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Tratado de Otorrinolaringologia y Patologia Cervicofacial-788

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Parte 5. Glándulas salivales y cuello
1,5 mm bajo la superficie del colgajo y es reflejada 
por los hematíes en movimiento de los capilares. 
Para la monitorización metabólica, se valora el 
oxígeno transdérmico mediante sensores implan-
tados. Los valores inferiores a 20 mmHg son signo 
de isquemia arterial. Otro método utiliza las varia-
ciones del pH tisular, detectando más precozmen-
te que la anterior la isquemia tisular. Finalmente, 
la microdiálisis utiliza una sonda en el colgajo que 
recoge muestras del líquido intersticial, produ-
ciéndose en caso de trombosis una reducción de la 
concentración tisular de glucosa y un aumento del 
lactato.
Farmacoterapia en la microcirugía vascular
La heparina impide la formación del trombo de 
fibrina, y se utiliza generalmente de forma tópica 
para irrigar las bocas que se van a anastomosar. En 
caso de trombosis establecida en las microsuturas, la 
heparina no es útil. En este caso, hay que proceder 
a la extracción mecánica del trombo. Cuando se 
produce una trombosis venosa retrógrada tras reha-
cer la sutura venosa, está indicada la terapia trom-
bolítica con urocinasa a través de una rama de la 
arteria del colgajo hasta observar que hay retorno 
por la vena.
Los antiagregantes, como la aspirina, los agentes 
antirradicales libres y los vasodilatadores, tienen un 
efecto limitado en las microanastomosis, y sólo se 
utilizan en circunstancias especiales.
Por el contrario, es muy importante mantener 
una adecuada perfusión y oxigenación tisular para al-
canzar una hemodilución isovolémica, manteniendo 
un hematocrito entre el 30-35%, lo cual disminuye la 
viscosidad de la sangre manteniendo la oxigenación. 
Para ello, son útiles los cristaloides tipo Ringer lacta-
to, pero como pueden favorecer cierto grado de ede-
ma, parte de la reposición de fluidos debe realizarse 
con coloides del tipo dextrano. 
 
Selección del colgajo
En la elección del colgajo desempeñan un impor-
tante papel las características del defecto que se va a 
reconstruir (tamaño y tipo de tejido a sustituir, loca-
lización del defecto). Otro factor que se debe valorar 
son las características del propio colgajo y las del pa-
ciente, ya que algunos colgajos, sobre todo en los 
pacientes obesos, pueden ser muy gruesos, como 
ocurre con el colgajo del recto anterior y el paraesca-
pular. Por otra parte, es muy importante ajustar los 
calibres de los vasos receptores y donantes, así como 
elegir el colgajo en función de la longitud necesaria 
de su pedículo vascular. Antes de decidir el uso de un 
colgajo libre hay que valorar si la reconstrucción 
puede hacerse con garantías de éxito con otro colgajo 
más sencillo, como por ejemplo, el colgajo del mús-
culo temporal en la cirugía de la base lateral del crá-
neo, el colgajo de platisma en la pared posterior de la 
faringe, colgajos locales en las reconstrucciones fa-
ciales, colgajo deltopectoral o miocutáneo del pecto-
ral mayor en la reparación de grandes defectos en la 
piel del cuello, etc. No obstante, la existencia de ciru-
gía o radioterapia previas y los defectos complejos 
hacen imprescindible los colgajos libres en la mayo-
ría de las ocasiones. También es interesante valorar la 
posibilidad de realizar la resección del tumor y la ex-
tracción del colgajo sin cambiar la posición del pa-
ciente, lo cual, además, posibilita que dos equipos 
trabajen simultáneamente (caso de los colgajos ante-
braquial, yeyunal, fibular, etc.). 
En la reconstrucción de la mandíbula con o sin 
partes blandas asociadas, los colgajos libres son im-
prescindibles, y los más utilizados son el colgajo fi-
bular y el paraescapular. Estos colgajos permiten la 
formación de un callo de fractura y una sólida inte-
gración ósea, con posibilidad de realizar implantes 
osteointegrados de piezas dentarias.
En la reconstrucción circular de la hipofaringe 
y del esófago cervical, los colgajos libres son insusti-
tuibles, con la salvedad de los tumores retrocricoi-
deos y del esófago cervical, en los que es preferible 
una interposición gástrica al ser aconsejable la esofa-
gectomía total. Una de las posibilidades es utilizar un 
colgajo de yeyuno, que tiene el inconveniente de re-
querir un abordaje abdominal y ofrece peores resulta-
dos fonatorios y deglutorios que los colgajos cutáneos, 
con una tasa de necrosis y fístulas ligeramente supe-
rior a éstos. Los colgajos cutáneos más utilizados son 
el antebraquial o chino, el cubital del antebrazo, el la-
teral de brazo y, últimamente, el anterolateral de mus-
lo. La ventaja de estos dos últimos es la posibilidad de 
un cierre directo del área donante, y además se obtie-
nen mejores resultados funcionales que con el colgajo 
de pectoral, la gastroplastia o el colgajo de yeyuno. Fi-
nalmente, en situaciones especiales en las que coexis-
ten un defecto mucoso faríngeo y un defec to cervical 
amplio de partes blandas, ocasionalmente con exposi-
ción de los grandes vasos cervicales, bien por la exis-
tencia de faringostomas o por recidivas exteriorizadas, 
está indicado el colgajo libre gastroomental.
En las grandes resecciones de la orofaringe y la 
cavidad oral, sobre todo si hay que reconstruir el re-
vestimiento interno y el externo, están indicados el 
colgajo libre paraescapular con dos islas cutáneas, y 
el colgajo del recto abdominal en la glosectomía to-
tal. No obstante, en alguna de estas circunstancias los 
colgajos miocutáneos del pectoral mayor o del latisi-
mus dorsi pueden ser una alternativa.
Finalmente, los defectos faciales de gran mag-
nitud requieren el uso de un colgajo libre que pro-