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Reporte de lectura La historiografía de la Revolución Francesa en vísperas del bicentenario

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Reporte “La historiografía de la Revolución Francesa en vísperas del bicentenario”.
Lo que nos presenta Michel Vovelle es una síntesis de lo que ha pasado en los últimos 100 años con respecto a la interpretación y proceso histórico que ha seguido la construcción del discurso en torno al importante hito denominado como la revolución francesa. Al comienzo con una anécdota pesimista intenta esclarecer como preámbulo que existe una premisa (más adelante replanteada) que es un tema por demás estudiado y que carece de una relevancia vigente. Para empezar este viaje, el autor hace una recapitulación de lo que ha pasado a través de un breve flash back hacia el horizonte de los 1900, donde una época jauresiana se encuentra en apogeo gracias a la saga de la Historia socialista de la Revolución por Jaures influenciada por una triada clásica con nombres como Marx, Michelet y Plutarco, y marca una tónica historiográfica que se queda vigente por mucho, pues genera las pautas de estudios posteriores enfocados en el tema social. Consecuentemente se desarrolla desde la escuela jacobina una lectura más social y sin ser estrictamente marxista, donde pone en escena a las masas rurales, urbanas y burguesas como agentes de cambio en las estructuras sociales y de pensamiento. 
Sin embargo, después de los 50’s en la segunda generación de los Annales, Braudel presenta el relevante concepto de la larga duración, generando un vuelco considerable al estudio considerando la historia de las sociedades y su civilización material como un producto de esta transición temporal que consecuentemente se impuso con peso en la historia de la revolución francesa. A pesar de esto, en los albores de los 60’s se “atacó” esta posición con la incursión anglosajona en el tema como Cobban que llega a negar las causalidades sociales y darle mayor peso a lo político. El autor considera que por el hecho de que estos historiadores son ajenos al contexto francés y por una visión crítica y extranjera, llegan al estudio de este evento sin los prejuicios o sesgos usuales de los nacionales, pero además llegan con una visión “revisionista”, pues se dedican a revisar todo lo que se da por hecho en torno a la historia escrita desde sus fuentes hasta las interpretaciones. 
Desde estas posturas vemos un antagonismo entre bandos de jacobinos y revisionistas, cada uno con sus fortalezas y oportunidades que aportan algo a la mesa, desde la nueva historia agraria y la historia de las mentalidades en las masas sociales hasta las posturas generadas desde la teoría de las circunstancias concentradas en identificar los catalizadores del sistema revolucionario y sus efectos del terror. Empero, se presenta como una tercera postura fundamentada en la historia contrarrevolucionaria que argumenta una deconstrucción de los mitos o ideales románticos de la revolución y apelar a una discusión factual y racional de los hechos que provocó un despertar y nuevo interés, tanto para los que se adscriben a la postura como para los que la critican. A partir de estos hitos, las perspectivas se mejoran en los estudios de la revolución francesa con programas de investigación y coloquios con tendencias y panoramas en escalas internacionales, donde diversos temas son retomados o postulados para encontrar desde los estudios de caso o micro escalas, a los héroes anónimos del movimiento, redescubriendo el carácter político y su historia detrás del escenario que fomento la investigación biográfica capaz de distinguir particularidades y peculiaridades de los diversos personajes que participaron en la revolución, dándoles una nueva significancia e identidad dentro de su propia historia, desde los singulares como los aristócratas famosos revelados en sus textos hasta los plurales como las masas campesinas reflejados en sus memorias colectivas, llevando a cabo un sinfín de acercamientos históricos, como lo rural, urbano, cultura hasta llegar a las mentalidades. Y es justamente desde las mentalidades donde se imprime y proyecta una nueva imagen de la revolución francesa, pues aprovechando el bicentenario, se reapropia y refresca con una nueva oleada de ideas y pensamientos que generan nuevos trabajos para la aclaración de puntos aun polémicos y lejos de un acuerdo homogéneo, pero es justamente en los debates y nuevas lecturas que el autor afirma que la revolución no está terminada y todo lo contrario, sigue siendo un tema extremadamente interesante y prudente de estudio ante un marcado olvido o rezago de la educación popular, y que tanto para los franceses como para el mundo, aporta y aportará mucho más al conocimiento de la humanidad y de su misma historia.

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