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SEPARATA TOPICA - JUAN D NASIO

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Director: Ricardo Vergara - Coordinador Científico: Oscar Lamorgia
Facebook: Ricardo Vergara Ediciones, Addenda Vergara
Separata 2- Juan D. Nasio
DIGITAL
Juan David Nasio nació en 1942 en Rosario, 
Argentina y es un psicoanalista
emigró de Sudamérica a Francia en 1969 para 
trabajar con Jacques Lacan. Fue profesor de la 
Universidad de París VII Denis Diderot, Sorbonne, 
y es considerado uno de los más importantes 
comentaristas del psicoanálisis lacaniano. Fue 
el primer psicoanalista en ser introducido en la 
prestigiosa Legión de Honor francesa. Además 
de participar en los seminarios de Lacan y en la 
traducción de sus Escritos al español, es autor 
de numerosos libros en francés y español, y él 
es el director de la séminaires Psychanalytiques 
de París, un importante centro para la formación 
psicoanalítica y la difusión del pensamiento 
psicoanalítico a los no especialistas.
2 Separata TOPICA digital - N°2 - Noviembre 2014
Colección Psicoanálisis dirigida
por OSCAR LAMORGIA
Ricardo Vergara, Ediciones
Buenos Aires, Argentina
E-mail: edicionesvergara@gmail.com
ENTREVISTA AL PSICOANALISTA 
ARGENTINO JUAN DAVID NASIO en PAGINA/12
“El odio puede darnos fuerza” 
El psicoanalista argentino David Nasio, 
residente en París, visita Buenos Aires, donde 
dictará conferencias. Entrevistado por Página/12, 
contó qué le pasa a un psicoanalista cuando se 
psicoanaliza y habló de cosas tan diversas como la 
locura, el odio y la razón de que no todos puedan 
psicoanalizarse. 
Condiciones: “Para ser psicoanalizable hacen 
falta tres condiciones: estar mal, estar dispuesto 
a pedir ayuda y tener alguna idea de por qué se 
sufre”.
Juan David Nasio, Caballero de la 
Orden de la Legión de Honor. 
Por Rubén Ríos 
Residente en París hace 32 años, el psicoanalista 
y psiquiatra argentino Juan David Nasio ha 
desarrollado una significativa actividad en esa 
ciudad, donde hace unos meses le fue conferida la 
Legión de Honor de Francia. Prácticamente desde 
su residencia allí ha sido docente de la Sorbona 
(Universidad París VII), además de continuar 
con una ya prolongada práctica clínica. Director 
de los Seminarios Psicoanalíticos de París y 
de la colección “Désir/Payot” en las Ediciones 
Payot, invitado en 1979 por Jacques Lacan para 
intervenir en uno de sus célebres seminarios (y 
por René Thom para dictar conferencias sobre 
psicoanálisis y matemáticas), Nasio es autor de 
una veintena de libros publicados en castellano. 
Visita el país por razones afectivas (“Me hace bien 
la Argentina”, dice muy sonriente), para dictar 
varias charlas y presentar sus dos últimos libros: 
Los casos más famosos de psicosis (de varios 
autores, bajo su dirección) y Un psicoanalista en 
el diván (ambos, de editorial Paidós). 
–¿Cuáles son esos casos famosos de psicosis 
que anuncia uno de sus libros?
–Uno de ellos es el caso de las hermanas Papin, 
que, en una especie de locura a dos, matan a las 
patronas en 1932, en Francia. Otro es el caso 
Schereber, el presidente de un tribunal alemán, 
que fue motivo de un comentario de Freud a partir 
del libro del mismo Schreber Autobiografía de un 
neurópata, desde el cual elabora una importante 
teoría sobre la psicosis. Luego, tenemos el caso 
del pequeño Dick, un niño autista tratado por 
Melanie Klein. Tenemos el caso de Dominique, un 
adolescente psicótico tratado por François Dolto. 
El caso de Joel, un niño autista de 8 años tratado 
por Bruno Bettelheim, un gran psicoanalista de 
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niños. El caso de la pequeña Piggel, una niña 
psicótica tratada por Winnicott. En una palabra, 
hemos puesto una gran cantidad de los casos más 
célebres comentados por diversos autores.
–¿Qué es lo que hace célebres a esos casos?
–Han sido tratados por los grandes fundadores 
del psicoanálisis que, a partir de ese caso, 
establecen sus grandes teorías. Por ejemplo, Dolto 
con el caso Dominique establece su gran teoría 
sobre la imagen inconsciente del cuerpo; Winnicott, 
con el caso de la pequeña Piggel, establece la teoría 
de la “madre suficientemente buena”.
–Son casos paradigmáticos.
–Esa es la palabra: son casos paradigmáticos. 
Cada caso da lugar a los aportes teóricos de los 
grandes fundadores del psicoanálisis. Esos casos 
marcan profundamente al psicoanálisis. El artículo 
de Freud sobre el 
caso Schreber data 
de 1911, y hasta 
hoy trabajamos 
con esa formidable 
teoría de la psicosis. 
Lacan estudió 
mucho el caso 
de las hermanas 
Papin, de tal modo 
que a partir de allí 
nutre su teoría de 
la paranoia. Ahora, 
también tenemos 
en el libro un caso 
que no es célebre 
pero desde el cual 
formulamos una teoría de la forclusión local. Es 
el caso de un mujer que tiene una especie de 
delirio, pero que al mismo tiempo se encuentra 
en un estado sano. La teoría trata de dar cuenta 
del hecho, que todo clínico constata, de que 
un paciente psicótico puede estar grave en un 
momento y una hora después está completamente 
normal. Esta es una teoría que vengo trabajando 
desde hace muchos años. 
–¿De qué trata el otro libro, Un psicoanalista 
en el diván?
–Es el libro de una entrevista corregida que me 
realizaron en París, hace más de un año (en la 
Argentina fue transmitida por Canal 7) en donde 
trato temas diversos como la homosexualidad, 
la mujer, el niño, el hombre, la locura, la pareja, 
la amistad, la fe, el odio. Es un libro que se lee 
fácil, para el gran público, en el que cuento 
cómo trabajo con mis pacientes. Yo trabajo de 
una manera muy cercana a mis pacientes, en el 
sentido real y figurado. El analista trabaja con el 
inconsciente. Por eso trato de tener una intuición 
de lo que le pasa al paciente, de zambullirmeen 
la vida interior del paciente. Se trata de un buceo 
psíquico y es muy difícil hacerlo. Todo analista 
con experiencia clínica sabe en qué consiste este 
buceo psíquico, es decir, ir adentro del sujeto e 
identificarse con sus fantasmas, sus sueños, con 
sus imágenes más disparatadas e irracionales, 
percibirlas y señalarlas al paciente. Mi vocación 
empezó, en realidad, cuando mi padre, que era 
médico, me llevaba al hospital cuando yo tenía 11 
o 12 años y me hacía poner un delantal blanco. 
Mi padre entonces poco antes de realizar una 
esofagoscopía, que consistía en introducir un 
tubo largo y grueso en el paciente, me presentaba 
a éste como un futuro médico y tras solicitarle 
que se quedara tranquilo le decía que yo lo iba 
a acompañar durante el examen. Y así empecé, 
como el que ayudaba al médico a que el paciente 
se angustiara menos por la situación. 
–¿En qué difiere la experiencia del psicoanálisis 
en un 
psicoanalista, que 
conoce la teoría del 
psicoanálisis, de 
una persona que 
no lo sea?
–La diferencia 
es que el 
p s i c o a n a l i z a d o 
tiene una especie 
de inocencia acerca 
de lo que es el 
inconsciente y ser 
sorprendido por 
él. Cuando uno se 
analiza es alguien 
que espera, que 
está dispuesto a que ocurran muchas cosas. El 
psicoanálisis es aprender lo que es el inconsciente. 
Cuando uno es psicoanalista eso lo sabe, porque 
ya hizo su experiencia del inconsciente, pero hay 
un punto mayor: uno guarda siempre la inocencia. 
Mi primer paciente lo tuve a los 22 años, y mi 
ideal profesional sería el de tener muchos años de 
experiencia, pero guardar esa parte de inocencia, 
ya que ahí está mi inconsciente. Lo que permite 
justamente trabajar bien con el paciente. Si yo 
fuera un psicoanalista muy armado, que se cree 
que está de vuelta, yo sería un mal psicoanalista. 
–¿Podría usted especificar con un ejemplo la 
mirada psicoanalítica que Un psicoanalista en el 
diván propone sobre tan diversos temas?
–Por ejemplo, el tema del odio. Sin duda, para 
mucha gente el odio es algo malo. No nos gusta el 
odio. No nos gusta odiar, ni que nos odien. Por el 
contrario, nos gusta amar, ser amados. Cuando uno 
ama, se siente bien. Es importante amar. Cuando 
no amamos es como si algoestuviera vacío. Pero el 
odio también tiene su parte positiva. Más: el odio 
supone una descarga necesaria, una evacuación 
que hay que hacerla quizá cotidianamente. Hay 
que ejercitar el odio en pequeñas dosis, que no nos 
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afecten. Cuando el odio se hace fuerte, intenso, es 
destructor. Sin embargo, cuando el odio se evacua 
en pequeñas dosis se convierte en un sentimiento 
que puede darnos fuerzas y conocernos mejor. 
–¿Qué es el psicoanálisis, doctor Nasio?
–Lo definiría, retomando la definición de Freud, 
que sigue siendo la mejor, como un método 
terapéutico, una técnica que permite hacer que el 
que sufre sufra menos, y a la vez como un método de 
investigación acerca del psiquismo humano. Pero 
también el psicoanálisis es una vasta, una enorme 
teoría de los funcionamientos del individuo en 
relación con el otro. Los dos pilares del psicoanálisis 
son inconsciente y goce. Inconsciente quiere decir 
que en el interior de uno existe una fuerza que nos 
sobrepasa, que va más allá de nuestra voluntad 
y nos obliga a realizar actos que no sabemos, a 
veces los actos más importantes de la vida, como 
por ejemplo una elección afectiva, una profesión. 
Goce quiere decir, de una manera técnica, energía 
interior, energía del desear, energía del vivir. En 
una palabra, aquello que Freud llama pulsiones. 
Estos conceptos son extremadamente operativos 
y prácticos para permitirnos lograr ese objetivo 
mayor del psicoanálisis: la disminución del 
sufrimiento. Ya que el psicoanálisis no consiste 
en una experiencia intelectual sino en mucho más 
que eso. 
–¿Qué expectativas tiene usted con Un 
psicoanalista en el diván?
–Conseguir que la gente conozca mejor lo que es 
un psicoanalista y el psicoanálisis. De algún modo, 
que se le pierda el miedo al psicoanálisis.Hace poco 
un pintor, bastante conocido en Francia, me vino a 
ver después de mucho tiempo de pensarlo porque 
tenía miedo de que el psicoanálisis perturbara su 
talento, su inspiración. 
–¿Todo el mundo es psicoanalizable?
–No todo el mundo. Para ser psicoanalizable 
hacen falta varias condiciones. Le diré tres: hay 
que estar mal, hay que tratar de pedir ayuda y hay 
que tener un idea de por qué uno sufre. Aquel que 
no quiere pedir ayuda de otro, que se las arregla 
solo, no resulta apto para el psicoanálisis. 
–¿Cuál sería el interrogante más importante que 
le ha suscitado la frecuentación del psicoanálisis, 
al menos últimamente? 
–Bueno, he pensado que el inconsciente, que 
hemos considerado siempre como propio de cada 
uno, en realidad es uno solo entre dos personas. 
No uno para cada uno sino un inconsciente para 
los dos. 
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EXTRACTO DEL LIBRO
CINCO LECCIONES SOBRE LA TEORIA
DE JACQUES LACAN 
por Juan David Nasio
En la primavera de 1982 fui 
invitado a Cali,
Colombia, para presidir un 
seminario de cinco
días sobre la teoría de Jacques 
Lacan. Al retomar
hoy, en 1992, la transcripción de 
ese seminario,
me vi llevado a reformularlo 
profundamente, tanto
en su contenido como en su forma. 
No obstante,
me esforcé por conservar en la 
palabra escrita las
cualidades originales de frescura, 
de espontaneidad
y de íntima concentración propias 
del estilo es un fenómeno puntual, 
un momento singularmente
privilegiado que marca y jalona el camino
de un análisis. La experiencia es una serie de
momentos esperados por el psicoanalista, de 
momentos fugaces e incluso ideales, tan ideales 
como La los puntos en geometría. Y no obstante, 
la expeexperiencia rienda no es tan sólo un punto 
geométrico abstracanalítica
to; tiene también una cara empírica, diría inclusive
sensible, una cara perceptible por medio de los
sentidos que se presenta como ese instante en el
cual el paciente dice y no sabe lo que dice. Es el
momento del balbuceo, donde el paciente 
tartamudea, el instante en que duda y la palabra
desfallece. Se dice que los psicoanalistas lacanianos
se interesan en el lenguaje, y se los asimila,
erróneamente, con los lingüistas. Erróneamente,
porque los psicoanalistas no son lingüistas. Los
psicoanalistas, sin duda, se interesan en el lenguaje,
pero se interesan solamente en el límite con
el cual el lenguaje tropieza. Estamos atentos a los
momentos en los cuales el lenguaje patina y la
lengua se traba. Por ejemplo, tomemos un sueño:
le otorgaremos más importancia a la manera en
que el sueño es relatado que al sueño mismo; y no
sólo ala manera en que es relatado, sino sobre todo
al punto preciso del relato en el cual el paciente
duda y dice: “No sé... no me acuerdo más... puede
ser... probablemente...”. Es a este punto al que
denominamos experiencia, la cara perceptible de
la experiencia: un balbuceo, tina duda, una palabra
que se nos escapa. 
Esto en cuanto a la cara empírica. Vayamos
ahora a la cara abstracta de la experiencia analítica
y completemos nuestra definición. Dije que la
experiencia constituía el punto límite de una palabra,
el instante en el cual la palabra falla. Pero
ahora agrego: allí donde la palabra falla, aparece
el goce. Hemos cambiado, ahora estamos instala-
dos en un registro radicalmente distinto. 
Abandonamos el orden empírico de lo sensible 
para entrar en el de la elaboración 
teórica. En efecto, la teoría analítica 
postula que en el momento en el cual 
el paciente es superado por su decir, 
surge el goce.
¿Por qué? ¿Qué es el goce? 
Momentáneamente dejemos de lado 
esta pregunta, para volver a ella
cuando abordemos el segundo 
principio relativo a la no existencia 
de la relación sexual. Por ahora, 
trabajemos el ncepto de síntoma y 
tomemos la vía del primer principio 
que, tal como veremos, afirma que el 
inconsciente es un saber estructurado 
como un lenguaje.Planteemos otra 
vez la pregunta: ¿Qué es un síntoma? 
Sabemos comúnmente que el síntoma 
es un trastorno que hace sufrir y que 
remite a un
estado de enfermedad, es la expresión de dicho
estado. Pero en psicoanálisis, el síntoma se nos
muestra de otro modo, no sólo como un trastorno
que hace sufrir; es sobre todo un malestar que se
nos impone, más allá de nosotros, y nos interpela.
Un malestar que describimos con palabras 
singulares y con metáforas inesperadas. Pero, ya
sea un sufrimiento o una palabra singular para
decir el sufrimiento, el síntoma es ante todo un
acto involuntario, producido más allá de toda
intencionalidad y de todo saber consciente. Es un
acto que remite, no tanto a un estado de enfermedad
como a un proceso denominado inconsciente.
Para nosotros, el síntoma es manifestación del
inconsciente.
Un síntoma reviste tres características (figura
1). La primera es la manera en la cual el paciente
dice su sufrimiento, los detalles inesperados de su
relato y, en particular, sus palabras improvisadas.
Pienso en esa analizante que, por ejemplo, me
comunica su angustia al tener que cruzar un
puente y dice: “Me resulta muy difícil ir hasta allí,
no lo logro, salvo si estoy acompañada... En 
ocasiones
pude cruzar sola, cuando veía del otro lado
del puente la silueta de un agente o de un guardia
en uniforme...” Y bien, lo que me interesa en este
caso, más que la angustia fóbica en sí misma, es el
detalle del hombre en uniforme.
La segunda característica del síntoma es la
teoría formulada por el analizante para comprender
su malestar, ya que no hay sufrimiento en
análisis sin que uno se pregunte por qué sufre. Así
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como Freud subrayaba la presencia en los niños de
una teoría sexual infantil, nosotros comprobamos
que también el paciente construye su teoría 
totalmente personal, su teoría de bolsillo para 
tratar de explicar su sufrimiento. El síntoma es 
un acontecimiento doloroso que está siempre 
acompañado de la interpretación que hace el 
paciente de las causas de su malestar. Ahora bien, 
esto es fundamental.
A tal punto es fundamental que si en un
análisis, durante las entrevistas preliminares,
por ejemplo, el sujeto no está intrigado por sus
propios cuestionamientos, si no tieneidea acerca
del motivo de su sufrimiento, entonces será el
psicoanalista el que deberá favorecer el surgimiento
de una “teoría” conduciendo al paciente a
interrogarse sobre sí mismo. Pero a medida que en
el análisis el paciente va interpretando y diciéndose
el porqué de su sufrimiento, se instala un
fenómeno esencial: el analista pasa a ser, progresiva
e insensiblemente, el destinatario del síntoma.
Cuanto más explico la causa de mi sufrimien-
to, más se vuelve quien me escucha el Otro de mi
síntoma. Con esto tienen la tercera característica
El del síntoma: el síntoma apela a la presencia del
psicoanalista psicoanalista y la incluye.
forma parte de mi síntoma Cambiemos los términos 
y formulémoslo de
otra manera: la principal característica de un
síntoma en análisis es que el psicoanalista forma
parte de él. En una cura ya bien encaminada, el
síntoma está tan ligado a la presencia del clínico
que el uno recuerda al otro: cuando sufro me
acuerdo de mi analista, y cuando pienso en él, lo
que se me aparece es el recuerdo de mi sufrimiento.
Por lo tanto, el psicoanalista forma parte del
síntoma. 
Este tercer rasgo del síntoma es el que
abre la puerta a lo que denominamos la 
transferencia analítica y lo que diferencia al 
psicoanálisis
de cualquier psicoterapia. Precisamente, si me
preguntaran qué es la transferencia en psicoanálisis,
una de las respuestas posibles sería definirla
como el momento particular de la relación analítica
en el cual el analista forma parte del síntoma
del paciente. Esto es lo que Lacan denomina el
sujeto-supuesto-saber. La expresión sujeto-supuesto-
saber no significa solamente que el
analizante supone que su analista detenta un
saber acerca de él. Para el paciente, no se trata
tanto de suponer que el analista sabe sino, 
fundamentalmente, de suponerlo en el origen de su
sufrimiento o de cualquier acontecimiento 
inesperado.
Cuando sufro, o incluso ante un acontecimiento
que me sorprende, me acuerdo de mi analista
al punto tal de que no puedo evitar preguntarme
si no es él una de las causas. Por ejemplo,
durante el curso de un análisis, tal paciente dice:
“Desde que vengo aquí, tengo la impresión de que
todo lo que me sucede se relaciona con el trabajo
que hago con usted”. La mujer encinta les dirá:
“Me quedé encinta, pero estoy segura de que mi
embarazo está directamente ligado a mi análisis”.
Pero ¿qué significa “directamente ligado a mi
análisis”? Esto significa que, desde cierto punto de
vista, el analista sería el padre espiritual del niño,
la causa del acontecimiento. Por lo tanto, que el
analista forme parte del síntoma significa que
está én el lugar de la causa del síntoma. En
consecuencia, la expresión lacaniana sujeto-
supuesto- saber significa que el analista en un prij¡
l mer momento ocupa el lugar del destinatario del
psicoanalista síntoma; luego, más allá, el de ser su 
causa, es el Otro del síntoma Para el clínico que debe 
dirigir una cura es esencial comprender cómo, a lo 
largo de las sesiones, insensiblemente, el fenómeno 
de la suposición
termina por incluirlo en el síntoma del analizante.
Pienso en particular en ese analista en supervisión
que me refería sus dificultades con un paciente en
análisis desde hacía dos años y que le parecía
encerrado en una neurosis obsesiva. Le respondí lo
siguiente: “Si al cabo de dos años de análisis 
considera que su paciente tiene una neurosis 
obsesiva, al escucharlo dígase a sí mismo que los 
síntomas de su neurosis lo implican. Sí, trate de 
escuchar a su analizante, diciéndose a usted mismo 
que forma parte de la obsesión que él sufre”. Cabe 
observar que la gran diferencia entre el diagnóstico 
psiquiátrico y la localización psicoanalítica de 
una neurosis reside en esta cualidad de escucha 
comprometida.
Cuando el analista diagnostica la neurosis de su
paciente, sabe que forma parte del síntoma que
diagnostica. En suma, el fenómeno de la suposición
acompaña a todo acontecimiento en un análisis.
Así, no hay acontecimiento doloroso que no sea
“interpretado” por el paciente cuyas palabras, 
sufrimientos y creencias han ido implicando de a 
poco a la persona del clínico.
En verdad, las características del síntoma pueden
ser abordadas también bajo otro ángulo conceptual,
distinguiendo dos caras del síntoma: una
cara signo y tina cara significante. La cara signo
está estrechamente ligada al fenómeno de la supo-
Un síntoma sición del cual acabamos de hablar. Esta 
cara es un signo signo n 0 s dice: acaece un suceso 
doloroso y sorprendente,
el paciente lo explica y de inmediato
sitúa al analista en el rol de ser a un tiempo el Otro
del síntoma y la causa del síntoma. Esa es la
definición del signo propuesta por Lacan: un signo
es lo que representa algo para alguien. En realidad,
se trata de la definición establecida por el
lógico norteamericano Charles Sanders Peirce.
Determinado síntoma representa algo para aquel
que sufre, y en ocasiones para aquel que escucha.
7 Separata TOPICA digital - N°2 - Noviembre 2014
El embarazo, por ejemplo, representa para esta
joven el fruto del trabajo del análisis y para el
clínico uno de los efectos terapéuticos del atamiento.
Esa es la cara signo del síntoma. Constituye
el factor que favorece la instalación y el desarrollo de 
la transferencia.
Veamos ahora la cara significante del síntoma.
De las dos, es la más importante para nosotros, ya
que nos hará comprender en qué consiste la 
estructura del inconsciente. La cara significante nos
dice: este sufrimiento que se me impone, fuera de
mi voluntad, es Un acontecimiento entre otros
acontecimientos que están rigurosamente ligados
a él, un acontecimiento que, en contraposición con
el signo, carece de sentido. “Un signo, o resentamen, 
es algo que hace de algo para alguien bajo alguna 
relación o a título de algo. Se dirige a alguien, es 
decir, crea en el espíritu de esa persona un signo 
equivalente o tal vez un signo más desarrollado” (en 
Ch. S. Peirce, Ecrits sur le signe, Seuil, 1978, pág. 
121). 22
¿Qué es un tecimiento significante y, de modo más 
general, significante? qUé es un significante?
El significante es una categoría formal, no
descriptiva. Importa poco lo que designa: hemos
tomado, por ejemplo, la figura del síntoma, pero
un significante puede muy bien ser también un
lapsus, un sueño, el relato del sueño, un detalle en
ese relato, incluso un gesto, un sonido, hasta un
silencio o una interpretación del psicoanalista.
Todas estas manifestaciones pueden ser 
legítimamente calificadas de acontecimientos 
significantes a condición de que sean respetados 
tres criterios, tres criterios no lingüísticos, a pesar 
del término significante que, sí, es de origen 
lingüístico.
• El significante es siempre la expresión involuntaria
de un ser hablante. Un gesto cualquiera
sólo será significante si es un gesto inoportuno e
imprevisto, realizado más allá de toda 
intencionalidad y saber consciente.
• Un significante está desprovisto de sentido,
no significa nada y por lo tanto no entra en la
alternativa de ser explicable o inexplicable. Por lo
tanto un síntoma, en tanto acontecimiento 
significante, no llama ni a una suposición del 
analizante
ni a una construcción del psicoanalista. En una
palabra, el significante es, sin más.
• El significante es, sí, a condición de permanecer
ligado a un conjunto de otros significantes: es
Uno entre otros con los cuales se articula. Mientras
que el significante Uno es perceptible por el
analizante o por el analista, los otros con los cuales
se encadena no lo son. Estos últimos son 
significantes
virtuales, actualizados antaño o aún no
actualizados. La articulación entre Uno y los otros
es tan estrecha que, cuando se piensa en el 
significante, jamás hay que imaginarlo solo. Un 
aforismo lacaniano resume claramente esta relación:
un significante sólo es significante para otros
significantes.
El alcance de esta articulación formal
es práctico: un significante no es significante
ni para el psicoanalista ni para el analizante ni
para nadie, sino para otros significantes. ¿Qué
otra cosa quiere deciresto sino que una vez que
adviene el significante, recuerda los significantes
ya pasados y anuncia la llegada inevitable del
próximo significante? Por ejemplo, puedo ser sor-
® prendido por un síntoma que supera mi intención
significante a ¡a manera de un “dicho” que digo sin 
saber, se repite puedo también soportarlo en tanto 
un acontecimiento doloroso, puede ser incluso que lo 
interprete, lo piense, le dé un sentido, y no obstante, 
todas mis suposiciones no evitarán que dentro de 
tres días, un año, pueda reproducirse semejante a sí
mismo o bajo la forma de otro acontecimiento
imprevisto y no controlable. Es entonces cuando
‘me pregunto: “¿Pero cómo es posible? ¿Qué hay en
mí para que este síntoma reaparezca siempre
incontrolable y se repita tan implacablemente?”
Nos encontramos aquí ante el problema de la
repetición sobre el cual vamos a volver con 
frecuencia, en particular a lo largo de la segunda(...)
(...)Por el momento, retengamos de esto la
idea esencial: una cosa es la realidad concreta e
individual de un síntoma —la fobia a los puentes,
por ejemplo—, y otra es el estatuto significante del
mismo síntoma —la misma fobia, pero considerada
esta vez bajo el ángulo de los tres criterios que
definen al significante—. Desde el punto de vista
de su realidad individual, todos los síntomas son
diferentes y jamás se repiten idénticos a sí mismos.
Mientras que, por el contrario, desde el punto
de vista de su valor formal y significante todos los
síntomas son idénticos porque todos se manifiestan
uno por uno en el lugar del Uno. Esta es,
entonces, la idea esencial en el núcleo del concepto
lacaniano de repetición: todos los acontecimientos
que ocupan el lugar del Uno se repiten formalmente
idénticos, sean cuales fueren sus diferentes
realidades materiales. Volveremos sobre ello.
Como vemos, el aspecto significante del síntoma
es el hecho de ser un acontecimiento involuntario,
desprovisto de sentido y pronto a repetirse.
En suma, el síntoma es un significante si lo 
consideramos como un acontecimiento del cual no 
controlo ni la causa ni el sentido ni la repetición.
Lacan escribe el acontecimiento significante
con la notación Si ; en la que el número 1 marca
que se trata de un acontecimiento único —un
síntoma es siempre del orden del Uno— y la letra
S señala la palabra significante. (...)
8 Separata TOPICA digital - N°2 - Noviembre 2014
GRANDES PSICOANALISTAS VOL.II- y vol 1
Aquí presentamos, reunidos por primera vez 
en dos volúmenes, a los grandes autores del 
psicoanálisis: lo esencial de la vida y obra de 
cada uno de estos pioneros que marcaron nuestra 
manera de pensar y practicar el análisis, nuestro 
lenguaje y, en términos generales, la cultura de 
hoy. Los dos vol..
NIÑO DEL ESPEJO. TRABAJO PSICOTERAPEUTICO, 
DOLTO - NASIO
PLACER DE LEER A LACAN, EL. 1 EL FANTASMA
En este libro se explica, con un lenguaje claro y 
accesible, uno de los fenómenos más sorprendentes 
de nuestra vida psíquica, el de la fantasía o 
fantasma (fantasme) ¿Qué es un fantasma? Es 
una pequeña novela en edición de bolsillo que uno 
transporta todo el tiempo consigo y que puede abrir 
en...
ENSEÑANZA DE 7 CONCEPTOS CRUCIALES
¿CÓMO ACTUAR CON UN ADOLESCENTE DIFÍCIL? 
Consejos para padres y profesionales .- “Mi 
objetivo, cuando me encuentro frente a un joven con 
dificultades es que él sienta que soy un terapeuta 
abierto, que deseo comunicarme con él, que es 
bienvenido, que lo acepto tal cual es, sin juzgarlo, 
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EDIPO, EL (EL CONCEPTO CRUCIAL DEL 
PSICOANALISIS)
Piedra fundamental del psicoanálisis, el Edipo es 
el concepto que explica la estructura de nuestra 
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el origen de nuestra identidad sexual de hombre 
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DOLOR DE LA HISTERIA, EL
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tanto al estudiante que se acerca por primera vez 
a la obra freudiana, como al analista confirmado 
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UN PSICOANALISTA EN EL DIVAN
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claramente y sin rodeos a las preguntas más 
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a la ficción. Cada individuo tendrá, así, su teoría 
psíquica del objeto-cuerpo, su imagen ps...
COMO TRABAJA UN PSICOANALISTA
“En el transcurso de estas reuniones es mi intención 
llegar hasta los resortes íntimos de la labor 
psicoanalítica y demostrar así que el psicoanalista 
trabaja, ante todo, con su inconsciente””, dice Nasio, 
y después agrega que ello no significa de ningún 
modo que deba renunciar a la acción psicoana...
DOLOR FISICO, EL
A lo largo de estas páginas dedicadas al dolor 
físico, querría hacer partícipe al lector de algo 
que aprendí, a saber, que el dolor jalona nuestra 
vida como si maduráramos a golpes de dolores 
sucesivos. Cuando aparece un dolor intenso, 
independientemente de que sea físico o psíquico, 
podemos estar.
DOLOR DE AMAR, EL
Para J.D Nasio “el psicoanalista es un intermediario 
que recibe el dolor inasimilable de su paciente y 
lo transforma en un dolor simbolizado” ¿Pero qué 
significa transformar el dolor en símbolo para darle 
sentido? (...) A lo largo de las páginas de El dolor de 
amar, Nasio quiere mostra.
MI CUERPO Y SUS IMAGENES
Pocos conceptos resultan tan centrales en el 
psicoanálisis como el de cuerpo y las imágenes que 
nos forjamos de él. En la medida en que sentimos 
pero también vemos nuestro cuerpo, la cuestión de 
BiBliografía de Juan d. nasio en español
fuente consultada: www.liBreriapaidos.com
9 Separata TOPICA digital - N°2 - Noviembre 2014
la imagen presenta una complejidad en la que J.-D. 
Nasio se propone profundizar. Para ello analiza el 
pe.
TOPOLOGERIA INTRODUCCION A LA TOPOLOGIA 
DE JACQUE
“La introducción de la topología por Lacan en la 
década de 1960, en particular las elaboraciones 
recientes sobre los nudos, constituye, en mi opinión, 
una tentativa de aprehender lo real con recursos 
imaginarios y, más que imaginarios, fantasmáticos; 
recursos que llamare artificios topo
OJOS DE LAURA, LOS
Los ojos de Laura. El concepto de objeto a en la 
teoría de J. Lacan -- Abre Juan David Nasio su libro 
con el relato clínico de una experiencia que refleja de 
una manera viva y ejemplar las ideas teóricas que a 
continuación expone.
SILENCIO EN PSICOANALISIS, EL
MAGNIFICO NIÑO DEL PSICOANALISIS, EL
MAS FAMOSOS CASOS DE PSICOSIS, LOS
Este libro presenta los casos más célebres de 
psicosis en la historia del psicoanálisis -aquellos 
que suscitaron importantes innovaciones teóricas-, 
comentados por destacados psicoanalistas de 
la actualidad. El caso Schreber, de Freud, que le 
permitió a este último profundizar en los mecanismos 
de...
LECTURAS DE FREUD (DESDE BARANGER, LACAN 
Y NASIO)
MIRADA EN PSICOANALISIS, LA
El tema de la mirada ocupó al autor durante 
dos años de un seminario en París y luego en su 
trabajo en Buenos Aires.Desde Freud, y a partir 
de sus desarrollos, la cuestión escópica es una 
de las preocupaciones más importantes para 
el psicoanálisis.Este libro constituye un aporte 
específico y cuidad...
ENSEÑANZA DE 7 CONCEPTOS CRUCIALES DEL 
PSICOANALI
LIBRO DEL DOLOR Y DEL AMOR, EL
Esta obra ofrece una metapsicología del dolor, única 
aproximación teórica satisfactoria para explicar el 
mecanismo de la formación del dolor psíquico. Sea 
físico o psíquico, el dolor siempre emerge en los 
límites:entre el cuerpo y la psique, entre el yo y el 
otro y, sobre todo, entre el funciona...
MAGNIFICO NIÑO DEL PSICOANALISIS
INCONSCIENTE ES UN NUDO ENTRE ANALISTA Y 
PACIENTE
EN LOS LIMITES DE LA TRANSFERENCIA
ACTO PSICOANALITICO
VOZ Y LA INTERPRETACION, LA
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