Le diré tres: hay que estar mal, hay que tratar de pedir ayuda y hay que tener un idea de por qué uno sufre. Aquel que no quiere pedir ayuda de otro, que se las arregla solo, no resulta apto para el psicoanálisis. –¿Cuál sería el interrogante más importante que le ha suscitado la frecuentación del psicoanálisis, al menos últimamente? –Bueno, he pensado que el inconsciente, que hemos considerado siempre como propio de cada uno, en realidad es uno solo entre dos personas. No uno para cada uno sino un inconsciente para los dos. 5 Separata TOPICA digital - N°2 - Noviembre 2014 EXTRACTO DEL LIBRO CINCO LECCIONES SOBRE LA TEORIA DE JACQUES LACAN por Juan David Nasio En la primavera de 1982 fui invitado a Cali, Colombia, para presidir un seminario de cinco días sobre la teoría de Jacques Lacan. Al retomar hoy, en 1992, la transcripción de ese seminario, me vi llevado a reformularlo profundamente, tanto en su contenido como en su forma. No obstante, me esforcé por conservar en la palabra escrita las cualidades originales de frescura, de espontaneidad y de íntima concentración propias del estilo es un fenómeno puntual, un momento singularmente privilegiado que marca y jalona el camino de un análisis. La experiencia es una serie de momentos esperados por el psicoanalista, de momentos fugaces e incluso ideales, tan ideales como La los puntos en geometría. Y no obstante, la expeexperiencia rienda no es tan sólo un punto geométrico abstracanalítica to; tiene también una cara empírica, diría inclusive sensible, una cara perceptible por medio de los sentidos que se presenta como ese instante en el cual el paciente dice y no sabe lo que dice. Es el momento del balbuceo, donde el paciente tartamudea, el instante en que duda y la palabra desfallece. Se dice que los psicoanalistas lacanianos se interesan en el lenguaje, y se los asimila, erróneamente, con los lingüistas. Erróneamente, porque los psicoanalistas no son lingüistas. Los psicoanalistas, sin duda, se interesan en el lenguaje, pero se interesan solamente en el límite con el cual el lenguaje tropieza. Estamos atentos a los momentos en los cuales el lenguaje patina y la lengua se traba. Por ejemplo, tomemos un sueño: le otorgaremos más importancia a la manera en que el sueño es relatado que al sueño mismo; y no sólo ala manera en que es relatado, sino sobre todo al punto preciso del relato en el cual el paciente duda y dice: “No sé... no me acuerdo más... puede ser... probablemente...”. Es a este punto al que denominamos experiencia, la cara perceptible de la experiencia: un balbuceo, tina duda, una palabra que se nos escapa. Esto en cuanto a la cara empírica. Vayamos ahora a la cara abstracta de la experiencia analítica y completemos nuestra definición. Dije que la experiencia constituía el punto límite de una palabra, el instante en el cual la palabra falla. Pero ahora agrego: allí donde la palabra falla, aparece el goce. Hemos cambiado, ahora estamos instala- dos en un registro radicalmente distinto. Abandonamos el orden empírico de lo sensible para entrar en el de la elaboración teórica. En efecto, la teoría analítica postula que en el momento en el cual el paciente es superado por su decir, surge el goce. ¿Por qué? ¿Qué es el goce? Momentáneamente dejemos de lado esta pregunta, para volver a ella cuando abordemos el segundo principio relativo a la no existencia de la relación sexual. Por ahora, trabajemos el ncepto de síntoma y tomemos la vía del primer principio que, tal como veremos, afirma que el inconsciente es un saber estructurado como un lenguaje.Planteemos otra vez la pregunta: ¿Qué es un síntoma? Sabemos comúnmente que el síntoma es un trastorno que hace sufrir y que remite a un estado de enfermedad, es la expresión de dicho estado. Pero en psicoanálisis, el síntoma se nos muestra de otro modo, no sólo como un trastorno que hace sufrir; es sobre todo un malestar que se nos impone, más allá de nosotros, y nos interpela. Un malestar que describimos con palabras singulares y con metáforas inesperadas. Pero, ya sea un sufrimiento o una palabra singular para decir el sufrimiento, el síntoma es ante todo un acto involuntario, producido más allá de toda intencionalidad y de todo saber consciente. Es un acto que remite, no tanto a un estado de enfermedad como a un proceso denominado inconsciente. Para nosotros, el síntoma es manifestación del inconsciente. Un síntoma reviste tres características (figura 1). La primera es la manera en la cual el paciente dice su sufrimiento, los detalles inesperados de su relato y, en particular, sus palabras improvisadas. Pienso en esa analizante que, por ejemplo, me comunica su angustia al tener que cruzar un puente y dice: “Me resulta muy difícil ir hasta allí, no lo logro, salvo si estoy acompañada... En ocasiones pude cruzar sola, cuando veía del otro lado del puente la silueta de un agente o de un guardia en uniforme...” Y bien, lo que me interesa en este caso, más que la angustia fóbica en sí misma, es el detalle del hombre en uniforme. La segunda característica del síntoma es la teoría formulada por el analizante para comprender su malestar, ya que no hay sufrimiento en análisis sin que uno se pregunte por qué sufre. Así 6 Separata TOPICA digital - N°2 - Noviembre 2014 como Freud subrayaba la presencia en los niños de una teoría sexual infantil, nosotros comprobamos que también el paciente construye su teoría totalmente personal, su teoría de bolsillo para tratar de explicar su sufrimiento. El síntoma es un acontecimiento doloroso que está siempre acompañado de la interpretación que hace el paciente de las causas de su malestar. Ahora bien, esto es fundamental. A tal punto es fundamental que si en un análisis, durante las entrevistas preliminares, por ejemplo, el sujeto no está intrigado por sus propios cuestionamientos, si no tieneidea acerca del motivo de su sufrimiento, entonces será el psicoanalista el que deberá favorecer el surgimiento de una “teoría” conduciendo al paciente a interrogarse sobre sí mismo. Pero a medida que en el análisis el paciente va interpretando y diciéndose el porqué de su sufrimiento, se instala un fenómeno esencial: el analista pasa a ser, progresiva e insensiblemente, el destinatario del síntoma. Cuanto más explico la causa de mi sufrimien- to, más se vuelve quien me escucha el Otro de mi síntoma. Con esto tienen la tercera característica El del síntoma: el síntoma apela a la presencia del psicoanalista psicoanalista y la incluye. forma parte de mi síntoma Cambiemos los términos y formulémoslo de otra manera: la principal característica de un síntoma en análisis es que el psicoanalista forma parte de él. En una cura ya bien encaminada, el síntoma está tan ligado a la presencia del clínico que el uno recuerda al otro: cuando sufro me acuerdo de mi analista, y cuando pienso en él, lo que se me aparece es el recuerdo de mi sufrimiento. Por lo tanto, el psicoanalista forma parte del síntoma. Este tercer rasgo del síntoma es el que abre la puerta a lo que denominamos la transferencia analítica y lo que diferencia al psicoanálisis de cualquier psicoterapia. Precisamente, si me preguntaran qué es la transferencia en psicoanálisis, una de las respuestas posibles sería definirla como el momento particular de la relación analítica en el cual el analista forma parte del síntoma del paciente. Esto es lo que Lacan denomina el sujeto-supuesto-saber. La expresión sujeto-supuesto- saber no significa solamente que el analizante supone que su analista detenta un saber acerca de él. Para el paciente, no se trata tanto de suponer que el analista sabe sino, fundamentalmente, de suponerlo en el origen de su sufrimiento o de cualquier acontecimiento inesperado. Cuando sufro, o incluso ante un acontecimiento que me sorprende, me acuerdo de mi analista al punto tal de que no puedo evitar preguntarme si no es él una de las causas. Por ejemplo, durante el curso de un análisis, tal paciente dice: “Desde que vengo aquí, tengo la impresión de que todo lo que me sucede se relaciona con el trabajo que hago con usted”. La mujer encinta les dirá: “Me quedé encinta, pero estoy segura de que mi embarazo está directamente ligado a mi análisis”. Pero ¿qué significa “directamente ligado a mi análisis”? Esto significa que, desde cierto punto de vista, el analista sería el padre espiritual del niño, la causa del acontecimiento. Por lo tanto, que el analista forme parte del síntoma significa que está én el lugar de la causa del síntoma. En consecuencia, la expresión lacaniana sujeto- supuesto- saber significa que el analista en un prij¡ l mer momento ocupa el lugar del destinatario del psicoanalista síntoma; luego, más allá, el de ser su causa, es el Otro del síntoma Para el clínico que debe dirigir una cura es esencial comprender cómo, a lo largo de las sesiones, insensiblemente, el fenómeno de la suposición termina por incluirlo en el síntoma del analizante. Pienso en particular en ese analista en supervisión que me refería sus dificultades con un paciente en análisis desde hacía dos años y que le parecía encerrado en una neurosis obsesiva. Le respondí lo siguiente: “Si al cabo de dos años de análisis considera que su paciente tiene una neurosis obsesiva, al escucharlo dígase a sí mismo que los síntomas de su neurosis lo implican. Sí, trate de escuchar a su analizante, diciéndose a usted mismo que forma parte de la obsesión que él sufre”. Cabe observar que la gran diferencia entre el diagnóstico psiquiátrico y la localización psicoanalítica de una neurosis reside en esta cualidad de escucha comprometida. Cuando el analista diagnostica la neurosis de su paciente, sabe que forma parte del síntoma que diagnostica. En suma, el fenómeno de la suposición acompaña a todo acontecimiento en un análisis. Así, no hay acontecimiento doloroso que no sea “interpretado” por el paciente cuyas palabras, sufrimientos y creencias han ido implicando de a poco a la persona del clínico. En verdad, las características del síntoma pueden ser abordadas también bajo otro ángulo conceptual, distinguiendo dos caras del síntoma: una cara signo y tina cara significante. La cara signo está estrechamente ligada al fenómeno de la supo- Un síntoma sición del cual acabamos de hablar. Esta cara es un signo signo n 0 s dice: acaece un suceso doloroso y sorprendente, el paciente lo explica y de inmediato sitúa al analista en el rol de ser a un tiempo el Otro del síntoma y la causa del síntoma. Esa es la definición del signo propuesta por Lacan: un signo es lo que representa algo para alguien. En realidad, se trata de la definición establecida por el lógico norteamericano Charles Sanders Peirce. Determinado síntoma representa algo para aquel que sufre, y en ocasiones para aquel que escucha. 7 Separata TOPICA digital - N°2 - Noviembre 2014 El embarazo, por ejemplo, representa para esta joven el fruto del trabajo del análisis y para el clínico uno de los efectos terapéuticos del atamiento. Esa es la cara signo del síntoma. Constituye el factor que favorece la instalación y el desarrollo de la transferencia. Veamos ahora la cara significante del síntoma. De las dos, es la más importante para nosotros, ya que nos hará comprender en qué consiste la estructura del inconsciente. La cara significante nos dice: este sufrimiento que se me impone, fuera de mi voluntad, es Un acontecimiento entre otros acontecimientos que están rigurosamente ligados a él, un acontecimiento que, en contraposición con el signo, carece de sentido. “Un signo, o resentamen, es algo que hace de algo para alguien bajo alguna relación o a título de algo. Se dirige a alguien, es decir, crea en el espíritu de esa persona un signo equivalente o tal vez un signo más desarrollado” (en Ch. S. Peirce, Ecrits sur le signe, Seuil, 1978, pág. 121). 22 ¿Qué es un tecimiento significante y, de modo más general, significante? qUé es un significante? El significante es una categoría formal, no descriptiva. Importa poco lo que designa: hemos tomado, por ejemplo, la figura del síntoma, pero un significante puede muy bien ser también un lapsus, un sueño, el relato del sueño, un detalle en ese relato, incluso un gesto, un sonido, hasta un silencio o una interpretación del psicoanalista. Todas estas manifestaciones pueden ser legítimamente calificadas de acontecimientos significantes a condición de que sean respetados tres criterios, tres criterios no lingüísticos, a pesar del término significante que, sí, es de origen lingüístico. • El significante es siempre la expresión involuntaria de un ser hablante. Un gesto cualquiera sólo será significante si es un gesto inoportuno e imprevisto, realizado más allá de toda intencionalidad y saber consciente. • Un significante está desprovisto de sentido, no significa nada y por lo tanto no entra en la alternativa de ser explicable o inexplicable. Por lo tanto un síntoma, en tanto acontecimiento significante, no llama ni a una suposición del analizante ni a una construcción del psicoanalista. En una palabra, el significante es, sin más. • El significante es, sí, a condición de permanecer ligado a un conjunto de otros significantes: es Uno entre otros con los cuales se articula. Mientras que el significante Uno es perceptible por el analizante o por el analista, los otros con los cuales se encadena no lo son. Estos últimos son significantes virtuales, actualizados antaño o aún no actualizados. La articulación entre Uno y los otros es tan estrecha que, cuando se piensa en el significante, jamás hay que imaginarlo solo. Un aforismo lacaniano resume claramente esta relación: un significante sólo es significante para otros significantes. El alcance de esta articulación formal es práctico: un significante no es significante ni para el psicoanalista ni para el analizante ni para nadie, sino para otros significantes. ¿Qué otra cosa quiere deciresto sino que una vez que adviene el significante, recuerda los significantes ya pasados y anuncia la llegada inevitable del próximo significante? Por ejemplo, puedo ser sor- ® prendido por un síntoma que supera mi intención significante a ¡a manera de un “dicho” que digo sin saber, se repite puedo también soportarlo en tanto un acontecimiento doloroso, puede ser incluso que lo interprete, lo piense, le dé un sentido, y no obstante, todas mis suposiciones no evitarán que dentro de tres días, un año, pueda reproducirse semejante a sí mismo o bajo la forma de otro acontecimiento imprevisto y no controlable. Es entonces cuando ‘me pregunto: “¿Pero cómo es posible? ¿Qué hay en mí para que este síntoma reaparezca siempre incontrolable y se repita tan implacablemente?” Nos encontramos aquí ante el problema de la repetición sobre el cual vamos a volver con frecuencia, en particular a lo largo de la segunda(...) (...)Por el momento, retengamos de esto la idea esencial: una cosa es la realidad concreta e individual de un síntoma —la fobia a los puentes, por ejemplo—, y otra es el estatuto significante del mismo síntoma —la misma fobia, pero considerada esta vez bajo el ángulo de los tres criterios que definen al significante—. Desde el punto de vista de su realidad individual, todos los síntomas son diferentes y jamás se repiten idénticos a sí mismos. Mientras que, por el contrario, desde el punto de vista de su valor formal y significante todos los síntomas son idénticos porque todos se manifiestan uno por uno en el lugar del Uno. Esta es, entonces, la idea esencial en el núcleo del concepto lacaniano de repetición: todos los acontecimientos que ocupan el lugar del Uno se repiten formalmente idénticos, sean cuales fueren sus diferentes realidades materiales. Volveremos sobre ello. Como vemos, el aspecto significante del síntoma es el hecho de ser un acontecimiento involuntario, desprovisto de sentido y pronto a repetirse. En suma, el síntoma es un significante si lo consideramos como un acontecimiento del cual no controlo ni la causa ni el sentido ni la repetición. Lacan escribe el acontecimiento significante con la notación Si ; en la que el número 1 marca que se trata de un acontecimiento único —un síntoma es siempre del orden del Uno— y la letra S señala la palabra significante. (...) 8 Separata TOPICA digital - N°2 - Noviembre 2014 GRANDES PSICOANALISTAS VOL.II- y vol 1 Aquí presentamos, reunidos por primera vez en dos volúmenes, a los grandes autores del psicoanálisis: lo esencial de la vida y obra de cada uno de estos pioneros que marcaron nuestra manera de pensar y practicar el análisis, nuestro lenguaje y, en términos generales, la cultura de hoy. Los dos vol.. NIÑO DEL ESPEJO. TRABAJO PSICOTERAPEUTICO, DOLTO - NASIO PLACER DE LEER A LACAN, EL. 1 EL FANTASMA En este libro se explica, con un lenguaje claro y accesible, uno de los fenómenos más sorprendentes de nuestra vida psíquica, el de la fantasía o fantasma (fantasme) ¿Qué es un fantasma? Es una pequeña novela en edición de bolsillo que uno transporta todo el tiempo consigo y que puede abrir en... ENSEÑANZA DE 7 CONCEPTOS CRUCIALES ¿CÓMO ACTUAR CON UN ADOLESCENTE DIFÍCIL? 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