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Diabetes y aparato cardiovascular

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Diabetes y aparato cardiovascular
Darren K. McGuire
Alcance del problema, 1365 
Cardiopatía isquémica en el paciente 
con diabetes, 1365
Insuficiencia cardíaca en el paciente 
con diabetes, 1382 
Resumen y perspectivas futuras, 1384
Bibliografía, 1384 
Directrices, 1386
ALCANCE DEL PROBLEMA 
D iabetes m ellitus
La diabetes mellitus es un grupo de trastornos que se caracterizan por 
producción insuficiente de insulina o por incapacidad para responder de 
forma adecuada a la insulina, lo que produce hiperglucemia. Los criterios 
de diagnóstico se resumen en la tabla 61-11 Generalmente, la diabetes 
se clasifica en diabetes de tipo 2, que se caracteriza por resistencia a la 
insulina y deficiencia relativa de insulina y representa >90% de todos los 
casos de diabetes, o en diabetes de tipo 1, que se caracteriza por carencia 
absoluta de insulina. Por la prevalencia elevada y creciente de diabetes 
de tipo 2 y su mayor riesgo cardiovascular, comparado con la diabetes de 
tipo 1, este capítulo se dedica a la diabetes de tipo 2, excepto si se indica 
específicamente lo contrario.
La diabetes se considera una de las enfermedades crónicas más fre­
cuentes en el mundo: en 2010 se estimaba que afectaba a 285 millones 
de personas (el 6,4% de la población adulta mundial).2 El aumento de la 
incidencia y prevalencia de diabetes de tipo 2, motivado por un incremen­
to en la edad de la población, inactividad física y obesidad, motiva esta 
elevada carga global (v. capítulos 1 y 42), al igual que la mayor longevidad 
de las personas con diabetes. Se calcula que la diabetes afectará a más de 
430 millones de personas (el 7,7% de la población adulta mundial) en 
20302 (fig. 61-1).
Aunque históricamente se ha prestado mucha atención a la prevención 
y el tratamiento de las complicaciones de las enfermedades microvas- 
culares de la diabetes (es decir, retinopatia, nefropatía y neuropatía), 
las enfermedades cardiovasculares (ECV) siguen siendo los trastornos 
concomitantes principales y contribuyentes primarios de la mortalidad 
en la diabetes sobre todo debido a la cardiopatía isquémica (Cl), aunque 
también por el aumento del riesgo asociado a diabetes de enfermedad 
cerebrovascular, enfermedad vascular periférica e insuficiencia cardíaca 
(IC). Por tales motivos, sigue siendo prioritario en el ámbito de la salud 
pública mundial realizar esfuerzos continuados para reducir el riesgo de 
ECV en los diabéticos.
Ateroesclerosis
El riesgo de desarrollar una Cl y de que cause la muerte es de dos a 
cuatro veces superior en los pacientes diabéticos que en las personas no 
diabéticas3 (fig. 61-2).3 Según los estudios más antiguos, el riesgo de ECV 
asociado a esta enfermedad es similar al que se observa en los pacientes 
no diabéticos que han sufrido un infarto de miocardio (IM) previo. Sin 
embargo, observaciones más recientes, procedentes de estudios clínicos 
que han incluido a pacientes con diabetes, indican que el riesgo de Cl es 
considerablemente menor, lo que probablemente refleja la eficacia de las 
intervenciones terapéuticas actuales.4'6
La diabetes se ha asociado a aumento del riesgo de IM. En todo el 
espectro de episodios de síndrome coronario agudo (SCA), en el que la 
diabetes puede afectar a más de uno de cada tres pacientes,7,8 el pronós­
tico de las ECV en los pacientes diabéticos es peor después de sufrir 
episodios de SCA9 (v. capítulos 51 a 53). A pesar de que en las últimas 
décadas los resultados han mejorado de forma global en pacientes con y 
sin diabetes, el gradiente del riesgo asociado a la enfermedad ha persis­
tido9 (fig. 61-3), aunque la magnitud del aumento del riesgo de mortalidad 
intrahospitalaria asociada a la diabetes tras un SCA ha descendido en 
la última década8 (fig. 61-4). Además, la asociación gradual de mayor 
riesgo observada en la diabetes en el contexto de SCA se extiende a las 
cifras de glucosa en un intervalo muy por debajo del umbral de diabetes, 
reflejado por los valores de glucosa correspondientes a la presentación o 
los observados a lo largo del ingreso111 (fig. 61-5).
Además de aumentar el riesgo de Cl, la diabetes aumenta el ries­
go de accidente cerebrovascular y de enfermedad arterial periférica. El
diagnóstico de la patología hace presagiar una duplicación del riesgo de 
accidente cerebrovascular con respecto a los individuos no diabéticos 
(v. capítulo 59). La hiperglucemia afecta aproximadamente a uno de 
cada tres pacientes con accidente cerebrovascular agudo y se asocia a un 
aumento de dos a seis veces el riesgo de que se produzcan resultados 
clínicos adversos después de un accidente cerebrovascular.11 Entre los 
pacientes con enfermedad arterial periférica sintomática, la prevalen­
cia de la diabetes varía del 20 al 30% y es responsable de aproximada­
mente el 50% de todas las amputaciones de las extremidades inferiores 
(v. capítulo 58) .12
Insuficiencia cardíaca
En el entorno ambulatorio, la diabetes se asocia de forma independiente 
con un riesgo 2-5 veces mayor de IC respecto a las personas sin diabetes, 
que comprende IC sistólica y diastólica, y los pacientes con diabetes tienen 
un pronóstico peor una vez desarrollada la IC. Además, la diabetes se 
asocia con un mayor riesgo de IC en el contexto de episodios de SCA. Los 
múltiples factores que aumentan el riesgo de IC en la diabetes incluyen 
alteraciones isquémicas, metabólicas y funcionales del miocardio.13
CARDIOPATÍA ISQUÉMICA EN EL PACIENTE 
CON DIABETES 
Consideraciones m ecanísticas que relacionan 
la diabetes y la ateroesclerosis
Los factores de riesgo de Cl tradicionales, como la hipertensión, la 
dislipidemia y la obesidad, se agrupan en los pacientes con diabetes 
(v. capítulos 42 a 45), pero este grupo no es por completo responsable 
del aumento del riesgo que se observa en los pacientes con diabetes, ya 
que intervienen muchos otros mecanismos14 (tabla 61-2).
Todavía no se conocen bien los mecanismos por los que la hiperglu­
cemia aumenta el riesgo de ECV, pero dada la clara asociación que existe 
entre la gravedad de la hiperglucemia y el riesgo de ECV en la diabetes, 
tanto de tipo 1 como de tipo 2, es probable que influya directamente en 
el desarrollo, la progresión y la inestabilidad de la ateroesclerosis.14 Las 
alteraciones vasculares principales que se relacionan con la hiperglucemia 
son la disfunción vasomotora endotelial, los efectos vasculares de los 
productos finales de la glucadón avanzada, los efectos adversos de los áci­
dos grasos libres circulantes y el aumento de la inflamación sistémica. 
Además, los efectos perniciosos de la hipoglucemia que complican el 
tratamiento de la diabetes, el desequilibrio simpaticovagal debido a la 
neuropatía autónoma diabética y los efectos vasculares de la exposición 
constitutiva al exceso de insulina, pueden contribuir aún más al riesgo 
de ateroesclerosis.
La disfunción vasomotora endotelial, característica distintiva de la 
enfermedad vascular diabética, se asocia a un aumento de la hiperten­
sión y a un pronóstico adverso de las ECV. Entre el elevado número de 
mecanismos que contribuyen a la disfunción endotelial se encuentran las 
anomalías de la biología del óxido nítrico, el aumento de la endotelina 
y la angiotensina II y la disminución de la actividad de la prostaciclina 
(es decir, prostaglandina Q , que contribuyen a las anomalías del control 
de flujo sanguíneo. Cuando se producen episodios de SCA, la falta de 
reflujo después de la intervención percutánea que refleja la disfunción 
endotelial aguda se produce con más frecuencia en presencia de hiper­
glucemia, independientemente de si hay o no diabetes, y puede contribuir 
al aumento del riesgo miocárdico, por lo que se producen infartos más 
grandes, aumenta la arritmia y empeora la función sistólica.
Las anomalías del metabolismo de los lípidos también contribuyen 
al aumento del riesgo de ateroesclerosis que se asocia a la diabetes 
(v. capítulos 42 y 45). La dislipidemia diabética se caracteriza por concen­
traciones elevadas de triglicéridos,concentración baja de lipoproteínas de
2016. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos
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s Glucosa plasmática en ayunas > 7 mmol/l (126 mg/dl)
o
glucosa plasmática a las 2 h >11,1 mmol/l (200 mg/dl) durante la prueba de 
tolerancia a la glucosa oral con 75 g estandarizada
o
síntomas de hiperglucemia más glucosa plasmática no estando en ayunas 
>11,1 mmol/l (200 mg/dl)
o
HbA1c > 6,5%
Modificado de American Diabetes Association: Diagnosis and classification o f diabetes 
mellitus. Diabetes Care 2010 33(Suppl 1):S62, 2010.
T A B L A 61-1 Criterios diagnósticos para la diabetes mellitus
de la American Diabetes Association1
TABLA 61-2 Ejemplos de mecanismos que intervienen 
en la enfermedad vascular diabética
Endotelio T Activación de NF-k |S
i Producción de óxido nítrico
i Biodisponibilidad de prostacidinas 
T Actividad de la endotelina 1 
T Actividad de la angiotensina II 
T Actividad de la cidooxigenasa de tipo 2 (COX-2) 
T Actividad del tromboxano A2 
T Especies reactivas del oxígeno 
T Productos de la peroxidación de los lípidos
i Relajación dependiente del endotelio 
T Expresión del RAGE
Células del músculo T Proliferación y migración en la íntima 
liso vascular y matriz T Degradación de la matriz aumentada 
vascular Componentes de la matriz alterados
Inflamación
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f IL-10, IL-6, CD36, MCP-1 
t ICAM, VCAM y selectinas 
t Actividad de la proteína cinasa C 
t AGE e interacciones AGE/RAGE
AGE, productos finales de la glucación avanzada; ICAM, moléculas de adherencia 
intracelulares; IL, interleucina; MCP, proteína quimioatrayente de monocitos; NF, factor 
nuclear; RAGE, receptor de los productos finales de la glucación avanzada; VCAM, 
moléculas de adherencia celular vascular.
Modificado de Orasanu G, PlutzkyJ: The pathologic continuum of diabetic vascular 
disease. J Am Coll Cardiol 53:S35, 2009.
SIN D IA B ET ES SIN D IA B ET ES 
D IA B ET ES D IA B ET ES
FIGURA 61-2 Mortalidad por todas las causas (arriba) y por ECV (abajo) ajustada 
según la edad entre participantes en el Framinghan Heart Study con y sin diabetes 
mellitus según el sexo y el período de tiempo. Las barras rosas representan el primer 
período de tiempo (1950 a 1975); las barras azules representan el último período de 
tiempo (1976 a 2001). Nota: Las barras indican intervalos de confianza al 95%. Las tasas 
se han ajustado según la edad en intervalos de 10 años. (Tomado de Preis SR, Hwang SJ, 
Coady S, et al: Trends in all-cause and cardiovascular disease mortality among women 
and men with and without diabetes mellitus in the Framingham Heart Study, 1950 to 
2005. Circulation 119:1728, 2009.)
i Países en vías de desarrollo 
1 Países desarrollados
2010 2030 
20-39
2010 2030 
40-59
2010 2030 
60-79GRUPO 
DE ED AD
(años)
FIGURA 61-1 Número estimado de adultos con diabetes en 2010 y proyección 
para 2030, estratificados según el grupo de edad, con proyecciones para la población 
mundial general y en las categorías de países desarrollados y de países en vías de desa­
rrollo. (Tomado de ShawJE, Sicree RA, ZimmetPZ: Global estimates o f the prevalence 
of diabetes for 2010 and 2030. Diabetes Res Clin Pract 87:4, 2010.)
Hemorragia
FIGURA 61-3 Resultados cl ínicos adversos después de síndromes coronarios agudos 
durante más de 1 año de seguimiento, según el estado de diabetes, entre los pacientes 
que han participado en el estudio aleatorizado TRITON-TIMI 38.® ACV, accidente cere­
brovascular; DM, diabetes mellitus; IM, infarto de miocardio; M, muerte; MCV, muerte 
cardiovascular. (Modificado de Wiviott SD, Braunwald E, Angiolillo DJ, et al. Greater 
clinical benefit o f more intensive oral antiplatelet therapy with prasugrel in patients 
with diabetes mellitus in the Trial to Assess Improvement in Therapeutic Outcomes by 
Optimizing Platelet Inhibition with prasugrel-Thrombolysis in Myocardial Infarction 38. 
Circulation 118:1626, 2008.)
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1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006
FIGURA 61-4 Mortalidad hospitalaria sin ajustar tras IM según el año de incorporación al estudio y la presencia o 
ausencia de diabetes mellitus (DM) (los fallecimientos intrahospitalarios están representados como porcentaje del número 
total de pacientes incorporados en cada año del estudio) en 1.734.431 pacientes con IM agudo registrados en el National 
Registry of Myocardial Infarction (NRMI), de 1994 a 2006. (Tomado de Gore MO, Patel MJ, Kosiborod M, et al: Diabetes 
mellitus and trends in hospital survival after myocardial infarction, 1994 to 2006: data from the National Registry of 
Myocardial Infarction. Circ Cardiovasc Qua! Outcomes 5:791, 2012.)
C O NCEN TRAC IÓ N DE G LU C O SA D E S P U É S D EL IN G R ESO (mg/dl)
FIGURA 61-5 Concentraciones de glucosa después del ingreso y mortalidad en cohortes de pacientes ingresados 
por IM agudo con hiperglucemia a la llegada, tras un ajuste multivariable (para convertir las cifras de glucosa en mmol/l 
se multiplica por 0,0555). (Tomado de Kosiborod M, Inzucchi SE, Krumhoiz HM, et al: Glucose normalization and 
outcomes in patients with acute myocardial infarction. Arch Intern Med 169:438, 2009.)
alta densidad (HDL) y aumento de partículas de lipoproteínas de baja 
densidad (LDL) densas, pequeñas y aterógenas, por lo que cada una 
de ellas pueda contribuir al desarrollo acelerado y a la progresión de la 
ateroesclerosis.
Las alteraciones de la coagulación, las vías fibrinolíticas y la biología 
plaquetaria se suman al riesgo vascular de la diabetes, produciéndose 
un medioambiente protrombótico constitutivo.15 Entre estas anomalías 
se incluyen el aumento del factor tisular circulante, el factorVII, el factor 
de von Willebrand y el inhibidor 1 del activador del plasminógeno, y la 
disminución de las concentraciones de antitrombina DI y de proteína C. 
Además, las alteraciones de la activación, la agregación, la morfología y la 
vida útil de las plaquetas contribuyen aún más al aumento del potencial 
trombótico, así como a la aceleración de la ateroesclerosis.
La activación excesiva de la inflamación sistémica hace previsible un 
mayor riesgo de diabetes y de enfermedad ateroesclerótica diabética, 
© en tanto que la diabetes se asocia al incremento del estrés oxidativo y a
la acumulación de productos finales de la 
glucación avanzada. Por ejemplo, la diabetes 
se asocia a placas ateroescleróticas ricas en 
lípidos y a un mayor contenido de células 
inflam atorias, de la expresión del factor 
tisular y de la expresión del receptor para los 
productos finales de la glucación avanzada, 
por lo que se producen placas con caracte­
rísticas del riesgo más elevado tanto en las 
arterias coronarias como en las carótidas.14
Prevención
de la card iopatía isquém ica 
y su s com plicaciones 
en el entorno de la d iabetes
Las intervenciones terapéuticas sobre el 
estilo de vida siguen siendo el principio 
básico de la prevención de las com pli­
caciones ateroescleróticas que se asocian 
a la diabetes. Como han recomendado la 
American Diabetes Association (ADA) y 
la American Heart Association (AHA), los 
objetivos terapéuticos generales del estilo 
de vida son no fumar, al menos 150 min de 
ejercicio aeróbico de intensidad moderada a 
la semana y recomendaciones nutricionales 
para el control del peso y la composición de 
la dieta.16,17 Aunque es posible que la modifi­
cación del estilo de vida no afecte al pronós­
tico cardiovascularen pacientes con diabetes 
establecida, esa intervención sí reduce los 
factores de riesgo de las enfermedades vas­
culares y logra muchos beneficios para la 
salud.18'19
Además del estilo de vida, las estrategias 
farmacológicas reducen eficazmente el ries­
go de ECV en la diabetes .16,17,20 Esas inter­
venciones consisten en control frecuente 
de la presión arterial y tratamiento de los 
lípidos en todos los pacientes y, en aque­
llos con el riesgo máximo, inhibidores de la 
enzima conversora de la angiotensina (ECA) 
independientemente de la presión arterial, 
así como ácido acetilsalicílico diario.16,17 En 
lo que respecta a estas intervenciones para 
ECV basadas en la evidencia, los datos acu­
mulados referentes a los efectos del control 
glucémico sobre la reducción del riesgo de 
ECV siguen siendo menos sólidos.16,21,22
Tratam iento lipídico
La diabetes de tipo 2 se ha asociado a un 
patrón característico de dislipidemia, que 
se analiza con detalle en el cap ítu lo 45.
Cada uno de los componentes del perfil de 
dislipidemia diabética se asocia de forma 
independiente con el riesgo de ECV, incluidos el aumento de partículas 
de LDL pequeñas y densas, el aumento de la concentración de apolipo- 
proteína B y triglicéridos, y la reducción del colesterol HDL. A pesar 
de que se ha investigado extensamente la modificación de las concen­
traciones de triglicéridos y de colesterol HDL con diversos fármacos, 
todavía no se conoce la influencia neta de estas estrategias sobre el riesgo 
de ECV, y el tratamiento con estatinas sigue siendo el principio básico de 
la intervención terapéutica sobre los lípidos en los pacientes con diabetes 
(v. tam bién capítulo 42).
Estatinas
Las directrices contemporáneas del tratamiento de la dislipidemia dia­
bética se centran en el uso de las estatinas :16,17,23 los metaanálisis de 
estudios clínicos aleatorizados que incluyeron cifras elevadas de pacientes 
diabéticos arrojan estimaciones de los números necesarios para tratar 
con el fin de prevenir una complicación adversa importante de ECV a lo 1 3 6 7
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largo de 5 años en caso de diabetes: 39 para la prevención primaria y 19 
en pacientes con ECV prevalentes.24
Las recomendaciones actuales de muchas sociedades profesionales no 
plantean el aumento del colesterol LDL como requisito para iniciar una 
estatina, y aconsejan este tratamiento a todos los pacientes diabéticos 
mayores de 40 años con uno o más factores de ECV, o de menos edad si 
existen ECV, con un objetivo de LDL inferior a 100 mg/dl, o reducción del 
35-40% respecto al basal.16 Se ha recomendado un objetivo opcional más 
ambicioso para pacientes con diabetes consistente en colesterol LDL por 
debajo de 70 mg/dl y colesterol no ligado a HDL inferior a 100 mg/dl.17
La Lipid Guideline de la AHA/ACC de 2013 recomienda el tratamiento 
con estatinas en personas diabéticas de 40 a 75 años de edad con concen­
traciones de colesterol LDL entre 70 y 189 mg/dl, incluso sin antecedentes 
de episodios cardiovasculares. Esta directriz no propone objetivos de 
concentraciones de LDL (v. capítulo 42D).23 Plantea que en los pacientes 
que no toleren estatinas una opción secundaria es añadir otro compues­
to modificador de lípidos, como ezetimiba, fijadores de ácidos biliares, 
derivados del ácido fíbrico, aceite de pescado o niacina. La eficacia neta 
respecto a las ECV y la seguridad global de estos tratamientos añadidos, 
sin embargo, aún no han sido fundamentadas.
Las directrices más recientes de la AHA y el American College of Car­
diology (ACC) respaldan la prescripción de estatinas en dosis depen­
dientes del riesgo estimado de enfermedad vascular ateroesclerótica a 1 0 
años, 23 independientemente de las concentraciones de colesterol LDL o de 
los objetivos terapéuticos especificados para el colesterol LDL o colesterol 
no LDL. En personas con diabetes de tipo 2, se recomienda el tratamiento 
con estatinas en dosis moderadas como mínimo para todos los pacientes 
cuyo riesgo estimado de complicaciones cardiovasculares ateroescleróticas 
a 10 años supere el 7,5%. Estas directrices también desaconsejan los 
tratamientos modificadores de lípidos añadidos, reservando su uso para 
pacientes que no toleren las estatinas.
El tratamiento con estatinas en dosis altas, comparado con dosis mode­
radas, reduce más el riesgo cardiovascular, 24 pero un metaanálisis de gran 
tamaño y los análisis de datos procedentes de varios estudios clínicos 
aleatorizados han identificado un aumento del riesgo de diabetes de 
nueva aparición asociado a la administración de estatinas en dosis altas, 
comparadas con placebo o el tratamiento habitual (revisado en detalle en 
el capítulo 42).25 Estas observaciones apuntan a un efecto perjudicial del 
tratamiento con estatinas en dosis altas sobre la glucemia por mecanis­
mos desconocidos. Aún no sabemos si las dosis altas de estatinas afectan 
negativamente al control glucémico en los pacientes diabéticos. No obs­
tante, a la vista de la potente influencia positiva de las estatinas sobre la 
reducción del riesgo de ECV, el incremento observado en el riesgo de 
diabetes incidente no debería obstaculizar el uso intensivo de estatinas 
en dosis altas en pacientes diabéticos elegibles.
Ácidos grasos omega 3
Debido a que los ácidos grasos omega 3 (v. cap ítu los 45 y 46) dis­
minuyen los triglicéridos circulantes hasta en un 40%, estos preparados 
— en especial las preparaciones de aceite de pescado de uso clínico— 
son especialmente prometedores para el tratamiento de la dislipidemia 
diabética. Además, en ausencia de las interacciones observadas con 
las estatinas, el aceite de pescado es especialmente conveniente como 
tratamiento complementario de estas si se desea conseguir una dis­
minución gradual de los triglicéridos una vez que se ha conseguido el 
objetivo para el colesterol LDL con un tratamiento con estatinas. Una 
serie de estudios clínicos aleatorizados han demostrado los efectos 
beneficiosos del aceite de pescado sobre el pronóstico de las ECV, así 
como los datos de un subanálisis de 4.565 pacientes con alteración de 
la glucosa en ayunas o diabetes que participaron en el estudio Japan 
EPA Lipid Intervention Study (JELIS), un ensayo aleatorizado en el que 
se comparó el tratamiento con 1.800 mg de ácido eicosapentaenoico 
(EPA) al día más simvastatina con simvastatina sola .26 En este sub- 
grupo, el tratamiento con EPA produjo una disminución del riesgo de 
episodios de ECV adversos mayores del 22% (P = 0,048), comparado con 
el grupo de simvastatina sola. Pero los resultados posteriores del estudio 
aleatorizado Outcome Reduction with an Initial Glargine Interven­
tion (ORIGIN) han cuestionado esos hallazgos. En el ORIGIN, 12.536 
pacientes con valores alterados de glucosa en ayunas o de la tolerancia 
a la glucosa o diabetes establecida fueron asignados aleatoriamente a 
recibir todos los días una cápsula de 1 g con al menos 900 mg (el 90% o 
más) de ésteres etilo de ácidos grasos co-3 o una cápsula compuesta por 
1368 1 g de aceite de oliva.27 El resultado primario era la mortalidad cardiovas­
cular. A lo largo de un período de seguimiento de 6,2 años de mediana, 
no se produjeron reducciones significativas del resultado primario en 
el grupo tratado con ácidos grasos (0 - 3 comparado con el control (9,1 y 
9,3%, respectivamente; P = 0,72), con un total de 1.155 fallecimientos 
cardiovasculares totales para el análisis, cifra que le confiere una potencia 
estadística notable. Hay que destacar que, a diferencia del estudio JELIS, 
la dosis total de ácidos grasos co-3 usada en el ORIGIN era bastante 
menor (1.800 y 900 mg, respectivamente); la formulación de aceite de 
pescado del ORIGIN contenía una mezcla de ácido docosahexaenoico 
(DHA) (45%, aproximadamente) y EPA, mientras que el estudio JELIS 
empleó una formulación que solo conteníaEPA, y el tratamiento de 
comparación en el ORIGIN no era un placebo puro, sino una cápsula 
con 1 g diario de aceite de oliva. No está claro hasta qué punto estas 
diferencias contribuyeron a la heterogeneidad de los resultados obser­
vados. De acuerdo con los datos recopilados, el aceite de pescado sigue 
siendo un tratamiento complementario razonable añadido a las estatinas 
en pacientes con diabetes o cuyas concentraciones de triglicéridos son 
extremadamente altas (>500 mg/dl), para mitigar las complicaciones 
de la hiperviscosidad.
Derivados del ácido fíbrico (fibratos)
Los fibratos son agonistas del receptor activado por proliferadores de 
peroxisomas a regulador (PPAR-a) de la transcripción nuclear que dis­
minuyen los triglicéridos y producen un aumento modesto del colesterol 
HDL. Aunque afectan favorablemente a dos de las anomalías fundamen­
tales de la dislipidemia diabética, todavía no se conocen los efectos netos 
de esta clase de fármacos sobre las ECV. Los estudios aleatorizados del 
gemfibrocilo frente a un placebo han demostrado su eficacia entre sujetos 
con diabetes, pero estos estudios se realizaron antes de que el uso de 
estatinas se hiciera prevalente en las poblaciones estudiadas, y el uso 
de gemfibrocilo con estatinas es limitado debido al aumento del riesgo de 
miopatía. Posteriormente, en el estudio Fenofibrate Intervention and 
Event Lowering in Diabetes (FIELD) se evaluó el efecto del fenofibrato 
sobre las ECV frente a un placebo en una población de 9.795 pacientes 
con diabetes de tipo 2 , y no se pudo demostrar una disminución estadís­
ticamente significativa del criterio de valoración principal de muerte 
coronaria o IM no mortal, a pesar de que se acumularon 544 episodios de 
resultados primarios para la evaluación (5,2% frente a 5,9%; HR, 0,89; IC 
al 95%, 0,75-l,05).28 La disminución prevalente del uso de estatinas en el 
grupo placebo pudo haber contribuido a los resultados negativos; pero en 
esta época, en la que las estatinas están indicadas para todos los pacientes 
elegibles para el estudio FIELD, la generalización de los resultados del 
estudio es limitada y estos datos ponen en duda la utilidad del tratamiento 
complementario con fenofibrato para reducir el riesgo de ECV. El estudio 
Action to Control Cardiovascular Risk in Diabetes (ACCORD-Lipid) se 
terminó hace menos tiempo. Incluyó a 5.518 pacientes con diabetes de 
tipo 2 y riesgo cardiovascular elevado, y comparó el fenofibrato con un 
placebo, añadidos ambos a un tratamiento de base con simvastatina; tam­
poco se demostró una mejoría significativa de los resultados cardiovas­
culares adversos principales, a pesar de que se acumularon 601 episodios 
del criterio de valoración principal de muerte cardiovascular (CV), IM y 
accidente cerebrovascular.29
Los fibratos siguen siendo una opción para los pacientes con intole­
rancia a las estatinas, para la hipertrigliceridemia aislada en pacientes 
diabéticos con riesgo de ECV, por otra parte bajo, y como tratamiento 
complementario para la monoterapia con estatinas a las dosis máximas 
toleradas cuando no se consiguen los objetivos terapéuticos (asumien­
do cierto incremento del riesgo de miopatía). Nunca hay que añadir 
gemfibrocilo al tratamiento con estatinas por un riesgo inaceptable de 
complicaciones musculares. Aunque los estudios individuales no han 
logrado demostrar concluyentemente un beneficio de los fibratos sobre 
el riesgo de ECV, un metaanálisis de los datos publicados indica mejoras 
discretas, pero significativas, en los resultados cardiovasculares com­
puestos y componentes, con o sin estatinas.30 Además, los subanálisis 
de los estudios publicados apuntan a que los pacientes diabéticos que 
tienen cifras basales altas de triglicéridos junto con colesterol HDL bajo 
podrían beneficiarse de un aumento en la reducción del riesgo de ECV 
con los fibratos añadidos al tratamiento de fondo, hipótesis pendiente de 
confirmación en un estudio aleatorizado específico.
Niacina
La niacina es un potente modulador del metabolismo de los lípidos 
(aunque todavía no se conoce bien su mecanismo de acción), de todos los
fármacos disponibles actualmente es el que tiene el efecto mayor sobre 
el aumento del colesterol HDL, y también disminuye los triglicéridos. 
Sin embargo, todavía no se han determinado los efectos netos sobre las 
ECV y la seguridad de la niacina, especialmente cuando se realiza un 
tratamiento de base con estatina. Como ocurre con los fibratos, los datos 
acumulados sobre los efectos netos de la niacina sobre las ECV siguen 
siendo limitados principalmente debido a que los estudios han sido 
relativamente pequeños y con proporciones de abandono importantes; 
en un metaanálisis reciente se estimó una reducción del riesgo relativo 
del 27% asociada a la niacina cuando no se realizaba un tratamiento de 
fondo con estatina.
Dos estudios a gran escala aleatorizados han evaluado recientemente el 
incremento en la eficacia para las ECV y seguridad de la niacina añadida 
a las estatinas comparando formulaciones de niacina con placebo, aña­
didos ambos a un tratamiento de fondo con simvastatina. En el estudio 
Atherothrombosis Intervention in Metabolic Syndrome with Low HDL/ 
High Triglycerides: Impact on Global Health Outcomes (AIM-HIGH), 
patrocinado por los National Institutes of Health (NIH), 3.414 pacientes 
con enfermedades cardiovasculares ateroescleróticas establecidas fueron 
asignados aleatoriamente a recibir un tratamiento enmascarado con 
niacina de liberación prolongada, 1.500-2.000 mg/día, o un placebo de 
igual apariencia, con un resultado primario del estudio de primer episodio 
en el compuesto de muerte por CI, IM no mortal, accidente cerebrovas­
cular (ACV) isquémico, ingreso por SCA, o revascularización cerebral o 
coronaria debida a síntomas.31 Todos los pacientes recibieron 40-80 mg/día 
de simvastatina, más ezetimiba 1 0 mg/día en caso necesario, para mante­
ner la concentración de LDL-colesterol en 40-80 mg/dl. Este estudio fue 
terminado antes de tiempo tras un seguimiento medio de 3 años debido 
al nulo efecto de la intervención sobre el resultado primario (niacina com­
parado con placebo, 16,4% frente a 16,2%, respectivamente; P = 0,79), con 
el trasfondo de un exceso de ACV isquémicos, no significativo, en el brazo 
de niacina respecto al de placebo (29 frente a 18 pacientes; P = 0,11). Las 
observaciones en el subgrupo de 1.158 pacientes con diabetes establecida 
resultaron similares a los resultados globales del estudio, sin apreciarse 
interacción estadística.
El estudio Heart Protection Study 2-Treatment of HDL to Reduce the 
Incidence ofVascular Events (HPS2-THRIVE) incluyó a 25.673 pacientes 
con enfermedad vascular ateroesclerótica establecida y los asignó alea­
toriamente a recibir un tratamiento enmascarado con un comprimido 
consistente en niacina de liberación prolongada (LP)/laropiprant, o pla­
cebo, ambos añadidos a simvastatina con o sin ezitimiba.32 El criterio de 
valoración primario del estudio era el tiempo hasta el primer episodio 
de un compuesto de muerte coronaria, IM no mortal, ACV o revasculariza­
ción coronaria; no se observaron diferencias significativas entre los grupos 
aleatorizados a recibir niacina LP/laropiprant o placebo (14,5% frente a 
15%; P = 0,29), aunque para la revascularización coronaria, componente 
del criterio de valoración, sí hubo una reducción estadísticamente signifi­
cativa del 11% con niacina LP/laropiprant respecto al placebo (4,6% frente 
a 5,2%; P = 0,04). La eficacia comparada en el subgrupo de pacientes con 
diabetes en el momento de inclusión en el estudio (n = 8.299 [32%]) se 
ajustó a los resultados globales, con un valor de la P de interacción de 
0,98. Resulta muy preocupante que el riesgo de acontecimientos adversos 
aumentara significativamente con niacina LP/laropiprant, incluido un 
incremento del 3,7%, estadísticamente significativo, en el riesgo abso­
luto de episodios de hiperglucemia e hipoglucemia en los pacientes con 
diabetes,y del 1,8% en el riesgo absoluto (27% en el relativo) de diabetes 
incidente con niacina/laropiprant (9,1% frente a 7,3%) (HR, 1,27 [IC al 
59%, 1,14-1,41]).
Al igual que los fibratos, la niacina sigue siendo una opción en pacientes 
con intolerancia a las estatinas, para la hipertrigliceridemia aislada en 
pacientes diabéticos con un riesgo de ECV bajo por lo demás, y como 
tratamiento añadido a la monoterapia con estatinas en dosis máximas 
toleradas, aunque los resultados de los estudios AIM-HIGH y H PS2- 
THRTVE cuestionan esta última indicación. Los datos actuales no res­
paldan el uso de niacina como añadido a las estatinas en pacientes que 
alcanzan el objetivo de concentración de LDL-colesterol.
Tratam iento de la hipertensión
La hipertensión (v. capítulo 44) afecta aproximadamente al 70% de los 
pacientes diabéticos (el doble de la proporción que se observa en los suje­
tos sin diabetes), y existe una asociación gradual muy pronunciada entre 
la presión arterial y los resultados cardiovasculares adversos33 (fig. 61-6). 
En este contexto, numerosas clases de fármacos antihipertensivos dis­
minuyen el riesgo de ECV diabética, 34 y el tratamiento de la presión 
arterial tiene mucha importancia en esta población de alto riesgo debido 
a los potentes beneficios sobre las complicaciones por enfermedades 
tanto macrovasculares como microvasculares. Además, los objetivos de 
la presión arterial para los pacientes diabéticos son más intensivos que 
para la población general, con un objetivo < 130/80 mmHg para pacientes JD 
con diabetes que toleren ese tratamiento tan intensivo sin carga clínica ® 
indebida, y <140/80 mmHg para todos los demás.16,17 v<
su
Antagonistas del sistema 
renina-angiotensina-aldosterona (SRAA) 3
Los inhibidores de la ECA y los antagonistas del receptor de angiotensina O
II (ARA) se han convertido en piedras angulares del tratamiento de la Q 
hipertensión en la diabetes debido a sus efectos favorables ampliamente q_ 
demostrados sobre la nefropatía diabética y los resultados de las ECV, así o ’ 
como por sus efectos favorables modestos sobre los indicadores del meta- ^ 
bolismo de la glucosa.16,17'34,35 Estos fármacos son antagonistas del sistema 
renina-angiotensina-aldosterona (SRAA). E.
INHIBIDORES DE LA ECA. La recomendación de los inhibidores de 
la ECA como tratamiento de primera línea para la hipertensión en el 
entorno de la diabetes se apoya en datos procedentes de estudios alea­
torizados de pacientes con y sin hipertensión. Por ejemplo, en el estudio 
Heart Outcomes Prevention Evaluation (HOPE) , 36 en el que se comparó 
el ramipril ( 1 0 mg diario) con un placebo en pacientes con aumento 
del riesgo de ECV, este fármaco fue superior al placebo en el subgrupo 
de la diabetes, formado por 3.577 pacientes del estudio HOPE, para el 
resultado principal de muerte cardiovascular, IM y accidente cerebrovas­
cular (25% de reducción del riesgo relativo [RRR]; P = 0,004) y para la 
nefropatía abierta (RRR, 24%; P = 0,027). Del subanálisis de la diabetes 
del estudio EUROPA (EURopean trial On reduction of cardiac events 
with Perindopril in stable coronary Artery disease) ,37 en el que se comparó 
el perindopril con un placebo, se obtienen observaciones parecidas; el 
punto estimado del efecto del tratamiento con perindopril, comparado 
con el placebo, de una reducción del riesgo relativo del 19% entre los 1.502 
participantes diabéticos, fue similar a la reducción del riesgo del 2 0 % que 
se observó en el estudio general. Basándose en estos resultados y con el 
apoyo de un metaanálisis de los datos de los estudios publicados, 34 los 
inhibidores de la ECA son reconocidos como fármacos de primera línea 
para el tratamiento de la hipertensión cuando existe diabetes y deben 
tenerse en cuenta en todos los pacientes diabéticos con ECV prevalente 
o con un grupo de factores de riesgo de ECV.16,17
ANTAGONISTAS DEL RECEPTOR DE ANGIOTENSINA II. Los datos 
de los resultados cardiovasculares para los ARA son mucho menos sólidos 
que para los inhibidores de la ECA, especialmente en pacientes con 
diabetes. En el estudio Telmisartan Randomized AssessmeNt Study in 
ACE iNtolerant subjects with cardiovascular Disease (TRANSCEND) 
participaron 5.926 pacientes con intolerancia a los inhibidores de la ECA 
que se distribuyeron de forma aleatorizada para recibir telmisartán (80 mg 
al día) o un placebo, y entre ellos había 2.118 pacientes diabéticos.38 En 
el estudio general, el telmisartán no fue estadísticamente superior al 
placebo disminuyendo la combinación principal de muerte por ECV, IM, 
accidente cerebrovascular y hospitalización por IC (HR, 0,92; IC al 95%, 
0,81-1,05), pero disminuyó significativamente la combinación secundaria 
de muerte CV, IM y accidente cerebrovascular (HR, 0,87; IC al 95%, 0,76-
1). Aunque los análisis de subgrupo carecían de potencia estadística, las 
estimaciones puntuales del efecto en lo que respecta a los resultados 
primarios y secundarios clave resultaron notablemente atenuadas en 
el subgrupo de pacientes con diabetes. Las directrices de la ADA y la 
AHA han aconsejado el uso de inhibidores de la ECA y ARA con niveles 
de recomendación similares, 16,17 pero, a la vista de los escasos indicios 
referentes a los efectos de los ARA sobre el pronóstico de las ECV, los 
inhibidores de la ECA deben seguir siendo los fármacos de primera línea, 
reservando los ARA para aquellos pacientes que no toleran los inhibidores 
de la ECA por tos, angioedema o exantemas.
Antagonistas del calcio
Normalmente los antagonistas de calcio de la clase dihidropiridinas se 
toleran bien y son eficaces para disminuir la presión arterial. Los análisis 
de los datos de subgrupos con diabetes de estudios clínicos aleatorizados 
indican beneficios clínicos sobre las ECV de magnitud parecida o mayor 
a los observados en las cohortes de pacientes no diabéticos, que incluyen 
evaluaciones del nitrendipino, el nisoldipino y el amlodipino.34 En com­
paraciones controladas activas se ha demostrado que el amlodipino es 1369
E
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- Disminución del 12% por cada 10 mmHg 
que disminuye la presión arterial sistólica
C R IT ER IO S D E VALO RACIO N 
M IC R O V A SC U LA R ES
Disminución del 13% por 
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la presión arterial sistólica
A C C IDEN TE C ER EB R O V A SC U LA R 
M O RTAL Y NO MORTAL
Disminución del 19% por 
cada 10 mmHg que disminuye 
la presión arterial sistólica
EXTRACC IO N DE CATARATAS
AMPUTACION O M U ERTE 
PO R EN FER M ED A D 
V A SC U LA R PER IFÉ R IC A
Disminución del 16% por cada 10 mmHg 
que disminuye la presión arterial
IN SU FIC IEN C IA C A RD IA C A
Disminución del 12% por cada 10 mmHg 
que disminuye la presión arterial sistólica
120 130 140 150 160 170 
PR ES IÓ N A R T E R IA L S ISTÓ L IC A 
M ED IA AC TU ALIZADA (mmHg)
110 120 130 140 150 160 170 
PR ES IÓ N A R T E R IA L S ISTÓ L IC A 
M ED IA ACTU ALIZADA (mmHg)
FIGURA 61-6 Cociente de riesgos (intervalos de confianza al 95% como riesgos absolutos flotantes) como 
estimación de la asociación entre la categoría de la presión arterial media sistólica actualizada y el infarto de miocardio 
(IM), el accidente cerebrovascular (ACV) y la insuficiencia cardíaca (IC), con registro de escalas lineales. La categoría de 
referencia (índice de riesgo 1) es la presión arterial sistólica <120 mmHg para el IM y <130 mmHg para el ACV y la IC; 
el valor de P refleja la contribución de la presión arterial sistólica al modelo multivariable. Datos ajustados según la 
edad en el momento del diagnóstico de la diabetes, el grupo étnico, el tabaquismo, la presencia de albuminuria, 
la HbA1 c, el colesterol LDL y HDL y los triglicéridos. (Modificado de AdierAI, Stratton IM, Neil HA, et al: Association 
o f systolic bloodpressure with macrovascular and microvascular complications o f type 2 diabetes (UKPDS 36): Pros­
pective observational study. BMJ 321:412, 2000.)
superior a la hidroclorotiacida cuando se añade 
a un tratamiento de fondo con benazepril, 39 
pero en estudios aleatorizados en los que se 
ha comparado directamente la eficacia de los 
antagonistas del calcio frente a los inhibidores 
de la ECA los resultados fueron mejores con 
estos últimos.
/3-bloqueantes
Los antagonistas de los receptores fJ-adrenér- 
gicos (p-bloqueantes) son otro componente 
clave de la eficacia de la disminución del riesgo 
de ECV en la diabetes. Cuando empezaron a 
utilizarse, los (3-bloqueantes se consideraban 
relativamente contraindicados en los pacien­
tes diabéticos debido a problemas de enmas­
caramiento de los síntomas de hipoglucemia y 
a efectos adversos sobre el metabolismo de la 
glucosa y de los lípidos. Los resultados de los 
estudios de resultados en ECV han mitigado 
estas dudas, y respaldan el beneficio de los 
P-bloqueantes en pacientes con diabetes en un 
entorno ambulatorio crónico40 y en la población 
que ha sufrido un SCA .41 Además, los efectos 
m etabólicos de los distintos p-bloqueantes 
pueden ser diferentes: con los p-bloquean­
tes no cardioselectivos que también bloquean 
los receptores a es posible que m ejoren los 
marcadores metabólicos, aunque aún no se ha 
demostrado la relevancia clínica de estos efectos.
Un metaanálisis de estudios clínicos aleatoriza­
dos apoya la utilidad de los p-bloqueantes en el 
tratamiento de los pacientes diabéticos.34
Diuréticos tiacídicos
La preocupación por los efectos adversos sobre 
la glucemia y trigliceridemia de los diuréticos 
tiacídicos, incluidas la hidroclorotiacida, la clor- 
talidona, la indapamida y la bendroflumetiacida, 
ha resultado en cierta reticencia al uso de estos 
fármacos en pacientes con diabetes. Sin embar­
go, cabe destacar que en estudios aleatorizados 
de los diuréticos tiacídicos que incluían un 
gran número de pacientes con diabetes se han 
demostrado consistentemente sus beneficios 
sobre las ECV. En un subanálisis del estudio 
Antihypertensive and Lipid-Lowering Treat­
ment to Prevent Heart Attack Trial (ALLHAT), 
los efectos de la clortalidona sobre las ECV 
fueron parecidos a los efectos del lisinopril y 
del amlodipino en pacientes con diabetes o con 
alteración de la glucosa en ajamas, a pesar del 
aumento modesto, pero estadísticamente signi­
ficativo, de la incidencia de esta enfermedad que 
se asocia a la clortalidona.42 Los beneficios de los 
diuréticos tiacídicos para el tratamiento de estos 
pacientes también se confirmaron en un metaa­
nálisis de estudios aleatorizados.34
Tratamiento combinado para la hipertensión
Además de demostrarse la eficacia de fármacos individuales, en varios 
estudios también se han demostrado los beneficios del tratamiento com­
binado con hipertensivos en pacientes diabéticos. En el estudio Action in 
Diabetes and Vascular disease: preterAx and diamicroN-MR Controlled 
Evaluation (ADVANCE), en el que se comparó el tratamiento combinado 
con perindopril e indapamida frente a un placebo en 11.140 pacientes con 
diabetes de tipo 2 ,43 el tratamiento combinado se asoció a una reducción 
relativa del 9% de una combinación de resultados primarios que incluían 
criterios de valoración de enfermedades microvasculares y macrovas- 
culares, comparado con el placebo. En el estudio Anglo-Scandinavian 
Cardiac Outcomes Trial-Blood Pressure Lowering Arm (ASCOT-BPLA) , 44 
en el que se distribuyó a los pacientes de forma aleatoria para recibir 
1370 tratamiento con amlodipino al que se añadía perindopril o para reci­
bir atenolol con bendroflumetiacida cuando era necesaria, con la com ­
binación amlodipino-perindopril se consiguió una reducción del riesgo 
relativo significativa del 13% (P = 0,028) de los resultados de las ECV 
principales en los 923 pacientes con diabetes, comparado con atenolol- 
bendroflumetiacida. Por último, en el estudio Avoiding Cardiovascular 
Events through Combination Therapy in Patients Living with Systolic 
Hypertension (ACCOMPLISH) ,39 en el que todos los pacientes se trataron 
con benazepril y se añadió de forma aleatorizada amlodipino o hidro­
clorotiacida complementarios, el tratamiento con benazepril-amlodipino 
frente al tratamiento con benazepril-hidroclorotiacida se asoció a una 
disminución del 21% de las consecuencias de las ECV entre los 6.946 
pacientes diabéticos (60,4% de la cohorte del estudio; P = 0,003). Por 
lo tanto, combinados con diuréticos tiacídicos y con amlodipino, los 
inhibidores de la ECA se asocian a resultados mejores de las ECV, y en el 
estudio comparativo directo se ha demostrado que la combinación con 
amlodipino es superior.
Objetivos de presión arterial en pacientes con diabetes
Debido al mayor riesgo de ECV asociado a la hipertensión en la diabetes 
mellitus y la asociación gradual, claramente demostrada, entre reducción 
de la presión arterial y riesgo de ECV, los datos observacionales indi­
can que los pacientes con diabetes conforman una población especial 
necesitada de un control de la presión arterial más estricto (v. también 
capítulo 44 y sección «Directrices» al final de este capítulo). Por lo general, 
los estudios clínicos aleatorizados recientes han respaldado esta propues­
ta, incluido el ACCORD, patrocinado por el National Heart, Lung and 
Blood Institute (NHLBI), en el que 4.733 pacientes con diabetes de tipo 2 
y riesgo cardiovascular elevado fueron asignados aleatoriamente a recibir 
tratamiento para lograr objetivos de presión sistólica inferior a 120 mmHg 
o menos de 140 mmHg .45 En una comparación entre el brazo más inten­
sivo y el menos intensivo, la estimación puntual de una reducción del 
1 2 % del riesgo relativo en el criterio de valoración compuesto primario 
de muerte cardiovascular, IM y ACV no logró la significación estadística 
(HR, 0,88 [IC al 95%, 0,73-1,06]; el control más intensivo se asociaba con 
una reducción significativa del 41% en los ACV (HR, 0,59 [IC al 95%, 
0,39-0,89]). Hay que destacar que, en el momento de la aleatorización, 
cuando las directrices clínicas recomendaban objetivos de presión arterial 
sistólica de menos de 130/80 mmHg, el promedio en la incorporación 
al estudio era de 139/76 mmHg en esta cohorte de alto riesgo. Durante 
el estudio, la presión sistólica media alcanzada en el brazo de menos de 
120 mmHg fue de 119,3, a diferencia del promedio de 133,5 mmHg en 
los pacientes asignados aleatoriamente al objetivo de cifras inferiores a 
140 mmHg, precisando una media de 3,4 y 2,3 fármacos, respectivamente. 
Así pues, aunque el estudio no logró demostrar el beneficio de un con­
trol más intensivo de la presión arterial respecto a los objetivos de ese 
momento, las presiones alcanzadas en el grupo menos intensivo se que­
daron bastante próximas a dichos objetivos y, en el contexto de resultados 
secundarios favorables sin avisos de seguridad prohibitivos observados, el 
objetivo actual de cifras inferiores a 130/80 mmHg parece prudente para 
la mayoría de pacientes con diabetes, y no hay una necesidad imperiosa 
de lograr un control más estricto.
Bangalore et al. analizaron 13 estudios aleatorizados con 37.736 par­
ticipantes para evaluar los objetivos de presión arterial en pacientes con 
diabetes de tipo 2, glucosa en ayunas alterada (GAA) o intolerancia a la 
glucosa (ITG) . 46 El control intensivo de la presión arterial (con un objetivo 
de cifras <130 mmHg de sistólica) se asociaba con una reducción del 10% 
en la mortalidad por todas las causas (oportunidad relativa [OR], 0,9; 
P < 0,05) y una reducción del 17% en los ACV, comparado con el nivel 
habitual de control de la presión arterial (<140 mmHg). Sin embargo, 
también se asociaba con un incremento del 2 0 % en los acontecimientos 
adversos graves, incluidos 17 veces más hipotensión y 10 veces más 
hiperpotasemia. El control intensivo de la presión arterial no mejoraba 
los resultados cardíacos, renales o retinianosrespecto a los logrados 
con el control habitual. Los análisis de metarregresión mostraron una 
reducción continua del riesgo de ACV con una presión sistólica inferior a 
120 mmHg, pero, con cifras menores de 130 mmHg, los acontecimientos 
adversos graves se incrementaban un 40%, sin observarse beneficios en los 
resultados renales, retinianos o cardíacos. Los investigadores concluyeron 
que, a la vista de los datos científicos existentes, un objetivo de tratamiento 
de la presión sistólica de 130-135 mmHg es aceptable. Aunque el ries­
go de ACV seguía reduciéndose con objetivos más estrictos, el riesgo de 
acontecimientos adversos relacionados con el tratamiento aumentaba 
sustancialmente, sin beneficios sobre el riesgo de otros episodios macro- o 
■ts microvasculares.
t 5 Con el fin de seguir evaluando las relaciones epidemiológicas entre 
§ intensidad del control de la presión arterial alcanzado y resultados car- 
8 diovasculares, Redon et al. realizaron análisis posteriores del Ongoing 
;o Telmisartan Alone and in Combination with Ramipril Global Endpoint 
| Trial (ONTARGET) . 47 En este estudio, 25.584 pacientes, incluidos 9.603 
'§ con diabetes, fueron asignados aleatoriamente a recibir ramipril, telmi- 
g sartán o ambos, y se observaron durante un período de seguimiento 
.g medio de 4,8 años. El criterio de valoración primario, un compuesto 
£ de muerte cardiovascular, IM no mortal, ACV no mortal e ingreso por 
'Sh IC, se produjo en el 20,2% de los pacientes con diabetes y el 14,2% de 
§ los pacientes sin diabetes. Los pacientes diabéticos tenían un riesgo un 
48% mayor, estadísticamente significativo, de presentar el criterio de 
53 valoración primario, así como aumento del riesgo del com ponente 
| de muerte cardiovascular, IM, ACV e ingreso por IC congestiva, también 
significativo. La relación entre la presión arterial alcanzada y el riesgo 
© cardiovascular global mostró patrones similares en los participantes con
y sin diabetes, aunque la diabetes desplazaba hacia arriba la relación K
de episodios cardiovasculares para cualquier nivel de presión arterial H f l
lograda. En pacientes con y sin diabetes, una reducción progresivamente u f l
mayor en la presión sistólica se acompañaba de una disminución del O 
riesgo del resultado primario, pero solo si la presión basal estaba entre
143 y 155 mmHg (excepto para ACV). En lo que se refiere a los resultados JD
mortales y no mortales, con la excepción de los ACV, el descenso de la ®
presión sistólica a menos de 130 mmHg en pacientes diabéticos no tenía i<
más beneficios. La incidencia de ACV se reducía hasta cifras de presión su
arterial con tratamiento de 115 mmHg, sin indicios de una inflexión hacia "2
arriba «en J». S í se observó una relación en forma de J con otros criterios jy
de valoración. Rara el resultado primario, el punto más bajo de la curva en J o
fue 129 mmHg de presión arterial sistólica en pacientes con y sin diabetes, g 
Estas observaciones son análogas a las del estudio ACCORD, y las direc-
trices más recientes de la ADA sobre el tratamiento de los pacientes con g"
diabetes incorporan estos datos, recomendando un objetivo de presión <
arterial de menos de 140/80 mmHg para todos los pacientes con diabetes e £
hipertensión, con un objetivo más intensivo (<130/80 mmHg) en aquellos EL
capaces de alcanzarlo sin una «carga indebida de tratamiento» .16 (Véase 2J 
también el capítulo 44D.)
Resumen del tratam iento antihipertensivo
En resumen, cinco grupos de fármacos antihipertensivos reducen el riesgo 
de ECV en pacientes con diabetes: inhibidores de la ECA, antagonis­
tas del calcio, 3 -bloqueantes, diuréticos tiacídicos y ARA. Además, los 
datos científicos respaldan un objetivo de presión arterial de menos de 
140/80 mmHg en todos los pacientes diabéticos con hipertensión, y un 
objetivo de presión sistólica más intensivo (<130 mmHg) en aquellos 
capaces de lograr esta cifra sin efectos adversos excesivos.
Tratam iento antiagregante
Como describimos previamente, los pacientes con diabetes tienen alte­
radas la estructura, función y actividad de las plaquetas, resultando, en 
conjunto, en un medioambiente protrombótico. Además, hasta el 40% de 
los pacientes diabéticos pueden presentar resistencia absoluta o relativa 
al ácido acetilsalicílico (AAS), con una mayor prevalencia asociada a 
mal control metabólico. Por estas observaciones, la optimización del 
tratamiento antiagregante en estos pacientes de alto riesgo ha suscitado 
mucho interés y trabajo de investigación.
Ácido acetilsalicílico
Actualmente, la ADA y la AHA recomiendan el AAS (75-162 mg/día) en 
todos los pacientes con diabetes y ECV establecidas, o como prevención 
primaria en pacientes diabéticos mayores de 50 años (hombres) o de 60 
años (mujeres) con factores de riesgo adicionales de ECV (o de menor 
edad en presencia de riesgo prevalente de ECV) . 16,20 Una base científica 
sustancial referente a la modificación del riesgo de ECV secundarias res­
palda estas recomendaciones, pero un metaanálisis reciente de prevención 
primaria con AAS en pacientes diabéticos no ha demostrado beneficios 
estadísticamente significativos (fig. 61-7).20
En el momento actual hay dos estudios clínicos en curso para seguir 
evaluando el AAS en la prevención del riesgo de ECV primarias en la dia­
betes de tipo 2. El Study of Cardiovascular Events in Diabetes (ASCEND) 
tiene previsto incluir 10.000 pacientes con diabetes de tipo 1 o 2 sin ECV, y 
asignarlos aleatoriamente a recibir tratamiento con 100 mg/día de AAS o 
placebo, con un criterio de valoración primario de episodios cardiovascula­
res adversos importantes (http://www.ctsu.ox.ac.uk/ascend/). El Aspirin 
and Simvastatin Combination for Cardiovascular Events Prevention Trial 
in Diabetes (ACCEPT-D) plantea incorporar 4.700 pacientes con diabetes 
de tipo 1 o 2 y asignarlos a recibir 100 mg de AAS más simvastatina, o solo 
simvastatina, en un estudio de diseño prospectivo, abierto, con evaluación 
del criterio de valoración a doble dego (PROBE) para evaluar la eficacia 
cardiovascular del AAS en la prevención primaria de pacientes diabéticos 
tratados con estatinas.48
En resumen, hasta que se disponga de más pruebas, se recomienda 
el AAS diario (75 a 162 mg) para todos los pacientes con diabetes que 
tienen ECV, o un riesgo elevado de ECV evaluado por la edad >50 años 
en los hombres y >60 años en las mujeres cuando existen otros factores 
de riesgo adicionales de ECV.16,20
Tienopiridinas
Los datos acumulados apuntan a que los pacientes con diabetes de tipo
2 requieren un tratamiento antiagregante más intensivo para rebajar 1371
http://www.ctsu.ox.ac.uk/ascend/
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Cociente de riesgos
ETDRS 
PPP 
WHS 
JPAD 
POPADAD 
HOT 
TPT 
PHS 
BMD
Global (IC al 95%)
B
0,1
C ociente de riesgos 
(IC al 95%)
0,59 (0,33-1,06) 
0,85 (0,73-1)
0,49 (0,17-1,43) 
1,34 (0,85-2,12) 
0,87 (0,4-1,87) 
1,09 (0,82-1,43) 
0,9 (0,28-2,89)
1 (0,42-2,4)
0,77 (0,44-1,35)
0,91 (0,79-1,05)
■
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•
1 1 1
0,2 0,5 1 2 5 
Cociente de riesgos
ponderado
5.7 
48,2
1.8
9.1
3.4 
21,5
1.5
2.6
6.2
C ocien te de riesgos 
(IC al 95%)
1,18 (0,88-1,58) 
0,9 (0,38-2,09) 
0,45 (0,25-0,82) 
0,65 (0,39-1,11) 
0,74 (0,49-1,12) 
0,91 (0,52-1,61) 
0,67 (0,06-7,06) 
1,5 (0,69-3,25) 
1,39 (0,15-12,86)
0,85 (0,66-1,11)
%
ponderado
24.1
7.3 
12
14.1 
18,6 
12,9
1,2
8,5
1.3
FIGURA 61-7 Metaanálisis de estudios que evaluaron los efectos del ácido acetilsalicílico (AAS) sobre el riesgo de 
episodios de enfermedades cardiovasculares en pacientes con diabetes. A. Efecto del AAS sobre los episodios de cardiopatía 
isquémica. Pruebas de heterogeneidad: x2 = 8,71, P = 0,367,12 = 8,2%. B. Efecto del AAS sobre el riesgo de accidente 
cerebrovascular en pacientes con diabetes. Pruebas de heterogeneidad: %2 = 12,48, P= 0,131, P = 35,9%. BMD, British 
Medical Doctors; ETDRS, Early Treatmentof Diabetic Retinopathy Study; HOT, Hypertension Optimal Treatment; JPAD, 
Japanese Primary Prevention of Atherosclerosis with Aspirin for Diabetes; PHS, Physicians' Health Study; POPADAD, 
Prevention of Progression of Arterial Disease and Diabetes; PPP, Primary Prevention Project; TPT, Thrombosis Prevention 
Trial; WHS, Women's Health Study. (Tomado de Pignone M, Alberts MJ, Colwell JA, et at: Aspirin for primary prevention 
o f cardiovascular events in people with diabetes: A position statement o f the American Diabetes Association, a scientific 
statement o f the American Heart Association, and an expert consensus document o f the American College o f Cardiology 
Foundation. Circulation 121:2694, 2010.)
su riesgo de ECV. Los antagonistas tieno- 
piridinas y no tienopiridinas del receptor 
plaquetario P2Y12 inhiben la activación de 
la glucoproteína (GP) Ilb/lUa (mediadora 
de la agregación plaquetaria) inducida por 
difosfato de adenosina (ADP), resultando 
en efectos antiagregantes más potentes 
que los logrados por el AAS. Las observa­
ciones procedentes de los estudios con las 
tienopiridinas clopidogrel y prasugrel, y el 
antagonista no tienopiridina del receptor 
P2Y12 ticagrelor, respaldan su eficacia en 
pacientes diabéticos en el entorno ambu­
latorio crónico y, como revisaremos más 
adelante, en el SCA.15,49 El estudio Clopido­
grel versus Aspirin in Patients at Risk of 
Ischaemic Events (CAPRIE), que comparó 
los resultados en pacientes con anteceden­
tes de IM sin elevación del segmento ST 
(IMSEST), ACV isquémico o enfermedad 
arterial periférica establecida aleatorizados 
a recibir tratamiento con AAS o clopido- a 
grel, incluyó 3.866 pacientes con diabetes.
En el subgrupo de pacientes diabéticos, la 
reducción del 12,5% en los episodios de 
ECV adversos importantes con clopidogrel, 
comparado con AAS, reprodujo el efecto 
observado en la cohorte global del estudio.
A pesar de esto, por el mayor coste del 
clopidogrel y su asociación con un riesgo 
más alto de hemorragias, esta estrategia no 
se recomienda habitualmente en vez del 
uso de AAS exclusivamente en la mayoría 
de los pacientes, pero el clopidogrel sigue 
siendo una opción en pacientes con indica­
ción de tomar AAS que no toleran o tienen 
alergia al compuesto.
La diabetes se asocia a un aumento de 
la prevalencia de la resistencia al clopi­
dogrel, un profármaco que requiere una 
conversión metabólica que tiende a estar 
alterada en los diabéticos, que da lugar 
a una disminución del metabolito activo 
circulante.49 Debido a estas observaciones, 
algunos investigadores han estudiado los 
efectos del aumento de la dosis de clopi­
dogrel en los pacientes con diabetes, y los 
datos preliminares indican un aumento 
de los efectos antiagregantes con esta 
estrategia. No obstante, la seguridad y 
eficacia clínicas netas del clopidogrel en 
dosis altas como tratamiento crónico de 
prevención secundaria requieren más 
estudios antes de su aplicación en la 
práctica clínica.
Tratam iento de la glucosa
Existen numerosas clases de fármacos para el tratamiento de la hiper- 
glucemia asociada a la diabetes aprobados para uso clínico (tabla 61-3). 
Estos fármacos actúan estimulando la liberación de insulina endógena, 
alterando la producción de glucosa hepática, mejorando la respuesta del 
organismo a la insulina, retrasando la absorción intestinal de los hidratos 
de carbono, aportando insulina exógena o aumentando las pérdidas 
urinarias de glucosa.
Efectos cardiovasculares de fármacos seleccionados 
para la diabetes
Hasta la fecha, la aprobación de fármacos para la diabetes ha dependido de 
las pruebas de la disminución de la glucosa sin necesidad de demostrar la 
eficacia sobre los resultados clínicos. Recientemente se han producido cam­
bios importantes en el ámbito regulador de los fármacos para la diabetes, 
como que deben demostrar unos márgenes designados de seguridad en las 
1372 ECV de todos los fármacos para la diabetes futuros (y probablemente los
que se comercializan actualmente) para conseguir o mantener la aproba­
ción reguladora, lo que ha dado lugar a una rápida proliferación de estudios 
clínicos que se están realizando o planificando para evaluar los resultados 
sobre las ECV con estos tratamientos30 (tabla 61-4). En este contexto, lo 
datos disponibles sobre la seguridad y la eficacia netas de estos fármacos 
en las ECV son limitados, y las estrategias de tratamiento y las directrices 
actuales siguen ancladas a los beneficios probados para las enfermedades 
microvasculares demostrados con el control de la glucosa.16,22
M E T F O R M IN A . La metformina, de la clase biguanida, reduce la 
glucemia principalmente disminuyendo la producción hepática de glu­
cosa y aumentando un poco la sensibilidad a la insulina.31 Además, la 
metformina se asocia a reducción del peso, efectos favorables sobre los 
parámetros lipídicos, mejoría de los perfiles de la coagulación y ries­
go bajo de hipoglucemia. En el estudio United Kingdom Prospective 
Diabetes Study (UKPDS) de varias estrategias para reducir la glucosa 
en una población de pacientes con diabetes de tipo 2 diagnosticada
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T A B L A 61-3 Fármacos hipoglucemiantes para la diabetes mellitus de tipo 2
GRUPO COMPUESTO(S)
MECANISMO
CELULAR
ACCIONES
FISIOLÓGICAS
PRIMARIAS VENTAJAS INCONVENIENTES PRECIO
Biguanidas Metformina Activación de la AMP 
cinasa
-L Producción hepática 
de glucosa
Amplia experiencia 
Sin aumento de peso 
ni hipoglucemia 
Probablemente 1 
episodios de ECV 
(UKPDS)
Efectos secundarios 
digestivos (diarrea, 
calambres 
abdominales)
Riesgo de acidosis 
láctica (infrecuente) 
Déficit de vitamina B12 
Múltiples 
contraindicaciones: 
ERC, acidosis, hipoxia, 
deshidratación, otros
Bajo
Sulfonilureas 2.a generación 
Gliburida/ 
glibendamida 
Glipicida 
Glidacida* 
Glimepirida
Cierre de los canales 
de Katp en las 
membranas 
plasmáticas de las 
células 0
T Secreción de 
insulina
Amplia experiencia 
1 Riesgo 
microvascular 
(UKPDS)
Hipoglucemia 
Aumento de peso 
¿? Amortiguan el 
preacondicionamiento 
isquémico del 
miocardio 
Semivida corta
Bajo
Meglitinidas
(glinidas)
Repaglinida
Nateglinida
Cierre de los canales 
de Katp en las 
membranas 
plasmáticas de las 
células 0
T Secreción de 
insulina
1 Oscilaciones 
posprandiales de 
la glucosa 
Posología flexible
Hipoglucemia 
Aumento de peso 
¿? Amortiguan el 
preacondicionamiento 
isquémico del 
miocardio 
Pauta de dosis 
frecuentes
Alto
Tiazolidinedionas Pioglitazona
Rosiglitazona*
Activan el factor de 
transcripción nuclear 
PPAR-7
T Sensibilidad a la 
insulina
Sin hipoglucemia 
Duración 
T C-HDL 
i Triglicéridos 
(pioglitazona)
¿? i Episodios de 
ECV (PROactive, 
pioglitazona)
Aumento de peso 
Edema/insuficiencia 
cardíaca 
Fracturas óseas 
T C-LDL (rosiglitazona) 
¿? t IM (metaanálisis, 
rosiglitazona)
¿? T Cáncer de vejiga 
(pioglitazona)
Moderado
Inhibidores de la 
a-glucosidasa*
Acarbosa
Miglitol
Voglibosa*5
Inhiben la 
a-glucosidasa 
intestinal
Ralentizan la 
digestión/ 
absorción intestinal 
de hidratos de 
carbono
Sin hipoglucemia 
-L Oscilaciones 
posprandiales de 
la glucosa 
¿? i Episodios 
de ECV 
(STOP-NIDDM) 
No sistémicos
Eficacia sobre la HbA1c 
discreta por lo 
general 
Efectos secundarios 
digestivos
(flatulencias, diarrea) 
Pauta de dosis 
frecuentes
Moderado
Inhibidores de la 
DPP-4
Sitagliptina
Vildagliptina*
Saxagliptina
Linagliptina
Alogliptina
Inhiben la actividad 
de la DPP-4, 
aumentando las 
concentraciones de 
incretinas (GLP-1, 
GIP) activas 
posprandiales
T Secreción 
de insulina 
(dependiente de 
glucosa)
4- Secreción de 
glucagón 
(dependiente de 
glucosa)
Sin hipoglucemia 
Bien tolerados
Eficacia sobre la HbA1c 
discreta por lo 
general 
Urticaria/angioedema 
¿? Pancreatitis 
Posible T insuficiencia 
cardíaca
Alto
Fijadores de ácidos 
biliares*
Colesevelam Se une a los 
ácidos biliares 
en el intestino,aumentando la 
producción hepática 
de ácidos biliares 
¿? Activación 
del receptor de 
farnesoides (FXR) en 
el hígado
Desconocido 
¿? i Producción 
hepática de glucosa 
¿? t Concentraciones 
de incretinas
Sin hipoglucemia 
i C-LDL
Eficacia sobre la HbA1c 
discreta por lo 
general 
Estreñimiento 
t Triglicéridos 
Puede 1 absorción de 
otros fármacos
Alto
Agonistas 
dopaminérgicos 2*
Bromocriptina 
(liberación rápida)6
Activa los receptores 
dopaminérgicos
Modula la regulación 
hipotalámica del 
metabolismo 
T Sensibilidad a la 
insulina
Sin hipoglucemia 
¿? i Episodios de 
ECV (Cycloset 
Safety Trial)
Eficacia sobre la HbA1c 
discreta por lo 
general 
Mareo/síncope 
Náuseas 
Cansancio 
Rinitis
Alto
(Continúa)
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aparato 
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T A B L A 61 -3 Fármacos hipoglucemiantes para la diabetes mellitus de tipo 2 (cont.)
GRUPO COMPUESTO(S)
MECANISMO
CELULAR
ACCIONES
FISIOLÓGICAS
PRIMARIAS VENTAJAS INCONVENIENTES PRECIO
Agonistas del 
receptor de GLP-1
Exenatida 
Exenatida de 
liberación 
prolongada 
Liraglutida 
Albiglutida
Activan los receptores 
de GLP-1
T Secreción 
de insulina 
(dependiente 
de glucosa)
4- Secreción de 
glucagón 
(dependiente 
de glucosa) 
Ralentizan el 
vaciamiento 
gástrico 
T Saciedad
Sin hipoglucemia 
Reducción del peso 
¿? Potencial de 
mejorar la 
función/masa de 
las células 0 
¿? Acciones 
protectoras 
cardiovasculares
Efectos secundarios 
digestivos (náuseas/ 
vómitos)
¿? Pancreatitis aguda 
Hiperplasia de células C/ 
tumores medulares 
de tiroides en adultos 
Es necesario aprender a 
inyectarse
Alto
Miméticos de la 
amilina*
Pramlintida§ Activa los receptores 
de amilina
i Secreción de 
glucagón 
Ralentiza el 
vaciamiento 
gástrico 
T Saciedad
4- Oscilaciones 
posprandiales de 
la glucosa 
Reducción de peso
Eficacia sobre la HbA1c 
discreta por lo 
general 
Efectos secundarios 
digestivos (náuseas/ 
vómitos) 
Hipoglucemia a menos 
que se reduzca al 
mismo tiempo la 
dosis de insulina 
Es necesario aprender a 
inyectarse 
Pauta de dosis 
frecuentes
Alto
Insulinas NPH humana
Regular humana
Lispro
Aspártica
Glulisina
Glargina
Detemir
Premezcladas (varios 
tipos)
Activan los receptores 
de insulina
T Uso de glucosa 
i Producción hepática 
de glucosa
Universalmente 
eficaces 
Inyectables 
Eficacia teórica 
ilimitada 
4- Riesgo 
microvascular 
(UKPDS)
Hipoglucemia 
Aumento de peso 
¿? Efectos mitógenos 
Es necesario aprender a 
inyectarse 
«Estigma» (para los 
pacientes)
Variable11
*No comercializado en EE. UU.
Prescripción muy restringida en EE. UU.; retirado en Europa.
*Uso limitado en EE. UU./Europa.
§No comercializado en Europa.
^Depende del tipo (análogos > insulinas humanas) y la dosis.
AMP, monofosfato de adenosina; C-HDL, colesterol ligado a lipoproteínas de alta densidad; C-LDL, colesterol ligado a lipoproteínas de baja densidad; DPP-4, dipeptidil peptidasa 
4; ERC, enfermedad renal crónica; GIP, péptido insulinotrópico dependiente de glucosa; GLP-1, proteína 1 semejante al glucagón; PROactive, Prospective Pioglitazone Clinical 
Trial in Microvascular Events; STOP-NIDDM, Study to Prevent Non-lnsulin-Dependent Diabetes Mellitus; UKPDA, United Kingdom Prospective Diabetes Study.
Tomado de Inzucchi SE, Bergenstal RM, Buse JB, et al: Management o f hyperglycemia in type 2 diabetes: A patient-centered approach: Position statement o f the American 
Diabetes Association (ADA) and the European Association for the Study o f Diabetes (EASD). Diabetes Care 35:1364, 2012.
recientemente, se seleccionó a los pacientes que tenían sobrepeso cuando 
entraron en el estudio y se les distribuyó de forma aleatoria para recibir 
un tratamiento con metformina además de sulfonilureas, insulina y los 
cuidados habituales. En los que se trataron con metformina los resultados 
fueron estadísticamente superiores para todos los criterios de valoración 
de la diabetes, el IM y la mortalidad por todas las causas, comparados 
con cualquiera de las otras dos estrategias de tratamiento farmacológico 
o con los cuidados habituales, observados durante el seguimiento hasta 
1 0 años después del estudio.4
Las dudas sobre el potencial de la metformina de causar acidosis láctica 
demoraron su aprobación por las autoridades reguladoras de EE. UU. y 
obstaculizaron su aplicación clínica; surgieron de las observaciones esta­
blecidas con el uso de otra biguanida anterior, la fenformina, que causaba 
claramente acidemia láctica y se retiró del mercado por este motivo. En 
respuesta a esta duda, el uso de metformina ha estado contraindicado 
en la insuficiencia renal; de 48 a 72 h después de la administración de 
contrastes yodados; y en la IC sintomática. Hay que destacar, no obs­
tante, que a la vista del gran uso global de la metformina durante más 
de cinco décadas y una notable base de datos acumulados de ensayos 
clínicos comparativos, no se han identificado indicios convincentes de 
un aumento en la acidemia láctica con la metformina.32 Aunque las con­
traindicaciones de insuficiencia renal y exposición a contrastes siguen 
1 3 7 4 presentes en el prospecto del fármaco en EE. UU., su relevancia es des­
conocida, y las sociedades de endocrinología de todo el mundo han 
desarrollado advertencias en sus directrices a este respecto, reconociendo 
que el uso de metformina es, probablemente, seguro en pacientes con 
filtración glomerular estimada (FGe) de 30 ml/min como mínimo en la 
mayoría de los casos.22,53 La contraindicación al uso en la IC fue retirada de 
los prospectos de todas las formulaciones de metformina estadounidenses 
en 2006, de acuerdo con la seguridad clínica demostrada y las asociaciones 
observadonales de mejora de los resultados cardiovasculares en la cohorte 
de pacientes con IC tratados con metformina.31
A la vista de su seguridad, toleranda, bajo riesgo de hipoglucemia, datos 
sobre resultados clínicos cardiovasculares y precio relativamente bajo del 
genérico, la metformina debería ser el fármaco de primera línea para la 
diabetes de tipo 2 en ausencia de contraindicaciones o intoleranda.16,22,51 
La metformina es el único fármaco oral que se recomienda seguir toman­
do tras instaurar un tratamiento con insulina.
SULFONILUREAS. Las sulfonilureas, que se utilizan en la práctica clí­
nica desde la década de los cincuenta, son los fármacos hipoglucemiantes 
más antiguos. Disminuyen la glucosa porque aumentan la liberación de 
insulina mediante la inhibición de los canales de potasio dependien­
tes del ATP (Katp) en las células (3 del páncreas. Aunque generalmente 
estos fármacos se toleran bien y son relativamente potentes, son los que 
producen la tasa más alta de hipoglucemia de todos los fármacos orales 
disponibles y se han asodado a ganancia de peso. Aunque la tolbutamida,
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T ABLA 61-4 Resumen de los estudios de resultados cardiovasculares en curso sobre fármacos para la diabetes de tipo 2
¡ ESTUDIO FARMACO N.° DE PACIENTES FASE NCT
TOSCAIT Pío frente a SU 3.371 9/2008 NCT00700856
TECOS Sitagliptina 14.000 Comenzó en 12/2008 NCT00790205
ACE Acarbosa 7.500 Comenzó en 2/2009 NCT0829660
CANVAS Canagliflocina 4.500 Comenzó en 11/2009 NCT01032629
ELIXA Lixisenatida 6.000 Comenzó en 6/2010 NCT01147250
EXSCEL Exenatida LAR 12.000 Comenzó en 6/2010 NCT01144338
EMPA REG resultados Empagliflocina 12.500 Comenzó en 7/2010 NCT01131676
CAROLINA Linagliptina 6.000 Comenzó en 10/2010 NCT01243424
LEADER Liraglutida 8.723 Comenzó en 8/2010 NCT01179048
REWIND Dulaglutida 9.600 Comenzó en 7/2011 NCT01394952
ITCA 650-Resultados CV Exenatida ITCA 640 2.000 Comenzó en 1/2012 NCT01455896
SUSTAIN 6 Semaglutida 3.260 Comenzó en 2/2013 NCT01720446
DECLARE TIMI 58 Dapagliflocina 22.220 Comenzó en 4/2013 NCT01730534
CARMELINA Linagliptina A determinar Comenzó en 7/2013 NCT01897532DEVOTE Insulina degludec 7.500 Comenzó en 10/2013 NCT01959529
MK 8835 004 Ertugliflocina 3.900 Comenzó en 11/2013 NCT01986881
CANVAS-R Canagliflocina 5.700 Comenzó en 1/2014 NCT01989754
CREDENCE Canagliflocina 3.627 Comenzó en 2/2014 NCT02065791
NCT, National Clinical Trial [número de registro]; Pió, pioglitazona; SU, sulfonilurea.
una sulfonilurea de primera generación, aumentaba la mortalidad cardio­
vascular y por todas las causas en un estudio aleatorizado inicial, en los 
siguientes estudios aleatorizados con sulfonilureas de segunda y tercera 
generación no han aparecido esas advertencias de seguridad respecto a 
efectos adversos cardiovasculares.51 Basándose en la amplia experiencia 
clínica, la disponibilidad de genéricos baratos y la eficacia para controlar 
la glucosa demostrada en varios estudios clínicos, las sulfonilureas se han 
confirmado como fármacos de segunda línea (después de la metformina) 
para el tratamiento de la diabetes de tipo 2 .22
Sin embargo, persisten algunas inquietudes sobre el uso de las sul­
fonilureas en cohortes de ECV, debido a la ganancia de peso que se 
asocia a estos fármacos, al aumento del riesgo de hipoglucemia y a la 
estimulación proporcional del sistema de respuesta al estrés adrenérgico, 
con posibles efectos cardiovasculares adversos, y su capacidad para inhibir 
el acondicionamiento previo isquémico bloqueando los canales KATP 
del miocardio.51 En modelos animales de IM, la activación de los cana­
les miocárdicos de KATP reduce el tamaño del infarto, efecto denominado 
preacondicionamiento isquémico, que es bloqueado por las sulfonilureas. 
Seguimos sin conocer apenas la relevancia de estas observaciones en 
las personas, pero este efecto bloqueante es una posible explicación de 
la mayor tasa de mortalidad por casos de IM observada en los pacientes 
con tratamiento más intensivo del estudio ACCORD, hipótesis aún sin 
demostrar debido a la capacidad limitada de analizar resultados según 
la asignación de fármaco en ese estudio.3 Las observaciones del UKPDS 
están en contra de la probabilidad de ese efecto, porque una estrategia 
de control intensivo de la glucemia con dos sulfonilureas distintas (clor- 
propamida y gliburida) logró resultados de mortalidad cardiovascular y 
por IM similares a los observados con la insulina.4
Debido a estos problemas se han desarrollado sulfonilureas relativa­
mente específicas para los canales pancreáticos de KATP, como glimepirida, 
aunque aún carecemos de estudios de resultados clínicos cardiovasculares 
que hayan evaluado la seguridad y eficacia cardiovascular de estos nuevos 
miembros del grupo. Datos observacionales más recientes derivados de 
un registro nacional danés, no obstante, respaldan las dudas respecto a 
los efectos de las sulfonilureas sobre la mortalidad cardiovascular y por 
todas las causas, con un aumento estadísticamente significativo de la 
probabilidad tras los ajustes multivariables y según tendencias asociado 
con todas las sulfonilureas analizadas, comparadas con la metformina, 
incluida la glimepirida, específica del páncreas, y con la excepción de 
la gliclacida, sin señales de mortalidad asociadas; este fármaco no está 
© aprobado en EE. UU .54
INHIBIDORES DE LA DIPEPTIDIL PEPTIDASA 4. Los inhibidores de 
la dipeptidil peptidasa 4 (DPP-4) inhiben selectivamente la acción de la 
DPP-4, enzima que degrada una incretina endógena, la proteína similar a 
glucagón (GLP)-1, que inhibe la liberación de glucagón. La inhibición de 
la DDP-4 eleva las concentraciones de GLP-1, reduce la liberación de glu­
cagón y aumenta la secreción de insulina, disminuyendo así la glucemia. 
En EE. UU. se han aprobado cuatro inhibidores de la DPP-4: saxagliptina, 
alogliptina, sitagliptina y linagliptina, y un quinto fármaco (vildagliptina) 
está aprobado en otros países. Todos ellos se administran en forma de 
comprimido en una toma diaria, con una potencia hipoglucemiante dis­
creta y con los beneficios clínicos de efectos neutros sobre el peso y riesgo 
de hipoglucemia bajo. En un metaanálisis de los datos de fase II de este 
grupo farmacológico, el tratamiento con inhibidores de la DPP-4 reducía 
estadísticamente el riesgo de episodios cardiovasculares importantes 
(oportunidad relativa, 0,71 [IC al 95%, 0,59-0,8 6 ] ) , 55 un conjunto de datos 
que reúne un total de solo 495 acontecimientos adversos cardiovasculares 
importantes (AACI) observados durante una media de seguimiento de 
44 semanas, lo que dificulta su generalización a períodos de tratamiento 
más prolongados. Se han completado estudios aleatorizados de resultados 
cardiovasculares con dos de estos fármacos, y otros tres estudios están 
en curso (v. tabla 61-4).
En el estudio Saxagliptin Assessment ofVascular Outcomes Recorded 
in Patients with Diabetes Melllitus (SAVOR)-Thrombolysis in Myocardial 
Infarction (TIMI) 53,16.492 pacientes con diabetes de tipo 2 con mayor 
riesgo de enfermedades cardiovasculares ateroescleróticas fueron asig­
nados aleatoriamente a recibir un tratamiento enmascarado con 5 mg/día 
de saxagliptina (o 2,5 mg/día en aquellos con FGe <50 ml/min) o bien 
placebo, añadidos al tratamiento de fondo de la diabetes, con el uso de 
tratamientos hipoglucemiantes abiertos (excluidos antagonistas de la 
DPP-4) con el fin de alcanzar los objetivos glucémicos de referencia en 
los pacientes de ambos brazos del estudio.36 A lo largo de un seguimiento 
de 2 , 1 años de mediana, la saxagliptina no aumentó ni redujo el riesgo 
del criterio de valoración primario de AACI, un compuesto de mortali­
dad cardiovascular, IM y ACV isquémico (HR, 1 [IC al 95%, 0,89-1,12]; 
P < 0,001 para la no inferioridad y P = 0,99 respecto a la superioridad). 
Una observación inesperada de este estudio fue un aumento del riesgo de 
ingreso por IC asociado a la saxagliptina (289 episodios frente a 228, o el
3,5 comparado con el 2,8%; HR 1,27 [IC al 95%, 1,07-1,51]), observación 
que seguimos sin entender bien y que precisa más análisis y valora­
ción en los otros estudios de resultados que evalúan los antagonistas de 
la DPP-4.
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En el estudio Examination of Cardiovascular Outcomes with Alogliptin 
versus Standard of Care (EXAMINE), 5.380 pacientes con diabetes de 
tipo 2 y un episodio reciente de SCA fueron asignados aleatoriamente a 
recibir un tratamiento enmascarado con alogliptina o placebo.37 Como la 
alogliptina se elimina por el riñón, las dosis se ajustaban según la FGe, 
con 25 mg en pacientes cuya FGe era mayor o igual a 60 ml/min/1,73 m2 
de superficie corporal; 12,5 mg para aquellos con FGe de 30 a menos de 
60; y 6,25 mg si la FGe era menor de 30 ml/min/1,73 m2. Al igual que en 
el SAVOR-TTMI53, se permitía un tratamiento hipoglucemiante abierto 
(excluyendo antagonistas de la DPP-4) en ambos grupos. Con el mismo 
criterio de valoración primario que el estudio SAVOR-TIMI 53, la alo­
gliptina no aumentó la incidencia de dicho criterio (cociente de riesgos 
instantáneos, 0,96; límite de confianza superior al 97,5% = 1,16; P < 0,001 
para la no inferioridad). No se comunicaron casos de IC en la publicación 
primaria del estudio.
TIA ZO LID IN E D IO N A S . Las tiazolidinedionas (p. ej., rosiglitazona 
y pioglitazona) disminuyen la concentración de glucosa en la diabetes 
de tipo 2 aumentando la sensibilidad a la insulina de los tejidos diana y 
produciendo una amplia variedad de efectos no glucémicos mediados 
a través de la activación del receptor nuclear PPAR-'y, que incluyen 
varios efectos favorables sobre los marcadores intermedios del riesgo de 
ECV y la enfermedad, por lo que esos efectos sobre la morbilidad y la 
mortalidad de las ECV resultan muy interesantes.38 En el estudio Pros­
pective Pioglitazone Clinical Trial in Macrovascular Events (PROactive), 
el primer estudio aleatorizado diseñado para evaluar el efecto de todos 
los fármacos hipoglucemiantes sobre los resultados clínicos cardiovas­
culares,

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