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Arteriografía coronaria y estudios de imagen intracoronarios Jeffrey J. Popma, Scott Kinlay y Deepak L. Bhatt Perspectiva general y antecedentes, 392 Técnica de la arteriografía coronaria, 396 Bibliografía, 421 Indicaciones y contraindicaciones Estudios de imagen intracoronarios, 417 Criterios de uso apropiado, 423 de la arteriografía coronaria, 392 Perspectivas futuras, 420 PERSPECTIVA G EN ERA L Y ANTECEDENTES La arteriografía coronaria continúa siendo la prueba estándar para la iden tificación de la presencia o ausencia de estenosis arteriales relacionadas con la enfermedad arterial coronaria (EAC) ateroesclerótica y proporciona la información anatómica más fiable de cara a establecer la adecuación del tratamiento médico, la intervención coronaria percutánea (ICP) o la implantación de injertos de derivación de la arterias coronarias (IDAC) en pacientes con EAC isquémica. Llevada a cabo por primera vez por Mason Sones en 1959, la arteriografía coronaria se ha convertido con posterioridad en uno de los procedimientos invasivos más ampliamente utilizados en la medicina cardiovascular.1 Se realiza mediante la inyección directa de un medio de contraste radiopaco en las arterias coronarias y el registro de imágenes angiográficas de alta resolución en un soporte radiográfico. Los métodos utilizados para la realización de una arteriografía coro naria han mejorado sustancialmente desde 1959. Catéteres más finos (diámetro de 4 F y 5 F) con posibilidad de inyección a flujo alto han sus tituido a aquellos catéteres mayores (8 F) y de pared más gruesa, y esta reducción en el tamaño de la vaina ha permitido la realización de arterio- grafías coronarias de forma ambulante con alta del paciente el mismo día. Las tasas de complicaciones se han reducido como resultado de un mayor conocimiento del tratamiento periprocedimiento de los pacientes que van a someterse a un cateterismo cardíaco. El acceso transradial ha disminuido aún más las tasas de complicaciones vasculares y permite la deambulación precoz tras el procedimiento. Las salas de angiografía digital permiten, en la actualidad, la adquisición de imágenes de alta calidad, su almacenamiento electrónico, y una rápida transferencia y difusión de las imágenes. Casi dos millones de pacientes se someterán a una arteriografía coro naria en EE. UU. este año. El cateterismo cardíaco está disponible en más del 80% de los hospitales de EE. UU., y aproximadamente el 20% de esos centros sanitarios también dispone de servicios de cirugía cardíaca.2 Aunque el número de pacientes sometidos a una arteriografía coronaria se ha estabilizado en EE. UU., se están realizando más cateterismos cardíacos rutinarios de forma ambulatoria, con frecuencia sin que exista un servicio local de cirugía cardíaca.2 En este capítulo se revisan las indicaciones, los riesgos, las técnicas y una visión general de la programación para una arteriografía coronaria; la anatomía normal de las arterias coronarias y las variantes patológicas de la misma; los métodos angiográficos cualitativos y cuantitativos para determinar la gravedad de una estenosis; y las posibles fuentes de errores técnicos de la angiografía coronaria a la hora de establecer la extensión de la EAC. Este capítulo también aporta una visión general de los métodos actuales y en evolución para la obtención de imágenes intracoronarias. IN D IC A C IO N E S Y C O N TR A IN D ICA C IO N ES DE LA ARTER IO G RA F ÍA C O R O N A R IA La arteriografía coronaria establece la presencia o ausencia de estenosis coronarias y ayuda a determinar las opciones terapéuticas para la revas cularización. Su papel como herramienta diagnóstica inicial para el esta blecimiento de un pronóstico en pacientes con sospecha de EAC ha sido cuestionado como resultado de las tasas relativamente bajas de patología en aquellos pacientes sin síntomas ni hallazgos sospechosos en estudios no invasivos.3 Las Multi-Society Guidelines de 2012 sobre el diagnóstico y tratamiento de los pacientes con cardiopatía isquémica estables han realizado recomendaciones sobre la utilización de la arteriografía coro naria como un suplemento de la situación sintomática y de los estudios no invasivos4 (tabla 20-1). Aún más, la Appropriate Use Criteria (AUC) Task Force ha evaluado diversos escenarios clínicos relevantes para la angiografía y revascularización coronarias.3,6 Basándose en el predominio de la evidencia, que incluye: 1) la presentación clínica; 2) la gravedad de la angina; 3) la respuesta al tratamiento médico; 4) la magnitud de la isquemia determinada mediante pruebas no invasivas, y 5) la extensión de la patología y su complejidad, la revascularización se puede considerar «apropiada», «puede ser apropiada» o «raramente es lo apropiado».5,6 Los criterios de uso apropiado (CUA) se utilizan habitualmente en el departamento de cateterismos cardíacos para documentar las indicaciones para la arteriografía y revascularización coronarias. La frecuencia de resultados normales o de EAC no significativa en la arteriografía coronaria diagnóstica se sitúa en un rango entre el 20 y el 39%, en función de los tipos de pacientes estudiados (p. ej., angina estable frente a síndrome coronario agudo).2 La arteriografía coronaria se está llevando a cabo cada vez más en servicios de cateterismo cardíaco ambulatorio sin disponibilidad local de cirugía cardíaca. Aunque el riesgo de acontecimientos adversos asociados a la arteriografía coronaria es bajo en tales centros, los pacientes con edema pulmonar debido a la isquemia, los pacientes con enfermedades congénitas complejas y los pacientes pediátricos deben todavía ser remi tidos a centros con disponibilidad de cirugía por si se produjeran com plicaciones.2 No hay criterios sobre volumen mínimo para la realización de cateterismos cardíacos; no obstante, los operadores deben dominar la realización de arteriografías coronarias y llevar a cabo sus intervenciones en hospitales que hayan establecido protocolos que garanticen la seguri dad de los pacientes.7 Es obligatorio un programa específico de garantía de calidad en todas las instituciones que ofrezcan la arteriografía coronaria de cara a garantizar que las tasas de complicaciones no sean excesivas.2 A n g in a crónica estab le Se recom ienda la arteriografía coronaria como prueba diagnóstica inicial para la evaluación de la EAC en dos contextos: pacientes con cardiopatía isquémica estable que han sobrevivido a un paro cardíaco repentino o que presentan arritmias ventriculares potencialmente leta les, y pacientes que desarrollan un empeoramiento de los síntomas de insuficiencia cardíaca congestiva cuando no es posible realizar pruebas de esfuerzo.4 En otros pacientes con una cardiopatía isquémica estable, se recomiendan las pruebas de esfuerzo no invasivas como herramienta inicial de evaluación para la detección de la EAC (v. capítulos 14 y 16) .4 Se recomienda la arteriografía coronaria para evaluar el riesgo cuando las pruebas no invasivas indican una alta probabilidad de cardiopatía isquémica y cuando se considere que los beneficios son superiores a los riesgos4 (tabla 20-2). La arteriografía coronaria es una estrategia de estudio razonable para evaluar en mayor detalle los riesgos en pacientes con disfunción del ventrículo izquierdo (VI) (p. ej., fracción de eyección delVI <50% ) en quienes las pruebas no invasivas sugieran evidencia de isquemia, en aquellos pacientes en quienes tales pruebas tengan unos resultados no concluyentes, o en los pacientes en los que las pruebas no invasivas estén contraindicadas o resulten inadecuadas.4 La arteriografía coronaria también puede ser una opción de estudio razonable para pacientes con cardiopatía isquémica estable que manifiesten una calidad de vida insatisfactoria a causa de la angina, en un contexto de preser vación de la función ventricular y en quienes las pruebas no invasivas reflejen criterios de riesgo intermedio.4 2016.Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos El se vi er . Fo to co pi ar sin au to riz ac ió n es un de lit o. Basándose en los estudios que no lograron demostrar una reducción de las muertes e infartos de miocardio QM) con la ICP en comparación con el tratamiento médico máximo,8 la arteriografía coronaria no se recomienda en pacientes con cardiopatía isquémica estable que no son candidatos para revascularización por comorbilidades o preferencia personal. La arteriografía coronaria tampoco se recomienda en pacientes con una función ventricular normal y criterios de riesgo bajo en las pruebas no invasivas ni en aquellos con criterios de riesgo bajo en ausencia de dichas pruebas.4 La arteriografía coronaria no está recomendada para pacientes asintomáticos sin evidencia de isquemia en las pruebas no invasivas.4 En ausencia de síntomas y signos de isquemia, la presencia de calcificaciones coronarias vistas por radioscopia y una puntuación de calcio elevada obtenida por tomografia computarizada cardíaca (v. capítulo 18) no son indicaciones de arteriografía coronaria. Las explicaciones a los pacientes sobre los riesgos y beneficios de la arteriografía coronaria deben asociarse a una exposición general del método de revascularización en el caso de que se identifique una EAC obstructiva. Aunque la realización de IDAC puede, generalmente, diferirse hasta realizar una valoración con el cirujano cardíaco, la inmensa mayoría de las ICP se llevan a cabo ad hoc o en el mismo momento de la arteriografía coronaria.2 T ABLA 20-1 Indicaciones para la arteriografía coronaria* Enferm edad arterial co rona ria isquém ica estab le > Los pacientes con CIE que han sobrevivido a un paro cardíaco repentino o a una arritmia ventricular potencialmente letal deben someterse a una angiografía coronaria para evaluar el riesgo cardíaco. [Nivel de evidencia: B) ’ Los pacientes con CIE que desarrollan síntomas y signos de insuficiencia cardíaca deben ser evaluados para determinar si hay que realizar una angiografía coronaria para evaluar el riesgo. (Nivel de evidencia: B) • Se recomienda la arteriografía coronaria en los pacientes con CIE cuyas características clínicas y resultados en las pruebas no invasivas indican una elevada probabilidad de CIE grave y cuando se considera que los beneficios superan los riesgos. (Nivel de evidencia: C) 1 La angiografía coronaria es razonable para mayor evaluación del riesgo en pacientes con CIE que presentan disminución de la función del VI (FE < 50%) y criterios de riesgo moderado en las pruebas no invasivas, con isquemia demostrable. (Nivel de evidencia: C) 1 La angiografía coronaria es razonable para mayor evaluación del riesgo en pacientes con CIE e información pronóstica no concluyente tras pruebas no invasivas o en pacientes en quienes las pruebas no invasivas están contraindicadas o resultan inadecuadas. (Nivel de evidencia: C) 1 La angiografía coronaria para evaluación del riesgo es razonable en pacientes con CIE que tienen una calidad de vida insatisfactoria a causa de angina, tienen conservada la función del VI (FE > 50%) y presentan criterios de riesgo intermedio en las pruebas no invasivas. (Nivel de evidencia: C) 1 Ninguna A n g in a inestab le (A l) e in farto de m iocard io sin e levación del se gm e n to ST ( IM SEST ) 1 Una estrategia invasiva precoz (p. ej., angiografía diagnóstica con intento de realizar revascularización) está indicada en pacientes con Al/ IMSEST que presentan angina refractaria o inestabilidad hemodinámica o eléctrica (sin comorbilidades graves o contraindicaciones para tales procedimientos). (Nivel de evidencia: B) 1 Una estrategia invasiva precoz (p. ej., angiografía diagnóstica con intento de realizar revascularización) está indicada en pacientes con AI/IMSEST estabilizados inicialmente (sin comorbilidades graves o contraindicaciones para tales procedimientos) que presentan un riesgo elevado de acontecimientos clínicos. (Nivel de evidencia: A) 1 Es razonable elegir una estrategia invasiva precoz (durante las 12 a 24 h posteriores al ingreso) frente a una estrategia invasiva diferida para pacientes con AI/IMSEST de alto riesgo inicialmente estabilizados. 1 Para los pacientes sin alto riesgo también resulta razonable una aproximación invasiva tardía. [Nivel de evidencia: B) » En pacientes inicialmente estabilizados se puede considerar una estrategia inicialmente conservadora (p. ej., invasiva selectiva) como aproximación terapéutica para pacientes con Al/ IMSEST (sin comorbilidades graves o contraindicaciones para tales procedimientos) que presentan un riesgo alto de acontecimientos clínicos, incluyendo aquellos con troponina positiva. (Nivel de evidencia: B) > La decisión de aplicar una estrategia inicial conservadora (frente a invasiva de inicio) en estos pacientes puede tomarse teniendo en consideración las preferencias del médico y el paciente. (Nivel de evidencia: C) 1 La angiografía coronaria para evaluación del riesgo no se recomienda en pacientes con CIE que eligen no someterse a revascularización o que no son candidatos a ella por comorbilidades o por preferencias individuales. (Nivel de evidencia: B) > La angiografía coronaria no se recomienda para mejor valoración del riesgo en pacientes con CIE que tienen conservada la función del VI (FE > 50%) y criterios de bajo riesgo en las pruebas no invasivas. (Nivel de evidencia: B) • La angiografía coronaria no se recomienda para determinar el riesgo en pacientes que tienen bajo riesgo de acuerdo con criterios clínicos y que no han sido sometidos a pruebas de riesgo no invasivas. (Nivel de evidencia: C) 1 La angiografía coronaria no se recomienda para evaluar el riesgo en pacientes asintomáticos sin evidencia de isquemia en las pruebas no invasivas. (Nivel de evidencia: C) 1 No se recomienda una estrategia invasiva precoz (p. ej., angiografía diagnóstica con intento de realizar revascularización) en pacientes con extensas comorbilidades (p. ej., insuficiencia hepática o pulmonar, cáncer) en quienes los riesgos de la revascularización y de las comorbilidades probablemente superen los beneficios de la revascularización. (Nivel de evidencia: C) 1 No se recomienda una estrategia invasiva precoz (p. ej., angiografía diagnóstica con intento de realizar revascularización) en pacientes con dolor torácico agudo y una baja probabilidad de SCA. (Nivel de evidencia: C) 1 No se debe realizar una intervención como estrategia invasiva precoz (p. ej., angiografía diagnóstica con intento de realizar revascularización) en pacientes que no van a dar su consentimiento para la revascularización cualesquiera que sean los hallazgos. (Nivel de evidencia: C) (Continúa) Arteriografía coronaria y estudios de im agen intracoronarios E v a l u a c ió n de l p a c ie n t e T A B L A 20-1 Indicaciones para la arteriografía coronaria (co n t.) CLASE 1 CLA SE NA CLASE IIB CLA SE III j Isquemia posrevascularización • Sospecha de oclusión brusca o de trombosis subaguda de endoprótesis tras ICP • Angina recurrente y criterios de alto riesgo en la evaluación no invasiva durante los primeros 9 meses desde la ICP • Isquemia sintomática recurrente durante los 12 primeros meses desde un IDAC • Evidencia no invasiva de criterios de alto riesgo detectados en cualquier momento después de un IDAC • Angina recurrente inadecuadamente controlada con la medicación • Pacientes asintomáticos tras una ICP con sospecha de estar sufriendo reestenosis en los primeros meses tras la ICP debido a hallazgos anómalos, pero no de alto riesgo, en las pruebas no invasivas • Angina recurrente sin criterios de alto riesgo en las pruebas no invasivas que aparece 1 año después de la operación • Pacientes asintomáticos tras un IDAC en quienes las pruebas no invasivas revelan deterioro de su estado• Síntomas en un paciente tras un IDAC que no es candidato a revascularización • Angiografia rutinaria tras una ICP o IDAC en ausencia de isquemia Tras un IMEST • Isquemia miocárdica espontánea o isquemia provocada por mínimos esfuerzos • Inestabilidad hemodinámica persistente antes del tratamiento quirúrgico por IM agudo, CIV, aneurismas verdaderos o seudoaneurismas • Sospecha de IM por embolia coronaria, arteritis, traumatismos, algunas enfermedades metabólicas o espasmo coronario • Supervivientes de un IM agudo con FEVI <0,4, ICC, ICP o IDAC previos o arritmias ventriculares malignas • Por sospecha de oclusión permanente de la ARI de cara a realizar una ICP retardada • Arteriografía coronaria realizada sin estratificación del riesgo para identificar la presencia de EAC de la principal izquierda o de tres vasos • Taquicardia ventricular recurrente a pesar de tratamiento antiarrítmico sin isquemia concurrente • Pacientes que no son candidatos o que rechazan la revascularización *Definiciones de clase. Clase I: condiciones para las que existe acuerdo en que el procedimiento es útil y efectivo. Clase lia: el peso de la evidencia favorece su utilidad y eficacia. Clase lib: el peso de la evidencia está peor establecido tanto por evidencias como por opinión. Clase III: condiciones para las que existe acuerdo general en que el procedimiento no es útil ni efectivo y que, en algunos casos, puede resultar dañino. ARI, arteria relacionada con el infarto; CIE, cardiopatía isquémica estable; CIV, comunicación interventricular; FEVI, fracción de eyección del ventrículo izquierdo; ICC, insuficiencia cardíaca congestiva; IM, insuficiencia mitral; TV: taquicardia ventricular; VI, ventrículo izquierdo. Tomado de Fihn SD, Gardin JM, Abrams J, et al: 2012 ACCF/AHA/ACP/AATS/PCNA/SCAI/STS Guideline for the diagnosis and management of patients with stable ischemic heart disease: A report of the American College of Cardiology Foundation/American Heart Association Task Force on Practice Guidelines, and the American College of Physicians, American Association for Thoracic Surgery, Preventive Cardiovascular Nurses Association, Society for Cardiovascular Angiography and Interventions, and Society of Thoracic Surgeons. J Am Coll Cardiol 60:e44, 2012; Anderson JL, Adams CD, Antman EM, et al: 2012 ACCF/AHA focused update incorporated into the ACCF/AHA 2007 guidelines for the management of patients with unstable angina/non-ST-elevation myocardial infarction: A report of the American College of Cardiology Foundation/American Heart Association Task Force on Practice Guidelines. J Am Coll Cardiol 61:e179, 2013; y Scanlon P, Faxon D, AudetA, et al: ACC/AHA Guidelines for coronary angiography. JAm Coll Cardiol 33:1756, 1999. TABLA 20-2 Estratificación del riesgo en pacientes con enfermedad de las arterias coronarias isquémica estable A lto rie sgo (r ie sgo anua l de fa llecim iento o IM > 3 % ) Disfundón grave del VI en reposo (FEVI < 35%) no explicable por causas no coronarias Alteración de la perfusión en reposo en >10% del miocardio en pacientes sin historia previa de IM Hallazgos en el ECG de esfuerzo que incluyen descenso del ST >2 mm con bajas cargas de trabajo o persistente durante la recuperación, elevación del segmento ST inducida por el ejercicio de las TV/FV inducidas por el ejercicio Disfunción grave del VI inducida por esfuerzo (FEVI < 45% durante el pico de ejercicio o disminución de la FEVI con el esfuerzo >10%) Alteraciones de perfusión inducidas por esfuerzo en >10% del miocardio o puntuaciones segmentarias con el esfuerzo indicativas de anomalías en múltiples territorios vasculares Dilatación del VI inducida por el esfuerzo Alteraciones inducibles en el movimiento de la pared (que afectan >2 segmentos o lechos coronarios) Alteración del movimiento de la pared desarrollado con dosis bajas de dobutamina (>10 mg/kg/min) o a baja frecuencia cardíaca (<120 latidos/min) Calcio arterial coronario >400 unidades Agatston EAC obstructiva de múltiples vasos (>70% estenosis) o estenosis principal izquierda (estenosis >50% en diámetro) en la ACTC R ie sgo in te rm ed io (rie sgo anu a l de fa llecim iento o IM del 1 -3 % ) Disfunción leve/moderada en reposo del VI (FEVI 35-49%) no explicable con claridad por causas no coronarias Alteraciones de perfusión en reposo en el 5-9,9% del miocardio en pacientes sin antecedentes de IM Descenso >1 mm del ST que aparece con síntomas durante el ejercicio Alteraciones de perfusión inducidas por el esfuerzo que afectan al 5-9,9% del miocardio o puntuaciones segmentarias en esfuerzo (en múltiples segmentos) que indican un territorio vascular con alteraciones, pero sin dilatación del VI Pequeña alteración del movimiento de la pared que afecta a 1 o 2 segmentos y solo a un lecho coronario Calcio arterial coronario 100-299 unidades Agatston EAC de un vaso (estenosis >70%) o EAC con estenosis moderada (estenosis >50 hasta el 69% en diámetro) en >2 vasos en la ACTC Bajo rie sgo (rie sgo anu a l de fa llecim iento o IM < 1 % ) Puntuación de bajo riesgo en la cinta sin fin (puntuación >5) o ausencia de nuevos cambios en el segmento y de síntomas de dolor torácico inducidos por el ejercicio a máximos niveles Normalidad o pequeño defecto de perfusión miocárdico en reposo o en esfuerzo, con afectación <5% del miocardio Normalidad en esfuerzo o ausencia de cambios del movimiento limitado de la pared en reposo durante el esfuerzo Calcio arterial coronario <100 unidades Agatston Sin estenosis coronarias >50% en la ACTC ACTC, angiografia coronaria porTC; ECG, electrocardiograma; FEVI, fracción de eyección del VI; IM, infarto de miocardio; TV/FV, taquicardia ventricular/fibrilación ventricular; VI, ventrículo izquierdo. Modificado de Fihn SD, Gardin JM, Abrams J, et al: 2012 ACCF/AHA/ACP/AATS/PCNA/SCAI/STS Guideline for the diagnosis and management of patients with stable ischemic heart disease: A report of the American College of Cardiology Foundation/American Heart Association Task Force on Practice Guidelines, and the American College of Physicians, American Association for Thoracic Surgery, Preventive Cardiovascular Nurses Association, Society for Cardiovascular Angiography and Interventions, and Society of Thoracic 394 Surgeons. J Am Coll Cardiol 60:e44, 2012. El se vi er . Fo to co pi ar sin au to riz ac ió n es un de lit o. S índrom es coronarios a g u d o s Se define una estrategia invasiva precoz como una angiografía diagnóstica con intento de realizar la revascularización en pacientes que presentan angina inestable o un IM sin elevación del segmento ST (IMSEST) (v. tabla 20-1).9 Está indicada una estrategia invasiva precoz en aquellos pacientes con angina refractaria o con inestabilidades hemodinámicas, y en quienes inicialmente se encuentran estables, pero tienen un riesgo elevado de recurrencia de acontecimientos clínicos9 (tabla 20-3). Una estrategia invasiva precoz resulta razonable en las primeras 12 a 24 h tanto en pacientes de riesgo elevado como en aquellos que no presentan alto riesgo de acontecimientos clínicos.9 No se recomienda una estrategia invasiva precoz en pacientes con comorbilidades extensas, en quienes los riesgos probablemente superen los beneficios de la revascularización y en los pacientes con dolor torácico agudo, pero con baja probabilidad de un síndrome coronario agudo (v. capítulos 52 y 53) .9 Los pacientes que deben someterse a una arteriografía coronaria son aquellos con IM con elevación del segmento ST (IMEST), IM SEST o angina inestable que sufren isquemia espontánea; los pacientes que sufren isquemia con esfuerzos mínimos; y los pacientes en quienes el IM se com plica con insuficiencia cardíaca, inestabilidad hemodinámica, una parada cardíaca, insuficiencia mitral o una rotura de la pared ventricular.1" Los pacientes con angina o isquemia provocable tras un IM también deben realizarse una arteriografía coronaria, porque la revascularizaciónpuede reducir el elevado riesgo de reinfarto en tales casos.111 O tras situaciones que hacen necesaria una arte riografía coronaria Hay que realizar una arteriografía coronaria a los pacientes programados para someterse a una cirugía no cardíaca que presenten criterios de alto riesgo en pruebas no invasivas, a aquellos con angina refractaria al trata miento médico o angina inestable, y a aquellos pacientes con resultados equívocos en las pruebas no invasivas combinados con factores quirúrgi cos de alto riesgo (v. tabla 20-1).11 También se recomienda la arteriografía coronaria a los pacientes programados para someterse a una cirugía por enfermedad de las válvulas cardíacas o una cardiopatía congénita, en particular a aquellos con múltiples factores de riesgo cardíaco y a aquellos con una endocarditis infecciosa y evidencia de embolia en las coronarias (v. capítulos 62 a 64) Hay que llevar a cabo anualmente una arteriografía coronaria a los pacientes de un trasplante cardíaco (v. capítulo 28), incluso en ausencia de síntomas clínicos, por la naturaleza característicamente difusa y asin- tomática de la ateroesclerosis en los injertos. La arteriografía coronaria T ABLA 20-3 Estratificación del riesgo en pacientes con angina inestable e infarto de miocardio sin elevación del segmento ST Estrategia invasiva electiva Angina recurrente o isquemia en reposo con niveles de actividad bajos a pesar del tratamiento médico Elevación de los biomarcadores cardíacos (TnT o Tnl) Nuevo o presumiblemente nuevo descenso del segmento ST Signos o síntomas de insuficiencia cardíaca congestiva o de empeoramiento de la insuficiencia mitral Hallazgos de riesgo elevado en las pruebas no invasivas Inestabilidad hemodinámica Taquicardia ventricular mantenida ICP en los 6 meses previos Cirugía previa de derivación de arterias coronarias Puntuación de alto riesgo (p. ej., TIMI, GRACE) Disfunción renal de leve a moderada Diabetes mellitus FEVI disminuida <40% Estrategia conservadora electiva Puntuación de bajo riesgo (p. ej., TIMI, GRACE) Preferencias del paciente o del médico en ausencia de factores de alto riesgo GRACE, Global Registry of Acute Coronary Events; ICP, intervención percutánea en las coronarias; TIMI, trombólisis en el infarto de miocardio; Tnl, troponina I; TnT, troponina T. Modificado de Anderson JL, Adams CD, Animan EM, et al: 2012 ACCF/AHA focused update incorporated into the ACCF/AHA 2007 guidelines for the management of patients with unstable angina/non-ST-eievation myocardial infarction: A report of the American College of Cardiology Foundation/American Heart Association Task Force © on Practice Guidelines. JAm Coll Cardiol 61:e179, 2013. resulta útil en potenciales donantes para trasplante cardíaco cuya edad o perfil de riesgo cardíaco aumenta la probabilidad de EAC.11 C o n t r a in d ic a c io n e s d e la a r t e r io g r a f ía c o r o n a r ia Aunque no existen contraindicaciones absolutas para la arteriografía coronaria, las contraindicaciones relativas incluyen fiebre no explicada, infecciones sin tratar, anemia grave o hemorragia activa, un grave desequilibrio electrolítico, hipertensión sistémica no controlada, toxicidad digitálica y accidente cerebrovascular concurrente. Otras situaciones patológicas que son contraindicaciones relativas para el procedimiento incluyen insuficiencia renal aguda, insuficiencia cardíaca descompensada, coagulopatías intrínsecas o yatrógenas graves (definidas por un cociente normalizado internacional [INR] elevado) y endocarditis activa. Los factores de riesgo de complicaciones significativas tras un cateterismo incluyen la edad avanzada y características clínicas generales, vasculares o cardíacas graves (tab la 20-4). En la medida en que la mayoría de estas situaciones son autolimitadas, se prefiere, generalmente, demorar la arteriografía coronaria hasta que se hayan estabilizado las comorbilidades graves, a no ser que exista evidencia de necro sis miocárdica activa. Se reconoce que una arteriografía coronaria realizada en situación de urgencia está asociada a un mayor riesgo de complicaciones. Hay que analizar detalladamente los riesgos y beneficios del procedimiento y sus alternativas con el paciente y su familia en todos los casos antes de llevar a cabo una arteriografía coronaria con contraindicaciones relativas concurrentes. COMPLICACIONES DE LA ARTERIOGRAFÍA CORONARIA Las complicaciones graves de una arteriografía coronaria12,13 son infrecuentes (<1 % ) (tab la 20 -5 ) e incluyen fallecimiento, IM y accidentes cerebrovas- culares (cada una con una frecuencia de aparición aproximada de 1/1.000), reacciones a los medios de contraste (menos de 1/250) (v. c a p ítu lo 19) y complicaciones vasculares locales (menos de 1/100).14 La utilización de dis positivos de cierre vascular puede disminuir las tasas de complicación vas cular en pacientes seleccionados.15 La incidencia de fallecimientos durante la arteriografía coronaria es mayor en presencia de EAC izquierda grave, una fracción de eyección del VI inferior al 30% y síntomas de clase IV de la New York Heart Association (NYHA). Se puede producir un accidente cerebrovascular por la embolia de restos ateroesderóticos en la circula ción cerebral o por la embolia a partir de un coágulo que se formó sobre los catéteres de inyección, en particular en pacientes con un IDAC previo que presentan alteraciones en la aorta ascendente. Los accidentes cerebrovas- culares agudos como complicación de cateterismos diagnósticos han sido susceptibles de intervención neurovascular, por lo que deben evaluarse los cambios neurológicos tan pronto como sean evidentes (v. c a p ítu lo 59). También son infrecuentes las complicaciones menores (< 2% ) tras una arteriografía coronaria. La embolia gaseosa resulta infrecuente (menos de 1 caso por cada 1.000 procedimientos) durante una arteriografía coronaria T ABLA 20-4 Pacientes con riesgo aumentado de complicaciones tras una arteriografía coronaria Riesgo médico general aumentado Edad > 70 años Cardiopatía congénita compleja Obesidad mórbida Debilidad general o caquexia Intolerancia a la glucosa no controlada Desaturación arterial de oxígeno Enfermedad pulmonar obstructiva crónica grave Insuficiencia renal con concentración de creatinina >1,5 mg/dl Riesgo cardíaco aumentado EAC de tres vasos EAC principal izquierda Clase funcional IV de la NYHA Enfermedad mitral o aórtica significativa o prótesis valvular mecánica Fracción de eyección <35% Hallazgos de riesgo elevado en la prueba de ejercicio en la cinta sin fin (hipotensión o isquemia grave) Hipertensión pulmonar Presión arterial pulmonar en cuña >25 mmHg Riesgo vascular aumentado Anticoagulación o diátesis hemorrágica Hipertensión sistémica no controlada Enfermedad vascular periférica grave Accidente cerebrovascular reciente Insuficiencia aórtica grave Modificado de Scanlon P, Faxon D, AudetA, et al: ACC/AHA Guidelines for coronary angiography. J Am Coll Cardiol 33:1756, 1999. 395 Arteriografía coronaria y estudios de im agen intracoronarios E v a l u a c ió n de l p a c ie n t e T A B L A 20-5 Riesgos asociados con el cateterismo cardíaco COM PLICACIÓN RIESG O EN REG ISTRO SCA I ( % ) 1 Mortalidad 0,11 Infarto de miocardio 0,05 Accidente cerebrovascular 0,07 Arritmias 0,38 Complicaciones vasculares 0,43 Reacción al medio de contraste 0,37 Complicaciones hemodinámicas 0,26 Perforación de una cavidad cardíaca 0,03 Otras complicaciones 0,28 Total de complicaciones graves 1.7 SCAI, Society for Cardiovascular Angiography and Interventions. Modificado de Scanlon P, Faxon D, AudetA, et al: ACC/AHA Guidelines for coronary angiography. J Am Coll Cardiol 33:1756, 1999. diagnóstica y se puede evitar con un purgado meticuloso y eliminación del aire del sistema conector (v. capítulo 19).15 Si se produce una embolia y oclusión debida al aire, hay que administrar oxígeno al 100%, lo que permite la resorciónde pequeñas cantidades de aire en 2 a 4 min. Las embolias gaseosas más graves se han tratado mediante aspiración directa del aire de las arterias coronarias.17 Las arritmias ventriculares asociadas a la embolia gaseosa se pueden tratar con lidocaína y cardioversión. La reducción del flujo anterógrado, también denominada ausencia de reflujo, se produce en el 0,17% de los casos, atribuible primariamente a embolia gaseosa, espasmo o disección.18-20 La embolia de colesterol también resulta infrecuente, pero puede producirse con la manipulación del catéter en una aorta abdominal o torácica con enfermedad difusa.21 El dolor neural tras un cateterismo diagnóstico resulta infrecuente y desaparece, generalmente, de forma espon tánea. Se puede desarrollar acidosis láctica tras una arteriografía coronaria en pacientes diabéticos que están tomando metformina, complicación que se ha minimizado con la supresión de la metformina antes de la administración del medio de contraste y la retirada de la misma tras la arteriografía coronaria hasta que se haya recuperado la función renal.2 La presencia de nefropatía crónica también es un importante predictor del pronóstico de los pacientes sometidos a una angiografía coronaria (v. capítulo 88).22 Se recomiendan las precauciones universales, incluido el uso de batas, gorros, mascarillas y protección ocular, durante un cateterismo cardíaco, con el reconocimiento de que los portadores de los virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) o la hepatitis pueden encontrarse asintomáticos.2 El riesgo de infección tras una arteriografía coronaria es bajo. E x p o s ic ió n a la ra d ia c ió n La exposición a la radiación puede suponer riesgos tanto para el paciente como para el operador, habiéndose descrito dos formas de lesión por radiación: efectos no estocásticos (deterministas) y estocásticos.2,23 Las lesiones no estocásticas se producen cuando la dosis de radiación alcanza un nivel suficiente para provocar la muerte celular y dar lugar a disfunción del órgano.2-23 Las lesiones no estocásticas son dependientes de la dosis y dan lugar, con mayor frecuencia, a lesiones cutáneas. Las lesiones estocás ticas ocasionan mutaciones genéticas y no son dependientes de la dosis.2,23 La dosis de radiación se mide de una de estas dos formas: la exposición total a la radiación, determinada por la potencia del tubo de rayos X y expresada como el producto dosis-área (PDA), y la dosis en el punto de referencia de la intervención (PRI), que es una estimación de la dosis de radiación que recibe la piel del paciente.2,23 Con el uso creciente de ICP complejas, los pacientes pueden ahora tener que volver para ser sometidos a lo largo de su vida a múltiples procedimientos que pueden situarles en riesgo de lesiones por radia ción acumulada. Por ejemplo, un procedimiento promedio de ICP supone 150 veces la exposición a la radiación recibida por una radiografía simple de tórax y 6 veces la radiación anual recibida como radiación medioambiental. La dosis de radiación puede variar hasta incluso ser 10 veces superior en pacientes sometidos a una arteriografía coronaria y procedimientos intervencionistas. La exposición a la radiación se puede minimizar mediante la reducción de la velocidad de adquisición de imágenes, el tiempo de radioscopia utilizado, el uso de radioscopia pulsada, evitando magnificaciones altas, el uso de colimadores y filtros de imagen, la colocación del detector de imagen tan bajo como sea posible y evitando las proyecciones muy anguladas.2,23,24 Los casos publicados de radiodermatitis relacionados con una exposi ción prolongada a los rayos X han llevado a la recomendación de que los pacientes que son sometidos a radioscopia durante más de 60 min o que reciben más de 7.500 mGy sean informados sobre los efectos tardíos de las lesiones cutáneas por radiación. Se recibe proporcionalmente más radiación con la angiografía digital que con la radioscopia aislada.25 Las lesiones 396 inducidas por la radiación se identifican, generalmente, por su localización en la región del tubo de rayos X, y se manifiestan como un eritema agudo, telangiectasias pigmentadas tardías y placas induradas o ulceradas en la parte superior de la espalda o por debajo de la axila.2 TÉCN ICA DE LA A RTER IO G RAF ÍA C O RO N A R IA Preparación del paciente La arteriografía coronaria electiva debe realizarse sola o en conjunción con el cateterismo del ventrículo derecho o con una ventriculografía izquierda con contraste cuando las comorbilidades tales como insuficiencia cardíaca, diabetes mellitus o insuficiencia renal se encuentren estables. Las pruebas rutinarias de laboratorio deben incluir determinación de la hemoglobina, un recuento plaquetario, un perfil electrolítico y una evaluación de la creatinina sérica realizados a menos de 2 semanas del procedimiento.2 Si los pacientes no están tomando warfarina y no tienen hepatopatía o una coagulopatía conocida, no se requiere ya un tiempo de protrombina2 La arteriografía coronaria puede realizarse con seguridad a pacientes que toman áddo acetilsalicílico, heparina no fraccionada, heparina de bajo peso molecular e inhibidores de la glucoproteína IIB/IIIa sin necesidad de suspender su toma.2 La warfarina debe suspenderse 3 días antes de una arteriografía coronaria electiva y el INR debe ser de 1,8 o menos para los casos por vía femoral y de 2,2 o menos para los casos por vía radial, aunque se ha realizado con seguridad el cateterismo radial con valores de INR mayores (hasta 2,5).2,26 El dabigatrán debe suspenderse 24 h antes del procedimiento si la tasa de filtración glomerular (FG) es superior a los 50 ml/min y 48 h antes del procedimiento si la FG se encuentra entre 30 y 50 ml/min.2 Hay que suspender la metformina a los pacientes diabéticos antes del procedimiento y no debe retomarse su uso tras el procedimiento hasta que la función renal se haya normalizado.2 Los pacientes con mayor riesgo de tromboembolia sistémica por la retirada de la warfarina, como aquellos en fibrilación auricular, con valvulopatía mitral o con antecedentes de tromboembolia sistémica previa, pueden ser tratados con heparina no fraccionada intravenosa o con heparina de bajo peso molecular subcutánea en el período periprocedimiento. Hay que realizar una «última» comprobación al principio del procedimiento para verificar el nombre del paciente, el procedimiento que se debe realizar, el consen timiento informado, las alergias, la administración de antibióticos y otras informaciones clínicas pertinentes que mejoren la seguridad del paciente.2 Acceso vascu lar Se dispone de varias aproximaciones vasculares para una arteriografía coronaria. La elección del acceso vascular depende de las preferencias del operador y el paciente, del estado de anticoagulación y de la presencia de patología vascular periférica. Método de la arteria femoral Las arterias femorales derecha e izquierda son los accesos más habitual mente utilizados para la arteriografía coronaria (v. capítulo 19). La arteria femoral común discurre medialmente a la cabeza femoral y la bifurcación de la arteria femoral común en sus ramas se encuentra generalmente distal al tercio medio de la cabeza femoral, la cual puede localizarse por radioscopia antes de la canulación arterial. Hay que puncionar la pared anterior de la arteria femoral común varios centímetros por debajo del ligamento inguinal, pero proximalmente a la bifurcación en las ramas arteriales femoral superficial y profunda (v. fig. 19-4). Si el lugar de la punción se halla proximal al ligamento inguinal, puede resultar difícil lograr la hemostasia posterior al procedimiento mediante compresión manual, lo que supone un mayor riesgo de hemorragia retroperitoneal. Si el punto de punción se encuentra en o distal a la bifurcación de la femoral, el procedimiento comporta un mayor riesgo de formación de un seudoaneurisma tras la retirada de la vaina. La canulación ipsolateralde la arteria femoral y la vena femoral también se asocia a un mayor riesgo de formación de fístula arteriovenosa. Se puede facilitar una óptima canulación de la arteria femoral mediante guía ecográfica vascular. Los catéteres de la arteria femoral pueden retirarse cuando el tiempo de coagulación activado es menor de 180 s. Los pacientes deben quedar en reposo en cama durante 1 o 2 h tras la retirada de un catéter de 4 F o 5 F y durante 2 a 4 h tras la retirada de un catéter de 6 F u 8 F, o más tiempo si el riesgo de hemorragia está aumentado.2 También se pueden utilizar dispositivos de cierre vascular, siempre que el angiograma femoral confirme la presencia del catéter en la arteria femoral común.2 Método de la arteria braquial Aunque Sones introdujo inicialmente un abordaje reducido a la arte ria braquial para la arteriografía coronaria, el acceso percutáneo a las El se vi er . F ot oc op ia r sin au to riz ac ió n es un de lit o. arterias braquial y radial es, actualmente, el más frecuentemente utiliza do.27 Estos abordajes resultan de elección frente al femoral en presencia de patología vascular periférica grave y obesidad mórbida. La arteria braquial permite utilizar fácilmente un catéter de 8 F (1 F = 0,33 mm de diámetro).27 U n riesgo específico asociado con el abordaje por la arteria braquial es el compromiso del riego sanguíneo del antebrazo y la mano en el caso de una complicación vascular. Método de la arteria radial Es preferible, en general, el abordaje radial al braquial, porque es más fácil la entrada y retirada del catéter y por el doble aporte sanguíneo junto con la arteria humeral hacia la mano.28,29 La arteria radial es un punto de acceso cada vez más utilizado para la arteriografía coronaria, actualmente hasta en el 20% de procedimientos diagnósticos en EE. UU. Se realiza un test de Alien antes del procedimiento para determinar la idoneidad del flujo arterial cubital, empleando la pletismografía o la eva luación del color de la palma de la mano durante la compresión manual de la arteria radial. Se emplea anticoagulación sistémica con heparina no fraccionada (hasta 5.000 unidades) o bivalirudina para los abordajes braquial y radial.311 La utilización de un catéter hidrofüico y la adminis tración intraarterial de verapamilo y nitroglicerina reducirán la aparición de espasmo de la arteria radial, aunque se han descrito episodios muy infrecuentes de traumatismo y de avulsión de la arteria radial. La tasa de permeabilidad de la arteria radial a largo plazo también puede mejorarse con el uso de un dispositivo de compresión que permite la perfusión de la mano durante la hemostasia.31 Hay varios factores anatómicos que se asocian con fracaso del abordaje transradial, e incluyen un origen radial en bifurcación alta, un asa radial completa y una tortuosidad extrema de la arteria radial.32 El abordaje de la arteria radial permite la deambulación inmediata tras una arteriografía coronaria con un menor coste (en comparación con los dispositivos de cierre femorales), m ejora la visualización de las coronarias (en comparación con los catéteres femorales de menor diámetro [4 F]) y reduce las complicaciones hemorrágicas (en com paración con el abordaje femoral).33 Los injertos de vena safena (TVS) pueden utilizarse a través de cualquier arteria radial, pero la canulación de la arteria mamaria interna (AMI) se realiza mejor desde la arteria radial izquierda. El acceso a la AMI desde la arteria radial es un reto técnico, pero puede conseguirse con un catéter «headhunter» o con otra forma para la introducción selectiva en la arteria subclavia izquierda. Una guía hidrofílica angulada de 0,89 mm es la guía de soporte más útil para acceder a la arteria subclavia. La arteria radial permite utilizar, generalmente, catéteres de 4 F a 6 F. Catéteres Los catéteres diagnósticos desarrollados para la arteriografía coronaria generalmente están fabricados con polietileno o poliuretano, con una fina estructura de alambre trenzado en la pared para permitir el avance y control direccional (torsión) y evitar su acodadura. El tamaño del diámetro externo de los catéteres se sitúa en un rango entre 4 F y 8 F, siendo los catéteres de 5 F y 6 F los que más se utilizan en la angiografia diagnóstica. Catéteres de Judkins. El catéter de Judkins izquierdo está preconfor- mado para permitir su introducción en el ostium de la coronaria izquierda desde un abordaje femoral con mínima manipulación del mismo (figs. 20-1 y 20-2). Se puede utilizar también un catéter preconformado de Judkins F IG URA 20-1 Catéteres de Judkins derecho (D) e izquierdo (I). Se muestran las curvas primaria (flecha superior) y secundaria (flecha inferior) del catéter de Judkins izquierdo. --- --- --- --- --- --- --- --- --- --- --- --- --- --- --- --- --- --- --- --- --- --- --- --- --- --- --- -.- / N . AR Mod AL I A H I , AL III MPA 1 N > c 6 á /O \ MPA 2(l) MPA 2 MPB 1 MPB 2 SK PIG PIG PIG PIG 1 LCB SON 1 SON II SON III CASI CAS II CAS III N D pr NIH PIG MPA 2 JL4 \ A Catéteres de balón de flujo dirigido V Paquetes cardíacos I IM múltiples F IG URA 20-2 Configuración de la punta de varios catéteres útiles en la arteriografía coronaria. AL, Amplatz izquierdo; AR, Amplatz derecho; CAS, Castillo; CB, catéter de derivación coronaria; IM, mamaria interna; JL, Judkins izquierdo; JR, Judkins derecho; LCB, injerto de derivación coronaria izquierdo; Mod, modificado; MP, multipropósito; NIH, National Institutes of Health; PIG, pigtail; RCB, injerto de derivación coronaria derecho; SON, Sones. Arteriografía coronaria y estudios de im agen intracoronarios Ev a lu a c ió n de l pa c ie n t e■ izquierdo desde una arteria braquial o radial izquierda o derecha, pero, generalmente, es más adecuado para la canulación coronaria un catéter con 0,5 cm menos de curvatura que la requerida para el abordaje femoral. El catéter de Judkins derecho está conformado para permitir su introducción en la arteria coronaria derecha (ACD) con una ligera manipulación rotacional (en sentido horario) del mismo desde cualquier abordaje vascular.La elección de la forma del catéter de Judkins se basa en el hábito corporal del paciente y en el tamaño de la raíz aórtica. La arteria coronaria izquierda (ACI) es fácilmente canalizable con un catéter de Judkins izquierdo 4,0 desde un abordaje femoral en la mayoría de los pacientes, mientras que los pacientes con una aorta ascendente dilatada (p. ej., en el contexto de una estenosis aórtica congénita con dilatación de la raíz aórtica) pueden precisar la utilización de un catéter de Judkins izquierdo de 5,0 o 6,0. En los pacientes con aneurismas grandes en la aorta ascendente puede requerirse una modificación a través de calor de los catéteres para lograr formas de de Judkins izquierdo de 7,0 a 10,0 de cara a lograr la arteriografía con éxito. La utilización de un catéter de Judkins demasiado pequeño para la aorta ascendente ocasiona, con frecuencia, el plegamiento del catéter dentro de la raíz aórtica. La mejor técnica para la retirada de un catéter de Judkins izquierdo plegado del cuerpo incluye la retirada del catéter plegado hacia la aorta descendente y el avance anterógrado de una guía desde la arteria ilíaca común contralateral. Al retirar conjuntamente el catéter y la guía, el catéter se endereza y puede ser extraído del cuerpo con seguridad sin rotura del punto de acceso arterial. Catéteres de Amplatz. Los catéteres de Amplatz se pueden utilizar en el abordaje femoral o braquial de la arteriografía coronaria (fig. 20-3). Los caté teres de Amplatz constituyen una alternativa excelente para los casos en los que el catéter de Judkins no tiene la forma adecuada para introducirse en las arterias coronarias. Los catéteres de Amplatz L-1 o L-2 se pueden utilizar en FIG U RA 20-3 Catéteres de Amplatz derecho (D) e izquierdo (I). F IG URA 20-4 Catéteres multipropósito (MP),de arteria mamaria interna (MI) y de 398 derivación coronaria izquierda (DCI) la angiografía coronaria para los abordajes braquial o radial derechos. Se puede utilizar un catéter de Amplatz derecho modificado (AR-1 o AR-2) para la canalización de una ACD o un IVS con origen horizontal o ascendente. Otros catéteres. Entre otros catéteres que se utilizan en la arteriografía coronaria se incluyen el catéter AMI izquierdo con un extremo angulado que permite la canalización de la AMI o de un origen de la ACD ascendente. Las formas de los catéteres que permiten canalizar IVS incluyen el catéter multi propósito (fig. 20-4) y el catéter de Judkins derechos, el Amplatz derecho modificado y los catéteres en palo de hockey. También se han desarrollado catéteres con diseño especial para la canalización de las arterias coronarias con abordaje por la arteria radial. Fárm acos utilizados durante la arte riografía coronaria Analgésicos El objetivo del uso de la analgesia es lograr un estado de sedación cons ciente, definido por un nivel de conciencia mínimamente deprimido que permite al paciente responder adecuadamente a órdenes verbales y mantener permeable la vía aérea.34,35 Se recomiendan varios regímenes de sedación diferentes, pero, en función de las comorbilidades del paciente, la mayoría de operadores utiliza diacepam, de 2,5 a 10 mg orales, y difenhi- dramina, de 25 a 50 mg orales, 1 h antes del procedimiento. El midazolam intravenoso, de 0,5 a 2 mg, y el fentanilo, de 25 a 50 p,g, son agentes útiles para lograr sedación durante el procedimiento. Los pacientes sometidos a sedación consciente deben tener monitorización hemodinámica, elec trocardiográfica y oximétrica continuas, así como acceso a oxígeno y sistemas de aspiración y a un carro de paradas. Anticoagulantes La heparina no fraccionada intravenosa ya no es necesaria durante la arteriografía coronaria rutinaria. A los pacientes con riesgo aumentado de complicaciones tromboembólicas, incluyendo aquellos con estenosis aórtica grave, enfermedad arterial periférica crítica o enfermedad ateroem- bólica arterial, y a aquellos que van a ser sometidos a procedimientos que precisan un uso prolongado (>1 o 2 min) de guías en la circulación central se les puede administrar heparina no fraccionada intravenosa, de 2.000 a 5.000 unidades. Los pacientes que van a ser sometidos a cateterismo de la arteria braquial o radial deben recibir también anticoagulación sis témica con heparina no fraccionada o bivalirudina. Un lavado frecuente de todos los catéteres diagnósticos y guías con suero salino heparinizado evitará la formación de microtrombos dentro de la punta del catéter. El lavado continuo de la vaina de acceso arterial también puede disminuir la aparición de tromboembolia distal. El efecto anticoagulante de la heparina no fraccionada se puede revertir con protamina, 1 mg por cada 100 unidades de heparina. La protamina produce anafilaxia o episodios de hipotensión graves en aproximadamente el 2% de los pacientes y no debe administrarse a pacientes con exposición previa a insulina NPH, a aquellos con antecedentes de angina inestable o con una anatomía coronaria de alto riesgo, o a quienes se les ha realizado una arteriografía coronaria utilizando la arteria braquial o la radial. Tratamiento de la isquemia periprocedimiento Los pacientes pueden experimentar angina durante la arteriografía coro naria por la isquemia inducida por taquicardia, hipertensión, medios de contraste, microembolización, espasmo coronario o potenciación del tono vasomotor, o agregación dinámica de las plaquetas. Se puede administrar nitroglicerina sublingual (0,3 mg), intracoronaria (50 a 200 |xg) o intrave nosa (10 a 25 |jig/min) a los pacientes con una presión sanguínea sistólica por encima de 100 mmHg. A los pacientes sin contraindicaciones para los p-bloqueantes, tales como bradicardia, broncoespasmo o disfunción del VI, se les puede administrar metoprolol intravenoso, de 2,5 a 5 mg, o propanolol, de 1 a 4 mg. El balón de contrapulsación aórtico también es un adyuvante útil en los pacientes con isquemia coronaria y EAC del tronco principal izquierdo, shock cardiógeno o edema pulmonar refractario. M e d io s de contraste Todos los agentes de contraste radiográfico contienen yodo, el cual absor be eficazmente los rayos X en el rango de energía del sistema de adqui sición de imágenes angiográficas. Los agentes de contraste radiográficos actualmente en uso para la arteriografía coronaria también pueden causar varios efectos hemodinámicos, electrofisiológicos y renales adversos (v. capítulo 19). La frecuencia de estos efectos colaterales varía entre los agentes de contraste disponibles por sus diferencias en contenido iónico, osmolalidad y viscosidad. El se vi er . F ot oc op ia r sin au to riz ac ió n es un de lit o. Propiedades de los contrastes, incluyendo los efectos secundarios Los agentes de contraste iónicos monoméricos que se utilizaban inicial mente para la arteriografía coronaria eran sales de meglumina y sodio de áddo ditriazoico de alta osmolalidad. Estas sustancias se disocian en catio nes y aniones contenedores de yodo con una osmolalidad sérica (>1.500 mOsm) mayor que la del plasma humano (300 mOsm). Como resultado de su hipertonicidad, estos compuestos producían bradicardia, bloqueo cardíaco, prolongación del intervalo QT y del QRS, descenso del segmento ST, inversión de ondas T gigantes, disminución de la contractilidad del VI, disminución de la presión sistólica y aumento de la presión diastólica final del VI, con la contribución también de las propiedades quelantes del calcio de estos agentes a sus efectos cardíacos. Aparecieron taquicardia y fibrilación ventriculares en el 0,5% de los casos, y se desarrollaron con mayor frecuencia cuando se inyectaban agentes de contraste iónicos en un catéter coronario humedecido (ventricularizado), se administraban demasiado rápido o en un volumen excesivo. Por la disponibilidad de otros agentes de contraste menos tóxicos, raramente se utilizan actualmente los agentes de contraste iónicos en la arteriografía coronaria. Los agentes no iónicos (v. capítulo 19) no se ionizan en solución y proporcionan más partículas contenedoras de yodo por mililitro de medio de contraste que los agentes iónicos. Su osmolalidad está notablemente reducida (<850 mOsm), porque estos agentes existen en solución como moléculas neu tras únicas y no quelan el calcio, lo que potencialmente origina menos efectos secundarios. Como se indicó, los efectos secundarios también pueden aparecer tras el uso de agentes de contraste radiológico no iónicos, relacionados, en parte, con la hiperosmolalidad de estos agentes. Tales reacciones no deseadas incluyen sensación de calor, náuseas, vómitos y arritmias. La hipotensión tras la administración de un medio de contraste puede deberse a una reacción anafilactoide, a un efecto tóxico directo o a una reacción vasovagal. Ningún medio de la clase de los agentes no iónicos ha demostrado ventaja selectiva para la prevención de la nefropatía inducida por contraste. Nefropatía inducida por contraste Se puede producir un empeoramiento de la función renal tras la adminis tración de contraste en un 10-20% de los pacientes, especialmente en aquellos con insuficiencia renal previa, diabetes mellitus, deshidratación antes del procedimiento, insuficiencia cardíaca, mayores volúmenes de medio de contraste y con exposición reciente (en las 48 h) a medio de contraste.36 Los pacientes con mayor riesgo de esta complicación son aquellos con diabetes mellitus y una tasa de filtración glomerular estimada inferior a 60 ml/min.2 Se recomienda administrar líquidos con suero salino o bicarbonato sódico intravenoso de 1 ml/kg/min a 1,5 ml/kg/min durante 3 a 12 h antes del procedimiento y de 6 a 12 h después del mismo para reducir el riesgo de nefropatía por contraste.2,37"39 No se recomienda ya la acetilcisteínapara la prevención de la nefropatía por contraste.2 Los medios de contraste de baja osmolaridad o isoos- molares deben utilizarse racionalmente, con un índice entre volumen de contraste y aclaramiento de creatinina mayor de 3,7 como techo para la carga de contraste.2 Profilaxis de las reacciones al contraste Las reacciones a los agentes de contraste radiológico se clasifican en leves -grado I: episodio único de vómitos, náuseas, estornudos o vértigo-; moderadas -grado II: habones o episodios múltiples de vómitos/fiebre/ escalofríos-; o graves -grado III: shock clínico, broncoespasmo, laringoes- pasmo o edema laríngeo, pérdida de conciencia, hipotensión, hiperten sión, arritmias cardíacas, angioedema o edema pulmonar-. Aunque se producen reacciones leves o moderadas aproximadamente en el 9% de los pacientes, las reacciones graves son poco frecuentes (0,2-l,6% ).4l) Las reacciones a los medios de contraste pueden resultar más difíciles de tratar en pacientes que reciben tratamiento con p-bloqueantes. Las tasas de recidiva pueden aproximarse al 50% en exposiciones repetidas a los medios de contraste, y se ha recomendado el uso profiláctico de agentes bloqueantes de los receptores de histamina H y H2 y el tratamiento con ácido acetilsalicílico.2 En un metaanálisis de nueve ensayos clínicos cen trados en el valor de la premedicación en pacientes con antecedentes de reacciones a medios de contraste, se asoció una reducción del 70% en la ocurrencia de reacciones de grado III al pretratamiento con corti- coesteroides (del 0,9 al 0,2% en pacientes premedicados).411 A pesar del © elevado número que se necesita tratar (NNT) para evitar una alergia al contraste, aún se recomienda el pretratamiento, y los pacientes con sos pecha de una reacción grave previa a medio de contraste deben recibir dos dosis de prednisona, 60 m g (o su equivalente), la noche previa, y nuevamente 2 h antes del procedimiento. También se pueden administrar difenhidramina, 50 mg, y cimetidina, 300 mg, antes del procedimiento. La alergia al marisco ya no se considera un factor de riesgo para reacciones al contraste.2 A n atom ía y varian tes anatóm icas de las arterias coronarias El principio histórico de la obtención de imágenes radiográficas corona rias es que la radiación producida por un tubo de rayos X se ve atenuada a medida que atraviesa el cuerpo y es detectada por un intensificador de imagen. El medio de contraste yodado inyectado en las arterias coronarias potencia la absorción de los rayos X y causa un contraste intenso con los tejidos cardíacos circundantes. La sombra de los rayos X es posteriormente convertida en una imagen visible a la luz por un intensificador de imagen, presentada en monitores de radioscopia y almacenada en un sistema digital. La obtención de imágenes digitales es preferible frente a la de película de 35 mm para la angiografia coronaria por su versatilidad con respecto a la transferencia de imágenes, bajo coste de adquisición y almacenamiento, y capacidad de potenciar la imagen tras su adquisición, aunque con una resolución ligeramente menor. Los detectores de panel plano han sustituido a los intensificadores de imagen y han eliminado los convertidores de analógico a digital de los intensificadores de imagen convencionales. Este avance ha supuesto una reducción en la exposición a la radiación y una mejora de la calidad de la imagen. Las principales ramas epicárdicas y sus ramas de segundo o tercer orden pueden ser visualizadas mediante arteriografía coronaria. La retícula de ramas intramiocárdicas menores generalmente no puede verse por su tamaño, el movimiento cardíaco y limitaciones en la resolución de los sistemas angiográficos. Estos vasos de «resistencia» de cuarto y sucesivo órdenes desempeñan un papel fundamental en la autorregulación del flujo sanguíneo coronario, pueden limitar la perfusión miocárdica durante el esfuerzo y contribuyen a la isquemia en los pacientes con hipertrofia del VI o hipertensión sistémica (v. capítulo 49). La perfusión coronaria de estas ramas vasculares menores puede evaluarse cuantitativamente mediante el índice de teñido miocárdico, que tiene una importante sig nificación pronostica en pacientes con IMEST y en aquellos que van a someterse a ICP.41 Nomenclatura arterial y extensión de la enfermedad. Los investiga dores del Coronary Artery Surgery Study (CASS) establecieron la nomencla tura que más habitualmente se utiliza para describir la anatomía coronaria, definiendo 27 segmentos en tres arterias coronarias principales (tabla 20-6). Los investigadores del Bypass Angioplasty Revascularization Investigators (BARI) modificaron estos criterios al añadir los dos segmentos de la rama intermedia y la rama diagonal tercera. En este sistema, las tres arterias coronarias principales incluyen la arteria descendente anterior izquierda (DAI), la arteria circunfleja izquierda (Cxl) y la ACD, con una circulación de dominancia derecha, equilibrada o de dominancia izquierda definida por la presencia de las ramas descendente posterior y posterolateral adyacente. La EAC se define como una estenosis del 50% o mayor en diámetro en uno o más de estos vasos, aunque está claro que estenosis de menos del 50% tienen importantes implicaciones pronósticas, porque estas lesiones llevan, de manera más habitual, a la rotura de la placa y a síndromes coronarios agudos. Las estenosis subcríticas inferiores al 50% se caracterizan mejor como EAC no obstructiva; la EAC obstructiva se clasifica como de uno, dos o tres vasos.42 Se desarrollaron varias «puntuaciones de peligro» para cuantificar la carga de placas, predecir los resultados clínicos basándose en el paciente e identificar factores de riesgo para la presencia de arterioesclerosis y su pro gresión. El sistema de puntuación de Califf dividía la circulación coronaria en seis segmentos, con asignación de dos puntos por cada estenosis coronaria del 75% o más (rango de puntuación, 0 a 12). El sistema de puntuación de Gensini utilizaba un escalafón ordinal basado en la gravedad de la estenosis en 11 segmentos coronarios (rango de puntuación, 0 a 72). El sistema de puntuación de Candell-Riera utilizaba un escalafón ordinal (de 1 a 5) en 13 segmentos coronarios (rango de puntuación, 0 a 65). En el CASS, los mayores determinantes del pronóstico a 6 años fueron el número de vasos afectados, el número de segmentos proximales patológicos y la función global del VI; estos tres factores constituyeron el 80% de la información pro- nóstica; las diferencias entre los diversos sistemas de puntuación se relacionan más con sus definiciones que con su capacidad para aportar infor mación única. Más recientemente, se ha desarrollado el sistema SYNTAX 399 Arteriografía coronaria y estudios de im agen intracoronarios Ev a lu a c ió n de l pa c ie n t e IT A B L A 20-6 Sistema de clasificación de los segmentos coronariosI NÚM ERO LOCALIZACIÓN EN M A PA NÚM ERO l o c a l iz a c ió n e n m a p a NÚM ERO LOCALIZACIÓN EN M A PA I Arte ria coronaria derecha (A C D ) Tronco c o rona rio principa l izq u ie rd o (TCI) A rte ria circunfleja izqu ie rda (Cxl) 1 ACD proximal 11 Tronco coronario principal izquierdo 18 Cxl proximal 2 ACD media Arte ria descend ente an te rio r izqu ierda (D A I) 19 Cxl distal 3 ACD distal 12 DAI proximal 20 Primera obtusa marginal 4 Rama descendente posterior derecha 13 DAI media 21 Segunda obtusa marginal 5 Auriculoventricular posterior derecha 14 DAI distal 22 Tercera obtusa marginal 6 Primera posterolateral derecha 15 Primera diagonal 23 Cxl en surco auriculoventricular 7 Segunda posterolateral derecha 16 Segunda diagonal 24 Primera posterolateral izquierda 8 Tercera posterolateral derecha 17 Perforantes septales de la DAI 25 Segunda posterolateral izquierda 9 Septales descendentes posteriores 29 Tercera diagonal 26 Tercera posterolateral izquierda 10 Segmento agudo marginal 27 28 Ramadescendente posterior izquierda Rama del ramo intermedio Tomado de Coronary Artery Surgery Study (CASS): A randomized trial of coronary artery surgery. Survival data. Circulation 68:939, 1983. para evaluar el pronóstico precoz y a largo plazo tras una ICP o un IDAC en pacientes con EAC de múltiples vasos (v. más adelante «Evaluación de la complejidad de la lesión»). Proyecciones angiográficas. Las principales arterias coronarias atravie san los surcos interventricular y auriculoventricular, alineadas con los ejes largo y corto del corazón, respectivamente. Como el corazón está orientado en oblicuo en la caja torácica, la circulación coronaria generalmente se ve en las proyecciones oblicua anterior derecha (OAD) y oblicua anterior izquierda (OAI) para lograr vistas posteroanterior y lateral verdaderas del corazón, pero estas vistas se ven limitadas por el acortamiento de los vasos y la superposición entre las ramas. La rotación simultánea del haz de rayos X en un plano sagital proporciona una mejor vista de las arterias coronales principales y sus ramas. Una nomenclatura sencilla ha evolucionado para la descripción de estas vistas sagitales que caracteriza la relación entre el intensificador de imagen y el paciente. Suponiendo que la fuente de rayos X se encuentra bajo la mesa del paciente y que el detector de imagen está sobre la mesa, se define una proyección como vista craneal si el detector de imagen se angula hacia la cabeza del paciente. La proyección se designa como vista caudal si el detector de imagen se angula hacia los pies del paciente. Resulta difícil predecir qué vistas anguladas serán las más útiles en cada paciente particular, porque la proyección angiográfica «óptima» depende, en gran medida, del hábito corporal, las variantes en la anatomía coronaria y la localización de la lesión. Se recomienda que las arterias coronarias se valoren en ambas proyecciones OAI y OAD con angulación tanto craneal como caudal. Se recomienda obtener, al menos, dos vistas de las arterias coronarias izquierda (fig. 20-5) y derecha (fig. 20-6). Arteria coronaria izquierda El catéter de Judkins izquierdo 4,0 es el que más se utiliza para canalizar la ACI (fig. 20-7). Si el catéter de Judkins izquierdo comienza a aparecer de perfil (de forma que una o ambas curvas del catéter ya no se ven de cara), puede hacerse que rote muy ligeramente en sentido horario y avanzarlo lentamente para que entre en el seno de Valsalva izquierdo, lo que permite que la punta del catéter se enganche en el orificio de la ACI. Cuando la aorta ascendente está dilatada o el cayado aórtico está des plegado, el avance del catéter coronario de Judkins izquierdo 4,0 puede producir la formación de un ángulo secundario del catéter, apuntando el extremo del catéter hacia arriba, lejos del orificio coronario izquierdo. Hay que evitar un avance adicional del catéter de Judkins izquierdo en esta posición, porque entonces el catéter prolapsará sobre sí mismo y se quedará plegado en la parte ascendente del cayado aórtico. En caso de que esto se produzca, se puede reinsertar temporalmente una guía dentro del catéter para enderezar el segundo plegamiento, lo que permitirá que el catéter pueda avanzar hasta el seno de Valsalva izquierdo. Si la aorta ascendente está significativamente dilatada, hay que utilizar un catéter de Judkins izquierdo grande 5,0 o 6,0. Si la punta del catéter de Judkins 400 izquierdo avanza más allá del orificio de la ACI sin engancharse, la primera curvatura del catéter puede ser reformada mediante un cuidadoso avance adicional y la retirada brusca del catéter, lo que permite que la punta se «ancle» en el orificio de la ACI. Esta maniobra, junto con una suave rota ción en sentido horario o antihorario, permite, con frecuencia, el enganche selectivo en la ACI cuando el intento inicial ha fallado. Si la punta del catéter se localiza por debajo del origen de la ACI, como en el caso de una raíz aórtica más pequeña, se puede utilizar un catéter de Judkins izquierdo de 3,5 más corto para permitir el enganche coaxial de la ACI. La utilización de catéteres de Amplatz izquierdos para canular la ACI requiere mayor manipulación que con el catéter de Judkins izquierdo estándar. En esta circunstancia, la amplia curva secundaria del catéter de Amplatz izquierdo 1 o 2 se coloca de forma que se apoye en la cús pide aórtica derecha con su extremo apuntando hacia la cúspide aórtica izquierda. Alternando el avance y la retirada del catéter con una rotación ligera en sentido horario, se permite que la punta del catéter avance lentamente y en sentido superior a lo largo del seno de Valsalva izquierdo para entrar en el orificio de la ACI. Cuando la punta entre en el orificio, se puede estabilizar habitualmente la posición del catéter con una ligera retracción del mismo. Una vez se ha canalizado el orificio, hay que com probar inmediatamente la presión en la punta del catéter para asegurar que no hay atenuación o ventricularización del trazado de presión. Si se obtiene un trazado de presión atenuado o ventricularizado, hay que retirar inmediatamente el catéter de la ACI y realizar un intento para recolocarlo. Si los registros anormales de presión se mantienen, hay que retirar el catéter de la ACI y realizar una inyección no selectiva de medio de contraste en la ACI utilizando la proyección anteroposterior (AP) para evaluar el tronco principal de la coronaria izquierda (TCI). Si la presión medida en la punta del catéter es normal y una inyección de medio de contraste de prueba sugiere ausencia de patología en el TCI, se realiza la arteriografía de la coronaria izquierda siguiendo técnicas estándar. Para retirar el catéter de Amplatz izquierdo de la ACI, hay que avanzar el catéter dentro del vaso para soltar su punta hacia arriba del orificio coronario. Una retirada simple del catéter de Amplatz izquierdo produce un anclaje profundo de la punta del catéter dentro de la ACI, lo que, potencialmente, puede causar una disección arterial producida por el catéter. Tronco coronario izquierdo principal El TCI se origina desde la parte superior del seno aórtico izquierdo, inmediatamente por debajo de la cresta sinotubular de la aorta, la cual define el límite que separa el seno de Valsalva izquierdo de la porción lisa (tubular) de la aorta. El TCI tiene un diámetro en un rango de 3 a 6 mm y puede alcanzar hasta 10 a 15 mm de longitud. El TCI discurre por detrás del tracto de salida del ventrículo derecho y habitualmente se bifurca en las ramas arteriales DAI y Cxl. En raras ocasiones hay ausencia del TCI, y las arterias DAI y Cxl tienen orificios separados. El TCI se visualiza El se vi er . F ot oc op ia r sin au to riz ac ió n es un de lit o. OAI craneal H ' Cxl TCI 1 ROM L dai ¿ OAI caudal Ü W C - r , ' } ' AP p . caudal I I K) N >AP craneal 1 s > OAD craneal ^ DAI P W OAD caudal i ^ Rama del cono OAD estricta FIGURA 20-6 Vistas angiográficas de la ACD. Se muestran las posiciones aproximadas del tubo de rayos X y del intensificador de imagen para cada una de las vistas angiográficas de uso frecuente. OAI estricta. La vista OAI a 60° muestra las porciones proximal y media de la ACD, así como las ramas agudas marginales (RAM) y la terminación de la ACD en las ramas ven triculares posteriores izquierdas (VPI). OAI craneal. La vista OAI a 60° con 25° de angulación craneal muestra la porción media de la ACD y el origen y curso de la ADP. O AD estricta. La vista OAD a 30° muestra la porción media de la ACD, la rama del cono y el curso de la ADP. FIGURA 20-5 Vistas angiográficas de la ACI. Se muestran las posiciones aproximadas del tubo de rayos X y del intensificador de imagen para cada una de las vistas angio gráficas de uso frecuente. O A I craneal. La vista OAI a 60° con 20° de angulación craneal muestra el orificio y la porción distal del TCI, las porciones media y distal de la arteria DAI, perforantes septales,ramas diagonales y las arterias Cxi proximal y la ROM superior. O A I caudal. La vista OAI a 60° con 25° de angulación caudal muestra el TCI proximal y los segmentos proximales de las arterias DAI y Cxl. AP caudal. La proyección AP con 20° de angulación caudal muestra el TCI distal y los segmentos proximales de las arterias DAI y Cxl. A P craneal. La proyección AP con 20° de angulación craneal también muestra la porción media de la arteria DAI y sus ramas septales. O A D craneal. La proyección OAD a 30° con 20° de angulación craneal muestra el curso de la arteria DAI y sus ramas septal y diagonal. O A D caudal. La proyección OAD a 30° con 25° de angulación caudal muestra la Cxl y las ROM. D, rama(s) diagonal(es); ROM, rama obtusa marginal; S, perforante(s) septal(es). F IGURA 20-7 A. Técnica de avance-retirada para el cateterismo de la ACI con el catéter de Judkins izquierdo. En una vista OAI, se coloca el catéter coronario en la aorta ascendente sobre una guía y posteriormente se retira la guía. Se avanza el catéter de forma que su punta entre en el seno de Valsalva izquierdo. B. Si el catéter no se engancha selectivamente en el orificio de la ACI, un mayor avance lento en el seno de Valsalva produce una angulación temporal del catéter. Una retirada rápida del catéter permite su fácil entrada en la arteria. 401 Arteriografía coronaria y estudios de im agen intracoronarios Ev a lu a c ió n de l pa c ie n t e F IG URA 20-8 Estenosis intermedia del TCI evaluada mediante EIV. A. Arteriografía coronaria izquierda en la proyección OAD estándar con angulación caudal (la flecha señala el TCI distal). B. La proyección OAI con angulación caudal muestra una estenosis afilada del TCI (flecha). C. Imagen de EIV del TCI donde se ve un área seccional mínima de 16 mm2 (contorno blanco). D. Imagen de EIV del TCI distal que muestra una estenosis con un área seccional de la luz de 6,5 mm2 (contorno blanco), lo cual es compatible con una estenosis del TCI con significación hemodinámica. F IG U R A 20-9 Estenosis grave del TCI distal. A. La proyección OAD con angulación caudal demuestra una grave estenosis ulcerada en la porción distal del TCI (flecha). B. Una vista AP con angulación craneal demuestra esta estenosis en una segunda proyección. Hay que realizar una arteriografía coronaria limitada cuando se haya demostrado una estenosis 402 grave (flecha) del TCI. m ejor en una proyección AP con ligera angulación caudal (0 a 20°), pero debe verse en varias proyecciones con el vaso proyectado fuera de la columna verte bral para descartar estenosis (figs. 20-8 y 20-9). Arteria descendente anterior izquierda La arteria DAI discurre a lo largo de la superficie epicárdica del surco interven tricular hacia el vértice cardíaco. En la proyección OAD, se extiende a lo largo de la cara anterior del corazón; en la pro yección OAI, desciende por la línea media cardíaca, entre los ventrículos derecho e izquierdo (v. fig. 20-5). Las principales ramas de la arteria DAI son las ramas septal y diagonal. Las ramas septales se originan a partir de este vaso a aproxim adamente ángulos de 90° y penetran en el tabique interventricular, siendo variables en tamaño, número y dis tribución. En algunos casos, una primera rama septal grande de orientación vertical se divide en varias ramas «en forma de horquilla» que se ramifican en el espesor del tabique. En otros casos hay una pri mera rama septal grande orientada más horizontalmente que discurre paralela a la propia DAI dentro del miocardio. Todavía en otros casos hay varias arterias septales aproximadamente similares en tamaño. Las ramas septales se interconectan con ramas septales similares que se dirigen en sentido ascendente a partir de la rama descendente posterior de la ACD para crear una red de potenciales canales colaterales. El tabique interventricular es el área más densamente vascularizada del corazón. Las ramas diagonales de la arteria DAI discurren por la cara anterolateral del corazón. Aunque virtualmente todos los pacientes tienen una DAI única en el surco interventricular anterior, se ha documen tado una amplia variabilidad en el núme ro y tamaño de las ramas diagonales. La mayoría de los pacientes (90%) tienen entre una y tres ramas diagonales, y hay que sospechar oclusión ateroesclerótica adquirida de las ramas diagonales si no se ve ninguna rama, en particular con alteraciones de la contracción de la parte anterolateral del ventrículo izquierdo. La visualización del origen de las ramas dia gonales requiere, con frecuencia, proyec ciones oblicuas muy pronunciadas OAI (50 a 60°) y craneal angulada (20 a 40°). En algunos pacientes, el TCI se trifurca en las arterias DAI y Cxl y la rama inter media. Cuando está presente, la rama intermedia se origina entre las arterias DAI y Cxl. Este vaso es análogo a una rama diagonal o a una rama obtusa mar ginal, en función de su curso anterior o posterior a lo largo de la cara lateral del ventrículo izquierdo. En la mayoría de los pacientes (80%), la DAI discurre alrede dor del vértice del VI y termina a lo largo de la cara diafragmática del ventrículo izquierdo. En el resto de los pacientes, la DAI no llega a alcanzar la superficie El se vi er . F ot oc op ia r sin au to riz ac ió n es un de lit o. diafragmática, finalizando, en vez de ello, en o antes del vértice cardíaco. En esta circunstancia, la rama descendente posterior (arteria descendente posterior [ADP]) de la ACD o la arteria Cxl son más grandes y largas de lo habitual e irrigan la porción apical del ventrículo. Las mejores proyecciones angiográficas para visualizar el curso de la arteria DAI son las vistas OAI angulada cranealmente, la AP y la OAD. La vista OAI craneal despliega la porción central de la DAI y separa las ramas diagonales y septales. La vista OAD craneal despliega los segmentos proximal, medio y distal de la DAI, y permite la separación de las ramas diagonales en la parte superior de las septales en la parte inferior. La vista AP, que requiere una angulación craneal (20 a 40°), proyecta, con frecuencia, la zona media de la DAI, separando este vaso de sus ramas diagonales y septales. La proyección OAI caudal también despliega el origen de la DAI en un corazón orientado en horizontal, y la proyección AP caudal o una OAD caudal poco angulada visualizan la DAI proximal según se origina a partir del TCI. La proyección OAD caudal también resulta útil para la visualización de la DAI distal y su terminación apical. En algunos pacientes sin TCI y con orificios separados de las arterias DAI y Cxl, la DAI tiene, generalmente, un origen más anterior que la Cxl. La DAI puede canalizarse, en este contexto, con un catéter de Judkins izquierdo mediante una rotación paradójica en sentido antihorario, lo cual hace rotar la curva secundaria del catéter a una posición más posterior en la aorta y gira la curva primaria y la punta del catéter a una posición más anterior. Se puede utilizar la maniobra contraria para canalizar selectivamente la Cxl en el contexto de orificios separados para DAI y Cxl. Un catéter de Judkins de curva mayor, como un Judkins izquierdo 5,0, cateteriza selectivamente el curso descendente de la Cxl, y un catéter de curva más corta, como un Judkins izquierdo 3,5, tiende a canalizar selectivamente una DAI más anterior y superior. Arteria circunfleja izquierda La arteria Cxl se origina a partir del TCI y discurre por el surco auriculo ventricular posterior (izquierdo) hacia el surco interventricular inferior (v. fig. 20-5). La arteria Cxl es el vaso dominante en el 15% de los pacientes, nutriendo a la ADP desde la continuación distal de la Cxl. En el resto de los pacientes, la arteria Cxl varía en tamaño y longitud, en función del número de ramas posterolaterales nutridas por la ACD distal. La Cxl suele dar origen a una a tres ramas obtusas marginales a medida que desciende
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