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Parásitos eucariotas

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de una amplia gama de agentes infecciosos: 
virus (por ejemplo, SARS, VIH, varicela, 
gripe aviar, dengue, chikunguña, Zika), bac-
terias (por ejemplo, Legionella pneumophila, 
Borrelia burgdorferi, Escherichia coli, cepa 
OH157), protozoos (por ejemplo, Crypto-
sporidium parvum, Cyclospora cayetanen-
sis) y helmintos (por ejemplo, Echinococcus 
multilocularis, Angiostrongylus cantonesis 
y Trichinella spiralis). Visto desde una per-
spectiva evolutiva, los seres humanos repre-
sentan un sistema altamente exitoso de nichos 
esenciales, de los cuales una asombrosa var-
iedad de eucariotas se han podido aprovechar.
El número de individuos infectados con 
un parásito dado rara vez llama la aten-
ción; incluso para el más atento estudiante 
de medicina, especialmente, cuando es un 
número muy grande, como es el caso del 
Ascaris lumbricoides, que infecta a cientos de 
millones de personas en todo el mundo. Por 
lo tanto, cuando uno oye por primera vez que 
100 millones de personas están infectados con 
malaria cada año, y más de un millón y medio 
de niños mueren al año por esta infección en 
África, estos hechos parecen algo remotos, 
incluso abstractos. Sin embargo, cuando un 
sólo niño que sufre de la forma cerebral de 
esta entidad causante de la enfermedad es 
admitido en un hospital moderno en estado 
crítico e independientemente del tratamiento, 
ese joven muere, la comunidad de atención 
de salud de esa institución es sometida a un 
choque colectivo. Si la muerte se produce en 
un hospital universitario, una junta médica 
es el resultado habitual, tal vez motivado por 
un vago sentimiento de culpabilidad, en un 
intento de ver si se podía haber hecho algo 
para salvar esa vida. Desafortunadamente, 
la especie más letal de malaria, Plasmodium 
falciparum, está evolucionando tornándose 
cada vez más resistencia a nuestro arsenal de 
medicamentos.
Protozoos Parásitos
Parásitos eucariotas
Los parásitos eucarióticos abarcan sub-
conjuntos de organismos dentro de los grupos 
de protozoos y helmintos (gusanos parási-
tos). Además, los artrópodos médicamente 
importantes se han incluido en las discusio-
nes de parásitos eucariotas, ya que muchos de 
estos patógenos son transmitidos a los seres 
humanos por vectores artrópodos. Además, 
algunos artrópodos clínicamente relevantes 
causan enfermedades por sí mismos.
Desde una perspectiva biológica, una 
presentación filogenética de organismos 
parasitarios eucariotas satisfacería sin duda a 
aquellos especialistas que se adhieren estric-
tamente a la literatura zoológica, mientras 
que la mayoría de los estudiantes de medic-
ina y los médicos practicantes tendrían poco 
o ningún interés de esta información. El
médico está más inclinado a agruparlos según
sus síndromes, si es que los clasificaran en
absoluto. Nos hemos puesto de acuerdo con
un compromiso, en el que estos organismos
son encontrados por el lector en un orden de
alguna forma biológicamente correcto, junto
con un esquema de su clasificación y presen-
taciones clínicas. Sin embargo, es en cierto
sentido intelectualmente satisfactorio, revisar
los organismos parasitarios con una apari-
encia de precisión evolutiva, permitiendo a
cada estudiante aprender sobre ellos en una
secuencia que la mayoría de los expertos en el
campo de la parasitología han acordado, pas-
ando de los parásitos de una sola célula a los
gusanos y más allá. Presentamos los proto-
zoarios en primer lugar, seguidos por los hel-
mintos, y finalmente redondeamos la sinopsis
con artrópodos clínicamente significativos.
En la última mitad del siglo XX ha sido 
notable el control por parte de la comunidad 
de organismos patógenos. Las nuevas vacu-
nas y los antibióticos también han ayudado 
a reducir la incidencia de numerosos organ-
ismos patógenos. Al mismo tiempo, también 
se ha anunciado la aparición y reaparición 
¿Qué es un protozoario? ¿Cuáles causan 
enfermedades? ¿Cómo difieren los parási-
tos de sus contrapartes de vida autónoma? 
¿Cuáles son los mecanismos patógenos que 
causan la enfermedad? Hay más de 200.000 
especies nombradas de organismos unicelu-
lares que caen bajo la categoría de protozoos, 
mientras que muchos más, sin duda, esperan 
ser descubiertos. Sólo una pequeña fracción 
de éstos son parasitarios para el huésped 
humano, sin embargo, algunos pueden causar 
un gran daño (por ejemplo, la malaria), espe-
cialmente cuando se contrae por primera vez.
Los protozoos son organismos unicelula-
res dentro de los cuales habitualmente reside 
un núcleo unido a la membrana, con algunas 
excepciones, como Giardia lamblia y Dient-
amoeba fragilis. La mayoría de los protozoos 
tienen un tipo de organelo que ayuda en su 
movimiento (por ejemplo, flagelos, mem-
brana ondulante, cilios). Las vías metabólicas 
también varían de un grupo a otro, estando 
representados los metabolismos de energía 
anaeróbica y aeróbica entre los parásitos a 
tratar. En el caso de organismos parasitarios, 
el huésped proporciona la fuente de energía. 
Hay una variedad de fármacos que se apr-
ovechan de la dependencia de los parásitos en 
el metabolismo energético del huésped.
Las siguientes secciones están organiza-
das de tal manera que permitan al estudiante 
o al clínico acceder fácilmente a un cuerpo
altamente detallado de información relacio-
nada con los esquemas generales empleados
cuando estos organismos interactúan con el
huésped humano para producir la enferme-
dad. Por lo tanto, en lugar de ser un texto
exhaustivo, sólo se hará hincapié en la infor-
mación biológica esencial para la compren-
sión de los aspectos clínicos de un determi-
nado organismo causante de la enfermedad.
Los siguientes temas se consideran médi-
camente importantes; 1. Mecanismos de 
entrada, 2. Selección del nicho, 3. Reproduc-
ción, 4. Mecanismos de supervivencia (es 
decir, factores de virulencia), y 5. Mecanis-
mos de patogénesis. Todos los organismos 
mono celulares tienen bioquímicas comple-
jas, a menudo empleando vías únicas que 
dan algunas de ellas ventajas evolutivas nota-
bles. Éstos incluyen la capacidad para una 
población dada de variar sus superficies pro-
teicas, editar sus transcripciones de mRNA, 
secretar péptidos que evitan la fusión de 
membranas lisosómicas a la vacuola parasitó-
fora y desprenden sustancias que inhiben las 
respuestas inmunes protectoras del huésped. 
Una cantidad de caminos moleculares únicos 
se han descrito para este grupo diverso de 
parásitos, pero una descripción comprensiva 
de ellos está más allá del alcance de este libro. 
Se prestará cierta atención a los hallazgos 
bioquímicos y de biología molecular para un 
organismo dado, siempre que tengan relevan-
cia para la comprensión de los mecanismos 
de patogénesis o estrategias de supervivencia 
del parásito
Mecanismos de entrada
Los protozoos penetran en su anfitrión por 
varias vías; oral, sexual, inhalación, contacto 
directo, y a través de las picaduras de los 
vectores chupadores de sangre. Evitar o pre-
venir la infección requiere un conocimiento 
profundo de su ciclo de transmisión, y con-
ocer la ruta de entrada al huésped es uno de 
los aspectos más importantes a este respecto. 
Muchas especies de protozoos parásitos han 
desarrollado etapas que facilitan su disper-
sión en el medio ambiente, aumentando sus 
posibilidades de encontrarse con un huésped. 
Algunos protozoos intestinales producen un 
quiste resistente que les permite permanecer 
latentes en el medio ambiente, en algunos 
casos, durante mucho tiempo, meses o años, 
Otros dependen de las actividades huma-
nas para su dispersión, como en el caso de 
Trichomonas vaginalis, que se transmite 
sexualmente. Ciertas amebas pueden infec-
tar a los humanos por inhalación o contacto 
directo. Los organismos transmitidos por 
vectores se basan en la biología de los insec-
tos chupadores de sangre, en su mayor parte. 
Los mosquitos transmiten todas las especies 
de malaria (Plasmodium spp.), Las moscas 
tsé-tsé transmiten la Enfermedad del Sueño 
Africana (Trypanosoma brucei spp.) y lasmoscas transmisoras de todas las especies de 
Leishmania. En estos casos, el organismo se 
inyecta directamente en el torrente sanguíneo 
del huésped o en fluidos del tejido intersticial 
donde sufren complejos ciclos de vida de 
desarrollo que culminan en numerosos ciclos 
de división asexual, una vez que alcanzan sus 
nichos esenciales.
Una estrategia más compleja es empleada 
por el Trypanosoma cruzi, un organismo 
transmitido por un hemíptero grande con 
partes de boca mordaces de apariencia feroz. 
En este caso, los organismos se excretan junto 
con el exudado fecal en el momento de la 
segunda alimentación de sangre. Nos infecta-
mos, sin saberlo, frotando los organismos en 
la herida de la mordedura o en una membrana 
mucosa después de que el insecto retira sus 
partes de su boca.
Selección de Nichos
Cada protozoario ha sido seleccionado 
para vivir en un nicho esencial específico, 
que sólo puede definirse por un conocimiento 
exhaustivo de las características anatómicas, 
fisiológicas y bioquímicas de ese sitio. Para 
obtener alguna idea de las dificultades asocia-
das con el intento de describir el nicho esen-
cial, ya sea el de un parásito o de cualquier otro 
organismo, consideremos el medio intracelu-
lar de los glóbulos rojos normales. Este sitio 
representa uno de los más estudiados de todos 
los ambientes intracelulares. Sin embargo, en 
su mayor parte, aún no entendamos con pre-
cisión cómo las membranas de las células 
anucleadas interactúan con las células endo-
teliales vasculares cuando la célula atraviesa 
el capilar e intercambia gases con los tejidos 
circundantes. Para empeorar las cosas, un 
glóbulo rojo que está infectado con Plasmo-
dium falciparum se comporta de manera muy 
diferente a uno normal, por no deformarse 
a medida que entra en el lecho capilar. Este 
único aspecto de la infección tiene graves 
consecuencias patológicas para el huésped, 
como se detallará en la sección que trata de 
los aspectos clínicos de la malaria. El entorno 
molecular interno de los eritrocitos infecta-
dos debe considerarse como un “híbrido”, 
consistente de elementos huésped y parásito. 
Las proteínas, producidas por el merozoíto 
en desarrollo, se localizan en el citoplasma 
de la célula huésped, y algunas incluso se 
integran en la superficie de la membrana 
de los glóbulos rojos, formando comple-
jos con proteínas estructurales del huésped, 
tales como espectrina y glicoforano. Otros 
permanecen en la región general del cito-
plasma de los glóbulos rojos. Durante todo el 
período del ciclo de desarrollo del parásito, 
se producen nuevas proteínas que se ubican 
en regiones específicas de un entorno de célu-
las huésped en constante cambio. La célula 
roja infectada representa una situación muy 
dinámica; incluso con la instrumentación más 
sofisticada, ha sido imposible apreciar plena-
mente el entorno en el que este importante 
patógeno vive su vida. Finalmente, dos espe-
cies de Plasmodium no se comportan igual en 
su nicho eritrocítico, debido en gran parte a 
las dramáticas diferencias genéticas entre las 
principales especies que infectan a los seres 
humanos. Por lo tanto, es probable que nunca 
obtengamos una visión “de frente” de éste o 
de cualquier otro patógeno a fin de diseñar 
suficientemente nuevas terapias que evitarían 
que el organismo aprovechara al máximo su 
entorno ecológico. Las complejidades pre-
sentadas al investigador parasitólogo por este 
único organismo continúan desafiando el 
diseño de experimentos innovadores que nos 
permitan algún día tener más que un vistazo a 
su vida secreta.
En el otro extremo de la escala se encuen-
tra el Toxoplasma gondii, un protozoario 
del ciervo), onchocherciasis (mosca negra) e 
infección por gusano de Guinea (copépodos).
Los tremátodos pasan una parte de su ciclo 
de vida en una amplia variedad de huéspedes 
intermedios de caracoles. Después de salir 
del caracol, la etapa larvaria, conocida como 
cercaria, se adhiere típicamente a un segundo 
huésped intermedio, como un pez, un can-
grejo o vegetación acuática. Por esta razón, 
la mayoría de las infecciones por trematodos 
son transmitidas por alimentos. Las excep-
ciones son los esquistosomas, que causan un 
espectro de enfermedades. Las cercarias de la 
esquistosoma son capaces de penetrar la piel 
a través de un vástago capilar.
Los Cestodos son adquiridos por vía oral, 
independientemente del estado que termine 
causando la infección. La mayoría de las 
infecciones de tenia en los adultos resultan de 
la ingestión de peces, carne de res o de cerdo 
contaminados e inadecuadamente cocidos. 
Dos infecciones clínicamente significativas 
de la tenia juvenil, la cisticercosis y la equi-
nococosis, resultan de la ingestión accidental 
de los huevos.
Selección de Nichos
A diferencia de los protozoos, la mayoría 
de las especies de helmintos parásitos ocupan 
más de un solo nicho en su huésped humano 
durante su ciclo de vida. Por ejemplo, aunque 
los anquilostomas viven como adultos en el 
intestino delgado, para llegar allí, las larvas 
infecciosas frecuentemente deben primero 
pasar por la piel y el sistema linfático antes 
de pasar tiempo en el torrente sanguíneo y 
los pulmones. Del mismo modo, los huevos 
de Ascaris eclosionan en el intestino antes 
de que la fase larval emergente entre en la 
circulación; las larvas entran en el hígado y 
los pulmones antes de volver a entrar en el 
intestino. Como adultos, los helmintos se han 
recuperado de casi todos los órganos incluy-
endo el hígado, los pulmones, el sistema lin-
fático, el torrente sanguíneo, los músculos, la 
piel, los tejidos subcutáneos y el cerebro.
Muchas especies de helmintos parásitos 
(nemátodos, cestodos y tremátodos) viven 
como adultos sexualmente maduros en el 
tracto gastrointestinal. En muchos países 
subdesarrollados, es usual encontrar niños en 
edad escolar que albergan tres o cuatro espe-
cies diferentes de helmintos en su intestino, 
con cada especie ocupando una porción dife-
rente de la vía intestinal. Los síntomas deriva-
dos de una infección intensa con un helminto 
dado están asociados con una región particu-
lar del tracto gastrointestinal.
Reproducción
Los parásitos de los nemátodos que viven 
en el tracto gastrointestinal producen óvulos 
o larvas que salen del huésped con la masa
fecal. Los nemátodos que viven en sangre o
en vasos linfáticos producen larvas que cir-
culan por el torrente sanguíneo y deben ser
ingeridas por el vector artrópodo apropiado
para salir del huésped.
En los cestodos, la situación es algo dife-
rente ya que cada segmento proglótide de la 
tenia de cestodos adultos es hermafrodita. 
Debido a que por lo general sólo hay un 
gusano adulto presente, el gusano auto fer-
tiliza los segmentos adyacentes. Las tenias 
adultas desprenden segmentos en el lumen del 
intestino delgado y pueden salir del huésped 
bajo su propio poder. Otras tenias adultas pro-
ducen segmentos que luego se desintegran 
liberando sus huevos en la masa fecal para la 
exportación. Las infecciones de tenia juvenil 
permanecen como tales y no producen nin-
guna etapa de diagnóstico. Estas infecciones 
presentan problemas reales para el clínico 
que buscan un diagnóstico definitivo para su 
paciente.
Excepto para los esquistosomas, los 
tremátodos son todos hermafroditas. A pesar 
de este arreglo reproductivo todo en uno, la 
fertilización cruzada entre dos tremátodos 
de la misma especie es común. Trématodos 
intestinales producen huevos que salen con 
las heces, como por ejemplo, con los huevos 
de Heterophyes heterophyes. Los huevos de 
la pulga del pulmón, Paragonimus wester-
mani, salen del huésped ya sea cuando se tose 
en el esputo o después de que se tragan, en 
cuyo caso salen en las heces. Algunos hel-
mintos han desarrollado adaptaciones elab-
oradas para asegurar que sus huevos dejen 
el huésped humano. Por ejemplo, los huevos 
de esquistosoma se depositan contra la pared 
interior de un vaso sanguíneo. Estos huevos 
están equipados con espinas agudas y una 
bateríade enzimas líticas que les permiten 
atravesar el endotelio del vaso y la pared del 
intestino. Los huevos se rompen a través de 
la superficie serosa del intestino o la vejiga 
(dependiendo de la especie), antes de entrar 
en la masa muscular y luego en el lumen. Los 
esquistosomas adultos y Paragonimus, que 
se localizan en sitios ectópicos (por ejem-
plo, el sistema nervioso), producen huevos 
que permanecen en el sitio de la infección, 
dando lugar frecuentemente a consecuencias 
patológicas graves para el huésped.
Mecanismos de supervivencia
Al igual que los protozoarios, los hel-
mintos ocupan hábitats que la mayoría de 
nosotros consideramos altamente inhóspitos. 
Las presiones selectivas que llevaron a sus 
elaborados mecanismos de supervivencia 
en estos ambientes todavía son pobremente 
entendidas. Los esquistosomas adultos viven 
en el torrente sanguíneo, un lugar donde uno 
podría esperar encontrar el bombardeo con-
stante de las eslingas del sistema inmune y fle-
chas de moléculas de anticuerpos y leucocitos 
de varios tipos. Sin embargo, allí los gusanos 
pueden permanecer hasta veinte años en ese 
nicho. La base molecular por la cual esto 
ocurre no se conoce, aunque se ha descrito 
una serie de evasión inmune y mecanismos 
de enmascaramiento inmunológico. Impor-
tante para la supervivencia de helmintos es su 
única variedad de productos naturales elab-
orados y liberados en el huésped. Los anqui-
lostomas pueden ingerir sangre libremente en 
la mucosa intestinal y submucosa porque pro-
ducen péptidos y eicosanoides que bloquean 
la coagulación del huésped, la agregación 
plaquetaria del huésped y la inflamación del 
huésped. Muchos de estos péptidos han dem-
ostrado ser útiles como nuevos agentes tera-
péuticos potenciales para la enfermedad cor-
onaria humana, el ictus y los trastornos auto-
inmunes. El Trichuris trichiura libera una 
proteína formadora de poros que promueve 
la fusión celular alrededor del extremo ante-
rior del organismo, permitiéndole incrustarse 
en los túneles epiteliales. De hecho, se ha 
argumentado que los helmintos parásitos 
son en sí mismos equivalentes a las peque-
ñas empresas biotecnológicas que, a través de 
la investigación y el desarrollo en forma de 
millones de años de selección evolutiva, pro-
ducen ahora una amplia gama de compuestos 
farmacológicamente activos que podemos 
encontrar útiles, también.
Mecanismos de la patogénesis
Los helmintos perjudican a su huésped 
humano tanto por medios mecánicos como 
químicos. Los helmintos grandes, como 
Ascaris lumbricoides, pueden causar obstruc-
ción física del intestino, o ejercer daño 
cuando migran al árbol biliar. Como ya 
se ha indicado, los helmintos liberan pép-
tidos y eicosanoides que regulan los pro-
cesos inflamatorios del huésped. En algunos 
casos, los helmintos sesgan la inmunidad 
del huésped para producir respuestas de tipo 
Th-2 que pueden hacer que el huésped tenga 
menos probabilidades de eliminar el parásito. 
La regulación inmune, por parte del parásito, 
también puede tener consecuencias para el 
huésped con respecto a una amplia variedad 
de infecciones virales. Hay algunas pruebas 
que apoyan el papel de los helmintos como 
co-patógenos que promueven la susceptibili-
Bailey K. Ashford, MD (1873-1934)
Bailey K. Ashford identificó la infección por anquilostomas como la principal causa de 
la “anemia de Puerto Rico” que afectó a casi el 60% de la población rural. Instituyó 
programas exitosos de tratamiento e intervención (construcción de letrinas, uso de calzado, 
educación en salud pública), lo que redujo significativamente la tasa de mortalidad por 
anemia debida a este parásito. En 1925, Ashford promueve una escuela de salud pública 
en la ciudad de Puerta de Tierra..
 
dad a la infección por el VIH y el SIDA. En 
muchos casos, todavía no se conocen algu-
nos de los mecanismos más importantes de 
patogénesis. Se considera que la infección 
intensa con algunos nemátodos intestinales 
(por ejemplo, anquilostomiasis) es la causa 
principal de la atrofia del crecimiento durante 
la infancia, así como la inducción de un dete-
rioro del comportamiento cognitivo y del 
desarrollo intelectual. Si bien intuitivamente 
podríamos sospechar que la desnutrición 
inducida por parásitos desempeña un papel 
importante en este proceso, la verdadera base 
por la que se producen estos procesos no se 
conoce.
La inmunopatología mediada por el 
huésped explica una gran parte del daño que 
ocurre durante algunas infecciones por hel-
mintos. Esto es particularmente cierto en el 
caso de la infección con los esquistosomas. 
Sin embargo, la evidencia actual sugiere que 
en el caso de la infección de filiarasis por 
especies de gusanos, un endosymbiont, Wol-
bachia sp. de las bacterias, puede ser respon-
sable de la mayoría de las consecuencias 
patológicas de la infección. La inflamación 
parenquimatosa cerebral y las convulsiones 
en la cisticercosis están bien documentadas.
Los genomas de muchos de estos patóge-
nos importantes de los seres humanos están 
ahora disponibles, por lo que nuevos enfoques 
para el manejo clínico de los pacientes que 
sufren de ellos seguramente saldrán del labo-
ratorio y encontrarán su camino al lecho del 
paciente. Por lo menos es el resultado espe-
rado de tal investigación.

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