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Levin - Breve introduccion a la psicofarmacologia para estudiantes de psicologia

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Breve introducción a la psicofarmacología 
para estudiantes de psicología 
 
 
 Dr. Santiago A. Levin 
 Depto. de Salud Mental 
 Facultad de Medicina (UBA) 
 
 
Clase dictada en la Facultad de Psicología (UBA) 
Materia: Clínica de Adultos 
Titular: Lic. Juan Tausk 
1. Introducción 
La intención de esta clase es presentar una introducción a la 
psicofarmacología sin soslayar los aspectos problemáticos involucrados, 
apoyándose más en los interrogantes que en las certezas, más en la clínica 
que en las clasificaciones exhaustivas que pueden encontrarse en cualquier 
libro de la materia. Además de presentar a Uds los distintos grupos de 
fármacos disponibles y algunos elementos básicos de farmacología, 
intentaremos discutir, entre todos, algunas preguntas. Preguntas que 
tendrán respuestas diversas, a veces polémicas, pero nunca cerradas a la 
discusión. 
Diremos algo sobre la historia de los psicofármacos. Si bien desde 
muy antiguo se utilizaron diversos compuestos con mayor o menor suerte y 
poca sistematización, la psicofarmacología moderna nace en la primera 
mitad del siglo XX y más o menos por casualidad. Es importante aclarar 
este punto: el hecho de que algunos de los primeros psicofármacos hayan 
aparecido mientras se buscaba otra cosa no quiere decir que no existiera 
interés en encontrarlos. El mismo Freud se había mostrado interesado en la 
posibilidad de contar con sustancias químicas capaces de influir 
favorablemente en la evolución de algunos cuadros severos. 
El primer antidepresivo se obtiene, como decíamos, por azar (el 
término en inglés es serendipity, traducido a veces “serendipia”): se 
buscaban nuevos fármacos para el tratamiento de la tuberculosis y se 
observó que con uno de ellos, de poca eficacia antituberculosa, los 
pacientes experimentaban una sorprendente mejoría anímica (como sucede 
en muchas infecciones crónicas, el estado anímico en los enfermos 
tuberculosos sufre caídas importantes en distintos momentos de la 
evolución). Más o menos por la misma época se obtienen los primeros 
antipsicóticos (el primero fue la clorpromazina). No quisiera extenderme 
sobre la historia de la psicofarmacología y su estatus actual dentro de la 
psiquiatría porque no es el objetivo de esta clase, pero es necesario tener 
en cuenta algunos puntos importantes: 
 
• El número de fármacos disponibles no ha hecho más que aumentar 
desde entonces hasta nuestros días. En algunos casos se trata de 
 1 
drogas enteramente nuevas y en otros de modificaciones de las 
viejas (en este caso se las llama me too drugs, es decir, drogas yo 
también). 
• Junto con la psicofarmacología moderna nace también la moderna 
industria psicofarmacológica, que fue adquiriendo un peso cada vez 
mayor en la escena de la Salud Mental. El enorme poder que esta 
industria ha alcanzado y su influencia en el diseño de la investigación 
y de las currículas profesionales constituye un tema de gran 
importancia que no puede soslayarse si se intenta comprender el 
fenómeno en su totalidad. 
• La psiquiatría actual atraviesa una etapa caracterizada por una 
profunda crisis de paradigma que se expresa, entre otras cosas, en 
una renuncia al diseño de un programa científico propio, 
transformándose así en una disciplina generalmente empobrecida que 
maneja una clínica simplista y poca o ninguna teoría sobre el 
funcionamiento psíquico. Y que, por lo tanto, resulta fácilmente 
influenciable desde afuera por intereses que no son necesariamente 
los propios. Dicho sea de paso, no es la psiquiatría la única disciplina 
en crisis dentro del campo de la Salud Mental. 
• El panorama expuesto es complejo y no puede analizarse en dos 
líneas (al final de la clase me extenderé un poco más en el asunto). 
Por ahora es importante afirmar que: la psicofarmacología 
moderna constituye una importante herramienta terapéutica 
en el tratamiento de muchos padecimientos mentales. Su 
aplicación racional y éticamente fundamentada requiere una 
larga preparación y conlleva una importante responsabilidad, 
que se torna aun mayor considerando el contexto de crisis de 
paradigma en el que tal conocimiento debe ser puesto en 
práctica. Pero el contexto de crisis teórica y de fuertes 
intereses externos a la disciplina, no disminuye la importancia 
de este instrumento que en ocasiones se torna 
dramáticamente necesario. 
2. Algunos conceptos básicos 
2.1. Sobre Farmacología 
• La farmacocinética estudia los mecanismos mediante los cuales el 
fármaco administrado llega a su sitio de acción y luego es eliminado 
del organismo. El sitio de acción de los psicofármacos es el SNC, y en 
particular algunos sectores discretos del mismo. Desde el punto de 
vista farmacocinético se describen cuatro etapas: absorción (que 
depende de la vía de administración: oral, intramuscular, 
intravenosa), distribución (casi siempre a través del torrente 
sanguíneo), metabolismo (modificaciones moleculares que permiten 
que el fármaco sea luego excretable; el órgano metabolizador por 
excelencia es el higado) y excreción (básicamente renal, a través 
del proceso de filtrado glomerular). 
• La farmacodinamia estudia los efectos de los fármacos una vez que 
alcanzan su sitio de acción, en distintos niveles que van desde lo 
molecular en adelante (celular, tisular, orgánico sistémico, social). En 
 2 
otras palabras, la farmacodinamia intenta develar los mecanismos 
por los cuales un fármaco hace lo que hace (mecanismo de acción 
que desemboca en el efecto clínico buscado). 
• Las drogas que tienen acción específica son las que actúan sobre 
algún tipo de receptor celular, desencadenando a continuación una 
serie de eventos subcelulares que culminan finalmente con el efecto 
clínico. Las células se comunican entre sí por diversos mecanismos, 
pero los más importantes, desde el punto de vista farmacológico, son 
los mecanismos químicos (hormonas, neurotransmisores, citoquinas, 
etc.). 
• La neurotransmisión es un fenómeno complejo que no se 
desarrollará aquí, y que incluye desde la producción (fabricación) del 
neurotransmisor (proceso denominado biosíntesis) hasta los 
mecanismos de su liberación y modulación de su acción específica. 
Baste decir que el complejo proceso de comunicación mediante 
neurotransmisores está sujeto a distintas formas de modulación y 
regulación, etapas que pueden ser todas blanco de la acción de un 
determinado fármaco. Los elementos básicos de la neurotransmisión 
química son: el terminal sináptico de una neurona, el 
neurotransmisor liberado desde el terminal sináptico a partir de un 
estímulo y el receptor ubicado en la superficie de la neurona 
postsináptica. Es decir, existe un emisor (el terminal presináptico), 
un mensajero (el neurotransmisor) y un receptor (postsináptico) 
que reconoce al mensajero luego de lo cual se desencadena una serie 
de eventos que desembocan en la respuesta celular. 
• Tanto un neurotransmisor como un fármaco pueden tener, sobre un 
determinado tipo de receptor, efecto agonista o efecto 
antagonista. Un agonista es un fármaco que al unirse al receptor 
desencadena la serie de eventos que culminan con el efecto 
farmacológico. Un antagonista se une al receptor pero no genera esta 
serie de eventos por lo que se dice que carece de actividad 
intrínseca. 
• Se denomina latencia para el efecto farmacológico al tiempo que 
transcurre entre el inicio de la farmacoterapia y la respuesta clínica 
buscada. Varía de un grupo farmacológico a otro (y aun dentro del 
mismo grupo, aunque en menor grado). Por ejemplo, para un 
ansiolítico o un hipnótico la latencia puede medirse en minutos u 
horas, mientras que para empezar a observar el efecto clínico de un 
antidepresivo se deben esperar semanas. 
• En el SNC se describen distintas vías de transmisión neural, 
asociadas a distintos procesos fisiológicos. La descripción detallada de 
este aspecto de la neurofisiología no es objeto de esta clase, pero 
mencionaremos que cada una de estas vías tiene un recorridodeterminado (sitio de origen y de destino) y uno o más 
neurotransmisores que característicamente cumplen la función de 
mensajeros. Algunos de los neurotransmisores de importancia en 
psicofarmacología son: serotonina, noradrenalina, dopamina, ácido 
gama amino butírico (GABA), glutamato, etc. Cada uno de estos 
sistemas tiene una regulación/modulación propia, y en general cada 
psicofármaco actúa preferentemente sobre uno de los sistemas de 
neurotransmisión o un grupo discreto de ellos. Sin embargo, 
 3 
sabemos hoy que los sistemas de neurotransmisión están 
todos íntimamente relacionados e interregulados. 
• Las hipótesis clásicas que relacionaban el mecanismo de acción de los 
psicofármacos con las respuestas clínicas buscadas se basaban en la 
relación de un determinado sistema de neurotransmisión con una 
determinada patología. Así, la teoría dopaminérgica de la 
esquizofrenia intentaba explicar esta enfermedad a partir de 
alteraciones en el sistema de la dopamina. En la actualidad ya no se 
tiende a relacionar de manera tan lineal y exclusiva la alteración de 
un sistema de neurotransmisión con una determinada patología ni 
con una determinada farmacoterapia, aunque se reconoce que 
algunos sistemas predominan en la patogenia de algunas condiciones 
clínicas. 
• A pesar del gran conocimiento acumulado en los últimos cincuenta o 
sesenta años de investigación en la materia (conocimiento que 
apunta cada vez más a cambios que los fármacos producen a nivel 
genómico en la síntesis de proteínas), es poco aun lo que sabemos 
sobre el mecanismo último mediante el cual los psicofármacos 
terminan produciendo el efecto clínico buscado. En cambio, se 
ha acumulado mucha experiencia acerca de cómo se comportan 
clínicamente los psicofármacos, en qué situaciones funcionan mejor, 
en cuáles peor y en cuáles son directamente iatrogénicos. 
• Al intervenir en alguno o algunos de los procesos de la 
neurotransmisión, los psicofármacos introducen cambios más o 
menos estables en los mismos los cuales desembocan de alguna 
manera en el efecto clínico buscado. 
• Es muy importante tener en cuenta que los fármacos no interactúan 
sólo con un tipo de receptor sino que muchas veces lo hacen con 
varios tipos y subtipos de los mismos, y no solamente en el sitio de 
acción deseado (en nuestro caso el SNC) sino en diversos estratos del 
organismo. Lo anterior sirve para explicar, en parte, la ocurrencia de 
los efectos adversos (el fármaco activa y/o bloquea receptores en 
distintos tejidos alejados al sitio de acción, produciendo efectos 
significativos). 
2.2. Sobre la prescripción 
La prescripción de un tratamiento psicofarmacológico debería ser la 
culminación de una cuidadosa evaluación en, al menos, cuatro áreas. Es 
necesario hacer, por supuesto, un diagnóstico de enfermedad o 
padecimiento mental. Aunque resulte una obviedad, es importante recalcar 
que no todos los sufrimientos mentales se benefician de una 
farmacoterapia, por lo que la decisión de medicar es tan importante y 
trascendente como la de no hacerlo. En segundo lugar, se debe hacer 
un diagnóstico de personalidad del sujeto que recibirá el tratamiento, ya 
que la intervención terapéutica debe adecuarse a las características de cada 
paciente (por ejemplo, una persona con marcados rasgos fóbicos necesitará 
tiempo, seguridad y contención, y probablemente un inicio con menores 
dosis). La desatención de estos aspectos es causa, con bastante frecuencia, 
de fracasos terapéuticos y de abandono de tratamiento. El diagnóstico de 
situación es indispensable en cualquier intervención terapéutica, y muchas 
veces es el que determina la selección de un tipo de intervención por sobre 
 4 
otros (no se puede prescribir tratamientos costosos, por ejemplo, a sujetos 
que no los pueden costear; tampoco es posible poner medicación 
potencialmente tóxica en manos de un paciente con intensos pensamientos 
suicidas si no existe un familiar que pueda hacerse cargo de la 
administración). Por último, se debe conocer el estatus orgánico del 
paciente (enfermedades, antecedentes, tratamientos farmacológicos 
actuales, alergias e hipersensibilidades, riesgos familiares, etc.) ya que 
muchas condiciones patológicas desaconsejan o contraindican el 
uso de algunos psicofármacos. 
2.3. Sobre la complejidad de los fenómenos aludidos 
No es posible pensar en un psicofármaco como si fuese, por ejemplo, 
un antibiótico. El modelo infectológico (agente patógeno-huésped 
predispuesto-infección-proceso patogénico que culmina en el estado de 
enfermedad-fármaco anti agente infeccioso-curación) no es aplicable a los 
padecimientos mentales, aunque algunos grupos de psicofármacos se 
denominen siguiendo esta tradición utilizando el prefijo anti 
(antidepresivos, antipsicóticos, anticiclantes). Es claro que sabemos poco y 
que navegamos en un mar de incertidumbres. Que el padecimiento mental 
se comunica mediante palabras, que somos sujetos de la cultura y que la 
construcción de la subjetividad tiene, a pesar de las huellas colectivas 
(culturales), devenires íntimamente individuales. No podemos mensurar de 
la misma manera que lo hacen otros médicos que utilizan el microscopio o 
la resonancia magnética sino que tenemos que guiarnos por modelos 
teóricos y a la vez por nosotros mismos como instrumento sensible. La 
formación teórica, las elecciones ideológicas, éticas y políticas, la postura 
epistemológica y la vocación reparatoria serán todas determinantes a la 
hora de moverse en un terreno tan apasionante como resbaladizo. 
3. Los grupos de psicofármacos 
Como dijimos al inicio de la clase, no se hará aquí una descripción 
detallada de cada fármaco sino que se presentarán, a grandes rasgos, los 
distintos grupos con algunos ejemplos mencionando los usos clínicos más 
corrientes de cada uno. Los distintos usos clínicos de los psicofármacos son 
materia de intensa discusión dadas las distintas posturas con que este tema 
puede abordarse (desde quienes sostienen que el psicofármaco debe 
utilizarse sólo en situaciones límite cuando fracasa toda otra intervención 
hasta quienes postulan su uso generalizado, casi cosmético). Mencionaré los 
usos clínicos más frecuentes (en lenguaje DSM-IV) sin detenerme en esta 
discusión, que considero sin embargo de gran importancia. 
3.1. Antidepresivos 
• Existen aproximadamente 20 ó 30 drogas antidepresivas en uso, no 
todas disponibles en todos los países. Coexisten los fármacos más 
nuevos junto a los clásicos (muchos de los cuales continúan en uso). 
En general, la eficacia clínica de los ATD más modernos no supera a 
la alcanzada por los tradicionales, pero presentan en muchos casos 
 5 
un perfil más favorable de efectos adversos. Por el otro lado, los ATD 
clásicos son mucho más económicos. 
• Los antidepresivos tienen una latencia al efecto (ver antes) de entre 
2 y 6 semanas. 
• Clasificación: 
o Clásicos: clorimipramina (Anafrnil), amitriptilina (Truptanol), 
nortriptilina (Ateben), etc. 
o Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina 
(ISRS): fluoxetina (Prozac), sertralina (Zoloft), citalopram 
(Seropram), paroxetina (Aropax). 
o Otros: venlafaxina (Efexor), milnacipran (Ixel), bupropión 
(Odranal), tianeptina (Stablon), mirtazapina (Remeron), etc. 
• Usos clínicos: episodios depresivos (tanto en cuadros unipolares 
como bipolares), distimia, trastornos de ansiedad (pánico, TOC, 
ansiedad generalizada, estrés postraumático, y otros). Otros usos: 
trastornos alimentarios, síndromes dolorosos, trastorno límite de la 
personalidad, trastornos de conducta, etc. 
3.2. Ansiolíticos e hipnóticos 
• Las antiguas drogas ansiolíticas (como los barbitúricos) fueron 
desplazadas hace varias décadas por las modernas benzodiazepinas 
(ver más adelante), que son fármacos mucho más seguros en la 
sobredosis y con un mejor perfil de efectos adversos. Las 
benzodiazepinas se utilizan como ansiolíticos e hinóticos, y existen 
drogas no benzodiazepínicas que sólo tienen efecto hipnótico (por lo 
cualse utilizan exclusivamente para el tratamiento del insomnio en 
sus diversas formas). 
• Todas las benzodiazepinas tienen, en distinta medida según cada 
droga, efecto ansiolítico, hipnótico, miorrelajante y anticonvulsivante. 
• Las benzodiazepinas son los psicofármacos más utilizados, en 
muchos casos sin prescripción ni seguimiento profesional. 
Conviene tener presente, entonces, que siempre se debe aconsejar a 
quien toma benzodiazepinas realizar los controles necesarios con el 
profesional que corresponda. 
• Tanto las benzodiazepinas como los hipnóticos tienen una corta 
latencia al efecto (desde minutos hasta pocas horas). 
• Clasificación: 
o Benzodiazepinas: clonazepam (Rivotril), alprazolam (Alplax), 
lorazepam (Trapax), diazepam (Valium), bromazepam 
(Lexotanil), etc. 
o Otros ansiolíticos: buspirona (Ansial), y otros que no se 
mencionarán aquí (tales como los fármacos bloqueantes beta, 
los antihistamínicos, etc.). 
o Hipnóticos sin efecto ansiolítico: zopiclona (Insomnium), 
zolpidem (Somit), zaleplon (Hipnodem). 
• Usos clínicos: trastornos de ansiedad (ansiedad situacional, estrés 
agudo, ansiedad generalizada, ansiedad de desempeño, pánico, etc.), 
insomnio, excitación psicomotriz, abstinencia a algunas sustancias 
(por ejemplo alcohol), etc. 
 6 
3.3. Antipsicóticos 
• A mediados del siglo XX aparece el primer antipsicótico de la era 
moderna de la psicofarmacología: la clorpromazina (Delay y Deniker 
fueron pioneros en el estudio de los efectos de este tipo de fármacos 
en las psicosis, especialmente en la esquizofrenia). Desde entonces 
hasta nuestros días se ha logrado diseñar un importante número de 
fármacos antipsicóticos, que en algunos casos mejoran a los 
anteriores y en otros no tanto. 
• Clasificación: hay distintas clasificaciones, pero la que utilizaremos 
aquí es la más moderna, que los divide en neurolépticos (o 
antipsicóticos clásicos o típicos) y antipsicóticos atípicos. Los 
antipsicóticos atípicos son más modernos y reciben este nombre 
porque, en dosis adecuadas, no producen efectos adversos 
extrapiramidales o lo hacen en una pequeña medida (rigidez 
muscular, enlentecimiento psicomotor, indiferencia afectiva, etc.). 
o Típicos: haloperidol (Halopidol), bromperidol (Bromodol), 
clorpromazina (Ampliactil), trifluoperazina (Stelazine), 
zuclopentixol (Clopixol), y varios otros. 
o Atípicos: risperidona (Risperdal), olanzapina (Zyprexa), 
clozapina (Lapenax), ziprasidona (Zeldox), quetiapina 
(Sepoquel), etc. 
• Los antipsicóticos tienen (todos) una latencia al efecto de al menos 
dos semanas. Durante los primeros días de farmacoterapia en el caso 
de una psicosis aguda, lo que se observa es una disminución del 
cuantum que se deriva precisamente de los efectos adversos 
(enlentecimiento psicomotor, etc.). El verdadero efecto antipsicótico 
(antidelirante y alucinolítico) comienza a aparecer recién luego de al 
menos dos semanas de tratamiento. 
• Usos clínicos: esquizofrenia, trastorno bipolar (en algunos casos y por 
períodos breves), depresión con síntomas psicóticos (en algunos 
casos y por períodos breves), trastornos delirantes, excitación 
psicomotríz o agresión, psicosis secundarias a intoxicaciones, 
síndrome confusional (también llamado delirium o falla cortical 
aguda), trastornos de conducta en el retardo mental, síndrome de 
Gilles de la Tourette, etc. 
3.4. Estabilizadores del ánimo 
• Son los fármacos que se utilizan en el tratamiento de la enfermedad 
maníaco depresiva (Trastorno bipolar del DSM IV). En general son 
drogas que deben tomarse por largos períodos (a veces de por vida) 
a modo de profilaxis (prevención) de descompensaciones en más o 
en menos. 
• Son, en conjunto, más eficaces en el tratamiento y la profilaxis de los 
episodios maníacos teniendo menor eficacia para los episodios 
depresivos (ante los cuales resulta necesario, en ocasiones, recurrir a 
un fármaco antidepresivo agregado al esquema). 
• La epidemiología del Trastorno bipolar es un tema polémico. Por 
motivos que no se discutirán aquí se tiende, en nuestros días, a la 
sobreutilización de este diagnóstico. Es especialmente importante no 
apurarse a poner el sello de bipolar a un paciente, entre otras cosas 
 7 
porque se trata de una condición crónica que debe ser tratada por 
largo tiempo o de por vida. 
• Clasificación: existe, por un lado, el litio y por el otro algunos 
antiepilépticos que han resultado eficaces en el tratamiento 
farmacológico de la enfermedad bipolar. 
o Litio (Ceglution): las sales de litio se utilizan desde hace cerca 
de dos siglos para tratar distintas entidades. Como 
estabilizador del ánimo se lo utiliza desde mediados del siglo 
XX, por lo que la experiencia clínica con este fármaco es 
bastante extensa. Aún se discute su mecanismo de acción. Es 
una de las drogas de primera línea en el tratamiento de la 
enfermedad bipolar. 
o Antiepilépticos: ácido valproico (Valcote), carbamazepina 
(Tegretol), oxcarbazepina (Trileptal), lamotrigina (Lamictal), y 
otros. 
• Usos clínicos: trastorno bipolar (manía aguda, hipomanía, depresión 
bipolar, episodios mixtos, mantenimiento en el trastorno bipolar), 
algunos casos de depresión unipolar como potenciadores de los 
antidepresivos, ciclotimia, etc. 
4. Preguntas, problemas, discusiones 
A continuación propongo discutir distintas preguntas e interrogantes. 
Las respuestas o apuntes que escribo al lado de algunas de ellas tienen la 
intención de estimular la polémica y no la de ponerles cerrojos definitivos. 
1. La medicina no es una ciencia 
Se trata más bien de una disciplina asistencial que se nutre, entre otras 
fuentes, de distintas ciencias como la biología, la química, la física, la 
antropología, la psicología, etc. Para algunos es una práctica más 
cercana al arte que a la ciencia. El discurso biológico (y el cientificista en 
general), sin embargo, tiene en nuestros días un peso relativo mayor 
que otros. Se propone discutir las posibles causas de este fenómeno y su 
impacto en la práctica de la psiquiatría y la psicofarmacología. 
2. ¿Sobre qué supuestos o modelos se hace investigación básica 
e investigación clínica en psicofarmacología? 
Es posible hacer un modelo animal más o menos aceptable de 
hipertensión arterial, diabetes, etc. (por ejemplo, en ratas). Pero ¿cómo 
diseñar un modelo animal de enfermedad psíquica (por ejemplo, de 
depresión)? ¿Es esto posible? A pesar de estas preguntas, la 
investigación básica (patogenia, efecto de fármacos) se realiza sobre 
modelos animales. ¿Son extrapolables los resultados? Es evidente que 
hay mucho por discutir al respecto. 
La investigación clínica (con seres humanos) en psicofarmacología se 
realiza diseñando grandes estudios en los que se estudia el efecto de un 
fármaco comparado con placebo (dividiendo a los participantes en dos 
grupos en forma aleatoria y sin que cada participante sepa qué está 
 8 
recibiendo). Para esto se seleccionan cuidadosamente los sujetos que 
ingresarán al ensayo clínico, aplicando lo que se conoce como criterios 
de exclusión. Estos criterios son, en general, muy estrictos, con lo cual 
se garantiza por un lado la homogeneidad de la muestra (favoreciendo 
así los resultados positivos) pero se la aleja de la población que pretende 
representar. ¿Son generalizables los resultados a la población general? 
¿Cuánto se parecen nuestros pacientes de la vida real a aquellos que 
participan de estos estudios, de los que surge buena parte del 
conocimiento moderno sobre psicofarmacología? 
3. ¿Cómo afecta la mencionada crisis de paradigma de la 
psiquiatría a la práctica psicofarmacológica? 
Dejamos la pregunta abierta, pero diremos lo siguiente: no se puede 
hablar de psicofarmacología en términos asépticos y pretendidamente 
objetivos. Existe una importante crisis teórica en la psiquiatría en medio 
de un panorama en el que juegan fuertes intereses económicos. Por el 
otro lado, se comete un grueso error al anatemizar al fármaco y a la 
neurociencia por provenir de un campodominado por el positivismo y 
por el afán de lucro. Los avances en el terreno de la neurociencia han 
sido muy importantes en la segunda mitad del siglo XX, impulsados en 
gran medida por el capital biotecnológico decidido a conquistar un nuevo 
y fabuloso mercado. Surgen así nuevos conocimientos, nuevas técnicas 
de exploración e incluso nuevas perspectivas terapéuticas que al ser 
tomados por una psiquiatría carente de programa científico adquieren un 
carácter decididamente reduccionista. No es la neurociencia la que debe 
ubicarse en un marco epistemológico más amplio e integrado sino la 
propia psiquiatría (disciplina con pretensión holística) la que debería 
integrarla en un sistema teórico capaz de otorgarle un sentido científico 
y ético dentro del terreno de la Salud Mental. 
4. ¿Qué ocurre con la crisis de los otros discursos en el campo de 
la Salud Mental? 
La psiquiatría no es la única disciplina en crisis dentro del mencionado 
campo. El psicoanálisis, por ejemplo, atraviesa desde hace décadas su 
propia crisis, determinada por una variada gama de factores que no se 
discutirán aquí y que desembocaron en una pérdida de terreno y un 
debilitamiento de la fuerza de su discurso. La dicotomía entre 
psicoanálisis y psiquiatría/psicofarmacología es básicamente falsa, y las 
posiciones extremas no hacen otra cosa que acentuar el solipsismo del 
primero y la arrogancia vacía de la segunda. 
5. ¿Cuándo debería un psicólogo que conduce una psicoterapia 
consultar con un psiquiatra? 
Este es un interesante punto para discutir en grupo. ¿Existen 
indicaciones precisas? 
 9 
6. ¿Cómo se debería realizar una derivación en consulta? 
Quienes tengan alguna experiencia clínica coincidirán en que detrás de 
esta pregunta aparentemente banal existe mucha tela para cortar. 
Cuando un terapeuta envía a su paciente en consulta con un psiquiatra, 
¿está esperando una opinión o directamente una prescripción? ¿Y si el 
psiquiatra opina que no es necesaria una intervención 
psicofarmacológica? Cada vez es más frecuente (a diferencia de lo que 
sucedía hace dos o tres décadas) que los psicólogos aconsejen a sus 
pacientes consultar a un médico psiquiatra. ¿Cómo puede explicarse este 
fenómeno? Entre paréntesis, la misma existencia de esta charla en la 
facultad de Psicología testimonia la mencionada tendencia. 
7. ¿Quién conduce el tratamiento cuando se trabaja en conjunto? 
Dejamos esta pregunta abierta a la discusión. 
8. ¿Qué espera un psicólogo de un psiquiatra cuando envía un 
paciente en consulta? 
¿Espera acaso que el psiquiatra prescriba un tratamiento farmacológico 
en la primera entrevista? Comúnmente se espera que el psiquiatra que 
oficia de farmacólogo haga una intervención rápida que incluya la 
prescripción de un fármaco y luego cite al paciente treinta días después. 
¿Es este un procedimiento correcto? ¿No es acaso la intervención del 
psiquiatra, también, psicoterapéutica por definición? 
9. ¿Qué se puede esperar de un psicofármaco? 
10. ¿Hablan de lo mismo un médico psiquiatra y un psicólogo 
cuando conversan sobre un paciente? 
11. ¿Quién (médico o psicólogo) tiene mayor responsabilidad 
ética? ¿Y legal? 
12. ¿Deberían los psicólogos poder prescribir psicofármacos, 
como se pretende en algunos estados de los EE.UU? 
5. Bibliografía y lecturas recomendadas 
1. Angell, M.: “Is academic medicine for sale?” New England Journal of 
Medicine, 2000; 342: 1516-1518. 
2. Jufe, G.: Psicofarmacología Práctica. Polemos, Buenos Aires, 2001. 
3. Jufe, G y Wikinski, S.: El tratamiento farmacológico en psiquiatría. 
Panamericana, Buenos Aires, 2005. 
4. Ricón, Lía: Problemas del campo de la Salud Mental. Capítulo 5. 
Paidós, Buenos Aires, 1995. 
5. www.nofreelunch.org (Se recomienda visitar este sitio para observar 
el fenómeno desde la perspectiva de una ONG crítica del accionar de la 
industria farmacéutica.) 
 10 
http://www.nofreelunch.org/
	Breve introducción a la psicofarmacología
	para estudiantes de psicología
	1. Introducción
	2. Algunos conceptos básicos
	2.1. Sobre Farmacología
	2.2. Sobre la prescripción
	2.3. Sobre la complejidad de los fenómenos aludidos
	3. Los grupos de psicofármacos
	3.1. Antidepresivos
	3.2. Ansiolíticos e hipnóticos
	3.3. Antipsicóticos
	3.4. Estabilizadores del ánimo
	4. Preguntas, problemas, discusiones
	1. La medicina no es una ciencia
	2. ¿Sobre qué supuestos o modelos se hace investigación básica e investigación clínica en psicofarmacología?
	3. ¿Cómo afecta la mencionada crisis de paradigma de la psiquiatría a la práctica psicofarmacológica?
	4. ¿Qué ocurre con la crisis de los otros discursos en el campo de la Salud Mental?
	5. ¿Cuándo debería un psicólogo que conduce una psicoterapia consultar con un psiquiatra?
	6. ¿Cómo se debería realizar una derivación en consulta?
	7. ¿Quién conduce el tratamiento cuando se trabaja en conjunto?
	8. ¿Qué espera un psicólogo de un psiquiatra cuando envía un paciente en consulta?
	9. ¿Qué se puede esperar de un psicofármaco?
	10. ¿Hablan de lo mismo un médico psiquiatra y un psicólogo cuando conversan sobre un paciente?
	11. ¿Quién (médico o psicólogo) tiene mayor responsabilidad ética? ¿Y legal?
	12. ¿Deberían los psicólogos poder prescribir psicofármacos, como se pretende en algunos estados de los EE.UU?
	5. Bibliografía y lecturas recomendadas

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