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Terapia Génica y Terapia Celular La terapia génica y la terapia celular son dos enfoques innovadores en la medicina que buscan tratar enfermedades mediante la modificación o el reemplazo de células o genes defectuosos. Estas terapias ofrecen nuevas esperanzas en el tratamiento de enfermedades genéticas, cáncer y otras afecciones médicas. Terapia Génica: La terapia génica implica la introducción de material genético (genes) en las células de un individuo para tratar o prevenir una enfermedad. Hay varias estrategias para llevar a cabo la terapia génica, incluyendo la inserción de genes funcionales, la corrección de genes defectuosos y la eliminación de genes dañinos. Un ejemplo notorio de terapia génica es el tratamiento de la inmunodeficiencia combinada grave (SCID, por sus siglas en inglés) conocida como "bebés burbuja". En este caso, los pacientes nacen con un sistema inmunológico extremadamente débil, lo que los hace susceptibles a infecciones mortales. La terapia génica ha demostrado ser efectiva en la introducción de genes sanos en las células del paciente para restaurar un sistema inmunológico funcional. Terapia Celular: La terapia celular se centra en la introducción de células vivas en el organismo para reemplazar o reparar tejidos dañados. Uno de los ejemplos más destacados de terapia celular es el trasplante de células madre hematopoyéticas para tratar enfermedades de la sangre, como la leucemia. Las células madre, que tienen la capacidad de convertirse en diferentes tipos de células en el cuerpo, se extraen del paciente o de un donante y se trasplantan para reemplazar células dañadas o insuficientes. Esta terapia se utiliza para regenerar el sistema hematopoyético y restaurar la producción de células sanguíneas saludables. Aplicaciones Futuras y Desafíos: La terapia génica y la terapia celular representan avances prometedores en el tratamiento de enfermedades, pero también enfrentan desafíos significativos. Entre los desafíos se encuentran la seguridad de los tratamientos, la efectividad a largo plazo y la aprobación regulatoria. El futuro de estas terapias incluye la investigación y desarrollo continuo para abordar enfermedades genéticas, cáncer, enfermedades cardiovasculares y trastornos neurodegenerativos. A medida que avanzan las investigaciones, se espera que estas terapias se vuelvan más accesibles y efectivas, lo que brinda esperanzas de una mejora en la calidad de vida de los pacientes.
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