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Anatomía humana (225)

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216 TRATADO D E ANATOM IA HUMANA
Unión de las apófisis espinosas entre sí. E stán unidas estas apófisis por los liga­
mentos interespinosos y el ligamento supraespinoso.
Los ligamentos interespinosos van del borde superior de una apófisis espinosa al 
borde inferior de la apófisis suprayacente. Su borde anterior se confunde con los bordes 
internos de los ligamentos amarillos y su borde posterior con el ligamento supraespinoso. 
Así constituidos, presentan dos caras laterales que contribuyen a la formación de los 
canales vertebrales. (Véase fig. 230.)
E n las regiones dorsal y lum bar el ligamento supraespinoso se inserta en el vértice 
de las apófisis espinosas y en el borde posterior del ligamento interespinoso; en cambio, 
en la región cervical tiene el aspecto de un tabique de forma triangular, cuyo lado an­
terior se fija en el vértice de las apófisis espinosas. La base se inserta en la cresta oc­
cipital externa, sin pasar de la protuberancia occipital externa. E l vértice toma inserción 
sobre las apófisis espinosas de la sexta y séptima vértebras cervicales. P or último, el la­
do posterior se confunde con la aponeurosis del trapecio. E l ligamento así constituido 
se llama ligamento cervical posterior y es rudim entario en el hombre, y por el contrario, 
m uy desarrollado en los cuadrúpedos.
Unión de las apófisis transversas entre sí. Se hallan unidas entre sí las apófisis 
transversas por medio del ligamento intertransverso, el cual está muy desarrollado en la 
región lumbar, estándolo menos en la región dorsal y tan poco en la cervical, que a veces 
no existe.
C O L U M N A V E R T E B R A L E N C O N J U N T O
Resistencia de la columna vertebral. P ara valorizar la resistencia del conjunto de la 
columna vertebral debe tenerse en cuenta la arquitectura de cada una de las porciones 
componentes de las vértebras. Sólo así es posible formarse idea de la transm isión de las 
fuerzas que se ejercen sobre ellas.
A rquitectura de las vértebras. Estas están constituidas en su m ayor parte por tejido 
óseo esponjoso que presenta caracteres distintos, según las partes de las vértebras, donde 
está situado. Así, se observa que en la parte central del cuerpo vertebral, lo mismo que 
en la base de implantación de las apófisis espinosas y en la unión del pedículo con las 
apófisis transversas, existe tejido esponjoso de grandes aréolas. En cambio en las caras su­
perior e inferior de los cuerpos vertebrales el tejido óseo se encuentra más condensado.
E n las caras an terior y posterior del cuerpo hay conductos vasculares diploicos de 
dirección más o menos horizontal, rodeados por tejido compacto. Se pueden apreciar 
en los cortes sagitales del raquis y también en las radiografías de perfil, sobre todo en 
los niños hasta de seis años; dichos conductos desembocan en la cara posterior o me­
du lar del cuerpo vertebral. Tal disposición constituye en la parte central una zona ecua­
torial vascular de menor resistencia para la vértebra, sobre todo en los viejos, donde 
el tejido sufre una fuerte rarefacción. (F ig. 230.)
Rodeando a los pedículos, a las láminas y a las apófisis espinosas, existe tejido com­
pacto, el cual al nivel de las apófisis articulares es más denso. Precisamente éstas sirven 
de punto de apoyo para los movimientos de las vértebras.
La disposición y orientación de los trabéculas óseas que en diversas direcciones cruzan 
la vértebra son de la mayor im portancia para la comprensión de su arquitectura.
La orientación de las mencionadas trabéculas difiere con las edades, sobre todo en el 
niño antes de que camine y en el adulto. E n cualquier caso su disposición se encuentra 
bajo la influencia de dos factores: uno vascular constante y otro mecánico; este último se 
halla provocado por la acción de los músculos espinales al ac tuar sobre el conjunto de pa­
lancas que presenta la masa apofisaria. Las fuerzas producidas por dichos músculos se 
transm iten al cuerpo vertebral que en estos casos desempeña el papel de órgano estático.
Cuerpo vertebral. E n el niño, antes de que camine, se presentan las trabéculas óseas 
de tipo radiado o asteroide, nombre debido a que parten de una línea central de donde 
irrad ian hacia la periferia; por otro lado las trabéculas de los pedículos aún no pene­
tra n al cuerpo vertebral, puesto que cuerpo y pedículo están todavía separados por car­
tílago.

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