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01 Fisiopatología y Propedéutica Quirúrgica (158)

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Fisiopatología y Propedéutica Quirúrgica 
3º Medicina. Curso 2014/2015 
 
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Trasplante cruzado renal: consiste en intercambiar donantes entre 
parejas incompatibles entre sí. 
Por ejemplo: Tu madre necesita un trasplante renal, pero tú no 
eres compatible y no le puedes dar tu riñón. No obstante, se 
descubre que eres compatible para otro paciente cuyo hijo es 
compatible con tu madre, de tal forma que decides donar tu riñón a 
ese paciente a cambio de que el hijo de dicho paciente le dé su 
riñón a tu madre. En eso consiste un trasplante cruzado. 
 
 
2. Trasplante hepático. 
El trasplante hepático es el segundo trasplante en frecuencia y, al igual que ocurría en el renal, su frecuencia ha 
aumentado progresivamente en los últimos años. 
El trasplante hepático está indicado en: 
 Insuficiencia hepática grave e irreversible 
o Fallo hepático crónico, que puede ser debido a cirrosis enólica, cirrosis viral (VHB y VHC), enfermedad 
colestásica (CBP y CEP), enfermedades metabólicas (Wilson, hemocromatosis o déficit de α1-
antitripsina) y enfermedades vasculares (Budd-Chiari). 
De todas ellas, la más frecuente es la cirrosis producida por el VHC, que además producirá recidiva 
(infectará el hígado implantado) inmediatamente tras el trasplante. Sin embargo, con los nuevos 
tratamientos antivirales, la supervivencia post-trasplante ha aumentado de manera considerable, por 
lo que en estos pacientes el trasplante sí está indicado. 
Para valorar los pacientes candidatos a trasplante por fallo hepático crónico se utiliza la escala MELD, 
que tiene en cuenta la bilirrubina total plasmática, la creatinina plasmática, el INR y si están tratados 
o no con diálisis. 
o Fallo hepático agudo. 
 Tumores hepáticos. 
El tumor hepático más frecuente es el carcinoma hepatocelular que puede tratarse mediante trasplante de 
hígado. Sin embargo, existen otros tumores, como el colangiocarcinoma, que NO se deben tratar con 
trasplantes. 
El carcinoma hepatocelular es también susceptible de ser tratado mediante resección, por lo que en cada 
paciente debemos decidir si lo más adecuado es realizar una resección o un trasplante. En esta decisión, se 
deben tener en cuenta una serie de factores: la morbimortalidad (status y reserva funcional hepática), la 
potencial recidiva (factores tumorales) y el tipo de resección. Las ventajas del trasplante sobre la resección se 
resumen en:

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