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Este documento está disponible para su consulta y descarga en Memoria Académica, el repositorio institucional de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata, que procura la reunión, el registro, la difusión y la preservación de la producción científico-académica édita e inédita de los miembros de su comunidad académica. Para más información, visite el sitio www.memoria.fahce.unlp.edu.ar Esta iniciativa está a cargo de BIBHUMA, la Biblioteca de la Facultad, que lleva adelante las tareas de gestión y coordinación para la concre- ción de los objetivos planteados. Para más información, visite el sitio www.bibhuma.fahce.unlp.edu.ar Licenciamiento Esta obra está bajo una licencia Atribución-No comercial-Sin obras derivadas 2.5 Argentina de Creative Commons. Para ver una copia breve de esta licencia, visite http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/ar/. Para ver la licencia completa en código legal, visite http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/ar/legalcode. O envíe una carta a Creative Commons, 559 Nathan Abbott Way, Stanford, California 94305, USA. Fernández E., Carlos Miguel Director: Bonavena, Pablo Tesis presentada para la obtención del grado de Licenciado en Sociología Cita sugerida Fernández E., C. M. (2003) Democracia: Definiciones, épocas y sistemas: De los antiguos a los modernos, de los liberales a los revolucionarios [en línea]. Trabajo final de grado. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Disponible en: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/tesis/te.616/te.616.pdf Democracia: Definiciones, épocas y sistemas: De los antiguos a los modernos, de los liberales a los revolucionarios www.memoria.fahce.unlp.edu.ar www.memoria.fahce.unlp.edu.ar www.bibhuma.fahce.unlp.edu.ar http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/ar/ http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/ar/legalcode DEMOCRACIA Definiciones, épocas y sistemas De los antiguos a los modernos, de los liberales a los revolucionarios TESINA DE LICENCIATURA Democracia Definiciones, épocas y sistemas De los antiguos a los modernos, de los liberales a los revolucionarios Profesor Tutor: Pablo Bonavena Estudiante: Carlos M. Fernández E. L. U. 67048/4 Licenciatura en Sociología Universidad Nacional de La Plata Año 2003 Contenido 1- Introducción • Importancia del tema • Una pequeña luz en la tiniebla 2- En el Camino • Objetivos • Metodología 3- Desarrollo • Rastreando sus orígenes • Su descanso milenario • Su encuentro con el liberalismo • Los “Padres Fundadores” de la Democracia Liberal • El otro abordaje: la Democracia Revolucionaria • Colisión de interpretaciones 4- La Democracia en el debate actual • Nuestros autores de referencia • (... y el debate continúa...) 5- Preguntas más que respuestas 6- Conclusiones • Brevísimo recorrido por la historia de la Democracia Argentina 1880-2003 • (... y tareas pendientes) 7- Bibliografía 1- Introducción “Si hubiera un pueblo de dioses se gobernaría democráticamente. Mas un gobierno tan perfecto no es propio para los hombres.” J.J. Rousseau • ¿Por qué la Democracia? (Importancia del tema) Generoso concepto sobre el que se intentará una aproximación en este trabajo. Participativa, ampliada, restringida, directa, indirecta, plebiscitaria, delegativa, autoritaria, fuerte, débil, popular, burguesa, occidental, oriental, social, económica, política, revolucionaria, avanzada ... Antigua idea, que en su asombrosa elasticidad, se adapta a cuanto uso o interpretación los hombres, en su constante evolución construyendo su historia, hayan hecho de ella. Valiosa herramienta de legitimación política reconocida tanto por la derecha más conservadora como por la izquierda más radical; ambos extremos del arco ideológico que ven en ella la llave que legitimará el despliegue de sus propuestas y sus visiones de la sociedad. La historia de nuestro sub continente y del mundo que conocemos es una amarga muestra de cómo en su nombre y en su defensa, por su conquista y en su ponderación, se han cometido las más flagrantes violaciones a sus principios y bases de existencia. Conociendo su historia y algunas de sus interpretaciones podremos construir desde una base un poco más sólida una nueva realidad compartida y plural, en la cual la toma de decisiones amplíe su sostén de debate y las responsabilidades emanadas de sus cumplimientos quede expuesta a un mayor número de ojos y conciencias vigilantes y comprometidas en la construcción colectiva. Confrontaremos las Democracias Antiguas con las Democracias Modernas; nos detendremos en un punto de inflexión que determinará la (aparentemente) definitiva separación de caminos entre una Democracia de corte Liberal y la otra Democracia de corte Revolucionario. • Una pequeña luz en la tiniebla (a modo de Objetivo) Este trabajo intenta ser un modesto aporte para la construcción de algunos puentes que necesariamente deberán tenderse entre lo teórico y lo cotidiano, entre el intelectual académico y el hombre común, entre un elaborado trabajo técnico de alta abstracción, hasta el llano y elemental discurso ciudadano. Si acaso lograra constituir tan sólo una primitiva herramienta para que este concepto tan utilitario como escurridizo, tan oportuno a veces como tan desesperadamente ansiado otras, tan frustrante como esperanzador, pero sin duda instalado definitivamente en cualquier esperanza de futuro para nuestro maltratado continente, pudiera ser así reelaborado por todos y, en el arduo trabajo de la praxis de todos los días, por fin reencontrarnos y reconocernos como lo que somos, como iguales, como soberanos, en toda nuestra humanidad. 1. Rescataré el origen del término y las diferentes interpretaciones que se le ha dado a lo largo de la historia. 2. Señalaré su aparición y su ocultamiento en diferentes momentos históricos y de organización productiva de la historia. 3. Marcaré el momento en la historia en que las dos concepciones centrales de democracia que ha ofrecido la Modernidad, en despliegues antagónicos y contradictorios pero, tal vez, articulables, separan sus caminos. 4. Contemplaré el debate actual que se sostiene sobre la democracia en el mundo del neoliberalismo hegemónico y la globalización. 5. En un brevísimo recorrido por nuestra propia historia, cuantificaré y calificaré nuestros agridulces momentos democráticos. 6. Quedarán planteadas más preguntas que respuestas. 2- En el camino • Metodología Para todo ello, apelaré a diferentes textos de varios autores y de varias corrientes de pensamiento, productos de distintos contextos y de varios países, para extraer sus aportes fundamentales que nos permitan una comprensión de los usos, manifestaciones y abordajes que hasta ahora se le han dedicado a la Democracia. 3- Desarrollo “Todo el poder reside en el pueblo, y en consecuencia, emana de él; los magistrados son sus fiduciarios y servidores y en todo tiempo responsables ante él”. Constitución del Estado de Virginia (1776) En Bobbio, N. (1985) Liberalismo y Democracia Breviarios del FCE – México. • Rastreando los orígenes: El arco de interpretación de la traducción de sus vocablos originales griegos comprende desde el conjunto de los ciudadanos hasta a la multitud , los pobres y los malvados (Nun, 2001). El Demos y el Kratos, el pueblo y el gobierno, el gobierno del pueblo, pero como bien se pregunta Sofía Respuela evocando a Dahl (*) ¿quiénes son “el pueblo” y qué significa que “ellos” gobiernen? La culta Atenas como expresión de la voluntad general, y la guerrera Esparta como la democracia de los políticos, nos marcan una suerte de dos grandes corrientes o tradiciones históricas por donde discurrirán las diferentes materializaciones de esta idea de gobierno en diferentes épocas y sociedades. (*) Dahl, R. (1991) La democracia y sus críticos – Ed. Paidós – Bs. As. Argentina. La antigua Grecia ha legado ala historia la democracia en dos de sus grandes vertientes: la democracia directa y la democracia representativa (*). No obstante debemos considerar este modelo de superestructura política como emergente de una economía sustentada en el trabajo esclavo. Durante casi 2 milenios en los que la religiosidad tiñe todos los aspectos de la historia, esta democracia ha dormido el sueño de los justos, ya que recién a las puertas de la Edad Contemporánea, con la revolución francesa, vuelve a emerger un modelo de organización social en forma de Estado que la rescata, la redefine y la pone nuevamente en dinámico ejercicio. Como alternativa a los poderes absolutos, en un mundo donde el desarrollo de las fuerzas productivas aplastó las viejas estructuras aristocráticas, donde las masas irrumpieron en la historia con pretensiones de voz, de poder decisorio y de participación en la “res pública”, aparece la Democracia, como una cenicienta de la historia, a brindarle sus servicios a una humanidad que comienza a escribir un nuevo capítulo de su existencia. • Su descanso milenario Caído el mundo griego bajo el implacable poderío del nuevo mundo emergente romano, extiende un poco tiempo más la práctica democrática en su breve período republicano (a imagen y semejanza del mundo griego y con su misma base económica de producción, a la que agrega el saqueo de las conquistas). La inevitable necesidad de la guerra como forma de obtener territorios y bienes, y en última instancia de mantener su poderosa estructura de dominación, imponen la subyugación de las prácticas civiles por las actividades militares y guerreras, finalmente único sostén de todo régimen con pretensiones imperiales, en fuerte analogía con los sucesos que la humanidad verá acontecer en los comienzos del tercer milenio de su historia. Muere la Civitas romana, florece el poderoso imperio, se extienden y multiplican sus conquistas militares, implosionando finalmente bajo el peso de su propia filosofía de existencia, soportada como todo imperio sobre pilares de barro. Por casi veinte siglos dormirá en la historia esta herramienta de organización social, este concepto, esta forma de vida, esta forma de legitimación de la autoridad y de trasvasamiento de poder. (*) Una síntesis aceptable sobre la democracia griega se puede encontrar en Respuela, S. (1999) “La democracia: una discusión en torno de sus significados” en Introducción a la Ciencia Política – Pinto, J. Compilador - EUDEBA – Buenos Aires. • Su encuentro con el Liberalismo “Todos aquellos que por riqueza, educación, inteligencia o astucia tienen aptitud para dirigir una comunidad de hombres y la oportunidad de hacerlo (en otras palabras: los clanes de las clases dirigentes) tienen que inclinarse ante el sufragio universal una vez éste ha sido instituido, y también, si la ocasión lo requiere, defraudarlo.” Gaetano Mosca (*). (*) en Hobsbawm, E. Ob. Cit. pág. 94 El trabajo esclavo que sostenía la democracia griega y la guerra de conquista romana, se ha transmutado por obra y gracia de la Revolución Industrial en una suerte de relación necesaria y excluyente entre la fuerza de trabajo y el capital, en un marco en que ésta debe venderse al otro como una mercancía más, para poder con ello obtener los bienes necesarios e indispensables de su propia subsistencia y reproducción, en una sociedad de mercado generalizado. Dos mil años de historia teñidos de religiosidad, de poderes absolutos pero atomizados, van quedando atrás; las nuevas formas de acumulación imponen nuevas imágenes del mundo; la tierra es ahora un medio de producción y son desalojados sus ocupantes; comienzan a contornearse y a constituirse los populosos conglomerados urbanos, Grandes ciudades a las que hay que proveer de insumos básicos de existencia, comenzando a desarrollarse la producción en gran escala y una nueva relación contractual entre el capital y el trabajo humano. Fue superada la esclavitud, fue superado el vasallaje; ahora aparece un nuevo tipo de convenio llamado “salario”, y con él y su institucionalización comienza nuevamente a hacer su despliegue esta forma de legitimación de gobierno llamado Democracia. De la mano del liberalismo económico y su sustento filosófico iusnaturalista, se adapta perfectamente a la necesidad de individuos “libres e iguales” que, instalados en el mercado, vendan lo que tienen y compren lo que puedan. El liberalismo ponderará a la libertad, y la democracia impulsará la igualdad, como requisitos de coexistencia y a la vez de tensión entre ambos. • Los “Padres Fundadores” de la moderna democracia liberal Lejos de la centralidad europea de fines del S XVIII y de su convulsionado escenario, los Estados Unidos de Norteamérica comienzan a desarrollar la primera experiencia de democracia liberal diez años antes que la Revolución Francesa estallara impregnando con sus nuevos principios y valores la realidad del viejo continente. Fronteras adentro, comienza la construcción de una sociedad “democrática” que, desde Jefferson ( y su idea de una democracia de pequeños propietarios rurales) y Franklin, hasta Lincoln y sus sucesores, se continuará redefiniendo hasta el día de hoy, desde la abolición de la esclavitud hasta la instalación y ampliación de los Derechos Civiles. Se constituye en un modelo de representación política en el marco de una nueva nación sin más historia que su lucha por la independencia de Inglaterra, por la conquista de nuevos territorios agrícolas arrebatados a las poblaciones nativas y por el desarrollo de nuevas tecnologías de producción. Desde el viaje de los Peregrinos del Mayflower, núcleo fundacional del nuevo país, se construye una fuerte institucionalización basada en los pilares del WASP y del propietario privado. Una sociedad que se contornea entre los grandes latifundistas esclavistas y los poderosos industriales emergentes, que debatirán en su gran Guerra Civil el modelo de desarrollo de país que un siglo y medio más tarde extenderá su dominación en gran parte del planeta. Núcleo fundacional que instala sobre su particular estructura económica y su evolución histórica (sin más historia que la antedicha) un modelo de representación política dirigido y erigido para y por ellos mismos: la clase social hegemónica de este proceso, el propietario, el amo y el comerciante blanco, anglosajón y protestante. En los EE.UU. de Norteamérica el problema de la representación en la constitución de un nuevo estado se resuelve de manera pragmática, sin un arrastre de carga ideológica, ni motorizados sus enfrentamientos por una cuestión de clase económica y social emergente. Se materializan las formas adecuadas de organización para una sociedad de “iguales” existentes de antemano; en Europa las cosas eran algo diferentes. Esta nueva organización de la sociedad plantea un modo de representación que será atentamente observado y analizado por quien luego lo instalará en la vieja Europa como ideal de democracia representativa: Alexis de Tocqueville. Acuciados en la Francia revolucionaria por la necesidad de profundos reordenamientos filosóficos, morales y políticos imprescindibles para conformar un nuevo estado a la altura de los grados de organización y confrontación alcanzados por las nuevas clases sociales emergentes del proceso (a diferencia de EE. UU.) los herederos de la Ilustración debaten los alcances de la igualdad de aquello que debe ser representado. Colosal trabajo de articulación histórica entre los modelos de ciudadano y las sociedades Hobessiana y Rousseauniana, frente a las imágenes de un espejo deformado que les devuelven las realidades desplegadas en la Francia Revolucionaria y en el otro extremo del Atlántico norte. La realidad los enfrenta con puntos de partida totalmente diferentes: si se la considera como un proceso de desarrollo gradual, el tema de la igualdad augura un final sumamente incierto. Como se sostiene con anterioridad, en América del Norte las cosas sucedieron de manera diferente ... “Los norteamericanos nacieroniguales en lugar de tener que llegar a serlo”, sostenía Tocqueville, y sobre esa igualdad democrática se erigieron sus instituciones. De esa igualdad se desprende que ningún ciudadano ha de obedecer a otro, salvo a su representante (soberanía popular), por lo tanto no existe contradicción entre la definición social de la democracia y su definición política (en el contexto del estado social en que debe ser representado el ciudadano). Esta definición instala dos visiones acerca de la democracia: una reaccionaria (negativa) en tanto reduce la sociedad a sus átomos constituyentes y los aísla unos de otros; y la visión liberal (positiva) que habilita a cada ciudadano a asociarse libremente con cualquiera de sus pares. La conclusión de estos debates y construcciones continúa hasta el día de hoy; una democracia “entre iguales”, de mayorías, que en toda formación social se opondrá a una minoría que deberá, a la vez, ser considerada Democracia de los individuos, de los átomos sociales, de millones de minúsculas partículas de humanidad aisladas unas de otras, separadas, en la consigna liberal de “cada hombre un voto” en un marco jurídico que realza y delimita también (y como elemento desigualador) la privacidad de la propiedad de los bienes materiales e inmateriales. Privacidad de la propiedad de los medios de producción que trazará el indisoluble abismo que separa las dos concepciones modernas de la Democracia. Igualdad de oportunidades como imposición democrática y requisito mínimo de coexistencia en una combinación producto de la alquimia de la Modernidad. Fuerte intento extendido en el tiempo de ocultar la contradicción principal entre trabajo y capital, que según el pensamiento marxiano, representa una colisión insalvable mutuamente excluyente, y que de la mano de la democracia liberal el poder económico intenta con mayor o menor éxito, desplazarla, institucionalizarla o regularla. • El otro abordaje: la Democracia Revolucionaria Ya en los debates previos a la resurrección de la democracia, instalados a partir de la Ilustración, y que se despliegan en toda su profundidad a partir de la Revolución Francesa, el privilegio y la igualdad pasan a ser los polos de la dicotomía enfrentada en el centro de la construcción de la nueva Democracia. Libertad, Igualdad y Fraternidad como valores centrales que deberán necesariamente instalarse, expresarse, y desarrollarse en un nuevo modelo de organización social, como producto y reivindicación del ascenso revolucionario de las masas a la escena política. Debates que Rousseau y su generación dejarán planteados y que a los nuevos revolucionarios les corresponderá concretar. Esta concreción tanto en la teoría como en la práctica, plena de ensayos, aciertos y errores propios de la construcción de todo lo nuevo, retomará a partir de la clave económica el rumbo que marcará su desarrollo por (al menos) el próximo siglo y medio al definir claramente la frontera entre una y otra concepción, entre uno y otro interés, entre una y otra visión del desarrollo de la historia. Irrumpe en el mundo de las ideas una visión de Democracia que retoma la pureza original del concepto de la antigua Atenas transpolado y orientado hacia las nuevas mayorías populares que la instalación y el desarrollo de un nuevo ordenamiento económico permiten emerger en la historia. Nuevas mayorías apartadas e impedidas por la restricción económico-clasista de la democracia liberal burguesa de toda incidencia y participación en el desarrollo político de un estado de cosas que las condena a la más absoluta mudez y oscuridad. Fenómeno de emergencia masiva de los excluidos, que en la vieja Europa tomará directamente su fisonomía, y en otras democracias liberales, al otro lado del océano, tomará sus contornos definitivos a través de distintos procesos (como producto de la emigración, del desplazamiento y usurpación territorial de poblaciones nativas) y de distintos actores sociales, a confluir en la formación de una clase económica llamada a resignificar el término de las mayorías para apropiárselo y cambiar su historia. Desde 1848, y a partir de la aparición del “Manifiesto Comunista” de Carlos Marx y Federico Engels, el concepto de “lo democrático” comienza a adquirir un marco, una dimensión y una profundidad universales. Democracia de las mayorías populares que, resuelto el tema de su definición, traslada la problemática al proceso de su instalación. • Divide y reinarás... Esta metodología de instalación dividirá profundamente al nuevo pensamiento democrático, debilitándolo y licuando su fuerza y pureza originales. El modelo de la Socialdemocracia alemana, proponiendo la captura gradual del aparato del estado a partir de utilizar los marcos ofrecidos por la democracia burguesa, y desde allí, impulsar las medidas esenciales para instalar el socialismo. El modelo de la Socialdemocracia rusa, impulsado por Lenin y continuado en el Comunismo Internacional, que proponía el arrebato del poder a la burguesía a través de un partido de cuadros fuertemente disciplinados y dispuestos a la acción política y militar. Ambas propuestas de instalación ven al aparato del estado como soporte y herramienta fundamental para impulsar la Democracia Popular Revolucionaria. • Colisión de interpretaciones El proceso que arranca en 1789 con unas “fuerzas de la Democracia” que encolumnan tras de sí a las grandes mayorías contra una nobleza y sus instituciones reales a las que el desarrollo de las fuerzas productivas harán saltar en pedazos. Mayorías heterogéneas compuestas por desarrapados, trabajadores, artesanos, comerciantes, tenderos y pequeños industriales quienes a través del desarrollo de la lucha irán separando sus caminos. Y en esa separación de caminos que concluirá definitivamente en 1848, quedará sellado el destino de una Democracia que la burguesía, con su estratégica visión del futuro enemigo, procederá escrupulosamente a dividirlo, desarticularlo, desacreditarlo y desactivarlo para finalmente apropiarse del constructo y rellenarlo con su propio contenido (*) . A partir de estos sucesos, la Democracia y su sentido de las mayorías pasará a ser propiedad de una burguesía que la ha mantenido en esos términos la hegemonía por, al menos, los últimos 150 años de historia. (*) - Ver El 18 Brumario de Carlos Marx. La herencia histórica del pensamiento democrático, aquella que en la vieja Europa supo movilizar a las masas populares mayoritarias para desplazar a la vieja clase feudal y aristocrática, la que impulsó la instalación de la nueva clase sustituta que echaría a andar nuevamente las ruedas de la historia, dividida, diezmada, se debatirá en la impotencia en el intento de unificar su perspectiva y acción, perdiendo la hegemonía en un movimiento que pudo haberla colocado a la vanguardia del cambio social. El estertor parisino de 1871, más allá de dejarnos los aprendizajes históricos de la pluma y el pensamiento de Marx y Engels, constituyen el afianzamiento en occidente del contenido liberal que hasta nuestros días adquirirá la Democracia. En la generosidad y amplitud de su contenido y de sus diversas concepciones, aparentemente válidas todas, si bien el liberalismo y el capital ha hecho uso y libre interpretación de ella, también la fuerza del trabajo, le ha dado su propio significado. Si lo que separa al hombre de la realización como especie es su relación con la propiedad de los medios de producción, y si la mayoría de los hombres se encuentran alienados por no ser sus dueños, y no poder por ello entonces planificar en conjunto su propio desarrollo, la consigna “cada hombre un voto” de la democracia liberal contiene el germen del desplazamiento de la reducida clase poseedora dominante, a partir de la realización plena de una democracia profunda y generalizada. La democracia griega antigua se erigía por sobre el trabajo esclavo; la democracia romana por las guerras de conquista; la democracia liberal por la plusvalía que genera el trabajo y la dependencia del salario, la mercancíay el mercado. ¿Puede existir una Democracia sin bases económicas de estas naturalezas? Estas dos concepciones, en sus significaciones extremas, se han desplegado por el mundo con suerte desigual. Hemos sido testigos de Democracias profundas, alcanzadas a través del sufragio universal en procesos absolutamente transparentes, y legítimas al modo liberal, y también hemos sido testigos de procesos de durísima lucha armada para lograr imponer el derecho a que un pueblo pueda ejercer la Democracia según su propia interpretación. En nuestros países periféricos latinoamericanos, las primeras han tenido un trágico destino (1) y de las segundas sólo dos han triunfado, una se mantiene y los otros intentos han sufrido severas derrotas militares (2). (1) Baste recordar las experiencias de República Dominicana en 1965 y Chile en 1970) (2) Cuba en 1959 que aún se mantiene; Nicaragua en 1979 que en un proceso sumamente singular pierde en elecciones en 1989; El Salvador, Guatemala, Colombia, Venezuela, Perú, Bolivia, Argentina y Uruguay. Con menor grado de desarrollo Brasil, Honduras y Ecuador. Desde las posiciones socialistas se propone una democracia de cuño totalmente diferente a la liberal, en que la base de su economía radica en la posesión del Estado (en nombre de su sociedad) de los medios de producción. Idea revolucionaria que provoca un “giro copernicano” en la concepción de la Democracia y que confronta de manera contradictoria y excluyente el principio del respeto a las minorías que propone el liberalismo ( y que no obstante éste rara vez respeta). Idea revolucionaria que impulsa a su máxima expresión el contenido de igualdad económica y social, principales limitaciones insuperables desde la Democracia liberal. Para los autores del Manifiesto Comunista, la conquista de la Democracia resulta de la “elevación del Proletariado a clase dominante”. Idea revolucionaria que, aún en el marco de una forzada convivencia con la democracia liberal, que no obstante existe, se instala y desarrolla abarcando a la quinta parte de la población mundial en el marco de la constante presión de un capitalismo cada vez más ofensivo y avasallador. Como categoría de análisis de una sociedad baste observar el tipo de acciones que plantea con respecto a la relación capital/trabajo, ley general del desarrollo dialéctico desde la aparición en la historia de la propiedad privada. En el mundo occidental vemos hoy cómo la democracia liberal ha logrado la hegemonía del discurso y la interpretación (*), y desde el campo de lo nacional y lo popular vemos los lamentables resultados que ha producido para la gran mayoría de los individuos y de las naciones del planeta. Victoria pírrica de la Democracia Liberal, si de ella se esperaba un modelo de organización social que ofreciera, por lo menos, algo de justicia y equidad. Los hombres en su interacción para dominar la naturaleza, de la mano del trabajo creador, han ascendido al lenguaje y a los conceptos. A través de ellos han ido trepando los peldaños de la escalera zoológica hasta colocarse por encima de todo lo existente. Han ido modificando ese lenguaje y esos conceptos a lo largo de toda su historia, sumando cuantitativamente a nivel horizontal y ascendiendo cualitativamente en verticales y espiralados saltos históricos que siempre los han colocado “un poco más allá” inaugurando momentos fundantes de nuevas formas de asociación para producir, distribuir y acumular el producto de su trabajo. (*) Gramsci propuso la lucha por la construcción de hegemonía en el contexto social. La síntesis de esa evolución histórica que nos compete en nuestro tiempo es asumir el debate por la resignificación de nuevas formas de organización y toma de decisiones colectivas que nos coloquen “más allá” del mundo tan desigual que se ha materializado a partir de la implantación y el despliegue de la Democracia Liberal, la que no por casualidad es rescatada históricamente de la mano del surgimiento de la industria moderna, de los grandes movimientos de masas, y también del nacimiento de las Ciencias Sociales. Tiempos modernos, Democracias modernas en estados modernos con partidos de masas; aparatos de administración-dominación estatal con la impronta burocrática weberiana, que presenta a nuestra Democracia como el resultado de una estricta aplicación de normas y jerarquías racionales transformándola en la cerradura y el cerrojo de la “Jaula de Hierro”. “el político democrático afronta dos tipos de burocratización: la que se da en la sociedad y la que se da en los propios partidos de masas ... Superar esta doble buocratización exige un liderazgo político provisto del suficiente carisma como para obtener los votos que le permitan contraponer su capacidad de decisión a esa burocracia” (Pinto, J. Ob. Cit. pág. 98-99) Democracia, que es vista en Durkheim como la principal herramienta para que, en manos de asociaciones de profesionales, impida que el estado se convierta en una tiranía burocrática (1). “La Democracia como abstracción no existe en la vida histórica. Ha sido siempre un movimiento político determinado por variadas fuerzas políticas y clases que luchan por determinados fines”. (2) “La Democracia Social apunta al autogobierno de las masas, en el que los medios de producción deben estar en manos de la colectividad”.; “la democracia burguesa apunta igualmente al autogobierno de las masas pero manteniendo el principio de la propiedad privada. (3) (1) Para ampliar el tema, ver Giddens, Ob. Cit. Cap. VII (pags.178-182) (2) y (3) Claras definiciones de Rosemberg, Ob.. Cit. (pag. 335-336) 4- La Democracia en el debate actual Así como los atenienses no nos legaron ningún análisis sistemático de la experiencia, varios de los textos fundamentales acerca de la Democracia Moderna fueron escritos por quienes no llegaron a conocerla (Montesquieu, Rousseau) o sólo resultaron testigos de sus primeros pasos (Tocqueville, J. S. Mills). José Nun Ob. Cit. (pág. 13) • Nuestros Autores de Referencia: Apelaré a los autores que en nuestro claustro universitario han sido usualmente más referidos en el tema que nos convoca. Su elección responde a perspectivas que podríamos denominar “clásicas”, visiones latinoamericanas propias, ángulos reflexivos de pensadores de países centrales con pretensión de objetividad, el pensamiento contemporáneo y, en contraposición a todos ellos, una visión desmerecedora de la Democracia (las que también, preocupantemente, existen). • Norberto Bobbio Nos introduce en la Democracia desde un abordaje descriptivo, presentándola como una de las tres formas más antiguas de gobierno según el número de gobernantes; desde lo prescriptivo, señalándonos que en un arco de opiniones dicotómicas a lo largo del tiempo, ha variado desde buena a mala , a favor o en contra, pero acentuando el quiebre roussoniano en el que “cada uno, uniéndose a todos, no obedezca más que a sí mismo y permanezca tan libre como antes”; y desde la perspectiva histórica, habiendo sido interpretada como progresiva o regresiva según surgiera como superación o degeneración de un sistema político anterior. Ubica al Iusnaturalismo como anclaje y fundamento filosófico del liberalismo, coincidiendo estos derechos naturales del hombre con el individualismo que hace de la sociedad y el Estado un cuerpo artificial (en contraposición al organicismo aristotélico en el que “el todo es más que las partes”). Nos demuestra con fuerte argumentación que sin individualismo es impensable el liberalismo; liberalismo que propone un estado de derecho y mínimo para defender al individuo de todo abuso de poder (hasta del abuso de poder del mismo estado). El Liberalismo como teoría del Estado es Moderna; la Democracia como forma de gobierno es Antigua, pero presenta un contenido moderno de representatividad que la califica como superadora y viable en (y para) los Grandes Estados Modernos. Nos habla de la Democracia de los Antiguos, como la libertad de distribuir el poder entre una cantidad numerosa de ciudadanos,y de la Democracia de los Modernos, como una seguridad de limitar dicho poder. Ubica el giro histórico conceptual de Democracia Directa (imposible en grandes Estados Modernos) a Democracia Representativa, inaugurada e institucionalizada a partir de la independencia de los Estados Unidos de Norteamérica. Alerta sobre las desviaciones del principio de soberanía popular que encierra potencialmente esta Democracia Representativa, a partir de diferenciar el mandato imperativo del mandato no imperativo, adentrándose en los diferentes conceptos de representación basado en los poderes del representante y el contenido de la representación: como ciudadano será representado políticamente con mandato no imperativo, como agente económico particular, será representado sindicalmente con mandato imperativo. Con este argumento subraya la disociación del sujeto de la modernidad entre hombre económico, hombre político y hombre social Define la Democracia Social como superadora de la Democracia Política, ya que implica considerar al ciudadano en toda su multiplicidad, profundizando el proceso democratizador y extendiéndolo de manera ascendente en la ocupación democrática de nuevos espacios. En oposición con el Marxismo-Leninismo, sostiene que la Democracia Representativa será de tipo fiduciario; representará el interés general, siendo por lo tanto no imperativa y no revocable de manera directa. Asimismo, describe la Democracia Formal como solamente un mecanismo de renovación de autoridades, oponiéndole la Democracia Sustancial como contenido realmente significativo de esta forma señalada. Concluye que la Democracia Moderna es consecuencia casi natural del Liberalismo, adquiriendo un sentido procedimental (formal) pero también un sentido ético (sustancial). Propone grados de posicionamientos entre la Democracia y el Liberalismo, que van desde la compatibilidad del modelo, hasta los modelos antitéticos, dado que el desarrollo y la profundización de la democracia concluirán destruyendo al liberalismo, pero no obstante de encontrarse estrechamente ligados dado que el Liberalismo sólo es posible con Democracia. Finalmente explica la potenciación de este modelo Democrático-Liberal sosteniendo que, en tanto salvaguarda los derechos fundamentales del Estado Liberal, posibilita el ejercicio de estos derechos para el funcionamiento democrático. • C.B. Macpherson Nos propone una lectura de la Democracia a partir de cuatro modelos, comenzando su descripción desde los que se despliegan a partir de fines del S XVIII, dado que ninguno de los anteriores consideraba a la sociedad desde su división en clases. • El Modelo Nº 1: La Democracia como protección Sus principales teóricos fueron Jeremy Bentham y James Mill. Sustancialmente sostenía la protección del hombre en su trabajo y en el aseguramiento y disfrute de los beneficios obtenidos. Garantizaba todo tipo de propiedad existente, pero no se cuestionaban estos pensadores las fortunas y propiedades obtenidas con anteridad a la teorización de este modelo. Buscaba la protección del individuo contra la opresión y depredación de los funcionarios del Estado. Se sustentaba en el modelo de hombre de mercado, homo económicus egoísta y conflictivo. Aceptaba la sociedad existente como inmutable, estática y proponía como acción expresiva de la democracia el voto calificado. • El Modelo Nº 2: La Democracia como desarrollo A mediados del S XIX emergen las masas organizadas de trabajadores en la historia; se expande la Revolución Industrial y comienza a extenderse el mercado; se van consolidando nuevas ideas y sus consecuentes nuevos modelos políticos Este contexto es lo suficientemente significativo como para alertar a John Stewar Mill acerca del momento oportuno de revisar el modelo desarrollado por su padre, en el intento de adaptarlo a las nuevas realidades. Propone un modelo con contenido Moral, avizorando la potencialidad del desarrollo democrático para el progreso del ser humano en todas sus capacidades. Basado en una diferente concepción de placer inspirada en el economismo neo clásico que comienza fuertemente a instalarse, localiza la felicidad como producto emergente del desarrollo del ser humano. Denuncia las injusticias y la desigualdad del sistema económico, pero en un sub-modelo (2 A) las ve como accidentales y remediables. Propone también un sufragio calificado, pero ampliado a los trabajadores más cultos, más desarrollados e instruidos, que se ubican en las posiciones de la vanguardia industrial. Un sub-modelo (2 B) se desarrolla en la primera mitad del S XX en una suerte de continuidad histórica: Lindsay, Barker y Dewey entre otros pensadores visualizan estas diferencias denunciadas por J. S. Mill como perdurables, no superables, pero posibles de manejar. Emerge en este período el sistema de partidos, importante constructo de matriz liberal, que logra con sus mecanismos de funcionamiento “domesticar” la democracia, resultando a la vez este sistema una herramienta sumamente útil para la licuación, degradación o reducción de las responsabilidades del gobierno y de los gobernantes, así como una alternativa sumamente funcional de canalización, desplazamiento y regulación de las crecientes demandas sociales. • El Modelo Nº 3: La Democracia como equilibrio. El principal teórico de este modelo es el economista neoclásico Joseph Schumpeter. Esta corriente del pensamiento económico surgida como oposición al pensamiento de Carlos Marx, y que se caracteriza por relativizar los conceptos duros de la economía clásica, irrumpe con la lógica del mercado en el andamiaje filosófico del Estado y la Democracia. Esta irrupción fusiona al liberalismo (en tanto doctrina política y visión económica) con la Democracia, quitándole a esta última todo el contenido moral que proponía el Modelo Nº 2 de Democracia como desarrollo. Concibe a la Democracia solamente como una herramienta, un mecanismo de elección periódica de dirigentes políticos quienes, organizados en partidos- empresas, ofrecen sus plataformas políticas como productos a un mercado de ciudadanos-clientes que serán sus consumidores. Estas maquinarias electorales propagandizarán sus propuestas en una competencia que, no obstante, no será ni mucho menos perfecta, donde el poder económico oligopólico acota y disminuye las expectativas y prerrequisitos de instalación en el juego partidario democrático, concluyendo la escasa posibilidad emergente de este escenario de eliminar las desigualdades en la apatía política de la sociedad. La “mano invisible”, la “magia” del mercado explica el éxito del modelo ingeniado en función de un hombre y una sociedad de mercado generalizado que este “sistema democrático” se encarga de reproducir. Este modelo se despliega sobre la primera mitad del S XX. • El Modelo Nº 4: La Democracia como participación Se despliega sobre el último tercio del S XX, enfrentando el problema que plantean las dimensiones del Estado Moderno y la inviabilidad de una Democracia Directa. El principal dilema gira en torno a cómo llegar a un modelo realmente participativo y en alcanzar sus pre-requisitos centrales: mayor conciencia, más igualdad económica y un más alto grado de compromiso con las cuestiones públicas en que se debate el ciudadano. Se ponen en juego apreciaciones del orden del Costo-Beneficio en el pensamiento de la sociedad acerca de las consecuencias que conlleva la apatía política. Se extiende esta lógica a la calidad de vida y a la preservación del medio ambiente. Este parámetro también instala dudas cada vez mayores sobre la capacidad del capitalismo, en tanto sistema, de garantizar los pre-requisitos para este modelo de Democracia. Se propone un sub-modelo (4 A) de tipo Piramidal conformado por una amplia base ciudadana atenta a las potestades democráticas que delega en todos los niveles y con disposición de las herramientas apropiadas para efectuar las correcciones de rumbo necesarias conforme a sus aspiraciones o a los compromisos asumidos públicamentepor los dirigentes políticos. Otro sub-modelo (4 B) combina las virtudes del sub-modelo (4 A) con un sistema de partidos políticos también piramidal, con un renovado y alto grado de contenido educador, movilizador, participante y controlador. Estos modelos restaurarían y permitirían la realización de los principios éticos que sustentaba el modelo Nº 2 de J. S. Mill. • Giovani Sartori Este autor nos introduce en la reflexión acerca de la opinión pública y gobierno por consentimiento, teorizando sobre la Democracia Gobernada y la Democracia Gobernante. Pondera la opinión de la sociedad como base real de todo gobierno, en correlación necesaria de elecciones libres como producto de opiniones ciudadanas libres. Entiende el Consenso como el hecho de compartir los valores fundamentales de una sociedad, sus reglas de juego y el asentimiento a las decisiones y políticas impulsadas por su gobierno. Este consenso es situado en tres niveles: un nivel básico, como facilitador de la democracia, que se localiza en el corazón de la comunidad; un segundo nivel de consenso con lo procedimental que se cristalizaría en el modelo de régimen, siendo de condición excluyente para el funcionamiento democrático, y un tercer nivel, también necesario, que se refleja en la acción política de los gobiernos. La discrepancia, el disenso y la oposición con existencia y capacidad real de intervención en los asuntos generales, son tres prácticas que caracterizan a la democracia. En referencia a la formación de opinión, que deberá ser libre como fundamento legitimador de unas elecciones libres, resalta como modelos centrales: el modelo de cascada que consiste en una analogía de fuente que derrama por ciertos cauces una opinión que va descendiendo por los distintos niveles de organización social, deteniéndose en nichos o remansos donde diferentes agrupamientos sociales la debaten y reelaboran. Un segundo modelo dado por los creadores de opinión, un pequeño porcentaje de la población que funciona políticamente de manera activa y cuyos pensamientos y reflexiones son tenidos en consideración por la sociedad. Un tercer modelo está determinado por los medios de comunicación, de poder cada vez mayor que, en tanto tienden a concentrarse, diseminan opiniones cada vez más unívocas desplazando o debilitando el principio de libertad de información. La opinión pública autónoma se alcanzaría conforme a las condiciones de mercado en que la información sería ofrecida, estableciendo por este mecanismo contrapesos propios que actuarían como vigilancia entre diversas fuentes, a su vez reforzadas por la operatividad de un gran número de persuasores actuando sobre la sociedad. Distingue la opinión diseminada entre el público, como una suerte de borboteo impreciso, y la opinión hecha pública, asentada socialmente, o propiamente del público. Estas opiniones comienzan a generarse a partir de grupos de ideas, que se difunden por los medios de comunicación masiva hasta que finalmente son absorbidas por la población. Se llega entonces al momento de la Democracia electoral: Una masa crítica de acumulación de información, condicionada y en base al nivel educativo y el grado de participación, permitirá al ciudadano desencadenar el proceso decisorio en el acto eleccionario. Esta decisión señalará, mediante el proceso eleccionario, al equipo de representantes políticos que resolverán los problemas, siendo éstos receptores de la transferencia de racionalidad en la decisión del elector. Estos votos pueden expresarse en función del problema, a favor o en contra de una propuesta política o en función de un partido,. La Democracia Electoral se sostiene en base a una opinión pública autónoma, las elecciones en las que se materializará el consenso y la sensibilidad de los políticos a esta opinión pública. Democracia participativa: Se relaciona con la Democracia Directa, de referéndum, electoral y representativa; su principal característica es la de no emplear representantes, lo que inmediatamente nos plantea el problema de las dimensiones del Estado Nación. Comprende siempre a un gran número de ciudadanos en debate. En comparación, el referéndum, siendo también una decisión directa, compromete a individuos aislados. La fortaleza de la Democracia Participativa, dependerá en última instancia del ciudadano medio, quien con su participación tomará parte activa en su desarrollo; dentro de esta participación ciudadana se desprenden tres tipos de activismo: los “moderados”, los “elitistas disfrazados” y los “puros” Con referencia a la historia y al futuro describe que a mediados del S XIX se funden (y confunden) los ideales liberales y democráticos. De la democracia y el liberalismo resalta la libertad; de la democracia resalta la igualdad. Desprende el liberalismo político del económico (Liberismo) luego de trabajar históricamente el concepto. Refiriéndose al “poder”, señala que éste consistía en la fuerza, las armas y la violencia hasta la domesticación liberal por medio de un estado defensor de la libertad política individual, Identifica en la Democracia Liberal una relación sumamente articulada entre libertad e igualdad, remarcando que el liberalismo comprende el aspecto individual, desplegando una técnica que permite la limitación del poder del Estado, en tanto que el componente democrático comprende el aspecto social desplegando técnicas de inserción de poder popular (como herramienta de limitación de poder y de redistribución de recursos) en ese mismo Estado. Predice dos posibles vías de futuro para estos tipos de democracia: Democracia en Liberalismo: equilibrio inestable de distintos ingredientes en diferentes combinaciones, donde a partir de la libertad se podrá alcanzar la igualdad, pero desde la igualdad ya no se podrá invertir la relación, transformándose el camino hacia la libertad en una vía de no retorno. Democracia sin Liberalismo: La Democracia será imposible, porque la existencia de nuestras sociedades de masas es impensable e imposible sin la presencia del Estado. • Robert Dahl En el escrito abordado desgrana la temática de la Democratización y la oposición pública, remarcando como faceta sumamente importante de la Democracia la facilitación de la oposición, la rivalidad y la competencia entre el gobierno en gestión y sus adversarios. Emplea extremos de construcción teórica para confrontarlos con la realidad y poder de esta manera utilizarlos como índices de aproximación a los ideales teóricos. Apela al concepto de “Poliarquía” como consenso sobre 8 condiciones básicas necesarias y suficientes para que se instale en una sociedad el debate público pleno, la plena capacidad de representación y el sufragio. Referente a la Votación: 1- por preferencia 2- tabulación con igual valor para cada voto 3- gana quien suma mayor número de votos Con Anterioridad : 4- libre agregado de alternativas 5- igualdad de información Con Posterioridad: 6- gobierna el ganador 7- se obedece al elegido Durante el Acto: 8- elecciones controladas La capacitación del ciudadano comprende el conocimiento de estos 8 puntos. Plantea la teoría democrática desde dos perspectivas: La Madisoniana, cuya meta es maximizar la construcción de una república no tiránica y un método descriptivo del que analizará las características y condiciones para que se puedan establecer las Democracias. Pleno Poliarquía Probabilidad de régimen competitivo Ninguno Pleno HC: Hegemonía Cerrada – HR: Hegemonía Representativa OC Oligarquía competitiva 1- Debate Público y capacidad de representación - 2- Sufragio Analiza el tránsito de Hegemonía y Oligarquía competitiva a quasi Poliarquía, y de las quasi Poliarquías a las Poliarquías Plenas. Como consecuencias del pasaje a Poliarquías señala: • Libertad de debate y oposición • Cambios en la dirigencia electiva • Acceso de más grupos a la vida política • Mayor cantidad de propuestas y alternativas políticas La continuidad en eltiempo de un régimen creará las conductas y producirá y reproducirá su propia cultura democrática. Más participación y más debate derivarán en consensos más amplios y conllevarán menos acciones rigurosas por parte del gobierno. • Joseph Schumpeter Asienta su base teórica en el utilitarismo racionalista del S XVIII. Partiendo de la definición filosófica del sistema institucional desarrolla una crítica a sus postulados dándole una visión de mercado en su refutación: El Bien Común es imposible de definir dados los contradictorios intereses que conviven en una sociedad; es diferente para individuos diferentes presentándose referencias irreductibles de fines últimos. Cada situación singular merecerá una respuesta diferente, lo que concluye en que si no hay bien común claro, tampoco habrá voluntad general. La voluntad del ciudadano no constituye por sí misma un factor político, por la incapacidad del conjunto de interpretar de manera homogénea los procesos políticos. Refiriéndose a la naturaleza humana en la política, apela a Le Bon y su descalificatorio juicio sobre las multitudes, a las que ve como turbas irracionales movidas por agitadores profesionales, desacreditándolas totalmente para la función política. Ve la arena política como un mercado más de oferta y demanda de productos particulares. Da una fuerte importancia a la propaganda para vender el producto que los políticos-empresarios ofertan a sus clientes-ciudadanos a través de las plataformas políticas de sus partidos-empresas. El hombre común, ocupado en sus cuestiones cotidianas, no posee capacidad política (sometido a la irracionalidad, los prejuicios y los conflictos). Cuanto menor sea la capacidad política de este hombre común, más fácil será de captar por los grupos interesados en el poder, que por medio de una eficiente propaganda configuran la voluntad popular. No obstante, reconoce que la teoría clásica supervive por su asociación con la fe religiosa (derivada del protestantismo) y, en tanto fe, resiste todas las críticas empíricas y racionales. Sobrevive también por su asociación con acontecimientos históricos populares, por que es adaptable con bastante aproximación a gran cantidad de síntomas sociales y sobre todo, por los políticos que la siguen ponderando (encontrando en ella su forma de vida). Otra teoría que desarrolla es la competencia por el caudillaje; sustentada en que la elección de los hombres que decidirán las controversias se basa en la competencia entre éstos para que el pueblo los legitime. Esta competencia permite distinguir a la Democracia de otros sistemas. Asume una posición realista al reconocer el caudillaje y la auténtica voluntad popular que lo legitima. Ve entonces al método electoral como el único disponible para esta competencia, en un marco de libertades para entrar a ella. La elección servirá asimismo como forma de fiscalización por parte del ciudadano del ejercicio de la función pública (enfrentando la posibilidad de no ser reelecto si defrauda sus expectativas). Al tomar el caudillo las riendas del gobierno, el principio de mayoría y minoría se diluye, ya que su capacidad carismática aglutina a gran parte de la sociedad. Este caudillo, como Jefe de Gobierno, líder del Parlamento y Jefe del Partido, formará un gabinete que reflejará su poder, incrementado con la capacidad de apropiación de los proyectos de la oposición. Ningún caudillo está exento de enfrentar a una voluntad individual opositora sin intención de ganar prestigio político y con verdadera vocación de servicio ciudadano; en estos casos se enfrentará a un difícil adversario capaz de desacreditar su liderazgo y, según las dimensiones sociales alcanzadas, acotarle o recortarle su poder. • Alain Touraine Como una suerte de puente entre las teorías de la Democracia desarrolladas en los países centrales y las reflexiones surgidas de los países periféricos, ubicamos al sociólogo europeo que más se ha dedicado a estudiar y analizar las problemáticas del Tercer Mundo y especialmente de América Latina. Dedica su pensamiento a la representatividad de los actores políticos y señala algunas de sus claves: Para la existencia de representatividad debe haber una fuerte agregación de demandas; debe también haber correspondencia entre categorías sociales y actores políticos. Una Democracia será fuerte si se asienta sobre una oposición social de alcance general (lucha de clases) combinada con la libertad política. Se reflejará en un bipartidismo sumamente polarizado. Las categorías sociales deben constituir organizaciones autónomas (se observa como ejemplo el Partido Social Demócrata). Refiriéndose a la crisis de representación política, afirma que la irrupción de nuevos actores económicos desdibuja las agrupaciones tradicionales debilitando la participación. Estas agrupaciones se “consociativizan” abriendo la puerta a la corrupción. En las nuevas realidades impuestas por una nueva organización del trabajo, se desplaza el eje de los conflictos y se transforma la naturaleza de las demandas sociales. En una cruda descripción de la realidad, predica que los Partidos Políticos hoy ya no representan proyectos de vida colectivos, los movimientos sociales representan solamente los intereses particulares de cada movimiento, por lo tanto, los nuevos proyectos de vida colectivos están aún por construir. Al presentarse entonces debilitada la definición objetiva de los actores sociales, los Partidos Políticos pierden el monopolio de la acción colectiva. Refiriéndose a la corrupción política, señala que los actores políticos, al disociarse de los actores sociales se inclinan al Estado, se atrincheran en sus privilegios destruyendo la limitación de su poder (y con ello la condición de existencia de la Democracia). Por este antecedente toma forma la Partidocracia. Los políticos pasan así a servirse de la Democracia para ellos mismos y no para la sociedad; si bien no hay Democracia sin Partidos Políticos, la Partidocracia corroe y finalmente termina destruyendo la Democracia al quitarle la representatividad como componente medular de su existencia. Reflexiona sobre los Movimientos Sociales y su relación con la Democracia afirmando ésta se debilita cuando reduce en exceso la gravedad de los problemas que debe enfrentar, o deslegitima la expresión de los Movimientos Sociales ante la imposibilidad de resolución o inconveniencia de intereses de los políticos en asumirlas como necesidades centrales de sus representados. La Democracia se degrada si no sirve para tratar los agudos problemas contemporáneos; sólo es capaz de defenderse a sí misma si incrementa la capacidad de reducir la injusticia y la violencia explícita o velada. Nuestro autor le asigna fundamental protagonismo a estos Movimientos Sociales, como expresión renovada y renovadora de participación de la ciudadanía en la instalación en el escenario político de temas específicos que los partidos políticos se ven imposibilitados de contener. Afirma que la idea de Democracia no es neutra y que se debe hacer y desarrollar a favor de los que no tienen ni voz, ni voto ni bienes. El vínculo entre Democracia y Pueblo es absolutamente necesario para salirle al paso al intento de definir la Democracia sólo en función de las elecciones de los gobernantes; se deberá insistir desde todos los ámbitos en oponer sus principios de igualdad a las desigualdades sociales. • Karl Schmidt Convoco especialmente a este autor como contracara de todo pensamiento, aunque limitado, que oriente su reflexión hacia el abordaje de la Democracia. Teórico del totalitarismo y profundamente crítico del liberalismo, desarrolla una línea de pensamiento conocida como “decisionismo” Desde ella, se ataca severamente la idea liberal de que el orden jurídico es el sostén del Estado, afirmando que el orden social se sustenta a través de las decisiones del que ostenta el poder político. El verdadero soberano con capacidad de conducir, es aquel que tiene la seguridad, la convicción y el poder suficientescomo para tomar fuertes decisiones que afecten a toda una sociedad. Esta capacidad se manifiesta especialmente en los momentos de crisis, por lo tanto objeta al parlamentarismo deliberativo como invento de la debilidad de la burguesía, a quien califica como clase inútil y en decadencia; las grandes decisiones no se toman en los Parlamentos ni entre los “políticos” instalados en él; se toman en otros lugares menos públicos y expuestos. Plantea la relación gobernante-gobernado no como una instancia de representación sino de identificación; el gobernante es aquel con quién se identifica el pueblo (líder). Resume la política en un problema de amigos y enemigos, siempre al borde del enfrentamiento y de la guerra. Este líder que pondera, puede eventualmente ser elegido por el pueblo, y compartir objetivos comunes entre ciudadanos “amigos” hacia el interior de su Estado o con líderes de otras naciones, ejerciendo su liderazgo sin ningún contrapeso (sin limitación alguna de su poder). • José Nun He dejado a este autor en último término dado que su trabajo resume en gran parte lo desarrollado por los autores abordados anteriormente. Nos plantea la pregunta que titula su libro: “Democracia. ¿gobierno del pueblo o gobierno de los políticos?” proponiéndonos un recorrido histórico deteniéndose en las teorías más recientes y que de manera más directa han influido en nuestro país. Comienza apelando a la necesidad de una definición de Democracia que descarte aquellas que pudieran provenir de la comparación por oposición a los regímenes pasados y al agotado leit motiv neoliberal de la “falta de alternativas”. Nos propone descifrar las condiciones de posibilidad de la democracia en la realidad , los vínculos que se establecen entre ciudadanía y derechos sociales y las relaciones entre democracia e igualdad. Como dato significativos señala que en 2.600 años de historia sólo se registran 400 años de democracia; que hoy en día, las 4/5 partes de la humanidad aún no la conocen. Que los clásicos modernos Montesquieu, Rousseau, Toqueville y John S. Mill tampoco la conocieron o sólo la acompañaron en sus primeros pasos. Apela a los “aires de familia” para identificar en sus manifestaciones históricas las claves de una posible definición. Distingue a la democracia de Atenas como directa y a la de Esparta como representativa; dos posiciones que, incorporadas a la de Schumpeter de mediados del S XX, definen los trazos del debate actual. En la época de la producción schumpeteriana, (“el Marx de la burguesía”) los años 40´, sólo existían 12 gobiernos democráticos y representativos constitucionalmente elegidos; el fascismo y el comunismo estaban en ascenso. Relata Nun que Schumpeter juzga a la democracia como un método político de elección de representantes; en un marco de sociedades con poca dirigencia, grandes masas y, entre ellos, sólo algunas instancias intermedias. Realista en extremo, define a los Partidos Políticos como máquinas electorales armadas por los dirigentes cuyas plataformas, en un marco de competencia, ofrecen al ciudadano consumidor. Política como mercado, partidos como empresas, de competencia oligopólica por la concentración de poder y un público manipulado por una información altamente especializada y dirigida. Niega la formación e información política de la gente, a la que se le impone los candidatos por medio de la propaganda. Modelo elitista y parcial, “gobierno de los políticos” que no obstante sólo prospera bajo ciertas condiciones. Su visión influyó en las transiciones democráticas en Latinoamérica durante los últimos veinte años. No obstante, el modelo democrático funciona de maneras diferentes en tiempos distintos, en lugares diversos y con disímiles sujetos sociales. Distingue a las sociedades industrializadas modernas donde puede funcionar con éxito; en otras sólo lo haría de manera muy precaria o muy debilitada. El político de este escenario deberá ser de gran calidad humana, un profesional; no toma el tema de la corrupción, acompañado por especialistas por temas, una burocracia altamente calificada y una severa autodisciplina democrática producto de un elevado nivel moral e intelectual de la ciudadanía. Nos muestra a un Schumpeter escéptico en el método democrático para producir sus propios demócratas. Posteriores teorías pluralistas matizaron al realismo schumpeteriano tomando en cuenta las asociaciones gramscianas que provocan una dispersión del poder hacia adentro de la sociedad. Se coloca así al Estado en posición de árbitro, de tercer sujeto. Nos señala Nun que Robert Dahl aporta a la comprensión del término desde su concepto “Poliarquía”, interpretando la Democracia como el gobierno de una cantidad de minorías que imponen sus requisitos básicos: tiempo libre para dedicarse a la política, educación e información del ciudadano, extensión de la miseria y de los conflictos en proporciones manejables, en proporciones tolerables por la sociedad, ponderando finalmente un fuerte principio de igualdad. Continúa señalando la Declaración de 1948 de las Naciones Unidas referidas a los Derechos Sociales de los que el propio Estado debe hacerse cargo de garantizar, en el marco de la expansión del Estado de Bienestar y en el apogeo de la experiencia socialista de la URSS. Afirma que capitalismo y democracia siempre marcharon juntos en armonía o conflicto, estabilizándose esta relación con los compromisos sociales establecidos temporalmente entre las diferentes fuerzas. Cita como pilares de este Estado de Bienestar al keynesianismo y al fordismo como conformadores de una democracia capitalista en un Estado Benefactor. Nos lleva hasta Marshall, con quien completa el esquema desde su “socialismo moral”, afirmando que el estado corrige las deficiencias del mercado y que para la ciudadanía no hay principios universales, sino que es un constructo en desarrollo; apela a la igualdad de oportunidades y la participación como bienes colectivos de ejercicio de ciudadanía que legitiman al Estado. Las transiciones europeas a las democracias de posguerra, copias fieles de la gran superpotencia emergente en occidente, de la mano del plan Marshall, se complementaron con políticas sociales, inundación de mercadería norteamericana, transferencia tecnológica en grandes proporciones y grandes volúmenes de créditos y préstamos a bajo interés como ayuda económica. Con respecto a las clases sociales y la Democracia sostiene que se presenta una fuerte asociación entre desarrollo económico, educación, ingresos y Democracia, basado en una tolerancia en que la clase media juega un papel fundamental. Contrariamente a lo sucedido en Europa, los procesos de acumulación en Latinoamérica no redujeron la desigualdad y no fueron nuestras burguesías activos agentes de democratización. Aborda la temática de la Legitimidad, autonomía moral y preferencias partiendo de tres claves: • Sistemáticos derechos de ciudadanía. • Fuerte legitimación política. • Preferencias del ciudadano. Si bien los derechos civiles abren la puerta de la Modernidad, los derechos políticos y económicos se imponen como amenazas al poder hegemónico condicionando la aplicación de las leyes. En un primer momento histórico, la declaración de los derechos políticos incorpora al sistema a la burguesía; en un segundo momento histórico los derechos sociales terminan incluyendo a todo el pueblo. Esto le permite al ciudadano ser miembro de un Estado como legitimidad formal y gozar de todos sus derechos como legitimidad sustantiva. La crisis de los 90´ arrastra en su caída al Estado de Bienestar; su redefinición coloca a la democracia en un delicado equilibrio, se debilitan los principios de solidaridad y justicia social que se enfrentan con la resistencia política de la sociedad. Latinoamérica se presenta como la zona de mayor desigualdad; la brecha entre la concentración de pobreza y riqueza es cada vez más dramática. El neoliberalismo y la globalización han producido mayor desigualdad, debilitamiento de las normassociales, pérdida de credibilidad de los políticos y su consecuente deslegitimación; estrechándose las alternativas y mostrando su ineficacia las políticas clientelistas y paternalistas. Referido al Liberalismo Democrático opone dos sentencias: “Las democracias son lo que son” - Schumpeter. “La legitimidad se basa en la Justicia Social” - Marshall Cuando la Democracia pasa a ser sólo procedimental, resurge el desencanto y los movimientos antidemocráticos. Acuña finalmente el concepto de Democracia Condicional que se presenta ante la falta de atractivo y viabilidad de la Democracia en ausencia de un Estado Benefactor. El Latinoamérica pesa más la sentencia de Schumpeter que la de Marshall; razón por la cual nuestras Democracias son viables sólo dentro de márgenes muy estrechos de negociación entre los políticos y los grupos económicos nacionales o internacionales. Los políticos, dada su legitimidad (aunque cada vez más escasa) son para el poder económico más confiables que los militares del pasado para estas negociaciones. Esta Democracia que conocemos se vuelve cada día menos atractiva, menos viable y menos eficaz; no obstante se la corrige experimentando nuevas y originales formas más adecuadas a estas adversas circunstancias. Para obtener un mejor resultado, o se cambian los mecanismos o se cambian las condiciones. El “gobierno de los políticos” se transforma en un fraude en las Democracias débiles o de baja intensidad. ¿Cuánto grado de exclusión, marginalidad e indigencia tolera una sociedad para que comience a generar dudas sobre sus mecanismos de funcionamiento? La Democracia, como “gobierno del pueblo”, debe desplegarse activamente para acotar y controlar el “gobierno de los políticos”. • ... y el debate continúa... Tema de primer orden en la filosofía política que se cruza con la sociología política, y que se ocupa de resaltar lo normativo y lo ideal. El desarrollo político occidental ha transcurrido por la filosofía política liberal individualista, y el diseño institucional de los estados buscando siempre el basamento en alguna forma de gobierno representativo. En presencia de un sistema de Estado-Gobierno secularizado, se produce un cruce creciente y contradictorio entre el pensamiento liberal y la tradición democrática igualitaria de la antigua Grecia. El liberalismo es un fenómeno moderno de pluralismo político ideológico que acentúa en los derechos políticos y civiles la autonomía del individuo. Los Derechos negativos; disposición en el mayor escenario de libertad de coerciones para elegir una sociedad su forma de vida y poder desarrollarla. Igualdad: Los Derechos Humanos, como derechos pre-sociales, inalienables de todo individuo. La Política Liberal como Política y Estado producto de un contrato para hacer posible la vida y el máximo desarrollo individual. El Estado como defensor del ciudadano, pero del que hay que defenderse, constructo separador de lo público de lo privado. Diseños de Estado en la Democracia Liberal 1- Estado Liberal Clásico: Propuesta de un Estado Mínimo, de derecho, que establece como límites a la decisión de las mayorías el interés individual (la mayoría respetando a las minorías; mayorías desposeídas respetando a las minorías poseedoras). Si el Estado es legítimo (según procedimientos legales de razón procedimental) oculta la legitimidad de vulnerar los derechos individuales; no es formal sino objetivo. Tiende a excluir de la reflexión la dominación social; ve a los individuos como átomos, los contratos por interés, desconoce las desigualdades económicas que generan la dominación. El nuevo tipo de Estado La realidad desplaza lo individual a los grupos corporativos y las organizaciones; democratiza el estado liberal y supera la extensión del Estado Mínimo a la del Estado Social, estableciendo un nuevo tipo de contrato como fórmula de la paz social: (La Social Democracia califica esta variante como una forma de pasaje institucional al socialismo). Un Estado no neutral como árbitro entre corporaciones patronales y sindicales. Aportes de entreguerras: Schumpeter – Schmidt – Lenin – Los Elitistas – Los Reformistas. Consecuencias del nuevo tipo de Estado y el nuevo pacto: • Institucionalización de los conflictos de clases con el Estado como mediador (desvío del conflicto social). • El Estado concentra más poder. • Origen de las demandas (infinitas) al Estado. • El Estado gana consenso y legitimidad. • Estado verdaderamente capitalista por razón superior (O´Donnell). Se le imponen más administración, más funciones, más gastos, más impuestos, más demandas (que no tendrán límite). Se instala la Lógica del Gasto Creciente (no mercantilista sino como derechos del ciudadano). La economía en el sector público (salud, educación, servicios, etc.) funciona con lógicas ciudadanas; nunca producirá ganancias económicas; con la lógica economicista del mercado, siempre será deficitario. Al incorporarse a este modelo la lógica del mercado, cambia la relación Estado- Individuo transformándolo en cliente. Ha clientelizado al ciudadano y transformado al Estado en factoría. A este Estado de Bienestar se le extiende también la exigencia de legitimidad por resultados de Eficiencia y Eficacia en la gestión. Se desarrolla la tensión Legitimidad Formal Vs. Eficacia (Offe). Como modelo de Estado para economías en crecimiento, al estancarse la economía (pero no las demandas), poco a poco se va deslegitimando; ante el Estado comienza una puja distributiva del ingreso cada vez más severa, respondiéndose desde este Estado con políticas de ajuste coyuntural y/o estructural de matriz económica ortodoxa. Concluye este modelo de Estado, por el producto de estas tensiones, de la crisis de la Deuda Externa, de la hegemonía del neoliberalismo y por la caída del modelo socialista, como visión alternativa y en oposición a las concepciones liberales. Cuestionamientos al Estado de Bienestar • Críticas desde la derecha: El Estado de Bienestar desalienta inversiones, favorece el exceso de las demandas, entra en crisis fiscal y aparecen problemas de ingobernabilidad de la sociedad democrática. • Críticas desde la izquierda: El Estado de Bienestar disimula la explotación, redistribuye y neutraliza la lucha de clases, desvigoriza políticamente; domestica los principios democráticos y se constituye en aparato de encubrimiento ideológico. Es así desmantelado por la derecha, profundamente cuestionado por la izquierda y precedida su caída por nuevos y profundos debates sobre la Democracia. Las críticas al socialismo real y la caída del campo socialista, impactan sobre las derechas liberales y las izquierdas radicales desgranando una serie de sub- productos teóricos democráticos: Liberalismo Igualitario (Rawls – 1971) Republicanismo (Mc Intyre) Neoliberalismo (Nozik – 1974) Comunitarismo (Taylor) y como producto de forzadas interpretaciones: Democracia radical (Mc Pearson, Mouffe, Laclaud, Chantal) Liberalismo Socialista (Bobbio) Planteándose las Preguntas: ¿Cómo hacer igualitarismo sin estado poderoso? ¿Debe prevalecer la Garantía individual o el bien común? Se intentan respuestas desde la amplitud del arco ideológico: Igualitarios y Neoliberales coinciden y difieren: Coincidencias: Ambos ponderan los derechos individuales, en el individuo con derecho a hacer con su vida lo que quiera (pero siempre deberá existir el Estado de Derecho). El Estado deberá garantizar el plano de igualdad jurídico-política en la competencia por ascender. Hay justicia si la condición inicial es igual para todos. Consecuentemente, la desigualdad será sólo responsabilidad del individuo, y por lo tanto legítima. Es injusto que el que gana tenga que mantener al que pierda producto de su propia incapacidad. Se reconocen diferencias naturales entre individuos distribuidas demanera azarosa en la sociedad que afectan al individuo en la competencia; se naturalizan la Justicia y la injusticia. Diferencias: ¿Debe hacerse cargo la sociedad de los “perdedores”? Neoliberales: en igual posición que los conservadores (Von Hayek), No debe hacerse cargo la sociedad; sería darle más poder de intromisión al Estado en lo privado, abriendo el camino al totalitarismo; como vía de resolución de la situación de los “perdedores” apelan al sentimiento de la caridad ejercida individualmente. No piensan la sociedad como sistema de cooperación, constituyendo un pensamiento pre-sociológico. Igualitarios: para éstos, el principio de igualdad es una construcción humana. Si así lo deseáramos, la sociedad deberá actuar compensatoriamente con respecto a los puntos de partida (con los que comienzan en el camino de la vida). No hay intercambios iguales si no se nivelan los puntos de partida; las Instituciones Sociales deben evitar que las condiciones sociales refuercen las desigualdades naturales; la vulnerabilidad los hace fácilmente dominables (individuo sin autonomía) y por lo tanto políticamente manipulables. El despliegue de los Derechos Civiles y Políticos no son suficientes; toda sociedad debe tener una estructura básicamente justa; las instituciones tenderán a igualar, debiendo garantizar a todos los bienes primarios en condición de igualdad (salarios ciudadanos) y sólo desde allí comenzar la competencia justa. El sistema de desigualdad sólo se justificaría si fuera beneficioso para el conjunto social, si de esa manera promoviera el crecimiento general. En lo estrictamente político, sería un estado neutral (en Rowles, ordenamiento político-jurídico justo por consenso superpuesto por encima de lo justo), siendo lo injusto no asimilable a cada una de las doctrinas (a las que adhiera cualquier individuo). Permitiría este modelo una coexistencia de ambas doctrinas. Se deberá asimismo definir Justicia políticamente y no desde doctrinas religiosas. El Estado será neutro en los aspectos religiosos, perteneciendo estos estrictamente al campo de lo privado. Sólo se calificarán principios reguladores que sean aceptados por todas las doctrinas existentes en la sociedad. Argumento del Liberalismo a favor del Estado de Bienestar: El Estado y el poder como elementos administradores no entran en lucha política ni siquiera movilizando a la ciudadanía en defensa de este orden. Se obtendrá consenso a partir de un núcleo pequeño de conceptos llamado “el espíritu de la Constitución”. Su desarrollo apunta a excluir la política del debate cotidiano en la sociedad. Finalmente conduciría a la desafección política por debilidad de consenso . Promueve una actividad compensatoria a los que fracasan en la lucha por la vida, y también incorpora los Derechos Sociales. Junto a las reflexiones liberales aparecen: • Republicanismo (Humanismo Cívico) Propone que la política debe apuntar al bien común sin desmerecer las garantías individuales. No hay sociedad democrática si los ciudadanos no practican la Virtud Cívica (defensa activa de los valores democráticos) lo que supone un alto compromiso con valores. Se alcanza así un fuerte consenso y democracia plasmados en valores (toma como modelo a la Grecia antigua, a Roma, a las ciudades-estado renacentistas y a las pequeñas comunidades). Combate el nudo individualista del liberalismo. Propone a esta comunidad de valores asumiendo derechos y obligaciones. En este tipo de sociedad, la política no es instrumental, es sobre todo despliegue ciudadano promotor del desarrollo de lo mejor de lo humano. Configura una corriente amplia de límites sumamente borrosos. El Liberalismo interpreta a sus valores como naturales, por lo tanto los universaliza. Críticas al individualismo: 1- Por el lado del progreso (de la izquierda) 2- Por una Comunidad de Valores (de derechas) que le abre las puertas al totalitarismo (Aldo Rico constituye un claro ejemplo local) Anna Arendt apela al recupero de los valores de la polis griega (anti utilitarista del liberalismo). Rawls apela a una versión kantiana de la moral. • Corriente Comunitarista: (desarrollada en Canadá) Presenta puntos en común con el Republicanismo en su crítica al individualismo liberal y en la concepción de los derechos como universales (una suerte de desvío racionalista). Ataca el punto de partida atomista (la realidad se reduce al individuo) oponiéndole la tesis holista social. El individuo, inmerso en su comunidad, comparte con los otros el idioma, significados, valores y tradiciones; no hay teorías superpuestas sino una visión única generalizada y extendida que la sociedad elabora, acepta y comparte (de, en y por sí misma). Al Estado Neutro le opone un Estado Activo, en tanto busca alcanzar el bien común, tal y como lo entiende su comunidad. Alerta contra el universalismo y la neutralidad del Estado del liberalismo. Riesgo: el relativismo. Libre elección por la comunidad de su destino Imposición de la que se crea superior Ley de las Minorías que puede concluir en la licuación de sus fundamentos. Democracia Radical: (desarrollada en Francia) Es la que produce más teoría, reflexión y literatura sobre ciudadanía. Conceptualiza la democracia liberal como producto de una revolución democrática nucleada en la Declaración de los Derechos del Hombre, inconclusa pero llamada a concluir (el derecho a reivindicar más derechos) agregándole continuidad y desarrollo al ejercicio democrático. La definición de derechos no es trascendente ni identificada con algo más superior que el consenso social cambiante, inaugurando y promoviendo una fuerte dinámica de expansión en la teoría y en la práctica social. Niega la necesidad de renunciar a los ideales socialistas ni a los derechos individuales que el liberalismo consagró. Imagina una sociedad que combina mecanismos clásicos de representación con avances de formas de democracia directa (en asuntos locales, con movimientos sociales) articulados con mecanismos masivos y directos (referendum) ; propone la radicalización de la democracia participativa en un avance sobre el principio electoral de la democracia. Sartori considera la representación electoral como el núcleo duro de este tipo de organización social; una forzada extensión entraña el riesgo de caudillismo y manipulación (El caso de De Gaulle en Francia constituye un claro ejemplo de superposición entre el caudillo carismático y la representación democrática). Piensa en combinaciones que servirían para religar partidos políticos con la sociedad. En nuestros países se han realizado siempre traducciones ingenuas de estas interpretaciones, pero en general, los Movimientos Sociales representan un factor democratizador. 5- Preguntas más que respuestas ¿Una ilusión, una quimera, una utopía, una herramienta? ¿Un principio, un dogma, un estado social, una forma de vida? ¿una filosofía, una guía de comportamiento y de acción, una moral? ¿Qué contenido deberemos darle a este concepto, para que sea posible a partir de él construir nuevos comportamientos y conductas sociales ponderando valores que hagan de nuestras vidas una experiencia que merezca ser vivida bajo su sombra y su protección? ¿Qué cuerpos posibles podrán tomar, a partir de una nueva concepción del término, unas renovadas estructuras sociales modeladas desde las dinámicas que despliegue una sociedad capaz de redefinir la democracia? ¿Puede aceptarse una democracia con su carga utópica de libertad en un país con los índices de desempleo, marginalidad, pobreza, indigencia, desnutrición y mortandad infantil, deserción escolar ... como el de la República Argentina en estos tiempos ... y con su contenido conceptual (pareciera que burlonamente) igualitario? ¿Cómo considerar la existencia de minorías en una democracia popular y revolucionaria? ¿Debe pensarse el surgimiento de un nuevo tipo de democracia como producto inevitable de una acción violenta de masas, dado que en EE. UU. y en
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