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Cardiología del ejercicio y del deporte Paul D. Thompson y Aaron Baggish Introducción y perspectiva h istórica, 1771 Definición de térm inos, 1771 Respuesta cardiovascular al ejercicio y al entrenam iento físico, 1771 Efectos de la actividad física habitual en el riesgo cardiovascular, 1772 Riesgos cardiovasculares del ejercicio, 1773 A bordaje de los problemas clínicos habituales en cardiología deportiva, 1774 Determ inación de la idoneidad de un deportista, 1776 Asesoramiento de deportistas adultos con enferm edad cardiovascular ateroesclerótica, 1776 Enfermedad valvular en deportistas, 1777 «Enzimas cardíacas» elevadas en deportistas, 1777 Posible fibrosis miocárdica en deportistas, 1777 Conclusiones, 1777 Bibliografía, 1777 INTRODUCCIÓN Y PERSPECTIVA H ISTÓR ICA Los especialistas en medicina cardiovascular (CV) necesitan conocer la fisiología del ejercicio, los beneficios y riesgos que se asocian al mismo y las adaptaciones CV que tienen lugar con el entrenamiento físico, por los siguientes motivos: 1. Muchos de los síntomas de la enfermedad CV aparecen durante el estrés del ejercicio físico. 2. Los pacientes con o sin enfermedad CV piden consejo sobre el ejercicio a los especialistas CV. 3. Es habitual consultar a los especialistas CV para decidir si los resultados «anómalos» encontrados en los deportistas representan una enferme dad o una respuesta fisiológica al entrenamiento físico. 4. Los especialistas CV tienen que evaluar los síntomas en personas activas. La preocupación sobre los riesgos y beneficios CV relacionados con el ejercicio no es nueva. En 1867, el cirujano londinense F. C. Sky equiparó la regata Oxford-Cambridge a la crueldad con los animales y opinó que un ejercicio tan extremo podría causar una enfermedad cardíaca.1 La preocupación sobre el corazón de los remeros, los corredores y los ciclis tas apareció a finales del siglo xix, cuando esas actividades pasaron de ser competiciones profesionales que se celebraban solo entre las clases trabajadoras a actividades deportivas para la élite social.1 Las adaptaciones CV habituales tras el entrenamiento físico comprenden la bradicardia en reposo, el aumento de tamaño global del corazón y soplos cardíacos funcionales pulmonares y aórticos. La evaluación de esas adaptaciones normales mediante la auscultación y la percusión cardíaca, las pruebas diagnósticas existentes por aquel entonces, llevaron a su interpretación como signos de bloqueo cardíaco patológico, miocardiopatía dilatada y obstrucción valvular, respectivamente.1 Las preocupaciones sobre los ries gos asociados al ejercicio prolongado y enérgico fueron temas habituales en los siglos xix y xx. Clarence DeMar, ganador de siete maratones de Boston, hizo una pausa de 5 años en su actividad competitiva en la cima de su época de competición, en parte porque, según sus propias palabras, «Las frecuentes advertencias de médicos y seguidores sobre el peligro para su corazón... le habían dejado huella».1 Estas dudas persisten en nues tros días, tanto como otras relacionadas con los riesgos del ejercicio y los efectos de un ejercicio prolongado en la función miocárdica.2 D EF IN IC IÓ N DE T ÉR M IN O S «Actividad física» significa, literalmente, todo movimiento corporal, pero en los estudios epidemiológicos que exploran la actividad física y la salud se refiere a las actividades que producen un incremento importante del consumo de oxígeno (O2). La actividad física puede realizarse mientras se trabaja o durante el tiempo libre y las actividades recreativas, y las actividades tanto laborales como recreativas se han utilizado para estudiar los efectos de la actividad física en la salud CV. La actividad física des tinada a mejorar la salud u obtener un mejor rendimiento se considera «ejercicio». El ejercicio que necesita en su mayor parte el incremento del transporte de 0 2 se denomina «ejercicio aeróbico», mientras que aquel en que se somete a presión principalmente el aparato osteomuscular se denomina «ejercicio de resistencia». El ejercicio repetitivo que pretende incrementar la capacidad de transporte de 0 2 y del sistema CV se deno mina «entrenamiento físico aeróbico», mientras que el ejercicio repetitivo destinado a incrementar la fuerza se considera entrenamiento físico de «fuerza» o de «resistencia». Las actividades deportivas y laborales pueden dividirse, principalmente, en aeróbicas y de resistencia, dependiendo de la carga de sus componentes aeróbicos y de fuerza, pero una división de este tipo es arbitraria, porque las actividades aeróbicas como correr potencian la fuerza muscular de las piernas, y un ejercicio de resistencia como la halterofilia supone un gran esfuerzo para el sistema de aporte de O2, dependiendo de la resistencia utilizada y del número de repeticiones del ejercicio que se realicen. RESPUESTA CA R D IO V A SC U LA R A L EJERCICIO Y A L EN TRENA M IENTO FÍSICO Los principios básicos de la respuesta aguda al ejercicio y de las adapta ciones CV al entrenamiento físico se han resumido en otras obras3,4 y se comentan en el capítulo 47. A continuación, repasaremos únicamente aquellos principios que sean fundamentales para el presente capítulo. La actividad física aumenta de manera aguda la demanda de O2, lo cual pone en marcha al aparato CV para que aumente el gasto cardíaco (Q) y la diferencia arteriovenosa (A-V) de 0 2. El incremento del Q acompaña a la energía necesaria, de manera que el incremento de 11 del consumo de oxígeno (Vo2) produce un incremento de 5 -6 1 del Q. Q aumenta al aumentar tanto la frecuencia cardíaca (FC) como el volumen latido (VL). La diferencia A-V de 0 2 aumenta a través de varios mecanismos, como la desviación de sangre desde los lechos renal y esplácnico hacia el mús culo en ejercicio, la hemoconcentración derivada de la pérdida de plasma hacia el espacio extravascular como consecuencia de la fuerza osmótica creada por los metabolitos liberados hacia el espacio intersticial durante el ejercicio y el aumento de la extracción de oxígeno arterial por el mús culo esquelético y cardíaco activo. La demanda miocárdica de 0 2 (M 02) depende, en parte, de la FC y de la presión sistólica (PAS) y aumenta con el ejercicio, porque durante el mismo aumentan tanto la FC como la PAD. Como se comentó en el capítulo 47, este incremento de 0 2 produce isquemia en personas que presentan lesiones limitantes del flujo en las arterias coronarias. Además, estas arterias deben dilatarse en respuesta a la demanda metabólica del miocardio durante el ejercicio, pero, en algunas personas, se desarrolla una vasodilatation inadecuada o una clara vaso constricción durante el ejercido en presencia de ateroesclerosis coronaria, como consecuencia de la disfunción del endotelio.3 Como veremos más adelante, la isquemia cardíaca que induce el propio ejercicio contribuye a la aparición de episodios cardíacos durante el mismo. La respuesta CV al ejercicio comprende una tasa de trabajo tanto exter no como interno.3 La tasa de trabajo externo es el V o2 necesario por la realización del ejercicio y, como ya hemos comentado, es un determinante directo del Q. El Vo2 también puede calcularse a partir de la velocidad y grado de pendiente utilizados en una cinta sin fin o por las necesida des energéticas en una bicicleta estática. La tasa de trabajo interno se refiere a la M 0 2 necesaria para realizar ese ejercicio y está relacionada directamente con el incremento de la FC. Al contrario que el Q, la res puesta de la FC al ejercicio (y, por tanto, la M 0 2) no está determinada por la tasa de trabajo externo ni por el VÓ2 sino por el Vo2 necesario en relación con la capacidad máxima de ejercicio del individuo, o V o 2 máx. Las personas con capacidad de ejercicio mayor y un mayor Vo2 máx tienen un VL también mayor ante una tasa de trabajo externo dada, de manera que cualquier ejercicio, y cualquier demanda deVÓ^ requiere una FC máslenta para generar el mismo Q determinado externamente. 2016. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos E n fe r m e d a d e s c a r d io v a sc u l a r e s en po b l a c io n es e sp e c ia l e s El efecto CV principal de las sesiones de ejercicio repetitivo aeróbico o del entrenamiento físico aeróbico es incrementar la capacidad máxima de ejercicio, medida fisiológicamente por el aumento d e lV o 2máx. En los sujetos sanos, este incremento es consecuencia del aumento del Q máximo y de la diferencia A-V de 0 2 máxima.3 Como la FC máxima es prácticamente inmutable, depende de la edad y se modifica rrúnimamente por el entrenamiento físico, el incremento del Q máximo es consecuencia del aumento delVL máximo. El aumento del VL significa que el mismo ejercicio, que requiere el mismo Vo^ puede realizarse con una FC más baja y una M 0 2 o tasa de trabajo interno también menores. La reducción de la FC y, por tanto, de la M 0 2 contribuye al aumento de la capacidad de ejercicio en pacientes con angina de pecho tras el entrenamiento físico (v. capítulo 47). Además del incremento de la capacidad máxima de ejercicio, el entrenamiento físico también aumenta la capacidad de resis tencia o la capacidad de realizar un esfuerzo submáximo durante un período prolongado. Este efecto es un componente fundamental de la respuesta al entrenamiento físico, ya que pocos ejercicios laborales y recreativos necesitan que se realice el esfuerzo CV máximo. El entrenamiento físico aeróbico intenso y prolongado produce una serie de adaptaciones CV, conocidas habitualmente como «corazón del deportista», entre las que se incluyen el aumento del VL en reposo y el descenso de la FC también en reposo. Los mediadores fisiológicos de esas adaptaciones CV no se conocen con detalle, pero se acompañan en reposo, y pueden producir a su vez, del aumento del tono vagal y de la disminución del tono simpático. Estas variaciones del tono autónomo, que se manifiestan principalmente en deportistas de resistencia muy entrenados, se pueden asociar a bradicardia en reposo, arritmia sinusal intensa, bloqueo cardíaco de primer grado, bloqueo auriculoventricular (AV) de segundo grado tipo Mobitz I e incluso bloqueo AV de tercer grado durante el sueño. La reducción de la velocidad de conducción AV puede dar lugar a la aparición de vías de conducción accesorias más evidentes, como las que aparecen en el síndrome de Wolff-Parkinson-White. El aumento del tono vagal también puede contribuir a la mayor prevalencia de un patrón de repolarización precoz en el segmento ST y de anomalías en el complejo ST-T en los deportistas (fig. 79-1).6 El aumento de tamaño de las cuatro cámaras cardíacas acompaña al aumento delVL, pero el r k _____j l a _____ ^ ^ ---------*----------- j u -------- 4̂ — 4a I r aVR I Vi] I V4 rii 1 ̂ L— 4-— —l*—Ia- III aVF V3I ; I V6 AV ~ f— (— f— í— f— f— FIGURA 79-1 ECG de 12 derivaciones de deportistas asintomáticos sin enfermedades estructurales o eléctricas del corazón en los que se demuestran los hallazgos habituales asociados al entrenamiento físico. A . Este trazado muestra bradicardia sinusal y bloqueo incompleto de la rama derecha como consecuencia de la dilatación fisiológica del ven trículo derecho en un hombre de 23 años, jugador profesional de hockey. B. Este trazado muestra bradicardia sinusal con arritmia sinusal respirofásica, elevación del segmento ST en las derivaciones precordiales característica de una repolarización precoz normal benig na y voltaje prominente del QRS en las derivaciones precordiales, asociado, a menudo, a 1772 una HVI fisiológica subyacente, en un hombre de 19 años corredor de largas distancias. grosor parietal del ventrículo izquierdo (VI) solo aumenta ligeramente en la mayoría de los casos.4 También se producen pequeños incrementos del tamaño de la raíz aórtica, pero el corazón de deportista no se asocia a un aumento de la raíz aórtica mayor del esperado para el tamaño corporal.7 Al contrario de lo que sucede con los grandes cambios descritos en el corazón de los deportistas de resistencia, el entrenamiento físico de fuerza produce un incremento pequeño del grosor parietal del VI con pocas variaciones del tamaño de la cámara.4 El entrenamiento físico provoca muchas adaptaciones estructurales y funcionales cardíacas (fig. 79-2).8 Los deportistas presentan un aumento de las dimensiones medias de las cuatro cámaras cardíacas, pero, normalmente, no superan los limites superiores de la normalidad (LSN), y la función contráctil suele estar conservada. Por ejemplo, solo 16 de 947 deportistas italianos de escala nacional e internacional tenían un grosor parietal del VI mayor de 12 mm, el LSN.9 El tamaño telediastólico de la cámara delVI también fue mayor de 55 mm, el LSN, en el 45% de 1.300 deportistas italianos de élite.111 El incremento más importante del tamaño delVI se produjo en los deportis tas de mayor tamaño corporal, y las dimensiones delVI se correlacionaron inversamente con la FC (r = —0,37) y directamente con la superficie corporal (r = 0,76).10 El abandono del entrenamiento físico, con la «pérdida de la forma física» consecuente, facilita la distinción clínica de las adaptaciones al entrenamiento físico como consecuencia de una miocardiopatía hiper trófica. Varios estudios han explorado el efecto del abandono del entre namiento físico, o de la «pérdida de la forma física», en deportistas de resistencia con hipertrofia del VI (HVI) excéntrica, un patrón geométrico de hipertrofia que se caracteriza por el engrosamiento de la pared delVI y la dilatación simultánea de la cámara. La regresión de la HVI excéntrica se había producido en los deportistas de alto rendimiento tras 6-34 semanas (media, 13 semanas) sin hacer nada de ejercicio.11 En un estudio sobre pérdida de la forma física de 40 deportistas italianos con HVI excéntrica y dimensiones máximas delVI con la forma física máxima (media ± DE) de 61,2 ± 2,9 mm y un grosor parietal del VI de 12 ± 1,3 mm, se describió la normalización completa del grosor parietal y una reducción significativa, aunque incompleta, de la dilatación de la cavidad tras 5,8 ± 3,6 años de pérdida de la forma física (figs. 79-3 y 79-4).12 Como el grosor parietal del VI y la HVI concéntrica, habituales en los deportistas con entrenamiento de la fuerza, pueden regresar parcialmente tras 3 meses y por completo tras 6 meses de pérdida de la forma física; este último período de 6 meses es el recomendado para efectuar este tipo de pruebas diagnósticas.13 EFECTOS DE LA A C T IV ID A D F ÍS ICA HABITUAL EN EL R IESG O CA RD IO V A SC U LA R (v. tam bién cap ítu lo 42) En varios estudios epidemiológicos transversales que comparan el riesgo CV en sujetos sanos con diversos niveles de actividad física de trabajo y tiempo libre, se ha demostrado que un número mayor de ellos tienen un riesgo CV más bajo que otros sujetos equiparables que llevan una vida más sedentaria. La reducción del riesgo en las personas más activas res pecto a las menos activas es cercana al 30%.14 Tal como se comentó en el capítulo 47, los pacientes que participan en programas de rehabilitación cardíaca tienen un menor riesgo de episodios cardíacos recurrentes. Los mecanismos específicos que median este efecto aún están por definir, pero la actividad física habitual posee varios efectos posiblemente beneficiosos en los factores de riesgo ateroescleróticos. En concreto, la actividad física habitual reduce la PAS, el peso corporal, la glucemia y los triglicéridos, y aumenta el colesterol de las lipoproteínas de alta densi dad.15 Algunos de los efectos del ejercicio en la presión arterial, la glucosa y los triglicéridos se producen de forma aguda en las 24 h siguientes a una sola sesión de ejercicio aeróbico.16 Estas observaciones plantean la posi bilidad de que los efectos del «entrenamiento físico» en esos parámetros incluyan un efecto agudo delejercicio que se ve ampliado ante la mayor cantidad de ejercicio que puede realizar una persona entrenada en una sola sesión como consecuencia del incremento de la capacidad de ejerci cio producido por el entrenamiento físico. El entrenamiento físico también produce efectos que podrían favorecer los factores de la coagulación y la inflamación. El incremento del tono vagal puede reducir el riesgo de fibrilación ventricular en respuesta a la isquemia.17 No obstante, en estudios transversales no se ha podido demostrar que las reducciones del riesgo CV sean consecuencia únicamente de la actividad física. Las personas que deciden mantenerse físicamente más activas pueden heredar una capacidad de ejercicio mayor, lo que Estructura y función normales del corazón «antes del entrenamiento» o *< Q. Adaptaciones características • HVI excéntrica y dilatación del VD de leves a moderadas • Aumento de tamaño biauricular • FEVI en reposo normal o ligeramente reducida • Función diastólica del VI precoz normal o aumentada •Torsión/detorsión del VI normal o aumentada Adaptaciones características • HVI concéntrica leve pero sin remodelado del VD • Aurícula izquierda normal o ligeramente aumentada de tamaño • FEVI en reposo normal o hiperdinámica • Función diastólica del VI precoz normal o ligeramente reducida • Aumento de la función diastólica tardía del VI FIGURA 79-2 Resumen del remodelado ventricular que tiene lugar con el entrenamiento físico de resistencia. FEVI, fracción de eyección del VI; HVD, hipertrofia del VD; VD, ventrículo derecho. (Tomado de Weiner RB, Baggish AL: Exercise-induced cardiac remodeling. Prog Cardiovasc Dis 54:380, 2012.) les conduce a seleccionar estilos de vida activos y a tener un riesgo CV menor de manera innata. Esta posibilidad se apoya en la observación de que ratas seleccionadas y criadas a lo largo de varias generaciones por su rendimiento superior en el ejercicio tienen factores de riesgo CV más bajos, aunque esos factores de riesgo no se utilizaron durante el proceso de selección.18 Los mismos factores fisiológicos asociados al aumento de la capacidad de ejercicio también pueden asociarse a un menor riesgo CV, y las personas que eligen un estilo de vida activo pueden tener un riesgo CV menor, con independencia de sus hábitos de ejercicio. No obstante, esta última posibilidad parece improbable, dada la gran cantidad de datos epidemiológicos y experimentales que vinculan el aumento de la actividad física con un riesgo CV menor, aunque sigue siendo una posibilidad que merece ser tenida en cuenta. I R IESG O S CA RD IO V A SC U LA R ES DEL EJERCICIOT3 § A pesar de los posibles beneficios de la actividad física habitual, datos $ convincentes demuestran que una actividad física enérgica, definida como -o 6 MET o más, o equivalentes metabólicos, del gasto energético en reposo <é (3,5 mi de 0 2 por kilo de peso corporal por minuto), aumenta transito- ■g riamente el riesgo de muerte súbita cardíaca (MSC) y de infarto agudo "3 de miocardio (IAM).17 La mayoría de estos datos proceden de estudios g en los que se compara la tasa horaria de episodios cardíacos durante el £ ejercicio enérgico con la medida durante actividades más sedentarias. cL El sustrato anatomopatológico que se asocia a esos episodios cardíacos y varía con la edad, principalmente porque la prevalencia de afecciones o cardíacas patológicas responsables de la muerte súbita también varía con i* la edad. Las causas predominantes de la MSC relacionada con el ejercicio > en jóvenes, definidos habitualmente como personas menores de 30 o de J j 40 años de edad, son afecciones hereditarias y congénitas, incluidas la © miocardiopatía hipertrófica (v. también capítulos 39 y 66) y el origen anómalo de las arterias coronarias19 (tabla 79-1) -s i bien las afecciones adquiridas, como la miocarditis y la miocardiopatía, también causan M SC relacionada con el ejercicio en personas jóvenes-.19 Las causas de MSC relacionadas con el ejercicio en los jóvenes varían en función de la zona geográfica. Por ejemplo, la causa principal de MSC relacionada con el ejercicio en Italia es la miocardiopatía ventricular derecha arritmógena, y no la miocardiopatía hipertrófica, que es la causa predominante en EE. UU.23 Se desconoce si esta diferencia es consecuencia de las varia ciones en la prevalencia de enfermedades en la población general, de los programas de selección de deportistas en Italia o de otros factores. La causa predominante del IAM y la M SC relacionados con el ejercicio en adultos es la enfermedad cardiovascular ateroesclerótica (ECVAE).17 El IAM y la MSC durante el ejercicio en adultos previamente asintomáticos se asocian habitualmente,17 aunque no siempre,24 a la rotura aguda de una placa coronaria. Se han propuesto varios mecanismos desencadenantes de esta rotura, pero el aumento de la inflexión y curvatura de las arterias coronarias ateroescleróticas puede ser un factor contribuyente.17 Este aumento de la inflexión coronaria podría deberse al aumento de la FC y al aumento del desplazamiento de las arterias coronarias como conse cuencia del aumento de los diámetros ventriculares telediastólicos y de la reducción de los diámetros telesistólicos que se producen con el ejercicio. Los adultos con ECVAE conocida también pueden presentar fibrilación ventricular como consecuencia de la isquemia inducida por el ejercicio, resultado, a su vez, del aumento de la M 0 2 producido por el aumento de la FC y la PAS.24 La frecuencia de los episodios CV relacionados con el ejercicio parece ser baja, pero hay varios factores que impiden calcular la incidencia defi nitiva en niños o adultos.17 Dada la rareza de episodios relacionados con el ejercicio, los estudios disponibles solo incluyen un número pequeño de sujetos, por lo que variaciones pequeñas del número de casos pueden afectar mucho a la incidencia. Un gran registro poblacional podría abordar 1773 E n f e r m e d a d e s c a r d io v a s c u l a r e s en p o b l a c io n e s e s p e c ia l e s ? 69- 68 E 67- > 66 UJ 65 Q Q 64- <9 63 3 62- 0 < 61-_i 60-Ul Q 59- O O 58- _l O 57 56- < Q 55- UJ -1 54- UJ 1- 53- O z 52- < 51- s 50- 49- 17 16- 15- üJ 14 Q Q UJ CC £ < 12 ENTRENAMIENTO PERDIDA DE LA MÁXIMO FORMA FÍSICA A LARGO PLAZO 13 11 10 8 ENTRENAMIENTO MÁXIMO PERDIDA DE LA FORMA FÍSICA A LARGO PLAZO FIGURA 79-3 Mediciones ecocardiográficas de las dimensiones de la cámara del VI y del grosor parietal del VI (GPVI) en 40 hombres deportistas italianos obtenidas en el momento del rendimiento deportivo máximo (24 ± 4 años de edad) y después de 1 a 13 años de pérdida de la forma física (media ± DE = 5,6 ± 3,8 años). Todos tenían aumento del tamaño de la cámara del VI (AVI) de 60 mm o mayor o GPVI de 13 mm o mayor, o ambos, en su mejor momento. El AVI persistió mayor de 60 mm en nueve de ellos (22%), pero el GPVI se normalizó en todos los casos. (Tomado de Pelliccia A, Maron BJ, Di Paolo FM, et al: Prevalence and clinical significance o f left atrial remodeling in competitive athletes. JAm Coll Cardiol 46:690, 2005.) la escasez de episodios, pero no existe este tipo de registros. La ausencia de registros que recopilen datos sistemáticamente ha obligado a muchos estudios a depender de los informes sobre episodios CV en los medios de comunicación, un método que no permite garantizar la verificación total de los casos. Además, aunque se recopilasen todos los casos, es difícil calcular el denominador - o la población en riesgo de sufrir un episodio durante el ejercicio-, ya que a menudo se desconoce el número de personas que participan en un ejercicio enérgico en la cohorte del estudio. Es necesario tener en cuenta estas salvedades a la hora de valorar las cifras actuales, que han variado desde tan bajas como una muerte por año por cada 133.000 hombres adultos universitarios deportistas y 769.000 mujeres adultas universitarias deportistas211 hastatan altas como una muerte por año por cada 3.100 hombres jugadores de baloncesto de la National Collegiate Athletic Association (NCAA).25 Según cálculos realizados en adultos, se produce una muerte relacionada con el ejercicio por año por cada 15.000 a 18.000 hombres adultos previamente sanos.17 Estos cálculos se han obtenido principalmente en estudios efectuados a comienzos de la década de los ochenta, y la cifra probablemente sea menor en la actualidad, ya que los episodios de ECVAE han disminuido en adultos norteamericanos. El riesgo de IAM relacionado con el ejercicio puede ser siete veces mayor que el de MSC, por lo que el riesgo de IAM relacionado con el ejercicio en la población que hace ejercicio puede ser tan alto como de 1 caso por 2.000 hombres por año.17 Todos los estudios indican que las mujeres tienen un riesgo mucho menor de episodios rela cionados con el ejercicio. FC: 56 Ipm FC: 57 Ipm FC: 64 Ipm [A 50 mm/s 1984 (22 años) Inicio de la competición nacional 1988 (26 años) Juegos Olímpicos 1998 (36 años) Tras 6 años de pérdida de la forma física FIGURA 79-4 Ecocardiogramas seriados de un piragüista de élite de 22 años de edad cuando se incorporó al equipo nacional italiano; a los 26 años de edad, cuando participó en las Olimpíadas, y a los 36 años de edad, tras 6 años sin entrenamiento. *Velocidad del papel. Mediciones en milímetros en los óvalos. Ipm, latidos/min. (Tomado de Pelliccia A, Maron BJ, Di Paolo FM, et al: Prevalence and clinical significance o f left atrial remodeling 1774 in competitive athletes. J Am Coll Cardiol 46:690, 2005.) ABO RDAJE DE LOS P R O BLEM A S CLIN ICO S HABITUALES EN C A R D IO LO G ÍA DEPORTIVA Los deportistas y las personas activas pueden buscar la evaluación CV por múltiples razones, pero en la sección siguiente se comentan algunas quejas clínicas frecuentes en deportistas y el abordaje para su tratamiento. D escenso de la capacidad de ejercicio Los deportistas con descenso de la capacidad de ejercicio son derivados a menudo a los especialistas CV para su evaluación. El VL es un factor contribuyente crítico al Q y, por tanto, a la capacidad de ejercicio, pero elV o2máx también necesita el rendimiento máximo de los demás com ponentes CV (FC y diferencia A-V de O2), así como del sistema nervioso central, pulmones y músculo esquelético. El descenso de cualquiera de esos componentes puede afectar negativamente al rendimiento deportivo. Una FC inadecuadamente rápida con niveles bajos de ejercicio como con secuencia del hipertiroidismo puede disminuir el rendimiento deportivo, al igual que el asma inducido por el ejercicio, las enfermedades del mús culo esquelético y el descenso de la capacidad de transporte de 0 2 por una anemia (consecuencia, a menudo, de la carencia de hierro en mujeres deportistas de resistencia que siguen una dieta vegetariana). La fibrilación auricular o las extrasístoles frecuentes durante el ejercicio también reducen El se vi er . F ot oc op ia r sin au to riz ac ió n es un de lit o. T A B L A 79-1 Causas cardiovasculares (% ) de muerte cardíaca súbita relacionada con el ejercicio en deportistas jóvenes* VAN CAMP (N = 100) MARON (/V = 134) CORRADO (N = 55) MC hipertrófica 51 36 1 MC hipertrófica probable 5 10 - Anomalías coronarias 18 23 9 Estenosis aórtica valvular y 8 4 _ subvalvular Posible miocarditis 7 3 5 MC dilatada e inespecífica 7 3 1 AC ateroesclerótica 3 2 10 Disección/rotura aórtica 2 5 1 MC ventricular derecha 1 3 11 arritmógena Cicatriz miocárdica - 3 - Prolapso de la válvula mitral 1 2 6 Otras anomalías congénitas - 1.5 - Síndrome del QT largo - 0,5 1 Síndrome de 1 _ 1 Wolff-Parkinson-White Alteración de la conducción _ _ 3 cardíaca Sarcoidosis cardíaca - 0,5 - Aneurisma de las arterias 1 — — coronarias Corazón normal en la 7 2 1 autopsia Tromboembolia pulmonar - - 1 *Las edades variaron de 13 a 24 años,20 de 12 a 40 años2' y de 12 a 35 años.22 Los estudios de las referencias bibliográficas 20 y 21 utilizaron la misma base de datos e incluyeron a muchos deportistas en común. Todos,20 el 9021 y el 89%22 mostraron el inicio de los síntomas durante o en la primera hora de entrenamiento o competición. fEI total es mayor del 100% porque varios deportistas tenían varias anomalías, incluye algunos deportistas cuya muerte no se asoció al ejercicio reciente. Se incluyen el origen y el recorrido aberrantes de una arteria, arterias tunelizadas y otras anomalías. AC, arteriopatía coronaria; MC, miocardiopatía. Tomado de Thompson PD, Franklin BA, Balady GJ, et al: Exercise and acute cardiovas cular events placing the risks into perspective: A scientific statement from the American Heart Association Council on Nutrition, Physical Activity, and Metabolism and the Council on Clinical Cardiology. Circulation 115:2358, 2007. la capacidad de ejercicio. Otras afecciones no relacionadas directamen te con el sistema CV, incluidas algunas enfermedades víricas como la mononucleosis y la hepatitis, pueden manifestarse inicialmente en los deportistas por el descenso de la capacidad de ejercicio o por intoleran cia al ejercicio. Esos mismos problemas pueden reducir el rendimiento deportivo en deportistas de mayor edad, pero siempre es necesario tener en cuenta, en primer lugar, una enfermedad coronaria oculta con síntomas atípicos en pacientes de mayor edad. Según nuestra experiencia clínica, muchos deportistas adultos con reducción de la capacidad de ejercicio son derivados para su evaluación porque tienen una disfunción diastólica del VI, pero, en realidad, no se derivan para el estudio de otros diagnós ticos más evidentes. Los antecedentes clínicos hablan, a menudo, de un deportista de resistencia de largo historial con «hipertensión límite» que de alguna forma evitó el tratamiento antihipertensivo, ya sea porque la presión arterial era relativamente baja, aunque en el rango de la hiperten sión, o por preferencias del paciente. Estos pacientes tienen con frecuencia hipertensión leve en reposo, pero muestran una respuesta exagerada de la presión arterial en la prueba de esfuerzo. Los factores psicológicos y el entrenamiento excesivo son otras causas adicionales de disminución de la capacidad de ejercicio en los deportistas. Los problemas psicológicos se ven en deportistas jóvenes que han perdido el deseo por competir antes de que sus padres hayan perdido el interés por el deporte de su hijo. Este diagnóstico es más evidente cuando se incluye a los padres u otros adultos importantes en la evaluación del paciente. Rara algunos deportistas parece © más fácil usar una excusa médica para interrumpir su participación en los deportes que admitir que han perdido el interés, que desean hacer otras cosas en la vida o que «no son tan buenos» como para continuar. Para evaluar a los deportistas que se quejan de la disminución del rendimiento deportivo es necesario escuchar atentamente su historia. En el caso de los deportistas, hay muchas quejas que se pasan por alto, ya que su rendimiento durante el ejercicio sigue siendo mayor que el de los no deportistas, pero en los primeros pueden desarrollarse afecciones cardíacas importantes por las demandas físicas que impone su deporte. A menudo resulta útil trazar la evolución en el tiempo de la molestia para evaluar los tiempos de rendimiento y los diarios de entrenamiento en los deportistas de resistencia. Deben excluirse las afecciones mencionadas anteriormente, al igual que una enfermedad cardíaca evidente. La prueba de esfuerzo con protocolos diseñados para simular la actividad deportiva del afectado ayuda a documentar la molestia y su causa. La ecocardiografía de esfuerzo y/o la prueba de esfuerzo cardiopulmonar, con atención espe cífica a la curva de pulso de oxígeno, son útiles cuando los antecedentes indican una disfunción diastólica. El pulso de oxígeno puede calcularse dividiendo elVo2 por la FC y, aceptando que no se producen variaciones importantesde la diferencia A -V de O2, refleja elVL. Puede ayudar a determinar cuándo el rendimiento cardíaco se convierte en un factor limitante durante el ejercicio. La monitorización electrocardiográfica a largo plazo, que en ocasiones se realiza con dispositivos de monitorización implantados, puede detectar trastornos del ritmo cardíaco en deportistas con síntomas frecuentes. Los problemas psicológicos y emocionales deben diagnosticarse solo cuando se han excluido otras dolencias de tipo médico, y su diagnóstico debe basarse en una conversación franca con el deportista y su familia. La depresión es una causa frecuente de cansancio cuando no se encuentra otra explicación. El exceso de entrenamiento es una interacción compleja de la fatiga psi cológica y fisiológica en deportistas que puede tener lugar después de un entrenamiento prolongado de alta intensidad. El descenso de la tolerancia al ejercicio (en ocasiones, con una FC elevada en reposo), la sensación de febrícula nocturna y el insomnio son sus características. El insomnio parece ser paradójico, ya que los deportistas están a menudo muy cansa dos, pero les resulta difícil quedarse dormidos como consecuencia de la intranquilidad y, a veces, de las contracciones musculares involuntarias. El exceso de entrenamiento debe diagnosticarse solo cuando se excluyen otras afecciones y, con frecuencia, se requiere una prueba terapéutica con una reducción muy importante del entrenamiento, para comprobar si los síntomas se resuelven y mejora el rendimiento. A n o m a lía s encontradas en la selección Muchos deportistas son derivados a los cardiólogos porque se han detec tado anomalías CV en un estudio de detección previo a una competición. Tanto la American Heart Association (AHA)26 como la Sociedad Europea de Cardiología (ESC)27 recomiendan realizar este tipo de estudios de detección sistemática en los deportistas. Solo la ESC, pero no la AHA, recomienda obtener un electrocardiograma (ECG) en la evaluación de selección. El debate sobre la detección CV en la población general, sobre la detección sistemática en deportistas frente a la detección sistemática en todos los niños y sobre el papel del ECG excede el ámbito de este capítulo.28 En un estudio italiano, ampliamente citado en la literatura médica, se propone que la detección sistemática reduce, en gran medida, los episodios cardíacos en deportistas,29 pero no ofrecería beneficios según otros estudios efectuados en Minnesota30 e Israel.31 En una conferencia de consenso de los National Institutes of Health se llegó a la conclusión de que no había datos suficientes para recomendar la detección sistemática mediante un ECG ni en la población general ni en los deportistas.32 Sea cual sea el interés científico, muchos deportistas jóvenes se someten a una detección sistemática con ECG y se detectan anomalías. La detección sistemática en deportistas con o sin ECG permite detectar muchos «problemas» CV. Los deportistas de resistencia bien entrenados tienen una FC lenta y un VL grande, lo que puede dar lugar a soplos normales en el flujo pulmonar en los deportistas jóvenes, en especial si se explora al deportista en decúbito supino, momento en que se expande el volumen sanguíneo central. Este tipo de soplos desaparece habitualmente cuando el deportista está en sedestación. Los deportistas de mayor edad con esclerosis aórtica hemodinámicamente no significativa pueden tener soplos aórticos. Además, podemos encontrar en el ECG de los deportistas signos de hipertrofia biauricular, HVI, bloqueo incompleto de la rama derecha, anomalías en el complejo ST-T y anomalías de conducción.33 La mayoría de esas anomalías se producen en deportistas de resistencia sometidos a un entrenamiento intenso, pero su aparición en deportistas 1775 C a rd io lo g ía d e l ejercicio y d e l d e p o rte E n fe r m e d a d e s c a r d io v a sc u l a r e s en po b l a c io n es e sp e c ia l e s de fuerza o en deportistas de resistencia sometidos a volúmenes bajos de entrenamiento obliga a sospechar la existencia de un problema cardíaco. La mayoría de las anomalías CV que se detectan en una detección selectiva son variantes de la normalidad, y se descartan mediante una exploración clínica sencilla y revisión del ECG. Las técnicas de imagen cardíaca se utilizan para eliminar las últimas dudas. En algunos casos, la preocupación persiste en familias y deportistas cuando se identifica la anomalía en la detección selectiva, por lo que es útil que regresen entre 3 y 6 meses después, aunque no se detecten anomalías, para tranquilidad de todos. Otro problema frecuente que plantea encontrar una anomalía en la detección selectiva de los deportistas es el «arrastre diagnóstico», es decir, el hallazgo de una pequeña anomalía en la detección selectiva, por ejemplo, una repolarización precoz en el ECG, que obliga a efectuar una segunda prueba diagnóstica, como un ecocardiograma, que demostrará otro hallazgo límite, como una HVI leve, que puede obligar a hacer otra prueba diagnóstica, como la resonancia magnética (RM) cardíaca. En oca siones, cada estudio diagnóstico demuestra una anomalía límite adicional debida a las adaptaciones CV que acompañan al entrenamiento físico, y todo ello hace muy difícil que el médico declare al deportista «normal». Las anomalías encontradas en una detección selectiva, especialmente cuando se encuentran en el límite de la normalidad, deben valorarse con un nivel menor de preocupación que las anomalías definitivas que se encuentran en deportistas sintomáticos, ya que las primeras representa rán, más probablemente, variantes normales. M o le st ia s card iovascu lares en deportistas Los deportistas son sensibles a los cambios que sufren en su estado físico y en el rendimiento deportivo, y es más probable que perciban prematuramente las anomalías CV por las demandas CV que imponen el propio entrenamiento físico y la competición. Por otro lado, algunos deportistas, excesivamente preocupados por todo lo que pueda afectar a su rendimiento, solicitarán la evaluación de sensaciones corporales normales, como las molestias musculares producidas por nuevos regí menes de entrenamiento. No obstante, las posibles molestias CV que presentan los deportistas deben causar más dudas que las anomalías límites encontradas en una detección selectiva, y tales molestias requieren una valoración minuciosa con las técnicas apropiadas para el diagnóstico diferencial. El dolor torácico es una molestia frecuente en deportistas jóvenes y mayores, posiblemente porque la importancia del dolor torácico se resalta en la población general y porque los deportistas están cada día más preocupados por los posibles riesgos asociados al ejercicio. Una molestia torácica en un deportista nunca debe descartarse apresuradamente. El dolor torácico con el esfuerzo puede ser el primer signo de enfermeda des cardíacas graves, incluidos la miocardiopatía hipertrófica, el origen anómalo de una arteria coronaria o la ateroesclerosis arterial coronaria, aunque hay varios problemas que son especialmente pertinentes en los deportistas. Determinar la duración del dolor torácico es importante, en la medida en que muchos deportistas presentan momentáneamente dolor torácico. La sensación de este dolor torácico pasajero puede acompañar a extrasístoles auriculares o ventriculares, quizás porque la contracción contra una válvula AV cerrada produce una sensación temporal de ple nitud torácica. Un dolor torácico pasajero con el movimiento puede estar también relacionado con problemas musculares y articulares en los depor tistas. También es importante descartar la relación entre el dolor torácico y el ejercicio de resistencia reciente que afecta a los músculos torácicos, como sentadillas y prensas en banca, ya que este tipo de entrenamiento es causa frecuente de molestias torácicas en los deportistas. Algunos de los deportistasque han fallecido con arterias coronarias anómalas tenían pruebas de esfuerzo normales,34 lo que indica la importancia de realizar un estudio diagnóstico completo en los deportistas si los síntomas son preocupantes, incluso cuando los resultados iniciales de las pruebas sean normales. Este procedimiento difiere mucho del que aconsejamos seguir en deportistas asintomáticos con resultados límites de la prueba. El síncope vasovagal, también conocido como síncope de mecanismo nervioso, es frecuente en deportistas bien entrenados, probablemente como consecuencia de su bradicardia en reposo y su enorme capacidad venosa, lo que permite secuestrar grandes cantidades de sangre cuando el deportista se encuentra en posición vertical y sin moverse.35 La prueba en una mesa basculante también es a menudo positiva en deportistas como consecuencia de los mismos cambios fisiológicos.35 El síncope de 1776 mecanismo nervioso es más frecuente en deportistas inmediatamente después del ejercicio, en particular cuando este se termina bruscamente. Esta entidad frecuente, conocida como «síncope postejercicio», es benigna y se puede tratar enseñando técnicas de evitación al deportista. La técnica de evitación más importante es que el deportista siga moviéndose des pués del esfuerzo para que la bomba muscular de la parte inferior de las piernas siga devolviendo la sangre hacia la circulación sistémica. El principal problema que plantea la evaluación del sincope en deportistas es saber si el síncope se produjo durante el ejercicio. Su aparición en reposo o inmediatamente después del ejercicio en condiciones compatibles con un síncope vasovagal o un síncope postural suele deberse a estas dolencias. Por el contrario, la aparición del sincope durante el ejercicio debe poner en marcha una investigación minuciosa en busca de problemas más graves, como la miocardiopatía hipertrófica, la estenosis aórtica (EA), una arritmia cardíaca o arterias coronarias anómalas.35 D ET ERM IN A C IÓ N DE LA ID O N E ID A D DE UN DEPORTISTA En la 36.a Conferencia de Bethesda se elaboraron normas para determinar la idoneidad para la competición de los deportistas.36 Las normas son, necesariamente, restrictivas, ya que las utilizará una amplia variedad de médicos, muchos de los cuales no tienen ni cualificaciones especiales ni experiencia en la evaluación de deportistas. No obstante, muchas de ellas terminarán siendo excesivamente restrictivas a medida que aumente la experiencia en la evaluación de deportistas con variantes leves de enfer medades CV. Así sucede, por ejemplo, con la recomendación de restringir la actividad deportiva en caso de síndrome del QT largo37 y en deportistas con desfibriladores,38 refutadas ambas por ser excesivamente restrictivas. Sin embargo, en este momento, las normas representan la mejor opinión de consenso existente sobre la manera de aconsejar a los deportistas en relación con su riesgo en relación con la competición. Nosotros utilizamos estas normas como base para la mayoría de nues tras recomendaciones, pero la decisión final varía en función de muchos factores -incluidos nuestra percepción del riesgo del deportista dada la gravedad de la lesión y de los síntomas, la importancia que tenga la participación en la salud mental del deportista, el peligro que exista para el propio deportista y para los demás, y la disposición de la familia a com partir el riesgo en la toma de decisiones-. Si el deportista accede, hay que comentar también aspectos como el diagnóstico, el riesgo acompañante y la base de cualquier recomendación con otras personas importantes, como los padres, los responsables del colegio o del equipo, los asesores, los entrenadores deportivos y los representantes comerciales. Con los deportistas de mayor edad seguimos un proceso de toma de decisiones parecido, si bien su capacidad para entender y asumir riesgos personales suele ser mayor. A SESO R A M IEN T O DE DEPORTISTAS ADULTOS CON E N FER M ED A D CA R D IO V A SC U LA R ATEROESCLERÓTICA El ejercicio enérgico aumenta el riesgo de M SC e IAM en adultos con ECVAE oculta, y el aumento de riesgo que supone el ejercicio es incluso mayor cuando la enfermedad ya se ha diagnosticado.39 A pesar de ello, muchos adultos con ECVAE desean volver a la competición deportiva activa, a menudo en episodios de resistencia exigentes, como el maratón o el ciclismo de fondo. Las técnicas de imagen, como el estudio de las calci ficaciones de las arterias coronarias, han permitido ampliar la detección de la enfermedad asintomática y presintomática. Es necesario explicar a todos los deportistas con ECVAE que el ejercicio enérgico realizado agudamente aumenta el riesgo CV y que cantidades menores de ejercicio conferirán, probablemente, un mayor beneficio médico. A pesar de saberlo, muchos de estos deportistas desean volver a la competición o al entrenamiento físico intenso. La estabilidad de la placa puede aumentar si disminuye su contenido de lípidos,40 y los datos también demuestran que la mayor parte de la regresión de la placa se produce en los 2 primeros años de reducción intensiva de estos componentes.41 Por tanto, aconsejamos administrar 2 años de tratamiento hipolipemiante intensivo en deportistas que desean intensamente volver a la competición, con el objetivo de alcanzar las concentraciones lipídicas séricas más bajas posibles antes de hacerlo. Además, resaltamos la importancia de controlar la presión arterial y de evitar el tabaquismo, así como la necesidad de informar de la aparición de síntomas que pudieran indicar la progresión de la enfermedad. Este proceder permite al deportista tener la esperanza de competir en el futuro, y también le motiva a cumplir las estrategias de reducción del riesgo. El se vi er . F ot oc op ia r sin au to riz ac ió n es un de lit o. Los deportistas adultos que reciben tratamiento hipolipemiante o antihipertensivo pueden preguntar si deben suspender la medicación antes de participar en una competición deportiva. Aconsejamos que sigan tomando áddo acetilsalicílico y otros antiagregantes, aceptando que así pueden evitar un episodio cardíaco agudo si se produjera la rotura de la placa. También mantenemos el tratamiento con p-bloqueantes para evitar que aumente la actividad adrenérgica cuando se interrumpen bruscamente estos fármacos. En general, retiramos los medicamentos antihipertensivos el día del evento deportivo, ya que el ejercicio reduce la presión arterial a corto plazo y deseamos evitar que la hipotensión sea excesiva tras el esfuerzo.También suspendemos las estatinas durante 5-7 días antes de una competición deportiva de resistencia, ya que amplifican el incremento de creatina cinasa (CK) que se produce con el ejercido,42 y el efecto combinado de las estatinas y el ejercicio podría desembocar en una rabdomiólisis. EN F ER M ED A D VALVULAR EN DEPORTISTAS La enfermedad valvular en los deportistas debe tratarse siguiendo los mismos principios que en la población no deportista, si bien hay algunos aspectos que merecen un comentario.43 Los deportistas con signos ecocardiográficos de EA crítica deben some terse a una evaluación minuciosa de los síntomas y a una prueba de esfuerzo máxima con ejercicio para estimular, de la manera más pareada posible, el entrenamiento físico y la competidón habituales en cada caso.43 Muchos deportistas adultos con EA crítica ignoran la disnea intensa que aparece al inido del ejerdcio, ya que desaparece en 5-10 min, pero esta «disnea del calentamiento» indica que la EA es importante. Los deportistas toleran bien la insuficiencia aórtica (IA) en general, probablemente porque el aumento de la FC durante el ejercicio disminuye el flujo diastólico y la regurgitación.43 Por tanto, pocas veces tenemos que restringir la competidón deportiva por una IA grave, salvo que haya indicios de deterioro ventricular. También restringimos el ejercicio de resistencia en pocossujetos de este grupo de pacientes, ya que sabemos que este tipo de ejercido aumenta el flujo regurgitante y nos preocupa que no haya datos, por lo que sabemos, que indiquen que tal restricción es benefidosa. La preocupación sobre el ejercicio y la disecdón aórtica en deportistas con válvula aórtica bicúspide (VAB) es mayor, y algunos médicos restrin gen la actividad en este grupo porque se sospecha que la actividad depor tiva contribuirá a la dilatación aórtica.43 Como la prevalenda de una VAB es de aproximadamente el 1% en la pobladón general, y dada la rareza de la disección aórtica en deportistas jóvenes, no restringimos la actividad salvo que el diámetro aórtico sea mayor de 45 mm. Sin embargo, evaluamos a estos deportistas cada año cuando el tamaño de la aorta alcanza los 40-45 mm. Cuando se detecta a un deportista con VAB, debe someterse a alguna forma de estudio de imagen para determinar las dimensiones de la parte proximal de la aorta ascendente en el momento del diagnóstico y proceder a su seguimiento mediante estudios radiológicos seriados a lo largo de los años de partidpación en deportes competitivos. No existe un intervalo de tiempo fijado para repetir estos estudios en deportistas con VAB, pero algunos factores facilitan esta decisión, como el tamaño de la raíz aórtica en el momento del diagnóstico y los antecedentes familiares de aortopatías. « E N Z IM A S C A R D ÍA C A S » ELEVA DA S EN DEPORTISTAS Las troponinas cardíacas T e I (TnTcyTnlc) se utilizan como marcadores de necrosis miocárdica, pero la TnTc puede aumentar en los deportistas después de un ejercido prolongado, como el maratón,44 e incluso después de una carrera breve, pero intensa, en una cinta continua durante solo 30 min (fig. 79-5).45 Estas observaciones nos recuerdan al incremento de la isoforma miocárdica de la CK (CK-MB) que se describía en deportis tas de resistencia en la década de los ochenta.46 Después, se demostró que en estos deportistas aumentan las concentraciones de CK-MB y de células satélite en los músculos de las piernas, datos que dieron paso a la teoría de que el aumento de las concentraciones de CK-MB después del ejercicio era consecuencia de la capacidad de las células satélite de elaborar CK-MB. Las células satélite liberan la CK-MB cuando sufren algún daño durante el ejercicio.46 Que sepamos, no se ha demostrado que las concentraciones de troponinas cardíacas aumenten en el mús culo esquelético de los deportistas, pero se ha observado el aumento de las concentraciones sanguíneas de TnTc en pacientes con enfermedad 0,8 0,6 0,4- 0,2 3 0,1 £ 0,08 É 0,06 0,04- 0 ,0 2 - O 7xr---------Umbral: 0,1 (jjig/l) r ---------Umbral: 0,05 (|xg/l) h---------Umbral: 0,03 (|xg/l) 0,01 FIG URA 7 9-5 Valores de TnTc obtenidos 30 min después de que 72 corredores completasen el maratón de Londres en 2002 o 2003 (carrera de 42 km a pie). La concen tración de IAM en este método se fijó como mayor de 0,05 |xg/l. El 36% de los corredores superaron ese umbral. (Tomado de Shave RE, Whyte GP, George K, et al: Prolonged exercise should be considered alongside typical symptoms o f acute myocardial infarction when evaluating increases in cardiac troponin T. Heart 91:1219, 2005.) del músculo esquelético.47 Sea cual sea el origen de TnTc o Tnlc elevada, es necesario saber que los deportistas de resistencia pueden presentar elevadones deTnTc oTnlc después del ejercicio y que es necesario obtener otros datos que confirmen el diagnóstico de un episodio cardíaco agudo en estos casos, a partir de los síntomas, el ECG o los signos ecocardio gráficos de lesión miocárdica.44 POSIBLE F IBRO SIS M IO C Á R D IC A EN DEPORTISTAS Por otro lado, las elevadones deTnTc pueden no ser totalmente benignas. Al menos en tres estudios se ha detedado la presencia de realce tardío con gadolinio (RTG) en la RM cardíaca del 12-50% de los deportistas de resis tencia veteranos.48 Los deportistas con RTG habían entrenado durante gran parte de su vida y tenían un corazón de mayor tamaño que otros deportistas de referencia. El volumen del RTG era pequeño y a menudo se localizaba cerca de los lugares de inserción en los ventrículos, lo que haría pensar en un estrés mecánico como la causa. La presenda de RTG también plantea la posibilidad de que el entrenamiento físico prolongado produzca fibrosis miocárdica, pero, para confirmarlo y para determinar su significado, se requieren estudios más extensos. CO NCLU SIO NES Los médicos CV necesitan conocer la fisiología del ejerddo, las adaptado- nes CV al entrenamiento físico y los riesgos y beneficios del ejercicio para poder aconsejar y evaluar correctamente a sus pacientes activos. También deben evitar las reacciones excesivas cuando detectan hallazgos en el límite en la detección sistemática CV de los deportistas asintomáticos, pero también deben evitar ignorar los posibles síntomas cardíacos en los sujetos activos. La cardiología deportiva está surgiendo como una subespecialidad de la cardiología, pero los cardiólogos generales pueden responder a muchos de los problemas de tratamiento y a las preguntas que surgen si han comprendido las adaptaciones CV al ejercicio y cuáles son las dolendas más habituales que afectan a sus padentes deportistas. B ib lio g ra f ía R e sp u e sta c a rd io v a sc u la r a l e je rc ic io y a l e n tre n a m ie n to 1. Thompson PD: D.Bruce Dill Historical Lecture. Historical concepts of the athlete's heart, Med Sci Sports Exerc 36:363,2004. 2. O'Keefe JH Lavie Q : Run for your life... at a comfortable speed and not too far, Heart 99:516,2013. 3. Thompson PD: Exercise prescription and proscription for patients with coronaiy artery disease, Circulation 112:2354,2005. 4. Baggish AL, Wood MJ: Athlete's heart and cardiovascular care of the athlete: Scientific and clinical update, Circulation 123:2723,2011. 5. 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