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89 Manifestaciones cardiovasculares de los trastornos autónomos Virend K. Somers* Sinopsis del control circulatorio neural, 1931 Variantes del síncope neurocardiógeno, 1938 Perspectivas futuras, 1942 Pruebas autónomas, 1932 Trastornos con aumento del flujo simpático, 1939 Bibliografía, 1943 Desregulación autónoma, 1934 Trastornos con aumento del tono Intolerancia ortostática, 1936 parasimpático, 1942 La función cardiovascular está íntimamente relacionada con numerosos factores endógenos y exógenos y responde a ellos. Esta interacción está mediada por cambios neurohormonales rápidos, que suelen ser sutiles. Uno de los mecanismos más importantes por el que se consigue el con trol circulatorio rápido es el sistema nervioso autónomo, que modula la función cardíaca mediante efectos directos sobre el corazón y el tono vascular. S IN O P S IS DEL CONTROL CIRCULATORIO NEURAL El sistema nervioso autónomo se puede subdividir en el sistema simpático, el sistema parasimpático y los componentes entéricos. Las principales influencias cardiovasculares están mediadas por los sistemas simpático y parasimpático. La interrelación entre estos dos sistemas y su equilibrio relativo ayudan a determinar las respuestas cardiovasculares en diversas condiciones. Generalmente, las respuestas consisten en cambios de la presión arterial (PA) o la frecuencia cardíaca. Es importante conocer los procesos fisiológicos por los que la presión arterial y la frecuencia cardíaca reaccionan a la modulación autónoma para comprender cómo pueden afectar los trastornos del sistema nervioso autónomo a la función cardiovascular. Barorreceptores Las respuestas autónomas, los mecanismos de cambio capilar, las res puestas hormonales y los mecanismos renales y del equilibrio hídrico interactúan para mantener el control de la presión arterial. De estos, el sistema nervioso autónomo es el que responde más deprisa. La regulación neural de la circulación se produce por el aumento de la contractilidad del corazón o mediante vasoconstricción de las circulaciones arterial o venosa en respuesta a la información recibida desde los barorreceptores. Esta información aferente se sintetiza y se integra en el centro vasomotor del cerebro, generándose las respuestas adecuadas. Los reflejos por los que se mantiene la presión arterial se conocen en conjunto como barorreflejos, e incluyen los barorreceptores arteriales (que también se conocen como receptores de presión alta) y los receptores cardiopulmonares (receptores de presión baja). En condiciones fisiológicas normales, la actividad simpática se inhibe y predomina la actividad para sintética. Barorreceptores arteriales Los barorreceptores arteriales se localizan en los senos carotídeos, el cayado aórtico y el origen de la arteria subclavia derecha. Los barorrecep tores de los senos carotídeos están inervados por el nervio glosofaríngeo (NC IX) y los barorreceptores del cayado aórtico están inervados por el nervio vago (NC X). Los barorreceptores son mecanorreceptores que dependen del estiramiento y perciben los cambios de la presión, trans mitiéndolos a través de vías aferentes hasta el núcleo del tracto solitario (NTS) en el tronco del encéfalo. Cuando se extienden, los barorreceptores se activan y generan potenciales de acción cuya frecuencia aumenta en relación con la cantidad de estiramiento. Así, la frecuencia de las descargas se utiliza como una medida alternativa de la presión arterial a nivel del NTS y la frecuencia más alta se relaciona con una presión arterial más elevada. *E1 autor desea expresar su gratitud a los Dres. Rose Marie Robertson, David Robertson y Suraj Kapa por sus aportaciones a las ediciones previas de este capítulo. Los barorreceptores arteriales muestran una actividad tónica en circuns tancias normales, con una presión arterial media (PAM) superior a 70 mmHg, que se denomina punto de ajuste del barorreceptor. Cuando la PAM está por debajo del punto de ajuste, los barorreceptores se vuelven prácticamente silentes. El punto de ajuste puede variar cuando se producen cambios persis tentes de la presión arterial, como en la hipertensión crónica, en la que el punto de ajuste aumenta, o en la hipotensión crónica, en la que disminuye (v. capítulo 43). El punto de ajuste puede variar dependiendo de otros factores endógenos y estados patológicos. La integración de las señales aferentes del barorreceptor se produce a nivel del NTS. El NTS envía fibras inhibidoras al centro vasomotor, que regula el sistema nervioso simpático, y fibras excitadoras a los núcleos vagales que regulan el sistema parasimpático. La activación del NTS (que se asocia a un aumento de la frecuencia del potencial de acción procedente de los barorreceptores arteriales) estimula el flujo parasimpático, mientras que un núcleo inactivo induce la activación simpática y la inhibición parasimpática. La activación simpática produce aumento de la contractilidad cardíaca, aumento de la frecuencia cardíaca, venoconstricción y vasoconstricción arterial, que al final producen aumento de la presión arterial al aumentar la resistencia periférica total y el gasto cardíaco. La activación parasimpática produce disminución de la frecuencia cardíaca y una disminución menor de la contractilidad, lo que hace que disminuya la presión arterial. El acoplamiento de la inhibición simpática y la activación parasimpática permiten que el barorreflejo maximice la disminución de la presión arterial. A la inversa, la activación simpática, junto con la inhibición parasimpática, hace que aumente la presión arterial. Barorreceptores cardiopulm onares Aunque los barorreceptores arteriales son los receptores más sensibles, los receptores de baja presión, que se localizan en el corazón y las venas cavas, y se denominan receptores cardiopulmonares, también participan en la modulación de la presión arterial. Responden principalmente a cambios de volumen, pero también a estímulos químicos. Se proyec tan a través de aferentes vagales hasta el NTS y a través de aferentes simpáticas espinales hasta la médula espinal. Su estimulación produce vasodilatación e inhibición de la liberación de vasopresina. Además, un estímulo de estiram iento disminuye la actividad de los nervios simpáticos renales y se ha demostrado que desempeña una función en la modulación de la liberación de renina, que produce diuresis y natriuresis, lo que regula el volumen de líquido corporal total para m antener la homeostasis de la presión arterial.1 Los efectos directos de los receptores cardiopulmonares sobre el control de la frecuencia cardíaca son limitados. Modulación de la frecuencia cardíaca En circunstancias normales, en reposo, la frecuencia intrínseca del nódulo sinusal es de 95-110 latidos/min, pero el influjo parasimpático eferente a través del nervio vago suprime la frecuencia del nódulo sinusal a 60-70 lati dos/min. Durante el reposo, existe poco impulso eferente simpático y una concentración baja de catecolaminas. Esta situación cambia con cualquier modificación desde el estado de reposo, como con el ejercicio físico, que aumenta la actividad simpática y disminuye la actividad parasimpática. Cuando termina el ejercicio, la recuperación de la frecuencia cardíaca de reposo está gobernada en gran medida por el dominio parasimpático. Aunque la automaticidad cardíaca es intrínseca a la actividad del marcapa sos (v. capítulo 33), en condiciones normales el sistema nervioso autónomo desempeña una función principal en la definición de la frecuencia y el ritmo cardíacos. La influencia parasimpática se consigue mediante la liberación de acetilcolina desde el nervio vago, que aumenta la conductancia del potasio a través de la membrana celular. Además, la acetilcolina inhibe la corriente del 2016. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos E n fe r m e d a d e s c a r d io v a sc u l a r e s y t r a st o r n o s de o tr o s ó r g a no s marcapasos activada por la hiperpolarización. Este efecto se dispersa rápi damente debido a la concentración elevada de acetilcolinesterasa alrededor del nódulo sinusal. La influencia simpática se consigue por la liberación de adrenalina y noradrenalina, que produce fosforilación de las proteínas de la membrana mediada por el AMPc y el aumento resultante de la corriente de entrada de calcio, que acelera la despolarización diastólica lenta. Además, otros factores endógenos, como el óxido nítrico, influyen en la función del canal y modulan aún más el control autónomo de la frecuencia cardíaca. Respiración y qu im iorreflejos Los quimiorreflejos son moduladores de la activación simpática y desem peñan una función importante en el tono autónomo cardiovascular. Los quimiorreceptores pueden dividirse de forma simple en sus componentes central y periférico. Los quimiorreceptores periféricos se localizan en los cuerpos carotídeos y responden a la hipoxemia, mientras que los quimio rreceptores centrales se encuentran en el tronco del encéfalo y responden principalmente a la hipercapnia. La hipoxemia o la hipercapnia producen hiperventilación y activación simpática vascular. Las influencias inhibi doras sobre el impulso quimiorreflejo se observan con el estiramiento de las aferentes pulmonares y con la activación del barorreflejo, y ambos influyen más sobre los quimiorreflejos periféricos que sobre los centrales. Los quimiorreflejos desempeñan una función importante en la modulación del control circulatorio neural en numerosos trastornos clínicos. Uno de ellos es la apnea del sueño (v. capítulo 75), en la que la respuesta vasocons trictora simpática a la hipoxia se potencia debido a la elim inación de la influencia inhibidora sobre los quim iorreflejos por el estiramiento de las aferentes pulmonares. Otro es la hipertensión temprana, en la que aumenta la respuesta de ventilación a la hipoxemia y tam bién aumenta el tono simpático. Esto puede deberse en parte a alteraciones de la sensibilidad del barorreflejo en los pacientes con hipertensión, pero también puede producirse por un aumento del impulso quim iorreflejo. En los pacientes con apnea del sueño obstructiva (ASO), el impulso quim iorreflejo puede invertirse utilizando oxígeno al 100%, porque se ha observado que dis minuye la frecuencia cardíaca, la presión arterial y el flu jo simpático. La administración de oxígeno al 100% a pacientes con hipertensión límite y a ratas con hipertensión espontánea también reduce el tono vasoconstrictor, y no solo la ventilación. Reflejo de buceo En circunstancias de apnea prolongada, se produce un estado único de aum ento simultáneo del impulso parasimpático del corazón y del impulso simpático de la vas culatura (fig. 89-1). Este estado se observa en los mamíferos buceadores y a veces en las personas durante la inmersión prolongada en agua. Generalmente, cuando se produce una hipoxia, el organismo intenta aumentar la ventilación y el flujo sanguíneo de los órganos finales para mantener la oxigenación tisular. Sin embargo, cuando existe una hipoxia prolongada y ausencia de respiración, no se reponen los depósitos de oxígeno y se alteran los mecanismos homeostáticos normales para mantener el suministro de oxígeno a los órga nos vitales (el cerebro y el corazón). Esto se consigue disminuyendo el aporte de oxígeno a gran parte del resto del organismo mediante aumento de la vasoconstricción simpática. Sin embargo, este aumento del flujo simpático no produce constricción de la vasculatura cerebral porque el tono vascular cerebral está bajo un control autorregulador. Además, la demanda de oxígeno del miocardio disminuye debido a la bradicardia causada por un aumento del tono parasimpático. Así, es posible que en circunstancias excepcionales los individuos sobrevivan en condiciones anóxicas durante períodos prolongados, de hasta 5 min o más. PRUEBAS A U T Ó N O M A S Las pruebas experimentales de que existe una asociación entre las arritmias mortales y el 1932 aumento de la actividad simpática o la dis minución de la actividad parasimpática han impulsado el desarrollo de varios marcadores cuantitativos de la actividad autónoma. Generalmente, las dos formas más fáciles y económicas de estudiar la interacción entre la función autónoma y la función cardíaca son las pruebas ortostáticas y la maniobra de Valsalva, pero ambas son inespecíficas. Cuando un paciente es evaluado por síncope, una forma de explorar las causas neu- rocardiógenas con buena rentabilidad es la prueba con mesa basculante (v. capítulos 34 y 40). Además, se ha demostrado que los estudios de la sensibilidad del barorreflejo, la variabilidad de la frecuencia cardíaca, la recuperación de la frecuencia cardíaca y los quimiorreflejos son útiles para la evaluación directa de la disfunción autónoma. Por último, las concentraciones sanguíneas de noradrenalina y sus metabolitos pueden ayudar a distinguir los diferentes tipos de disautonomías. O rtostatism o La hipotensión ortostática (HO) se define como una disminución de más de 20 mmHg de la presión sistólica o de más de 10 mmHg de la presión diastólica al pasar a una posición vertical desde una posición supina. La presión arterial y la frecuencia cardíaca deben medirse una vez que aparecen los síntomas o 3 min después de que el paciente se haya puesto de pie. Si el paciente es incapaz de ponerse de pie, las pruebas ortos táticas pueden realizarse cuando el paciente se levanta hasta quedarse sentado con los pies colgando del borde de la cama. La hipotensión ortostática es la incapacidad para mantener una presión arterial suficiente y una perfusión cerebral adecuada contra la gravedad. Generalmen te, cuando una persona se levanta desde una posición supina, puede perder alrededor de 700 mi de sangre desde el tórax. Esto produce una disminución del volumen sistólico, así como una disminución de la presión sistólica y un aumento de la diastólica. La compensación se produce mediante un aumento de la frecuencia cardíaca y vasocons tricción periférica ligera. En las personas que no toleran el ortostatismo puede producirse estancamiento venoso debido a la disminución del tono muscular y vascular y puede disminuir el volumen sanguíneo circulante en respuesta a la postura erecta. Cuando se realizan pruebas ortostáticas, es importante observar que una disminución significativa de la presión arterial sin un aumento correspondiente de la frecuencia cardíaca indica 250 PA <25 (mmHg) p v c 10 (mmHg) l i.i.1 __uHUi i i u i* i Apnea 10 s FIG URA 89-1 Componentes del reflejo de buceo. Se muestran los registros de la presión ¡ntraarterial (PA), la presión venosa central (PVC), el electrocardiograma (ECG), la actividad nerviosa simpática (ANS) y la respiración (RESP) durante una apnea de 30 s. La frecuencia y la amplitud de los impulsos reflejan la ANS. Hacia el final del período apneico se observan aumentos de la PA, la PVC y la ANS, además de bradicardia progresiva con bloqueo cardíaco completo al final. Asimismo, la saturación de 0 2 cayó hasta el 92%. Al desaparecer la apnea se resuelven los cambios electrocardiográficos y de la ANS, mientras que el aumento de la PA continúa durante un tiempo. (Tomado de Somers VK, Dyken ME, Mark AL, Abboud FM: Parasympathetic hyperresponsiveness and bradyarrhythmias during apnoea in hypertension. Clin Auton Res 2:171, 1992.) anomalías de la inervación autónoma del corazón y puede representar una neuropatía subyacente, incompetencia cronotrópica o un efecto de los fármacos, como los p-bloqueantes, que mitigan la respuesta de la frecuencia cardíaca. M an iob ra de V alsa lva La maniobra de Valsalva es útil para hacer pruebas a la cabecera de la cama a los pacientes cuando se realiza junto a la monitorización elec- trocardiográfica continua. Durante la monitorización, el paciente sopla de forma continua en un sistema cerrado durante 12 s a 40 mmHg,y se divide la frecuencia cardíaca más rápida durante la maniobra entre la frecuencia cardíaca más lenta inmediatamente después. Un cociente inferior a 1,4 indica alteración autónoma, pero es inespecífico. La recu peración de la PA tras la maniobra de Valsalva puede constituir un buen sistema de medida de la reserva vasoconstrictora adrenérgica (v. más adelante). La respuesta de la PA sistólica (PAS) a la maniobra de Valsalva consta de cuatro fases. Al iniciar la maniobra de Valsalva comienza la fase 1, durante la cual la PA parece aumentar, mientras que durante la ejecución de la misma, la fase 2, la PA se normaliza. La fase 3 es una depresión que se observa inmediatamente después de la finalización de la maniobra, mientras que la fase 4 es un «rebote» que se produce trans curridos algunos segundos. En pacientes con hipertensión pulmonar, una disminución rápida de la PAS durante la fase 2 sugiere un presión de enclavamiento normal en la arteria pulmonar, mientras que la persistencia de la elevación indica congestión del lado derecho, lo que constituye un sistema no invasivo de determinación de las causas hemodinámicas de la hipertensión pulmonar.2 La estimación del grado de obstrucción del flujo de salida del ventrículo izquierdo mediante la maniobra de Valsalva ha sido propuesta como método fiable para determinar la conveniencia de realizar una ablación transluminal percutánea del septo miocárdico, así como para evaluar la eficacia del tratamiento.3 Se ha sugerido que el «índice simpático» calculado a partir de la diferencia entre la PA basal y la observada durante la fase 2 puede ser un signo útil de HO e insuficiencia simpática (v. más adelante).4 O tras pruebas de la función au tónom a Sensibilidad del barorreflejo La prueba del control barorreflejo de la frecuencia cardíaca consiste en medir el aumento reflejo del intervalo R-R en respuesta a un aumento de la presión arterial. Históricamente, se conseguía aumentar la presión arterial utilizando un agonista a-adrenérgico, sobre todo fenilefrina. La inyección i.v. de una embolada de fenilefrina produce un aumento de la presión sistólica de 20-30 mmHg. Generalmente, existe una relación lineal entre el aumento del intervalo R-R y el aumento de la prisión sistólica. La pendiente se utiliza para cuantificar la sensibilidad del barorreflejo arterial; generalmente es inclinada en los individuos sanos pero disminuye a medida que avanza la edad y se aplana incluso más cuando existe una enfermedad cardiovascular grave, como hipertensión o insuficiencia cardíaca. Como una medida de la función autónoma, la sensibilidad del barorre flejo disminuye (es decir, muestra una pendiente más plana) con el domi nio simpático y aumenta (es decir, muestra una pendiente más inclinada) con el dominio parasimpático. En la búsqueda de formas no invasivas de medir la sensibilidad del barorreflejo se han utilizado varios dispositivos y maniobras. El dispositivo FINAPRES (por sus siglas en inglés finger arterial pressure) es un ejemplo de ellos y se ha utilizado en el estudio ATRAMI (Autonomic Tone and Reflexes After Myocardial Infarction). El aumento y la disminución espontáneos de la presión arterial, así como los cambios asociados del RR, se han utilizado para determinar el barorreflejo espontáneo. Además, se están estudiando las técnicas espectrales que se utilizan para analizar la relación entre las oscilaciones latido a latido de la presión arterial y los intervalos R-R como alternativas posibles al método más invasivo de infusión de fenilefrina. Generalmente, las pruebas autónomas evalúan el barorreflejo midiendo los cambios de la frecuencia cardíaca en respuesta al aumento y la disminución de la presión arterial. Sin embargo, el barorreflejo regula la presión arterial cambiando no solo la frecuencia cardíaca (componente vagal), sino también la resistencia periférica (componente adrenérgico). Un matiz que puede ser útil en las pruebas del barorreflejo es la diferenciación entre la sensibilidad de los barorreflejos adrenérgico y vagal.5 La sensibilidad del barorreflejo adrenérgico relaciona el tiempo de recuperación de la presión arterial con el descenso anterior de la esta inducido por la maniobra de Valsalva, midiendo en cierto sentido la respuesta vasoconstrictora simpática a la hipotensión. Esto puede proporcionar un índice útil para la evaluación y la monitorización de los pacientes con insuficiencia adrenérgica. Quimiorreflejos. Los estudios de la función del quimiorreflejo son una forma de determinar la respuesta respiratoria dominante, así como las inte racciones entre la respiración, la frecuencia cardíaca y la presión arterial, en algunas enfermedades. Como se ha mencionado, la respuesta hipercápnica está mediada principalmente por los quimiorreceptores centrales, mientras que la respuesta hipoxémica está mediada por quimiorreceptores periféricos. Variabilidad de la frecuencia cardíaca La variabilidad de la frecuencia cardíaca se ha convertido en una forma habitual, pero difícil, de estudiar la interrelation entre el sistema nervioso autónomo y la función cardiovascular. El fenómeno que se mide en la variabilidad de la frecuencia cardíaca es la oscilación del intervalo entre latidos cardíacos consecutivos, así como la variación de la frecuencia cardíaca. La medida real de la variabilidad de la frecuencia cardíaca se ha con seguido mediante múltiples técnicas distintas, sobre todo utilizando los métodos de dominio de tiempo y de dominio de frecuencia. Generalmen te, se calcula analizando la serie de intervalos entre latidos en los trazados del electrocardiograma o de la presión arterial. Un ejemplo simple de la medición del dominio de tiempo de la variabilidad de la frecuencia cardíaca es el cálculo de la desviación estándar de los intervalos entre latidos. La gráfica del dominio de tiempo de un valor muestra cómo varía la señal a lo largo del tiempo. Sin embargo, la gráfica de dominio de frecuencia muestra qué proporción de una señal se sitúa dentro de bandas de frecuencia determinadas para un rango de frecuencias. Esto supone el uso de transformadas matemáticas, como la transformada de Fourier, para descomponer una función en un número infinito o finito de frecuencias. El análisis de densidad espectral es el método de dominio de frecuencia que más se utiliza y supone medir cómo se distribuye la potencia de una señal o de una serie de tiempos para una frecuencia determinada. Un método de dominio de frecuencia habitual consiste en aplicar la trans formada de Fourier discreta a la serie de tiempos del intervalo entre latidos. Las bandas de frecuencia con más interés en los seres humanos son la banda de frecuencia alta (HF), la banda de frecuencia baja (LF), la banda de frecuencia muy baja (VLF) y la banda de frecuencia ultra baja (ULF), y cada una de ellas tiene su propia correlación fisiológica. La banda HF se sitúa entre 0,15 y 0,4 Hz y es impulsada por la respiración, por lo que parece que deriva principalmente de la actividad vagal. La banda LF, que se sitúa entre 0,04 y 0,15 Hz, parece que deriva de la actividad vagal y simpática, y se cree que refleja el retraso en el asa del barorreceptor. La banda VLF se sitúa entre 0,0033 y 0 ,04 Hz y se atribuye a la actividad física. Por último, la banda ULF se sitúa entre 0 y 0,0033 Hz y se asociaba a una variación día/noche. Otras formas de calcular la variabilidad de la frecuencia cardíaca son la medición del dom inio de fase y otros métodos dinámicos no lineales. Sin embargo, la informadón que proporcionan estos métodos es complementa ria y debe tomarse en conjunto para definir y comprender las características de la variabilidad de la frecuencia cardíaca en un trastorno determinado. Varios estudios indican la utilidad de la variabilidad de la frecuen cia cardíaca como medida de la función autónoma y como un factor de predicción de la mortalidad. En la década de los setenta, Wolf et al. demostraronque el riesgo de mortalidad después de un infarto es mayor cuando disminuye la variabilidad de la frecuencia cardíaca, y Ewing et al. desarrollaron pruebas simples a la cabecera de la cama para utilizar las diferencias en el intervalo R-R como una forma de detectar la neuropa tía autónoma en los pacientes diabéticos. A finales de la década de los ochenta, se demostró que la variabilidad de la frecuencia cardíaca es un factor de predicción independiente de la mortalidad después de un infarto de miocardio. La alteración de la variabilidad de la frecuencia cardíaca se ha asociado a otros trastornos patológicos, como la hipertensión, el choque hemorrágico y el choque séptico y se ha aceptado como un factor de predicción independiente de la mortalidad después de un infarto de miocardio.6 La turbulencia de la frecuencia cardíaca, que se cree que es un reflejo de la sensibilidad del barorreflejo, también puede proporcionar información útil para el pronóstico. Las anomalías de la turbulencia de la frecuencia cardíaca se han relacionado con la mortalidad total y la muerte súbita en pacientes después de sufrir un infarto de miocardio y en pacientes con insuficiencia cardíaca7 y puede ser útil para predecir el riesgo de arritmia en pacientes con insuficiencia cardíaca y con una fracción de eyección del ventrículo izquierdo superior al 30% .8 La varia bilidad anormal de la frecuencia cardíaca puede utilizarse en pacientes E n fe r m e d a d e s c a r d io v a sc u l a r e s y t r a st o r n o s de o tr o s ó r g a n o s diabéticos para la detección de neuropatía autónoma cardiovascular (v. más adelante), que también va acompañada de un aumento del riesgo de mortalidad.9 La muerte súbita es la principal causa de mortalidad cardíaca en pacientes con insuficiencia renal terminal (IRT). Los datos de que se va disponiendo señalan que las anomalías de la variabilidad de la frecuencia cardíaca y del funcionamiento barorreflejo pueden ser útiles para identificar a los pacientes con IRT que presentan un riesgo cardíaco más elevado.10 Recuperación de la frecuencia cardíaca La frecuencia cardíaca aumenta durante el ejercido, primero debido a la disminución del tono vagal y después debido al aumento de la actividad simpática. Después del ejercicio, la reactivación parasimpática y la dis minución de la actividad simpática contribuyen a la recuperación de la frecuencia cardíaca en reposo. La velocidad a la que la frecuencia cardíaca vuelve a la línea basal, medida durante el primer minuto después del ejercicio, se denomina recuperación de la frecuencia cardíaca. El retraso de la recuperación de la frecuencia cardíaca es un marcador de la disminución de la actividad vagal, y se ha demostrado que es un factor de riesgo inde pendiente de la muerte súbita cardíaca.11 Al contrario que los individuos control, ya sean sanos o con hipertensión, los pacientes con insuficiencia cardíaca y una fracción de eyección normal presentan anomalías de la recuperación de la frecuencia cardíaca, así como incompetencia crono- trópica al realizar ejercicios extenuantes.12 La recuperación de la frecuencia cardíaca tras llevar a cabo ejercicio también puede ser una herramienta útil para la detección de neuropatía autónoma cardíaca en pacientes con diabetes de tipo 2 (v. más adelante).13 Prueba de la mesa basculante La prueba de la mesa basculante suele realizarse en pacientes que se presentan con antecedentes de síncope para diagnosticar las posibles causas de disautonomía del síncope (v. capítulo 40). La prueba se con sidera positiva si el paciente experimenta síntomas asociados a una caída de la presión arterial o a una arritmia. Estas anomalías indican disfunción del sistema autónomo. Normalmente, la presión arterial se compensa mediante un aumento de la frecuencia cardíaca y construcción de los vasos sanguíneos de las piernas. En algunos pacientes, el des vanecimiento o el síncope pueden asociarse a una caída precipitada de la presión arterial (síncope vasodepresor) o la frecuencia del pulso (síncope cardioinhibidor) o a una respuesta mixta, lo que requiere vigilancia continua de ambas. H ipotensión ortostática La H O (que no es lo mismo que la intolerancia ortostática; v. más ade lante) se produce debido a trastornos neurógenos y no neurógenos.14 Las causas neurógenas se analizan más adelante (v. «Desregulación autó noma»). Las causas no neurógenas son la hipovolemia, la disfunción cardíaca y los fármacos (como los que se utilizan para tratar la hiperten sión, la isquemia miocárdica, la depresión, la psicosis, la enfermedad de Alzheimer y la enfermedad de Parkinson). También pueden producirse HO y taquicardia después del reposo en cama prolongado o después de la exposición a la microgravedad, como en los viajes espaciales. En algunos pacientes la HO puede acompañarse de cansancio, disfunción cognitiva y dificultades emocionales, así como de anomalías de la marcha y caídas.15,16 Los síntomas pueden ser debilitantes y hacer que el paciente tenga que quedarse en cama; la pérdida de la condición física consecuente puede empeorar el problema global. Los estudios longitudinales han indicado que la HO puede aumentar el riesgo de accidente cerebrovascular, isque mia miocárdica y mortalidad (v. más adelante). El objetivo terapéutico es atenuar o eliminar los síntomas, más que recuperar la normotensión. El tratamiento farmacológico no suele ser suficiente y debe combinarse con intervenciones como compresión de los lechos de capacitación venosos, el uso de contramaniobras físicas y el tratamiento intermitente como bolos de agua. El tratamiento puede ser difícil y debe minimizarse el desarrollo de hipertensión supina, especialmente en los pacientes con diabetes, insuficiencia cardíaca o isquemia cardíaca. Sin embargo, aunque la HO puede dar lugar a síntomas como mareos y síncopes, la HO asintomática es mucho más frecuente y constituye un factor de riesgo independiente para la mortalidad y la enfermedad cardiovascular.15 En un estudio prospectivo con más de 33.000 personas se detectó HO en más del 6% de las mismas, observándose asociaciones con edad, sexo femenino, hipertensión, tratamientos antihipertensivos, 1934 frecuencia cardíaca elevada, diabetes, bajo índice de masa corporal y tabaquismo recurrente.16 Los individuos con HO presentaban un ries go significativamente mayor de mortalidad por cualquier causa, espe cialmente aquellos menores de 42 años, así como un mayor riesgo de acontecimientos coronarios.16 DESREG U LAC IÓ N A U T Ó N O M A El término disautonomía se refiere a cualquier disfunción del sistema nervioso autónomo, ya sea central, periférica o secundaria a otros pro cesos patológicos. En general, las disautonomías más frecuentes son las que afectan al sistema simpático. Sin embargo, también es importante conocer el sistema parasimpático y las condiciones en que aumenta el tono parasimpático, como durante el sueño o el entrenamiento de resis tencia, porque pueden tener implicaciones significativas para la salud cardiovascular. Las disautonomías simpáticas son las más frecuentes y pueden definirse por los trastornos de la liberación, la función o la recaptación de la nora- drenalina, el mensajero químico simpático principal. Además, el flujo sanguíneo local alterado y el aclaramiento de noradrenalina desde la circulación pueden manifestarse como una disautonomía. Generalmente, las disautonomías simpáticas pueden dividirse en dos grupos: las que se asocian a disminución de la función, en las que suelen producirse ortos- tatismos, y las que se asocian a un aumento del flujo, en las que puede existir hipertensión y/o taquicardia. Insuficiencia au tón om a crónica prim aria La intolerancia ortostática es una manifestación fundamental de la insu ficiencia neurocirculatoria y suele ser el síntoma de presentación. Sin embargo, la H O no siempre es sintomática de la insuficiencia neurocirculatoria. La mayoría de los casos de HO son el resultado de la pérdida de sangre, la depleción del volumen o un estado de postración en cama prolongado. Con muy poca frecuencia es el resultado de una insuficiencia autónoma real. La insuficiencia autónoma crónica se diferencia de los síndromes de disfunción autónoma de comienzo agudo por su naturaleza progresiva y su pronóstico. Generalmente, la insuficiencia autónoma crónica puede subdividirse en insuficiencia primaria y secundaria, siendo la insuficiencia secundaria mucho más frecuente. En los casos de insuficiencia secundaria, la causa generalmente está clara y el tratamiento supone tratar el trastorno subyacente. Sin embargo, cuando la insuficiencia autónoma domina la presentación clínica y no está claro cuál es la causa, se denomina insufi ciencia autónoma crónica primaria} La insuficiencia autónoma primaria puede subdividirse en tres síndromes principales: insuficiencia autónoma pura, atrofia multisístémica (AMS) y enfermedad de Parkinson (EP). Estos tres síndromes se superponen, pero el tratamiento es diferente para cada uno de ellos. Insuficiencia autónom a pura En la insuficiencia autónoma pura se produce HO en ausencia de sín tomas o signos de neurodegeneración central. La disfunción se produce a nivel de las neuronas periféricas y no en el sistema nervioso central. El error funcional radica en las concentraciones disponibles de nora drenalina, que son bajas en decúbito supino y aumentan mínimamente cuando el paciente se pone de pie.1 Son evidentes la HO y una respuesta cronotrópica inadecuada a la posición erguida y la maniobra de Valsalva. No afecta directamente a la longevidad. Atrofia multisístémica La AMS consiste en insuficiencia autónoma con signos y síntomas de degeneración progresiva del sistema nervioso central. Se suele dividir en formas parkinsonianas, cerebelosas y mixtas. Los síntomas aparecen en la sexta o séptima década de la vida, y los pacientes muestran dis- función simpática y parasimpática. Además de HO, pueden aparecer impotencia, falta de sudoración, respuestas pupilares anormales, baja presión intraocular e incontinencia urinaria. También se observan hipo- ventilación alveolar, apnea de sueño de origen central y otras anomalías respiratorias. Sin embargo, los pacientes con AMS que participaron en un estudio presentaron respuestas ventiladoras normales en vigilia frente a la hipoxia y la hipercapnia, pese a la presencia de insuficiencia autónoma y a las respuestas cardiovasculares anómalas frente a estos estímulos.17 Se sabe que los pacientes con AMS presentan signos patológicos de degeneración neuronal en regiones que se suponen quimiosensibles,18 lo que sugiere que para que aparezcan anomalías manifiestas de las respuestas respiratorias en vigilia es preciso que se destruya una cantidad crítica de estas neuronas. La producción de orina en estos pacientes es mayor durante la noche, lo que les conduce a un estado hipovolémico matinal que acentúa aún más los síntomas. Los cambios ortostáticos pueden ser sorprendentes, con disminuciones de la PAS hasta de 100 mmHg al levantarse y un aumento mfnimo de la frecuencia cardíaca. Debido a su naturaleza progresiva y a la cronicidad, los pacientes pueden tolerar relativamente bien estas bajadas espectacu lares de la PA. Sin embargo, algunos pacientes pueden desarrollar angina ortostática secundaria, que, de hecho, se exacerba si se trata con nitro glicerina. Los pacientes suelen mostrar hipertensión en posición supina, lo que sugiere una cantidad inadecuada de catecolaminas circulantes. Sin embargo, las concentraciones plasmáticas de catecolaminas y de sus metabolitos son, en realidad, normales, pero no aumentan adecuada mente al ponerse en pie. La esperanza de vida de los pacientes con AMS es inferior a lo normal, y estos pacientes sobreviven una media de 9 años tras el diagnóstico. Las anomalías motoras son de origen central y no suelen responder a tratamien tos farmacológicos. Además, la afectación respiratoria puede ser progresiva e irse desarrollando al mismo tiempo que los estridores nocturnos, lo que puede hacer preciso el tratamiento mediante presión positiva continua de las vías aéreas.1 Enferm edad de Parkinson con insuficiencia autónom a El aspecto clínico de esta entidad es parecido al de la atrofia multisis- témica con características parkinsonianas. La causa más frecuente es la enfermedad difusa de los centros autónomos del cerebro, que produce una disfunción autónoma parecida a la que se ha descrito más arriba, que afecta a los órganos de forma difusa. D iagnóstico y tratam iento Diferenciar la insuficiencia autónoma pura de la atrofia multisistémica y de la enfermedad de Parkinson con insuficiencia autónoma tiende a ser más fácil que diferenciar las dos últimas. En la insuficiencia autónoma pura la resonancia magnética del cerebro no revela ninguna anomalía del sistema nervioso central, mientras que en las otras dos se observan lesiones centrales. Es importante diferenciar la atrofia multisistémica de la enfermedad de Parkinson porque el pronóstico de la atrofia multisis témica es mucho peor. El transporte de noradrenalina no está alterado en la AMS, lo que es compatible con una lesión preganglionar. En la EP se ve afectada la captación, lo que sugiere desnervadón simpática cardíaca.19 Las respuestas de la hormona del crecimiento a la clonidina o a la arginina también están alteradas en la AMS, pero, en la EP, la concentración de hormona del crecimiento aumenta tras la administración de clonidina, y la respuesta frente a la arginina es completamente normal.19 También se han utilizado técnicas de neuroimagen para diferenciar los tres tipos de insuficiencia autónoma. Los nervios simpáticos cardíacos captan 123I-metayodobencilguanidina (123I-MIBG) y 6 -0 8F) fluorodopa- mina, marcadores adrenérgicos posganglionares que radiomarcan las vesículas de las terminales nerviosas simpáticas, lo que permite visualizar la inervación cardíaca. En los pacientes con atrofia multisistémica se obser va que la captación es normal y por lo tanto que la inervación simpática cardíaca está intacta. Sin embargo, en los pacientes con la enfermedad de Parkinson o con insufidencia autónoma pura no se observa actividad detectable del miocardio en las imágenes de emisión, lo que indica pérdida de la inervación simpática del corazón. Así, aunque en la enfermedad de Parkinson con insuficiencia autónoma pueden demostrarse las tensiones +5 centrales, existen indicios de una lesión posganglionar adidonal en estos ts pacientes, diferente de la lesión preganglionar aislada de la AMS. § La segunda declaración consensuada para el diagnóstico de la AMS 8 refleja los avances y las dificultades en este campo.211 Los defectos autó- ;o nomos son mucho más anómalos en la AMS que en la enfermedad de « Parkinson.21 Estas diferencias se mantuvieron y aumentaron después '§ de 1 año de seguimiento, lo que indica un progreso más rápido de la g disautonomía en la atrofia multisistémica que en la enfermedad de Parkin- .g son. Estos hallazgos apoyan aún más el concepto de que la lesión primaria en la atrofia multisistémica es preganglionar y que en la enfermedad de 'E-, Parkinson es ganglionar o posganglionar. g El tratamiento depende de los cambios del estilo de vida, además del pg tratamiento farmacológico. La ingestión de hidratos de carbono pue- de disminuir la presión arterial e ingerir alimentos antes de acostarse > puede ayudar a disminuir la hipertensión supina durante la noche. Este efecto depresor puede plantear dificultades a los pacientes después de © las comidas durante el día, por lo que en los casos de disminución grave de la presión arterial pueden utilizarse cafeína o somatostatina para I atenuar la respuesta hemodinámica a los alimentos. Además, la ingés- JJ tión de agua puede ayudar a aumentar la presión arterial. También se ha L c f l observado que las maniobras físicas queproducen compresión de las ^ extremidades inferiores ayudan a los pacientes sintomáticamente.1 Farmacológicamente, las dos áreas principales de intervención son la expansión del volumen y la administración de hipertensores. El uso de fludrocortisona y añadir sodio a la dieta pueden ayudar a expandir £¡J el volumen. Debe considerarse el uso de fármacos hipertensores en el 5 ’ contexto de la naturaleza posganglionar o preganglionar de los diferentes ^ trastornos. En los pacientes con desnervadón cardíaca simpática (es decir, insuficiencia autónoma pura o enfermedad de Parkinson con insuficien- £} cia autónoma), pueden utilizarse midodrina (un agonista del receptor q . a-adrenérgico) o L-treo-3,4-dihidroxifenilserina (un precursor de la O noradrenalina convertido por las células parenquimatosas). Sin embargo, Si en los pacientes con AMS en los que la inervación simpática está intacta n puede ser beneficioso el uso de una amina simpaticomimética o de un bloqueante del receptor a 2-adrenérgico. También pueden ser útiles el pg ma-huang o la yohimbina porque inducen la liberadón de noradrenalina wt desde los terminales nerviosos simpáticos, aunque pueden causar hiper- tensión aguda si no se usan correctamente.1 — V) Insuficiencia au tón om a secundaria J La insuficienda autónoma suele producirse en el contexto de algún otro proceso patológico y el tratamiento del trastorno subyacente puede aliviar O o no la disfunción autónoma. La causa más frecuente de insuficiencia 3 autónoma secundaria es la diabetes (v. capítulo 61). La neuropatía dia- t/» bética es una complicación a largo plazo muy conodda que puede afectar a todos los nervios, tanto somáticos como autónomos. La neuropatía autónoma cardiovascular puede ser evidente incluso en pacientes con 3 tolerancia anormal a la glucosa, especialmente en hombres con obesidad g central.22 Se han descrito complicaciones cardiovasculares secundarias a o disfunción del control autónomo en pacientes diabéticos con y sin hipo- ^ tensión ortostática. La variabilidad de la frecuenda cardíaca y la prueba del barorreflejo16 pueden ser útiles para detectar la neuropatía autónoma diabética. Es posible que las anomalías de la conducción nerviosa no sean el único componente de la disfunción autónoma en la diabetes. También se ha observado que existen relaciones entre la rigidez vascular y la disfunción del barorreflejo. Es más, algunos estudios indican que la disfunción primaria puede radicar en los defectos de la activación de las rutas parasimpáticas centrales. Al parecer, tiene componentes aferentes y eferentes, así como simpáticos y parasimpáticos. El control de la glucosa y la presión arterial puede proteger contra las complicaciones neuropáticas y microvasculares y mejorar la función autónoma. Se han evaluado los efectos del tratamiento intensivo con insulina previo frente al tratamiento convencional sobre la prevalencia de la neuropatía autónoma cardíaca en los sujetos que antes habían participado en el estudio DCCT (Diabetic Control and Complications Trial).23 Las medidas autónomas del DCCT (variación del R-R con la res piración pausada, proporción de Valsalva, cambios posturales de la presión arterial y síntomas autónomos) se repitieron en 1.226 sujetos, estudiados 13 a 14 años después de terminar el DCCT. Aunque la prevalencia de la neuropatía autónoma cardíaca fue superior en ambos grupos después de 13 a 14 años, la inddenda fue mucho más baja (codente de probabilidades [OR], 0,69; intervalo de confianza [IC] al 95%, 0,51 a 0,96) en el grupo intensivo frente al grupo convendonal, lo que indica que los beneficios del tratamiento intensivo con insulina para reducir el riesgo de neuropatía autónoma pueden mantenerse durante muchos años.23 De todas formas, un análisis del estudio Action to Control Cardiovascular Risk in Diabetes (ACCORD) sugiere que, aunque la neuropatía autónoma cardiovascular va asociada a un aumento de la mortalidad en pacientes con diabetes de tipo 2, aquellos que inicialmente presentan una neuropatía autónoma cardiovascular manifiesta presentan tasas de mortalidad parecidas en los grupos de tratamiento glucémico intensivo y estándar.24 La amiloidosis también puede causar insufidenda autónoma secunda ria (v. capítulo 65). Un estudio retrospectivo de 65 pacientes que tenían amiloidosis confirmada mediante biopsia y en los que también se habían realizado pruebas de la función autónoma indicó que en los pacientes con neuropatía periférica de origen desconocido deben realizarse pruebas autónomas, incluso en ausencia de síntomas de insuficiencia autónoma.25 El reconocimiento precoz de la insuficiencia autónoma en estos pacientes puede hacer que se diagnostique antes la amiloidosis subyacente y, por lo tanto, que se empiece antes el tratamiento. 1935 E n fe r m e d a d e s c a r d io v a sc u l a r e s y t r a st o r n o s de o tr o s ó r g a n o s Otras causas frecuentes de insuficiencia autónoma secundaria son la insuficiencia renal10 (v. capítulo 88), los síndromes paraneoplásicos y la deficiencia de vitamina B]2. Si existen anticuerpos contra los componentes del sistema nervioso autónomo en ausencia de una neoplasia clínicamente evidente hay que seguir investigando la presencia de tumores, dada la mejoría clínica que puede conseguirse con el tratamiento. La infección por elVIH puede producir disfundón autónoma independiente de los efectos sobre la fundón cardíaca (v. capítulo 70), al igual que la intoxicación por metales pesados, especialmente el cobre, el plomo, el mercurio y el talio. Insuficiencia autónoma autoinmunitaria La insuficiencia autónoma grave puede ser el resultado de la lesión autoinmunitaria de las neuronas. La progresión de la enfermedad es variable y oscila desde días a años. Puesto que el momento en el que los pacientes son evaluados inicialmente es variable, puede ser difícil diferenciar la insuficiencia autónoma autoinmunitaria de otros tipos de disfunción autónoma. Además de hipotensión ortostática, puede producirse disfunción intestinal y de la vejiga urinaria. Generalmente, las concentraciones plasmáticas de catecolaminas son bajas y aumentan mínimamente cuando el paciente se pone de pie. Existen algunos infor mes sobre el efecto beneficioso de la gammaglobulina i.v. El informe de un caso también indica que la plasmaféresis puede tener una función en el tratamiento. Además de la insufidencia autónoma autoinmunitaria, puede producir se una disfundón autónoma como una complicación de los casos graves del síndrome de Guillain-Barré. En estos pacientes, el tratamiento suele ser de soporte y la intoleranda ortostática puede ser el único síntoma. Además, la función autónoma puede recuperarse completamente junto con la función motora general. En estos pacientes también puede pro ducirse intolerancia ortostática como una secuela del reposo prolongado en cama. Insuficiencia autónoma congénita El primer trastorno autónomo que se asoció a una anomalía genética definida fue la deficiencia de dopamina (3-hidroxilasa. Esta enzima convierte la dopamina en noradrenalina en las vesículas de las neuronas noradrenérgicas. Por lo tanto, es un trastorno de la función noradrenérgica sim pática. Debido a la deficiencia de noradrenalina, los pacientes no pueden generar una respuesta vasoconstrictora a la postura erguida y presen tan hipotensión ortostática notable con aumento amortiguado de la frecuencia cardíaca.1 Además, tienen cantidades excesivas de dopamina, que se libera en lugar de noradrenalina, lo que produce aumento de la excreción urinaria de sodio, ptosis, congestión nasal, hiperlaxitud de las articulaciones y eyaculación retrógrada en los hombres. Se ha utilizado dihidroxifenilserina con algún beneficio para recuperar las concentraciones de noradrena lina porque estos pacientes tienen concentraciones normales de dopa-descarboxilasa.23 IN TO LERAN C IA ORTOSTÁTICA La intolerancia ortostática(v. capítulo 40) es una entidad distinta de la hipotensión ortostática y solo en ocasiones se caracteriza por el desarrollo rápido de hipotensión ortostática. Generalmente, los síntomas se observan en mujeres jóvenes que refieren cambios visuales, falta de concentración o cansancio en bipedestación, temblor y muchas veces síncope. Varias enfermedades se asocian a la intolerancia ortostática y varían desde problemas por exceso localizado de estimuladón noradrenér gica a anomalías de la respuesta barorrefleja. Sin embargo, existe una superposición considerable en términos de diagnóstico, especialmente entre el síndrome de taquicardia postural, el síncope mediado neuralm ente y el síndrome de fatiga crónica, que suelen coexistir en los pacientes con 1936 intolerancia ortostática. Síndrom e de taqu icard ia postural El síndrome de taquicardia ortostática postural se caracteriza principal mente por síntomas ortostáticos, taquicardia y ausencia de hipotensión importante.26 Los síntomas de intolerancia ortostática son los que pro vocan la hipoperfusión cerebral y la excitación simpática.27 Este síndrome afecta más a las mujeres que a los hombres, con una propordón de 5:1, y la mayoría de los pacientes tienen entre 20 y 40 años. Los mecanis mos y las características clínicas son heterogéneos. Los mecanismos principales son la desnervación (síndrome de taquicardia ortostática postural neuropático), la pérdida de la condición física y un estado hipera- drenérgico (fig. 89-2). Estos tres mecanismos principales se exacerban por la hipovolemia. Los criterios de diagnóstico del síndrome de taquicardia ortostática postural son controvertidos y pueden basarse en varias observaciones, como las siguientes: 1. Taquicardia ortostática superior a 30 latidos/min, generalmente hasta 120 latidos/min o más. 2. Disminución transitoria de la presión arterial sistólica de más de 20 mmHg, con recuperación dentro del primer minuto de inclinación. 3. Concentración plasmática de noradrenalina superior a 600 pg/ml cuando el padente está de pie. 4. Síntomas ortostáticos graves. Aunque en los pacientes con este síndrome suelen aum entar la ansiedad y la hipervigilancia somática, la taquicardia excesiva durante el estrés ortostático no es secundaria a la ansiedad, sino que es una res puesta fisiológica que ayuda a mantener la presión arterial durante el estancamiento venoso.28 En los padentes con STPO también se observa una taquicardia excesiva como respuesta al ejercicio, que no parece ser secundaria a una regulación anormal de la frecuencia cardíaca por los MINUTOS FIGURA 89-2 Ejemplos de registros de la presión arterial (PA) y la frecuencia cardíaca de un sujeto normal (panel superior), un paciente con síndrome de taquicardia ortostática postural neuropático (panel central) y un paciente con síndrome de taquicardia ortostática postural hiperadrenérgico (panel inferior). Obsérvese la disminución modesta de la PA en el síndrome de taquicardia ortostática postural neuropático. El síndrome de taquicardia ortostática postural hiperadrenérgico se asocia a oscilaciones prominentes de la PA, aumento ortostático de la PA sistólica y una respuesta destacada de la noradrenalina a la inclinación de la cabeza. (Tomado de Low PA, Sandroni P, Joyner M, Shen W-K: Postural tachycardia syndrome. J Cardiovasc Electrophysiol 20:352, 2009.) barorreflejos.29 La intolerancia al ortostatismo se incrementa al desacos tumbrarse el individuo tras un viaje espacial o un período prolongado de reposo en cama. Se ha propuesto que el funcionamiento autónomo no se encuentra alterado en los pacientes con STPO, y que la taquicardia acusada que aparece durante el ortostatismo se debe al pequeño tama ño del corazón y al reducido volumen de sangre, «atribuible a atrofia cardíaca e hipovolemia».311 De hecho, en este estudio, el STPO mejoró o incluso desapareció en la mayoría de los pacientes mediante la práctica habitual de ejercicio.30 Otra opción para el tratamiento del STPO es aumentar el volumen intravascular mediante grandes cantidades de sales y líquidos, junto con la utilización de prendas compresivas.27 Las intervenciones farmacológicas incluyen p-bloqueantes en bajas dosis y vasoconstrictores, como midodrina y fludrocortisona, en bajas dosis. En un estudio farmacológico agudo cruzado, aleatorizado, se ha comparado el propranolol en bajas dosis (20 mg) con un placebo y se ha observado que el propranolol disminuye la frecuencia cardíaca en decúbito supino y en la postura erguida, y mejora los síntomas 2 h después de su adminis tración.31 En una comparación entre una dosis baja y una dosis más alta (80 mg) de propranolol, la dosis más alta tuvo más efecto sobre la atenuación de la frecuencia cardíaca en posición erguida y la taquicardia ortostática, pero con la dosis más baja los síntomas mejoraron más a las 2 h después de su administración. La importancia terapéutica del ejercicio y de la mejoría de la condición física cada vez es más evidente como una estrategia importante para los pacientes en malas condiciones físicas. Síncope m ed iado neuralm ente El síncope mediado neuralmente, que también se conoce como síncope neurocardiógeno, se caracteriza por episodios periódicos de síncope y función autónoma normal entre los episodios (fig. 89-3; v. capítulo 40). Los pacientes suelen sufrir desvanecimientos de tipo vasovagal y dis minución de la actividad simpática vascular durante los episodios de síncope. Más adelante en este capítulo se analizan algunas variantes del síncope mediado neuralmente. Los mecanismos subyacentes al sincope mediado neuralmente siguen siendo controvertidos, pero se cree que el síndrome es secundario a la disminución del retomo venoso hasta el corazón que se produce cuando aumenta el estancamiento venoso periférico de la sangre, que da lugar a hipercontractilidad cardíaca. Una dilatación mediada por flujo normal, pero potenciada cuando es mediada por nitratos, sugiere una posible sensibilidad vascular a los nitratos.32 En un estudio se documentó la desa parición completa de los registros nervioso simpáticos peroneos durante los episodios de síncope en estos pacientes. La respuesta hipercontráctil activa los mecanorreceptores cardíacos, lo que produce bradicardia refleja paradójica y disminución de la resistencia vascular sistémica, a pesar de la disminución del retomo venoso, que producen los síntomas presíncope H característicos de debilidad, sensación de mareo, sensación de calor o I frío y al final pérdida de la consciencia. La bradicardia y la hipotensión L cfl reflejas son parecidas a las que provoca el reflejo de Bezold-Jarisch. Si no ^ existe ningún trastorno subyacente cardiovascular, neurológico o de otro tipo, el síncope vasovagal aislado puede representar una variación de la normalidad; como el síncope espontáneo es relativamente frecuente, los sujetos generalmente tienen la presión arterial normal y la regulación de Qj la presión arterial es, por otro lado, normal.33 El pronóstico a largo plazo 5 ’ suele ser excelente,34 aparte de las secuelas de las caídas que pueden ^ producirse durante el episodio de síncope. «/» Antes de poder hacer este diagnóstico de exclusión deben considerarse £) las posibles causas cardíacas de síncope. Sin embargo, incluso entonces, o . el diagnóstico puede ser difícil. Debe excluirse el síncope situacional, así O como los síndromes de fobia y otras causas orgánicas. La prueba de la qJ mesa basculante es muy específica, pero su sensibilidad es dudosa para n el diagnóstico y no siempre es reproducible. También pueden utilizarse registradores de asa implantables, que almacenan 45 min de datos electro- jg cardiográficos retrospectivos y que pueden ser activados por los pacientes ** después de cada episodio de síncope. Sin embargo, el coste es elevado y todavía no se ha definido el beneficio diagnóstico. — Generalmente, en estos pacientes el tratamiento es conservadory v» supone educación, especialmente para determinar los factores predis- í ponentes potenciales y reconocer los síntomas prodrómicos cuando se producen. El aumento de la ingestión de líquido y sal también puede O ayudar a evitar el desarrollo del síncope. El tratamiento farmacológico 3 consiste en p-bloqueantes, que posiblemente actúan mediante inhibición S de la activación del mecanorreceptor; fludrocortisona, que expande el volumen de líquido central mediante retención de sodio; y vasocons- ^ trictores e inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, que 3 pueden tener una función en la regulación de la actividad del sistema ^ nervioso simpático. En el estudio Third International Study on Syncope of o Uncertain Etiology (ISSUE-3) se distribuyeron aleatoriamente pacientes ^ de 40 o más años con síncope asistólico grave de origen neurológico en dos grupos, uno tratado mediante estimulación con marcapasos y el otro no.35 En este estudio doble ciego, entre los 79 pacientes a los que se implantó un marcapasos, los asignados al grupo tratados con dispositivos bicamerales presentaron una recurrencia de síncopes del 25% en com paración con el 57% entre los tratados con «marcapasos desconectados» (fig. 89-4). La disminución absoluta global de recurrencia de síncopes fue del 32% en el grupo en los pacientes con marcapasos bicamerales. Entre las cuestiones que se deben considerar se encuentra la relación entre el coste económico y las complicaciones que se derivan de la implantación de un marcapasos frente a las posibles ventajas terapéuticas. Además, aunque la estimulación mediante marcapasos corrige la bradicardia, puede no ser totalmente eficaz al no compensar el componente vasodepresor en pacientes en que los síncopes son predominantemente de origen vasovagal (y no asistólico). Síndrom e de fa t iga crónica El síndrome de fatiga crónica se caracteriza por aparición de cansancio inexplicable que dura al menos 6 meses, no se alivia con el reposo y no tiene una causa definida. La causa de este síndrome no está clara. Algu nos datos sugieren su posible relación con anomalías del metabolismo y de la actividad bioenergética de la musculatura esquelética y cardíaca.36 Otros estudios indican que la disautonomía puede ser frecuente en los pacientes con el síndrome de cansancio crónico. Basándose en la prueba de la mesa basculante, más del 60% de los pacientes con cansancio crónico presentan anomalías de las respuestas de la presión arterial y de la frecuencia cardíaca, con hipotensión súbita, bradicardia o taquicardia intensas, junto con disminución de la conciencia. General mente, en estos pacientes los episodios de síncope se asocian a disminución del flujo simpático en ausencia de hipovolemia o de hipercontractilidad ventricular. 1937 Actividad simp. Presión arterial ill/j Frecuencia" cardíaca Plet. digital 200 mmHg 190 latidos/min 60 10 s FIGURA 89-3 Registros de la actividad nerviosa simpática y de la presión arterial antes y durante el síncope vasovagal. Obsérvense la disminución simultánea de la actividad nerviosa simpática, la frecuencia cardíaca y la presión arterial que se asocia al episodio de síncope (*). Plet, pletismografía; simp., simpática. (Tomado de Wallin BG, SundlofG: Sympathetic outflow to muscles during vasovagal syncope. J Auton Nerv Syst 6:287, 1982.) E n fe r m e d a d e s c a r d io v a sc u l a r e s y t r a st o r n o s de o tr o s ó r g a n o s < O UJ cc MESES N.° en riesgo Mp CONECTADO 39 Mp DESCONECTADO 38 31 32 25 27 21 22 21 16 18 14 15 13 12 8 13 11 FIGURA 89-4 Tiempo transcurrido hasta la primera recurrencia de síncope según el análisis por intención de tratar. Los valores de probabilidad se calcularon para un umbral de significación estadística de 0,04. Mp, marcapasos. (Tomado de Brignole M, Menozzi C, Moya A, et al: Pacemaker therapy in patients with neurally mediated syncope and documented asystole: Third International Study on Syncope o f Uncertain Etiology [ISSUE-3]: A randomized trial. Circulation 125:2566, 2012.) No se ha demostrado que el tratamiento con fludrocortisonay la inges tión de grandes cantidades de sal sean beneficiosos para los pacientes con astenia crónica, como ocurre en la mayoría de los pacientes que sufren intolerancia ortostática secundaria a insuficiencia neurocirculatoria simpática. En estos pacientes, no está claro el mecanismo exacto de la intolerancia ortostática. Los tratamientos alternativos pueden consistir en midodrina o (3-bloqueantes. No se sabe si el alivio de los síntomas de disautonomía puede aliviar los síntomas de cansancio en estos pacientes. Puesto que estos pacientes suelen ser físicamente inactivos, un programa de entrenamiento con ejercicio para mejorar el bienestar general puede ayudar a aliviar los síntomas. Insuficiencia barorrefleja Las causas más frecuentes de insuficiencia barorrefleja son la cirugía, la radioterapia y los accidentes cerebrovasculares. La insuficiencia es el resultado de la lesión de la entrada neuronal aferente (a través de los nervios vago y gjosofaríngeo) o de la lesión de los núcleos del tronco del encéfalo o de las interneuronas.1 Como resultado, se produce ausencia de respuesta a la estimulación del barorreceptor arterial. Estos pacientes suelen presentarse con crisis agudas de hipertensión significativa similares a las del feocromocitoma, que se asocian a palpi taciones, diaforesis y cefalea intensa. Los pacientes pueden presentarse después de una intervención quirúrgica, un traumatismo o un accidente cerebrovascular. La presión arterial es lábil y puede aumentar hasta cifras extremadamente altas. En algunos estudios se ha demostrado que del 9 al 30% de los pacientes tienen hipertensión que se corresponde con insuficiencia barorrefleja después de una endoarterectomía carotídea.1 Los pacientes con afectación unilateral también pueden mostrar insuficiencia casi completa. El barorreflejo carotídeo derecho puede ser más eficaz que el reflejo carotídeo izquierdo, lo que indica una diferencia del resultado clínico dependiendo de qué arteria carótida esté afectada. Los hallazgos clínicos pueden variar con el tiempo, y los episodios agudos durante las horas de vigilia pueden imitar un feocromocitoma; durante el sueño pueden producirse hipotensión y bradicardia intensas. La frecuencia cardíaca y la presión arterial cambian a la vez (ambas aumentan o disminuyen al mismo tiempo). Además, al principio la hipotensión ortostática es escasa o nula, pero puede aparecer más adelante cuando el paciente está de pie mucho tiempo. Pueden producirse episodios apneicos debido a la pérdida de aferentes neurales desde los quimiorreceptores carotídeos. La pérdida del mecanismo amortiguador barorreflejo hace que se produzcan respuestas prolongadas y exageradas en varias pruebas, como la prueba de hipertensión por frío. Las concentraciones plasmáticas y urinarias de noradrenalina pueden ser altas, con concentraciones plas máticas que varían de 1.000 a 3.000 pg/ml. Los estímulos menores pueden producir crisis hipertensivas, incluso después del tratamiento inicial con 1938 éxito en estos pacientes, y puede ser necesario el tratamiento a largo plazo. Desde el punto de vista diagnóstico, en estos pacientes puede observarse una respuesta de hipotensión tras administrar una pequeña dosis de clonidina, pero sin respuesta de la frecuencia cardíaca a infusiones depre soras o hipertensoras, incluso aunque la frecuencia car díaca cambie con la sedación o los estímulos corticales.1 El tratamiento inicial durante las primeras 72 h consis te en nitroprusiato y clonidina. De forma crónica, los pacientes pueden seguir teniendo hipertensión lábil y taquicardia, que alternan con hipotensión y bradicardia. Este cuadro puede tratarse de forma eficaz con clonidina y metildopa. En los períodos de estimulación cortical excesiva (p. ej., estrés, ansiedad),las benzodiacepinas en bajas dosis y la clonidina contribuyen a aliviar los síntomas.1 Hipersensib ilidad del seno carotídeo La hipersensibilidad del seno carotídeo se define como una pausa ventricular de más de 3 s y/o una caída de la presión arterial sistólica de más de 50 mmHg cuando se hace un masaje del seno carotídeo.34 La sensibilidad a los barorreflejos se ve incrementada en pacientes sinto máticos y asintomáticos con hipersensibilidad del seno carotídeo.37 El síndrome del seno carotídeo se refiere a la asociación de hipersensibilidad del seno carotídeo con síncope espontáneo. El masaje del seno carotídeo debe evitarse en los pacientes con episodios isquémicos transitorios previos, accidente cerebrovascular en los 3 meses anteriores o soplos carotídeos, a no ser que se haya excluido un trastorno importante de la arteria carótida en los estudios Doppler. La estimulación cardíaca con un marcapasos se ha considerado una opción de tratamiento, aunque en un estudio cruzado, aleatorizado, doble ciego, controlado con placebo, no se ha demostrado que la estimulación con marcapasos de doble cámara aporte algún beneficio38 (v. capítulo 36). Deficiencia del transporte de noradrenalina Los pacientes con deficiencia del transporte de noradrenalina presentan una deficiencia del transportador de noradrenalina de la membrana. Como resultado, la recaptación de noradrenalina en las terminaciones nerviosas simpáticas disminuye más del 98%. Esto hace que existan con centraciones de noradrenalina elevadas en la sinapsis y que se produzca taquicardia resultante, especialmente cuando el paciente está de pie, porque aumenta la liberación de noradrenalina, a pesar de que ya está elevada su concentración sináptica. Enferm edad de A d d ison La hipofunción suprarrenal, o enfermedad de Addison, y especialmente las crisis addisonianas pueden manifestarse como una disfundón autóno ma global, que afeda especialmente a la frecuencia cardíaca y a la presión arterial. La deficiencia combinada de glucocorticoides y mineralocorticoi des puede deberse a un defecto en cualquier punto del eje hipotalámico- hipofisario-suprarrenal. La insuficiencia de glucocorticoides contribuye a la hipotensión y puede reducir la contractilidad del miocardio. En la enfermedad de Addison primaria, la insuficiencia de mineralocorticoides altera el eje renina-angiotensina-aldosterona y el equilibrio de líquido intravascular, lo que contribuye a la hipotensión y la taquicardia que se observan en estos pacientes. Los efedos combinados de las deficiencias de glucocorticoides y mineralocorticoides producen una disminudón del volumen intravascular con atenuadón de la respuesta cardíaca a los fac tores de estrés, que causan hipotensión ortostática y colapso circulatorio eventual si no se tratan correctamente. Así, la enfermedad de Addison puede imitar una disfundón autónoma central debido a sus efectos sobre el control circulatorio y el estado del volumen. VA R IA N TES DEL SÍNCO PE N EU RO CA RD IÓ G EN O Estenosis aórtica El síncope por ejercicio es frecuente en pacientes con estenosis aórtica (v. capítulo 63) y suele atribuirse a hipersensibilidad del seno carotídeo, arritmias o insufidencia ventricular izquierda. La respuesta compensadora normal al ejercicio supone un aumento de la presión arterial y de la fre- cuenda cardíaca debido al aumento del gasto cardíaco, la vasoconstricción periférica en los músculos inactivos y la vasodilatación en los músculos activos. El comienzo del casi-síncope en los pacientes con estenosis aórtica se asocia a una disminución grande de la presión arterial y del gasto car díaco hasta los niveles de reposo en ausencia de vasoconstricción refleja adecuada. Los pacientes con estenosis aórtica y antecedentes de síncope por ejercicio desarrollan vasodilatación paradójica de los antebrazos cuando hacen ejercicio con las piernas. Se cree que esta vasodilatación muscular está causada por la activación de las aferentes vagales meca- nosensibles en respuesta a un aumento de la presión telediastólica del ventrículo izquierdo asociado a obstrucción del tracto de salida. El efecto neto de este proceso es la vasodilatación refleja. Sin embargo, la respuesta vasodilatadora no se acompaña de bradicardia, lo que indica que la res puesta de síncope al ejercicio en la estenosis aórtica es principalmente vasodepresora, más que cardioinhibidora. Insuficiencia renal y hem od iá lis is La hipotensión aguda es una complicación frecuente de la hemodiálisis, aunque no se ha definido bien la causa precisa (v. capítulo 88). Es posible que el mecanismo sea parecido al de la hipotensión que se asocia a la hemorragia aguda, en la que se producen inactivación simpática para dójica, vasodilatación y bradicardia. Al parecer, este es el resultado de la activación de las aferentes vagales cardíacas causada por la taquicardia y la disminución del llenado ventricular. Los pacientes en hemodiálisis propensos a la hipotensión tienen taquicardia inicial, activación sim pática y vasoconstricción, seguidas por hipotensión intensa causada por bradicardia paradójica, vasodilatación e inhibición simpática. Esto es diferente en los pacientes que no son propensos a la hipotensión y muestran un aumento progresivo de la frecuencia cardíaca y la actividad simpática durante la diálisis. Además, existe una diferencia clara de la adaptación cardíaca a los cambios del volumen de líquido: los pacientes propensos a la hipotensión muestran una disminución progresiva has ta casi la obliteración de las dimensiones telesistólicas del ventrículo izquierdo, mientras que en los pacientes resistentes a la hipotensión se producen pocos cambios. Esto indica que el mecanismo por el que se desarrolla hipotensión en los pacientes en hemodiálisis propensos a la bajada de la presión arterial puede ser la contracción excesiva del miocardio alrededor de una cámara vacía, que produce la activación de los mecanorreceptores ventriculares y la inhibición cardíaca consecuente. En el diagnóstico diferencial de la hipotensión durante la diálisis también deben incluirse la hipovolemia simple, el derrame pericárdico con desa rrollo de taponamiento cuando disminuye la presión de llenado cardíaca y la isquemia cardíaca. Trom bólisis coronaria derecha En los pacientes con oclusión de la arteria coronaria derecha después de un tratamiento trombolítico intracoronario y de la reperfusión con secuente, se observa una incidencia mayor de bradicardia e hipotensión («80%) que en los pacientes con oclusión coronaria izquierda (=14%; v. capítulo 55). Esta diferencia que se percibe puede estar causada en parte por la distribución preferente de los receptores cardíacos inhibidores en la pared inferoposterior del ventrículo. La activación del reflejo inhibidor puede estar causada por el aumento súbito de la fuerza contráctil del segmento del miocardio previamente acinético, que produce la activación de las aferentes vagales mecanosensibles, o por la liberación de radicales libres y otros productos metabólicos, con activación de las aferentes vagales quimiosensibles. | In farto de m iocard io de la pared inferior •§ Como ya se ha mencionado, los receptores inhibidores cardíacos se § localizan preferentemente en la pared inferoposterior del ventrículo $ izquierdo. Cuando se produce un infarto, se podría esperar que se ~o produjera taquicardia refleja, que es lo que suele ocurrir en los pacientes « que sufren un infarto de la pared anterior. Sin embargo, en los pacien- 'g tes que sufren un infarto de la pared inferior (v. capítulo 52) puede g producirse un aumento relativo de la incidencia de bradicardia e hipo- g tensión. Durante la angina de Prinzmetal, el espasmo de los vasos que £ irrigan la pared inferior suele causar bradicardia con más frecuencia que 'cL, el espasmo de los vasos que irrigan la pared anterior, que suele causar g taquicardia. Al parecer, esta activación refleja de las señalesinhibidoras tS cardíacas también produce inhibición de la actividad simpática renal, £ que potencia aún más la hipotensión neurógena. > La disminución refleja de la poscarga cardíaca y de la frecuencia cardía- ca puede ser beneficiosa en el cuadro del infarto de miocardio causado por © la disminución de la demanda de oxígeno del miocardio. Así, la activación de bajo grado del reflejo inhibidor cardíaco puede contribuir al pronóstico I más favorable que se asocia al infarto de miocardio de la pared inferior. I M iocard iop atía h ipertrófica obstructiva ^ En pacientes con miocardiopatía hipertrófica obstructiva (MHO) el sin- cope se asocia a un riesgo elevado de muerte súbita (v. capítulo 66). ^ Generalmente, en estos pacientes la muerte súbita se asocia a una ten- dencia a desarrollar arritmias malignas. Sin embargo, en los pacientes Qj con M HO también se produce síncope durante el ritmo sinusal y una 5 ’ respuesta anormal de la presión arterial al ejercicio, lo que indica que la activación de los barorreceptores del ventrículo izquierdo puede causar hipotensión asociada y colapso hemodinámico. En estos pacientes, la 2 predisposición a la hipotensión y la bradicardia parece ser el resultado de q . la activación de los mecanorreceptores del ventrículo izquierdo. La prueba o de la mesa basculante provocó hipotensión en un gran número de estos qJ pacientes con antecedentes de síncope. La basculación con la cabeza n hada arriba se emparejó con la ecocardiografía, que reveló disminución del tamaño de la cavidad y aumento del acortamiento fracciona! cuando jg se producía la basculación, lo que se corresponde con condiciones que podrían ser favorables a la activación de los mecanorreceptores del ven- trículo izquierdo. Esto indica que la causa del síncope en los pacientes — con MHO puede consistir no solo en arritmias malignas, sino también w» en la activación inadecuada de los mecanorreceptores inhibidores del í ventrículo izquierdo en respuesta a la contracción ventricular intensa o la disminución del tamaño de la cavidad ventricular. O 3 Fobia a la sangre 8 Muchas personas tienen fobia a la sangre o a las heridas y sufren un síncope o un presíncope en respuesta a estos estímulos visuales. Se cree que en estos pacientes el síncope es en gran medida neurógeno d y anticipatorio debido a la gran correlación con los factores de estrés ^ situadonales. Se ha indicado que los pacientes que sufren síncopes debido o a la fobia a la sangre o las heridas realmente tienen una predisposición ^ subyacente al síncope neurocardiógeno. En los pacientes con antecedentes de síncope por fobia a la sangre se ha observado que la frecuencia de síncopes inducidos por inclinación es mayor que en los controles. Estos hallazgos indican que el desvanecimiento en respuesta a la sangre o las heridas puede estar causado por disfundón del control circulatorio neural y tiene un origen orgánico asodado. Se ha propuesto que esta disfundón podría causar la fobia de forma secundaria debido a la repetición de los episodios de síncope. TRASTO RNO S CON A U M EN TO DEL FLUJO S IM PÁ T ICO Puede producirse un aumento del flujo simpático en varios trastornos, ya sea como un suceso primario que contribuye al desarrollo de la enferme dad o de forma secundaria debido a la enfermedad subyacente. La activa- dón simpática aumenta con la edad, incluso en ausencia de enfermedad,39 y puede contribuir al aumento del riesgo de hipertensión reladonado con la edad. Aunque en las mujeres la actividad simpática muscular es inferior que en los hombres, el aumento del tono simpático relacionado con la edad es mayor, por lo que la diferencia de la actividad simpática entre los hombres y las mujeres se atenúa debido a la menopausia. H ipertensión esencial neurógena Los pacientes con hipertensión esencial precoz (v. capítulo 43) pueden tener circulación hiperdinámica impulsada por el aumento de la activa ción nerviosa simpática eferente de los músculos esqueléticos y por las concentraciones elevadas de noradrenalina en el corazón y los riñones. El aumento del flujo simpático puede estar causado por uno o más de los factores siguientes: alteración de la estimulación barorrefleja, aumento de la estimulación quimiorrefleja, resistencia a la insulina y factores gené ticos. La activación simpática estimula el corazón, con el consiguiente aumento del gasto cardíaco, vasoconstricción mediada neuralmente y aumento de la supresión de renina y la reabsorción tubular de sodio, lo que aumenta el volumen de líquido corporal total. A largo plazo, los cambios secundarios vasculares y de los órganos finales pueden mantener la hipertensión estableada, incluso en ausencia de activación simpática franca y de taquicardia. Estudios recientes indican que la ablación bilateral por radiofre cuencia basada en catéter de los nervios renales (simpáticos eferentes y sensitivos aferentes) en pacientes con hipertensión resistente puede 1939 E n f e r m e d a d e s c a r d io v a s c u l a r e s y t r a s t o r n o s de o t r o s ó r g a n o s provocar disminución significativa y sostenida (hasta 12 meses después de intervención) de la presión sistólica y diastólica.40 En un estudio reciente de un caso, la ablación unilateral de los nervios simpáticos renales se acompañó de una disminución notable de la actividad sim pática renal, disminución de la actividad de la renina en un 50%, dis minución del vertido de noradrenalina en todo el organismo, aumento de la estimulación del barorreflejo y disminución de la presión arterial.41 A los 12 m eses después de la intervención, la presión arterial seguía estando significativamente más baja, la microneurografía demostró dis minución de la actividad simpática y en la RM cardíaca se observó una disminución de la masa ventricular izquierda (fig. 89-5). La inhibición simpática inducida por la estimulación del barorreceptor carotídeo puede desempeñar también algún papel en la disminución de la PA, especialmente en pacientes con hipertensión resistente.42 Un esti mulador eléctrico de los barorreflejos situado bilateralmente a la altura del seno carotídeo (Rheos) indujo una disminución aguda de la PA en un grupo de 12 individuos con hipertensión resistente, debido a la reducción de la actividad simpática a nivel central42 (fig. 89-6). En el estudio doble ciego posterior Rheos Pivotal Trial,43 se implantó el dispositivo Rheos a 265 pacientes con hipertensión resistente, que 1 mes después fueron distribuidos aleatoriamente en dos grupos (2:1), uno tratado mediante terapia activadora de los barorreflejos (TAB) (grupo A) y otro al que no se aplicó la TAB hasta transcurridos 6 meses desde la implantación (grupo B). La proporción de pacientes en que se constató una respuesta VERTIDO RENAL VERTIDO EN TODO EL ORGANISMO E DI u jS o < 0 5 H > g < DC O 100 90 - 80 70 60 50 40 30 20 -| 10 0 □ Riñón izquierdo □ Riñón derecho E 800 |> 700 g ~ 600 - q Z 500 Q —I ir z ^ c c 2 0 0 A o < 400 300 - Línea basal Presión 161/107 sanguínea mmHg A sistólica/diastólica media en la consulta 30 días después de la desnervación bilateral 141/90 mmHg 100 -| 0 Línea basal ACTIVIDAD NERVIOSA SIMPATICA MUSCULAR Línea basal Seguimiento a los 30 d ías Seguimiento a los 12 meses Presión arterial ANSM 56 impulsos/min 41 impulsos/min FIGURA 89-5 Noradrenalina vertida en el riñón y en todo el organismo y resultados de la microneurografía antes y después de la ablación de los nervios renales. A. Resultados de la desnervación renal bilateral, evaluados mediante el método de dilución del radiomarcador, en la línea basal y 30 días después de la intervención. Después de la ablación, se observó disminución del vertido de noradrenalina en ambos riñones (48% en el riñón izquierdo y 75% en el riñón derecho), lo que indica modulación sustancial de la actividad de los nervios eferentes simpáticos
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