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El cuerpo político: Carnaval, corporeidad y revolución en El reino de este mundo de Alejo
Carpentier
Author(s): Julio Vélez-Sainz
Source: Revista de Crítica Literaria Latinoamericana, Año 31, No. 62 (2005), pp. 181-193
Published by: Centro de Estudios Literarios "Antonio Cornejo Polar"- CELACP
Stable URL: http://www.jstor.org/stable/25070301
Accessed: 25-05-2017 18:39 UTC
 
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 REVISTA DE CR?TICA LITERARIA LATINOAMERICANA
 A?o XXXI, N? 62. Lima-Hanover, 2do. Semestre de 2005, pp. 181-193
 EL CUERPO POL?TICO: CARNAVAL, CORPOREIDAD Y
 REVOLUCI?N EN EL REINO DE ESTE MUNDO DE ALEJO
 CARPENTIER
 Julio V?lez-Sainz
 U. de Massachussets, Amherst
 El reino de este mundo (1949), novela corta de Alejo Carpentier,
 inicia una corriente en la reciente narrativa latinoamericana que
 reescribe el pasado colonial de estos pa?ses.1 Carpentier muestra
 un fragmento de las sociedades coloniales haitiana y caribe?a y
 refleja sus jerarqu?as, mezcla cultural, segregaci?n racial y luchas
 por el poder existentes dentro de un r?gido esquema esclavista.
 As?, El reino de este mundo ofrece momentos en los que la estruc
 turaci?n social se tambalea a partir de la met?fora del cuerpo pol?
 tico del estado. Es el tema de este estudio analizar las instancias
 en que se trata la inversi?n y sacudida del cuerpo social en t?rmi
 nos de carnavalizaci?n. Para ello utilizamos una base te?rica ba
 sada en el concepto del carnaval desde el prisma de Mikhail
 Bakhtin y V.V. Ivanov quienes destacan su interacci?n con lo cor
 p?reo, ya sea grotesco, c?smico o pol?tico. Con este fin trazamos, en
 primer lugar, un bosquejo de la historia de la imagen del cuerpo
 pol?tico. Despu?s, presentamos un an?lisis del carnaval en el sen
 tido de motor hist?rico, tal y como lo entendieron Bakhtin y un
 amplio sector del bakhtinismo. Asimismo, con el fin de acercar el
 tema al contexto cultural de Carpentier usamos una serie de auto
 res que han estudiado el carnaval y la cultura popular en el mun
 do latinoamericano y africano (Burke, Zavala, Rector).
 Roberto Gonz?lez Echeverr?a destaca el carnaval entre las es
 cenas repetidas con las que Carpentier articula su obra. Gonz?lez
 arguye que El reino est? subdivido en 26 secciones de las cuales la
 central es la escena "carnavalesca" de la toma de la finca de M.
 Lenormand de M?zy:
 [El carnaval, con su rendici?n a los deseos de la carne, lo teatral y la in
 versi?n gozosa de jerarqu?as, es lo que caracteriza la escena central, ese
 eje sobre el que pivota la historia [...] el centro de la historia es la cele
 braci?n, la alegr?a y el miedo de acabar un ciclo y empezar el siguiente.]
 The Carnival, in all its surrender to the desires of the flesh, the theatri
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 cal, and the joyous inversion of hierarchies, is what characterizes that
 central scene, that axis on which the story pivots [...] .the center of the
 story is the celebration, the joy and the fear, of finishing one cycle and
 beginning the next. (148-49)
 Partiendo de la acertada apreciaci?n de Gonz?lez Echevarr?a, este
 estudio pretende aportar un aspecto que no ha sido estudiado en
 El reino de este mundo, la obra de Carpentier utiliza la met?fora
 del cuerpo pol?tico del estado, hermanado con el carnaval, para la
 composici?n de los ciclos de alternancia de poder que conforman su
 obra.2 Indirectamente, tambi?n mantendremos que Carpentier
 abre su discusi?n sobre la posibilidad de una revoluci?n marxista
 en la Am?rica Latina por medio de la met?fora del carnaval.
 La tradici?n europea del carnaval se articula sobre la met?fora
 del cuerpo c?smico, social y pol?tico, la cual empieza en diversos
 mitos primales de creaci?n donde el universo mismo es creado a
 partir de un cuerpo.3 El ejemplo m?s influyente es el Timeo plat?
 nico donde mantiene que el cosmos se asemeja a un ser vivo (57).
 En el cristianismo, la met?fora del cuerpo c?smico fue una de las
 piedras fundacionales pues ya San Pablo mantiene en la primera
 ep?stola a los corintios que:
 12 Pues del mismo modo que el cuerpo es uno, aunque tiene muchos
 miembros, y todos los miembros del cuerpo, no obstante su pluralidad,
 no forman m?s que un solo cuerpo, as? tambi?n Cristo. 13 Porque en un
 solo Esp?ritu hemos sido todos bautizados, para no formar m?s que un
 cuerpo, jud?os y griegos, esclavos y libres. Y todos hemos bebido de un
 solo Esp?ritu. 14 As? tambi?n el cuerpo no se compone de un solo miem
 bro, sino de muchos. (1 Corintios, XII 12-14)
 A Carpentier no se le deb?a haber pasado este atractivo paralelo
 entre el reino de los cielos y la iglesia en la tierra, m?s incluso si
 tenemos en cuenta que el mismo t?tulo de la novela {El reino de
 este mundo) est? tomado de la tradici?n medieval basada en el
 ejemplo paulino que equipara el cielo con la tierra por medio de
 establecer un paralelo entre el sistema pol?tico que mantiene a
 ambos, la monarqu?a, terrestre por un lado y celestial por el otro.
 De este modo, uno de los m?todos m?s comunes para hablar de la
 iglesia y del cielo consist?a en la divisi?n de los distintos estamen
 tos y clases sociales por medio de la met?fora del cuerpo pol?tico.
 Quiz? es la divisi?n de Thomas Brinton la m?s completa de todas.
 Para ?ste:
 Hay diversos miembros en este cuerpo m?stico pues las cabezas son los
 reyes, pr?ncipes y prelados, los ojos son los sabios jueces y los buenos
 consejeros, las orejas son los religiosos, la lengua los buenos doctores, la
 mano derecha son los soldados dispuestos a defender, la izquierda los
 mercaderes y los mec?nicos, el coraz?n los ciudadanos y los burgueses
 pues est?n en el centro, los pies los granjeros y los trabajadores que
 mantienen firmemente el cuerpo todo.
 In this Mystical Body there are many members, because the heads are
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 EL CUERPO POL?TICO EN EL REINO DE ESTE MUNDO 183
 the kings, princes, and prelates; the eyes are wise judges and true coun
 cilors, the ears are religious, the tongue good doctors; the right hand is
 the soldiers ready to defend; the left hand is the merchants and faithful
 mechanics; the heart is the citizens and burghers placed in the centre;
 the feet are the farmers and labourers supporting the whole body firmly.
 (Citado en Hale 44 n96)
 La met?fora funciona por medio de una sin?cdoque en la que los
 miembros del cuerpo social son identificados con el miembro que
 les caracteriza: el dirigente suele ser la cabeza del estado ya que
 dirige el cuerpo y se mantiene en el plano superior, la boca suele
 corresponder a aquellos que hablan en p?blico, los religiosos son
 los o?dos puesto que escuchan a unos y otros, la lengua los doctores
 puesto que prescriben las recetas, los trabajadores pueden ser los
 pies que mantienen al cuerpo o, como en el ejemplo citado, las ma
 nos dada su profesi?n.
 Pasemos a ver c?mo funciona la met?fora del cuerpo pol?tico en
 las distintas etapas por las que pasa Hait? a lo largo de la novela.
 Podemos observar tres mandatos consecutivos: los colonos france
 ses (representantesdel sistema europeo), el reinado de Henri
 Christophe, primer monarca oriundo americano y los mulatos re
 publicanos. A cada cuerpo pol?tico le sigue una rebeli?n que suele
 acabar con la implantaci?n de un nuevo sistema opresor. As?, la
 met?fora del cuerpo pol?tico y de la destrucci?n de ?ste se repite a
 lo largo de la novela. En la escena que abre el libro, las cabezas de
 los blancos se?ores aparecen se?alados en una tienda, Ti se divier
 te pensando en lo parecidas que resultan con las cabezas de las va
 cas de la tienda de al lado (10). De este modo, desde el principio de
 la novela la monarqu?a queda identificada con la cabeza, una ca
 beza sin cuerpo. Justo acto seguido Ti Noel establece una compa
 raci?n entre los reyes europeos y los africanos, favoreciendo la
 fuerza de los africanos sobre lo afeminado e in?til de los europeos.
 Tambi?n los esclavos aparecen representados en el mapa del cuer
 po pol?tico que traza Carpentier. Mackandal comienza su rebeli?n
 y su metamorfosis una vez que pierde su brazo. Recordemos, ade
 m?s que en el cap?tulo significativamente titulado "Lo que hallaba
 la mano" este brazo "descubr?a la vida secreta de especies singula
 res, afectas al disfraz, la confusi?n, el verde verde" (19, mi ?nfa
 sis). Es decir, podr?a mantenerse, con Stephen Greenblatt, que
 Mackandal aprende a disfrazarse (metamorfosearse) precisamente
 por medio de una mutilaci?n de la parte del cuerpo que le repre
 senta dentro del cuerpo pol?tico.
 En la tradici?n europea la met?fora del cuerpo pol?tico se utili
 za en discusiones sobre la posibilidad de revoluci?n. Normalmente
 se proponen dos soluciones. Por un lado, en la Apologye (1532) de
 Tom?s Moro se sugiere que la mejor manera de resolver las rebe
 liones es la plat?nica soluci?n de la amputaci?n del miembro en
 fermo. Esta ser?a la reflejada por Mackandal la amputaci?n de su
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 brazo y por Maman Loi quien descubre el veneno que va a llevar a
 la revoluci?n a partir de cuando hunde "los brazos en una olla lle
 na de aceite hirviendo" (21), como muestra de sus poderes m?gicos.
 As?, ambos revolucionarios se identifican por medio de la mutila
 ci?n/violencia de la parte corporal que les representa dentro del
 cuerpo social.
 Carpentier contin?a con la met?fora del cuerpo pol?tico en el
 segundo reinado de la novela: el de Henri Christophe. La vuelta a
 ciudad del Cabo es una vuelta al esp?ritu jovial: "hay mercados con
 alguna m?sica, animales amaestrados, mu?ecos que hablan y co
 cineras que se divierten con quien, en vez de hablar de hambre,
 se?ala el aguardiente" (100). En ciudad del Cabo, Ti Noel ha vuel
 to a la cabeza del estado (la ciudad), pero con un cambio funda
 mental: esta cabeza sufre. As?, toda las puertas de las casas, "los
 ojos de buey" escuchaban con atenci?n "en una expectaci?n tal que
 deformaba las fachadas en muecas humanas" e, incluso, "la hume
 dad no dibujaba sino o?dos en las paredes". Toda la cabeza escucha
 gritos que salen "De aquel agujero, negro como una boca desden
 tada brotaban de s?bito unos alaridos tan terribles que estreme
 c?an toda la poblaci?n [...] hasta que la garganta, rota en sangre, se
 terminara de desgarrar en anatemas [...] Luego era un llanto; un
 llanto sacado del fondo del pecho" (101). De este modo, la Ciudad
 del Cabo se convierte en una cabeza grotesca que refleja el sufri
 miento del confesor de Cornejo Breille. Por una nueva sin?cdoque,
 el predicador queda caracterizado por la parte corporal que le ca
 racteriza: la boca. Sin embargo, el proceso de inversi?n (de dentro
 a afuera) amenaza con descorporeizarle. As?, mientras el padre
 Juan de Dios recita por el perd?n del rey, se destaca precisamente
 la cabeza de Cornejo: "Mientras el semblante iba adquiriendo fir
 meza y expresi?n, de su boca sin labios, sin dientes, negra como un
 agujero de gatera, surg?a una voz tremebunda" (106). De hecho,
 Henri Christophe, aguanta hasta que recita el rex tremendae ma
 gestatis de Cristo. Carpentier, pues, no s?lo establece un paralelo
 entre los reinos del mundo humano y divino, del mundo africano y
 europeo, sino tambi?n uno entre los reyes de ambos. La cabeza re
 al de Cristo-Christophe cae ante la cabeza, deformada y grotesca, y
 el grito de los torturados. Asimismo, esta imagen combina el pa
 ralelo entre los se?ores y el dominum, o, como nos recuerda en uno
 de los cap?tulos, el cordero de dios {agnus dei). As?, de manera bas
 tante simb?lica a Henri Christophe, la cabeza del estado, se le en
 tumece el cuerpo y no puede "mover los brazos ni las piernas" (107
 8). El "alma del estado" pierde su propio cuerpo cuando pierde el
 cuerpo pol?tico. De hecho, una vez que se ha derrocado y Christo
 phe se ha pegado un tiro en la cabeza, el cuerpo del monarca sigue
 vivo por unos instantes: "La mano de Christophe solt? el arma,
 yendo a la sien abierta. As?, el cuerpo se levant? todav?a, quedando
 como suspendido en el intento de un paso, antes de desplomarse,
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 EL CUERPO POL?TICO EN EL REINO DE ESTE MUNDO 185
 de cara adelante, con todas sus condecoraciones. Los pajes apare
 cieron en el umbral de la sala. El rey mor?a, de bruces en su propia
 sangre" (115). As?, mientras el cuerpo del rey (trasunto de su mo
 narqu?a) intenta seguir andando no puede porque le falta la cabe
 za derrocada. El proyecto mon?rquico negro de Christophe se tam
 balea a la vez que su cuerpo.
 Una vez acabado el reinado de Christophe, el cuerpo del rey de
 saparece al igual que su cuerpo pol?tico (el reinado). De hecho, su
 propio cuerpo se disuelve en lo que fue su mayor proyecto: "su
 vientre y sus muslos. Los brazos y las botas siguieron flotando,
 como indecisos, en la grisura movediza de la mezcla. Luego, s?lo
 qued? el rostro, soportado por el dosel del bicornio travesado de
 oreja a oreja" (120). Es decir, el rey al fundirse con la fortaleza de
 la Monta?a del Gorro del Obispo, se va descorporeizando poco a
 poco. El cuerpo del monarca absolutista, como su propio reino se
 deshace en su fortaleza. Una vez que Christophe, el Rey de Hait?,
 literalmente se ha convertido en piedra vemos una escena de Pau
 lina Bonaparte, hermana del emperador, cuyo cuerpo se ha con
 vertido en estatua (130). Quiz? no es casual tampoco que Solim?n
 se horrorice y se d? cuenta de su propia mortalidad en este mo
 mento. En el proyecto pol?tico de Carpentier la ni la monarqu?a
 europea ni la Am?rica europeizada parecen funcionar. Los reyes
 del mundo europeo y del mundo esclavista han muerto, y adem?s,
 se han petrificado.
 La destrucci?n del estado tambi?n tiene base en la alegor?a del
 cuerpo pol?tico, en concreto, en la met?fora del mal gobierno y de
 la revoluci?n como un veneno para la sociedad. Bas?ndose en el
 equivalente griego del cuerpo pol?tico, Plat?n establece una analo
 g?a entre un m?dico que sana el cuerpo y el buen estadista que cu
 ra al cuerpo de su enfermedad o del veneno que le enferma en el
 tercer libro de la Rep?blica (I, 161), lo que cobrar?a fuerza entre
 los estoicos (Hale 25). Carpentier tambi?n recoge esta secci?n de la
 met?fora del cuerpo pol?tico. El veneno que sirve para establecer la
 revoluci?n de los mandingas se expande primero en cuerpos de
 animales -un perro (21), una vaca (25)- y, luego, se extiende por
 toda la topolog?a de la Llanura del Norte, entra luego en las casa y
 afecta a los propietarios de las haciendas. Es decir, se extiende por
 todo el cuerpo de Hait? hasta llegar a la cabeza. Carpentier deja
 clara la visi?n de las bocas de los colonos: el veneno, de hecho, "se
 gu?a alcanzando el nivel de las bocas" (29) de los propietarios. Pre
 cisamente, cuando se extiende el veneno la met?fora utilizada es
 la de "una incontenible enredadera que buscara las sombras para
 hacer de los cuerpos sombras"(28). Es decir, este veneno aniquila
 los cuerpos, los descorporeiza.
 Tras la mutilaci?n, el envenenamiento y la descorporeizaci?n
 Carpentier tambi?n refleja una posibilidad de revoluci?n del cuer
 po pol?tico un tanto menos cruenta: el carnaval. Para Mikhail
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 Bakhtin el cuerpo grotesco que desarrollan escritores como Rabe
 lais pertenece a una serie de cambios que trasladan la cosmogon?a
 medieval vertical de Dios al hombre (a la que alude Carpentier en
 el t?tulo de su obra), a una horizontal del pasado al futuro, es de
 cir, al movimiento de la Historia, a la revoluci?n (364-65). De esta
 manera, el carnaval rabelaisiano podr?a ser entendido como un
 elemento activo de una lucha ut?pica, lo que en el futuro ser?a vis
 to en el terreno de la pol?tica. 4 Sirva como ?ltimo ejemplo de la
 importancia de la met?fora del cuerpo pol?tico su omnipresencia
 durante la Revoluci?n Francesa en la que las met?foras del cuerpo
 sirvieron para constituir una narraci?n coherente que explicara la
 fractura hist?rica y la escisi?n del momento (Baecke 4). El Carna
 val tuvo un papel directo en la recepci?n de la revuelta: se publica
 ron panfletos en los que se dibujaban las partes bajas del cuerpo
 del rey Luis XVI y se les atribu?a mal funcionamiento y dibujos en
 los que el Rey quedaba representado como un cerdo de Mardi Gras
 o un Rey Bufo (62).5 Como en la Revoluci?n Francesa, el humor y
 el disfraz forman parte del carnaval revolucionario de los negros
 en El reino de este mundo en la que "los esclavos se mostraban de
 un desafiante buen humor" (32). Al principio de la novela Mackan
 dal se transforma en diversos animales, se disfraza en "trajes de
 animales" (33) para comenzar la rebeli?n. El carnaval contin?a
 con Mackandal cuando recupera su integridad corp?rea pues
 "vuelve a asentarse, nervudo y duro, con test?culos como piedras"
 (34). Es decir, con gran poder de fertilizaci?n, con la fuerza de las
 partes bajas que invoca la fiesta. Otro de los aspectos del carnaval
 es la teatralizaci?n de la realidad. As?, una vez que es capturado y
 va a ser ejecutado la ejecuci?n de Mackandal es la de un teatro
 "como de palco a palco de un vasto teatro conversaban a gritos las
 damas de abanicos y mitones" (39). Los negros esperan, claro,
 abajo, donde tambi?n ven una "funci?n de gala" para ellos. Resulta
 tambi?n muy significativo que Mackandal se transforme de nuevo,
 en este caso, en un "mosquito zumb?n, (que) ir?a a posarse en el
 mismo tricornio del jefe de las tropas" (40). Mackandal se "disfra
 za" de mosquito "zumb?n" (negro) y se posa en la cabeza de aquel
 que representa el estado. De este modo, la revoluci?n de los negros
 se inicia gracias al poder de la risa y del disfraz de Mackandal: es
 una fiesta carnavalesca al uso de la revoluci?n francesa: el alcohol,
 la confusi?n y la org?a son continuos. Como mantiene Carpentier
 est?n "riendo y peleando" (57).
 Si el carnaval de los negros es uno de revoluci?n, con la ca?da
 del r?gimen, los propietarios, curiosamente, se sienten aliviados y
 se desenfrenan en un inversi?n de sus roles sociales: "El viudo re
 descubr?a las ventajas del celibato; la esposa respetable se daba al
 adulterio con entusiasmo de inventor; los militares se gozaban con
 la ausencia de dianas; las se?oritas protestantes conoc?an el hala
 go del escenario, luci?ndose con arrebol y lunares en la cara. Todas
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 EL CUERPO POL?TICO EN EL REINO DE ESTE MUNDO 187
 las jerarqu?as burguesas de la colonia hab?an ca?do" (64). El pupilo
 de Bakhtin, V.V. Ivanov indica que el esp?ritu del carnaval en una
 inversi?n semi?tica de oposiciones binarias que se pueden ver en
 todos los niveles: sexual (hombre-mujer), econ?mica (rico-pobre) y
 social (rey-esclavo) (11). De este modo, tras la primera revoluci?n
 el mundo de El reino de este mundo se vuelve patas arriba, las je
 rarqu?as se invierten: el cuerpo pol?tico se desmiembra y aparece
 "un viento de libertad, de fantas?a, de desorden" (65). Veremos este
 viento m?s tarde.
 El gobierno de Rochambeau tambi?n est? marcado por el car
 naval: un "carnaval sangriento" en este caso pues "Nadie hac?a ca
 so de los relojes, ni las noches terminaban porque hubiera amane
 cido. Hab?a que agotar el vino, extenuar la carne, estar de regreso
 del placer antes de que una cat?strofe acabara con la posibilidad
 de goce" (78). As?, se describe c?mo las damas blancas se mofan de
 un edicto oficial, se llega a violar a ni?as negras y dar de comer
 negros a los perros (79).
 Carpentier vuelve a utilizar la met?fora del cuerpo pol?tico y
 del carnaval para retratar el nuevo poder de los mulatos republi
 canos. Como mencionamos el carnaval tiene mucho de ut?pico y
 tras "el viento de libertad" la hacienda posrevolucionaria de Mon
 sieur Lenormand de Mezy queda descrita en estos t?rminos. Es
 "una tierra en que la esclavitud hab?a sido abolida para siempre"
 (83), donde "la gente era alegre" (84). Sin embargo, tal y como ocu
 rriera en la revoluci?n francesa, Sans-Souci se convierte en la dis
 top?a donde los propios negros, en un "mundo de negros", est?n es
 clavizando a su gente. En este caso el uso del mundo carnavalesco
 es contrario. Si los negros tras su revoluci?n acabaron con el cuer
 po pol?tico de los blancos, un nuevo cuerpo pol?tico se ha creado al
 rededor de una nueva cabeza: el Gorro del Obispo. De esta mane
 ra, el negro-rey lleva el s?mbolo del poder (el f?nix) en su "gorro
 napole?nico" (96), el nuevo cuerpo se eleva por el monte "por enci
 ma de las nubes" (96). As?, el arma de doble filo del carnaval queda
 claro al ver que los negros esclavizantes invierten los polos de su
 propia sociedad "era como si en una misma casa los hijos pegaran
 a los padres, el nieto a la abuela, las nueras a la madre que coci
 naba" (95-6).
 Como hemos visto, Carpentier ha utilizado la met?fora del
 cuerpo pol?tico para describir las dos primeras revoluciones de la
 novela. No obstante, parece que ninguna de las inversiones del
 cuerpo pol?tico ha tra?do m?s que destrucci?n. ?Cu?l debe ser el
 rey de este mundo? En este momento, reaparece Ti Noel en la na
 rraci?n. Despu?s del saqueo de Sans-Souci, Ti Noel se pasea por
 all? y encuentra algunas cosas desperdigadas por el suelo: una
 mesa, un pez luna embalsamado, una mu?eca vestida de pastora y
 tres tomos de la Gran Enciclopedia que usa como aposento. Si em
 bargo, "lo que hac?a m?s feliz al anciano era la posesi?n de una ca
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 saca de Henri Christophe, de seda verde, con pu?os de encaje sal
 m?n, que luc?a a todas horas, realzando su empaque real con su
 sombrero de paja trenzada, aplastado y doblado a modo de bicor
 nio, al que a?ad?a una flor encarnada a guisa de escarapela" (133).
 Ti Noel abiertamente imita al rey, lo parodia, en t?rminos del car
 naval Ti Noel representa al Rey del Carnaval en su versi?n africa
 no-americana del lucum?, el rey de negros, o rey de Angola del car
 naval cubano. Como ha establecido Peter Burke en un estudio se
 minal, el carnaval americano se imbuye de las creencias africanas
 y mantiene rasgos singulares: una mayor violencia, presencia del
 baile y prominencia con respecto al poder de las mujeres (153). As?,
 enfatiza el ejemplo multiforme del maracatu, cucumbi, congada, o
 "coronaci?n del rey del Congo" (154). As?, recoge instancias en las
 que ocurren posesiones de los sujetos. Es de destacar, que una de
 las caracter?sticas del carnaval cubano es la manumisi?n temporal
 de un esclavo (157) y, as?, los negros tomaron las calles de La Ha
 bana vestidos como congos, lucum?es, arar?s y mandingas "(t)he
 blacks took the streets of La Habana dressedas congos (again), lu
 cum?es, arar?s and mandingas" (157). Los lucum?es, liberados por
 un d?a, se manten?an en una especie de trance, de manera bastan
 te parecida a la de Ti Noel, y buscaban ser pose?dos por el rey de
 negros. Esto es, de hecho, lo que le pasa a Ti Noel, quien dar? co
 bijo al "Rey de Angola" (134). Ti Noel, como buen monarca, habla
 con todos por igual mientras "empu?aba una ramita de guayabo a
 modo de cetro" (133). En t?rminos occidentalistas, podr?amos leer
 que el esclavo se ha vuelto un loco l?cido que ve m?s all? que el
 resto. Resulta especialmente significativo que precisamente aqu?
 comience a cobrar la certeza de que ten?a "una misi?n que cum
 plir" (133). El esclavo se convierte en el Rey de Angola, y pronun
 cia "un largo discurso lleno de adivinanzas y promesas" (134).
 Adem?s, como buen monarca "dictaba ?rdenes al viento. Pero eran
 edictos de un gobierno apacible, puesto que ninguna tiran?a de
 blancos ni de negros parec?a amenazar su libertad" (134). Su rei
 nado de libertad, en claro, abierto, amargo contraste con el de
 Christophe es amable y regal?n. Si Christophe era "Henri, por la
 gracia de Dios y la Ley Constitucional del Estado, Rey de Hait?,
 Soberano de las Islas de la Tortuga, Gonave, y otras adyacentes,
 Destructor de la Tiran?a, Regenerador y Bienhechor de la Naci?n
 Haitiana, Creador de sus Instituciones Morales, Pol?ticas y Gue
 rreras, Primer Monarca Coronado del Nuevo Mundo, Defensor de
 la Fe, Fundador de la Orden Real y Militar de Saint-Henri, a to
 dos, presentes y por venir, saludo" (113); Ti Noel funda la "Orden
 de la Escoba Amarga, la Orden del Aguinaldo, la Orden del Mar
 Pac?fico y la Orden del Gal?n de Noche. Pero la m?s requerida era
 la Orden del Girasol, por lo vistosa" (134). N?tese el agudo con
 traste entre los t?tulos de Ti Noel y la manera de recitar los t?tulos
 del rey esclavista. Ti Noel es literalmente "rey de negros" por un
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 EL CUERPO POL?TICO EN EL REINO DE ESTE MUNDO 189
 d?a. El ef?mero gobierno de Ti Noel est? carnavalizado hasta la
 m?dula: a su lado tiene un burlesco Padre de la Sabana, represen
 tante de la iglesia cimarrona, y un viejo veterano con su uniforme
 de campa?a. Es decir, en este cap?tulo, el de la epifan?a de Ti Noel,
 en un ambiente unlversalizante, donde todos hablan, un nuevo
 cuerpo estatal carnavalesco toma el poder burlesco. Un rey de ga
 llos, un representante de una iglesia inventada y un viejo soldado
 representan la contrapartida burlesca del terrible reinado de
 Christophe.
 Sin embargo, como hasta ahora la secuencia de rebe
 li?n/opresi?n contin?a. En este caso son los agrimensores quienes
 llegan al reino de Ti Noel. El nuevo modelo social establecido es el
 unos "mulatos republicanos" (137) que, sin embargo, lo quieren es
 clavizar de igual modo que el se?or blanco y el rey negro. De esta
 manera, Ti Noel decide despojarse de la "vestidura de hombre"
 (138), y "disfrazarse" de avispa, gara??n, hormiga, y, finalmente,
 ganso. En el reino animal Ti Noel encuentra paz, sin embargo,
 hasta los Gansos tienen una jerarqu?a en la novela, el principio de
 autoridad est? sujeto al ?nsar Mayor, y siguen la distribuci?n so
 cial del "rey o capataz de los viejos cabildos africanos" (141). De
 esta manera, "el clan (de los gansos) aparec?a ahora como una co
 munidad aristocr?tica, absolutamente cerrada a todo individuo de
 otra casta" (142) y hasta son capaces de establecer guerras por po
 der. Carpentier nos presenta una alegor?a final de la misi?n de Ti
 Noel. El propio cuerpo de Ti Noel pasa a ser un cuerpo social y
 c?smico:
 Un cansancio c?smico, de planeta cargado de piedras, ca?a sobre sus
 hombros descarnados por tantos golpes, sudores y rebeld?a...Era un
 cuerpo de carne transcurrida... Pero la grandeza del hombre est? preci
 samente en querer mejorar lo que es. [...] En el Reino de los Cielos no
 hay grandeza que conquistar, puesto que all? todo es jerarqu?a estable
 cida, [...] hermoso dentro de su miseria, capaz de amar en medio de las
 plagas, el hombre s?lo puede hallar su grandeza, su m?xima medida en
 el Reino de este Mundo. (142-43)
 Ti Noel se da cuenta del "cansancio" doble de su cuerpo transus
 tanciado: como Rey es avatar del cuerpo pol?tico del estado, como
 personaje aleg?rico es trasunto del cuerpo c?smico, literalmente,
 un "cuerpo de carne transcurrida". As?, el Rey de Angola, Rey
 burlesco de Am?rica da una ?nica orden a sus subditos "El anciano
 lanz? su declaraci?n de guerra a los nuevos amos, dando orden a
 sus subditos de partir al asalto de las obras insolentes de los mula
 tos investidos" (143). Del oc?ano surge entonces un "viento verde"
 (como la casaca de Ti Noel, como el verde del disfraz de Mackan
 dal) que todo lo arrasa. De este modo, los signos de la civilizaci?n y
 del reinado de Ti Noel (el pez luna, la enciclopedia, la mu?eca de
 las celebraciones africanas) desaparecen. De la antigua hacienda
 no queda ni las ruinas e incluso la naturaleza se invierte en el hu
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 rac?n "todos los ?rboles se acostaron de copa al sur, sacando las
 ra?ces de la tierra. Y durante toda la noche, el mar, hecho lluvia,
 dej? rastros de sal en los flancos de las monta?as" (143). El hura
 c?n de Ti Noel todo lo trastoca y vuelve al rev?s, los ?rboles ense
 ?an sus ra?ces (de dentro a afuera) y el mar se hace lluvia (lo de
 abajo va arriba). El reino de este mundo, literalmente, se ha inver
 tido.
 Significativamente este cap?tulo se titula el cordero de dios
 {agnus dei) por lo que Carpentier establece un paralelo entre el en
 frentamiento y ca?da del cuerpo pol?tico de Christophe y Cornejo y
 "las cabezas de cera" del primer cap?tulo que eran, a la vista de Ti
 Noel, correlato de las cabezas de los se?ores. El burlesco rey de
 Hait?, cabeza del estado burlesco, decide exclamar su non serviam
 a la nueva represi?n y declararles la guerra. Acto seguido, como
 supremo acto de rebeld?a a la met?fora del cuerpo pol?tico se di
 suelve. La idea del cuerpo pol?tico se trasforma y rompe en un gri
 to que lo invierte todo y, finalmente, desaparece.
 En resumen, las metamorfosis de Mackandal y la autoflagela
 ci?n de Maman Loi son una primera agresi?n a la parte del cuerpo
 pol?tico con que se les identifica: las manos. Adem?s, tras la revo
 luci?n se descubre el motivo del mundo patas arriba: el viento es
 de desorden, el cuerpo social queda desintegrado. El nuevo r?gi
 men es un nuevo carnaval, en esta caso, "sangriento": la fiesta se
 acerca la rebeli?n, el cuerpo social se tambalea y s?lo queda vio
 lencia. Carpentier apuntala los paralelos entre los cuerpos pol?ti
 cos del estado de Christophe como reyezuelo y el burlesco reinado
 por un d?a de Ti Noel como rey de carnaval, contrapartida del an
 terior. La violencia de aqu?l contrasta con la falta de ?sta en Ti
 Noel una vez que se convierte en un rey carnavalesco que reparte
 t?tulos al aire. Carpentier nos ofrece, pues, una reconstrucci?n del
 motivo del loco l?cido que trastoca e invierte los t?rminos del
 cuerpo pol?tico. Finalmente, vemos la transformaci?n final de Ti
 Noel a la vez que un el viento todo lo arrasa.
 Carpentier nos presenta la met?fora del cuerpo pol?tico
 carnavalizado para establecer una discusi?n sobre la legitimidad
 del poder. El juego de jerarqu?as establecido en la obra: m?s all?,
 reino de este mundo, rey sobre subdito, esclavizador y esclavo, cor
 poreidad y descorporeizaci?n quedan trastocadas por un carnaval
 que nombra a Ti Noel el rey bufo de este mundo justo antes de
 descorporeizar el cuerpo pol?tico, social y c?smico. Carpentier nos
 presenta distintos tipos de alternativas sociales: la hacienda, el
 periodo de Rochambeau, el reinado de Christophe, los reyes euro
 peos representados en Paulina Bonaparte, la rep?blicaesclavizan
 te. Los cuerpos pol?ticos de todos ellos quedan invertidos o descor
 poreizados por medio de las met?foras tradicionales asociadas al
 cuerpo pol?tico: el veneno, la inversi?n carnavalesca y la descorpo
 reizaci?n. Sin embargo, por medio de una continua sucesi?n de
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 EL CUERPO POL?TICO EN EL REINO DE ESTE MUNDO 191
 momentos de rebeli?n y de represi?n, expresados adem?s en met?
 foras de corporeizaci?n y descorporeizaci?n Carpentier rechaza to
 das las posibilidades oficiales. La posibilidad de una rebeli?n e in
 cluso de un pensamiento ut?pico en la Am?rica Latina es imposi
 ble en los moldes occidentales u occidentalizados. En mi opini?n, lo
 significativo no es que no nos diga qu? va a ocurrir con esta, sino
 que Carpentier deja, conscientemente, el final abierto a tan s?lo
 una revoluci?n: la del reinado burlesco, invertido, africano y car
 navalesco de Ti Noel.
 NOTAS:
 1. En este sentido se pueden leer, entre varias otras, El mundo alucinante
 (1969) de Reinaldo Arenas, Daim?n (1978) y Los perros del para?so (1983) de
 Abel Posse, El mar de las lentejas (1979) de Antonio Ben?tez Rojo, El ente
 nado (1988) de Juan Jos? Saer y La noche oscura del Ni?o Aviles (1984) de
 Edgardo Rodr?guez Julia. Adem?s, encontramos varias obras del propio
 Carpentier como El arpa y la sombra (1979)
 2. El carnaval aparece en toda la producci?n carpenteriana de los cuarenta
 (Carpentier 249) y en "Histoire de lunes" (Carpentier 91). Asimismo, las es
 cenas carnavalescas marcan tambi?n la revoluci?n en El recurso del M?todo.
 En una escena de carnaval educado en la que Enrico Caruso, durante la re
 presentaci?n de A?da, aparece disfrazado por la calles, y la polic?a lo detiene
 "por llevar un disfraz fuera de carnavales" (Carpentier, Recurso 202), d?n
 dole una oportunidad a la oposici?n para atacar a la polic?a. De hecho, este
 carnaval, como casi todos los Carpentier termina con escenas de violencia:
 "la prisi?n Modelo se llen? de m?scaras. Y hubo aullidos y estertores, y ga
 rrotes apretados... y palos y latigazos, y sexos taconeados" (208), luego, los
 enmascarados son trasladados al Gran Estadio Ol?mpico donde "hab?a mejor
 espacio para ametrallar en masa", y en donde los asesinados, dentro de
 grandes bloques rectangulares con cemento con lo que pasaron a formar
 parte del estadio (209).
 3. Es el caso babil?nico del Enuma Elish, quiz?s, el m?s llamativo. En esta
 tradici?n, el mundo naci? del desmiembre de Tiamat por parte de Marduk.
 El dios dividi? el cuerpo muerto de Tiamat y, de aqu?, nacieron el cielo, la
 tierra, los vientos y las aguas. Encontramos paralelos en la India, Persia,
 Egipto y China.
 4. La noci?n del carnaval bakhtiniano ha creado escuela en multitud de disci
 plinas: la semi?tica, la historia cultural, la teor?a cr?tica. En un primer mo
 mento fue el aspecto revolucionario lo m?s estudiado y destacado de su obra
 por la cr?tica marxista (Gilmore 4), y por la postmoderna (Zavala, Gilmore,
 Gardiner). En el campo del hispanismo Iris Zavala ha mantenido que la
 carnavalizaci?n representa un pensamiento ut?pico y pol?tico. Siendo as? un
 "anhelo de libertad del ser humano, que en inversiones sociales subvierte el
 poder y la subyugaci?n, y desaf?a las jerarqu?as dominantes, otorg?ndole la
 palabra a cuantos la jerarqu?a, el orden y el poder silencian y oprimen para
 mantener sus formas" (70). Puede este m?rfico carnaval ser instrumento de
 las clases dominantes. Para Jacques Heers: "El carnaval, se encuentra con
 frecuencia marcado, alterado por una voluntad de gobernar la ciudad a tra
 v?s de la fiesta, por un sello aristocr?tico, a menudo bien ostentoso y, en la
 elecci?n de los temas, por el reflejo de una cultura mucho m?s elitista, corte
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 sana, principesca, humanista" (256). La imagen del cuerpo pol?tico del esta
 do sigue viva en Am?rica Latina. De este modo, durante la dictadura de Pi
 nochet en Chile la geopol?tica de la doctrina de seguridad nacional decidi?
 que la sociedad chilena sufr?a de una enfermedad y algunas partes de su
 cuerpo deber?an ser amputados "the geopolitics of the Doctrine of National
 Security: [decidi? que la] Chilean society suffered from a disease and some
 body parts had to be "amputated" to cure it" (Avelar 46).
 5. La inversion propuesta lleg? hasta tal punto que la imagen corp?rea pro
 puesta para el nuevo r?gimen, tras las masacres posteriores, dejar?an de ser
 un cuerpo colosal masculino guerrero y ser?a un cuerpo completamente nue
 vo: el de la libertad con forma de mujer (320-23). La inversi?n es absoluta.
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	Contents
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	183
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	Issue Table of Contents
	Revista de Crítica Literaria Latinoamericana, Vol. 31, No. 62 (2005), pp. 1-356
	Front Matter
	Sección Monográfica: IX Encuentro Latinoamericano en Berkeley. Homenaje a Antonio Cornejo Polar
	Presentación: En el archivo de Antonio Cornejo Polar [pp. 7-12]
	Dos discursos y un mensaje [pp. 13-17]
	Heterogeneidad e identidad nacional en el imaginario cultural chileno: una actualización [pp. 19-26]
	Clorinda Matto de Turner, novelista y los aportes de Antonio Cornejo Polar al estudio de la novela peruana del siglo XIX [pp. 27-51]
	Otra vez Sor Juana: leer la heterogeneidad colonial en un contexto transatlántico [pp. 53-71]
	Antonio Cornejo Polar y la pedagogía de la posibilidad [pp. 73-83]
	La heterogeneidad suturada: Titu Cusi Yupangui [pp. 85-96]
	Hacia una imagen de la novela peruana según Antonio Cornejo Polar: apuntes para una caracterización [pp. 97-105]
	El Diario íntimo de Soledad Acosta de Samper: configuración de una voz autorial femenina en el siglo XIX [pp. 109-123]
	El aparecido azteca: Ignacio Manuel Altamirano en el necronacionalismo mexicano, 1893 [pp. 125-142]
	Las vanguardias peruanas: la reconstrucción de continuidades culturales [pp. 143-161]
	Escapando a la realidad: Hacia un deslinde de lo fantástico [pp. 163-180]
	El cuerpo político: Carnaval, corporeidad y revolución en El reino de este mundo de Alejo Carpentier [pp. 181-193]
	Novísimas y rarísimas: melodrama y experimentalismo en la narrativa cubana escrita por mujeres [pp. 195-210]
	El trujillato por tres plumas foráneas: Manuel Vázquez Montalbán, Julia álvarez y Mario Vargas Llosa [pp. 211-228]
	Notas
	César Moro y el francés como lengua internacional. Una aproximacións [pp. 231-236]
	Borges y Fuentes, autores y lectores del Quijote. A propósito de un homenaje en el IV Centenario [pp. 237-249]
	Memoria, subjetividad y nación en El round del olvido de Eduardo Liendo [pp. 251-263]
	Perder es cuestión de método: una poética del fracaso [pp. 265-280]
	Bibliografías
	Revista de revistas: Perú [pp. 283-319]
	Reseñas
	Review: untitled [pp. 323-325]
	Review: untitled [pp. 325-329]
	Review: untitled [pp. 329-333]
	Review: untitled [pp. 333-337]
	Review: untitled [pp. 337-339]
	Review: untitled [pp. 339-340]
	Review: untitled [pp. 341-342]
	Review: untitled [pp. 342-346]
	Libros recibidos [pp. 347-356]
	Back Matter

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