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Anatomía humana (30)

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OSTEOLOGIA 21
cimiento es rápido y alcanza m agnitudes mayores que la normal, aunque entonces su in ­
fluencia llega a dism inuir el desarrollo de los órganos genitales y al contrario, cuando las 
hormonas de las gónadas predominan, la madurez del esqueleto, de la laringe y de todo 
el cuerpo se realiza precozmente disminuyendo la estatura del individuo y aum entando en 
cambio su grosor. Igualm ente tiene gran influencia en el desarrollo del individuo duran­
te la niñez, el timo; y durante la niñez y la adolescencia la tiroides y la paratiroides. Se­
gundo, factores extrínsecos en los que se cuentan principalm ente perturbaciones metabóli- 
cas por la carencia de algunos elementos de la alimentación, que como las hormonas, en 
cantidades mínimas ejercen una gran influencia en el metabolismo de los diversos alimen­
tos, así como su aprovechamiento. Son estas las vitam inas; y a propósito del esqueleto, p rin ­
cipalmente la vitam ina D, cuyo papel principal es favorecer la fijación del calcio en 
los huesos y en los dientes desempeñando un papel antirraquítico. Tiene influencia im­
portante también la vitam ina A, el complejo B y la vitam ina C, cuyo papel se m ani­
fiesta en la integridad del colágeno y en la realización de una función sincronizada sobre 
el embrión a través de la fisiología m aterna.
C O N S T I T U C I O N G E N E R A L D E L E S Q U E L E T O
Examinando el esqueleto, llama la atención, en p rim er lugar, una columna ósea si­
tuada en la línea media y plano posterior del tronco form ada por la superposición de 
huesos similares (vértebras). E n su extrem idad superior ese eje óseo se ensancha consi­
derablemente p ara form ar el cráneo, m ientras en su extrem idad inferior se estrecha para 
term inar en el cóccix. (Figs. 13 y 14.)
A los lados de la parte media de dicha columna, se desprenden unos arcos óseos (cos- 
tillas), cuya extrem idad an terior va a fijarse por medio de cartílagos al esternón, consti­
tuyendo una verdadera caja, llam ada tórax. Su parte superior está lim itada a cada lado 
por dos huesos, omóplato y clavícula, que constituyen la c in tu ra torácica. De ésta parten, 
a ambos lados, una serie de huesos articulados entre sí, que constituyen el esqueleto de 
los miembros superiores.
En la parte inferior de la columna vertebral se articulan, uno a la derecha y otro a 
la izquierda, dos huesos planos y grandes que constituyen la c in tu ra pélvica o pelviana, a 
cuyos lados se im plantan los huesos que form an el esqueleto de los miembros inferiores.
E l esqueleto del individuo adulto está formado por 208 huesos, sin contar los huesos 
supernumerarios llamados huesos wormianos del cráneo y huesos sesamoides, situados en 
los pies y en las manos.
Al estudiar los huesos se debe distinguir su dirección absoluta, que es la que tienen 
aisladamente, sin relacionarlos con los planos del cuerpo. P o r ejemplo, la tibia, el cubito, 
el radio, etc., son huesos rectilíneos; por el contrario, las costillas son curvilíneas, p re­
sentando una torsión sobre su eje longitudinal. E n cambio su dirección relativa es la que 
presentan en el esqueleto cuando se coloca éste en la posición indicada más atrás, y resulta 
de relacionar los huesos correspondientes con los siete planos descritos. Según lo que ante­
cede, el fém ur es un hueso más o menos rectilíneo, con una ligera concavidad por su la­
do interno (hacia el plano sagital), y dirigido de arriba abajo y de fuera adentro.
La configuración exterior de los huesos se lia estudiado comparándolos a diversos 
cuerpos con los que presentan semejanzas. Pero estas comparaciones se m ultiplicaron 
tanto, que sólo sirvieron para embrollar el estudio de la Anatomía. P o r eso, se ha acor­
dado compararlos con formas geométricas y clasificarlos, atendiendo a su forma gene­
ral, en tres grupos:
1? H uesos largos, en los que un eje, el longitudinal, predomina sobre los otros dos.
Los huesos de esta clase están constituidos por un cuerpo o diáfisis que term ina en ambas
extremidades por formaciones más o menos voluminosas o epífisis.
2? H uesos cortos, en los que las tres dimensiones son imís o menos iguales, como
sucede con las vértebras, los huesos del carpo y los del tarso.
3 ̂ H uesos p lanos, en los que dos de sus dimensiones predominan sobre la otra, p re­
sentando generalmente dos caras y dos o más bordes.

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