Gobernanza y Administración Pública

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Álvarez Frías Frida Daniela / 317097326 
Gobernanza y Administración Pública Inteligente: un enfoque novedoso para 
una gestión revitalizada. 
RESUMEN: la globalización y todos los retos que trae consigo, condicionan la 
eficacia y excelencia de las administraciones públicas. Frente a nuevos retos deben 
existir nuevas formas de responder a las necesidades de la población, de igual 
manera, así como la administración pública debe adaptarse al cambio, también 
debe ser impulsora de ello. 
Palabras Clave: gobernanza, administración pública inteligente, globalización, 
innovación, cambios, adaptación, modernización, gobierno, preparación, buen 
desempeño, conocimiento. 
Con el paso de los años, la administración ha sufrido varios ajustes en pro de su 
buen desempeño en la sociedad. Actualmente, el fenómeno conocido como 
globalización ha transformado los parámetros y el entorno con los que estas 
administraciones trabajaban. Ante la incertidumbre de no saber cómo responder a 
demandas más complejas, surge la Administración Pública Inteligente, un modelo 
aplicado por numerosos gobiernos del mundo con un aparente éxito. 
A lo largo de este texto, definiremos el concepto de Administración Pública 
Inteligente, así como responderemos –no sin antes hacer una hipótesis- la siguiente 
pregunta: ¿Qué efecto tiene el modelo de la Administración Pública Inteligente en 
la gobernanza? La hipótesis o respuesta tentativa es: los efectos de este modelo 
radican en la mejora de la calidad y el desempeño de la gobernanza, así mismo 
también mejora y profesionaliza a los servidores públicos para desempeñar un 
trabajo ejemplar. 
Fortalecer la eficiencia del trabajo en la Administración Pública siempre ha sido un 
objetivo y ahora más que nunca, un reto. Los nuevos retos globalizados de la 
gobernanza – modificación y ajustes- en ocasiones provocan miedo por la 
incapacidad de reaccionar positivamente ante el cambio. Modelos como la 
Administración Pública Inteligente ayudan a las instituciones de gobierno a 
adaptarse mejor y dejar atrás los miedos. Podemos definir a la Administración 
Pública Inteligente como “aquella capaz de adaptarse al entorno y momento en el 
que vive y hace todo lo posible por ponerse al servicio de los ciudadanos” (Varela 
Arévalo, 2015). 
Lo que hace la Administración Pública Inteligente en la gobernanza es dotarla de 
herramientas y estrategias que la conduzcan a ella y a su personal hacia la 
modernidad. Algunas de las estrategias serían: generación de códigos de ética, 
manuales del buen empleado, creación de espacios para la innovación y la 
participación en grupos de trabajo. 
La gobernanza moderna permite que los trabajadores apliquen conceptos 
modernos y que ellos mismos se conviertan en impulsores de la modernidad. Para 
esto, la Administración Pública Inteligente requiere que las instituciones pongan en 
marcha programas de capacitación o impulsoras del conocimiento y aprendizaje 
constante, pues la “innovación no será posible si el conocimiento no fluye…” (Varela 
Arévalo, 2015). 
Una vez adoptadas modernizada la gobernanza, esta podrá responder más fácil y 
eficientemente, las demandas de la población a la que atiende. Al asumir a la 
Administración Pública Inteligente como modelo de modernización y adaptación, 
será más fácil convertir a las instituciones de gobierno en instituciones más 
productivas, éticas y más dispuestas a trabajar por el bien de su sociedad. 
Para concluir, podemos decir que en este texto pudimos apreciar lo que es una 
Administración Pública Inteligente, así mismo nuestra hipótesis o respuesta 
tentativa es cierta, dado que este modelo administrativo está diseñado para la 
mejora de la gobernanza. Además, la Administración Pública Inteligente es una 
oportunidad de cambio para las instituciones y aún más importante, es un recurso 
primordial para adaptarse a la globalización. 
Referencia: Varela Arévalo, L. (2015). Gobernanza y Administración Pública 
Inteligente: un enfoque novedoso para una gestión revitalizada. Revista 
Centroamericana de Administración Pública, 68, 187-226.