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La condición de la posmodernidad (reseña) - Harvey, D

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Reseña 
La condición de la posmodernidad 
David Harvey 
 
Por: Teresa de J. Ramírez Castañeda 
 
 
 
El libro escrito por el geógrafo David Harvey, aborda posmodernismo a partir de 
todo lo que fue el movimiento moderno, en procura de hacer comprender que 
significa o que es el posmodernismo. Para esto se apoya en diversos autores 
arquitectos, artistas, filósofos, iniciando con la reflexión que hace Jonathan Raban 
en Soft City en donde éste plantea algunos giros en torno a la arquitectura, el arte y 
“las novedades intelectuales” que evidencian un movimiento interno urbano 
cotidiano que da lugar al posmodernismo. No obstante Harvey señala al respecto 
que el “único punto de partida para entender los posmoderno yace en su relación 
implícita con lo moderno”.1 
 
Desde este punto de vista, y a través del recorrido que hace Harvey por lo moderno, 
señalando las contradicciones de lo “efímero y lo veloz con lo eterno e inmutable”, 
expresado en el movimiento estético; la cambiante vida urbana; la desintegración y 
renovación expresada por Marshall Berman; la fragmentación en la política, el arte, 
la economía manifestadas en distintos tiempos por Goethe, Marx, Baudelaire y 
Dostoievski, entre otros; que reflejan un movimiento moderno fundamentado en la 
continua ruptura con todo lo precedente. 
 
 
El pasaje de la modernidad a la posmodernidad en la cultura 
contemporánea 
 
David Harvey tiene la posibilidad de exponer el amplio significado de moderno, de 
una manera sencilla en la que echa mano de los distintos modos, formas y lecturas 
en todos los campos y facilita entender lo que significó el movimiento moderno, 
más allá de las manifestaciones en la arquitectura y el arte que en sí mismas no 
permiten identificación alguna de las unas con las otras. Harvey permite entonces 
comprender a través de este recorrido cómo lo cambiante, lo contradictorio, lo 
opuesto, lo individual. 
 
No obstante, señala Harvey en referencia a Habermas, que el proyecto de la 
modernidad ocupó un lugar central en el siglo XVIII, y se apoya en la idea de 
progreso sobre la cual la ilustración procuraba la desmitificación del conocimiento, 
la liberación del mito, la religión y la superstición y que en opinión de algunos en 
nombre de la misma liberación humana estaba destinado a oprimir al hombre. 
 
Señala David Harvey que a pesar de las múltiples contradicciones el movimiento 
moderno estaba centrado en el hombre, en su “emancipación”, y fue en este 
sentido que en todos los campos de una u otra manera se pretendía el goce de la 
 
1 Harvey, David: La condición de la posmodernidad”. Amorrortu Editores. 1998. página 9 
vida. Incluso señala al pensamiento Marxista como parte de este proyecto, en la 
medida en que buscaba la emancipación del hombre, siendo este oprimido por la 
sociedad capitalista. 
 
Es muy importante como Harvey hace una diferenciación entre aquellos que 
sostienen que es a través de este proyecto que es posible para el hombre alcanzar 
la libertad; y otros, que consideran que debe abandonarse por completo este 
proyecto en nombre de la “emancipación del hombre”. 
 
Señala Harvey que el modernismo que surgió antes de la primera guerra mundial 
fue más una reacción antagónica a los procesos derivados de la producción fabril, 
pero esencialmente después se concentró en el arte de las ciudades, en la vida 
urbana, que en el período entre guerras estuvo marcado por el positivismo y 
posteriormente imbuido en un corporativismo. 
 
Las rebeliones que dieron lugar a un posible movimiento antimoderno, de una u 
otra manera señala Harvey, dieron inicio al posmodernismo aún cuando en sus 
primeras manifestaciones se constituyeron en reacciones frente al corporativismo y 
a las formas individualistas. La claridad que aporta este análisis de David Harvey 
en torno al inicio del posmodernismo es muy importante, porque permite mostrar 
más que una lectura de lo antimoderno, la construcción de una sociedad 
posmoderna, que se centra en lo colectivo y no en lo particular. 
 
Muestra Harvey como las ideas de Focault centradas en los distintos mecanismos y 
formas de poder - conocimiento, como reflexión a la represión que se repite una y 
otra vez bajo formas distintas. Por su parte, Deleuze y Guattari plantean la 
dominación a partir de la producción de esquizofrenia capitalista, como obstáculo 
para construir un futuro distinto. 
 
La claridad con la que David Harvey pone de manifiesto el modernismo y el 
posmodernismo en relación con la arquitectura y el diseño urbano es muy 
importante en la medida en que es coherente con la forma en que los explica a 
partir de la oposición del posmodernismo al modernismo. Muestra como bajo la 
influencia del modernismo tanto la planificación como el desarrollo se apoyaron en 
proyectos de gran escala y estuvieron marcados por el énfasis funcionalista 
moderno; el posmodernismo está marcado por un tejido fragmentado que se pone 
de manifiesto en la configuración de la metrópoli. Harvey señala que esto ocurre en 
la medida en que “la metrópoli no se puede controlar sino por partes, el diseño 
urbano busca simplemente tener en cuenta las tradiciones vernáculas, las historias 
locales, las necesidades, requerimientos y fantasías particulares.”2 
 
En la arquitectura por ejemplo, Harvey trae dos posturas opuestas: mientras para el 
arquitecto Aldo Rossi, son necesarios los cambios rápidos y profundos en la 
arquitectura mediante la demolición de lo existente y rescatar la función en torno a 
al individuo; para Krier deben recuperarse y protegerse aquellos elementos 
arquitectónicos ligados a la experiencia colectiva, monumentos y sitios históricos 
representativos de la sociedad. 
 
2 Ibid. Página 89 
 
 
La transformación económico polít ica del capital ismo tardío del siglo 
XX 
 
En la segunda parte de su libro, David Harvey hace un recorrido por las 
trasformaciones políticas y económicas, principalmente por ésta última con el fin 
de evidenciar los cambios radicales que se dieron entre el modernismo y el 
posmodernismo, marcados principalmente las relaciones laborales y el consumo; 
pero también en la configuración geográfica y geopolítica, esta también 
determinada por condiciones económicas como la recesión de 1973 y la transición 
al régimen de acumulación. 
 
Este último muy importante porque muestra la correspondencia de las relaciones 
de producción en el modernismo y el posmodernismo; el primero asociado a un 
modo de producción fordista y el segundo a un modelo de acumulación flexible. En 
relación con el modelo fordista establecido tras la Segunda Guerra Mundial resalta 
las formas de organización del poder económico y político, las innovaciones y algo 
que personalmente me llamó mucho la atención: el control de los trabajadores 
(incluyendo las jornadas de trabajo y las horas destinadas al descanso) con el fin 
de que empataran salarios con demanda, es decir salarios con consumo y las 
consecuencias posteriores en la recesión de la posguerra. Esto significó igualmente 
apostar por un ciudadano demócrata que a través del consumo expresara 
preferencias. 
 
El proceso de transición es muy importante en la medida en que el autor pone en 
evidencia los ajustes que hubo que realizar para el establecimiento completo del 
modelo de producción fordista y que implicó entre otros eventos, la reducción de la 
jornada de trabajo, la división del trabajo, la intervención del Estado, esto no 
significó en modo alguno que la preocupación por una sociedad más justa; sino 
que garantizaba estabilidad al mercado, es decir a la demanda; mientras que se 
excluía a los sindicatos de las dinámicas laborales a partir de la estigmatización por 
sus posturas cercanas al comunismo. 
 
El crecimiento económico derivado del fordismo en vez de reducir las 
desigualdades sociales las incrementó, generándose a sí una gran ola de 
manifestaciones sociales que unidas a otras encontra de la implantación de 
nuevas culturas asociadas al capitalismo marcaron la protesta en los años 60; sin 
que se lograra acabarlo. Este solo vino a ser reemplazado por el régimen de 
acumulación flexible implementado a partir de la recesión de 1973, como se 
mencionó anteriormente. 
 
Señala Harvey que en las últimas décadas la producción de conocimiento 
organizada se ha expandido y se ha hecho sobre bases comerciales y lo ejemplifica 
con la transición a una subordinación en la producción de conocimiento a la 
eficiencia productiva. El expresa las serias consecuencias de la acentuación de la 
flexibilidad, pues conduce a menguar el espíritu de lucha de los trabajadores; 
máxime cuando es evidente el proceso de desindustrialización y el cierre de plantas 
industriales. 
 
 
La experiencia del espacio y el t iempo 
 
En la tercera parte del libro David Harvey incorpora a su análisis dos variables 
centrales en la transformación social, económica y cultural que dio paso a la 
transformación del régimen fordista al de acumulación flexible: tiempo y espacio. 
 
Ambos conceptos espacio y tiempo, se construyeron a partir de la práctica diaria, 
útil en la reproducción de la vida social. Expresa el autor que es posible encontrar 
nuevos significados para las viejas materializaciones del espacio y el tiempo, por 
ejemplo en la relación con la historia se intenta construirla y cambiarla, más que 
aceptarla; las simbologías cotidianas que representan qué somos y de dónde 
provenimos. De igual manera, tiempo y espacio determinan cómo y de qué manera 
el dinero se constituye en un instrumento de relación social en la medida en que 
éste permite el control sobre su contexto material otorgándole por tanto un rol que 
va mucho más allá del control del poder político. 
 
La manera en que espacio y tiempo han sido tomados, utilizados y aprovechados 
individual y colectivamente, supone para Harvey la definición del giro hacia el 
posmodernismo, que se fundamenta principalmente en el hecho de que reflejan 
transformaciones en los procesos sociales, aun cuando simultáneamente las han 
provocado. 
 
Es así como por ejemplo esto se evidencia en el establecimiento de rutinas 
colectivas a partir del sentido y manipulación en el significado del tiempo, como el 
toque de una campana que induce a una actividad específica, como ir a trabajar, 
que evidencia igualmente la estructura de clases. Señala Harvey como la misma 
burguesía apropia algunas investigaciones sobre la medición del tiempo en los 
monasterios para la organización de las actividades religiosas y mira como 
introducirla en la disciplina laboral. Así mismo, el tiempo determina la productividad 
y la eficiencia, pero también es fundamental en las relaciones de intercambio a 
través de la velocidad de circulación del dinero. 
 
El espacio por su parte también es fundamental para la economía capitalista en la 
medida en que a éste se le otorgan condicionamientos como la eficiencia óptima 
del recurso y el rendimiento del espacio. Señala Harvey que los que controlan el 
espacio siempre pueden controlar las políticas del lugar, lo que en ese espacio 
ocurra. No obstante, cuando se ha presentado fuertes manifestaciones de 
oposición, la clase gobernante es consiente de su riesgo, en la medida en que 
éstas ocupan y por tanto tienen control espacial, obligando a los gobiernos a buscar 
solidaridad internacional para retomar el control espacial que está en riesgo de ser 
arrebatado. 
 
Una aseveración particular en este sentido la hace David Harvey al afirmar que: 
“una de las tareas principales del Estado capitalista es localizar el poder en los 
espacios controlados por la burguesía y desautorizar aquellos espacios sobre los 
cuales los movimientos de oposición pueden ejercer un mayor poder”.3 
 
Pone como ejemplo de este principio el caso Francés, en el cual Francia rechaza el 
autogobierno de Paris hasta que la burguesía la convirtió en feudo de las políticas 
de derecha del presidente Chirac; de igual manera ocurre con el Reino Unido, en 
donde Margaret Thatcher abolió los gobiernos metropolitanos para lograr el control 
espacial y de esta manera establecer entonces el control social. Estos ejemplos 
reflejan la lucha de clases y como ésta se evidencia en el control espacial. 
 
El autor a mi modo de ver examina tiempo y espacio de un modo magistral para 
mostrar como a través de la historia, el control de estos dos elementos se 
constituye en determinante en la construcción de las estructuras sociales y su 
transformación, así como del control geopolítico y de la manera en que se dan las 
relaciones campo- ciudad. 
 
Un elemento contradictorio, es sin embargo lo que plantea el autor en el sentido de 
que justamente las luchas por la reorganización de la estructura social a una más 
equitativa se sustenta también en la reorganización espacial y en la forma como el 
tiempo y el dinero, se constituyen en elementos básicos en la construcción de una 
nueva sociedad. 
 
En el modernismo, tiempo y espacio estaban comprendidos dentro del proceso de 
emancipación humana, no social, si individual, pero paradójicamente en contra de 
los intereses del capital. Sin embargo, finalmente expone Harvey es el mismo poder 
del dinero el que determina la conformación del espacio a partir de la estética y se 
reflejan espacialmente en la planificación del espacio bajo esquemas temporales 
dosificados. 
 
 
La condición de la posmodernidad 
 
En la cuarta parte del libro, el autor plantea la condición de la posmodernidad a 
partir del análisis de la historia y la geografía, bajo el planteamiento de dos 
interrogantes. El primero referido a de qué clase de condición histórico geográfica 
se está hablando y el segundo, si esta condición “augura una revolución más 
profunda y más amplia en los asuntos humanos que las revoluciones ya forjadas en 
la geografía histórica del capitalismo?” 4 
 
La imagen como elemento de expresión, es para el autor muy importante en la 
medida en que se constituye en una forma de expresión de identidad individual y 
colectiva. 
 
Aquí es muy importante cómo el autor muestra algunos elementos en contradicción 
que la imagen pone de manifiesto, como por ejemplo la conciencia de 
individualidad y autenticidad en el arte; que no corresponde con la esencia 
colectiva y de la producción individual, propios del posmodernismo. Y considero que 
la premisa sobre la importancia de la depreciación más que las de preciación es 
 
3 Ibid. Página 263. 
4 Ibid. Página 360 
coherente con el posmodernismo en la medida en que se vislumbra como la única 
oportunidad de acercamiento a un panorama más igualitario en términos sociales y 
por tanto a la conformación de estructuras en torno a la colectividad, no al 
individuo en particular. 
 
 
Una reflexión personal f inal 
 
Las formas inmateriales del dinero, así como la separación entre la producción real 
y los mercados bursátiles evidencian cambios importantes, pero no logran cambios 
estructurales y es por esto que considero personalmente que el autor nos trae los 
elementos más importantes del paso del modernismo al posmodernismo y cómo 
estos elementos son tomados de manera distinta en cada proceso social particular; 
sin embargo estos mismos elementos nos permiten comprender por qué aún no se 
dan cambios sociales de carácter estructural, y que nos obliga a una reflexión en 
torno a la forma como los elementos de tiempo, espacio, dinero, imagen, se 
apropian por parte de la sociedad en momentos y lugares específicos. Es para mi 
invaluable como permite una clara comprensión del modernismo y del 
posmodernismo tanto en sus correspondencias como en sus contradicciones. 
 
Y me parece que aún los interrogantes planteados por él mismo Harvey, no tienen 
por ahora una respuesta concluyente, que realmente nos invita a nuevas 
reflexiones en torno a si los cambios pretendidos en el posmodernismo, pueden ser 
atendidos en el estructuralismo yquizás en un pensamiento y vivencia posterior a 
éste.

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