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Anatomía humana (762)

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RO M BEN CEFA LO 279
Las fib ras de los pedúnculos cerebelosos medios, por la articu lación de las células 
de los núcleos del puente, conducen al lóbulo medio del cerebelo impulsos nerviosos de ori­
gen cortical.
P edúncu los cerebelosos su p e rio re s o b rach iu m co n ju n tiv u m . Son dos cordones 
aplanados de adelante a trás, que se d irigen de abajo arriba , de a trás adelante y de afuera 
adentro, constituidos por fibras que de los núcleos del cerebelo van a l núcleo ro jo y al 
tálamo del lado opuesto del ta llo cerebral. P o r su conformación, se distinguen en cada pe­
dúnculo dos caras, dos bordes y dos extrem idades. (Véase fig. 206.)
Gara posterosuperior. E s convexa y está cub ierta por el cerebelo, del que se halla se­
parada por una doble ho ja de la piam adre. L a cara anterior o anteroinferior se confun­
de por su p a r te externa con la porción re ticu lar de la protuberancia y del pedúnculo 
cerebral. E sta cara es cóncava en su porción in te rn a y form a p a rte del techo del cuar­
to ventrículo.
E l borde externo está separado de la p rotuberancia por el surco, la teral del istmo, 
surco comprendido en tre el pedúnculo cerebeloso medio y el superior, donde se encuentra 
un haz de fibras nerviosas, de apariencia variable, denom inado fila la teral del puente. E s­
te haz, al llegar al lím ite superior del pedúnculo cerebeloso medio y de la pro tuberancia, 
se dirige hacia dentro, perdiéndose en los tubérculos cuadrigém inos posteriores.
Borde interno. E s el m ás delgado y en su p a rte an te rio r se confunde con el del lado 
opuesto; al d iverger hacia a trás ambos bordes, lim itan un espacio trian g u la r, de base 
posterior, ocupado po r la válvula de Vieussens.
Extrem idades. L a posterior se p ierde en la substancia m edu lar blanca del cerebelo, 
y la extrem idad an terio r se p ierde igualm ente al in troducirse po r debajo del tubérculo 
cuadrigémino posterior.
P or el pedúnculo cerebeloso superior corren fibras aferentes y eferentes. Del núcleo 
dentado emergen fibras que salen por su hilio p a ra constitu ir u n haz que se sitúa en el la ­
do interno de este pedúnculo; es el haz cerebelorrubrotalámico que se d irige hacia los 
tubérculos cuadrigéminos, debajo de los cuales se cruza con el del lado opuesto. P or el 
mismo pedúnculo pasan fib ras procedentes del núcleo del techo y de la corteza del vermis. 
Los dos pedúnculos cerebelosos superiores, al llegar por debajo de los tubérculos cuadrigé­
minos, entrecruzan sus fibras, form ando la decusación de W ernekinck (véase fig. 205); 
después ascienden, invadiendo la calota peduncular y ensanchándose p a ra te rm inar en el 
núcleo rojo del casquete. De la p arte an te rio r de este núcleo em anan fib ras que van a 
term inar al núcleo externo del tálam o; del mismo núcleo se desprende el haz rubroespinal 
que actúa sobre la m itad m edular del lado opuesto. O tras de las fib ras del pedúnculo ce­
rebeloso superior term inan directam ente en el núcleo externo del tálamo, de donde ema­
nan los haces corticales que acaban en la zona cortical donde radica la sensibilidad so­
mática.
Son fibras aferentes al cerebelo las del haz m edular cerebelosa ventral o haz de Go- 
wers, conductor de sensibilidad propioceptiva inconsciente, que atraviesan, como se sabe, 
la substancia gris del bulbo po r su p a rte ven tra l; en la protuberancia abordan la porción 
externa de la vía sensitiva, y al salir de ella, ocupan el surco que separa el pedúnculo cere­
beloso medio del pedúnculo cerebeloso superior hasta hacerse superficiales, p a ra bordear 
después el pedúnculo cerebeloso superior de a fuera adentro, llegan a la válvula de Vieus­
sens que recorren, y term inan en el lóbulo an te rio r del cerebelo. Adem ás de las cone­
xiones citadas se establecen o tras por medio de las fibras cerebelovestibulares: las in te r­
nas de éstas conectan el núcleo del techo con los núcleos vestibulares, y las externas van 
de los núcleos vestibulares a los núcleos del cerebelo, a los que llegan después de a trave­
sar el núcleo dentado.
Los núcleos del techo están íntim am ente conectados con los núcleos vestibulares, nú ­
cleos de D eiters y de Betcherew, constituyendo el apara to cerebelovestibular, fundam en­
tal en las funciones del equilibrio.
Además de las conexiones extrínsecas citadas, existen conexiones intrínsecas del cere­
belo que se establecen m ediante fib ras que unen la corteza eerebelosa con los núcleos grises

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